Carohanarevista

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Revis ta Cultural

CAROHANA C AROHAN A

Monumento al Sol. Obra de Carlos Cruz Diez Barquisimeto, edo. Lara / Venezuela


Revis ta Cultural

EDITORIAL

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Literatura que ata al pasado. Teódulo López Melén dez

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.

Cátedra libre

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Nimieda des Pala bras de Polibio. Guillermo Morón

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te Lentamen rtando... fui despe José Pulido

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Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL).

o de Mon

tejo. Julio Bolívar

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Literatura venezola na. Leonard oA responde zparren a Luis Brit o García .

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Hombres de Petróle o o la búsqued a de El D orado. Reinaldo Chaviel

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¨Bibliotec Editado a del Soneto¨ p Cervante or la Biblioteca Academ s y la Real ia. Ramón García González

Instituto Pedagógico “Luis Beltrán Prieto Figueroa”. Cátedra libre literaria: Juan Páez Ávila

Un Prólog

DIRECTOR Juan Páez Ávila

REVISTA CULTURAL

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JEFE DE REDACCIÓN

Wilfredo Páez Gallardo Julio Bolívar Fausto Izcaray Jorge Euclídes Ramírez Rafael Montes de Oca Martínez

EDITORIAL

José Pulido

Gorquin Camacaro

DISEÑO Andreina Rincón Barquisimeto, Venezuela Todos los Derechos. Copyrigth c Septiembre año 2014

GRÁFICO

DIRECTOR DE ADMINISTRACIÓN

s.

Rafael Cadenas

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Reinaldo Chaviel

CONSEJO

Las Pace

22 AGOSTO.

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Sinopsis d e la nove la Ciber Presidente . Alberto Castillo Vicci

Entrevista a Jorge Luis Borges.

Mis Mujeres. Gorquin Camacaro

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Viaje a la In

certidumb re. Daisy de Rosas

CONT


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AGOSTO Jorge Euclides Ramírez

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última erte de la Vida y Mu n. Generació Héctor Saldivia Seijas

rquez en García Má Carora. Luis Cortés Riera

ra os en la ob Los Arquetip . a d n La Otra Ba Mireya Grau

ulo

o con Róm

Sabaneand Gallegos.

Cultura ión entre La Relac Política. Carlos Fuentes

Relectura s, e un café re xposiciones y c años de C uerdan los 100 ortázar.

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Nueva D e visita de lhi recuerda la Cortázar a la India .

31 32

y

Lloraron. los Dioses nel Alessandra Coro

ESCRIBIR. Amanda M. Victoria

s Llosa. Mario Varga Enrique Meléndez

Dossier. JULIO CORTÁZAR

Cortázar.

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Leandro Area

. Un Disparo xan Ale der Cambero

El Día que

Cortázar por

Los 5 Rincones de Julio Cortázar.

El Mundo Recu er Cortázar. Cent da a enario.

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A 50 años de su publicación, se refiere a Rayuela

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Cortázar o el Cronopio Poeta. Reinaldo Chaviel

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Todos Somos

Cortázar.

Julio César Blanco Ros ito

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Julio Centenario de rseguidor Cortázar. El Pe del Juego.

ENIDO

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Diario para un sobre Cortá a nota zar Julio Bolívar

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La República de Guarimure.

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Entrevista a Luis José Oropeza. Enrique Meléndez

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Entrevista Ávila: M a Juan Páez ili literatura tante de la . Petrusvka Simne.

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EDITORIAL

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a Revista tiene como finalidad ser un medio de comunicación de la cultura larense, nacional e internacional, para hacer llegar a nuestros lectores diversas visiones que el ser humano de nuestro tiempo, tiene sobre las manifestaciones del pensamiento humanístico, científico y tecnológico, de cuyos cambios vertiginosos que se producen frecuentemente, nosotros somos testigos de excepción. La Universidad Pedagógica, por sus altas funciones vinculadas al conocimiento, tendrá un espacio para que sus profesores y estudiantes expresen sus inquietudes y resultados de sus investigaciones en las áreas en que imparten sus asignaturas. La revista promovida por la Cátedra Literaria Libre ¨Juan Páez Ávila¨ reflejará el pensamiento universal que caracteriza a la Universidad Pedagógica, Autónoma y Democrática, por lo que hará propios el pluralismo y la inclusión de ideas y enfoques diversos del quehacer cultural. Una revista cultural digital, que posteriormente podría editarse impresa, tiene plena justificación en una ciudad universitaria como Barquisimeto, en la que las casas de estudios de educación superior públicas y privadas impulsan el progreso profesional e intelectual de más de un centenar de miles de jóvenes estudiantes, de múltiples carreras humanísticas, científicas y tecnológicas, que representan un segmento substancial del futuro de nuestro país. La Revista Carohana aspira contribuir al ascenso de la juventud hacia la consolidación de una cultura universal.

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CÁTEDRA LIBRE


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átedra libre

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n el mes de mayo, de este año 2014, se celebró la creación de la Cátedra Libre Literaria Juan Páez Ávila, de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL), en Barquisimeto, estado Lara. Juan Páez Ávila se enteró de la creación de esta Catedra Literaria, como él mismo lo afirma, por tres llamadas: una del director- decano de la Universidad, Nelson Silva, otra de su sobrino, Wilfredo Páez Gallardo, profesor de la misma universidad y una tercera de la profesora Morelia Muñoz, coordinadora de dicha Cátedra. La Cátedra está adscrita al Vicerrectorado de Extensión y está dirigida por un Comité Coordinador, integrado por varios profesores de la Universidad, que coordina la profesora Morelia Muñoz. Según palabras del Director Decano, Nelson Silva, el objetivo fundamental, y la razón de la creación de la Catedra, es el estudio y análisis de la obra del escritor Páez Ávila, aunque señala Páez Ávila que sostuvo conversaciones con Nelson Silva y el Comité Coordinador y acordaron estudiar la obra de varios escritores larenses y venezolanos en general, sin descartar la posibilidad de invitados del exterior. La Cátedra es una invitación para crear un espacio para el encuentro, la discusión y creación del pensamiento sin la rigidez de las aulas de clases, promoviendo la formación y la investigación universitaria, aunadas al placer de descubrir y crear apoyados en la obra literaria del narrador larense Juan Páez Ávila¨. También busca estimular en los estudiantes de cualquier nivel y carrera la necesidad de la lectura y escritura

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especializada como fuente inagotable para la construcción del ciudadano crítico, autoreflexivo y participativo. Además organiza charlas, foros, conferencias y eventos que faciliten el intercambio de ideas y promuevan el contacto con escritores y artistas a nivel nacional e internacional. Los encargados de este proyecto son los profesores: Miriam Morelia Muñoz, Wilfredo Páez Gallardo, Reinaldo Chaviel, Gorquin Camacaro, Carmen Mayela Évora, Juan Caros Araque, Alonso Pérez y David Vargas.


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JOSÉ PULIDO

LENTAMENTE FUÍ DESPERTANTO

Casas de Campo, Carora, edo. Lara / Venezuela.

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orilla luminosa. Sus arrugas lo adornan talladas en pardillo y las manchas de la vejez se esparcen como sombras marinas, archipiélago de la cara. De niño tenía unos ojos distantes y melancólicos. Su mirada mantiene tal costumbre. Él ha contado de mil formas a sus amigos lo que ocurrió aquella noche cuando apenas tenía dos años de edad, porque desde esa vez quedó asombrado permanentemente y las imágenes de algo tan viejo y lejano se mantienen frescas y cercanas. Ahora quiere saborear un chocolate caliente y susurra pidiéndolo sin precisar a quién se lo pide. Otra vez habla de la persistente noche. De repente deja la infancia en un limbo y se queda pensando en su esposa. Aquella dulzura fue un barco que lo transportó a las regiones más serenas. En su presencia todo fluía. Representaba una calidez sin necesidad de argumentos. El amor es un alimento interior. “Ya no quiero chocolate. Ese era el chocolate que me provocaba.”). La primera vez que me sacaron del cuarto de mis padres fue también la primera vez que conocí el mundo. No había suelo: sólo existía vegetación, flores y montañas. Hubo un instante en que vi a todos los animales iluminados. El sol los estaba pastoreando por encima de las montañas. Sí, cómo no: siempre mencioné a los animales. Juguetes visuales.

a luz es rápida y los conejos también. La luz surca los ojos en el mismo instante que se ha ido. Los conejos huyen de sí mismos creyendo que son perros. La luz y los conejos son un celaje. En cambio yo me despertaba lentamente. Tenía el sueño pesado porque de niño las imágenes son como el caos espeso donde Dios dijo hágase la luz. Y aquí entre nos, también es posible que, en aquella época de noches oceánicas, fuera propio de mi pesadez leviatánica quedarse varada en el soñar. Me gustaba ser piedra sin intuirlo. Pero el asunto fundamental es que me despertaba lentamente. Sé que me movía por cuotas: primero los dedos de los pies, después los dedos de las manos y luego algo sinuoso usaba mi barriga como sendero. Bostezaba, me reía, salivaba. Hasta que abría los ojos y comenzaba a detallar las cosas que me rodeaban y cuyo nombre ignoraba con excepción de mamá, papá, cuna, tetero, chupón y agua. A veces en casa le decían succhietto al chupón. Eso significa que sólo cuando tuve la cabeza argumentada de nombres fue que pude darle forma definitiva al despertar. Probablemente bajo esa influencia escribí mucho después un verso que dice: “Lentamente fui despertando en una luz de conejos”. (Vicente está ahí, murmurando entre la penumbra y una 07


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Ternuras de uno: “Alrededor ascendían los girasoles/ y detrás de los árboles rojos anidaban las serpientes. /¿Había una cigarra cantando en la penumbra de mis ojos? /Los ramajes de la tarde caían sobre los caballos/ y una llanura tendía una luz amarilla para las casas de palma. /Había una comarca de nubes donde dormían los tigres”. Muchas veces comenté que recordaba lo que había visto y lo que había sentido cuando era un ser humano de dos años de edad. ¿Cómo es posible? exclamaban los interlocutores y resultaba muy complicado exhumar pruebas contundentes. Tampoco es tarea fácil contar un sueño de manera fidedigna. En el alma se guardan los primeros recuerdos. Eso dicen los que no saben nadita de nada. O sea usted, yo, la procesión. Pero también es cierto que la sensación de recordar la vivencia más antigua y lejana, revolotea en el cerebro donde se hospeda la mente. Uno también cree que recuerda con el pecho, donde madura la fruta palpitante y hay un pájaro carpintero buscándola. Los ojos ven y se enciende la claridad recordatoria. Los oídos registran el timbre, el canto, el sonido y chisporrotea la memoria. (Traten de no pensar en la sartén porque detrás de los aliños hay una abuela). Pasa igual con los sabores y los olores. Los recuerdos son verdolaga anímica, son como la hierba implacable: se sabe dónde crecen o se conserva esa impresión. Y cada terreno de crecimiento está muy bien ubicado, menos el del alma. ¿Ya se los dije? el sitio donde está ubicada el alma no se puede encontrar. Es factible que sea el cuerpo entero, de los pies a la cabeza. Aunque el alma es de cualquier tamaño y eso indica que su lugar incluye

todo lo que está medido y lo que jamás se ha recorrido ni visitado. El terreno residencial del alma es el mismo espacio en cuyos senderos pastan el unicornio, los sueños y las esperanzas. (Él sabe que está siendo observado pero no puede ubicar al observador. Los hombres que nunca dejaron de ser niños no se despegan fácilmente de la vida. Ello se debe, sustancialmente, a que todo les parece digno de ser vivido. Es un niño muy viejo. En su mente se repite un viaje de ida y vuelta, disfruta una y otra vez la visión de los barcos, de las islas, del mar enjoyado por los resplandores. La selva es su reposo, su punto de partida y de llegada. Será difícil llevárselo sin que se marchite aquel monte). He ahí la resurrección de los sentidos. Cada vez que uno nace aparecen de súbito. Puede decirse que uno huele, escucha, saborea y se transporta con el alma. Por eso fue que a los dos años de edad sentí el fragante asunto del jabón de tocador que envolvía a la niñera italiana, grabé su cara florentina, percibí la noche de afuera, oscuridad selvática, enmontada, silbidos de yagrumos, árboles de caucho, ceibas, helechos, arañas y lagartos; orquídeas y guacamayas durmiendo juntas; grandes aves soñando. Su primer poema lo escribió sin escribirlo y sin saber que lo escribía. Él podía pararse en la cuna con mucha energía y seguramente se saldría muy pronto, en unos meses, porque ya conocía los secretos del impulso acrobático, pero ella, la niñera italiana, le decía “no se pare, es muy de noche, no bote el succhietto, no bote el succhietto: siga ahí con su mamila”. Él se la quitaba y se la ponía. El chupón era sólo un pretexto: trataba de pensar, buscaba el pensamiento para preguntarle. De noche la selva es una boca infinita que se traga todos los sustos.

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Caracas, vista al Ávila / Venezuela.

Aunque la niñera siseaba intentando apaciguarlo y le solicitaba que cerrara los ojos otra vez y se dejara llevar por el sueño, el niño Vicente escuchaba y trataba de adivinar lo que estaba ocurriendo en la parte de afuera de la casa. Gritos ay Dios virgen santísima, quejidos y gemidos, ayyy, ayyy, uuuuhh uuuhhh, las voces entretejidas con miedos y angustias eran una cortina donde también ponían sus hilos las ranas, los grillos, las maderas crujiendo. No se entendía nada. Nadie decía mama, papá, latte, agua, acqua, leche, cosas fáciles. Algo estaba ocurriendo y él sólo podía intuir la ignorancia. Era imposible darle forma a los escenarios de la nocturnidad. Podría parecer increíble pero muchos años después, siendo ya un anciano, Vicente contó aquello que había percibido a los dos años de edad. La verdad es que recordaba cada segundo de esa noche. Estaba dormido en el cuarto de sus padres y de repente abrió los ojos ante los gritos que cruzaban la oscuridad y la rasgaban como un tafetán. “En mi aposento ardía una lámpara de aceite al pie de un Crucifijo ensangrentado”. Sí: escribí ese verso para dibujar la casa de mi infancia. Quise retener aquella habitación que era como un segundo vientre. Yo no sé cómo escribí mi primer poema, tampoco lo he escrito. Mi primer sueño fue cuando tenía algo así como dos años, estaba todavía dormido en el cuarto de mis padres. Detrás de la cuna había un pequeño altar con imágenes de santos y un vaso de aceite de corcho, y una pequeña vela encendida que iluminaba todas las imágenes. Desperté una madrugada, no vi ni a mi padre ni a mi madre, sino que escuché unos gritos en mi casa de Canoabo, que es un pueblo que está en medio de la selva. Esto se lo he contado a todos mis amigos. Y lo han escrito y lo han publicado. Desde los diez años de edad hasta que cumplió los dieciséis estuvo viviendo y estudiando en Italia. Primero fue a la escuela primaria en Cámpora y conoció la nieve, cuya blancura mostraba huellas de lobo y el viento aullaba. Cuando tenía catorce años de edad y estudiaba bachillerato en Florencia, se sintió ajeno a sí mismo y definitivamente avergonzado porque se detuvo disimuladamente para mirar de cerca a una dama que observaba el río Arno desde el Ponte Vecchio. No era una turista pero actuaba como si fuera la primera vez que presenciaba aquel paisaje tan antiguo. Él 09

andaba en lo suyo, estudiando la Divina Comedia y las costumbres italianas habían amansado bastante las necesidades de oler y pasear por su tierra natal, por aquellas imágenes de humedad florecida. Tuvo un sobresalto mezclado con presentimiento, porque la mujer madura y bella le activó gestos de primeros planos que podría haber soñado. Pero le pareció conocida, aquella cara de retrato, aquella inocencia antipática. Inmiscuida y ajena. Sus ojos la miraron y le dijeron que en el pasado habían recorrido esos rasgos. Pero sus ojos se equivocaban hasta en Florencia, donde una mañana visualizó el horizonte de Canoabo al girar en una esquina donde se terminaba el mundo. Quizás temblaba un poco la mujer ante la brisa fría que le lanzaba el río. Él se recostó del puente y al levantar el libro para emboscarse y escrutarla leyó casi hablándolo: “Hacia lo alto miré, y vi que su cima/ ya vestían los rayos del planeta/ que lleva recto por cualquier camino. /Entonces se calmó aquel miedo un poco, / que en el lago del alma había entrado/ la noche que pasé con tanta angustia”. Ella contemplaba con evidente nostalgia algo que se reflejaba en el río. Quizás una nube fugándose envuelta en el atardecer violeta. La mujer volvió su cuerpo y su rostro hacia los transeúntes del puente y durante unos segundos le clavó los ojos negrísimos como unas banderillas. Aquella boca, Dios mío. Abrió la boca como si fuera a expresar un mandato lógico, un retorno a la coherencia. Aquellos ojos eran inconfundibles, Vicente estaba seguro de que los había tenido cerca en otra época, pero como su imaginación era tan salvaje, barroca, desatada, tropical y libérrima, caminó con prisa para alejarse de allí, porque temía causar alguna molestia si le dirigiera la palabra a una dama que tal vez se hallaba esperando a su caballero. Esos ojos de azabache, esos ojos de clavos de especia, esos ojos sonsacadores pero mandones. Tiempo después recalcó que aquellos ojos le recordaban a la muchacha italiana que trabajaba con


sus padres en Canoabo. Su noción de ella desapareció el día que el sol comenzó a oscurecerse. Eso fue como a las tres de la tarde. Nadie tenía idea de lo que estaba ocurriendo. Una nube rojiza se acercaba y tapaba el sol. ¿Y si se apaga? Decían algunos. Y cuando finalmente todo se oscureció, comenzaron a caer langostas por todas partes, se metieron en los cuartos, en las mangas de su camisa; las langostas apagaron la lámpara de aceite que iluminaba a Cristo en el cuarto de sus padres. Él se escondió debajo de la mesa del comedor. Tenía tres años y medio de edad. Las langostas comenzaron a comerse el jardín de su madre, las matas de guayaba, las hojas que encontraban a su paso. Las langostas caían y las gallinas se asustaban y pegaban carreras locas de un lado para el otro, aunque a veces picoteaban nerviosas a uno de esos bichos endiablados; y los perros, los gatos, las iguanas, los pájaros, se asustaban también. Ella, la empleada italiana, lloraba de terror y se cubría la cara, aunque le parece que ha soñado eso, que ella no estaba ya en casa ese día, y no había existido como habitante en ningún otro. Se asustaban su mamá y su papá y toda la gente que vivía por esos lados no podía creer aquello que jamás había ocurrido antes. Las langostas caían en los vasos, en las ollas, en los patios, en los techos, en los pozos, en los zapatos, en los bolsillos. Y ya siendo un hombre maduro, se preguntaba cada vez que podía ¿qué clase de langostas comía Juan el Bautista? Dicen que se alimentaba con langostas y miel, pero no sabía si se trataba de las langostas que se pescan en el mar y que son una divinidad o se referían a esas langostas que un día son bucólicos saltamontes y de repente se convierten en una lluvia de insectos malévolos. Todos los seres humanos se encerraron esperando que pasara aquella plaga infernal. Al día siguiente, no quedaba una sola hoja en ningún árbol; ni una sola flor en el jardín de su madre y en los montes deshojados. Se habían comido todos los montes, las matas, los campos, las montañas. Y algunas langostas quedaban tiradas en los patios y los caminos, temblando y muriendo de tanta comilona. Bueno: en el Ponte Vecchio hubo un momento en que deseó hablar de ese recuerdo o de los otros que tenía guardados. Porque aquella mujer le infundía nostalgia. Pero decidió alejarse. Y nunca dejó de creer que ella intentó llamarlo o lo llamó. Pero él caminó y caminó hasta que se distanció prudentemente del río Arno. Vicente suspira y se queda en silencio mental. Canoabo. Ese nombre le gusta tanto. Como le gustaban los chocolates y el dulce de lechosa cuando era un niño. Hay una presencia por estos lados, en esta hora de

remembranzas íntimas. ¿Eres tú? Vicente se aferra a la baranda del balcón tratando de ver más allá de la noche caraqueña. ¿Cómo arrancarlo para llevárselo? Es como despegar ostras de un barco hundido. Aunque sus palabras no se van. Desde aquí se le nota el semblante encendido por ese recuerdo y el bigote blanco es como aquel que hacía reír a su niñera cuando comenzó a tomar leche directamente desde un vaso. “Vince tiene un baffo di latte, un bigotito de leche”. Esa vez yo grité mucho y hubo una persona que estaba en mi casa, ella era una empleada italiana, me dijo: -No sigas gritando porque tu papá está matando una culebra-. Ya había visto una gran culebra brillosa escapando hacia los bambúes aunque nadie la perseguía y de alguna manera sabía que las culebras no chillan ni gritan, aunque en la posterioridad de la escuela le informaron la existencia de serpientes capaces de ladrar como conejos, porque hay unos conejos que ladran como perros y resulta que las serpientes cazadoras imitan a su presa que también imita a sus verdugos. -No sigas gritando porque tu papá está matando una culebradijo la muchacha italiana. Mi padre no estaba matando una culebra, lo que sucedía esa noche era que estaba naciendo mi primera hermana llamada Ketty, así me lo contaron después. Yo no sabía quién era Ketty. Yo estaba solo en la casa. Eso que recién ha dicho es todo en verdad. Pero durante mucho tiempo no lo supo. Está intuyendo. En este momento tiene la certeza de que ahora será un viajero exonerado de puertos. No tendrá que llegar a ninguna parte y tampoco será obligante repetir la partida. Sería bueno, eso sí, borrar de su mente la duda, porque en verdad creyó escuchar que una voz tierna y temerosa dijo a sus espaldas, allá en el Ponte Vecchio: “¿Eres tú, Vicente?”.

