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EDITORIAL
José Pulido
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Felipe Izcaray
Gorqui Por Mireya Grau y
ALIRIO DÍAZ Y RODRIGO RIERA
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Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL).
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El Diario de Caro ra y Alirio Día z
Instituto Pedagógico “Luis Beltrán Prieto Figueroa”.
Fernando Briceño Álvarez
Cátedra libre literaria: Juan Páez Ávila
Andrés Trapiello a caste "traduc lla e" Quijote no actual "D on de la M ancha "
DIRECTOR
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Juan Páez Ávila Métafora
SUBDIRECTOR REVISTA CULTURAL
de la nost
algia ALBOR RODRÍGUEZ
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Gorquin Camacaro
PRIMERA C CULTURA ASA DE LA EN VENE ZUELA Norma Isabel Pinto
CLARÍN ESPEJO D E
JEFE DE REDACCIÓN EDITORIAL
José Pulido Wilfredo Páez Gallardo Julio Bolívar Fausto Izcaray Jorge Euclídes Ramírez Rafael Montes de Oca Martínez Héctor Saldivia Seijas Omar Ocariz
Fundación CAROHANA
DISEÑO Andreina Rincón Barquisimeto, Venezuela Todos los Derechos. Copyrigth c Septiembre año 2014
GRÁFICO
DIRECTOR DE ADMINISTRACIÓN
CA
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La isla e
n libros
Reinaldo Chaviel
CONSEJO
UNA ÉPO
Rodolfo Cardona
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Julio Bolívar
Literatura e identid misterio de la pa ad o el ella Eduardo Mendoza
AGOSTO.
LA FAMILIA D GERBASI (I E VICENTE I) PARTE Petruvska Simne
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Dina Grijalva
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VALENTINA RODRÍGUEZ
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García
Creación y Venezue sombras en la
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Víctor C arr su novela eño bautizó de inmig al cielo ración y al inerno Ninguna piedra e s horizon para los te cantos a pagado s
Alessandra Coronel
Picaso
Luis Hars s: “ libro, soy Yo no soy un muchos otros”
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JUAN DE LA VILLA
EDUARDO MONTES-BRAD LEY EL VIAJE SOÑADO
Juan Páez Ávila
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ribo para tero: "Esc o Rosa Mon al sinsentid o tid n se darle un " de la vida
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+Crítica : “Viend o pasar el siglo”
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Daysi de Rosas
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Falleció G ünter Gra ss, autor de "El Tamb or Hojalata " y Premio de Nobel 19 99
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Picasso
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ESCRITURA
Antonio López Acosta
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Luis Eduardo Cortés Riera
me son: “No Jill Abram e mi trabajo d to arrepien mes” ew York Ti en 'The N
Muere e le uruguay scritor o Eduard o Galeano
Muere e l escritor y editor francés Fr ançois Maspero
ENIDO
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EDITORIAL
ALIRIO
DÍAZ
Las aceras son altas y estrechas. Una lagartija pequeña sube la blanca pared como un rayo al revés y durante una fracción de segundo, podría haber revelado un ala de mosca agonizante en sus fauces diminutas de dragón. Surgen como un espejismo de geometría las casas coloniales, el casco histórico, los gruesos muros y sus techos de tejas, adornados con plantas parásitas que se asoman desde aleros y grietas. A veces en las ventanas que parecen cerradas a perpetuidad, se abre un postigo y muestra el celaje de la belleza. El sol inicia su escalada y con su ardor creciente repasa con lentitud de horno aquellas paredes, sin poder doblegar la frescura interior de las casas porque aún hay granados, trinitarias, frescores de patio mozárabe. Es la Carora antigua, a unos pocos minutos de que los relojes den las once de la mañana. Y hemos llegado hasta el amplio portón de una casa cuyo zaguán emana un aroma mentolado de jardines regados hace poco. El “pasen adelante” invita a entrar y conocer aquella casa cuyo contenido justifica la ilusión de tener el pasado y el presente en un solo espacio: allí vive Alirio Díaz. El maestro permanece sentado en el corredor y hace una seña para que nos acerquemos. Está leyendo algo. Lo deja de lado, en una mesita cercana y comienza una conversación sin igual, porque escucharlo hablar también es un privilegio. De guayabera blanca y rostro sincero, con una cierta dulzura que parece indígena, el maestro Alirio habla de Italia, de algunos recuerdos, tal como estando en Italia habrá comentado detalles de Carora o de los cardonales de La Candelaria. Es historia viva, es uno de los más extraordinarios guitarristas que ha tenido la humanidad. Ahora, cuando abundan genios de ese instrumento, podría dudarse un poco de la inigualable ejecución de los grandes guitarristas del siglo veinte. Pero Alirio, ya con su cuerpo agotado de tanto vivir y crear musicalidad, toma la guitarra en un gesto tan natural como quien saluda desde un barco. Y sus manos viejas y hermosas se mueven con la velocidad graciosa de una lagartija que recorre la blanca pared. Quizá era más bien una mata de orquídeas con sus flores cegadoras de pureza femenina. El asunto es que ahí fue cuando brotó el vals llamado Natalia. De Antonio Lauro. La hija de Antonio Lauro convertida en una música que aligera las paredes, los techos, los pensamientos y el aire. Una obra de arte perfecta. Natalia en Alirio y Alirio reinventando el universo con las mismas seis cuerdas que todos los demás han usado. JOSÉ PULIDO
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Por: Mireya Grau y Gorquin Camacaro
EMBAJADOR CULTURAL DE VENEZUELA EN EL MUNDO Su Música, su genio artístico, trascendieron los límites que, a veces, impone la política.
ENTREVISTA A MARÍA ISABEL DÍAZ, DIRECTORA GENERAL DE LA FUNDACIÓN ALIRIO DÍAZ E HIJA DEL MAESTRO 1.- ¿Cree usted que el destierro o el haber dejado atrás la Otra Banda influencio en su momento la obra del maestro? Alejarse de su tierra, de sus raíces, de esa energía telúrica que ha sido la sabia que ha alimentado durante toda su vida a mi padre, sin duda ha significado un paso importante en su vida. Esa relación tan profunda entre su tierra y su música se ha traducido en valorar más la relación con el pasado, sus ancestros e, inevitablemente, ha influenciado su obra de intérprete, como se evidencia en su repertorio. 2.- ¿Qué elemento cree usted, musicalmente hablando es una constante en la obra del maestro? No soy músico, pero nací y crecí con los sonidos de la guitarra y las melodías de la música clásica, latinoamericana y venezolana. Esa alternancia de piezas que tienen el mismo valor musical bien sean de Bach o del Indio Figueredo ha sido una constante musical en mi padre y puedo afirmar que allí reside su gran legado como Maestro universal. 3.- ¿Qué músicos, personalidades o intelectuales influenciaron en la obra del maestro Alirio Díaz? Sin duda su Maestros Laudelino Mejías, Raúl Borges, Andrés Segovia, Regino Sainz de la Maza dejaron una gran impronta en su formación artística. Intelectualmente no puedo dejar de mencionar a Don Chío Zubillaga, su mentor, quien lo orientó hacia el estudio de la guitarra. 4.- ¿Cómo fueron las relaciones que llevó en su momento el Maestro con la prensa y con la política? En los años 50 el maestro obtuvo una beca para estudiar en Madrid, gracias al aporte del entonces Ministerio de Educación, y siempre ha sido invitado por los Presidentes de Venezuela del momento, para representar nuestro país como embajador cultural, por ende creo que la música y el arte trascienden los límites que, a veces, impone la política. 5.- Hablemos de la obra de Juan Páez Ávila Dos Guitarras, obra que muestra literariamente la vida y la obra del maestro Alirio Díaz y Rodrigo Riera, qué opinión le merece la misma. y en su momento el maestro la comento? El libro del Prof. Juan Páez Ávila, quien fue mi tutor en mi tesis de grado como Licenciada en Comunicación Social, es una obra que narra con gran estilo lo que ha sido la vida juvenil de Alirio Díaz y Rodrigo Riera, unidos en el talento por la música y la guitarra. Es una expresión literaria que muestra las vicisitudes de ambos artistas y las narra con delicada y fluida destreza narrativa. Creo que es un gran aporte a lo que fue nuestra sociedad de los años 40 y 50, y constituye, además un estímulo para los jóvenes de nuestras regiones venezolanas. Otros aspectos narrados pertenecen al imaginario del autor que juega entre la ficción y la realidad, manteniendo, sin embargo, la esencia de lo acontecido que merece ser mencionado, como parte fundamental del aspecto biográfico de ambos músicos. Mi padre, disfrutó de esta obra y se sonreía al leer algunos fragmentos, reconociendo la historia vivida. 6.- ¿Cree usted que Alirio Díaz aportó elementos novedosos a la música que incluían paradigmas de la Candelaria? No entiendo muy bien la pregunta, pero el Maestro, con La Candelaria en su alma, su aldea natal, a pocos kilómetros de Carora, hacia La Otra Banda, recordó los ritmos de su infancia al hacer arreglos o armonizaciones de obras populares. En varias ocasiones nos mencionaba el palmoteo al hacer las arepas o el ritmo de las pilanderas de maíz… 7.- Alirio Díaz, ¿ciudadano de la Candelaria o universal? Discúlpame… la duda ofende… jajaja 8.- Los caroreños sabemos que significa el maestro Alirio Díaz en nuestro acervo cultural, para su hija que significa? Al hablar como hija, entran en juego otros elementos y factores de una relación familiar entre padre e hija. Puedo confesar que con mi padre he aprendido lo que significa la calidad del tiempo compartido. En efecto, era poco el tiempo que pasaba en familia por 04
atender su carrera concertística, pero al llegar a casa cada encuentro era muy profundo. Hacíamos sesiones de ver diapositivas que era como sentarse a ver películas, entonces nos describía cada imagen y personaje. Luego teníamos hermosas caminatas por la ciudad en librerías y museos, sin hablar de las canciones en español que nos enseñaba, esas piezas que más adelante encontré al oír el Quinteto Contrapunto o Morella Muñoz… Mi padre para mí representa el encuentro con lo que es posible alcanzar mediante la sensibilidad, es amar el arte en toda su dimensión y es profesar, en cada momento de la vida, un gran respeto por el otro. 9.- Cómo se inició el maestro en la música, especialmente en la guitarra? Octavo hijo de padres campesinos, nació el 12 de noviembre de 1923 en La Candelaria, caserío caroreño del Estado Lara. De niño demostró aptitudes musicales y una natural curiosidad por la cultura. Allí vivió hasta los dieciséis años, cuando empujado por los deseos de vivir y estudiar en Carora, abandona bruscamente el hogar paterno para continuar estudios de 4º, 5º y 6º grados en la célebre Escuela Federal Graduada "Egidio Montesinos". Es cuando conoce al carismático luchador social y vehemente intelectual y periodista Cecilio Zubillaga Perera, quien será el primero en descubrir la vocación fundamental de Alirio Díaz y quien hasta sus últimos años logró verlo como un artista realizado. Luego de esos tres años de vida material insoportable el joven Díaz se dirige a la ciudad de Trujillo, en donde va a dar comienzo definitivo a los estudios académicos de la música, propiamente lecciones de Teoría, saxofón y clarinete, bajo la dirección del renombrado maestro, compositor y director de Banda Laudelino Mejías. Para éste y otras personalidades trujillanas, lleva cartas de recomendación de parte de Don Cecilio, cartas en las que el sabio caroreño decreta el porvenir artístico de Alirio. En ese entonces, para ganarse el pan el joven tiene que aprender nuevas profesiones: tipografía, mecanografía, inglés, corrector de pruebas periodísticas, guitarrista popular acompañante en Radio Trujillo y saxofonista en la Banda del Estado. Siempre obedeciendo a los mandatos espirituales de Don Cecilio, con su guitarra, sus libros y sus profesiones, viaja a Caracas en septiembre de 1945, donde descubrirá las bases definitivas de su porvenir de músico. 10.-Es cierto que Alirio Díaz es un desaforado coleccionista, llegando a coleccionar hasta flores? Ciertamente el Maestro es un gran coleccionista, es por ello que la Casa Museo que es la Fundación Alirio Díaz contiene en su patrimonio las colecciones del Maestro en distintas áreas. Más allá de lo que es su obra, sus manuscritos, su biblioteca, su música, etc. Las colecciones del maestro son de carácter antropológico, como piedras de su espacio geográfico natal, objetos de usos y costumbres de su aldea, etc. 11.- Como Directora de la Fundación Alirio Díaz, ¿qué planes tienen, para eternizar el legado de su padre? La Fundación Alirio Díaz, institución privada sin fines de lucro, tiene como misión principal preservar el legado artístico del maestro Alirio Díaz. Entre sus funciones están: Conservar el patrimonio personal del maestro compuesto por instrumentos musicales, su archivo musical (cintas magnetofónicas, material discográfico, casetes de audio), material audiovisual (videocasetes, películas), material fotográfico, partituras, afiches, programas de mano, material hemerográfico y epitomar, entre otros. Custodiar y preservar el archivo de manuscritos (originales de investigaciones sobre musicología y folklore), partituras originales de sus armonizaciones y arreglos y otros documentos de gran valor para la historia musical de Venezuela. Custodiar y preservar su biblioteca particular, especializada en música, literatura, entre otras disciplinas artísticas. Conformar un Centro de Documentación Musical para la consulta de investigadores, especialistas, docentes, estudiantes y público general, tanto de Venezuela como del exterior. Publicar partituras inéditas, editar sus investigaciones, así como ampliar su producción discográfica. Promover actividades de formación en el campo de la música, como conferencias, charlas, talleres, cursos, seminarios, así como organizar eventos musicales para la difusión de la guitarra, su repertorio e intérpretes. Promover la realización de producciones audiovisuales (radio, cine y televisión) que tengan como objetivo la difusión de la música en general en sus distintos ámbitos (clásico y popular) y de la guitarra en particular. Estrechar vínculos con instituciones educativas y culturales, organismos públicos y privados con la finalidad de desarrollar proyectos conjuntos que estimulen la creación y la difusión musical. Es mucho el trabajo por hacer… 12.- Hablemos del concurso de guitarra en sus dos modalidades. Actualmente hay tres concursos de guitarra que llevan el nombre el Maestro Alirio Díaz. El más antiguo es el Concurso Internacional de Guitarra Alirio Díaz que desde el 2000 se realiza en Carora, a petición de mi padre. Es un Concurso de gran renombre a nivel mundial y acuden guitarristas de todas partes. Luego, existe el Concurso Internacional de Guitarra Alirio Díaz para Jóvenes que se lleva a cabo en Roma. Italia, bajo la Dirección Artística de Senio Díaz, hijo del Maestro. Este año este concurso llega a su 4ta edición y el anual. Otro certamen es el Concurso Nacional de Guitarra Alirio Díaz que se efectúa en Carora, y que tiene tres ediciones. Es de carácter bienal. Estos prestigiosos certámenes rinden un merecido homenaje a la dimensión artística del Maestro y celebran el 05
invaluable aporte que le ha legado a la Escuela Guitarrística Nacional, a través de la formación y apoyo a nuevos valores del instrumento, así como a la promoción de importantes Cursos y Concursos Internacionales de Guitarra y la recopilación, transcripción, arreglos y armonización para Guitarra que ha realizado del folklore de diversos países de Europa, Latinoamérica y especialmente de Venezuela, los cuales son actualmente interpretados en todo el mundo. Igualmente buscan impulsar y colaborar en la carrera musical de las más recientes generaciones de guitarristas de Venezuela y el mundo, razón que lo convierte en escenario privilegiado para los nuevos talentos de la escena guitarrística. Considero que el Maestro es retribuido, en cierta manera, a través de estos eventos que elevan su nombre y enaltecen su vida dedicada a la guitarra.
Maria Isabel Díaz
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ALIRIO DÍAZ UN MAESTRO EJEMPLAR
Felipe Izcaray
Alirio Díaz fue cómplice en mi decisión de escoger la música como profesión definitiva. Corría el año 1969 y mis estudios universitarios en la Escuela de Sociología de la UCV estaban interrumpidos a causa del proceso de renovación académica que sacudía los cimientos ucevistas y mantenía inactivas sus aulas. Si bien me parecía muy interesante la profesión de sociólogo, en mi fuero interno me sentía músico, aspirante a director de coro o de orquesta. Pero las condiciones que el país le ofrecía a un joven provinciano aspirante a músico, no habían variado mucho desde los años en que Alirio y Rodrigo se habían trasladado a la capital a estudiar. Peor aún, no existían estudios formales de dirección de coro o de orquesta en ninguno de los conservatorios oficiales o privados. Fue luego de un concierto que dirigí en la Casa de la Cultura de Carora, con un grupo de miembros del Orfeón de la UCV y que bauticé con el nombre de “Coro de Cámara de Caracas”, cuando recibí la visita del admirado Alirio Díaz detrás del escenario quien me dijo: “¿Y qué haces tú estudiando sociología? ¡Tú eres un músico nato y te debes dedicar a eso!”. Pasado mi inicial estupor me dije a mí mismo: “si el Maestro Alirio opina que yo debo ser músico, pues músico seré”. Esa decisión me ayudó a encaminar mis gestiones posteriores para lograr los medios y trasladarme al exterior y orientar mi vida hacia la profesión musical. Era la época de oro de Alirio Díaz, considerado entonces como uno de los mejores, si no el mejor, de los guitarristas del mundo. En mis años de estudiante en los Estados Unidos adquirí un disco de Alirio Díaz, grabado por la afamada compañía EMI, que decía en su carátula “Alirio Díaz, considered by many to be the best guitarrist alive” (Alirio Díaz, considerado por muchos el mejor guitarrista viviente). El orgullo caroreño casi hizo que mi pecho estallara ante ese merecido elogio a nuestro artista universal. Soy testigo de la admiración que genera el maestro Díaz en muchos países. Recuerdo cuando en 1981 coincidimos en un viaje a Italia, su segunda patria. Mientras yo esperaba en el aeropuerto de Roma la conexión para viajar a Sicilia con la Orquesta Municipal de Caracas, Alirio me pidió que lo ayudara a cargar su pesado equipaje y pasarlo por la aduana. Llevaba su acostumbrado cargamento de quinchonchos y plátanos verdes para hacer tostones. Para mi sorpresa, Alirio fue recibido con aplausos por los agentes aduanales italianos, quienes le saludaban amablemente con admiración “prego, avanti Maestro”. La generosidad de Alirio Díaz hacia mi persona no terminó con la orientación vocacional antes mencionada. El 30 de noviembre de 1976 dirigí mi primer concierto orquestal con la Orquesta del Centro Simón Bolívar y le solicité a Alirio Díaz que actuara como solista en ese concierto. El maestro aceptó gustoso en darle ese gran espaldarazo a un joven director caroreño prácticamente desconocido en esa área. Las tres mil butacas del Aula Magna de la UCV fueron totalmente ocupadas por sus fieles seguidores y la presencia del maestro ayudó a darme a conocer como conductor de orquesta. 07
Alirio Díaz interpretando el Concierto en La Mayor de Mauro Giuliani con la Orquesta de Cámara del CSB, dirigida por Felipe Izcaray en el Aula Magna de la UCV, 30 de noviembre de 1976. Este gigante de la guitarra, el mismo que tocó en Julio de 1975 para el más numeroso público jamás visto en el Aula Magna de la UCV, cuando más de 4000 personas escucharon deslumbrados su recital en butacas y pasillos totalmente llenos, dejando apenas un pequeño círculo para que el maestro, sin micrófono, vistiera de gala la música de los grandes, siempre ha estado dispuesto a apoyar a músicos jóvenes, sean guitarristas, directores de orquesta, cantantes o instrumentistas de otra especialidad en sus respectivas carreras. En la década de los años 60 y 70 acudían jóvenes guitarristas de todo el mundo a los cursos internacionales dictados por el maestro en la UCV, los cuales eran coronados por un concurso que ha derivado en el ya arraigado “Concurso Alirio Díaz” que se celebra actualmente en su querida Carora. Como músico profesional, muchos años después de esa recordada recomendación vocacional de 1969, he compartido escenario con el Maestro Díaz en diversas ocasiones. En 1979 tuve el honor de ser acompañado por un emocionado Alirio Diaz en una memorable gira con las orquestas juveniles de Barquisimeto y Carora por varias ciudades de Venezuela. También grabamos juntos en 1980, la primera versión en estudio del Concierto para Guitara de Antonio Lauro con la Sinfónica Simón Bolívar y actuamos juntos con distintas orquestas a través de los años. Debo decir que siempre ha sido el mismo Alirio, el hombre sencillo, tranquilo y reservado que, para nuestro deleite, se acrecienta cada vez que se posesiona y domina con su singular virtuosismo las seis cuerdas de su lira ancestral. Termino este recuento con una anécdota memorable de la que fui testigo. En Mayo de 1980 dirigí la Orquesta Simón Bolívar en Ciudad Bolívar. El solista del concierto fue Alirio Díaz y estaba también presente el maestro Antonio Lauro. Nos habían alojado en un hotel con vista al río Orinoco. Horas después cuando descansaba en mi habitación, escuché unas voces cantando acompañadas de guitarras. Bajé curioso, atravesé la calle y allí estaban sentados en un pequeño muro los dos maestros, Antonio Lauro y Alirio Díaz con dos guitarras “…cantándole canciones a nuestro gran río”. Como músico venezolano y gran admirador de nuestra música, me sentí testigo mudo y privilegiado de poder disfrutar de ese momento tan especial. Sentí que Carora, una vez más, estaba presente en un lugar mágico, en las manos de un gran intérprete, al lado de otro gran maestro.
ALIRIO DÍAZ Y RODRIGO RIERA
JPA
La decisión de escribir una biografía novelada de la vida y la obra de Alirio Díaz y Rodrigo Riera, la tomé después de agotada la edición de una simple y modesta biografía que me editó FUNDARTE, Caracas, Venezuela, 1988, después de oírlos tocar juntos en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela (UCV) invitados por el Rector Carlos Moros Ghersi, con motivo del sexagésimo aniversario del nacimiento de ambos guitarristas; en el Museo de Barquisimeto, en un tal vez inmerecido homenaje al lanzamiento de mi candidatura al Senado de la República, y en ¨El Farol de los Gauchos¨ cuando se conoció mi elección como Senador, a cuyo gesto indefectiblemente caroreño, se incorporó a tocar y cantar el pintor Jesús Soto, quien frecuentaba el bar restaurant con Rodrigo, pero en ese momento, sinceramente, ajeno a la distinción de que yo era objeto por parte de mis paisanos y amigos guitarristas. La realidad dio paso a la imaginación y comencé a verlos transitar, desde muy niños, por una ruta cargada de obstáculos que tenían que vencer para poder alcanzar los más importantes escenarios del arte guitarrístico, impulsados por una pasión irrefrenable por la música y la orientación de dos grandes maestros de la cultura caroreña, Cecilio (Chío) Zubillaga Perera y José (Ché) Herrera Oropeza. Conocí La Candelaria, el villorrio donde nació Alirio, su soledad y su aislamiento del mundo moderno donde se producían cambios y avances científicos, tecnológicos y culturales sin que los candelarenses pudieran percibirlos, menos asimilarlos e incorporarlos a su posible evolución. Todo allí permanece estancado, la emigración de sus jóvenes compelidos por las carencias materiales para la subsistencia, no la detiene ni la armonía del canto de los pájaros, ni el esfuerzo de los mayores que se arraigan a la tierra, abrazados a una guitarra o un cuatro para sucumbir con el tiempo a la morada final, dejando en el camino una estela de sonidos. Me imaginé a un niño inocente atrapado en un pequeño mundo de soledades, tristeza y melodías quejumbrosas, tratando de ocultar los deseos de viajar a otras realidades. Ese panorama humano y social yo lo había visto muy cerca de La Candelaria, en otro villorrio llamado San Francisco, cuando todavía era un niño y supe que ya Alirio había ingresado a la Escuela Superior de Música José Ángel Lamas, y sin embargo todo me parecía normal, rutinario, hasta que ya adolescente me enteré que Alí Lameda, poeta, y Gustavo Leal y Carlos Sisirucá, médicos, famosos ambos, también habían emigrado del pueblo. Lo que no podía saber en ese entonces, hasta que los conocí en Caracas, era que con ellos también habían emigrado cerebros privilegiados, muchos de los cuales percibí en la escuela primaria, pero que al no poder romper el cerco que la pobreza le tiende a la mayoría de los niños campesinos, como a Lorenzo Barquero el personaje de Rómulo Gallegos, se los tragó la llanura. Conocedor de esa realidad, cuando Alirio Díaz trajo a mi apartamento en Caracas a Alí Lameda, recién salido de un campo de concentración en Corea del Norte, donde estuvo durante de 7 años sometido al secuestro y la tortura, después de leer La Otra Banda, mi primera novela en la que aparece una familia Lameda que emigra de San francisco, y la biografía de Chío Zubillaga Caroreño Universal, su gran maestro, 08
fue cuando percibí el genio de ambos emigrantes de La Otra Banda. Alirio tocó en su guitarra arreglos suyos, composiciones de Rodrigo Riera y de otros grandes compositores del Repertorio Universal de la Guitarra Clásica. Luego, para sorpresa de todos, tocó cuatro, y finalmente acompañó a mi hija Valentina a tocar en el piano. Alí recitó algunos de sus poemas, me regaló El Corazón de Venezuela y nos habló de lo humano y lo divino que le había acontecido en la vida. A la hora de la despedida les comuniqué que yo escribiría sobre la vida de ambos si, 10 años menor que ellos, los sobrevivía. Alí, con la voz tronante de su maestro Chío Zubillaga me dijo: -¡Claro que nos sobrevirás! Sobre todo a mí que vivo de vaina, gracias a que los Presidentes Chocescou de Rumania, Caldera y Carlos Andrés Pérez y el Partido Comunista de Venezuela lograron me liberaran de una muerte segura en pocos días si no me trasladan a un hospital de Rumania. Todos celebramos el regreso de Alí y Alirio, éste nos invitó a encontrarnos en Barquisimeto con Rodrigo Riera.
El Diario de Carora y Alirio Díaz Ejercicios sobre la identidad “…Este que hoy traemos al público sobre el tablado de nuestra tribuna, es un muchacho que hace cuarto grado escolar en esta ciudad. Es el jovencito Alirio Díaz, en quien se observa la propensión por la materia histórica (…) El presente artículo es una revelación de esa particularidad del joven Díaz. Y cuidado que gracias a ella sale a luz el nombre de un caroreño que se desvivió, bien que mal, por el cultivo de las letras, y quien tiene el mérito incuestionable de haberlas llevado en el periódico o sobre el banco escolar, a nuestra población del campo, que tanto necesita de ilustración para que pueda ser en verdad, Patria de hombres completos…” Cecilio Zubillaga Perera, Otro que empieza a escribir, El Diario de Carora, 18-12-1939 En un agitado tiempo para la cultura caroreña, nace en un poblado de la Otra Banda del río Morere -La Candelaria-, el 12 de noviembre de 1923, Alirio Díaz Leal. Gusta el Maestro Díaz decir que Carora era para las poblaciones circundantes a ella, “la polis”, a la manera de las ciudades-estados griegas, que irradiaba y perfilaba con su cultura la vida de aquella sociedad rural. Oigamos su testimonio en un manuscrito autobiográfico de 1948: “…en 1936 conocí la ciudad de Carora, que me pareció hermosísima. Aquello parecía a mis ojos como un sueño: nunca había sabido que era o como una ciudad. Tuve ocasión de conocer el Morere, primer río que conocí en mi vida; la Plaza Bolívar, donde contemplé la primera estatua que conocí del Libertador, y tantas cosas que ignoraba como campesino…”. Desde La Candelaria, Alirio Díaz, por medio de su tío y padrino, Juan Bautista Verde, y de Chepel Riera y su esposa Virginia, se acercó al esfuerzo formativo de “El Diario”. En su libro “Al divisar el humo de la aldea nativa” nos narra que: “…Si los libros eran continuas y repetidas lecturas, no lo eran menos los periódicos caroreños que arribaban a la aldea (…) Si ya en 1915 Juan Bautista Verde se había ocupado de recopilar el antes citado folletín “Álbum Poético” de “El Impulso”, ello nos da a entender que el periódico contó al menos con una suscripción en La Candelaria y con gente que ya empezaba a tener conciencia de la importancia cultural de la prensa. Por eso apenas se fundó “El Diario” en Carora, en septiembre de 1919, será el mismo Don Tita Verde el fiel agente del periódico…” A tal grado llega el interés de Díaz por la prensa que comienza a coleccionar algunos ejemplares de “El Diario” que le regala Doña Virginia de Riera. Tiempo después custodiará ejemplares de otras ediciones periódicas como sus dos tomos, encuadernados en diciembre de 1949, de folletos y revistas que le obsequiara Chío Zubillaga, para las que escribe un “Prefación”, en el que se lee: “…Regalo inmerecido del conspicuo polígrafo caroreño, lo hizo con la intención de estimular la inclinación que demostré hace diez años por los estudios históricos…”; igualmente, su compilación de números del periódico “Cantaclaro”, que se adornan con notas marginales de Don Chío, y de “Presente”, diario trujillano. “El Diario”, según lo expresa el Maestro Alirio, se convierte para él, como para la juventud de los campos torrenses, en un texto educativo, rememora las ediciones especiales en el capítulo de “El combativo y cultural periodismo caroreño” de “Al divisar el humo de la aldea nativa”, cito: “…Fecha de emocionante 09
Fernando Briceño Álvarez
expectativa cultural era el primero de febrero, pues fue la que por diversos años El Diario consagró a una celebración de especial importancia: “El Día del Periodista”. En esa fecha el periódico caroreño, que tanto honor hacia –y aún hace- a la prensa latinoamericana, vestíase con significante atuendo literario, gráfico y tipográfico, para honrar y exaltar la memoria de altos valores del pensamiento nacional. Recuerdo las ediciones –y conservo algunas de ellas- dedicadas a Tulio Febres Cordero (fue la primera, de 1935, nada menos que ochenta y ocho páginas), Cecilio Acosta, Rafael Arévalo González, José Herrera Oropeza, Jesús Semprún, Alcides Losada, Luis Correa y Leoncio Martínez. También muy importantes por su contenido cultural otras ediciones especiales de El Diario dedicadas a Pedro León Torres, héroe de nuestra independencia; al memorable educador Ramón Pompilio Oropeza y a Andrés Riera Silva, médico y filántropo de fines del siglo XIX…” Igualmente evoca las lecturas de sus periodistas, poetas y articulistas preferidos: “…leía yo con avidez los artículos, ensayos y polémicas de don Cecilio Zubillaga Perera, al lado de magníficos trabajos de Ambrosio, Isaías y Rafael Oropeza, Antonio Crespo Meléndez, Isaías y Víctor Julio Ávila, Alí Lameda, Ramón Gudiño y Luis Oropeza Vásquez, además de las poesías de Segundo Ignacio Ramos, Elisio Jiménez Sierra, Naty González Sierralta y Domingo Amado Rojas…” La motivación que inspiraba “El Diario” en aquel joven arriero y criador de cabras era tanta que lo animaba a la aventura de formar parte de aquella labor civilizadora, cito: “…Más trataba yo de estar al día con este fecundo movimiento cultural y socialista (…) se encendían entonces mis ganas de participar algún día de cualquier manera en ese movimiento. Pero si los sueños tardaron en cristalizarse, no llegué tarde del todo para sentirme recompensado…” Tres años transcurren, es septiembre de 1939, para que luego de la primera visita de Alirio Díaz a Carora, el joven candelareño se avecine en la ciudad, donde continúa sus estudios primarios. Instalado en la “Pensión Bolívar” de Doña Justa Matute, y como portero nocturno del Teatro Salamanca, se inscribe en el cuarto grado de la Escuela Graduada Egidio Montesinos; allí, se funda un periódico escolar y como lo dice Díaz: “…Mi deseo de ver mi nombre en letras de molde me impulsó a escribir algo para el público. Este artículo breve se tituló: “La luz de una escuela”, y se refería al mismo periódico…” Esta primera incursión en la prensa local dio pie a Alirio para presentarse en la casa de Chío Zubillaga, así nos lo cuenta: “…Pocos días después fui a conocer a uno de los hombres más grandes de mi patria; Don Cecilio Zubillaga Perera, el ilustre maestro de juventudes. Después de muchos consejos que recibí de él, me insinuó que escribiera algo para “El Diario”. El 18 de diciembre de 1939 salía a luz pública mi primer artículo serio, con una estimuladora presentación de Don Cecilio. Este artículo bajo el rótulo de “R. Salvador Perera O.”, maestro caroreño, lo dediqué a quien me abrió las puertas de “El Diario”…”. Algunos otros artículos escribió Alirio Díaz para “El Diario”, entre 1939 y 1942, pero al tomar la decisión de seguir estudios musicales, primero en Trujillo, con Laudelino Mejías, y luego en
Caracas, con Raúl Borges, se suspendió su colaboración escrita, pues enfiló su atención a su preparación como músico y ejecutante de la guitarra, sin embargo, el interés por la escritura y por los periódicos se mantuvo presente en él, un ejemplo claro fueron sus notas para el periódico “Presente”, en Trujillo, donde además trabajó como tipógrafo entre 1942 y 1943. Es necesario destacar aquí, que cuando Alirio Díaz comienza a escribir en “El Diario”, el periódico está dirigido por Antonio Herrera Oropeza, hijo de José Herrera Oropeza, y en su redacción se yergue la personalidad de Antonio Crespo Meléndez, cuñado de Antonio Herrera, quienes, luego de la muerte del fundador, entienden que la supervivencia administrativa del mismo depende de que la empresa se asuma como un patrimonio familiar. Luego de consolidada su carrera de concertista, y después de dejar de asistir a los cursos de guitarra de la Academia Chiguiana, en Siena, Italia, en 1964, el Maestro Alirio decide retribuir a Carora con sus colaboraciones en “El Diario” a través de una columna titulada “Correo de Roma”. Es fácil comprender que este compromiso asumido por el Alirio Díaz es la respuesta a un testigo heredado del legado de formación y cultura que recibió de la generación de caroreños que le precedieron, pero también con ello compartía un interés que ya se había manifestado desde su juventud caroreña y que de alguna forma se mantuvo latente a lo largo de esos años. Entre 1965 y hasta mediados de la década de 1970, Díaz publicará una serie de artículos, redactados en el tiempo libre que le permiten sus conciertos, dedicados a la música académica y popular, así como a otros temas históricos y culturales en los que la responsabilidad sembrada por Zubillaga está presente, como lo señala Alejandro Bruzual al referirse a su libro “Música en la vida y lucha del pueblo venezolano”, una compilación de parte de esos artículos: “…Este libro puede ser visto como un homenaje a Zubillaga, quien aparece a todo lo largo de sus investigaciones como genio tutelar, referencia constante y ejemplo de intelectual e investigador…” En el Fondo de manuscritos del Centro de Documentación de la Fundación Alirio Díaz ,se pueden leer algunas notas para un estudio de Chío Zubillaga, en las que el Maestro Díaz señala la importancia del ejercicio del periodismo, visto desde la óptica de Zubillaga Perera, como un trabajo para la formación de una conciencia analítica y crítica, en la que se reconoce la trascendencia del alma popular como manifestación de idiosincrasia y soberanía; la prensa como vínculo y vehículo de cambio, así como parámetro de las luchas antiimperialistas. Estas orientaciones dan razones al retorno que Alirio Díaz realizó a “El Diario”, desde su columna promueve el estudio de la cultura musical sin establecer prejuicios entre lo académico y lo popular, como manifestación de las luchas populares, como procesos de identidad, y él lo hace con el reconocimiento de aquellos portadores de la tradición musical, cultores desconocidos, pero que el Maestro Alirio logra redimensionar gracias a sus estudios profundos de los orígenes de la música venezolana, para colocarlos como sucesores de diversas tradiciones de pueblos y civilizaciones. En nuestro trabajo de clasificación del archivo hemerográfico de la Fundación Alirio Díaz hemos encontrado 18 artículos de la columna “Correo de Roma”, cuyos títulos son: LAS CUERDAS DE TRIPA, PEDRO Y SABAS GONZALEZ, DON CECILIO Y LA MUSICA, ERNEST Y EL BICENTENARIO DEL NACIMIENTO DE HUMBOLT, GIL FORTOUL Y NUESTRA POESIA POPULAR, SOBRE UN CANCIONERO TORRENSE, SOBRE UN ASPECTO INTELECTUAL DE VARGAS VILA, BEETHOVEN Y SU EJEMPLO HUMANO, ARISTIDES ROJAS Y LAS TRADICIONES NACIONALES, LAS AVENTURAS PATRIOTICAS Y AMOROSAS 10
DE TERESA HEREDIA, VARGAS VILA Y VENEZUELA, FASTOS DEL BANDOLIN Y LA BANDOLA EN SUCRE, COMO SE RECOGEN LOS CANTOS POPULARES, PORQUE RECOGER LOS CANTOS POPULARES, LA GUITARRA EN EL MUNDO, EPITAFIOS PARA LA TUMBA DE UN VIEJO LUCHADOR MUÑOCENSE, SOBRE UN ANTIGUO PERIODICO MUÑOCENSE y DESDE EGIPTO Y LA GRECIA DE HOMERO A LOS PELADEROS TORRENSES. Funge el tema cultural en los textos del “Correo de Roma” como acicate para exponer una batalla sobre la indefensión en que se encuentra el pueblo venezolano, al verse despojado del conocimiento de su identidad, así lo escribe en su artículo “Gil Fortoul y nuestra poesía popular: “…Si tan estupendos ideales estéticos defendidos por Gil Fortoul y otros intelectuales de aquel tiempo fueron desviados posteriormente por tristes y trágicas circunstancias histórico-políticas, cabe decir que los mismos ideales siguen siendo hoy válidos y lo serán mientras se compruebe la vitalidad de las múltiples y ricas fuentes del folklore venezolano, en gran parte inexploradas…” A ello responde, el Maestro Alirio Díaz escribiendo en sus columnas sobre las manifestaciones culturales populares, sus cultores y sus oficios; la canturía, los cantores de rosarios y velorios, la instrumentación y los oficios vinculados a ella, ocupan las líneas de una investigación etnomusicológica que visibiliza esas “ricas fuentes”. Sobre ello diserta Díaz en su artículo “Pedro y Sabas González”, dice: “…Uno de los mayores peligros que implican los progresos de la civilización es la absorción o, mejor, la extinción de los valores populares o tradicionales del arte o del espíritu…”; por eso en su artículo “Porque recoger nuestros cantos populares” expresa: “…A juzgar por los resultados hasta hoy obtenidos, un romance, un tono, o una décima tradicional pueden dar a los estudiosos la explicación de significativos hechos históricos…”. Pero, consciente de su deber formador, Díaz también explora temas de la cultura latinoamericana y mundial. En su artículo “Beethoven y su ejemplo humano” cita a Juan Jacobo Rousseau: “… ¿Cómo puede realizar su obra el artista –se preguntaba Rousseau en su Discurso sobre las ciencias y las artes- si ha tenido la mala suerte de nacer en un país y en una época en que los maestros de moda preparan una juventud frívola para dar el tono de la sociedad, donde los hombres han sacrificado su gusto a los tiranos de su libertad?...” La relación de Alirio Díaz con la tradición del periodismo cultural caroreño y en especial con “El Diario” espera un estudio acucioso, en éste vamos a encontrar un filón que presenta la aldea como espacio que explica lo universal, una lucha por lo telúrico y un compromiso con la memoria que nos da cuerpo patriótico. Allí está, hacia él vamos.
