I Simpósio Luso-Brasileiro de Cartografia Histórica BRASIL, U A CO STRUCCIÓ HISPÁ ICA El papel de la Unión de las Coronas en la definición de un urbanismo original ibérico. Antonio Hoyuela Jayo Miembro del Instituto Universitario de Urbanística. Universidad de Valladolid (www.uva.es/iuu). Director Gerente del Centro de Observación y Teledetección Espacial (COTESA) del Grupo Tecopy (www.grupotecoy.es/cotesa). Miembro del comité de expertos de la Comisión de Geomática del Consejo Superior Geográfico del Instituto Geográfico Nacional (IGN), Ministerio de Fomento (www.idee.es). RESUMEN El objetivo de esta disertación no es otro que avanzar algunos de los aspectos más relevantes de las interferencias entre Castilla y Portugal en relación a la construcción del territorio y de la forma de hacer ciudad en Brasil. Durante el periodo filipino habrán de producirse influencias mutuas en relación a la formación del estado brasileño. La Unión ibérica es un fecundo periodo analizado desde perspectivas no convergentes, una manifestación singular iberoamericana, el territorio hispánico en el sentido “imperial romano” que inspiró a Felipe II. Se hacía necesario unificar dichas perspectivas y analizarlo en su complejidad a través de una lectura transversal de las fuentes y la bibliografía existentes, un cierto conocimiento del lugar y del país y de una revisión de los documentos cartográficos. Estos últimos especialmente accesibles en sus fondos lusos gracias a la disponibilidad y calidad del Archivo Virtual de Cartografía Portuguesa (urban.iscte.pt). La Biblioteca Nacional, la Biblioteca del Escorial (y otros archivos de las relaciones geográficas), la Real Academia de la Historia, el Museo Naval, los archivos de Indias y Simancas son una fuente inagotable de información de referencia a continuar explotando en el mundo castellano. El apoyo de los Sistemas de Información Geográfica en la reconstrucción de los procesos históricos y territoriales y en la búsqueda de relaciones espaciales entre los distintos elementos también favorece la extracción de conclusiones originales. Con este escenario de partida las sorpresas y las contribuciones a la hipótesis original son constantes. La verdadera escala del Tratado de Tordesillas y la “deconstrucción” de sus límites; la aparición de trazados y plazas “a la castelhana” en las ciudades filipinas y en los trazados iluministas posteriores; la creacción de un cuerpo jurídico unificado para la organización de villas y ciudades; las interacciones de la política urbana y territorial castellana con la portuguesa hasta las intervenciones pombalinas; la unificación de las escuelas de fortificación bajo el plan general de defensa atlántica y la influencia indirecta pero sistemática de Spanoqui y Antonelli (si no del mismísimo Juan de Herrera); la influencia de las órdenes misioneras en la aplicación de los principios urbanísticos y del principio de pose (“uti possidetis”) en el siglo XVIII, fundamentalmente en Bahía, en los territorios Guaranís y en Amazonas; son algunos de los elementos que consideramos esenciales para la justificación de la hipótesis inicial. La conclusión final es que Brasil supone un hito en la historia del urbanismo ibérico. A diferencia de los territorios castellanos, planificados y geometrizados y de los portugueses, adaptados a la topografía y el lugar, Brasil unifica, elabora o sintetiza un modo original, caboclo, rico e interesante de hacer ciudades, una forma ibérica, la “hispanica urbis in brasiliam”, como se demuestra en la paradigmatica planta de Nova Mazagão. 1.- BRASIL, UNA CONSTRUCCIÓN HISPÁNICA. “... em todos os cuadrantes avançava a exploração das terras brasileiras. Expedições ao interior dilatavam as áreas conhecidas, partindo dos diferentes centros de irradiação já consolidados. Frentes povoadoras anexavam novas regiões ás zonas de colonização efetiva. Um fluxo imigratório, espontáneo u forçado, ininterrupto, adensava a população. Enfim, sedimentava-se o Brasil como
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entidade geográfica, agora posta sob nova soberania. Rigidamente falando: Um Brasil hispánico” (pag. 330, Antonio Carlos Robert Moraes, 2000) La Unión Ibérica se debe observar, desde la óptica renacentista, como una oportunidad de unificar los avances tecnológicos, científicos y territoriales de Portugal y Castilla en los umbrales del siglo XVII. La potencialidad y complementariedad de las dos coronas tiene que analizarse considerando los amplios territorios que ambos países estaban comenzando a colonizar o conquistar, en los cinco continentes, para el control de dos de las tres rutas hacia Oriente. Al mercado de las especias, del oro y de los animales se unen tanto los nuevos yacimientos (o su deseo de descubrimiento) como la posibilidad de extracción de maderas y animales como los cultivos del azúcar o luego del café. El proceso de sistematización de la producción urbanística en Brasil se iniciará bajo el dominio castellano de los estados portugueses. La ampliación de los frentes litorales bajo control y las primeras ocupaciones del interior, la disolución de las fronteras con los territorios de Castilla (especialmente con Marañón, en Uruguay y en el interior), la racionalización de los trazados de las ciudades capitales y la fundación de una red de ciudades barroca tendrán lugar durante dicha Unión. El siglo XVIII servirá como espacio para la consolidación de una forma original de urbanismo que mezcla la tradición castellana y portuguesa. Este periodo contribuye a cristalizar un anhelo de ambas coronas por recobrar la integridad de la península y de sus territorios conquistados. Compitiendo con Europa por el acceso a las Indias, Portugal primero, Castilla después, avanzaron en los métodos de navegar, en la ingeniería de la fortificación, en la racionalización de las fundaciones de villas y ciudades, en la legislación que servirá para administralas, en la creacción de las primeras escuelas de ingenieros de fortificación, en un conjunto de instrumentos, en definitiva, que darán como resultado una original forma de hacer urbanismo. Analizamos un aspecto de una época poco conocido tanto en España, como en Portugal; el dominio e influencia de las políticas españolas, imperiales, en el “estado de Santa Cruz“ y en el “Estado de Marañón” y la influencia que a través de dicho poder este estado (de la nación portuguesa) recibió de la europa renacentista, no sólo española, sino italiana, francesa y holandesa. Este proceso, además de indiscutible, ha de ser fundamental en la construcción del territorio brasileño. La definición de sus límites, la construcción de su red de ciudades y la definición de los focos de desarrollo y crecimiento así como la fomración de una sociedad compleja y cabloca desde el punto de vista antropológico y cultural son consecuencias de dicho proceso. La Unión Ibérica habrá de ser definitiva en la historia de Brasil. 1.1.- Brasil una construcción ibérica entre Castilla y Portugal. Los 500 años de Brasil son principalmente esto, la historia del esfuerzo de construcción de una nación multi-cultural y multi-étnica, que adquiere a lo largo de los siglos su propia identidad cultural, en la que prevalecen en la lengua y en las costumbres la herencia ibérica, sumada, entretanto, a aportaciones de otras naciones europeas y asiáticas y a las culturas africana e indígena, patrimonio de tantos millones de brasileños. (Carlos Moreira García, Embajador de Brasil; Prologo de “Castilla descubrió el Brasil en 1500”,Editorial Instituto Interuniversitario de Estudios de Iberoamérica y Portugal). Brasil es una construcción moderna. Fruto de las energías de dos grandes poderes coloniales en los albores del siglo XVI, Castilla y Portugal. La construcción de su territorio y su transformación en sociedad urbana sigue un lento proceso, progresivo y constante, que tiene un importante empuje y transformación durante la Unión Ibérica con la consolidación de su identidad social, política, económica y cultural pero, sobre todo, urbanística y territorial. Es así cuando los pilares del concepto de nación comienzan a identificarse en el antiguo Brasil Colonial. Aún así, la complejidad y la variedad siempre han sido elementos destacados de la identidad brasileña. Desde sus orígenes Brasil es un país cosmopolita y variado, culturalmente
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antropófago . Sumergido en un conjunto de interacciones constantes no sólo con la colonia (Portugal) y con Castilla, sino también con las otras potencias europeas como Francia, Holanda e incluso Italia que constantemente visitan sus costas e insistentemente intentan colonizarlas, Brasil construye su identidad desde la variedad y la complejidad cultural.
Fig. 1 . Brasil se constituye como referente de la América Latina con más de 180 millones de habitantes. El proceso de litorización se convierte, pausadamente, en un proceso de interiorización y conquista del “certão”. La población urbana supera ya el 70 % y las grandes metrópolis de más de 1000000 de habitantes superan la decena. Datos IBGE, 2000 y elaboración propia. Indudablemente el substrato ibérico dominante contribuirá a su herencia hispánica. Castilla y Portugal aportarán sus costumbres y tradiciones culturales, económicas, políticas y sociales a lo largo de múltiples años de convivencia en el territorio de los Brasiles. Una fusión difícil de deslindar y clsificacr no sólo en Brasil sino en toda la extensión de los territorios unificados. Las relaciones entre las coronas de Castilla y Portugal estaban también construídas sobre fuertes lazos familiares, económicos y culturales. Carlos I se casó con su prima Isabel de Portugal hija de D. Manuel I (1495-1521), Felipe II (1556 – 1598) se casó con Maria, hija de João III (1521 – 1557) que a su vez estuvo a punto de casarse con Leonor (hermana de Carlos V) y también Juana, hermana de Felipe II, se casaría con João, heredero del trono portugués. En materia económica, Portugal dependia del trigo de Castilla y del oro y la plata americanos, pero Castilla no podía explotar sus colonias sin el apoyo de la burguesía portuguesa, sin el
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dinero de los judíos de Lisboa y sin la experimentada flota lusa. Su herencia árabe y romana materializada en sus ciudades y territorios, renacentistas y medievales, también identifica la 2 unidad ibérica y el territorio peninsular como un conjunto . La similar pero diferente lengua no supuso un impedimento y la coincidencia de enemigos comunes (moros, turcos, franceses, ingleses e incluso holandeses) se constituye como otra sugerente razón para la unión de las coronas. Dos países que se constituyen como estados modernos en épocas tempranas. Sobre la herencia del renacimiento urbano musulmán y de sus núcleos de carácter comercial (medinas), Santarém, Lisboa, Setúbal, Évora, Alcácer do Sal, Mértola y Silves se construye en Portugal el estado moderno en 1128. Se transforma así en la primera nación del conjunto europeo. El evento sucede en la ciudad de Guimarães, siendo reconocida por el Papa Alejandro III a través de una bula denominada Manifestis Probatum, de 23 de Mayo de 1179. Su organización política, administrativa y civil permitirá avanzar en el proceso de urbanización y de estructuración de un estado capaz de abordar la tarea de expansión. España construirá los cimientos de su condición de nación moderna con la unión de Castilla y Aragón bajo el reinado de los reyes católicos. El sistema de las comunidades de villa y tierra y las cortes como órgano de representación de los magistrados de las villas y ciudades con sus sistemas de foros y prevendas (instituídas desde Alfonso XI a partir de 1345) antecede a dicha organización y consolida los cimientos para el desarrollo de un estado moderno. La independica de poder que identifica las repúblicas portuguesas en Castilla genera los 3 conflictos de las comunidades en contra del absolutismo de Carlos V . Respecto a las formas del urbanismo portugués y del urbanismo castellano podemos afirmar que la construcción y definición de las ciudades parten de posiciones diferentes a pesar de la herencia común. Frente al deseo de colonización y ocupación efectiva del territorio que inspira las acciones castellanas, las portuguesas se ven dirijidas por una política orientada al comercio y explotación y respetuosa con las características locales. También esta opción por el respeto al lugar caracteriza las fundaciones portuguesas que se identifican por su adaptación topográfica frente a la rigurosidad del trazado castellano. La ocupación de la mayor altura, que siempre acompaña a los núcleos urbanos portugueses, se corona con los edificios fundamentales. La Universidad en Coimbra, la fortaleza de São Jorge en Lisboa, la iglesia en Viseu demuestran que no hay una función única pero sí una opción por significar la principal actividad de la ciudad. Por otro lado mientras en Portugal se mantienen elementos de defensa medievales como se puede comprobar en la pieza central de la fortaleza de Mazagão, la adopción de la fortificación moderna abaluartada está más avanzada en los territorios de Castilla. La convivencia y colaboración con los tratadistas italianos y la presencia de Spanoqui y Antonelli explican este avance. Desde la perspectiva morfológica también podemos afirmar que la regularización de los trazados en las fundaciones y ciudades portugueses contrasta con la fuerza y radicalidad de la cuadrícula castellana. En medio, los modelos reticulares ortogonales, irregulares, no homogéneos, como Rio o Salvador en Brasil, surgen de la convivencia de ambas tendencias. La extensibilidad del modelo castellano nace del deseo de consolidación y crecimiento de las ciudades, perdurabilidad, frente a la temporalidad y la causalidad de los modelos portugueses que, por ello, se adaptan al terreno y a las condiciones del lugar de forma más orgánica. Pero uno de los elementos más importantes para entender las diferencias entre el urbanismo portugues y el castellano será la Plaza. En las ciudades lusas la plaza se plantea con un contenido funcional frente al pensamiento castellano que la considera como elemento de representación del poder y punto central y neurálgico de la urbe. La posición central se aplica, no sólo desde una perspectiva física sino también política. Por contra, en la América portuguesa, como en la metrópoli, las plazas obedecen a la función original de la ciudad y a un crecimiento orgánico en torno a dicha actividad original. Es por ello que la manifestación más tipicamente portuguesa sea la plaza del comercio o espacio portuario destinado al tráfico de mercancías y personas de posición litoral, al borde del mar o del río y al que abre al menos uno de sus lados, y que da la espalda al núcleo urbano. Por otro lado las funciones principales de la ciudad como son las casas de gobernadores, cámaras, colegios, iglesias, edificios de
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justicia o cárceles (cadeias) en las plazas portuguesas pueden llegar a estar dispersos en varios de estos espacios interconectados. Por contra, en las ciudades castellanas ocupan un lugar cercano a la Plaza Mayor y su distancia a este espacio denotan la importancia de cada uno de los elementos, incluidas las edificaciones residenciales y palaciegas de burgueses y nobleza.
Fig. 2 . Planta de la ciudad de Mazagão en África. Los principios de fortificación moderna conviven con reminiscencias del urbanismo medieval en la plaza fuerte de la ciudad que en las ciudades castellanas se constituye como espacio libre y central de la trama. En último lugar hay otros aspectos menos destacados pero igualmente significativos como el hecho de constatar en las ciudades portuguesas manzanas orientadas con dos fachadas paralelas al mar o incluso una sola mirando al mar (p.e. una gran parte de las calles de Cananeia). En sus homólogas castellanas, como se ve en el caso de Sucre, la manzana dispone de cuatro lados a cuatro calles y las manzanas se dividen en cuatro parcelas con lotes que disponen al menos de dos fachadas. Como veremos y demostraremos a lo largo de estas líneas, las dos formas ibéricas de construir ciudad confluirán en los brasiles a partir de la época filipina hasta el momento de sus mejores manifestaciones durante la demarcación de las fronteras. 1.2.- Las tres rutas de oriente y el viento del Atlántico. “... A India e a América pareciam destinadas a pertencer-lhes; na verdade, se os Portugueses tivessem dado ouvidos a Colombo, teriam dominado os três continentes antes de qualquer outra nação da Europa. Colombo e a Espanha negaram-lhes o que a sorte parecia ter-lhes destinado” (J.H. Plumb, introducción al libro “O imperio marítimo Portugués 1415-1825, de C.R. Boxer, 1969, Edições 70, Lisboa) La eterna lucha de las potencias europeas se ejercía por la conquista de la mejor ruta hacia la India. Dominado el acceso por el este a través de la república de Venezia, las ciudades financieras del renacimiento apoyarán nuevas campañas por el sur de África (Florencia y Portugal) y hacia el oeste (Génova y Castilla). Los esfuerzos lusitanos se concretan en la consecución de un paso hacia la India por el sur de África. La hazaña exige más de un siglo de aventuras por la costa de dicho continente. Desde los primeros esfuerzos por superar el Cabo
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Bojador, Cabo Verde y llegar a Conakry, de las expediciones de Gil Eanes (1434) y de Afonso Baldaia (1434), Antão Gonçalves en 1441, Nuno Tristão del 1441 al 1446, Dinis Dias (1444) y Álvaro Fernandes (1446); pasando por la navegación (dificultosa) de Fernão Gomes por el Golfo de Guinea (1469-1474), la llegada de Diogo Cão al Rio Congo (Zaire) y Cabo Lobo (1482) y a Cabo Cross en 1485; hasta la definitiva llegada de Bartolomeu Dias entre 14871488 al Cabo de Boa Esperanza. Vasco de Gama tenía las mimbres para poder crear una nueva ruta hacia Oriente por el sur de África.
Madeira
Canarias Azores Cabo Verde
Fig. 3 . Mapa de los vientos del Atlántico de OAA. Explica la serpenteante ruta de Pedro Álvarez Cabral en su camino a la India que le llevará a descubrir Brasil. La ruta más eficaz para circunnavegar África siempre fue aprovechar la corriente de Labrador hacia el Sur, hasta, Cabo Verde, allí girar hacia el Suroeste buscando de través los vientos contrarios del golgo de Guinea, a la altura de Brasil 15º Sur, moverse de nuevo hacia el Sur buscando los fuertes vientos polares rumbo Este que permiten pasar rápidamente bajo el Cabo de las Tormentas. La disposición de las corrientes (marinas y de vientos), las calmas, las mareas y olas en el sur de África van a dar un giro inesperado a la expansión territorial. El viento definiría de nuevo el papel de los territorios insulares de ambas coronas y su importancia capital en el equilibrio geoestratégico del siglo XVI. Azores, Canarias, Madiera y Cabo Verde serán las protagonistas por su posición tanto en las rutas hacia el sur de África como en las rutas de Indias. Las Canarias son la “aguada” obligatoria en el camino de ida a las indias castellanas. Conocidas en la antigüedad por Homero y Estrabón. Santa Cruz, La Laguna, Las Palmas, Puerto de la Cruz y algunos pequeños núcleos como Garachico, etc... servirán como urbis experimentales en la tarea de colonización y sus intervenciones serán paradigmáticas para la 4 colonización castellana de América . Si para la seguridad de los viajes a América, Canarias se transforma en un punto estratégico y fundamental, para la vuelta, las Azores se convierten en un referente claro e inequivoco. La llamada “aguada de las Azores” juega un papel fundamental en la ruta de vuelta de las Indias no sólo por la necesidad de abituallamiento sino, sobre todo, por la posibilidad de comerciar con productos no permitidos en la colonia o de
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evitar impuestos y diezmos para las mercancías importadas . Las islas, en cualquier caso, van a jugar un papel definitivo tanto en las rutas comerciales cuanto en la traslacción de los movimientos y tendencias técnicas, artísticas y culturales como son las urbanísticas y arquitectónicas que nos ocupan. Madeira se define a su vez como la “aguada” en la vuelta de las indias castellanas. En ella, y en la ciudad de Funchal, comenzamos a ver los primeros trazados regulares y las primeras fortificaciones modernas. Una regularidad primigenia y algunas tendencias que anticipan gestos del urbanismo hispánico en Brasil como el “recolhimiento da Misericorida”. Esta plaza rectangular sirve de soporte a la “representación escénica” del Hospital, del Convento de San Francisco, la fortaleza y la casa “do capitão”. La isla fué repoblada en tiempos de los felipes con nobles aragoneses como los Heredia que llevaron a la misma la tradición arquitectónica y urbanística de la península garantizando así su control y expansión.
Fig. 4 . Planta de la ciudad de Funchal. En el centro se puede observar la presencia dominante del espacio del recolhimiento da Misericordia y la regularidad de trazado ya anticipada en el Barrio Alto de Lisboa. Azores y Cabo Verde representan los últimos puntos de contacto en el viaje hacia Brasil y hacia el sur de África. Se encontraron monedas fenicias que demuestran su conocimiento en 6 épocas tempranas. La ciudad de Angra do Heroismo regulariza su traza y prepara su estructura para una etapa decisiva de su historia. El modelo será repetido en Rio de Janeiro y Salvador de Bahía. A partir de las “ruas Direitas” o calles originales y fundamentales de la traza, con los extremos normalmente finalizados en dos iglesias con rossios, largos o terreros (espacios normalmente expontáneos y poco formalizados), y paralelas a la línea de costa o a la ribera, comienzan a implantarse edificaciones. Estas calles se organizan normalmente en torno a un espacio que sirve de depósito de mercancías para la carga y descarga de naves. Paralelas a esta calle inicial, como vemos en Angra do Heroismo, durante el siglo XVI y XVII comienza el proceso de regularización haciendo primero calles paralelas (ejemplo de Cananeia en Brasil) y luego conexiones perpendiculares que llegan hasta el agua transformando los espacios extremos (rossios, largos, ...) en plazas que poco a poco se regularizan e incorporan al conjunto. En estos primeros trazados las plazas suelen ser residuales y surgen bien en las riberas, como hemos dicho, bien en los contactos de la nueva trama regular con las fortificaciones o fuertes que las circundan bien en los frentes de los
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edificios singulares. 1.3.- Los acuerdos de Tordesillas y la definición de la raya. "Que haya y señale una línea o raya derecha de polo a polo, a saber del polo ártico al polo antártico, que la tal raya se haya de dar, como dicho es, a trescientas setenta leguas de las islas del Cabo Verde, hacia la parte del poniente, por grados o por otras maneras, como mejor y más presto se pueda dar,... Y que todo que hasta aquí se ha hallado y descubierto y de aquí en adelante se hallara y descubriere por el dicho Señor Rey de Portugal, y por sus navíos, así islas como tierra firme, desde la dicha raya a la parte del Levante, o del norte o del sur, tanto que no sea atravesando la dicha raya, que esto sea y finque y pertenezca al dicho Señor Rey de Portugal, y a sus sucesores, para siempre jamás y que todo lo otro, así islas como tierra firme, halladas por los dichos Señores Rey y Reina de Castilla y de Aragón y por sus navíos,...después de pasada la dicha raya hacia el poniente y que todo sea y pertenezca a los dichos Señores...por siempre jamás." (Tratado de Tordesillas) El periplo de Colón y las conquistas de la América Central sirven de origen a los viajes de 7 portugueses y europeos pero probablemente no al conocimiento de dichas tierras . La novedad del descubrimiento ha sido ya contestada por numerosos autores pero no así el impacto de su difusión en Europa. Las muestras presentadas por Colón a su vuelta y el efecto político y estratégico que dicho descubrimiento supuso a los intereses castellanos en el Mundo se manifiestan irrefutablemente.
Fig. 5 . Carta de los descubrimientos de Colón redibujada por Jesús Varela, 1996. Aún en este amplio contexto, la difusión del conocimiento arrastra numerosas incógnitas, acumulando errores que el propio descubridor incitó e incluso, probablemente, encubrió. El error en la longitud de la tierra, derivado de las mediciones de Ptolomeo, hizo entender que las nuevas tierras pertenecían al continente indio. La idea que acompaña a Colón hasta prácticamente su muerte en 1506, y que se trasluce en la planta de Juan de La Cosa de 1501
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y en las primeras imágenes de Colón que servirán de base al tratado de Tordesillas, conlleva que las tierras descubiertas coinciden con Catay o India. La visión es totalmente equivocada y la idea de que una nueva ruta hacia oriente ha sido descubierta inspira las discusiones de Tordesillas de 1498. En dichas conversaciones, mientras Castilla defiende sus nuevos descubrimientos y una ruta directa por el Occidente, Portugal piensa en el paso por el sur de África y la vuelta del mar. Las expediciones posteriores a Colón intentaron definir los límites del descubrimiento y aclarar el radio de la tierra y la “longitud” de las tierras de Nueva España. También buscaron pasos hacia el Pacífico y las deseadas tierras de la India. Entre ellas las más destacadas, en el actual Brasil, fueron las de Diego Velez y Vicente Yañez Pinzón. Dichas expediciones tuvieron lugar en los primeros meses de 1500. Juan de la Cosa, cartógrafo montañes al servicio de Colón y miembro de la primera expedición a la América descubierta en la que no participa el insigne descubridor, será el encargado de trasladar a un mapamundi los nuevos descubrimientos a través de la recopilación de las mediciones de los pilotos hecha por el cartógrafo de la casa real, don Juan Rodriguez de Mendoza. El mapa mundi verá la luz en 1501. De hecho en su mapa se observa un conocimiento profundo de los viajes de Diego de Lepe y Vicente Yañez Pinzón. Este saber, seguramente indirecto, se trasmite a través de su mentor Juan Rodriguez de Fonseca, responsable de la casa de Indias y de los viajes oficiales y de las cartas de marear. Con el conocimiento de las notas de los pilotos se responsabilizaba de la formación del denominado “patrón real”. También se manifiesta la posibilidad de que conociera los viajes de Cabral a partir de la carta de dichos descubrimientos que João II manda a los reyes 8 católicos .
Fig. 6 . Mapa de Juan de la Cosa con las expediciones de Diego de Lepe y Pinzón a la costa norte de Brasil y con la separación de la isla llamada “Brazil”. Como hemos comentado el conocimiento de Colón de la India sustentó los acuerdos de Tordesillas de 1498. Probablemente, frente a la defensa del acceso a Oriente por el Oeste, Portugal defendía, probablemente de forma exclusiva, el acceso a Oriente por el sur de África 9 en la ya conocida vuelta suroeste de Vasco de Gama . Esta situación altera la propuesta en 10 las bulas papales Inter Coetera (I y II) que a su vez modifican el Tratado de Alcaçobas trazando una raya (propuesta por Colón) a 100 leguas de Azores y Cabo Verde. Pero el papel y el poder de la Iglesia en la era de los descubrimientos se hará manifiesto en el acuerdo de Tordesillas a través del apoyo del controvertido Papa Borja (Alejandro VI) y la bula definitiva de Julio II de 24 de Enero de 1506 ratificando el Tratado. Definitivamente en él se “gira” la línea
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del reparto de las dos potencias “verticalizando” la división del mundo en un meridiano a 370 11 leguas de las islas de Cabo Verde . Este gesto produce además una imprecisión notable y manifiesta. La situación en latitud es reconocible y medible con los conocimientos de la época, la longitud no. La definición de los límites de Brasil se encuentra, de esta manera, con serias dificultades, 12 errores, y situaciones ambiguas que de partida dificultan su aplicación . Las primeras capitanías respetan los límites estimados del tratado pero durante el gobierno general, y especialmente durante la época filipina dichos límites se relajan. La progresiva ampliación de los límites portugueses en territorio castellano se produce en diversos frentes. En el estado de Marañón la situación está descontrolada hasta los hechos que derivan en la fundación de São Luis de Maranhão y en la creación de las misiones de capuchinos, franciscanos y carmelitas. Los jesuítas estarán presentes en Bahía, en Sacramento, Santa Catarina, Ceará y otros territorios que contribuirán a su vez, involuntariamente, a la ampliación de los límites, como ocurrirá en los territorios guaranís. El problema de la longitud será resuelto entre 1735 – 1759 (H1-H4) cuando Harrison construye sus cronómetros y demuestra a la comisión de Greenwich la eficacia de los mismos. Entre tanto las demarcaciones de los territorios de Brasil aplican preferentemente el principio de “pose” (usucapião) a las técnicas científicas y rigurosas de la cosmografía de la época. Se apoyan, como principio básico, en elementos físicos del territorio para la transformación de la rígida raya de Tordesillas en frontera. Las negociaciones cuentan con dos dificultades previas desde la perspectiva castellana: el deseo de mantener el control de Filipinas y sus islas y los trabajos previos de cartografía portugueses que “deformaron” a su favor los mapas de referencia. El resultado final de este proceso pasa por la relajación de los límites y la ampliación de las fronteras en los ignotos territorios interiores e intermedios, entre los territorios de Castilla y Portugal. 1.4.- Los primeros procesos de colonización y la lógica territorial primitiva. “Y toda la provincia al principio se llamaba de Santa Cruz; después prevaleció el nombre de Brasil por causa del palo que en ella hay y que sirve para hacer tintas” (Pag 301, Anchieta S. J., Joseph de. “Cartas, Informações, Fragmentos Historicos e Sermões. Padre Joseph de Anchieta, S. J. (1554-1594)”. Publicados por Civilização Brasileira, SA. Rio de Janeiro. 1933. http://purl.pt/155/1/indexHTML/M_index.html. Ediciones digitales de al Biblioteca Nacional de Portugal.) 13
La lógica de fundación “protourbana” obedece a razones territoriales contundentes: búsqueda de aguadas tranquilas, fondeaderos para grandes flotas, defensas naturales (de cara al mar y de acceso por tierra), posibilidad de embarcaderos, atarazanas y pequeños puertos, zonas accesibles desde los centros productores de azúcar, la presencia de indios pacíficos y la posibilidad de cultivos, bosques y ganados (todos ellos necesarios para la implantación). Durante esta época, “de afirmación de pose y defensa de la costa” en palabras de Paulo Santos, se ocuparán con “puntos frágiles y móviles; campamentos casuales que estaban poco más allá de los poblados nómadas de los salvajes; paraderos sin vida cristiana, 14 sin ninguna manifestación de vida social o política” . Prácticamente desaparecidas se establecen feitorias en Cabo Frío (Vespuccio 1503); en la Bahía de Guanabara (João Braga, en 1519 es citada por Fernão de Magalhães); en São Paulo, la feitoria de João Ramalho, Antônio Rodrigues y del Bacharel de Cananeia (sin fecha concreta de fundación); en el sur, feitoria del Porto dos Patos (Santa Catarina) de Enrique Montes y sus compañeros de 1516; y en Pernambuco, Iguaraçu, de Cristovão Jacques, también de 1516. Los espacios más adecuados fueron rápidamente explorados, recogidos en las crónicas y datados. La bahía de Guanabara, el resguardo de Recife, la gran Bahía de Todos los Santos (capaz de albergar según Martim Afonso hasta tres flotas completas), el sistema fluvial Santos – Guarujá y la Bahía de São Vicente y el sistema salobre de Ilha Comprida eran conocidos en el Estado de Brasil antes de 1530. En el Amazonas y en Maranhão el sistema de agua dulce de Amazonas y de la isla de Maranhão así como la futura bahía de São Luis también habían sido descubiertas por colonizadores principalmente castellanos (Velez y Pinzón en 1500, Orellana en 1542, etc...).