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La literatura que se ata al pasado L

a cultura, tal como la hemos venido entendiendo, es una línea continua de los hechos humanos con marcas puntuales que han definido etapas más o menos largas y que hemos aceptado como tales consensuadamente. No hemos mirado fragmentos sino una línea unificadora y con sentido. Es lo que generalmente se ha denominado la visión humanística del tiempo. No estamos negando, sin embargo, que la concepción misma del tiempo tiene su propia historia, si la palabra es pertinente. Mircea Eliade nos lleva hacia las tradiciones y las religiones antiguas con un tiempo circular marcado por las cosechas, por los solsticios, por el movimiento de algunos otros astros, por festividades religiosas o por hechos que habían marcado su propia cultura. Los griegos reflexionaron sobre la idea de eternidad y sobre el tiempo como la manifestación de una realidad de gradualidad con preeminencia del espíritu sobre el cuerpo, aunque Aristóteles hable de instantes y se permanezca en el dilema si es un ser o un no-ser. Sobre la practicidad romana se impuso el cristianismo adoptando sí el tiempo como movimiento, pero agregando que todo movimiento tiene un final lo que conllevaba necesariamente el fin del mundo. De esta manera el tiempo dejó de ser circular y se convirtió en la línea recta en cuyo final está la eternidad. Con la aparición del reloj en el siglo XIV y el desarrollo de la mecánica el tiempo se convierte en un valor matemático, esto es, algo absoluto y medible. Luego Kant afirma que no tiene realidad fuera de nuestra mente y la mayoría de los pensadores conciben el concepto de historia y en él el tiempo como una expresión colectiva que atesora las vivencias humanas y sus logros. Toynbee se centra en la historia como cíclica, lo que nos lleva a la idea del eterno retorno plasmado en Eliade. Heidegger define al hombre como

Teódulo López Meléndez

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un ser para la muerte y Einstein introduce el concepto de espacio-tiempo. Al convertir el tiempo en una magnitud relativa según quien y bajo cual circunstancia se mida, muere la concepción del tiempo como un algo absoluto lo que hace que la duración de un proceso dependa del lugar donde esté situado el observador y de su estado de movimiento. Stephen Hawking nos relata todas las concepciones del universo hasta marcar un hito en el siglo XX, uno antes del cual nadie se pudiese haber planteado que el universo se expandía o contraía. En el siglo XX irrumpen las vanguardias según las cuales el tiempo se reduce al futuro y ocasión en que se cuestiona la cultura literaria como primacía en el repertorio cultural. Ese cuestionamiento es actual, ya lo hemos señalado en textos anteriores, aunque no proviene de iluminados escritores previendo el insurgir de la máquina, sino tal vez de ella misma, y no es otra que la comunicación digital, una que modifica el concepto de tiempo y hace intrascendente la ubicación del usuario. De manera que la expresión literaria deja de ser el vehículo primordial ante la avalancha de un ciberespacio donde se combinan todas las formas de expresión y donde cada usuario que accede a la red combina y recombina en la formación de hipertextos. Es pues el concepto mismo de continuidad cultural el que se enfrenta a la ruptura en este siglo XXI, uno que ha sido fundamento de la literatura y que le otorgaba legitimidad como centro del discurso cultural y poder para el establecimiento de validez amplia. Se plantea así también una revisión del 11


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concepto mismo de historia y una interrogante necesaria sobre el futuro de la palabra escrita. La literatura abandona su asiento tal como la hemos conocido en occidente. Su integración con otros medios y su lectura por otros medios la hace también escribirse por otros medios. Como hemos dicho se impone una cultura científica que es obvio carece de discursividad. El futuro pasa a ser el nuevo campo de la literatura. Cuando hablo de futuro lo que me pregunto es si los temas del espacio-tiempo están colocando a la literatura en el campo de la cosmología filosófica, uno donde se vería la luz deformada del inicio, esto es, la literatura podría buscar el futuro encontrando una autogeneración inicial. De esta manera resucitaría bajo la norma de que la vida es una continua repetición, pero que la palabra se organiza sólo una vez en relación con el tiempo con lo que determinaría su originalidad. Esa información es un momento que podríamos definir como una ahora inexistente. El manejo de las dimensiones inalterables podría conducirnos a hablar de un eternalismo cuyo orden sería irrelevante. El tiempo de la literatura pasa a ser así el futuro lo que implica la ruptura de los tiempos que también significa olvidarse de ellos y disolverse. Es obvio que la literatura ha estado siempre ligada, de una manera u otra, a la cosmología, sólo que ahora cuando asistimos a su aparente muerte, en realidad lo que está es reafirmándose en la disolución. Desde el momento en que se planteó la creación de una teoría general del conocimiento se ha estado creando una epistemología antropológica y social para observar el comportamiento caótico de un sistema complejo para lo cual es menester recurrir a un análisis del discurso. No ha sido un descubrimiento, pues todo hecho social se halla asociado al lenguaje y si existe alguna estructura compleja de pensamiento es la poética, como lenguaje del pensamiento. La poesía conceptualiza su intención de significar y es quizás el mejor paradigma de la transcomplejidad. La transdisciplinariedad implica una visión del mundo que puede provenir de formas diversas e incluso albergar nociones contrapuestas. En el lenguaje del análisis se entremezclan desde la teoría del caos hasta la sociología del conocimiento científico, de manera que en la palabra de un pensamiento complejo es ella el problema a enfrentar como un asunto multidimensional. El mundo que asoma no puede ser enfrentado con simplismos y menos con paradigmas anticuados. Si algo comienza y avanza lo que sabemos de él es necesariamente incompleto y toda respuesta, por ende, es inacabada. Todo proceso implica por definición movimiento permanente. La noción de exactitud no existe. Estamos en un mundo de incertidumbre y la única manera de abordarlo es desde las probabilidades y esta conclusión no excluye a lo que en el pasado fueron llamadas ciencias exactas, porque las ciencias en cuanto modo de conocer han sido superadas por lo que ha sido llamado un nuevo paradigma epistémico.

Veamos el ángulo de la explicación. La tecnología nos ha alterado. Estamos articulados, ya somos híbridos con constantes presencias posthumanas, con modificación sustancial de los flujos de sentido. La tecnología nos ha sembrado en la ausencia. En las redes sociales percibimos el vacío de las subjetividades o una multiplicidad de subjetividades extrañas. No se puede escribir de la misma manera. El inexistente futuro no existe, dado que parecemos en un eterno presente, pero la literatura debe hacerlo. No estamos frente a un juego de paradojas, lo que estamos es ante un revolcón de eso que hemos definido como cultura. En otras palabras, el discurso convencional cae, entre otras razones, porque parece difícil discernir un sentido en estos momentos de interregno en la organización humana. La literatura está cuestionada como primacía cultural, ha pasado a ser apenas un modo más entre los múltiples de la comunicación, al igual que ha dejado de ser el continuun al resquebrajarse sus vínculos con la temporalidad. Estamos, hay que admitirlo, ante un cuestionamiento muy serio de la literatura lo que obliga a plantearse su destino en un contexto epistémico por la consecuencial pérdida de su jerarquía. En este mundo profundamente dominado por la técnica se tiende a superar el pasado, mientras la literatura sigue amarrada a él. Sólo la ruptura que la lleve a moverse en la velocidad de lo actual puede mantenerla, una que le permita reconstruir anticipadamente. La tecnología ha alterado las formas identitarias, pareciera posible la construcción sin agendas del pasado, en un presente que tiende a hacerse perpetuo, uno representado por la ausencia. La forma de mirar las relaciones entre el hombre y la realidad es lo que nos debe conducir hacia una revalorización de lo humano sobre una razón mecanizada. Son tales los procesos y subprocesos en lo social, en lo político y en el conocimiento que podrían ser definidos como metaprocesos o metafenómenos a enfrentar con una visión de pensamiento complejo y con transdicisciplinariedad. Como nunca vivimos en el simulacro, de lo que quizás sea definible como una ilusión de lo humano. Es la era de la inconclusión y sobre ella debe escribirse, también porque desconocemos el destino del cosmos, uno de inconclusión.

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NIMIEDADES PALABRAS DE POLIBIO

El Libro I de Historias comienza con las famosas páginas, cuatro parágrafos, con el título de Elogio de la historia como ciencia. Así, pues, eso de “historiador científico y profesional” no es una invención de quienes pedantean en estos días con sus aportes locales. Toda Historia de cualquier pueblo, cultura, civilización, está escrita por un historiador, cuyo trabajo ya fue apropiadamente considerado por quienes la crearon, los griegos, de cuya cultura y civilización surgió la cultura y civilización europea y su prolongación americana, en el Norte, en el Centro y en el Sur. “…para los hombres no existe enseñanza más clara que el conocimiento de los hechos pretéritos”. Y también, contundentemente: “…del aprendizaje de la historia resultan la formación y la preparación para una actividad política”. Se trata, por supuesto, de leer, estudiar, la Historia del país que se intente gobernar, digamos en Venezuela a Oviedo y Baños, a Rafael María Baralt, los doce tomos de González Guinán que leyó Rómulo Betancourt, y algunos más, para que el gobernante conozca al pueblo que va a gobernar. También son palabras de Polibio estas, ya en el Libro VIII: “También Pelópidas de Tebas se apercibía de la locura del tirano Alejandro; sabía muy bien que cualquier tirano considera que sus enemigos más pésimos son los caudillos de la libertad”. Así, pues, desde los antecesores de Polibio (210-127 a.C.), confirmado por ese gran historiador griego, cualquier tirano sabe que “Los caudillos de la libertad” están activos, al acecho, en busca de la libertad llamada democracia. Guillermo Morón Caracas, 8 de agosto de 2012

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Julio Bolívar

UN PRÓLOGO DE MONTEJO

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sualmente ocurre que un poeta escribe sobre otro poeta por sus afinidades temáticas o entonaciones parecidas. Música de fondo con distintas composiciones y arreglos nuevos. Puede que en el otro reconozca algo de su diversa paternidad. Sus influencias. Sin angustias ni reclamos. Sin desprecio ni borradura. Leo el prólogo que escribió Eugenio Montejo a una selección de poemas de Vicente Gerbasi para la prestigiosa y límpida editorial española Pre-textos. Montejo nos ayuda a ver, en este texto, como Gerbasi fue lentamente recogiendo la sobreabundancia expresiva, su abigarramiento romántico y logra un acento personal que lo hará único e influyente. La sencillez y el efecto que logra Gerbasi lo convierten en uno de los padres de la poesía venezolana de casi todo el siglo XX. Detectar las influencias en el poeta de Canoabo es el aporte de Montejo en este prologo, las influencias castellanas, las formas iniciales y sin embargo mantener a lo largo de su obra una unidad, puede ser el logro de Gerbasi, mostrado por Montejo cuando comparte la cita de Casiano Ricardo que en poesía siempre “lo afectivo es lo efectivo”. El trópico tiene la fuerza indeleble de las imágenes que nos define como seres de un lugar y una luz. Gerbasi logra, como afirma Montejo mirar este paisaje como si volara sobre él. La búsqueda mítica del paisaje, la fluidez con que lo nombra y la melancolía que lo baña conectan a Montejo con el lenguaje sencillo de gerbasi. En el juicio de Montejo el poeta de Canoabo “regresa una y otra vez a los mismos motivos, tratando de enriquecerlos desde ángulos inéditos”. Pareciera un plan discreto y elegante el que plantea la poesía de Gerbasi; el poeta no cierra la experiencia vivida ni sus imágenes, al “contrario, de modo reiterado tiende a centrarse en sus iniciales visiones… en un juego polimórfico que busca poner en relación a cada instante las distintas voces de sus poemas”. Describir aguzadamente el proceso de crecimiento 14

del poeta ya ido, hacen de Montejo un observador con potencias silenciosas sobre la poesía y sus poetas. No es un impresionista que sólo describe, sus juicios críticos, previamente han estudiado lo escrito antes sobre Vicente Gerbasi, desde sus orígenes en el Grupo Viernes, cuando en su forma buscaba sus antecesores en la lengua castellana de fray Luis de León y San Juan de la cruz, hasta sus grandes poemas modernos “sin abjurar” de sus poemas anteriores, creando un ámbito mítico de la melancolía. Montejo descubre en la obra de Gerbasi lo que el llama una “alianza entre magia verbal y la inocencia” frente al racionalismo. Un poeta siempre deslumbrado ante el mundo. Prólogo que se pasea generosamente sobre las variaciones y miradas de un poeta sobre sus propios poemas, texto que retrata la necesidad expresiva de un antecesor del propio Montejo y, tal vez, de muchos poetas antecesores y predecesores de la contemporaneidad en la literatura venezolana. Este 5 de junio pasado se cumplieron 6 años de la muerte del poeta de Terredad. Agrademos este prólogo y esta selección de poemas sobre unos de los poetas tutelares de la poesía en español, uno de los más influyentes.


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Leonardo Azparren le responde a Luis Brito García

LA CULTURA VENEZOLANA

Don José Antonio Hormigón Director Estimado director: Hace algunos días recibí el Nª 150 de la prestigiosa revista que usted dirige, a la que le presto mucha atención por su altísimo nivel intelectual. También sigo con atención sus publicaciones, algunas de las cuales he adquirido. Este último número me interesó por contener una sección sobre la incorporación de José Luis Gómez a la Real Academia Española. Cuál no sería mi sorpresa al encontrar en la sección de las editoriales un texto de Luis Britto García titulado“Chávez y la cultura”, que merece y necesita una réplica. Luis Britto, a quien conozco desde hace décadas por compartir intereses comunes, principalmente el teatro en el

que ha incursionado con éxito y al que he dedicado mi vida, escribe un texto sobre la cultura venezolana guiado por una visión ideologizada de lo que somos. Parece, a la luz de nuestra realidades, que viviese en Utopía o en el mejor de los mundos posibles del doctor Pangloss. Pero la realidad es otra. Venezuela, país mediano en el contexto de las dimensiones de América Latina, tiene un régimen que en quince años ha recibido US$ 1.500.000.000.000,00 y exhibe cifras que nadie puede envidiar. La infraestructura física de carreteras, escuelas, hospitales y vías urbanas está destruida. En ese período hemos sido víctimas de unos 200.000 homicidios sin responsables sancionados. Somos país fundador de la OPEP y tenemos las más grandes reservas del mundo en hidrocarburos, pero importaremos crudos livianos de Argelia que no producimos y somos importador diario de gasolina. 15


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Nuestra industria siderúrgica producía 4.8 millones de toneladas anuales y después de nacionalizada no alcanza 1,5 millones. Orgullosos de nuestro café, después de nacionalizadas las procesadoras lo importamos. El régimen contrata empresas privadas bielorrusas para construir centenares de edificios de apartamentos mientras cerca y agrede las empresas nacionales. Los estudiantes de educación media en las instituciones públicas no reciben clases de física, química y matemáticas por ausencia de profesores y con calificaciones ficticias ingresan en las universidades. Luis menciona 16 universidades creadas en los últimos quince años y olvida que antes de 1999 se crearon un promedio anual de cuatro instituciones de educación superior. Tampoco menciona el triste hecho de que nos hemos convertido en un país de emigrantes, con casi dos millones de venezolanos en el exterior tratando de rehacer sus vidas con la consiguiente descapitalización intelectual. Luis desecha la presencia formativa de la cultura europea durante siglos con una argumentación cuidadosamente cartesiana. Propone un debe ser cultural que no contempla el derecho a disentir. Reconoce que el trabajo cultural “puede ser aprovechado por la clase dominante”, precisamente lo que intenta el régimen al que sirve. Afirma que “sin una tabla igualitaria de valores no sería posible el igualitarismo socialista”, sin explicar quién hará y definirá esa tabla. Cita bien los artículos de la constitución que consagran los derechos culturales, pero no menciona el día a día de nuestra vida cultural. El Ministerio de la Cultura nada ha hecho al respecto. En la Asamblea Nacional hay un proyecto de ley que priva de la ayuda oficial a los artistas que hablen mal de la Patria, palabra hueca empleada como sinónimo del régimen y su ídolo. Acierta al decir que en la segunda mitad del siglo pasado “casi no hay obra, tendencia, ensayo o manifiesto relevante que no revista una inspiración progresista”, pero no dice que fue posible en el clima democrático de libertad que hubo durante cuarenta años, período en el que él, Luis Britto García, disfrutó de ese clima de libertades para que su obra fuera reconocida y premiada. La Universidad de las Artes que él menciona es resultado del ensamblaje sin mayores criterios académicos de cinco institutos universitarios de arte creados hace más de veinte años. Y las estaciones de televisión y radio que menciona se han constituido en un circuito hegemónico al servicio del régimen y de su partido, en el que no tienen cabida la disidencia ni, menos aún, los representantes de la oposición democrática. Es el resultado de una política destinada a neutralizar la opinión pública que se ha traducido en la compra de medios por empresarios afines al régimen y en la autocensura. Sobre el teatro, que es lo que me compete directamente, el régimen destruyó la Compañía Nacional de Teatro, creada por decreto presidencial en 1984 y cuyo director fundador fue el dramaturgo Isaac Chocrón. También desaparecieron las compañías regionales que, junto con la CNT, eran la plataforma ideal para un gran movimiento de teatro popular de servicio público. El régimen maltrató y agredió el teatro de arte y lo despojó de sus lugares naturales de trabajo, dando lugar a la desordenada e indetenible expansión de un teatro comercial mediocre, nunca antes habido entre nosotros. Por eso, hoy, los autores nacionales no tienen donde presentar sus obras, salvo en lugares y programaciones marginales, mientras la cartelera semanal se ilustra con títulos como “A las 16

nosotros. Por eso, hoy, los autores nacionales no tienen donde presentar sus obras, salvo en lugares y programaciones marginales, mientras la cartelera semanal se ilustra con títulos como “A las mujeres las entiendo yo”, “Hagamos el amor”, “Intimidades de camerino”, “Orgasmos”, “Relatos borrachos”, “Mujeres infieles” y “Orgasmos”. Mientras tanto, actrices son impedidas de actuar en salas oficiales por sus posiciones políticas y los premios nacionales de cultura son otorgados en conciliábulos. El Teatro Teresa Carreño carece de la programación que le dio prestigio internacional, reservado como está para las reuniones del partido del régimen. Los museos nacionales son lugares en los que nada pasa. Las editoriales que le dieron prestigio al país, Monte Ávila editores y Biblioteca Ayacucho, están al servicio del proyecto ideológico del régimen, razón por la cual los más importantes escritores nacionales emigraron a las editoriales privadas. La Villa del Cine, proyecto que es exhibido con orgullo, tiene sus orígenes en el Fondo de Fomento Cinematográfico de los años ochenta del siglo pasado. Y me consta que es así porque formé parte de su directorio. Las universidades nacionales son víctimas de un cerco económico y financiero vil, porque los representantes del régimen nunca han ganado las elecciones para las autoridades académicas o los centros estudiantiles. La Universidad Central de Venezuela, patrimonio de la humanidad decretado por la Unesco y donde Luis y yo nos formamos y hemos sido profesores, es víctima de más de cuarenta atentados sin respuesta de las autoridades. Entonces, me pregunto ¿de qué “cultura ecosocialista” hablamos? ¿De quién depende la generación de una conciencia histórica? ¿Será unidimensional? ¿Existe en ese proyecto el derecho a no estar de acuerdo? ¿Reconocerá ese proyecto cultural el hecho de que quienes no han estado de acuerdo y siguen no estándolo han impulsado e impulsan la historia del arte? “El pensamiento de Hugo Chávez Frías es un río caudaloso” es una expresión de sumisión. Nunca se ha usado expresión similar, ni siquiera para aplicársela a Pericles, quien le da nombre a un siglo y cuya tumba nunca se ha sabido donde está. En Venezuela, es bueno decirlo, más del 90% de sus instituciones culturales surgieron entre 1958 y 1998. Una verdadera revolución cultural que nos proyectó más allá de nuestras fronteras. Luis se benefició de ellas. Ellas cumplieron un rol determinante en la consolidación de los genes democráticos de nuestra sociedad, sin la pretensión de hablar del “ideal del nuevo hombre” porque la historia no es juguete de los políticos. Vivimos una crisis por la destrucción de las instituciones republicanas bajo el eufemismo de construir instituciones socialistas. Mientras tanto los derechos humanos, los intangibles defendidas por Antígona, están siendo violados sistemáticamente. Ante esta situación, no está permitido callar. Muy atentamente, Leonardo Azparren Giménez Profesor titular de teatro griego y teatro venezolano de la Universidad central de Venezuela. Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua, correspondiente de la Real Española.


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Hombres de Petróleo o la búsqueda de El Dorado REINALDO CHAVIEL

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n estos tiempos en que la galaxia electrónica engulle a la galaxia Gutemberg por la ley del mínimo esfuerzo, y aunque paradójicamente este sea el momento de mayor cantidad de seres alfabetizados y el de la más grande suma de libros publicados, es notorio que existe una disminución proporcional de lectores de literatura. Ante este cúmulo de ideas esbozadas por la licenciada Gisela Kozak Rovero, en su libro “Venezuela, el país que siempre nace”, es para mi mucho más comprometedor presentar al público lector una de las más recientes novelas del escritor, periodista, profesor titular de la Universidad Central de Venezuela, premio nacional de periodismo, y ex parlamentario caroreño Juan Páez Ávila, titulada “Hombres de Petróleo”, publicada por el sello Maltiempo Editores, en coedición con Sellos de Fuego Editores. Caracas 2008. En nuestro país, existen muy pocas obras que presenten como temática el petróleo, este hecho es muy significativo toda vez que el mayor ingreso que es percibido por el Estado venezolano, proviene de la renta petrolera. Esta situación ha generado dos posiciones antagónicas en la intelectualidad nacional; unos niegan la existencia de una literatura del petróleo en Venezuela y otros sostienen que buena parte de nuestra narrativa está impregnada del estremecimiento del “mene” u “oro negro” en nuestra vida republicana.

N° 1” (1961) de Miguel Otero Silva; y para este estudioso, cinco novelas no pueden constituir una verdadera novelística sobre un fenómeno o acontecimiento tan importante.

Los escritores que niegan la existencia de una novela del petróleo en el país aducen que la mayoría de las obras donde se menciona este hidrocarburo, no lo tocan como tema, sino que se extienden en consideraciones sobre las consecuencias de la explotación de dicho producto. Contrario a lo anterior otros literatos afirman que la aparición de este recurso natural transformó a Venezuela en todos los aspectos, desde lo político, hasta lo económico y además tiene una fuerte incidencia en la vida sociocultural de los venezolanos, por tanto este impacto está suficientemente expresado en la narrativa contemporánea del país.

La novela de Páez Ávila, “Hombres de Petróleo”, da cuenta de la incidencia del “Oro negro” en nuestro país, de cómo apuntaló y empujó a la nación en la transición estructural de la etapa rural a la urbana, y como fue cambiando el modo de pensar, de ser y de actuar de los venezolanos; hasta consolidar un grupo social con un sólido poder adquisitivo, una especie de “tribu”, conocida internacionalmente como “los ta barato”, perversión innegable que floreció en la década de los ochenta, gracias a la renta producida por la explotación del mencionado mineral Más la obra no se queda atrapada en las consecuencias, sino que da lugar a una mirada profunda y escrutadora hacia los orígenes de la industria petrolera, los contratos de servicios, el otorgamiento de las concesiones, para la explotación del hidrocarburo; la famosamente triste concesión Valladares queda retratada en el texto como podemos leer en las páginas 17 y 18.

Según el escritor y catedrático Gustavo Luis Carrera en su ensayo “La novela del petróleo en Venezuela”, sólo existen cinco novelas que tratan el tema, ellas son: “Mancha de Aceite” (1935) de César Uribe Piedrahita: “Mene” (1933) de Ramón Díaz Sánchez; “Guachimanes” (1964) de Gabriel Bracho; “Casandra” (1957) Ramón Díaz Sánchez; “Oficina 17


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diferentes etapas políticas, económicas y sociales que ha vivido nuestra patria desde principios del siglo XX hasta la actualidad.

-“Ramón Vicente Valladares estuvo entre los íntimos del Benemérito […] recibió unas diez mil hectáreas en concesión, en la Costa Oriental del Lago de Maracaibo […] donde estaban los yacimientos más grandes y ricos […]

Dados los elementos inmersos en el discurso de “Hombres de petróleo”, esta obra merece ser incluida entre las novelas que tienen como temática el petróleo en la literatura venezolana.

Se deja ver en esta conversación entre Vicentico Valladares, (nieto de Ramón Vicente Valladares) y su padre, como se obtenían en esos momentos los derechos para explotar el petróleo. La narración nos lleva también por el entramado negocio de la nacionalización de la industria y la apertura petrolera. Los personajes presentes en Hombres de petróleo se mueven en la égida de la explotación de este mineral. El petróleo es un oráculo, allí depositan todas sus esperanzas, como lo constatamos en el siguiente diálogo: -“Brindemos por el éxito de Juan Manuel, - dijo mi madre y levantó el vaso […] -En la Creole puede realizar una carrera hasta ser Vicepresidente de la empresa, […] la presidencia se la reservan los gringos. Afirmó mi padre. (p 15 Hombres de Petróleo) Las acciones que cumplen los actantes en el desarrollo de la novela, estarán siempre dadas por los avatares de la mencionada corporación, como podemos ver en la página 103 del texto: “Alirio Ramírez reacciona […] contra la Ley que reserva al Estado la Exploración, Explotación, Refinación y Comercialización de los Hidrocarburos, y reafirma […] que la nacionalización […] es un engaño, porque deja abierta la posibilidad que vuelvan las transnacionales” (p 103 Hombres de petróleo). Considero además que; Juan Manuel, Vicentico Valladares, Ida Machado, Ana Luisa, Alirio Ramírez y los otros tantos seres que deambulan por las páginas del texto, son una especie de personaje colectivo, aunque tengan nombres y apellidos y que el personaje protagónico en la obra es el petróleo. El autor logra retratar un fresco de la industria “bandera” en la economía venezolana, desde la explotación de los pozos barroso uno y barroso dos hasta nuestros días, en una abigarrada narración donde están presentes las

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Editado por la Biblioteca Cervantes y la Real Academia.

