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Tras las huellas perdidas

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Uverney Quimbayo

Primera edición, septiembre de 2010 Neiva – Huila - Colombia Colección Paz-Ando la voz TRAS LAS HUELLAS PERDIDAS Tres Grandes Revolucionarios Latinoamericanos ISBN: 978-958-44-7219-9 Uverney Quimbayo Ediciones Lanzas y Letras Septiembre de 2010 www.lanzasyletras.com Portada, diseño y diagramación Andrés Fernández G. “Archie” Ilustraciones Helmuth Soltau Esta publicación puede reproducirse total o parcialmente con autorización del Autor Colección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas

A la memoria de José Alberto Peñuela (Asesinado el 9 de julio de 1990 en Neiva – Huila por el Terrorismo de Estado colombiano), y a la de todos los mártires anónimos que profesaron un amor profundo por su patria, y no desestimaron esfuerzo alguno para contribuir en la construcción del Hombre Nuevo, como fundamento de una sociedad más humana y justa.

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“... Hemos guardado un silencio bastante parecido a la estupidez...” (Proclama insurreccional de la Junta Tuitiva en la ciudad de La Paz, 16 de julio de 1809). “Los que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo” Jorge Santayana “Nuestro vino es amargo pero es nuestro vino…” José Martí “El hombre no vale tanto por lo que ha hecho, sino por lo que ansía ser…” J. Gibrán

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Contenido Militancia, sacrificio y heroísmo en tres figuras..................9 Presentación……………………………............................................……........19 Un recorrido por la América Latina del Siglo XX….......…25 Colombia: Camilo Torres Restrepo.........…....................................35 Cronología esencial………………………..........................................………………...37 Para entender su cosmovisión……………………………………........................…...42 Camilo Torres Restrepo: Ejemplo vivo de compromiso y unidad…...................…....45 Taller de profundización…………………………………………...................………....59 Guatemala: Otto René Castillo.........…..............................................61 Cronología esencial…………………………………...........................……………......63 Para entender su cosmovisión……………………..............…………….....................65 Otto René Castillo: Un testimonio único y una verdad personal y colectiva..............67 Taller de profundización………………………………………..…………………….....77 Cuba-Argentina: Ernesto Che Guevara.........…..........................79 Cronología esencial …………………………................................................................81

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Uverney Quimbayo Para entender su cosmología …………………………………………........................85 Ernesto Che Guevara: “El ciudadano más auténtico del mundo...............................89 Taller de profundización…………………………………………….........................….99 Puntos de llegada para continuar el camino (A manera de conclusiones)…......................................................................................101 Corrientes doctrinarias y prácticas políticas (Apéndice)……………...................................................................................................105 Notas……………………........................................................................…....…….120 Bibliogra……………………...............................................………………...…...121

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Militancia, sacrificio y heroísmo en tres figuras (Prólogo) Por Eduardo Gómez

La iniciativa del ensayista y líder político Uverney Quimbayo Cabrera de dar a conocer lo esencial de la vida y obra de tres grandes figuras de la revolución latinoamericana (Camilo Torres Restrepo, Otto René Castillo y Ernesto “Che” Guevara) contribuye muy oportunamente a las exigencias urgentes que plantea esta grave crisis a la juventud estudiosa para que se informe al respecto y tome posición ante esas vidas señeras y heroicas. También para que tome conciencia crítica individual de las diferencias de coyuntura histórica y de la situación personal, respecto a las exigencias de contribuir a un cambio estructural en

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Uverney Quimbayo Colombia y en Latinoamérica. Esas tres grandes figuras (y en especial las dos primeras: Camilo y Otto) tienen en común su disposición generosa e idealista cristiana (en el excelso sentido primitivo del término) de dar la vida en la lucha armada, como mártires de la causa. El caso del Che Guevara es mucho más complejo, puesto que fue un triunfador y correalizador de la Revolución Cubana, que se realizó plenamente como líder y como hombre y conoció en vida la gloria; y sólo en su última etapa, de un idealismo utópico que lo lleva al sacrificio supremo, prematura e innecesariamente, se parece en algunos aspectos a las anteriores figuras. De todos modos, los tres han quedado como heroicos luchadores de la liberación en Latinoamérica y su legado debe ser cuidadosamente estudiado y analizado en profundidad. Conocí a Camilo Torres en 1965 cuando yo acababa de regresar de terminar mis estudios de Literatura y Dramaturgia en la Alemania socialista (RDA), y entré a colaborar como redactor del semanario Frente Unido, en compañía de Pedro Acosta, su jefe de redacción. Pude, por tanto, observar de cerca en los últimos meses de su lucha en la ciudad, a Camilo Torres, antes de que éste tomara la determinación de unirse a la guerrilla. La tarea que me correspondió de escribir para Frente Unido breves notas, era sin embargo difícil porque debíamos, Pedro y yo, consultar a veces La Biblia para lograr un lenguaje apropiado que, siendo actual, armonizara con ciertos principios cristianos y religiosos que Camilo todavía refrendaba. Esa experiencia política tan próxima a los entretelones de la actuación de ese líder político-espiritual colombiano, unida a las ideas que expresa en sus textos y discursos, me han permitido situarme concretamente frente a Camilo Torres y a lo que significa para un cambio estructural en Colombia y en Latinoamérica. Ante todo, Camilo Torres parte de una extremada idealización del “pueblo”, sin entrar en un análisis de ese término tan vago y ambiguo, puesto que no distingue las enormes diferencias, económicas, culturales y éticas, y las agudas contradicciones que hay dentro de lo Colección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas que se llama “pueblo”. Él se refiere incluso a “la clase popular” (generalidad ingenua que hubiera hecho sonreír a Marx). Para empezar a comprender más concretamente lo complejo que es un pueblo, recordemos lo que casi nunca un líder de izquierda típico, se atreve a pensar o decir sobre los aspectos más oscuros en la comprensión del pueblo: que de él también salen la mayor parte de servidores de la represión de los regímenes capitalistas salvajes que padecemos, de modo que la base de los soldados, policías, detectives, delatores, torturadores, fanáticos religiosos, paramilitares, son en su mayoría de extracción popular, así como una masa considerable de juventud prostituida, lumpenizada, sobrepasada por la droga, por la necesidad de robar o seducida por la fantástica posibilidad de llegar a ser millonarios o políticos poderosos. Por supuesto que no quiero decir con esto que esos sectores sean “culpables” de esa manera de comportarse, puesto que la mayoría apenas alcanza a sobrevivir trabajosamente y no han tenido oportunidad de una formación elemental, pero sí son responsables relativamente y de diversas maneras, de su comportamiento. Digamos también, aunque lo sabemos de sobra, que es del pueblo de donde salen los sectores más aguerridos y radicales, en el campesinado y la clase obrera especialmente, base indispensable para una superación social. El pueblo es, pues, una realidad inmensa e inabarcable, llena de grandezas y de miserias. En todo caso, su idealización impide asumir las dificultades reales de una organización que busque efectivamente un cambio estructural. Camilo consideraba, con una humildad muy cristiana, que es más lo que podemos aprender del pueblo que lo que podemos enseñarle, y ese plural, ese “nosotros” tácito, no puede referirse sino a los estudiantes y jóvenes intelectuales que lo seguían y acompañaban, casi todos de las clases medias. Esa humildad cristiana fue uno de los impedimentos mayores para organizar un verdadero partido revolucionario, en donde los dirigentes son los que orientan a las “masas”, puesto que deben tener, para justificar su posición de vanguardia, mayor experiencia y cultura y una ética más profunda, precisamente para que la base del movimiento se des-masifique y se transforme en un partido, es decir

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Uverney Quimbayo en un gran equipo de individuos consientes, unidos por grandes propósitos comunes de superación y renovación. Pero la necesidad de una jerarquía y una autoridad interna, no quiere decir, claro está, que los dirigentes no puedan aprender muchas cosas de esas masas, puesto que ningún hombre está por encima de los demás en forma absoluta y las situaciones son diferentes en muchos aspectos que es necesario conocer y estudiar para enriquecerse. Camilo pudo distanciarse críticamente de su clase porque fue un privilegiado que estudió en Europa, fue profesor universitario y tuvo el tiempo y los recursos necesarios para escribir libros y dar conferencias. Su condición sacerdotal le abrió muchas puertas en un medio tan católico como el nuestro y su valentía y lucidez al separarse de la Iglesia y renovar el concepto de cristianismo, lo transformaron rápidamente en un destacado líder político-espiritual. Por el contrario, los campesinos pobres y los obreros, están muy lejos de esos privilegios, y, aunque en principio, podría creerse que su condición de explotados les permite entender casi sin estudiar, la necesidad de una revolución, en la práctica no es así, como nos lo muestra la historia moderna, porque espontánea y mayoritariamente, tienden más bien a tratar de acogerse a imaginarias salidas supersticioso-religiosas o de acomodarse, en la forma más práctica posible, a los imperativos del establecimiento. Camilo consideraba, además, en forma también muy típicamente cristiana, que había que “sacrificarse” por el pueblo. Esta concepción indica el voluntarismo de su manera de luchar, todavía muy influido por la disciplina impositiva y la represión de sus verdaderos deseos y pasiones, aprendido penosamente en el seminario y, probablemente también, en su familia burguesa y en la universidad de Lovaina. Pero un sujeto verdaderamente vocacional es el que se realiza en su lucha, y por tanto, no la vive como un “sacrificio”. En la primera etapa, Camilo se realizó en la rebeldía radical de transición hacia una posición revolucionaria, puesto que las manifestaciones multitudinarias, las reuniones, tertulias apasionadas y giras por todo el país, donde él era el caudillo y el orador, que había superado su condición Colección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas de cura, lo emocionaban y embriagaban. Cuando regresaba de esas giras (que realizaba a menudo en compañía de líderes estudiantiles de la Universidad Nacional) narraba entusiasmado el fervor de las multitudes que lo habían vitoreado. Recuerdo también reuniones políticas en el estrecho local de la redacción del semanario, en donde debían discutirse cuestiones muy radicales y delicadas que era necesario mantener en secreto para no poner en peligro a los integrantes del movimiento, así como la negativa de Camilo a seleccionar rigurosamente los asistentes para evitar que se colaran detectives o delatores. Su actitud al respecto era (digámoslo simbólicamente) la de abrir los brazos, generosa y evangélicamente, a todos los que se aproximaran a él. En una de esas reuniones lanzó la consigna de quemar simbólicamente, ejemplares del periódico El Tiempo, en algunos puestos de venta del centro de la ciudad. Pedro Acosta y yo nos opusimos rotundamente a esa iniciativa, y fue muy difícil hacerle entender que ese simbolismo también recordaba las piras inquisitoriales y que el poderoso rotativo quedaría como un “mártir de la democracia” a los ojos de la mayoría. A partir de ese momento, comprendí que ese movimiento estaba condenado al fracaso porque Camilo se negaba a entrar en las complejidades de la política contemporánea y que no estaba preparado para asumir el liderazgo de ese desafío. Desde entonces lo considero más bien como un extraordinario reformador del concepto de cristianismo en el mundo contemporáneo. Cuando la represión del establecimiento se endureció y el movimiento camilista exigía una organización colectiva a largo plazo y la necesidad de hacer alianzas y concesiones, Camilo se negó a ese aprendizaje y (en vista de su posible fracaso en la ciudad) adoptó súbitamente la decisión (secretamente desesperada) de irse a la guerrilla. Surge entonces su voluntarismo de mártir cristiano y se zambulle en la lucha armada, sin disposición física y psicológica, y sin preparación política adecuada. Ni siquiera su condición de prestigioso líder político-espiritual fue tenida en cuenta cuando entró en combate y, con seguridad que él no quiso ser exonerado por los jefes guerrilleros de los peligros de comenzar como un luchador de base. Él preveía su muerte, pues no encontraba otra ma-

