Roberto de la Mota, el maestro (Clase Ejecutiva, sept 2015)

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Sommelier itinerante Roberto de la Mota

“EL VINO NO NACIÓ PARA BEBERSE EN SOLEDAD” Txt: Andrea del Rio a vida nos juega sus partidas. Me dio una revancha. ¿Qué mejor que celebrarlo haciendo un vino con Rodrigo, mi hijo?”. Con esas sencillas palabras, el enólogo Roberto de la Mota presentó en sociedad una nueva edición de Revancha, una línea personal alumbrada al amparo de Mendel Wines, la bodega boutique de la que es enólogo y socio junto a Annabele Sielecki, esposa del canciller Héctor Timerman. Roberto es hijo de don Raúl, como todavía se menta al más legendario enólogo argentino del siglo XX. Su padre fue el primero que, cuando la vitivinicultura local se enfocaba en el volumen y los vinos de mesa, predicó que la calidad sería clave para la supervivencia –y liderazgo– en un mercado internacional que, más temprano que tarde, demandaría nuevos estándares de consumo. Su labor en bodegas

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como Orfila, Flichman y Arizu lo posicionó como un pionero en la elaboración de espumantes por el método champenoise y en la apuesta por la vinificación de varietales. Por si fuera poco, los premios internacionales que recibió a su paso por Cavas de Weinert le valieron un reconocimiento impensado en la industria enológica vernácula de entonces: la inclusión de su nombre y firma en la contraetiqueta. Lejos de dar sombra, ese árbol frondoso en saber, hacer y disfrutar que fue Don Raúl –fallecido en 2009, a los 90 años– vio crecer, en su hijo Roberto, a un retoño igualmente adelantado a su época. Winemaker de pura cepa, además de la educación sentimental que adquirió acompañando a su padre en los viñedos desde muy pequeño, estudió Agronomía en la Universidad Nacional de Cuyo y obtuvo el diploma nacional de enólogo en Francia en 1989. Ese contacto con el Primer y

Viejo Mundo vitivinícola le valió ser fichado por el grupo Louis Vuitton Möet Hennessy como jefe de viñedos en Chandon, creador y director de la bodega Terrazas de los Andes, amén de creador y director técnico de su joint venture con Château Cheval Blanc (de Burdeos, Francia), bautizado Cheval des Andes. Y, así, cosechó el respaldo y prestigio necesarios para dejar su huella: encabezó la élite que implementó la estrategia –que muchos juzgaron quimérica– que encumbró al malbec como variedad de bandera y a la Argentina como productora de alta calidad. Decidido a concretar su sueño de dedicar su afán a un emprendimiento a escala más personal, en 2003 se asoció con Sielecki –heredera del fundador de Laboratorios Phoenix– para ser el wine manager de unas hectáreas de malbec plantadas a fines de los años ‘20 en Luján de Cuyo. En 2007, sumando a esa tarea su


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rol como asesor itinerante, sufrió un violentísimo accidente automovilístico en su Mendoza natal: las lesiones fueron tan graves que, desde entonces, se moviliza en silla de ruedas. Porque no se detuvo. Y así fue como decidió agradecerle a la vida la segunda oportunidad con la cual había sido bendecido. “En 2009, mi hijo Rodrigo era un adolescente que quería dinero para cambiar la suspensión de su bicicleta. Siguiendo el ejemplo de mi padre, le sugerí venir a trabajar. Aunque no fui tan estricto: yo estuve 9 años junto a él en Weinert y las primeras dos cosechas, pese a estar ya graduado, las trabajé a la par de cualquier operario, lavando toneles, recibiendo la uva, cargando los camiones. En cambio, si bien Rodrigo participó de la cosecha, también tuvo acceso al proceso de elaboración de un blend del que embotellamos 1.800 unidades. Al tiempo lo probamos y gustó tanto su estilo, fresco e intenso, que decidimos darle continuidad. El nombre de la línea surgió como un agradecimiento a la vida por haberme dado la chance de cumplir el sueño más preciado para un enólogo: hacer un vino con su hijo. Es una experiencia de una gran alegría porque, si bien traté de no empujarlo demasiado, el contagio de la profesión a la pasión se dio como con mi padre y conmigo. Hoy estudia Agronomía porque le gusta más la viticultura que la enología pura. A su edad me pasaba lo mismo”, comenta. La vuelta al estudio del terroir es un rasgo de la nueva generación de enólogos. ¿Ahí está el futuro del vino argentino? En la última década, cada vez se advierte más la influencia del trabajo agrícola en el resultado vitícola. Es un abismo de diferencia con la época de mi padre, cuando en la mayoría de las bodegas se procesaba la uva que mandaban desde el viñedo directamente: el enólogo a lo sumo tenía la chance de decidir si estaba suficientemente madura para la cosecha, pero no más. Sin embargo, si bien la industria local hizo progresos importantes en términos de calidad, ahora tiene que demostrar que es capaz, técnicamente, de sostenerlos en el tiempo. El logro de mi generación fue posicionar la imagen de marca del malbec y a la Argentina en el mundo. La clave de quienes nos siguen es no quedarse con eso sino seguir progresando: producir malbec de distintos terruños, porque el consumidor se aburre enseguida. ¿Es estratégica la diversificación varietal? Primero hay que avanzar en la identificación de la diferencia entre los propios malbec argentinos. No sólo es muy distinto el de Cafayate con relación al

