COMPOSTELA
Año 2019
TRES PEREGRINOS DEL SIGLO XVII CONDENADOS POR HURTOS EN EL HOSPITAL REAL DE SANTIAGO (y II) Carlos Santos Fernández cesefe@gmail.com
Poble Baron (1613)
L
a historia delictiva de Poble Baron en Compostela no difiere apenas de la de su compatriota Esculi. Las concomitancias llegan al punto de que el denunciante y protagonista de la detención es el mismo Juan de Loureiro que dio la voz de alarma cuando el robo de 1611, ahora con 21 años y que sigue siendo estudiante y criado de Pedro Fernández, capellán del Hospital. De nuevo, como dos años antes, Juan de Loureiro fue llamado a declarar por el juez que instruía la causa de este robo. Y contó como aquel mismo viernes 21 de junio de 1613 sobre las cinco de la tarde, cuando entraba en la iglesia del Hospital Real, le llamó la atención una mujer acuclillada en la puerta que, al verlo, comenzó a carraspear, al mismo tiempo que un hombre que estaba en el interior del templo se apartaba apresuradamente del cepo de las limosnas. Ambas acciones conjugadas le parecieron sospechosas, por lo que salió de la iglesia y se valió de la primera persona que encontró, el estudiante Jácome López, para avisar a quien correspondía intervenir en un caso como aquel, al portero del Hospital Real. El estudiante Jácome López fue a la peregrinería de hombres, donde halló al portero Juan Rodríguez, acompañado del despensero Jácome Vázquez de Moure y del enfermero mayor, Sebastián de Tarrío, y les dijo que acudiesen a la iglesia, que había un ladrón hurtando dinero del peto. Y al llegar a la iglesia vieron a un hombre alto, sin barba, que parecía francés, junto al peto. Inmediatamente Juan Rodríguez y Jácome Vázquez lo sujetaron y le preguntaron qué hacía allí. El hombre no dijo nada, y aquellos que lo sujetaban observaron que no hablaba porque tenía la boca llena. Bastó un golpe en la mandíbula para que abriera la boca, de la que cayeron algunas monedas (dos reales y seis maravedíes) manchadas de liga. La presunción del delito se confirmó allí mismo, cuando hallaron entre las ropas del sospechoso una
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varilla con liga en un extremo. Poble Baron se derrumbó, y confesó que le había enseñado a robar de aquella manera “un flamenco que andava en la ciudad de Santiago, y que benía a buscar el dicho dinero para pagar el perdón en la Yglesia Mayor de Sr. Santiago”. Inmediatamente lo condujeron a la cárcel del Hospital Real, donde lo dejaron engrilletado. Entre tanto, la cómplice de Baron se había esfumado. Enseguida se dio cuenta de aquel delito sacrílego a D. Antonio Ozores de Sotomayor, mayordomo del Hospital Real, facultado provisionalmente como administrador (máxima autoridad) y justicia ordinaria de la institución benéfica, quien mandó comparecer a los testigos para tomarles declaración ante el escribano Andrés Gómez. Y, durante aquella misma tarde del solsticio de verano, cinco personas vinculadas al Hospital Real contaron sus versiones de los hechos: el portero Juan Rodríguez de la Peña, de 34 años; Juan de Loureiro, de 21 años, criado del capellán Pedro Fernández; el despensero, Jácome Vázquez de Moure, de 38 años; el cocinero Bernardo de Sanmartino, también de 38 años; y el estudiante Jácome López, residente en el Hospital Real, de 24 años. Las cinco declaraciones son similares en su contenido, aunque la más extensa es la de Juan de Loureiro, puesto que refiere por qué sospechó del acusado y de la cómplice que lo acompañaba. Al día siguiente, 22 de junio, el juez mandó comparecer a Poble Baron, de 25 años, quien después de jurar sobre una cruz, declaró su nacionalidad, oficio y estado civil (francés natural de Turena, zapatero de obra nueva y casado con Ana Senes, alemana) y refirió que residía en Madrid, desde donde había venido con su mujer en peregrinación a Santiago, habiendo llegado dos días antes. Al ser preguntado, reconoció los hechos que se le imputaban y dijo que los había cometido porque, cuando su mujer y él se disponían a regresar a Madrid, después de haber acabado la peregrinación, se encontraron con un hombre flamenco vestido de azul, cuya identidad