PESCA DE MARLING EN AUSTRALIA

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PORTUGAL

3,35 €

JUNIO 2010 • Nº 178 • 3,60

Primera revista de Pesca de Altura

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JUNIO 2010

www.revistapescaabordo.com


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El “Audaz” , también en las Antípodas


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mposible de igualar es el palmarés obtenido por el “Audaz”. Pascual Durá, el patrón de la tripulación, tiene en su haber más de veinte victorias absolutas, entre las cuales destacan seis campeonatos de España de brumeo, cinco nacionales Rodman, una Copa del Rey, Campeonato europeo, Copa de España de Curricán de Altura, dos Ligas Nacionales, un Mundial de Clubes, un Campeonato del Mundo en cuanto a skippers, un mundial absoluto y otro por equipos. Contamos, a continuación, la experiencia de Durá, junto a su hombre de confianza y fiel marinero, Albert Gómez, en un viaje al continente austral. Por Andrés Orts. www.andresylapesca.blogspot.com


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l viaje se realizó entre febrero y marzo de este 2010 y contó con dos destinos de pesca. Transcurrirían más de treinta horas hasta el primer destino y los protagonistas de esta aventura deseaban aprovechar la ocasión para pescar en varios spots. El primero sería en Nueva Zelanda, en el límite entre el Océano Pacífico y el Océano Índico y, el segundo, en Australia. Con salida desde Barcelona y, con una primera escala técnica en Milán, a bordo de un Boeing 777 partieron rumbo a Singapur y, tras 15 horas de vuelo, se llegó al destino. Una vez en Singapur y con un trasbordo que apenas duró una hora, de nuevo, Pascual y Albert embarcaron hacia Auckland, Nueva Zelanda. Esta vez el vuelo fue algo más corto, diez horas. Al día siguiente, ya en un pequeño vuelo doméstico (veinte pasajeros) viajaron a Kerikeri situada en Bay of Islands. Ya en el aeropuerto les esperaba Trent, el capitán del barco “Cerveza” quien amablemente trasladó a los dos pescadores al Hotel Criscon Castle, un sitio familiar, regentado por la propietaria, situado en un entorno maravilloso, con el puerto muy cercano, rodeado de islas y encumbrado en una montaña, con una magnífica vista al punto donde se funden los océanos Índico y Pacífico. En este lugar pasarían tres días con un chárter contratado para la pesca desde las 7.30 h. hasta las 17.00 h. Tras sólo dos jornadas de pesca, pues la tercera tuvo que ser anulada por mal tiempo, viajaron a Auckland de nuevo con un día más imprevisto de turismo y ya rumbo a su segunda escala, ésta en Australia. Vuelo internacional desde Auckland a Brisbane, para se-

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haciendo que el vivo navegue bien. De hecho ya tiene su dificultad hacerlo navegando a sólo tres nudos. Inmediatamente sonó de nuevo la carraca, esta vez era en el carrete de 80 libras, y lamentablemente, fue un animal de inferior peso, por lo que en apenas 15 minutos habían capturado y liberado de nuevo otro marlín rayado. Este segundo rondaría los cincuenta kilos. Así se sucedió el resto del día, que para ser el primero no estuvo nada mal y acabó la jornada de pesca a las 17.00 h. Nuestros protagonistas se dirigieron al hotel para descansar y estar listos para el siguiente día.

Segundo día: Marlín y cambio de tiempo guidamente tomar otro avión con destino final en Newcastle, ciudad situada a 200 kilómetros al norte de Sidney. Allí, les esperararía el capitán del chárter contratado, Tim Dean del barco “Calipso”, quien les acompañaría a Anchorache Bay y se alojarían en el Hotel “Pepers” durante tres días. Con los mismos horarios que en la vez anterior, esta vez sí, repletos de pesca intensiva, para una vez concluido el periplo, volver a casa con la retina saturada de imágenes y el corazón satisfecho por los numerosos combates, capturas y sueltas, tan satisfactorias como cualquier otro campeonato, quedando este maravilloso lugar marcado ya en el mapa del mundo personal de nuestros aventureros.

Pescando en Auckland, Nueva Zelanda En el puerto de Opua, a bordo del barco “Cerveza” un fantástico Riviera de 50 pies de eslora, capitaneado por Trent y acompañado por sus dos marineros, nuestros protagonistas tuvieron la oportunidad de disfrutar de dos hermosas jornadas de pesca.