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promoción en ferias internacionales. En una bodega como Mendel, el margen de error es mínimo. O nulo. Porque si hago 8 mil o 10 mil litros, que CAJAS es mi capacidad, no tengo chance de elegir ni CON 172 MIL BOTELLAS DE equivocarme: es lo que tengo. La ventaja es que sí ALTA GAMA ES LA ACTUAL dispongo de todo mi tiempo y dedicación para PRODUCCIÓN DE MENDEL concentrarme en esa parcela, ese viñedo, ese WINES, QUE FACTURÓ tanque. Lo que más me sedujo para dejar FUE EL AÑO EN QUE DE LA las grandes ligas y encarar este gran cambio U$S 1,5 MILLÓN MOTA SE profesional fue la oportunidad de hacerme EN 2014. CONVIRTIÓ EN cargo de un viñedo tan antiguo como EL PRIMER ENÓLOGO ARGENTINO EN excepcional. Y que, en lugar de la inverINTEGRAR LA sión que tengo que justificar, mi único ACADÉMIE INTERNATIONALE parámetro es el vino que quiero hacer. Por DU VIN. ejemplo: el año pasado salió un excelente semillón pero en menor volumen, 9 mil en vez de 12 mil botellas. Como no me manejo con un mínimo, hago el volumen que puedo con la calidad que quiero. de Valle de Uco o el que crece al sur del paralelo En 2013 se convirtió en el primer enólogo 42, en la Patagonia; sino también en cada zona vitivinícola hay microrregiones. Y, a su vez, hay argentino en ser admitido como miembro de la Académie Internationale du Vin (NdE: que volverse muy estrictos para detectar y potenEntidad con sede en Suiza que establece “los ciar las distinciones entre parcelas de una misma finca. Queda mucho por hacer porque, en función patrones de calidad que definen al vino considerado de noble origen”). ¿Fue eso lo más de esas variables, hay que reorganizar el viñedo, grato que le dio esta profesión? equilibrarlo, ajustar la fecha de cosecha ideal... Diría que la mayor satisfacción han sido los amigos Pero ello debe hacerse sin descuidar el hecho de que encontré, los profesionales que conocí, los que hemos demostrado que podemos elaborar otros cepajes –cabernet sauvignon, semillón, syrah, referentes de los que aprendí. El mundo del vino te abre puertas de un modo que quizás no tenga viognier– de modo igualmente excepcional. comparación con otras actividades, porque es más ¿Cuál es la principal diferencia, en términos de importante el contacto humano. Por eso, cuando creatividad, entre elaborar vino en una bodega me preguntan por momentos ideales, suelo decir de gran porte y una boutique? que la ocasión para tomar un vino es fácil de Aclaremos algo: una bodega pequeña, o boutique, no es mejor ni peor por su sola escala. Ahora bien, encontrar para quien lo ama... y ama. El vino no es indudable que, en ese caso, la desventaja princi- puede tener mejor excusa que la de compartir: con un amigo, con un padre, con un hijo, con una pal es que no se cuenta con la misma disponibilimujer... Beber una buena copa con otro es una dad de recursos que una de mayor envergadura experiencia inigualable, porque el vino no nació destina a contratar estudios de mercado, elaborar para beberse en soledad. planes de marketing y participar en campañas de

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Roberto de la Mota (Mendoza, 1960) es ingeniero agrónomo y enólogo (Universidad Nacional de Cuyo), además de diplomado nacional en enología por la École National Superieure Agronomique de Montpellier, Francia. Hijo de don Raúl, prócer de la vitivinicultura moderna en la Argentina, trabajó 9 años a su lado en Cavas de Weinert. Fue jefe de viñedos en Chandon (1994-1997), creador y director de Bodega Terrazas de los Andes (1997-2006), creador y director técnico de Bodega Cheval des Andes (2001-2006). En 2003 se convirtió en socio de Mendel Wines y en 2006 fundó R. de la Mota Viñedos y Vinos, dedicada al asesoramiento vitícola y enológico. En 2013 fue el primer enólogo argentino en ser admitido como miembro de la Académie Internationale du Vin. Actualmente es prosecretario de Wines of Argentina (entidad encargada de promocionar el vino argentino en los mercados externos), de la que fue vicepresidente en el período 2010-2014.


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