Consideraciones para un buen rediseĂąo
Muchas veces se plantea la necesidad del rediseño en una situación de crisis, de pérdida de mercado, de lectores, de influencia y se espera que una remodelación pueda resolver el problema empresarial. También se plantea un rediseño ante la amenaza de una crisis más amplia, no tanto de pérdida de influencia de un medio en particular, como del medio, en general. Este es el caso de lo que está sucediendo con muchos periódicos ya asentados que se ven amenazados por la pérdida de lectores y de anunciantes.
¿Cambiar? Esta necesidad puede estar motivada por diversas razones: Empresas que van perdiendo contacto con nuevas generaciones Sus productos o servicios ya no se distinguen de los de sus competidores o simplemente van quedando obsoletos Han diversificado hacia nuevos productos o nuevas actividades que no se relacionan con su imagen en el mercado Necesitan acceder a nuevos públicos Han pasado por una crisis y necesitan volver a situarse en el mercado Han cambiado sus propietarios o una buena parte de sus accionistas Su diseño inicial fue improvisado o poco profesional o su imagen se ha quedado “vieja”
Rediseñar no es suficiente. Repensar en función del mercado y de los cambios que se han estado dando en el contexto en el cual se distribuye un medio, es un camino que se impone como inevitable.
El rediseño tiene propósitos tan amplios como la identidad misma del negocio: dirección estratégica, producto, procesos de producción, tecnología o prácticas de operación.
Consejo 1 Haz la tarea, empápate del tema y crea un concepto
NECESITAMOS aprender a hablar de repensamiento, no rediseño. Cada línea o cada estructura deben tener un sentido y vocación editorial.
Aplicado al diseño periodístico, esto quiere decir que tengamos los objetivos o criterios para nuestro proyecto bien definidos y que no nos dejemos llevar por el azar a la hora de empezar nuestro proyecto. Tienes que hacer las investigaciones necesarias para descubrir los objetivos de la empresa además de los problemas actuales de los contenidos, navegación, etc. y así empezar a crear soluciones visuales. El primer paso de todo proyecto gráfico entonces es hacer un inventario de preguntas cuyas respuestas te ayudarán a hacer un análisis sobre las necesidades de la editora y su producto. Entrevista al director, el editor, redactores individuales y repasa los resultados de encuestas a los lectores o paneles de lectores realizados por la empresa, etc.
Consejo 2 Crea a través de la evolución
Se trata de entender que un rediseño no necesariamente tiene que dar “la vuelta a la tortilla” y romper de manera creativa con todos los esquemas de la publicación, sino que, por el contrario, tiene que saber introducir elementos novedosos a modo de evolución: un paso más desde el diseño que ya se tiene y no un nuevo diseño desde cero.
Consejo 3 Crea un proyecto unificado a través de la repetición de elementos La armonía es una cualidad clave de una estética atractiva. En el campo de diseño editorial, la armonía se consigue a través de la repetición y la sistematización de los elementos gráficos básicos que componen un producto como pueden ser la retícula, la tipografía, los colores, y otros elementos como filetes, corondeles y tramas. La dificultad está en encontrar un equilibrio visual entre las infinitas maneras de combinar los elementos gráficos y usar espacios blancos o negativos.
Consejo 4 Incluye en tu proyecto en un buen uso de la tipografías
El diseñador tiene que pensar en múltiples variables pero quizás la que más afecta al resultado final es la selección inicial y desarrollo posterior de la tipografía. La selección y uso de la tipografía aporta la mayoría de la identidad visual a cualquier periódico, revista o página web (aunque con este último las opciones son más limitadas). El desarrollo de la tipografía es una tarea que representa quizá algo más de un 20 por ciento del trabajo que supone diseñar un medio, pero, indudablemente, la buena combinación y uso de la tipografía es responsable en gran parte del resultado final. Sin duda, esta regla la entienden los buenos diseñadores.
La tipografía es una voz silenciosa, una voz que se convierte en un elemento visual y puede otorgar una identidad a una publicación o al medio que la utiliza.
