Proyectos de autogestión en el mundo del trabajo En contraposición con el extremado control organizativo que reina dentro del reducido ámbito de la gran empresa capitalista podemos contemplar en nuestros días una total ausencia de planificación en la producción global de bienes sociales. Un magnífico ejemplo de ello puede ser la producción de vivienda. El sistema capitalista no se encargó de planificar cuántas de ellas eran realmente necesarias para cubrir las necesidades humanas. Nos contaron que el mercado lo haría por nosotr@s pero los hechos demuestran que el capitalismo no se mueve en función de las necesidades de los seres humanos sino, exclusivamente, por el afán de lucro ilimitado para un segmento muy reducido de la humanidad. Es de esta manera como se crean infinidad de “burbujas de sobreproducción”, que llenan el mercado de bienes invendibles mientras la mayor parte de la población se enfrenta al hambre y la miseria al verse privado de sus empleos y sus ahorros. En esos momentos la propiedad capitalista se interpone violentamente entre los trabajadores y sus medios de subsistencia, demostrándose empíricamente que el fin último del sistema no es la satisfacción de necesidades vitales globales, la producción racional de bienes, ni siquiera la reproducción elemental de la vida sino, única y exclusivamente, el lucro monetario acumulativo de las élites propietarias. Las casas siguen estando ahí, pero el sistema no permite que sean habitadas por quienes las necesitan, los alimentos siguen estando disponibles en grandes cantidades pero no es permitido consumirlos. ¿Es posible un mayor grado de ineficiencia e irracionalidad en un sistema de gestión social?. La única solución, llegados a este punto, es darle la vuelta a las prioridades, poniendo por delante el reparto, la equidad, la horizontalidad organizativa o nuestra simple reproducción ecológica en detrimento del lucro monetario y su correspondiente acumulación.
Y es precisamente esto lo que ya están llevando a la práctica infinidad de pequeñas iniciativas de auotogestión en el mundo del trabajo y el consumo. Aparecen asociaciones horizontales de trabajador@s/consumidor@s que se relacionan bajo principios cooperativos en múltiples ámbitos de la vida que van desde la agricultura a la educación, pasando por el ámbito de los cuidados, el consumo, la energía o la cooperación integral. Uno de los principales objetivos, en este tipo de iniciativas, es hacer desaparecer en la mayor medida posible a los intermediarios, estableciendo una relación directa equitativa entre el productor del bien o servicio y el demandante del mismo. Se pretende, de esta forma, que el fruto del trabajo vaya directamente al trabajador@ sin que nadie se lo expropie por el camino. Los mayores expropiadores del valor asociado al trabajo ajeno son actualmente los bancos privados, las grandes superficies de distribución o las gigantescas empresas que tienden a controlar en su exclusivo beneficio enormes espacios de intercambios, expulsando de ellos a cualquier pequeño productor o comerciante. Esto se realiza mediante un proceso ascendente de concentración y oligopolio que para los grandes siempre resulta insuficiente y que genera enormes bolsas de hambre, deuda, miseria y escandalosa desigualdad en cada vez mayores masas de población, empujadas hacia el abismo de la más absoluta degradación humana o, en muchos casos, al suicidio inducido.
Esta característica de la nueva producción significa el alumbramiento de un nuevo mundo desde el punto de vista filosófico, jurídico, político, cultural e ideológico, en donde prime el reparto frente a la acumulación, el pequeño productor frente al grande, el trabajador frente al especulador, la horizontalidad frente al verticalismo y, en definitiva, la protección de la vida frente al instinto ciego y asesino del capital.
http://alterglobalizacion.wordpress.com/2013/02/17/proyectos-de-autogestion-en-el-mundo-deltrabajo/