Fotos cortesía: HACEB y Archivo Particular
Perfil
RETRATO DE UN
HOMBRE
CON VISIÓN GLOBAL 18
REVISTA A
A sus 95 años, José María Acevedo es el industrial activo más veterano de Colombia. Este paisa es un ejemplo de liderazgo, pujanza, visión, rectitud, innovación, paciencia e ingenio para la industria nacional. Aquí, el homenaje de la Revista A.
Julio 2015
Retrato de un obrero con visión global
S
erpenteando a través de 211.000 metros cuadrados que conforman una de las empresas de electrodomésticos más grandes de Latinoamérica, los empleados ven pasar, como todos los días, un viejo Renault 4 de un descascarado color blanco. Cualquier incauto visitante, o recién ingresado a la compañía podría pensar que se trata de algún proveedor, hasta que, mientras que el carro pasa frente a él, repara en que este automóvil tiene techo removible, no tiene puertas laterales, y en su interior se encuentra un hombre de avanzada edad que pasa saludando a su alrededor y recibe de vuelta el saludo y cariño de todos los empleados. Este desfile, que se repite diariamente entre las 10:00 y 11:00 am, no es más que el recorrido que hace José María Acevedo por los predios de su empresa, esa que fundó hace 75 años con el nombre de Taller Eléctrico Medellín y que, hoy en día, es todo un estandarte y ejemplo de la pujanza de la industria colombiana. José María, de 95 años, es el dueño y fundador de Haceb. Nacido en el barrio El Salvador, de Medellín, en 1919, hijo de Pastor Acevedo y María Alzate, José María creció en un entorno de humildad y carencias, pero solo de orden material; porque, eso sí, el ahora empresario antioqueño afirma que el cariño y afecto en su familia nunca faltaron. “Vivíamos en una casucha de 48 metros cuadrados que tenía una sala, una cocina y una alcoba de 12 metros, donde dormíamos todos, mis padres y nosotros los 4 hijos. Esa casita quedaba en la hoy comuna oriental de Medellín: Calle 57B No. 30-17”, recuerda el empresario en el libro conmemorativo de los 70 años de la compañía, publicado en el 2011. Don Pastor, carpintero de oficio, enfermó cuando José María tenía 15 años, circunstancia que lo llevó a pensar que debía, de alguna forma, responsabilizarse del bienestar de su madre y sus hermanos. En su afán de dar apoyo y un poco de tranquilidad a su padre, le prometió “ser jornalero, por ahora”. Su primer trabajo fue como mensajero: Llevaba aparatos eléctricos para reparar en un taller. El salario era de cinco pesos mensuales. En ese lleva y trae de aparatos, surgió el interés por aprender cómo funcionaba el negocio. Así fue como se convirtió en experto en reparar estos artefactos. En 1938, Julio César Nieto, un instalador electricista que lo conoció como reparador ambulante, le propuso darle un espacio en su negocio y pagarle el 30 por ciento de las ganancias.
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Dos año más tarde, José María Acevedo consiguió un local de 25 metros cuadrados. Allí comenzó reparando estufas, impulsado por la disminución en la importación de estos electrodomésticos al país, debido a la Segunda Guerra Mundial y a la creciente demanda de acero por parte de la industria armamentista. Cuenta don José María que el negocio tenía tan buen prospecto, que le propuso a uno de sus
Nacido en el barrio El Salvador, de Medellín, en 1919; hijo de Pastor Acevedo y María Alzate, José María creció en un entorno de humildad y carencias, pero solo de orden material; porque, eso sí, el ahora empresario antioqueño afirma que el cariño y afecto en su familia nunca faltó.
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maestros en el oficio que montara un local independiente, e incluso le ofreció prestarle dinero para ello. El amigo, temeroso de dejar su salario fijo en búsqueda de lo incierto, decidió no acompañar a don José María en su aventura. Hoy, 70 años después, esa pequeña tienda de la carrera Carabobo con la calle Juanambú, en Medellín, es un gigante empresarial que opera en 15 países, cuenta con más de 3.400 empleados y tuvo un total de ventas en 2014 de $700.000 millones de pesos. Lo mejor de esta historia es que, con todo lo que ha logrado en estas más de siete décadas, don José María cuenta con la fortuna de no sentirse importante. La historia de Haceb y su fundador está impregnada de empuje, berraquera y, ante todo, creatividad. Hasta el nombre de la compañía nació de una curiosa observación que hizo un comerciante del nombre de la primera estufa que creó José María, por allá a mitades de la década de los 40. “La estufa se llamaba Jacev. Le agregamos la H porque el vendedor decía que todos los nombres en inglés empezaban por H. Le cambiamos la V por B porque a él le parecía más estético y así quedó”.
La inmensidad de su pensamiento ha permitido que la industria electrodoméstica trascienda su sector y se convierta en jalonadora de la innovación.
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Allí comenzó todo. Desde aquel entonces, ni José María ni su empresa han parado nunca de crecer, de innovar. “Siempre quise resolver las necesidades de la gente con menos posibilidades económicas y así desarrollamos una competitividad basada en el precio y la calidad. Además, fuimos los primeros en implementar estrategias posventa para asegurarle al cliente su satisfacción”, asevera Acevedo, que sin embargo reconoce que el trayecto no ha sido sencillo en lo más mínimo. Don José María es como los vinos, con los años cada vez mejor. Este nonagenario tiene, literalmente, el mundo en su cabeza: sus ideas han trascendido los límites de lo posible y han logrado transformar el destino y la historia de la industria colombiana y, ni por un segundo, ha pensado detenerse, él es un visionario global, un obrero incansable. La inmensidad de su pensamiento ha permitido que la industria electrodoméstica trascienda su sector y se convierta en jalonadora de la innovación dentro del área de la metalmecánica, alcanzando una sinergia importante, no solo con este sector, sino con las diversas facciones de la industria nacional. “Cuando me preguntan si he tenido momentos difíciles en toda esta historia contesto: simplemente no he tenido ningún momento fácil (…) Muchas veces se dijo que íbamos a quebrar con la oleada de electrodomésticos llegando de China, y muchos anticiparon el fin de la industria nacional. Todos se equivocaron. Si miro atrás, ningún año ha sido fácil y, pese a las dificultades, aquí seguiremos”
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ร lvaro Gonzรกlez-Alorda