BIBLIOTECA DEL SONETO

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ederico García Lorca es el más apreciado de los escritores españoles del siglo XX. Son muchos los motivos por los que ese aprecio no disminuye en ninguna parte del mundo. En los veinte años de trabajo de que dispuso antes de su asesinato en 1936 cultivó la música, el dibujo, la poesía y el drama. En cada una de esas formas fue un extraordinario poeta, de aguda sensibilidad heterodoxa y compasiva, elegíaca y vitalista, alegre y trágica, atenta a toda la variedad de la tradición popular hispánica y a toda la amplitud de las manifestaciones de las literaturas europeas de vanguardia. Los resultados de su negociación fueron siempre originales, tanto en las formas breves y estilizadas donde recupera estructuras del folklore y de la vanguardia sin perder la idea de un destino fatal (Suites, Poema del cante jondo, Canciones, Seis poemas galegos) como en la métrica culta y discursiva de las odas y en el genial Romancero gitano (1928) que sintetiza el género y lo satura de metáforas atrevidas, Poeta en Nueva York parte de la "geometría y angustia" que genera la metrópolis y se sirve del surrealismo para encontrarse con los oprimidos, mientras con el Llanto por Ignacio Sánchez Mejías culmina la estirpe de la elegía funeral, renueva el viejo petrarquismo con los Sonetos del amor oscuro y subvierte el "alhambrismo" romántico en las gacelas y casidas de Diván del Tamarit. Igual ocurre con el teatro. El fracaso de El maleficio de la mariposa no esconde su poder transgresor, que continúa en la serie de piezas para muñecos, alternativa a la odiada comedia burguesa. Mariana Pineda remite al "teatro poético" modernista, pero supera sus convenciones gracias al lenguaje poético de la heroína; el teatro nuevo que vio en Nueva York dio lugar a El público y Así que pasen cinco años; si la primera aborda la relación del teatro con la verdad y la identidad del "yo", sobre todo en el terreno sexual y amoroso, la segunda trata de la tragedia del tiempo, expuesta como un misterio medieval con los recursos de la vanguardia. Entretanto, la dialéctica del deseo y la realidad rige La zapatera prodigiosa y con otros matices Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín . El triunfo le llegó con Bodas de sangre, donde revitaliza la tragedia. Igual que en Yerma, el destino ciego se impone a los personajes. En cambio, Doña Rosita la soltera, o el lenguaje de las flores es una comedia que desemboca en un poema trágico, y La casa de Bernarda Alba un drama de mujeres donde se moviliza una dialéctica violenta y compleja de autoridad y libertad, de deseo y represión.

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LAS PACES Rafael Cadenas

Nunca encontramos el Graal. Los relatos no eran verídicos. Sólo la fatiga de los caminos acompañó a los que se aventuraron, pero se esperaban historias, ¿qué sería nuestro vivir sin ellas? Nada se resolvió, hubiéramos podido quedarnos en casa. Es que somos tan inquietos. Sin embargo, concluido el viaje sentimos que en nosotros —ya no rehenes de la esperanza— había nacido otro temple.


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SIPNOSIS DE LA NOVELA CIBER PRESIDENTE Alberto Castillo Vicci

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l Presidente de la República Humanista Latinoamericana (RHL) muere súbitamente en la suite presidencial de un hotel en París, mientras asiste a una cumbre de líderes mundiales. Dos jovencitas, que le acompañan esa noche, temen ser culpadas de su muerte y deciden huir sin dejar rastros. Pero, a una de ellas se le ocurre llevarse un extraño maletín que el Presidente siempre carga con su equipaje. El maletín contiene un computador cuántico, capaz de crear imágenes hipnóticas virtuales del Presidente y controlar la mente de los habitantes de su país. De manera que cuando la imagen virtual del Presidente— valga decir, un ciber-presidente—, aparece en las pantallas de sus cadenas de televisión, la entera población de su país obedece, como autómata, sus órdenes de introducir, tecleando por horas y días, basura informática en los sistemas cibernéticos de las naciones desarrolladas. Aquéllas son tomadas por sorpresa en el ataque a sus ciberespacios. Confiaban en que los códigos cifrados de acceso a sus sistemas cibernéticos eran tan seguros que tomaría siglos descifrarlos, aun con los más avanzados computadores existentes o por construir por varias décadas en el futuro. No así con un computador cuántico, al que le tomaría solo unas horas. Pero nadie avizoraba la construcción del primero, con posibilidades prácticas, antes de la mitad del siglo XXI. Lo que al parecer inopinadamente había logrado un grupo terrorista que ataca todos los sistemas informáticos del mundo generando la hecatombe planetaria. Detrás de este complot se encuentra la Mafia Rusa, que opera en instalaciones de alta tecnología en los Montes Urales, en un bunker en confabulación con el Gobierno de una isla en el Caribe y en el palacio del presidente de la República Humanista Latinoamericana. En el tren en que huyen las muchachas a Ginebra —donde esperan ocultarse en la residencia de una de ellas que nadie conoce—, camufladas como miembros de una orquesta femenina, viaja un periodista amigo de una de ellas. Le acompaña un amigo de la infancia, el genio creador

de la teoría básica de los computadores cuánticos. Los acontecimientos conducen a que estos personajes se unan como equipo para defender sus vidas, ante el peligro de ser asesinados por la mafia. La suerte del mundo queda dividida en dos fuerzas de pura inteligencia y tecnología: la Mafia Rusa que controla el país del ciber-presidente muerto y ha neutralizado las fuerzas armadas de todas las naciones— imposibilitadas de mover ni siquiera una patrulla— y el científico con sus amigos. Después de varios episodios de ganar y perder, el genio creador acaba con la mafia asesina, le entrega a las Naciones Unidas los diseños del computador cuántico que pasa a ser propiedad de la humanidad y se organiza una suerte de policía mundial con computadores cuánticos que sustituyen los costosísimos ejércitos nacionales e internacionales. Si un país quiere volver armarse, modernamente, no tendrá ningún sistema cibernético en que apoyarse, sin que la propia Naciones Unidas se lo destruya. Al dejar la humanidad de desperdiciar recursos financieros y humanos en la insostenible y suicida industria de armamentos, los millones de dólares excedentes y la creatividad humana se dirigen a resolver los grandes problemas del mundo— la pobreza, las enfermedades, alimentos baratos para todos, la superpoblación, el ecocidio—. Se alcanza así la secular y soñada esperanza de paz y progreso total y permanente para la humanidad. Alberto Castillo Vicci es profesor emérito jubilado de la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado de Venezuela (UCLA) Como escritor ganó el Primer Premio en narrativa “La Tuna de Oro” de la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello (Venezuela) en el año 2008, con su libro de cuentos “Cuentos esotéricos” y obtuvo el Premio “Retratos” de La Revista El Viejo Topo en España en el año 2009 con la biografía “Retrato Intelectual de Bertrand Russell”. CDon su libro de cuentos Memorias de Mabil acaba de ganar la Bienal Miguel Ramón Utrera 2011 en Venezuela.Su novela DEMIURGO S.A. (Fábrica de utopías) se ofrece por APP Store. Castingliterario.http://casting.omnlineestudioproductions.com/.

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ENTREVISTA A JORGE LUIS BORGES

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ste es un fragmento del diálogo que mantuve con Borges en su casa de Buenos Aires, el verano de 1982, desde que me abrió la puerta su vieja criada hasta que vino a cenar con nosotros su hermana Norah, viuda de Guillermo de Torre. Pese a ser "analfabeta" (como precisaba Borges con cierto orgullo), la criada no carecía de reflejos ágiles ni de una admirable capacidad de utilizar en su provecho los acontecimientos imprevistos. En menos de 10 minutos pasó así de dialogar suspicazmente desde el resquicio de la puerta y cerrármela en las narices a entregarme a su amo, explicarme que debía parar la lavadora al sonar un pitido y a escapar de la casa para no volver hasta tres horas más tarde (luego Vargas Llosa me ha contado que a él le pasó algo parecido). En este tiempo tuve yo que abrir la puerta, contestar al teléfono, acompañarle a que me enseñara sus cuadros de tigres y el vestido rosa de su madre desplegado sobre la cama... Al día siguiente me pidió que le acompañara al cementerio donde iban a enterrarle, y allí nos recogió María Kodama, que venía de la Universidad. -Dice usted que nació en un suburbio de calles aventuradas y ocasos invisibles, y añade: "Pero lo cierto es que me crié en un jardín, detrás de una verja con lanzas, y con una biblioteca ilimitada de libros ingleses". -Sí, era la biblioteca de mi padre y de mi abuelo... Sí, de mi padre, de mi abuela y de mi bisabuelo. -¿No será eso su personal experiencia de un destino general de América? Mario Faustino dijo que lo propio de América fue "nacer adulta", con una jurisprudencia ya desarrollada, una joya arabista, una prosa ya barroca... Aun hoy mismo, en la República Dominicana le insultan a uno en la calle llamándole "hereje" o "sin concepto". Creo que los americanos somo europeos desterrados. Yo no tengo nada en común, digamos, con los aborígenes -No había pensado en eso. Pero creo que, de algún modo, todos somos europeos. Europeos en el exilio, en el destierro, ¿no? Creo que los americanos somos europeos desterrados. Y eso nos hace heredar toda la cultura occidental. No sé si lo hemos aprovechado hasta ahora... quizá Estados Unidos lo hizo mejor que esta América. En todo caso, yo creo que no tengo nada en común, bueno, digamos con los aborígenes. Tengo una gota de sangre guaraní por ahí, pero eso no cuenta mayormente. Y creo que somos, sí, occidentales. Salvo que eso de occidentales también es falso, ya que en la cultura occidental Israel no es menos importante que Grecia. Entendida Roma como extensión de Grecia, desde luego. Pero creo que sentimos eso y debemos tratar de merecerlo. -Para usted Buenos Aires es "un viejo hábito"... -Sí, yo no conozco bien la ciudad. Como casi todo el mundo, conozco lo que se llama el centro, que topográficamente es un extremo de la ciudad. 22


Revis ta Cultural -A mí me sorprendió que Keyserling hablara de la esencia o del carácter de Buenos Aires como el "no te metás", que se correspondería con el catalán "no t'hi emboliquis". -Sí, pero hay también el otro adagio, "primero tira tu lanza", que sería lo contrario. -¿Coexisten ambos en su país? ¿Coexisten como en la plaza de Mayo, donde según usted se mezclan "la clara guerra contra los españoles y la oscura guerra contra el gaucho"? -Exactamente. Aunque no sé; yo no puedo hablar con ninguna autoridad sobre Buenos Aires. Es una ciudad que dejé de ver hacia 1950 y tantos.

"Porque soy peronista". Ella le contestó: "Bueno, en el caso de mi hijo es muy fácil, está ciego; sale todas las mañanas a las diez de esta casa. En cuanto a mí, les aconsejo que se apuren, que no pierdan tiempo telefoneando, porque he cumplido 80 y tantos años, y a lo mejor me les muero antes". "Me les muero". Eso no puede decirse en otros idiomas. Sí, quizá en inglés: "I die on you". Pero no tiene tanta fuerza, ¿no? Sí, "me les muero antes"... Entonces el otro cortó la comunicación. Le pregunté: "¿Qué pasó, madre? ¿Sonó el teléfono?". "Sí", me dijo, "un sonso..." Y me repitió la conversación. Luego, claro, no pasó nada. A veces hay un placer de la amenaza. Después quedan desahogados. Uno ha cumplido con su deber y no tiene por qué pasar a mayores. -Usted decía también que el dolor más terrible es el previsto, el anticipado.

-Pero sobre la que no ha dejado de escribir. -No, he seguido escribiendo, pero siempre he pensado en aquel Buenos Aires pretérito, un Buenos Aires que ha desaparecido. Sin embargo, ocurre una cosa curiosa, y es ésta: yo puedo estar en Lucerna, puedo estar en Tokio; pero eso es durante la vigilia. Cuando sueño, sin embargo, siempre sigo estando en Buenos Aires. Y sobre todo en la Biblioteca Nacional, en la calle de México, o, si no, en aquel Buenos Aires de casas bajas de mi niñez. Es decir, algo mío se queda en Buenos Aires aun cuando viajo. Yo he viajado por buena parte del mundo, pero nunca sueño en estos lugares. ¿Cómo le diría yo?; estoy en Japón, estoy en Egipto, estoy en Irlanda, estoy en Tejas, pero eso durante la vigilia. Cuando sueño, estoy en Buenos Aires, en un Buenos Aires que, desde luego, sólo existe en la memoria de hombres viejos como yo... -Entonces usted sólo creería en la nacionalidad que se sueña. Sí, tengo valor cívico, que no valor físico. Mi cirujano y mi dentista lo saben muy bien -Sí, en una nacionalidad onírica...

-Sí, claro. La mejor muerte para el moribundo sería un paro cardiaco, ¿no? Ser fulminado sería lo mejor. Pero para los que quedan, no. Mejor prepararse el día de la muerte. -¿Por qué me ha pedido que nos acercáramos a su tumba, a su bóveda? -La verdad es que la palabra es un poco triste, ¿no? Pero es mi bóveda... -... Y la bóveda de sus antepasados. -Sí. Pero curiosamente yo siento que no están aquí. Si yo pienso en mi madre, yo pienso que ella está en mi casa, y que el hecho de que sus restos estén aquí es... bueno, es verdadero, pero yo no puedo sentirlo. Y sé que está aquí mi abuela y mis abuelos... Están los parientes míos, tantos amigos... Yo sé que eso es un hecho real, pero para mí no es un hecho, digamos, emocional. Siento que realmente ellos están en otra parte; ciertamente no encerrados aquí...murió hace seis años, está allí, en mi casa. En cambio, aquí sé que están sus restos, pero me parece que eso, emocionalmente, no es cierto. ¿No es mejor pensarlo así? Sería muy triste pensar que está aquí...

-Y por tanto muy épica... -¡Pero, desde luego! Yo creo que el nacionalismo ha traído muchos males. Ante todo, va contra la pareja distribución de los bienes espirituales y materiales; eso es una. Y la otra es que nacionalismo da a creer que cada país es el único; que el idioma que cada uno habla es evidentemente el mejor... Mañana va a salir un poema mío, en el que hablo de eso. Hablo de lo que me parece eso de estar parcelado en países, cada uno con su mitología peculiar, con antiguas o recientes tradiciones, con un pasado sin duda heroico, con agravios, con litigios... -Usted es muy pacífico, pero se enfrentó valientemente a los peronistas... -Sí, tengo valor cívico, que no valor físico. Mi cirujano y mi dentista lo saben muy bien. Una vez, a mi madre la amenazaron de muerte por el teléfono, a las tres o a las cuatro de la mañana. Una voz grosera le dijo: "Yo los voy a matar, a vos y a tu hijo". "¿Por qué, señor?", dijo mi madre.

-Pero a usted le he oído ironizar también sobre la muerte en una milonga que dice: "No hay cosa como la muerte...". -Sí. "... para mejorar la gente". Y luego tengo otra de un condenado a muerte, que es: "Manuel Flores va a morir. / Eso es moneda corriente. / Morir es una costumbre, / que suele tener la gente". Respecto a la "otra vida", no sé qué decirle: ambas cosas son igualmente increíbles. La inmortalidad personal es increíble, pero la muerte personal también lo es. -Aparte de creíble o no, ¿resulta para usted querible? Se lo pregunto porque en algunos textos parece que usted no sólo no crea, sino que tampoco quiera esta inmortalidad. -Ah no; en mi caso personal, no. Ahora, si yo pudiera ser inmortal en otra situación, y con el olvido total de haber sido Borges, pues bien, entonces acepto la inmortalidad. Pero 23


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no sé si tengo derecho a decir "acepto". Creo que en el budismo se niega la existencia del alma. Se supone que cada individuo, durante su vida, construye una suerte de organismo mental, que es el karma, y que ése es heredado por otros, no por él, ya que si no creemos en el yo no podemos creer en la muerte personal, ¿no? Buena parte del libro Las cuestiones del rey Milinda (Milinda es una evolución sánscrita del Menandro, que es un catecismo budista), buena parte de este libro está dedicada a la negación del yo. El yo como el que han negado Hume, Fernández y Schopenhauer. -En este sentido, es usted muy poco unamuniano... -Ah, desde luego. Unamuno estaba loco. Yo no sé cómo no estaba cansado de ser Unamuno. Y eso que no vivió tanto como yo. Yo estoy harto de Borges. Cada mañana, al despertar y encontrarme con él, me digo... -¿"A ése le tengo ya muy conocido..."? -Eso, una tristeza, sí. Ya estoy harto de ese... un interlocutor permanente. -Una actitud no tan distinta, sin embargo, de la de Kierkegaard, que deseaba lo absolutamente Otro. Esta posición radicalmente religiosa, ¿no conecta de algún modo con una posición radicalmente nihilista como la suya? Me gustaría sobre todo leer y también ver las caras de las personas que quiero y los lugares donde estuve con amigos -Sí, claro. Esto "otro" sería Dios, ¿no? -No sé; Dios o la Nada. En todo caso, la no-continuidad de lo humano más allá de este mundo. -Hay ya un exceso de lo humano aquí. -Y no desearía usted, en ningún caso, su continuación. -No, yo no. Tengo la esperanza -mi padre tenía la misma- de morir enteramente, de morir en cuerpo y alma, si es que el alma existe. -¿Y cómo comprende usted que para mucha gente eso no constituya una esperanza, sino un desasosiego? -Yo conozco a mucha gente religiosa, y están un poco aterrados. Porque o esperan el paraíso -lo cual, como dijo Bernard Shaw, es un soborno- o se temen el infierno. En cambio, una persona que no cree en ninguna de las dos posibilidades, una persona como yo, que no se cree digna de castigos o de recompensas eternas, puede estar tranquila. Pero todo es tan raro, la verdad, que a lo mejor perseguimos este diálogo en otro mundo... -Usted escribió: "Descreo de la democracia, ese curioso abuso de la estadística". Y en otro lugar habló de la dictadura diciendo que favorece la opresión, favorece el servilismo y, lo que es peor, favorece la idiotez. -Curiosamente, aunque yo haya dicho estas últimas palabras, estoy de acuerdo con ellas. En cuanto a la democracia, creo que por ahora (y ahora puede significar cien años) en este país somos indignos de ella. En cuanto a la dictadura, ya conocemos sus efectos devastadores. Pero yo, realmente, no entiendo de política. Soy un tranquilo e inofensivo anarquista spenceriano. Y de anarquismo saben ustedes, los catalanes. ¿Conoció usted a nuestros modernistas y

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noucentistas: Rusiñol, Maragall, Bertrana, Ors...? -Ah, sí, a Ors sí. ¿Vive todavía este muchacho? -Murió hace ya algunos años. ¿Le conoció usted personalmente? -No, me interesaron muchísimo algunos ensayos suyos. Muy finos, muy finos... Hasta que leí una especie de novela suya, no recuerdo ahora el nombre, que me pareció intolerable. No leí nada más de él. -¿Se refiere a La bien plantada? -Eso, La bien plantada. Inaceptable. Las medidas del torso, la cintura y los tobillos de la protagonista eran absolutamente intolerables. Decidí no volver a abrir un libro suyo. -Lo que sí ha continuado manejando fue el Diccionario etimológico de Coromines. (Cojo de la estantería una primera edición desgastada por el uso, y con el Coromines en las manos, hablamos del Cratilo platónico, del carácter representativo o arbitrario de las palabras, de su historia y transformación). -Vea cómo el término sajón bleich, que significa sin color, derivó de un modo contrapuesto: en castellano a blanco y en inglés a black (negro). -¿Será por algo parecido por lo que los chistes procaces son en castellano chistes verdes y en inglés chistes azules? -La verdad, no entiendo esta inversión por la que el verde, que debería sugerir algo natural, vino a significar en castellano todo lo contrario. Pero encontraré la solución. En cuanto la halle, le escribo enseguida. (Borges habla siempre de temas retóricos, etimológicos o incluso poéticos en términos de verdad, de solución, de exactitud). -¿Pero tiene usted aún el Coromines en las manos? -Sí. -Pues busque el término jazz... Mire, en el inglés criollo de Nueva Orleans to jazz quería decir fornicar. O, más precisamente, fornicar de un modo breve, espasmódico, violento, como sugiere el sonido mismo de la palabra. Es comotango, que no viene, como creía Lugones, del tangere latino, sino de la etimología africana que veíamos antes en el Coromines. Nolli me tangere-just jazz it... Aunque tampoco estoy seguro. Si yo pudiera consultar... pero hace ya años que no veo. -Tres cosas se pierden al perder de vista "el mundo de la representación" -como llamaría usted al mundo físico-, el mundo de los libros y el mundo de la propia escritura. Son tres pérdidas distintas. -Cierto. -¿Cuál ha ido más dolorosa para usted? -No. A mí me gustaría sobre todo leer, leer por ejemplo un verso erótico de Eduardo Marquina donde todo es un juego de reflejos en espejos. Y me gustaría también ver las caras de las personas que quiero... las caras de mis amigos. Y también los lugares donde estuve con amigos: la librería Salvat-Papasseit en Barcelona. Pero venga usted y acompáñeme a la otra habitación, donde le enseñaré los cuadros de tigres y el último vestido de mi madre.


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MIS MUJERES Gorquin Camacaro

En el mundo de la literatura las mujeres han sido un poco relegadas por la crítica incluso por los lectores. Eso en los últimos tiempos ha cambiado, hoy por hoy las féminas tienen quizá más importancia que los varones de letras. Tanto así que el último Nobel lo ganó una genio del relato corto : Alice Munro venciendo al adictivo Haruki Murakami, hecho que originó barricadas en los lectores japoneses que reclamaban el galardón para el escritor. En el Miguel de Cervantes otra mujer Elena Poniatowska la última galardonada con el Premio de Literatura en Lengua Castellana . Por instrucciones del avezado lector Elvin Quero tropecé con Carmen Posadas y un libro, La Bella Otero , una histórica mujer que encantó el mundo con su belleza y talento pero que sucumbió a la ludopatía y a la avaricia con su consecuente destrucción, magistralmente escrita por esta laureada del premio planeta de literatura. Después leí otras obras de esta recién descubierta mujer que me enamoró, saboreé Pequeñas infamias, Invitación a un asesinato. Cinco moscas azules. También nos involucramos en el mundo literario de la colombiana Laura Restrepo, su obra Delirio ganadora del premio Alfaguara cuyo jurado fue presidido por el gran escritor portugués José Saramago, me llevó a caminos nunca antes sentido en mi andar literario, donde con maestría repotencia el realismo mágico....La novia oscura, Hot Sur, Isla de Pasión, Dulce compañía saciaron mi bibliófìlo paladar.

Pero mi afán de lector filógino llegó al paroxismo casi orgásmico cuando descubrí a Rosa Montero, un clásico de la literatura que las épocas futuras le asignarán su verdadero sitial a la par con Flauber, Cervantes o Virginia Woolf. Razón tiene el insigne escritor chileno Roberto Bolaño cuando expresa que los lectores ortodoxos se encasillaron en los famosos: Borges, Macedonio Fernández ,Vargas Llosa, García Márquez ...Pero deberían girar su atención hacia la nueva camada de escritores de nuestro tiempo como Sergio Ramírez, Cabrera Infante, Luis Sepúlveda , Tomás Eloy Martínez , Ricardo Piglia, ubicándolos es su verdadero pedestal, donde sobresalen mis mujeres. Retomando el placer sináptico que despiertan las féminas como la mencionada Rosa Montero resulta inevitable que todo lector que se precie de serlo tiene que leer, releer y saborear La loca de la casa, un canto a la inteligencia. Lágrimas en la lluvia, Historia del Rey Transparente libro que en una emboscada le arrebatamos el escritor larense Héctor Saldivia y quien esto escribe al amigo quien ha hecho del humor y la lectura su forma de vida el sempiterno Catire Nelson, Mujeres Guerreras semblanzas de Agatha Christie, George Sand y las hermanas Bronte: Anne, Charlotte y Emily con sus Cumbres Borrascosa joya de la literatura inglesa del siglo IX, Otros libros que no puede uno morir sin leerlos la apasionante biografía novelada de los genios de la ciencia María y Pedro Curie, lo màs grande de la física y la química con un título muy sugerente La ridícula idea de no volver a verte, y su última novela: El amor de mi vida. El titulo pareciera que se trata de una historia de amor cursi o clásica pero al leer estamos en presencia del verdadero amor de los que consumimos letras tanto como proteínas y carbohidratos...los libros: el amor de mi vida. Montero en el prólogo de su libro afirma: Siempre me ha dado pena la gente que no lee, y no ya porque sean más incultos, que sin duda lo son; o porque estén más indefensos y sean menos libres, que también, sino, sobre todo, porque viven muchísimo menos. La gran tragedia de los seres humanos es haber venido al mundo lleno de ansias de vivir y estar condenados a una existencia efímera. Las vidas son siempre mucho más pequeñas que nuestros sueños, incluso la vida del hombre o la mujer más grande es infinitamente más estrecha que sus deseos. La vida nos aprieta en las axilas, como un traje mal hecho. Por eso necesitamos leer. Necesitamos vivirnos a lo ancho en otras existencias, para compensar la finitud. Y no hay vida virtual más poderosa ni más hipnotizante que la que nos ofrece la literatura. El eminente escritor y periodista, Juan Páez Ávila valora al eterno femenino en su mundo literario, sus últimas creaciones: Crónica de una Utopía , Viaje a la Incertidumbre, ellas juegan un papel protagónico tanto así que su saga se cierra con un sugestivo título : Palabra de Mujer.