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Uverney Quimbayo nera de culminar con dignidad su obra, y es probable que en esa heroica decisión, jugaran también un papel consideraciones de carácter místico-cristiano. En uno de los últimos editoriales del semanario Frente Unido, escribió sobre lo que debían hacer sus seguidores cuando lo mataran. Fue en vano que muchos amigos y colaboradores, entre los que nos encontrábamos Pedro Acosta y yo, le rogáramos que si quería hacerse matar lo hiciera en la ciudad, en donde ese hecho terrible tendría al menos mucho más repercusión política. Quería conquistar la inmortalidad siendo un mártir de la causa. También tuve el privilegio de conocer y ser amigo de Otto René Castillo, con quien me encontré en Leipzig en 1960 cuando ingresé a la facultad de Germanística de la Karl Marx Universität, en donde él también cursaba estudios. Nos hicimos cordiales amigos, aunque inmediatamente me di cuenta de que él era un hombre de certezas apasionadas y de que la situación de Guatemala era muy diferente a la nuestra, porque en Colombia ya habíamos experimentado el fracaso de insurrecciones armadas como la del 9 de abril y las “guerrillas del Llano” y Colombia estaba dominada por la oligarquía más organizada y astuta del continente. Yo estaba lleno de dudas y preguntas sobre un cambio radical en mi país y sobre mis verdaderas posibilidades de contribuir al mismo, puesto que, además, ya tenía las experiencias de la lucha político-estudiantil contra Rojas Pinilla. Desde el primer momento, aprecié la calidad humana excepcional de Otto y su inteligencia pero no me enteré que escribía poesía, sino mucho después porque él nunca aludió a su obra y yo apenas a la mía, que estaba comenzando. Ambos éramos allí, en la RDA, poetas semiclandestinos por voluntad propia, seguramente porque el tema imperante era el político-social y parecía tenerse, de hecho, en más aprecio a un agitador político que a un escritor en ciernes. Supe de su martirio final (cuando la guerrilla guatemalteca a la que se integró, fue derrotada en un combate y él y su compañera de ese momento, fueron horriblemente torturados y “quemados vivos”) aquí en Bogotá, años después de mi regreso, y por casualidad, conseguí en una librería de viejo, un Colección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas libro de sus poesías, publicado hace veintiún años por Ediciones Casa de las Américas con prólogo del poeta Roque Dalton. Un libro que merece un comentario aparte y especializado pero que, para lo que concierne a las reflexiones necesariamente breves y parciales de este prólogo, muestra continuamente la gran capacidad de amar y de sentir que tenía Otto (lo cual significa simultáneamente, capacidad y sed de realización vital) y al mismo tiempo, el dolor y la pena por el presentimiento de una muerte temprana, debido al imperioso deber de liberar cuanto antes a Guatemala de la tiranía. Se trata de una poesía juvenil, bastante desigual, que tiene un gran valor documental para comprender la trágica lucha que tuvo que afrontar el joven prócer guatemalteco. En la mayoría de esos poemas, el luchador político prima sobre el escritor y el poeta y la poesía es concebida en muchos casos, como pausa y desahogo confidenciales, en la tarea liberadora a que se había consagrado. Primaba en Otto (y éste aspecto de su concepción política lo hermana con Camilo) una voluntad de sacrificio, una impaciencia revolucionaria que terminó por considerar la lucha armada como la única vía que permitía una conquista limpia y eficaz del poder para el pueblo explotado, preservando así la “pureza” de la revolución, al mantenerla al margen de lo que, tanto Camilo como Otto, consideraban contaminaciones inevitables de la “política” (incluida la de izquierda). Esa voluntad de ser mártir de la causa, está expresada con mucha intensidad y pasión, en el siguiente fragmento de su poesía: “Vámonos patria a caminar, yo te acompaño. Yo bajaré los abismos que me digas. Yo beberé tus cálices amargos. Yo me quedaré ciego para que tengas ojos. Yo me quedaré sin voz para que tú cantes. Yo he de morir para que tu no mueras, para que emerja tu rostro flameando al horizonte de cada flor que nazca de mis huesos”. Ahí es patente también una constante de esta poesía, en su primera etapa: la tendencia a fusionar en una sola figura de mujer a “la patria”, la amada y la madre, y de considerar necesario el sacrificio de la propia vida para servir dignamente a la salvación de esa triple figura mitificada. Significativamente, el título y el primer poema de su primer poe-

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Uverney Quimbayo mario, se titulan, “Patria, mi amor”, con un epígrafe que dice: “Así concibo yo a mi patria, que otros la conciban como quieran”. Luego, encontramos otros poemas muy significativos en esa dirección, como “Madre íntima”, “Madre dolorosa”, “En verdad no conozco tu risa”, y expresiones como “morena patria mía… yo no quiero de ti / más que una sonrisa, / morena mía, / porque es amargo / para un hijo, / no saber cómo sonríe / la madre…”, y otras tantas efusiones similares. Encontramos también de vez en cuando alguna expresión de estirpe religioso-patriótica-amorosa, cuando se refiere a la República Democrática Alemana, en el libro titulado, “El verdadero milagro alemán”, con versos como estos: “El verdadero / milagro / de Alemania / está en la sociedad, / que ha creado el pueblo / para buscar la luz, / después de haber errado / en la tiniebla /”. Pero este lenguaje de filiación bíblica inconsciente no prospera en este libro porque Otto encuentra su gran amor entre las alemanas y entonces surge un ansia de vida plena (y esta es una diferencia fundamental con Camilo) que exalta la vida cotidiana en Berlín Oriental, en Dresden, en Schwering y en otras ciudades, en las que, fascinado por la presencia de su amada y en diálogo con ella, se alegra ante la nueva vida de la juventud privilegiada (por vivir en un país socialista) que ve en derredor. Se siente realizado en el amor de su mujer alemana. En los periodos en que se olvida del trágico futuro que lo aguarda en Guatemala, el poeta se manifiesta con sencillez e intensidad: “Tu llegabas, / como el viento, / de lejos / y venían en ti, / como en el mar, / la suavidad de la luna / y el paso del sol. / De pie, la tarde / era una lejanía en cielos grises /”. Expresiones como “Nunca como entonces fui dichoso”, y poemas tan hermosos como “Todo Berlín está en tus ojos”, son tanto más conmovedores, en cuanto que evidencian hasta qué punto alcanzó el sacrificio de Otto al asumir la lucha armada a su regreso, y hasta qué punto tuvo que matar al artista que había en él para lograrlo. Premiado tres veces por sus poemas, aventajado discípulo del mayor documentalista cinematográfico de entonces, el holanColección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas dés Joris Ivens, embriagado por el amor correspondido de una bella alemana socialista, brillante estudiante de germanística, padre de hermosos niños, todo exigía un comportamiento más consecuente con su verdadera vocación y todo apuntaba a otro desenlace. Otto René fue otra víctima de la concepción de la revolución demasiado rígida y neoidealista que aún primaba en esa época, caracterizada por la idealización cándida del pueblo, y en especial del proletariado, y por un voluntarismo y un moralismo muy acusados, que se traducían en una pedagogía política impositiva, que se atrincheraba en principios casi inamovibles. Remito al lector a mi ensayo (al parecer, próximo a ser publicado) Memorias críticas de un estudiante de humanidades en Alemania Socialista, que analiza y recuerda esa época feliz de mis estudios en la RDA, cuando fui compañero de Otto René Castillo. Hoy, con la distancia crítica que nos da la revolución evolutiva (que sus líderes llaman Socialismo del Siglo XXI) de países como Venezuela, Bolivia, Nicaragua (en su segunda etapa) y Ecuador, y la aproximación a esa realización política de países como Uruguay, Paraguay y en parte Argentina y Brasil, así como de aspectos asombrosos de la evolución de un capitalismo peculiar en China, regulado por el Partido Comunista, y de algunos avances de la Unión Europea, podemos hacer una serie de preguntas y de formular algunas respuestas que en la época de Otto René, eran perseguidas severamente como “revisionismo”. ¿Por qué un poeta y realizador cinematográfico socialista en potencia como Otto, tenía que renegar de su sensibilidad específica, es decir de su verdadera vocación, para contribuir a la revolución guatemalteca? ¿Acaso no es legítimo humana y revolucionariamente, que cada cual aporte a un cambio estructural, a través y mediante sus auténticas capacidades y potencias? Hay muchas maneras de contribuir al cambio estructural de una sociedad, y las que emanan del pensamiento y la palabra, de la sensibilidad y la poesía, pueden ser decisivas. El caso de Marx y Engels es un ejemplo clásico: sus libros y conferencias dividen la historia e inauguran una nueva etapa y no los podemos imaginar empu-

