Ejercicio Caja de Memoria

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La selección de imágenes que forman parte de la caja de memoria hacen alusión, no a elementos objetuales individualizados, sino que a espacios que conforman un sentido genérico.

La imagen del escritorio de mi pieza, lugar que también se transforma en parte de mi taller de trabajo, va re articulándose continuamente en cuanto a su decoración y disposición de los elementos presentes: papeles, lápices, cuadernos, libretas, catálogos y revistas. Estos elementos los he ido acumulando a través del tiempo y que poseen una carga afectiva importante y que hacen de mi habitación completa, una zona de comodidad y seguridad acogedora en la que puedo acceder de manera libre, y en donde establezco todo el control. Escritorio, lugar de trabajo y taller


Colección de libretas de anotación

Mis libretas de anotaciones, enmarcado en el contexto anterior, demuestran un gesto inmediato de la intimidad que busco dentro de mi zona de confort. La acción de escribir me es familiar desde la adolescencia, en donde comienzo a rescatar todos los mensajes, ideas, y pensamientos que no quería perder dentro de la espontaneidades que existen en la rutina. El valor de cada escena o historia particular me llevaba a esa situación de registro automático, y es un elemento formativo fundamental dentro de mis métodos de trabajo, y como valor individual por sí solo; la libreta es un objeto que me acompaña a diario, y por lo cual he adoptado el hábito de cada vez adecuar su tamaño a uno más cómodo.


Colecci贸n personal de libros y revistas


Acompañado del hábito de la escritura, y siendo el origen de mi interés por ella, está la lectura. Esta la desarrollé mayormente en el ámbito escolar con las lecturas obligatorias, las cuales se me hacían muy amenas. A partir de ellas encontré un interés particular por el lenguaje y las palabras como un componente del pensamiento y del saber, que me ayuda, así mismo, con la organización de mis ideas y la búsqueda conceptual detrás de ellas. Estos libros se transforman en objetos formativos importantes dentro de mis formas de proceder ante cualquier planteamiento.

Estante con apuntes, textos escolares, libros, cámaras y revistas


Mi casa está ubicada en un sitio amplio en donde mis vecinos son mis familiares, es por ello que los espacios de tránsito, el patio, tiene un carácter colectivo en el que todos aportan con elementos particulares que terminan componiendo visualmente todos los rincones donde se ponga atención, y de manera espontánea e inconsciente. Entre los más recurrentes, se puede observar presencia de elementos de construcción, herramientas, y otros objetos aleatorios.

Sección del patio contiguo a garage nuevo


Diferentes tipos de materiales acumulados en el patio

Entre ellos se destacan diversos tipos de materialidades: latas, maderas, fierros, óxido, plásticos, el concreto desgastado por el paso de los años. Todos estos elementos, al ser parte de mi paisaje de tránsito cotidiano, los naturalicé desde siempre. No me era extraña su presencia dentro de mi hábitat, y sin embargo permanecían velados por esa misma rutina. No les otorgué ningún sentido particular en ningún momento; dentro de la poca distancia que tenía con ellos, existía una ceguera respecto del valor visual que me entregaban. Mi relación con ellos era limitada por la inconsciencia del pasar continuo. No obstante, permanecen constantemente y se van modificando la disposición entre ellos, conformando un paisaje de cambio constante en cuanto a su re ordenamiento.


Taller de trabajo de mi papá en el interior del garage antiguo

El espacio taller es un lugar presente en mi memoria desde pequeña. Mi papá se adjudica esta área de trabajo ubicada en el garage del sitio en donde vivo y lo va equipando a través del tiempo hasta tener acumulados diferentes objetos que van desde lo funcional y que le ayudan para producir, tanto como otros apilados y guardados esperando ser alguna vez utilizados. Esto denota la apropiación de un espacio en el que de manera consciente se ha ido organizando utilitariamente la disposición de los objetos y herramientas, lo que genera un ambiente visual particular en el que se destacan la agrupación aparentemente azarosa, y que no obstante, es dominada lógicamente sólo por quien las agrupa de esta forma.