En mis noctámbulas lecturas recorrimos a Isabel Allende, escritora de muy buenos genes con La Casa De Los Espíritus, que se convirtió en uno de los títulos míticos de la literatura latinoamericana con adaptación cinematográfica y traducida a treinta y cinco idiomas; La Isla bajo el mar, Eva Luna y esa sinfonía nostálgica que le hizo a su hija Paula.

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DAISY DE ROSAS

De JUAN PÁEZ ÁVILA.

VIAJE A LA INCERTIDUMBRE N

ovela del escritor y periodista Juan Páez Ávila. De larga y calificada trayectoria en este género. Publicada en Caracas, año 2012, en su primera edición por la e d i t o r i a l M A LT I E M P O y S E L L O S D E F U E O EDITORES.. Con mención de la muerte de Isa Montes comienza la narración. Al final de la obra se habla nuevamente de esto. La ambigüedad es tal que no sabemos si realmente eso ocurrió. Isa es un enigma presente en toda la obra. Desde el comienzo el personaje protagonista Juan Cecilio Manovuelta (JCM), la busca afanosamente. Esta se ha convertido en guerrillera y en la montaña lucha por unos ideales de modificar la realidad social. Conocida o tratada por pocos, los que la han visto dicen que es una mujer muy bella e inteligente. Don Pancho, gran amigo de JCM recibe una carta de ella (p.73). Le habla de su llegada a la Habana y a Corea del Norte. Más adelante encontramos la expresión la guerrilla de los sesenta (informante, p. 77). Pensamos que el escritor pudo haberse inspirado en acontecimientos de la vida política de Venezuela. No se sabe el momento de la muerte de Isa. Probablemente ocurre al final, cuando es herida gravemente y así huye. Seguramente se habría desangrado y muerto. Desde el principio hasta el final su fantasma recorre la obra. Elemento estructurante en esta novela es el viaje, pilar fundamental. Es el soporte de la búsqueda, de la indagación, que ayudará a encontrar indicios. JCM afirma: “Isa representa para mí todo un mundo de ilusiones, de afecto, de amor inconmensurable. La buscaré por el resto de mi vida…” (p. 61). Reflexiones impregnadas de un profundo lirismo inquietan su espíritu. Cavilaciones dubitativas acerca de su amor por Isa. No sabe si continuar en ello o resignarse a perderla para siempre. Sin embargo un atisbo de esperanza le da aliento y sigue en su búsqueda. El viaje es hacia la Cordillera de los Andes. Se adueña de JCM una obsesión sin tregua ni descanso. Dice: “…desde hace un tiempo para acá, tiempo que no podría cuantificar con precisión porque está relacionado con mi propia existencia, busco a Isa Montes.” (pp 47-48). En la mitología griega se relata la historia de un pastor que se enamora de la luna, de lo inalcanzable; este comportamiento está en la mente de todos los hombres, forma parte del inconsciente colectivo. A este anhelo de lo imposible los griegos lo llamaron Endimión. Es un arquetipo. En la actitud de JCM encontramos un reflejo de este mito. Todos los hombres llevan un su psique este sentimiento de amar lo inalcanzable, lo imposible. Esta actitud arquetipal

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genera gran dosis de idealismo. JCM en pos de un ideal, siente un amor desmesurado, de gran intensidad, tal que podríamos decir que se trata de una novela con visos de romanticismo. Isa tiene una presencia etérea. Contadas veces se materializa. Siempre en un plano de irrealidad. El conflicto amoroso de JCM es fuente de angustia pero también es el motor que lo impulsa y lo fortalece para seguir adelante en la búsqueda. Este amor desmedido implica el abandono de todo, sus comodidades, sus amigos, distracciones, seguridad. No le importa el peligro que corre por la presencia de la guerrilla y de las fuerzas militares. También Isa tiene su conflicto, político. Para resolverlo se interna en la montaña. Lo abandona todo. No corresponde al amor de JCM. De este conflicto se generan ideales de igualdad, lucha social, liderazgo, entre otros. En un ambiente de clandestinidad actúan personajes subrepticiamente, cuidan de que sus actividades y comportamientos permanezcan en la oscuridad, asisten a reuniones en lugares secretos o conchas. Algunas veces se trata de exguerrilleros que ahora se dedican a delinquir. El misterio y la tenebrosidad predominan. JCM se va metiendo en ese mundo de violencia del hampa común y policial y en el del hampa política y gubernamental (p. 86). Hasta encontramos indios warao (p. 81) quienes vienen de selvas cercanas al Orinoco y al Amazonas (p. 82). En las zonas urbanas son excluidos y viven en forma miserable. Se ven involucrados y son víctimas de la violencia delincuencial (p. 81). Predominio de la técnica de la abrupción. Fusión de diálogos en un mismo párrafo. El diálogo aparece como diluido en la narración. Omisión frecuente de “-dijo, expresó”, etc, esto es el uso de la modalidad técnica o modo narrativo de estilo directo libre. Se traduce en economía del lenguaje y se agiliza la narración. El tiempo del discurso (interior) transcurre más rápido que el de la historia (exterior). Escritura in medias res, en primera persona. Encuentro intencionalidad de presentar una visión reflexiva de la existencia, algo absurda. Hablaríamos entonces de un enfoque propio del arquetipo argumental “yo” reflexivo. Por los valores encontrados, es una buena novela.


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AGOSTO Jorge Euclídes Ramírez

N

adie supo jamás de donde había venido aunque muchos sospechaban que era de unas casitas abandonadas a mitad de camino entre Altagracia y Pedernales, pero todos coincidían en la sospecha sobre su padre. Su cara era peluda, su torso y sus brazos tenían madejas de pelambre de dos centímetros de largo. Hasta sus pies eran peludos y de sus piernas poco se veía ya que siempre tenía puestos unos pantalones de lona gruesa hechos a mano por la negra Elizonda , la única en Carora que podía agarrar un pedazo de toldo camionero y hacerlo prenda de vestir a fuerza de cuchillo afilado , nailon de pescar y aguja de tejer sacos. A falta de nombre los muchachos le dijeron Agosto debido a que apareció en unas vacaciones escolares, bajando del Cardonalito, llegó trotando como si alguien le persiguiera, una sábana le cubría el cuerpo y con una voz espesa pregunto por Carito...do eta carito, fue todo lo que entendieron y lo que por años repitió con un sonido que saltaba desde la barriga sin detenerse en la boca. Por varias semanas estuvo sentado debajo del Puente Bolívar y todo el pueblo desfiló para verlo sin acercársele, Juana Camacaro le gritaba que se regresara al fogón de donde había salido, en absoluto convencimiento que Agosto o Augusto como terminó nombrándose, pertenecía a un sitio de brazas y candela. Agosto miraba con ojos de vidrio y de su cabeza le empezaron a salir unas hileras de bachacos marrones los cuales rodearon su cuerpo para defenderlo de los insultos lanzados por el miedo que antes había sido curiosidad. Los mirones estaban agarrando piedras cuando Arturo Meléndez se bajó de la Power embarrialada y grito que le dejaran quieto, venia de cruzar quebradas fangosas por donde únicamente pasaban él y Chucito Mármol, caminó poco a poco hablándole suavecito hasta que se le puso a un lado, los bachacos se hicieron gotas más gruesas y Arturo las secó con un paño que siempre cargaba alrededor del cuello para limpiarse la cara y pulir el volante. Agosto se levantó y preguntó nuevamente por Carito. Los ojos de Arturo le atajaron el intento de volverse a sentar sobre las pantorrillas, regresaron juntos hasta la Power y Arturo le regaló el pedazo de lona con la cual Elizonda le hizo los pantalones con la costura para adentro y no la

rompiera con sus unas afiladas de tanto rascarse mono.

igual que un

En casa de los Andueza hubo reunión de vecinos la tercera noche luego de la aparición de Agosto, Chalito había regado por todo el pueblo que ellos sabían la procedencia del misterioso peludo del Puente Bolívar. La familia aclaró con indignación que nada sabían del extraño sujeto para después insinuar que el chisme podía ser producto de los cuentos de Matilde Cordero, una mujer de adentro que tenía en su casa más de 20 años, nacida en la Hacienda San Miguel. Ya estaba dormida Matilde cuando la fue a buscar una comisión de señoras con velo negro y ojos rezando un avemaría. Contó la adormitada que en los cerros mas allá de las playas del Morere vivía un animal que andaba en cuatro patas pero también podía caminar como los hombres, medía como dos metros y dormía arriba de los arboles. Peludo como un mono tenía fuerza y bravura para matar, él solo, una partida de perros cazadores. Todos le temían y evitaban su encuentro, el miedo le puso nombre de Salvaje y para ubicar sus querencias territoriales así también llamaron al cerro donde se sospechaba vivían familias enteras de este temible y furtivo animal. En San Juan tocaron las campanas de media noche y Matilde seguía con su voz de nailon sobre las gargantas de quienes la escuchaban, el viento se quedó parado sin moverse sobre el almendrón del patio y los tuqueques por su cuenta largaron la cola encima de la olla donde remojaban el maíz pilado. De pronto las mujeres quedaron desnudas y una mano fría y grande les alboroto las partes íntimas. El Salvaje dijo Matilde con palabras asustadas, es animal muy enamorado y los machos no se conforman con hacerle el amor a cada rato a sus parejas sino que también se enamoran de las mujeres y tratan de hacerlas suyas arriba de los arboles. Pero no es con cualquier mujer , ellos escogen una mirando desde arriba , se aprenden de memoria sus sitios de paso , los caminos por donde anda, la siguen con cuidado y si acaso le pierden la pista se orientan por sus orines hasta encontrarla . La única manera de salvarse una mujer de un salvaje enamorado es que huya lejos donde no haya 27


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monte y se orine en letrinas o pocetas y el olor se esconda rapidito. Si El Salvaje llega a encontrar, siempre de noche, a la mujer que le gusta se la echa al lomo y corre con ella a lo profundo del cerro donde nadie llega porque los duendes lo despistan, la sube a un árbol bien alto y se está con ella varias semanas haciéndole el amor sobre las ramas. Para que luego no baje durante todo ese tiempo le lame las piernas y se las pone tan flaquitas que no pueden sostenerle el cuerpo, la enseña a comer fruticas y animalitos crudos y si tiene hijos la cría sin dejarlos ver a la gente. Al punto todos comprendieron que Agosto era el hijo de un Salvaje que bajó del cerro en algún descuido de su padre .El asombro se juntó con el miedo y esa misma noche querían

encerrarlo o matarlo aunque un grupo de mujeres se opuso y ofrecieron tenerlo en los arboles del patio trasero de sus casas. Ildefonso que oía desde la puerta se puso sus ocho años como espuelas y corrió como loco hasta el Puente Bolívar para salvarlo, Agosto seguía agachado con el pedazo de lona por encima, Ildefonso le quito la lona y como si fuera un toro de lidia lo fue jalando con ella por toda la playa Freytes hasta llegar a la casa de Elizonda donde con la lona le hicieron los pantalones. Elizonda no podía caminar desde hacía muchos años por un problema que tuvo en los cerros de Maporal, por eso era tan fuerte cintura para arriba …La noche antes que Juan Páez Ávila fuera a conocerlo para escribir su historia en El Cardonalito se oyeron pasos extraños y nadie volvió a saber de Agosto…ni de Elizonda.

VIDA Y MUERTE DE LA ÚLTIMA GENERACIÓN Hector Saldivia Sejías

A

quellos ojos moribundos se aferraban a aquel rectángulo de cristal, que parecía ser lo único que deseaba llevarse consigo de este mundo. Aquel aparato con tecnología de punta que era, sin lugar a dudas, su refugio consuetudinario y el sitio donde se comunicaba con el mundo y sus amigos, desde cualquier punto y con rapidez de 16 megas de ram, o algo así, pues él no sabía diferenciar megas, de gigas, de teras, de bits, de bites... que carajo. Sólo sabía que era el más rápido del mercado y le permitía "chatear, twittear y como decía Javier: feisbucear, para referirse al facebook". Aparato que le había granjeado la molestia de sus padres y familiares cercanos, puesto que siempre andaba conectado a alguno de estos prodigios de la red o de la web, y nunca les respondía en tiempo real a su familia, ni siquiera a sus amigos. Todo mundo le recriminaba la actitud de sumisión al bendito aparatito y la esclavitud que había desarrollado con el tiempo, casi siempre andaba con ambas manos ocupadas de teclear y los ojos fijos en su pantalla (que contaba con protector antiespías, para evadir a los curiosos , como solía comentar con sus colegas de vicio). Llegó a decir que el bendito artefacto era su vida misma que con nadie había encontrado tal nivel de intercambio y de interconexión, como con el tal telefonito con las dos B interconectadas, tan simpáticas. Que todos le estorbaban cuando tenía entre sus manos su corazón tecnológico y su central de comunicación con el mundo, La información de último momento, los chismes de 28

todas las áreas de la vida, las fotos de cualquier persona, en cualquier actividad - social, política, económica, de farándula las últimas encuestas y... por supuesto, lo mejor, lograr adherir más y más seguidores: el clímax del ínternauta. Pero todo no podía ser tan fácil y tuvo que llegar este momento en el que se apareció aquel joven, que no vio venir pues revisaba sus e-mail y tenía que responder los llegados hacía escasos minutos. ¡Arriba las manos! - tranquilo, que si te portas bien, no pasa nada. Le entregó la cartera, el anillo de graduación, la cadena, la esclavita que le regaló su novia este diciembre... coño, pero el blackberry...no! Dame acá esa vaina, le inquirió el malandro. Y él, nada que transigía. ¡Qué me des esa vaina! - te dije Pero él nada de entregarlo. Como pensaba este choro que le iba a dar su más preciado objeto, este está loco, nojoda. - Bum...!!! y sintió una quemadura en su costado. ¡Te lo dije pajúo! - y no me paraste bolas Aquel teléfono que a diario le desconectaba de la relación con los demás; ahora lo conectaba con la muerte. Su último hálito de vida fue para observar como se alejaba en manos del ladrón, el pequeño rectángulo de cristal líquido... ¡que lo liquidó!


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Luis Cortés Riera

GARCÍA MÁRQUEZ EN CARORA

Gabriel García Márquez.

C

onocí a Gabriel García Márquez en 1968 en la plaza Corpahuaico de Carora, lugar que era un verdadero ateneo de la juventud del Liceo Egidio Montesinos por aquellos años. Juan Hildemar Querales, uno de aquellos soñadores utopistas, me mostró allí ese portento de novela llamada Cien años de soledad, editada el año 1967, más no me la dio prestada. Desde ese momento el Gabo comenzó a ser una figura literaria rutinaria en nuestras vidas y fue quien comenzó a darle un inmenso sentido literario a nuestra realidad cotidiana, que nosotros, quizás por ello mismo, no habíamos caído en cuenta de lo extraordinario y asombroso del mundo que nos rodea acá en la comarca más bella del Universo. En la lectura juvenil que hice de esta novela, que en un principio estuvo a punto de titularla el joven de Aracataca La casa, detecté un error en su construcción, el que años después observé hizo también el peruano Mario Vargas Llosa en su tesis doctoral García Márquez: historia de un deicidio. (1971). Reflexioné por aquel entonces que los genios suelen también equivocarse y que yo, modestia aparte, era un lector prevenido y cuidadoso. Una de las grandes sorpresas que nos dio el colombiano fue que al ganar el prestigioso Premio de Novela Rómulo Gallegos en 1973, donara el significativo premio en metálico de 100.000 bolívares al partido político Movimiento Al Socialismo (MAS), en el cual militábamos las personas que nos considerábamos iconoclastas e inteligentes en el campus de la Universidad Central de Venezuela. Mi padre, Expedito, al leer aquella noticia en el diario El Nacional, exclamó: “Me gustó mucho este 29

gesto del colombiano.” Después que el ejército y su artillería pesada nos obligara a cambiar de casa de estudios, y una vez instalados en la ciudad emeritense, tuve el privilegio de asistir a un seminario sobre García Márquez ofrecido por la Universidad de Los Andes, dictado por un investigador tan brillante como presumido, el uruguayo Ángel Rama, con quien tuve un breve cruce de palabras al final del cual terminé regañado por aquel inteligente hombre, autor de García Márquez: edificación de un arte nacional y popular (1987). Moriría Rama años después en un accidente de aviación junto a la crítica de arte Marta Traba en 1983. Le decía a Franklin Piña, responsable de esta magnífica página literaria en El Caroreño, que el Gabo no es el padre del llamado “realismo mágico” que ha hecho prodigios en la literatura del siglo XX latinoamericano. Es, eso sí, uno de sus cultores más destacados y quizá el mejor. Los padres de la criatura fueron tres jóvenes residentes en el París de entreguerras: el cubano Alejo Carpentier, el guatemalteco Miguel Ángel Asturias y el venezolano Arturo Uslar Pietri, quienes percibieron que el surrealismo de André Breton y sus secuaces no terminaba de satisfacer sus expectativas literarias, que era además una cosa sencilla si se comparaba con la mágica realidad latinoamericana. La novela desde ese momento está más cerca de la poesía y de la antropología que de Marx, Freud o Heidegger. Se trata en lo sucesivo de recuperar una mitología de la mano de Lévi Strauss, Michaux, de Dumézil, dice el mexicano Carlos Fuentes en su ensayo


Revis ta Cultural Sobre la nueva novela hispanoamericana. (1997). Ya mi amigo el periodista Milton Enrique Meléndez, recién llegado de Francia, lo dejaba entrever al recitarme de memoria trozos enteros de La montaña mágica de Thomas Mann: es la culminación de la novela burguesa europea. La novela desde la perspectiva tercermundista tenía de esa manera su camino expedito en figuras como Borges, Cortázar, Onetti, Carpentier, Sábato, Vargas Llosa, García Márquez. Se crea de tal manera y para tales fines, dice Fuentes, un nuevo lenguaje. Latinoamérica se siente urgida de una profanación que dé voz a cuatro siglos de lenguaje secuestrado, marginal, desconocido. Una resurrección del lenguaje perdido. Los latinoamericanos son hoy -dice Octavio Paz- contemporáneos de todos los hombres. En este contexto aparece nuestro García Márquez, el escritor más célebre del “tercer mundo”, y el mayor exponente de una corriente literaria, el denominado “realismo mágico” que ha cobrado un asombroso vigor en otros países en vías de desarrollo, dice su biógrafo “oficial”, el británico Gerald Martin. Ha cosechado, agrega, adeptos sobre los novelistas que escriben sobre ellos, como es el caso de Salman Rushdie, para citar sólo un ejemplo obvio. García Márquez tal vez sea el novelista latinoamericano más admirado en el mundo entero, así como quizá el más representativo de todos los tiempos de toda América Latina; e incluso del “primer mundo”, que conforman Europa y Estados Unidos, en una época en la que cuesta encontrar grandes escritores reconocidos universalmente, su prestigio durante

LOS ARQUETIPOS EN LA OBRA LA OTRA BANDA Mireya Grau En los personajes de una obra narrativa vive la verdadera historia del mundo creado por el escritor, quien le da forma a los mismos con sus manos y decide como un Dios quien sobrevive en ese mar de pasiones y quien naufraga en la avalancha de palabras. Mireya Grau La nutrida obra del maestro Juan Páez Ávila permite conocer de forma certera un universo de personajes que deambulan por el mundo narrativo de este prolífico escritor y periodista caroreño quien en su haber escritural posee obras que van desde la narrativa anecdótica e histórica como es la otra banda, pasando por hombres de petróleo, Atarigua y otros relatos de Carohana, Dos Guitarras, Crónicas de la utopía, Viaje a la incertidumbre y Ali el viajero enlutado, entre un centenar de artículos de opinión publicados en el Impulso y el diario el caroreño , en los mismos se retrata de forma crítica y respetuosa pero muy enérgica la situación política, educativa y económica que atraviesa actualmente nuestro país. Al realizar un análisis de arquetipos de la obra La otra banda de Juan Páez Ávila, podemos ver dibujados de forma psicológica los personajes que

las cuatro últimas décadas no ha conocido rival, sentencia Martin. Y es que la gran novela del siglo XX se canceló en los años cincuenta (cuando yo nací) con Joyce, Proust, Kafka, Faulkner, Woolf; pero en la segunda mitad del siglo el único escritor que ha cosechado verdadera unanimidad haya sido el Gabo. Su obra maestra, Cien años de soledad -agrega el catedrático de la Universidad de Pittsburg- apareció en el vértice de la transición entre la novela de la modernidad y la novela de la posmodernidad, y acaso sea la única publicada entre 1950 y 2000 que haya encontrado tal número de lectores entusiastas en prácticamente todos los países y culturas del mundo. En ese sentido, remata Martin, tanto en el asunto que aborda - a grandes términos la colisión entre “tradición y modernidad” - como su acogida, probablemente no sea excesivo considerarla la primera novela verdaderamente “global”. Los venezolanos sentimos una gran satisfacción en el hecho de que el Gabo haya amado y sentido a Caracas de tal manera que en ella se sentía “feliz e indocumentado”, como solía decir él mismo. Solo me resta apuntar que en aquellos años alguien ha debido traer al “Segundo Cervantes” a Carora, para que en esta remota ciudad del semiárido del occidente de Venezuela conociera a Chico pico e´loro, un personaje portentoso que se ganaba la vida al recoger dinero exhibiendo a sus maravillados e infaltables curiosos su gigantesco y formidable miembro viril. Realismo mágico del bueno. Carora, abril 25 de 2014.

en la sociedad venezolana se pueden encontrar e identificar por medio de una lectura analítica y consciente de los personajes a los que le da vida Juan Páez Ávila en esta obra tan densa y plagada de almas que se debaten entre la moral, el poder y las ganas de edificar un pueblo que permita a sus ciudadanos tener la mayor suma de felicidad. Abrahan Siriaco, hombre abusivo en el poder, quien tomas las extensiones de tierra que desea sin tener ningún tipo de escrúpulos y hace crecer la Hacienda la Siriaquera a su antojo despojando a cuanto campesino desvalido de la Otra banda para saciar sus ansías de poder y tierras, se describe la personalidad del mismo en la obra analizada, específicamente en la pagina 29 donde el escritor reseña “ Abrahan Siriaco se convirtió en poco tiempo en una autoridad marginal, pues sin estar investido oficialmente de la misma, la ejercía abusivamente con apoyo de Camilo Yepez” Otro de los personajes que se presenta como antagonista en la trama narrativa o Macro secuencia es Lino, quien se enfrenta de forma frontal y con documentos en mano, y mantiene la posición enérgica de quien no cede ni un milímetro de sus tierras ni abandona a los campesinos de la Otra Banda quienes ven en Lino a su líder. En la Pagina 51 de la obra La otra banda se reseña el acontecimiento donde el personaje dirige la lucha contra los Siriacos: “ A la sombra de una enramada de paja y dividivi unos cincuenta campesinos con machetes, hachas y garrotes en sus manos oían la lectura de un largo documento que tenía en sus manos un joven muy inquieto, muy flaco muy alto y muy convencido que estaba realizando una obra de justicia social… Cada vez que Lino convertido en líder político y campesino de la otra banda” Benito González, el campesino que se niega a vender sus tierras a Abrahan Siriaco, Benito va detenido y puesto a la orden de las autoridades como un vulgar delincuente. “ Benito González vio de cerca la cara del hombre que lo encañonaba, era desconocido. Pero mantenía el rigor y la autoridad… Preso por enemigo del gobierno..” La mujer de Benito según indicaciones de Abrahan Siriaco deja al 30


Revis ta Cultural cuidado del mismo a su hija, una adolescente que según palabras del autor, su mundo se conformaba de pájaros, gallinas, cochinos y su miseria. Entre el desespero de ver a su esposo preso, Carmela cae en la trampa que Abrahan Siriaco le tiende. La personalidad manipuladora de este personaje aflora en este fragmento de la obra. “Señora Carmela yo lamento mucho lo sucedido pero estoy dispuesto a ayudarla… Yo le compro estas huertas. Dígale que le firme este documentito, que yo hago que lo pongan en libertad… página 81” Carmelita la hija adolescente de Carmela y Benito es ultrajada por Abrahan Siriaco, en una de las escenas más tensas que construye el autor “Cuando Carmela González decidió viajar a Barquisimeto paso por la Siriaquera y dejo a Carmelita en la Casa de Abrahan Siriaco… Carmelita huyo de la Siriaquera en la madrugada siguiente a su llegada, después de batallar inútilmente contra la lujuria exacerbada y violenta de

