Las
Leyes Espirituales que Gobiernan la Humanidad y el Universo
Lonnie C. Edwards
Las
Leyes Espirituales que Gobiernan la Humanidad y el Universo
Ediciones Rosacruces, SL
Ediciones Rosacruces, SL Apdo. de Correos 199 08140 Caldes de Montbui Barcelona (España) © de la Orden Rosacruz AMORC Gran Logia Suprema, 2011 Título original: Spiritual Laws that Gobern Humanity and Universe Traducción: Gran Logia Española Imagen de Portada: Michal Eben, FRC, Gran Maestro de la jurisdicción checa y eslovaca de la AMORC Todos los derechos reservados ISBN: 978-84-95285-55-3 Depósito Legal: B. 23985-2013 Impreso por: Publidisa Primera edición en español: Octubre 2013 Barcelona (España) Colección Espiritualidad www.edicionesrosacruces.es info@edicionesrosacruces.es Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, copiada, vendida o transmitida de forma alguna, ya sea de modo electrónico o mecánico, fotocopiada, grabada o de otra manera, sin la autorización expresa y por escrito del editor. Las ideas y opiniones expresadas en la presente obra corresponden exclusivamente al pensamiento de su autor y pueden no representar la postura oficial de la AMORC.
Agradecimientos y Dedicatoria Me gustaría agradecer y reconocer el apoyo del Gran Maestro de la AMORC, Julie Scott, pues ella concibió la idea de este ensayo. Su entusiasmo y ánimo han hecho posible este libro. También me gustaría expresar mi agradecimiento por la inspiración, la luz y el amor recibidos por nuestro Imperator, Christian Bernard y la Orden Rosacruz AMORC. Agradezco el indispensable, incansable, constante y dedicado apoyo de mi hermana, Lonnette Edwards, mientras se preparaba este trabajo para su publicación. Este ensayo está dedicado a Dios, ese Ser Supremo que está dentro de cada lector, de cada persona, y cuyo espíritu fluye a través de cada palabra impresa en estos ensayos, que pueden servir para inspirar, bendecir, iluminar y curar a toda la humanidad.
Lonnie C. Edwards, MD Febrero 2005 Chicago, Illinois
Índice El Compromiso con el Alma …….………….……………………. 11 La Continuidad de la Vida y el Mundo de las Relaciones .... 21 Creando y Manteniendo la Energía Espiritual ……………….. 29 Creando Paz y Amor Incondicional …………………………….. 35 Desapego ………………………………………………………………… 49 La Esencia de la Enseñanzas de la Orden Rosacruz …………. 55 El Perdón y el Alma que Mora en Nosotros ………………..…. 63 Un Sendero Interno hacia la Reintegración y la Maestría …. 77 La Ley de Causa y Efecto …………………………………………… 89 La Ley del Amor ………………………………………………………. 99 La Ley del Pensamiento …………………………………………… 107 Los Eternos Símbolos de la Luz, la Vida y el Amor ..……… 123 El Plan ………………………………………………………………….. 129 Una Llamada a la Sanación y a la Paz ………………………….. 141 Epílogo ………………………………………………………………… 157
“…has experimentado
varias culturas, razas,
credos y creencias en tu camino hacia la
Evolución. Respeta todo esto, porque forma parte de ti…”
El Compromiso con el Alma
CAPÍTULO I
El Compromiso con el Alma verdadero espíritu místico, tal y como nosotros lo E lpracticamos, necesita tiempo y dedicación para ser fortalecido, avivado y renovado. Nunca antes en la historia de la humanidad ha tenido el alma humana tal necesidad de expresarse a sí misma a través de la personalidad. De la misma forma, no ha existido antes mejor momento para la humanidad, tanto individual como colectivamente, para honrar y comprometerse con la inspiración e integridad del alma que mora en nosotros. La personalidad del alma y sus facultades intelectuales deben darle libertad para expresarse por sí misma a través de las actividades humanas, sin obstáculo alguno. Debemos prepararnos antes de que el alma pueda expresarse a través de este medio y desear que todo aquello que interfiera con la expresión del amor y la unidad del Ser, propias del alma, sea eliminado y remplazado por la luz. La personalidad debe regenerarse, iluminarse, disciplinarse, purificarse y dedicarse al servicio de la humanidad y a la gloria de Dios. Desde un punto de vista práctico, debemos tratar de ser conscientes de todo pensamiento, sentimiento o intención negativa, destructiva o malévola que pueda bloquear el flujo de luz irradiado por el alma. Cuando se trabaja para que el alma exprese sus atributos a través de la personalidad, se desa11