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Uverney Quimbayo ñando las armas en una barricada, y haciéndose matar, porque eso hubiera sido traicionar su verdadera capacidad y nos hubieran dejado sin la orientación esencial que sus escritos señalaron. Obviamente, no quiero equipararlos con el caso de Camilo y Otto, sino señalar que también vocaciones más modestas y limitadas se justifican por el razonamiento anterior. Si se quiere ver esta cuestión desde el punto de vista de la eficacia concreta, es evidente que Camilo y Otto hubieran podido aportar mucho más a largo plazo que con sus trágicas muertes prematuras. Sé muy bien que este tema exige un desarrollo y profundización mucho más complejos, sobre bases documentales prolijas, pero quiero con estas líneas dejar la inquietud a los lectores. Finalmente, no sobra aclarar que mi distancia crítica sobre el sacrificio de Camilo y Otto, no excluye, ni mucho menos, una gran admiración por la excelsa calidad humana que ese sacrificio atestigua. Pero inevitablemente, recuerdo un episodio de la pieza teatral de Brecht, Galileo, en la que el sabio regresa abatido donde sus discípulos después de haber abjurado de sus descubrimientos ante la Inquisición (aunque para poder seguir investigando y culminar el más importante de sus libros, Los discorsi) y Andrea, su discípulo preferido, le grita indignado: “Desgraciado un país que no tiene héroes”; y Galileo le contesta con agudeza: “Desgraciado un país que necesita de los héroes”. Bogotá, agosto de 2010

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Presentación Tras las huellas perdidas empieza a surgir como respuesta a los interrogantes ¿Es posible seguir soñando con un mundo más humano y justo en el marco de un modelo económico y político que le ha puesto precio a toda la actividad humana, tanto individual como colectiva? ¿Asistimos al acabose de los hombres y mujeres sencillas del pueblo que marcaron un hito en la historia universal, nacional y mundial, mediante su entrega desinteresada a la lucha por la más noble de las causas de ser humano alguno: los pobres? ¿Es el hombre nuevo una simple categoría conceptual o es posible seguir alimentando la posibilidad de un hombre y una mujer que cada día sean mejores y se puedan darse mejor? ¿Es posible Amar eficazmente en un mundo enajenado por el consumo, el individualismo y la competencia des-

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Uverney Quimbayo leal? Estas y otras preguntas, reiteradamente, han sido planteadas, discutidas y valoradas en muchos escenarios académicos, seminarios, diplomados y mingas populares y sociales, entre otras. En todos esos escenarios, se ha constatado que a pesar de esta cruda e impredecible realidad, donde la guerra es la más clara expresión de que el Estado es incapaz de dar solución a las necesidades más sentidas del pueblo, ¡no todo está perdido! En cada escenario y rinconcito del país encontramos gente humilde y sencilla del pueblo que se resiste a este nuevo orden bélico mafioso y autoritario, y que está dispuesta a resistir con dignidad, a crear espacios para la risa, la imaginación y la convivencia, porque aunque no se tiene certeza de para dónde va el país, muchos y muchas continúan luchando juntos, bajo la orientación de lo mejor de su historia, de sus hombres y mujeres, de sus sueños. Es decir, que a pesar del desencanto, a pesar de todo lo que sucede, no se está solo y se continúa luchando contra viento y marea por la libertad, como nos lo dice José Agustín Goytisolo en su poema Nadie está solo: “En este mismo instante / hay un hombre que sufre, / un hombre torturado / tan solo por amar / la libertad. // Ignoro / dónde vive, qué lengua / habla, de qué color / tiene la piel, cómo / se llama, pero / en este mismo instante, / cuando tus ojos leen / mi pequeño poema, / ese hombre existe, grita, / se puede oír su llanto / de animal acosado, / mientras muerde sus labios / para no denunciar / a los amigos. ¿Oyes? // Un hombre solo / grita maniatado, existe, / en algún sitio. // ¿He dicho solo? / ¿No sientes como yo, / el dolor de su cuerpo / repetido en el tuyo? / ¿No te mana la sangre / bajo los golpes ciegos? / Nadie está solo. // Ahora, / también a ti y a mi / nos tienen maniatados”. Tras las Huellas Perdidas es un intento por hacer de la historia una cuestión de poder en el presente y no una reflexión aislada sobre el pasado, que puede servir para conservar ese Colección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas poder o como un medio para alcanzarlo; al igual, que una forma de insistir en que la superación del tiempo que estamos viviendo es posible con la presencia de nuestros antepasados. Por tal razón, este trabajo no se propone abordar la historia desde una perspectiva ortodoxa que desconozca el desarrollo dinámico y cambiante de la sociedad, en cuanto a sus actores, procesos organizativos y luchas de resistencia, entre otros, puesto que la selección de estos tres baluartes latinoamericanos del siglo XX (Camilo Torres Restrepo, Otto René Castillo y Ernesto “Che” Guevara) recogen las banderas de las luchas de resistencia y liberación lideradas por Bolívar, que culminaron con la “primera independencia”. Estos personajes contemporáneos requieren ser estudiados con suficiente seriedad y justeza, superando los análisis reduccionistas y estigmatizadores, soportados por la idea de la voluntad de sacrificio y opción por la lucha armada, puesto que gran parte de sus praxis política fundamentan una ética social y política, indispensables en la construcción del poder popular, la profundización de la democracia real y el desarrollo autónomo de los movimientos sociales, especialmente en América Latina hoy. Plantear volver a Camilo, Otto y Che es intentar develar la clave que hay en ellos: “algo que por misterioso, nos resulta más difícil de adivinar, pero en cuya vitalidad se encuentra alguna posibilidad de interpretación del mundo subjetivo de nuestros pueblos” (Korol, 14). Y una de las claves en los tres es la búsqueda de coherencia entre el pensamiento y la acción, como también mostrarnos la perspectiva de pensarnos “sin repeticiones y sin dogmas”. Es entender, como dice Claudia en el libro citado, que “nuestro continente está andando desde sus organizaciones populares, desde su memoria histórica, desde todas sus prácticas emancipatorias, nuevas experiencias. Camina con sus dos piernas, con sus brazos, con su cabeza y con su corazón. En la marcha, van los nietos y las nietas de aquellos muchachos y muchachas de “paz” y amor”, y van también camilistas, guevaristas, allendistas, los herederos de todos los mitos… desde Tupac Amaru, hasta la india Juliana…” (Korol, 16-17).

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Uverney Quimbayo Tras las Huellas Perdidas es parte de la tarea inaplazable de recuperar la memoria histórica y social, como un aporte al fortalecimiento de la integración latinoamericana antiimperialista o del “socialismo del siglo XXI”, que actualmente se está dando en el continente, señalando una etapa de transición hacia el socialismo democrático, que en cierta forma también fue el sueño de estos tres hombres colosales, los cuales aportan significativamente en cuanto a la unidad de conciencia política y conciencia revolucionaria, la importancia de construir poder popular desde abajo, la realización y satisfacción personal en la felicidad de los otros, el despliegue de la solidaridad humana universal, la lucha contra cualquier injerencia extranjera, el respeto por la autodeterminación de los pueblos y la igualdad del género humano en todo el planeta, entre otros. Estos elementos, sin lugar a dudas, son basamentos claves en esta etapa de transición, que aunque no enfatiza sobre la revolución clásica (prioridad en la lucha armada), en las últimas tres décadas en América Latina se ha venido enfatizando en la construcción del poder popular, alternativo al modelo económico y político neoliberal, a través de la combinación de las formas de lucha social, política, parlamentaria y electoral, que en estos momentos cuenta –como lo manifiesta el maestro Eduardo Gómez- con un “núcleo radical (Cuba, Nicaragua, Venezuela, Ecuador y Bolivia) y una periferia de simpatizantes en diversos grados (Uruguay – cuyo presidente es el exguerrillero Tupamaro, José Mojica-, Argentina, Brasil, Paraguay y tal vez San Salvador, así como algunas pequeñas repúblicas caribeñas, islas que hasta ahora se están dando a conocer y que Chávez ha reunido en Venezuela y, hasta cierto punto, ha logrado orientar”. En esta lógica, América Latina –como lo plantea Immanuel Wallerstein- ha sido una historia exitosa de la izquierda mundial en la primera década del siglo XXI, puesto que la izquierda o los partidos de centro-izquierda han ganado un número significativo de elecciones en esta década. Esto ha hecho que estos gobiernos se distancien considerablemente de los Estados Colección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas Unidos; pero además, se ha venido configurando como una fuerza geopolítica relativamente autónoma dentro del escenario mundial. Por otro lado, los movimientos de las poblaciones indígenas en América Latina se han consolidado políticamente por sí mismos casi en todos los lugares y han demandado su derecho a organizar autónomamente su propia vida política y social. Es así, que se encuentran dos izquierdas en el continente que no tienen los mismos objetivos y utilizan un lenguaje ideológico diferenciado: por un lado, los partidos que han alcanzado el poder conciben el crecimiento económico como única vía de una mayor equidad mundial, y por el otro, los movimientos indigenistas cuyo objetivo es el equilibrio con la Pacha Mama, como una medida de hacer un uso sano de los recursos naturales que propende el equilibrio ecológico. Estas contradicciones en la izquierda latinoamericana pueden intentarse superar a la luz de una concepción y práctica real o radical que tenga en cuenta -como lo dice Adolfo Sánchez Vásquez- el sujeto, el espacio, la forma y el objeto de la participación, ya que “la democracia exige una participación consciente, racional, en la toma de decisiones que afectan a la comunidad, y toda vez que esta participación es una exigencia de libertad, la democracia es un valor al que no se puede dejar de aspirar”, aproximación que hacen tempranamente los personajes estudiados. Esta, la gran motivación de compartir Tras las huellas perdidas (Tres Grandes Revolucionarios Latinoamericanos), cuya estructura cuenta con una cronología, un ideario, un ensayo, un taller de profundización para cada uno de los protagonistas, unas conclusiones generales y un complemento que nos sitúa en la discusión sobre las corrientes doctrinarias y las prácticas políticas, en la perspectiva de volver a pensar en la importancia de alcanzar mayores niveles de coherencia entre teoría y práctica. Se espera que los puntos de vistas, las ideas seleccionadas y los referentes analizados, sean asumidos con la suficiente seriedad y respeto en el debate y discusión que se está dando en el marco del bicentenario de las independencias de América, no para hacer apología de la historia oficial que se ha impuesto

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Uverney Quimbayo como una manera de desactivar las potencias emancipatorias de nuestra historia cultural, sino m谩s bien para recuperar las memorias invisibilizadas de la historia que nos constituyen en lo que somos actualmente.