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La fundación de São Vicente y Piratininga por Martim Afonso de Sousa constituye así un hito en la colonización de Brasil en un doble sentido. Primero son las villas iniciales y cumplen tanto la función de servir de puerto y conexión con la colonia como la de servir de plataforma para la exploración y explotación de los recursos del interior. A pesar de su precoz iniciativa pasarán años hasta que el modelo de colonización y fundación asuma el doble objetivo de defender y dominar la costa y de conquistar y extender la civilización por el interior. Da mesma forma ocorreu entre 1534 e 1536, quando Dom João III criou o sistema de capitanias hereditárias. Na Carta de Doação o rei determinava, aos donatários ou capitães-generais, a fundação de vilas nas capitanias que deveriam possuir "termo e jurisdição, liberdades e insígnias de vilas, segundo foro e costumes de meus Reinos" (Leite) Pero en realidad las principales ciudades fundadas en Brasil lo son durante las capitanías hereditarias. No proceden de una intervención directa del poder real, más bien al contrario, de la iniciativa individual de los donatarios de las capitanías siguiendo una estructura y tradición 15 16 feudal . Sus trazados hunden sus raízes en la tradición vernácula portuguesa . Su localización obedece a la opción y a la decisión de los donatarios de dichas capitanías, nunca arbitraria, pero sí condicionada por el conocimiento en la época del territorio litoral. La única condición y limitación la constituye el hecho de separarse al menos seis leguas unas de las otras en tierra adentro. Dos hechos favorecieron esta etapa: la crisis del comercio con Oriente por los costes de las expediciones (cuyos lucros revertían directamente en Flandes, Bélgica) y el conocimiento del descubrimiento (a partir de 1535) de las minas de Potosí y de Perú, de la Plata y del Oro castellanos. “El Dorado” fué el mejor aliciente para la vuelta a la colonia y el establecimiento de las capitanías. Las fertiles tierras, los esclavos (indios en un inicio y despuégs negros africanos) y el buen precio del azúcar en Europa hacían el resto. El sistema de las capitanías, como reconoce Leite, contribuyó a mantener la separación del territorio manifestada desde la conquista, un feudalismo colonial, sin nexo entre sí, teniendo el único punto de unión en Lisboa, colonialismo centralista, islas protourbanas. En total fueron catorce las capitanías que se donaron entre 1534 y 1536. Se dividió el litoral en franjas de 50 o 100 leguas. La donación se completaba con una franja de diez leguas de tierra hacia el interior. La donación, como en el caso de las bastidas, se hacía a través de una Carta de Donación y una Carta Foral siguiendo principios feudales. Por la primera se otorga el derecho de uso de la 17 tierra (transmitible a sus hijos) por la segunda se exige el deber de fundar villas, construir ingenios de azucar, nombrar funcionarios y aplicar justicia (incluída la pena de muerte para los esclavos, indios y hombres libres si fuera preciso) y nombrar colonos (sesmarias sobre el territorio otorgado). A cambio se le otorgaban derechos de esenciones de tasas, venta de esclavos indios y parte de las rentas recaudadas para la Corona (1/5 de las piedras preciosas serían de la corona mientras un diezmo de la cosecha sería del colono, el Pau Brasil y las especies eran monopolio de la corona). Anchieta las describe de la siguiente forma: “A las cuales capitanías el rey Don João III deseó implantar la religión cristiana, ordenándolo en su momento escogiendo para el gobierno de cada una de ellas vasallos suyos de gran merecimiento en los que cabía alta confianza. Los cuales edificaron sus poblaciones a lo largo de la costa en los lugares más convenientes y acomodados (convenientes & accomodados) que les pareció para la vivienda de los moradores. Todas están ya muy pobladas de gente y en las partes más importantes guarnecidas de mucha y muy gruesa artillería que las defiende y asegura de los enemigos así de la parte del mar como de tierra. Junto a ellas había muchos indios cuando los portugueses comenzaron a poblarlas: pero debido a que los mismos indios se levantaron contra ellos e hicieron muchas traiciones, los gobernadores y capitanes de tierra los destruyeron poco a poco y mataron a muchos de ellos; otros se refugiaron entre el sertão y así quedó la tierra desocupada del gentio a lo largo de las poblaciones. Algunas aldeas de
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estos Indios quedaron alrededor de ellas en paz y amigos de los portugueses”. (Anchieta. “Cartas, Informações, Fragmentos Historicos e Sermões. Padre Joseph de Anchieta, S. J. (1554-1594)”. Capítulo III) Duarte Coelho, donatario de la capitania de Pernambuco, levantó cinco poblaciones, de las cuales sólo tres permanecieron a su gobierno: Igaraçu, Olinda e Paratibe. Pernambuco y São Vicente fueron las capitanías que más prosperaron, Duarte Coelho y Martim Afonso de Sousa consiguieron este éxito gracias a los colonos y a las alianzas con los indios. São Jorge dos Ilheus y Porto Seguro en Bahía, Nazaré en Marañón (asentamiento temporal de Aires da Cunha), Iguaraçú y Santa Cruz de Cabralia en Pernambuco, Olinda también en Pernambuco, Penedo en Alagoas y Santos en São Paulo son las principales villas fundadas durante la 18 época de las capitanias de ellas hablará Anchieta al general de los jesuítas en 1585 . Con la institución del gobierno general en 1549 se inicia definitivamente el trabajo de unificación de las capitanías y de creación del Estado de Brasil. Tomé de Sousa no tuvo tiempo de consolidar este trabajo. Será Duarte da Costa y su hijo Alvaro los que luchando contra los indios (principalmente en la batalla de Itapoã en 1555-1556 donde venció Portugal) comenzaron la verdadera unificación del gobierno en torno a Salvador y simultaneamente las distensiones internas entre los colonos. Mem de Sá es considerado el autor de la unificación colonial submetiendo a los indios, expulsando a los franceses y centralizando los poderes. Durante su gobierno, como afirma Leite (1963): “Brasil perdió el aspecto de factoría, comenzó a tomar forma de Estado”. A este periodo pertenecen la fundación de dos de las primeras siete villas que se fundarán en Brasil por orden real, Salvador de Bahía y São Sebastião do Rio de Janeiro. Durante el gobierno general se toma como capital Salvador fortificándola y ampliándola según proyecto de Diogo Dias. También pertenecen a esta época la fundación de Nossa Senhora de Vitoria en Espirito Santo, São Paulo de Piratininga en São Paulo y Nossa Senhora da Concepção de Itanhaem en São Paulo. Las capitanías se redujeron a siete: “Tem a provincia do Brasil sete capitanias nomeadas, scilicet: Pernambuco, Baía, Ilhéus, Porto Seguro, Espirito Santo, Rio de Janeiro, São Vicente. Posto que em Pernambuco ha outra que chaman Tamaracá, é cousa pequena por agora ... ainda que sua repartição é de 50 leguas, como as outras. Da mesma maneira está São Vicente outra que é outr ailha chamada Guaibe ou de Santo Amaro [Guarujá] ... A Baía de Rio de Janeiro são d´El-Rei e cidades e todas as mais capitanias são de senhorios e vilas ... de São Vicente até a lagôa dos Patos, onde começa a nação dos Carijós qeu sempre foram da conquista de Castela, póde 19 haver 90 leguas ...” (Anchieta, “Cartas, ...” ) No obstante los asentamientos que perdurarán hasta la unión de las coronas, cual son São Vicente, São Jorge dos Ilheus, Porto Seguro, Nazaré, Iguaraçú, Santa Cruz de Cabralia, Olinda, Penedo, Santos, Salvador de Bahia de Todos los Santos, Nossa Senhora de Vitoria, São Paulo de Piratininga, Nossa Senhora da Concepção de Itanhaem y São Sebastiao do Rio de Janeiro, coincidirán, no por azar, con algunas de las localizaciones más importantes, desde la perspectiva marítima y portuaria, desde el Brasil colonial hasta nuestros días. En ellas o su entorno inmediato se localizan hoy en día los puertos de Tubarão, Itaqui, Santos, São Sebastião, Sepetiba, Paranaguá, Aratu, Praia Mole, Rio Grande, Ponta do Ubu, S. Francisco do Sul, Angra dos Reis, Rio de Janeiro, Belém, Manaus, Porto Alegre, Vila do Conde, Vitória, 20 Areia Branca y Natal (los 20 puertos con mayor tráfico de Brasil ). A excepción hecha de los puertos de la Lagoa dos Patos (Rio Grande do Sul) y Amazonas, los puertos originales coloniales coinciden básicamente con las bahías de Guanabara, de todos los Santos, de Vitoria, de San Luis, con el reconcabo pernambucano, y otros fondeaderos (“ancoradouros”) estratégicamente seleccionados desde el origen de la colonización. De hecho está situación “óptima” se corresponde con el desarrollo de estas ciudades y de sus puertos de forma tan directa cuanto la “pésima” posición coincide con su declive o su bloqueo (caso de 21 Itanhaem, Iguape o Cananeia ). Algunos puertos como el de Vitoria adquirirán una mayor relevancia por su fácil accesibilidad por vía férrea, en tiempos relativamente contemporáneos,
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substituyendo a otras alternativas como Paratí o Angra dos Reis, cuyo acceso, a pesar de la menor distancia, era más dificultoso por la cercanía de las estribaciones de la Sierra del Mar.
Fig. 7 . Hay una interacción entre los procesos de ocupación primitiva y la lógica marítima en Brasil que se traduce en una correlación directa entre los grandes puertos actuales y las fundaciones coloniales La muerte de D. Sebastião, o más bien su desaparición, plantea durante el final de este 22 periodo una oportunidad para que su tío, Felipe II , intente optar a la corona de Portugal y consolidar de esta forma la Unión Ibérica, anhelo de ambas coronas desde hacía décadas. 1.5.- ¿La Unión de las Coronas o la dominación castelhana?. Por la gracia de Dios, Rey de Castilla, de León, Aragón, de las Dos Sicilias, de Jerusalém, de Portugal, de Navarra, de Granada de Toledo, Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Sevilla, de Cerdeña, de Córdoba, de Córcega, de Murcia, de Jaén, Los Algarbes, de Gibraltar, de las islas Canarias, de las Indias Orientales, y Occidentales, islas y tierra firme del mar Océano, Archiduque de Austria, Duque de Borgoña, de Brabante, de Milán, conde de Augsburgo, de Flandes, del Tirol, y de Barcelona, señor de Vizcaya y de Molina” (citado por Tomás y Valiente). El lento proceso de resolución de los derechos a la corona se resuelve con la presencia del Duque de Alba y del marqués de Santa Cruz en Lisboa en 1580. Estos hechos precipitan la firma de los acuerdos de Tomar. La interpretación de las “capitulaciones” de Tomar pasa por 23 aceptar la pervivencia de la nacionalidad portuguesa a costa del sometimiento de sus estados. Los acuerdos de Tomar y la necesidad de preservar la organización administrativa y el apoyo de la burguesía portuguesas exigen del rey una serie de cesiones. Entre ellas son de destacar las correspondientes a la nominación de cargos para el Consejo de Portugal exclusivamente entre personas de esta tierra, con ello la burguesía y la nobleza portuguesas garantizaban el control de los asuntos portugueses así como la oportunidad de una rápida reorganización del estado en torno a un nuevo monarca en un futuro aún incierto.
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A. H. de Oliveira Marques, asi como Oliveira França, ven en la Unión Ibérica algo viable tanto desde el punto de vista económico como cultural o social, teniendo en cuenta que la cultura portuguesa sufria una constante castellanización. Incluso, económicamente, la plata llegada de América era usada como moneda de intercambio por los portugueses, tanto en la metropoli, como en el resto de los territorios de ultramarinos. Ambos estados deseaban la Unión: “(...) se consideravam ainda partes integrantes da Hispânia, a Hispânia pagã dos Romanos, a Hispânia Cristã do Baixo Império ou do Reino Visigodo, unificada 24 pela derradeira vez pelo Islam .” La Unión Ibérica no significará, según este autor y la teoría más generalizada, una perdida de autonomía, sino que a través de los acuerdos de Tomar, se garantiza la permanencia de los portugueses en la administración de todos los negocios lusitanos, garantizando así una cierta 25 soberanía la conservación de la nacionalidad en un ejercicio de “monarquía dual” . Con el dominio de Portugal, la monarquía española consolidará el imperio uniendo las dos potencias marítimas. Propiciará la conjunción del conocimiento científico y del progreso técnico, la definición de una estrategia única para sus territorios y villas (en base a una legislación similar cual son las Leyes de Indias y las Ordenaciones Filipinas), la elaboración de una política común de dominio del Atlántico y del Índico y la constitución de un frente igualmente común cara a sus enemigos de influencia creciente en todo América. A raíz de dicha unión, los territorios en disputa, básicamente Brasil y Marañón, serán objeto de múltiples intervenciones, alternándose las épocas de control, para ejercer, por la vía de los hechos, el control de los mismos. La situación del estado portugués era ruinosa. Aunque su economía ya dependía más del comercio ultramarino que de la producción metropolitana, las continuas luchas y conflictos internacioneles con los Países Bajos y con Inglaterra (enemigos a su vez de Castilla), habían propiciado la pérdida de numerosas embarcaciones y posesiones. La nobleza y la burguesía se alian para defender sus intereses frente a Castilla. Sólo cuando estos se ven amenazados 26 durante el gobierno centralista y “personalista” se produce el movimiento de Restauración. Parar el contrabando entre Castilla y Portugal; intentar localizar las minas de oro y plata que presumiblemente existían también en Brasil; incrementar la plantación y producción de azúcar y el control de las rutas del Amazonas y de la Plata para el acceso a las minas de Potosí y de Perú se convertirán en los principales objetivos lusos durante la Unión de las Coronas. No todos estos objetivos serán compartidos por Castilla. La lucha por estos intereses definirá las relaciones entre los dos estados durante el periodo filipino, la pugna por el territorio y la fusión, irónicamente, de las formas de hacer ciudad. 2.- DESARROLLO Y DECONSTRUCCIÓN DEL TERRITORIO DE TORDESILLAS. “ ... la dominación hispánica propició una significativa expansión de la colonia, al mismo tiempo que también introdujo elementos de fragmentación que complican la propia soberanía efectiva sobre esas tierras” (Antonio Carlos Robert Moraes. “Bases da formação territorial do Brasil: o territorio colonial brasileiro no “longo” século XVI”. Editora HUCITEC, São Paulo, 2000. pag. 355) La Unión Ibérica cumplió un importante papel en la definición del territorio brasileño, contribuyendo a deconstruir, y con ello fijar definitivamente, las fronteras establecidas en el Tratado de Tordesillas, una tarea por otro lado difícil con las herramientas de la época. Expandiendo los límites territoriales de los brasiles tanto al norte (estado de Maranhão) cuanto al sur, alargando la frontera hacia el río de la plata desde Cananeia (donde esta había sido formalmente definida por el navegante Martim Afonso de Sousa) cuanto incluso hacia el interior en Minas Gerais, Bahia o Ceará, los límites de Brasil empezaron a redibujarse. Los principales ejes de intervención en el estado de Brasil fueron durante el reinado castellano, como hemos dicho, la consolidación del estado de Marañón (independiente como virreinato y con su propia capital desde 1621), la consolidación del nordeste con la construcción de Filipeia
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y una serie de ciudades satélite (Penedo, São Cristovao, Sirinhaem, etc...), la recuperación de Rio a los franceses con la construcción de un frente costero seguro y sólido entre Cabo Frio y Cananeia y la consolidación del interior a través de la política misionera. Seran esas estrategias compartidas con los jesuítas las responsables de la construcción de las misiones de Ceará, Bahia y las reducciones guaranís. Su alianza con esta orden misionera llegará al límite a finales del periodo filipino cuando fueron armados los indios en 1638 por orden del rey 27 después de los ataques de Raposo Tavares . 2.1.- Lisboa, “balcón atlántico” y foco de la colonización ibérica. “ ... sería cosa utilísima mostrar como la Ciudad de Lisboa es más apta que ninguna otra para cosas del mar, para esta monarquía, y en ella tendrá abundantemente la Corte de su Majestad no sólo todo lo que es necesario para el sustento común, sino también las más preciadas cosas del mundo” (Vasconcellos, 1608) 28
Felipe II estaba muy unido a Lisboa como demuestran el texto de Vasconcellos y sus propias 29 palabras . La dignificación y la fortificación de Lisboa fué desde el inicio uno de sus proyectos más ambiciosos. Este hecho justifica por si mismo la presencia durante dos años del rey en la ciudad y de sus grandes arquitectos e ingenieros. El nombramiento de Alberto de Austria virrey de Portugal desde 1583 a 1593 año en que la enfermedad del rey le lleva a Madrid contribuye a entender la importancia de esta ciudad en el imaginario de Felipe II. Alberto había sido los ojos del rey en las obras de El Escorial y su consejero desde hacía años en materia de arquitectura. Estos hechos tendrán una importante trascendencia no sólo en la ciudad sino en las relaciones con las aulas de arquitectura y fortificación y sus protagonistas, con la burguesía y la nobleza portuguesas, con los procesos de toma de decisiones y con la cultura ibérica que se exportará a Brasil.
Fig. 8 . Planta de Juan de Herrera, Baltasar Álvares para la iglesia filipina de San Vicente de Fora de Lisboa Juan de Borja, embajador de Castilla en Lisboa, agrupó en torno a sí desde los inicios de la década de los 60 a Francisco de Holanda (cuya afiliación quedaba difusa entre el apoyo a ambas coronas), el geógrafo Luis Jorge Barbuda y el hidalgo gallego Gregorio Sarmiento de
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Valladares, este último envuelto en negocios de la Casa de las Indias. De 1569 a 1573 se une 30 al círculo el filósofo, matemático, ingeniero militar y cosmógrafo, Giovanni Battista Gesio . A la sombra de este grupo, Juan de Herrera aparece en Lisboa con Felipe II en 1580 permaneciendo en la ciudad hasta 1583 para su transformación urbanística y arquitectónica (palacios y edificios religiosos) en aras a consolidar el “balcón atlántico del imperio” y a fomentar la enseñanza de la arquitectura en la nueva Aula del Paço da Ribeira. Estos hechos 31 marcarán la influencia herreriana (si bien no cambiarán la “facies” de la ciudad ), no sólo en la arquitectura, sino también en la academia, donde surgirán ingenieros como Francisco Frias da 32 Mezquita o Filipo Terzi que tendrán un papel predominate en Brasil . La influencia en el convento de Santos-o-Novo o en los palacios de Almeirin, Lisboa y Sintra y en las intervenciones en la Iglesia y Monasterio de los Agustinos de San Vicente de Fora (de padres agustinos como El Escorial), en el torreón del Paço da Ribeira y en el Palacio del conde de Castelo Rodrigo parece suficientemente probada (estos últimos destruídos en la forma que 33 les dió el insigne arquitecto durante el terremoto de Lisboa en 1755) .
Fig. 9 . Panorámica de la ciudad de Lisboa antes de la entrada de Felipe II Filipo Terzi recibe de manos del rey los planos, presumiblemente de autoría de Herrera, para la 34 remodelación del Paço da Ribeira . El progama estaba definido desde su visita anterior a 35 Elvas, en noviembre de 1580. Después Terzi, con la ayuda de Antonelli , lo elabora y envia definitivamente a Madrid por mediación del Duque de Alba. Alvaro Pires y Gonçalo Pires Carvalho (este a partir de 1588). Serán ellos los encargados de seguir las obras de la corona en la ciudad y de defender los principios de uniformidad de acción para “la construcción de un estado bien ordenado”, principal objetivo real no sólo para Lisboa sino para todo el imperio. Por otro lado la influencia de Juan Bautista Antonelli en los territorios portugueses se concreta con “la propuesta de navegabilidad del Tajo” dentro del proyecto más general para “la
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navegación de todos los ríos de España” . En Lisboa trabajará posiblemente con Nicolaus de Frias (arquitecto de la Cámara municipal y padre de Francisco de Frias) en la reforma del 37 abastecimiento de la ciudad desde Sacavém en 1581 . También el proyecto de una fuente para el Rossio, y un inventario de las fuentes de Lisboa, del propio Nicolaus, se sometieron a 38 la corrección que según Moita se realiza en Madrid a instancias del propio Herrera . En esta visita Baltasar Álvares acompaña al arquitecto de la cámara municipal con nuevos planos de la iglesia de San Vicente de Fora. Las relaciones entre Madrid y Lisboa se intensifican y regularizan. A estos insignes arquitectos acompañaron en distintas visitas y circunstancias Francisco de Mora (en Lisboa con Herrera en 1581) y que volvería a la ciudad con Felipe III; Benito de Morales y Vincenzo Casali (o Casale); Antonio Simón, ingeniero castellano que había trabajado con Terzi y Turriano en “cosas de fortificación y arquitectura”; y por supuesto, Juan 39 Bautista Antonelli y Leonardo Turriano , cuya directa relación con el capitán Fratino hace sospechar su intervención en la fortificación de Cascais y en las obras del palacio del conde de 40 Monsanto . Giovanni Vincenzo Casali (autor de los planos del fuerte de Cabeza Seca y de Bujio en 1589) que había trabajado con Herrera en el Escorial también está presente en Lisboa. En temas de fortificación la estructura defensiva de la desembocadura del Tajo, obra de Alexandre Massai y Felipe Terzi, también merecieron especial atención de Felipe II como consta en los archivos de 41 la Torre do Tombo . Esta experiencia se convertirá sin duda en uno de los referentes más claros para las propuestas contenidas en el futuro Plan General de Fortificación como se puede comprobar en el Forte do Mar o Forte de São Marcelo.