Andrés Trapiello "traduce" a castellano actual "Don Quijote de la Mancha"
Trapiello se ha ocupado del noble caballero antiguo en otras obras (Cortesía)
Trapiello, autor, entre otras, de "Al morir don Quijote" y "El final de Sancho Panza y otras suertes", ha vertido "íntegra y fielmente" la obra de Miguel de Cervantes y el resultado, asegura el Nobel peruano, es que ha "rejuvenecido", "sin dejar de ser ella misma, poniéndose al alcance de muchos lectores". Madrid.- "Lanza en astillero, adarga antigua" es "lanza ya olvidada, escudo antiguo" en la "traducción" al castellano actual que el escritor Andrés Trapiello ha hecho de "Don Quijote de la Mancha", una edición que saldrá a la venta en junio y que prologa Mario Vargas Llosa, informó hoy a Efe Destino. Trapiello, autor, entre otras, de "Al morir don Quijote" y "El final de Sancho Panza y otras suertes", ha vertido "íntegra y fielmente" la obra de Miguel de Cervantes y el resultado, asegura el Nobel peruano, es que ha "rejuvenecido", "sin dejar de ser ella misma, poniéndose al alcance de muchos lectores". Muchos lectores, explican desde la editorial, "renuncian a leer" la obra cumbre de las letras españolas y una de las más importantes de la literatura mundial porque el texto, en el castellano que se hablaba hace 410 años, "les resulta demasiado difícil". La obra de Cervantes "se ha rejuvenecido y actualizado (...) poniéndose al alcance de muchos lectores a los que el esfuerzo de consultar las eruditas notas a pie de página o los vocabularios antiguos, disuadían de leer la novela de Cervantes de principio a fin", indica Vargas Llosa en el prólogo. Ahora, añade, "podrán hacerlo, disfrutar de ella y, acaso, sentirse 11
incitados a enfrentarse, con mejores armas intelectuales, al texto original". La nueva edición no reproduce la obra original sino que está adaptada al castellano actual y añade notas a pie de página para aclarar los pasajes que pueden resultar más oscuros, ya sea por la distancia histórica y de costumbres, ya sea por una cuestión lingüística. Así, "en un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor" es ahora "en un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, vivía no hace mucho un hidalgo de los de lanza ya olvidada, escudo antiguo, rocín flaco y galgo corredor". O el párrafo "el resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas con sus pantuflos de lo mismo, los días de entre semana se honraba con su vellori de lo más fino" es "el resto de ella lo concluían un sayo de velarte negro y, para las fiestas, calzas de terciopelo con sus pantuflos a juego, honrándose entre semana con un traje pardo de lo más fino". "Don Quijote de la Mancha" se estructura en dos partes y su originalidad estriba en que es la primera obra genuinamente desmitificadora de la tradición caballeresca y cortés por el tratamiento burlesco que le da, además de iniciar la novela moderna y la polifónica. Andrés Trapiello es un experto cervantista, autor, entre otras, del ensayo "Las vidas de Miguel de Cervantes" (1993), es Premio Nadal y Premio Nacional de la Crítica.
Métafora de la nostalgia Suma de Venezuela Mariano Picón Salas Junto a Alejo Carpentier y Arturo Uslar Pietri, Mariano Picón Salas fue una de las más destacadas figuras intelectuales de los años 50. Aun cuando desde su oficio ha abordado la Historia y la novela, el autor de Suma de Venezuela es considerado uno de los grandes ensayistas de América Latina. Mucho tiempo después de su muerte, con la edición de sus obras completas a cargo de Guillermo Sucre bajo el sello de Monte Ávila Editores, se ha planteado la necesidad de incorporar a la actualidad cultural venezolana el aporte inmenso que yace en la obra de este escritor. Papel Literario de El Nacional Mariano Picón Salas adoraba los mapas. Y tenía un abuelo maravilloso que supo hacer de él, cuando todavía era un niño regordete y de mirada lánguida, un viajero empedernido. Educado en Francia, el viejo Federico Salas Roo quiso enseñarle a su nieto que el mundo no acababa en las faldas de Mérida y un día le regaló con un Almanaque de Hachette: Ecuador, Madagascar, Turquía… cuántos nombres extraños vinieron a juntársele con los de aquel Mapa Físico y Político de Venezuela que tenía colgado en una de las paredes de su cuarto. Entonces no era miope y lograba avistar desde lejos que el país tenía sólo trece estados y que en él acontecían “cosas extraordinarias” como que “el General Gómez arrebataba el poder al Presidente Castro”. “Comprensión de Venezuela”, el texto que da título al libro publicado por Mariano Picón Salas en 1949 –el mismo que en una edición ampliada pasaría a llamarse Suma de Venezuela en 1966–, comienza con una descripción de las que sólo es capaz de hacer alguien que ha domesticado su espíritu en el acto de soñar ante los mapas. De alguien curioso por los pequeños detalles y las metáforas. “El pie de la isla de Bonaire, que yergue su talón de futbolista contra las Antillas más lejanas –dice Picón Salas mientras enumera 'los pedazos de nuestro continente que en época remotísima se llevó el mar de los Caribes'–; la lámina del cuchillo de Curazao –verdadero cuchillo de pirata holandés–; las gallinitas cluecas bien acurrucadas en un suave nidal marítimo de las islas de Aves...”. Mariano Picón Salas nació en Mérida el 26 de enero de 1901 y tenía once años cuando vio por primera vez el mar. El viaje, también el primero de su vida, ocupó siempre un lugar privilegiado en su memoria: Curazao, con el “gusto de las galletas de jengibre”, le abrió una pequeña rendija sobre la historia contemporánea de Venezuela imposible de obviar para un "muchacho de aguda sensibilidad", como él mismo se define en “Límites de Venezuela: la isla de Curazao”. El personaje de Juan Vicente Gómez fue una de sus obsesiones y en las cercanías del puerto de Willemstad, oyendo las historias de vencidos emigrados venezolanos, fue donde supo que aquel "hombrecillo desmirriado, mal vestido y de ojitos de parapara" era un verdugo. El Ejercicio de la Nostalgia La vocación de escritor nómada es determinante en la vida y la 12
ALBOR RODRÍGUEZ
obra de Mariano Picón Salas. No hay un libro del humanista merideño en el que Venezuela no aparezca, y sin embargo, como contabiliza Simón Alberto Consalvi en Profecía de la palabra (1996), apenas vivió en el país siete años, “descontados los primeros 22 de su vida, de su niñez y de su adolescencia, que terminan en 1923 con su viaje a Chile”. En Chile, Checoslovaquia, Estados Unidos, Colombia, México, España, Brasil, Francia, como si pudiera cargarse con un país a cuestas, Picón Salas nunca dejó de escribir el relato de la historia venezolana. Aunque estuviera ganándose la vida en el mostrador de una venta de muebles viejos en el puerto de Valparaíso, o caminando por el puente Carlos en Praga. Escribir sobre Venezuela era para Picón Salas un ejercicio de nostalgia. Un lenitivo. Suma de Venezuela recoge 33 artículos y es la expresión más acabada de ese empeño: del emigrante que se niega a la pérdida temporal de las referencias que supone siempre el hecho de estar fuera. Tal vez el método no sea el más apropiado, pero si se miran con cuidado las fechas en que fueron escritos o publicados cada uno de los textos, no es descabellado decir que en su mayoría fueron fraguados fuera del país o, en su defecto, durante brevísimas estancias dentro. “Formación y proceso de la literatura venezolana” es un recuento minucioso y actualizado, y lo escribe entre agosto y septiembre de 1938 en Caracas, pero después de doce años de exilio en Chile; “Vísperas venezolanas” y “La aventura venezolana” fueron publicados en 1960 y 1963, cuando era embajador ante la Unesco en París; “Para un retrato de Alberto Adriani” (ministro de Hacienda durante el gobierno de Eleazar López Contreras, y el amigo más entrañable de Picón Salas) fue escrito en Praga, en agosto de 1936, días después de que Adriani fuera encontrado muerto en una habitación del hotel Majestic; “Proceso del pensamiento venezolano” se publicó por entregas en El Universal en abril de 1937, mientras dejaba Praga, tras su intempestiva destitución como Encargado de Negocios, y partía nuevamente a Chile; “Comprensión de Venezuela” fue escrito en 1948, cuando su biografía consigna una nueva mudanza, esta vez de Colombia a México. Guillermo Sucre, conocedor de la obra de Picón Salas como pocos, pondera el alcance de Suma de Venezuela: “Es la más cabal síntesis –por sus ideas, por su don verbal– de lo que él creía: Venezuela era historiable porque era un pueblo con memoria de la aventura. Y ya sabemos lo que quería expresar cuando hablaba de aventura: el arrojo con que los hombres y los pueblos llegan a encarar el destino; aunque éste les sea adverso, el arrojo mismo es ya prueba de conciencia de libertad”. “Comprender a Venezuela, dar una imagen real de la vida venezolana, auscultar la cultura de Venezuela fue su afán de cada día”, escribió Ángel Rosenblat, buen amigo de Picón Salas. Para el autor de Buenas y malas palabras, todo lo que escribió Picón Salas es “una constante y reiterada tentativa de Comprensión de Venezuela”. Este, dice, es el título de una de sus obras, “pero bien podía serlo de sus obras completas”.
El Drama de Regresar Mariano Picón Salas regresó a Venezuela después de doce años de un fructífero exilio chileno, justo cuando murió Gómez, en 1936. Allá vivía, tal como lo describe Héctor Fuenzalida, citado por Consalvi en su biografía de Picón Salas: “Siempre con ese aspecto provisorio de la primera instalación, en la que la única nota permanente eran sus cuadros de Reverón y Poleo, sus cerámicas y sus libros amigos en un magnífico desorden impiadoso, abandonados sobre las sillas, con infinitas dedicatorias e, incidentalmente, en una frágil y avara estantería. Mariano miraba sus libros, los hojeaba cariñosamente. (…) Una maquinilla de escribir iba y venía sobre este tumulto de papel, en cuyos rodillos siempre había una página empezada". Pero la errancia de Picón Salas no fue sólo su gloria, sino también su tragedia. “No dejé de vivir a mi regreso a Venezuela –cuando la vejez se llevó, por fin, a Juan Vicente Gómez– el drama de los emigrados que retornan”. Para muchos venezolanos, el historiador había cometido un grave error: escoger la independencia, la libertad de pensamiento y la vida. “A todos los que regresan –desde el glorioso ejemplo de Miranda hasta el mínimo de los viajeros de 1936– se les cobra un obligado peazgo sentimental. Es la confianza del sedentario contra el nómada; el explicable temor de que los usos, métodos y hábitos mentales que pudimos adquirir en nuestra peregrinación choquen contra el sistema de defensas y rutinas de los que se quedaron”. Ante las críticas –casi todas en la arena política, en la que el autor tuvo una fugaz y decepcionante incursión que cambió luego por la diplomacia–, Picón Salas respondía a veces con excesiva amabilidad (“son las palabras las que producen las más enconadas e irreparables discordias de los hombres”), pero su balance final fue tan lúcido como venenoso: “A los que pensábamos y queríamos poner nuestro pensamiento por encima del chismorreo, los prejuicios o la intriga aldeana, se nos llamaba –cuando menos– 'inadaptados' o 'extranjerizantes'. Para considerarnos y tomarnos en cuenta, para empezar a ser personas serias cuyos argumentos vale la pena analizar, quería sometérsenos a una especie de áspero noviciado sufriendo el doble embate de la estupidez resentida y del formulismo retórico con que durante largo tiempo los venezolanos escondieron su palpitante tragedia”. El alma venezolana Cuando se publicó Comprensión de Venezuela, todavía no existía el concepto de “identidad”, tal como se conoce ahora, no era común u obsesivo, y más bien se hablaba de “alma”, y en parte eso fue lo que trató de penetrar Picón Salas, aunque desde un comienzo apuntó más lejos: estudiarla como un continuum histórico al que había que comprender tanto en sus reiteraciones como en sus modificaciones. El libro fue bienvenido con un entusiasmo insólito, sobre todo en las nuevas promociones literarias, que habían bebido su destreza crítica y sus alardes estilísticos en Formación y proceso de la literatura venezolana (194). José F. Sucre Figarella llegó a compararlo con el libro de Mallea entonces muy leído y discutido, Historia de la pasión argentina (1937), como desde 1949 empezó a serlo aquella nueva mirada del país. Entre las constantes que Picón Salas maneja en Suma de Venezuelaresulta imprescindible rescatar una: su negativa a reducir la Historia de Venezuela a la desoladora metáfora de país que ha alternado sistemáticamente épocas gloriosas con épocas negras, su resistencia a abusar de la nostalgia por la gloria independentista para justificar “lo que
terminamos siendo”. El reto, según él, era infinitamente difícil: cada vez que le preguntaban qué era lo que había que cambiar en Venezuela respondía: “el alma”, “el alma abatida y derrotada”. Suma de libros Compresión de Venezuela fue un libro que no paró de crecer ni siquiera con la muerte de Picón Salas. La primera edición la hizo el Ministerio de la Educación en 1949; la segunda, corregida y aumentada, la puso en circulación Aguilar (Madrid, 1955), en suColección de Autores Venezolanos. Luego vino Suma de Venezuela, que fue el último libro preparado por Picón Salas. La selección de los ensayos regados en revistas, periódicos y enComprensión de Venezuela, la hizo el mismo autor en 1964, un año antes de su muerte, y fue publicada por el sello Doña Bárbara en dos ediciones en un mismo año, 1966. Finalmente, Monte Ávila, en la Biblioteca Mariano Picón Salas, lanzó en 1988 una edición remozada del libro, añadiéndole una tercera parte (“Creación e imágenes”) en la que se rescatan textos sobre literatura y artes plásticas que aparecieron en otros libros del autor. Es esta la edición que seguramente será más fácil de conseguir en las librerías venezolanas. El fundador La deuda de Venezuela con Mariano Picón Salas es inmensa. Su obra literaria e historiográfica, que empezó cuando este tenía 19 años conBuscando el camino (1920), tiene capítulos inolvidables y sustanciales para la vida del país: De la Conquista a la independencia / Tres siglos de historia cultural hispanoamericana (1944), 1941 / Cinco discursos sobre el pasado y el presente de la Nación venezolana (1940), Odisea de tierra firme / Vida, años y pasión del trópico (1931), Regreso de tres mundos / UN hombre en su generación (1959), Suma de Venezuela(1966), y Viaje al amanecer (1943). Pero hay más. Picón Salas fue también hombre de la estirpe de los fundadores. Lo fue con el Papel Literario de El Nacional, con el Instituto Pedagógico Nacional, con el Inciba (actual Consejo Nacional de la Cultura, Concac), y con la revistaArístides Rojas (revista ecléctica), junto a Antonio Spinetti Dini, Enrique Celis Briceño y Mario Briceño Iragorry. Chile, Brasil, México y España también le adeudan ricos testimonios: Intuición de Chile y otros ensayos en busca de una conciencia histórica (1935), Europa-América / Preguntas a la esfinge de la cultura (1947), Pedro Claver, el santo de los esclavos (1950), Regreso de tres mundos (1959), Gusto de México (1952). Finalmente, está la deuda que se tuvo el autor a sí mismo: toda su obra, al tiempo que es la biografía de Venezuela, es una gran autobiografía. El escritor peruano Luis Alberto Sánchez, lo resumió muy bien: “Mariano Picón Salas es su mejor biógrafo”. Los que le conocieron le recuerdan como un hombre amable, tolerante y de sonrisa grata. Errancia y querencia Por Jesús Sanoja Hernández Ángel Rosenblat, conocedor de la obra de Picón Salas como pocos, escribió en la revista Tesaurus, de Bogotá, que aparte de “ciertas creaciones verbales” del proteico escritor, como “problematizar” y “sedentarizar”, este acostumbraba utilizar voces reveladoras, por ejemplo “diáspora” y hasta neológicas, verbigracia “errancia”. Y como signo existencial la errancia fue, ciertamente, el destino de Picón Salas, acompañada siempre, acaso como tormento del ausente, por la querencia: Venezuela incesantemente construida y 13
reconstruida en su memoria, Mérida lanzada a la niñez y la temprana adolescencia en Viaje al amanecer y Regreso de tres mundos, punta y cabo de su gran aventura intelectual. A la errancia pertenecen el autoexilio en Chile, doce años y meses de voracidad formativa, alineando y revolviendo libros de la Biblioteca Nacional, y buceando en la cultura como un nuevo Andrés Bello; el cargo diplomático en Praga, refugio entonces de los intelectuales alemanes aventados por el nazismo; las incursiones por las universidades de EE.UU, Puerto Rico, y su paso por el Colegio de México, 1951, de donde saldría el libro Gusto de México, país al cual tornaría en 1962 como embajador, habiéndolo sido antes en Brasil y Colombia, y la representación de Venezuela en la Unesco, entre 1959 y 1962. A la querencia, que comenzó, larvaria, con aquel pequeño libro por él no muy estimado y por mí releído cada vez que deseo deleitarme con su prosa de los 16 ó 19 años, para terminar con Suma de Venezuela, esa admirable selección acometida por él mismo poco antes de su muerte, pertenecen plena o tangencialmente casi todos sus libros y cuatro extraordinarias jornadas: la Misión Pedagógica chilena, embrión del Instituto Pedagógico Nacional, la fundación de la Revista Nacional de Cultura, de la cual fue además primer director; la creación de la Facultad de Filosofía y Letras, en la cual estrenó decanato y de donde saldría la Facultad de Humanidades y Educación, y por último, en el año final de su vida, la presidencia del novísimo Inciba, en cuyo proyecto tanto habían trabajado Miguel Otero e Inocente Palacios, uno dentro del Congreso, otro desde afuera. Tornando a la errancia, en el período del autodestierro chileno no sólo publicó dos libros de ensayos referidos al país que lo acogió con tanto amor y un volumen de relatos (Registro de huéspedes) y otro con trazos autobiográficos, sino que se carteó con otro merideño ilustre, Adriani, y con quien de regreso a Venezuela daría la batalla para imponer lo que hoy llamamos la socialdemocracia. A este Betancourt le escribió en diciembre de 1932: “Me parece muy bien la línea 'leninista', es decir realista, como ustedes están tratando el problema”. Por esos días se sentía atraído por uno de los grupos de izquierda de Chile –Acción Revolucionaria Socialista– pero abrigaba demasiadas sospechas sobre un proceso dirigido por teóricos fanáticos y dogmáticos. Pero como previo el cubano Hernández Catá en Santiago, al saberse la muerte de Gómez y próximo a regresar Picón a Venezuela, “la política no es para él. Es demasiado intelectual”. Y lo que sucedió después de 1936 lo demostró en demasía: breve paso por Orve y largo, larguísimo viaje por la diplomacia, la cultura, la educación y la rica exploración literaria y creadora. El excelente texto de Comprensión de Venezuela, cuyos originales preparó en la embajada de Bogotá, en Chapinero, fue editado por el MEN en 1949. Resultó un libro impactante. Representaba una búsqueda del país, el fecundo reencuentro con un rompecabezas de realidades, más que una sólida y compacta realidad. Allí metió la geografía y la gente, “el rumbo y la problemática de nuestra Historia”, la poesía, la Caracas de 1945, el proceso del pensamiento venezolano, el nacionalismo universalista tipificado en Adriani. Comprensión de Venezuela sirvió, con capítulos desde
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entonces repartidos temáticamente, como base para armar Suma de Venezuela. Picón añadió aquellos materiales publicados en diarios y revistas, por él considerados necesarios para dar “una imagen sintética y vivaz del país”. Allí está, pues, la querencia por Venezuela. * Publicado el 3 de mayo de 1998
Norma Isabel Pinto
PRIMERA CASA DE LA CULTURA EN VENEZUELA 50 AÑOS DE HISTORIA La Casa de la Cultura de Carora se fundó el 17 de enero de 1965, pero no fue sino hasta el 20 de febrero de ese mismo año cuando quedó formalmente inaugurada con un recital de la cantante lírica mexicana Beatriz Aznar, acompañada al piano por el maestro Martín Imaz, ambos artistas de talla internacional. Dicho concierto se pudo llevar a cabo gracias a los patrocinios del Rotary Club Carora, Centro de Profesionales Universitarios y la Junta Pro-Casa de la Cultura, aunado a la gentileza del señor Octaviano Herrera quien prestó el piano de su casa para la ocasión, y a la gestión del profesor Expedito Cortés, director del Grupo Escolar Ramón Pompilio Oropeza, que permitió el uso del auditorio para tan magno evento. Con este sencillo pero emblemático acto, Carora hizo historia, por cuanto se estaba inaugurando la primera Casa de Cultura del país, nombre tomado de los establecimientos culturales “les Maisons de la Culture”, que se estaban haciendo muy populares en la Francia de entonces. EL ORFEÓN CARORA Lo que motivó la creación de la Casa de la Cultura fue sin lugar a dudas el Orfeón Carora, agrupación coral fundada en 1963 por el Dr. Juan Martínez Herrera, un odontólogo oriundo de Caracas que llegó a Carora a empezar una nueva vida con su esposa caroreña, la también odontóloga Teresita Yépez de Martínez, sin imaginar el revuelo que desataría en un pueblo aletargado y casi carente de incentivos culturales. El Dr. Martínez había estudiado Teoría y Solfeo en la Escuela Superior de Música José Ángel Lamas con el Mtro. Antonio Lauro y de guitarra con el ilustre músico Raúl Borges, profesor de nuestros eminentes guitarristas caroreños Alirio Díaz y Rodrigo Riera. También había sido director del Coro del Colegio de Ciegos de Los Teques, además de alumno del maestro Antonio Estévez en el Orfeón de la Universidad Central de Venezuela, donde compartió escenarios con grandes amigos que más tarde formarían el famoso Quinteto Contrapunto. Fueron precisamente las canciones que cantaba este reconocido grupo las que distinguirían en sus presentaciones al Orfeón Carora, pues este hizo suyas hermosas melodías como Flor de Loto, Maracaibera, Noches Larenses, Pájaro Tilín, La Puerca, Maracaibo en la Noche, y otras tantas más de su maravilloso repertorio musical. El Orfeón Carora despertó el interés de personas de todos los estratos sociales. Sus integrantes eran albañiles, médicos, comerciantes, obreros, abogados, amas de casa, maestros y estudiantes. Los contagiaba la sola experiencia de cantar en un grupo a distintas voces, algo completamente inédito en la Carora de entonces. Los ensayos comenzaron en la casa del Sr. Teodoro Herrera y luego se mudaron al kínder de la Srta. Ermila Álvarez, que más tarde devino en Instituto María Inmaculada. Comenzaron así exitosas presentaciones, giras a Caracas y a otras regiones de Venezuela, que hicieron del Orfeón Carora una de las agrupaciones pioneras y más importantes del país en materia coral. 15
ACTIVIDAD CORAL La actividad Coral siempre ha estado muy presente en la Casa de la Cultura en todas sus épocas. En su recinto se fundaron coros importantes como el Coro Colonial y el Coro de la Fundación de la Casa de Cultura que dirigió el Prof. Juan Tomás Martínez Yépez, además del Coro de niños que dirigía la Prof. Blanca Herrera de Yépez. Hoy día hacen vida en la Casa de la Cultura los coros pertenecientes al Sistema Nacional de Orquestas y Coros: Pre-infantil, Infantil, Juvenil, Coro Sinfónico y Coro de Cámara. GRANDES PROMOTORES CULTURALES Pero el Dr. Martínez no estuvo solo en esta labor, sino que recibió apoyo de personas comprometidas con Carora y con la música que contribuyeron al desarrollo y consolidación del Orfeón, entre las que se destacan especialmente tres: el Sr. Eduardo Izcaray Muñoz, el Presbítero Pedro José Zazpe y el Dr. Domingo Perera Riera. Don Eduardo fue quien animó al Dr. Martínez a formar el orfeón y le obsequió para empezar un pequeño libro con partituras del Orfeón Lamas, del cual él había formado parte en la Escuela Superior de Música de Caracas; el Padre Zazpe, gran colaborador en los ensayos y que incluso le dedicó al orfeón una pieza de su autoría; y el Dr. Domingo Perera Riera, odontólogo también de profesión, quien fue el gran promotor y ejecutor de las ideas que salían de la mente inquieta del Dr. Martínez Herrera. El impulso que generó el Orfeón Carora abrió el camino para la creación de la Casa de la Cultura, quedando la primera junta directiva integrada por grandes colaboradores del Dr. Juan Martínez Herrera y notables figuras de la sociedad caroreña, entre ellos el Dr. Pablo Álvarez Yépez (Dr. Paúcho), como presidente, los hermanos Salomón y Jacobo Curiel Bravo, Cecilio Zubillaga Herrera, Expedito Cortés, Miguel María González, Numa Rojas, Rafael Enrique Herrera Silva, Cruz María Salas, Pedro Zazpe, Nery Carvallo, Antonio Rodríguez, Domingo Perera Riera y Juan Martínez Herrera. VISITANTES NOTABLES Para ese entonces, el Dr. Martínez mantenía una estrecha amistad con Enrique Sánchez Rizzo, Secretario de la Corte Suprema de Justicia y con su hermana Elsa Sánchez Rizzo, encargada de la programación de los artistas en el Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes (INCIBA), posteriormente denominado CONAC. Con estos contactos comenzó la llegada de importantes figuras a Carora, con presentaciones en la sede de la Casa Amarilla frente a la plaza, hoy Biblioteca Pública Riera Aguinagalde, y que sirvió de sede a la institución durante varios años, hasta la construcción definitiva del nuevo edificio en la calle Comercio. A partir de allí se convirtió la Casa de la Cultura en lugar de encuentro de distinguidos músicos, poetas, filósofos, escritores, conferencistas, pintores, artesanos y compañías de danza y
teatro. En sus 50 años de historia la Casa de la Cultura se ha engalanado con memorables conciertos de los maestros Alirio Díaz, Rodrigo Riera, Antonio Estévez, Fedora Alemán, Morella Muñoz, Judith Jaimes, Alfredo Sadel, Jesús Sevillano y Gustavo Dudamel. Agrupaciones como el Quinteto Contrapunto, Gurrufío, el Cuarteto, Onkora, el grupo de Tamunangue de Don Pío Alvarado y Teodoro Campos, Carora en Concierto, el Orfeón Universitario de la UCV, el Coro de la Universidad de Wisconsin, la Coral del Banco Industrial, el Coro de Cámara de Caracas, la Coral Vinicio Adames, la Camerata Barroca de Caracas con la Prof. Isabel Palacios, la Academia Bach de Venezuela bajo la conducción del Mtro. Hellmuth Rilling, organista y director de orquesta alemán, un referente de la Música Barroca a nivel mundial, además de conferencistas de la talla de Aquiles Nazoa y el filósofo José Manuel Briceño Guerrero, entre otros. DON PÍO ALVARADO Y EL TAMUNANGUE A raíz del Primer Festival Folclórico del Estado Lara que se realizó en Barquisimeto en 1966, se dio a conocer la figura de Don Pío Alvarado, uno de los más destacados cantores de golpes larenses y tamunangue, junto con Félix Campo. A raíz de ese evento Don Pío Alvarado se muda a Carora y comienza, junto con sus músicos, la extraordinaria labor de formación a jóvenes especializados en esta expresión folclórica venezolana dentro de la Casa de la Cultura de Carora. ESCUELA DE TEATRO El Dr. Martínez fundó, junto al Sr. Rito Ramón Rodríguez, la Escuela de Teatro que dio origen a la compañía Corpahuaico Teatro y a la Escuela de Teatro Luces y Sombras. Todavía muchos recuerdan el estreno de las obras “Manuelote”y “El Diablo Anda Suelto” del escritor Rafael José Montes De Oca Martínez en la antigua Casa Amarilla de la plaza, donde los personajes cobraron vida propia con actores salidos del Orfeón y otros colaboradores de la institución. A partir de allí numerosas obras se han llevado a cabo en el Teatro Alirio Díaz, donde además se imparten talleres de formación en esta especialidad, capacitando a cientos de jóvenes y niños de los sectores populares de Carora. También se realiza obras conjuntas con el Ministerio del Poder Cultural para la Cultura, a través del Centro Nacional de Teatro. El Diablo Anda Suelto, obra de Rafael José Montes de Oca Martínez
ESCUELA DE BELLAS ARTES Con la llegada a Carora del reconocido artista plástico boliviano Gustavo Riveros Tejeda, se funda en 1972 la Escuela de Bellas Artes de la Casa de la Cultura. El profesor Riveros había sido enviado por el INCIBA a dictar unos cursos de serigrafía y decidió establecerse en Carora con su esposa Eva, nacida en Suecia. Además de haber formado una hermosa familia en nuestra 16
ciudad, han capacitado en esta difícil disciplina a cientos de niños, jóvenes y adultos, muchos de ellos artistas plásticos reconocidos a nivel nacional. ORQUESTA INFANTIL En noviembre de 1974, la Casa de la Cultura toma un giro importantísimo en el desarrollo cultural del país cuando funda el primer proyecto orquestal integrado exclusivamente por niños. La Orquesta Infantil fue fundada por el profesor Sergio Miranda Asenjo, un profesor chileno que venía de trabajar con el maestro Jorge Peña Hen, fundador de la primera Orquesta Infantil de Latinoamérica. A raíz del Golpe Militar de Chile en 1973, el profesor Miranda fue expulsado de sus trabajos y perseguido por el régimen. Se vino a Venezuela en 1974, encontrando apoyo en el Dr. Juan Martínez para fundar una orquesta sinfónica conformada por niños y jóvenes caroreños. A la labor del profesor Miranda se le unen los profesores Pedro Vargas y el gran pedagogo Hernán Jerez, maestro de oboe de destacados alumnos en todo el país, además de ser la persona que dirigió y mantuvo la orquesta por muchos años. Esta iniciativa de la Orquesta Infantil, convirtió a Carora en una de las pioneras de este tipo de agrupaciones, que más se integró al Sistema Nacional de Orquestas Infantiles y Juveniles de Venezuela, impulsado por el maestro José Antonio Abreu y que tantas glorias le ha dado al país con numerosos premios y reconocimientos a nivel mundial. NÚCLEO ARQUEOLÓGICO DE LA CASA DE LA CULTURA La Casa de la Cultura también fue el artífice en la creación del Núcleo Arqueológico, apoyados por William Escalona y Luis Eduardo Cortés. Se inició con una exposición permanente de joyas y muestras indígenas recaudadas por el propio Dr. Martínez, con ayuda de Aníbal Zubillaga y Don Antonio Rodríguez, varias de ellas donadas por el Liceo Egidio Montesinos y el Sr. Mario Oropeza Riera. La exposición se realizó en la casa de Balbuena, la cual fue dada en comodato para el Núcleo Arqueológico, con montaje a cargo de la Galería de Arte Nacional y Curaduría de Michelle Arias. En este anexo frente a la Casa de la Cultura, funcionan hoy día los talleres de música y pintura, además del Programa de Educación Especial. ACTIVIDAD DEPORTIVA Otro aspecto importante dentro de la propia Casa de la Cultura fue el desarrollo de actividades deportivas. Como presidente del Instituto Nacional de Deporte IND-Torres, y con la ayuda de Aníbal Arroyo y Pedro Castro, el Dr. Martínez impulsó la creación de la Cátedra de Ajedrez, el tenis de mesa y los maratones, actividades que tuvieron una enorme aceptación y contribuyeron al desarrollo psicosocial de cientos de niños y jóvenes de todos los barrios. INTERAC CLUB Todas estas actividades tenían un gran apoyo en los jóvenes del Interac Club “Pablo Álvarez Yépez”, organización civil conformada por un grupo de entusiastas estudiantes pertenecientes al brazo juvenil del Rotary Club, gran colaborador de la institución. Estos muchachos de manera voluntaria cargaban tarimas, reparaban paredes, hacían rifas, servían de choferes, actuaban en las obras de teatro, cantaban en el Orfeón, repartían volantes y realizaban cualquier tipo de actividad que beneficiara a la Casa de la Cultura. TEATRO ALIRIO DÍAZ Al hacerse pequeños los espacios de la Casa de la Cultura por la cantidad de actividades que se desarrollaban, surge la necesidad de gestar un complejo cultural más amplio y moderno,
dando origen a la construcción del Teatro Alirio Díaz. Los trabajos de construccipon se realizaron entre 1984 y 1985, con el apoyo incondicional del Dr. Domingo Perera, quien para esa época se desempeñaba como gobernador del Estado Lara. Aún cuando tiene autonomía y mantiene su propia asociación para efectos administrativos y contables, el Teatro Alirio Díaz pertenece y es parte importantísima de la Casa de la Cultura de Carora. Justamente en este recinto se han escenificados numerosas obras de teatro, además de impartir talleres de formación en esta especialidad, capacitando a cientos de jóvenes y niños de los sectores populares de Carora y el Municipio Torres. Durante 15 años la dirección del teatro estuvo a cargo de la Lic. María de Lourdes “Yuyita” de Álvarez. Bajo su gestión se llevaron a cabo importantes eventos nacionales y dos anuales de corte internacional en Títeres, Teatro, Danza y Guitarra. A partir del 2010 la gerencia del Teatro Alirio Díaz está a cargo del actor y destacado director de teatro Jorge Álvarez. A partir del año 2000, el Teatro Alirio Díaz se convierte en la sede principal de los prestigiosos concursos nacionales e internacionales que llevan el nombre del Maestro Alirio Díaz, ambos eventos de altísimo nivel musical que atrae a profesionales de todos los rincones de la geografía nacional y de todas partes del mundo. GUITARRA Y CUATRO En la época de los años 80 se fundó la primera cátedra de guitarra en la Casa de la Cultura a cargo del Prof. Valmore Nieves. La instrucción en este instrumento, al igual que el del Cuatro, continúa dentro del Programa “Alma Llanera”, a través del Sistema Nacional de Coros y Orquesta. DANZA La actividad dancística también ha sido un bastión importante en la Casa de la Cultura. Desde hace muchos años funciona en su sede la escuela de ballet de la profesora Maruja de Meléndez, quien ha formado a cientos de niños en esta exigente disciplina. Hoy día la Casa de la Cultura cuenta con una cátedra propia de Pre-ballet para la atención de alumnos a partir de los 4 años de edad, que dirigen las profesoras Guliana de Nieves, Alicia Pérez y Francia Zavala. EDUCACIÓN ESPECIAL La Casa de la Cultura ofrece un programa de LectoEscritura Braille y Manualidades para niños y jóvenes con necesidades especiales, el cual está dirigido por la Prof. Milagro de Vargas. CONVENIO CON EL SISTEMA DE ORQUESTAS Y COROS La Casa de la Cultura de Carora mantiene un convenio de cooperación con el Sistema de Orquestas y Coros de Venezuela, fundado por el laureado maestro José Antonio Abreu. Esto se hace a través de la fundación Fundamusical y se atiende a miles de niños y jóvenes de todos los estratos sociales entre los 6 y 21 años. Su agrupación musical más emblemática es la Orquesta de Juventudes Pedro León Torres dirigida por el reconocido maestro Felipe Izcaray, la cual mantiene una intensa actividad mensual de conciertos y talleres impartidos por más de 70 profesores. El director del Núcleo Carora es el reconocido músico Luis José “Chispa” Riera.