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Un recorrido por la América Latina del Siglo XX El proceso de globalización en América Latina es un fenómeno que se viene desarrollando desde el mismo momento que pisaron tierra americana los españoles, y que generó un proceso de conquista y colonización que trajo consigo uno de los más grandes genocidios humanos de la historia de la existencia humana, al igual que la devastación de culturas ancestrales y biodiversidad muy significativas, con el único fin de imponer la cultura hegemónica europea. Posteriormente, vemos como se desarrolla el proceso de independencia que permite liberarnos del dominio español, para luego caer en las garras del imperialismo norteamericano que, para desgracia de América, se orienta en la misma perspectiva de la conquista, con el fin de incorporar el continente a la modernidad industrializada y el mercado internacional.

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Uverney Quimbayo En esta perspectiva, a pesar del intento capitalista por imponer la modernidad como instrumento de homogenización y desconocimiento de la heterogeneidad cultural y la multiplicidad temporal de las razas, podemos observar que aparecen procesos de resistencia liderados por hombres como Bolívar que plantea la “gramática de la diversidad”, Martí que enfatiza en la necesidad de pensar desde nuestras propias raíces sin desconocer lo global, y Mariátegui que ve la necesidad de redescubrir nuestra realidad, todo con el propósito de contrarrestar el paradigma de la “racionalidad acumulativa”: manejar un solo tiempo en diferentes temporalidades socio-históricas. De esta manera, en los años 20 del siglo XX, se da la reorganización de las economías y la readecuación de las estructuras políticas, desde donde el proceso de industrialización genera la sustitución de importaciones (mercado interno, empleo creciente), y el Estado se ve obligado a invertir en infraestructura, transporte, y comunicaciones. Así empieza a desarrollarse el “Proyecto Nacional” liderado por la burguesía, y que promueve la configurar los Estados nacionales; pero este proceso de modernización trajo el crecimiento demográfico y la emigración del campo, y con ellas el inicio de la configuración de la sociedad de masas, que buscaba confrontar la sociedad de segregación de clases y grupos sociales. Esta lógica, buscaba controlar al mismo tiempo negocios y política, donde se construye el Estado-Nación que fortalece la estructura de poder interno y al mismo tiempo la inclusión de la noción de cultura nacional: “particularidad cultural y generalidad política”, y con ella la categoría de pueblo, desde donde se promueve la diversidad cultural y el sentimiento nacional por la defensa de la Nación. Sin embargo, aquí no se reconoce ni se valora la cultura popular sino que la utiliza como una forma de fortalecer el centro desde las regiones, donde se da el centralismo y protagonismo del Estado, homogenizando los tiempos, gestos y hablas. Este protagonismo del Estado, desarrollado en el marco del nacionalismo de los años 30, da origen a la categoría del populisColección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas mo, que genera la incursión de las masas a la Nación, lo cual implicó que el Estado como clase social encarnara la Nación e impusiera el acceso económico y político de las masas a la industrialización. Durante estos años, debido al proceso industrializador y modernizador de las estructuras económicas, surge una crisis de hegemonía, y en este caso el Estado utiliza el populismo como forma de legitimación nacional, ensalzando las aspiraciones del pueblo. Pero la presencia de las clases trabajadoras en la ciudad, genera una nueva forma de existencia de lo popular, que desarticula las formas políticas tradicionales, lo cual implica aceptar las nuevas formas de habitar la ciudad: invasiones y en el centro la ruptura de las formas de urbanidad. La aparición de la cultura de las masas, reasume otras formas básicas de ver el mundo, sentirlo y expresarlo (música, radio y cine), y eso trae un proceso de hibridación y reelaboración que rompe con el mito de la “pureza” cultural y asunción de nuevos problemas, donde cuenta lo nacional y extranjero, más allá del “patetismo popular y la preocupación burguesa”, ya que se da un desborde de lo sentimental y lo pasional. En estas nuevas realidades, el código hegemónico para legitimarse socialmente recurre al cine, como instrumento para moldear lo simbólico, y por ende, manipular al pueblo. Es así, como en México tenemos la expresión más nítida del nacionalismo, en la perspectiva popular-masiva en Latinoamericana, y hasta 1950 éste es el eje de la cultura de masas, ya que desde el 40 se pluraliza la temática: comedia urbana. Al cine se iba a aprender. Después, aparece el radioteatro (viene del circo criollo, donde los argentinos se convierten en padres de este género); por otro lado, la aparición de la música de base popular, como la música negra en el Brasil; luego, la aparición de la prensa popular de masas; todo esto, posibilitando el acceso de públicos no letrados, y a través de la última el otorgamiento de la ciudadanía a las masas urbanas, lo cual genera un estallido con el círculo letrado y la matriz cultural dominante. Es así, como entre 1930-1960 el populismo se desarrolló como

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Uverney Quimbayo una estrategia política en América Latina, que buscaba solucionar la crisis abierta en 1930. En la década del 60, se empieza a gestar una segunda etapa de la modernidad, más allá de la Nación, como lo es el desarrollo (progreso), que trae un crecimiento económico y una consecuencia “natural” en la democracia política, la cual se convierte en subproducto de la modernización. Es decir, hay un aumento y diversificación de la industria y crecimiento del mercado interno, en el marco de las contradicciones antagónicas entre izquierda y derecha, ya que de paso para sostener los intereses del capital se recurre al autoritarismo, a través del crecimiento de los regímenes de fuerza. Durante la década del 70, el modelo anterior llega al límite y populismo ya no se puede sostenerse, para lo cual se implementan soluciones tecnocráticas y se incita al consumo, y lo económico desplaza lo político y se apodera de medios. Ante este panorama, en los 80 vemos una crisis económica que origina una nueva crisis de hegemonía capitalista a escala mundial, la cual buscan superar con la transnacionalización del modelo, la producción y hegemonización, simulando homogenización de las culturas. Lo masivo, entonces, genera nuevas tensiones porque aparecen diversas representaciones de lo popular, múltiples matices culturales, nuevos conflictos y resistencias. Por otro lado, se empieza a extender la discusión sobre el papel del populismo: “Populismo-fascismo”, “Democracia y movimiento popular” y “Populismo y comunicación”, entre otros. Esto, permite que ante la crisis del capital, la década del 80 sea el preludio para redefinir el concepto de la democracia, que incluye a la masa dentro de los marcos de la ciudadanía y de la lucha popular-democrática. Al igual, que el sindicalismo político priorice la interlocución con el Estado más que con las empresas y lo social y político no enfatiza los sindicatos y partidos sino al movimiento obrero y los movimientos nacionales. En esta perspectiva, los medios masivos de comunicación Colección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas juegan un papel preponderante en la formación de las culturas nacionales, donde lo nacional-popular reconoce las clases subalternas dentro del discurso reconocible por las mayorías. Lo anterior, remite a que el estudio no solo sea visto desde la estructura económica y su contenido ideológico, sino desde el papel que éstos juegan como mediadores con la política y la cultura. El análisis cultural se convierte en el lugar que articula el sentido de procesos económicos y políticos, lo cual explicaría cómo entre las décadas del 50 y 70 los medios jugaron el papel de mediadores con los movimientos sociales en la reorganización industrial y los contenidos ideológicos. La crisis de hegemonía es una especie de parto de nacionalidad y entrada a la modernidad, que obviamente crea conflicto masas-Estado, en donde el populismo nacionalista, a través de los medios, resignifica conceptos para hablar de la transformación de las masas en pueblo y del pueblo en Nación. Pero antes de 1940, Colombia era más un país de regiones separadas que una Nación. Y la primera vivencia cotidiana de la Nación se vive en el cine y la televisión. Debido al fracaso de la modernización generalizada, el desarrollismo plantea nuevos sentidos de la transnacionalización, pasando de un modelo económico a la internacionalización del modelo político, donde los estados disminuyen su capacidad para intervenir en economía y desarrollo histórico. Así, se observa que la masificación, a través de los medios-masas, en los 60 muestra una gran euforia y “milagros” del desarrollismo, y en los 80, ante la crisis mundial, presenta la contradicción entre la estructura política y el carácter transnacional de la estructura económica. Ante esto, aparece un nuevo sentido de la masificación. El populismo es reemplazado por lo masivo, debido a la presencia de las masas en la ciudad. Estos años del “desarrollo”, ven lo masivo para “designar únicamente los medios de homogenización y control de masas”, es decir, que los medios se convierten