Fig. 10 . Torreón del Paço da Ribeira de Juan de Herrera arquitecto real Pero una de las figuras más relevantes se presenta bajo el nombre de João Baptista Lavanha, cuya estrecha relación con Herrera trasciende la arquitectura hacia el campo del interés 42 científico . En el círculo de Juan de Borja orienta sus intereses hacia la astronomia y la navegación. En su biblioteca se encuentran libros de Andrés Resende sobre la construcción de acueductos, Pedro Nunes (incluída su célebre traducción de Vitruvio) y de Antonio Rodrigues (autor del primer tratado de arquitectura portugués). Este personaje y su excelente cultura le harán merecedor de la responsabilidad de fundar la Academia de Matemáticas y Arquitectura
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de Madrid en 1582 (aún durante la estancia de Felipe II en Lisboa). La Academia estará claramente inspirada en la de Lisboa (Aula del Paço da Ribeira), de tiempos de don Sebastião, como lo demuestra no sólo el curriculum (matemáticas, cosmografía, astronomía, ingeniería militar y arquitectura), sino la transferencia de figuras 43 entre las dos instituciones . De 1583 a 1591 permanece en la capital de España poniendo en marcha la Academia de Madrid volviendo en esta fecha y hasta 1598 al Aula de Lisboa (año de publicación del tratado de Cristobal Rojas alumno de dicha institución). Después de esta última fecha estará en Madrid, Flandes, Valladolid, Aragón o Lisboa muriendo en Castilla en 1624. Escribió el Libro Primero de Arquitectura Naval (Biblioteca de la Real Academia de la Historia de Madrid) erudicción académica que une lo mejor de la tradición tratadística arquitectónica italiana y castellana con la tradición naval portuguesa a través de la figura de Herrera. 2.2.- El proyecto imperial transatlántico y ultramarino. “O governo dos Felipes no Brasil obedeceu a diretrizes de um plano mais abrantgente, tendo em vista a América espanhola os arquipélagos atlânticos portugueses e espanhoís” (Roseli Santaella, 2001) Nada más lejos de la unidad que el Brasil de finales del XVI. La herencia del sistema de capitanías supuso la explosión de múltiples espacios heterogéneos que el gobierno general no pudo unificar. La Unión Ibérica supondrá el monopolio americano de Castilla y la puesta a disposición del estado portugués de los altos designios de la geopolítica religiosa española. Su control además permitía garantizar el acceso a Perú y a Bolivia. Pero desde una perspectiva económica no aportaba al imperio un interés real como el que tenía sobre dicho territorio la corona portuguesa. Las distintas visiones económicas se manifiestan en hechos como la abolición de la exclavitud indígena en las tierras españolas en 1542 y su mantenimiento en los territorios portugueses (gracias a la duplicidad de la administración filipina y de sus leyes), las restricciones al libre comercio, la prohibición a los extranjeros para residir en la colonia y el cierre de los puertos. Estas últimas medidas tienen su origen en la consideración de un espacio monopolístico en América y en la obsesión por el control del tráfico con el continente derivada del excesivo celo filipino. En el centro del proceso colonial se encontraba la producción del azucar (90 % de las exportaciones dependían del azúcar 50 veces más rentable que el pau – brasil). El “siglo del azúcar” cubre según múltiples autores el periodo filipino (1570 – 1670 según Charles Broxer). El azúcar generará una economía capitalista en base a esenciones fiscales de la corona, sistemas financieros y crediticios para afrontar la inversión inicial, vinculaciones de la producción a determinados ingenios del azúcar (sistema cooperativo), alquileres y arrendamientos de tierras, etc... El origen de fundación (bien real, misionero, por el donatario o indígena), su posición en la ruta con la metrópoli u otras rutas y su trazado definirán el crecimiento y la expansión de los principales núcleos. Como venimos subrayando la localización litoral, tanto en el mar como en el interior de ríos navegables, y la bondad de los fondeaderos también serán un aspecto determinante junto con la producción azucarera, extractiva y, en todo caso, con la capacidad de sometimiento de las tribus indígenas o en su caso de la importanción de exclavos africanos. La fuerte demanda de mano de obra está en el origen de la llegada de múltiples negros de Guinea a Brasil y del 44 lucrativo “complejo luso-afro-brasileño ” hasta la ocupación de las plazas africanas por los holandeses, hecho que parece estar en la base del incremento de las banderas y de las expediciones paulistas, principalmente, para la captura de los indios. En materia de defensa en la segunda mitad del siglo XVI el maestre de campo Juan de Tejeda, como jefe militar, el ingeniero Tiburcio Spannochi, ingeniero y arquitecto operativo para el diseño de las fortificaciones, junto con Bautista Antonelli (que participó de la expedición de Diego Flores al estrecho de Magallanes y Brasil), como responable técnico y supervisor de los lugares donde se han de establecer las fortificaciones, redactan el Plan General de Fortificaciones. Está organizado en tres cuerpos: la defensa marítima mediante la creacción de
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flotas que se denominaron “las fortalezas flotantes”, la defensa estable por medio de la construcción de fortificaciones y el establecimiento de guarniciones permanentes. Aunque según diversos autores este plan fue aplicado exclusivamente a las áreas de Antillas, Nueva 45 España, Cartagena de Indias y el Caribe se puede afirmar que algunas de las intervenciones directas sobre Brasil obedecen a criterios estrictos de dicho Plan si no de forma literal si al menos en sus principios orientadores, en el tiempo e incluso en la formalización de las fortalezas y fortificaciones en general. Durante la Unión Ibérica (1580-1640) que abarcó los reinados de Felipe II, Felipe III y, en parte, de Felipe IV, innumerables acontecimientos se sucedieron en Portugal y sus dominios, ya, en el momento, bajo la autoridad de un rey español . Administraron un extenso imperio, el más poderoso de la época, y enfrentaron múltiples dificultades. A la vez, difundieron una cultura común (“proyecto imperial atlántico”), homogeneizaron las colonias y sentaron las bases del desarrollo de los territorios coloniales sobre supuestos jurídicos, formales y defensivos incluidos dentro de una política común Atlántica. Bajo el condicionante de las conquistas y descubrimientos de los colonizadores castellanos en las tierras del Oeste, Norte y Sur de Brasil, tanto directamente como indirectamente a través de misioneros y bandeirantes intentarán extender los límites de Tordesillas. Sin embargo, cerrar el paso hacia los territorios castellanos de las minas a través de Amazonas y La Plata formaba parte de una política territorial clara apoyada en las poblaciones, fortificaciones, villas y ciudades de la época 46 filipina . La costa de Marañón, al margen del estado de Brasil, fue descubierta por Vicente Yánez Pinzón y por Diego de Lepe en 1500. Después de estos viajes el territorio marañense queda sumido en el olvido y apenas hay noticias de las poblaciones en él existentes. Fue divida posteriormente en dos capitanías la primera a la altura del Rio Gurupi en la Baia de Cumã (João de Barros y Aires da Cunha), y la segunda desde ahí hasta la foz del Rio Paraíba (Fernando Álvares de Andrade). Dichas capitanías no cubrían por completo el actual territorio norte de Brasil, pero en el mapa de Luis Teixeira de 1574, sin embargo, la línea del Tratado se desplaza hacia el oeste y las 50 Millas de la donación se convierten en algo más de 300. Esta “libertad” justificará la flota de diez navios y 900 colonos que comandada por Aires de Cuña da origen a la leyenda de la fundación del “fuerte del portal” (presepio) y de la ciudad de Nazaré. El papel de São Luis de Marañón conquistada a los franceses en 1615 se manifiesta fundamental en relación a la conexión de Ceará con la desembocadura del Amazonas. En el pensamiento barroco de la época la necesidad de creacción de urbes a menos de cuatro días de jornada de navegación se transforma en una obsesión filipina. Se une a estas razones el incremento de las relaciones con la América castellana (forzada por el monopolio que intenta imponer la corona). Por esa razón en 1616 se une al sistema urbano la ciudad de Belém punto clave en el acceso al Amazonas. La importancia de la región (denotada por el número de soldados, 576, frente a los 140 de Salvador) se manifestará de nuevo en la creacción del 47 estado de Marañón en 1621 y de su capital en São Luis. La ocupación a los franceses y posterior fundación de São Luis según el trazado de Francisco de Frias da Mezquita se produce en 1615 (acompañó desde un principio las tropas castellano – portuguesas 48 comandadas por Alexandre de Moura ). También Belem (1615), Cameta (1635) y Gurupa (1639) son fundadas en aras a consolidar el recién formado Estado de Marañón (1621) cuya capital será São Luis hasta el siglo XVIII. La fusión de estos dos estados durante el dominio filipino se hará efectiva con el Tratado de Madrid y se ratificará con el de San Ildefonso. Los “brasiles” se transforman con ello en un espacio único e hispánico en torno a la costa Atlántica más accesible. 2.3.- Extensión del territorio de los “Brasiles filipinos”: “no se puede dudar que los españoles aspiran al dominio universal y que los únicos obstáculos que hasta el presente han encontrado son la distancia entre sus dominios y su escasez de hombre” (Cardenal Richelieu a Luis XIII, 1624) Efectivamente la falta de medios y precedentes urbanos caracterizarán el proceso de
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colonización de Brasil. Desde la perspectiva territorial y urbanística se hacia necesario conectar este territorio con el resto de la América castellana, densificar la defensa de la costa, potenciar el conocimiento y la ocupación interior, garantizar la incipiente y capital economía del azúcar e interconectar los núcleos capitales. El Brasil filipino aún se compone de dos estados independientes, Brasil con la capital en Salvador y Marañón con la capital en San Luis. La disolución de sus fronteras se justificará durante el proceso de la Unión Ibérica y perdurará en el tiempo contribuyendo a la definición de las fronteras del país. Sin embargo la diversidad y complejidad litoral, la historia, la economía y la política configuran durante los 60 años del periodo filipino con un claro predominio político de Salvador y económico de Pernambuco (en 1585 según relata Anchieta en sus cartas al general de la Compañía tiene 66 de los 131 ingenios del azúcar inventariados por la Compañía de Jesús en las ciudades de Pernambuco 66, Bahia 46, Ilheus 6, Espirito Santo 6, Rio de Janeiro 3 y São Vicente 4) y Salvador será la capital de Brasil hasta mediado el siglo XVIII.
Fig. 11 . Crecimiento urbano en Brasil. Observerse el proceso de expansión del litoral al interior. Las Bandeiras de Piratininga cobran con las limitaciones al comercio con el exterior un gran auge como también los tráficos con el puerto de Buenos Aires y la comunicación de Perú por el Amazonas. A partir de 1549 y con especial intensidad a partir de la Unión Ibérica, el interior de Salvador (Arari 1598 y Orobo 1598), Porto Seguro (1549), Sur de São Paulo (Embitiba, Laguna y Ararangua entre 1553 y 1605) e incluso Minas serán objeto de colonización jesuítica. Es la colonización misionera que se rige por distintos parámetros aunque esta supervisada y controlada por la corona. Para servir de puente hacia el paso al Pacífico por el estrecho de Magallanes y de puerto de aguada en el viaje al Virreinato de la Plata la corona se propone la consolidación del eje Sur de Brasil y de los límites fronterizos con Castilla. La fundación de São João Batista de Cananeia (1600) en la costa sur de Ilha Comprida (hoy forma parte del parque regional de Ilha do Cardoso y está sometido a una fuerte presión urbanística) y como complemento Iguape (1635), la consolidación del camino tupi de Peabiru y del acceso a Piratiniga justifica la
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fundación de Mojí das Cruzes (1611) y Santana de Parnaíba (1625). São Sebastiao se funda en 1636 como lugar preminente en la costa sur (Ilha Bella) y como bahía al abrigo de las corrientes frías del Atlántico; igual decisión justifica la fundación de Ubatuba en 1637 que acercará São Paulo a Rio acortando las distancias de dicha ruta. La línea de costa Cabo Frío / Cananeia queda conformada como un eje territorial de primer orden y su trascendencia hasta hoy innegable aunque la actividad desde el XVII se traslada al interior, al eje del río Paraíba del Sur.
Fig. 12 . El Brasil Ibérico. Poblaciones jesuíticas, ciudades y villas creadas en Brasil durante la Unión de las Coronas. Como centro productor de azúcar, el nordeste brasileño se manifiesta una de las piezas esenciales de la política territorial castellana. Olinda fundada en 1537 y rodeada de villas y factorías (Iguaraçú, Santa Cruz de Cabralia, ...) será el origen del sistema pernambucano (Olinda – Recife), con Natal fundada en 1599 constituirán el núcleo inicial sobre el que construir este espacio territorial de carácter productivo que atraerá a los holandeses en 1630. El eje nordestino se vé claramente influenciado por la política castellana y en 1585 se funda por orden real la ciudad de Filipeia de Nossa Senhora das Neves, en Sergipe, actual João 49 Pessoa. La producción azucarera pasará en estos años (según diversos autores ) de 66 a más de 130 ingenios entre 1580 y 1628. Consideradas las necesidades financieras de dichos ingenios y que el total en Brasil al final de la época filipina rondaba los 300 ingenios, sólo Salvador competia con el territorio Pernambucano. Las ciudades de Penedo (1636), Marechal Deodoro (1636) Porto Calvo (1636) en Alagoas; Sirinhaem (1627) en Pernambuco y São Cristovao en Recife (1590) tendian a completar y defender una línea de algo más de 1000 kms de litoral nordestina con ciudades equidistantes y con numerosas fortificaciones (Reyes Magos en Natal, ...) en un lugar donde las incursiones de las otras potencias europeas eran constantes y frecuentes no sólo por la cercanía de la costa de las islas de Cabo Verde sino también por su estructurado sistema de producción azucarera, mano de obra esclava y dificil defensa.
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Salvador se consolidará durante el periodo ibérico como centro de tráfico de indios y esclavos (en 1550 llega a Salvador la primeira carga de esclavos africanos y no se abolió la exclavitud hasta el siglo XIX). Salvador de Bahía y Cairú (1608) serán los principales núcleos del área. Con Ilheus y Porto Seguro (1534) la línea de defensa se encontraba más consolidada y garantizaba ciertas dificultades a la llegada de barcos extranjeros. Las poblaciones de Bahía empezaron a ser fundadas a partir de 1565 como cuenta en sus cartas descriptivas de Brasil el padre Anchieta y el padre Leite en su “Historia de la Compañía de Jesús en el Brasil”. La situación estratégica de las reducciones, entre las posesiones de españoles y portugueses, se convirtió en cuestión peligrosa y una de las causas de su ruina, porque las milicias de las reducciones se convirtieron en un obstáculo serio para el avance portugués hacia el sur. Debido a los conflictos con holandeses, franceses e ingleses, la recuperación y defensa de Rio y de Salvador en 1625 serán claves para el fortalecimiento de las capitanías de los virreinatos de Brasil. Para ello se funda Cabo Frío en 1615 como defensa avanzada del acceso a la bahía de Guanabara siempre en la idea barroca de ciudades apoyadas entre sí y en la idea de territorializar y expander la política urbana. El río de la Plata constituía una de las principales vías de acceso a las riquezas americanas y en concreto a las minas de Potosí. Hasta los acuerdos definitivos de San Ildefonso España luchará por conservar su dominio. Este territorio entró en conflicto rápidamente con la corona portuguesa. En 1531 Martim Afonso de Sousa remonta el río de la plata y busca nuevos caminos hacia el Pacífico. Con posterioridad se funda la colonia de Sacramento y las fronteras se diluyen con la Unión Ibéria pero los conflicotos son constantes. Helio Viana y Capistrano de Abreu coinciden en la importancia de esta “apertura” hacia la Plata y el Amazonas en el futuro de la “deconstrucción de Brasil”. Aunque cabían múltiples restricciones a dichos contactos y salvo raras excepciones, como la liberalización del puerto de Buenos Aires en 1602 y la creacción de la aduana seca de Córdoba en 1622 en esta ciudad, dichas redes de contrabando se mantendrán hasta después de la restauración portuguesa creando “territorios calientes”. Desde la expedición de Orellana (1542) y el fracaso de su tentativa de invertir la ruta tres años más tarde donde perece con su tripulación y su mujer, la zona queda sumida en un profundo olvido. En el subsconsciente ibérico pervive el viaje inicial, la dificultad del camino pero, sobre todo, la posibilidad de conectar las ricas tierras del Perú con el Atlántico a través de la red hidrográfica (laberinto más bien) del Amazonas. Con las tropas y colonos franceses aparecen 50 en la zona los padres capuchinos que fundan numerosas poblaciones que durante el periodo pombalino serán reconvertidas en ciudades para la aplicación del principio de pose. Su unificación con el estado de Brasil ocurrirá en 1774 bajo la administración pombalina cuando se decide el traslado de la capital de Brasil a Rio de Janeiro como un arma de presión más para los acuerdos de San Ildefonso de 1777 y la unificación tan deseada y defendida de los territorios de Brasil y Marañón y el dominio de las “cuñas misioneras”. 2.4.- Administración y política castellana hasta las demarcaciones. Que no le dará ciudad, villa, lugar ni jurisdicción, ni derechos reales a persona que no sea portuguesa. Y que “vagando” algunos bienes de la corona, Su Majestad, ni sus sucesores, los tomarán para sí, antes los darán a los parientes de aquellos, por los que “vagarem” o a otros beneméritos, siendo portugueses, mientras que de estas cosas no deben ser excluidos los Castellanos ni extranjeros que ahora 51 viven en estos reinos y hayan sido vasallos de los reyes de ellos. (Felipe II, “Patente de las mercedes, gracias y privilegios que el rey Dom Philippe, nuestro señor, dio merced a estes sus Reinos ... ”, Capítulo IX, ed. Antonio Ribero, Lisboa, MDLXXXIII) Se puede afirmar rotundamente que existe una política castellana para Brasil. En la tesis de Roseli Santaella y su posterior libro, la autora reconoce y pormenoriza los instrumentos con los
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que la corona española dirige su camino en el Estado de Brasil. Desde la perspectiva territorial y urbanística no son estrictamente similares a los de la américa hispánica. Ni las circunstancias ni el contexto lo aconsejan. La falta de una red de ciudades previa a la colonización, la falta de 52 la más mínima estructura territorial para el asentamiento (puertos, caminos, etc... ), o de estructuras sociales o económicas (como los mayas o aztecas con sus cultivos ecológicos rotatorios, por ejemplo) y la necesidad de impulsar el paso de un estado feudal a un estado moderno, exigirán un esfuerzo superior al del resto de los territorios castellanos en América. La materialización de las influencias hispánicas se produce pues en múltiples órdenes. Los contactos entre portugueses y castellanos son constantes tanto para colaborar como para guerrear por los pasos y las poses en Brasil y sus difusas fronteras. La unidad deseada y buscada por el monarca se persigue a través de la implantación de instrumentos jurídicos, ingenieriles (fortificación, infraestructuras, principios urbanísticos), administrativos, científicos y culturales de diversa índole cuya pretensión no era otra que la de hacer perdurar la cultura hispánica, contribuir a la evangelización de los nuevos pueblos y garantizar la implantación del estado moderno en el tiempo y en el espacio más allá de las nacionalidades y de los distintos pueblos que componían el imperio. Los Consejos durante la administración castellana en la época (nacen antes y perviven al periodo estudiado) se van a transformar en el elemento distintivo de la administración filipina. Los Consejos Territoriales (verticales) se ocupaban de determinados espacios (Consejo de Flandes, Portugal, Castilla o de Indias), los Consejos Asesores o Ministeriales, “horizontales” , se ocupaban de determinadas competencias (Consejo de Guerra, de Hacienda, de las Ordenes Militares, de Cruzada, de la Inquisición o de Estado). Además existían otros organismos como la Secretaria del despacho de Guerra, las Secretarias Provinciales o la Secretaria del Despacho de Marina, de carácter complementario a los consejos, y donde se resolvían los asuntos o se preparaban las decisiones a tomar en dichos estamentos. En 53 palabras de Roseli Santaella se constituyó en una estructura “polisinodal” , es decir, con múltiples sinodos u organismos decisorios. Esto no quiere decir que el Rey perdiera sus derechos pues su despacho no dependía de los acuerdos del Consejo sino de su parecer. El Consejo era un órgano supremo pero el rey tenía poder de veto sobre sus decisiones. En este caso se escogían los consejeros y se convocaban las “Juntas ad hoc” con el fin de aprobar las determinaciones o decisiones reales. La mayor parte de los archivos de las estructuras administrativas filipinas residen en Simancas. No hay que olvidar que el archivo de Indias tiene los documentos correspondientes a la Casa de Contratación (lo referente al comercio y envío de mercancías entre España y América) y del Consejo de Indias (archivos de ultramar a partir de 1605 y planos y papeles correspondientes al importantísimo archivo de Gobierno del Consejo de Indias. La recopilación de la información de dichos archivos ha sido llevada a cabo con mucho cuidado y esmero por dicha autora y 54 publicada en artículos, tesis y libros de su autoría . La Biblioteca Nacional, la Biblioteca del Escorial (y otros archivos de las relaciones geográficas), la Real Academia de la Historia, el Museo Naval y el archivo de Indias también resultan de interés para la verificación del material cartográfico. La selección de los miembros del Consejo y la representación del poder real a través de sus consejeros se convirtio en el ardiz de la monarquía castellana para mantener su control del imperio. De similar forma se actua en la selección de los “becarios” de las escuelas de fortificación o de los representantes de la corona en las capitanías o en los órganos de las cámaras municipales. Este sistema polisinódico se consolida en un contexto de fuerte autonomía municipal (repúblicas de villas y ciudades) y donde el poder señoríal (heredado de las antiguas capitanías) aún se conserva en algunos de los lugares a través de las familias y de las propias cámaras y representantes cuya selección no obedecía a patrones estrictamente libres. Una transición de la cultura señoríal medieval a un estado moderno adviene lentamente en un país donde la distancia incorpora un nuevo grado de complejidad. El desarrollo de los puestos de los oficiales regios y la evolución de los sectores del aparato legislativo (en gran parte heredado en el caso portugués) en torno al doble poder (real / ciudadano) se traducirá en la creacción de órganos periféricos del poder monarquico dependientes de la corona pero no subordinados a ella (funcionarios portugueses herencia de los acuerdos de las cortes de
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Tomar). Los descubrimientos de Bolivia y Perú, el oro y la plata de Potosí significaron un fuerte acicate para la colonización del interior. El movimiento de los bandeirantes desde São Paulo de Piratininga toma un fuerte auge a partir de 1585 en el sertão dos Carijós. Son también de este periodo las luchas contra los indios que acabarían con la conquista de Paraíba en 1584, las guerras contra los índios en el norte de Bahia (actual Sergipe) de 1589, la bandera de Goiás (1592), las primeras incursiones bandeirantes en Minas Gerais de 1596 y la bandeira del bajo Paraná de 1604. Como aliados de la corona española para evitar el ataque de los bandeirantes hacia el oeste los indios guaranís fueron armados en 1638 por orden del rey después de los ataques de Raposo Tavares a dichas misiones. Domingos de Torres, llamado “mestre dos índios no manejo das armas de fogo” consiguió incluso las victorias de Caaçapa-mirim, en 1638, y la de Caaçapaguaçu, en 1639. Es una muestra más de la rebeldía de los bandeirantes y de la independencia de los poderes de las repúblicas y la corona. Aún más se puede hablar de la reminiscencia del nacionalismo portugués empeñado en la conquista de los territorios de la plata y el oro (Bolivia y Perú) y de sus incursiones al oeste frente a los intereses castellanos. Esta circunstancia reforzó el papel de las misiones y su apoyo como institución de la corona para el control territorial y la defensa de los intereses castellanos en el Oeste. A lo largo del periodo de la Unión Ibérica la fuerte presión de las villas y ciudades contra las tasas y otras manifestaciones del poder central en distintos momentos de crisis a inicios del XVII (crisis del azúcar, de los esclavos, guerras, etc...) crecerá provocando un dificil equilibrio entre las necesidades de defensa y el apoyo a la monarquía. El complejo proceso de toma de decisiones se hace manifiesto con esta organización y pervive durante todo el periodo. El Rey se manifestará incapaz de cumplir los acuerdos de Tomar (Patente das Mercês, Graças e Privilégios) y generará con ello la decadencia de las relaciones entre ambos gobiernos y 55 posteriormente la Restauración portuguesa . El descubrimieto del oro al final del siglo XVII a través de las bandeiras paulistas y bahianas que confluyeron en Minas Gerais se convertirá en un hito de la historia urbanística y administrativa de Brasil. Se generan en 1693 las capitanias de Rio de Janeiro, São Paulo y Minas. En 1709 la confrontación abierta entre paulistas y “extranjeros” por el control del oro y de las piedras preciosas finalizará en el conflicto denominado “guerra dos emboabas”. En el mismo periodo, separado el territorio de Minas e incorporado a la capitania de São Paulo (recien segregada de São Vicente), la Corona compró varias de las capitanias como es el caso de São Vicente (1710), Pernambuco (1716) y Espírito Santo (1718), circunstancia que influiría notablemente en la nueva política de la monarquía en Brasil. 2.5.- Las demarcaciones definitivas: entre Madrid y San Ildefonso. "Este he o mapa falso, e errado segundo o sistema castelhano, o qual onde se junta aqui asim somente de que pondese ambos abertos hum defronte do outro, se confirão, e se venha facilmente no conhecimento da verdade" (SEIXAS, Francisco de, fl. ca. 1767, [Capitanias do Brasil])A pesar de los contenidos del Tratado de Tordesillas, claros y concisos, el problema de la delimtiación de la línea no es obvio. ¿Que medida representa realmente la legua? y determinada esta, ¿estas 370 leguas se miden en el paralelo 17º o se miden en el ecuador?. No son preguntas intrascendentes y aunque fueran resueltas en la época, el problema de llevarlo al terreno no será resuelto hasta después de los acuerdos de demarcación. Mientras el cálculo de la latitud podía ser resuelto con la ayuda del sol y las estrellas en cualquier momento del día, la longitud dependia de cálculos de velocidad y rumbo que siempre incluían errores, en múltiples ocasiones, fatales. No olvidemos que la resolución del problema de la longitud sólo adviene con John Harrison en 1759 cuando se manifiesta capaz de poder construir un cronómetro suficientemente preciso como para navegar en un barco durante un largo periodo y mantener rigurosamente y de
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forma adecuada la hora en el origen. Hasta entonces no sólo la oscilación sino también las condiciones de temperatura, humedad del aire, soleamiento, etc... eran por si solas o en 56 conjunto suficientemente agresivas como para no permitir un control preciso del tiempo y, por tanto, de la longitud. Anteriormente sólo la aplicación del método de Galileo, que consisitia en al observación simultánea de un fenómeno astronómico, como por ejemplo el eclipse de Júpiter, que pueda ser considerado por su magnitud homogéneo en cualquier punto del planeta, servia como método científico para la determinación de la longitud. El paso de la Restauración al deslinde fronterizo se convierte en un punto crucial del análisis histórico que nos ocupa. En una frontera sin definir y con múltiples agentes actuando, se debía aplicar el antiguo acuerdo de Tordesillas y trazar la raya que definitivamente concretarse la línea de este Tratado. Durante este periodo no sólo Portugal inicia una escala de fundaciones y consolidación territorial sin precedentes en su territorio sino que también acaba incorporando a su dominio los territorios intermedios como son las misiones de Bahía, Guaranís, de Ceará e incluso las fundaciones misioneras del Amazonas. Esta estrategia, fundada en principios de Juan de Solorzano y de su Política Indiana, tendrá como consecuencia la extensión de la línea de Tordesillas más allá de sus límites y la consolidación del principio de pose o derecho de uso de las tierras. Dos estados, Brasil y Marañón, y dos capitales Salvador y São Luis estructuraban el territorio de Brasil en el momento de la restauración. Hasta 1640 se habían fundado en Brasil 20 ciudades y 6 villas (todas ellas hoy capitales). En el periodo de 1640 a 1777 (Tratado de San Ildefonso) el número aumentará hasta 106 ciudades y 17 villas (11 capitales) al final de este periodo. Las características de estos asentamientos también mudan pasando de ciudades capitales previstas para la organización del territorio a ciudades satélite cuya principal función es expandir los límites territoriales de la colonia y no tienen relación directa con la misma. Sólo en la parte final de dicha etapa nos encontramos que entre el Tratado de Madrid y el de San Ildefonso se fundan 50 ciudades y 3 villas siendo porcentualmente la mayor “producción urbana” desde el descubrimiento. El territorio ocupado y dominado aumenta con la adhesión efectiva de los territorios de Ceará, Marañón (Amazonas), interior de Bahía, Minas Gerais, interior de São Paulo y Colonia de Sacramento. El territorio en peligro, en abierta disputa con Castilla, no es más que la diferencia entre el meridiano 43,92º aproximadamente y dichas fronteras y especialmente aquellos lugares que se someteran posteriormente a disposición de ambas coronas: colonia de Sacramento (hasta Santa Catarina), la frontera norte (en disputa con Francia) y el territorio amazónico. Posteriormente a la Restauración, el Tratado de Lisboa, de 1681, consigue la incorporación de la Colonia de Sacramento ocupada hasta el momento por los castellanos. El apoyo de Inglaterra fue decisivo para la consecución del acuerdo pero, a pesar de todo, la salida de los castellanos sólo se produce en 1683. Otros acuerdos contribuirán progresivamente a la deconstrucción de la frontera de Tordesillas. El primer Tratado de Utrecht entre Portugal y Francia (1713) concreta la definición de las fronteras portuguesas al Norte de Brasil. El río Oiapoque fue reconocido en este caso como límite natural entre la Guayana y la Capitanía del “Cabo do Norte”. El segundo Tratado de Utrecht entre Portugal y España de 1715, trató de la segunda devolución de la Colonia de Sacramento a Portugal. El Tratado de Madrid de 1750 redefinió las fronteras entre las Américas Portuguesa y Castellana anulando lo establecido en el Tratado de Tordesillas. Portugal controlaba la mayor parte de la cuenca amazónica a cambio del Rio de la Plata y de la colonia de Sacramento (además de Filipinas y sus islas próximas). El principio de “uti possidetis” (usucapião en la legislación urbanística brasileña) será utilizado por primera vez viniendo a significar que la tierra pertenece a quien la ocupa. Según Beatríz Siqueira: “Estaba en juego ajustar y negociar la ocupación de la inmensa franja de tierra ocupada por los portugueses más allá (além) Tordesillas” (Beatriz Siqueira, 2003) A la muerte de Fernando VI (Agosto 1759) se interrumpen los trabajos de demarcación. En 1761 se firma el Tratado del Pardo y al año siguiente Pedro de Cevallos toma la colonia de Sacramento y la población de Rio Grande. En 1763 el Tratado de París impone la devolución
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de estas tierras a Portugal. El Tratado de San Ildefonso (1777) confirmó el Tratado de Madrid y devolvió a Portugal la isla de Santa Catarina. La Colonia de Sacramento, la isla de São Gabriel, las riberas norte del río de la Plata y la región de los siete pueblos pasaron a manos castellanas en contrapartida por esta devolución. La navegacion desde ese momento del Uruguay y del Plata pertenecían a Castilla hasta el río Pepiri. El tratado de Badajoz de 1801 incorpora definitivamente los Siete Pueblos de las Misiones a Brasil y el de Petrópolis de 1903 negociado entre Bolivia y Brasil por el barón de Rio Branco incorporó al territorio brasileño la región de Acre. Las demarcaciones comienzan durante la regencia de João V que estimula la ciencia geográfica a través de las aulas de fortificación y de la figura de Azevedo Fortes. En 1730 llega a Brasil la “misión de los padres matemáticos”, los jesuitas Diogo Soares y Domingos Capassi. El Atlas resultante se completó con otras informaciones y se manipuló especialmente en la zona de Cuiaba y Mato Grosso, ríos Guaporé y Madeira, en las zonas denominadas por los castellanos de “Chiquitos y Moxos” como comenta Jaime Cortesão en su “História do Brasil nos velhos mapas, tomo II” y confirma Inácio Guerreiro. Los trabajos científicos envolvieron a las Universidades de Bolonia, Roma, Pádua, Verona, Venecia, Florencia, Milán, París, Viena y Basilea y catorce miembros europeos con cientos de personas de apoyo. Durante el reinado de Felipe V, la monarquía apoyó a los jesuítas. Pero lentamente los constantes choques de España contra Portugal y la necesidad de concretar los límites entre ambos países vieron en las reducciones un gran obstáculo. Los jesuitas esgrimieron su obediencia al papa, resistiéndose a aceptar los acuerdos entre Lisboa y Madrid. En 1750, en virtud del célebre Tratado de Límites de Madrid, impulsado por el ministro José de Carvajal, se estableció que Portugal devolviera a España la provincia de Sacramento a cambio del territorio cercano al río Paraguay, donde había reducciones con más de 30.000 indios. Los jesuitas se negaron a abandonar las reducciones iniciándose la guerra guaraní entre las tropas hispanoportuguesas y los indios, capitaneados por algunos jesuitas. La guerra no finalizó hasta 1756. Tras ella, las reducciones no volverían a recuperarse. Por entonces, la campaña de desprestigio contra los jesuitas estaba ya en marcha. Los padres de la Compañía fueron acusados de resistencia a la autoridad, por seguir las tesis políticas del P. Mariana sobre el tiranicidio. Recibieron múltiples ataques e invectivas de antijesuitas y regalistas, quienes les acusaron de querer acabar con el rey. A partir de la guerra guaraní, se desencadenó un momento muy crítico en toda Europa. En Portugal, el marqués de Pombal publicó la Relación abreviada de la República de los jesuitas, considerándoles abiertamente enemigos de Portugal (1757). Otra obra polémica que dañó considerablemente la imagen de la Compañía fue la Historia de Nicolás I, rey de Paraguay. Posteriormente, en España se extendió la idea de que los jesuitas habían sido los instigadores de los motines del 1766 y de que tenían el propósito de acabar con Carlos III para imponer a un monarca que mostrase total obediencia al Papa. El conjunto de expertos portugueses contaban con João Angelo Brunelli e Ignácio Semartoni, jesuítas bajo la dirección de Galuzzi y Rebello, ingenieros. Los Castellanos optaron por el método astronómico para definir la longitud exacata pero los acuerdos fueron pactados sobre el territorio. Más allá del riguroso Tratado de Tordesillas, se acordó la utilización de elementos físicos como ríos, cadenas montañosas o lagunas para la delimitación de las fronteras. D. José Carvajal y Láncaster y Alexandre de Gusmão (brasileño de Santos) decidieron, desde un primer momento, utilizar elementos territoriales y no una geometría imprecisa (370 leguas al oeste de Cabo Verde) como instrumentos para la demarcación de las fronteras. Sólo la ocupación de Filipinas y Marianas (territorios a los que Castilla no pensaba renunciar) compensaba las centenas de millas que los portugueses habían entrado en territorio al oeste 57 de Tordesillas . En 1772, Francia y España también ponen en marcha medidas similares, extinguiéndose la orden por orden vaticana en 1773. Este momento será clave para el futuro de estos territorios como venimos anunciando en estas líneas. El control de las misiones pasó a funcionarios del gobierno. Las capillas se convirtieron en parroquias con parrocos nominados por el propio rey;
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los indígenas deberían nombrarse con nombres portugueses; las lenguas nativas fueron prohibídas y la portuguesa se convirtió en obligatoria. Los caciques se transformaron en capitanes o juezes y las “lideranças” pasaron a ser concejales (vereadores) municipales. Todos los indígenas se convirtieron, de la noche a la mañana, en ciudadanos portugueses.