Primer día: El viaje merecía la pena Salida a primera hora de la mañana con el barco muy bien pertrechado. El material con el que se pescó fue de primera calidad, a destacar los equipos de 50 libras y de 80 libras, así como los señuelos con los que se tentaría al cebo vivo. En esta zona la costumbre es la de pescar con vivo por lo que los barcos están preparados con viveros de una extraordinaria calidad. El vivo se capturó en Bay of Islands, en poco menos de diez minutos; a bordo se encontraban 20 jureles de buen tamaño. De allí rumbo a los 400 metros de fondo, y tras navegar 12 millas, llegaron al punto deseado por el capitán. Después de navegar cerca de una hora en el lu-

gar decidido por el capitán para ese día, soltó hilo la primera caña. Eran las 11.00 h. y se veía saltar a lo lejos un precioso marlín rayado. El carrete de 50 libras sonaba con fuerza y la felicidad se desató a bordo. El viaje había valido la pena, habían logrado el objetivo. Después de una lucha de más de veinte minutos en stand up, el animal estaba rendido junto a la borda del barco; dio mucha batalla y fue un precioso combate. Sería de unos 60 o 70 kilos y, después de desanzuelarlo y reanimarlo, se le concedió el indulto que darían los taurinos. De nuevo y, sin apenas tiempo para celebraciones, todo el equipo se puso manos a la obra, calaron las cañas y empezó una nueva tentativa. La velocidad era de cuatro a cinco nudos, y es que no es fácil ir mas rápido

En principio parecía ser una jornada idéntica a la anterior, pero esta vez no utilizarían cebo natural, se decantarían por el artificial. Los peces estaban más remolones y les costó aparecer. Hasta las 12.30 h. no había ni rastro del objetivo, pero justo a medio día, de nuevo un marlín rayado. Éste parecía ser el más grande hasta el momento y, de hecho, así fue. La lucha, quizás algo menor que el primero y, pese a ser capturado también en stand up y, con un carrete de 50 libras, no llegó a dieciséis minutos. Si bien fue mayor que el primero, resultó ser menos peleón. El tiempo empezó a complicarse. La mar parecía no querer que continuaran con la jornada por lo que tuvieron que poner rumbo a puerto y dar por concluido el día. El tiempo no mejoraba y, de hecho, arruinó la tercera jornada en Nueva Zelanda, y se tuvo que anular la salida al día siguiente por mal tiempo.


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Pascual Durá se ha tomado un tiempo sabático y se ha alejado del estrés de los campeonatos por voluntad propia. Su firme propósito es el de disfrutar exclusivamente de los mejores spots del mundo para la Pesca de Altura.


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Pesca en Newcastle, Australia En el puerto de Port-Stephen y a bordo del barco “Calipso”, les esperaba el capitán Tim Dean, quien acompañado por su marinero, les brindaría la oportunidad de gozar de las siguientes jornadas de pesca.

Primer día: Disfrute de la pesca Salida a primera hora de la mañana. Esta vez el material con el que se contaba era de inferior libraje; carretes y cañas de 50 libras. El tiempo, pese a haber pasado dos días y haber cambiado de escenario, seguía revuelto. Tomaron rumbo al centro de la bahía y se acercaron mucho a una serie de islas muy agrestes donde pusieron en marcha la “artillería ligera” o curris de costero para coger el vivo. En esta ocasión, capturaron pequeños listados de no más de 500 gramos, y ya con el vivero cargado rumbo a veinte millas de distancia. La travesía era digna de los más intrépidos marineros, pues en estas islas salir más de cinco millas de la costa supone casi siempre encontrar una mar bastante seria. El área de pesca era una zona muy característica, ya que es donde cae la plataforma continental de 50 a 300 metros en apenas media milla. Este corte recorre toda la costa sur de Australia, por lo que es la zona preferida por todos los pescadores de esta modalidad. Así que se veían varios barcos que realizaban la misma pesca y en el mismo lugar. Esta vez, por la zona seleccionada así como por el cebo escogido, buscaban el gran marlín negro, rey sin duda de estas costas y quizás el pescado más hermoso y difícil de capturar en el curricán de altura y que da fama al Big Game por excelencia. Eran las 10.00 h. y saltó la primera caña. Por primera vez, en Australia, el carrete ardía, era un 50 libras, no se podía ni tocar. Se trataba, efectivamente, de un marlín negro, muy ágil y saltador, no de gran talla, pues se veía pequeño para lo que se espera de esta especie, que apenas rondaba los cincuenta kilos. Pascual tardó pocos minutos en embarcar la pieza. Desanzuelada y liberada, de nuevo, como es costumbre en la zona, salvo en contadas ocasiones. Otra vez, manos a la obra, a intentar capturar alguna pieza mayor. A las 11.45 h. y, todavía pescando con los listados como cebo, picó un marlín rayado, que rondaría cerca de los ¡ciento cincuenta kilos!. Ya era un adversario más serio, sobre todo, si tenemos en cuenta que la modalidad era stand up y con un equipo de 50 libras. En el combate se peleó durante más de 30 minutos, para finalmente dar su brazo a torcer y, permitir, como de costumbre su liberación. Todavía quedaba tiempo y ganas, por lo que volvieron a tentar a la suerte. El mar, sin embargo, estaba cada vez