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Uverney Quimbayo en mediadores entre Estado-masas, rural-urbano, tradiciones y modernidad, para simular y desactivar las relaciones. El desarrollo, ajeno a las demandas reales, se empodera desde la comunicación, y es entonces cuando aparece la radio en la ciudad sin agua, las antenas de televisión en invasiones, lo que cambia la idea de lo masivo: “hegemonía de la televisión y pluralización funcionalizada de la radio”, todo para desplegar una idea plena de la democratización desarrollista, buscando la unificación de la demanda que garantice la expansión del mercado hegemónico. Esto marca la tendencia a crear un solo público, imitador de los países desarrollados, que para el caso latinoamericano tiene como referente el modelo norteamericano, y aunque la prensa, la radio y la televisión introducen categorías como las de pluralidad de la sociedad civil, diversidad social y cultural, lo popular, esto se convierte simplemente en un instrumento que refuerza el etnocentrismo con un modelo hegemónico de televisión, desde donde se proyecta un modelo de sociedad compatible con el progreso: El futuro”. Este proyecto modernizador, en la radio, se muestra como un proyecto educativo, pluralizándose y diversificándose con los públicos para mentalizarlos en el mercado. El proceso de transnacionalización de lo masivo muestra la no contemporaneidad entre tecnologías y usos, y a finales de los 80 aparecen nuevas tecnologías: comunicación-satélites, TV por cable, videotexto, teletexto, dando un salto significativo de la revolución industrial a revolución electrónica, como una forma de acceso, adquisición y uso del modelo. “¡Se informatiza o muere!”. De la necesidad compulsiva a las microcomputadoras y videograbadoras, a los telejuegos y videotextos, entre otros; la tecnología da un salto a la modernidad al convertir la memoria electrónica en un fetiche que identifica a todas las culturas: “el simulacro de la racionalidad” (Baudrillard), cuando la memoria cultural no es información pura ni acumulativa, sino experiencia y acontecimientos. Y para empoderar ese nuevo fetiche se utilizan los filmes ciencia-ficción, creando de paso las estrellas, con lo cual invierten las cosas: lo plural son las tecnologías y lo Colección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas idéntico la cultura, todo porque la pluralidad desenmascara los destiempos de la vida cultura, cuando lo que pretenden es tapar la no contemporaneidad entre objetos-prácticas, tecnologíasusos: ocultar lo histórico. La transnacionalización tecnológica, es la materialización de la racionalidad cultural y el “modelo global de organización del poder” (Martín Barbero, 205-256). La crisis de la década de los 80, se puede considerar como punto de inflexión histórico entre la transición de un orden viejo a la constitución de un nuevo orden social y político en América Latina, es decir, la desarticulación de la matriz estadocéntrica (Cavarozzi) y el surgimiento de un orden fundamentado en los principios del liberalismo económico y político, dando paso a un nuevo modelo social de amplios consensos sociales y políticos, con otro marco de reproducción económica, nuevos actores y acuerdos sociales, y otros principios de legitimidad política. En los años 90, América Latina se incorporaba a un primer mundo que asomaba ya hegemónico e incontestado, y que planteaba la homogenización de todas las regiones del planeta con la llegada del neoliberalismo como ideología dominante, la cual proclamaba “el fin de la historia”; esto produjo una reducción de la autonomía cognoscitiva de las corrientes que habían emergido en la segunda mitad del siglo XX, tales como el marxismo y la teoría de la dependencia, que de paso trajo la crisis teórica manifiesta en insuficiencia en la elaboración de categorías, conceptos e hipótesis para explicar la realidad histórica de nuestros países en la globalización del capital, de la revolución científicotécnica y de los nuevos métodos productivos y de organización de trabajo en el mundo. “En la década de los noventa y en el primer lustro del siglo XXI - dice Adrián Sotelo Valencia- el panorama es tremendamente desconsolador: las disciplinas sociales se han fundido en el discurso neoliberal de libre mercado y del individualismo metodológico exacerbado, muestran impotencia para formular diagnósticos e hipótesis de investigación autónomos, que reflejen

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Uverney Quimbayo genuinamente la esencia de los fenómenos estudiados //sin// interferencia de los paradigmas eurocentristas y de los elaborados por la ideología norteamericana. Son éstos los que han tomado la batuta y los que marcan las pautas de investigación y los contenidos académicos, utilizando para ello la influencia que ejercen a través del poder político, de los sistemas de becas a los estudiantes, del financiamiento de las instituciones de educación superior y de posgrado, así como de institutos y centros de investigación. Por eso es urgente recuperar la autonomía y la capacidad crítica del pensamiento latinoamericano para crear marcos epistemológicos propios y cuadros teóricos, así como métodos de investigación, en un esfuerzo que dé por resultado la elaboración de conceptos y categorías particulares que, a la par, sean fiel reflejo del metabolismo esencial de los fenómenos sociales y humanos que discurren en América Latina en este despuntar del siglo”. En esta perspectiva, “no llevó más de diez años el demostrar claramente que el nuevo paradigma traía más problemas que los que había venido a superar. Estancamiento económico con distribución regresiva de la riqueza y alto endeudamiento externo; desestructuración social enmarcada en el desempleo más alto de la historia moderna de Latinoamérica, empobrecimiento de sectores no pobres, exclusión y marginalidad de carácter social y política; nuevas identidades sociales y modalidades de articulación y expresión del conflicto social; absoluta impotencia política para canalizar esa situación social y de ahí crisis de representación y emergencia de nuevas formas y discursos políticos. Como corolario, a solo veinte años que la región atravesara por las dictaduras militares más cruentas de su historia, nuevamente aparece en el imaginario social y político cuestionamientos a la naturaleza de este tipo de regímenes democráticos. De acá en mas todo queda abierto al debate, pues de lo que se trata es de analizar en profundidad la lógica y modalidad con que fueron instrumentadas las políticas de reformas en los ´90, sus consecuencias estructurales y recién ahí elaborar comprensivamente los diagnósticos de crisis de ese paradigma así como sus Colección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas propuestas de superación. Propio de la dinámica y naturaleza del mundo social, las crisis son períodos traumáticos pero también oportunidades que las sociedades procesan en el inevitable destino de seguir reproduciéndose y protagonizando su historia. América Latina está transitando, prácticamente desde principios del nuevo siglo, una etapa política caracterizada por la progresiva instalación de gobiernos de nuevo cuño en varios países. La denominación “nuevo” no refiere a un simple cambio electoral sino a un nuevo denominador común político en la región caracterizado por una relativamente alta oposición al consenso político reformista de los ´90, la adscripción a ideas y programas políticos tendientes a recomponer algunos de los más agudos efectos sociales, políticos e institucionales generados por aquellas políticas, y un giro ideológico más heterogéneo e impreciso que el que aparece en los medios de comunicación. Quizás la evidencia más sólida es la constatación de un cambio de políticas en América Latina que intentan desandar las fracturas e incertezas generadas en la corta pero profunda hegemonía neoliberal de los ´90. En apenas un lustro, la geografía política del continente se ha ido transformado y han quedado en minoría los gobiernos de orientación conservadora. Al tempranero ascenso de Hugo Chávez en Venezuela en 1999 se fueron agregando Lula da Silva en Brasil y Néstor Kirchner en Argentina en 2003, Tabaré Vázquez en Uruguay en 2005, y más recientemente, Evo Morales en Bolivia, Alan García en Perú, Daniel Ortega en Nicaragua y Rafael Correa en Ecuador. El selecto grupo que marcó el giro a la izquierda del continente se completó con Ricardo Lagos y Michelle Bachelet, presidentes de Chile a partir de 2000 y 2006 respectivamente” (Martí Raus, 2-3). Lo anterior, es la muestra de que Otro Continente es Posible, pero la posibilidad de que se extiendan por todo el continente nuevos gobiernos latinoamericanos pasa por resignificar la democracia formal y con ella los modos de hacer política, que genere respuesta concretas al problema de la pobreza y la desigualdad social, donde la izquierda se convierta en un partido del cambio, que propenda –como lo planeara Camilo Torres- por

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Uverney Quimbayo un “cambio de la estructura de la propiedad, de la propiedad de la tierra, de la propiedad de las casas, que es el cambio de la política de inversiones, que ya no podrán salir capitales del país sino tendrán que ser invertidos en aquellos sectores que produzcan trabajo para el pueblo, que se tendrán que abrir todas las relaciones internacionales con todo el mundo, que las fuerzas armadas serán bien remuneradas pero que serán consagradas a trabajos de progreso socio-económico y no se les obligará a matar a sus compatriotas”.

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Tras las huellas perdidas

Camilo Torres Restrepo

3 de febrero de 1929 15 de febrero de 1966

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Uverney Quimbayo

“…Que nos mezclemos con las masas, que vivamos, no solamente para los pobres, sino con los pobres y como pobres. La integración con las masas es un elemento esencial a la revolución y a la unión”.

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Tras las huellas perdidas

Cronología Esencial 1929. Nació el 3 de febrero en Bogotá. 1937. Cursó su primaria en el Colegio Alemán de Bogotá. Realizó estudios de secundaria en la Quinta Mutis de Bogotá. Editó “El Puma”, periódico semanal. 1944. Estudio secundaria en el Liceo Cervantes. 1946. Recibió grado de bachiller en el Liceo Cervantes. 1947. Ingresó a la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Colombia. 1947. Se retiró de la universidad e ingresó al Seminario Conciliar de Bogotá. 1954. Se ordenó como sacerdote. Viajó a Europa y estudió en la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica), en la Escuela de Ciencias Políticas y Sociales. 1955. Fundó, con un grupo de estudiantes colombianos de la universidad, el ECISE (Equipo Colombiano de Investigación Socioeconómica). Al igual que las secciones de Bogotá, París y Londres. 1959. Es nombrado capellán auxiliar de la Universidad Nacional. Se vinculó como profesor al Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Económicas. Es miembro fundador y presidente del Movimiento Universitario de Promoción Comunal (MUNIPROC). Realizó, junto con profesores y estudiantes, programas de acción comunal en barrios populares de Bogotá. 1960. Participó, junto con Orlando Fals Borda, en la fundación de la Facultad de Sociología (hoy Departamento) de la Univer-

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Uverney Quimbayo sidad Nacional. 1962. Hizo parte del Comité Técnico de la Reforma Agraria fundado por el INCORA (Instituto Colombiano de la Reforma Agraria). Renunció a todas sus actividades en la Universidad Nacional, cumpliendo orden del cardenal Luis Concha Córdoba. 1963. Presidió el primer Congreso Nacional de Sociología que se celebró en Bogotá y presentó el estudio “La violencia y los cambios socio-culturales en las áreas rurales colombianas”. 1964. En la junta del INCORA desató una controversia sobre la aplicación de la ley en cuanto a la extinción de dominio restringida a las tierras baldías. Los obispos conservadores solicitan por escrito, al cardenal Concha, su destitución de la Junta. Se vinculó como miembro de la Comisión de Estudio de carácter socio-económico para analizar y evaluar la situación de la región de Marquetalia (Tolima), con la que se busca impedir la “Operación Marquetalia”, proyectada por el ejército con la asesoría de técnicos militares norteamericanos, para atacar a los campesinos organizados, que posteriormente darían origen a las FARC, como producto de la agresión gubernamental. La Comisión no es autorizada para visitar la región. Publicó “La desintegración social en Colombia está gestando dos subculturas”. Esto provocó nuevas presiones en su contra de parte del clero. Es relevado oficialmente de su puesto de vicario-coadjutor de la Veracruz. Participó activamente en el VII Congreso Latinoamericano de Sociología. Presentó el estudio “La asimilación de la familia rural a la ciudad, Colección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas un estudio de caso”. Protestó, en una sesión de la Junta del Incora, contra la petición hecha por el Directorio Liberal de Bogotá que planteaba que los empleados del Instituto contribuyeran con parte de su sueldo al sostenimiento de la campaña presidencial de Carlos Lleras Restrepo. Publicó el artículo “Crítica y autocrítica”, sobre las razones de la rechifla contra Carlos Lleras Restrepo por los estudiantes de la Universidad Nacional. Se incorporó a la Facultad de Sociología en calidad de profesor asociado. Realizó las investigaciones “Las consecuencias sociales del desarrollo urbano en Bogotá” y “El desarrollo socio-económico y agropecuario de los Llanos orientales”. Promovió la creación de la Cooperativa de Desarrollo Comunal del Yopal. 1965. Realizó el estudio “La estructura socio-económica y desarrollo en Colombia”, junto con cuarenta y cuatro dirigentes de masas. Fue nombrado miembro de la Comisión Arquidiocesana de Sociología Religiosa, buscando que con esto abandonara todas sus actividades. En Medellín habló sobre la unión y organización de la juventud y presentó para la discusión la “Plataforma para un movimiento de unidad popular”. Participó en el curso de promotores de desarrollo comunal organizado por MUNIPROC en Bogotá.

