La Belleza, Atrayente y Negativa, Desde la Perspectiva de Baudelaire y Lautrémont

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PAMELA GARCÍA BERMÚDEZ

Baudelaire, Lautreamont, Dalí La Belleza, Atrayente y Negativa, Desde la Perspectiva de Baudelaire y Lautrémont.


IDEA: La Belleza, Atrayente y Negativa, Desde la Perspectiva de Baudelaire y Lautrémont. RELACIÓN: Grabados de Salvador Dalí en torno a Les Chants de Maldoror de Isidore Ducasse, Conde de Lautrémont.

El autor de los grabados en su totalidad es Salvador Dalí, todas las piezas poseen título propio pese a englobarse bajo una temática común, los nombrados en el presente trabajo serán Quelque Chose a eu lieu y Jeune fille au crâne, ambos del año 1934. Las obras se encuentran repartidas en diversas colecciones privadas, la técnica que se utiliza es la del aguafuerte sobre papel, el promotor de la obra será Albert Skira, editor de origen suizo que mantuvo contacto con el grupo de artistas surrealistas por emprender el proyecto de una edición artísticoliteraria. Dada la diáspora de los grabados, las imágines utilizadas en el escrito que a continuación sigue, han sido tomadas del artículo “Víctimas y Verdugos En Las Ilustraciones de Les Chants de Maldoror de Dalí”,

cuyo autor es Ivan Moure Pazos, investigador de la

Universidad de Santiago de Compostela. Se facilita el link del artículo por la posible consulta de las imágines en el apartado de la bibliografía. Baudelaire (1821-1867), considerado el poeta de la Modernidad, nos deja un legado de obras en las que poco a poco leemos esa nueva concepción de la belleza, la misma que influirá de manera decisiva en el pensamiento posterior. Isidore Ducasse, también conocido como Conde de Lautréamont, será una de aquellas figuras que recogerá en su obra Les Chants de Maldoror, la dualidad de lo bello como aquello atrayente pero capaz también de generar inquietud y desasosiego. Esto a su vez es puesto en combinación con la obra de un artista surrealista, Salvador Dalí, que con su lenguaje característico ilustra mediante una serie de grabados, la obra del autor franco-uruguayo. El tiempo que azarosamente tocó vivir a Baudelaire hacen de él un poeta que no cree en la belleza basada en aquella concepción clásica de perfección y pureza. Este período se caracteriza por el abandono del ideal de la misma en pro de la búsqueda de un método científico, la belleza es en su concepción “… una abstracción espumada de la superficie general de las bellezas diversas. El elemento particular de cada belleza viene de las pasiones, y como nosotros tenemos nuestras pasiones particulares, así también tenemos nuestra belleza. ”1 Son palabras estas que afirman que hay varios tipos de belleza y que, además, es un concepto abstracto; es decir, que no existe aquello objetivo que se venía queriendo demostrar desde 1

BAUDELAIRE, C. Curiosidades Estéticas. Madrid: Júcar, 1988, p. 142


antaño, añadiendo el hecho de la absoluta responsabilidad del ser humano ya que es el que genera la nombrada diversidad. Baudelaire comparte con Toussenel2 que el poeta es soberanamente inteligente, de esta manera vemos que defiende la tradición ya iniciada por Schiller que aboga la figura del poeta, no tanto como creador de versos pero si como creador de belleza; y lo es porque es movido por la imaginación, que es la más científica de las facultades. El autor nos da múltiples oportunidades de asimilar lo que entiende por belleza, en otra ocasión afirma que “... lo bello es siempre extravagante. No quiero decir que sea voluntaria, fríamente extravagante, porque en tal caso sería un monstruo que desborda los raíles de la vida. Digo que tiene siempre un punto de sorpresa que lo convierte en algo especial” 3 Tal y como afirma Fertinelli, el mismo autor nos plantea un oxímoron cuando utiliza en el título de su gran obra, Les Fleurs du Mal, dos substantivos en principio antagónicos. Es la representación de la belleza antinómica, la que contiene en sí misma su propio contrario, la que tiene la capacidad de ser infernal y divina al tiempo. La lengua debe ser capaz de explicar ese viaje que se inicia dentro de la antinomia de la Modernidad, el lenguaje posee belleza por si mismo pero el uso que cada autor haga, le da un significado u otro a cada palabra, pasaje, verso... Así, cuando Lautréamont nombra a Dios, no rememoramos a ese ser que es todo amor; vemos esa figura que baja cada noche de su morada celestial para tener encuentros fortuitos con mujeres “de vida alegre”. Consideramos que el poema El gusto por lo horrible4, del crítico francés describe de manera clara la obra de Lautréamont: “Para algunos espíritus más curiosos y viciados, los placeres de la fealdad proceden de un sentimiento aún más misterioso, que es el ansia de lo desconocido y el gusto por lo horrible. Es el sentimiento cuyo germen en cierto modo lleva consigo cada uno de nosotros, que hace que los poetas acudan a los anfiteatros anatómicos o a las clínicas, 2 3 4

Carta de Baudelaire a Tossenel de 25 de enero de 1856. BAUDELAIRE, C. “Distinto” en De la Idea Moderna de Progreso Aplicada a las Bellas Artes. 1868. BAUDELAIRE, C. “El Gusto Por lo Horrible” en Máximas consoladoras sobre el amor. 1860-1868.


y las mujeres a las ejecuciones públicas.”