Abrahan Siriaco… A Carmelita le pareció vivir siglos de violencia sexual”. El mundo de personajes que teje esta trama que en momentos se refleja en una realidad que puede lograr repetirse en cualquier lugar de la geografía Latinoamericana. ¿ Quién no conoce a un Abraham Siriaco, a un Lino o a un campesino desvalido que cede frente a las presiones de un latifundista hambriento de llevar sus linderos hasta lo más profundo de sus miserias humanas y mezquindades y un régimen autoritario que aplasta con leyes que solo reposan en gavetas y papelería gubernamental? El universo de los personajes de esta obra la Otra Banda de Juan Páez Ávila es tan amplia como los arquetipos que representan, dignos de ser analizados minuciosamente y trasladar a una realidad que ansia un Mesías que rescate al pueblo de la pesadilla del abuso de poder y de la injusticia social. Carora Mayo 2014

Hoy no vine a decir sino a sentir sin más, sin cortapisas, y escribirle de cosas a Rómulo Gallegos, padre de huérfanos sin peros, que en estos días primeros y de agosto estaría cumpliendo 130 años mientras que ya llega a los 45 sin haberse fumado un cigarrillo. Así que no quiero que me distraigan en este soliloquio que no exige respuestas, relinchos de caballos de patas azarosas, cimarrones y errantes, y más a mí que voy de a pie caminando distancias insalvables con un sentimiento en el alma y una idea en la palabra que azota este horizonte desmedido. Tampoco es que desee que se dispersen mis sentidos ante acicalados pajaritos de cantos emplumados o frente al miedo que da el tigre o al lado de rumiantes pacientes que sudan lástima porque van a morir a fin de cuentas. Quiero concentración, entonación exacta. No necesito de cursos de agua ni de trochas, ni chinchorros, ni sueños, ni compañía alguna; es a andar el camino que he venido, para anunciar el punto aquél dónde encontrarnos que ya de tanta falta que nos haces a veces ni me acuerdo siquiera. Pongámonos de acuerdo: ven tú que allá voy yo. No necesito tampoco, te decía, de baquianos para destejer estos manglares frisados con fango en sus raíces golosas. Lo que se enseña no es lo que parece y yo lo que vine fue a escalar estas llanuras verticales. Lo aprendido no falta pero enreda y ya lo sabes tú que recordar es morir otra vez. Y a qué quejarse sino se trata de apagar candelas o decir misas ni rezar santos demagogos, ni prender luceros, ni cantar el amor que no fue ni el que se ha ido, o el que no acaba de llegar por fin o el que no llegará nunca o el que se asoma frente a nuestras narices y jamás entendemos. Yo vine a caminar el duelo que nos toca y mientras más te aproximas más me alejo. Y esa no es la verdad, es tan solo la perspectiva de las sombras, la lectura equivocada de nuestra circunstancia así como en el estero y en el oasis la certeza y la mentira, ellas juntas, se cuecen en la misma bocanada de humo que chupo del cachimbo. Lo que soy no vino a compartirse tampoco con saludos a quienes se ofrecen en mediante a pesar de no ser por costumbre hombre de soledades. Al contrario, pareciera que no. Mi plan es dedicarme, padre, a pisar tierra, pues las cosas no están para volar y gastar la poca fuerza en frutos altos. ¡Qué llueva en lo que orino a ver si me doy cuenta! ¡Qué broten frutos de mis ojos! Ya veré a mi regreso si es que vuelvo. 31

SABANIANDO CON RÓMULO GALLEGOS Leandro Area

Y si donde debo llegar allí nadie me espera más que mi sombra escurridiza y torpe, no quede en vano mi esfuerzo de entender. No quiero que me hablen en sueños quienes sin poder lo que yo, quieren tantear desde el pasado de mis gerundios insondables mi presente asombrado. Porque es que ya estoy resabiado para saberme de trucos y de ensalmes y de lunes de las ánimas del purgatorio. Busco pues lo que no se me ha perdido, menos como aventura de corsario que como diabético insomne tras su dosis de azúcar. Pero es que en mi contextura está cansarme rápido. Genética, no sé; cultura del calor, tiempo, país, desilusión, quién sabe. Y así, siendo el que no puedo ser, pero insistiendo, no debo perder mis energías en zamurales ni ciencia en petroglifos. Yo vine a desatar, confieso, el mundo de mis antepasados, que como tú se cruzan conmigo a cada instante por las calles de nuestras letanías y que me han dejado pendiente de tarea que abra las puertas del misterio que ellos no descifraron y que multiplico con mis desplazamientos excesivos y erróneos. Mientras tanto la araña teje y me desvelo por no convertirme en ella y caer en la trampa que no hizo para mí. ¡Suéltenme las manos quinceañeras, déjenme los pies bachacos y curares! No pedí agua bendita pero tampoco es para tanta ponzoña. Solo aspiré jadear, alrededor del mediodía, con la frente en alto junto al Maestro Gallegos, ese padre que le inventó una luz a Venezuela que está por encontrarse y a veces nos deslumbra y se escapa entre los matorrales.


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UN DISPARO Alexander Cambero

E

l disparo se escuchó en toda la pradera. Juan Cordero, accionó el arma para cazar al venado de patas azules y dientes de oro. Su obsesión lo había convertido en un hombre melancólico. Nadie daba crédito a las fantasmagóricas historias de este hombre de campo que sólo hablaba de un venado gigantesco que le robaba la calma y el sueño. Su mirada triste se perdía en el verdor del caney familiar como buscando reposo para su alma atormentada. Aquel venado parecía que lo recorría por dentro; que sus venas ardían por la acción de este adversario inatrapable que volaba cualquier cerco con una naturalidad que era propia de otro mundo. Eran las diez de la mañana. Juan Cordero y Bernabé Solís vienen sobre sus mulas cargadas de enseres hablando de cacería. Siempre llevan bajo las mantas un par de buenas escopetas capaces de acabar con la existencia de puercos, venados y conejos. Al llegar hasta la fonda del tuerto Exequiades Quiroz, los esperan con las bandejas llenas de chorizos y los cuentos de Matías Ramones, el más embustero de los cazadores de la región. Matías Ramones acababa de cumplir sesenta y seis años. Una mordedura de serpiente cascabel lo había inutilizado para siempre. Una parálisis fulminó al rápido gatillero de los montes. Pero su determinación lo hizo aprender a moverse hasta el rincón en donde los cazadores colocaban sus piezas del día. Los recuerdos de sus destrezas en los más intrincados caminos transforman sus ojos en gruesas gotas de furia. No había terminado de colocarse en el sillón, cuando la voz estentórea de Juan, lo sacó de sus cavilaciones. Hola mi apreciado viejo, ¿Como andas? Más o menos, responde el entristecido cazador, mirando sus dedos chamuscados por el mortífero veneno del ofidio. Ese día un pequeño báquiro sirvió de entrada para la conversación. Todos se animaban al escuchar a Matías cuyo talante iba adquiriendo sentido ceremonial en cada expresión. Cuando estaban a punto de retirarse, llamó al tuerto Exequiades para recordar una vieja historia. ¿Te acuerdas compadre del venado de dientes de oro? Un sudor frío recorrió el frágil cuerpo del tabernero. ¡Cómo lo voy a olvidar, si persiguiéndolo, una rama de Cují me convirtió en tuerto! Casi lo agarraba por sus patas azules. Cuando creí que ya era mío sentí como se me incrustaba en el ojo aquel pedazo de madera, rodé por el piso sangrando y me llevé las manos al rostro con desesperación. En ese momento sentí algo que me causó gran miedo. Junto a mi estaba el

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hacer cabecear a aquel hombre con una verdadera obsesión que lo consumía segundo a segundo. Cerró los ojos para buscar el descanso y apretó con fuerza desesperante sus parpados pero nada funcionaba. Al acabarse el mechero se levantó para volverlo a cargar. Mientras preparaba la nueva mecha empapada de combustible escuchó un sonido débil, quebradizo, como de ramas secas. Con mucha destreza se fue empinando por encima de la verja de madera para averiguar cuál era el origen del casi imperceptible ruido. Miró en varias direcciones y con la ayuda de una potente linterna pudo ver que el esquivo venado de patas azules y dientes de oro estaba a escasos metros de su perseguidor. Era como una invitación a luchar en su terreno; sin mayores reglas que las que describía el destino. La última batalla entre el gran cazador y el amo y señor de aquellos predios. Quiso salir a perseguirlo pero algo lo detuvo; tomó un rosario y oró hasta el amanecer. Dentro de su obsesión tuvo la capacidad de armar una estrategia. Se volvió a recostar en la hamaca y pensó: no puedo caer en su terreno. Si vino hasta mi casa es porque desea destrozarme aquí mismo. Cuando llegue el momento yo impondré las reglas, lo mataré y pasearé su cuerpo por toda la región. Eso sí, exclamaba a grandes voces, antes debe conducirme al sitio en donde están sus tesoros. ¿O será que todo él es un gran venado de oro con las tripas llenas de perlas? Si es así, me convertiré no sólo en un nuevo ricachón, sino que seré el más grande cazador del universo. De un gran salto se levantó con renovado entusiasmo. Desayunó abundantemente con café, huevos y topochos fritos. Una sonrisa contagiosa lo acompañaba a pesar de sus problemas de insomnio. Sentía que su lucha era para demostrar quién merecía reinar en la comarca. En aquel espacio no había cabida para los dos. Era cuestión de horas, días o semanas para que ambas realidades se cruzaran. Juan Cordero preparó sus escopetas. Llegó la hora de enfrentar sus temores. Sólo existe un hombre capaz de capturar al venado encantado, y ese soy yo, aseveraba con cierta suficiencia mientras sus labios probaban una humeante taza de café. Planificó su estrategia y cuando el poblado estaba desierto comenzó su periplo rumbo a la planicie de La Rodriguera, un sitio atestado de buenas piezas para cazar. Allí, si no aparece el maldito venado, me traigo un buen cochino de monte, ideal para disfrutar con los amigos el próximo sábado. Caminó a hurtadillas por el escarpado sendero, la respiración se le agitaba de tanto buscar por los distintos parajes. El follaje húmedo lo conduce hasta el Cañón de Buenaventura; un grupo de báquiros lo hace preparar la vieja escopeta y de repente salen corriendo como movidos por un designio indescriptible. Juan percibe el fresco aroma de los almendrones; de sus ramas surgen frutos deliciosos que acompañan su boca sedienta.

venado de patas azules y dientes de oro como un testigo mudo que me respiraba en la nuca. Allí creí que estaba viviendo los últimos segundos de mi vida. Trataba de huir de el y aquel engendro del demonio me perseguía hasta que me alcanzó con sus patas sobre mi espalda; me encomendé a Dios y le pedí que me ayudara a seguir con vida. No pasaron veinte minutos cuando el ladrido de los perros me despertó de aquella pesadilla. Unos cazadores prepararon una parihuela y me trajeron hasta mi casa. Allí tomé la decisión de cambiar los disparos de escopeta por servir vasos de aguardiente. Es preferible lidiar con borrachos habladores de pendejadas que tener que enfrentarme con una mascota del infierno. La historia era escalofriante. Y es que a cada paso que daban los cazadores en la espesura del monte solía aparecérseles un precioso animal de gran tamaño que exhibía con orgullo las patas azules y los dientes de oro, que al entrar en contacto con el tráfago de la noche oscura, refulgían en cascadas de luz. Algunos señalaban que quien lo capturase tendría bajo sus pies un montón de piedras preciosas capaz de sacar a cualquiera de la pobreza por siempre. Muchos cazadores fueron en su búsqueda y cada uno de ellos fue retornando en parihuelas con una sonrisa triste entre los labios. Nadie podía explicar aquel maleficio que se posesionó del pueblo de Tumaque. En una oportunidad lo habían rodeado una veintena de hábiles cazadores que con gran pericia tenían todos los atajos tomados por gente experimentada. Quince perros cazadores adiestrados en las mejores refriegas del monte fueron lanzados en su rastreo, olfatearon en nichos de paja, en los caños del río y hasta en alguna cueva. Un aullido profundo de uno de los sabuesos los puso en guardia. Corrieron de inmediato en dirección del sonido y cuando estaban a unos treinta metros del animal volvieron a escuchar otro aullido, esta vez desgarrador. Cuando llegaron, el perro yacía desangrado con una herida profunda en el cuello. Los otros perros también murieron de d i v e r s a s m a n e r a s . Tr e s c a z a d o r e s q u e aguardaban en un rancho de palma vieron como el venado encantado voló por encima de sus cabezas en un salto increíble que los dejó perplejos. Algunos de ellos salieron despavoridos mientras en la noche oscura resplandecían sus dientes de oro como mostrando una torva sonrisa. Desde aquel episodio muchos optaron por apartarse de la búsqueda. Ahora preferían ir sobre objetivos mucho más fáciles, sin tener que combatir contra una aparición que no la destruye ni la resuelta acción de los humanos. Juan Cordero se acostó en su hamaca de campaña; antes había encendido un mechero de querosén para espantar los zancudos que andaban en agresiva actividad permanente. El sueño no quería aparecer por ningún lado, las infusiones de manzanilla y valeriana no lograban

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triunfar sobre la leyenda. Hace que su ojo afine bien hasta poder atravesar de plomo el cuero multicolor de su enemigo. La mano resbala lentamente sobre el gatillo. Soltó el disparo y la honda pradera escuchó el rugir avieso de la muerte. Su cabeza dejó rezumar la honda herida por donde circuló su sangre directa al encuentro con las rocas.

A lo lejos, un viento que sacude la comarca lo pone alerta; frente a sus ojos en medio de las palmeras de hilacha se encuentra el venado anhelado. Tiene la forma de un animal como no ha visto ninguno. Sus patas son azules como el cielo y la esplendida dentadura de oro macizo deslumbra con sus caramas resplandecientes. El venado se paró altivo con el reto en la mirada. Juan Cordero, toma su escopeta, apunta con las agallas llenas de sueños. En aquella bala estaban sus esperanzas, deseos y frustraciones recónditas: liquidar la pesadilla,

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Carlos Fuentes

LA RELACIÓN ENTRE CULTURA Y POLÍTICA Es algo bastante claro que existe una (gran) relación entre cultura y política: si la cultura es el conjunto de actividades de una sociedad, consideradas globalmente, sabemos que tiene que ver con la política, una vez que representa lo que hace un determinado grupo que mantiene contacto entre sí; si la política son principios que conducen las relaciones entre los Estados, está ahí la cultura, ya que estas relaciones son actividades realizadas por los ya mencionados grupos sociales. Siendo tal como es, no nos queda ninguna duda de que cultura y política realmente se relacionan mutuamente. A través de la lectura de los libros del escritor Carlos Fuentes, es posible encontrar en ellos tanto cultura como política. Sus obras muestran la vida que el hombre mexicano lleva, cómo vive y qué hace.Vemos elementos culturales en descripciones, por ejemplo, y, por detrás de todo, motivos políticos. Carlos Fuentes interpreta su momento, tornando visible el problema de la vida humana y tratando de ayudar a encontrar soluciones para que el ser humano pueda afirmarse como tal. Intentaremos demostrar a partir del análisis de la obra de Fuentes, principalmente del libro Valiente mundo nuevo, la relación existente entre cultura y política. La continuidad cultural Al escribir Valiente mundo nuevo, Fuentes se ve ante dos fechas que se le imponen como mexicano. La primera la comparte con toda la humanidad: es el fin del siglo XX. Para el milenio siguiente, aún en blanco a la hora de la escritura, lo que había, a la vez, era esperanza y miedo. La segunda fecha que se le impone es la del Quinto Centenario, celebrado en 1992 (cuando escribió el mencionado libro, tal año todavía no había llegado). Es una fecha de gran importancia que, a pesar de antigua, es también bastante actual, por motivos culturales (la unión de varios grupos bajo una denominación común - América) y políticos (la dominación europea en el Nuevo Mundo). Para Fuentes, este hecho, no obstante su importancia, hasta hoy no ha sido bien nombrado. Desde un determinado punto de vista podría llamarse descubrimiento de América, encuentro de dos mundos, conquista de América, reencuentro de Iberia e Iberoamérica, invención de América o imaginación de América. O sea, dependiendo de la visión, la fecha puede celebrar un dominio o un cambio de informaciones, por ejemplo. En realidad, América, por ser un continente multirracial y multicultural, no acaba de ser descubierta. Y para ser imaginada, o sea, continuada, hay que tener en cuenta la continuidad cultural y la continuidad política de Europa que se hace en América. Hubo en América grandes fracasos políticos; sin embargo, hay un gran vigor en la continuidad cultural. Basándose en este hecho, se le puede dar sentido y posibilidad a la continuidad política. Para Fuentes, la cultura en América se encuentra muy bien, 35

mientras la política pasa por grandes aprietos. Se pregunta: "¿Podemos trasladar a la vida política la fuerza de la vida cultural, y, entre ambas, crear modelos de desarrollo más consonantes con nuestra experiencia, con nuestro ser, con nuestra proyección probable en el mundo por venir?" En su opinión, la cultura (la novela, el poema, la pintura, la obra cinematográfica, la pieza de teatro, la composición musical, el ensayo, y también el mueble, la cocina, el amor y la memoria) se encuentra bien porque se ha hecho con gran seriedad, con libertad y alegría. Como dice, la única oportunidad que el pueblo tiene de "tener su propio banquete en su propia mesa y no depender de las migajas de la civilización" es pasar la política actual por la crítica de la cultura. Es probable que si se hace política con la misma dedicación y voluntad con que se hace cultura, el resultado sea el mismo: un gran éxito alcanzado por un objetivo común. Con la reunión de cultura y política se podrá salir de la crisis, con el alcance del fortalecimiento de la democracia, pues sólo se crece con justicia. Hay que haber políticas de justicia social, con todos iguales ante la ley, y un pacto de civilización, con todos los grupos culturales relacionándose entre sí sin que un grupo se considere superior al otro. La democracia y la literatura son manifestaciones de la continuidad cultural, que representa la base para una cultura democrática en Iberoamérica. De acuerdo con el pensamiento de Fuentes, el escritor tiene una función social: recordarlo y escribirlo todo. Si el pueblo se olvida de lo que le ocurrió o no sabe qué les sucedió a sus antepasados, el papel del escritor es contárselo, y debe pasarlo a la forma escrita para que no se pierda. Además, de este modo todas las informaciones quedarán seguras para las futuras generaciones. Hay que mostrarle a la población iberoamericana que desde el período colonial aquélla viene viviendo una doble realidad: al lado de las leyes que valoran el carácter humano, progresista y democrático está, en contradicción, la realidad, que es inhumana, retrógrada y autoritaria. Esta contradicción resulta en la América que se habita: a la vez un país legal y un país real, ocultándose todo por la fachada del primero, como si las leyes, por sí solas, fueran suficientes para acabar con toda la violencia y los equívocos que realmente se viven. La vida americana hoy día es el resultado de lo que le siguió a la conquista europea: un continente cuya civilización es multirracial y multicultural. Han contribuido para su formación los conquistadores europeos, el grupo indio que ya habitaba la región y los africanos traídos como mano de obra esclava. Cada uno de los grupos llevaba un estilo de vida y tenía un gusto propio. El resultado es el que ya se ha dicho: un continente multirracial y multicultural, en el que cada grupo contribuyó de alguna manera, culturalmente todos, sea en el arte o en la cocina, por ejemplo, y políticamente el grupo más


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fuerte, que dominaba a los demás y les imponía su posición, los europeos. Fuentes escribió un libro en el que trata de la nueva novela hispanoamericana; discute en él los orígenes de la narrativa hispanoamericana más reciente, haciendo una asociación con el crecimiento explosivo de las ciudades, la aparición de clases sociales modernas y los trabajos de una inteligencia de orientación internacionalista, es decir, surge una nueva novela porque surge un nuevo grupo con un nuevo pensamiento, que intenta relacionarse con los otros grupos. Fuentes afirma que la nueva novela la inició Borges, tras haber alcanzado una síntesis narrativa a partir de la cual se puede saber qué se es al tener la memoria actualizada con todo lo que se ha sido. Si tenemos en la memoria todas las cosas por las que hemos pasado, podemos saber quiénes somos en la actualidad. Borges pudo dar una muestra de lo que era América gracias a la apropiación de las tradiciones culturales, que representan a todo el pueblo, por la imaginación literaria, que es la obra en el presente que retrata el pasado. Con todo lo dicho anteriormente, llegamos a la afirmación de Fuentes sobre la más nueva novela hispanoamericana, según la cual ésta presenta una vocación histórica. Reflexiona sobre el pasado para poder dar una contribución para el futuro. Siguiendo esta tendencia, llegamos a otra afirmación, ésta sobre el poder de la ficción, que formula una idea que pocos historiadores son capaces de tener: todo lo que vivimos inmediatamente se vuelve pasado; siendo así, el pasado no se concluye nunca. Para que no se torne un fósil, hay que reinventarlo constantemente. El principal objetivo de la ficcionalización de la historia es el de permitir una vigilancia histórica de la continuidad cultural del continente, hecho que asegurará una continua discusión sobre todo lo que se hace en él, con el fin de llegar a lo mejor para toda la sociedad.

EL DIA QUE LOS DIOSES LLORARON Alessandra Coronel

2 P.M, cuatro de Abril del 2009 acepto que la paz descansa mientras Saturno acaba de cenar su último hijo. De mano en mano, como un pequeño murmullo las granadas oran y son violadas. Este no es el poema del que nacerá el poema este no es el pensamiento que el mundo habita entre alas rotas y luces apagadas luces apagadas: muertas El desierto en áfrica regala un poco de polvo y espíritu de bisutería a las calles de caracas la naturaleza invierte un poco de su amor hinchado al perro que ha quedado en medio de la calle. Los relojes giran rápidamente ahora son neumáticos de automóviles que nos descosen el camino mis piernas mutiladas descansan en la piedad que reciben los cuerpos muertos Mientras mi boca deglute mi cráneo lentamente como veras Dalí, aquí las cosas marchan bien.

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Amanda M. Victoria

ESCRIBIR

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l libro es en buena parte el reflejo de quien escribe, sus vivencias, sus sueños etc. Contiene la historia y circunstancias que rodean la vida de los pueblos. Infinidad de temas llegan a sus páginas, vivencias y sueños de otros. Encontramos igualmente testimonios de la cultura de nuestros aborígenes, las luchas y glorias de quienes nos hicieron libres etc. Solo un buen escritor es capaz de mezclar los empujes del tiempo con el polvo de los caminos, seguir la luz de su propio criterio. Es quien escarba sin detenerse en el espacio de su habilidad. En momentos de soledad un libro es incomparable compañero. Otero Silva, Vargas Llosa, García Márquez, Juan Páez Ávila son conocedores de la realidad de los pueblos, realidad que llevan a sus libros utilizando una figura clave, arquetipo del momento. Abordan, mueven y manejan sus personajes mediante el encantado estilo de su rica prosa; son maestros en el arte de la construcción de relatos; en sus obras no escapa la figura del dictador que arruina, oprime y estanca todo progreso y avance económico, social, educativo. Restauran el lenguaje literario de los pueblos que se quedaron anclados en el tiempo. Los chispazos de su creatividad, dan brillo a otras historias. Conocen muy bien el mapa de las estructuras del poder, de sus injusticias, interpretan a la perfección la resistencia del individuo, sus protestas, rebeliones, sus sueños y derrotas. Saben fundir en uno solo realidades, 37

irracionalismos y mitos. Sus obras fortalecen las vigas de la tradición, quedan esculpidas en la vasta estructura de la historia como parte de la riqueza cultural de la nación. Leerlos es vislumbrar esa parte humana, bestial, fascinante, obsesiva, apasionada y temerosa de sus personajes, sus necesidades, tedios, cansancios y hastíos. Identifican los quejidos que van dejando las huellas, el chasquido de las hojas secas, el rumor del río. En sus páginas conviven realidades, mitos, angustias, violencias, amor y añoranzas. Perenne es el fusionar de fantasías y realidades de pueblos que se quedaron fondeados en la inclemencia del tiempo. Allí conviven mágicamente las costumbres y anécdotas del autor, mitos, olvidos, creencias; la decadencia de los valores de una época y la misma esperanza sofocada por el ardiente sol del trópico. La fiesta del chivo es una obra llena de inquietudes, de persecuciones, represiones y abusos de las llamadas ratas del poder, cuya especialidad en desnudarlas y describir la forma perversa en que estas dictaduras ejercen el poder, lleva a su Fiesta del chivo la pluma brillante de Vargas Llosa. El lirismo y sentimiento de Miguel Otero Silva lo impregnan a él, que a la vez nos impregna de las agonías, angustias y penas del pueblo triste de Ortiz y de otros que existen en la geografía venezolana. García Márquez despabiló en la memoria la historia del pueblo mustio de Macondo. Ciertamente le dio vida, rescató las raíces secas, entreveró las aguas del tiempo, se fue hacia los momentos idos de la historia colombiana, fue y volvió por el mismo rumbo, subió al cielo, se precipitó en los abismos, pudo otear los efectos de la soledad y de los miedos, sacudió los trapos enmohecidos de las dictaduras de antaño, su memoria imaginativa es un baúl lleno de biografías, salvó del olvido el sueño de los muertos, revivió el paisaje, liberó el encanto de las mariposas, Aureliano Buendía volvió sobre sus pasos, El Gabo, reverdeció la hojarasca del tiempo y las costumbres en Cien años de soledad. El ardiente sol de Carora ha dado fuego a la inspiración de un escritor singular. Juan Páez Ávila no escribe para el montón, nos procura brío, sabrosura íntima, gracia y toques cordiales en la sutileza y elegancia de palabras y verdades como solo sabe hacerlo un escritor de su talla. Con sus dos últimas obras Crónica de una utopía y Viaje a la incertidumbre nos atrapa definitivamente. En el reflejo de una obsesión Viaje a la incertidumbre, embrujo de una época, no falta el brillo de las auras, tampoco los sueños, debilidades y deseos del hombre. Nos mete de cabeza en su narrativa en la que de tanto buscar el amor y no encontrarlo, vemos al mismísimo cielo soltar el más inmenso de los suspiros... El autor rastrea los acontecimientos y les da vida en cada una de sus últimas obras. Escribir es relativamente fácil, dar vida a lo que se hace es una verdadera proeza, llegar es ganar la inmortalidad.


