Especial Amarilo
Museo del Oro del Banco de la República Un resplandor intenso brilla en la tierra, mientras que en el cielo azul la luz no cesa. Utensilios, ofrendas y ornamentos sirven a los hombres y agradan a los dioses. Es la América precolombina que hoy, cientos de años después, sigue iluminando en el Museo del Oro y vive aún en nuestro territorio.
La tierra dorada
continente; sin embargo, lo que encontraron fue mucho más valio-
Una tierra mítica llena de riquezas, dorada en su cielo, en
so que eso. Tesoros materiales y espirituales, numerosas criaturas
sus aguas y en su suelo. Una tierra ubicada entre dos océanos,
desconocidas, nuevos sabores y olores indescriptibles, cantidades
en la mitad de uno de los continentes más ricos del planeta,
de plantas y de flores jamás imaginadas por los mejores cientí-
donde todo es de oro y la abundancia jamás termina.
ficos, y nutritivos y deliciosos frutos fueron solo algunos de los
Así es la tierra de El Dorado, donde el cacique se recubre de oro y se baña en las aguas de una laguna como ofrenda
tesoros que tuvieron la oportunidad de conocer. Un mundo nuevo lleno de valores, costumbres, conocimientos y riquezas.
sagrada. Donde los pueblos indígenas conviven en armonía
Así, los exploradores europeos hallaron una tierra que cien-
con sus dioses y con la naturaleza. Donde los pájaros, los mo-
tos de años antes de su llegada ya se desarrollaba con diferen-
nos y los murciélagos son mensajeros que unen al cielo con
tes formas de vida y asociaciones, una tierra en la que los hom-
la tierra. Donde la Luna, la naturaleza y el Sol son divinidades
bres trabajaban, vivían y disfrutaban en armonía. Una tierra en
que forman parte integral de toda su realidad.
la que hoy, mucho tiempo después, pasamos nuestros días y
Así es la tierra de El Dorado, a la que llegaron los exploradores europeos en busca de metales preciosos que pudieran llevar a su
22
somos testimonio del ahora y el antes, de lo que hoy nos hace colombianos y lo que siempre nos ha hecho americanos.
RevistaAmarilo2014