Carabobo. Mantiene una intensa actividad coral y orquestal, además de ofrecer instrucción en todas las ramas de las Artes a más de 3.500 alumnos, la mayoría de ellos provenientes de lugares muy humildes y de escasos recursos. El legado del Dr. Juan Martínez Herrera se ha mantenido gracias al trabajo realizado por el profesor Hernán Jerez, Luis José “Chispa” Riera, Agustina de Jerez, Gregorio Javier Riera y Omar Lozada. Desde el 2005 la Casa de la Cultura ha estado bajo la dirección del profesor José Dionicio Vargas, quien continúa esta labor con el invalorable apoyo de la Sociedad de Padres y Representantes, más una serie de colaboradores particulares, empresariales y gubernamentales que han contribuido a mantener activamente firme la institución durante estos 50 años de labor ininterrumpida. Hoy día la Casa de la Cultura sigue afianzando el legado del Dr. Juan Martínez Herrera y sus colaboradores, y continúa con sus puertas abiertas para recibir a todas las personas que deseen nutrirse del maravilloso mundo de las Artes. JUNTA DIRECTIVA ACTUAL Norma Isabel Pinto de Izcaray (Presidente), Luis Eduardo Cortés (Vicepresidente), María Cecilia Álvarez (Secretaria de Actas), Juan Perera Montes De Oca (Secretario de Correspondencia), Jesús Meléndez Crespo (Tesorero), María Helena Riera Silva (Relaciones Públicas), Manuel Antonio Arévalo (Bibliotecario), VOCALES: Cécil Álvarez Yépez. Gilmer Graterol Mosquera, Carlos Miguel Álvarez Gutiérrez, Mireya Álvarez Colmenarez, Miguel María González Álvarez, Ramón Crespo Lobato, Rolando Herrera González, José Dionicio Vargas (Director Gerente) y Pastor Luis Álvarez Yépez (Comisario) ACTIVIDADES DEL 50 ANIVERSARIO Para celebrar los 50 años de la Casa de la Cultura, se ha programado una amplia agenda de actividades entre las que destacan la publicación de un libro que resumirá toda la historia de la institución, un Festival Beethoven con la Orquesta Sinfónica Pedro León Torres de Carora, dirigida por el maestro Felipe Izcaray, que incluye las nueve sinfonías, los conciertos de piano y otras obras emblemáticas de este importante compositor universal. También se hará el estreno de la Cantata Caroreña, obra sinfónica compuesta especialmente para la ocasión por el destacado músico Jaime Martínez con poesía de Alí Lameda, la cual tendrá como solista al excelente barítono Juan Tomás Martínez, ambos hijos del Dr. Juan Martínez Herrera. Adicionalmente, habrá durante todo el año recitales de guitarra y de música folclórica, talleres, conferencias, exposiciones, obras de teatro, torneos de ajedrez, competencias deportivas, etc.
ASOCIACIÓN CIVIL CASA DE LA CULTURA DE CARORA La Casa de la Cultura de Carora se constituyó como una asociación civil privada sin fines de lucro. Tiene su sede en la Zona Colonial, en la calle Comercio, entre calles Lara y 17
Por Rodolfo Cardona
Leopoldo Alas, Clarín, es un escritor que refleja nítidamente los contornos de la época que vivió. El Centro Virtual Cervantes publica aquí las Actas del Congreso Internacional celebrado en 2001 en la Universidad San Pablo-CEU para conmemorar el centenario del fallecimiento de este ilustre ovetense, y que prepararon M.ªdel Pilar García Pinacho e Isabel Pérez Cuenca. La presencia de estos veintisiete estudios de CLARÍN: ESPEJO DE UNA ÉPOCA viene a complementar en el Centro Virtual Cervantes los espacios ya publicados: la exposición Clarín: 100 años después. Un clásico contemporáneo, la dedicada a Vetustay otros recursos accesibles desde la página dedicada al autor en la sección «Escritores». El Congreso internacional «Leopoldo Alas Clarín en su centenario (1901-2001): Espejo de una época», no pudo haber escogido un mejor título. Clarín, y lo llamaremos por su seudónimo, reflejó, como en un espejo, los más destacados temas: filosóficos, religiosos, políticos, sociales, literarios,etc., de la España de la Restauración. Desde antes, en el periódico humorístico, escrito a mano, de los años 1868 y 69, cuando contaba con sólo 16 años, y que él tituló Juan Ruiz (no, como algunos creen por el Arcipreste sino por Juan Ruiz de Alarcón), Clarín refleja la Revolución de Septiembre, la Gloriosa. Durante los años en que vivió y estudió en Madrid Filosofía y Letras, para luego doctorarse en Derecho con su tesis doctoral El Derecho y la moralidad, nuestro hombre se vinculó estrechamente con don Francisco Giner de los Ríos, alma de la Institución Libre de Enseñanza y uno de los centros importantes del krausismo en España. El influjo que don Francisco pudo tener en él le ayudó a desarrollar una visión penetrante para señalar y analizar los problemas de España. No se habla de un Clarín regeneracionista, pero él, junto con su amigo Galdós, merece esa denominación. A partir del año 83 se instaló en Oviedo, la ciudad en la que, con pocos intervalos de ausencia, vivió durante el resto de su vida. En su Universidad profesó la cátedra de Derecho Romano y, más tarde, la de Derecho Natural. Desde Oviedo, en los límites septentrionales del país, como desde un atalaya, no cesó de observar, meditar, comentar y criticar los temas más destacados de la España de su tiempo. Azorín, en su «Prólogo» a Supercherías (Madrid, 1919), resumió su vida en poco más que cinco líneas: Su vida externa, se reduce a bien poco: cursó la carrera de Derecho; estudió las literaturas española y extranjeras; vivió en Madrid largas temporadas, y aquí trató a literatos y periodistas; ganó una cátedra en una universidad; colaboró en los periódicos abundantemente, escribió novelas y cuentos; estrenó un drama en un acto. Nada más. Dicho así, parece poco, hasta que uno empieza a penetrar en la maraña de sus escritos, sobre todo aquellos publicados en periódicos y revistas, tantos, que aún no se han podido recoger en libros en su totalidad. No es raro, entonces, que Clarín mismo se considerara «principalmente periodista». Esta profusión de artículos periodísticos no le ayudó a nuestro autor a que, en nuestro pasado inmediato, haya sido considerado como un literato (o novelista) de primera línea en la literatura 18
CLARÍN ESPEJO DE UNA ÉPOCA española del siglo XIX, pese a La Regenta, novela que siempre ha sido considerada una obra maestra. Hasta hace relativamente pocos años, en Universidades norteamericanas e inglesas (no sé si lo mismo es cierto en las españolas), era raro encontrar un curso monográfico sobre Clarín, mientras que la obra de Galdós se estudiaba en esa misma época en ese tipo de «seminario» monográfico, por lo menos desde la década de los 60. Hoy día esta situación se ha rectificado y se ofrecen con cierta regularidad cursos monográficos sobre La Regenta y otras obras suyas. Las monografías sobre Clarín, las actas de congresos locales e internacionales sobre su obra, y la recopilación de sus obras dispersas en libros, ya ocupan un espacio considerable en los estantes de nuestras bibliotecas. Los estudiosos de los múltiples aspectos de su obra son numerosos, como se puede observar al mirar los programas de los congresos organizados con motivo de la conmemoración del centenario de su muerte. Aún así, queda todavía por estudiar un abundante saldo de obra importante escrita por Clarín durante su cortísima vida. Es impresionante ver lo que fue capaz de escribir durante los 49 años que él vivió (33 de vida como escritor, si empezamos a contar con sus escritos del año 68). Yvan Lissorgues, quien recogió obra dispersa de Clarín publicada en Madrid y Barcelona, estima que, de marzo de 1875 a junio de 1901, hay un par de millares de publicaciones, si a los 1843 artículos que publicó, sumamos cuentos, novelas cortas, y artículos publicados en otras ciudades. El Clarín político, publicado por Lissorgues, ocupa dos amplios tomos. A esos habría que añadir Preludios de Clarín, donde Jean-François Botrel recoge una amplia muestra de periodismo de nuestro autor, y el tomo Obra olvidada, recogida por Antonio Ramos Gascón. Y esto, al parecer, es sólo «la punta del iceberg». Más impresionante aún es ver la profusión de temas que trató. Una mirada rápida a Clarín político, para dar un ejemplo, muestra como Alas constantemente tocaba los nervios más sensibles de la España de su momento: el formalismo de las prácticas católicas, la superstición religiosa, la dominación de la mujer de parte de los clérigos, su ínfima educación, los toros, la centralización política en el país y sus defectos, la necesidad de autonomía o autarquía para las regiones como antídoto para el separatismo, la «cuestión social», la «cuestión obrera», la «cuestión religiosa», la «cuestión de las últimas colonias», y así por el estilo. No hay tema candente de su época que Clarín no enfoque con rigor e inteligencia y, sobre todo, con un fino espíritu crítico. Luego tenemos al Clarín más conocido, el crítico literario y el teórico de la literatura más importante de su tiempo. Su importante contribución en este campo nunca ha perdido vigencia. Y no olvidemos lo que escribió sobre filosofía y religión. Yvan Lissorgues ha publicado un importante libro sobre el pensamiento filosófico y religioso de Leopoldo Alas en el que recoge su contribución en estos campos. Como puede observarse en este breve repaso de la obra ensayística de nuestro autor, el reflejo que en ella encontramos de su época nos permite acercarnos a la España de la Restauración en todas sus dimensiones y en gran profundidad. Por eso mencionaba al principio de estas divagaciones lo apto del título de este Congreso Internacional que enfocó al escritor como «Espejo de una época».
La isla en Libros
Julio Bolívar
I Cada vez que viajo a la isla de Margarita, veo en las rayas de mi mano una fecha de vuelta pendiente. Dentro de mi agenda, que este año volví a usar para trazar una bitácora imaginaria, hay dos lugares fijados por el afecto paternal y los amores: uno es Barquisimeto y el otro la isla. Mis nietos están en esos dos lugares del país, obvio que también mis hijos. En los últimos años, se han agregado otras fechas obligatorias; una en octubre, en el que se celebra el sostenido evento Margarita gastronómica, realizado por un grupo de cultores y amantes de la gastronomía y de las particularidades de Margarita en sus comidas, sus cocineros, cronistas, y en especial el afecto por el ají margariteño que ha creado en el mapa de nuestro paladar una señal inconfundible, para identificar un sabor y el aroma de un lugar. Este evento, que este año celebrará su cuarta edición, se lo debemos a un equipo, y digo equipo porque así funcionan, que lo encabeza el arquitecto Fernando Escorcia; navegao que, ya se puede decir, más que navegao, anclao, con más de 20 años en Nueva Esparta, junto a el emblemático cocinero Rubén Santiago y al que se sumó Sumito Estévez con todo lo que simboliza este chef en la agenda de los nuevos liderazgos, además de las organizaciones del turismo y empresarial de la isla. Este año, de manera inopinada, aunque ya, el narrador y gerente cultural, Antonio López Ortega lo venía cocinando desde el año pasado, se agrega al cronograma de las ferias del libro en Venezuela, la FILCAR, 2015 (Feria internacional del libro del Caribe). En los cinco días que estuve en sus pasillos, observé cómo se anotó un éxito rotundo. Tanto por la sabrosa programación que tejieron, como por las ventas que reportaron las editoriales que expusieron el producto de su trabajo. Esta será, a partir de este año, la otra fecha de obligada asistencia a la isla de Margarita para los que estamos involucrados con el mundo editorial. “Leer tiene sentido” fue su slogan. Hoy más que nunca leer adquiere significación política y de vida, tanto por lo que hay que comprender sobre la vida cotidiana de cada uno de nosotros, como por lo que nos pasa como país. Agregar, como le oí decir a una periodista, herramientas a nuestros argumentos, o por el simple placer de leer, es decir saber y sentir. Entre febrero y octubre, los margariteños y sus habitantes nativos y los navegaos como allá nos llaman, somos una especie de vitrina de la cultura que se exhibe ante el país con autonomía de gran isla. Pienso en estos momentos en la idea, que no por descontextualizada no deja de ser razonable, de que la isla debería ser un país, otro país, el que piensa Fidel Flores, el insistente, sostenido y exitoso editor por más de 25 años dirigiendo el Fondo Editorial del Caribe. Le doy vueltas y la idea no suena descabellada, pero a estas¿ para qué serviría? Viajar a la isla es, no sé si lo sienten, como si te fueras del país, a pesar de que los males que nos acogotan en tierra firme están también allí. Apenas te asomas a la puerta del aeropuerto, la brisa tibia y contundente, que corre desde la entrada del Yaque hasta Punta Arenas, o desde Guarame hasta La Caracola, hace su presencia vertiginosa, con ese aroma de yodo y cujíes, como lo llamamos en Lara. El griterío claro de los choferes de taxi es 19
inconfundiblemente oriental. Después, rodar hacia la autopista Juan Bautista Arismendi y mirar los diversos pueblos, nombrados en femenino, que anteceden a Porlamar; observar la rapidez de las nubes y sus formas caprichosas, es saber, que a pesar del calor insular, esa misma brisa producirá la ilusión de una frescura cálida, mientras un suave enrojecimiento sube por tu rostro y te va dorando sin estar en la orilla de una playa. Una curiosidad que nadie ha explicado, llegar a Margarita no es pasar por Porlamar, antes de llegar a la emblemática ciudad perlera, se dobla hacia la izquierda y pasas por el inmenso mercado de Conejeros, eludiendo el tráfago del comercio de la ciudad donde nació Renato Rodríguez, autor de la novela Al sur del Equanil. Allí están los mejores desayunos de la isla, todos los jugos y todas las empanadas. II De un tiempo para acá, estas ferias se inauguran con un pregón leído por alguna personalidad de las letras o de los medios. Siempre me imaginaba a alguien que recorría la feria leyendo un bando, o un edicto como en los antiguos pueblos medievales. Esta vez no fue diferente, el pregón fue una crónica leída por el novelista Francisco Suniaga, el narrador de La otra isla y El Pasajero de Truman, el asuntino más conocido después de Efraín Subero y Magaly Salazar. La nuez de su discurso fue sobre la Margarita de hoy y la de ayer, sobre su infancia, aquella donde se formó como lector con escasos libros en las bibliotecas escolares. Sin duda, a pesar de todo, Margarita está mejor hoy que ayer, como insistió Suniaga, hoy es menos isla. La misma feria lo demuestra, al igual que la de Valencia y Mérida está auspiciada por una universidad, o la de Maracaibo que patrocina la UNICA, esta la apoya y la crea una como la UNIMAR, de capital privado, dirigida por Pedro Beauperthuy. Dentro de esta feria uno siente que está en una feria como las que estamos acostumbrados. Pasillos similares, libreros conocidos, distribuidoras y editoriales que asisten con su presencia y su fe por el libro. Poetas como Rafael Cadenas, Eleonora Requena , Ramón Ordaz y Yolanda Pantin hablaban con sus lectores; historiadores como Inés Quintero y Elías Pino Iturrieta firmaban libros, críticos como Diómedes Cordero, Vilma Vargas y Leonardo Padrón tomaban café, mientras hablaban de Cubagua y su fatum ;científicos como Fernando Cervigón, hablaba sobre Macanao, cocineros como Rubén Santiago, Sumito Estévez, y Rubén Osorio Canales mostraban sus recetarios y reflexiones sobre la cocina venezolana; editores como Rosalexia Guerra Tineo, María Beatriz Médina Simancas, Sergio Dabhar y Diego Arroyo presentaban sus magníficos ediciones; también una mesa dedicada al poeta Rosas Marcano hizo las delicias de sus oyentes al recordar al legendario Cirio; las fundaciones que editan hablaron de sus libros corporativos; las artes visuales fueron examinadas por Nela Ochoa, Ángel Hurtado, Luis Mata, Jimy Day y América Mejías; hasta el cineasta Carlos Oteiza presentó su película Reventón III. Crónicas, novelas, biografías, poemas, libros para niños, y ensayos, fueron los protagonistas en manos de sus autores y lectores durante los siete días que duró la FILCAR 2015.
III Uno de los eventos de la programación diaria que me quedó de esta FILCAR, fue el dedicado a la narrativa. Ver a cuatro narradores como Ana Teresa Torres, Eduardo Liendo, Ednodio quintero y Antonio López Ortega, reconociendo a las nuevas generaciones de narradores y a las que ya marchan con paso seguro, fue reconfortante, o como dijo Ana Teresa Torres y en lo que había consenso entre los cuatro, ya no existen las luchas fatricidas por borrar el pasado, nadie mató a su antecesor, ni nadie pretende aplastar a su hijo, ni filicidios ni parricidios, como en una época cuando las vanguardias locales borraban del mapa cultural a Rómulo Gallegos y todo lo que oliera a conservadurismo. Se habló de la “buena salud” de la narrativa venezolana, de una diáspora, que a mi juicio no es tal para llamarla así. Hace mucho tiempo, antes de la existencia de este régimen autoritario, los dos Juan Carlos, el Méndez y el Chirinos, se embarcaron a España. Los profesores que hacen vida académica en Estados Unidos o en otros países, están desde hace tiempo allá. Obviamente que, en el autoexilio colectivo que va ya por casi dos millones de venezolanos, se van también posibles narradores y poetas. No es parte de una estrategia del estado exportar narradores ni su obra. La estrategia puede ser otra, que se vayan los narradores que no pueden controlar. Pero si, hoy tenemos más narradores que antes, el país creció, podemos decir que se goza de “buena salud” en la producción de ficción, pero como apuntó apenas al final del foro el organizador de la feria Antonio López Ortega, dejando colgada una inmensa inquietud: Todo lo que rodea el mundo del libro (editoriales, imprentas, editores, distribuidores, revistas, prensa escrita, etcétera…) no goza de buena salud. Un debate que no se dio por cuestiones de tiempo. La otra nota, sobre lo que pudiéramos llamar, la soledad de la narrativa, la apuntó A.T. Torres, cuando dijo que unos de los problemas era la recepción de la obra, los espacios críticos, revistas , medios. Apenas sobrevive hoy, en una sola página El Papel Literario de El Nacional. Lo demás va a esa nube llamada Internet. Es dramático. Puede que en la próxima edición la FILCAR diseñe una programación que pueda tocar a fondo los temas graves por los que atraviesa el mundo editorial y los escritores, el efecto perverso de la política económica y el modelo político que lentamente se va imponiendo y va haciendo desaparecer en la nada, como en la novela La Historia interminable de Michael Ende, al mundo real. IV Hoy, casi toda editorial más o menos profesional, está migrando parte de sus fondos al mundo insondable de internet. Los escritores usan más el blog, facebook, incluso el twiter para publicar sus obras que imprimir en papel. Recientemente, ya de vuelta de la isla, escuché por radio un concurso de cuentos de 140 caracteres convocados por una alcaldía. Existen desde hace poco en los concursos las competencias de microcuentos. Este puede ser el primero en Venezuela. Una de las realidades ineludibles por discutir. Puede que estemos yendo hacia la microlectura también. Quiero imaginarme cuantos twits leemos al día y sumar esos instantes para saber si leemos más por twiter que en las páginas de un libro. Y si eso llena las expectativas de conocimiento o es la complacencia del morbo de la información instantánea, mientras nos esperan los libros de verdad en la mesa de noche. V A pesar de que son pocas las librerías que se han abierto en el país, la isla cuenta con librerías que mantienen al día la oferta editorial que se hace. Margarita cuenta con un librero experto y cuidadoso como Juan Carlos Macedo, cada centro comercial tiene una o dos librerías, por supuesto están las grandes cadenas que con su oferta bifróntica, mantienen libros en sus anaqueles. 20
Una oferta variada y una migración constante desde tierra firme que exige el servicio de libreros, varias universidades forman nuevos lectores. Obviamente la nueva vida de las librerías reclama atención y reinvención, además de conexión con su público, la comunidad. Expandir su oferta es el reto. Tal vez la agenda de las próximas FILCAR incluya la revisión de la industria, las librerías y los nuevos canales de venta y acercamiento a los viejos lectores y los posibles lectores, los jóvenes y la lectura, propuestas de promoción y nuevas políticas públicas que protejan el libro como un bien común, además de las de siempre, presentaciones, lecturas y venta. Puede que sea un tema recurrente, pero quiero pensar en cómo serían esos nuevos libreros online frente a los libreros offline. En esta discusión se dice que para ser el primero tienes que saber de internet y apostar duro, pero difiero al imaginarme a ese librero experto en tecnología sin haber leído los libros en físico, esto exige un lector culto y exigente y un librero tan buen vendedor como buen lector; aquí es donde adquiere importancia el eslogan de esta nueva feria Leer tiene sentido. Siempre lo ha tenido, pero ahora, justo ahora hay que volverlo a recordar.
Conferencia Spinoza
Literatura e identidad o el misterio de la paella (I) PARTE Por Eduardo Mendoza 1. Cómo se ven a sí mismos los países y cómo los ven los demás. Los estereotipos, los tópicos y para qué sirven El tema que me propongo desarrollar no es nuevo, y tampoco lo es su enfoque, pero como se refiere a la actualidad y la actualidad cambia de día en día, como su nombre indica, puede que las reflexiones que expondré revistan alguna novedad. Todas las comunidades, constituidas en Estado o no, eso poco importa, tienen de las demás comunidades unas ideas fijas que son generalizaciones, normalmente inofensivas, salvo cuando el tópico degenera en prejuicio. Cualquiera podría hacer un catálogo de los tópicos que se aplican a los distintos países europeos: los franceses, los italianos, los ingleses, los españoles. Son caricaturas, tan asumidas por la población de cada comunidad, que forma parte de su modo de entender el mundo. En una encuesta reciente sobre los platos de la cocina española más populares entre los extranjeros, el número uno indiscutido lo ocupaba la paella. Por si les interesa conocer el resto de la lista, el número dos era el gazpacho, el tres la tortilla de patatas, el cuatro el jamón. No recuerdo los demás. Ahora bien, la paella es un plato híbrido y bastardo, que no proviene de ninguna cocina regional y que ninguna región reconoce. Suele o solía llevar anexo el adjetivo «valenciana» (paella valenciana) al menos en España. En la traducción a otras lenguas era simplemente Spanish paella, etc. Por supuesto, los valencianos reniegan de la paella. Es cierto que Levante es, junto con Italia, el único lugar del mundo donde el arroz constituye un plato per se y no un acompañamiento (a side dish, i contorni), pero en Valencia, zona de huerta, el arroz va enriquecido con verduras; en Alicante, zona marítima, con pescado o marisco. La paella lleva de todo: conejo, gambas, calamares, costilla de cerdo, pimiento. Es un trapero, un pícaro que lo aprovecha todo. También es un plato de campo. Es importante cocinarla al aire libre, con leña un poco húmeda, que ahúme el arroz. En mi infancia era costumbre ejecutar una danza ritual alrededor de la paella mientras se cocinaba. Luego se tapaba con un periódico: la actualidad también formaba parte de este plato de inagotable semántica. Un caso similar al de la paella es la Carmen. Prototipo de la mujer española, y más concretamente andaluza, fue inventado por un escritor francés. En la novela, Carmen trabaja en Sevilla, pero es de Navarra, igual que el infeliz don José, con quien habla en euskera. Por supuesto, no estoy hablando de la realidad, sino de la percepción de la realidad. Esta percepción se crea mediante una interacción entre las ideas y sentimientos populares y su transformación en objetos literarios o artísticos. Que lo uno no tenga nada que ver con lo otro es habitual: el pensamiento ilustrado del siglo XVIII, que generó la Revolución, salió de la pluma y de la cabeza de unos hombres que llevaban pelucas empolvadas, medias y zapatos de tacón alto y una espléndida capa de maquillaje. No hay que fiarse de las apariencias. 2. El caso del espejo repelente. Qué sucede cuando lo que 21
vemos no nos gusta. La tentación de identificarse con el vecino porque es más guapo, más rico y más listo Otra cosa es la imagen que los países tienen de sí mismos. Es un hecho que esta imagen tiene más de subjetivo que de objetivo. Lo mismo pasa con los individuos cuando se miran al espejo. Salvo extremos de belleza o de fealdad, cada cual ve una figura anodina, conocida e inmutable, hasta que un día, por sorpresa, se ve a sí mismo reflejado en un cristal y se lleva un susto. En ese momento cree haberse visto como lo ven los demás. Y no se gusta nada. Lo mismo ocurre con las fotografías familiares. Un número elevado de personas se resiste a dejarse fotografiar. Durante varias décadas España tuvo una pobre imagen de sí misma. El discurso triunfalista oficial producía el efecto contrario del que buscaba: si el poder decía que España era lo mejor, seguramente era lo peor. El que realmente es rico, inteligente o guapo no lo tiene que pregonar a los cuatro vientos. Esta imagen deprimida produjo una depresión paralela en la expresión de la propia imagen. Y esto creó un círculo vicioso. En el caso concreto de la literatura, los españoles de cierto nivel cultural preferían leer libros extranjeros que españoles. Lo mismo ocurría con el cine español. Y con los productos manufacturados. Tener un coche español era una deshonra para toda la familia. De resultas de este rechazo, los propios creadores se desvinculaban del público lector, con lo cual participaban de la creencia general y la confirmaban en la práctica. La literatura que se produjo en España durante las décadas de la dictadura fue, salvo excepciones, literatura ensimismada, subjetiva y a menudo experimental. Esto no es un juicio sobre su calidad. El que hubiera buenos escritores y buenos libros no quiere decir que hubiera buena literatura. La literatura es un fenómeno compartido, un repertorio amplio de libros fungibles. Por eso hablamos de literatura francesa, de literatura medieval, de literatura en lengua alemana. En definitiva, criterios colectivos. Esto en España no existía. Ni dentro de España, ni en la escasa producción de los escritores exiliados que se podía conseguir en España, y que tenía un carácter testimonial. Y con la literatura clásica sucedía algo parecido. Secuestrada por el poder, se había convertido en un panteón de nombres ilustres que podían inspirar admiración, pero que no despertaban simpatía, que es el paso previo a la identificación. El caso más notorio, naturalmente, es el del Quijote. Convertido en el representante de los supuestos valores nacionales de una raza superior, don Quijote era un monigote que se vendía en las tiendas de souvenir, un objeto de coleccionismo y un juguete para desequilibrados. En aquellos años abundaban personas que escribían elQuijote al revés, o en una cáscara de huevo, o en taquigrafía. Estas demencias contaban con el beneplácito oficial. En la actualidad, el Quijote ha recuperado su lugar y su estatura humana. Cualquier español (y cualquier ser humano de cualquier país) se puede identificar con este personaje desorientado, medio listo y medio tonto, medio loco y medio lúcido, que va por el mundo recibiendo palos.
Como dice Juan Villoro en un brillante libro de ensayos literarios recién aparecido, de eso se trata. Otro factor importante para la situación agónica de la literatura en España en la época a la que me refiero es la censura. La censura no solo era un peligro cierto para quien se excediera en el uso de su libertad, y, de paso, de quien lo publicara, no sólo porque un libro podía ser retirado de la circulación una vez publicado, lo que supone una pérdida económica considerable, sino porque el descontento oficial con un editor podía derivar en la retirada del subsidio para la compra de papel, entonces un artículo caro, y de otros beneficios marginales que garantizaban la subsistencia de una industria siempre vulnerable. La censura no solo constituía el peligro que digo, sino que lo enredaba todo. En primer lugar, porque convertía en mérito las maniobras para soslayar las normas de censura, con lo cual convertían verdaderas simplezas en actos políticamente relevantes. También creaban una fina pero espesa red de secreto y desconfianza. A pesar de las enormes diferencias, este fenómeno es similar a lo que ocurría en los países del Este de Europa. El caso de Milan Kundera, que estos días ocupa los medios de información, viene a cuento. Por supuesto, no sé cuál es la verdad ni tengo opinión al respecto, pero leyendo u oyendo la información procedente de países que no han conocido la censura en tiempos recientes, o de personas que la desconocen por su edad o su mala memoria, me doy cuenta de que la mayoría no sabe de lo que está hablando. 3. Un país encuentra su voz, pero no su canción. Qué pasó en España cuando la transición le planteó la posibilidad de construir su propio relato Me voy aproximando al tema de esta charla. Pertenezco a la generación de escritores que apareció en el momento de producirse en España la transición democrática. Creo que han pasado ya los años necesarios para poder hacer un balance con cierta perspectiva. Antes no, y los libros publicados sobre este tema así lo demuestran. Naturalmente, los que publicamos nuestros primeros libros en aquellas venturosas fechas creíamos que este hecho y los sucesos políticos se producían al mismo tiempo por pura casualidad. Por accidente, tal vez, pero no por casualidad. Cuando se produjeron los hechos históricos, nosotros estábamos ahí, pero no por casualidad. En realidad, formábamos parte del cambio, aunque entonces todavía no lo podíamos saber. Habíamos empezado a trabajar mucho antes, dentro de la depresión a que me referí hace un rato, y, aunque no puedo hacerme portavoz de los pensamientos de otras personas, con la convicción de que nos esperaba un futuro igualmente gris. Nacidos, crecidos y educados en la dictadura, sin haber conocido otra forma de convivencia, pensábamos que aquella situación no era eterna, pero sí indefinida. No creo que nadie trabajara a la espera de un cambio que nadie sabía cuándo se iba a producir y, sobre todo, en qué iba a consistir. Es decir, que trabajábamos la tierra que había con las herramientas que teníamos. Cuando se produjo el cambio, lo primero que cambió en el terreno literario no fueron los escritores, sino los lectores. La actitud del público lector. De repente hubo un vuelco, y el desprecio y la desconfianza en la producción local se transformaron en aprecio y en una insaciable demanda. El escritor español pasó de ser un paria a ser un triunfador, con todo lo bueno y todo lo malo que eso implica. ¿Cuál era la causa de este cambio? No hace falta decir que desde el punto de vista literario no éramos mejores que nuestros predecesores. Lo que en mi opinión había sucedido es que el ciudadano español, con la libertad, había recuperado su propia dignidad individual y colectiva. Todo régimen dictatorial produce 22
en los ciudadanos que lo padecen un profundo sentimiento de vergüenza. Como todos los regímenes totalitarios, sin excepción, dedican mucho tiempo, esfuerzo y dinero a hacer el ridículo, de palabra y de obra, a través de su retórica, su vestuario, su ceremonial y todas las manifestaciones artísticas que patrocinan. Este exhibicionismo y esta penosa vulgaridad contribuyen a aumentar el sentimiento de vergüenza de los ciudadanos. Esta vergüenza era la que producía en los españoles un rechazo a ver su imagen reflejada en el espejo de la literatura. Desaparecida esta vergüenza, se produjo una verdadera avidez por recuperar esta imagen. No hacía falta que fuera halagadora. Bastaba con que fuera cierta, en la medida en que es cierta la representación de la realidad tal como es vista por el consenso de la ciudadanía. Este cambio de actitud coincidió, paradójicamente, con una producción literaria que no tenía nada que ver ni con el presente ni con el pasado inmediato. Durante los largos años de silencio, todo el mundo creía que una vez recuperada la voz, de inmediato se ventilarían los temas que durante tanto tiempo habían sido silenciados. La Guerra Civil, la represión, la dictadura. Nada de esto quedaba reflejado en las páginas de los libros que iban apareciendo. Los intelectuales, incluidos los propios escritores, reprochaban esta aparente dejación. Pero el público no se quejaba. Leía y lo que leía le dejaba satisfecho. 4. Los primeros pasos de una nueva narrativa. El escritor que quería escribir pero no tenía tema De esta situación paradójica los escritores de la generación nacida literariamente con la transición nos sentíamos un poco culpables. Pero no podíamos hacer nada para remediarlo. No queríamos escribir sobre un pasado inmediato que habíamos vivido sin alegría y sin estímulo. La realidad histórica no nos resultaba atractiva ni nos inspiraba. En el fondo, lo que queríamos era lo mismo que quería el público, es decir, recuperar la literatura, sacarla del estado de coma en el que había estado demasiado tiempo. De la literatura de la generación anterior habíamos aprendido mucho. Es posible que no hubiéramos aprendido mucho, sino que lo hubiéramos aprendido todo. Los primeros pasos de un escritor no van en busca de los grandes modelos sino de modelos próximos. Es importante que un escritor esté vivo y que viva cerca. Hay algo familiar en la influencia literaria: los hermanos menores imitan a sus hermanos mayores, a lo sumo a sus primos, o a un compañero del colegio. Con los escritores, la proximidad es esencial. No hace falta conocerlos personalmente, pero es importante saber que en cualquier momento se puede producir un encuentro. Coincidir en un bar con un poeta español era más importante que leer la obra de un gran poeta extranjero o muerto. No sé por qué es así, pero es así. De nuestros predecesores, pues, habíamos aprendido casi todo, incluida la actitud negativa y pesimista con respecto a nuestra propia obra. Pero ellos habían mantenido viva la tradición, incluida la posibilidad de rebelarse contra la tradición, que también es parte de la tradición, y con su esfuerzo habían puesto el idioma al día, al menos de un modo funcional. Pero el modelo no daba más de sí, de modo que recurrimos a la fuente más importante de la literatura, que es la literatura. No sabíamos qué historia queríamos contar, pero sabíamos que queríamos contar algo. Y lo que queríamos contar era la emoción que nos habían producido las lecturas infantiles y juveniles, aquellas lecturas que en la mayoría de los casos habían sido nuestra única fuente de diversión y de experiencia. Teníamos la pasión de la narración a que se refirió Fernando Savater en un libro fundamental para entender la literatura de aquellos años: La infancia recuperada. El testimonio de la realidad vivida nos traía sin cuidado. Así que decidimos traicionar nuestro deber histórico y
escribir lo que nos daba la gana. Esta traición era menos grave de lo que parece. Hasta la transición, y a falta de otros medio de expresión, la literatura había tenido que desempeñar una función testimonial y acusatoria. Luego, con la libertad, esta función había quedado a cargo de los medios de información e incluso de los ciudadanos, que no paraban de manifestarse a todas horas y por todas partes. 5. A veces la ayuda llega de donde menos se espera. La literatura latinoamericana cambia la lengua española y sus aplicaciones. Del cuarto de atrás a las selvas amazónicas Habíamos recibido una extraña y contradictoria formación. La mayoría de nosotros fue a una escuela religiosa donde se ensalzaba la ciencia, pero se enseñaba literatura. En parte, porque la literatura era una gloria nacional, igual que la pintura y las catedrales. En cambio en el terreno de la ciencia, muy poca gloria habíamos cosechado. En parte también, porque los religiosos, hombres y mujeres, habían recibido una formación estrictamente literaria, tomista y arcaica, y eso era lo único que realmente podían enseñar. Nos hicieron aprender de memoria las innumerables formas métricas españolas con sus correspondientes ejemplos sacados del Siglo de Oro y nos hicieron aprender de memoria pasajes de Lope de Vega, Calderón, Garcilaso o Góngora, extraordinariamente tediosos. La mía fue también la última generación que estudió latín. Lo estudió pero no lo aprendió, porque, como dice no sé quién, enseñaban latín no como una lengua muerta, sino como una lengua que nunca estuvo viva. Pero recibimos, dentro de lo que cabe, una sólida formación. De lo demás lo ignorábamos todo. Y lo que habíamos aprendido lo aborrecíamos, porque lo identificábamos con la estrechez y una tortura moral y psicológica no muy violenta, pero bastante mezquina. Con estas herramientas y sin historias que contar, poco habríamos hecho si no se hubiera producido un milagro. A mediados de la década de los sesenta empezaron a aparecer en España, y más concretamente en Barcelona, unos escritores provenientes del continente americano que venían en busca de lo que en sus países de origen no encontraban: editor. Fueron los años mágicos que recibieron el nombre de «el boom». Visto con la perspectiva de los años resulta increíble que en un periodo brevísimo aparecieran en los escaparates de las librerías españolas autores como Juan Rulfo, Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Julio Cortázar, José Donoso, Guillermo Cabrera Infante, José Lezama Lima o Alfredo Bryce Echenique, por no hablar de Borges, hasta entonces poco conocido del gran público español. Son nombres que hoy impresionan, pero que entonces, leídos sin la mediación del reconocimiento, con la inocencia del que lee la novela de un escritor desconocido y se da cuenta de que ha caído en sus manos una obra maestra, nos dejaron estupefactos. Sepultados en la lava y la baba de la retórica oficial, nadie creía que la lengua española fuera capaz de expresarse con tanta vitalidad, tanta variedad y tanta originalidad con que lo hacían aquellos escritores que llegaban de unos países que el delirante sueño imperial español seguía considerando de rango inferior. Pero no fue solo esta aportación, extraordinaria, lo único que nos dieron. Ya he dicho que muchos de ellos se establecieron en Barcelona, por varias razones. En primer lugar, era la capital editorial de la lengua española; en segundo lugar, era una ciudad agradable, española pero próxima a la frontera de
Francia, y bastante libre, en parte por el esfuerzo de los intelectuales barceloneses y en parte porque la incompetencia del gobierno español hacía que la represión fuera perdiendo fuerza a medida que aumentaba la distancia de Madrid. Los que se instalaron en Barcelona atraían a los otros, así que Barcelona se convirtió durante una larga temporada en el centro mundial de la literatura latinoamericana. Esto nos dio ocasión de conocerlos y tratarlos, o al menos de verlos. Ya me he referido a la importancia de esta proximidad física. Lo que más nos sorprendió fue su actitud con respecto a la escritura. Los escritores españoles eran en el fondo tímidos, se sentían socialmente menospreciados y, en consecuencia, se avergonzaban de escribir, por oficio o por afición. Eran unos tipos marginales. Los latinoamericanos, por el contrario, procedían de una tradición que honra realmente la cultura, aunque la reprima. Ellos no sabían que su trabajo les iba a proporcionar fama y dinero, pero lo hacían con orgullo. Creo que todavía no se ha reconocido la deuda de la literatura española con aquella generación maravillosa, que no sólo inventó el realismo mágico, sino que lo personificó. La literatura latinoamericana amplió el horizonte narrativo de un modo estruendoso. Del relato intimista y provinciano se pasó a la gran epopeya de las selvas, los grandes frescos históricos, las sagas familiares que duran cien años de soledad, el presente y el pasado de naciones y culturas. Tampoco hay que exagerar ni dejarse llevar por la lírica. Desde Europa, y más desde una España empequeñecida y gris, América Latina se nos antojaba lo que un crítico mexicano ha calificado de un laboratorio de las desmesuras.
