Santiago Muñiz, el primer campeón de surf de la Argentina (Clase Ejecutiva, dic 2016)

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SANTIAGO MUÑIIZ

“ME ALIMENTA EL GUSTO POR COMPETIR Y GANAR” CON 24

AÑOS, ES UNO DE

LOS MÁXIMOS REFERENTES ARGENTINOS DEL SURF, QUE DEBUTARÁ COMO DEPORTE OLÍMPICO EN

NACIDO

EN

TOKIO 2020.

MAR

PERO CRIADO EN A SUS

15

DEL

PLATA

BOMBINHAS,

PREFIRIÓ COMPETIR

POR SU PATRIA DE ORIGEN AUNQUE IMPLICARA QUEDARSE SIN ESPÓNSOR.

CUATRO

AÑOS

DESPUÉS, SE CONVIRTIÓ EN EL PRIMER COMPATRIOTA EN GANAR UN CAMPEONATO MUNDIAL.

Txt: Andrea del Rio


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s uno de los mejores surfistas de su generación. Nació en 1992 en Mar del Plata pero desde los 3 meses vive y entrena en Bombinhas, Brasil, donde se radicó su familia. En 2011, con 19 años y apenas cuatro como profesional, se convirtió en el primer argentino en consagrarse campeón mundial de la disciplina. Y este año volvió a las tapas de los diarios cuando reveló su intención de ser “el Messi del surf” ¿Cómo fue que le diste clases a los jugadores en el Nuevo Gasómetro, le regalaste una tabla a Marcelo Tinelli en Showmatch y ahora sos representante de San Lorenzo en el mundo? Fue una sorpresa. Todo empezó cuando estaba compitiendo en Pantin (NdE: Se refiere al campeonato que se disputó en Galicia en septiembre último). Había pasado a semifinales y, mientras esperaba mi ronda, prendí el celular para escuchar música y motivarme. Ahí ví que tenía una anormal cantidad de mensajes de Whatsapp, de la nada. ¿¡Qué pasó?! Escuché el primero: “Hola, Santi, soy Marcelo Tinelli. Llamame cuando puedas”. Me quedé duro. Pero enseguida pensé que era un amigo mío de Mar del Plata que siempre me hace bromas. Competí y perdí. Así que salí del agua enojadísimo y me fui a la casa donde estaba parando. Otra vez me empiezan a llegar mensajes. Eran de mi mamá, que me decía: “Santi, alguien importante quiere entrar en contacto con vos. Por favor, respondé”. ¡Es que saben cómo me pongo cuando pierdo! Entonces, me fijé y ví que tenía muchas llamadas perdidas que empezaban con 54, de la Argentina. Justo sonó, atendí y era él (ríe). Me contó que se había enterado que también soy cuervo y me invitó a su programa. Antes, ese día, me invitaron a la cancha para conocer a los jugadores. Y estuvo buenísimo también, porque sólo los tenía de ver los partidos por la televisión. Bah, con alguno nos habíamos mandado unos videos de motivación y mensajes así unos meses antes (NdE: Se refiere al arquero Sebastián Torrico). Fui, los vi... ¡Y son todos personas normales como yo! Todos re buena onda, se coparon con las tablas, se mataron de risa. Fue lindo. Hasta me regalaron una camiseta 10 con mi nombre. Ya tengo el escudo del Ciclón en mis tablas y ahora lo sumé al traje de neoprene. Surfeás desde la infancia y, hace cinco años, te hiciste mundialmente conocido por ser el primer argentino campeón en los ISA World Surfing Games. ¿Qué te llevó a salir del “clóset cuervo”? Toda la familia es hincha de San Lorenzo, pero de siempre. Mi abuelo, que ya falleció, era socio vitalicio: iba a la cancha, a las reuniones en el club. Él me hizo hincha desde chiquito. Por eso todo esto es emocionante: le estoy cumpliendo un sueño. Debe estar orgulloso, seguro. Este año, tu deporte obtuvo un logro histórico: fue aprobada su inclusión como disciplina olímpica en Tokio 2020. ¿Cómo lo viviste? Fue muy lindo todo. Creo que Fernando (NdE: Se refiere a Aguerre, el surfista y empresario marplatense que, desde 1994, preside la International Surfing Association y lideró la campaña de postulación ante el Comité Olímpico Internacional) fue la persona ideal para lograr ese objetivo, junto con todo el grupo

E

que estuvo muchos años batallando. No es fácil consagrar a un deporte como olímpico, por más que se lo merezca como el surf. Y es importante porque, para muchas personas, una disciplina sólo vale cuando es olímpica. Pero, para otros, es nuestra profesión desde chiquitos. ¿Y ya estás entrenando para las olimpíadas? Faltan cuatro años y estamos todos muy ansiosos porque todavía no se sabe cómo van a ser las clasificaciones, las sedes, las reglas, la cantidad de competidores. Igual, ni bien salió la noticia, dije: “Bueno, vamos a hacer lo posible para ir”. A principios de 2016 vaticinaste que sería tu gran año. Sin embargo, pese a que mejoraste tu ubicación en el ranking QS, no cumpliste tu objetivo de estar entre los 32 líderes del Championship Tour. ¿Qué te faltó para “hacer historia”, como definiste a tu objetivo? Estar entre los 32 mejores del mundo es un objetivo que tengo desde chiquito. Ya se va a dar. Mi papá siempre me enseñó así: “Lo que hagas, hacelo al 100 por ciento para ser el mejor. No solamente para ganarle a alguien, sino para ganarte a vos mismo”. En realidad, el mayor contrincante que uno tiene es uno mismo. Creo que nací con ese gusto por competir y por ganar. Ese sentimiento me alimenta. Y mi papá me aconsejó: “Si ese sentimiento te alimenta, no te mueras de hambre nunca”. Surfear es lo que me hace feliz. Pero no sólo es por competir: ya estar en el agua es una victoria también. Así que creo que igual fue un año muy positivo porque la dedicación y el sacrificio de siempre siguen. De lo que hacés en tierra firme, ¿qué es lo que más te ayuda a ser feliz en el agua? Mi estilo en el agua es muy radical y violento, pero