Consejo 5 Ve un paso más allá; usa la tipografía como un arma secreta
La tipografía tiene poder. La tipografía es parecida a la arquitectura en cuanto que representa un nexo perfecto entre su forma y su función. Puede ser apreciada por su belleza como un cuadro de Velázquez o una escultura de Miguel Ángel, pero a la vez es sumamente funcional porque tiene que leerse y comunicar ideas. Una tipografía que no se lee ya no es tipografía. Que la tipografía esté ligada a la estética implica que –como el arte en general- es capaz de transmitir y enfatizar fuertes emociones aportando sentido a las cosas. Reconozcamos a la tipografía como un elemento gráfico principal en sí mismo, como la fotografía o la ilustración.
El “equilibrio gráfico”, por así llamarlo, demuestra la misma capacidad de convertir la tipografía en un recurso gráfico principal pero sin renunciar a una gama tipográfica más amplia o al empleo de otros recursos gráficos como filetes, una paleta de color más amplia, etc. En cambio, una vez encontrada una combinación de recursos visuales adecuada, esta estrategia sí que mantiene un orden a través de la repetición de esos elementos.armonía es una cualidad clave de una estética atractiva. En el campo de diseño editorial, la armonía se consigue a través de la repetición y la sistematización de los elementos gráficos básicos que componen un producto como pueden ser la retícula, la tipografía, los colores, y otros elementos como filetes, corondeles y tramas. La dificultad está en encontrar un equilibrio visual entre las infinitas maneras de combinar los elementos gráficos y usar espacios blancos o negativos.
Consejo 6 Sé tan sorprendente como sistemático
Una de las tareas más interesantes en un proyecto de rediseño editorial y dirección de arte es equilibrar la sistematización del diseño con la búsqueda de la sorpresa. La consistencia por un lado y la variación por otro son estrategias visuales que forman parte de una sola “técnica polar” en el diseño gráfico. En un proyecto puntual como la creación de un cartel, uno puede optar por uno o el otro. Pero en el diseño editorial en papel estas dos estrategias han de buscarse simultáneamente.
La consistencia en nuestro campo no sólo embellece el producto sino que también crea códigos visuales de comunicación claros que el lector o usuario intuye y le ayuda a entender la estructura y la información de una manera más rápida. Por eso es tan importante que haya una repetición estética en la imagen corporativa, la titulación y la navegación de un producto en papel o en la Web. De igual manera, la sorpresa siempre se ha visto como una virtud en el diseño de las revistas y en la prensa diaria. El lado oscuro de la consistencia es el aburrimiento. Si un lector se acostumbra a una lectura monótona, poca jerarquizada, con noticias poco interesantes, entonces deja de leer o empieza a leer el producto del competidor.
Consejo 7 Cuida los detalles En inglés hay un refrán que dice “Dios está en los detalles”, que viene a decir que para que algo esté bien hecho los detalles se tienen que cuidar. Yendo un poco más lejos podríamos decir que la perfección está en los detalles. Pero también decimos en inglés que “En los detalles está el diablo” y que la parte difícil de cualquier idea o concepto está en la ejecución de infinidad de de ellos. ¿Pero cuáles son los detalles que hemos de cuidar? Básicamente, tenemos que cuidar los ingredientes de nuestro diseño (las tipografías, la retícula, los colores, las imágenes y los demás recursos gráficos) y asegurarnos de que nuestro uso de esos elementos obedezca a los principios de diseño (equilibrio a través de simetría o asimetría, ritmo, escala y proporción, color, jerarquía, etc.)
Por ejemplo, si usamos colores hay que escoger una paleta que respete la teoría de color. Es decir, que los colores tienen que tener una relación evidente entre sí: que sean análogos, complementarios, triádicos o monocromáticos. Si cambiamos la escala de las tipografías o de las fotos con respecto a otras para crear una jerarquía visual y guiar mejor el lector, hay que conseguir que se note lo suficiente y que esa variación sea estética. La clave del buen diseño siempre está en asegurarse que cada elemento, cada detalle, tanto en las páginas y en las relaciones entre sus elementos, obedezcan a estos principios de diseño. Muchos diseños que consideramos “malos” o “salvajes”, se podrían mejorar considerablemente si con los mismos ingredientes gráficos (colores, tipografías, imágenes, etc.) cuidemos los detalles tanto en el ámbito de la estética y legibilidad como en el tratamiento de las imágenes.