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LA FAMILIA DE VICENTE GERBASI (II) PARTE
Petruvska Simne
El niño que habitaba en mi papá se deslumbraba ante las cosas Mi nombre es Fernando Gerbasi, soy el segundo hijo de Vicente Gerbasi y Consuelo Orta. Nací en Caracas en 1942. Diplomático de carrera, casado, dos hijos. Un recuerdo permanente El recuerdo de papá que más ha permanecido en mí memoria es verlo como jefe de familia. Los primeros recuerdos son de cuando yo tenía 6 o 7 años. Vivíamos primero en El Silencio y después en San Martín, eran apartamentos cómodos, del Banco Obrero, que todavía existen. Una de las cosas que caracterizaba a la familia es que siempre almorzábamos juntos. Papá siempre venía a casa a almorzar. Era un momento muy importante y de profundo respeto. Nosotros, los hijos, comíamos en silencio, no es que no nos dieran la palabra sino que la palabra la tenían papá y mamá primeramente, después cada uno de nosotros podía conversar, intervenir, presentar algún problema o comentar alguna preocupación. El almuerzo era muy importante en nuestra vida familiar ya que papá salía muy temprano a trabajar y cuando regresaba en las tardes, por lo general siempre llegaba con algunos amigos, se encerraban en su biblioteca a leer poesía, a conversar, pero el almuerzo era un momento de unión y de acercamiento. Otro recuerdo Otro recuerdo que tengo de papá es que él tardíamente aprendió a manejar, y le compró un automóvil, creo que a Juan Liscano. Eso fue en el 53 o el 54, y nos llevaba los domingos a pasear por Venezuela. Me acuerdo que la primera culebra que vi en mi vida la vi en una calle de Calabozo, con un calor infernal. En esos viajes nos hacía conocer además la vida del campesino. Nos llevó a todos los rincones de Venezuela con la intención de mostrarnos el país en su propia realidad. Como él era un hombre que venía del campo, tenía un conocimiento profundo del modo de ser del venezolano. En muchas ocasiones nos parábamos en los cafés, en los bares de los pueblos y él se ponía a conversar con la gente con la mayor tranquilidad. Tenía esa capacidad de contactarse con ellos, pues creo que, entre otras cosas, hablaban el mismo lenguaje. Los conocía, sabía cómo tratarlos. La escritura Cuando papá se ponía a escribir tenía como periodos de dos o tres semanas intensas de escritura. Cuando consideraba que su poema estaba acabado lo leía. Muchas veces uno se levantaba en la mañana y veía el piso lleno de papeles arrugados, eran versiones de un poema, y mamá los recogía y los botaba. Esos no se leían. La versión final se la leía primero a mi mamá con nosotros presente. Éramos los primeros en oír sus poemas. El por qué del poema No éramos críticos porque todo nos parecía extraordinariamente bello pero si éramos los primeros que escuchábamos sus versos, sus poemas, y la razón de ser del poema. Siempre le preguntábamos el por qué del poema y él nos daba una explicación. Por ejemplo cuando relata su viaja en tren donde cuenta que su 24
tío lo fue a buscar a Florencia para informarle sobre la muerte de su padre. Papá nos contaba, además, cómo era su tío Antonio, qué había significado el tío Antonio en su vida. Y también nos contaba cómo era Vibonati, el pueblo donde vivían. Cosas extraordinarias Me han pasado cosas extraordinarias con relación a mi papá: en Italia, en la ciudad de Rieti, al norte de Roma, en una venta de antigüedades, veo un cuadro que tiene algo escrito, lo tomo entre mis manos para leerlo y me doy cuenta de que es un poema de mi papá. Me acerco al pintor que había hecho el cuadro y me explica que el poema es de un poeta muy importante ítalo-venezolano que él descubrió en Puerto La Cruz cuando vino a hacer una exposición de sus obras. En otra ocasión estaba cenando con mi esposa Irene en Marina de Camarota, un pueblo en la provincia de Salerno, y llegó una pareja de músicos al restaurante y comenzaron a cantar y una de las canciones tenía por letra el canto séptimo del poema Mi padre el inmigrante. Cuando terminaron su espectáculo me les acerqué y sin decirle quien era les pregunté de quien era esa canción tan bonita y me dijeron de un gran poeta ítalo-venezolano. Yo, por supuesto, les dije que era el hijo de ese poeta, y estaba en Italia como embajador de Venezuela. No me supieron decir cómo habían llegado a la poesía de papá. Buscando el dinero Papá era un hombre con sólidos principios éticos y morales. Era un profundo demócrata. Había hecho política de joven, estuvo al lado de Rómulo Betancourt y su primer cargo fue de secretario del Concejo Municipal en 1938. En ese Concejo Municipal estaban Andrés Eloy Blanco, y Luis Beltrán Prieto entre otras personalidades. A raíz de ese cargo es que papá logra casarse, pues ya cuenta con los ingresos necesarios. Durante esos primeros años papá hizo de todo: dirigió revistas, escribió en periódicos, tuvo un radio periódico, trabajó en la televisión en un programa al lado de Luis Plácido Pisarello y otras personas, hizo programas de televisión donde fracasó porque no era su mundo, tuvo una compañía de decoración, vendió terrenos, y trabajó en compañías de publicidad entre otras cosas. Siempre buscando el dinero para mantener a su familia a cómo diera lugar, pero nosotros nunca supimos de eso. Yo estudié en el colegio la Salle, mi hermana Beatriz estudió en el San José de Tarbes, del Paraíso, y mi hermano Gonzalo, que es 5 años menor que yo, estudió en un colegio en San Martín y luego en el colegio La Salle, nosotros desde ese punto de vista nunca tuvimos problemas. Recuerdo, eso sí, ver a mi papá llegar a la casa a almorzar y después de almorzar acostarse en la cama a reflexionar, ponía los brazos debajo de la cabeza y se quedaba viendo el techo. Lo que estaba pensando, al pasar los años lo descubrí, era qué cosa iba inventar al día siguiente para conseguir un trabajo y poder ganar dinero. Esa fue una época muy difícil. Las puertas se le cerraban, pero también se abrieron con muchos amigos, por ejemplo Salvador Salvatierra, cuando papá tuvo la compañía de decoración le abrió las puertas para que decorara cantidad de
decoración le abrió las puertas para que decorara cantidad de oficinas del Banco Unión, y eso lo ayudó mucho pero como no sabía de negocios se asoció con una persona poco correcta, un italiano que al final lo robó. Una vida normal Independientemente de esas vicisitudes nosotros siempre tuvimos una vida normal, salíamos con nuestros amigos sin ningún problema como cualquier muchacho de clase media, sin problemas económicos pero sin ostentación y eso fue muy útil para nuestra vida desde el punto de vista de formación ya que nunca nos acostumbraron a tener de más sino a tener lo que era justo y necesario. Yo viví con mis padres hasta los 16 años porque tenía que continuar con mis estudios aquí en Venezuela. Estudié en el San José, de Los Teques, y el último año me regresé a La Salle para terminar el bachillerato. Era la época de la guerrilla en Venezuela. Yo quería estudiar medicina pero hubo un problema para ingresar a la universidad ya que el Partido Comunista, que manejaba el Centro de estudiantes de la Universidad Central imponía que quienes veníamos de colegios privados nos fuéramos hacia el interior del país. Papá insistía en que me fuera al exterior para que no cayera en la violencia que se estaba viviendo. Por otro lado mi hermana ya estaba en Suiza estudiando sociología y tanto dio papá hasta que me convenció y me fui a Ginebra. Allí me di cuenta de que no era viable estudiar medicina, pues primero tenía que aprender francés, segundo tenía que estudiar siete años de medicina y luego hacer reválida en Venezuela. Busqué una carrera distinta que me fuera útil en cualquier parte y me inscribí en economía. Después de cuatro años de estar trabajando en la Delegación Permanente de Venezuela ante la Oficina de las Naciones Unidas regresé al país, en el año 1972. Se acababa de aprobar la Ley del economista y había un artículo transitorio en el cual aquellos que nos habíamos graduado en el exterior si presentábamos los papeles de la universidad con las notas, automáticamente nos podíamos inscribir en el Colegio de Economistas y no teníamos que hacer reválida. Tengo el número 1852 en el carnet aunque nunca he trabajado como economista, eso sí la economía me ha servido en la diplomacia, pero me inscribí para que el título fuera válido en Venezuela. Puedo decir que me gradué en Ginebra y Haydeé Castillo me revalidó el título en Caracas, porque ella era la presidenta del Colegio de Economistas en ese entonces. La huella del padre Cómo diplomático nunca coincidí con mi padre en ningún país porque cuando yo regresé a Caracas, en 1972, ya papá se había jubilado. Papá se jubiló muy joven, a los 59 años, porque ya quería regresar, le hacia falta el país y sus amigos como elemento vital para su poesía, pero sí me ocurrieron cosas bellísimas relacionadas con mi papá. Por ejemplo, en el año 90 me nombraron embajador de Venezuela en Bogotá y papá había sido Agregado Cultural en 1946 en esa misma ciudad. Para mi gran sorpresa cuando llegué los periódicos me estaban recibiendo como el hijo de Vicente Gerbasi, el poeta, quien había sido Agregado Cultural hacía más de cuarenta años en Bogotá. Publicaron artículos recordando a papá, y diversas personalidades hablaban sobre sus vivencias con papá y Consuelo en esa ciudad colombiana. Descubrí que papá mantuvo durante su estadía una página completa en el diario El Tiempo, se llamaba Letras e ideas de Venezuela. Tuvo además programas de radio para divulgar la cultura venezolana e hizo grandes amistades que se mantuvieron a través del tiempo.
En el año 1981 logré que Venezuela fuera el primer país extranjero invitado a la Feria del libro de Colombia, y llevamos una delegación muy grande porque se me ocurrió hacer una toma cultural de Bogotá. Llevé una delegación de 120 personas. La delegación de escritores la presidía papá, quien fue invitado por el Conac. Asistieron entre otros Rafael Arráiz Lucca, Adriano González León, Manuel Caballero, Alexis Márquez Rodríguez. Papá estuvo alojado en mi casa quince días, y esos quince días mi casa siempre estuvo llena de poetas y escritores que le hicieron actos de reconocimiento a él y también a Luis Pastori, en la Casa de Poesía Silva, entre otras instituciones. Volvió a encontrarse con viejos amigos, y algunos de ellos vinieron a visitarlo antes de su muerte, como Fernando Charry Lara y Fernando Arbeláez, quienes estuvieron con él unos tres meses antes de su muerte. La muerte de Consuelo Estaba en Brasil cuando murió mi madre. Vine tres o cuatro semanas antes porque a mi mamá la querían operar. Ella tenía más de diez años sufriendo de cáncer, que se le había alojado primero en el riñón luego en el hígado y los había superado. Pero el médico nos explicó que esa vez el cáncer estaba muy avanzado, en los pulmones, y había que operarla. Cuando el médico, que era un profesional muy respetable, terminó de hablar yo simplemente le pregunté ¿si fuera su mamá usted la operaría?, el médico se quedó en silencio dos o tres minutos y al final dijo no. Le dije, entonces no opere a mi mamá. Mamá murió a las tres semanas. No me pude quedar, sabía que iba a morir pero no sabía cuándo. Pasé unos días más con ella y luego me fui. De nuevo la muerte Más o menos me pasó lo mismo con mi papá. Yo era Viceministro de Relaciones Exteriores, había tenido problemas de salud y estaba fuera del país. El 28 de diciembre me llamaron urgentemente para darme la noticia. Logré hacer conexiones y estar a tiempo para el velorio. Recuerdo que lo estaban velando en la Casa Amarilla, y pasamos parte de la noche allí para despedirlo. Estaban las tías, mis hermanos, toda la familia. Al día siguiente fue el entierro y el presidente Carlos Andrés Pérez vino un momento y hay algo que quiero recordar, cuando estábamos saliendo me dijo “mira Fernando, no te preocupes va a enterrar a un hombre que nunca tuvo enemigos”. Y eso es una verdad, papá nunca tuvo enemigos. Nunca he oído a nadie hablar algo malo contra mi papá o criticar a mi papá por su actitud, todo lo contrario. Siempre fue un gran componedor, un hombre profundamente pacífico teniendo su propio carácter, porque no era un hombre débil para nada, todo lo contrario pero era un hombre ajeno a la violencia, era dado al diálogo. La virtud La virtud de mi padre es la inocencia. Un hombre muy inocente en el buen sentido de la palabra. Así como se dice que siempre hay un niño dentro de nosotros, mi papá siempre tuvo un niño dentro de él pero creo que prevaleció más el niño que el hombre maduro. El niño que habitaba en mi papá se deslumbraba ante las cosas. Papá se deslumbraba ante todo, y creo que es como un carácter de familia porque mi tío Chepino también se deslumbraban ante las cosas. Aunque en el caso de mi padre ese deslumbramiento estaba vinculado a su espíritu poético. Un amigo mío argentino me comentaba que él recordaba que cuando estábamos en Dinamarca, en el año 64, papá le daba órdenes al servicio para que le avisaran cuando llegara Ella. Ella era la nieve. Salían que decirle que estaba nevando 25
porque él adoraba las nevadas, y para ver las nevabas ponía la Segunda Sinfonía de Jean Sibelius. Las lecturas Vuelvo siempre a leer los libros de mi padre. No digo que con frecuencia. Entiendo y valoro la importancia de mi padre pero creo que él tiene otros poemas tan buenos como Mi padre el inmigrante, incluso en Los espacios cálidos hay un poema que a mí siempre me afecta, se llama Te amo infancia. Hay poesías posteriores que son extraordinarias, Eternidad, Poesía de viaje, Los oriundos del paraíso, libro póstumo, son libros que sí hay que leer con frecuencia, de poemas cortos, muy precisos, con un lenguaje profundamente elaborado, en los que se revela la madurez del poeta y en los que la misma poesía genera y provoca una reflexión. Canoabo Estuve en Canoabo meses atrás, con mi hermana, porque develamos una placa en lo que era la casa donde nació papá, fue un acto muy bonito. Estuve con papá en la época de Pérez Jiménez, y recuerdo que él me presentó a Douglas Bravo allá. Ahora entiendo por qué Douglas estaba en Canoabo, él estaba casado en esa época con una Melet y los Melet son gente muy importante en esa zona. Estábamos en el pueblo y ahí apareció Douglas Bravo vestido de caqui. Habla Irene Caplum, esposa de Fernando Yo tenía 23 años y Fernando tenía 25 cuando nos casamos. Cuando conocí a Vicente, el padre de Fernando, me hizo un vacío total, porque Fernando no le había contado nada de nosotros, de mí. No me habló en todo el día, mientras que Consuelo, muy dulce, se acercó y estuvo conversando conmigo. Al día siguiente vinieron a almorzar y cambió todo. Tuve una magnifica relación con ellos, era una pareja encantadora que me acogieron desde el primer momento. Yo estaba recién llegada a Venezuela, y vivíamos muy cerca. Recuerdo que Consuelo todas las tardes veía sus novelas, luego se arreglaba, se peinaba y se pintaba para esperar a Vicente, era un rito de todos los días. Oigo rumores que vienen del corazón de los labriegos, / oigo el tiempo acumulando café en los patios iluminados, / sonando guaruras indígenas en las colinas de la tarde. Consagrado al trabajo Mi nombre es Gonzalo Gerbasi, soy el tercer hijo de Vicente Gerbasi, y Consuelo Orta. Nací en Caracas en 1947. Abogado de profesión, casado, dos hijos. Primeros recuerdos Mis recuerdos primeros son de cuando vivíamos en San Martín. Primero llegamos a El Silencio y después nos mudamos al bloque 5 de San Martín, que era una barriada recién inaugurada por el Banco Obrero. Papá pasó cantidad de trabajo hasta que logró reunir una cuota inicial y nos mudamos allí y es cuando empiezo a tener mis primeros recuerdos de papá. Era un apartamento muy amplio, tenía cuatro habitaciones: en la primera dormían papá y mamá, en la segunda Fernando y yo, en la tercera Beatriz y al frente estaba lo que era la biblioteca, donde se reunía con muchos poetas, escritores e intelectuales de la época. Trabajo y más trabajos Esa época fue muy dura para papá, no tenía trabajo y lo perseguían. No era una persecución física sino, por ejemplo, el fundó la revista Shell y solamente pudo dirigir dos números porque al segundo número el presidente de la Shell lo llamó y le dijo que no podía tener comunistas allí; entonces se vio obligado a renunciar y le pasó lo mismo en sucesivos trabajos. Realizó innumerables trabajos, fue decorador de bancos y oficinas, cuando Juan Liscano se fue del país, papá trabajó como 26
director de la página literaria de El Nacional, tuvo programas de televisión, incluso con Arturo Uslar Pietri, hizo publicidad, fundó dos revista de presencia muy efímera y tuvo algunos carcelazos, cortos, pero los tuvo. Se vinculó con Betancourt en lo que fue el Partido Democrático Nacional, papá fue uno de los fundadores. Un día amaneció enfermo y, en esos días se habían realizado las primeras elecciones libres para concejales en Caracas. Le dijeron, Mira Vicente, Betancourt quiere hablar contigo, parece que te quieren nombrar secretario del Concejo Municipal. Se le quitó la enfermedad de un tiro. Efectivamente fue secretario del Concejo Municipal que tenía como presidente al doctor Carlos Morales, el papá de Isidro Morales Paul, como primer vicepresidente a Andrés Eloy Blanco, como secretario a Vicente Gerbasi y como Procurador Municipal a Juan Pablo Pérez Alfonso. La boda Recién nombrado Secretario del Concejo Municipal le pidió la mano a mi mamá que había sido su novia desde hacia ocho años. Mi abuela por parte de mamá también tenía una pensión donde papá conoció a mamá y se casaron el 16 de noviembre de 1938. A los dos o tres días de estar casados tocan la puerta, y papá le dice a mamá No te vayas a asustar pero aquí viene Rómulo Betancourt y Alejandro Oropeza Castillo, van a pasar unos días aquí, en plena clandestinidad, y en plena luna de miel. Betancourt y Oropeza Castillo estaban, por supuesto perseguidos, y esos tres o cuatro días se convirtieron en tres o cuatro meses. Papá contaba que nadie se imaginaba que Betancourt y Oropeza Castillo estaban escondidos en la casa de una pareja de recién casados. Incluso se corrió la noticia de que un policía le había cortado una oreja a Betancourt y ellos se reían porque ahí estaba Betancourt con sus orejas completicas. Nombramiento En el Concejo Municipal trabajó dos años. Cuando Mariano Picón Salas fundó la Revista Nacional de Cultura papá fue el primer secretario de la revista, estuvo ahí hasta que lo nombraron Agregado Cultural en Bogotá. A raíz del 18 de octubre papá le escribió una carta a Betancourt pidiéndole un cargo diplomático pero no recibió respuesta. A los días recibió una invitación para un coctel en Miraflores, el 31 de diciembre. Papá comentó que ese era su gran momento para hablar con Betancourt. Pero cuando trataba de acercarse a Betancourt no podía por la cantidad de gente que lo rodeaba. En un momento dado ve que Betancourt se está yendo, lo ve que está pasando y que sigue caminando pero de repente se para y le dice “Poeta, recibí tu carta: te contesto por Gaceta”, y se fue riendo porque lo dijo en voz alta para que todos oyeran. A los pocos días apareció su nombramiento como Agregado Cultural en la Gaceta Oficial. Una delación fallida Recuerdo que cuando se firmó el Manifiesto de los intelectuales en el año 57, la represión recrudeció, evidentemente. En mi casa se escondían dos personas normalmente, Arístides Bastidas y el poeta Rafael José Muñoz. Nosotros nos levantábamos para el colegio y de repente veíamos a una persona durmiendo en el sofá de la sala, y ya sabíamos que o era Bastidas o era el poeta Muñoz. En una oportunidad casi delato a Bastidas. En la planta baja vivía una familia comunista, la del Negro Herrera y su hijo era mi mejor amigo. Una tarde llegó una persona al edificio y nos preguntó: ¿Ustedes conocen a un señor llamado Arístides Bastidas?, de inmediato dije Claro que sí, él duerme cada rato en mi casa, y el hombre solo dijo Ah bueno gracias. Nos damos cuenta Luis Alfredo y yo lo que había hecho y salimos corriendo a mi casa para decírselo a mi mamá. Mamá se puso en contacto con mi papá para que ni Bastidas ni el poeta Muñoz vinieran durante algún tiempo, y así se hizo. Tenía 7 u 8 años pero ya intuía
que algo estaba pasando porque inmediatamente corrí a enmendar mi error. La cárcel Después del Manifiesto de los intelectuales papá recibió una citación de la Seguridad Nacional y el 12 o 13 de enero fue y se entregó. Me contaba él que luego lo trasladaron a la Cárcel modelo donde estuvo preso con Arturo Uslar Pietri, Julio Diez y otra serie de personajes, y al pasar los días la cárcel se fue llenando de más y más personalidades. El 21 de enero la Junta Patriótica convocó a una huelga general. En la madrugada del 23 se oyó un grito muy lejano: Viva Venezuela libre que se fue convirtiendo en un coro inmenso de miles de voces. Un oficial se acercó a las celdas y dijo Quédense tranquilos que pronto van a salir porque Pérez Jiménez cayó. Nosotros estábamos en la casa, dormíamos en el comedor sobre unos colchones porque había habido muchos disparos, pues San Martín fue una de las zonas donde más se peleó. A las dos de la mañana estábamos despiertos recibiendo llamadas de familiares y amigos. Mis hermanos y mi mamá se lanzaron a la calle y a mi me tocó recibir a papá, quien llegó como a las 5 de la mañana. Luego el apartamento se llenó de gente. Fue algo realmente muy emocionante. En Chile Papá cuenta que a mediados de febrero fue a Miraflores y visitó a su amigo Edgar Sanabria, quien iba a ser el Secretario de la Junta de Gobierno, y le pidió un cargo diplomático en Chile. Nos fuimos a Chile en un barco llamado Reina del mar, y por cierto en el Callao estaba el barco hermano Reina del Pacífico que venía de Chile, con muchos exilados y fuimos a visitarlos. En Chile pasamos un año maravilloso. A Fernando y a mí nos inscribieron en el Instituto Nacional, un colegio público fundado por Andrés Bello, Beatriz iba a un colegio de muchachas. Toda la familia se enamoró de Chile, un país extraordinario. Recuerdo las tenidas en casa con Pablo Neruda, Julio Barrenechea, Nicanor Parra y otros muchos más que siempre buscaban la compañía de papá, porque además nuestra casa se convirtió en la embajada de Venezuela en Chile porque el embajador era perezjimenista, no lo habían cambiado, y la gente no iba a la embajada sino que iba a nuestra casa. Recuerdo que en diciembre, el día de las elecciones, yo había improvisado una antena y logré conectar la emisora Radio Rumbos para oír los resultados. Eran unos resultados rarísimos, por mesa: Acción Democrática 30 votos, Copei 20 votos, URD 15, Partido Comunista 3 votos, y todo el mundo pegado a la radio como si estuviera oyendo el último boletín del Consejo Electoral de hoy en día. Mi papá decidió inmediatamente venirse para Caracas porque quería hablar con Betancourt y con otros dirigentes, y nosotros pasamos la navidad solos. Por cierto el 1 de enero llegó Pablo Neruda vestido de huaso con Matilde, y según dice Beatriz el regalo era para ella, según digo yo el regalo era para mí, tenemos esa pelea desde el año 58; Neruda nos entrega una caja con unos huecos que decía: Feliz gato nuevo. Nos regaló un gato y Neruda estaba eufórico porque había caído Fulgencio Batista, y a pesar de que papá no estaba en la casa, y a pesar de mamá se armó una fiesta. En Haití En marzo nos vinimos a Caracas. Papá iba a ocupar un cargo, y como a los tres o cuatro meses de estar en Caracas, yo ni siquiera llegué a ir al colegio, lo nombraron embajador en Haití. Para Haití nos fuimos solamente papá, mamá y yo
porque Beatriz y Fernando se quedaron estudiando aquí. Nos fuimos para Puerto Príncipe y recuerdo que hicimos escala en Santo Domingo, había un grupo de venezolanos en el avión y papá dijo No pisemos tierra dominicana porque ahí esta Chapita, Rafael Leónidas Trujillo. Nos quedamos en el avión con un calor infernal, con ese sol de Santo Domingo como dos horas. Llegamos a Haití y si bien había una residencia de la embajada llegamos a un hotel, porque la residencia de la embajada estaba llena de asilados. Llegamos a unos hoteles que eran muy buenos, muy bonitos, tropicales. A papá le recomendaron que no se quedara en un mismo hotel pues la situación política era muy difícil con François Duvalier, Papá Doc, en la presidencia. A los días papá alquiló una casa que estrenamos nosotros, estaba muy cerca de la residencia presidencial, una casa muy linda, con piscina, de dos pisos, muy grande, olía a nuevo. Un día nos avisaron que le habían hecho un atentado al embajador de Cuba. Fuimos a la embajada de Cuba, no recuerdo si era el embajador o uno de los asistentes que tenía una herida de bala en el brazo, y la tenía vendada y sangraba. Decía que no podía ir a un hospital porque le iban a amputar el brazo o lo iban a matar. Papá recibió la orden de regresar a Venezuela y a los pocos días de estar en Caracas volvieron, él y mi mamá, a Haití. Me dejaron porque dijeron que la situación era peligrosa, y aparte de eso tenía que comenzar el colegio. Nos quedamos con mi tía Ana Mercedes, la hermana mayor de mamá, que siempre fue muy pegada con papá y con mama. A papá luego le hicieron un atentado en Haití, regresó a Venezuela y se rompieron relaciones con Haití. Yo estudiaba en el colegio La Salle, Fernando internado en Los Teques y Beatriz estaba terminando el bachillerato en el San José de Tarbes, y en noviembre nombraron a papá embajador en Israel. Vacaciones en Roma Yo era un faldero, evidentemente, el menor, y quería irme con ellos. Papá y mamá me dijeron que no, que tenía que terminar el sexto grado, que no debía perder otro año escolar, y me llevaron a casa de mi tío Humberto Celli, en Valencia. Estuve en Valencia desde enero a julio, cuando terminé el sexto grado, Beatriz se graduó de bachiller, y Fernando pasó para quinto año, nos fuimos para Israel con mi tía Ana Mercedes. Papá y mamá nos esperaban en Roma. Roma fue algo espectacular porque papá, que había vivido tanto tiempo en Italia, con la cultura que él tenía, con lo conversador que era, se convirtió en un Cicerón para nosotros, paseándonos por toda Roma. Fuimos a ver el Coliseo, las Catacumbas, el Vaticano, nos llevó a ver la opera Aida, a papá no le gustaba la ópera pero nos llevó al que fue un espectáculo impresionante. Todavía recuerdo las decenas de personas en el escenario, camellos, caballos, burros, cabras todo un espectáculo realmente extraordinario, fueron diez días realmente intensos, además era la primera vez que yo iba a Europa de grande y desde Valencia a Roma fue una experiencia verdaderamente espectacular. En Israel Después no fuimos a Israel, llegamos a Tel Aviv y era de noche y nos fuimos a Jerusalem donde teníamos la residencia. Papá estaba enamorado de ese país, se había convertido en arqueólogo para recorrer las ruinas, se había paseado por todas las villas, siempre estaba planeando una visita a una ciudad antigua, a algún templo, y nos llevaba a todos nosotros. Allí escribió un libro llamado Dios y eternidad 27
que lo prologó Golda Meir y lo publicaron en español y en hebreo. En Jerusalem teníamos una casa muy bella, la residencia de una persona que debió haber sido importante, tal vez algún árabe, y digo esto porque tenía una prisión. En el penúltimo piso, ese fue el cuarto que escogió Fernando, había un cuarto con un lavamanos y una puerta de hierro con barrotes, una celda, para castigar a alguien, a alguna de las mujeres, o algo por el estilo, algo realmente increíble. Papá se sentaba los sábados en una terracita que había en su habitación, con unos largavistas para ver a los rabinos camino a la sinagoga. En aquella época en Jerusalem los sábados no circulaba ningún automóvil, no había radio, el sistema de luz era automático, se apagaba automáticamente a una determinada hora porque los judíos, sobre todo los religiosos, no pueden encender la luz, no pueden montarse en automóvil, y desde el viernes a las 6 de la tarde hasta el sábado a las 6 de la tarde la ciudad estaba absolutamente en calma, los comercios cerrados, y solo se oía el rumor de los pasos de la gente camino a la sinagoga. En Ginebra Beatriz y yo estábamos en un colegio italiano, aprendiendo italiano. Papá logró que el Gobierno israelí invitara a personalidades venezolanas para que vieran lo que era el Estado de Israel, y uno de los primeros invitados fue Gonzalo Barrios. Ahí lo conocí y tiempo después fui su secretario, cuando él fue presidente del Congreso. En aquella visita el doctor Barrios le dijo a papá: Vicente no puedes dejar a estos muchachos aquí, sin estudios formales, radícalos en alguna ciudad para que estudien una carrera. Papá decidió radicarnos en Ginebra. Fernando se había venido para Caracas a terminar su bachillerato y papá nos llevo a Beatriz y a mí en junio del año 61 a Suiza. A Beatriz le llevaron a Ginebra y a mí me internaron en un colegio en Gruyère. Me costó muchísimo, sobre todo los primeros días, ya que llegué el último día de clases cuando se estaban yendo los del curso de invierno, y el curso de verano comenzaba una semana después. Además yo era de los menores, tenía 13 años. Era un chalet muy grande, de cuatro pisos y a los menores nos tenían asignadas dos habitaciones por piso. Yo le tenía mucho miedo a los muertos, a los fantasmas. La primera noche estaba solo con dos profesores, y yo no hablaba francés. Cenamos y me dicen que me fuera a dormir a mi habitación en el último piso, para colmo cuando me estoy acostando oigo dos puertas que se cierran y un carro que se marcha, eran los profesores. Esa primera noche no dormí porque el chalet que era de madera crujía de manera espantosa y yo me imaginaba que eran los fantasmas que se acercaban para llevarme. Pasé la primera noche muerto de miedo, la segunda noche igual, la tercera noche igual, hasta que el cansancio me doblegó y pude dormir como un angelito. Fue la mejor manera para que se me quitara el miedo a los fantasmas. Ahora puedo estar en un cementerio, a las doce de la noche y nada. La ausencia Papá hizo un gran esfuerzo para que pudiéramos estudiar en esos colegios porque un diplomático en aquella época no ganaba tanto dinero, y es verdad eso que se dice: el diplomático vive como rico y muere como pobre. Primero estábamos Beatriz y yo, luego vino Fernando. Yo no sé cuánto sería el sueldo del embajador en aquellos momentos pero papá tenía que enviarnos alrededor de mil dólares. Por esa razón estuvimos como dos años sin ver a papá y a mamá, fue duro sobre todo para mí. Aunque teníamos una ventaja: la formación que nos dieron, fue una formación tan sólida que ninguno de los tres tuvo problemas. Estuvimos solos en la adolescencia, Beatriz y Fernando eran un poco mayores, pero ninguno tuvo problemas de ningún tipo, no 28
fuimos los mejores estudiantes pero nos graduamos. Cuando ya me estaba graduando de bachiller, papá me dijo Tú no te quedas en Suiza porque no vas a regresar más nunca a Venezuela, y me mandó para acá y yo me fui para casa de mi tío Chepino y ahí viví 4 o 5 años. En esos cinco años vinieron dos o tres veces a Caracas. En mi época de adolescente estuve muy separado de mis padres. Papá vino en el 68 a recibir el Premio Nacional de Literatura, que lo recibió en Valle de la Pascua. Allí se hizo un acto para conmemorar el centenario de nacimiento de Lazo Martí que se cumplía en 1969. Cuando el terremoto de Caracas nos llamó aterrado porque las noticias que recibían allá en Dinamarca era que Caracas estaba destruida. En Dinamarca En el año 64 cambian a papá para Dinamarca, a él lo iban a mandar a Turquía y dijo que no aceptaba Turquía por las noticias alarmantes que se tenían de ese país. Lo mandaron a Dinamarca y Noruega, y todo fue distinto, comenzamos a tener contacto porque nosotros agarrábamos un tren a las 8 de la mañana en Ginebra y llegábamos a Copenhage a las 6 de la mañana de día siguiente. Recorríamos Suiza, Alemania, entrabamos a Dinamarca, en Dinamarca montaban el tren en un ferry y pasábamos a Copenhage, era un viaje extraordinario, íbamos los diciembre, en Semana Santa y en los veranos y creo que los pasajes eran baratos, cien francos si mal no recuerdo. Por supuesto ahí comenzamos a tener mayor contacto, en Copenhage teníamos una casa preciosa, un jardín muy lindo, y volvimos a tener el contacto familiar, y comencé a hablar con papá. Yo ya tenía 16 años. En Dinamarca comencé a oír todas esas historias de Canoabo, de Florencia, de su niñez, de Italia, de cuando había muerto su padre, del tío Antonio, quien fue para él una persona importantísima. De cuando se trasladaron a Valencia donde mi abuela montó una pensión y papá tenía que hacer cantidad de trabajos, también trabajó en el Banco Venezuela, pero esos trabajos no le gustaban porque ya papá tenía la poesía por dentro. Había comenzado a reunirse con los poetas, había publicado en los diarios de Valencia algunos poemas aunque mi abuela le decía que con la poesía no se iba al mercado. Un día decidió irse de la pensión y hacer su vida y se vino a Caracas. Se vino con Otto de Sola y como no tenían dinero trabajaban pintando avisos en la carretera, les pagaban cualquier cosa pero pudieron llegar a Caracas. El rigor y la amistad Papá fue riguroso con nosotros, sobre todo en materia de estudios, por supuesto nos exigía en los estudios básicamente y recuerdo que de pequeño papá me dirigía con la mirada. Yo le tenía un respeto grandísimo, aunque también era muy distinta la educación de antes. Papá nunca me pegó que yo recuerde, pero con la mirada… Después que cumplí 25 años comencé a hacerme amigo de papá, teníamos largas conversaciones, me llamaba cuando quería conversar. Él me llamaba, Gonzalo ven para acá que vamos a almorzar, a tomarnos unos tragos. Me decía que yo era un gran conversador pero mejor conversador que él imposible porque era uno de los más grandes conversadores que yo he conocido, sobre todo con todas las vivencias suyas, y la cultura que tenía, y las lecturas. Hemos estado consagrados / a la pobreza / No olvido las recogedoras de café, no olvido mi adolescencia / retocando anuncios / en las carreteras /.
MINIFICCIÓN Dina Grijalva
Dina es mexicana, narradora, ensayista y profesora en la Universidad de Sinaloa. Ha publicado varios ensayos y dos libros de minificción: “Goza la gula” (2013) y “Las dos caras de la luna” (2012). Actualmente realiza una estancia posdoctoral en la Universidad de Salamanca, donde elabora una Antología de minificción erótica
Redacción Rápida Jorge le pide una pausa, un tiempo. ¿Como una coma?, pregunta Elva. El rostro de él se ilumina: sí, eso: un tiempo para respirar. Mejor pongo punto final, decide ella. Gramática Erótica A las escritoras eróticas les fascinan las cópulas verbales, los verbos copulativos, las concordancias, las yuxtaposiciones. Sus personajes siempre están buscando su complemento, en cualquier lugar, tiempo y circunstancia. Quienes buscan objetos, prefieren los directos (son mejores para consolar, dicen) a los indirectos. Algunos son posesivos, otros adoran las interjecciones y las exclamaciones. El vocativo aparece con frecuencia, haciendo alusión al Ser Supremo; más invocado en las camas que en las iglesias. Gramática Erótica II Los personajes femeninos más imaginativos sueñan con encontrar personajes masculinos bimembres; mientras tanto, se conforman con unimembres. Cuestión de atributos, dicen. Acoso Textual Después de su gran novela, los lectores lo acosan, le piden más libros. Él sabe que ha llegado a su ocaso textual. Maratón sin Verbos Al atardecer, en el recibidor, besos y abrazos. Al anochecer, en la sala, besos, abrazos y caricias, piel con piel. Plena noche: en la recámara, en la cama, sin ropa, besos, abrazos y caricias, con manos, labios, lenguas, brazos, piernas, sexos. Al alba: el clímax, celebración, complacencia. Amar al acampar Alán habla a Marta, a Ana, a Blanca: vayan a la playa, a Málaga, a La Habana, al mar. Ana aclara: ama la cabaña, las amapas malvas, las jacarandas anaranjadas, la lavanda. Para acampar, la amada Ana –falda blanca, arracadas amanzanadas– nada avara, arma cajas, canastas: hay pan, caña, calamar, pasas, pasta, garbanzas, habas, alcaparras, algas, fabada, papayas, calabazas, manzanas, naranjas, granadas, nata, mazapán; para la salsa para la lasaña: albahaca, azafrán. Al alcanzar la cabaña, la casa amada, la grata Blanca arma camas, hamacas. Al alba, Marta martaja la masa para la tarta. Cada mañana, Alba asa a las brasas garnachas, patatas, castañas caras al paladar; gambas a la plancha, al acabar, apaga la llama. Ablanda al flan. Garrafas, jarras, naranjada, champán, cachaza. Crack. Blanca y Adán aman la danza. Van al palmar, allá cantan, danzan: cancán, chachachá, samba, lambada. Arman la pachanga, la bachata, la jarana, la parranda. La dálmata llamada Alma ladra. Alán y Ana van a la sala clara, Ana abraza a Alán, pasan a la cama, tras la mampara, tapan la pantalla a la lámpara, apartan las mantas, aplanan las sábanas. Ana saca la falda, la faja, las bragas; Alán, la chamarra, la casaca, la tanga. Ana palpa a Alán. Para acá, para allá, para atrás, hasta agrandarla. Alán aclama, agasaja a Ana: palpa, apalanca, afana. Para acá, para allá. Llamarada. Al acabar: catarata, cascada, alabanza a Alá. Decálogo (Manual) del Perfecto Internauta 1. Si no aparece en el feis, no existe. 29
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Cree en Wikipedia más que en ti. La única granja productiva es la farmville Las mejores joyas son las del lucky gem. Casi no hay nada que un clik no resuelva Si un clik no lo resuelve, uno doble sí Los twiteros tienen las palabras contadas Cocina solo en la ChefVille Si te gustó: da laik Si no, dímelo con un avatar
Cansada de las citas textuales Abandonó su carrera de investigadora: prefiere las citas sexuales. Combinaciones felices Le encanta mezclar placeres: goza la gulujuria o lujugula, la lujpereza o perlujuria, la pergula o gulpereza. Y goza también la gula, la pereza y la lujuria por separado. Una después de la otra o una sola por días y días de placer. Eso sí: se da días de descanso. Posmodernidad Vive en la más completa soledad, su único escape es el escaip. Crianza Cuando siente que lleva dentro de sí una minificción, la conserva en su interior el tiempo necesario. Al sentir que ya tiene la madurez suficiente, la deja salir poco a poco por las yemas de sus dedos. Siempre siente ternura al verla tan pequeñita y desvalida. Antes de dejarla reposar en la pantalla de su ordenador, le limpia alguna palabra o coma que puedan dañarla y se va a atender a otras de sus crías o a otros quehaceres. Después, regresa a verla. Y entonces se dedica días y días a limpiarla, borra una a una las palabras sobrantes, la suaviza, la acicala; algunas veces agrega algún discreto adorno, siempre evitando recargarla. En esos días, si la invitan a salir, dice: ahora no puedo, estoy criando. Nostalgia a Alejandra Pizarnik Abuelita nos habla de su infancia: “y jugábamos a la peregrina, a los encantados, al bote robado, a doña Blanca, al caldito de la madeja aquí lo pongo y aquí lo dejo, al matarile dileron…” Qué extraño que ninguno de esos videojuegos exista ahora, le digo. Diagnóstico El resultado de la batería de pruebas es concluyente. Édgar cubre uno a uno todos los elementos del perfil estudiado: padece de paranoia. Que muchas personas lo persigan es una feliz coincidencia. Autora Intelectual Es cierto: yo planeé el crimen, decidí el arma, la víctima y el victimario. Confieso que me dejé llevar por la pasión de ir armando cada detalle para conseguir el crimen perfecto. Pero la policía debe comprender que todo sucedió en las páginas de mi libro. El juez dijo: A mí no me venga con cuentos y me declaró culpable. Amo de casa lector No se anima a exterminar a los bichos que invaden su casa. Siempre con el temor de que uno de ellos sea Gregorio Samsa.