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Uverney Quimbayo Actuó como moderador del Primer Encuentro Nacional Pro-desarrollo de la Comunidad, que sesionó en la Facultad de Sociología. Se difunde la plataforma. Entrega a la dirección de la ESAP (Escuela Superior de Administración Pública) el “Informe General de las actividades del Instituto de Administración Social”. Dictó la conferencia “La Universidad Nacional ante los problemas del cambio socio-económico del país”. Lee en la Universidad la “Plataforma del Frente Unido del pueblo colombiano” y solicitó a los estudiantes organizarse para luchar “con armas iguales” contra las fuerzas del orden. Encabeza una marcha silenciosa hasta el Cementerio Central en homenaje al estudiante caído. Se reúne con los jefes de los grupos de oposición. Durante la reunión se acepta la plataforma como base de acción y de unión. Dictó conferencias en Manizales, Cartago, Pereira, Ibagué, Medellín y Bogotá. Viajó a Lima para participar en el II Congreso Bolivariano de desarrollo de la comunidad. A su regreso, las masas y el ejército (cada cual por motivos diferentes) lo esperan en el aeropuerto. Se desarrolla una gran manifestación en la Universidad Nacional. En julio, viaja clandestinamente a Santander, donde se entrevistó con Fabio Vásquez Castaño, máximo dirigente del Ejército de Liberación Nacional (ELN), levantado en armas en 1964. Establece los primeros contactos para la creación del semanario “Frente Unido”. Colección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas Preside manifestaciones y reuniones públicas en Cúcuta, San Gil, Barrancabermeja, Cali, Palmira, Buga, Ocaña, Bucaramanga, Medellín, Ibagué, Barranquilla y otras ciudades más. En septiembre, realizó un recorrido por las principales ciudades del país dictando charlas, y conferencias y presidiendo manifestaciones. En octubre, encabezó una fenomenal manifestación contra el régimen en la Plaza de Bolívar en Bogotá. Ante las presiones del ejército y la policía, Camilo y sus seguidores realizan mítines, en los que se plantean la toma revolucionaria del poder como base para la solución de los problemas. Ante el temor de la abstención, pregonada por Camilo en las plazas de Colombia, el gobierno le ofreció la jefatura de la oposición a cambio de que se presentara a elecciones; le informan que dos tribunales especiales tienen su expediente listo para llamarlo a juicio por los delitos de “subversión”, “atentado a la seguridad del país”, y “asociación para delinquir”. Rojas Pinilla, jefe de la Alianza Nacional Popular (ANAPO), le manda a ofrecer el palacio cardenalicio o una embajada en cualquier país a cambio de que se pronuncie a favor suyo en las elecciones. Presidio manifestaciones y realiza charlas en Bogotá, Cali, Popayán y otras ciudades. Al finalizar el año, sale de Bogotá rumbo a las guerrillas del ELN. 1966. El 15 de febrero murió en combate en Patiocemento, San Vicente de Chucurí, Santander.

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Uverney Quimbayo

Para acercarnos a su cosmovisión “La palabra ´revolución´ ha sido desgraciadamente prostituida por nosotros, los que pretendemos ser revolucionarios. Se ha utilizado con ligereza como una afición, sin un verdadero respeto y sin verdadera profundidad”. “¿A qué llama usted revolución? A un cambio fundamental de las estructuras económicas, sociales y políticas. Considero esencial la toma del poder por la clase popular ya que a partir de ella vienen las realizaciones revolucionarias que deben ser preferencialmente sobre la propiedad de la tierra, la reforma urbana, la planificación integral de la economía, el establecimiento de las relaciones internacionales con todos los países del mundo, la nacionalización de todas las fuentes de producción, de la banca, los transportes, los hospitales, los servicios de salud, así como otras reformas que sean indicadas por la técnica para favorecer las mayorías y no las minorías, como acontece hoy en día”. “Nosotros creemos que la revolución es fundamentalmente el cambio de la estructura de la propiedad, de la propiedad de la tierra, de la propiedad de las casas, que es el cambio de la política de inversiones, que ya no podrán salir capitales del país sino tendrán que ser invertidos en aquellos sectores que produzcan trabajo para el pueblo, que se tendrán que abrir todas las relaciones internacionales con todo el mundo, que las fuerzas armadas serán bien remuneradas pero que serán consagradas a trabajos de progreso socio-económico y no se les obligará a matar a sus compatriotas. De manera que en eso consiste la revolución. Pero nosotros sabemos que esas medidas a favor de las mayorías no las va a adoptar el gobierno si el gobierno está manejado por una minoría como lo es actualmente, entonces estamos convencidos que la base de la revolución es el cambio del poder: que pase de mano de una minoría a manos de la clase popular. Por eso, el objetivo que se ha planteado para ese Colección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas movimiento es la toma del poder y nosotros, los que queremos ser solidarios con la clase popular colombiana, vamos a tomarnos ese poder cueste lo que cueste. Si la clase oligárquica nos lo quiere entregar por las buenas, nos tomaremos el poder por las buenas, pero si la clase oligárquica no lo quiere entregar sino por las malas, el pueblo se tomará el poder por las malas”. “Revolución no solamente es permitida sino obligatoria para los cristianos que vean en ella la única manera eficaz y amplia de realizar el amor para todos. Es cierto que “no hay autoridad sino de parte de Dios” (San Pablo, Rom. XIII, 1). Pero Santo Tomás dice que la atribución concreta de la autoridad la hace el pueblo”. “…Que nos mezclemos con las masas, que vivamos, no solamente para los pobres, sino con los pobres y como pobres. La integración con las masas es un elemento esencial a la revolución y a la unión”. “… Nadie puede ser verdadero revolucionario si no confía en los valores del pueblo. Es lo único que nos puede liberar del paternalismo práctico de que adolecen aún nuestros dirigentes de izquierda”. “Para poder dar de comer al hambriento, de beber al sediento, vestir al desnudo y realizar el bienestar de las mayorías de nuestro pueblo. Estimo que la lucha revolucionaria es una lucha cristiana y sacerdotal. Solamente por ella, en las circunstancias concretas de nuestra patria, podemos realizar el amor que los hombres deben tener a sus prójimos”. “Debemos saber que cuando vamos a la base de nuestro pueblo es mucho más para aprender que para enseñar. Puede ser que esa base tenga más dificultad para comunicar sus valores. En esa comunicación nosotros debemos esforzarnos para poder aprovechar lo que nos enseña el pueblo. En él existen necesi-

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Uverney Quimbayo dades comunes, aspiraciones comunes. Por eso, será, en última instancia, el pueblo el que nos enseñará cómo debemos realizar la unión”. “La conciencia y la actividad no bastan para realizar una revolución. La actividad anárquica puede resultar estéril y, por lo tanto, fuente de nuevas frustraciones. Se necesita la organización, organización que supone planificación, liderazgo, coordinación, control. La conciencia, actividad y organización que nosotros debemos promover en la clase popular nos exigen tener unidad de conciencia, unidad de actividad y unidad de organización entre nosotros mismos. Las rencillas de grupos y los personalismos desconciertan a esa masa. Este desconcierto que esteriliza la lucha debe ser para nosotros el más poderoso acicate para buscar la unión y no traicionar a nuestro pueblo y a nuestra misión histórica”. “La clase obrera como el pueblo colombiano ha sido muy superior a muchos de sus dirigentes. Cuando la clase obrera se unifique por la base hará la presión necesaria para que los dirigentes que no quieren la unión y no quieren la revolución sean arrojados a la orilla por el pueblo colombiano que como un torrente se ha desencadenado en busca de la toma del poder”. “Necesitamos la unión por encima de los grupos. Es lastimoso el espectáculo que da la izquierda colombiana. Mientras la clase dirigente se unifica, mientras la minoría que tiene todos los poderes en su mano logra superar las diferencias filosóficas y políticas para defender sus intereses, la clase popular que no cuenta sino con la superioridad numérica es pulverizada por los dirigentes de los diferentes grupos progresistas que, muchas veces, ponen más énfasis en las peleas que tienen entre sí que en su lucha contra la clase dirigente”. “La unión debe hacerse por encima de las ambiciones personales. Es necesario que los jefes sepan que no podrán llegar a servir lealmente a la revolución si no es mediante un sacrificio Colección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas personal, por ese ideal, hasta las últimas consecuencias. Dentro de los universitarios y los profesionales se encuentran casos de idealismo auténtico, sin embargo, muchas veces, se utiliza la revolución como un escalón para ascender socialmente y no como un fin de servicio al país y a la humanidad”. “La Universidad debe estructurar un anticonformismo científico dentro de los estudiantes y naturalmente que esto no lo va a efectuar con la acción comunal solamente. Toda la orientación universitaria colombiana, la de los países subdesarrollados y la de los países latinoamericanos, debería estar impregnada de la realidad nacional. Se habla ya, como un lugar común, de que la Universidad está de espaldas al país. Creemos que está de espaldas al país en primer lugar académicamente; es lógico que en un país en desarrollo muchísimos elementos sean foráneos; tenemos textos de estudio generalmente escritos fuera del país, muchos profesores graduados en el exterior, con lo que se corre gran riesgo de estar formando profesionales que no sean para Colombia… Con un correctivo como la investigación, podríamos realmente lograr la adaptación de todas las cátedras a la realidad nacional. Si lográramos que todos los profesores… y que sus cátedras no fueran solamente la reproducción de manuales o de teorías, sino la colaboración de nueva ciencia basada en la investigación de los problemas y necesidades del país, tendríamos un nivel y orientación académicos fundamentalmente adaptados a las realidades nacionales”.