"Este he o mapa falso, e errado segundo o sistema castelhano, o qual onde se junta aqui asim somente de que pondese ambos abertos hum defronte do outro, se confirão, e se venha facilmente no conhecimento da verdade".
Fig. 13 . Mapas comparativos de Francisco de Seixas sobre las posiciones de ambas coronas (Castilla a la izquierda y Portugal a la derecha) durante de los acuerdos de Madrid y San Ildefonso. 1767 La estrategia aplicada por el marqués de Pombal se amparaba en la “Política Indiana” de Juan 58 de Solorzano . En la misión de Portugal esta política civilizadora contribuiría al desarrollo de Brasil. Su falta de sensibilidad hacia la causa indígena y su falta de control en la aplicación de los principios básicos originaría un desorden mayor del que se pretendía controlar. Los indios se sintieron de nuevo esclavizados y el control central se materializó en una mayor presencia de soldados portugueses en dichas villas. Los avances en la educación no sólo de los indios sino de los colonos se vieron bloqueados con la pérdida de las bibliotecas, la destrucción de los conventos y la falta de profesores. La política de Carlos III, contraria a la Compañía de Jesús, se reflejó en el abandono por los jesuitas de sus misiones guaraníes a lo largo del Paraná y del Paraguay. Finalizaba con ello un proceso de ocupación territorial que sirvió de puente entre la cultura indígena y la cultura europea en pleno proceso de “tupización” y a la vez de “cuña” potuguesa en los territorios castellanos. Un puente hacia la deconstrucción de Brasil. El espíritu reformista que animó el siglo XVIII español se reflejó asimismo en las colonias americanas. Los gobiernos de los Borbones, sobre todo los de Carlos III, intentaron hacer del Imperio americano un bastión que pudiera resistir la arremetida británica y un centro de progresivas riquezas para el continente y la metrópoli. Sin embargo, hubo un error de partida: la claudicación implicada por el Tratado de Madrid de 1750, firmada por Portugal para resolver la litigiosa cuestión de límites provocada por la expansión de los paulistas "bandeirantes". Pese a la rectificación de 1777, el espíritu de aquel pacto perduró como representativo del reconocimiento por España de un estado de
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hecho que no respondía a las estipulaciones del Tratado de Tordesillas en 1494. Toda la Amazonas y la región de Matto Grosso, más la región cercana al Uruguay actual, permanecieron en manos de los portugueses. Reconocida la ineficacia de la centralización colonial en Lima, los Borbones procedieron a crear nuevos centros administrativos, de acuerdo con las entidades naturales del continente. Así aparecieron los Virreinatos de Nueva Granada y del Plata, la Capitanía de Chile y Audiencia de Quito, que, junto con la Capitanía de Venezuela redondearon la división superior de América del Sur hispana. En la inferior prevaleció la división en intendencias, sistema administrativo aplicado ya en España, de inspiración francesa. Las reformas económicas fueron muy profundas. Dos hechos las revelan sustancialmente. La orientación del tráfico colonial hacia el Atlántico, dando la hegemonía económica de América del Sur a Buenos Aires, y la libertad de comercio entre la metrópoli y las colonias decretada por Carlos III en 1778. Gracias a esta salida, numerosos puertos americanos fueron habilitados para el comercio con otros pueblos españoles. En 1776 fue creado el Virreinato del Río de la Plata-incluyendo hoy día a Paraguay, Argentina, Uruguay y una parte de Bolivia -con Buenos Aires como su Capital-. Una fuerte burguesía comercial ubicada en la zona del puerto fue la fuerza manipuladora detras del movimiento revolucionario de 1810, el cual creó las Provincias Unidas del Río de la Plata. El 25 de mayo de 1810, el cabildo de Buenos Aires destituyó el virreynato y anunció que de allí en adelante gobernaría en nombre del rey Fernando VII, por el cautivo de Napoleón. El final de una época de dominio del Atlántico y de demarcación de las fronteras definitivas de Brasil llegaba así a su fin. 3.- CARACTERÍSTICAS Y EVOLUCIÓN DEL SISTEMA URBANO COLONIAL. "si los hombres construyen ciudades, no es solo para habitar en ellas, es porque se sienten movidos por una idea, por un sueño" (La ciudad medieval, Orígenes y triunfo de la Europa urbana, Thierry Dutour; www.cafedelasciudades.com.ar; 2005) Además de la delimitación definitiva de las fronteras de Tordesillas, la presencia castellana significó una serie de cambios trascendentales en las formas de hacer ciudades. A la regularización de los primeros trazados (Salvador o Rio) sucedieron fundaciones de acuerdo a los principios racionalistas castellanos como Filipeia o São Luis. La plaza se convirtió en elemento fundamental del trazado y aunque mantuvieron múltiples funciones y una especialización que las diferencia de sus contemporáneas castellanas (Plaza Mayor que centraliza los edificios principales) su carácter central y estructural, respecto a la traza, perfilan un estilo propio, un estilo ibérico. También la forma de las manzanas se modifica, del modelo medieval de dos fachadas se pasa, en la mayoría de los casos, a modelos de cuatro fachadas dotando de mayor importancia la sección de la calle. La ciudad brasileña colonial se funda conceptualmente sobre tres pilares: el dictado de la naturaleza, la cultura cabocla y lo sobrenatural. El fascinante y exagerado medio ambiente brasileño y su clima; el artefacto urbano y los elementos de intervención multiculturales de la época y la presencia sobrenatural de Dios a través de los misioneros, los colegios y las iglesias matriz, pero también a través del mito edémico y de la idealización del territorio como “el 59 paraíso bíblico” identificarán la ciudad durante la Unión Ibérica. 3.1.- Ciudades isla, ciudades capitales y redes urbanas. “ ... a colonização espanhola caracterizou-se largamente pelo que faltou à portuguesa: por uma aplicação insistente em assegurar o predomínio militar, económico e político da metrópole sobre as terras conquistadas, mediante a criação de grandes núcleos de povoação estáveis e bem ordenados” (Sergio Buarque de Holanda, 1979, pag. 90). El inicio de la colonización desde el viaje del descubrimiento de Cabral hasta la instauración
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del gobierno general, incluso durante las capitanías hereditarias, se caracteriza por el aislamiento de las feitorías y las capitanías. Esta situación se traduce en la mayor facilidad de contacto de los puertos brasileños con la metropoli que entre las distintas fundaciones de la colonia. La conclusión es la creacción de verdaderas “ciudades isla” necesitadas de defensa y autonomía tanto económica cuanto política siendo escasos los hitos o momentos de intento de unión. La política durante el gobierno general propiciará la centralización del poder. La apuesta por los núcleos más adecuados por su accesibilidad y estructura económica (Salvador, Recife, São Vicente, etc...) permite crear un conjunto de “ciudades capitales” en torno a las cuales se desarrollan una serie de núcleos dependientes que encuentran en ellas el nexo de unión con la colonia y seguramente un punto donde poder comerciar, recibir justicia e incluso recibir apoyo militar. Durante el periodo filipino, la sistematización del poder se manifiesta a través de la definición de una legislación homogénea y sistemática para las fundaciones urbanas, de la regularización de los núcleos (no sólo las nuevas fundaciones sino los heredados de las primeras etapas protourbanas portuguesas), de la incorporación de la plaza como elemento central del trazado y de la arquitectura como representación del poder. La fortificación y las ciudades se analizan desde una perspectiva imperial y atlántica. Se pasará de un modelo de fundaciones dispersas a la regulación de redes urbanas y sistemáticas. Pensadas en relación unas de otras y equidistantes, consideradas desde el territorio en su conjunto y no desde el lugar concreto de su fundación. Formando parte de un conjunto de ciudades de fundación castellana para evitar interferencias de las políticas en los estados de Portugal y Castilla. Redes urbanas para la colonización sistemática de un continente. El aislamiento de las feitorías y las capitanías: ciudades isla. “Foi assim desde a primeira vez, em 1532, com a expedição de Martim Afonso de Sousa. Ao chegar ao porto de São Vicente - ponto de interseção da costa do paubrasil e da costa do ouro e da prata, o Capitão fundou, em 22 de janeiro, a primeira vila portuguesa na América: São Vicente. Pouco tempo depois fundou uma outra, "nove léguas dentro pelo sertão, a borda de um rio que se chama Piratininga", conforme anotou seu irmão, Pero Lopes de Sousa, no Diário da Navegação. Martim Afonso de Sousa cumpriu o principal objetivo de sua expedição: iniciar a colonização do litoral para melhor defendê-lo das incursões estrangeiras. O Capitão repartiu os homens que o acompanhavam pelas duas vilas inauguradas. Logo após, distribuiu sementes, cabeças de gado, instrumentos agrícolas e lotes de terras, as sesmarias. Nomeou autoridades e impôs a justiça régia ... Da mesma forma ocorreu entre 1534 e 1536, quando Dom João III criou o sistema de capitanias hereditárias. Na Carta de Doação o rei determinava, aos donatários ou capitães-generais, a fundação de vilas nas capitanias que deveriam possuir "termo e jurisdição, liberdades e insígnias de vilas, segundo foro e costumes de meus Reinos" (Sergio Buarque de Holanda, 2003). En el primer periodo de colonización accidental, no regulada, se establecieron en distintos lugares del litoral numerosas feitorias. Constituían instalaciones temporales destinadas a servir de enlace con las naves que llegaban a las costas de Brasil. Las primeras se construyen durante los viajes de Gonçalo Coelho (1501) y Américo Vespúcio (1503-1504) como simples empalizadas de madera guarecidas con artillería ligera en la Bahía de Guanabara y en Cabo Frío. Algunas otras construcciones se erigieron antes de la llegada de Martim Afonso como la de la isla de Itamaracá obra de Cristóvão Jaques. En el río Amazonas los españoles exploran sus márgenes (Diego de Lepe, Yañez Pinzón, Orellana, ...) pero los primeros asentamientos son debidos a los pobladores holandeses que acompañan a Orange y Nassau en la margen izquierda del Rio Xingú, Mariocai en Gurupá y el británico Cumaú, en Macapá. Francisco I potenciará la presencia francesa en estas tierras fomentando expediciones de exploración.
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En palabras de Nóbrega desde São Vicente dirigidas al Padre Luís Gonçalves da Câmara: “mais fácil é vir de Lisboa recado a esta capitania que da Bahia”. El aislamiento de los primeros asentamientos se mantendrá durante un largo periodo de tiempo a pesar de los esfuerzos en acercar los asentamientos entre sí.
Arnoldus Montanus, Itamaracá y Pernambuco. 1633. Amsterdan. Mapoteca do Itamaraty Vistas de la fortaleza de Bertioga en la entrada de la barra de Santos – Guarujá entre Bertioga y dicha isla
Fig. 14 . La fortificación de Bertioga, en la entrada de la barra de Guarujá, representa uno de los vestigios más aproximados a las feitorias coloniales como se puede ver comparándola con los grabados de Arnoldus Montanus. En este periodo de colonización accidental, no regulada, se establecieron en distintos lugares del litoral numerosas feitorias (instalaciones temporales destinadas a servir de enlace con las naves que llegan). Las alianzas con las tribus indias se consolidaron puerto a puerto y espacio a espacio aumentando en su conjunto de forma sistemática y creciente. Estas estrategias no se mostraron suficientes para asegurar a Portugal el dominio sobre sus tierras ni el control del litoral en su real extensión. Esta situación es aprovechada por Francisco I y surge el proyecto de la Francia Equinocial que es contestado por la Corona Portuguesa con una política efectiva de colonización que además coincidió con el declinio del comercio en Oriente, el descubrimiento de metales preciosos en el “Pacífico” castellano y la necesidad de encontrar una solución a la crisis financiera y a las deudas con los banqueros de flandes. 60
El sistema de las capitanías, como reconoce Leite , contribuyó a mantener la separación del territorio manifestada desde la conquista, un feudalismo colonial de espacios, sin nexo entre sí, teniendo el único punto de unión en Lisboa, un colonialismo centralista. Durante siglos Brasil puede ser pues comparado a un archipiélago. Las áreas económicamente más activas y densamente pobladas funcionan como islas independientes unas de otras con más relación y dependencia con la colonia que con sus vecinas (y esta, en todo caso, por mar, no por tierra). Puertos ultramarinos concentrados en el litoral que buscaban en los ríos y entresijos de la costa lugares de seguridad, avituallamiento (especialmente de agua dulce y frutas) y descanso para las flotas. Su papel de “puerto” no sólo desde la perspectiva física, sino, sobre todo, económica, se mantiene hasta mediados del siglo XX en que comienza la verdadera conquista del interior. Acerca de la distribución de las capitanías, el mapa de Luis Teixeira incurre en varias licencias
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que es necesario destacar: la situación de la línea del Tratado de Tordesillas (que luego aplicará toda la historiografía sin plantearse la verdadera y cierta resolución del acuerdo) y la correspondiente incorporación de la Colonia de Sacramento y gran parte de los territorios del Rio de la Plata y del Amazonas que están incluídos en el Estado de Marañón, dentro de los territorios de Portugal y mucho más allá de la línea de demarcación. El gobierno general y la centralización del poder: ciudades capitales. “como o coração no meio do corpo donde todas as partes se socorresem e fossem governadas” (Frei Vicente do Salvador). La evolución urbana y territorial durante el gobierno general se caracteriza por la centralización del poder en Salvador de Bahía. La ocupación francesa de Rio de Janeiro finaliza en 1576 y se hace necesaria su defensa y población. Las incursiones inglesas, holandesas (Drake, etc...) recomiendan reforzar las defensas y comienza un periodo de actuaciones que sólo se hará efectivo bajo el dominio ibérico. Salvador será el centro de atención más importante y su crecimiento y defensa objeto de múltiples proyectos hasta mediados del siglo XVII.
Fig. 15 . Ciudades capitales durante el gobierno general. La capitalidad se transforma en proyectos de regularización de las plazas y así tanto Rio como Salvador y en menor medida São Paulo (Piratininga o Recife) desarrollan proyectos de crecimiento que consolidan los asentamientos iniciales e incorporan una planificación sistémica a sus formas urbanas. Aunque se impone una jerarquía rígida la idea del centro y de la capitalidad toma fuerza y Salvador será diseñada como “corazón” de la colonia. La monumentalidad se expresa en las nuevas construcciones del Colegio de los Jesuítas, las murallas y las fortificaciones pero todo ello gracias a la habilidad de Luis Dias en localizar cal seguramente de los moluscos en Itaparica pues su falta mermaba las capacidades de los materiales y limitaba seriamente las construcciones.
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Salvador inaugura así el gobierno general, fue escogida en 1549 por su situación geográfica central dentro del territorio conocido, su bahía (capaz según Martin Afonso de Sousa, por si sola, de proteger tres armadas) y su situación topográfica estratégica que permitía la defensa desde el alto. Su desarrollo, como veremos, se justifica por la economía azucarera no sólo en su entorno inmediato “Recôncavo Baiano” sino también en la más amplia zona “da Mata do Nordeste”. Rio de Janeiro, en la bahía de Guanabara, es fundada entre dos colinas que la defienden, São Januário y de San Bento pero su posición “más al sur” la relegan en la medida que la dependencia de la metropoli se mantiene. Sólo en el siglo XVIII con los brotes del independentismo se traslada allí la capital. La defensa de los canales de la baixada santista como punto de acceso más cercano a Piratininga (São Paulo) justifica los esfuerzos de fortificación y consolidación de los núcleos de Bertioga, Santos y São Vicente que se ven dificultados por la complejidad hidrográfica del sistema de calales y ríos que las circundan. Pernambuco por su cercanía a la colonia (a pesar del dificil paso y acceso a la barra interior, entre el canal de Olinda y el canal del Sur, donde surgirá la ciudad de Recife) y por su adaptación rápida y climática a la producción azucarera, también será uno de los puntos claves del desarrollo de las primeras villas y ciudades de Brasil. Porto Seguro e Ilheus tendrán un desarrollo más tardío y vinculado en ambos casos a los jesuítas y al implantación de poblaciones misioneras. Serán estos cuatro enclaves, después de la diferente suerte de las capitanías, los puntos elementales para la construcción del sistema urbano brasileño con la definición del gobierno general en 1549 y las actuaciones posteriores durante la Unión Ibérica. El periodo filipino y la sistematización del poder: redes urbanas. “El aldeamiento de los Indios obedeció a un pensamiento de catequesis: facilitar y garantizar el buen éxito de ella, “todo bien estudiado para conseguir cazadores y 61 pescadores paseantes”” (Serafím Leite) La idea de colonización efectiva del territorio preside las actuaciones castellanas en los territorios anteriores a la Unión Ibérica y en Brasil. Felipe II promueve la consolidación de la idea de un único sacro imperio hispánico. Para ello se lleva a efecto la fundación de múltiples ciudades y villas. Los lugares más estratégicos serán construídos con dotación real. Los Felipes encontrarán en la Compañía de Jesús un aliado para el control de la pujanza de las principales repúblicas de villas y ciudades en las zonas del interior. La fundación de Filipeia (Filipeia de Nossa Senhora das Neves) y de São Cristovão (Sergipe) antes de la crisis de la armada invencible marcarán sus actuaciones en Brasil. Estas fundaciones acortaban las distancias entre la colonia y Brasil en el primer caso (posteriormente se fundará Natal aún más cerca) y entre Salvador y Olinda (en la costa de Recife) en el segundo caso. Filipeia será fundada “a la española” en el interior del río Paraíba con un trazado en retícula y plaza fuerte (como luego ocurrirá en São Luis) combinando elementos del urbanismo renacentista con la tradición medieval. La apuesta por la reforma de la ciudad de Salvador de Bahía y las intervenciones para su consolidación inauguran el periodo de Felipe III. Durante su reinado se pasará de los consejos al sistema de validos inaugurando una crisis política que finalizará con la Restauración. Natal formará parte de su estrategia de consolidación del proyecto de fortificación Atlántica acortando de nuevo las distancias hacia las tierras descubiertas por Lepe y Pinzón. Con la conquista de São Luis (1615) a los franceses y la fundación de Belem (1616), se conseguirá durante su reinado conectar las tierras castellanas del norte con el estado de Brasil a través de una tupida red de ciudades a menos de cuatro jornadas de camino unas de otras. La fortificación de dichos puntos garantizaba de alguna forma el tráfico de mercancías y favorecía el comercio. Al sur se avanza con igual pensamiento intentando llegar lo más cerca de la tierra de Sacramento y se funda São João Batista de Cananeia en 1600. Cairú al Sur de Bahía sirve de
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enlace entre los núcleos de Ilheus y Salvador ante los intensivos ataques de franceses y holandeses. También el incremento de la actividad bandeirante exige la construcción de nuevas plazas intermedias entre la costa y el interior como Mojí das Cruzes. Para cerrar la ciudad de Rio de Janeiro después de su recuperación a las tropas francesas en 1586 se funda, por orden real, la ciudad de Cabo Frío, en el extremo oeste del futuro estado de Rio de Janeiro, y en el lugar donde llegan las corrientes del sur. En una bahía abierta al mar y en el punto de inflexión de la costa carioca se construye el fuerte de São Mateus de Cabo Frío. Durante el reinado de Felipe IV se produce la decadencia definitiva del imperio y un incremento de fundaciones como Santana de Parnaíba que será uno de los núcleos 62 bandeirantes más activos en paralelo al crecimiento de la actividad exploradora de las minas . También se consolida con la fundación de Iguape entre Itanhaem y Cananeia dentro de uno de los sistemas salobres más grandes del mundo (Ilha Comprida). Cerrando la línea nordestina y reforzando la unión entre la recién creada São Cristobão y Olinda, se fundan Penedo, Marechal Deodoro, Porto Calvo y Sirinhaem. Una clara política barroca de interacción y defensa, atlántica e imperial entre núcleos que garantiza el rápido apoyo en caso de ataques u ocupaciones.
Fig. 16 . Ciudades filipinas organizadas por los periodos de regencia de Felipe II a Felipe IV. São Sebastião forma parte de la defensa de São Paulo (como Cabo Frio de Rio). Un punto de control de la costa y un buen puerto al abrigo de vientos y mareas. Su posición se refuerza igualmente con la fundación de Ubatuba, puerto fundamental entre Rio y São Vicente, necesario al aumentar el tránsito de barcos comerciales y expediciones de defensa entre dichas ciudades. Al norte, en el Amazonas, comienza la incursión en la ruta hacia el Perú con la fundación de Gurupá y Cameta. Luego se verá potenciada durante el periodo pombalino gracias a las misiones de franciscanos, carmelitas, jesuítas y capuchinos. El periodo filipino o de dominación castellana se constituye de esta forma en tres etapas
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claramente diferenciadas que se corresponden a su vez con los tres reinados que comparten una política común. Es interesante constatar pues como la política territorial castellana se va adaptando a los avances y a las distintas situaciones temporales y espaciales. En primer lugar Felipe II consolida la pose apostando por los territorios consolidados durante del gobierno general, Felipe III extiende el dominio territorial por el litoral garantizando una cobertura urbana homogéneamente distribuida por toda la costa y Felipe IV apuesta por las fundaciones hacia el interior y las interrelaciones entre las distitnas ciudades, el sistema urbano como conjunto. Con ello contribuyen a definir la política urbana que caracterizará Brasil durante decenios y que será continuada durante la ilustración por Pombal. 3.2.- Las ordenaciones filipinas y la regulación de la civitas. “Se recopilen todas las leyes de mis bellos y dilatadísimos reinos y señoríos de Portugal” (Felipe II, citado en Afonso de Escragnolle Taunay “São Paulo nos Primerios Anos, 1554-1601, São Paulo no Século XVI”, editorial Paz e Terra, Grupo Santander Banespa, pag. 32) Durante la Unión Ibérica la situación básicamente continua con manifestaciones ricas y variadas en distintos ámbitos del saber y del operar y consecuentemente en el urbanismo y la arquitectura. La idea de unidad y de conjunto dirigirá la política filipina especialmente en los primeros años. El apoyo de los Consejos Territoriales y de los Consejos Sectoriales será fundamental para la aplicación extensa e intensa de dichos principios. La presencia de Herrera y la creacción de las escuelas de matemáticas, geometría, fortificación y arquitectura, el intercambio de artístas (Camões o Gil Vicente llegan a usar el castellano en algunos de sus escritos, sonetos y redondillas), el uso indistinto del castellano o portugués, el uso de una moneda común (el “real de Vellón”) reflejan una situación donde las dos culturas prácticamente 63 conviven y se diluyen . Definir un marco para la vida en común desde la perspectiva organizativa y penal en las villas y ciudades se convierte en una de las primeras acciones fácticas del poder filipino. De hecho las Ordenanzas de Felipe II significaron una recopilación de los antecedentes acumulados del urbanismo portugués, español y americano y, a la vez, un intento de encuadrar definitivamente un proceso de estructuración urbana, cuyo modelo se había consolidado en la práctica fundacional del nuevo continente. En Brasil tendrán una especial transcendencia y se convertirán en la columna vertebral del derecho administrativo, civil y penal aún hasta nuestros días. Es notable la distancia entre el modelo urbano y las ordenanzas de Felipe II, tanto en los 64 territorios castellanos como en los portugueses . Su contenido textual tiñe, sin dudas, el proceso poblador pero no tiene coincidencia real con el modelo que se aplica en las trazas coloniales. Aun sin este marco jurídico, es evidente que también varias de las formaciones urbanas portuguesas tienen vinculación con las trazas ortogonales en cuadrícula como puede verificarse en el caso de Salvador o Río de Janeiro. La herencia mediterránea (romana, medieval y musulmana), el tratadismo común en materia de fortificación, la relación creciente entre ambas coronas así como el éxito del modelo castellano recomendaron, en no pocos casos, su adopción en el proceso de colonización de Brasil. Las Ordenaciones Filipinas no suponen un elemento nuevo. En realidad substituyen las Manuelinas y operarán en Brasil hasta 1824 (año de la primera Carta Imperial) lo cual demuestra su eficacia y adecuación al proceso y al territorio concretos. La preocupación por el código penal en dichas ordenaciones hará que con ciertos matices perdure durante todo la 65 historia del derecho penal brasileño . Fueron recopiladas en tiempos de Felipe II y por ley de 11 de Enero de 1603 entraron en vigor en todos los estado portugueses. Los cinco libros que las componen son: el Libro Primero de los Magistrados y Oficiales de Justicia; el Libro Segundo define las relaciones entre el Estado y la Iglesia, trata de derechos y bienes de la Corona, privilegios de la Hacienda, de la Iglesia y de los receptores (donatarios) y propietarios de la tierra; el Libro Tercero, regula los procesos civiles y criminales; el Libro Cuarto trata de los derechos de las personas y de las cosas; y el Libro Quinto del derecho penal incluído el militar.