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Enrique Melendez

MARIO VARGAS LLOSA De los cuatro grandes del boom de la novela latinoamericana de la década de 1970: Cortázar, Fuentes, García Márquez y Vargas Llosa, este último llegó a ser menospreciado por nuestra generación, cuando éramos jóvenes en esos años, a propósito de nuestro credo comunista; sobre todo, por las posiciones que éste había adoptado frente a la revolución cubana. He allí un escritor que marchó a contrapelo de nuestra época; en ese epílogo de la sociología marxista; cuando todos creíamos que era un hecho que la sociedad de la razón ilustrada marchaba hacia el comunismo, la realización de la utopía marxista; una corriente en la cual militaba el filósofo francés Jean Paul Sartre; que había sido uno de los intelectuales más importantes del momento; además de Herbert Marcuse, el ídolo de la Revolución del Mayo Francés de 1968. Era difícil para Vargas Llosa sostener esa postura; mucho más antipatía se le tenía por el hecho de que se había ganado el premio de novela Rómulo Gallegos (100 mil bolívares), y no se lo había querido donar a la revolución cubana; gesto que sí se le vería hacer a García Márquez, pero no con destino a dicha revolución, sino al antiguo MAS de Teodoro Petkoff y de Pompeyo Márquez, repito, 100 mil bolívares, y que sirvieron para editar un periódico, que se conoció como Punto; partido en el cual militábamos una parte de esa generación juvenil. En efecto, ese mesianismo de Fidel era demasiado seductor; sobre todo, por esa comedia suya de revolucionario irreductible, y su verbo demasiado envolvente; que es lo que explica esa pasión que sentía por él García Márquez; una trampa en la que cayeron también Carlos Fuentes y Julio Cortázar; este último muy ligado a la Casa de las Américas, y lo digo porque fue famosa una conferencia suya en la sede de la misma en La Habana; que fue muy difundida en las facultades humanísticas de nuestras universidades; recogida la misma por la revista Casa de las Américas, y esto en virtud de que Cortázar allí, al referirse a los géneros literarios, y establecer una diferencia entre lo que es el cuento y la novela; apela a una metáfora en términos del boxeo, y dice allí que la diferencia estriba en que, mientras el cuento gana por nocaut, la novela gana por decisión. Que se trata de un tema que viene al caso; en el marco de lo que hablábamos al comienzo en lo relativo al boom de la novela latinoamericana; además, para aprovechar de mencionar Rayuela, precisamente, de Julio Cortázar; cuyo 50 aniversario se acaba de cumplir, y que fue una novela que marcó época; sobre todo, porque fue la primera experimentación de tipo vanguardista en el género, que se llevó a cabo en la América Latina; llegando incluso a proponer una estructura tipo colage: un texto totalmente fragmentario, sin dejar de ser un romance, y debido a que la modernidad nacía bajo el influjo de la ruptura con lo tradicional; la ruptura implicaba también el rompimiento con el formalismo del relato.

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Entonces, se hablaba del compromiso del intelectual, un término que había acuñado Sartre, y ese compromiso en nuestro caso significaba una cuadratura con la revolución cubana. Que creo que fue lo que llevó al distanciamiento de Carlos Fuentes y Octavio Paz; este último también otra de las figuras que en el momento marchó a contracorriente de la visión de mundo nuestra; al punto de que se consideraba asombrado, porque en una entrevista que había sostenido con Sartre, éste en una forma cínica se había negado a admitir que en el mundo soviético existían campos de concentración. Nosotros, asimismo, como Sartre, eso no lo queríamos admitir. Entonces, nos embelesaba más el Gabo, y su cuadratura con Fidel, como se le dice en el medio revolucionario. Todos convergían en esa famosa Casa de las Américas; desde ese Sartre, pasando por Cortázar, hasta García Márquez; aparte de los intelectuales de tono menor, en nuestro caso, venezolanos, que ganaban el Premio Casa de las Américas en alguna de las menciones, que ofrecía el concurso literario del mismo, y se declaraban fidelistas de por vida; intelectuales a quienes alguna que otra vez le vi vanagloriarse con una de esas guayaberas, que les enviaba Castro, y que hoy en día lucen los rojos rojitos, habida cuenta de que el perro sigue siendo el mismo, pero con diferente collar. Porque hubo otra cosa, en que se amparó el sátrapa cubano, y es que ese embargo que le decretó EEUU, la mayor potencia de la tierra, se tradujo entonces en que el mundo de la izquierda más se cuadró con él, producto de aquella orfandad en la que quedaba. Cortázar derivó hacia el cuento; donde fue más exitoso, que en el terreno de la novela; ya que, con independencia de las propuestas estéticas de tipo vanguardista, como fue escrita Rayuela; su trabajo novelístico no tuvo una masa de lectores tan extendida, como sí lo fue el de Vargas Llosa, y con quien uno terminó identificándose, desde un punto de vista político; a medida que se expandió el sistema de democracia de partidos, y de mercado abierto: con lo que ha comulgado éste toda la vida. Porque uno pudiera decir de don Mario, lo mismo que decía Cassirer de Kant, que vida y obra eran lo mismo. Una vez Chávez le reclamó que por qué él venía a hablar de política en su país, y a lo que Vargas Llosa le respondió: “Yo vengo a hablar de política aquí, con el mismo talante con el que llegó Bolívar hablando de política en mi país”. En la novela de Vargas Llosa está contenida toda nuestra picaresca; lo que en antropología se conoce como la fauna política, y el andamiaje social, sin necesidad de apelar a visiones de mundo tercermundistas. Digo la verdad, yo me identifico más con los personajes de Vargas Llosa que con los de García Márquez. El mismo lo ha dicho. Hay personajes de la literatura y del cine que uno siente más que los de la vida real. Por eso está aquí Vargas Llosa luchando con nosotros por nuestra libertad. Vino, vio y dijo, aunque lo censuraron, y fue peor.


JULIO CORTÁZAR


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DOSSIER Buenos Aires, 22 ago (dpa) - De Cuba a Nicaragua, pasando por el azar y los cronopios, algunas definiciones del escritor argentino Julio Cortázar sobre su vida y obra, su compromiso político y su concepción de la creación literaria: - AZAR: "Siempre he escrito sin saber demasiado por qué lo hago, movido un poco por el azar, por una serie de casualidades: las cosas me llegan como un pájaro que puede pasar por la ventana" ("Clases de literatura. Berkeley, 1980", 2013). - CRONOPIO: "... me considero sobre todo como un cronopio que escribe cuentos y novelas sin otro fin que el perseguido ardorosamente por todos los cronopios, es decir su regocijo personal" (1967, carta a Roberto Fernández Retamar, incluida en "Cartas", 2012). - CONSTANTE LÚDICA: "El niño nunca ha muerto en mí y creo que en el fondo no muere en ningún poeta ni en ningún escritor. He conservado siempre una capacidad lúdica muy grande" ("Clases de literatura. Berkeley, 1980", 2013). - CUBA: "... mi solidaridad con la Revolución Cubana se basó desde un comienzo en la evidencia de que tanto sus dirigentes como la inmensa mayoría del pueblo aspiraban a sentar las bases de un marxismo centrado en lo que por falta de mejor nombre seguiré llamando humanismo" (1969, incluido en "Papeles inesperados", 2009). - EVOLUCIÓN POLÍTICA: "De la Argentina se alejó un escritor para quien la realidad, como la imaginaba Mallarmé, debía culminar en un libro; en París nació un hombre para quien los

libros deberán culminar en la realidad" (1967, carta a Fernández Retamar en "Cartas", 2012). - LO FANTÁSTICO: "Desde muy niño lo fantástico no era para mí lo que la gente considera fantástico; para mí era una forma de la realidad que en determinadas circunstancias se podía manifestar, a mí o a otros, a través de un libro o un suceso, pero no era un escándalo dentro de una realidad establecida" ("Clases de literatura. Berkeley, 1980", 2013). - LITERATURA Y LIBROS: "La verdad es que la literatura con mayúsculas me importa un bledo, lo único interesante es buscarse y a veces encontrarse en ese combate con la palabra que después dará el objeto llamado libro" (1969, incluido en "Papeles inesperados", 2009). - NACIONALIDAD: "A mi manera y desde lejos, yo he probado que fui, que soy y que seguiré siendo mucho más argentino que todos los que sacan banderas los días patrios o cantan el himno sin siquiera entender bien sus palabras" (1981, carta a su madre María Herminia Descotte de Cortázar en "Cartas", 2012). - NICARAGUA: "... dedico muchos esfuerzos a Nicaragua, que tan admirablemente lucha por mantener su soberanía frente a los Estados Unidos que quisieran aplastarla" (1982, carta a su madre en "Cartas", 2012). - "RAYUELA": "He querido escribir un libro que se pueda leer de dos maneras: como le gusta al lector-hembra (de actitud pasiva), y como me gusta a mí, lápiz en mano, peleándome con el autor, mandándolo al diablo o abrazándolo..." (1963, carta a Jean Barnabé en "Cartas", 2012)". * Todas las citas fueron tomadas de las obras publicadas por la editorial Alfaguara.

LITERATURA 100 AÑOS DE CORTÁZAR Buenos Aires, 22 ago (dpa) - "Un escritor juega con las palabras pero juega en serio; juega en la medida en que tiene a su disposición las posibilidades interminables e infinitas de un idioma", decía el argentino Julio Cortázar, nacido hace un siglo en Bruselas, el 26 de agosto de 1914. Al autor de "Rayuela" le tocó nacer y morir en Europa, en parte por ese azar que a su criterio hacía mejor las cosas que la lógica. Y justamente este 2014, además de celebrar su centenario, marca las tres décadas de su muerte en París, el 12 de febrero de 1984. Por eso Argentina le rinde tributo con el "Año Cortázar 2014", mientras también por otras latitudes se evoca al cronopio mayor. Desde el Salón del Libro de París hasta próximamente la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, se suceden homenajes, conferencias y exposiciones. Con la presencia permanente de lo lúdico y el humor, desarrolló una obra literaria única dentro de la lengua española. Sus magistrales relatos sorprendieron con la introducción de lo fantástico en la realidad cotidiana. Pero fue la explosiva novela "Rayuela" la que lo consagró a nivel internacional y se convirtió en una de las insignias del "boom" latinoamericano. Cortázar buscó intensamente una renovación del lenguaje y le quitó un manto de solemnidad a la literatura. El escritor mexicano Carlos Fuentes, su amigo y compañero del "boom", lo definió como "el Bolívar de la novela latinoamericana". "Nos liberó liberándose, con un lenguaje nuevo, airoso, capaz de todas las aventuras". Tenía cuatro años cuando su familia regresó a la Argentina y poco después su progenitor abandonó para siempre la casa familiar. La infancia y adolescencia de Cortázar transcurrieron en Banfield, suburbio sureño de Buenos Aires, con una enorme 40


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RELECTURAS, EXPOSICIONES Y UN CAFÉ RECUERDAN LOS 100 AÑOS DE CORTÁZAR Con exposiciones, ediciones especiales de su obra, el inicio de un ciclo internacional de Lecturas y Relecturas de Julio Cortázar (1914-1984) e incluso con la reapertura de un café clásico en Buenos Aires, Argentina recuerda este martes los 100 años del nacimiento del autor de "Rayuela". Como parte de la programación del "Año Cortázar 2014: Cien años con Julio", el ministerio de Cultura argentino empezó las Jornadas Internacionales "Lecturas y relecturas de Julio Cortázar", en la Biblioteca Nacional, donde durante tres días más de 40 escritores, académicos y periodistas debatirán sobre el papel del intelectual nacido en Bélgica el 26 de agosto de 1914. "Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos", dedicó el 'doodle' del martes de Google Argentina, donde el logo del buscador reposa sobre una rayuela con el rostro caricaturizado de Cortázar. Los homenajes abordan el análisis de "Rayuela" (1963), la relación de Cortázar en el cine y el boxeo, la relación de sus textos con Buenos Aires y la temática política en la obra de este escritor de izquierda, admirado y admirador de Jorge Luis Borges, otro gran literato argentino, pero en las antípodas ideológicas. Traducido en más de 30 idiomas, este año se han vendido más de 100.000 ejemplares de reediciones de Cortázar en el

NUEVA DELHI RECUERDA LA VISITA DE CORTÁZAR

mundo hispanohablante, donde incluso se sumaron novedades como obras narradas solo con ilustraciones. "Ilustrar a Julio Cortázar fue un regalo que ya nadie me puede arrebatar", dijo al diario La Nación Emilio Urberuaga, dibujante español que concibió un oso tierno y de color rojo brillante para el cuento "Discurso del oso". Urberuaga apuntó que no considera que su aporte "sea importante más allá de la imposición de un lector (yo) a otros lectores que probablemente tengan en su cabeza un oso diferente, aunque la vanidad me empuja a creer que algunos tomaron ese oso rojo como propio". En este año de su centenario, París, ciudad de adopción de Julio Cortázar, rindió en marzo un homenaje con varios eventos organizados que además de reactivar las ventas de su obra en francés también incluyó decenas de rayuelas dibujadas en la calle. En Buenos Aires, el lunes reabrió el London City, un acogedor café de 1954 que Cortázar inmortalizó en "Los premios", una novela que escribió allí en los años 70. En una estrecha mesa para dos, arrinconada contra una vidriera que da a la Avenida de Mayo, en pleno centro capitalino, hay ahora una placa de bronce en su honor y un cenicero de acero, abollado por el tiempo y los cigarros del autor.

El Instituto Cervantes en la capital india recordó al escritor, poeta, ensayista y traductor con una serie de actividades sobre su amplia y variada obra, que incluyeron mesas redondas, teatro o exposiciones. Cortázar visitó la India en 1968 y quedó impresionado por los observatorios astronómicos que en el siglo XVIII mandó construir un marajá, hasta el punto de que los incluyó en "Prosa del observatorio". Una mesa redonda con la participación de profesoras de varias universidades de Nueva Delhi analizó obras de Cortázar como su célebre novela "Rayuela", una de las más conocidas del también autor de relato corto o prosa poética. La sede de la entidad académica y cultural acogió también la representación de "Adiós, Robinson", una pieza teatral a partir de un guión radiofónico con el que el homenajeado ironizó sobre el mundo que le tocó vivir, escenificada por la compañía Kaivalya Plays y dirigida por Varoon P. Anand. Cortázar tradujo al español "Robinson Crusoe", la novela de Daniel Defoe. Además, los asistentes pudieron visitar "Vídeo instalaciones sobre Cortázar", una muestra de imágenes a partir de cuentos y poemas breves del creador argentino, a cargo de los jóvenes españoles Álvaro Pérez Mulas, Pablo de Castro, Paco Villa y Laura del Castillo. A estos actos asistieron, entre otros, los embajadores de Argentina, Raúl Guastavino; Costa Rica, Ubaldo García; y de Colombia en la India, Mónica Lanzetta. Una lectura dramatizada de la obra "Todos los fuegos del fuego", la representación teatral de "Pieza en tres escenas", dirigida por César Lorente, y la proyección de "Cortázar", del director Tristan Bauer, son otras de las actividades previstas esta semana. Nacido un 26 de agosto de 1914 en Bélgica, Cortázar vivió entre Argentina y Europa, en países como España, hasta su muerte el 12 de febrero de 1984 en París, tras haber adoptado tres años antes la nacionalidad francesa en protesta contra el régimen militar argentino. 41


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En 2014 no solo se conmemora el centenario de su nacimiento, sino que además se cumplen 30 años de su muerte y se celebran los 50 de la aparición de Rayuela, la novela que marcó un hito importante en la historia de la literatura de habla hispana. La Ciudad de Buenos Aires esconde numerosos lugares que hacen honor al creador de los Cronopios, como estos 5 sitios que reconstruyen su identidad porteña. SU CASA EN BUENOS AIRES Julio Cortázar llegó a Buenos Aires en 1918 desde Bruselas cuando tenía apenas cuatro años. Junto a su hermana Ofelia y su madre María Herminia Descotte, primero desembarcó en la localidad de Banfield, y en 1934 se mudó a un departamento en la calle Artigas 3246, en Villa del Parque, zona reconocida hoy como barrio de "Agronomía". Una placa en la fachada anuncia que por allí pasó el escritor: "En este edificio vivió Julio Cortázar; el clima del barrio Rawson y Agronomía está presente en varios de sus cuentos". Otra, menciona la restauración del edificio como patrimonio histórico en 2012. Alejado del centro de la ciudad y rodeado por una inmensa arboleda, pasó allí sus días hasta 1937. Se trata del último lugar porteño que habitó el creador de los Cronopios y las Famas. Nada parece haber cambiado demasiado desde entonces: nueve edificios de tres pisos dentro de un parque conviven con casas bajas, adornadas con detalles en vitró. Los gatos, a los que Julio llamaba "los guardianes de la vereda", deambulan por las calles desiertas, mientras los gorriones musicalizan la tarde. Todos los vecinos de la zona coinciden en resaltar la tranquilidad del lugar. La misma que inspiró a Cortázar y lo motivó a incursionar en la trompeta. Apenas pasan autos, tampoco se ven comercios. Un verdadero pulmón verde que poco tiene que ver con la Ciudad de Buenos Aires luminosa y ruidosa que conocen los turistas. El joven fotógrafo Bernardo Cornejo Maltz, quien ocupaba hasta hace poco el cuarto en el que dormía Cortázar, destaca la energía del lugar y cuenta que todavía está el mueble de una biblioteca que dejó el escritor antes de partir a París. "Me crié en el barrio y esa casa la conozco desde hace mucho. Siempre pienso que de esa biblioteca sacaba todos sus 'mundos'", le dice a BBC Mundo. Las numerosas referencias a la zona en sus obras confirman que fue un espacio creativo para el escritor. Nació allí uno de sus cuentos más famosos, "Casa Tomada", publicado en el periódico literario Los Anales de Buenos Aires, que dirigía otro gran hombre de las letras, el argentino Jorge Luis Borges. LOS BARES DE JAZZ "Soy un músico frustrado", confesaba Julio Cortázar en 1983 en una entrevista que le hicieron en Madrid. Tocar la trompeta no era su fuerte, y él lo sabía. Aún así, decidió anteponerse al ridículo y sacarle algunos sonidos, por lo menos unos años, motivado por el amor al jazz. Fue en ese entonces cuando conoció a Jorge López Ruiz, quien a sus 15 años compartía ensayos con el escritor. Según cuenta, se juntaban en la casa de un amigo abogado que vivía en el barrio 42

LOS 5 RINCONES DE CORTAZAR porteño de Caballito. "Nos conocimos tocando la trompeta. Él tocaba horrible", resalta entre risas. "Después nos íbamos todos a un café donde charlábamos muchas horas. No teníamos ni idea que estábamos con una persona tan importante como Córtazar. Éramos chiquilines y él todavía no era quien después fue", le dice a BBC Mundo. Nunca más se vieron, hasta 1971, cuando se cruzaron por casualidad en París. Ruiz cuenta que ese mismo año dio un concierto en el teatro argentino Nacional Cervantes, donde escuchó la voz de Cortázar entre el público, con su pronunciación tan particular de las "R". "Así como yo me quede embelesado por las cosas que él hizo en la literatura, tengo el orgullo de afirmar que él se quedó complacido por las cosas que yo hice en la música. Era fanático mío", afirma orgulloso. A cien años del nacimiento del escritor, Jorge López Ruiz elige homenajearlo con el espectáculo "Jazztazar" en "Notorious", ubicado en el corazón de Recoleta. Se muestra como una simple tienda de discos para los transeúntes distraídos, pero esconde en su interior un restaurant con escenario, y un jardín inmenso al fondo. Una canción de ambiente suena tímidamente mientras los espectadores van llegando. Algunos eligen acompañar la velada con el vino, otros con unas pastas. Esta noche tocarán los temas mencionados por el mismo Cortázar en sus cuentos. Preparan el contrabajo, la guitarra, el saxo. El escritor podría estar sentado entre el público. "Julio era un amateur. No entendía demasiado de jazz, le gustaba la idea de libertad e improvisación. Es uno de los literatos más importantes del siglo XX. Eso lo sabía hacer, y cómo", remarca Ruiz.


Revis ta Cultural De repente, se escucha una voz que se patina en las "R", que lee en voz alta un fragmento del cuento "El Perseguidor", famoso por sus alusiones al universo del jazz. Es él, Julio. Qué mejor preámbulo que ese para dar comienzo al espectáculo. LA GALERIA GÜEMES La que hoy parece una simple galería comercial es en realidad la protagonista de uno de los cuentos de Cortázar: "El otro cielo". También conocida como "Pasaje Güemes", une mediante una peatonal interior las calles Florida y San Martín, en pleno corazón del centro porteño. Se trata de un edificio art nouveau, considerado como el primer rascacielos construido en Buenos Aires, en 1915. El creador de Rayuela vivíó enamorado de esa galería, desde la que puede verse toda la ciudad desde arriba. Solía recorrerla y pasar largas horas allí. Hasta llegó a enlazarla con la Galería Vivienne de París en el último relato del libro "Todos los fuegos el fuego". El protagonista del cuento vive entre dos cielos: el de Buenos Aires de 1945, en plena Segunda Guerra Mundial, y aquel universo parisino de fines del siglo XX. Los dos mundos se cruzan, en un juego permanente entre ficción y realidad. EL LUNA PARK No sólo el jazz lo desvelaba. La pasión por el boxeo en la vida del autor de Rayuela despertó en su infancia, según confirma el escritor Diego Tomasi en su libro "Cortázar por Buenos Aires, Buenos Aires por Cortázar". A los 9 años, el pequeño Julio ya escuchaba por radio la pelea en Nueva York entre el boxeador argentino Luis Ángel Firpo y el estadounidense Jack Dempsey. Años más tarde, comenzaría a frecuentar el Luna Park, el

famoso estadio de la Ciudad de Buenos Aires ubicado al final de la mítica avenida Corrientes, cerca del Río de la Plata. En la década de los 50, la relación con el deporte aparecería reflejada en el cuento "Torito", con el boxeador Justo Suárez como protagonista. Cortázar dedicó el escrito al profesor de Pedagogía del colegio Mariano Acosta, Jacinto Cúcaro, quien en sus clases solía contar los pormenores de las peleas de aquel ídolo nacional al que llamaban "Torito de Mataderos". A metros del puerto, con sus luces brillantes, se impone el estadio en la noche porteña. Rodeado de oficinas vacías, que se colman de lunes a viernes, fue durante años el ícono del boxeo en Argentina. El escritor lo frecuentaba siempre con un libro bajo el brazo, para no perder la costumbre. Actualmente, las luces resplandecen pero los match de box son tan solo un recuerdo. La casa de los golpes funciona hoy como escenario de conciertos musicales y sede de actos políticos. LA ESCUELA QUE LO VIO CRECER El colegio Mariano Acosta fue la secundaria en la que el autor de Rayuela pasó su adolescencia. Con un promedio siempre superior a siete, en cuarto año recibió el título de Maestro Normal Nacional y años más tarde llegaría el de Profesor en Letras. Con motivo de su Centenario, y a modo de homenaje, la escuela ubicada en la calle Urquiza al 277, en el barrio de Balvanera de la Capital Federal, elige recordar a Cortázar de la mejor manera posible: a través de un concurso literario. Este martes se anunciarán los ganadores del certamen y habrá diversas actividades culturales en su nombre. La convocatoria incluye desde una obra de teatro hasta un concierto de jazz.