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rrolla una sensación de plenitud, alegría y seguridad. El deseo y la ambición de naturaleza egoísta disminuyen. No hay deseo de poder sobre ninguna persona, lugar o condición. En vez de ello, el alma comienza a inculcar una sensación de inocencia. Un compromiso para expresar el Yo superior trae consigo muchos menos prejuicios hacia los demás. Las críticas hacia nuestros hermanos, especialmente cuando parece que han tropezado en el camino, cometen un error, o expresan una opinión marcadamente diferente de la nuestra, se desvanecen en la insignificancia. Expresando las cualidades del alma se desarrolla el deseo de tener un flujo constante de amor divino a través del corazón en nuestras relaciones personales. Mientras este amor fluye, transmite el deseo de ser la única energía que sale de nuestra mente y de nuestro corazón. Uno de los propósitos del alma universal, como extensión especial de Dios en el interior de cada ser vivo, es desarrollar la personalidad del alma individual. La personalidad del alma evoluciona hacia la maestría y expresa cualidades divinas de forma cada más perfecta. Antes de entrar en el plano terrenal (físico) y mientras permanece en el reino cósmico, la personalidad del alma desea, comprende y acepta esta realidad. No piensa ni actúa como la mente humana, ni tiene sus miedos tradicionales, su entendimiento limitado y sus reservas; todo ello es propio de la personalidad humana. La personalidad del alma, guiada por la sabiduría y la voluntad de Dios, desea y decide exactamente qué experiencias necesita para lograr su misión: La unidad divina con Dios. Para lograrlo, se hace tal y como es el Creador mismo: bondadosa, cariñosa, indulgente, clemente y paciente. La personalidad del alma y Dios son inseparables durante este viaje terrenal y humano, y siempre está disponible para guiarte y 12
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llenarte de Amor incondicional y comprensión en todo lo que hagas. El alma te anima a ser proactivo en todas tus experiencias; ser reactivo resulta destructivo. El contacto y la unidad con el alma trae comprensión y respuesta a tus preguntas. Dios nos ha creado de tal forma que, dentro de cada uno de nosotros hay un lugar especial, un santuario interno dispuesto para la comunión espiritual. En este lugar, tu Maestro te espera. Busca el contacto con este Maestro interior. Nadie puede entrar en este lugar excepto tú. El Maestro siempre está ahí. Cuando la personalidad del alma abandona el reino cósmico con las lecciones que debe aprender, contrae el compromiso de realizar su misión aquí, en el plano físico, conservando la sabiduría adquirida en encarnaciones anteriores. Con el primer aliento de vida, la personalidad del alma entra en el cuerpo y se da cuenta de que está atrapada en esta entidad física de sentidos aún sin desarrollar y una conciencia mínima. Un bebé recién nacido no está preparado para comunicarse o interactuar con el mundo físico de forma inteligible. No obstante, este mundo físico, con sus experiencias y contacto humano, es absolutamente esencial para el trabajo que el alma aceptó con el propósito de evolucionar y manifestar las cualidades divinas. La personalidad del alma, respondiendo a las leyes e instrucciones de Dios, continúa el proceso de crear los importantes instrumentos físicos a través de los cuales trabajará y se desarrollará. Esto incluye los cinco sentidos físicos, el sistema endocrino y los centros psíquicos, así como el sistema nervioso central, simpático y espinal. Todos ellos están activos, creciendo gradualmente y desarrollandose constantemente. De 13