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La regulación de lo cotidiano llega a ser norma en las Ordenaciones: ... Titulo XCIV: Que não tenham Oficios público os menores de vinte e cinco anos, nem os homens solteiros ... Titulo X: Dos excomungados apelantes ... Titulo LXI: Que os privilegiados tenham lanças ... Hasta el punto de regular los aspectos más minuciosos relativos a los derechos de los ciudadanos. No olvidadn la definición de las competencias, límites y penas relacionados con el trabajo diario y necesario en las camaras municipales y, en general, de la vida de las villas y ciudades. Regula pues los derechos y deberes de los ciudadanos con tal precisión que se puede decir que fomenta la división de los poderes. Concreta los privilegios de los siervos del Rey tanto cuanto sus derechos frente a las decisiones de la corona en los asuntos más domésticos. Las condiciones establecidas en las Ordenaciones se convierten en un documento fundamental de la historia urbana colonial: "Condição traz em si as múltiplas formas concretas da existência interpessoal e subjetiva, a memória e o sonho, as marcas do cotidiano no coração e na mente, o modo de nascer, de comer, de morar, de dormir, de amar, de chorar, de rezar, de cantar, de morrer e ser sepultado" (BOSI, Alfredo. Dialética da Colonização . São Paulo: Companhia das Letras, 1992). Los límites de la convivencia y del sueño edémico que según Sergio Buarque inspiraban todo el periodo colonial se reflejan en las ordenaciones filipinas. Un horizonte de convivencia que regulará igualmente la “civitas” de las ciudades coloniales (formas de convivencia), su polis (o forma de administración y gobierno y su urbis (forma urbana). Servirá tamibén como marco para las discusiones en torno a los derechos de indios y esclavos, a la creacción de nuevas ciudades o villas, a la organización de las cámaras, a la jerarquía social y económica, a la vida colonial, en definitiva. Las carencias de las Ordenaciones frente a las Leyes de Indias, sancionadas a partir de las ordenanzas de poblamiento de Felipe II de 1573, son a todas luces evidentes en el campo que nos movemos del urbanismo. Frente a una regulación estricta de la forma de las ciudades, de su trazado y de sus plazas en las Leyes de Indias las ordenaciones se centran en una regulación de los aspectos civiles, administrativos y penales, la forma se intuye implicitamente. Los primeros asentamientos obedecieron pues a normas no escritas escogiendo los puntos facilmente defendibles, tanto contra los salvajes, cuanto contra los que llegasen de allende los mares, en lo alto de puntos con cierto control territorial y que pudieran ser rápidamente cercados, y haciéndolos compatibles con las actividades comerciales y portuarias necesarias 66 para la vida apacible y civilizada de sus habitantes y en diálogo con la naturaleza . La lógica y sistemática de regularización que comenzaba a dar sus primeros ejemplos en África o en la India, o incluso en la propia metrópolis, estaba ausente. Salvo ligeras excepciones cuando donatarios como Salvador Correia de Sá que en su propósito de poblar rápidamente sus capitanías permitieron edificar donde les pareciese, la regulación fué creciendo rápidamente. Completando las ordenaciones filipinas y enriqueciéndolas se dictaron ordenanzas aisladas adecuadas a los territorios en que se implantaban. Así en 1625 la cámara de Rio determinó: "que ninguém fizesse casa de pedra ou taipa, sem que previamente lhe fosse dada arruação pela mesma Câmara" (Actas de la camara de Rio de Janeiro de 1625) En 1711 las ordenaciones se completarán con instrucciones sobre las posibles acciones sobre las edificaciones particulares. Más orientado a un código de obras que a una ordenanza urbanística, se desarrollaba en los siguientes términos: "Podem ser feitos eirados com peitoril, janelas, frestas e portais desde que não descubram casa ou quintal alheio, caso em que só permitem seteiras, que não
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prevalecem, contudo, sobre o vizinho, desde que queira levantar parede, tapandoas. Para reclamar contra as aberturas devassantes especifica-se ano e dia, terminados os quais não são mais obrigados seus proprietários a fechá-las. Em beco não se permitem janelas nem portas, sem licença dos almotacéis (fiscais de obras da época) e oficiais da Câmara, que só a dão quando absolutamente necessárias. Não podem ser feitas escadas na rua, de modo a impedir o livre trânsito do vizinho, nem ramada ou alpendre que impeça a serventia da rua. Podem ser feitos balcões ou abóbadas ligando casas situadas em dois lados das ruas, mas o ar de baixo e acima destas construções pertence ao Conselho, podendo, assim, este derrubá-la quando necessário. Querendo alguém lançar águas de suas casas na rua, pode-o fazer, mas de modo que não faça dano aos vizinhos ou aos que passarem pela mesma rua" La flexibilidad de las ordenaciones garantizan su vigencia en las distintas legislaciones a las que las han desarrollado (civil, administrativa, penal, urbanística, ...) e incluso el Estatuto de la Ciudad hace alarde de principios que se consolidan en dicho texto cual es el principio de 67 usucapião . Sus carencias en materia urbanística se fueron resolviendo de forma asistemática a través de órdenes reales, ordenanzas locales y otras acciones legislativas puntuales. En este contexto, los puntos de contacto, confluencia y divergencia, entre los modos lusitano y español de trazar ciudades se habrán de aproximar o distanciar en diversos momentos históricos. Cuando Felipe II reina sobre ambos territorios hay unidades de acción política y militar. Es posible ver entonces coincidencias en las teorías de urbanización, fortificación y trazado. Si embargo, a partir del siglo XVII las distancias y enfrentamientos territoriales crecen, generando "fronteras calientes" que determinan un urbanismo de control y agresión en toda la región sudamericana. Un distanciamiento político pero no formal ni cultural. Este será el momento de los grandes ejemplos del urbanismo hispánico en Brasil como Mazagão o Macapá, un urbanismo original y brasileño, como luego detallaremos heredero de ambas tradiciones ibéricas. 3.3.- Las ciudades y el arte de la fortificación moderna. «oí decir que ya esta ciencia era tan fácil y divulgada que casi todos la entendían y muchos había que la sabían ejecutar, más después por la experiencia y ejemplo de muchas obras que de unos y de otros he visto, he venido a conocer [...] que algunos de los que tú y yo conocemos, los cuales son tenidos en ella [en la ciencia de la fortificación] por muy raros y se alaban en tu escuela por excelentes, tienen falta de hartos quilates para llegar a la cumbre de ella [...] y cada día se ve que pocos soldados hay entre nosotros que, con haber un poco practicado la guerra y tomado las medidas de las defensas y otras partes de las fortalezas que han visto, no se atrevan sin más consideración a meter mano en fortificar» (Luis Escrivá, “Apología de la fortificación”) El proceso de urbanización colonial coincide con la transformación del “arte de la guerra”. De las murallas medievales se pasará, a lo largo de los siglos XVI y XVII a los sistemas de fortificación moderna. La asunción de dichos conceptos nace en Italia y por vía de los intensos procesos de colonización se exportan a las colonias a través de los ingenieros de fortificación. Simplificar la teoría de fortificación asociándola a la implantación de modelos ideales como 68 definió Escrivá en 1538 se convierte en un error reiterado . No es casualidad por tanto que, en esas mismas fechas, el portugués Francisco de Holanda, recorriera España e Italia dibujando fortalezas en un viaje del que surgió su célebre obra “Os 69 Desenhos das Antigualhas” (1538-1540) . Con los viajes se intentaba asimilar las relaciones con el lugar, las casuísticas y especificidades de cada fortaleza con su entorno inmediato y con el contexto histórico, político y cultural. La tratadística se fundamenta, como vemos, en la experiencia de las obras construídas y la experiencia europea de fortificación algo más allá del modelo. También va más allá de la lengua en que son escritos los tratados, o incluso el lugar, ya que en los dominios de la corona castellana en Nápoles, Madrid, Milán o Bruselas, tan oficial era el castellano como el italiano o el flamenco.
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Las fortalezas que visita en su cuidado y detallado itinerario para su presentación en Portugal (y posiblemente en Castilla) se adecuan a las obras de los constructores incluídos en su célebre relación de “Las águilas del Renacimiento” incluida en sus no menos célebres “Diálogos en Roma” con Miguel Ángel (1548). En ellos Escrivá, Sangallo, Sanmichelli, el Duque de Urbino aparecen como maestros y fuentes de inspiración. San Telmo de Nápoles, San Pedro de Roma, el pozo de Orvieto y otras obras de la arquitectura, la ingeniería y la fortificación se convierten en sus referentes uniendo con ello la tradición de las escuelas Italiana (Sangallo y Sanmichelle, Roma y Venecia) y Española. «esta arte ou ciencia me coube, como por ter visto com meus olhos, e medido e desenhado con minhos maos, as melhores forças e fabricas que há na Europa, nen en todo o mundo» Como ya hemos dicho los precedentes lisboetas anticipan un conjunto de operaciones sistemáticas de defensa y fortificación en Brasil como pueden ser la construcción del Forte de São João da Barra Grande (llamado “forte dos espanhois” aún hoy en día) en al entrada de la barra de Santos (en 1583 coincidiendo con el viaje de Diego Flores), la forticación de Natal (forte dos Reis Magos obra del jesuíta Gaspar Sanperes iniciada el 6 de Enero de 1598) u otras fortificaciones como Santo Antònio da Barra y el de Montesserrate en Itapagipe de Diego de Meneses en Salvador de Bahía. Anticipación que ha de entenderse desde una lógica territorial, urbanística e incluso arquitectónica. Política, técnica y estilo viajan juntos con estos modelos. La construcción de fortalezas o la fortificación de plazas será una cuestión a dirimir en cada caso en función de las circunstacias no sólo topográficas sino, sobre todo, de los medios y posibilidades de la población para abordar dicha construcción.
Fig. 17 . Planta de la ciudad de Salvador de João Teixeira Albernás. En "Rezão do Estado, do Brasil no gvoverno do orte somete asi como o teve dõ Diogo de Meneses até o anno de 1612". Técnica: Bico-de-pena e aquarela sobre papel. Dimensão: 42 X 106 cm. Biblioteca Pública Municipal do Porto.
Las villas y ciudades solían correr con gran parte de los gastos de las fortificaciones y sólo en fundaciones reales la corona participaba en ellos. La situación financiera de la corona condujo así de la utopía a la realidad. El plan de fortificación atlántica y la mayor parte de los diseños no fueron ejecutados o sólo parcialmente. En ocasiones en materiales tan pobres que fué necesaria su reconstrucción parcial o total en épocas muy cercanas a la de su construcción. Los primeros planes de fortificación de las ciudades de Bahía y Río no se llegaron a ejecutar en su totalidad si bien las fortificaciones que cerraban ambas ciudades si que fueron definitivamente construídas.
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En Salvador se manifiesta el complejo proceso de toma de decisiones respecto al diseño de las fortificaciones como dicta la carta: “he copia do original que a sua Mage se apresentou no Anno de seiscentos e sinquo para se dar a execuçaõ a fortificaçaõ daquela cidade” El rey Felipe III se vió directamente implicado en la decisión de la posición del fuerte del Mar. Tanto Leonardo Turriano, como Spanoqui como Frias da Mezquita colaboraron, en sus respectivos cargos de ingenieros mor de Portugal, Castilla y Brasil en la elaboración y concrección de la ubicación y diseño de la fortaleza. El parecido con las intervenciones en Lisboa es notable (fuerte de Cabeza Seca de Giovanni Vincenzo Casali) así como de la fortificación de Cremona del propio Spanoqui. Lo más interesante se concentra, como estamos comentando, en la discusión sobre la adaptación topográfica e hidrográfica entre el ingeniero mor de Brasil (Francisco de Frias da Mezquita) y Turriano y Spanoqui en relación a la posición exacta de dicha fortaleza en la bahía de Todos los Santos.
Forte circular de São Lourenço, no areal da Cabeça Seca, cujo projeto é de autoria de Tiburcio Spanoqui, executado pelo Pe. Giovanni Vincenzo Casale – tio de Massay - em 1590.
CALDAS, José Antonio, fl. 1750-1770. Cartas topográficas contem as plantas e prospectos das fortalezas que defendem a cidade da Bahia de Todos os Santos e seu reconcavo por mar e terra / Jozé Antonio Caldas. - [Ca. 1764]. - 27 f., 13 plantas : ms., aguarelado ; 43 cm.
Fig. 18 . Planta de las fortalezas de Cabeça Seca (Lisboa) y del fuerte del Mar (Salvador) de autoría
de Tiburzio Spanoqui. 70
Más tardías pero sin duda inspiradas en dicho plan son las obras de Francisco Frias da Mezquita de Fortaleza da Laje, Castelo do Mar, Forte de São Francisco o Forte do Picão en Recife (la fortaleza fué iniciada en 1608 y las obras finalizaron en 1612); las obras de consolidación del fuerte de San Mateo (São Mateus) en Cabo Frío y del Monasterio de San Benito (Mosteiro de São Bento), en Rio de Janeiro; el fuerte del Mar (Forte do Mar, Fortaleza de São Marcelo o Forte de Nossa Senhora del Pópolo) en Salvador con el fuerte de São Diogo (posiblemente incluído en los modelos y trazas que Tiburcio Spanoqui manda a Bahía en Mayo de 1606); la reforma de la Fortaleza de los Reyes Magos (Reis Magos) en Natal de 1614 y las fortalezas de Maranhão, Forte de Quaxenduba o de Santa María y fuertes de São Felipe, São Francisco e São José. El estilo de la fortificación fué objeto de debate en numerosas ocasiones como por objeto de la recuperación de São Luis de Maranhão entre Diogo de Campos y Jerônimo de Alburquerque.
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El primero proponia una fortificación “a la europea” (abaluartada) y el segundo “a la moda de los indios” (seguramente más parecida a una factoría con empalizada y tapia). La opción “a la europea” fué resuelta por Francisco de Frias da Mezquita mediante un hexágono perfecto capaz de alojar a toda la expedición y defenderse con poco esfuerzo. El día 28 los padres capuchinos que acompañaban la expedición dieron misa y le pusieron el nombre de Santa 71 María . La fundación de San Luis en 1612 se manifiesta como testigo de la presencia francesa desde 1594 en la zona y el deseo (ya manifestado en la ocupación de Rio de 1555) de crear un estado de la Francia Equinocial al sur del paralelo. Desde este punto de partida y del conjunto de interacciones generadas, del debate cultural y técnico, surgen los primeros tratados de arquitectura y fortificación portugueses que servirán de base al desarrollo de la “modelística renacentista” como son el tratado de António Rodrigues de 1575, el de Mateus do Couto en 1631, Luis Serrão Pimentel y el "Methodo Lusitânico de Desenhar as Fortificaçoes das Praças Regulares e Irregulares" de 1680, y Manuel de Azevedo Fortes que pone el punto final en 1728 con la publicación de "O Engenheiro Português". La Monarquía española y la portuguesa, contemporaneamente, atesoraron con ellos un conjunto admirable de experiencias fruto de un continuo debate al servicio de las monarquías reinantes.
San Telmo de Nápoles, dibujos de Francisco de Holanda
Fortaleza de los Reyes Magos, Francisco Frias da Mezquita 1614. Sobre el trazado inicial del jesuíta Gaspar Samperes comenzado el 6 de Enero de 1598
Fig. 19 . San Telmo de ápoles y la interpretación de Francisco de Holanda y el fuerte de los Reyes Magos de atal.
Esta actividad está en el origen de la escuela de fortificación del Aula del Paço da Ribeira de Lisboa y después de la Unión Ibérica la Academia de Matemáticas y Arquitectura de Madrid en 1582 (durante la estancia aún de Felipe II en Lisboa). En 1598, el capitán Cristóbal de Rojas publica su “Tratado de fortificación: Teórica y Práctica de la fortificación conforme a las medidas y defensas destos tiempos”, que resume las enseñanzas y experiencias de la Academia de Matemáticas. De este contexto surgen, becado el primero por Felipe II, Francisco de Frias da Mezquita y el resto de ingenieros militares que intervendrán en Brasil formados en estas aulas (Baccio da Filicaia, ...). Juntos diseñan una metodología común para la intervención en la defensa del
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imperio y un procedimiento de toma de decisiones que acaba con la intervención real. Tiburzio Spanoqui y la familia Antonelli se encargarán de garantizar la unidad del proyecto y de validar las propuestas de su “red de ingenieros” a nivel de Portugal y del conjunto de los estados imperiales. Consciente de la tarea, el propio Escrivá define la postura del ingeniero o arquitecto ante el lugar, alejándose de las recetas y de los modelos “ad hoc”: “que como ningun lugar hay que totalmente sea como el otro, asi variamente se deven las fortalezas a los lugares acomodar”.
Fig. 20 . Fortificación de São Mateus en Cabo Frío. El patrimonio fortificado fuera de uso se convierte en un recurso cultural y paisajístico.
Esta postura se aplicará en los proyectos de fortificación de Rio, Belem y Salvador o en la construcción de São João da Barra Grande en 1583. Otros modelos, más eruditos, como la 72 fortaleza de los Reis Magos, algunas de las fortificaciones de Recife o Cabo Frio, tampoco olvidarán su necesidad de adaptación a la topografía y a las características esenciales del lugar (hidrografía, clinometría, accesos marítimos y terrestres o defensas por la altura), convirtiendo el lugar en el paradigma de intervención urbana y de construcciones de defensa. Esta postura, característica de la forma hispánica, va a resultar significativa en la construcción de las fronteras ibéricas en la península con la construcción de las fortalezas de Vila Nova da Cerveira, Caminha, Valença do Minho, Melgaço o Monção. 3.4.- Las ordenes misioneras y el orden urbano. “Al Rey infinitas tierras y a Dios infinitas almas” (Lope de Vega) El tercer pilar del urbanismo hispánico surge de la relación con las distintas órdenes misioneras que trabajarán en Brasil. Entre ellas, los jesuítas buscan en América la esperanza de la evangelización nueva frente al reformismo que invade Europa defendiendo a toda costa la fé, utilizando la razón y generando un nuevo espacio, virtual y real, para dicho proyecto. Las intervenciones en colegios y plazas, la construcción de las casas de padres, de lugares de catequesis en ciudades y villas, de poblaciones y, por extensión territorial, de reducciones serán la respuesta a dichas ambiciones. Nobrega y Anchieta se convertirán así en Brasil en los agentes del contrareformismo y en “operadores urbanísticos” de la política filipina.
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La necesidad de fomentar la conversión de los indios del Brasil y de mantenerlos en la fe para 73 el control del Estado del Brasil generó una serie de alianzas difíciles de demostrar pero efectivas en términos territoriales. Sólo se conocen algunas pruebas como el encuentro de Diego Flores con Anchieta en Salvador en 158374. Desde un punto de vista político dichas ambiciones coinciden con las de la corona y además se complementan con la creacción de escuelas y la educación de los hijos de los colonos, al menos en las ciudades donde se crearán los colegios con dotación real de la Compañía (Salvador, 1549; Rio, 1552 y Recife, 1550). Desde la perspectiva urbanística y territorial podemos diferenciar, según Leite, distintas tipologías de núcleos misioneros: en el nivel más alto se encuentran los colegios con dotación real; en segundo los focos emisores catequista; en tercero los asentamientos coloniales con presencia misionera y como una última categoría los asentamientos indígenas o poblados que en su independencia social, y económica y en su dimensión territorial evolucionarán hacia el sistema de reducciones. Según las crónicas de Anchieta en 1584 tenían ya ocho casas “em Pernambuco, colegio; en Bahía, colegio, escuela e noviciado; nos Ilhéus, casa; em Porto Seguro, casa; em Espirito Santo, casa; em Rio de Janeiro, colegio; em São Vicente, casa; em Piratininga, casa ... 68 Padres, 37 estudantes e 35 coadjutores”. También en sus crónicas relata que “as casas nesta terra algumas são de pedra e cal cobertas de telha, mas as comuns são de taipa cobertas de palma e de ervas e cascas de paus”. La idea misionera ordenará su vida y sus asentamientos. Así la arquitectura se inspira en la tradición de su matriz de Roma, el Jesú, y la ordenación de las aldeas y reducciones funciona en torno a una plaza central comunitaria donde la Iglesia tiene un papel predominante y el conjunto de pobladores se reunen siguiendo un estricto ritual de la espiritualidad cotidiana. Este carácter representativo, incluso simbólico, de la plaza se asemeja al carácter representativo y político de las plazas castellanas pero desde una perspectiva catequista que al transformarse en política y social provocará el recelo de las coronas y su expulsión de ambos reinos. Esta tipología si bien no se origina en relación al modelo hispánico si sirve para su “reconversión o reconstrucción”. Se convierte en el elemento fundamental para la transformación, durante el siglo de las luces, en villas o ciudades de la mayor parte de las poblaciones o reducciones misioneras. Los espacios de las reducciones son asentamientos definidos en torno a una plaza y esta un espacio en torno a una Iglesia. La construcción de la Iglesia en las reducciones se hallaba rodeada de talleres, cementerio, residencia de los padres, huertos y patios que formaban un conjunto (empleados, curas y almacenes se organizaban en torno al primero de los patios, el segundo se reservaba para los talleres). A ambos lados de esta edificación se construían el 75 almacén y el “cotiguazú” (casa para las mujeres solteras, viudas o solitarias) . En la plaza mayor las casas del cabildo y de los caciques y en la parte opuesta a la plaza y en segunda línea las casas de los indios y, en la mayoría de las reducciones, la posada para la recepción de los visitantes. A diferencia de las reducciones, las poblaciones desarrollan un programa más sencillo. Alrededor de la Iglesia y en torno a una amplia plaza se situan las casas (incluídas las de la cámara y el cacique). En el centro normalmente el pelourinho (símbolo de la justicia) y una cruz para las misas y las reuniones de la comunidad. La plaza del pelourinho para los juicios y actos públicos en ocasiones ocupa un lugar independiente del resto de las plazas públicas. A medida que los sistemas urbanos evolucionan su situación tiende a independizarse favoreciendo la especialización funcional de las plazas brasileñas. En Amazonas, la distribución de las misiones resultó más compleja y heterogénea. A las instalaciones jesuíticas de los ríos Tocantins, Xingú, Tapájos y Madeira se hace necesario adjuntar las carmelitas de los ríos Solimoes y Negro y los franciscanos que ocuparon los cursos medio y bajo del Amazonas. Pero su papel va a ser igualmente fundamental como “cuñas territoriales” para los intereses de extensión y deconstrucción de límites propugnados por Portugal durante todo el largo proceso de demarcación definitiva de las fronteras.