Camilo Torres Restrepo: Ejemplo vivo de compromiso y unidad “…Tenemos que hacer un esfuerzo por unir todas y cada una de las expresiones de la resistencia popular que hace nuestro pueblo para construir una sociedad más justa, más democrática y más libre. Y esa unidad empieza entre aquellos que desde prácticas compartidas vamos creciendo en con-

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Uverney Quimbayo fianza y verificando acuerdos sobre los caminos para ir construyendo un poder del pueblo. Un poder popular que nos permita aquí y ahora empezar a cambiar la sociedad y que vaya dando sustento a cambios más globales y profundos para el futuro…” Convocatoria a la constitución de un frente popular (El Frente Popular Darío Santillán) El modelo económico capitalista colombiano tiene las características de una economía dependiente, trasnacionalizada, financiera-especulativa, terrateniente- mafiosa y paramilitar, que ha contado con el ejercicio de la guerra, el control y terror paramilitar y la economía subterránea del narcotráfico. El presupuesto más alto en gastos de guerra en todo el continente lo tiene Colombia (6.8% del PIB, 22.21 billones de pesos), lo cual hace que este país –como lo define Boaventura de Sousa- sea un territorio donde se práctica el fascismo social, que condena al destierro y a la marginalidad a la gran mayoría de la sociedad. Este modelo forzado de expropiación, expoliación y destrucción de los derechos fundamentales de la sociedad, que depara el ejercicio de la guerra y la intimidación, ha asesinado –en su mayoría- a los mejores líderes populares y los mejores sectores populares has sido masacrados sistemáticamente a lo largo de 60 años. Lo anterior –como dice Eduardo Gómez- ha hecho que Colombia tenga la oligarquía más organizada y poderosa de América Latina, y el pueblo que quedó vivo sea el más católico del continente. En este sentido, aunque las condiciones para realizar una revolución clásica en el continente, y menos en Colombia, sean muy diferentes a las décadas del 60 y 70, el legado de Camilo Torres recobra sentido porque en Colombia se requiere anteponerle a ese fascismo social un modelo que priorice el respeto por los derechos fundamentales y la dignidad humana, puesto que -como lo recordara Orlando Fals Borda- Camilo en su propuesta Colección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas de un “sistema orientado por el amor al prójimo” “sintetiza y simplifica algunas de las tendencias instrumentales del mundo moderno, reiterando anteriores ideales socialistas y otros nuevos, vertiéndolos en moldes culturales propios y buscando la autenticidad propia”, que abre la posibilidad de una “sociedad abierta y justa, con amplias oportunidades para todos, en e respeten las divergencias de opinión, creencia y actitud”. “Volver a Camilo entonces, es intentar buscar –ahora sí en el pensador, en el sociólogo, en el hombre de fe que sembró su corazón en el pueblo- algunas claves de interpretación de esta manera colombiana de estar en América Latina. Quiero decir, que no alcanza con realizar llamados a la paz, para que haya paz en Colombia, como todos y todas deseamos. Y evidentemente no alcanza tampoco con invadir de bases militares y de marines, para derrotar a las fuerzas insurgentes. No alcanza con que las fuerzas guerrilleras se “pacifiquen”, según nos enseña la experiencia de la Unión Patriótica, y del M-19, en las que a la “pacificación”, siguió su exterminio. Y no alcanza con que sigan combatiendo, para cambiar el mundo” (Korol, 15). Esta concepción, parece ser condición indispensable para seguir ahondando, no solo en Colombia sino en el continente entero, en la construcción de una democracia positiva, que pasa por el reconocimiento de la existencia de la diversidad, y como lo planteó Camilo, ésta parte de unir nuestros esfuerzos en lo que tenemos en común: “Dejemos a un lado las diferencias doctrinarias. Todos estamos hartos de discusiones bizantinas sobre teorías, que nos distancian más y más. En cambio, hay un campo en que todas las ideologías se pueden unir: el campo del desinterés y la investigación científica de la realidad…”.

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Uverney Quimbayo

El amor eficaz en la construcción de una sociedad más justa y más humana

Para acercarse a una explicación razonable sobre las motivaciones que hicieron que Camilo se convirtiera en un gran líder político, por encima de los intereses de su clase, necesariamente se tendrá que emprender un recorrido retrospectivo de su praxis, que se remonta a sus días como seminarista, desde donde dedicaba momentos para asistir a las familias pobres que rodeaban al seminario de Bogotá; su grupo de estudios y sus reflexiones en los años de seminario, lo llevaron a descubrir progresivamente, que sólo el amor revestido de eficacia podría ser la esencia genuina de un cristiano auténtico y vivo; posteriormente, sus estudios de sociología, le permitieron analizar profundamente la realidad socio-económica de Colombia y ahondar en el estudio de las estructuras económicas, políticas y culturales de la sociedad; su experiencia como profesor de la Universidad Nacional de Bogotá –en donde fundó la Facultad de Sociología- y de la ESAP, le dieron acceso a los problemas vitales del país; su trabajo científico de análisis a la realidad, que lo condujeron a privilegiar la reflexión crítica sobre la práctica y a tomar distancia de interpretaciones dogmáticas del proceso histórico y su participación en organismos como el INCORA, le develó los intereses concretos que se oponen a las reformas urgentes, como era la reforma agraria. Todo este proceso, está acompañado de una íntima relación entre pensamiento y acción, teoría y práctica, convirtiéndose esto en un gran conjunto de actitudes y grandes lineamientos para enfrentar el campo de lo político. Actitudes, sugeridas hace algún rato por algunos estudiosos de la obra de Camilo, que se retoman como válidas en estos momentos de intensa crisis humanitaria y grave crisis de gobernabilidad, de ideas y maestros, de valores y de ausencia de liderazgo con convicción y de servicio eficaz a la comunidad (Quimbayo, 50). Colección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas Uno de los aspectos que conlleva a que Camilo considerara la iglesia colombiana como una de las más retrasadas del mundo, radicaba en el poder temporal de ésta, tanto económico como político, ya que es muy difícil ser cristiano de verdad cuando se poseen riquezas y se defienden los intereses del bloque dominante. Por eso, Camilo rompe teológicamente con aquella postura que propendía por un cristianismo de etiqueta o de culto externo, para dar paso a la eficacia como atributo gratuito; dicha ruptura, repercute también en lo político, llevándolo a rechazar la eficacia atribuida y a proyectar la búsqueda de la eficacia histórica, afirmando que no deberíamos permitir que la religión siguiera siendo instrumento de explotación: “Todo lo que adormece conciencias, adormece la actividad de los obreros y de los campesinos porque les dice: ustedes estén tranquilos, sufran en esta vida las injusticias y los bajos salarios que tendrán su premio en el cielo. Nosotros no podemos tolerar que algo tan sagrado como la religión siga siendo un instrumento de explotación de las clases oligárquicas. Nosotros los cristianos tenemos que rebelarnos, demostrarle al pueblo que lo esencial del cristianismo está en el amor al prójimo y que este amor al prójimo para ser eficaz necesita un cambio de poder político para que las leyes hablen en favor de las mayorías y que si este cambio de poder político es lo que llamamos revolución, solamente se logrará el amor al prójimo mediante la revolución en Colombia(...) qué nos va y qué nos viene estar discutiendo entre católicos y comunistas si Dios existe o Dios no existe, si todos estamos convencidos de que la miseria si existe (...) Nosotros creemos que Cristo está en cada uno de nuestros prójimos, sea comunista, sea protestante y especialmente, Cristo está en cada uno de los pobres de Colombia... porque lo que hagamos con cualquiera de los pobres lo hacemos con Cristo”. Con este planteamiento, Camilo, además de proyectarse como un hombre visionario, da grandes pasos “para zanjar la brecha entre cristianismo y marxismo, poniendo en el centro los intereses del pueblo”.

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Uverney Quimbayo Esta continua búsqueda del amor eficaz, lo llevó a plantear que era necesario unirla a la ciencia, a la acción comprometida: “Yo vengo de una familia que no era practicante, más bien de libres pensadores. Y encontré el cristianismo como una forma de vivir el amor al prójimo, el amor a los semejantes. Al ver la importancia que tiene esto, resolví dedicarme al amor al prójimo de tiempo completo, y por eso me hice sacerdote. Cuando vi que la caridad, el amor, para ser sincero y verdadero era necesario que fuera eficaz, entonces vi que era necesario unirlo a la ciencia, y por eso me hice sociólogo. Pero al estudiar la sociología, me di cuenta que para darle de comer a las mayorías, no bastaba con la beneficencia del paternalismo, sino que había que organizar a nuestra sociedad en una forma diferente. Por todos los modos traté de que esto lo hicieran los laicos católicos, para que realizaran la transformación estructural en Colombia, en beneficio de mis hermanos. Sin embargo, vi que no se quería hacer, y después de haber ensayado por muchos medios, de recurrir a los políticos de la oposición, me resolví a plantearlo directamente”. De tal manera, Camilo no es un referente abstracto ni un esquema preconcebido, simplemente es un ejemplo vivo de que es posible alcanzar un desarrollo integral del hombre y la mujer, que se aproximó al ideal de construcción permanente del hombre nuevo, que intentó ser cada día mejor para entregarse pleno a la causa de los pobres, de los explotados. Camilo nos ratifica una vez más, que la búsqueda del Amor no es sólo una búsqueda interior e individual, sino una búsqueda que nos conlleve a confrontar el sistema de cosas actuales.