La Paciencia: las fantasmagorías en Alicia y el cojín rojo
JOSÉ ANTONIO PARRA
“El artefacto está construido a partir de ocho relatos con un de lo afrocaribe. En este caso son muy gratas esas texturas. La marcado tono atmosférico. En general hay un predominio de lo rítmica narrativa es siempre muy vivaz en esta obra a pesar de que en la misma predomina un carácter difuminado y nebuloso y de la ensoñación” fantasmagórico. Sobre la base de diálogos muy ágiles y ligeros El libro Alicia y el cojín rojo de Consuelo Hernández Besembel se van generando toda una gama de atmósferas y emociones es una pieza narrativa en la que confluyen multiplicidad de planos que redundan en una sobria pieza. Lo simbólico es clave en este libro, de manera que hacia el final temporales y en la que las atmósferas están prendadas de fantasmagorías. Así, sobre la base de una trama doble se van del mismo se da una apoteosis cuando en la casa de los articulando diversas anécdotas ocurridas en el siglo XIX y en la antepasados a la cual se mudan Alicia y su hija aparecen unos actualidad. De esta forma, a partir de la mudanza de Alicia a la huesos. Ahí está el eje que permite el encuentro real entre los casa de sus antepasados junto a su hija se van generando una vivos y los muertos que ya convivían en la trama. Queda al final del texto el sabor de un tiempo que se fue, de la serie de situaciones en las que quedan en evidencia el acontecer de sus ancestros, así como la develación de secretos y crímenes nación que somos y en la que confluyen todos los tiempos. Este acaecidos en tiempos pretéritos. De igual manera la edición texto es una metáfora de esa convergencia de todas las épocas presenta una serie de ilustraciones a cargo de la talentosa Isabel que somos. Quizá sea el propio carácter estereoscópico de este artefacto su valor primordial y el gran logro de sus artífices. Adler. Asistimos con esta hermosa edición a una celebración de El artefacto está construido a partir de ocho relatos con un nuestra propia idiosincrasia en sus valores más hondos. marcado tono atmosférico. En general hay un predominio de lo Ciertamente Alicia y el cojín rojo es el resultado de un diálogo nebuloso y de la ensoñación. La autora, cuyo entorno originario desenvuelto entre Consuelo Hernández Besembel e Isabel Adler. es la plástica, se vale de artificios propios del realismo mágico latinoamericano de forma que en la pieza hay un influjo de obras Alicia y el cojín rojo máximas como Pedro Páramo, por ejemplo. En un solo escenario Consuelo Hernández Besembel e Isabel Adler se da la convivencia entre vivos y muertos, entre habitantes de la Edición de Carmen Verde Arocha. contemporaneidad y aquellos que vivieron en la casa a más de cien años en el pasado. Quizá ese mismo antecedente de la plástica que posee Hernández Besembel sea clave en el logro de una pieza cuyo valor predominante sea de carácter imaginario. En este caso el componente visual está en primer plano con relación a lo temporal. Y es que de hecho todos los tiempos conviven en un único territorio configurando un texto esencialmente estereoscópico. Así, la acertada resolución editorial de este libro a cargo de Carmen Verde Arocha redundó en una edición ilustrada por Isabel Adler, en este caso con una mirada hacia lo espectral y hacia lo fuera de este mundo. La impresión última que queda en el lector es la de que cada uno de los capítulos que conforman la edición parecieran un montaje teatral. En este caso se da una epifanía de situaciones imposibles, en cierto modo surreales. El tono en algunos casos se hace frenético al momento en que la autora refiere la llegada inminente de las hordas de Boves, una de las manifestaciones máximas de la barbarie durante el decimonónico. Quizá en este elemento exista un guiño con la realidad actual de la nación cuando la barbarie ha avanzado de manera avasallante sobre los últimos resquicios que pudieran quedar de civilización. Asimismo, un aspecto que ha resultado muy grato en esta lectura ha sido la recreación que hace Hernández Besembel del dialecto propio de los esclavos en Venezuela durante el siglo XIX, ello sin duda ha significado una cierta mirada del detalle sobre las disciplinas lingüísticas. Igualmente hay un matiz de lo oculto y del secreto que nunca es develado. Ciertamente en este trabajo hay una relativa impronta erótica, muy bien resuelta. En ella está clara la marca del trópico y 30
El «Quijote» en América
Borges y Cervantes, don Quijote y Alonso Quijano Por Carlos Orlando Nállim En el prólogo de El oro de los tigres, se lee, entre otras cosas interesantes, que «para un verdadero poeta, cada momento de la vida, cada hecho, debería ser poético, ya que profundamente lo es. Que yo sepa, nadie ha alcanzado hasta hoy esa alta vigilia». Termina el breve cuan sustancioso prólogo con estas palabras: En cuanto a las influencias que se advertirán en este volumen... En primer término, los escritores que prefiero —he nombrado ya a Robert Browning—; luego, los que he leído y repito; luego, los que nunca he leído pero que están en mí. Un idioma es una tradición, un modo de sentir la realidad, no un arbitrario repertorio de símbolos. Bien se sabe la permanente admiración de Borges por Cervantes: desde que en la niñez leyó el Quijote hasta su muerte. Su cervantismo no se fundaba en la curiosidad por saber si su lengua se adecuaba a ciertos cánones filológicos, consuetudinarios o científicos. Le atraía más la lengua viva y auténtica del escritor que se había propuesto contar cosas y que lo hizo con maestría. Era un poeta que supo hallar el misterio poético en las cosas simples, en los sentimientos pero sin sensiblerías, en las virtudes pero sin moralina, en el ingenio agudo pero sin ostentación. Borges, por ejemplo, no se preocupó nunca por averiguar si don Quijote respondía a tal o cual modelo vivo. Le bastaba con la obra, rico testimonio de singular hondura. Después de leer el verso y la prosa borgeanos alusivos a Cervantes, se concluye que lo consideró entre los poetas de «alta vigilia». Cualquier lector del escritor argentino puede observar su admiración ante la obra de Cervantes —en especial el Quijote— por la poesía que sugiere y de ella mana, que produce una conmovedora emoción estética y afectiva. Su cervantismo es fundamentalmente admiración por la obra del alcalaíno, que es belleza y emoción de las cosas; por su prosa, basada en imágenes extraídas de sutiles relaciones descubiertas por la imaginación; y por el lenguaje, a la vez sugestivo y musical. En El oro de los tigres, como en tantos otros volúmenes, uno de los escritores siempre presentes es Cervantes. Porque es uno de los que prefiere, uno de los que ha leído y repite y, por fin, uno de los que están en él. El castellano, antes que una suma de autores o un catálogo de libros, «es una tradición, un modo de sentir la realidad, no un arbitrario repertorio de símbolos». Así lo dijo en 1972. Muchos años antes, con emoción exhortativa y convincente, en 1927, afirmaba lo mismo, de otra manera: «Digan el pecho y la imaginación lo que en ellos hay, que no otra astucia filológica se precisa» El poema que nos sirve de punto de partida dice así: Sueña Alonso Quijano El hombre se despierta de un incierto sueño de alfanjes y de campo llano se toca la barba con la mano se pregunta si está herido o muerto. ¿No lo perseguirán los hechiceros que han jurado su mal bajo la luna? Nada. Apenas el frío. Apenas una dolencia de sus años postrimeros. 31
El hidalgo fue un sueño de Cervantes y don Quijote un sueño del hidalgo. El doble sueño los confunde y algo está pasando que pasó mucho antes. Quijano duerme y sueña. Una batalla: los mares de Lepanto y la metralla. Quizá convenga recordar que este poema vuelve a ser incluido por Borges, tres años después de El oro de los tigres, en otro libro que, con el título deLa rosa profunda, publica en 1975. No creemos que se trate de un olvido o una simple reiteración. Por el contrario, nos parece que se trata más bien de una preferencia por el tema que desea destacar. Creo también que, como él lo dice en el prólogo de este segundo libro, ...la misión del poeta será restituir a la palabra, siquiera de un modo parcial, su primitiva y ahora oculta virtud. Dos deberes tendría todo verso: comunicar un hecho preciso y tocarnos físicamente, como la cercanía del mar. Tal es su afecto por Cervantes, por el Quijote, por «el doble sueño», que le place decirlo poéticamente y reiterarlo. Es uno de los pensamientos obsesivos de toda una vida de lector y escritor, expresado y repetido en numerosas ocasiones, que ha hallado el verso conveniente que nos informa de un hecho conmovedor y preciso y que nos toca con su invisible mano o profundo destello. Se trata de la palabra poética reveladora que el poeta, consciente del hecho, ama y reitera. El fin está cercano, o por la tristeza ocasionada por la derrota sufrida en manos del Caballero de la Blanca Luna o por singular disposición del cielo. Enfermó don Quijote gravemente. El diagnóstico fue tomado serenamente por el protagonista y llorosamente por los circunstantes. De todos modos, este ir terminando el camino de la vida parecía natural. Menos natural y hasta asombroso pareció el despertar sano o, lo que es lo mismo, cuerdo tras su sueño de muchas horas. La confesión que le hace a la sobrina es, más que cuerda, sabia: Las misericordias —respondió don Quijote—, sobrina, son las que en este instante ha usado Dios conmigo, a quien, como dije, no las impiden mis pecados. Yo tengo juicio ya, libre y claro, sin las sombras caliginosas de la ignorancia, que sobre él me pusieron mi amarga y continua leyenda de los detestables libros de las caballerías. Ya conozco sus disparates y sus embelecos, y no me pesa sino que este desengaño ha llegado tan tarde, que no me deja tiempo para hacer alguna recompensa, leyendo otros que sean luz del alma. Yo me siento, sobrina, a punto de muerte; querría hacerla de tal modo, que diese a entender que no había sido mi vida tan mala, que dejase renombre de loco; que puesto que lo he sido, no querría confirmar esta verdad en mi muerte. Es el protagonista que se reconoce cuerdo tras sus locuras, que culpa a sus abundantes lecturas de libros de caballerías de su lamentable condición pasada, el que, por fin y bondad de Dios, ha recobrado su juicio respecto de la tenebrosa ignorancia. Quisiera pagar sus pecados con nuevas lecturas pero ahora de libros píos y edificantes. En el momento final quiere obrar juiciosamente para hacer olvidar su pasado de mentecato. El momento de la
muerte es cosa seria. Es el nuevo amanecer de don Alonso Quijano el Bueno, la resurrección, si se quiere, de aquel personaje del primer capítulo de la Primera Parte, que aparece para enloquecer muy luego y de quien el autor dice, socarronamente, no saber muy bien su nombre: ¿Quijada, Quesada o Quejana? El caballero, en la Primera Parte, muere fiel a su locura, sin renunciar a su vida aventurera. Del preciso momento de su muerte nada sabemos, simplemente nos encontramos con unos epitafios y elogios de los académicos de Argamasilla. Recordemos que en el famoso escrutinio de la librería, Cervantes, a través del cura y con indisimulada sorna, refiriéndose a Tirante el Blanco —al que llama «el mejor libro del mundo»— afirma: «Aquí comen los caballeros, y duermen y mueren en sus camas, y hacen testamento antes de su muerte...» (I, 6). El autor cuidó mucho que don Quijote no le imitara para así morir en su ley. Mientras que en la Segunda Parte, don Quijote muere en su cama, llama al cura y al escribano, es decir, recibe los sacramentos y testa; y vitupera «todas las historias profanas del andante caballería». Dice «profanas». Lo profano no merece la reverencia debida a las cosas sagradas, es sinónimo de libertino y hasta de deshonesto e ignorante, sin autoridad en una materia dada. En otra ocasión, Borges recuerda un romance de Quevedo «en el cual se menciona al Quijote» «documento de la triste incomprensión del Quijoteen su propio siglo» acota Raimundo Lida. Pues bien, este romance, «Testamento de don Quijote», termina así: En esto la Extremaunción asomó ya por la puerta; pero él, que vio al sacerdote con sobrepelliz y vela, dijo que era el sabio propio del encanto de Niquea; y levantó el buen hidalgo por hablarle la cabeza. Mas, viendo que ya le faltan juicio, vida, vista y lengua, el escribano se fue y el cura se salió afuera. El hidalgo o Cervantes no fueron consecuentes. De haberlo sido, don Quijote bien pudo terminar sus días como lo imaginó Quevedo en su «Testamento»: loco. En este sentido coincide Quevedo con Cervantes en la Primera Parte. De ahí el acierto, la idea genial de Cervantes al término de la Segunda: el loco recupera el juicio, además se arrepiente y quiere enmendarse. Un final bello y patético, que implica un sorpresivo vuelco en la corriente narrativa que venía desarrollándose a través de todo el libro. Por eso Borges expresa que: Cualquier otro autor hubiera cedido a la tentación de que don Quijote muriera en su ley, combatiendo con gigantes o paladines alucinatorios, reales para él. Almafuerte ha reprochado a Cervantes la lucidez agónica de su héroe. A ello podemos contestar que la forma de la novela exige que don Quijote vuelva a la cordura, y también que este regreso a la cordura es más patético que morir loco. Es triste que Alonso Quijano vea en la hora de su muerte que su vida entera ha sido un error y un disparate. El sueño de Alonso Quijano cesa con la cordura y también el sueño general del libro, del que pronto despertaremos. Antes que cerremos el volumen y despertemos de ese sueño del arte, don Quijote se nos adelanta despertando él también y volviendo como nosotros a la mera y prosaica realidad. Don Quijote ha sido vencido. Acepta resignado cumplir con su promesa de no salir a la aventura por un año y hasta piensa
seriamente en hacerse pastor. No obstante, la tristeza, o la melancolía como quiere el texto, lo embarga y muere. Advirtamos que primero muere don Quijote y luego Alonso Quijano el Bueno. En efecto, si leemos con atención el libro, veremos que en el último capítulo don Quijote deja su lugar a don Alonso: «Yo tengo juicio ya, libre y claro», antes sólo «sombras caliginosas de la ignorancia» en lenguaje cervantino; «el sueño de Alonso Quijano cesa con la cordura» en lengua borgeana. En su poema, Borges evoca el momento preciso de ese inesperado y patético despertar. No se trata de despertar de un sueño de más de seis horas como nos informa el texto, sino también del fin de un sueño artístico que ha abarcado prácticamente todo el libro y del amanecer de otro personaje, Alonso Quijano, que lo hace para morir casi de inmediato. El personaje despierta de un sueño muy especial, que el poeta llama «incierto», porque es inseguro, no verdadero, tan extraordinario que se acerca a lo desconocido. Este sueño cae en el campo de lo maravilloso y de lo fantástico; por eso, quizá, en vez de decir espada o sable, se dice alfanje, vocablo que nos aleja hacia el mundo oriental tan afín a la fantasía y a la fábula. Sin embargo y de inmediato evoca el «campo llano», la recia meseta castellana, la Mancha que se nutre de trigales, viñas y olivares. El héroe adormilado reacciona como cualquier mortal tocándose la barba, preguntándose por su estado. Los hechiceros de su larga y anterior historia ya no lo persiguen ni le hacen daño. Está solo en su conciencia, ha tomado al mundo de lo consciente, ha despertado de un largo sueño que lo alejó de la realidad de «hidalgo de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor». Y ha despertado enfermo, enfermo de melancolía. Para la psiquiatría, se trata de un estado de depresión propio de la psicosis maníaco-depresiva, caracterizado por postración, abatimiento y pesimismo. Etimológicamente es la negra bilis de los griegos. Para don Alonso Quijano, es más bien esa tristeza un tanto inexplicable, vaga, profunda, producida por ese brusco despertar al mundo de la razón; pero que ha calado tan hondo que lo llevará a la muerte. Este patetismo con que Cervantes trata los últimos, el último capítulo delQuijote, se da, en general, más en la Segunda que en la Primera Parte. Borges prefiere la Segunda Parte; esto no es novedad ya que varios cervantistas ya lo habían manifestado y muchos lectores de todos los tiempos lo hemos pensado. Con Borges podemos decir: En esa parte, Cervantes prescinde de esos burdos percances físicos y todo lo que ocurre es distinto. Es sentimental, es psicológico, ya no hay tantos golpes, ya no hay tantas tundas ni dudas, ya no hay cosas que eran terribles, graciosas y, al mismo tiempo, novedosas, como la aventura de los molinos. Podríamos decir también, que cuando Cervantes empezó a escribir Don Quijote, él lo conocía muy poco a Alonso Quijano. Quizá eso suceda con todo el libro. Si uno empieza a escribir un libro, uno va compenetrándose con los personajes; en este caso con el personaje Alonso Quijano o don Quijote. El escritor argentino subraya los diez años que separan la Segunda de la Primera Parte del libro, tanto que llega a afirmar que Cervantes en el Quijote de 1605 vio las posibilidades cómicas, en cambio, en el de 1615 vio las posibilidades patéticas. Este padecimiento moral expresado en gustos y actitudes emocionantes surca con mayor o menor profundidad todo el libro, de modo especial el de 1615 y, de alguna manera, culmina en el último capítulo. «Es indudable que en estas líneas, Cervantes sintió la muerte de don Quijote como algo propio, como algo muy triste». Ningún lector podrá desmentir esta aseveración. Hay dos vertientes a tener en cuenta: la compenetración del autor con los personajes, 32
fundamentalmente con don Quijote y Sancho, en particular con el protagonista, y la emoción creciente, por momentos patética, que muestra el libro. La muerte de don Quijote es narrada con palabras puntuales y hasta secas: «el cual, entre compasiones y lágrimas de los que allí se hallaron, dio su espíritu, quiero decir que se murió». Borges observa el procedimiento: falta la gran frase literaria, de gran retórica digna del héroe que termina sus días; y, de inmediato, evoca las palabras de Shakespeare a la muerte de Hamlet. La emoción de Cervantes por la muerte del héroe no supera la del amigo. Por eso el final no tolera la posibilidad retórica. Cervantes primero y el lector después quedan simplemente desolados. La batalla y la metralla de Lepanto fueron un vivo recuerdo desde que el joven veinticuatreno intervino audazmente en esa señalada ocasión. Su recuerdo y su orgullo no eran vanos ni vacía exageración. No miente ni imagina hechizos de libros de caballerías Cervantes cuando, molesto por la aparición del Quijote apócrifo y por las ofensas de su autor, reacciona reflexivamente diciendo que Lepanto es «la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros». Desde su particular punto de vista de hombre y soldado que vivió heroicamente la experiencia, era inimaginable una lid tan grandiosa, ardua y sangrienta como ésa, con toda la carga emotiva que conlleva en aquel preciso momento una victoria sobre el Islam, presidido en la ocasión por los turcos otomanos. Esa experiencia y esa emoción destilan, por ejemplo, sus palabras de alabanza al soldado cuando en el «Discurso de las armas y las letras» dice así: Y si éste parece pequeño peligro, veamos si le iguala o hace ventajas el de embestirse dos galeras por las proas en mitad del mar espacioso, las cuales enclavijadas y trabadas, no le queda al soldado más espacio del que concede dos pies de tabla del espolón; y, con todo esto, viendo que tiene delante de sí tantos ministros de la muerte que le amenazan cuantos cañones de artillería se asestan de la parte contraria, que no distan de su cuerpo una lanza, y viendo que al primer descuido de los pies iría a visitar los profundos senos de Neptuno, y, con todo esto, con intrépido corazón, llevado de la honra que le incita, se pone a hacer blanco de tanta arcabucería, y procura pasar por tan estrecho paso al bajel contrario...(I, 38). Si nos remitimos a los documentos sobre Lepanto hallaremos también dos navíos trabados en fiera lucha que simbolizan dos adversarios, dos civilizaciones, a través de sus comandantes: Uluch Ali y don Juan de Austria. Islámicos y cristianos, frente a frente, dos poderosísimas flotas, luchando por la supremacía en el Mediterráneo y en el mundo cultural conocido de la época. La batalla empieza en torno a las galeras de los dos jefes supremos, que se hallaban reunidos por el espolón, formando una sola platea de lucha encarnizada, que muy pronto se generaliza a otras muchas naves. El golfo de Corinto, el estrecho de Lepanto, la bahía de Patras se han incendiado en lo que al principio pareció una mañana tranquila de aquel domingo 7 de octubre de 1571. El calor de la lucha refleja el ardor de muchos miles de hombres que, con la artillería primero y los arcabuces luego, terminan en la lucha cuerpo a cuerpo. La metralla de las primeras horas fue paulatinamente cediendo el lugar a las picas, espadas, alfanjes, lanzas y cuchillos. El coraje de los aliados, en su mayoría españoles, la fe en Dios fomentada por los jefes y bendecida por el mismo Papa Pío V, y el poder persuasivo y arrollador de don Juan de Austria logran convertir a esos soldados en nuevos héroes que pelean «en el santo nombre de Dios». Y entre estos héroes hay que señalar al arcabucero Miguel de Cervantes, que, aunque enfermo de cuartanas, ocupa audazmente su lugar en el 33
esquife de «La Marquesa», hasta que en el asalto definitivo a la galera capitana enemiga dos arcabuzazos en el pecho y otro en el brazo izquierdo lo detienen. Un ambiente fantástico de leyendas caballerescas. Quijotescas aureolas figuran en las cabezas de héroes temerarios y atrayentes hasta el carisma como don Juan de Austria y Miguel de Cervantes... armadas colosales, mares de sangre, muertos y heridos por doquier... ardua victoria, milagro delAuxilium Christianorum, la nueva deprecación de la letanía lauretana... orgullo de un hombre que fue soldado, cautivo y escritor, a lo grande. «El hidalgo fue un sueño de Cervantes / Y don Quijote un sueño del hidalgo», sí, pero también este último sueño reconoce al mismo artífice, al inmortal escritor. Alonso Quijano en el último capítulo y don Quijote a través de casi todo el extenso libro ahora se nos muere, ante el dolor de los circunstantes, del escritor y de nosotros los lectores. Pero se trata de un personaje de una larga historia, no más. No es un hombre de carne y hueso, «sino un sueño de Cervantes, un sueño que pudo haber sido inmortal» Lo que sucede es que a esta altura de la historia, don Quijote ya no es una ficción, no para el escritor ni para los lectores. El primero, no es extraño, se ha apasionado por el excepcional personaje, y los lectores también. Uno y otros lo sentimos tan cerca, tan realmente hombre que nos parece lo más natural del mundo su mortalidad, debe morir. Don Quijote no pensó en la larga fábula o ficción, que, de algún modo, debía terminar. No lo pudieron persuadir sus extrañas y hasta fantasmagóricas aventuras, tampoco los azotes, ni las desventuras, ni los «desabrimientos» que incluye el médico en su breve y terminante diagnóstico —hoy diríamos «sinsabores» sin más. Entonces, Cervantes, tras la derrota ante el Caballero de los Espejos, en las playas barcelonesas, lo vuelve a su aldea manchega y a su casa, e imagina un milagro verosímil, si lo hay, para los lectores y las creencias populares de aquel tiempo, recobrar el juicio para luego morir: ...y una de las señales por donde conjeturaron se moría fue el haber vuelto con tanta facilidad de loco a cuerdo; porque a las ya dichas razones añadió otras muchas tan bien dichas, tan cristianas y con tanto concierto, que del todo les vino a quitar la duda, y a creer que estaba cuerdo. Pero más original aún se mostró Cervantes, quien, narrador sagaz, imagina aquel largo sueño en que cae el caballero enfermo, don Quijote, para despertar convertido en Alonso Quijano el Bueno. De loco a cuerdo, sueño mediante: de don Quijote, mentecato o poco más o menos, a Alonso Quijano, prudente hidalgo. El sueño misterioso e inexplicable ha hecho el señalado milagro. De acuerdo: «El hidalgo fue un sueño de Cervantes / Y don Quijote un sueño del hidalgo. / El doble sueño los confunde y algo»... Quizá la explicación profunda y obvia la haya dado un docto amigo mío, que concluye un trabajo iluminador sobre un recurso cervantino, afirmando que «el principal personaje de la novela no tiene que serlo el protagonista, sino que puede serlo el narrador, como lo es aquí» Me atrevo a afirmar que Borges estaría de acuerdo. Cervantes, don Quijote, Alonso Quijano el Bueno: sueño y literatura. Ab ore ad aurem. Notas · (1) Jorge Luis Borges, El oro de los tigres [1972], Obras completas, Buenos Aires, Emecé, 1974, pág. 1081. · (2) Jorge Luis Borges, El idioma de los argentinos, Buenos Aires, Peña del Giudice Editores, 1952, pág. 33. · (3) Jorge Luis Borges, La rosa profunda [1975], Obras completas, Buenos Aires, Emecé, 1989, II, pág. 77. · (4) Miguel de Cervantes Saavedra, Don Quijote de la Mancha, edición, estudio y notas de Juan Bautista Avalle-Arce,
Madrid, Ed. Alhambra, 1979, 11, Cap. 74. Citaremos por esta edición. (5) Creemos que el elogio del libro es sincero, no así esto de dormir y morir los caballeros en sus camas, por ejemplo. Hago la aclaración porque, leído el párrafo entero donde se inserta tal aseveración, el sentido no aparece claro a primera vista y se ha llegado a opinar reiteradamente sobre la oscuridad del pasaje. (6) Vid. «La pasión literaria», en Diálogos, volumen editado por María Esther Vázquez, Buenos Aires, 1978, págs. 429447 [Este diálogo se publicó primeramente en La Nación, Buenos Aires, 13 de febrero de 1977]. (7) Francisco de Quevedo, «Testamento de don Quijote», en Poemas satíricos y burlescos, Obras completas, edición, introducción, bibliografía y notas de José Manuel Blecua, Barcelona, Planeta, 1963, I, págs. 933-936. (8) Jorge Luis Borges, «Análisis del último capítulo del Quijote», en Revista de la Universidad de Buenos Aires, 5.ª época, año I, N.º 1, Buenos Aires, enero-marzo 1956, págs. 31. (9) Vid. Roberto Alifano, Conversando con Borges, Suplemento de la RevistaSiete Días, n.º 748, Buenos Aires, 1981, pág. 20. (10) Jorge Luis Borges, op. cit., pág. 29. (11) Hemos dicho que la opinión popular suponía que los locos recobraban el juicio para luego morir. Borges, por su parte, precisa que «una superstición escocesa quiere que los
hombres cuerdos que están cerca de la muerte se vuelvan un poco locos y adquieran virtudes proféticas. Aquí, inversamente, la cercanía de la muerte devuelve la razón a un loco». Vid. op. cit., p. 33. (12) Juan Bautista Avalle-Arce, «Cervantes y el narrador infidente», enArcadia, Estudios y textos dedicados a Francisco López Estrada, Dicenda, Cuadernos de Filología Hispánica, Universidad Complutense de Madrid, n.º 7, 1988, pág. 172. (*) En Cervantes en las letras argentinas, cap. III, Buenos Aires, 1998, págs.65-81 [antes en Nueva Revista de Filología Hispánica, tomo XL El «Quijote» en América
Leandro Area Pereira
Si la filosofía pudiera ser para pensar y comprender la vida de los hombres, la historia, su hija realenga, tendría al menos la obligación de enseñarnos los amores traicioneros de las sociedades y de los individuos, sus errores dominantes, así como también las causas evidentes u ocultas de sus triunfos. La novela, mirona de tantos avatares, las iluminaría narrando las peripecias imperceptibles entre “ser o no ser”, dicotomía que la modernidad ha sacado de quicio copulativamente, porque ahora se puede “ser y no ser” sin escozor alguno de conciencia. Viéndolo bien y metiendo la cuchara en donde no la llaman, la poesía tendría mayores posibilidades de éxito, aunque no así de público, en esas aventuras del espíritu, para iluminar sobre lo que nos pasa. El problema está en que ella enseña por encandilamientos, por terapia de choque. La poesía no educa, no es escolar, arrebata en el sentido de ataque de locura, aunque la verdad sea dicha, he conocido poetas y poesía cercanos tanto a la beatitud como a la inclemencia. La poesía no piensa ni se piensa en la ordinaria concepción que esas expresiones admiten en nuestro limitado entendimiento. No discurre dentro del cuadrilátero de lo establecido; ni siquiera su voz es la de las que se explaya en explicar. Engulle sí, a velocidad vertiginosa, realidad y ensueño y en el cosmos que cabe en un instante, sudoración e inspiración engendran a un enano gigante. Además, no pretende vencer o convencer, lee y se lee sin intenciones carismáticas, es tímido latido aunque también sea cierto ayude a veces a despertar la voz aplazada que llevamos por dentro, que es la de un naufrago abrazado a su conciencia que se hunde en un mar de interrogaciones. No deberíamos olvidar, a todas éstas, al arte de pintar, que me es tan esquivo en su ejercicio y pericia y tal vez sea por ello, amo tanto en mi trastabilleo de pinceles y aceites. Pintar es talismán de húmeda cercanía y no la seca, difícil y obstinante labor de urdir palabras que son, bajo la lupa, enemigas acérrimas pero, sin duda, bisturí inseparable de los cambios históricos. Y qué pronunciar sobre la música, la clásica por ejemplo, aunque el mambo o el jazz no se queden atrás. De las artes nombradas es la más sutil y profunda de todas, la más compleja y abstracta, la que puede aterrizar en lo más profundo de nuestros espíritus y requiere de una sensibilidad digamos submarina. A la música clásica al menos, hay que oírla como existiendo debajo del agua. No sé, me atrevo a preguntar y casi que respondo lo tercero; cuál será la más difícil entre estas opciones: ¿interpretarla, sentirla o poseerla? A estas alturas me examino, preocupado sobre la importancia o trascendencia de un alegato como el aquí fraguado para entender, vislumbrar o superar lo que podemos ser como país y como personas, más allá de lo que observamos a diario se traga el pozo sin fondo del presente. Si soy sincero respondería sin duda que ninguna, y por ello es que me atrevo y obligo a plantearlo, a contra corriente, en el 35
EL EMPOBRECIMIENTO DEL ESPÍRITU océano encrespado de nuestras dietas obligadas, a recalcarlo. A eso vinimos, porque si no qué es opinar sino mostrar que no son tan solo las noticias veloces o el momento fugaz que somos lo mejor que nos puede reflejar. Lo peor, eso sí, radica en el desterrado rincón de nuestras ilusiones, el acorralado horizonte que delata, el cencerro impuesto que alarma y se hace ominosa costumbre, la postergada sed de deseo creador, el empobrecimiento raudal de nuestros apetitos.
EL PLACER DE LA ESCRITURA
César Aira y Roberto Bolaño son algunas de las personalidades que figuran en esta última obra del narrador. La pieza, editada en Barcelona, España.