EL MUNDO RECUERDA A CORTÁZAR Argentina conmemora los 100 años del nacimiento del autor de Ra-yuela . En homenaje Se llevarán a cabo un gran número de actividades y eventos que ofrecerán a los lectores la posibilidad de releer la obra y recordar la vida del escritor Julio Cortazar. El 26 de agosto de 1914, en Bruselas, Bélgica, dos argentinos abrazaron por primera vez a su pequeño hijo recién nacido. Le pusieron de nombre Julio Florencio Cortázar Scott, o sencillamente Julio Cortázar. Un niño que posteriormente se convirtió en un escritor soñador de unmundo justo, lleno de lectores y seres humanos libres. Ese niño con apenas cuatro años caminó por primera vez las calles deBuenos Aires, Argentina, el país de sus padres que luego reconoció como suyo. Vivió en el barrio Banfield junto con su madre, su hermana menor, su abuela y su tía. De su padre no supo nunca más. Fue un adolescente taciturno pero también amoroso. Escribió poemas, cuentos y novelas que al pasar los años lo ubicarían al mismo nivel de Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa y del argentino Jorge Luís Borges. Cortázar se caracterizó por la sensibilidad artística y su preocupaciónsocial. Por su persistente afán de descubrir universos nuevos que loconvertirían en un artista de la palabra, alejado de normas de género o límites de forma. En sus manos, la poesía parecía cuento y el cuento ensayo; muchos de sus ensayos eran casi poemas; y sus novelas un laboratorio de ideas, sensaciones, imágenes y retos a su talento literario. Su gran diversidad de temas lo convierte en un escritor universal, fielante todo a su febril imaginación, a la que pocas veces defraudó. Pero esa universalidad pasa a ocupar una esquina estática en el panorama de la literatura al cumplirse 100 años del nacimiento del autor. A 30 años de la muerte de Julio Cortázar (1914-1984) se abre hoy en Argentina un intenso año cargado de invitaciones para recordar suliteratura y su vida a través de exposiciones, jornadas, charlas acercade su legado, espectáculos de jazz y narraciones. El Museo Nacional de Bellas Artes, el Museo del Libro y la BibliotecaNacional se sumarán a la muestra inédita en Buenos Aires para acercar al público al mundo del hombre que despertó imágenes con su pluma imborrable. Francia, México y España son algunos países donde llegarán las celebraciones más destacadas de este homenaje fuera de la ciudad del sur, encabezadas por el Salón de París donde se darán cita más de 40 escritores argentinos. La celebración de este centenario mantendrá viva la memoria del Julio Cortázar en los recuerdos de los que lo conocieron sin saber que un día un profesor se convertiría en un referente de la literatura mundial. 43


REINALDO CHAVIEL

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CORTÁZAR O EL CRONOPIO POETA “… el poema es un largo sacrificio y a su flor se llega por ásperos caminos en los cuales es preciso ir dejando vanidades, ignorancias y hasta el mismo nombre del poeta…” Julio Cortázar Julio Florencio Cortázar (Bruselas, 26-07-1914 – París 12-02-1984) este gran escritor conocido por su obra literaria y sus posiciones políticas, fue un autor casi secreto hasta la publicación de su novela RAYUELA (1963) y su viaje a Cuba para participar como jurado del premio “Casa de las Américas”, a partir de ese momento nació su definitiva consagración. Se ha escrito abundantemente del Cortázar formal, del intelectual comprometido con su tiempo, el cuentista, el novelista, el ensayista, el traductor, el cronista, el profundo conocedor del arte y la literatura, pero muy poco se sabe del Cortázar que escribió libros de poesía, el que compuso versos. Su actividad como poeta comienza cuando va a trabajar como maestro en las provincias de Bolívar y Chivilcoy, es en estas poblaciones del interior Argentino donde desarrollará una intensa actividad lírica de la cual se tienen tan pocas noticias. En el año 38 del pasado siglo publica en Bolívar su primer libro titulado PRESENCIA, editado por el Bibliófilo, compuesto por 43 sonetos y firmados con el pseudónimo de Julio Denis, el escritor tenía para aquel momento 24 años. Leemos a continuación un poema que forma parte del libro PRESENCIA, donde vamos a encontrar una excelente definición de lo que es “el poeta”. Suplica Yo te pido, Señor, que esta existencia vista su faz de nieve no posada. Quiero verla hecha luz -ya deslumbrada en su afán de alumbrar-albo de esencia singular. Que no sea su presencia un número en la cifra inacabada Dale una voz, Señor; no le des nada sino voz para alzar toda su ciencia. Yo te pido un latido del futuro en que el mundo comprenda que ha tenido fragmentos de su Dios en un poeta: dale voz y valor frente a lo oscuro luego, déjalo solo, que ha nacido para surcar el viaje hecho saeta. Ese mismo año presenta a un concurso un conjunto de poemas del cual nunca se supo el resultado, y 44

transcurrido mucho tiempo algunos de estos textos fueron rescatados y publicados en diarios y revistas. Para 1939 es transferido a Chivilcoy, donde aunado a su labor docente Julio continua con su quehacer poético colaborando con Nicolás Cócaro, Domingo Zerpa y Ernesto Marrone quienes publicaban una revista literaria que tenía por nombre OESTE, Volante de Poesía. Cortázar no sólo escribe para OESTE, sino que también hace aportes económicos de su exiguo sueldo de maestro con la finalidad de mantener la existencia de la revista donde aparecen 4 colaboraciones suyas firmadas como Julio Denis, estos son: DISTRAIDA (1944), AUN ENTONCES (1944), ESTATUA (1949), SEMILLA (1955). El texto que cierra sus entregas y también la revista podemos leerlo a continuación: SEMILLA Mínima imagen que contiene un árbol ¿también está ahí dentro el cielo, un viento pequeñito columpiando las ramas y los pájaros? Tristeza de guardar tanto futuro, Mi mano, qué llanura para el paisaje donde corre el álamo y un potro salta zanjas, las que dicen mi muerte, galopando por las flores. Corría el año de 1971 cuando editan un poemario de su autoría que lleva el nombre de PAMEOS y MEOPAS, escribe su último texto poético NEGRO EN DIEZ, su querida Buenos Aires, es la primera en disfrutar su lectura. El fantástico Cortázar nos sorprende poéticamente otra vez con su último libro SALVO EL CREPUSCULO (1984) aquí nos vamos a encontrar un sentido homenaje a los poetas. No pudo corregir las pruebas, las parcas lo abrazaron delicadamente. El libro es aluvional, extraño, sus páginas contienen amor, dolor, pasión, tristeza, nostalgia, en suma una profunda y memorable antología personal donde Julio Cortázar o Julio Denis juega cual cronopio desde el mismísimo título, SALVO EL CREPUSCULO, que según sus amigos críticos y entendidos es parte de un verso que tomó de un poema japonés: “éste camino ya nadie lo recorre, salvo el crepúsculo”, que se debe al poeta BASHO.


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Compartamos este soneto del libro en cuestión. Recado a Garcilaso Tu dulce habla, ¿en cúya oreja suena? Aquí, señor, prosigue tu combate de palomas y fuentes encendido aunque en la noche esté el jinete herido y el corcel no obedezca al acicate. Aquí la guerra, aquí el Danubio abate el estandarte con su azor ceñido, Garcilaso, venado perseguido por no nacido arquero que le mate. Si vanamente ardida tanta nieve, si de llantos la fronda entretejida y hosca la estrella como amargo el higo, más bella esta esperanza que nos mueve los cantos y el encargo de tu vida. -Adiós hermano. Adiós, Salicio amigo. Reafirmando una vez más su condición de escritor fantástico a los 25 años de su muerte, aparece un libro extenso y deslumbrante, con textos inéditos y dispersos que fue coleccionando durante su vida; dicho libro lleva el apropiado título de PAPELES INESPERADOS (2009). La lectura de este libro permite adentrarnos en las diferentes facetas que Cortázar visitó profundamente, y allí encontramos nuevamente poemas y versos sueltos además de cuentos, entrevistas, historias de cronopios y diversos escritos donde queda plasmada parte de la vida de uno de los escritores latinoamericanos más importante de todos los tiempos. Disfrutemos un breve poema del libro: Lo que me gusta de tu cuerpo Lo que me gusta de tu cuerpo es el sexo. Lo que me gusta de tu sexo es la boca. Lo que me gusta de tu boca es la lengua. Lo que me gusta de tu lengua es la palabra. La lección que encontramos al acercarnos a su vida y a sus páginas, es la de sentirnos universales y libres.

TODOS SOMOS CORTÁZAR Julio César Blanco Rosito

Quizás, quienes estamos aquí, no estamos aquí. Tal vez, yo no soy yo, sino otro. Es posible que esta realidad sea una ilusión de otra superior, en la que se encuentran nuestras almas. Estas ideas no son nuevas, las citó hasta el cansancio Borges cuando recurría a Platón y sus disquisiciones sobre la caverna. El tema de los arquetipos fue una de las obsesiones del escritor sureño. La idea de una duplicidad de los mundos lo llevó a la metáfora del espejo. Por otra parte, José Amícola (2007) nos recuerda que fue Guide quien acuñó el término “mise en abyme”, con el cual se define esta técnica de la repetición ad infinitum y que indistintamente ha usado la pintura, la fotografía y la literatura. También Amícola plantea la tesis de que: “Un autor determina con sus primeras obras (…) una inserción en un sistema que posee ya determinados principios de construcción. Será la nueva personalidad la que habrá de llevar a la condición de "Dominante" en su propia obra algunos de los factores constructivos que antes aparecían al borde del campo artístico” (p. 1). Una idea similar fue la que sostuvo Kuhn cuando definió, para la ciencia, el concepto de paradigmas y la condición de réprobos en que se convertían los científicos que abjuraban de los cánones del paradigma dominante. En el caso de La Noche Boca Arriba (Final de Juego, 1956), Cortázar transgrede los bordes del campo artístico de su época, llevando hasta las últimas consecuencias, la idea de la duplicidad de los planos espacio-temporales. Ya no será la imagen del espejo la que satisfaga dicha técnica, ahora estará


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representada por una superficie matemática: la cinta de Moebius. En su relato, El Sur, Borges, maestro de la concisión metafísica, afirma: “A la realidad le gustan las simetrías y los leves anacronismos”, de allí que Juan Dalhmann, descendiente de un inmigrante alemán que llegó a Buenos Aires en 1871, tenga que morir en un duelo de compadritos pendencieros. Surgen muchas interrogantes como consecuencia del desenlace de este cuento: ¿realmente muere Dalhmann?, ¿es sólo un sueño del hombre que convalece en una clínica luego de un accidente? Ante una muerte tan trivial, fustigado por el determinismo de su doble origen germánico-criollo, pues su abuelo materno lo era, ¿prefiere una muerte “heroica”?: Simetrías de la realidad, anacronismos de la realidad que aunque “leves”, lo trastocan todo. El cuento es netamente autobiográfico: Dahlmann es Borges, el accidente fue con el saliente de una ventana que le golpeó en la cara y lo llevó a una septicemia que casi le cuesta la vida. Veamos ahora el planteamiento de Cortázar quien reconoce en su maestro, Borges, la limpieza y la efectividad de su prosa: “me enseñó a eliminar todos los floripondios”. El personaje de La Noche Boca Arriba, carece de nombre, así como también la ciudad, y la calle donde sufre el accidente. En este caso y por virtud de la superficie de Moebios, los planos espacio-temporales no serán contrapuestos, simétricos y por tanto complementarios; se confundirán sin solución de continuidad, sin nada que nos advierta cuándo se está aquí o allá, cuándo es hoy, ayer o mañana. Apuntan los matemáticos, que la cinta de Moebios tiene una sola cara, un solo borde y es una superficie no orientable. Surge ahora la nueva metáfora: la realidad es una y múltiple, podemos estar en un lugar o en otro, bien sea la selva Azteca o la urbe moderna, nuestro transcurrir por un camino (borde) nos conducirá irremediablemente al mismo punto de partida: es la circularidad, el mito del eterno retorno. Al fin y al cabo, este asunto de la multiplicidad introduce un tema meramente ontológico: la realidad es polivalente y responde a la percepción de cada quien; es decir, cada individuo la construye según su propia concepción. Adrián Huici (1992) cita a Cassirer para recordarnos la ley fundamental del pensamiento mítico: la metamorfosis “en virtud de la cual cualquier cosa puede transformarse en cualquier otra.” (p. 409). Esto permite todo tipo de especulación en el plano ontológico: lo que es, puede ser otra cosa: Un motorizado puede ser un indio moteca, los mugrosos y obscuros pasadizos de las mazmorras del teocalli, se confunden fácilmente con los asépticos pasillos de un hospital, el sueño puede ser la muerte. Es decir, la condición humana

está signada por la incertidumbre; ya no es posible la tranquilidad que otrora inspiraba la certeza, la contingencia abruma al hombre que irremediablemente va al encuentro de su destino. Así ocurre con el moteca quien, en un postrero y desesperado instante, regresa al futuro: “Con una última esperanza apretó los párpados, gimiendo por despertar. Durante un segundo creyó que lo lograría, porque estaba otra vez inmóvil en la cama, a salvo del balanceo cabeza abajo” (La Noche Boca Arriba). Uno de los principios de la teoría de la complejidad propuesta por Morín, postula, que no sólo las partes están en el todo, sino también, que el todo está en las partes: se le llama hologramaticidad. Según esto, debe comprenderse que la percepción de la realidad está reñida con la visión parcial, reduccionista, que se centra en las partes, pero que a su vez, también rechaza el holismo que propende a observar sólo el todo. Indudablemente que esta idea de la repetición (holograma) posee similitudes con la técnica de la “mise en abyme”. Hay otro cuento de Borges que la utiliza: Los Teólogos, donde Aureliano y Juan de Panomia, impenitentes rivales, son el mismo hombre ante Dios. En este punto de nuestras elucubraciones, conviene hacernos unas preguntas: ¿Será la cinta de Moebius, la repetición perfecta de las cosas, al punto de que el todo, se confunde con las partes y viceversa? ¿Será posible la interpretación del relato, La Noche Boca Arriba, desde esta perspectiva? Cortázar tiene otro relato de fecha posterior (incluido en el volumen, Queremos Tanto a Glenda, 1980), intencionalmente llamado: Anillo de Moebius, donde Janet, una joven inglesa quien está de vacaciones en Dordoña, Francia; es violada por un palurdo: Robert. Al final, y luego de una narración que causa vértigo (“anillo de Moebius infinito, reptación hasta el borde de una cara para ingresar o ya estar en la opuesta y volver sin cesación de cara a cara”, dice el cuento), la chica “regresa” hacia su asesino, convertida en puro deseo, para impulsarlo a consumar nuevamente el acto repudiable; pero también, para llevarlo al suicidio por ahorcamiento con una sábana: víctima y victimario confundidos en un solo destino. Por último, podemos aventurarnos a concluir lo siguiente: se sabe que el motorizado de la ciudad moderna y el indígena moteca, que inútilmente trata de huir de sus captores, son la misma persona. ¿Acaso no son la misma ciudad, aquella de “extrañas avenidas (…), con luces verdes y rojas que ardían sin llama ni humo de luces”, y la otra que hoy sabemos, duerme aplastada bajo el concreto y el asfalto? ¿Acaso yo sea ustedes? ¿Tal vez Cortázar sea Borges? Quizás todos seamos Borges, Cortázar, ad infinitum.


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DIARIO PARA UNA NOTA SOBRE CORTÁZAR Julio Bolívar

Finales de Julio (no recuerdo la fecha) Pienso en los libros escritos por Cortázar y no sé cuál libro escoger. Siempre me quedó la idea de escribir sobre una colección de cuentos que se llama Queremos tanto a Glenda. Nunca la hice. Estoy de nuevo en esto (pensando en Cortázar) porque nos escribió la narradora oral Morelia Muñoz, la intensa animadora cultural del Ateneo de Cabudare, en Lara, para un homenaje al escritor argentino que este año celebraría 100 años si estuviera vivo. 1 de agosto Escucho el sonido de las Guacharacas por la Trinidad, este barrio de clase media ubicado al sureste de Caracas. Regresó a mí agenda diaria la idea de la nota sobre el autor de Rayuela y pienso en esa manía institucional de celebrar aniversarios. Me digo, benévolo, que siempre es bueno recordar a los escritores que nos pensaron y en los que de alguna manera cambiaron la forma de contar una historia, Cortázar, sin duda lo fue. Aunque ya su propuesta, irrepetible, no nos sea tan útil. Por mi experiencia, creo que los lectores necesitamos que nos cuenten una historia y menos experimentos textuales. 2 de agosto Recuerdo que por estos días se celebra otro aniversario, creo que es sobre Borges. Este mes es para mi vida un acumulado de cumpleaños: mi hija, mi nuera, una amiga de colegio, mi hijo Gabriel, mi nieta Helena, y posiblemente mi nueva nieta Marce Lu. Vaya mes. Ahora se suma el aniversario de Cortázar. Imagino a los medios y revistas en esa fiesta repetitiva de hacer números monográficos con un mismo nombre. Ojalá sus albaceas hayan encontrado algo inédito. Un gato da vueltas sobre mi cabeza. A Cortázar le gustaban los gatos, por cierto, hay varias fotos de él con gatos en una ventana. ¿Será ese asunto del año 100 de Cortázar? 5 de agosto Hoy cumple años mi nuera, no sé por qué le dicen Niky, siempre que la nombro o me cuentan algo y su preñez actual, me viene a la mente una película con título en francés. Ahora creo saber de donde eran las vueltas de gato que tenía mi memoria. Hace 9 años la gente del País de España celebró con varios escritores los 400 años de El Quijote y por supuesto de Miguel Cervantes Saavedra. El libro que todo el mundo dice que ha leído; de aquella antología se hizo un libro y recuerdo un artículo del novelista Enrique Vila-Matas en contra de la celebraciones con números redondos; a estas cofradías los llamó “los adoradores de los números redondos”. Todavía recuerdo mi sorpresa y el talante variado de aquel homenaje. Claro, acostumbrado a homenajes de consenso absoluto en nuestro país, de no hacer crítica a fondo de nuestras letras o 47

arte, sino de olvidar, aquel artículo del novelista barcelonés me inquietó en su lucidez y en su molestia. Aquel libro me trae recuerdos sobre la variedad que tenía aquella antología, en donde por ejemplo otro autor insistía en decir que El Quijote era intraducible al valenciano, tal vez por los excesivos localismos. Tenía de todo aquel homenaje. Pero lo que se me quedó, fue aquello del catalán, autor de El viaje vertical , de ir contra las fechas redondas, celebratorias sin más. 7 de agosto Hoy cumple años mi hija Geraldine María, celebraron con una torta de chocolate. Leo unas crónicas de Salvador Fleján. Crónicas inóxidables las llamó. Tienen mucho de humor estas crónicas del narrador caraqueño. Me prometo hacerle una nota. A veces se hace fácil ese humor local. Me pregunto si Cortázar escribió crónicas. Recuerdo ese extraño libro del narrador sureño titulado Último round. Vuelvo a pensar en la nota que me pidió Morelia. ¿En verdad me pidió una nota? O yo me ofrecí escribir algo y que algún amigo la leyera. Me atormenta. Recuerdo algo sobre esas cosas pendientes que te persiguen. En la tarde Regreso a este diario, que es lo que se ha convertido esta nota sobre Cortázar y sus 100 años. Parezco un gato ronroneando sobre el papel. Los argumentos de Vila-Matas eran que, incluso los más desconocidos y malos escritores tenían “su día de gloria, su aniversario”; pero el que más me interesó fue aquel en el que se preguntaba por la . trascendencia que tenía el número 100 que no tuviera el 101 o cualquier número impar. Digo, por decir, si celebramos todos los años no tendríamos lugar para ninguno al final de cuentas. Además, entiendo que se trata de escritores o artistas en general que han agregado una nueva mirada al mundo, un lenguaje nuevo para designar el mundo o la vida en la tierra. Creo que de eso se trata. En fin, la fama trae eso y más consigo. Era, simplemente, un hartazgo del catalán. Cansa, es verdad, andar celebrando prestigios. Recuerdo una tarde en que un urbanista caraqueño me comentaba como si comiéramos una empanada en la Carmelita, cerca del Ateneo que convoca este homenaje, que había estado reunido con el antropólogo Marc Augé, nadie supo del paso de ese estudioso de los fenómenos urbanos y de la vida contemporánea. ¿Cuántas personas se reunieron con él? Como se pregunta el novelista español, la ausencia de los periodistas culturales brilló por su ausencia. Casi nadie supo del paso del autor de Los no lugares. Una vez fui a la UCV a propósito de una conferencia de Alejandro Rossi, autor de los extraordinarios libros: Manual del distraído y El cielo de Sotero, entre otras piezas extraordinarias; compartimos una café de pasillo universitario acompañado por el poeta e historiador Rafael


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Arráiz Lucca, a ese si lo releo, digo, a Rossi, pero sin el compromiso de escribir sobre él. Era un venezolano (en parte, también era descendiente del general Páez por parte de su madre) su estilo, de aguda inteligencia y elegancia sostenida, que me haría falta ahora, era lo que más me gustaba, pero no tengo sus libros a la mano. Sus cuentos están a la altura de los de Sergio Pitol o los de Henry James. Ese escritor con tres nacionalidades ¿quién lo celebrará cuando cumpla 100 años? Esa tarde la sala de arquitectura no llegaba a 50 personas. Tal vez, las noticias, en este caso y en otros es la fama de la personalidad homenajeada. O como el caso de Cortázar, es que se haya publicado algo nuevo. Si es posible, que produzca un sismo en la historia literaria como el caso de Los detectives Salvajes de Roberto Bolaños. A Cortázar lo persigue la fama de su libro emblemático. A las instituciones celebratorias de números redondos, la necesidad de no quedarse fuera de la comparsa celebratoria. ¿Podemos escapar de una fiesta global? 20 de agosto Regreso de viaje. Fui al llano, no lo conocía. Estuve de paso por al estado Apure, después de atravesar el estado Guárico, pase por San Fernando, su capital y veo con asombro en la avenida principal de esa ciudad plana como todo el llano, que en la misma conviven dos símbolos de nuestra historia: por un lado Pedro Camejo, el conocido Negro Primero, en una estatua ecuestre magnífica con la del Rey Fernando III, tan hermosa como la primera, y otra del centauro de la independencia José Antonio Páez, en menor escala. Leo un mensaje en mi celular, otra vez de Morelia y lo del homenaje a Cortázar. 24 de agosto Como todos los domingos, sigo intentando levantarme tarde pero no lo logro, como siempre. Aunque ahora me gusta desear que todos los días amanezcan sábado o domingo. Estos días tienen otra luz y sobre todo se trabaja en casa y parece que la vida es la felicidad doméstica. Salgo a comprar la prensa, ahora cada vez con menos información y con cuerpos más delgados. Tenía días sin tocar aquella nota pendiente. Viajes y ediciones de libros de cocina me detuvieron, además de un par de ensayos: uno (breve) a propósito de Bolaños y otro sobre Ana Teresa Torres y su última novela La escribana del viento. Al mediodía, después del almuerzo Leo en la prensa, no sin sorpresa, que se edita, como una novedad, del centenario de Cortázar, una especie de Diccionario cortazariano (frases y definiciones que no se propuso él, son los editores, esos terceros de la vida de los escritores, que apuestan todo pero sin la notoriedad del escritor, o como diría el mismo Cortázar "La verdad es que la

literatura con mayúsculas me importa un bledo, lo único interesante es buscarse y a veces encontrarse en ese combate con la palabra que después dará el objeto llamado libro" ( incluido en "Papeles inesperados", 2009). Ese mismo combate es el de los editores, lo digo por experiencia; y unas clases de literatura que alguien recogió. Eso me recuerda a otro escritor de obra escasa pero trascendente realmente; Tomasso Di Lampedusa, el autor de El gatopardo, de él se descubrieron hace pocos años también, unas clases de literatura con las que ayudaba a un sobrino. Esta información me hace regresar a la nota para el evento del jueves 28 de agosto. Y me digo, como el mismo Julio Cortázar escribió en su libro Deshoras, me cansa releer y buscar una ilación, esto lo retomo para justificarme y no releer cualquiera de sus libros para hacer la nota homenaje. Prefiero quedarme con las imágenes ambiguas y de múltiples lecturas que producen sus cuentos. 25 de agosto Releo este diario y me doy cuenta de que ya no haré la nota sobre Cortázar. No he releído nada y no me dará tiempo. Paralelamente edito un libro sobre el pan que no se editaba desde los años 80. Aquellos en que leí Rayuela y todavía la revolución cubana seducía a escritores del mundo entero. Veo con tristeza los residuos de aquellas vanguardias de los 60 que ya desaparecieron en las neovanguardias. También pienso en aquel cuento de esos mismos años de Cortázar, donde estaba uno llamado Botella de mar, allí aparecía Glenda, la del cuento, creo, de Queremos tanto a Glenda, aquí completa su nombre; Glenda Jackson, a la que le dirige una carta en una supuesta botella de mar, una metáfora de las comunicaciones profundas y las máscaras de esa mujer, que según aquel cuento, era actriz, y en ese texto también, el narrador se afirma como una máscara, la máscara de escritor. También recuerdo el tono de carta que tenían esos cuentos. Era como un diario. También parecían largas cartas, que de alguna manera es lo que siento siempre que releo a Cortázar. 26 de agosto Hoy no he escrito nada. 27 de agosto Le envío este diario de una nota sobre Cortázar que no se hizo a Jose Luis Ochoa. No sé si ha contestado. No tengo internet. Siento que lance una botella al mar. 28 de agosto Espero que otros escritores hayan hecho su artículo para esta fecha redonda.