Y es que Isidore Ducasse (1846-1870) comparte la crisis de valores que sacude al continente europeo ya que, pese a ser nacido en Uruguay, su educación y su bagaje cultural son totalmente continentales. Él mismo cita como fuentes de su trabajo a Victor Hugo, al mismo Baudelaire, Schiller, Novalis y múltiples figuras de la intelectualidad con las que se sentía reconocido. Representa Ducasse a ese romántico desengañado del mundo y muerto joven, dejando no obstante un importante legado. “Lautréamont puede ser considerado como esos poetas que, a fines del siglo XIX y principios del XX se lanzan al asalto del cielo, queriéndolo cambiar todo y afirmando con ese decidido deseo sus ansias desesperadas de un orden”5. García Pou sigue la senda que apuntamos, la crisis que se inicia ya a fines del siglo XVIII, que continua en el XIX y que, llega a tocar a los artistas del XX; nos deja producciones artísticas llenas de violencia donde vemos como la sociedad se replantea incluso lo que se había considerado intocable para los pensadores, la divinidad. Se ha llegado a perder hasta el orden establecido por Dios. Es así como asistimos a la exaltación de la poesía como aquello paradigmático que fuera a la vez experiencia y medio de acción. García Pou tacha dicha actitud de adolescente, pero lo cierto es que buscar la reflexión en medio del caos, intentar adaptar lo que conocemos a lo nuevo o, sentirnos contrariados por lo que nos encontramos, puede ser entendido como adaptación, si alguno prefiere verlo como supervivencia, también será aceptado. Estos poetas decimonónicos son los primeros en revelarse contra un orden establecido, ya sea formulando una nueva concepción de la belleza o, ya sea utilizando un lenguaje narrativo que supondría un escándalo para la sociedad de la época. Como bien afirma García Pou, el arte había tenido como cometido principal exaltar la gloria de Dios y legitimar lo establecido pero en este caso la socio-política no permite continuar con esta manera de hacer. “(...) Hay horas en la vida en que el hombre de melena piojosa lanza, con los ojos fijos, miradas salvajes a las membranas verdes del espacio, pues le parece oír delante de sí, el irónico huchear de un fantasma. Él menea la cabeza y la baja; ha oído la voz de la conciencia. Entonces sale precipitadamente de la casa con la velocidad de un loco, toma la primera dirección que se ofrece a su estupor, y devora las planicies rugosas de la campiña. Pero el fantasma amarillo no lo pierde de vista y lo persigue con similar rapidez. A veces, en noches de tormenta, cuando 5

GARCÍA POU, E. La Violencia En Les Chants de Maldoror. Tesis de Licenciatura, dirigida por Alain Verjat.


legiones de pulpos alados, que de lejos parecen cuervos, se ciernen por encima de las nubes, dirigiéndose con firmes bogadas hacia las ciudades de los humanos, con la misión de prevenirles que deben cambiar de conducta, el guijarro de ojo sombrío ve pasar, uno tras otro, dos seres a la claridad de un relámpago, y, enjugando una furtiva lágrima de compasión que se desliza desde su párpado helado, exclama: Por cierto que lo merece; no es más que un acto de justicia. Después de haber dicho esto, recobra su actitud huraña, y sigue observando, con un temblor nervioso, la caza de un hombre, y los grandes labios de la vagina de sombra, de donde se desprenden incesantemente, como un río, inmensos espermatozoides tenebrosos que toman impulso en el éter lúgubre, escondiendo en el vasto despliegue de sus alas de murciélago, la naturaleza entera, y las legiones de pulpos que se han vuelto taciturnos ante el aspecto de esas fulguraciones sordas e inexpresables. "6 ¿Es Salvador Dalí heredero de estas inquietudes? Posiblemente, cierto es que como sociedad no hemos conseguido volver restaurar la calma. Contrariamente hemos sido partícipes de dos guerras mundiales y víctimas de las múltiples fallidas que el sistema, el cual no obstante ha sido legitimado una y otra vez, ha sufrido en el último siglo. Las corrientes filosóficas se han multiplicado, el “todo vale” de la postmodernidad se ha acabado asentando y, el artista ha acabado siendo, cada vez más, esa figura excéntrica y creadora. Dalí, pese a que vanguardista y no postmoderno, no escapa de tal descripción y, de manera fiel a su estilo e iconografía, plasma en sus grabados esa dualidad de la belleza que, Baudelaire describía