VALENTINA RODRÍGUEZ
César Aira, Enrique VilaMatas, Jorge Luis Borges y Roberto Bolaño son algunas de las personalidades que figuran en el más reciente trabajo del narrador y ensayista Alejandro Padrón (Escuela para pobres): El espejo de Ut Talem (The Folio Club), pieza conformada por diez historias arropadas por el absurdo. Cuentos cortos en los que recrea el fin del mundo, el método de trabajo del autor de Cómo me hicemonja y las escenas de un "congreso orbital" y de una "lectura cósmica"; peculiares y divertidas fábulas que fue escribiendo a lo largo de varios años. ¿POR QUÉ HABLAR DE ESTAS PERSONALIDADES, O CREAR HISTORIAS CON ELLOS, DESDE EL ABSURDO? Estos son unos cuentos concebidos durante unos años, los tenía archivados en carpetas. Al verlos luego de un tiempo me di cuenta de que tenía allí un tema que tenía que ver con escritores y con nombres importantes, entonces entendí que por allí iba la cosa, y que estaban teñidos por esa cosa del absurdo. A Aira lo conozco personalmente, él ha venido a Mérida, yo he ido a Buenos Aires, hemos hablado y compartido, y su literatura es del absurdo y fantástica. Me gusta esa libertad que se toma en la escritura y por eso hay un cuento dedicado a él y otro que tiene que ver con su obra. DICE QUE ESTOS CUENTOS FUERON APARECIENDO A LO LARGO DE VARIOS AÑOS, ¿CUÁL ESCRIBIÓ PRIMERO? El más antiguo probablemente sea "El espejo de Ut Talem", que le da el título al libro, lo escribí hace tiempo. Nació como una pequeña idea que no dejó ni asomo de novela, ni de un texto largo que me pudiera inferir que era una novela, luego lo fui desarrollando. Pese a que es un cuento corto es quizá es el que me ha dado más trabajo de este libro. ¿ES MÁS FÁCIL ESCRIBIR DESDE EL ABSURDO? El oficio de la escritura en sí mismo es una operación compleja, independientemente de que parezca que no lo es en algunos cuentos. El cuento, para mí, es uno de los géneros más difíciles, porque no te puedes dar el lujo de tener una frase probablemente débil o un párrafo flojo, porque el cuento se resiente. En una novela es distinto, puedes divagar, volver hacia adelante. El género cuento es bastante complejo, pero en sí misma la escritura, como género narrativo de la escritura en general, también lo es. Si es más fácil un cuento de tipo naturalista que uno de ficción, creo que la complejidad es similar, solo que tiene otro tiempo, espacio y dimensión, pero la complejidad es igual, creo que al escritor todo le resulta complejo, no creo que haya cosas que le puedan resultar fáciles. Lo que parece siempre más fácil es la escritura sin arabesco, lineal, una escritura impecablemente limpia, y eso es quizá lo más complejo que hay. EN "FIN DE MUNDO" (PRIMER CUENTO DEL TEXTO) EL NARRADOR SE DEDICA A ESCRIBIR Y SE ALIMENTA DE LA LITERATURA MIENTRAS ESPERA QUE ACABEN LOS DÍAS. ¿CREE QUE SE DEBA ESCRIBIR MIENTRAS LLEGA EL FINAL DE LA EXISTENCIA? La escritura en el caso que a mí me concierne ¬esta idea también la he compartido con otros escritores, es uno de los grandes oficios desde el siglo XIX hasta ahora. Creo que la escritura es una pasión, un placer, es un encuentro, un descubrimiento de cosas; en consecuencia, no la utilizo ex 36
profeso como terapia, es una cuestión que deviene de muchos aspectos del alma. La escritura es un placer permanente aunque haya dificultades para concebir lo que termina en una obra acabada, bien sea un cuento, novela o ensayo. Lo que en ese cuento expreso es una cosa metafórica sobre el placer de leer y de escribir y del hecho estético del fin del mundo; cómo es capaz un escritor de plasmar las últimas cosas que tiene a través de la escritura. El espejo de Ut Talem está a la venta en la librería La Ballena Blanca de Mérida y en el portal www.thefolioclub.com
Roberto Lovera de Sola
Mientras leíamos la novela de Eduardo Liendo(1941): El round del olvido.(2ª.ed.Caracas: Alfagaura, 2009. 581 p.), que ahora podemos volver a leer a seis años de su primera edición(2003), verdadera novela del olvido, venían a nuestra mente constantemente unas líneas de don Francisco de Quevedo y Villegas(1580-1645): “y solamente/ lo fugitivo permanece y dura” dice (Antología poética, ed.1999,p.68 ) porque perduran las vivencias, las experiencias, lo vivido y sentido como sucede a los personajes de esta novela pese a que sufran del olvido o crean que van a perder lo recordado, de allí que una escritora, uno de los protagonistas de la ficción, escriba las experiencias de ellos tres, los suyos incluidos, para salvar del olvido las memorias que cada tiene de sus propias experiencias, de sus propias aventuras. Novela política e íntima es El round del olvido En ella la política predomina, de allí que Liendo fije las vivencias que relata a partir de una cita de Stendhal(1883-1840 1883-1840), la cual refiere dos veces en el cuerpo del libro. Ella es “La política es una pesada piedra amarrada al cuello de la literatura”(p.275 y 562) como lo escribió en Rojo y Negro(1830). Por ello la subjetividad humana debe abrirse paso a través de la maraña que impone la política al sucederse humano, debe buscarse, lo buscan los personajes de Liendo, la forma de traspasar esa broza. Esta que se nos cuenta en El round del olvido es la historia de tres personajes de la Venezuela de los años sesenta y setenta: un músico y poeta que se incorpora a la guerrilla en los años sesenta, Oliver, ”tímido e introvertido”(p.64); un boxeador, Teo, ”un ser temerario que llevaba su destino en los puños”(p.64) y una periodista, Neolia, quien será la que escriba la novela para tratar de evitar el olvido que cubre siempre las experiencias de los seres humanos. Y así de tratar con la escritura de detener al tiempo(p.113, 266, 275, 442, 525, 573); “se iba hilando en mi imaginación la posibilidad de novelar el olvido”(p.308 ), así la novela que tenemos entre las manos pretende ser: “memoria, contra el olvido”(p.559). En la trama ambos hombres, Oliver y Teo, están enamorados de Noelia desde la niñez, las vidas de los tres se entrecruzan en la madurez; la presencia de “la razón de los cuerpos, la razón del deseo”(p.422) se impone algún día entre Oliver y Noelia a pesar de ser ella pareja de Teo. Son las razones de la vida que se abre siempre camino entre la espesura del vivir, del experimentar, del sentir. Noelia llega a proponerse escribir aquella novela del olvido, que es lo que es el libro de Liendo, ya que como periodista le siguió los pasos a los grandes personajes olvidados de la vida del país, un escritor famoso, un actor de telenovela, un político ya fallecido. A esos reportajes los titulaba Los olvidados: “La experiencias de Los olvidados me había sido útil para advertir o intuir lo que la vida podría tener de espejismo, de fugacidad y embeleso. La pugna entre el ser y parecer”(p.259-260) dice ella. Pero también hay que utilizar la imaginación “para suplir un bache de la memoria”(p.420). Lo que la memoria recuerda lo encuentra en una confidencia: “Te he amado toda la vida, o quizá antecedió a la frase el condicional creo…es un claroscuro de la memoria”(p.420) o la íntima confidencia “una larga plática, cuyos diálogos se conservaron entre muchos olvidos”(p.430) que desea atrapar lo 37
El round del olvido
antes vivido y ello pese a su conciencia de que “Es algo penoso contar desde el olvido”(p.11) que es lo que se propone hacer. El Round del olvido es novela compuesta por capítulos entrecruzados en los cuales se va narrando la experiencia de cada uno, con abundantes perspectivas y puntos de vista del narrador para contar su historia: una anécdota fijada en la frustración política, los guerrilleros nunca llegaron al poder, en los avatares de la carrera de un boxedor, con lo cual Liendo convoca a su ficción una historia tan antigua como la literatura. No hay que olvidar que hay un pugilato en la Iliada(ed.1999,p.895, versos 700-739), seguramente escrita en el siglo VIII aC, la obra con la cual se inician las letras occidentales. El round del olvido es un libro tejido con “retazos de la realidad”(p.381), cita en la que observamos la vocación realista de su narrador. Pero también aparecen en él los hechos de las décadas que novela: los años sesenta y sus experiencias: la película “Las fresas de la amargura”, la música de protesta, la Escuela de Letras de la Central, la Teología de la liberación, las nuevas experiencias sexuales, los Beatles, las pastillas anticonceptivas, la televisión, “nueva caja de embrujos”(p.216), “el espejismo de la telenovela”(p.217), la cercanía a los movimientos de liberación de las mujeres, la guerrilla, la utopía socialista, ”un proyecto socialista perfectible”(p.90), “Sartre, camarada de los extremistas latinoamericanos”(p.297), la Europa tras el telón de acero, el significado de la primavera de Praga(1968 ), la belleza singular de esta ciudad, el Parque Gorki de Moscú, los cuestionamientos, “el descalabro del movimiento armado” en Venezuela(p.327), la Revolución Sandinista, los libros de Milan Kundera, la caída del “Muro de Berlín”(1989), la vida de la venezolana democrática, la visión de Nueva York. Oliver es un guerrillero que desea recuperar lo humano perdido en sus andanzas revolucionarias quien desde muy temprano se da cuenta de los “desgarramientos de la doctrina: la clarividencia y la ceguera del barbudo Marx, en permanente enfrentamiento. Los rumores provenientes de las calles de Praga. El tambor batiente de la revolución cultural china…Las gesticulaciones megalomaníacas del líder habanero y el nacimiento purificador del mito del Che”(p.263); “la libertad espiritual confiscada por la ideología”(p.408 ), “Estas reflexiones y aflicciones”(p.419) propias de quien ha vivido estas experiencias, las “críticas al estalinismo se hacían en alta voz”(p.276) en el Moscú de fines de los sesenta memora; la conciencia madurada de que “el primer deber de un hombre es pensar con su propia cabeza”(p.364) como enseñaba José Martí(1853-1895); las observaciones del momento cuando la guerrilla se convierte en simple delincuencia(p.398 ); la incapacidad de cambiar el mundo sino es posible cambiar primero uno por dentro, lograr ser un “revolucionario, no un mercenario”(p.407). Esto antes de conocer “el terrible mundo de Kundera, el mundo reflejado en La broma y en La vida está en otra parte”(p.275). Kundera es en sus bellas novelas el crítico más demoledor de los males del socialismo autoritario, aquel que no traspasó de la “dictadura del proletariado”. Críticas hechas por hondura y belleza literaria. Es imposible sustraerse a su mundo humanístico ni dejar de vibrar con sus bellas historias de amor, con los encuentros y desencuentros de las parejas que aparecen
en sus obras. Crítica la de Kundera especial: enjuicia al sistema comunista pero observa a las personas, hombres y mujeres, con ternura, con sentido profundamente humano. Por ese camino se aventuró al criticar al socialismo real, a ir mas allá de la dureza y opresión del George Orwell(19031950) de 1984. De hecho La insoportable levedad de ser es una ratificación de lo dicho por el novelista británico pero visto con ojos más humanos, aquellos que captan el sufrimiento vivido, lo padecido cuando no hay libertad sino opresión. Noelia, ya lo hemos anotado, es El round del olvido, la narradora a través de la cual penetra en la novela una mujer liberada de nuestros días, culta, feminista. Y penetran también las lecturas de las obras de muchas escritoras que ahora influyen en la escritura de sus compañeros varones quienes también escriben. Esto no es nuevo. ¿Se han fijado los lectores de la influencia de la novela mujeril latinoamericana en un libro de Carlos Fuentes como lo es Los años con Laura Díaz?. La esencia de este hermoso libro, una novela de muy largo aliento, la hallamos cuando leemos que lo que se nos presenta es una “historia de amor y olvido”(p.377), “Ahora cuando escribo descubro las ramificaciones de los hilos de la red, ya extraviados en la memoria”(p.409). Cuando la novelista acota en sus manuscritos, que en fin forma el libro que leemos, “La primera idea de registrar estos recuerdos flotando en una balsa hacia el olvido resultaba más clara y precisa. Pensé referir mi conocimiento cercano de dos seres que, por la forma como enfrentaron su existencia, resultaban singulares y en cierto modo transcendentes a la cotidianidad, aunque ninguno de los dos alcanzara la dimensión de auténtico héroe”(p.64); para hacerlo tuvo “que espolear la memoria para recuperar la anécdota”(p.104), “antes de continuar esta novela que evoca al poeta militante y al boxeador”(p.165). Así el olvido forma la entraña de este libro que de forma tan entrañable nos acerca a tres seres de carne y hueso de los setenta. Por ello leemos sobre su esencia: “Sobre el recuerdo se tienden vagas nieblas de olvido. Lenta y casi imperceptiblemente el olvido desdibuja las orillas de cada recuerdo, las gasta, las doblega, interrumpe sus relaciones de manera que una isla de recuerdos no pueda comunicarse otra isla significativa, quedando así solitaria, disminuida y a la deriva; de esos retazos del naufragio de la memoria va conformándose la novela del olvido”(p.371). Y eso es novela del olvido(p.418 ). Este, el olvido, vive entre lo que hemos experimentado y es posible olvidar pero es posible abrir “una rendija en el olvido”(p.30) para volverlo a recobrar pese a “A las voces también la disuelve el olvido, sabe Ud. Neolia…el olvido es como un dragón gigantesco que lo devora todo, no hay manera de escapársele” (p.182), es cierto que este nos alcanza(p.212-213), que es real, “la silenciosa e invisible polilla del olvido”(p.215), que vivimos en la “Casa del olvido”(p.248 ), “encima del peñón del olvido”(p.322), estamos en el tiempo “ese largo camino hacia el olvido”(p.329), vivimos en el “barrio del olvido”(p.414), “El olvido borra los matices de muchas sensaciones”(p.435), uno recuerda desde el olvido(p.435). Y sólo nos podemos salvar de él mediante la escritura: “La ficción suele ser un camino de astucias para arribar al olvido. La memoria se vale de sus mejores recursos no para recordar, sino para olvidar”(p.422), “Sólo que imperceptiblemente, sutilmente, insospechadamente, el olvido comienza a fraguar su plan inexorable, a borrar las huellas fulminantes” (p.454), “una de las más prácticas estrategias del olvido: el
movimiento”(p.455) mientras más actuemos mas nos alejamos de vivido, de lo que puede recordarse, rememorarse, “después el recuerdo fue internándose cada vez más en el olvido”(p.480), “cuando ya se creían perdidos dentro del olvido”(p.508 ) podemos ser rescatados por el que recuerda o se impone recordar “desde el fondo del oscuro aljibe del olvido”(p.511) para evitar, pese a que sea extraño, “cómo tantos hechos son devorados por el olvido mientras que otros pocos se aferran tercamente a las neuronas”(p.566). Es por ello que los recuerdos, y esta es otra instancia de este novela, constituyen un elemento a tomar en cuenta cuando se quiere disolver el olvido porque ellos constituyen “ese viejo perfume en trance de extinguirse que eran sus recuerdos”(p.215), “ella no supo nunca que en el recuerdo que él rescataría de aquella ciudad, sus ojos verdes persistirían por mucho tiempo en la memoria antes de sumergirse en el olvido”(p.265), “Trato de recordar los matices que tenía la existencia de entonces para no serle infiel a los personajes a los que me debo”(p.266) y ello porque “los dos valores supremos de lo humano eran la memoria y la imaginación y ambos se hallaban atesorados en los mejores libros”(p.376). Pero también junto al olvido y al recuerdo aparece en El round del olvido el tiempo, ese señor inapelable, como la muerte, ese Cronos siempre vivo, que hace que “con el tiempo a veces la memoria
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EL UNIVERSAL
Una exposición desnuda el universo creativo de Roberto Bolaño Toda una muestra en la que se puede comprobar el taller de este escritor que corregía y corregía y que tenía la habilidad no mostrar el intenso trabajo que había detrás de lo escrito. Madrid.- Escritor de culto, el último maldito del siglo XX, uno de los más influyentes de hispanoamericana, Roberto Bolaño vivía para escribir y escribía para vivir, todo un universo creativo que ahora se puede ver a través de su archivo, con mucho material inédito, en una exposición en Madrid. Una exposición que se abrió en la Casa del Lector y que bajo el título "Archivo Bolaño, 1997-2003" constituye un homenaje al escritor chileno nacido en 1953, con manuscritos, entrevistas, cartas, poemas, cuentos, dibujos, fotografías o libros y con un total de 14.364 paginas originales, de las cuales 1.750 son inéditas. Toda una muestra en la que se puede comprobar el taller de este escritor que corregía y corregía y que tenía la habilidad no mostrar el intenso trabajo que había detrás de lo escrito. Carpetas con 26 cuentos completos; cien poemas inéditos, en total 5.000 páginas inéditas que no se sabe si alguna vez se publicarán, según explicó hoy la viuda del escritor Carolina López, gracias a la cual, y a sus hijos, esta exposición se ha podido llevar a cabo, en palabras de César Antonio Molina, director de la Casa del Lector. La muestra ya se pudo ver en Barcelona pero la de Madrid añade el apartado dedicado a México, donde el escritor vivió la adolescencia y juventud y donde se hizo poeta. Comisariada por Juan Insua en colaboración con Carolina López, la muestra se plantea como "una investigación detectivesca" que mete al visitante en una especie de laberinto que recorre todo el infinito universo del autor de "Los detectives salvajes". Una estructura ondulada que también responde a las líneas marcadas por el narrador y poeta. "La línea recta me produce calma. La ondulada me inquietaba, presentía el peligro pero me gustaba la suavidad: subir y bajar y la última línea era crispación”. La exposición está concebida a través de tres ejes temáticos. El primero define una geografía concreta a través de tres ciudades catalanas, Barcelona, Gerona y Blanes, donde Roberto Bolaño creó casi toda su obra. La segunda parte presenta su cronología creativa completando la publicación de sus libros, y la tercera permite al visitante aproximarse al proceso de trabajo del escritor . El recorrido expositivo tiene como base estos núcleos temáticos y los desarrolla a través de un prólogo con los años que vivió Bolaño en México y tres etapas: La universidad desconocida Barcelona 1977-1980, Dentro del caleidoscopio. Gerona 19801984 y El visitante del futuro 1985-2003. "No creáis a los críticos, leedlos si no tenéis más remedio. Pero no los creáis ni una sola palabra ¿Cómo pueden ellos juzgar a los poetas? ¿Cómo pueden los críticos juzgar a los equilibristas muertos o malheridos? Sus interpretaciones tomadlas como ficción/ Sin mayor trascendencia. Ñ Solo es trascendente la poesía!...", dice Bolaño en uno de los paneles de la exposición. 39
La viuda del escritor -fallecido a los 50 años en Barcelona en 2003 cuando esperaba un trasplante de hígado- explicó que en 2006 comenzó a ordenar y clasificar el inmenso material en cajas que estaba en el desván de la casa familiar, un trabajo infinito porque jamás pensó que hubiera tanto material acumulado por el autor. Carolina López ha indicado que no sabe si se publicará el material inédito o no. "Tenemos que verlo, porque no estoy sola en esto, aunque la última palabra la tendría yo -matizó-. "La única condición que pongo para saber si es una obra acabada es la de saber que Roberto puso la fecha y la firma". En este material hay 26 cuentos inéditos como "Sepulcro de vaqueros", "Comedia del horror de Francia". Entre los documentos destacados de la muestra está el manuscrito original en tres cuadernos de la novela "El espíritu de la ciencia ficción", que escribió en 1984 y que dedicó a Philip K Dick, autor de "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?". La exposición se cierra con una muestra de los textos más significativos de Bolaño para que los lectores jóvenes que no lo conocen queden prendidos por la magia de sus palabras, porque cualquier joven que quiera escribir tiene que pasar por conocer bien la obra del autor de "Los perros románticos".
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ Y PABLO PICASSO “13 LÍNEAS PARA VIVIR"
Te quiero no por quien eres, sino por quien soy cuando estoy contigo.
Nunca dejes de sonreír, ni siquiera cuando estés triste porque nunca sabes quien se puede enamorar de tu sonrisa.
Ninguna persona merece tus lágrimas, y quien se las merezca no te hará llorar.
Puedes ser solamente una persona para el mundo, pero para alguna persona tu eres el mundo.
Sólo porque alguien no te ame como tu quieres, no significa que no te ame con todo su ser.
No pases el tiempo con alguien que no esté dispuesto a pasarlo contigo.
Un verdadero amigo es quien te toma de la mano y te toca el corazón.
Quizá Dios quiera que conozcas mucha gente equivocada antes de que conozcas a la persona adecuada, para que cuando al fin la conozcas, sepas estar agradecido.
La peor forma de extrañar a alguien es estar sentado a su lado y saber que nunca lo podrás tener.
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No llores porque ya se terminó, sonríe porque sucedió.
Siempre habrá gente que te lastime, así que lo que tienes que hacer es seguir confiando y solo ser mas cuidadoso en quien confías dos veces.
Conviértete en una mejor persona y asegúrate de saber quien eres antes de conocer a alguien más y esperar que esa persona sepa quien eres.
No te esfuerces tanto, las mejores cosas suceden cuando menos te las esperas.
"TODO LO QUE SUCEDE, SUCEDE POR UNA RAZÓN"
LA DEVALUACIÓN DEL SISTEMA EDUCATIVO
JUAN DE LA VILLA
La educación ha sido concebida constitucionalmente en nuestro país como una institución de carácter democrática, fundamentada en el respeto a todas las corrientes del pensamiento universal, que tiene como finalidad la formación de un ciudadano capaz de desarrollar en libertad todo su potencial creativo, científico, humanístico y tecnológico. Sin embargo, durante la última década no sólo se ha venido devaluando en su esencia humana, ética y solidaria con los procesos de transformación social, sino que también ha desvinculado todo el sistema educativo de los avances alcanzados por las sociedades modernas, que duplican cada dos años el conocimiento universal. En consecuencia, el sistema educativo y la educación como derecho humano y deber social, han sido sometidos a profundas y peligrosas deformaciones, por los intentos tanto legislativos como ejecutivos de ponerlos al servicio de una política parcializada y dogmática que le permita al gobierno imponer un pensamiento único que obedezca a las directrices del jefe del Estado, convertido en un autócrata, con clara tendencia totalitaria y militarista. Para que la educación cumpla con el mandato constitucional de ser un derecho humano y, por lo tanto, fundamentalmente democrático, tiene que desarrollarse en un sistema educativo que incluya a todos los sectores de la sociedad en un esfuerzo colectivo nacional, para impartir un conocimiento universal que oriente libremente al educando y no lo obligue a ser receptor de verdades elaboradas para justificar un determinado sistema de gobierno. Para cumplir con este objetivo antidemocrático, el Ministerio de Educación ha puesto en práctica una política de recursos humanos, tendiente a nombrar maestros mediante contratos, para obligarlos a seguir lineamientos supuestamente revolucionarios, deslizando amenazas de destitución, manu militari, sin previo expediente que justifique la remoción, con lo cual también viola la Ley de Trabajo y la propia Ley de Educación, que garantizan estabilidad en el ejercicio del cargo, a menos que el educador cometa faltas o delitos tipificados como causales de destitución, demostradas en un juicio laboral. Al negarle a los maestros el derecho a concursar, para que puedan demostrar sus méritos y competencia, no sólo lo mantienen a disposición de supervisores, que realizan funciones de comisarios políticos, sino que también degradan la función magisterial y todo el sistema educativo, con graves consecuencias para los educandos y para el país, que no logra formar profesionales y técnicos capaces de contribuir al desarrollo y bienestar de la población. El currículo es otro instrumento empleado por el Ministerio de Educación para tratar de controlar la mente de los educandos, con lo cual también violan expresas disposiciones de la Ley de Educación, aprobada para exhibir una teoría que no están dispuestos a cumplir, aunque en algunos casos han actuado con absoluta brutalidad y prepotencia para intimidar especialmente a los educadores. Y si no han avanzado más es porque el gremio de maestros y profesores -formados en una larga lucha democrática a través de varias décadas anteriores al autoritarismo actual-, han resistido cívica y valientemente; y en particular las asociaciones de padres y representantes, que han dado demostraciones de firmes decisiones para que su hijos no sean arrastrados tras consignas y dogmas anacrónicos. Otro aspecto que revela la devaluación del sistema 42
educativo es lo relacionado con la calidad de la enseñanza. Hoy el Ministerio de Educación improvisa maestros y profesores que respondan a la ideología del jefe del Estado y el Ministerio de Educación Universitaria ha creado universidades dependientes de ese Despacho, nombrando igualmente miles de profesores sin previo concurso, entre quienes posiblemente se encuentran muchos de grandes méritos profesionales, pero la mayoría confiesa su apoyo al llamado socialismo del siglo XXI o no ingresa. El cerco económico y las agresiones a través de bandas paramilitares a las universidades autónomas es algo nunca ocurrido en nuestro país, desde la caída del general Marcos Pérez Jiménez, último dictador militar. La autonomía con la que han actuado en el mundo, universidades públicas y privadas, no sólo ha permitido desarrollar una educación de calidad, sino también importantes laboratorios donde se crean nuevos conocimientos. De allí que en la Venezuela de hoy, ante el fracaso en gran parte de la educación pública a niveles de primaria y secundaria, muchos padres y representantes hacen grandes esfuerzos para enviar sus hijos a colegios privados, incluso en el nivel universitario, si exceptuamos las universidades autónomas. Y si todo lo expuesto no fuera suficiente para concluir que el sistema educativo atraviesa un grave proceso de devaluación, las cifras del Ministerio de Educación indican que desde el año escolar 2004-2005, cuando se atendieron 11.618.747 de estudiantes en todos los niveles de la educación, el descenso en la matrícula es alarmante. En el 2009 apenas se mantuvieron en el aparato educativo 6.899.197 niños y jóvenes. Y el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) registra que hay un total de 5.251.837 niños en edad comprendida entre 0 y 8 años, de los cuales 2.236.928 están fuera del sistema educativo. Unos 100.000 niños emigran hacia los colegios privados, a donde también envían sus hijos los altos funcionarios gubernamentales, en la búsqueda, sin lugar a dudas, de una mejor educación. Y entre 2013 y 2014 cerca de 4 millones de niños han quedado fuera del sistema escolar. De allí que el fracaso del sistema educativo en los últimos diez años es tanto en calidad como en cantidad. Especialistas en investigación de la marcha del sistema educativo, como el profesor Robert Rodríguez, de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL) revelan que aproximadamente un millón de jóvenes queda fuera de la transición escolar del sexto al séptimo grado, por falta de cupos. Calcula que hay déficit de 5.000 planteles para atender la demanda, no obstante que a través del Plan Excepcional Simón Bolívar, entre los años 2006 y 2008, el Ejecutivo erogó 5.5 millardos de bolívares para construir y reparar tres planteles, cuyos resultados no se conocen en toda su magnitud, sin que la Contraloría Social ni la Contraloría General de la República informen acerca de la transparencia y efectividad de esa inversión. Para revertir el proceso de devaluación del sistema educativo en nuestro país, se requiere un cambio en la política educativa que ha venido ejecutando el gobierno del Presidente Nicolás Maduro, lo cual parece inviable antes de las elecciones para la Asamblea Nacional, y ello sólo estaría garantizado si después de un cambio en la conducción del Estado, se logra el concurso de todos los sectores interesados e involucrados en el proceso educativo, para diseñar un nuevo sistema educativo, que
comprenda, entre otras políticas: 1) Respetar y ejecutar todo lo establecido en la Constitución vigente, en lo tocante a la educación como derecho humano, en un contexto democrático y plural, abierto a todas las corrientes del pensamiento universal. 2) Delinear un sistema de selección y formación de maestros y profesores, idóneos tanto para el ejercicio del magisterio, como para la dirección de escuelas y liceos mediante concursos, a quienes debe facilitárseles su actualización de conocimientos y realización de postgrados en el país y en el exterior. Todo el sistema debe ser evaluado periódicamente, con sentido pedagógico, científico, tecnológico y humanístico. 3) Recuperar y ampliar la planta física de escuelas, liceos y universidades, y mejorar sustancialmente las condiciones de trabajo de los docentes, empleados y obreros, incluyendo mejores sueldos y beneficios sociales, acordes con la alta misión que desempeñan. 4) Reestablecer la descentralización de competencias, recursos y servicios educativos a gobernaciones y alcaldías. 5) Recuperar el Instituto de Cooperación Educativa (INCE) para garantizar capacitación para el trabajo a centenas de miles de jóvenes que están fuera del sistema educativo o lo han abandonado, dándole facilidades para que culminen sus estudios de primaria o secundaria, según el caso. 6) Elevar el Presupuesto de Educación a los niveles recomendados por la UNESCO, 7% del Producto Interno Bruto (PIB). 7) Estimular y apoyar la meritocracia entre los alumnos, con un sistema de becas acorde con el costo de la vida.
8) Respetar estrictamente la autonomía universitaria y establecer un cronograma para que todas las universidades experimentales dependientes del Ministerio de Educación se conviertan en autónomas. 9) Respaldar toda iniciativa tendiente a la consolidación de la educación privada, en las mismas condiciones de la educación pública. 10) Realizar todas las inversiones y crear todas las condiciones para impulsar una educación de altísima calidad.
Ángeles Mastretta: "Si un día dejo de escribir, no me moriré por eso" Vestida con un pantalón vaquero azul, con un suéter gris y botas color café, la autora de “Arráncame la vida" se dice sorprendida al ver cómo cambió su oficio en los últimos años por causa de los editores que parecen haber confundido a los escritores con estrellas de rock. EL UNIVERSAL San Miguel de Allende.- La novelista mexicana Ángeles Mastretta mantiene intacta su pasión por inventar historias, pero asegura que si un día deja de escribir, no se morirá por eso. "Yo tengo una pasión por escribir, me encanta, me divierte, me aflige, pero me gusta demasiado este paraíso como para irme a buscar otro y si un día dejo de escribir, no me moriré", dijo en entrevista a Efe la escritora de 65 años. Vestida con un pantalón vaquero azul, con un suéter gris y botas color café, la autora de "Arráncame la vida" se dice sorprendida al ver cómo cambió su oficio en los últimos años por causa de los editores que parecen haber confundido a los escritores con estrellas de rock. "Nos hemos ido volviendo celebridades, los editores nos han convertido en gente capaz de dar entrevistas y de promover sus libros. Nos mandan a diferentes países y vamos diciendo, sí, lo que yo escribí está muy bonito. Eso antes no pasaba, antes un escritor se quedaba en su casa a ver quién lo leía" dice. En estos días Mastretta se deja querer en el Festival literario de San Miguel de Allende, centro de México, donde hace unas horas dio una charla para divulgar su libro "La emoción de las cosas.” Con una pasión al hablar más propia de una caribeña que de una mujer nacida en el tranquilo estado de Puebla, la autora mantuvo en estado de encantamiento a decenas de lectores durante 52 minutos en los que mostró su lado humano, quizás el único rasgo de su personalidad superior a su talento para juntar palabras. "Aquí está mi maestra de tercero de secundaria y de segundo de secundaria. Rosi no sabe, porque le ha preguntado a su hija si yo la recordaría, que yo escribo porque ella me enseñó a escribir", dijo en el momento de más humildad en su estancia en San Miguel. Como queda claro en su obra, la novelista es una feminista consuetudinaria, pero insiste en que su manera de mirar el feminismo no es la del machismo a la inversa, porque incluye a los hombres. "Feminismo es entender que una mujer se asuma como dueña de su cuerpo, decida sobre él, pueda elegir con quién vive, pueda divorciarse, heredar y trabajar mientras crecen sus hijos. Una feminista en lugar de estar contra los hombres, los ayuda; antes los hombres no estaban cuando crecían sus hijos, ahora están gracias a que las mujeres dijeron, yo no quiero hacer todo esto sola", aclara. Sus novelas, entre las que aparece "Mal de amores", Premio Rómulo Gallegos de 1997, descubren la sensibilidad de una mujer capaz de haberse convertido en una de las principales autoras en idioma español sin dejar de atender a su familia. "Escribo todos los días, pero no escribo ficción todos los días; para la ficción sí tengo un horario. Me lo fijé porque cuando 44
empecé mis hijos eran bebés. 'Arráncame la vida' la escribí de 9 a 2 de la tarde mientras mi hijo Mateo estaba en el colegio y la terminé con mi hija Catalina subida en mis piernas. Ahora soy un poco más caótica, me permito libertades, aunque mantengo el orden", dice. "La emoción de las cosas" es un texto sobre la historia de sus padres, en el cual Mastretta deja claro que por encima de todo en el proceso de la creación se dio el gusto de gozar su vicio de escribir de una manera casi pueril. "Me divierto escribiendo, me divierto inventando y, últimamente, me divierto contándome", dice con una alegría que suaviza la idea de no morirse si un día abandona el feudo de las palabras porque jamás podrá emigrar de su mundo inventado.
Rosa Montero: "Escribo para darle un sentido al sinsentido de la vida" La escritora recupera a la detective Bruna Husky de "Lágrimas en la lluvia", esa androide que figura ya entre los mejores personajes de la escritora y que representa "la tragedia mayor del ser humano: la muerte". EL UNIVERSAL Madrid.- Rosa Montero se hizo escritora para "intentar darle un sentido al sinsentido de la vida y de la muerte", y el temor a la muerte recorre su nueva novela, "El peso del corazón", un "thriller" de ciencia ficción en el que recrea un mundo injusto y corrupto, peligrosamente parecido al actual. En este libro, que Seix Barral publica hoy en España y que en primavera llegará a Latinoamérica, Montero recupera a la detective Bruna Husky de "Lágrimas en la lluvia", esa androide que figura ya entre los mejores personajes de la escritora y que representa "la tragedia mayor del ser humano: la muerte". "La muerte es inhumana, impensable, indigerible. Venir a este mundo con tantos deseos de vivir, tantos ensueños y tanta conciencia del yo, para que luego se nos pase la vida como en un parpadeo y nos muramos. ÑQué estafa!, afirma Montero en una entrevista con Efe. A la escritora madrileña, que hoy presentó su novela a la prensa en Madrid, le interesa la ciencia ficción porque es "una herramienta metafórica poderosísima para hablar de la realidad actual". De ahí que sus dos libros protagonizados por Husky sean "los más realistas" que ha escrito. En "El peso del corazón" (el título está inspirado en una cita de "Macbeth") Montero reflexiona sobre sus obsesiones de siempre: "la memoria, la identidad, lo resbaladizo de la realidad, la necesidad del otro, la crítica al dogmatismo y a los excesos de poder". El amor es otro de los pilares esenciales de su nueva novela: "el conflicto entre la necesidad desesperada del amor y el deseo de huir de él, también desesperadamente, porque piensas que te va a atrapar, a debilitar". "Así es de ambigua Bruna Husky, un personaje al que yo adoro", dice esta escritora cuya obra está traducida a más de veinte idiomas y que ha merecido el Premio Primavera, el Grinzane Cavour y el Qué Leer, entre otros. Cuando Rosa Montero cumplió sesenta años, decidió regalarse "un mundo imaginario propio" que pudiera visitar cuando ella quisiera. Y así nacieron sus dos últimas novelas de ciencia ficción. Ese mundo, situado en el año 2109, es muy similar al actual porque también hay en él guerras motivadas por el fanatismo religioso o los ultranacionalismos, injusticias y políticos corruptos e incompetentes. "La historia de la humanidad siempre ha sido esa lucha entre el progreso, la civilización, lo racional y todo lo contrario: el retrogradismo, la tiranía, la explotación del otro", señala la autora de "Bella y oscura", "La loca de la casa" o "Instrucciones para salvar el mundo". En el siglo XX, prosigue, se produjeron "avances en el laicismo, la democracia, el reconocimiento de la mujer y la creación de 45
organismos supranacionales, pero también hubo una fuerza contraria con fundamentalismos religiosos absolutamente rampantes". "Yo veo en el mundo un anhelo de tiranía, de autoritarismo, de grandes respuestas simplificadas que no dejen el menor resquicio a la duda y al desasosiego. Es muy preocupante", dice Montero, quien, pese a todo, sigue creyendo que la democracia "es lo único posible". Al personaje de Bruna Husky, "un tigre encerrado en la jaula demasiado pequeña de la vida", Rosa Montero le ha prestado "muchas cosas", entre ellas sus obsesiones, su vitalidad y "el temor a la muerte". La escritora perdió a su marido, el periodista Pablo Lizcano, en 2009, y el dolor que le causó esa muerte lo reflejó en "La ridícula idea de no volver a verte" (Premio de la Crítica de Madrid). "Yo escribo para intentar darle al mal y al dolor un sentido que en realidad sé que no tienen. La vida es esa lucha contra la nada", subraya. La memoria, otro de los ejes de la nueva novela, "es una construcción. Nos inventamos nuestros recuerdos", señala Rosa Montero, que no se fía "nada" de lo que recuerda. "Cuando pasan veinte años de algo, no sé si lo he vivido, me lo he imaginado o lo he escrito", comenta la escritora, que también reivindica en su libro "el monstruo, la diferencia". "Mi teoría es que la normalidad no existe y que todos somos de alguna manera monstruos únicos", subraya. En la entrevista, Rosa Montero se refiere además a la "difícil" situación política de España y afirma que el nuevo partido Podemos "no es la solución", aunque ella está "al cien por cien de acuerdo con las críticas" que plantea la formación de Pablo Iglesias. "El gran mérito de Podemos es que ha atraído al juego político a un montón de gente que estaba perdida y derivando hacia un 'acivismo', pero no tienen nada más". "Me cansa muchísimo que no contesten como tienen que hacerlo, que vayan tan sobrados. Y no quiero gente tan sobrada, quiero servidores de la cosa pública y con los pies más en la tierra", señala Rosa Montero que lamenta que los partidos tradicionales "no hayan aprendido la lección que les está dando Podemos".
Picasso, Gadamer y yo
A la memoria del profesor Simón Noriega. Luis Eduardo Cortés Riera.
Me sucedió aproximadamente a finales de los años 70. Estaba recién graduado de la Universidad de Los Andes y tenía la cabeza llena de proyectos, sin atinar por cual seguir. Aun no era docente de filosofía y psicología de educación media con los afamados textos de Ignacio Burk, un gigantesco Maestro germanovenezolano. Amaba con gran pasión la obra artística, sobre todo la de comienzos del siglo XX. Y con ella, la experiencia que hoy relato. Salía de una función de cine de no me acuerdo cuál film, cuando abordé un autobús que me conduciría a mi hogar. Hojeaba una revista en la cual me topé con un autorretrato de Picasso de su Periodo Azul. En un recodo de la avenida, debajo de una arboleda y bajo los crepúsculos, experimenté una sensación, un estado de ánimo irrepetible y muy grato. Un cosquilleo surcó mi cuerpo de abajo hasta arriba. Fue un momento muy emocionante y breve que recuerdo con frecuencia hoy cuando ya entro a la madurez de mi existencia. Qué pudo suceder allí, me preguntaba con insistencia. Por qué aquella pintura juvenil del malagueño me produjo aquel estado de seminconsciencia casi indescriptible y además breve y fugaz. En qué estado anímico me encontraba para que se produjese aquella empatía con la obra de arte de marras. Algo parecido me había sucedido con unos versos que leí de Jorge Luis Borges que decían al comenzar: “las traslucidas manos del judío…”, un poema titulado Espinoza, del año 1964. Pero, a diferencia del texto borgeano, el caso que relato tiene que ver con una evocadora imagen que salió de las manos de un joven pintor extranjero residenciado en París. Pienso que el residuo de melancolía que resume el Periodo Azul pudo haber sido el responsable aquella evocación picassiana tan intensa. Luego intenté asociarlo con el recuerdo de un anciano profesor de historia del arte de la Universidad emeritense, el Dr. Juan Astorga Anta, un republicano español que la guerra civil aventó a nuestras tierras. Me había tomado cariño por la intensidad de mi condición de discípulo, y hasta públicamente manifestó aquello ante el resto de mis condiscípulos. La pintura del malagueño que nos ocupa es de 1901. Picasso es un desconocido de 20 años que, como lo haría muchos después el joven colombiano Gabriel García Márquez, deambulaba por las calles de París, rodeándose de malvivientes, bohemios y prostitutas, los protagonistas de su melancólico y cetrino Periodo Azul. Aún no ha descubierto el cubismo, pero está a punto de hacerlo, lo que seguramente se conectó con mi propia condición de docente iniciándose en el Liceo Egidio Montesinos de Carora, tras una abortada entrada a educación universitaria en el vecino estado Trujillo, en Venezuela. Cifraba yo los 23 años. Era, pues, coetáneo con el genio pictórico español. Dos jóvenes a la búsqueda de un horizonte, Picasso y yo. Aquel suceso evocativo pudiera tener conexión con el amigo Luis Caraballo Vivas, docente de la Universidad de Los Andes, quien al contraer matrimonio con una larense como yo, me pidió le hiciese de mis manos una réplica de la pintura Le repas frugal de Don Pablo, el malagueño universal. El autorretrato de Picasso es de una sobria belleza, elegante, y ya podemos observar allí atisbos de la genialidad que lo iba a acompañar hasta su muerte. Ese tono melancólico y frío guarda relación con el suicidio de su amigo Carlos Casagemas, quien por 46
amor se da un balazo en la cabeza. Este traumático y doloroso hecho dará comienzo al Período Azul que nos ocupa. Yo no conocía de aquel terrible suceso que acompañaría al malagueño por siempre, de la misma e intensa manera que otro suicidio, el del italiano Amedeo Modigliani, sucedido en 1920.
PABLO PICASSO “Autorretrato”, 1901 óleo sobre lienzo, 81-60 cm ., Paris, Museo Picasso - © Artists Rights Society (ARS), New York/VG Bild-Kunst, Bonn La muerte de Casagemas, Pablo Picasso. Óleo sobre tela. 1901. Musée National Picasso de Paris.
En en la madurez de mi existencia cuando he tenido una extraordinaria revelación con la obra de arte. El filósofo alemán recién fallecido Hans Georg Gadamer nos habla de una verdad que contiene la obra pictórica, una verdad que no viene de la pretendida universalidad de la ciencia natural, es decir la existencia de una verdad no conceptual que estaría dada por la “comprensión” del sentido o “significado” de la obra de arte. La obra de arte se dirige a nosotros y nos pide una respuesta, dice el germano. Es en este momento cuando pienso que en aquella remota tarde de mi juventud, aquel autorretrato picassiano me pidió que le hablara. La obra de arte aporta un conocimiento verdadero, quizá más verdadero que las verdades derivadas de la metodología científica. A casi 40 años de aquella tarde barquisimetana descubro una verdad distinta cuyo ámbito no es la verosimilitud sino el de la verdad. El ser de la obra de arte es un juego que sólo se cumple en su recepción por el espectador. Y ese espectador era yo. Carora, 11 de febrero de 2015.