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los componentes físicos del cuerpo el más notable es el cerebro, junto con sus atributos, el intelecto, los deseos y las emociones. El resultado es un maravilloso y eficiente instrumento físico; un templo perfecto en el que habitará el alma. La personalidad del alma dedica tanta atención, energía y esfuerzo a desarrollar el cuerpo físico y sus facultades, que olvida su verdadera identidad, misión y propósito. Comienza a identificarse con el cuerpo. Sin embargo, bajo la luz divina comienza a entender su verdadera naturaleza, su Ser. Se trata de comprender que el cuerpo físico, con sus maravillosos atributos, no constituye su verdadero yo. De esta forma, el viaje de regreso a casa comienza, el viaje para expresar las cualidades divinas. Consideremos la mente por unos instantes. La mente es parte de la Mente Universal. Podríamos concluir que una de las funciones de la mente es transmitir la voluntad y los deseos del alma al cerebro. La mente es, verdaderamente, el gran sexto sentido, un instrumento especial diseñado para servir al alma. El estudiante de misticismo necesita meditar sobre los conceptos relacionados con la realidad del cuerpo físico y su relación con el alma; sobre la misión y propósito de la misma. Ser conscientes y comprender esto nos permite comprometer nuestras vidas con el propósito de Dios. El alma que mora en nosotros es amor, luz y amor, y trabaja de acuerdo con la ley cósmica del amor. Buscamos establecer esta identidad y expresar los atributos del alma a través de nuestra personalidad humana. Manifestamos la luz, el amor y la paz cuanto más nos esforzamos por ser tolerantes, amables, bondadosos, idealistas y desinteresados. Esta actitud establece una sintonía armoniosa y entabla una relación con las fuerzas 14
El Compromiso con el Alma
cósmicas creativas. El alma comenzará a manifestarse cada vez más en nuestras vidas diarias. ¿Qué podemos hacer para crear, construir y expresar estas cualidades en nuestras vidas ahora? Tenemos que comenzar el proceso, a pesar de las dificultades, las relaciones y los problemas que podamos tener o que puedan llegar en el futuro. A través del estudio, la observación, la oración y el deseo, podemos comprometernos con nosotros mismos a desarrollar y manifestar un corazón y una mente llenos de amor, mientras mostremos una mayor generosidad. Debemos estar decididos a aumentar nuestra disposición a perdonar, a pasar por alto las debilidades y los errores. Debemos estar dispuestos a tender la mano a aquellos que parecen tropezar. Tenemos que aprovechar cada oportunidad para mantener una mente abierta, tolerante y paciente. Aprender a aceptar y amar todas las formas de vida, incluyendo aquellas que se sacrifican para nuestra alimentación, comodidad y placer emocional. Debemos negarnos a permitir que nuestra conciencia esté atada únicamente a lo visible, lo terrenal, lo negativo o a pensamientos intolerantes de cualquier clase, especialmente aquellos referidos al credo, la cultura o la nacionalidad. Seamos conscientes de que en el transcurso de las numerosas encarnaciones que hemos vivido, hemos experimentado varias culturas, razas, credos y creencias en nuestro camino hacia la evolución. Respeta todo esto porque es parte de ti o lo será en el futuro. En esta vida se te da la oportunidad de vivir y practicar cualquier cosa que hayas aprendido en tus vidas y experiencias pasadas. De acuerdo con la Ley Cósmica, si no hacemos esto, nuestro “programa educativo” será revisado. Tendremos que volver a repetir las experiencias hasta que