y que,

Lautréamont ejecutaba mediante la narración. Las ilustraciones de Les Chants de Maldoror, cuentan con un total de 42 grabados en los que se plantea la pareja del Angelus de Millet, obra que Dalí analizaba defendiendo que, bajo la inocencia de la plasmación del Angelus, oración que forma parte de la tradición cristiana, se había planteado un drama mayor. La temática expuesta por Ducasse no parece vincularse de manera clara con los grabados dalinianos excepto por la forma, y es que es el sadismo de las composiciones parece ser la unión entre ambas creaciones. Recoge la tradición de la historiografía del arte que es el lenguaje de Lautréamont una influencia decisiva en el estilo del pintor ya que, como él mismo afirma, a partir de la lectura de los cantos, desarrolló cierta obsesión por lo putrefacto. Es Dalí quién nos facilita información respecto del tema en su artículo L’Angelus de Millet de 1934, dónde justifica la suplantación que hace en su grabado Quelque Chose a eu lieu (1934),

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DUCASSE, I. Les Chants de Maldoror. Prólogo de Ramón Gómez de la Serna. Barcelona: Guadarrama, 1982


de las figuras humanas, que originariamente aparecen en la obra pictórica, por “cosificaciones de máquinas de coser y paraguas amenazados en el horizonte por una avanzadilla de tropas napoleónicas”7. Plasma las figuras humanas del primer plano cual objetos, con forma de paraguas y de máquina de coser –haciendo referencia a la famosa frase de Lautréamont, “Bello como… el encuentro fortuito sobre una mesa de disección de una máquina de coser y un paraguas”. De este grabado y de su propio artículo, se desprende la concepción de la Mantis Religiosa que tanto ha dado que hablar del autor. Para el gironés, la Mantis es el reflejo de la pasión caníbal y del imaginario ducassiano y, en base a esta concepción, se genera la iconografía de las planchas. En los grabados la atmósfera es perturbadora, angustia que el espectador siente por las tonalidades parduzcas, las mutilaciones convertidas en muñones, las estructuras cárnicas que nos obligan a asistir al asesinato del macho durante la fecundación de la figura femenina-mantis religiosa. Lo siniestro se repite en las composiciones, evocando en ocasiones eficaces trompê-l’oeil, ya que en la obra Jeune fille au crâne, donde con un vistazo rápido podríamos ver un infante envuelto con un manto sobre la falda de una figura femenina, vemos la cara sonriente de la muerte en forma de cráneo mientras que, las manos huesudas y amenazadoras rodean el ente. La escena se completa dejando la cara de la mujer en penumbra, hecho que realmente es el primero en generar desconfianza una vez el que observa se detiene a analizar. Los grabados entendemos pues, plasman esa dualidad de la belleza que Baudelaire anunciaba y que Lautréamont practicaba en la escritura, que Dalí explota en el campo de lo visual y que aún hoy en día generan inquietud. Se podría decir que Dalí adopta una postura distanciada y amoral frente a la orgía de destrucción, Lautréamont en cambio provoca el zambullido del espectador en la misma, pero ambos consiguen que el receptor de la obra de arte no pueda quedar impasible ante ella.

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MOURE PAZOS, I. “Víctimas y Verdugos En Las Ilustraciones de Les Chants de Maldoror de Dalí” en Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte, Santiago de Compostela, 2010, vol. 22, pp. 225239


BIBLIOGRAFÍA

BAUDELAIRE, C. Curiosidades Estéticas. Selección, traducción y prólogo de Lorenzo Varela. Madrid: Júcar, 1988 BENJAMIN, W. “Sobre alguns motius de Baudelaire” en Art i Literatura. Barcelona: Eumo/Epoides, 1984 BLANCHOT, M. Lautréamont et Sade. París: Les Éditions de Minuit, 1963 DUCASSE, I. Los Cantos de Maldoror. Prólogo de Ramón Gómez de la Serna. Barcelona: Guadarrama, 1982 ECO, U. Historia de la Belleza. Barcelona: Lumen, 2004 FERTINELLI, G. Bellezza e Verita. A cura di Franco Rella; Testi de Charles Baudelaire, G. Flaubert, M. Proust, Simone Weil. Milano: Feltrinelli, 1990 GARCÍA POU, E. La Violencia En Les Chants de Maldoror. Tesis de Licenciatura, dirigida por Alain Verjat. Barcelona: 1972 MOURE PAZOS, I. “Víctimas y Verdugos En Las Ilustraciones de Les Chants de Maldoror de Dalí” en Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte, Santiago de Compostela, 2010, vol. 22, pp. 225-239 http://digitooluam.greendata.es/exlibris/dtl/d3_1/apache_media/L2V4bGlicmlzL2R0bC9kM18xL2FwYWNoZ V9tZWRpYS8zNjQ4Ng==.pdf

RAYMOND, M. De Baudelaire al Surrealismo. México: Fondo de Cultura Económica, 1960


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