Jill Abramson: “No me arrepiento de mi trabajo en 'The New York Times” Fue la primera mujer en dirigir el diario más prestigioso del planeta Duró tres años antes de ser apartada por sus diferencias con la propiedad del medio y confiesa que haber sido fiel a sus principios pudo estar entre las causas de su cese Hoy edita libros, analiza la sociedad y da clases en la Universidad de Harvard. Nadie le regaló nada. Recorrió todos los escalones del periodismo hasta llegar a la cima de The New York Times. Formada en Harvard, reportera en publicaciones tan prestigiosas como Time o The Wall Street Journal, llegó al Times, a la 'venerable dama gris', con su siglo y medio de historia, en 1997. Allí continuaría su escalada logrando puestos que nunca antes una periodista había conseguido en ese diario. Por fin, en 2011, fue la primera mujer en convertirse en su directora. Un nombramiento que supuso un hito. Y un cambio en el estilo y el equipo directivo del periódico, al que accedieron por primera vez mujeres. Tres años más tarde la despidieron. El propietario, Arthur Sulzberger, ofreció una escueta explicación donde afirmaba que Jill Abramson tenía mal carácter. Hoy, a mitad de camino entre la universidad, la literatura y el periodismo, afirma que el mundo aún necesita buenos reportajes y critica la cruzada de Obama contra los filtradores de secretos de Estado. Aterriza en Madrid para hablar de periodismo; quiere reflexionar sobre cómo contar historias que atrapen al lector y sean relevantes. En la era de los 140 caracteres, esta mujer, que durante décadas ha escrito, leído y editado montañas de textos, cree que aún hay espacio para la narrativa pausada y bien escrita. Su nuevo proyecto consiste en publicar textos a medio camino entre la literatura y el reportaje, que destaquen por su calidad. Se están produciendo grandes cambios pero el apetito por leer historias bien contadas es mayor que nunca" Llega con botas de cowgirl y el gesto torcido a la sede de la Universidad de Navarra, su anfitriona en España. No ha dormido mucho y las pocas ganas de conversación son evidentes. Su fama de mujer de carácter difícil se confirma de inmediato. Si lo que pretende es intimidar, lo consigue en minutos. Algo que logra con la entrevistadora y, especialmente, con el fotógrafo. El clima de la entrevista es tenso. Abramson solo se relaja cuando habla de lo que de verdad le importa, por ejemplo, la guerra declarada por la Administración de Obama a los filtradores de información. O sus esfuerzos por promocionar a mujeres en The New York Times; algo de lo que se siente especialmente orgullosa. Con su voz nasal y un fortísimo acento neoyorquino, aclara que no tiene interés en comentar su despido del Times. “Estoy cansada de hablar de ello. Ha pasado ya casi un año”. Pero luego concede y queda claro que todavía ama a ese diario. Que su despido fue un golpe durísimo y que todavía está dolida. Pero que no tiene la menor intención de quedarse enganchada. Es una mujer inteligente y sabe que no tiene demasiado sentido invertir en amores no correspondidos. Y no ha tardado en embarcarse en proyectos con los que promete hacer mucho ruido. Usted defiende que uno de los problemas del periodismo es 47
la falta de relatos bien escritos. ¿Cómo debe ser la nueva narrativa periodística? Se están produciendo grandes cambios, pero los principios siguen siendo los mismos. Hace más de cien años, el famoso poeta Matthew Arnold definió el periodismo como el arte de contar historias con un fin, con un sentido, y creo que es una buena definición. El apetito por leer reportajes así, bien contados, es mayor que nunca. Los lectores quieren que los periodistas les cuenten grandes relatos que aborden cuestiones serias. En Estados Unidos, no sé si aquí también, hay un fenómeno que se ha hecho tremendamente popular en los últimos meses. Es un podcast llamado Serial. Se trata de la disección detallada de un caso de asesinato que sucedió hace casi 20 años. La reportera ha hecho un trabajo tan profundo y ha revelado los detalles de la investigación de una forma tan interesante que lo ha convertido en adictivo. Si piensas en el formato –12 capítulos–, supone en principio una novedad en el periodismo, pero en realidad es una de las formas más viejas de contar historias. Charles Dickens escribió muchas de sus novelas como seriales. En Inglaterra había gente en los muelles esperando a que desembarcara la última entrega de Curiosity Shop. Todo el mundo quería saber qué le iba a pasar a Little Nell, y ese es el mismo apetito que la gente tiene ahora por las series. Hay hambre de buena narrativa. Cuando esta adopta la forma de periodismo, tiene que tener un sentido. Tiene que ilustrar un problema social o explicar cómo la gente real sufre para vivir y cuáles son los problemas económicos. El proyecto en el que estoy trabajando con Steve Brill consiste precisamente en eso, en publicar historias de calidad, con profundidad. Pero ahora todo va muy rápido. ¿De verdad cree que hay tanta gente dispuesta a parar y leer reportajes extralargos? Debemos tener cuidado. No podemos decir que hay un solo tipo de periodismo que define nuestra era. Estamos en un momento de transición. No hay duda de que la gente quiere las noticias al instante, quieren tener información y entender qué pasa en el mundo, y eso a veces puede ser corto. Pero eso no significa que no quieran además grandes historias largas. Cualquiera de las webs de noticias con más éxito tienen noticias cortas, pero también tienen historias más largas y periodismo de investigación. Buzzfeed, Vice o la que sea. Cuando a usted la nombraron directora de The New York Times se convirtió en símbolo para mujeres de todo el mundo. Tres años más tarde la despidieron y el impacto fue también brutal. ¿Qué ha aprendido de lo sucedido? ¿Qué les diría a las mujeres jóvenes que aspiran a puestos de responsabilidad? A una mujer que quiera asumir responsabilidades en un mundo dominado por hombres la
animaría a perseguir sus sueños. No quiero que el hecho de que me despidieran se traduzca en una lección negativa para mujeres jóvenes. Quiero que tengan ambición en sus carreras, pero también les diría que tienen que ser fieles a sí mismas. No puedes triunfar si tienes una voz interior que constantemente está cuestionando si estás siendo demasiado trepa, o demasiado mandona, o demasiado asertiva. Yo soy consciente de que el hecho de que yo fuera fiel a mí misma pudo haber sido un factor decisivo en que finalmente me despidieran. Pero también, si miro atrás y veo los 17 años que pasé en The New York Times, me doy cuenta de que ocupé los puestos más importantes de la redacción. Fui la primera mujer que dirigió la delegación de Washington, la primera jefa de redacción durante ocho años y la primera directora durante casi tres. Pasé un tiempo fantástico y no me arrepiento ni de un día de mi trabajo allí. No voy a fingir que el fin de esos días no fue doloroso. Dolió. Pero, de verdad, no me arrepiento. Creo que The New York Times es una institución irremplazable en nuestra sociedad. Es el mejor medio de comunicación del mundo, creo en sus valores periodísticos y también creo que su éxito es vital. No puedes triunfar si constantemente cuestionas si eres demasiado trepa, demasiado mandona o demasiado asertiva" Abramson no ha querido hasta al momento detallar cuáles fueron las causas de su despido, más allá de los “problemas con la gestión de la redacción” que esgrimió el presidente de la compañía, Arthur Sulzberger. Muchas han sido las versiones extraoficiales que han circulado. Supuestos enfrentamientos entre la directora y miembros de la gestión empresarial o el haber puenteado a uno de sus grandes rivales y actual director del diario, Dean Baquet, son dos de ellas. Una tercera cobró especial fuerza y fue desvelada por Ken Auletta en un artículo de The New Yorker, en el que sostuvo que Abramson se enteró de que su predecesor ganaba más que ella y contrató a un abogado para renegociar su salario. Al parecer, no sentó nada bien en la empresa. Fuera o no la gota que colmó el vaso, lo cierto es que la brecha salarial en el periodismo es una realidad que trasciende el caso Abramson. Un reciente estudio de la Universidad de Indiana cifraba en un 83% lo que ganaban las periodistas comparado con el sueldo de sus colegas. El haber protestado por ganar menos dinero que sus predecesores se ha citado frecuentemente como una de las principales causas de su despido. ¿Por qué cree que las periodistas ganamos menos? Es importante para cualquier periodista, y en especial para las mujeres periodistas, preguntar cuando reciben una promoción cuál va a ser su salario y cuánto ganaba la persona a la que van a reemplazar. ¿Por qué no lo hacen? Katty Kay y Claire Shipman, autoras de The Confidence Code, defienden que las mujeres negocian peor sus sueldos porque creen menos en sí mismas que los hombres. Que, si no sientes que eres la mejor para el puesto para el que te han elegido, es muy difícil exigir más dinero. ¿Cree que hay algo de eso? Sí. Creo que hay algo de verdad en eso. En mi caso, yo no creo que hiciera las preguntas necesarias en el momento adecuado. Usted transformó la mancheta de The New York Times. Prácticamente la mitad de los nombres pasaron a ser de mujeres. El mundo no se vino abajo y el Times tampoco. ¿Fue tan difícil? Es algo de lo que estoy muy orgullosa. En el momento en el que lo hice no me pareció difícil. Me pareció que a la gente a la que ascendí se lo merecía, que eran periodistas fantásticas, y el hecho de que
la mancheta fuera más diversa era algo necesario. Pero no a todo el mundo en The New York Times le encantó lo que yo hice. Todo eso forma ya parte del pasado. ¿Cómo es su vida ahora? ¿Echa de menos la redacción? No, si soy honesta, no. Es curioso. Estoy muy involucrada con el periodismo y las noticias. No me había dado cuenta de que he trabajado en una redacción desde que terminé la universidad todos los días de mi vida. Adoro este nuevo periodo en el que soy dueña de mi tiempo. No tengo que ir a una oficina, no tengo que seguir un esquema dictado por otra gente, puedo concentrarme en proyectos que me importan. Claro, echo de menos a algunos de mis colegas a los que adoro. Todavía les veo para cenar o en eventos sobre periodismo. Pero ha sido una revelación para mí darme cuenta de cuánto disfruto no estando en una oficina y cuánto me gusta dar clases. Enseño en Harvard dos días a la semana, que paso con 14 de los más brillantes estudiantes que se pueda imaginar. Son grandes escritores y lectores perceptivos. Usted sostiene que la persecución de Obama a los filtradores es especialmente severa. Que la publicación de los Papeles del Pentágono tal vez hoy no habría ocurrido. Lo es. [El presidente Richard] Nixon abandonó la persecución de Daniel Ellsberg [el hombre que reveló los papeles del Pentágono]. Si esto pasara ahora, habría una determinación de perseguirle lo más duramente posible. John Kiriakou, que filtró información sobre el programa de torturas de la CIA, acaba de salir de la cárcel después de dos años y está bajo arresto domiciliario. Sé que es ilegal filtrar información clasificada, pero también creo que ha habido un abuso de una oscura ley de 1917 aprobada en la I Guerra Mundial para perseguir a los espías, y ahora lo usan para castigar a los filtradores y para obligar a los periodistas a revelar sus fuentes. Creo que supone un exceso, que se utiliza para impedir la publicación legítima de información de seguridad nacional. Creo firmemente que si se declara una guerra contra el terror en nombre de los ciudadanos estadounidenses, la gente tiene que conocer las dimensiones de esa guerra. Necesitas saber qué implica y si lo consientes. Los reporteros que cubren temas de seguridad nacional me cuentan que el clima para ejercer su oficio nunca ha sido tan difícil. Que ningún funcionario que trabaje con material de seguridad nacional quiere responder a sus llamadas ni correos electrónicos porque tienen miedo de acabar implicados en investigaciones de filtraciones. Soy una realista y una ciudadana estadounidense. Yo quiero que nuestro país esté protegido y me tomo la seguridad nacional muy en serio, pero para conservarla no tenemos que renunciar a los principios en los que se ha fundado nuestro país, como la libertad de prensa. Adoro este nuevo periodo en el que soy dueña de mi tiempo. No tengo que seguir un esquema dictado por otra gente" ¿Cuándo no debe publicarse una historia? Usted recibió llamadas difíciles por parte de la Administración advirtiéndole de que, si revelaba ciertas informaciones, tendría las manos manchadas de sangre. Hay casos claros de filtraciones que no deberían ser publicadas. Si una historia pone en peligro directamente la vida de una persona o los movimientos de tropas durante una guerra, por ejemplo. A veces el peligro viene por los detalles. A menudo, yo pude negociar tanto con la Administración de Bush como con la de Obama para publicar las historias omitiendo algunos detalles. ¿Por qué cree que el presidente Obama adopta una posición tan dura contra las filtraciones? Porque las odia. En parte porque no las puede controlar. Piensa que las 48
de verdad dañan la seguridad nacional, pero también Nixon alegaba que los papeles del Pentágono ponían en peligro la seguridad del país. No creo que haya habido ejemplos convincentes de historias que The New York Times o The Washington Post o The Guardian hayan publicado sobre estos . programas y que hayan puesto en peligro al país o la seguridad nacional de una manera seria. No digo tampoco que no hayan producido ningún daño, pero… A estas alturas, Abramson ha entrado ya en calor y baja la guardia. Con la libreta cerrada y la grabadora apagada, la entrevistada recobra las ganas de conversación y hasta la sonrisa. También pregunta y escucha y deja claro que es verdad, como se dice de ella, que es una mujer de curiosidad omnívora. Eso sí, solo cuando le apetece. Ahora comparte impresiones de sus viajes a Jerusalén, habla de los extremismos religiosos y confiesa que le encantaría conocer a Edward Snowden, el gran filtrador y un hombre al que admira. De repente se encuentra cómoda y parece no tener prisa por irse.
PÉREZ-REVERTE PRESENTÓ EN FIL DE MÉXICO UN "QUIJOTE DE LA MANCHA" ACCESIBLE A JÓVENES "El mundo está en manos de los canallas, lo ha estado siempre, pero ahora se nota más, con internet y las redes Para acercar al "Don Quijote de la Mancha" a los jóvenes, el sociales", dijo Pérez-Reverte, al advertir que teme que México, al escritor español Arturo Pérez-Reverte presentó una versión igual que España y el mundo, "vayan hacia una lucha de ajuste "lineal" de la obra, estimando que las nuevas generaciones de cuentas" que no esté sustentada por una "ideología". hispanohablantes necesitan de la "compasión, lealtad y coraje" "En estos tiempos de incertidumbres, de zozobras, del personaje para enfrentar sus propios molinos de viento. injusticias es bueno tener algunas certezas que a uno lo Esta edición, que "no pretende sustituir" la original de Miguel ayuden a centrarse, incluso a encontrar consuelo", dijo el Cervantes de Saavedra, está "despojada de aquello que la excorresponsal de guerra, al estimar que las nuevas hace más tediosa para un joven, y permite rescatar las generaciones pueden aprender del Quijote sobre la "compasión, peripecias de Sancho y Don Quijote (de forma) lineal, que humor, lealtad, amistad, coraje, valor, inteligencia, saber pueda leerse al Quijote básico, de un tirón", dijo el pasado hacer frente al fracaso". martes 2/12 Pérez-Reverte en conferencia de prensa, durante la El autor, que tendrá un encuentro con jóvenes en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), en el oeste de FIL, aseguró que los valores del Quijote inspiran "una falsilla, un México. esquema ideológico" para la lucha. Esta iniciativa de la Real Academia de la Lengua Española "Al mundo que viene, que va a ser muy turbulento, le deseo (RAE) -que celebra su tricentenario- excluyó las notas al pie de página, las palabras rebuscadas, y "ha sido un trabajo de muchos Don Quijotes", dijo al concluir la conferencia. selección y poda", comentó el autor de "Las aventuras del capitán Alatriste", quien aseguró que el trabajo más difícil fue el de "sutura, pues no tenía que notarse". . El español de 63 años, integrante de la RAE, aseguró que de su pluma sólo salieron unas 150 palabras, "lo justo necesario para poder hilar los párrafos que estaban cortados". GLOBEDIA
El laureado escritor subrayó que sólo seis países de los 26 de habla hispana tienen el Quijote como materia fija en sus sistemas escolares, no así España y México. Esto se debe a "ministros analfabetos" que han "descartado lo que no comprendían", dijo, sosteniendo la nueva edición, en cuya portada aparecen las siluetas del Quijote, esgrimiendo una lanza, y Sancho Panza, tocándose el corazón. - Una revolución con ideología "América está llena de Quijotes y Sanchos, gente noble que está intentando combatir molinos de viento", dijo un enfático Pérez-Reverte, cuando se le preguntó sobre la indignación que surgió en México a raíz de la desaparición y presumible masacre de 43 estudiantes a manos de policías y narcotraficantes. El lunes, 1/12 un grupo de escritores que participaron de la FIL, el mayor encuentro literario en español, encabezaron una de las muchas protestas que se produjeron en el país para exigir al presidente Enrique Peña Nieto la localización con vida de los 43 estudiantes desaparecidos hace más de dos meses en Iguala (sur), tras un ataque armado orquestado por el alcalde local.
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Poeta chileno Nicanor Parra llegó a un centenario de vida el 5/9/14
El pasado 5 de septiembre de 2014, una de las figuras más textos más que lo llevarían a la élite de la escritura literaria de importantes para las letras chilenas, Nicanor Parra, cumplió nuestro continente y del mundo. En 1954 aparece Poemas y antipoemas, su segundo libro, "que 100 años de vida. Es considerado uno mayores poetas produjo un corte radical en la poesía chilena e hispanoamericana, latinoamericanos del siglo XX. y marcó la irrupción del modelo antipoético" El chileno, ha sido galardonado con el premio “Cervantes” ELNACIONAL WEB siendo el tercer chileno en obtenerlo y también ha recibido el Uno de los escritores más importantes de América Latina, el “Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda” de manera chileno Nicanor Parra, llegará a 100 años de vida mañana viernes. unánime. Por su centenario de vida, se realizarán actividades especiales Parra creció en el seno de una humilde familia en San Fabián de de Alico en Chile. El escritor se formó en el Instituto Pedagógico de en todo Chile, para conmemorar en su presencia a uno de los la Universidad de Chile, donde estudió Matemáticas y Física. escritores más importantes del país. También tomó Ingeniería, Derecho e inglés. El repertorio de libros de Nicanor es amplio, su primera obra fue “Cancionero sin nombre” en 1935. Luego el poeta escribiría 29
Creación y sombras en Venezuela
UN PAÍS DE CULTURA SILENCIADA Antonio López Acosta .
El escritor y editor venezolano critica el ninguneo del Gobierno chavista a los intelectuales El también periodista lamenta su consecuencia: un auténtico páramo cultural EL PAIS. ANTONIO LÓPEZ ORTEGA Un poeta venezolano esencial del siglo XX, Eugenio Montejo, murió en junio de 2008. Muy pocos amigos lo velaron en una alicaída funeraria del centro de Valencia, una ciudad en la que creció, estudió y cofundó la legendaria revista Poesía, por muchos años referencia continental de creación y difusión poética. Montejo había sido también, en su última etapa de vida, funcionario de la Cancillería venezolana, donde no sólo dirigió junto a la novelista Elisa Lerner la revista Venezuela, especie de vitrina cultural del país, sino que también asumió bajo acreditación la consejería cultural en Lisboa. Desde allí se dedicó a difundir la literatura venezolana en Portugal y la portuguesa en Venezuela. La emigración lusitana de la primera mitad de centuria, que muchos estiman en medio millón de habitantes, hablaba de lazos infranqueables y presuponía mucha programación de intercambio. No bastaron, sin embargo, los desvelos de un funcionario inteligente y fiel, como tampoco el Premio Nacional de Literatura conferido en 1998 o el Premio Internacional de Poesía Octavio Paz otorgado en 2005, para que la Cancillería o el régimen que se autoproclama bolivariano enviaran una corona floral o publicaran un mínimo obituario en la prensa nacional. Esas glorias, se entiende, no eran las de ellos, y por lo tanto en la funeraria de Valencia no veían más que un cuerpo insepulto. La conducta se repite casi al calco con otros grandes escritores. Ni el novelista Salvador Garmendia, quizás el más importante de las últimas cinco décadas, fallecido en 2001; ni el narrador Adriano González León, Premio de Novela Biblioteca Breve en 1968 con País portátil, fallecido en 2008; ni el poeta Juan Sánchez Peláez, voz vanguardista por antonomasia, fallecido en 2003; merecieron ningún homenaje, mención o gesto. Para ellos la ignorancia, el borrón, la inexistencia. Así actúan quienes en los manuales educativos hacen una selección caprichosa de episodios históricos o quienes en los recuentos de historia política suprimen todo lo que tenga que ver con el período democrático 1958-1998. En Cultura, por lo demás, las omisiones son bochornosas. Ningún intelectual que haya tenido un pronunciamiento crítico, que haya firmado algún manifiesto de denuncia o que en una entrevista haya expresado algún descontento, tiene derecho a nada: ni invitaciones, ni becas, ni reconocimientos. Esas prebendas se reservan sólo para los fieles, esto es, para los que han terminado callando, traicionando sus viejos fueros y, en algunos casos, escribiendo loas al “comandante galáctico”. Se crea finalmente para otro presente, o quién sabe si para el futuro Los creadores venezolanos de estos tiempos han terminado por entender en qué tablero se deben o pueden mover. Y en ese juego saben que el Estado no existe, que nada se puede esperar 52
de ninguna política cultural. Sólo una ventaja han extraído de esa injusticia, por no hablar de desgracia: se han vuelto más persistentes, más obsesivos y hasta más profesionales. Cuando se roza la supervivencia, las energías salen no se sabe de dónde, pero salen. No importa si ya no hay dónde editar, si los museos nacionales ya no exponen o si las carteleras teatrales se han banalizado. Se crea finalmente para otro presente, forzosamente alterno, o quién sabe si para el futuro, cuando el país o las audiencias sean otras. Más allá de los creadores que el país ha expulsado, que también los hay, en una especie de diáspora secreta, los que permanecen se protegen contra todas las plagas: ostracismo, aislamiento, escepticismo o autocensura. La hora invita al agrupamiento, al encuentro, a la suma de voluntades, y toda iniciativa es bienvenida, por más insignificante que pueda parecer. El único consuelo, o la única verdad, que flota sobre estas iniciativas a veces invisibles es que, cuando desde un futuro próximo se mire hacia estas horas aciagas, se descubrirá que sólo los creadores de este encierro habrán escrito las mejores crónicas, los mejores poemarios; habrán concebido las mejores obras plásticas, las mejores instalaciones; habrán compuesto las mejores obras teatrales, las mejores coreografías. La verdad creadora está en la sombra y no en los fastos burocráticos y hasta militaroides que nos quieren vender como bienes culturales. Toda política cultural que se quiera moderna debe siempre garantizar los espacios de la creación, que a veces son misteriosos y hasta frágiles. Las nacientes vocaciones artísticas siempre son dubitativas y pueden hacer que un poeta en ciernes desperdicie su talento en otros afanes. ¿Quién penetra en ese mundo de fragilidades y se asegura de que la condición artística no pierda un gran vocero? ¿Quién incide en ese momento de decisiones y evita frustraciones mayores? Lejos hemos estado en Venezuela de estas cavilaciones si se quiere exquisitas, pero otras realidades y propósitos han entendido a cabalidad que no hay como la creación pura y libre para las transformaciones sociales. Esto lo han entendido, hasta inconscientemente, los creadores, trabajando con sus pocos rudimentos y olvidados de cualquier asomo de política cultural. Quizás las ofrendas florales que merecía Eugenio Montejo llegarán a destiempo. Están más bien en las voces y corazones de sus herederos, los jóvenes que lo leen con fruición y que no cesan de admirar sus versos. No toda época sabe reconocer a sus hijos y ésta que nos gobierna los ignora a todos.
Víctor Carreño bautizó su novela de inmigración al cielo y al inerno "Cuaderno de Manhattan" de Víctor Carreño resultó escogida del Primer Concurso de Novela que la Fundación Rosa y Giuseppe Vagnoni, a través de Fundavag Ediciones. El jurado, integrado por los escritores y docentes Carlos Sandoval, Victoria De Stefano y Antonio López Ortega, hablaron de la necesidad de recuperar en Venezuela los reconocimientos.
EL UNIVERSAL Como "una novela autobiográfica ficcionalizada, una novela de aprendizaje", describe su obra Víctor Carreño (1968), ganador del Primer Concurso Fundavag de Novela, que se presentó el sábado 28 de febrero en la librería Kalathos de Los Galpones de los Chorros, con especiales palabras de Miguel Gomes, leídas por su colega profesor de Letras, Carlos Sandoval. La historia del venezolano viviendo las entrañas de la inmigración en la "capital del tercer mundo" mientras estudia en la Universidad de Columbia, devela un parturiento aprender que empuja su conciencia del mundo omnipresente de violencia, congeniado en la Nueva York abrasada del desplome de las Torres Gemelas y ese equipaje suyo de los golpes de Estado y la Venezuela en descomposición que dejó atrás, buscando otro camino, para encontrar ese lado rudo, del Primer Mundo, que asimiló y devolvió en esta creación conmovedora Cuaderno de Manhattan. El autor señala sobre su obra que aunque no tenía muy claro al principio de qué iba a ser el libro, hubo elementos siempre presentes que en apariencia eran paradójicas: "crear un mundo ficticio y expresar el impacto que me produjo la dura vida de los inmigrantes latinos en Nueva York, que conocí de cerca pues viví entre ellos unos meses que nunca olvidaré. Con el tiempo se fueron sumando personajes inventados, experiencias e influencias intelectuales. No hay un solo Nueva York. La ciudad que yo descubrí es una que no aparece en las postales o en los itinerarios para turistas y amantes del arte. Esa, desde luego, la 53
disfruté también, pero limitarme a esta imagen hubiera sido caer en lugares comunes". Añade que su visión de la ciudad es la de un autor venezolano. "Fui testigo de esa transición que se dio entre fines del siglo XX y principios del siglo XXI en Venezuela y Estados Unidos. La novela reúne momentos históricos paralelos. Estuve en Caracas durante los golpes de Estado de 1992 y en Nueva York el día del ataque a las torres gemelas en 2001. Parte de la novela refleja la incertidumbre de una violencia ubicua. Existen valiosos narradores venezolanos que desde fuera del país han abordado la violencia política y las vicisitudes de la diáspora venezolana. Los he estudiado y he escrito sobre su obra. Me es muy difícil ponerme en perspectiva frente a ellos, decir en qué me han influido o no". "Sí recuerdo que durante mis años neoyorquinos gravitaban sobre mí escritores venezolanos que habían vivido en la Gran Manzana. Entre otros Picón Salas y Uslar Pietri, que fueron profesores de la Universidad de Columbia donde estudié. Picón Salas es un ensayista con fibra de narrador autobiográfico. Uslar escribió una crónica sobre Nueva York titulada "La ciudad de nadie". Su mejor momento para mí es cuando el narrador desciende al metro y es como si fuera un descenso simbólico al lado menos visible de la ciudad, que guarda muchos secretos y oscuridades. Es esa otra ciudad la que me impresionó, una ciudad de inmensos contrastes, como también lo expresó García Lorca en Poeta en Nueva York. Cuaderno de Manhattan es quizá una de las tantas reescrituras de Una temporada en el infierno que cada escritor contemporáneo en algún momento alcanza o experimenta dentro de sí. Pero estas son solo reflexiones posteriores a la publicación del libro. La última palabra la tienen ahora los lectores", añade el autor sobre su obra y sus influencias.
Alessandra Coronel
Ninguna piedra es horizonte para los cantos apagados huella que hace estremecer la tierra dormida Ningún árbol comparte su canto cuando la lágrima migratoria deviene en al rostro de la vieja inválida desnudas formas hechas de mutismo rebotan cual pelota, sobre los adoquines de la calle desplazada. Nadie mira en el portal de la casa vacía ni juega de la mano infantil que toma los sueños robados. El mundo está cuesta arriba como una parábola de la sombra donde tu luz, sin ganas de ser me abandona como para abonar desilusiones. extremidades, deformación del miedo en la necesidad de un camino inagotable. De tu cuerpo maltrecho brota una guitarra que acaricias y lloras alimentando la nostalgia que se mece ingenua con ritmo de media noche Gente unos y otros poca luz para el silencio y migas de pan caídas. dejas en el misterio total la nada y sus asuntos rebotando entre lamentaciones descomunales que segregan un nuevo mundo a las puertas de San Juan frases parecidas al pensamiento formulan conquistas en la plaza de las paradojas donde te encuentro y gano un alma, sentada en algún banco. Tomas tu cajón y te desvaneces en el profundo vientre de la oscurecida calle.
Al pie de los Apalaches, en la costa Este norteamericana, el escritor chileno criado en Argentina, autor de 'Los nuestros', habla sobre el antisemitismo y el nacionalismo. EDUARDO MONTES-BRADLEY Mercersburg es un enclave pintoresco al pie de los Apalaches, al norte de la línea imaginaria Mason-Dixon que aún separa el sur fundamentalista, cristiano y segregacionista de un norte presuntamente menos reaccionario. Mercersburg es una de esas joyitas por las que bien vale la pena desviarse del camino aunque más no sea para ver la cabaña de troncos en la que habría nacido James Buchanan, el presidente que precedió a Abraham Lincoln que también habría nacido en una cabaña de troncos. Mercersburg conserva la memoria de uno de los hombres más destacados de su historia, pero curiosamente también la privacidad de uno de los más destacados de la nuestra: Luis Harss, autor de Los nuestros. Dice Harss que la idea del título no le complacía, en parte por reduccionista, en parte por el tufillo nacionalista que emanaba de aquella apropiación. Por otra parte, pareciera estar harto de que los demás se empeñen en querer hablar de un libro que no lo representa: “Yo no soy ese libro, soy muchos otros”, asegura. Por otros, Harss alude a las novelas que había escrito antes de tropezarse con Los nuestros y las que vinieron después. Todas relegadas largo tiempo a un segundo plano por aquel singular éxito de Los nuestros. PREGUNTA. Los personajes de sus novelas parecieran habitar en memoria de un Buenos Aires distante, dantesco. Son personajes oscuros de un peronismo brutal. En algún momento dijo que había vivido una infancia de sonámbulo. RESPUESTA. Yo era sonámbulo en serio. En una época estuve internado con otros diez o quince chicos en la casa de una señora inglesa. Había varias camas en el cuarto. Yo caminaba dormido, me despertaba en la cama de algún otro chico, por las patadas. Mientras caminaba veía animales. Me comían de la mano o me mordían el pelo. Cuando ponía la cabeza en la almohada me hablaba al oído una jirafa. Durante gran parte de mi infancia me parece que caminé así, sólo medio despierto. Iba con terror y una gran felicidad hacia plaza Italia. P. Iba en dirección al zoológico. R. Tenés razón. Había hecho la misma ruta muchas veces en tranvía “iluminado”, camino de la escuela. Yo iba amaneciendo. El tranvía olía a desinfectante y cables quemados, largaba relámpagos. En el zoológico todavía se oían roncar y bramar los animales nocturnos. Su padre había sido Benjamin Cohen, subsecretario de las Naciones Unidas a cargo del Departamento de Prensa. “Cuando mi papá murió le hicieron el funeral en el gran mausoleo, templo y panteón de la Sociedad de Cultura Ética de Nueva York. Música de órgano, invocaciones a la verdad, la belleza, el amor. Una parodia de ceremonia religiosa pero con liturgia “humanista”. Me sentí incómodo y ridículo. Después el cuerpo lo llevamos en avión a Chile. Por lo menos terminó en la tierra y no en una especie de tierra de nadie como las Naciones Unidas. Poco después mi padrastro dinamarqués me adoptó”. P. El antisemitismo es un tema que aparece en La patria madre como el alegato de un nacionalista recalcitrante. ¿Los argentinos son antisemitas? R. Sin duda hay un antisemitismo automático y católico que está en el habla cotidiana de los argentinos. “No seas judío”, le 55
Luis Harss: “Yo no soy un libro, soy muchos otros”
decíamos a un chico en el colegio cuando no quería prestar una lapicera. Él contestaba: “Judío serás vos que no te la comprás”. Cuando yo tenía cinco años vivíamos en La Paz, donde él era embajador chileno. Los empleados de la Embajada eran judíos refugiados. Se decía que los traficantes de gente los traían y los tiraban de los aviones. Eran verdaderos judíos, no como los que conocíamos. Los veíamos como extraterrestres. Creo que el antisemitismo en la Argentina es prejuicio social, esnobismo. Los judíos eran tenderos, gente de gueto. Pero a nadie le molestaría ver a su hija casada con un Rothschild o un Hirsch. Quizá esa idea de haberse esforzado en ser un autor argentino tenga que ver con que sus primeras novelas, tanto The Blind como The Little Man, fueron en inglés. Por aquel entonces Harss iba en busca de una carrera literaria como escritor en Estados Unidos. En el trajín, y por casualidad, vino a tropezarse con un ensayo, un libro de entrevistas que acabó interponiéndose a sus pretensiones. Con el tiempo fui aprendiendo a pensar que lo que se espera de Harss es que nos cuente anécdotas de otros como si fuese un autómata, como él mismo reflexiona acerca de la actitud de Jorge Luis Borges en aquella remota entrevista para Los nuestros. “Hay un antisemitismo automático y católico en el habla cotidiana de los argentinos. 'No seas judío', le decíamos a un niño” “En un viaje a EE UU, nos perdimos en la bruma. El barco escoraba. Caminábamos torcidos y como en una irrealidad, un mar de fondo. Llegamos a Nueva Orleans. Me mandaban en tranvía todos los días a nadar en el YMCA. Era una pesadilla porque teníamos que nadar desnudos con los entrenadores peludos. Para no ir, yo caminaba por la vía hasta encontrar una moneda que, agregada al cambio que tenía para pagar el tranvía, me alcanzaba para entrar secretamente en un cine, donde me quedaba escondido toda la tarde, viendo varias veces la misma película. Iba y volvía dos o tres kilómetros a pie. Y sigo caminando cuando puedo. Es una especie de manía, caminar, un cine interior, un “soñar despierto”. La casa de Harss en Mercersburg está poblada de resonancias y lémures. En la planta superior hay un cuarto matrimonial, el que fuera de su hija antes de casarse con un barítono operático y marcharse a Nueva York, y un tercero que le sirve de repositorio literario, de guarida cuya puerta de ingreso sirve de marco a la imagen muda en blanco y negro de Marcel Marceau. Adentro, un catre en el que no duerme, un escritorio abarrotado de libros y dos ventanas. El suyo, más plural e infinitamente lejano, es un mundo de tranvías y noches perdidas; una infancia remota, una madre parricida, un padre ausente y una nacionalidad que apesta. Sus otros libros estaban allí, en aquella guarida desde la que Harss observa las miserias del vecino con el mismo escaso pudor con el que revisita su infancia, el peronismo y las calles de Buenos Aires. Los relatos de Luis Harss, en su mayoría, conllevan una evidente carga autobiográfica. Otro aspecto que distingue toda la obra de Harss es que pareciera estar centrada en un universo marginal, por momentos dantescos, que resulta difícil asociar con su carácter gentil y biosfera burguesa. P. Alguna vez dijo que aquella otra novela suya, La otra Sara
o la huida de Egipto, era una suerte de respuesta o alternativa con la que buscaba mostrar un error en los tiempos en los que se movía Rayuela. ¿Cuál fue ese otro intento? R. En realidad era algo más sencillo. Yo pensaba: Rayuela es un vaivén personal, subjetivo. En vez, Sara, que también se mueve entre dos mundos, va a encarnar una situación histórica, real, de tanta gente que soñó con una vida nueva en Israel, sin dejar de ser lo que son en su país. Pensá en todos los argentinos que en cierta época se embarcaron hacia eso que Cortázar, con una metáfora que para él era más bien metafísica, llamaba “el kibutz del deseo”. P. En algún momento habló del kirch¬nerismo y su apropiación del lenguaje cortazariano, un resabio de sus lecturas que podría entenderse como una manera de perdurar a través del tiempo. R. Lo decía medio en chiste, pero algo tiene de verdad. Acordate lo que decía Cortázar sobre el discurso revolucionario: que tenía que ser como el idioma espontáneo del humor, del juego, del amor, cotidiano, vernáculo, inventivo, transgresor y no como la retórica rimbombante de la política oficialista. Perón todavía era himno y bandera. Los militares de la última dictadura hablaban de “vosotros” y decían grandilocuencias. Hoy muchos comerciantes siguen diciendo “aguarde” y “pase por empaque” y “abone por caja”. Es el idioma porteño fascista y prepotente. En cambio los kirchneristas son cancheros. Ellos le hablan de “vos” en las reuniones a los empresarios, incorporan el lunfardo de tango y el lenguaje de Twitter, y cuando se engrandecen inventan palabras como “malvinización”. Es una caricatura de lo que imaginaba Cortázar. El kirchnerismo ha copado un sector de la psiquis argentina que es el discurso público, y lo están usando también, a veces popularizando conceptos pedantes como “Colón genocida” para reescribir la historia. P. Hace más de cincuenta años que se fue de Argentina que tranquilamente pudo haber sido un lugar de paso. Sin embargo pareciera que a los argentinos nos cuesta volver o quedarnos definitivamente fuera. R. Cortázar mismo sirve de ejemplo. Es la versión moderna del desterrado espiritualmente en América que sufre del “mal metafísico”, o “mal de Europa”, como lo llamaba Manuel Gálvez, pero que ya no puede arrancar raíces del todo y emigrar, sólo expatriarse (es decir, irse de la patria dejándose atrás). De todos modos, antes en la Argentina todos viajaban para encontrar su mitad perdida e incorporarla, reconocerla, ampliarse por dentro con ella. Viajaban para estar también afuera en ese otro lado. Se jugaban, un juego de vida. Ahora, pobrecitos, sólo viajan de compras a Miami.