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hayamos aprendido y practicado. Consulta con tu alma interior y permite que ella te guíe y recorra el sendero contigo. Concédete un momento de tranquilidad para entrar a tu santuario interior. Armonízate con tu Maestro interno. Una forma de hacer esto es alcanzar un estado de quietud, incluso antes de sentarte, afirmando mentalmente: “Tengo la intención de estar en comunión con Dios y con mi alma”. O también serviría algo como “Intento comulgar con mi Mente Superior”. Entonces, siéntate cómodamente, permanaciendo tranquilo, mientras respiras lenta y profundamente, relajándote y centrando tu atención en el movimiento de la respiración. Afirma mentalmente tus intenciones, tantas veces como sea necesario para que sea algo sincero en tu corazón y en tu mente, de modo que comience el proceso y tomes el control. Cuando esto suceda, sentirás la emoción de una unión sagrada y una sensación de relajación. Al repetir este ritual diariamente, irás poco a poco empezando a sentir una gran paz espiritual en tu corazón y tu mente. El éxito al utilizar esta oración, puede llegar tanto consciente como inconscientemente. Incluso cuando creas no haber sentido nada, habrás alcanzado un importante grado de éxito. La gran Ley del Amor gradualmente se convertirá en la ley de tu ser y en el propósito de tu vida. Reconoce el amor y la belleza como la esencia única de toda la existencia, las fuerzas más dinámicas y curativas del universo. Aprende a verlas y sentirlas a tu alrededor, en tu camino. Elige activamente que este amor gobierne la forma en cómo tratas con la gente, los lugares y las circunstancias. Engendra un compromiso sincero con el alma y experimenta la auténtica paz interior. El miedo y el resentimiento no existen allí donde esta ley gobierna. Tú estás realmente dedicado al propósito del alma 16
El Compromiso con el Alma
cada vez que actúas de acuerdo con esta ley cósmica y universal. Puedes experimentar la misma infusión de espíritu que inspiró a San Francisco de Asís al escribir los siguientes versos mientras se hallaba en contacto con el Infinito: “Señor, hazme un instrumento de tu Paz. Donde haya odio, que yo ponga Amor. Donde exista la ofensa, que yo ponga el Perdón. Donde reine la discordia, pueda crear la Unión. Donde exista el error, que yo ponga la Verdad. Donde haya duda, que yo ponga la Fé. Donde exista desesperación, permíteme dar Esperanza. Donde haya oscuridad, que yo ponga Luz. Donde exista tristeza, que yo ponga Alegría. ¡Oh Señor! Que no busque tanto ser consolado, como consolar, ser comprendido, como comprender, ser amado, como amar. Por que es dando como recibimos, es olvidándonos de nosotros, como nos encontramos; perdonando, como somos perdonados, y muriendo, como renacemos a la Vida Eterna.” Sé consciente para siempre, de que tú eres una fuente del amor y la luz de Dios. ¡Que así sea!
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Apliquemos lo que hemos aprendido… Ejercicio para fortalecer el compromiso con el alma Siéntate cómodamente en una silla con los pies bien apoyados sobre el suelo y las manos sobre las rodillas. Despacio y suavemente toma siete respiraciones profundas. Haz una pausa y cuenta hasta cuatro tras cada inhalación y a continuación abre la boca y exhala lentamente. Cierra los ojos, contempla la naturaleza del alma a la luz del capítulo que acabas de leer. Después abre tus ojos y lee en voz alta las siguientes afirmaciones, haciendo una breve pausa para poder observar su especial significado y vivir cada una de ellas como una auténtica realidad: 1. Sí, soy un alma viviente. 2. Estoy siempre envuelto dentro del alma misma de Dios. 3. Mi cuerpo es un instrumento perfecto del alma que mora en mi. 4. Sí, habito en este maravilloso y magnífico cuerpo por el que estoy agradecido. 5. Tengo la intención de expresar la luz y el amor del alma a través de mí, hacia todo con lo que tengo contacto y que está a mi alrededor. Una vez terminada tu contemplación, da gracias. Puedes recitar cualquier oración que desees y enviar pensamientos de amor y luz cósmica a todo el mundo y a todos aquellos con quienes estás en contacto. Después, toma cinco respiraciones pausadas y, entonces, escribe en tu diario cualquier impresión 18
El Compromiso con el Alma
o significado que quieras conservar. Vuelve a tus actividades cotidianas una vez terminado el ejercicio.