Detalle del taller de trabajo de mi papá

Esto genera la idea de pertenencia con una zona de control que se repite en fundamento con la del espacio personal, pero argumentado desde el contexto colectivo, en donde el paso del tiempo admite esa apropiación, permitiendo finalmente que desde el exterior, se prohíba por convención su acceso deliberado, y se mantenga distancia desde un área que anteriormente era común.


Arriba Detalle taller de trabajo de mi papá Abajo Detalle taller de trabajo de mi abuelo

Bajo la lógica anteriormente mencionada, puedo establecer un símil con el taller de mi abuelo que se encuentra dentro de su misma casa, ya no desde el espacio personal extraído desde lo colectivo, sino que desde la agrupación personal de los elementos utilitarios. La recurrencia a lo apilado, y la imagen amontonada, genera una información visual recargada, en donde existen una gran cantidad de estímulos que vistos desde lejos no obtiene ningún sentido. Esto se revierte en tanto existe una información detallada de cada elemento que contribuye en esa composición, complementado además por una atmósfera lumínica particular.


Taller de trabajo de mi abuelo

La ambientación otorgada por la luz fría –exterior o fluorescente en ambos talleres – genera una atmósfera en donde la luz y la sombra se contraponen generando contrastes que provocan situaciones de penumbra localizadas, en oposición a la visibilidad con la que se trabaja en el taller. Esta diferencia lumínica hace cuestionar los conceptos del descubrir (sustentado por la luz) y el ocultar (sustentado por la sombra), en donde se desencadenan, consecuentemente, la acción de la búsqueda, el hurgar y el develar.


Taller de trabajo de mi abuelo

Dentro de mi niñez me vi inmersa en esa situación en donde lo incógnito y lo secreto de esos espacios me generaba una ansiedad por querer observarlo todo en ese contexto de recarga visual. La cantidad de información a la que podía acceder por medio de la experiencia visual y sensitiva en general (táctil u olfativa) , me era totalmente nueva a ser un lugar que no me pertenecía, y en donde no tenía ningún control ni conocimiento.


Este espacio de no pertenencia, me hacía cuestionarme el sentido de la intromisión y la irrupción a un lugar con el que soy familiar sólo de forma externa. Esa curiosidad era coartada por la idea de la prohibición en mi ingreso a ellos, en donde tenía una contradicción con la idea del respeto del espacio personal, lo que me generaba una tensión que desembocaba en la ansiedad antes mencionada.

Acceso al taller de mi abuelo


Foto familiar donde se aprecia parte de mi casa construida de una planta

Mi casa, que en un comienzo tenía sólo un piso, fue construida hace 28 años por mi papá. A través del tiempo la fue implementando externa como internamente en pequeños detalles hasta que se hizo el segundo piso, en donde igual participó de su construcción. Posteriormente cambió paredes completas que tenían la madera antigua, modificándola y mejorando su estabilidad. Luego hizo el porche en la entrada, y así como un sinnúmero de otras necesidades constructivas, eléctricas, e incluso de gasfitería que hemos necesitado para solucionar algún problema.


Mi casa en la actualidad

Estos antecedentes me son fundamentales para entender el trabajo progresivo con el que se construyó mi casa y con lo que hoy tenemos por hogar, en el que además compartimos con el resto de mi familia quienes viven en las casas contiguas. La valoración del proceso para lograr un fin que se adecúe a nuestras necesidades de espacio, inconscientemente, la he observado inadvertidamente desde pequeña por el desempeño constante de actividades que modifican el lugar en donde vivo. Y eso desapercibido paulatinamente se ha hecho consciente no sólo desde parámetros visuales sino que procesuales en su totalidad.