SUEÑOS SALADOS “Lo que falta para quedar entre los 32 mejores del mundo que forman el Championship Tour son detalles que iremos puliendo. Ahora me queda recargar pilas con mi familia en Brasil y luego, a principios de año, viajar a Mar del Plata para una pretemporada de un mes que me dejará afilado para comenzar la temporada en Australia. Quédense tranquilos que la confianza sigue intacta. Al igual que mis sueños”, publicó el rider de Quiksilver en Instagram, donde tiene 25 mil seguidores.

afuera me gusta estar con mi familia y amigos, tener gente buena a mi lado. Estoy seguro de que cuando uno es una persona mejor, trabaja mejor. Por eso siento que si uno tira energía buena, vuelven cosas buenas. Es la ley de la vida, ¿no? Soy muy positivo. Es verdad que, por mi personalidad, cuando las cosas en el agua no salen como quiero, me enojo, mucho. Sé que perder es una posibilidad en la carrera de todo competidor y que no siempre puedo ganar, pero tampoco se trata de aceptar así nomás las derrotas porque, si no, vienen muy seguido. Me

enojo porque me exijo mucho: me levanto súper temprano, entreno y me sacrifico para sentir, al final del día, que pasé la prueba que me puse. ¿Pesa que el éxito dependa solamente de vos? Por ser un deporte individual, te exige mucho más. Los errores y los triunfos son sólo tuyos, así que tenés que ponerle mucho tesón. Y, sin embargo, hay un fuerte espíritu de equipo, casi tribal, cuando representan al país integrando la selección de la Asociación de Surf Argentina (ASA) que participa en los mundiales de la ISA... ¡Es de los torneos que más feliz me ponen! No sólo porque mi papá, Rubén, es nuestro coach, sino que hace la diferencia tener un equipo que te está alentando desde la playa. Por más que en el agua sos sólo vos, cuando salís y te ponen la bandera en la espalda, te sentís parte de un equipo. ¿Es cierto que a los 15, cuando elegiste competir profesionalmente para la Argentina y no para Brasil, donde te criaste, te quedaste sin espónsor? En ese momento, me apoyaba una marca de los Estados Unidos que tenía una sede importante en Brasil. Se venía un campeonato y me plantearon que tenía que elegir entre representar al lugar donde vivo desde chiquito o al lugar donde nací, porque justo me había llegado una invitación de la ASA. Me plantearon que, si corría para Brasil, tendría espónsor para toda la vida, prácticamente. Pero les dije que no podía: “Soy argentino. Ese es mi país, mi sangre, y no lo voy a cambiar jamás, mucho menos por un espónsor”. Así que estuve un año y medio sin apoyo económico, hasta que la gente de Quiksilver Argentina me contactó. Son unos fenómenos porque, como no me generan ninguna presión, nunca me sentí obligado a nada: gane o pierda, siempre están al lado mío, como hermanos. ¿Cuál es el lado menos luminoso de tu deporte? Tenemos tendinitis por todos lados, porque nos la pasamos horas y horas remando con la espalda muy curvada hacia atrás, además del impacto en rodillas y tobillos cuando te parás. Por eso, entreno todo el año: durante los dos meses de pretemporada en Mardel, voy al gimnasio de 5 a 7 de la mañana y después estoy todo el día en el agua, de lunes a lunes; ahora, cuando viajo para competir, me llevo mis elásticos y pelotas para aprovechar el tiempo. Cuando otros están jodiendo, yo estoy entrenando. ¿Esa autoexigencia te lleva a analizar tu performance o la de tus competidores en video? La verdad, miro poco surf (risas). Me gusta ver fútbol, tenis, básquet y triatlón. Pero más me gustan los videos motivacionales de otros deportistas, porque me gusta que me digan: “Vos podés ganar”. La religión también es importante en tu vida... Sí, soy muy creyente. Creo en Dios, en Jesús, en los ángeles. Estoy seguro de que siempre hay alguien que nos está mirando y guiando. Y tengo fe en que todo lo que haga tendrá una recompensa. Creer me hace mejor persona y deportista. Rezo todos los días. Y cada cosa que hago se la dedico a Él. Tenés apenas 24, ¿soñás con formar tu familia? Es un temita... (sonríe). Por ahora, estoy enfocado en el surf. Pero claro que quiero tener hijos. ¡Para enseñarles a surfear y alzarlos cuando ganen!◆ CLASE

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