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“La Vida… es un trabajo creativo en el que nosotros somos los artistas,
arquitectos, ingenieros y constructores.”
La Continuidad de la Vida y el Mundo de las Relaciones
CAPÍTULO II
La Continuidad de la Vida y el Mundo de las Relaciones
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a vida se expresa a sí misma como una gran y gloriosa continuidad, un fluir eterno y constante. La vida comienza, protegida por un útero sano y luego comienza a fluir desde la infancia hasta la niñez, la adolescencia, la edad adulta y, por fin, hasta nuestros años de madurez. Cada una de estas etapas de la vida está íntimamente conectada con la etapa anterior. A causa de esta interconexión, cada fase de la vida recibe y ejerce una poderosa influencia sobre las etapas que la preceden y las que la siguen. Para entender verdaderamente este concepto y hacer un uso práctico de su valor, enseñándonos la mejor forma de satisfacer nuestra vida, primero debemos ampliar nuestra comprensión de quiénes somos realmente. ¿Cuál es el propósito esencial de nuestra vida? ¿Qué siginifica que estamos destinados a contribuir a la plenitud de la vida? Mientras nos preguntamos por estas cuestiones, tenemos que dejar de pensar en nuestro propósito y sentido como un ser singular y confinado exclusivamente al pequeño período de tiempo que vivimos en esta tierra. Por el contrario, debemos comenzar a pensar en nuestras vidas y nuestra contribución como una parte de esa gran y gloriosa continuidad que compartimos en el espacio y el tiempo. Nuestra unidad en esta cadena de
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acontecimientos, de la que somos parte y a la que realizaremos nuestro aporte, perfecciona y desarrolla esa continuidad en este plano para los siglos venideros. Al mirar la cara de un recién nacido, veo una pequeña imagen y un reflejo de esa continuidad. Con mi visión interna, puedo ver a ese niño tratando de convertirse en una parte viviente de la estructura social. Incluso antes de esto, puedo visualizar al niño nonato, preparándose para venir como un recién nacido, desarrollando su cuerpo físico y sus distintos sistemas, a saber: el endocrino, el cardiovascular, el reproductivo y así sucesivamente. Puedo contemplar el cuerpo espiritual del infante esforzándose por “transformarse” –buscando su alimento de amor, tranquilizado por los sonidos rítmicos y los pensamientos armónicos. Veo “la mente” aprovechando todo esto, como si lo empujase a alcanzar su mejor potencial. Veo al precioso bebé tomando forma a partir de su potencial innato y de su ambiente externo. A lo largo de la continuidad de la vida somos llamados a ayudar este pequeño reflejo de nosotros mismos –y de nuestro gran yo colectivo– a liberar todo su potencial. La totalidad de la vida está en nuestras manos, y somos parte de esa totalidad. Así como la vida de este niño renace en el entorno terrestre, también lo hace a un “mundo de relaciones personales”. Las características, significado y propósito de estas relaciones, varían con respecto a su carácter, calidad y cantidad. Pueden ser agradables, desafiantes, estimulantes, gratificantes, espirituales, amorosas o de muchas otras clases. Todas estas relaciones están diseñadas para ayudar al pequeño en su crecimiento y desarrollo y le dan la oportunidad de aportar algo a 22
La Continuidad de la Vida y el Mundo de las Relaciones
esa gloriosa continuidad, al fluir eterno de la vida. Los viajes y experiencias del niño son un reflejo de los nuestros. Las relaciones caracterizan nuestra vida terrenal. La forma y actitud con que afrontamos estas relaciones determina su resultado global, así como el efecto que tendrán sobre nuestra sensación de bienestar físico, mental, emocional o espiritual. Todas las relaciones nos dan una oportunidad para que la Divinidad fluya a través de nosotros. Cuando la Divinidad creativa fluye en nosotros, se conecta con la de los demás y el contacto produce más luz. Cuando nuestra conciencia observa esto, el sentimiento o sensación de separación se disuelve. La