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JOYAS DE AUTOR POR ANDREA DEL RIO
ampbell decía que los sueños son mitos individuales, y que los mitos son sueños colectivos. Un cordel luminoso y una soga oculta ligan los diversos recintos de la icónica porque nuestros sueños portan las representaciones de la vida diurna, y porque en nuestra vida diurna actúan figuraciones profundas que no atisbamos a reconocer”. A partir de esa cita de Íconos, figuraciones, sueños: Hermenéutica de las imágenes (Siglo XXI Editores), del filósofo mexicano Diego Lizarazo, fue concebida Figuraciones, la exposición de joyería contemporánea sudamericana que reúne a más de 60 artistas de la Argentina y Chile en el Museo de Arte Popular José Hernández. Fruto de una investigación conceptual, formal y material que muchas veces pasa desapercibida en el portfolio de disciplinas culturales mainstream, se trata de un arte dinámico que abreva tanto en el significado ancestral de los objetos-amuleto como en la concepción escultórica de las piezas modernas. Así lo entienden sus organizadores, nucleados en Joyeros Argentinos, un colectivo que nació en 2008 como plataforma de intercambio y difusión virtual hasta evolucionar en un espacio que promueve la visibilidad de la actividad a través de ferias, concursos y talleres. Fueron 20 pioneros que se propusieron difundir y jerarquizar un oficio que trasciende lo meramente ornamental. Hoy, son más de 70 los especialistas que desafían el mandato de la portabilidad, integrantes de una generación que no sólo no considera necesario que una joya deba tener como finalidad el uso sino que propone la reflexión sobre los vínculos alternativos que ese anillo, collar, pendiente, broche, tocado o brazalete establecerá, llegado el caso, con quien lo lleve sobre la piel.
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Pero, ¿qué es la joyería contemporánea? Laura Giusti, directora de Joyeros Argentinos, lo resume con sintonía fina en el catálogo de la exhibición: “Desde el nacimiento del lenguaje, los mismos términos nombraron cosas diferentes a lo largo del tiempo. Ni medicina, ni imprenta ni magia, sólo por
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ARTE EN PEQUEÑO FORMATO
GRANDES IDEAS, OBJETOS MÍNIMOS.
La joyería de autor es una disciplina atravesada por el arte, la artesanía y el diseño. A diferencia de su formato tradicional, que se basa en el valor del metal y de la piedra así como en el preciosismo del engarce, la variante contemporánea invierte esos términos y los pone a disposición de un concepto, un lenguaje o un mensaje. No queda allí la enumeración de las diferencias: en este rubro predomina el criterio de piezas únicas (a lo sumo, series muy limitadas), así como una materialidad variopinta, que va del metal al textil, la madera, el papel, el plástico, el vidrio y la céramica, e incluso los desechos, las flores naturales y el jabón de tocador. Tres ejemplos: el collar de Ana Weisz (arriba), en alpaca, plata 925, cobre, bronce, pintura e hilo de lino; el anillo Un domo en el jardín (abajo, izq.), de Ludovica Riccardi, en plata 925, cobre, perlas naturales y cristales Swarovski; y el colgante Títeres (abajo, der.), de Noela Macchi, en hilo de papel.
mencionar algunos arbitrariamente, se refieren hoy a los mismos objetos y prácticas que hace siglos ni tienen las mismas connotaciones. Joya no es la excepción. El objeto destinado a modificar la imagen del cuerpo ha pasado por tantos sentidos y posibilidades semánticas y simbólicas como períodos hubo en las culturas y culturas hubo en el mundo. Las joyas protegieron a nuestros antepasados de distintos males, permitieron distinguir la función de los distintos miembros en una sociedad, fueron ostentadas como símbolo de estatus. La joyería contemporánea, o de autor, resignifica una vez más el valor de la palabra y el objeto joya (...) Busca forjarse una identidad, en un proceso en que la forma, la idea, el mensaje que comunica y el modo en que lo hace son parte fundamental”. Eso explica el título elegido para la muestra, que puede visitarse hasta el 20 de septiembre: “Figura, figurar, figuración, palabras que desde una misma raíz aluden a imágenes que no terminan de definirse, se muestran sin demasiado motivo o usurpan el lugar de la realidad”. Así, el recorrido
incluye obras de nombres sugerentes, morfología exótica y materiales poco convencionales: es el caso de Viuda negra (una pulsera que combina seda natural, cobre y piedras semipreciosas), Casi vos, casi yo, casi ellos (un broche con pelos bovinos), Me figuro en el placer (un colgante de plata, resina y cacao ecuatoriano) o Paisaje familiar (un pin en plata 950, acero y suela de zapatilla). Se trata, en suma, de una oportunidad para descubrir (y quizás atesorar) pequeñas obras de arte nacidas a ambos lados de la Cordillera, ya que por primera vez los talentos locales comparten vitrina con sus colegas de la Asociación de Joyería Contemporánea Chilena Joya Brava.◆ adelrio@cronista.com / @andrea_del_rio