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El papel político y militar de los jesuítas se hará notar no sólo a través de intervenciones directas en fortificación y defensa, como Gaspar Samperes en Natal, o a través de su papel en las aulas de fortificación como maestros de matemáticas y geometría, sino también de forma directa en la pacificación de los indios o en su formación militar como durante las guerras contra las incursiones de los bandeirantes en el territorio Guaraní después de los ataques de Raposo Tabares. En otras ocasiones, como en la exterminación de Ceará de 1727, sólo pudieron actuar como testigos y denunciantes de tan esecrables hechos. Finalmente serán llamados como expertos en geometría y cartografía para los trabajos de demarcación. La expulsión de los jesuítas por Portugal en 1759 y por Castilla en 1772 será definitiva en el proceso de ocupación y de utilización de estos territorios para los fines de la corona portuguesa. Antes, en la capitanía de São Vicente, en 1640, por decisión unánime de las 76 cámaras de Itanhaem, São Paulo, São Vicente, Cananeia, São Sebastião fueron expulsados de dichos territorios. En 1651, en una decisión similar, son expulsados de Marañón, seguramente a causa de sus alianzas con la corona y de la defensa de los intereses de Castilla en dichos territorios frente a los de los bandeirantes, aliados de la política portuguesa y contrarios a la reducción de los indios. 3.5.- Elementos morfotipológicos de la urbis hispánica. "O traçado ortogonal, quase hipodâmico, imposto por Francisco Frias de Mesquita (que teria conhecido as teorias urbanas da antiguidade) criou um padrão ao mesmo tempo rígido e flexível, suficientemente maleável para absorver o engrandecimento da cidade durante mais de 350 anos: até a construção da ponte José Sarney, que permitiu a expansão de novas zonas residenciais e terciárias em direção ao bairro de São Francisco e em direção às praias. A largura constante das ruas, a localização das praças e dos ´largos´, a importância dos cantos de rua, outorgaram a São Luís o caráter de urbanidade de uma verdadeira capital. (...) Desde los inicios de la colonización y desde el primer enunciado de la corona de 1513 a través de distintas Instrucciones (Pedrarias Dávila, Hernán Cortes, Cédulas Reales ...) se construye el cuerpo de normas para la regulación de los nuevos asentamientos (sintetizadas en las “Ordenanzas de Descubrimiento y Población” de Felipe II de 1573). La ciudad se convierte en un organismo planificado desde la trama (la cuadrícula), la plaza, las calles, la parcelación y la 77 edificación. Un ente complejo a la vez que unitario como se describe en El sueño de Orden . Esta planificación castellana contrasta con la adaptación a la topografía y la “tiranía del lugar” en el urbanismo portugués. Durante el periodo filipino dos serán los fenómenos novedosos a este respecto: la aparición de intervenciones regulares “a la espanhola” y la elección de los lugares desde una lógica oceánica, ultramarina y no exclusivamente territorial y local. El análisis sistémico del territorio llevó a la densificación de los asentamientos en el litoral y a una política de equidistribución de los núcleos basada en el control marítimo entre puertos. La Traza Uno de los elementos formales de la urbis hispánica lo constituye la traza derivada de la herencia mediterránea claramente reconocible. Siguiendo la tradición romana y el concepto imperial de dominio territorial en la península se utilizó con total rotundidad. La red de asentamientos (urbis, opidum y granjas) se estructuraba en torno a un conjunto de obras de ingeniería (acueductos, puertos, captaciones, minas, ...) y una tupida red de caminos (calzadas romanas) que trasladaban el orden a todos los ámbitos territoriales. La colonización romana es el primer gran ejemplo de territorialización del poder y la península uno de sus ejemplos más paradigmáticos. La herencia árabe también se hace sentir en la ciudad ibérica a través del uso de los patios, del agua, de la calle tortuosa y adaptada a la topografía, de la importancia del espacio privado, del uso de la sombra y del valcón, de la oropema (cañas trenzadas en las paredes) y del tapião, de la celosia, del zaguán o de la terraza habitable. Posteriormente en la época medieval, la bastida se configura como el modelo que entre los
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siglos XIII y XVI se impondrá especialmente en Portugal. Durante el reinado de Afonso III y D. Diniz tendrá manifestaciones similares tanto en Aragón como en Navarra o Castilla. Una ciudad regular, planificada, orientada a funciones de defensa u ocupación (colonización) o de desarrollo económico de determinados territorios. En ellas se experimenta por primera vez la plaza como elemento vertebrador del comercio y de la actividad económica del asentamiento al tiempo que se convierte en elemento estructurador de la forma urbana. La creacción sobre terrenos propiedad del señor o del abad deriva de una sociedad feudal que sirve de marco jurídico a la fundación de las ciudades y se convierte en uno de los elementos definitorios. Un marco que se transformará a lo largo de esta época hasta la formación del estado moderno portugués en 1128. Con él se inició la configuración de un doble poder: las repúblicas de las ciudades y villas y el poder real al estilo de las Comunidades y Cortes de Castilla. Este modelo tardará siglos en cristalizar y su forma definitiva diferenciará las opciones de los distintos estados. La construcción de las ciudades se puede dar sobre terrenos que el soberano adquiera por compra (queda un solo poseedor) o por alquiler, en cuyo caso, con reparto del usufructo entre el soberano y el antiguo propietario. Con posterioridad al contrato de cesión o de “paréage” que modifica el estatuto jurídico de la propiedad se instituye la concesión de una carta de franquicias (franquezas) que consagra un estatuto de ciudadano a la población que viene para instalarse en la nueva ciudad. Los plazos entre el primer contrato y el segundo puede variar de un año a varios años. Al principio, casi de todas las cartas, están colocados los artículos que conciernen a "privilegios" sobre la libertad de las personas. El plano de la bastida nace de la plaza, "el cuadrado" y configura la manzana, el elemento a partir del cual las parcelas son repartidas en islotes, las "moldeamos". Los islotes están delimitados por la cuadrícula de las calles: de carruajes "carreteras", de las cuales, las longitudinales más anchas que las transversales, donde pueden cruzarse dos carretas; los caminos secundarios poco frecuentados por el paso de una carreta y las callejuelas o "carreyrots" para los peatones. Las calles cubiertas por "soportales " generalmente están alrededor de la plaza. La plaza da a la bastida el sentido de su primera función: el mercado, que ocupa la mayoría de las veces el centro (a veces sobre uno de los costados de la plaza) para proteger las mercancías. La sala del Consejo de los Cónsules - es decir de la 78 administración de la villa - se encontraba frecuentemente en el primer piso del mercado . Las ciudades de fundación portuguesa transmitieron estos modelos de foma siempre incompleta y parcial como en Angra do Heroismo, Funchal o el propio Barrio Alto de Lisboa. En otras lo aplicaron desde la tratadística contemporánea y desde los modelos utópicos renacentistas de los trataditas como Filarete, Cataneo, Vasari o Vitruvio, como Damão o Mazagão. En estas últimas Portugal se revela a pesar de todo como respetuosa con la topografía. La regularidad no es estricta o rigurosa como en los asentamientos castellanos y plantea una relación con el entorno sensible y cuidada que convierte la flexibilidad en un valor urbano. En Brasil se percibe en las obras de Rio de Janeiro y de Salvador de Bahía de los primeros años de la colonización. La respuesta de la ciudad ante la naturaleza, predominantemente adaptativa, se justifica no sólo en la necesidad de respeto ante la magnitud y el riesgo implícito en la naturaleza, sino también en la “tropicalización” de los modelos a una cultura sin referencias eruditas que se adaptaba al ambiente como respuesta cotidiana y normal. La iglesia regular y las misiones, el rito y la evangelización, están continuamente presentes en un diálogo difícil y en ocasiones imposible entre la ortodoxia y la reforma. En tercer lugar los instrumentos del urbanismo (trazado, retícula, cuadrícula, plaza, arquitectura singular, calle, etc...) y de la fortificación (fuertes, baluartes, defensas, ciudades fortificadas, ...) manifiestan una opción estilística, cultural, tecnológica y temporal de fácil adscripción y en muchos casos de “continuidad” con las intervenciones ibéricas contemporáneas, bien sean por parte de Portugal, bien por parte de la corona de Castilla, bien de ambas durante el periodo filipino. La adaptación topográfica como premisa no supuso abandonar la regularidad de los trazados. El respeto y la suma de ambos principios dotará a la ciudad brasileña de una riqueza multidimensional. La topografía en una interpretación flexible resuelve la posición en altura de Salvador de Bahía y sus complejas relaciones con las zonas lacustres y la topografía bahíana. Para su defensa la propuesta de baluartes se apoya en las lomas que rodean la ciudad, las puertas se abren en las vaguadas o vados naturales y en la ribera. En Rio para la construcción
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de los astilleros y sus defensas laterales se utilizan las dos colinas que enmarcan la ciudad permitiendo su expansión hacia el interior. En Paraíba, el interior del río sirve de refugio a la fundación de Filipeia y la ciudad se funda sobre una llanura con libertad de crecimiento pero en frente de una ensenada natural que permite un fácil acceso a los barcos. La extensibilidad o crecimiento continuo se convierten en los conceptos más importantes a la hora de diferenciar las características de ambas formas de urbanismo. Mientras la ciudad topográfica colonial portuguesa se proyecta como una ciudad acotada con límites precisos, la ciudad castellana de América se planifica como una ciudad infinita, un orden que se extiende al territorio como una forma urbana incontrolada y, que emana de la plaza central. La 79 extensibilidad que caracteriza el urbanismo castellano no tiene por limitación la naturaleza sino el propio crecimiento de la ciudad. Las plazas “La plaza mayor, desde donde se ha de comenzar la población, ... siendo en costa de mar se debe hacer al desembarcar del puerto; y siendo en lugar mediterráneo, en medio de la población” (ordenanza de Felipe II, 1573). El trazado y la fortificación, dos elementos presentes en la ciudad colonial, se complementan con la definición del espacio central de la vida urbana, la Plaza. Como núcleo urbano, la plaza evoluciona durante este periodo desde una visión funcional de encuentro y comercio hacia una especialización. En el origen de la plaza en España esta la representación del poder, el escenario de la vida pública, el centro geométrico y regulador de la traza, el origen de la cuadrícula extensible “ad infinitum”, sin límites. La plaza ha de ser proporcional a la población, orientada contra los vientos dominantes para evitar su azote entre sus calles, con las calles que acceden libres de paso y sus aceras alineadas con las de las calles laterales. Una plaza mayor a la que se subordinan “plazas menores de buena proporción”, normalmente para uso religioso, en torno a iglesias o monasterios. Fernando Terán afirma que este modelo se establece con las ordenanzas a partir de los ejemplos ya consolidados a través de la regulación de una práctica precedente. La tradición de la plaza en las ciudades coloniales de fundación portuguesa está vinculada a la función de la misma y crece de forma orgánica en relación a las edificaciones y los cambios en el uso de la misma y el tamaño de la ciudad. Por su tradición ultramarina acostumbra a ser una plaza que mira al mar, una plaza mercado, puerto, mirador, puerta ... un lugar privilegiado de intercambio entre el mar y la tierra, entre la colonia y la metropoli. En Portugal la función determina la posición y el crecimiento de la forma urbana en torno a dicho espacio su configuracion final. La situación original no depende de un acto fundamentado sino casual, una percepción inicial, una intuición que arranca del lugar. Las plazas brasileñas, tienden a una especialización que sintetiza la riqueza de las ibéricas , fusionando o segregando, según el caso, en las ciudades brasileñas, el espacio del pelourinho (lugar de justicia), la plaza del gobierno (espacio del legislativo), el poder civil (ejecutivo), el religioso, el educativo o catequista (colegios y conventos) el uso comercial ultramarino. A medida que las ciudades crecen, como en el paradigmático caso de Salvador de Bahía, dichas funciones se segregan, primero de la plaza do Palacio (camara municipal y representacion real) para a praça da Sé (uso religioso) despues “o Terreiro do Jesús” (colegio y monasterio) y luego, en épocas posteriores, a la plaza de Pelourinho en la puerta do Carmo. Esta característica de distribución espacial y funcional será igualmente original respecto a sus homólogas plazas castellanas. La especialización se convierte así en una característica fundamental del urbanismo hispanoamericano coherente con el origen funcionalista de la plaza portuguesa de tradición medieval. El orden como elemento de definición del poder se hace manifiesto en las plazas de Belem, São Luis, Iguape o Cananeia, donde con distintas orientaciones y funciones, comparten una clara vocación de formalización y de definición de su carácter, su forma y sus límites. Durante el periodo filipino la plaza se transforma así en elemento matriz y fundamental del trazado. Se formalizan las plazas ribereñas (proyectos de Rio y Salvador para la mejora de los
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frentes marítimos) y surgen nuevos espacios (como hemos comentado en Salvador) con fuerte carácter, representativo y simbólico, incluso llegando a la “teatralización” monumental. La fusión cabocla de la morfología urbana brasileña (versión “tupi” de las influencias ibéricas) da lugar a plantas y trazados variados y ricos como el de Salvador de Bahía, limitado por su fachada al mar y por las lagunas y por la topografía, el de Río de Janeiro que crece entre dos “morros” que enmarcan y limitan la trama empujando la ciudad hacia el interior; o trazados más ortodoxos como Filipeia o bien ciudades fortificadas como Belém. Las plazas de estas ciudades obedecen a esta doble experiencia. Durante el periodo colonial podemos encontrar diferentes tipos de plazas atendiendo a sus usos. Las portuarias de carácter eminentemente comercial (similares a las plazas de las colonias de África o India) son dominantes en las primeras épocas. Un caso singular de este tipo de plazas, abiertas al mar, lo constituye la Plaza del Palacio de Salvador de Bahía, cuyo espacio se eleva sobre el nivel del mar a una altura que permite dominar la bahía. Más ortodoxa en su trazado es la “Praça do Terreiro do Carmo” en Rio, similar a la plaza de la ribera de Lisboa donde sucedieran las intervenciones filipinas llamado Terreiro do Carmo o Terreiro da Polé (es aquí donde se construirán los almacenes reales y la casa del Gobernador transformando la plaza “portuguesa” en plaza “castellana”). También encajaría en esta tipología la plaza de Cananeia que sobre una pequeña terraza se abre al canal que la conecta con Iguape y la casa de “camara y cadeia” construída con posterioridad se adecua suavemente a la topografía de dicha terraza. Hoy su uso como embarcadero a ilha comprida desvirtua su potencial patrimonial. El carácter y el uso judicial (pelourinho) o el teatral (autos de fé, toros, representaciones teatrales, etc...) promueven su evolución hacia la simbolización y abstracción de los elementos que la componen hasta el punto de llegar a manifestarse alejada de la civitas y de la función original que justificaba su origen. La plaza central o “representativa” surge asociada a varios usos. En lugares como Bahía el Terreiro dos Jesuitas, como en la plaza castellana, se encuentra en el origen de la trama de la expansión de la ciudad. Un espacio orientado a la representación, a la procesión, al carnaval, e incluso a las corridas de toros. El diálogo del nuevo colegio de los jesuítas con el convento de San Francisco dará lugar a uno de los espacios más significativos del periodo colonial donde el cruzeiro se convierte en la única presencia ornamental. Iguape, fundada en pleno dominio filipino, obedece, como se observa en la fotografía a dichos cánones. Las proporciones de la plaza son analizadas por Beatriz Siqueira Bueno en su tesis (1993) en la pag. 434, a partir del libro de la exposición de Madrid de 1985, donde afirma que las plazas brasileñas oscilan entre los 55 metros de los núcleos indígenas hasta los 165 metros de los núcleos intermedios dieciochescos como Macapá o Mazagão. Como referencia cita la plaza de Lisboa (Comerço) de 220 metros de lado y concluye que el tamaño medio y más común en los núcleos más extendidos de Brasil es de 110 metros aproximadamente. Su análisis tiene en cuenta trazados hasta el siglo XVIII que obedecen a patrones más o menos estandarizados. En la misma línea concluye que en España y la América española la plaza, siguiendo las ordenanzas de 1573, tiene una dimensión mínima (rectangular) de 83*56 metros, una dimensión media de 167*111 metros y una dimensión máxima de 223*148 metros. Con las dudas que conlleva un acercamiento cuantitativo a los problemas de trazado si 80 podemos concluir que además del aspecto formal, rectángulo frente a cuadrado , el tamaño de las plazas parece notablemente similar. La proporción renacentista de la plaza obedece a las edificaciones no excesivamente elevadas y a la unidad de parcela, o propiedad tipo, similar en ambas colonias. La diversidad y riqueza de las opciones y casos se manifiesta paradigmáticamente en el caso de las tres villas del sur paulista: Itanhaem, Iguape y Cananeia. La primera se forma en 1561 como una plaza irregular donde el diálogo entre los edificios de la Iglesia Matriz y de la cámara y carcel y la topografía del convento de Nta Sra da Conceição genera unas interesantes relaciones de perspectivas e intervisibilidades. La plaza de Cananeia (São João Batista de Cananeia, 1600) se mantiene más fiel al modelo ortodoxo portugués. Abierta al mar desde una terraza detrás de la Ilha Comprida, sólo la
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cámara y carcel cierran sus vistas al océano. A pocos cientos de metros de la plaza aún se conservan las argollas donde se anclaban las cadenas que cerraban este pequeño puerto. En la zona más urbana la iglesia, fortificada, cierra el paso hacia la ciudad que en calles siempre paralelas a la ribera (y en un primer momento, según observamos en la cartografía sólo edificadas de cara al mar) se va desarrollando regularmente.
Fig. 21 . Vista de Iguape desde el cerro de São Paulo. Observesé que la plaza “se mira a sí misma” al contrario que la plaza de Cananeia que se orienta al mar. Iguape (1635), sin embargo, a pesar de la cercanía, sigue otro modelo diferente. Cerrada al mar por edificaciones su plaza se vuelca hacia la iglesia (en los planos aún no ha sido construída la iglesia basílica de la fotografía) y las edificaciones parecen nacer de dicho espacio hacia el exterior del núcleo. Aún hoy no es visible el mar desde la plaza de la villa. La ribera tiene en Iguape un lugar secundario mientras en Cananeia era protagonista del trazado y origen de la geometría y en Itanhaem desaparece totalmente cualquier referencia al mar o a la ribera al buscar el abrigo del convento de Ntra Sra. da Conceição. La Manzana y la arquitectura En la manzana apenas algunas diferencias: la cuadricula portuguesa se construye con dos frentes, en lugar de los cuatro de las castellanas. A medida que avanza el periodo de colonización dicha tradición se diluye y las manzanas se consolidan en sus cuatro frentes dando lugar a manzanas cerradas y no abiertas como en su origen (todavía en ciudades como Cananeia se mantienen las morfologías originales con calles laterales sin frente edificado). La creacción de un estilo propio, la arquitectura Chã, en la metropoli, trasciende a la colonia que a través de la construcción de las cámaras municipales, de los colegios misioneros, de las iglesias, de los cuarteles, de las “casas dos contos”, y de las haciendas (especialmente del azúcar) y otros edificios singulares o de uso común. En palabras de George Kubler: “O estilo “Chão” português é como que uma arquitectura vernácula, mais relacionada com as tradiçôes de um dialecto vivo do que com os grandes autores
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da Antiguidade Clássica, e que surgiu numa geração antes de o “estilo desornamentado” ter aparecido em Espanha e lehe sobreviver durante várias gerações”. Una arquitectura que busca ante todo la economía y la utilidad y que se manifiesta en una clara apuesta por la reforma y el mantenimiento de la vida monástica. El racionalismo y la austeridad serán sus principales características. La escala modesta y dimensiones pequeñas su forma de expresarse. La clareza del volumen y la utilización de paredes celulares (de claro corte renacentista) también identifican esta arquitectura anterior al clasicismo castellano. Los modelos jesuítas con su solución de nave única com capillas laterales en Évora y la nave – sala o auditorio - en Lisboa, ambas con paredes membrana, dictarán los modelos religiosos de la época. La entrada de Felipe II significará un cambio de escala pero no la pérdida de los valores de esta arquitectura. Los grandes programas y la magnitud de las proporciones identificarán hasta la vuelta atrás de la Restauración, un momento singular de dicha manifestación artística. 4.- CONSOLIDACIÓN DE UNA FORMA IBÉRICA DE HACER CIUDADES. “...sendo contra todas as suas Leys da Política dos estados, que nelles haja Villas a parte, de certas Nações, que fação hum corpo diverso dos outros Povos, como reconheceo a Monarquia de España nas Leys novísimas poque igualou os Aragoneses, Catalanes, Valencianos com todos os mais Vasallos de Castella” (“Annaes do Arquivo Publico da Bahia. De como viviam os índios de Nova Abrantes do Espírito Santo”. Bahia. Impresa Oficial do Estado. 1938) Durante el periodo de la Restauración y el gobierno de la monarquía y hasta 1822 en que se instaura el imperio, durante la organización pombalina, Brasil sufrirá un proceso de consolidación de la forma cabocla de fundar ciudades. El urbanismo erudito castellano y el urbanismo vernáculo portugués se fundirán en una forma original e ibérica que se manifiesta por el respeto al lugar y la planificación regular de las villas cuyo paradigma será Nova Mazagão. 4.1.- Portugal después de la Restauración. A produção de ouro no Brasil entre 1700 e 1770, segundo Roberto Simonsen, "foi praticamente igual a toda a produção do ouro do resto da América verificada em 1493 e 1850; e alcançou 50% do que o resto do mundo produziu nos séculos XVI, XVII e XVIII" (Simonsen, sin fecha, p. 258). Don Juan IV (João IV 1640 -1656), de la dinastía de los Bragança, tras sucesivas batallas y encuentros fue aclamado en 1640 nuevo rey de Portugal. La burguesía estaba cansada de la monarquía despótica y las desavenencias en las colonias con múltiples repúblicas como Piratininga ya no dejaban espacio al mantenimiento de la doble monarquía, es posible que ni siquiera a una monarquía única ausente. Se estaba gestando el periodo monarquico brasileño y los primeros brotes independentistas. Gran parte de las colonias se hallaban bajo el dominio holandes no sólo en Pernambuco sino también en Africa e India monopolizando el mercado del azúcar. La escuadra estaba diezmada a causa de las múltiples batallas en que la monarquía ibérica les había embarcado. Para conservar el poder se firman tratados como el de Methuen en 1703 que garantiza la protección de Inglaterra en contrapartida a concesiones económicas. La crisis provocó un incremento en Brasil de las incursiones Bandeirantes en busca del oro y la plata que había salvado al imperio castellano de la ecatombe. La Restauración provocó la alianza con os holandeses pero la salida de Maurício de Nassau del gobierno en América generó un clima de desconfianza entre los colonos que acabó con una revuelta contra los holandeses en 1645. La caída del precio del azúcar, la ejecución de los créditos y el estrangulamiento financiero, la sequía, las inundaciones y la persecución a los católicos contribuyeron a ello. La insurrección pernambucana fué liderada por dueños de
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ingenios del azúcar como João Fernandes Vieira o André Vidal de Negreiros, el indio Filipe Camarão, y el negro Henrique Dias. Después de violentas luchas como el combate “do Monte das Tabocas” (1645) y las dos batallas “dos Guararapes” (1648 e 1649), los holandeses fueron finalmente derrotados. Reconocieron la pérdida del litoral nordestino sólo en 1661 (Paz de la Haya) y en 1669 fueron indemnizados por las tierras perdidas. La expulsión de los holandeses y su “traslado” a las Antillas, América Central e incluso África, generó serios problemas a la economía brasileña. El monopolio que estas ejercían sobre el mercado del azúcar en Europa les permitió hacer valer su posición y desbancar la primacia portuguesa en el sector. Se inicia así un lento declive de la economía del azúcar en Brasil y la consecuente búsqueda de alternativas.
Fig. 22 . La construcción de la frontera hispano – lusa se convirtió en un ejercicio de desarrollo de las técnicas de fortificación. Imagen de algunos de sus destacados ejemplos: Sistema Goian, Valença do Minho. La creacción de las fronteras ibéricas obedece a la necesidad portuguesa de defenderse del enemigo castellano. Las Cortes de Portugal reunidas en Enero de 1641 convocaron a 20000 infantes y reunieron 4000 caballos.Elvas, cerca de Badajoz, fué erigida como plaza de Armas, se fortificaron también Olivenza, Campomaior, Estremoz y otras. Pero el Minho constituye uno de los episodios más interesantes. Ya en 1642, el gobernador de las armas entre Douro e Minho, Gastão Coutinho, atrinchero Caminha, Vila Nova da Cerveira y fortificó Valença e Insua. Posteriormente substituido por los maestros de campo: Teles de Meneses, Diego de Melo Pereira y Viola d´Athis ocupan los portugueses Salvaterra que será fortificada con Monção en 1643 por orden del conde de Castelo Melhor. En la defensa en 1658 los gallegos construyen un sistema fortificado entre Amorín y San Luis Gonzaga, a ambos lados del río Miño, meses después ocupaban Monção y Valença do Minho y recuperaban Salvaterra. En 1661 Caminha se fortificaba en espera de nuevos ataques en la parte baja del Miño y Miguel de Lescol, ingeniero francés a las órdenes del ejército portugués, construía entre esta plaza y Valença el fuerte de A Granda. En 1663 tras las escaramuzas en la parte media del río (La Pela), los portugueses ocupan el fuerte de San Lorenzo en Goian y construyen uno de los grandes sistemas fortificados del Miño al mandar erigir el fuerte de Ntra
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Sra de la Concepción y el fuerte de As Chagas con un sistema de trincheras y torres que lo cerraban circularmente a un lado y otro de la ribera creando una “cabeza de puente” en territorio gallego para el ataque a la fortaleza de Santa Cruz en A Guarda. Más allá de los hechos históricos queremos destacar la importancia de la alianza con los ingenieros franceses (autores de los fuertes de Lovelhe, Granda, murallas de Valença, etc...), la consideración sistémica de la frontera y del sistema defensivo incluídas las interacciones entre ellas y los caminos y el funcionamiento según la influencia holandesa y francesa de sistemas interactivos de defensa como el que se produjo entre Vila Nova da Cerveira y Goian. La escuela portuguesa se vió reforzada con las alianzas con los ingenieros franceses y la colaboración de ingenieros holandeses (posiblemente a través de experiencias como la Pernambucana) que modificaron sustancialmente la forma de las fortificaciones y su consideración territorial. La construcción de la frontera hispano – lusa se convierte así en un ejercicio de estrategia no sólo militar sino cartográfica y geográfica. La definición de las fronteras a través de elementos geográficos (Río Miño) se repetirá en tierras de Brasil al igual que una intensa labor de fortificación y defensa de las plazas fuertes y de las villas, ciudades, puertos y pasos entre el territorio portugués y el castellano. En Brasil el oro será otro de los protagonistas del periodo junto con la creacción de las ciudades mineras convirtiéndose un periodo singular de la historia del urbanismo brasileño. 81
El descubrimiento del oro en 1708 y 1709 y los primeros procesos de industrialización en el interior de Minas Gerais transformarán radicalmente la economía y la estructura territorial de Brasil. La mineración se considera un periodo aúrico también en la historia de Brasil. A la fundación de múltiples ciudades como Mariana, Ouro Preto o Sabara fundadas todas ellas en 1711 le suceden São João del rei 1714, Serro 1714, Pitangui 1715 y Minas Novas 1730. Estas ciudades, nacidas de la necesidad de organizar las zonas mineras, debido a la fuerte topografía y a la rapidez de su implantación obedecerán a patrones más vernáculos y menos planificados que los que orientarán la transformación de las villas pombalinas. 4.2.- La creacción de la escuela pombalina y “la regularización” de trazados. “a soberanía e... o constante e real domínio de um espaço geográfico bem demarcado” (Marques de Pombal) Las ciudades durante el siglo XVII manifestarán la herencia del urbanismo hispánico y de la experiencia colonizadora de Castilla y Portugal acumulada desde las primeras conquistas del siglo XIV. Con Pombal se iniciará en Portugal un periodo de búsqueda de la consolidación del estado moderno y de definición de las fronteras. Su política para Brasil se manifiesta en cinco grandes proyectos: en primer lugar resuelve definitivamente la incorporación de las capitanías restantes a la Corona adquieriendo las últimas en manos de los donatarios; promover una ambiciosa política de urbanización y fundación de ciudades; transferir la capital de Salvador para Rio de Janeiro con unas fuertes reformas urbanísticas (ejecutado en 1762); transformar el estatus de la Colonia en Vicerreinato y estimular, en último lugar, la diversificación de la agricultura desenvolviendo la incipiente industria colonial a partir de los yacimientos mineros de oro y piedras preciosas. Consecuentemente el incremento de la actividad de fundación es notable durante la época. De 1640 a 1750 se erigieron distintos tipos de ciudades y así las capitales de Curitiba 1693, Recife 1709, Cuiaba 1719, Fortaleza 1725 y Florianopolis 1726 y las villas de São Roque 1663, São Valentim 1663, Lagoa 1750, Santo Antonio de Lisboa 1751, Dez de Maio 1753 formando un total de 10 fundaciones principales. Además se fundaron 87 ciudades en distintos lugares repartidas de forma homogénea por todos los territorios anteriores al periodo y los nuevos espacios de colonización. La mayor producción urbana se verifica entre las fechas del Tratado de Madrid y San Ildefonso, en los años entre 1750 y 1777 se fundan 43 ciudades y villas. Se seleccionan estratégicamente las áreas de desarrollo urbano con el objetivo de favorecer la extensión de la
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demarcación de Tordesillas. De 1640 a 1700 se habían fundado veintiún núcleos, de esta fecha a 1750 treinta. Un total de 122 núcleos formaban la red urbana de Brasil al final de dicho periodo.
Fig. 23 . Zonificación propuesta para la interpretación de la política urbana postfilipina hasta la demarcación. Tras un periodo de consolidación se inicia un franco proceso de ocupación de las zonas limítrofes y de definición de fronteras. Otro de los fenómenos destacados es la construcción del territorio minero. Hemos intentado resumir el crecimiento de las ciudades en la época por zonas con la idea de aproximar las finalidades y los objetivos de las fundaciones desde una perspectiva territorial y política. En primer lugar la zona Sur que abarcaría Rio Grande do Sul, Paraná y Santa Catarina donde se construyen hasta 15 ciudades entre las cuales destacan las capitales de Curitiba, 1693, Florianopolis, 1726. Estos territorios, francamente al oeste de Tordesillas, servirán, juntamente con la fundación de Colonia de Sacramento en 1716 para ampliar los límites portugueses hacia el sur y serán el origen de los conflictos de 1777. Además de dichos núcleos, hoy capitales, se fundaron las villas de São Roque, 1663, São Valentim, 1663, Lagoa, 1750, Santo Antonio de Lisboa, 1751 y Dez de Maio, 1753 y las ciudades de Paranagua, 1648, São Francisco do Sul, 1660, Laguna 1714, Lages, 1765, Itapeva, 1769, Guaratuba, 1771, Apiai 1771, Castro 1778. Las causas de estas fundaciones radican en la búsqueda de la frontera castellana hacia el Sur y hacia el Oeste entendiendo como límite el río Paraná. En la zona de São Paulo y Rio de Janeiro, lugar de las primeras Bandeiras, se fundan otras 15 ciudades. Aquí la búsqueda del oro hace tender la política de fundación hacia la consolidación del valle del Paraíba do Sul. Entre otras se fundan las ciudades de Taubate 1650, Guaratingueta 1651, Jacarei 1653, Jundiai 1655, Itu 1657, Sorocaba 1661, Parati 1667, Cachoeiras de Macacu 1697, São vicente 1700, Pindamonhangaba 1705, São jose dos
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campos 1767, Atibaia 1769, Moji-mirim 1769, Itapetininga 1771 y São Luis do Paraitinga 1773. Las razones de este crecimiento se pueden buscar en la unión de las fundaciones de Río y Piratininga tanto por el interior como por la costa a partir de las banderas del oro. La tendencia inicial hacia el norte se reorienta entre dichos polos. En el norte las colonizaciones bandeirantes provocarán la guerra de los emboabas. La zona más activa durante el periodo de la restauración hasta las intervenciones pombalinas fué el interior minero: actuales estados de Minas Gerais, Espirito Santo e Interior de Minas Gerais (Sur de Bahía). El descubrimiento de oro a partir del último decenio del siglo XVII reorienta los espacios de colonización y despierta las ambiciones de paulistas y estranjeros que lucharán en dicha guerra. A partir de ahí la corona tomará distintas resoluciones como la separación de Minas de Rio de Janeiro y la creacción de São Paulo en substitución de São Vicente, al tiempo que la corona “compra” las capitanías de São Vicente (1710), Pernambuco (1716) y Espírito Santo (1718), dando mayor importancia a la presencia de la corona en Brasil y garantizando con ello el tránsito del estado medieval y señorial a un estado moderno bicefálico donde el poder real y el poder local realmente se entrecruzan. Son fundadas las ciudades y villas interiores de Campos dos Goytacazes 1677, Cidade Mariana 1711, Ouro preto 1711, Sabara 1711, São João del Rei 1714, Serro 1714, Pitangui 1715 y Minas Novas 1730. El periodo aúrico de la economía coincide con un conjunto de fundaciones que por la rapidez, por el lugar y por la tipología empleada no responden a los modelos eruditos que se darán en Amazonas, Bahía o sur de São Paulo sino más bien al modelo vernáculo, tradicional y “orgánico” portugués con un sentido barroco que realza la posición y selección de los lugares de los edificios principales como en el bello ejemplo de Ouro Preto. Al mismo tiempo se refuerzan las ciudades costeras de Espirito Santo y Sur de Minas con la fundación de São João da Barra 1677, Guarapari 1679, Caravelas 1700, Alcobaca 1755, Prado 1755, Anchieta 1759, Fundão 1759, São Mateus 1764 y Mucuri 1769. Estas ciudades obedecen a modelos más ortodoxos dentro del periodo erudito del iluminismo. Más al Norte, la mayor parte de los núcleos del área de Bahia (Salvador) se fundarán en las zonas costeras como Cachoeira 1693, Camamu 1693, Jaguaripe 1693, São francisco do conde 1697, Maragogipe 1725, Santo Amaro 1727, Itacare 1732, Camacari 1758, Itubera 1758, Ribeira do pombal 1758, Marau 1761, Belmonte 1764. En el interior son fundadas numerosas ciudades a partir de poblaciones misioneras jesuíticas o de sus pobladores como Jacobina 1722, Rio de contas 1723, Inhambupe 1728, Itapicuru 1728, Paratinga 1745, Barra 1752 y Nova soure 1754. Un total de 19 núcleos fueron fundados en el entorno inmediato de Salvador de Bahía (Prado, Caravelas, etc... pertencecían más al mundo de Vitoria teniendo mayor relación con Rio de Janeiro). La quinta zona, el Nordeste, desde Granja hasta Lagarto, todo el cuadrante que incluye los actuales estados de Ceará, Piauí (Oeiras), Rio Grande do Norte, Paraíba, Pernambuco, Alagoas, Sergipe se fundaron 16 núcleos, de los cuales 14 ciudades, 2 capitales. Después de la reordenación de las provincias de 1709 se fundarán las capitales de Recife 1709 y Fortaleza 1725 elevándolas a la categoría de villas. En la costa se consolidan las ciudades de Neopolis 1679, Itabaiana 1698, Lagarto 1698, Goiana 1742, Ceara-mirim 1755, Pesqueira 1762, Atalaia 1764, Canguaretama 1769 y Granja 1776. En el interior son fundadas las ciudades de Ico 1738, Portalegre 1755, Oeiras 1761, Pombal 1766 y Sousa 1766. Uno de los espacios más ambicionados por la administración pombalina y que justifica la fundación de numerosos núcleos es Amazonas y Marañón. A lo largo de los ríos Amazonas y Solimoes son fundadas, Monte alegre 1755, Obidos 1755, Santarem 1755 y Tefe 1759; en la desembocadura entre Macapá y Bragança las ciudades de Vigia 1698, Braganca 1753, Chaves 1755 y Maracana 1755; y en el entorno de São Luis son fundadas Alcantara 1648, Icatu 1688, Viana 1757 y Guimaraes 1758. El eje hacia Bolivia se vé potenciado a partir de 1719 con la fundación de 3 núcleos, 2 ciudades y una capital. La profundización hacia el interior en Mato Grosso y Goias sigue la separación entre la vertiente amazónica y la vertiente de la plata, una bisectriz de cuenca que
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busca los ricos terrenos de las plazas de Castilla. Se fundan Cuiaba en 1719 (actual capital del estado), y las ciudades de Goias (a Velha) 1736 y Vila bela da Santissima Trindade en 1746. La racionalización de los trazados constatada durante el periodo filipino habrá de consolidarse a lo largo del siglo XVIII. Especialmente en Brasil este gran esfuerzo de urbanización no renunciará a la adaptación de dichos modelos rígidos y regulares a las peculiaridades del lugar. La ortodoxia castellana, heredada de los modelos mediterráneos, en Brasil será aplicada con flexibilidad, imaginación y con multitud de manifestaciones heterogéneas. “A razão e a natureza devem compor forças. A natureza debe subordinar-se pelo 82 exato conhecimiento. A razão só pode avançar apoiada na realidade” En Portugal en 1755 cristaliza la forma de urbanización pombalina con las reformas de la Baixa después del terremoto y también con las reformas de Oporto y la construcción de Vila Real de Santo António. Las distintas alternativas para la Baixa replantean de nuevo las relaciones entre las preexistencias y el lugar o el trazado. La decisión por el orden y la regularidad trasmite una tradición consolidada en las colonias por la planificación y por la retícula, la apuesta por el Plan de Eugénio do Santos es más que una decisión por un orden diferente, es la apuesta por la transformación. Con estas obras de Lisboa se inaugura una fase de regeneración urbana. Se mantienen en el proyecto algunos de los invariantes fundamentales del urbanismo: la especialización de las plazas de Rossio y Terreiro do Paço (frente a la jerarquía castellana), la jerarquía variable de las calles tanto arquitectónicamente como urbanísticamente (frente a la uniformidad prácticamente sistemática de las ciudades coloniales españolas). De nuevo dos plazas una abierta al mar y la otra en el centro del núcleo urbano pero no hay una clara decisión por ninguna de ellas. En Oporto, por otro lado, las operaciones se orientan a la expansión extramuros renunciando, consecuentemente, a la reforma del tejido consolidado. La opción de esta ciudad es por un urbanismo barroco, de grandes ejes, de plazas – foco, la regularidad se manifiesta en el control de la arquitectura, de su volumetría y de sus características formales. Estas intervenciones definen una forma de intervenir en el espacio urbano que será identificativa del iluminismo pombalino. 4.3.- Manifestaciones de la urbis hispánica y del iluminismo en Brasil. No século XVIII são construídas cidades, quer em Portugal quer no Brasil, com planos absolutamente regulares, concebidos segundo traçados geométricos, a maior parte das vezes ortogonais, onde se expressam alguns dos grandes temas do urbanismo clássico: a cidade planeada racionalmente na sua estrutura global, a praça como elemento central da malha urbana, e os conceitos de planeamento e de beleza urbana associados à regularidade do traçado e à adopção de modelos arquitectónicos uniformes, aos quais devem obedecer todas as construções de uma rua, de uma praça ou mesmo de uma cidade.De entre as vilas e cidades fundadas no Brasil neste século com traçados regulares, muitas delas foram fruto da política urbanizadora de Pombal na segunda metade de Setecentos (Manuel Teixeira, urban.iscte.pt). Con el objeto de consolidar la pose, durante el siglo XVIII fueron construídas ciudades, tanto en Portugal como en Brasil, con formas inspiradas en la tradición hispánica pero con influencias francesas y holandesas cuando no con la actuación directa de los ingenieros de 83 estos estados . De la regularidad de las retículas se pasó directamente al uso de la cuadrícula de una forma no reglada pero sí sistemática, al menos en las poblaciones de nueva y rápida fundación. La reafirmación de la pose, o de los derechos adquiridos, llevó al gobierno de Portugal, con especial intensidad durante el periodo pombalino como veremos, a fundar numerosas ciudades y villas. En el contexto de la demarcación (periodo entre 1750 y 1777) esta actividad se multiplica aprovechando, según las directrices castellanas, las poblaciones misioneras o reducciones bajo el control temporal de los misioneros. Este proyecto formaba parte de una rotunda apuesta de Portugal por el control del interior una vez iniciado el proceso de mineración en el interior de Bahía y una vez obtenidos los primeros resultados positivos.