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Primer capítulo de la novela A solicitud de profesores y estudiantes de la UPEL EL VIAJE SOÑADO A los pocos minutos de zarpar en el buque “Venezuela” el primer impacto que recibí en mi mente provinciana, acostumbrada al paisaje desértico por un lado y montañoso por el otro, propio de la naturaleza que rodeaba a Carohana, fue el océano y los cambios que se operan en la atmósfera, en el cielo y en la tierra recién abandonada. Cuando me alejaba del trópico comprendí los motivos que estimularon al maestro Andrés Bello a cantarle a la Zona Tórrida. Mientras más avanzaba el barco iba desapareciendo el trópico multiforme y el cielo se convertía en una comba opaca, triste, gris, como un algodón sucio en contraste con los crepúsculos de Carohana. En el buque viajamos 3 venezolanos y un panameño, con quien compartimos las inquietudes de un primer viaje transoceánico. El resto de los pasajeros eran sajones, todos impenetrables al trato con los americanos, como si trataran de cobrarnos el haberlos despojados de sus colonias en nuestro continente y obligarlos a vivir de sus propias fuerzas, de sus valores y de su capacidad creadora. Los días pasan y la gente comienza a preocuparse por el tiempo que le queda por flotar sobre las aguas, a veces turbulentas. El mar se convierte en un gran misterio. Para ser marinero se requiere una gran fortaleza física y psíquica. El panameño trata de darse ánimo y transmitirlo a quienes le oímos. -Creo que llegaremos sanos y salvos ¿No cree usted señor Manovuelta? En ese mismo momento unas olas gigantescas sacudían nuestro buque y cada quien hacía sus propias conjeturas. Yo pensé en los viajes de Colón y respondí: -Nuestro barco es superior a las carabelas de Cristóbal Colón. Mi primo Ramón comenzó a reírse, como quien no tiene mayor preocupación. Cuando yo le pregunté a que se debía, respondió: -Es que si el barco se hunde, no vamos a conocer las putas de Augusto. Y aunque todos nos reíamos de la ocurrencia de Ramón, en medio de lo que parecía una tormenta, Augusto trató de poner la nota adecuada al momento. Este era su segundo viaje a Europa. Había cursado un postgrado en Pediatría en la Sorbona en París. Cuando lo invitamos a realizar este viaje, fue tanto su entusiasmo que nos manifestó que aprovecharía para realizar un curso de actualización de conocimientos científicos en su especialidad y nos llevaría, en las horas libres, a visitar las putas más famosas y exquisitas que había conocido durante su época de estudiante. A nosotros nos resultaba indispensable su compañía, teníamos un traductor familiar, antes de que pudiéramos aprender las primeras nociones de francés. -Hay que controlar los nervios. Estamos muy cerca del Puerto de Plymouth, en Inglaterra, nuestra primera escala. La calma se hizo presente y el desplazamiento del barco parecía más rápido y seguro. No tenía dudas de que estábamos en Europa, aunque no en el continente. Al avistar el Puerto, Ramón preguntó: -¿Aquí nos bajamos? -No, le respondí, aquí las putas hablan inglés. Pernoctamos en el barco, después de su revisión y equipamiento continuaríamos el viaje a través del Canal de la Mancha hacia el Puerto de El Havre. -Aquí sí estamos en Francia – le dijo Augusto a Ramón- pero tendrás que aguantar las ganas, el tren sale de inmediato para París. En medio del océano yo sentía que estaba más concentrado en mi conciencia, más cerca de Dios. Cuando llegué a París me sentí más dentro de mí mismo. Llegamos en plena Navidad y pudimos celebrarla consumiendo los restos de la comida criolla, que como buenos provincianos llevábamos para preservar algunas costumbres. Terminadas las Navidades, Augusto llevó a Ramón al hospital Pasteur de París, para iniciar el tratamiento que requerían sus viejas dolencias prostáticas. Ramón fue hospitalizado y Augusto se inscribió en un curso de actualización de su especialidad. Yo salí a recorrer las principales calles y avenidas de París y a visitar los lugares que reflejaban la historia y la cultura de la ciudad. En mi recorrido pude constatar una ciudad doctoral por su ciencia y su cultura, donde lo frívolo está reducido a un espacio mínimo, propio de todas las grandes e incluso pequeñas ciudades. El desarrollo científico, artístico, social y humanístico hacía de París el cerebro de la tierra. En 2 ó 3 semanas de recorrido yo había pasado días emocionantes en el seno de la “Divina Lutecia”. Me deleitaba yendo a Montmatre y a la Gran Basílica del Sagrado Corazón. Frente a la tumba del Soldado Desconocido, ante el cual todas las madres creen que es su hijo y todas las novias que es su amante muerto en guerra, reafirmé mis convicciones pacifistas: No a la violencia, no a la muerte, no a la guerra. 57
Mis visitas al Museo del Louvre fueron frecuentes. Pero si las multiplicara por días, por meses, por años, aun no podría detallar ese universo de belleza que hay allí acumulado. Desde el primitivo esbozo de la estatuaria africana, pasando por Grecia, por Roma y la Edad Media, hasta el perfil artístico del pincel contemporáneo, todo está allí. Tal vez la colección de pintura más importante del mundo. Yo llegué al Louvre con la creencia, por lo que había leído, que la impresión más extraordinaria la experimentaría frente a la “Gioconda”, pero reconociendo el genio de Leonardo da Vinci y su obra maestra, fue la Venus de Milo la que me impactó hasta el extremo del éxtasis, hasta la frontera de la locura de un disfrute infinito. ¿Cómo pudo el genio del hombre de hace siglos dar a luz ese milagro de la gracia, que ni hoy, ni nunca será posible superar? Después de leer “Nuestra Señora de París”, de Víctor Hugo, fui a visitar el templo y pude constatar una obra de ocho siglos, que expresa parte de la grandeza del hombre, que hizo perdurar allí la huella de sus creencias y proyecciones, es también lo que llamó el gran escritor francés “la gran sinfonía de piedras”. En el Arco de Triunfo experimenté imágenes muy contradictorias. Napoleón, si bien la historia lo coloca en un sitial de grandeza por muchas razones políticas y militares, me produjo el duro recuerdo de la España humillada por su poderío guerrero y su ambición política. En ese momento pensé que debería ir a España cuanto antes, donde encontraría otra historia, tal vez una misma cultura, pero más vinculada a mis ascendientes. Me retuvo más tiempo la presencia de Francisco de Miranda entre los héroes de la Revolución Francesa. Por su participación en diferentes batallas por la libertad en el mundo, dándole un importante impulso al proceso revolucionario del siglo XIX y como precursor de la independencia de América. Visité a mi primo Ramón en el hospital y lo encontré totalmente recuperado. Sin embargo, me suplicó: -No vayas a comenzar con tu jodedera con lo de las putas, porque todavía no me puedo reír sin que me duela la herida. -Tranquilo, Ramón, que dentro de poco me voy para España, a ver si cojo una en español. Mi francés todavía no me permite convencer a una puta francesa, de que me cobre lo justo. Rafael se sonrió y para no reírse se tapó la boca con la mano derecha. Con la mano izquierda se tocó el estómago. Augusto intervino y con mucha seriedad me dijo: -¿Por qué no tomas un curso de francés y te quedas unos días más? -Porque estoy convencido de que los idiomas se aprenden por la vagina. Cuando regrese de España me busco una amante francesa. -Vete pal´carajo, y cuando regreses hablamos –me gritó Ramón, todavía con las manos en la boca y en el estómago. Me despedí de mis primos y me dirigí a la estación del tren. La campiña francesa me pareció un verdadero espectáculo de belleza creada por el hombre, con su trabajo y los avances tecnológicos. Más de 2.000 años de producción para alimentar millones de seres humanos e incluso animales, sin que la fertilidad de la tierra haya desaparecido es algo deslumbrante. El paisaje se parecía a un inmenso cuadro de Watteau, pintor francés cuya obra había admirado recientemente en París. Recordé las tierras áridas de Carohana, requeridas de arado, de abonos y de riego para hacerlas más productivas. Recordé a mi cuñado Rafael, uno de los pocos agricultores con sentido del
progreso, y lamenté no haberlo invitado a visitar estas tierras extraordinarias, transformadas y conservadas por el hombre. Todo el viaje fue para mí un descubrimiento impactante de lo que significa la conjunción de la naturaleza y la mano constructiva del ser humano. Pero fue la entrada a territorio español lo que más conmovió mi fibra humana, latina y en particular española. La tierra vieja y noble que imprimió el sello de su hidalguía y gracia inconfundibles en las grandes extensiones de Carohana. En San Sebastián, la tierra de mis antepasados, España me penetró en el alma. En las calles y en contacto con su gente me sentí como en Carohana. Fui al teatro “Victoria Eugenia” y me pareció tan bueno como el que había tenido oportunidad de ver en París. Visité el templo del Buen Pastor y el Gran Casino. Desde la cúspide del Funicular de Igueldo admiré la Costa Azul del Cantábrico. Compré una boina vasca, para usarla toda mi vida como símbolo de mi ascendencia. Confundido con miles de personas en las calles de San Sebastián, pude constatar en sus semblantes y en sus conductas, algo diferente de lo que llegó a afirmar Joaquín Costa, que “la mitad de los españoles se acuesta con hambre”. Atravesé luego 615 kilómetros para llegar a Madrid. En el transcurso del viaje pude observar la parte más pobre de España. La tierra árida y el rebaño de ovejas dirigido por una pastora, volvió mi mente a Carohana. Viejos y abandonados molinos de viento me hicieron recordar mi primera lectura de Don Quijote. El ocaso del sol y los rebaños en la pradera me produjeron la sensación de estar frente a un cuadro de Millet. Recorrí callejuelas de tascas y bohemios. Las principales calles y avenidas. Me detuve en la Puerta del Sol, en la Calle de Alcalá, Preciados, San Gerónimo, Carreras, Plaza de Castelar y Las Cibeles. Asistí varios días al Museo del Prado, que en orden y selección de las obras me pareció superar al Louvre, En general Madrid me pareció una ciudad espléndida, que es mucho decir después que había visto intensamente y en cierto modo vivido en París. Imposible admitir que África comienza en Los Pirineos. Decido ir a Sevilla y al sur de España. En el ferrocarril me tocó sentarme al lado de un español, que me resultó un buen compañero de viaje. -¡La Mancha! –dijo con énfasis el simpático español, cuando el tren recorría la gran planicie hacia el sur. -¿La Mancha cervantina? –le pregunté con la finalidad de establecer una conversación con mi único acompañante. -Sí - me contestó con gesto de orgullo ¡La Mancha de Don Quijote, el inmortal! Sentí que el corazón me golpeaba emocionado. La tierra despoblada de hombres y árboles daba la impresión de que avanzábamos por una zona estéril, hasta que aparecieron ante nuestros ojos los olivares que pueblan la “Sierra Morena”. La velocidad del tren hacía que las imágenes del Quijote desaparecieran muy rápido. Por aquí debió andar a trote el esquelético caparazón de Rocinante. Por aquí, con su enjalma grasienta, debió pasear su rebuzno el jumento aquilatado del Escudero. Por aquí debió Don Quijote suspirar por su Dulcinea, y Sancho debió sentir que la boca se le hacía agua con el olor de los chicharrones de Argamasillas y el olor penetrante del vino de Valdepeñas. Antes de bajarme en la estación de Sevilla pensé en nuestro Quijote de América, Simón Bolívar, en sus luchas por la libertad y la justicia universal. Otro gran majadero de la historia, tal como él mismo lo afirmara en sus días finales. La Catedral de Sevilla y el Archivo de Indias parecen 58
construidos para la eternidad, para extender por nuestro continente la fuerza vital de España. El Puerto de Palos, el río Guadalquivir, Cristóbal Colón, símbolos de un cordón umbilical que nos une a la Madre Patria. Aquí el diálogo es con la historia. Pensando en las escenas cervantinas y en su filosofía llegué a Córdoba, la antigua y gloriosa ciudad del Califato. La encontré abandonada y empobrecida, con la excepción de la Avenida del Gran Capitán que contrastaba por su modernidad. El Puente Romano, hecho de piedra sobre el Guadalquivir, también llama a la reflexión histórica. Y la Mezquita, monumento que simboliza un gran trofeo arrebatado al invasor de más de ocho siglos, convertido por el fanatismo del Rey Carlos V al culto católico, continúa reflejando la grandeza del arte morisco. Sigue estando más cerca de Mahoma que de Jesús. Como decía Maurice Barrés, parece una entidad constreñida a servir a un Dios que no es el suyo, como sucedía en una Sinagoga de Toledo. El tiempo, pensé, corregirá este absurdo espiritual. Con la excepción de estas obras de trascendencia histórica, la ciudad me pareció, más la expresión de un despojo, que la simbolización de un gran pasado. De regreso a París me detuve en Hendaya, para cambiar de tren y dirigirme al pequeño pueblo de Lourdes y visitar la famosa Gruta, donde según la tradición católica la Virgen se le apareció a una humilde pastora de nombre Bernardita. El ferrocarril costea el Cantábrico y aparece Biarritz entre un pulido paisaje marino como pintura de cromo. Después aparece Bayona, populosa y elegante, trayendo a la memoria el recuerdo del triunfo de Napoleón sobre uno de los más estúpidos monarcas españoles. Las montañas nevadas de Los Pirineos proyectan la imagen de nuestros Andes. Lourdes aparece en el horizonte como una miniatura de ciudad, recostada en la montaña. A cierta distancia parece un pesebre. Diez mil habitantes. Pueblo francés de mujeres exuberantes sin colorete pegajoso. Aldeanos, muy a la española, usan boinas vascas. Pueblo de pastores de ovejas. En las calles de Lourdes encontré gente de distintas nacionalidades y diversas clases sociales. Me sorprendió que desde África, Asia, América y de todas las naciones europeas, acudan tantas personas a una aldea, estando de por medio París. Recorrí La Gruta de 15 metros de longitud, hasta las piscinas donde se bañan los enfermos esperando el milagro. Observé una hilera de muletas dejadas por los paralíticos que habían recuperado sus facultades, por milagro de la Virgen. Subí a la Basílica que está sobre La Gruta y visité las 15 capillas que rodean la Iglesia. Antes de salir para París fui a El Calvario y presencié un desfile interminable de personas que expresaban su fe en el Redentor y sentí fortalecida mi fe. Al llegar a París volví a recorrer el corazón de la ciudad. Después de varios recorridos pude percibir que no son los museos, los teatros, conservatorios o parques, donde únicamente se puede observar el culto a la belleza, a la tradición y a la cultura de Francia y del mundo. Es en toda la ciudad. Por el amor al arte, por el culto a la belleza, París me pareció la ciudad heredera de Atenas. En los cafés y restaurantes resaltan cuadros alegóricos al pasado grande y espiritual de Francia. Un niño del arroyo, un granuja, de la especie del Gravoche de “Los Miserables” salta la verja de un parque para robarse una flor o echarle arroz a los gorriones. En una exposición de los grandes médicos de París, sorprenden los paisajes sonrientes y las escenas de vida feliz, cuando uno piensa que los médicos, por estar tan cerca de la muerte, podrían más bien reflejar la miseria humana. -Frente al Impresionismo, me quedo con Leonardo, Rafael, Mantegna, Rubens, Velázquez, Goya y Madrazo, le comenté a una joven que había visto dos o tres veces tomando notas en 59
diferentes exposiciones. -Son escuelas o tendencias distintas - respondió muy amable. -Soy un provinciano de Carohana, América del Sur. Me declaro conservador en materia de pintura. -Soy Germaine, periodista, me gustaría escribir sobre América Latina. Tenemos mucha información de Norteamérica. -¿Cuál tema, en especial, le gustaría tratar? Soy agricultor y a veces hago de periodista, escribo para periódicos de Carohana, ciudad más pequeña que París, pero en la que se puede vivir con la libertad que Ud. disfruta aquí, si no se mete en política. -Podríamos intercambiar información política. Ud. habla en Francia acerca de Carohana. Yo publico aquí y Ud. publica en América, sobre Francia y Europa. -De acuerdo -le expresé. Podemos continuar nuestra conversación visitando algunos lugares importantes de París. -Magnífico. Pero como es tarde, tendríamos que empezar por el teatro o por algún club nocturno. Se rió suave y hasta dulcemente ¿Serán así todas las mujeres de París, pensé, o por lo menos las periodistas, las intelectuales? No estoy en Carohana, estaba seguro. La mayoría de las mujeres se quedan en sus casas. No estudian, no trabajan, no salen solas. Y eso de salir con un hombre a recorrer museos –que no los hay- o clubes nocturnos, sería un escándalo, aunque tampoco los hay. Salimos juntos a recorrer París y a intercambiar información sobre Europa y América. Entramos al Teatro Lido y nos olvidamos de los museos y de lo que acontecía en los continentes europeo y americano. Vimos un espectáculo entre artístico y erótico. En algunos momentos rozamos nuestras piernas, pero no hablábamos. Una atmósfera de erotismo invadía el escenario y ella respiraba profundamente. No recuerdo lo que yo mismo hacía, pero al final salimos agarrados de la mano. La iniciativa, pensé que era mía, pero no estaba seguro. Germaine se veía muy contenta y muy decidida a continuar el juego, de un encuentro aparentemente no planeado. En la calle, me expresó: -Tenía días o tal vez meses andando sola. Tu compañía me ha sido muy grata ¿Hacia dónde vas? -Yo estoy en el Hotel La Rotonde. -Vamos, te acompaño. En ese momento concluí que la iniciativa era de Germaine, que había sido más audaz, complacía mi sentido varonil de la vida provinciana, donde el hombre gobierna cielo y tierra. En el trayecto me dijo: -Háblame de América ¿Cómo es Carohana? Aunque yo quería hablar de nuestras vidas, emocionado por haber encontrado una mujer distinta a todas las que había conocido, no podía evadir el tema, por temor a quedar como un ignorante de nuestro continente. Decidí contestar y esperar una oportunidad para introducir el tema de nuestro encuentro y hasta de nuestro futuro. Tal era la impresión que me había causado Germaine. -Carohana fue en principio, es decir, antes del descubrimiento de América, una aldea poblada por una tribu de indios llamados Ajaguas, cuyo significado y traducción es Aconsejador. Era gente laboriosa, trabajadora y pacífica, lo cual permitió que los conquistadores españoles se establecieran en la zona y fundaran una ciudad, después de sufrir el acoso de tribus guerreras, que con armas muy inferiores en cuanto a poder de destrucción, les obstaculizaban sus objetivos. Hoy Carohana es todavía una ciudad pequeña, pero creo que está llamada a ser una metrópoli. -Pero tú pareces europeo.
-Yo soy de origen vasco. Mi familia se asentó en Carohana hace varios siglos y quienes nacimos allá nos identificamos con América a través de los aborígenes y con Europa a través de España. Nos acercábamos al Hotel y todo parecía indicar que no nos separaríamos. Germaine caminaba a mi lado, como si fuera para su casa. O eso era lo que yo deseaba. No sabía qué hacer ni qué decir. Esperar que Germaine siguiera su juego, me parecía el camino hacia la cama, pero me daba una gran arrechera no poder proponérselo. No sólo me fallaba el francés, que era muy rudimentario, sino también el coraje, la audacia, el machismo rural que había experimentado otras veces. Sin embargo, toda esa atmósfera de dudas, de confusión, se me despejó cuando ella me preguntó: -¿Cuál es el número de tu cuarto? -El 11 -le contesté rápidamente y la tomé por el brazo, algo que Germaine consintió con aparente emoción y complicidad. Se adelantó y pasó frente a la recepción del Hotel sin ser percibida por alguien. Yo retiré la llave y nos encontramos ante la puerta de mi habitación. Hice girar el picaporte y apareció a nuestra vista una cama modesta pero suficientemente consistente y limpia, capaz de albergarnos por una eternidad. ¿Por dónde empezar? Germaine se sentó en la cama y me preguntó: -¿En Carohana una dama acompaña a un recién conocido a su cama del hotel?. Pensé contestarle que sí, pero me pareció una estupidez. Germaine podría estar informada de las costumbres y hábitos de amor y de vida en América Latina y no sólo yo haría el ridículo, sino que podría perderla. -Como estás interesada en conocer la historia y la cultura latinoamericana, te diré que no. En Carohana todo es más sencillo. El hombre escoge la mujer y la invita a que lo siga. El hombre decide si hay matrimonio, sobre todo en caso de mujeres hijas de familias ricas o aristócratas; o si hay concubinato si la muchacha es de familia pobre. Lo importante es que cualquiera que sea el caso, el hombre pone la cama. -¿Así como esta? –Lo dijo con expresa insinuación y dominio del arte de amar, y se acostó largo a largo sobre el cubrecama. Me acerqué a la cama, le dije que sí, tomé sus manos y recorrí sus brazos y su pecho con las mías. Desnudé sus senos y los acercó a mis labios. El juego terminó al amanecer, cuando un frío penetrante nos obligó a cubrir nuestros cuerpos desnudos. Esa noche y otras posteriores descubrí que Germaine, tal vez la mujer francesa, pertenecía a otro mundo. Por su independencia, por su voluntad, Germaine me hizo comprender y valorar la igualdad del hombre y la mujer. Después de recorrer juntos gran parte de París, yo debía regresar a Carohana. Pero antes de mi retorno, Germaine, utilizando su condición de periodista, concertó una entrevista con don Miguel de Unamuno, en el Café de la Rotonde, muy cerca del Hotel donde nos alojábamos. Unamuno estaba exiliado junto con otros importantes intelectuales y políticos españoles, quienes solían reunirse en el Café de los Conspiradores, como también se le llamaba, con exiliados de todas partes del mundo. Nos recibió acompañado del Filósofo José Ortega y Gasset y de Crawford Flitch, el traductor de sus obras al Inglés. Después de la presentación de rigor, nos invitó a caminar por las calles de París. Al levantarse Unamuno, el Café quedó como en suspenso, salía el cliente más conspicuo, en momentos de expectación por su persona, sometida a persecución por el régimen fascista del General Primo de Rivera. -Tengo una gran admiración por Simón Bolívar, no sólo por la gesta de independencia que concibió y encabezó hasta su total ejecución, sino también por su condición de héroe hispánico 60
comenzó el diálogo el gran escritor español. -¿Cree Ud. que debemos revisar nuestra historia? -Sí. Tengo la convicción de que la independencia de América la propulsaron grandes figuras descendientes de españoles, con las mismas ideas liberales con que luchaban muchos hombres progresistas en la propia Península contra un régimen anacrónico y tiránico de espaldas a las transformaciones culturales de la época. Esa es la verdadera historia -expresó con satisfacción hispanoamericana. -¿Tiene España alguna responsabilidad en la incomprensión de esa verdadera historia? -España, no. Los responsables son algunos historiadores españoles que continúan considerando a la América Hispana como colonias y no como naciones libres e independientes, vinculadas a España por numerosos nexos espirituales y materiales, pero tan autónomas como la Madre Patria. Yo pensaba realizar otras preguntas, me sentía frente a una verdadera cátedra de hispanidad y de humanismo, pero fui sorprendido por una pregunta de Unamuno. -¿Qué me cuenta Ud. de nuestro dichoso Juan Vicente? Pensé no referirme a la política interna de Venezuela en el exterior, pero frente a un gran hispano como Unamuno, me sentí obligado a condenar las barbaridades que un tirano cometía contra los hombres dignos y amantes de la libertad, en una nación hispanoamericana. -Es un bochorno, don Miguel, para América y el mundo que un Malhechor pisotee la Patria de Bolívar y de tantos hombres que dieron su vida por instaurar un régimen de libertades en las naciones hispanoamericanas. Unamuno pasaba de un tema a otro con gran facilidad y elegancia. Para salir de lo embarazoso del tema de las dictaduras, porque yo le mencioné la de Primo de Rivera, como algo que parecía una fatalidad para Iberoamérica, nos habló acerca de su libro La Agonía del Cristianismo, que estaba en imprenta, próximo a salir al mercado. En la larga caminata, desde el sur del Jardín de Luxemburgo hasta el Museo del Louvre, Unamuno hablaba casi como en monólogo, hasta que le pregunté sobre el papel del clero en España: -El peligro en España no es el clero, sino el partido militar. Cuando nos acercábamos al Louvre, ya para terminar la entrevista, Germaine y yo habíamos recogido información suficiente para varios reportajes sobre su vida. Cuando nos despedimos lo vimos caminar con paso firme, un poco envejecido, pero portador de la dignidad del pueblo español, en una época menguada por la pérdida de las libertades públicas. Germaine y yo regresamos al hotel para otra despedida. Antes de subir a la habitación vimos juntos, desde el vestíbulo, por última vez, la Plaza de la Sorbona y una ola de estudiantes que pasaba frente a nosotros y bordeaban la estatua de Augusto Comte, con el entusiasmo expresado en los rostros de quienes caminan hacia el futuro. Germaine desapareció de mi lado. Cuando la busqué y no la encontré, caminé hacia mi habitación. Al abrir la puerta, Germaine apareció sobre la cama completamente desnuda. No hubo palabras. Contemplarla incitaba al amor. Abrió los brazos y las piernas. Una fuerza interior y penetrante nos arropó y la despedida se prolongó hasta el alba del día ineludible, cuando un coche tirado por dos caballos nos llevó hasta la estación del tren. Luego vendría el Puerto del Havre y otra vez el océano. -¡Escríbeme, cuéntame lo que ha pasado y pasa, durante este siglo, en Carohana! Fue la última frase que le oí a Germaine. -¡Sí! ¡Y espérame! Fue la última respuesta que le di. Para leer la toda la novela ingresa a la página Web juanpaezavila.net
+Crítica: “Viendo pasar el siglo” Autor: Juan Páez Ávila Editorial: Maltiempo 350 páginas Diversidad de motivos temáticos sueltos, aparentemente sin conexión alguna, podrían hacernos pensar que son inexistentes acá la coherencia y la unidad propias de toda novela. Hemos hecho una revisión de categorías del relato como el punto de vista del narrador, la actitud y caracterización de algunos personajes, el espacio en diferentes ámbitos, el tiempo, entre otros, a fin de solventar la dificultad planteada al inicio. Dos intrigas se entremezclan en esta historia. En una resaltan escenas y episodios de narcotráfico. La otra es una intriga amorosa. Todo matizado con referencias eruditas y acontecimientos de parte del siglo XX. Cada bloque narrativo presenta una acción relacionada a algún motivo temático. En el siguiente bloque el motivo es otro. En este sentido se observa falta de continuidad entre un bloque narrativo y el que le sigue. Sin embargo esto no constituye un defecto sino un valor que atañe al lector, quien hila la historia con el aporte de su creatividad. Es el lector cómplice del que habla Cortázar. Es un valor extraliterario. Inherente a la obra. Es generado por ella. Activa la creatividad y la inteligencia del lector, por lo que también es un valor literario. La novela cuenta que Juan Cecilio Manovuelta (JCM), un campesino de la región de Carohana, hace un viaje a Europa, visita varios países y en París conoce a una periodista llamada Germaine. Entre ellos surge un romance. Ambos se comprometen a escribirse, contarse historias de sus pueblos y a divulgarlas. El personaje principal o protagonista es JCM, quien va urdiendo la trama y haciendo avanzar la historia. Hemos hablado de dos intrigas. Cada una en su historia. En la del narcotráfico los personajes viven muy bien, con grandes comodidades, viajan frecuentemente de Carohana hacia Estados Unidos, gastan mucho dinero en el casino, todo con el producto de la venta de drogas; hasta tienen un banco. Son muy ambiciosos y materialistas. En espacio diferente se mueven los personajes de la otra intriga. Son personas trabajadoras, que escasamente tienen bienes, viven modestamente. Con objetivos de lucha social e ideales sustentan su existencia. Aspiran lograr el poder para hacer cambios radicales en la sociedad -caso de los guerrilleros e isa Montes. Los mueven preocupaciones de índole social y espiritual. Encontramos en esta novela dos formas o procesos de construcción del relato: la alternancia y la intercalación. La historia de los narcotraficantes se alterna con la de los ideales y la preocupación social. Ambas historias están insertas en la de mayor amplitud, la de JCM y Germaine. En esta última también están incluidas historias de personajes como, Isa Montes, Nubia, Omaira, Carmen Rafaela, el Mayor Carrillo, el aviador teniente Salvatierra, entre otros. Esto último es intercalación. Con mucha habilidad se efectúan transiciones de manera que el lector no percibe límites entre las historias, no los percibe porque el escritor no los ha establecido. Todo está bien disimulado. Con la multiplicidad de historias se enriquece el texto, adquiere mucha densidad y se hace muy complejo. Toda la novela está escrita en primera persona. El narrador es un yo protagonista que escribe algunas cartas. A Germaine ( ), a 61
Nubia (p.175), a Isa (págs.182,199). Ellas son narratarias. Germaine escribe a JC, entonces éste es narratario. Al inicio cuando JC regresa de París, le envía una primera carta a Germaine. A partir de este momento toda la narración es esa carta hasta el momento en que él hace el segundo viaje y ellos se encuentran en Cádiz (España). De vuelta a Carohana JC escribe nuevamente a Germaine. Desde entonces toda la narración está constituida por esta carta. Germaine no responde más. Estas cartas carecen de toda formalidad. No tienen fecha, ni despedida. Estos detalles se pierden en la nebulosidad del ámbito novelesco. Sus cartas quedan diluidas en la narración. El lector no percibe límites. A través de ellas se va desarrollando la trama. Es una novela epistolar, un género muy cultivado por grandes escritores. Podemos mencionar entre las más famosas: La nueva Eloísa (1761), J.J. Rousseau; Werther (1774), de Goethe; Las amistades peligrosas (1782), de Choderlos de Laclos; La incógnita (1889), de Pérez Galdós; Mrs Caldwell habla con su hijo (1953), de Camilo José Cela; El jardín de las dudas (1993), de Fernando Savater; La amigdalitis de Tarzán (1998), de Alfredo Bryce Echenique. Hay más. No necesariamente para que se le conceptualice dentro de este género, una novela debe constituir toda ella una epístola. Es suficiente que haya una carta o parte de la novela lo sea. Apreciamos algunas manifestaciones de metanarración. En una carta JC dice a Germaine que ellos podrían ser personajes de una gran novela, pero él no sabe cómo escribirla. No es un escritor. “Para serlo se necesitan tres condiciones fundamentales: preparación, técnica y medio ambiente.” (p.121) Una opinión resalta: “En cuanto a los poetas, yo no soy crítico literario, pero la poesía de Juan José Bracho… encendió el corazón de las mujeres de Carohana.” (p. 143) En otro pasaje Moroncito le da un cuento a JC para que lo lea y le dé su opinión. JC le expresa: “Me gusta el contenido social del cuento… Voy a enviárselo al Director del semanario “Fantoches”, en el que se publican cuentos con frecuencia y debe haber alguien que sepa de crítica literaria.” (p. 314) Acá se habla de algunos aspectos de la literatura. Al comienzo de este análisis hemos planteado una presunta falta de unidad y coherencia. En la revisión de las categorías del relato, mencionadas, apreciamos la presencia constante de una voz que va hilando y tramando. La obra se esparce en varias direcciones bajo el tutelaje de esa voz, es la del yo protagonista. Esta intrincada direccionalidad está llevada con mucha lógica y mucho tino en una relación de causa-efecto. He ahí erudición, buena información de la cultura y acontecimientos importantes del siglo XX, también reminiscencias de siglos anteriores, en un lenguaje predominantemente poético. En esta novela se cumple una misión del escritor, la de divulgar conocimientos, aspectos de la cultura, además de la intencionalidad del uso del lenguaje en función estética. El yo protagonista lo organiza todo y lo presenta. Por lo expuesto, en esta obra hay unidad y coherencia, características esenciales en una novela. El yo protagonista narra hechos de su propia vida (en la ficción). En él coinciden voz narrativa, narrador y personaje principal. Muchos personajes con protagonismo, multiplicidad de
pequeñas historias ligadas a una misma temática. Esos personajes se mueven como a cierta separación y altura en relación al narrador, como suspendidos en el espacio, como si estuvieran en un caleidoscopio. Aunque el narrador es un yo protagonista, la intrincada direccionalidad está dada por la concurrencia de los diferentes puntos de vista de la cantidad de personajes. Cada personaje es un narrador en un determinado momento. Podemos hablar en este universo novelesco de omnisciencia múltiple y selectiva o pluriperspectivismo. Autores que han trabajado con esta técnica: Henry James, William Faulkner, El sonido y la furia, (1929); Aldous Huxley, Contrapunto, (1928); Virginia Woolf; Las Olas, (1931); El cuarteto de Alejandría. (1957-1960), de Lawrence Durrell; La hojarasca (1955), de García Márquez, entre otros. Podemos calificar esta novela como caleidoscópica.
Con el punto de vista empleado, el relato adquiere un tono confesional que rápidamente incluye al lector en la ficción. Este tipo de narrador se convierte en el centro de lo narrado. Tiempo lineal, algunas veces retrospectivo (empleo de analepsis al hacer evocación). Acendrados sentimientos amoroso y religioso. Novela bien construida. Imbuida de la placidez del campo, de la ensoñación. Buen disfrute en su lectura. Profra. Daisy de Rosas
Falleció Günter Grass, autor de "El Tambor de Hojalata" y Premio Nobel 1999 Grass, con su característico bigote caído y sus hombros hace alusión el título. La versión cinematográfica de Voker anchos, desdeñó la tradición alemana de mantener una fría Schloendorff logró el Oscar en 1979. distancia intelectual, insistiendo en que la obligación de un escritor era estar en el primer plano del debate moral y "El gato y el ratón" (1961) y "Años de perro" (1963) también están ambientadas en Danzig en los años de la guerra y después, político. mientras que "Anestesia local" examina la oposición a la guerra de Berlín.- El premio Nobel de Literatura Günter Grass, autor de "El Vietnam y a la brecha generacional. tambor de hojalata", un relato épico sobre el nazismo, murió el Ganador del Nobel de Literatura en 1999, la Academia sueca lunes a los 87 años, dijeron el lunes los editores del autor alemán. describió una de sus últimas obras, una serie de ensayos llamados Grass, con su característico bigote caído y sus hombros anchos, "Mi siglo" (1999), como una muestra de su "buen ojo" con los desdeñó la tradición alemana de mantener una fría distancia "estusiasmos pasmosos". intelectual, insistiendo en que la obligación de un escritor era estar en el primer plano del debate moral y político. Para muchos, Grass fue la voz de una generación de alemanes que alcanzaron la mayoría de edad en la Segunda Guerra Mundial y cargaron con el peso de la culpa de sus padres por las atrocidades de los nazis. El independiente Consejo Cultural Alemán le calificó de "más que un escritor, un sismógrafo de la sociedad" y el novelista angloindio Salman Rushdie le llamó "un verdadero gigante, inspiración y amigo". Sin embargo, mantener oculto hasta el 2006 el hecho de que sirvió en el regimiento nazi Waffen-SS en su adolescencia le costó algo de su autoridad moral. Aunque alabado como innovador literario por su estilo realista mágico, Grass tendía sin embargo a usar plataformas públicas para difundir sus opiniones sobre temas como la energía nuclear y la histórica responsabilidad de los alemanes en lugar de a discernir sobre el arte de novelar. En ocasiones activista de izquierdas, fue una figura destacada en los esfuerzos de la Alemania occidental para mantener la puerta abierta a sus vecinos de la era comunista en el este durante la Guerra Fría. Aunque se opuso a la reunificación tras la caída del Muro de Berlín en 1989, y esperaba que una nueva generación de autores alemanes del este alimentaran sus obras de la "arrogancia occidental". Grass nació en la ciudad portuaria báltica de Danzic, en la actualidad la polaca Gdansk, en 1927 y buena parte de su obra de ficción ha transcurrido en esta ciudad. "El tambor de hojalata" causó sensación cuando se publicó en 1959, aunque fue condenada por algunos como obscena. El relato se cuenta a través de los ojos de Oskar Matzerath, un niño extraño y superdotado que decide dejar de crecer justo cuando surge el nazismo en los años 30, y toca incesantemente el tambor al que 63
Muere el escritor uruguayo Eduardo Galeano Galeano murió como consecuencia de un cáncer de pulmón, enfermedad que lo aquejaba desde hacía meses.
Montevideo.- El escritor uruguayo Eduardo Galeano, autor de causas de la izquierda que ha hurgado, a lo largo de su obra, en las "Las venas abiertas de América Latina", falleció este lunes a los 74 profundidades y los contrastes de América Latina. años en Montevideo, informaron a la AFP fuentes del sanatorio en Su obra más emblemática es el ensayo "Las venas abiertas de el que se encontraba internado. América Latina", en el que denunció en 1970 la opresión y Galeano, enfermo de cáncer de pulmón, estuvo internado por amargura del continente. Traducido a una veintena de idiomas, el varios días en el sanatorio Casmu de Montevido y falleció en la libro intenta -según palabras del propio Galeano- "explorar la historia para impulsar a hacerla". mañana de este Lunes. Eduardo Hughes Galeano, nacido el 3 de setiembre de 1940 fue un periodista, narrador y ensayista uruguayo comprometido con las
Muere el escritor y editor francés François Maspero Nacido en una familia de historiadores víctimas de la represión nazi, Maspero empezó en la literatura como librero aunque pronto fundó una editorial que llevaba su apellido.
EL UNIVERSAL A los cincuenta años cedió la editorial y, después de un accidente París.- François Maspero, escritor y traductor francés de moto y una tentativa de suicidio, decidió dedicarse a la escritura. especializado en autores hispanos como los españoles Arturo Entre sus obras hay novelas y relatos de viaje, como "La sonrisa Pérez Reverte, Carlos Ruiz Zafón o el colombiano Álvaro Mutis, murió este sábado en su casa de París a los 83 años, confirmó hoy del gato" o "Balkans-Transit”. su editorial, Le Seuil. Durante sus últimos años se dedicó a la traducción de autores Su cuerpo fue encontrado al día siguiente de su muerte en la hispanos, entre los que también figuraban Fernando Savater y bañera de su domicilio, según indicaron sus allegados a medios Eduardo Mendoza. locales. Una de sus últimas apariciones públicas fue a finales de marzo, Nacido en una familia de historiadores víctimas de la represión con ocasión de la presentación del documental del que es nazi, Maspero empezó en la literatura como librero aunque pronto protagonista: "François Maspero: Los caminos de la libertad". fundó una editorial que llevaba su apellido. Durante los años 60 y 70, su establecimiento se convirtió en uno de los lugares clave de la cultura contestataria de la capital francesa gracias a la publicación de obras sobre la guerra de Argelia y el neocolonialismo. Abiertamente de izquierdas, algunas de sus publicaciones fueron prohibidas y le costaron varias denuncias, multas y hasta la supresión de sus derechos cívicos. 65