Colección de VHS de mi abuelo

Parte importante de mi infancia y niñez, está documentada en videos que mi abuelo realizaba de las actividades en conjunto que compartíamos, viajes a los que íbamos todos juntos, y momentos que para mi tienen una significancia importante dado que toda mi vida he convivido cerca de mi familia por parte de papá y mamá. El registro, se transforma en una herramienta indispensable para rememorar todo aquello que cuando niños vivimos; devela incluso, situaciones que no recordaba y que sólo mediante la imagen he traído de vuelta a mi memoria. Además, la experimentación con éste mismo medio tiene una carga familiar, ya que con mis primos buscábamos utilizarla para grabar cortos y películas de forma casera, los que aún mantenemos almacenados en formato VHS.


Viaje a Villarrica


Viaje a Villarrica, 1998

Mi familia es primordial en mi formación de hábitos y costumbres. Además de la acción de compartir, algo que realizamos todos los días, son las situaciones vacacionales en las que salíamos todos juntos al encuentro de lugares naturales en donde acampábamos en grupo. Estos viajes los hacíamos en un furgón que mi abuelo tenía en esos años en donde era común que fuéramos a diferentes tipos de lugares para disfrutar distintos tipos de paisajes. El encuentro con la naturaleza y con lo efímero del campamento marca una relación importante con éste tipo de zonas de paso con el que nos familiarizábamos completamente por una semana, para luego cambiar destino. El descubrir y experimentar salidas de éste tipo conforman un gusto por la experiencia de encuentro con un lugar o un espacio dispuesto a ser descubierto y en donde existen posibilidades amplias de recorrido, situación que me entregaba libertad a la hora de enfrentarme a un paisaje desconocido.


Cumpleaños n° 4, 1999

En conjunto con lo anterior, y ese mismo habitar colectivo dado lo grande de mi familia, siempre se daban este tipo de situaciones de carácter festivo, en donde compartir nuevamente era la forma de disfrutar de fechas importantes como cumpleaños, vacaciones, o diferentes tipos de actividades que desarrollábamos juntos fines de semana. En ellas siempre había mucho movimiento y bullicio, juegos con mis hermanos y primos, conversaciones, risas o cantos en algunas circunstancias. Éstos eran una gran cantidad de estímulos que se daban de forma simultánea y en los que quería participar en su totalidad; estaban pasando cosas en todo momento y en muchos pequeños espacios a la vez, diferentes tipos de conversaciones o actividades que se daban dentro del lugar donde se realizaba la celebración. Esto me hace valorar el espacio como un ambiente que me permite interactuar con diferentes tipos de experiencias, en la que cada una de ellas me entrega un aporte sensitivo importante y valioso enmarcado dentro de un contexto que las contiene a todas ellas por igual, y que sin embargo, les entrega la libertad de desarrollarse de manera independiente en el mismo lugar.



Los acontecimientos que marcan sucesos visuales y perceptuales importantes en mi forma de observar el medio, están mediadas principalmente por situaciones familiares. En ellas, y en el convivir constante con muchas personas en un lugar amplio donde existen tránsitos constantes y elementos compartidos, se han articulado maneras de componer y experimentar que se mantuvieron desapercibidas durante mi niñez y juventud, y que llegan a develarse en éste momento de análisis. El espacio y su articulación constante, la valoración del proceso que conlleva esa articulación muchas veces intuitiva, la vinculación con situaciones compositivas en espacios colectivos desde lo personal, construyen maneras propias de componer que son consecuencia de esa constante relación con el lugar en donde vivo.


Todo aquello que he presenciado y observado desde pequeña, conforman visiones derechamente relacionadas con mi entorno cercano, que se enmarcan en un afán por experimentar el espacio desde lo intimista y particular, hasta lo colectivo y superficial, en la forma de componer tanto como en la manera de argumentar visualmente ese espacio.

Por otra parte, el registro de esos mismos procesos se transforma en una herramienta fundamental para reflexionar sobre los procesos y evoluciones, funcionando como un material que ayuda en una organización constante que mantiene una constatación de los cambios que sufre el entorno, ayuda ndo a valorar el peso de los antecedente, y de la evolución progresiva, tanto o más que la consumación del producto. Infiere una valoración del medio en igual medida que el fin al que se busca llegar.



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