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LA REPÚBLICA DE GUARIMURE E

obras de arte de destacados pintores de Carora y otras ciudades y regiones del país. Publicados por el Sello Editorial Guarimure puede leer en la biblioteca “Armando León” o adquirir en la librería, varios libros que reúnen una selección de importantes trabajos de los Centros de Creación Literaria de Carora.

n la Carora de Chío Zubillaga, en la que su pensamiento todavía se proyecta en la mayoría de los jóvenes, hombres y mujeres, con alguna inquietud por la cultura, un grupo de intelectuales, soñadores, que aspiraban encontrar un “sitio de reunión de los que vienen de todas partes” se les ocurrió crear la República de Guarimure, inspirados en el significado que la lengua Axagua le asigna a esa poética palabra, y donde no sólo los caroreños sino todos los venezolanos y extranjeros que visiten la ciudad luz del maestro Zubillaga, puedan dialogar libremente sobre el acontecer cultural en el tiempo histórico de la humanidad, y en particular del siglo XXI.

Si quiere participar en algún debate importante, entre a la Casa de la República de Guarimure, pida la palabra, anótese en uno de los conversatorios “Pensando el Siglo XXI” y a los pocas semanas se encontrará con decenas o centenares de jóvenes dispuestos a oírlo, a aplaudirlo o confrontarlo civilizadamente. Su pensamiento, sus propuestas o proyectos del presente siglo, podrá exponerlos con absoluta libertad, en el marco de una programación que los republicanos de Guarimure organizan periódicamente para no dejar escapar el sueño de un mundo sin fronteras materiales ni espirituales, donde reine para la eternidad el pensamiento de Chío Zubillaga, el primer ciudadano de la nueva República.

Esta República de todos los lugares comienza a germinar en los Centros Literarios Casa Chío, auspiciados por la Dirección de Cultura de la Universidad Centro Occidental “Lisandro Alvarado” (UCLA), en el Núcleo Universitario Dr. Juan Agustín de la Torre con sede en Carora, creados y dirigidos por el poeta Jesús Enrique León, quien ha logrado impulsar un movimiento cultural de proyección nacional e internacional, estimulando a centenares de jóvenes a la creación literaria mediante el método instituido por él mismo, “La Abstracción de la Palabra Poética”. Con su hermano, el también poeta y economista Armando León y la artista plástico Úrsula Rey fueron nucleando un grupo de escritores y pensadores caroreños y venezolanos en general, alrededor de una idea que les permitiera articular un conjunto de actividades en torno al hecho humanístico a escala nacional. Carora les ofrecía todos los incentivos para el diálogo creador, la confrontación de ideas universales en un ambiente de pluralidad y respeto, una tradición histórica para el estímulo al hecho cultural que los inclinó a fundar la República de Guarimure, convertida en poco tiempo en un lugar de encuentro de la inteligencia caroreña y venezolana. En una espaciosa casa colonial la República de Guarimure abre sus puertas a todas las manifestaciones culturales de la ciudad y del país. En la Esquina del Poeta, por donde el visitante puede ingresar a la República, se encontrará con una excepcional galería, en la que se exhiben y venden

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Enrique Melendez

Entrevista a Luis José Oropeza

El doctor Luis José Oropeza afirma que “nosotros somos enemigos del individuo, y somos como una especie de feligreses del Estado. Todo el tiempo adorando al Estado; como si fuera un Dios. “De verdad que uno no se imagina la potencia que tiene el hombre como individuo creador”, desgrana el doctor Oropeza, quien viene de publicar un libro con el título de “Venezuela: la fábula de una riqueza”. El mito, convertido en fantasía y delirio, de que somos un país rico, ¿de dónde provino? -Bueno, eso es una realidad, que se percibe en Venezuela desde hace mucho tiempo. Sin embargo, Guillermo Morón, con mucha precisión dice algo que es cierto: toda la historiografía nuestra se refiere más bien a la pobreza venezolana del siglo XIX. Pero como en La Colonia se habló de El Dorado, e, incluso, ya antes Cristóbal Colón había dicho que había llegado a unos parajes, que si no eran El Paraíso terrenal, caramba, bien merecían llamarlos. -Entonces, esa imaginación desbordada le dicta al venezolano que está frente a un privilegio muy especial, cuando apareció el petróleo, pues entonces nos dio la idea de que éramos un país rico; de modo que tenemos cien años cosechando esa idea. Es verdad, que los otros cien años de guerras, que no cesaron durante todo el siglo XIX, nos llevaron a ser un país pobre. Eso es lo que dice Guillermo. -Hemos creído, asimismo, que nosotros por haber hecho el hallazgo del petróleo ya éramos de facto ricos; que éramos 50

desarrollados, prósperos; cuando la verdad es que nos faltaba demasiado, para pensar en eso, y es la tragedia que estamos viviendo, de que cada día estamos más lejos de ser un país desarrollado. -No tenemos universidades de calidad; no tenemos industrias de gran envergadura, que vayan a competir en el mundo internacional; bueno, somos un país modesto. Ya yo he dicho que es que esto pareciera un “Haití” continental; porque, caramba, ya estamos bien depredados, y que, .... lamentablemente, no se debe a un tiempo de diez años, ni de tres quinquenios; esto tiene una larga data de muchos siglos. Usted concluye en su libro que el Estado venezolano, más que creador, ha sido un destructor de riquezas, ¿por qué? -Ciertamente, y esto porque el Estado venezolano ha asumido un papel, tan predominante de liderazgo, que ha sido, realmente, un causante de la derrota de la sociedad civil. Generalmente, se dice que los Estados nacen de una derrota. Pero nosotros sí nacimos de un triunfo contra España, pero nos derrotamos nosotros mismos; cuando marginamos la sociedad civil. -Todos nos hicimos dependientes del Estado, y no nos percatamos de que el mundo de todos los tiempos, el que lo ha edificado es la iniciativa individual. El orden espontáneo del esfuerzo de la gente. Todo lo que tú vez; toda la riqueza contemporánea: la computación, la medicina, la química; el transporte, todo proviene del sector privado. El Estado no ha hecho nada. En los países que se han desarrollado no ha interferido el Estado en el esfuerzo de los privados.


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-Aquí no, aquí apenas el sector privado comienza a desarrollar algunas iniciativas; como aquella vez cuando se pensó que el hierro de Guayana se podía explotar individualmente, y para lo cual se creó una empresa privada; enseguida Pérez Jiménez liquidó esa empresa, y no le permitió actuar. De manera que eso no proviene tanto de un componente de ideología. No, es algo peor. Se trata de una manera casi natural de pensar el venezolano. -De verdad que uno no se imagina la potencia que tiene el hombre como individuo creador. Nosotros somos enemigos del individuo, y somos como una especie de feligreses del Estado. Todo el tiempo adorando al Estado; como si fuera un Dios. ¿Cómo nació y cómo creció entre nosotros esa concepción del Estado? -Bueno, eso nació desde que Cristóbal Colón llegó a las costas de América. No olvidemos que Colón vino a estos territorios por obra de Isabel La Católica, y la concepción que había en España del Estado, era una concepción patrimonialista. El Estado era el tenedor del patrimonio colectivo. Si el Estado era poderoso, si el Estado era próspero, si el Estado estaba en la cumbre de la bonanza; entonces decían los mercantilistas: el pueblo también puede decir que comparte esa riqueza. -Eso no fue así, ni ha sido así. Max Weber hablaba mucho de eso, de la concepción patrimonialista del Estado. Las cosas públicas son del Estado o, mejor dicho, de quien se atribuye la representación del Estado, que es el jefe de Estado, en algunas partes es el presidente, en otras es el monarca. Ese esteriotipo de monarca, que ejercía la autoridad absoluta, se vino después. Nosotros tuvimos la independencia frente a España; pero caímos en las redes de las autocracias, de los caudillos: todo el siglo XIX. En esa misma línea, usted afirma que los venezolanos nos hemos dado una democracia colectivista. ¿Eso incluye el período del 58 al 98? -La democracia venezolana ha venido dando tumbos desde hace mucho tiempo. Nosotros cuando creamos la República aspiramos a ser un Estado independiente. Es verdad, nos independizamos de los intereses foráneos, de cierta manera. -Pero, en el fondo, no era una sociedad libre; la libertad llega a los pueblos, cuando los individuos no son interferidos en sus actuaciones; perturbaciones por cualquier Estado. De allí que yo crea que a la democracia nuestra le falta mucho por consolidarse. Nosotros hemos confundido la idea de la democracia. La democracia no es mayoritarismo. El hecho de sacar votos en una elección, no quiere decir que ya tenemos una democracia. Eso es el origen del proceso. Pero lo que viene después, es lo que estamos viendo. -Hay una cosa que a mí me causa mucha irritación. En la actualidad, por ejemplo, vivimos un tiempo de totalitarismo. Nosotros creemos que los venezolanos estamos condenados a ser demócratas, y que los sistemas democráticos se van a establecer aquí, aunque sea por generación espontánea. Hay un determinismo en eso. Fíjate, somos como los calvinistas, que creían en la predestinación; como si nosotros los venezolanos estuviéramos condenados y predestinados a ser siempre una democracia. -No, tenemos que luchar para que nuestra democracia funcione. No podemos esperar que nos venga de un milagro, que nos cayó del cielo. Por eso es muy difícil pensar que, ahora, lo que estamos viviendo, como los calvinistas, es una 51

predestinación, o sea, estamos predestinados a ser libres; no, no, nosotros si no actuamos en defensa de la democracia, no lo logramos. -La República que soñaron nuestros padres fundadores se confundía con la independencia, esto es, nosotros no establecimos una independencia como base de una democracia; una democracia republicana; hicimos una República, para independizarnos de España. Pero no para convivir adentro, bajo un clima democrático, y por eso hemos tenido esto que nos ha deparado el destino. -La colectivización de la democracia es una de las desviaciones más graves, que nos han conducido a la alteración de la posibilidad de ser demócratas. Eso de la democracia popular no existe; eso de la masificación colectiva, eso es mentira. La única verdad es la democracia individual; no de las masas, sino de las personas. -Por eso es que hay ahora la defensa de los derechos humanos, y no los derechos colectivos. Eso que llaman el interés social es una farsa. Nada ha hecho más daño que el interés social. En nombre del interés social se han cometido todos los crímenes. Usted postula una idea, que no es común entre nosotros, la de que el Estado es un mal necesario, del que hay que cuidarse. ¿Por qué? -Bueno, en realidad, hay que tenerle miedo al Estado. Ese es un principio que viene desde los fundadores de la idea de la democracia liberal, que las leyes constitucionales deben hacerse tan previsivas y tan, inteligentemente, concebidas; de manera que nunca pensemos, que lo que van a venir son benefactores ni los mejores ciudadanos, sino que las instituciones deben prepararse para que en un momento dado puedan estar a riesgo de que se apropien de ellas los malhechores y los peores ciudadanos, y eso ocurre. -Como decía Hume: “hay que hacer las instituciones de tal manera que, incluso, los malhechores hagan el menor daño posible, en caso de que logren instalarse”. Nosotros no hemos impedido que los malhechores hagan daño. Los malhechores se cogen todo; destruyen todo, y nosotros estamos viviendo, y padeciendo esta generación lo que Hume pensó allá en el siglo XVII. Usted cuenta que Carora, el pueblo donde nació, llevó una vida de primer mundo desde el punto de vista de la excelencia de sus servicios públicos, precisamente, bajo el esquema, donde lo financiaba todo la iniciativa privada. ¿Es así? -Ese es un fenómeno poco conocido en Venezuela. No diría yo ni mucho menos del primer mundo. Yo creo que está corrida tu pregunta, en ese sentido. Sino que tuvimos una etapa y una experiencia; quizás única en Venezuela; donde a principios del siglo XX, comenzó a crearse en Carora un concepto distinto de la sociedad civil, y donde la sociedad civil comenzó a atribuirse responsabilidades públicas. -Es por eso que allí a partir de 1900 se tuvo un hospital para todo el mundo; se tuvo una maternidad para todo el mundo; se trajo la luz eléctrica, en ese mismo sentido. En aquella comunidad nada lo hacía el Estado. Así se tuvo una sociedad en cierta manera estelar y privilegiada, en ese sentido. Pero vinieron los años, y cuando llegó Pérez Jiménez se comenzó a imponer el afán por nacionalizar, y que vino a culminar con el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez. Cuando el Estado intervino todos esos servicios, entonces nos convertimos en


Revis ta Cultural cualquier pueblo de Venezuela, donde no se consigue ni gasa en los hospitales; que la luz eléctrica ahora la racionan. -Ahora, fíjese, yo no soy tan enemigo del Estado en el concepto genérico; porque el Estado suizo no es así; ni son así los noruegos. Es que el Estado nuestro es, particularmente, inepto. Usted coloca al individuo y a la libertad por encima del Estado y la igualdad, ¿por qué? -Es que la igualdad, aunque sea vital, no puede ser nunca la presencia de igualdad. Pero igualdad ante la ley. Nosotros no podemos ser iguales. Es que los hombres no pueden ser iguales. Ni arriba ni abajo; porque todo el mundo es distinto. Un científico, un matemático no puede compararse nunca con un chofer. Entonces, nadie es igual a nadie. Todo el mundo es distinto, y es por esto que Hayek decía que en la diferencia de los hombres es que se lograba las grandes transformaciones. -Es la desigualdad y no la igualdad la que, realmente, impulsa a la sociedad. El sentirse por debajo es un estímulo muy importante; no una frustración. Una de las observaciones que yo formulo en el caso de Fermín Toro es que éste llega a decir, de manera textual que la igualdad era tan importante, que había que mantenerla a costa de la libertad, y se olvidaba que Montesquieu ya había dicho que el problema de la igualdad es que, a veces, se quiere imponer a la fuerza, y eso es lo que es el comunismo. -El comunismo impuso la igualdad por represión. Todo el mundo igual; porque yo quiero que sea igual, y nada es más desigual que tratar de manera igual a todo el mundo. Si somos desiguales, no nos pueden tratar de iguales. ¿Cuál es, desde su punto de vista, el camino para lograr el bienestar y la prosperidad social? -Yo me voy a copiar de una frase que le oí al viejo Fernando Henrique Cardoso. El fue un hombre que pertenecía a aquel grupo que proclamaba la teoría de la dependencia, factor fundamental de esta escuela. Cuando yo estaba en Harvard en la década de 1980, todavía el gran profesor proclamaba dicha teoría, que no es más que una derivación del marxismo, sobre el mundo subdesarrollado, el tercermundismo, etc.

-Cardoso, luego de que llegó a la presidencia, dijo un día, en respuesta a alguien que le preguntó que cómo había hecho, para escalar a la presidencia: “Bueno, nada, yo lo que hice fue dejar a la gente trabajar”. En efecto, dejó que el empresariado de Brasil, los grandes inversionistas internacionales y locales, que trabajaran. No los perturbó, y empieza el país a crecer; como todo. Además, esa es una experiencia universal. -Mire, así como la iglesia católica excomulgó a Galileo, porque sostenía que La Tierra no era el centro el universo, nosotros excomulgamos a Adam Smith, y lo sacamos de aquí. Yo recuerdo que en la universidad era pecado hablar de él. Era como plantearse un cadáver insepulto. Es decir, el nombre y las ideas de Adam Smith eran tan contrarias a las revoluciones ordinarias, que en esa época estaban representadas en la Unión Soviética y sus satélites, que todo el que hablara de Adam Smith era un retrógrado; que toda idea que no se identificara con el marxismo, entonces no tenía ninguna razón de ser, y eso era un gran pecado. ¿Cómo enjuicia usted la idea que vino manejándose desde la década de 1930 en Venezuela por hombres como Alberto Adriani y Arturo Uslar Pietri, acerca de sembrar el petróleo? -Uslar planteó esa idea, y hubo en esa época entre las confrontaciones políticas, la idea de que Alberto Adriani era el padre de la frase. Yo tengo la experiencia personal; porque yo de alguna manera fui cercano al diálogo con el doctor Uslar, a quien respeté mucho, de que yo una vez llegué a decirle: “Doctor Uslar, no se pelee más por esa frase, porque yo creo que no es la más afortunada que usted se imagina; porque eso implica que el gasto público se va a convertir en una especie de magia, que va a ser la que impulse, en forma permanente, el desarrollo y la modernidad. Eso no es verdad. El gasto público se haya asociado al desorden, al derroche, y no se sabe a dónde va a parar. Entonces, a usted lo que se le olvidó fue el sembrador. Porque, ¿quién es el que siembra toda la riqueza? El trabajo, ¿y quien hace el trabajo? La gente. No el Estado. El Estado hace todo lo posible, para que la gente trabaje menos”.

ENTREVISTA A JUAN PÁEZ ÁVILA:

Juan Páez Ávila Foto de Reinaldo Chaviel

Militante de la escritura. Petrusvka Simme

Juan Páez Ávila pertenece a esa generación de intelectuales venezolanos que han combinado la política, el periodismo y la escritura como una manera de ejercer su pasión por el compromiso social para cambiar la realidad de este país. La temática que aborda en sus libros así lo confirma. Su labor como militante político lo llevó a desempeñarse como parlamentario durante quince años, y fue docente durante 40 años en la Universidad Central de Venezuela. Fueron labores que ejerció con brillante honestidad y honradez y le han valido 52

el reconocimiento de colegas, alumnos y de la comunidad que lo conoce y aprecia su trayectoria. En estos recientes años retomó la literatura y la aborda con especial énfasis y devoción. Se lo confesó al poeta Julio Bolívar: “Mi retiro del Parlamento fue un momento importante en mi vida, porque me permitió retomar el camino de la literatura ya como una actividad definitiva e insustituible hasta el final de mi existencia”. Ya lo dijo William Faulkner “Los que pueden actúan y los que no pueden, escriben”


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¿De sus libros publicados cuál diría que ha sido, hasta la fecha, su mejor obra, y cuál es la que considera que lo define más? La mejor obra para todo escritor siempre es la última, ante la cual debe reflexionar para escribir otra que la supere. Por lo menos es lo que pienso, aunque no sé si lo he logrado, porque al final quien tiene la última palabra es el lector. Uno nunca se siente totalmente satisfecho de lo que ha terminado de escribir, por eso siempre hay que aspirar a una permanente superación en la escritura. La que mejor me define es Viendo pasar el Siglo, porque el periodista que me marcó por su combatividad y ética profesional, vivió, escribió y luchó con una gran sapiencia y un gran coraje, durante la primera mitad del siglo XX. Como novelista, yo le extendía su vida y su pensamiento por la segunda mitad del siglo, del cual yo he sido testigo, observador e intérprete de acuerdo con mi visión del realismo crítico que refleja toda mi obra. ¿Con qué género literario o temática se conecta más? Sin duda alguna que con la novela, porque este género admite no sólo novelar, sino también hacer periodismo, ensayo, crónica y poesía hasta dónde mis modestas facultades intelectuales y emocionales me lo permiten. ¿Cómo lector que tema le apasiona? Son varios los temas que me apasionan, tal vez por haber vivido una Venezuela que ha pasado de una nación rural a una urbana, en la que se ocultan realidades que el escritor debe descubrir y auscultar para contribuir a la formación de una conciencia ética y universal en tanto refleje en su obra temas que rebasan las fronteras del país donde escribe, pero que son los mismos en diferentes países. De allí que la política y sus diversas manifestaciones positivas y negativas, más estas últimas que son las más difíciles de percibir por el ciudadano común, como la corrupción administrativa, la explotación de los más débiles, la violencia subversiva y amoral, en general el Poder. Pero también el amor, con su pureza, su belleza y sus corruptelas. ¿Guarda en la gaveta de su escritorio algún manuscrito que no haya podido terminar? Sólo guardo lo que estoy escribiendo y si por una circunstancia especial me veo obligado a suspender su redacción, es temporalmente. Cuando un tema me atrapa los demonios no me dejan descansar hasta el final, cuando siempre me siento feliz, no cansado. ¿Considera que la tecnología está cambiando de alguna manera la literatura o cree que lo que está cambiando es la manera de leer? La tecnología ha cambiado la temática de la literatura, a lo largo de la historia. La literatura incorpora nuevos temas que los suministra la tecnología. Por ejemplo los avances tecnológicos hicieron desaparecer las novelas de caballería, sin que éstas pierdan su importancia ubicadas en la era del caballo. Hoy a ningún buen novelista se le ocurriría escribir

sobre el llano que trató magistralmente Rómulo Gallegos. Si escoge el llano como tema tiene que ser el llano que ha cambiado la tecnología, con carreteras asfaltadas, aeropuertos civiles y militares, más lo del narcotráfico y otras etc. ¿Recurre, o recurrió en alguna oportunidad, a su familia, a su esposa o a sus hijas, para escoger el tema de alguno de sus libros? Algunos de ellos están presentes como personajes secundarios, con la excepción de mi padre que es personaje fundamental en la novela, memoria, crónica, ensayo, que acabo de terminar, que titulo Repensando un camino. Y ello porque mi padre fue víctima de la represión perezjimenista, la enfrentó con una gran dignidad y coraje, siendo un campesino casi analfabeto y totalmente inocente de mi actuación en la resistencia contra la dictadura. Tu pregunta me pone a pensar en la posibilidad de una novela garcíamarquiana, que dice recoger lo que le contaba su abuela, aunque al final todo sea inventado por él. ¿Cómo eran sus padres? ¿Lo alentaban a leer y a escribir? Me alentaban a estudiar. Se mudaron de una pequeña finca donde yo nací, para el pueblo más cercano, San Francisco, donde había una escuela primaria, para que yo y mis hermanos estudiáramos. Y aunque yo estudiaba por mi cuenta, pasaba horas en la biblioteca del villorrio, hasta que me marché a Carora a estudiar bachillerato y luego a Barquisimeto, recibí el respaldo de mis padres. Al ingresar a la Universidad comencé a estudiar y trabajar, pero llegué a este nivel con el apoyo de mis padres, ambos campesinos, que apenas sabían leer y escribir. ¿Qué es lo que más recuerda de ellos? Son muchos los recuerdos que uno tiene de sus padres, pero algo que pienso con mucha frecuencia es la reciedumbre, con la que enfrentaban una tierra inhóspita, casi un semi desierto, su emigración, si así puede llamarse al traslado de una finca sin escuela cercana, para un pueblo donde sí existía, para que sus hijos estudiáramos. ¿Sus padres leyeron algunos de sus libros publicados? No, porque los publiqué después de haber fallecidos ambos, además, sabían leer pero algo muy elemental. ¿Se imaginó alguna vez que sus obras navegarían el ciberespacio? Yo escribo para mis amigos, pero ante el invento de las nuevas tecnologías de la comunicación y la información, no tuve dudas de ingresar al ciberespacio, para hacer más amigos y acercarme a un nuevo mundo. ¿Cómo quiere que lo recuerden? Como un buen amigo. Como escritor de seis novelas, publicadas hasta hoy. Tengo tres escritas por publicar. Tres biografías, dos de ellas noveladas, un libro de cuentos y otro en el que recopilo mis intervenciones en el Congreso de la República. Como Profesor Titular de la Universidad Central de Venezuela, después de ingresar por Concurso de Oposición.


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CAROHAN A


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