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Al capitán del “Calypso” no le dejaba de sorprender la entereza de Pascual y Albert, ya que lejos de asustarse por la mar gruesa, parecía que disfrutaban más y, es que la mala mar y nuestros protagonistas, son ya viejos conocidos.

peor, y el capitán aconsejó que se volvieran pescando rumbo al puerto. Al capitán no le dejaba de sorprender la entereza de los dos clientes, ya que lejos de asustarse por el estado de la mar, ya a estas alturas mar gruesa, parecía que disfrutaban más y que se encontraban más a gusto, y es que la mala mar y nuestros protagonistas son ya viejos conocidos. De regreso a Port-Stephen a unas doce millas de la costa, de nuevo el último marlín rayado del día. La pieza también pequeña, no pasaría de los setenta quilos. Esta vez fue Albert quien se hizo con el animal, apenas duró 15 minutos el combate, para finalmente, y por enésima vez, liberar la captura. Ya sin tiempo ni cuerpo para más, regresaron al hotel a disfrutar del merecido descanso.


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Segundo día: Una pieza más De nuevo, idéntica maniobra al día anterior, pesca de listados y rumbo a la zona caliente a por el gran marlín negro, pero esta vez Eolo fue piadoso y reinó un maravilloso día de calma. A buena velocidad, 22 nudos rumbo al veril y cañas al agua. Al poco tiempo, strike y picada en una caña de 50 libras, esta vez un marlín negro, no muy grande, pero peleón. Pesaría cerca de 70 kilos, era un animal muy luchador, que en veinte minutos estaba rendido y como no, fue tributo de la libertad. El resto del día pasó sin pena ni gloria, lamentablemente una jornada de mar perfecto, con una paz que no volvió a ser estropeada por ninguna picada. Muchos pescadores temen y huyen de los días de calma, coincidencia o no, pero lamentablemente este día acabó sin más.

Tercera y última jornada: El día amanecía complicado, amenazaba tormenta y se tenía la esperanza que dicha tormenta llegara al caer la tarde. Con la misma rutina que los días anteriores, se hicieron con listados y rumbo al veril sin perder un solo segundo. A las 9.00 h. hubo la primera picada, un pequeño marlín negro de unos cuarenta kilos, que no tardaría más de diez minutos en ser liberado. Más tarde a eso de las 11.00 h., picada. De nuevo, otro marlín negro de pequeña talla, unos 60 kilos, con idéntica fortuna. Siguieron tentando a la suerte pero sin éxito con esta especie. Cerca de las 12.00 h. tuvieron una última picada con un gran marlín rayado de unos ochenta kilos. Esta

vez la tripulación decidió sacrificarlo por razones puramente gastronómicas. Llegados a este punto y viendo venir la tormenta, el capitán decidió dar el día por finalizado y poner rumbo a puerto, con tan buen ojo, que apenas amarrados en el puerto, se desató la misma fuertemente con vientos de más de ochenta kilómetros por hora. Febrero y marzo son en estas latitudes, fechas de temperaturas estivales, rondando los 25º, y lo habitual es que con estas temperaturas piquen las especies y tamaños que se encontraron. Los peces habituales en toda la costa australiana por esta época del año son los marlines negros pequeños o marlines rayados medianos. Sin embargo, es más probable que durante los meses de octubre y noviembre las capturas de los grandes marlines negros se den con más frecuencia en la Gran Barrera de Coral, en la zona norte de Australia, en Cairns. ¿Quién sabe? quizás el año que viene tengamos de nuevo noticias del “Audaz” por estos lares, pero ¿esta vez con algún record IGFA? Cansado, por el momento, de las competiciones, nuestro campeón, Pascual Durá, se ha tomado un tiempo sabático y se ha alejado del estrés de los campeonatos por voluntad propia. Su firme propósito es el de disfrutar exclusivamente de los mejores spots del mundo para la Pesca de Altura, acompañado por su inseparable marinero y gran amigo, Albert. 륬


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