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El origen de dichos trazados ha sido tratado y analizado por numerosos autores como Paulo 84 Santos, Ferrão o Roberta Marx Delson . Sus conclusiones coinciden en la utilización sistemática de modelos regulares durante el siglo XVII (la fundación de Mocha en 1716 parece ser el origen de una racionalización y sistemática de los tratados). Como ocurrió en la fortificación, la tratadística de la época llegará con retraso para la ordenación de dichos núcleos pero recogerá la experiencia acumulada en el intenso proceso de urbanización de inicios del siglo XVIII. Así el primer “Tratado da Ruação para emenda das ruas das cidades, vilas e lugares deste Reino” de José de Figueiredo Seixas data de 1760. Se hace necesario reflexionar sobre el carácter de este tratado. La palabra “emenda” nos lleva a un contexto, como hemos comentado, más orientado a la regeneración y transformación urbana que a la ampliación o nuevo trazado, reconociendo con ello tanto la necesidad de reformas como la mala situación de múltiples villas y ciudades que no se adecuaron a los modelos eruditos.
Fig. 24 . La planta de Vila Viçosa expresa la regularización de los trazados durante el periodo pombalino. Sin embargo, bien se tratase de la fundación de nuevos núcleos, bien de la trasformación de poblaciones o reducciones a ciudades o villas, se manifestó una preocupación real y persistente con la construcción regular, la alineación de las calles y de las fachadas, con la normalización de los nuevos edificios, con el carácter y el papel de la plaza y con la jerarquía del viario. Esta preocupación se manifiesta claramente heredera de la tradición europea, hispánica, que venimos comentando. En ocasiones estos nuevos núcleos tenían múltiples plazas orientadas a funciones diferentes siguiendo la tradicción de las ciudades portuguesas. Em qualquer dos casos existia uma preocupação com o ordenamento do plano e com o alinhamento de ruas e de fachadas. O rigoroso ordenamento urbano subjacente a estas novas fundações era ao mesmo tempo expressão da cultura
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racional europeia que se pretendia implantar e marca do bom governo. A formosura e o ordenamento destas vilas passavam também pela normalização da arquitectura dos novos edifícios a construir. Nestas novas fundações, uma praça habitualmente quadrada e localizada no centro da povoação constituía o elemento gerador do plano da cidade. Era a partir dela que se definia o traçado das ruas e se estruturava o conjunto da malha urbana, geralmente segundo um sistema ortogonal. Nesta praça, onde na maior parte das vezes se localizava o pelourinho, deveriam também ser edificadas a igreja, e a casa de Câmara e cadeia. Todos os edifícios de habitação deviam ter fachadas construídas de acordo com o mesmo traçado. Por vezes, algumas destas cidades tinham mais de uma praça, destinadas a funções distintas, parecendo afirmar a continuidade da tradição das praças múltiplas nas cidades portuguesas. Geralmente, numa destas praças estava localizada a igreja, com o cruzeiro, enquanto na outra se localizava a casa da câmara e o pelourinho. Contrariamente às cidades de períodos anteriores, o processo de crescimento destas cidades setecentistas já não era através da construção de sucessivas malhas urbanas, cada uma delas com as suas características morfológicas próprias, que se iam adicionando sucessivamente, mas sim a expansão da sua estrutura urbana original segundo regras que nela já estão implícitas. El plano de Vila Real de Santo António es el que va a expresar de forma clara y decidida los principios racionales del iluminismo setecentista. Su planta se inscribe en un rectángulo y con un trazado ortogonal, las plazas y las calles se distribuyen en un trazado regular, jerarquizado en torno a las plazas y a sus funciones y la ciudad crece de dentro hacia afuera. Frente a la opción del orden rígido, la creacción de un orden hispánico se manifiesta en ejemplos más respetuosos con el lugar. Entre ellos cabe destacar la Villa de São José de Macapá y en Villa Nova de Mazagão. En Macapá de nuevo observamos la presencia de dos plazas generadoras del trazado (São João y São Sebastião), manzanas homogéneas y calles ortogonales. Las instalaciones militares se separan de la ciudad en una península cercana a la población y la conexión se realiza a través de calles que mantienen la trama a pesar de la diagonal natural que comunica el núcleo con dichas instalaciones. El puerto, espacio esencial de la ciudad, se instala al final de dicha conexión dejando un espacio libre importante antes de llegar a la fortificación. Dicho espacio tiene una presencia menos destacada que en la ciudad colonial tradicional del urbanismo portugués y brasileño de épocas anteriores. Además las plazas se adecuan al modelo castellano, son plazas generadoras del trazado, centrales y representativa. La iglesia tiene una presencia central, las calles se alinean con la plaza pero, como es característico del urbanismo portugués, los usos se especializan y el pelourinho, la justicia, se separa en una plaza independiente, eso sí del mismo tamaño que la original. “ ... a cidade orgánica portuguesa, com as suas características medievais, tende para a cidade perfeita, aquela em que cada um dos elementos exerce função natural, sobrepondo-se, assim, às de plantas em xadrez ou traçados lineares longitudinais, que, freqüentemente, manifestam incompreensão da cidade como ser vivo, funcional e intelectualmente ativo (Luis Silveira, “Ensaio da Iconografía das cidades portuguesas de ultramar”. Lisboa, 1955. pag. 12. Citado en Paulo Santos, 2001) Pero el ejemplo más paradigmático del urbanismo brasileño será Mazagão, plano de 1769. En él se manifestará la influencia castellana y la herencia portuguesa. La regularidad del trazado, la situación central de la plaza, la cuadrícula y la extensibilidad, sensible, eso sí a la topografía, demuestran y sintetizan una clara influencia de los modelos castellanos traducidos a partir del dominio filipino y de la influencia de Juan de Solorzano. Por otro lado su especial atención a los límites y bordes y la plaza ribereña demuestran una sensibilidad por el lugar, la naturaleza de los fenómenos fluviales del Amazonas y la adaptación a las sinusoidades del río que rememoran la tradición portuguesa. Además el plan se plantea aspectos muy interesantes que sería necesario estudiar con mayor profundidad cual son la reordenación de las preexistencias, el cambio del tamaño de la trama en determinados puntos para viabilizar la conexión entre dos áreas sin renunciar a la cuadrícula o la existencia de pasos y conexiones temporales que dependerán del nivel de las aguas para poder o no ser utilizados.
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La política indiana aplicada bajo la administración pombalina busca, como hemos intentado demostrar, la consolidación de la pose, el dominio territorial y la ocupación efectiva del espacio. Para ello se volcará hacia la fundación de las ciudades a partir del mejor ejemplo de sistemática urbanizadora: las misiones, no sólo jesuíticas, sino franciscanas, carmelitas, mercedarias o capuchinas; el uso de la tratadística; la implantación de modelos regulares y la continuación de la metodología fundacional.
Fig. 25 . La planta de Mazagão expresa mejor que ninguna otra imagen la apuesta por un urbanismo respetuoso con el lugar, por la especialización de las plazas (una portuguesa en la ribera, otra central y representativa, castellana, en el cento), por la cuadrícula (no sólo la regularidad del trazado) y por la racionalidad frente al desleixo. Su estrategia se resume en una triple dimensión, la fundación de nuevos núcleos (ciudades o villas), la fortificación estratégica y la refundación de poblaciones o reducciones misioneras. 4.4.- El nacimiento de las escuelas de fortificación nacionales. “As aulas militares constituíram-se em verdadeiros institutos politécnicos onde se aprendia um pouco de tudo; as verdadeiras universidades que o país teve para manter o centralismo coimbrão” (Rafael Moreira, “A engenharia mimlitar do século XVIII e a ocupação da Amazónia”, 1999). La difusión de la arquitectura, el urbanismo y la teoría de la fortificación se vé favorecida por la creacción de las escuelas. Primero en la metrópoli y después de la restauración en las colonias. Juan de Herrera consciente de la importancia de la educación, ya en Lisboa, contribuye a la creacción de una escuela de arquitectura y fortificación al estilo del Aula do Paço que directamente conoció. Los tratados, especialmente el de Rojas y Escrivá, circularán por las aulas y su traducción a la arquitectura popular y urbana será creciente en la medida que se incrementa la presencia de la corona y la idea de unidad que tanto preocupó durante el
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periodo de los felipes. Como consecuencia de los progresos realizados por la Artillería, después de Renacimiento había comenzado a considerarse la Fortificación como una rama separada de la arquitectura civil. Todos aquellos que deseaban ejercer su oficio en este ámbito se instruían en Matemáticas y Dibujo, y tras adquirir estos conocimientos procuraban ser admitidos como ayudantes o auxiliares de un arquitecto o ingeniero acreditado. Tras una larga práctica y servicios comprobados en calidad de subalterno se le reconocían sus conocimientos con el título o diploma de ingeniero. Con la escuela pombalina se comienza a materializar esta separación. En Castilla las escuelas de arquitectura, como vimos, nacieron al amparo del Aula do Paço empezando por la “Academia de Mathematicas y Arquitectura Militar de Madrid”. En el siglo XVI no era nada fácil estudiar Matemáticas en España. Por esta razón, los ejércitos imperiales españoles estaban llenos de oficiales ingenieros italianos, flamencos y alemanes. Para suplir este déficit, el rey Felipe II propició el establecimiento en 1582 de la Academia. Su programa era ambicioso y abarcaba no solamente Matemáticas y Fortificación, sino Arquitectura, Cosmografía e incluso navegación o el "Arte de Marear". Se ponían así las bases sobre las que se asentaría el dominio de los ingenieros militares en los campos de la Arquitectura, Obras Públicas y Cartografía durante los siglos XVI, XVII y XVIII, especialmente en América, donde trataron temas como la economía, historia, demografía, geología e incluso botánica. Los primeros alumnos de Spannocchi fueron Cristóbal de Rojas, Jerónimo de Soto, Próspero Casola y Leonardo Turriano. Pronto cayó en decadencia "por falta de oyentes", la situación llegó a tal que tuvo que cerrar sus aulas en 1625. Al desaparecer en 1625 la Academia de Matemáticas de Madrid, se incorporó una cátedra de fortificación a los Estudios Generales del Colegio de San Isidro, también en la capital, donde "se interpretaba a Polibio y Vegecio, la obra "De re militari" y se leían la antiguedad y erudición que hay acerca de esta materia". Independientemente de ésta, ya existía en Madrid una cátedra de Matemáticas que enseñaba en el Colegio Imperial de los Jesuitas. Además, en el Palacio del Marqués de Leganés, se organizaba la "Escuela de Palas", donde explicaba fortificación Julio César Firrufino. En 1656 el Consejo de la Guerra decidió recuperar las ventajas que supuso la antigua Academia de Matemáticas, por lo que el 25 de noviembre creó dos cátedras, una por la mañana en el Hospital de Desamparados, y otra por la tarde en el propio Real Alcázar de Madrid, ambas de hora y media de duración; todo ello con intención de dar acceso a los conocimientos no solo a los soldados, sino a "otras personas particulares que, sin ocupación, por ociosidad acuden a los patios, de que se puede sacar mucho fruto" En 1663 el catedrático director Padre Jerónimo María de Afflitto propuso una serie de medidas económicas para pensionar hasta ocho alumnos, hacer prácticas de fortificación en el Retiro o Casa de Campo, y prometió sacar cuatro ingenieros españoles por año, para evitar tener que entregarse a extranjeros. El Rey decretó "Está bien y así lo he mandado". En 1696 se decretó la extinción de las cátedras y su tralado a Barcelona. Las razones se encuentran en la falta de estímulo que tenían los estudiantes: algunos no recibían sus pensiones y hacía meses que no asistían a clase; otros, tras haber estudiado muchos años, no querían salir de Madrid ni con el título de Ingeniero, a no ser en condiciones muy ventajosas. De esta forma se sentaron las bases de la futura Real Academia Militar de Matemáticas y Fortificación de Barcelona, que fundaría Próspero de Verboom en 1720. Aunque la vida de las academias y cátedras de matemáticas de Madrid duró más de un siglo, llevaron siempre una vida efímera y muy precaria. Les tocó desarrollar sus tareas en una época en la que los estudios matemáticos estaban totalmente descuidados en las Universidades españolas, y en la que el gobierno del reino no quería gastar dinero en sostener profesores, personal auxiliar, alumnos, material y medios de dotación. Ellas serán
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responsables por la formación de los principales ingenieros de los que destacamos a D. Tiburcio Spannocchi, Ingeniero Mayor de los Reinos de España, Leonardo Turriano o Antonelli. Fuera de la Península se crearon otras academias similares, siendo la más famosa la de Milán; fundada en tiempos del Emperador Carlos V, tuvo una larga vida, permaneciendo vigente durante todo el siglo XVII. En ella enseñaron fortificación tratadistas italianos como Tartaglia, San Micheli, o el arquitecto Alejandro Capra. Ninguna de ellas llegó a tener la importancia de la Academia Real y Militar del Ejército de los Países Bajos, que fundó en Bruselas en 1675, el Capitán General de Flandes. También en Holanda en 1600 se funda el aula de Matemática “Duytsche Mathematique”, por el príncipe Mauricio, donde ingenieros de la talla de Simon Stevin crearán elementos específicos de la escuela holandesa como los canales defensivos que aparecerán no sólo en Recife sino en algunas obras temporales en Salvador durante la ocupación holandesa. De esta escuela son los célebres tratados “Arquitectura militar moderna” de Mathias Dogen de 1647, “L´Arquitecture Militaire ou la Fortifiation Nouvelle” de Adam Freitag de 1640. La escuela francesa tomará un gar auge con Jean Errard de Bar-le Duc (1554-1610) que estudió en italia y escribió un tratado manierista de fortificación y sus sucesores: Antoine de Ville (1596-1657) que escribió “Les Fortifications ou L´ingenieur parfait” y “De la Charge des Gouverneurs des Places”. Por último Vauban, recogiendo esta fructífera tradición, que influyó claramente en la obra de Luis Serrão Pimentel, escribe “Le Directeur General des Fortifications e Science Militaire L`A B C D d´un soldat”. El tratado de Luis Serrão Pimentel titulado “Methodo Lusitanico de Desenhar as Fortificaçoens das Praças Regulares & Irregulares” marcará un periodo activo de la tratadística y de la actividad de fortificación. Como ocurre desde sus orígenes, estos tratados suceden un periodo de una gran actividad fortificadora en la península y Brasil. La construcción de las fronteras ibéricas y las sucesivas guerras en Extremadura, Castilla y Galicia fueron las mejores escuelas donde practicar las teorías acumuladas y en las que definir un método propio de fortificación. Después de este periodo, las escuelas de fortificación en Brasil se suceden rápidamente después de la Restauración. Se crean y activan el “Aula Militar de Bahía” (1696), el “Aula de Fortificação do Rio de Janeiro” (1698), el “Aula Militar da Praça de Pernambuco” en Recife (1701), el “Aula de Fortificação do Estado do Maranhão” en São Luis en 1699 y el “Aula de Fortificação do Estado do Grão Pará e Maranhão” de Belém en 1757. Su compleja herencia castellana, portuguesa, holandesa, italiana y francesa tendrá como resultado una heterodoxa forma de afrontar el proceso de fortificación y grandes diferencias entres las distintas escuelas. 4.5.- Hispanica Urbis in Brasiliam. A dominação espanhola de Portugal, de 1580 a 1640, poderá não ser completamente estranha à adopção deste tipo de traçados regulares nas cidades de fundação portuguesa. A actividade de engenheiros militares simultaneamente ao serviço de Espanha e de Portugal, as influências mútuas que se verificaram no ensino da arquitectura e da engenharia militar, e a actividade legislativa de Filipe II, podem ter constituído importantes factores para a crescente racionalização dos traçados portugueses a partir do século XVII. (Manuel Teixeira, urban.iscte.pt) La Unión Ibérica genera un giro en la politica portuguesa, en parte por el fenómeno de transición de un sistema feudal (capitanías) a un estado moderno, en parte por la unificación de la política de Brasil dentro de un marco más amplio como el que representa la política hispánica del Atlántico y por tanto de convergencia a las colonias al norte, oeste y sur del territorio ocupado por la corona portuguesa desde el tratado de Tordesillas. Una de las primeras consecuencias se traduce en la consideración barroca de los asentamientos, como sistema y no como centros neurálgicos, se pasa de los asentamientos al territorio, del punto a la línea, de la fortificación individual o de la ciudad abaluartada a la fortificación atlántica, litoral, continua y sistémica. La entrada de la fortificación moderna
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abaluartada obedece a razones intrínsecas a los nuevos sistemas de guerrear y, especialmente, a la aparición de las armas de fuego, a la dimensión logística de las batallas, al rápido crecimiento de la capacidad operativa de los ejércitos y al armado de los barcos de 85 guerra . La normalización de la administración de las ciudades y villas y su independencia y gestión como repúblicas independientes aún habrá de evolucionar en Brasil hasta llegar a los estadios de madurez de un estado moderno. La falta de un sistema de cortes y de representantes favoreció durante algún tiempo un crecimiento asimétrico del sistema urbano tanto desde el punto de vista de su unidad formal, como social, como económica o cultural. La ciudad como símbolo del poder toma durante el periodo filipino sentido, escala y proporciones anteriormente no vistas. A partir del gobierno general muchas ciudades abandonan el litoral para organizar su crecimiento hacia el interior. Las mejoras en las comunicaciones, en los sistemas constructivos y la disponibilidad de mano de obra favorecerá la expansión de las ciudades y especialmente de Salvador. Las plazas brasileñas heredan la diversidad y la especialización de las plazas portuguesas. Así asistimos durante el periodo estudiado a la generalización de plazas especializadas en aspectos jurídicos, religiosos, educativos, representativos, simbólicos, etc... que aún hoy perdura no existiendo, en la mayoría de los casos, como en los territorios de exclusividad de Castilla, una única plaza central (Praza da Sé, Praza do Comercio, ...). El respeto a la naturaleza, a su grandeza y al riesgo que entraña, por cultura y por la natural convivencia con ella, se transforma en un concepto culturalizado y asumido en contexto “antropófago” por la cultura urbana. A diferencia de los trazados más rotundos del urbanismo castellano, el hispánico, se manifestará más sensible a la naturaleza. En 1750 los encargados de crear villas en Brasil estaban en contacto directo con la ideología española de Juan de Solórzano inspirado en Aristóteles y Cicerón define los conceptos de aldea, metrópolis, municipio y pueblos y en relación a la redución de los indios planteaba tres 86 tipologías que iban desde las reducciones y poblaciones a las agregaciones . La estructura urbana y la política territorial colonizadora de Brasil se enriquecerán con estos conceptos asumiéndlos de forma singular, siempre tropical, cabocla y proyectándolos en el mayor país de la américa latina. El papel de las poblaciones y reducciones misioneras como elementos puente hacia la definición del territorio de Brasil queda suficientemente demostrado. Durante la época pombalina y con especial relevancia en el periodo entre el Tratado de Madrid y el de San Ildefonso, los centros misioneros fueron laicizados (incluídos los nombres), y de esta forma se aplicó el principio de “uti possidetis”. La transformación de la tradicción y de la forma de hacer ciudad castellana en Brasil se manifiesta así en el siglo XVIII con Pombal. No hemos hecho más que abrir puertas. La evolución del sistema feudal de las capitanías al estado moderno a través de la Unión Ibérica, el verdadero impacto de la dominación castellana en la forma de hacer ciudades, las relaciones entre las escuelas de fortificación de ambos países y sus ingenieros, el análisis de los mecanismos de gobierno y de los sistemas de toma de decisiones, la originalidad y singularidad del fenómeno urbano en Brasil y otras muchas preguntas siguen abiertas pero nuestro reto consiste en intentar cerrarlas.