realización llega al experimentar esta “única vida” secretamente velada en muchos cuerpos diferentes. Nuestro reto consiste en ver y vivir más allá de la apariencia de este velo. Este mundo de relaciones nos proporciona la oportunidad de participar constructivamente en el glorioso fluir de la vida y en el desarrollo de la Inteligencia Divina Universal en todas las cuestiones humanas. Estas relaciones incluyen a los seres humanos y a toda forma de vida. Se encuentran en todos los niveles y actividades de organizaciones, grupos, individuos, familias, amigos, tribus y clanes. Todas estas relaciones diferentes nos dan las mismas oportunidades, pero si las afrontamos con una visión más amplia de la unidad, nos veremos a nosotros mismos en aquellos con quienes interactuamos. Es necesario ver más allá y a través de los velos ilusorios que nos separan. Además, siendo conscientes de la Divinidad interior, podemos ver el rostro de lo Divino en aquellos con quienes nos relacionamos.
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Tenemos la capacidad innata de ser la Divinidad, y permitir que lo Divino fluya a través de nosotros hacia los demás. Intuitivamente, cuando pensamos en lo Divino, pensamientos de luz, amor, belleza, paciencia, entendimiento y compasión inundan nuestra mente y conciencia. Cuando asumimos la actitud de la Divinidad, nuestras relaciones se llenan de significado, y percibimos y alcanzamos las lecciones cósmicas que nos aportan. Este es el medio por el que el grandioso y glorioso fluir de la vida evoluciona y contribuye con toda la humanidad. En el mundo de las relaciones debemos tomar decisiones. Según nos desarrollamos en este mundo, descubrimos que existen alternativas a las acciones, pensamientos, motivaciones o creencias con que nos enfrentamos. Para poder elegir sabiamente, necesitamos ser siempre conscientes de los recursos que podemos utilizar. Pensar con prudencia y ser capaces de analizar nuestros pensamientos, son algunos de estos recursos, así como equilibrar nuestra voluntad y nuestras emociones. Así mismo, tenemos que tener un poco de previsión de cara al futuro, que nos permita considerar las consecuencias de nuestros actos. Reconocer estas elecciones es algo extremadamente importante para el estudiante que busca el crecimiento interior y la espiritualidad. Debemos adquirir el arte de ser conscientes y de ejercer y demostrar sabiduría a la hora de elegir. En el proceso de aprender a tomar sabias decisiones, se desarrollan muchos atributos espirituales. Como seres humanos, reconocemos que el libre albedrío es un atributo humano inherente y un derecho. También tenemos que darnos cuenta que debemos asumir y vivir con nuestras elecciones y preferencias,
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ya sean buenas o malas. El estudiante debería considerar esto no sólo como un derecho, sino como un don divino. Se nos enseña que tenemos que caminar entre los pilares opuestos. Esto significa que también debemos lidiar con los pares de opuestos. De esta forma, aprendemos a superponer un principio superior sobre otro inferior. Aquí es donde aprendemos a distinguir entre conceptos como “bueno”, “mejor” y “lo mejor”, y a percatarnos de que el bien común trasciende el interés propio y el ego. Es cuando el estudiante sincero comienza a ejercitar el libre albedrío y gradualmente usa su tremendo poder para propósitos espirituales –para la acción correcta y la relaciones correctas. Debemos ser cada vez más conscientes de que la vida, con sus innumerables experiencias, no es algo que sucede espontáneamente; es un trabajo creativo en el que nosotros somos los artistas, los arquitectos, los ingenieros, los constructores. Experimentando el caos, a veces aprendemos incluso cómo tomar las mejores decisiones en nuestra vida. Las preguntas parecerán ser más simples y más importantes todavía. Para el estudiante que llama y busca a su Maestro interior, y por lo tanto estrecha la distancia con su alma, esta influencia hará que la línea de las elecciones se haga más clara y esté mejor definida. ¡Que así sea!
