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CUANDO EL ARTE ES UNA VENTANA AL MUNDO POR ANDREA DEL RIO
ayo es, tradicionalmente, el mes de la cultura en Buenos Aires. Porque en esos 31 días convive la mayor cantidad de eventos, ferias, exposiciones y anuncios de programaciones y actividades artísticas del año. Un frenesí quizás sólo comparable al que, hacia la agonía del calendario, despiertan circuitos como La noche de los Museos. Así, cuando el otoño empieza a despuntar, los porteños hacen malabares en sus agendas para recorrer, con la exhaustividad que ameritan, la Feria Internacional del Libro y arteBA, las dos citas más convocantes para el público y estratégicas para las industrias culturales locales y también de la región. Fue justamente en ese contexto que el Espacio de Arte de Fundación ICBC presentó sus metas 2016. Porque, si bien tiene una dilatada trayectoria vinculada a la integración cultural –iniciada en 1977, cuando comenzó a funcionar en el emblemático edificio de Florida 99 y ratificada con toda la pompa y circunstancia cuando, en 1998, se instaló en su sede actual, en Riobamba 1276, y fichó a Marios Vargas Llosa, Nobel de Literatura, como orador principal–, gran parte de su labor como difusor del arte emergente argentino venía siendo realizada con un perfil llamativamente bajo dentro de un segmento tan dado a la estridencia fatua. Dado que la Fundación ICBC asume, como principal objetivo, la promoción del comercio exterior en la Argentina, tiene toda lógica que su Espacio de Arte, coordinado por Agustina Punte desde 2009, parta de la premisa de que, para que el intercambio comercial con otros países sea viable, es preciso conocer e integrar los valores culturales que se ponen en juego. “Es una filosofía que desarrollamos a través de distintos programas, cuyo marco teórico se vincula con los conceptos de interacción, diversidad y diálogo”, señaló la experta. En función del nuevo eslogan de ICBC Argentina, implementado en 2014, que reza El futuro nos inspira, Punte y equipo –donde juega un rol clave Victoria Tolomei, la curadora residente– vienen desarrollando un esquema de exposiciones, con muestras que rotan cada cuatro a 6 semanas, entre abril y noviembre, que apuesta principalmente al apoyo de talentos emergentes de distintas disciplinas. Así, invitaron a los grandes maestros Guillermo Roux, Vito Campanella, Jorge Demirjian y Eduardo Medici para que curaran una muestra de los alumnos de sus propios talleres. En otro capítulo del ciclo, expusieron diseñadores gráficos, textiles y de indumentaria, para reivindicar la faceta creativa de esos saberes productivos.
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ICBC Argentina anunció, en el marco de arteBa, que se suma como socio corporativo del Malba. Además, donó u$s 25 mil destinados a la adquisición de dos obras que enriquecen el acervo del museo con artistas argentinos ausentes de la colección: Windows, de Mariela Scafati, y el filme Nombres de amigos: Poema para sordomudos (1969), de Eduardo Costa.
Este año, bajo el lema La tierra que habito, habrá cuatro exhibiciones individuales de artistas que pertenecen a distintas provincias argentinas, seleccionados en función de cómo evidencian la noción de territorio en sus obras, para así promover la reflexión sobre la influencia de la geografía, el hábitat y el entorno en la vida de todos. “Trabajamos con emergentes que tienen un recorrido pero escasa visibilidad, más consagrados, gestores, curadores y galeristas, de modo de articular el vínculo entre la escena ya instalada y los que merecen ser parte de ese circuito”, puntualizó Tolomei. Propio de esa visión integradora, se suman otras actividades, gratuitas y abiertas al público en su sede de La Recoleta. Es el caso de Sábados de Música, que desde hace 10 años organiza conciertos a la hora del té en su auditorio y con curaduría de La
Scala de San Telmo. Apelando también al concepto de puesta en valor de la diversidad, abre sus puertas a músicos locales que interpretan cancioneros y estilos de otros países, de ópera francesa a música experimental asiática. Este año, se anunció que será el turno de los ritmos americanos. También, en coincidencia con el receso escolar de julio, desde hace una década celebran Cuentos de Invierno, un ciclo de narración de clásicos de la literatura infantil a cargo de un grupo de discípulas de la pionera Ana María Bovo. Y también organizan un festival de cine, con especial énfasis en la producción de países como Corea, Vietnam y China, complementado con charlas y seminarios. Y así se cumple la misión del Espacio de Arte de Fundación ICBC: incorporar ‘lo otro’ al ‘nosotros’.◆ adelrio@cronista.com / @andrea_del_rio