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ÍNDICE DE FIGURAS Fig. 1 . Brasil se constituye como referente de la América Latina con más de 180 millones de habitantes. El proceso de litorización se convierte, pausadamente, en un proceso de interiorización y conquista del “certão”. La población urbana supera ya el 70 % y las grandes metrópolis de más de 1000000 de habitantes superan la decena. Datos IBGE, 2000 y elaboración propia. ........................................ 3 Fig. 2 . Planta de la ciudad de Mazagão en África. Los principios de fortificación moderna conviven con reminiscencias del urbanismo medieval en la plaza fuerte de la ciudad que en las ciudades castellanas se constituye como espacio libre y central de la trama. .................................................... 5 Fig. 3 . Mapa de los vientos del Atlántico de NOAA. Explica la serpenteante ruta de Pedro Álvarez Cabral en su camino a la India que le llevará a descubrir Brasil......................................................... 6 Fig. 4 . Planta de la ciudad de Funchal. En el centro se puede observar la presencia dominante del espacio del recolhimiento da Misericordia y la regularidad de trazado ya anticipada en el Barrio Alto de Lisboa. ................................................................................................................................................ 7 Fig. 5 . Carta de los descubrimientos de Colón redibujada por Jesús Varela, 1996. ................................... 8 Fig. 6 . Mapa de Juan de la Cosa con las expediciones de Diego de Lepe y Pinzón a la costa norte de Brasil y con la separación de la isla llamada “Brazil”. ....................................................................... 9 Fig. 7 . Hay una interacción entre los procesos de ocupación primitiva y la lógica marítima en Brasil que se traduce en una correlación directa entre los grandes puertos actuales y las fundaciones coloniales .......................................................................................................................................................... 13 Fig. 8 . Planta de Juan de Herrera, Baltasar Álvares para la iglesia filipina de San Vicente de Fora de Lisboa ............................................................................................................................................... 15 Fig. 9 . Panorámica de la ciudad de Lisboa antes de la entrada de Felipe II ............................................. 16 Fig. 10 . Torreón del Paço da Ribeira de Juan de Herrera arquitecto real ................................................. 17 Fig. 11 . Crecimiento urbano en Brasil. Observerse el proceso de expansión del litoral al interior. ......... 20 Fig. 12 . El Brasil Ibérico. Poblaciones jesuíticas, ciudades y villas creadas en Brasil durante la Unión de las Coronas. ....................................................................................................................................... 21 Fig. 13 . Mapas comparativos de Francisco de Seixas sobre las posiciones de ambas coronas (Castilla a la izquierda y Portugal a la derecha) durante de los acuerdos de Madrid y San Ildefonso. 1767 ......... 27 Fig. 14 . La fortificación de Bertioga, en la entrada de la barra de Guarujá, representa uno de los vestigios más aproximados a las feitorias coloniales como se puede ver comparándola con los grabados de Arnoldus Montanus. .......................................................................................................................... 30 Fig. 15 . Ciudades capitales durante el gobierno general. ......................................................................... 31 Fig. 16 . Ciudades filipinas organizadas por los periodos de regencia de Felipe II a Felipe IV. ............... 33 Fig. 17 . Planta de la ciudad de Salvador de João Teixeira Albernás. En "Rezão do Estado, do Brasil no gvoverno do Norte somete asi como o teve dõ Diogo de Meneses até o anno de 1612". Técnica: Bico-de-pena e aquarela sobre papel. Dimensão: 42 X 106 cm. Biblioteca Pública Municipal do Porto.................................................................................................................................................. 37 Fig. 18 . Planta de las fortalezas de Cabeça Seca (Lisboa) y del fuerte del Mar (Salvador) de autoría de Tiburzio Spanoqui............................................................................................................................. 38 Fig. 19 . San Telmo de Nápoles y la interpretación de Francisco de Holanda y el fuerte de los Reyes Magos de Natal. ................................................................................................................................ 39 Fig. 20 . Fortificación de São Mateus en Cabo Frío. El patrimonio fortificado fuera de uso se convierte en un recurso cultural y paisajístico. ................................................................................................. 40 Fig. 21 . Vista de Iguape desde el cerro de São Paulo. Observesé que la plaza “se mira a sí misma” al contrario que la plaza de Cananeia que se orienta al mar. ................................................................ 46 Fig. 22 . La construcción de la frontera hispano – lusa se convirtió en un ejercicio de desarrollo de las técnicas de fortificación. Imagen de algunos de sus destacados ejemplos: Sistema Goian, Valença do Minho. .......................................................................................................................................... 48 Fig. 23 . Zonificación propuesta para la interpretación de la política urbana postfilipina hasta la demarcación. Tras un periodo de consolidación se inicia un franco proceso de ocupación de las zonas limítrofes y de definición de fronteras. Otro de los fenómenos destacados es la construcción del territorio minero. ......................................................................................................................... 50 Fig. 24 . La planta de Vila Viçosa expresa la regularización de los trazados durante el periodo pombalino. .......................................................................................................................................................... 53 Fig. 25 . La planta de Mazagão expresa mejor que ninguna otra imagen la apuesta por un urbanismo respetuoso con el lugar, por la especialización de las plazas (una portuguesa en la ribera, otra central y representativa, castellana, en el cento), por la cuadrícula (no sólo la regularidad del trazado) y por la racionalidad frente al desleixo. .............................................................................. 55
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1.- BRASIL, UNA CONSTRUCCIÓN HISPÁNICA. ...................................................................... 1 1.1.- Brasil una construcción ibérica entre Castilla y Portugal. ................................................ 2 1.2.- Las tres rutas de oriente y el viento del Atlántico. ........................................................... 5 1.3.- Los acuerdos de Tordesillas y la definición de la raya. ................................................... 8 1.4.- Los primeros procesos de colonización y la lógica territorial primitiva. ......................... 10 1.5.- ¿La Unión de las Coronas o la dominación castelhana?. ............................................. 13 2.- DESARROLLO Y DECONSTRUCCIÓN DEL TERRITORIO DE TORDESILLAS. .............. 14 2.1.- Lisboa, “balcón atlántico” y foco de la colonización ibérica. .......................................... 15 2.2.- El proyecto imperial transatlántico y ultramarino. .......................................................... 18 2.3.- Extensión del territorio de los “Brasiles filipinos”: .......................................................... 19 2.4.- Administración y política castellana hasta las demarcaciones. ..................................... 22 2.5.- Las demarcaciones definitivas: entre Madrid y San Ildefonso. ..................................... 24 3.- CARACTERÍSTICAS Y EVOLUCIÓN DEL SISTEMA URBANO COLONIAL. .................... 28 3.1.- Ciudades isla, ciudades capitales y redes urbanas. ...................................................... 28 3.2.- Las ordenaciones filipinas y la regulación de la civitas. ................................................ 34 3.3.- Las ciudades y el arte de la fortificación moderna......................................................... 36 3.4.- Las ordenes misioneras y el orden urbano. ................................................................... 40 3.5.- Elementos morfotipológicos de la urbis hispánica. ........................................................ 42 4.- CONSOLIDACIÓN DE UNA FORMA IBÉRICA DE HACER CIUDADES. ........................... 47 4.1.- Portugal después de la Restauración. ........................................................................... 47 4.2.- La creacción de la escuela pombalina y “la regularización” de trazados. ..................... 49 4.3.- Manifestaciones de la urbis hispánica y del iluminismo en Brasil. ................................ 52 4.4.- El nacimiento de las escuelas de fortificación nacionales. ............................................ 55 4.5.- Hispanica Urbis in Brasiliam. ......................................................................................... 57 BIBLIOGRAFIA........................................................................................................................... 59 REFERÊNCIAS CARTOGRÁFICAS .......................................................................................... 60 REFERENCIAS EN LA WEB ..................................................................................................... 63 ÍNDICE DE FIGURAS ................................................................................................................. 64
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NOTAS 1
Oswal de Andrade, 1890 – 1954, reinventor del concepto de antropofagia, plantea una defensa de la identidad y de la autenticidad de Brasil, “Antes de os portugueses descobrirem o Brasil, o Brasil tinha descoberto a felicidade”, y una crítica exacerbada de la cultura europea y americana, “Perguntei a um homem o que era o Direito. Ele me respondeu que era a garantia do exercício da possibilidade. Esse homem chamava-se Galli Matias. Comi-o.”. Comer al enemigo, en su visión, no es un acto de desprecio, sino todo lo contrario, un acto de asimilación de sus cualidades, una forma de veneración del enemigo, del que viene de fuera. La reafirmación de la identidad se confirma en su enunciado shakesperiano “Tupi or not tupi that is the question” y con su exortación ”¡Queremos a revolução Caraíba!”. Entendiendo el concepto entederemos la riqueza de Brasil y las interacciones que se producen a lo largo de su historia, desde el inicio de la colonización, con las culturas occidentales: “Só me interessa o que não é meu. Lei do homem. Lei do antropófago.”. 2 No podremos olvidar estas herencias en la interpretación del urbanismo y las formas de hacer ciudad. 3 Ver la interesante reflexión sobre las disfunciones de estos dos sistemas de gobierno (el cierre del acceso a los concejos a los que no pertenecieran a la nobleza, la dictadura de las villas sobre los villarejos o el sometimiento de los representantes o magistrados) en “Aproximación histórica a Castilla y León” de Julio Valdeón. Editorial Ámbito, Quinta Edición, 1988. 4 “... [la] ... ruta ordinaria sería Isla de Madeira o Canarias, seguir a Cabo Verde y luego a San Agustín e ir recorriendo la Costa ...” AGS; 6/ G.A. Leg. 109 Fol. 451 / 2 folios; Sin Fecha. Año 1581. Relación de la navegación que ha de seguir la Armada de Diego Flores para la Costa de Brasil. 5 “ ... Señalemos con toda claridad que durante más de ochenta años las armadas del Reino y las naves de especias pudieron circular por el camino del Cabo de Buena Esperanza ... Sólo al llegar a las aguas azorianas, y en el transcurso de la travesía final, es cuando deben temer a los piratas o a las escuadras enemigas. Por eso, dsde aproximadamente 1520, cuando la piratería francesa se tornó endémica entre el litroal portugués y el archipiélago de las Azores, todos los años una escuadra de carabelas iba a Terceira y permanecía allí para vigilar la zona marítima de peligro; naves de especias, carabelas con oro o con guindilla, navíos con azúcar concertaban allí su encuentro y de esa manera regresaban al Tajo debidamente escoltados ... hasta 1586, la seguridad en la ruta del Cabo fué garantizada de manera bastante satisfactoria: tan sólo tres cargamentos robados; ... posteriormente, es Drake quien, en 1586, en la escala de las Azores, toma la nave São Felipe, que volvía de Mozambique con la carga de otra nave incapaz de seguir el viaje ... hasta 1635 los enemigos tomaron, destruyeron o forzaron a los propios portugueses a quemar 15 navíos, lo que representa 1/5 del total de las pérdidas sufridas en este intervalo, pero poco más del 3% de los viajes realizados. No son, sin embargo, los efectos directamente destructores de la acción enemiga lo más importante, sino la anemia del tráfico debida a la eventualidad del peligro” (Godinho, 1987, pag. 47, citado en “Juan de Herrera Arquitecto Real”. 6 Teixeira, 1999. 7 En palabras de Jesús Varela Marcos, 1996: “... tiene un nombre fantástico que viaja por la cartografía medieval adosado a islas inexistentes y tierras de ensueño ... Brasil fué conocido en Europa antes de ser descubierto” 8 Carta del rey don Manuel de Portugal a los Reyes Católicos dándoles cuenta de todo lo sucedido en el viaje de Pedro Álvarez Cabral y fechada en Santarem en el 9 de Julio de 1501. CoDoIn tomo 38, p. 494 “... existían en Zaragoza en el archivo de la antigua Diputación de Aragón, destruído en al guerra de la independencia” (copia de D. Joaquín Traggia). Citado en Jesús Varela, 1996. 9 “Se trataba de una solución apropiada para Portugal, que podía volver de la Mina sin tener que invadir aguas españolas, e interesante para España que disponía de un margen suficiente para evitar que cualquier barco portugués, por casualidad, pudiese tocar o avistar tierras españolas” (Jesús Varela Marcos, 2001) 10 Esta bula según el mismo autor hace que “España pasa de ser una nación amedrentada en sus viajes a Canarias, a disponer de una bula Papal que le concedía todo el Océano Atlántico, Meridional y Occidental”. 11 Si consideramos únicamente la cuenta "verdadera", y estimamos que toda la tripulación era de Castilla (Andalucía en aquella época al igual que Cantabria o Basconia, eran Castilla), y que Colón hacía casi diez años que no navegaba, hemos de suponer lógicamente que la unidad de medida era la legua marinera castellana, unidad que se definía como "de a veinte" porque en el Ecuador 20 leguas equivalían a un grado de circulo máximo terrestre. Por tanto una legua equivale a 5.572 metros. 370 Leguas al Oeste de las Islas de Cabo Verde = 370*5572 = 2.061.640 metros = 2061 kms de Cabo Verde (25º42’ aproximadamente), es decir, aproximadamente el meridiano 43º92’ O. 12 En carta mensajera de los Reyes Católicos (citado en Varela, 1996) a Colón en Barcelona a 5 de Septiembre de 1493 estos subrayan: “ ... después de la venida de los portugueses en las pláticas que con ellos se ha tenido algunos quieren decir que lo que está en medio desde la punta que los portugueses
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llaman de Buena Esperanza, que está en la rota que agora ellos llevan por la Mina del Oro e Guinea abajo fasta la raya que vos dijiste que debía venir en la Bula del Papa, piensan que podrá haber Islas y aun Tierra firme, que según en la parte del sol que está se cree que serán muy provechosas y más ricas que todas las otras; y porque sabemos que desto sabeis vos mas que otro alguno; vos rogamos que luego envieis vuestro parecer en ello, porque si conciniere, y os pareciere que aquello es tal negocio cual acá piensan que será, se enmiende la Bula; por eso por servicio nuestro que luego nos lo escribais” 13 Rafael Moreira, “A criação da rede urbana do Norte do Brasil”, en Teixeira, 2004. 14 Citado en Paulo Santos, 2001: “Franco, Afonso Arinos de Melo. “Desenvolvimento da civilização material no Brasil”, Revista do Patrimônio Histórico e Artístico Nacional, nº 11, 1944, pag. 30” 15 Entendemos lo feudal como “una forma específica de organización de la sociedad, caracterizada por la generalización de las relaciones de dependencia, tanto a nivel militar como económico”. Valdeón, 1988. 16 Manuel Teixeira, 2004. 17 La propiedad siempre permanecia en manos de la Compañía de la Santa Cruz. 18 Anchieta cita en su "XXXII. Informação da Provincia do Brasil para nosso Padre - (1585)" las siguientes informaciones: la cifra de 10000 esclavos de Guinea y 2000 indios de la tierra en Pernambuco; en Bahía: 2000 portugueses, 10-12000 personas, 3000 esclavos de Guinea y 8000 indios (entre libres y esclavos); en Ilheus: 150 vecinos portugueses, 1000 personas, 6 ingenios de azúcar; en Porto Seguro: 50 vecinos portugueses; en Santa Cruz de Cabralia: 50 vecinos portugueses, 0 ingenios de azúcar; en Espirito Santo: 150 vecinos; 6 ingenios; en aldeas hasta 4500 almas; en Rio de Janeiro: 150 vecinos portugueses; 3 ingenios; en las aldeas de Sao Lourenço y Barnabe 3000 indios; en Sao Vicente; se despuebla por haberse llenado la ensenada y no llegar naves; en Santos: 100 vecinos; en Itanhaem; 30 vecinos; en Piratininga: 120 vecinos (fogos de portugueses); entre las aldeas de Nossa Senhora dos Pinheiros y Sao Miguel 1000 indios. Se convierte en una de las fuentes más fidedignas para el censo económico y social de la época. 19 Anchieta, José de, S.J., 1534-1597, Cartas, informações, fragmentos historicos e sermões / Padre Joseph de Anchieta. - Rio de Janeiro : Civilização Brasileira, 1933. - 567 p. ; 24 cm. - (Cartas jesuiticas ; 3)) http://purl.pt/155 20 www.brasil.gov.br da acceso a la mayor parte de las informaciones públicas en materia de infraestructuras, medio ambiente, vivienda, urbanismo, geografía, historia y patrimonio, territorio, etc... 21 Posiblemente el aumento del calado de las naves y la propia saturación natural de sus accesos hayan contribuído a su declive. 22 La madera brasileña, pangelín, resistente y resinosa, de su sencillísimo ataúd, en 1598, cierra simbólicamente un rico y variado periodo de relaciones con Brasil a través de Lisboa ya que se hará con los restos de uno de los legendarios galeones portugueses de Indias, el Chagas, después de haber sido utilizada la mayor parte para la cruz del remate del altar mayor. 23 Max Fleiuss, se adelantó en 1923 interpretando que Portugal había perdido la soberanía sin perder la nacionalidad. Citado en Roseli Santaella, Stella, 1993. 24 Página 180 de MARQUES, A. H. de Oliveira. Breve História de Portugal. 25 Segundo Oliveira Marques, as Cortes de Tomar garantiriam para os portugueses a administração, o governo e o Império Ultramarino, além de se manter a língua portuguesa como a oficial do reino, e as receitas e despesas separadas. Idem. 26 La substitución del sistema de gobierno de los Consejos, heredado por Felipe II de su padre Carlos V, por los Validos o personas de confianza durante el reinado de Felipe III y de Felipe IV (II y III de Portugal) provocarán una grave crisis no sólo en las colonias sino en la propia metrópoli. 27 Volveremos a tratar este tema un poco más adelante de esta exposición. 28 “ ... sería cosa utilísima mostrar como la Ciudad de Lisboa es más apta que ninguna otra para cosas del mar, para esta monarquía, y en ella tendrá abundantemente la Corte de su Majestad no sólo todo lo que es necesario para el sustento común, sino también las más preciadas cosas del mundo”. Vasconcellos, 1608. Citado en Juan de Herrera Arquitecto Real. 29 “El principal puerto y comercio de todo”. Anotaciones autógrafas de Felipe II, AGS, Consejo de Estado 400, folios 95 a 97. Citado por Bouza Álvarez. 30 De este autor es la celebre Carta de Juan Bautista Gesio a Felipe II sobre la descripción geográfica del Perú. 1576. De la Real Biblioteca de San Lorenzo del Escorial. L.I.12. Será el responsable además de los informes sobre el sistema de foritificaciones de la costa portuguesa y especialmente de las fortificaciones del Tajo. Sobre Brasil escribió “Descripción geográfica de Juan Bautista Gesio sobre Brasil” de 1579 actualmente en el archivo de Indias (Perú, 1527-1640, leg 28-29). 31 En palabras de Serrão Pimentel. 32 “La expresión erudita de esa fachada [San Vicente de Fora ... nota del autor] construída en pisos de ritmos alternos en la definición de las aberturas y con coronamiento de altas torres laterales, tendrá
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fuerza de ley en toda la arquitectura del “mundo portugués” en la Indida, en Macao y en Brasil ...” (en “Juan de Herrera arquitecto real” y en Horta Correia) 33 La demostración de dicha autoría a cargo de Miguel Soromenho, Ana Cristina Leite y Fernando Sequeira parte de un análisis tipológico y compositivo que no deja lugar a dudas. Bi 30 – Varios. “Felipe II en Lisboa: moldear la ciudad a la imagen del rey”. Varios artículos: “Juan de Herrera, Baltasar Álvares y la iglesia filipina de San Vicentre de Fora de Lisboa” de Miguel Soromenho; “Torreón del Paço da Ribeira” de Ana Cristina Leite; “Palacio de Castelo Rodrigo”, de Fernando Sequeira Mendes. En “Juan de Herrera arquitecto real”. Caja Cantabria, 1997. 34 Carta de Felipe II al alguacil mayor don Duarte de Castelo Branco, 14 de enero de 1581. BA-X-1, folio 299. 35 Op. citatum 36 La hispania romana donde el Duero y el Tajo se convierten en los principales ejes del proyecto filipino. La imposibilidad del proyecto produce su abandono y recomienda el planteamiento de la capital del imperio en Lisboa, idea que luego también se abandonará. 37 Colaborará en estos planes Benito de Morales que en 1584 se encargará de los estudios para el abastecimiento desde el monte blanco de Valladolid y a cuya muerte sucederá Herrera dando lugar a la famosa obra de las Arcas Reales. 38 Caetano y Soromenho apoyados en documentos inéditos de la Torre do Tombo datan incluso una visita de Nicolau a Madrid en Diciembre de 1596 para discutir el inventario con el rey Felipe II. En Enero de 1597 Felipe Terzi lo relata en el contexto de una discusión sobre las instrucciones que de vuelta Nicolau traía de Madrid para unas obras de drenaje en el Tajo. 39 Ingeniero mor del estado de Portugal desde 1595 y coautor de las obras de defensa del Tajo. Su papel en la fortificación de Brasil será fundamental como responsable por todas las obras reales en dicho estado. 40 Ramalho, 1990. Anónimo datado el 22 de Enero de 1594 en el AGS que recupera en alzado la fachada principal del palacio del conde de Monsanto. 41 AN/TT, Corpo Cronológico, Parte 1ª, legajo 112, doc. 105. 42 Moreira, 1997. 43 Moreira, 1997. 44 Cortesão, citado en Robert Moraes 2000. 45 Sanz Molina, Sara Elizabeth. “Tres fortificaciones en nueva España. Estudio arquitectónico – constructivo”. Tesis Doctoral. Depósito legal/ISBN B.52028-2002/84-688-0578-5. 46 Fig. 11 47 Formaba parte del proyecto de creacción de la Francia Equinocial del Señor de Lavardière (Daniel de la Touche). 48 Ochi Flexor, Maria Helena, 2004. 49 Stuart Schwartz, Vera Ferlini, Joaquim Verissimo Serrão y Godinho. Citados en Robert Moraes, 2000. 50 CLAUDE, d'Abbeville, ?-1632. “Histoire de la mission des Peres Capvcins en L'isle de Maragnan et terres circonuoisines... / Par le R. P. Claude d'Abbeuille Predicateur Capucin. - A Paris : Imprimerie de François Huby, 1614” [16], [395], [34] p. : il. ; 8º (13 cm) http://purl.pt/212. - NUC NC 0467443 51 Criados o quizás ciudadanos. 52 Salvo el célebre “caminho do Peabiru”, el gran camino indígena que desde los andes cruzaba el actual Paraguay entrando en Brasil atravesando los ríos Piqueri, Ivaí, Tibagi, Ribera hasta la región de Apiaí y luego bifurcándose en dos troncos uno hacia São Vicente y otro hacia Cananeia. Este camino aún persiste en algunos puntos menos antropizados habiéndose medido su anchura en unos 15 metros que los indígenas se encargaban de mantener libre. 53 Perteneciente o relativo al sínodo o concilio de los obispos, polissinodal, polissinódica y polissinodial 54 Roseli Santaella Stella, 2001 55 No olvidemos que el reinado comienza con la presencia del propio Felipe II y ya en 1583 es elegido el Archiduque Carlos Alberto de total confianza del rey y que había participado directamente en las obras de construcción de El Escorial con Juan de Herrera. Roseli Santella escribe “ ... tampoco constituyó una excepción la introducción de oficiales españoles en el Consejo de Portugal, así como no fueron raras las consultas de este organo destinadas a los reyes en castellano” (pag. 273, 2001) 56 A este respecto resulta interesante y curioso el libro de Dava Soebel titulado “El problema de la longitud” y publicado por ESRI en 2002. 57 Guerreiro, Inácio. “Fronteiras do Brasil Colonial. A cartografía dos limites na Segunda metade do século XVIII”. Oceanos, 40, 1999, pag. 24-42. Citado en Beatriz Siqueira, 2003. 58 Numerosas son las materias y los temas que se abordan en la monumental De Indiarum iure, pero destaca el libro segundo, dedicado a la adquisición (De acquisitione) de las Indias, en donde se aborda, en palabras del propio autor, el estudio de: “el derecho y los títulos con que los muy dichosos y poderosos
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reyes de España han podido someter y anexionar a su jurisdicción estas provincias del Nuevo Mundo”. En él trata la polémica sobre la licitud y legitimidad de la conquista y la colonización de las Américas, consideraba aceptables: “la barbarie de los indios; la muerte de inocentes; la predicación y propagación de la fe católica; la oposición a la predicación de la fe católica; el comercio y tránsito libre y la hospitalidad”. Pero el más justo, a su entender, era el de donación y concesión de las Indias a los Reyes Católicos. 59 “Todo o Brasil é um jardim em frescura e bosque e não se vê em todo ano árvore nem erva sêca. Os arvoredos se vão ás nuvens de admiravel altura e grossura e variedade de especies. Muitos dão bons frutos e o que lhes dá graça é que ha neles muitos passarinhos de grande formosura e variedade e em seu canto não dão vantagem aos rouxinois, pintasilgos, colorinos, e canariso de Portugal e fazem uma harmonia quando um homem vai por êste caminho que é para louvar ao Senhor, e os bosques são tão frescos que os lindos e artificiais de Portugal ficam muito abaixo. Ha muitas árvores de cedro, aquila, sandalos e outros paus de bom olor e várias côres e tantas diferenças de folhas e flores que para a vista é grande recreação e pela muita variedade não se cansa de ver” (Anchieta, XXXII. Informação da Provincia do Brasil para nosso Padre - (1585) Bosques) 60 Ordenaciones Filipinas, Tomo II, Livro II, Capítulo I. 61 Ordenaciones Filipinas: Tomo II, Livro I, Capítulo III, Titulo I. 62 “Sobre a Capitanía de São Vicente”, Roseli Santaea Stella. Encuentro internacional sobre Nóbrega e Anhieta: do Colégio das artes em Coimbra ao Abraço no Brasil. Academia Lusíada de Ciências, Letras e Artes. São Paulo. 63 Gabriel Soares de Sousa dedica a Felipe II su “Livro que da razão do Estado do Brasil” en 1587 (aún se conserva en la Biblioteca del Escorial). 64 CITA DEL SUEÑO DE UN ORDEN ..... DIFERENCIAS .... 65 Para el “pecado de sodomia ” la pena prevista era cruel: “seja queimado, e feito por fogo em pó, para que nunca de seu corpo e sepultura possa haver memória” (História do Direito Penal Brasileiro, Instituições de Direito Penal, Vol. 1, Tomo 1, p.115 / 135, Basileu Garcia, Editora Maxlimonad, São Paulo, 1975). 66 "Estando a terra de paz, se estendeu (a cidade) pelo val, ao longo do mar, de sorte que a praia lhe serve de rua principal" (Frei Vicente do Salvador) 67 BELÉM/PA Plano Diretor Lei nº 7.603 de 13 de janeiro de 1993 – “Dispõe sobre o Plano Diretor do Município de Belém e dá outras providências”. 68 ESCRIVÁ, Luis. Apología en excusación y favor de las fábricas del reino de Nápoles …. Manuscrito de 1538 en la Biblioteca Nacional de Madrid. Edición anotada y comentada en COBOS Fernando, CASTRO José Javier y SANCHEZ-GIJÓN Antonio, Luis Escrivá, su Apología y la fortificación Imperial, Valencia, 2000. 69 HOLANDA;1571:fl.3r. ver COBOS F. “Dessins de Fortification dans “Os Desenhos das Antigualhas” du Portugais Francisco de Holanda (1538-1540).” Atlas militaires manuscrits europeens Paris 2003. 70 En carta de Diogo de Menezes de 22 de Abril de 1609 al rey, el gobernador critica la planta dibujada por Tiburcio Spanoqui por no estar de acuerdo con el sitio luego las intervenciones de Frias están inspiradas en dichos diseños. 71 Frei Vicente do Salvador también se refiere en su obra a la que él llama fortaleza de Quaxenduba (Santa María) en estos términos: “Aos 28 do mès de Otubro (de 1614), dia dos bem-aventurados apostolos S. Simão e S. Judas, desembarcaram na terra firme (do Maranhão) e começaram a fazer um forte a que chamaram de Santa María, no qual, ainda que de faxina e matéria fraca, materiam superabat opus, pela boa traça que lhe deu o capitão Francisco de Frias, arquiteto-mor de Sua Majestade em estas partes do Brasil. E éste forte se féz ao Leste da ilha de S. Luis, onde estavam os franceses”. 72 En 1606 (hasta 1608) Francisco de Frias está ocupado en la construcción de la fortaleza de Recife como único ingeniero y sucesor de Baccio da Filicaia. Denominado Fortaleza da Laje, Castelo do Mar, Forte de Sao Francisco o Forte do Picão en Recife, la fortaleza fué iniciada en 1608 y las obras finalizaron en 1612. Esta fortaleza es conocida por el libro de “Livro que dá Rezão do Estado do Brasil” de Barleu. Se construyó en frente del fuerte de tierra en forma redonda y con siete piezas de bronce para su defensa. Fué el pueblo de Olinda el que contribuyó a la construcción de la fortificación al tiempo que a la Iglesia Matriz. Así consta en las cartas que Diogo de Meneses envia al rey « Felipe II » de Portugal (Felipe III de Castilla). 73 Carta régia de D. Sebastião garantindo a liberdade dos índios de 1570. Mas as leis não são suficientes para conter os ataques e violências contra os índios. 74 54/ Leg.148 Fol.166 / 2 folios; 1583/Agosto/7 . Bahía de Todos los Santos; Carta de José de Anchieta, Provincial de la Compañía de Jesús del Brasil, a S.M. informándole cómo encontró Diego Flores, General de la Armada del Estrecho de Magallanes, las capitanías de Río de Janeiro y de San Vicente y de la conveniencia de que éste visitase la Capitanía del Espíritu Santo por la presencia de galeones ingleses y
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que dicha capitanía pasase a dominio español para mayor seguridad del Estado del Brasil. Necesidad de fomentar la conversión de los indios del Brasil y de mantenerlos en la fe para la conservación del Estado del Brasil. 75 En el plano del pueblo de San Nicolás de las Misiones de José Maria Cabrer , geógrafo perteneciente a la comisión de demarcación castellana (entre 1750-1777) se substituye dicha construcción por un jardín denominado “La Florida”. 76 Esta decisión colegiada de las cámaras avanza una primera estructuración de un sistema de cortes (sin participación real) o de reunión territorial comarcalizada inicio de los consejos regionales. 77 El Sueño de un Orden. CEHOPU, CEDEX y Ministerio de Fomeno. Reedición 1997, Madrid. Fernando de Terán y otros autores. 78 Algo similar a los edificios de cámara y cadeia de Brasil, en este caso justicia y ejecutivo conviven, en la bastida son comercio y ejecutivo. 79 São Luis, trazada “a la espanhola” por Fco de Frias da Mezquita, tiene, como Ferrol, alguna de sus ortogonales calles en cuesta y no accesibles por carromatos sino a través de escaleras y escalinatas. La traza no alteraba la topografía pero generaba calles difícilmente utilizables. 80 Es una situación de hecho ya que las ordenanzas afirmaban “ ... que sea en cuadrado polongrado que por lo menos tenga de glargo una vez y media de su ancho, porque de esta manera es mejor para las fiestas a cabalo y cualesquiera otras que se hayn de hacer. La grandeza de la plaza sea proporcional a los vecinos”. 81 En realidad las primeras noticas del escubrimiento de oro en Jaraguá y de producción de hierro junto a los yacimientos de Ibirapuera (actual barrio de Morumbi) y de Voturuna (entre Parnaíba e Sorocaba) proceden del periodo de Francisco de Sousa, gobernador de Brasil que se traslada a São Paulo con un ingeniero de minas con Baccio da Filicaya (Baccio da Filicaia) y las villas se regularizan (incluida São Paulo) bajo un “nuevo orden”. Dichos yacimientos se demostraron insuficientes y pequeños. 82 Benedito de Lima Toledo, pag. 131 83 Como bien indica Maria Helena Ochi la comisión encargada de las demarcaciones estaba compuesta por 10 portugueses y 24 estrangeros entre los cuales Sambucetti, Landi, Galluzi, ... responsables de algunos de los trazados iluministas. 84 Ochi Flexor, Maria Helena “A rede urbana brasileira setecentista. A afirmação da vila regular” 85 Bi 16 86 Ochi Flexor, Maria Helena “A rede urbana brasileira setecentista. A afirmação da vila regular” 87 Faculdade de Filosofia, Letras e Ciências Humanas da USP.
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