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Apliquemos lo que hemos aprendido… Ejercicio para contemplar la continuidad de la vida (Léelo en voz alta o en silencio tres veces antes de realizarlo) Siéntate a meditar por un breve momento, considerando esta cuestión de la continuidad de la vida y cómo has sido parte de este importante aspecto de tu existencia. Entonces visualiza tu participación en la vida presente.
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“La vida gradualmente
deja de estar sin diseño, y sus experiencias dejan de ser algo sin sentido o propósito.”
CAPÍTULO III
Creando y Manteniendo la Energía Espiritual verdadero Ser está hecho a imagen y semejanN uestro za de Dios, del Ser Supremo, el Supremo Creador.
Esto se ha repetido y escrito muchísimas veces. Consciente o inconscientemente, comenzamos a buscar esa imagen de la que hemos sido creados. Por medio de esta búsqueda, adquirimos el deseo de saber quiénes somos realmente –de descubrir nuestro verdadero Ser. Ese anhelo por conocer y esa búsqueda eterna, nos ha llevado a una conciencia de adoración, culto, alabanza, agradecimiento, servicio y oración. La naturaleza misma de nuestra alma comienza a infundirse y a manar a través de nuestros pensamientos, sentimientos y palabras. Esto puede ser escuchado humilde, sincera y silenciosamente, pronunciando con alabanza y adoración la siguiente invocación: “Dios de nuestro Corazón, Dios de nuestra Realización; Tú que eres el Creador de toda la vida, visible e invisible, manifestada y oculta, Creador de todas las estrellas, los planetas y los mundos; Padre y Madre de cada alma; Tú, Oh Dios, el Todopoderoso, el Omnisciente, el Ser Omnipresente, cuya morada está en todas partes, in-
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cluso en los corazones de la humanidad – individual y colectivamente; te hablaremos y adoraremos en esta hora. Sintoniza y armoniza nuestras almas con la tuya, con la intención de que nuestros cuerpos físicos puedan transformarse y continuar siendo un templo perfecto en el que morar, una parte y una extensión de Ti mismo. Oh Dios, reconocemos y creemos que toda curación – física, mental y espiritual –es divina. Todo lo bueno que hemos hecho y hacemos es porque Tú has bendecido nuestros esfuerzos, recompensado nuestra fe y la fe de aquellos a quienes hemos servido. Ayúdanos a darnos cuenta de que toda persona es un alma, incluso nosotros mismos. Por la mística Ley de la Asunción, permítenos identificarnos con nuestros hermanos y hermanas para reconocer mejor sus necesidades, y una vez sabido esto, ayudarlos. Que a todo el conocimiento adquirido y disponible, sea agregado el don divino de la intuición, para que los errores de juicio sean cada vez menores. A través de la desarmonización y la pérdida de sintonía perfecta contigo, podemos errar temporalmente a la hora de interpretar y entender las necesidades de nuestros hermanos, o darles un mal consejo. En tales circunstancias, Oh Dios, inspira a nuestros hermanos y hermanas a fin de que sean guiados para no elegir o aceptar lo que nosotros hemos aconsejado mal. Dios, ayúdanos a ser conscientes de que aun cuando hayamos tratado con las preocupaciones y necesidades físicas o materiales de nuestros hermanos y hermanas, todavía no hemos finalizado nuestra labor.
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