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Historia de la moda

Lipovetsky entiende así la moda como una “forma especifica del cambio social que no se haya unida a un objeto determinado sino que es ante todo un dispositivo social caracterizado por una temporalidad particularmente breve, por virajes más o menos antojadizos, pudiendo afectar a muy diversos ámbitos de la vida colectiva. Pero hasta los siglos XIX y XX, no cabe duda de que la indumentaria fue lo que encarnó, más o menos ostensiblemente, el proceso de la moda” (LIPOVETSKY, 2004)

En este sentido Lipovetsky esgrime el fenómeno de la moda asociado a su contexto y significado social que despliega mucho más ampliamente en la segunda parte de su obra.

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Historia de la moda

En un principio puede suponerse que la moda es un fenómeno inseparable del mundo moderno occidental. No lo es tal. Lipovetsky establece el punto de partida de la moda a finales de la Edad Media.

“Durante decenas de milenios la colectiva se desarrollo sin culto a las fantasías y a las novedades, sin la inestabilidad y temporalidad efímera de la moda, lo que no quiere decir sin cambio ni curiosidad o gusto por las realidades de la externo”, sin embargo, continua Lipovetsky, “hasta la Edad Media no es posible reconocer el orden mismo de la moda, la moda como sistema, con sus incesantes metamorfosis, sus sacudidas, sus extravagancias” (LIPOVETSKY, 2004, pag 45).

Con anterioridad, aunque algunas civilizaciones habían sido más o menos abiertas o conservadoras al cambio, el margen de maniobra estaba muy limitado por un respeto hermético a la tradición, el prestigio de la antigüedad, la imitación de los antepasados y las férreas convenciones sociales.

Es entonces a finales de la Edad Media cuando el paradigma de inmutabilidad sobre las tradiciones, que había prevalecido hasta entonces, comienza a resquebrajarse y el germen de la moda puede comenzar a brotar.

Es aquí cuando entendemos por que el vestido es el elemento originario de la moda. El vestido proyectaba un determinado estatus social. Incluso estaba prohibido que las personas que no perteneciesen a determinada clase social luciesen trajes o vestimentas propias de estratos superiores. Con la aparición de la burguesía, y de nuevos valores, la inmutabilidad en el vestir comienza a desaparecer. Nuevas clases sociales que aspiraban, en un principio, a ostentar vestimentas propias de las clases nobles, para más adelante establecer sus propios símbolos ornamentales acorde a los valores esgrimidos por ellos mismos. Lipovetsky acepta solo parcialmente este razonamiento que vincula desarrollo social y económico a la moda. El “consumo demostrativo”, es decir, aquella ostentación que tiene como objetivo mostrar el estatus social al que se pertenece no explica totalmente el origen de las innovaciones en cadena y la ruptura con la valoración inmemorial del pasado que encontramos en la moda. Lipovetsky añade como factor clave para el desarrollo de la moda la celebración de la individualidad: “Al final de la Edad Media la individualización de la apariencia conquisto su carta de ciudadanía; no ser como los demás, ser único, llego a ser una pasión y una aspiración legitimas en el mundo cortesano… Con la nueva actitud de la unidad social respecto a la norma

colectiva se intuyo una nueva relación social respecto a la dinámica: la legitimidad de la innovación y del presente social fue pareja a la aparición de lógica estéticoindividualista como lógica de la diferencia y la autonomía” (LIPOVETSKY, 2004). También debemos de tener en cuenta la aparición del homo frivolus, aquel ciudadano que busca los placeres terrenales, ahora accesibles gracias a la sociedad cortesana, así como a la nueva sensibilidad moderna en la que desapuntan ya la melancolía del tiempo y la angustia por abandonar la vida.

A estos tres elementos, se le suma la moda como herramienta clave en el juego de la seducción, es decir, el vestido como factor de cortejo en su papel de exaltación de la figura humana, “el atavió de la moda testifica que se esta en la era moderna de la seducción, de la estética de la personalidad y la sensualidad” (LIPOVETSKY, 2004)

Podemos así concluir que formula que da lugar al nacimiento de la moda moderna esta sustentada por la combinación de cuatro elementos

Es conforme al desarrollo y la ampliación de estos elementos cuando la moda comienza a confeccionarse hasta llegar a mediados del siglo XIX donde la moda comienza a darse en su sentido moderno-institucional con la creación de las casas de Alta Costura francesas, que fue pareja a la confección industrial, su funcionamiento combinado derivo, por un lado, en la democratización de la moda y por otro, en su regulación, en forma de temporadas.

A lo largo del siglo XX esta dinámica alta costura-confección industrial encuentra su epicentro en Paris, y se extiende sobre los mercados europeo y americano, pasando a su vez por distintas tendencias en el vestir propuestas por las grandes focos de alta costura parisina como Chanel o Patou.

Sin embargo es aproximadamente a mediados del siglo XX cuando la moda va a vivir una explosión conceptual y va a fundirse con los valores de la postmodernidad impregnando todas las capas sociales y, en consecuencia, parte de la lógica del funcionamiento social. Es lo que se conoce como la moda abierta. La Alta Costura sigue funcionando pero pierde gran parte de su poder como foco de influencia, la moda se transforma en una adaptación de los valores postmodernos. Siendo uno de ellos la exaltación de la individualidad, la personalización de las formas, y el ansia de diferencia que da lugar una eclosión de formas acorde con la identidad individual.

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