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“Aprender a hacer con nosotros para poder ser con otros” Indudablemente, “la experiencia de América Latina en su búsqueda por cambiar las prácticas políticas de izquierda, ha generado una dinámica de nuevas concepciones sobre la naturaleza de las organizaciones políticas a partir de la crítica a las estructuras organizativas en su concepción tradicional. Esta tendencia política se edifica desde el análisis de los nuevos escenarios de lucha social en el complejo universo de las transformaciones globales, el desarrollo capitalista neoliberal y la irrupción de una izquierda en el subcontinente, que busca atender desde los gobiernos alternativos las particulares condiciones en que viven nuestros pueblos, escuchando el grito inapagable de sus urgencias, consolidando formas de poder popular que nos conduzca al socialismo” (PUP, 7). Desde esta realidad, es que Camilo aporta elementos significativos en la construcción de una democracia positiva, que pasa por el reconocimiento de la existencia de la diversidad, dejando de lado las diferencias doctrinaria y poniendo lo que tenemos en común, pero esto solo será posible “... cuando logremos reunir a todos los colombianos por encima de sus partidos tradicionales liberal y conservador, por encima de las diferentes filosofías e ideologías, por cuanto es importante que cada uno de nosotros tenga una ideología, y tanto lo considero yo así, que tengo un uniforme que representa una filosofía y una religión, por eso considero importante que nosotros tengamos una concepción total de la vida, cualquiera que sea, y que la profesemos profundamente hasta las últimas consecuencias. Pero si esa filosofía, esa mística que nos tiene que dar nuestra creencia nos impulsa principalmente al servicio de los demás, como creo yo que es un elemento común entre la filosofía cristiana y la filosofía del marxismo. Al entregarnos por los demás, vivamos intensamente cada uno ese Amor al prójimo, pero que esa filosofía nos lleve precisamente a buscar la eficacia en el amor al prójimo, y el

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Uverney Quimbayo buscar esa eficacia no puede ser sino mediante la unión como lo hemos dicho muchas veces”. En este sentido, el pensamiento y ejemplo de Camilo son referentes necesarios de unidad y compromiso social y político para el desarrollo de los movimientos sociales y populares autónomos e independientes de los sistemas políticos y del Estado, donde converjan todas las fuerzas y expresiones políticas de izquierda, progresistas y democráticas en torno a un proyecto nacional que transforme las estructuras económicas, sociales y políticas, capaz de contrarrestar esa economía dependiente, trasnacionalizada, financiera-especulativa, terrateniente- mafiosa y paramilitar que hoy tiene a más de 29 millones de colombianos en la pobreza y miseria. Para hacer realidad lo anterior, no basta solamente la conciencia y la actividad, sino que es necesaria la organización desde la base, de cinco en cinco, de diez en diez..., en cada uno de los rincones del territorio nacional: “La conciencia y la actividad no bastan para realizar una revolución. La actividad anárquica puede resultar estéril y, por lo tanto, fuente de nuevas frustraciones. Se necesita la organización; organización que supone planificación, liderazgo, coordinación, control. La conciencia, actividad y organización que nosotros debemos promover en la clase popular nos exige tener unidad de conciencia, unidad de actividad y unidad de organización entre nosotros mismos. Las rencillas de grupo y los personalismos desconciertan a esa masa. Este desconcierto que esteriliza la lucha debe ser para nosotros el más poderoso acicate para buscar la unión y no traicionar a nuestro pueblo y a nuestra misión histórica”. A partir de estos planteamientos es que emerge la “plataforma para un movimiento de unidad popular”, Frente Unido del Pueblo, donde plantea la estructuración de un aparato político pluralista, no de un nuevo partido, capaz de tomar el poder, Colección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas “aprovechando al máximo el apoyo de los nuevos partidos, de los sectores inconformes de los partidos tradicionales, de las organizaciones no políticas y, e general de las masas”. Desde esta visión, Camilo introduce el Pluralismo Utópico; pero ese pluralismo “no es un sistema dentro del orden, ni sigue reglas del juego político común y corriente. Más que todo es una herramienta para unir grupos diversos, y hacerlos mover hacia una misma dirección” (Fals, 1). Es así, que la utopía pluralista camilista traspasa las barreras nacionales para posicionarse en el imaginario continental y mundial, “al trascender la realidad y pasar al plano de la práctica, su planteamiento tiende a modificar profundamente el orden de cosas existente, produciendo crisis sociales y personales, induciendo el examen crítico de la sociedad e impulsando el cambio subvertor necesario” (Fals, 2). Por otro lado, la utopía pluralista de Camilo contiene “una crítica a la cultura y a la civilización reinantes, que facilitan el advenimiento de un nuevo orden social. Pero no produce el tipo de concepción autoritaria, de disciplina monolítica, que algunos autores anotan en la mayoría de las utopías clásicas. En ésta se crean un orden social inflexible y dogmático, con un sistema de gobierno centralizado y absoluto. Como resultado del pluralismo utópico, no aparece una sociedad cerrada y estratificada que frustre el libre desarrollo humano y de la personalidad” (Fals, 2). La herramienta metodológica que presenta Camilo cumple una función pedagógica, de ir pasando gradualmente de los sentimientos a lo racional, mediante el alcance de los siguientes objetivos e instrumentos: Primero, “El fin principal del movimiento naturalmente está en las transformaciones económicas, sociales y políticas necesarias para el bienestar de las mayorías. Esas transformaciones yo he tratado de plantearlas en la plataforma de la lucha del pueblo, del Frente Unido, y creo que el fin es lograr esas transformaciones. Transformaciones que sean justificables desde el punto de vista técnico y encaminadas al bienestar de las mayorías colombianas”.

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Uverney Quimbayo Segundo, un movimiento radicalmente democrático: “porque la democracia no consiste en hacer un aparato electoral, una comedia electoral que le dé el poder a las mayorías, la democracia consiste en que las mayorías organizadas puedan ejercer el poder... Una organización popular que debe constituirse rápidamente, que sepa llevar las consignas y transformarlas en hechos, que al lanzar la consigna por ejemplo de abstención, la organización la haga conocer, la explique; que el pueblo sepa por qué no vamos a las urnas, porqué no nos plegamos al juego del enemigo, porqué no colaboramos en la división del pueblo, en liberales y conservadores, porqué estimamos que esa división es una división de la clase popular irracional, división de los intereses mayoritarios, en la cual no vamos a colaborar”. Tercero, una democracia de base: “Todo el que pertenezca a la clase popular tiene por derecho propio un puesto en nuestra militancia, nosotros también tenemos a los sindicatos agrarios, a las ligas campesinas, a las juntas de acción comunal, a las comunidades indígenas y todos ellos deben entrar en nuestras filas, todos ellos deben formar la unidad popular alrededor de estos objetivos”. Y cuarto, un aparato con conciencia sólida, mística y dirigentes servidores: “Tenemos entonces que organizar el aparato, tenemos que tener nuestro periódico, tenemos que divulgar, tenemos que tener comités, tenemos que hacer una organización indestructible para que la burguesía, la clase privilegiada no sea capaz de destruirla destruyendo al jefe. No es que sea totalmente accidental si yo estoy o no estoy, sino que lo importante es que esté la organización, un aparato poderoso con una conciencia sólida, con una mística de ir hasta las últimas consecuencias, con unos dirigentes que sean servidores y capaces de consagrarse al trabajo revolucionario sacrificando vida, persona, familia, bienes. Con un aparato así estoy seguro que nosotros realizaremos la revolución colombiana por los medios que el pueblo edifique y cuando el pueblo diga”. Colección PAZ-ANDO LA VOZ

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El rescate de la dimensión humana y la ética revolucionaria Separada la práctica –según Paulo Freire- la teoría es puro verbalismo inoperante; desvinculada de la teoría, la práctica es activismo ciego. Es por eso mismo que no hay praxis auténtica fuera de la unidad dialéctica acción-reflexión, práctica-teoría. Del mismo modo, no hay contexto teórico verdadero a no ser en unidad dialéctica con el contexto concreto, y es así, como el lenguaje camilista sobre la revolución y el socialismo está profundamente arraigado en una práctica concreta (Quimbayo, 56). La nueva sociedad que plantea Camilo debe ser el fruto de la revolución, pero no desde la ligereza, ni desde la falta de respeto y verdadera profundidad con que se ha utilizado, sino como “... un cambio fundamental de las estructuras económicas, sociales y políticas. Considero esencial la toma del poder por la clase popular ya que a partir de ellas vienen las realizaciones revolucionarias que deben ser preferencialmente sobre la propiedad de la tierra, la reforma urbana, la planificación integral de la economía, el establecimiento de relaciones internacionales con todos los países del mundo, la nacionalización de todas las fuentes de producción, de la banca, los transportes, los hospitales, los servicios de salud, así como otras reformas que sean indicadas por la técnica para favorecer las mayorías y no las minorías, como acontece hoy en día”. Para Camilo no era posible la revolución que no creyera en los valores del pueblo, porque esto era, y sigue siendo, lo único que nos puede librar del paternalismo práctico de que adolecen aún nuestros dirigentes de izquierda: “Debemos saber que cuando vamos a la base de nuestro pueblo es mucho más para aprender que para enseñar. Puede ser que esa base tenga más dificultad para comunicar sus valores. En esa comunicación nosotros debemos esforzarnos para poder

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Uverney Quimbayo aprovechar lo que nos enseña el pueblo. En él existen necesidades comunes, aspiraciones comunes. Por eso, sería en última instancia, el pueblo el que nos enseñará cómo debemos realizar la unión”. El discurso de Camilo siempre hace referencia a la conciencia ética de sus compatriotas, enfatizando en el papel que juegan las opciones humanas, apoyadas en valores éticos y la esperanza activa y comprometida en la construcción de una sociedad más humana, como fuerzas determinantes de un proceso revolucionario. He aquí su dimensión sacrificial de la revolución: “Mientras no seamos capaces de abandonar nuestro sistema de vida burgués no podremos ser revolucionarios. El inconformismo cuesta y cuesta muy caro. Cuesta descenso en el nivel de vida, cuesta destituciones de los empleos, cambiar y descender de ocupación, cambiar de barrio y vestido. Puede ser que implique el paso a una actividad meramente manual. El paso de la ciudad al campo o al monte. El arquitecto inconformista debe estar dispuesto a trabajar como albañil, si ese es el precio que le exige la estructura vigente para subsistir sin traicionarse. Desgraciadamente, a esto no estamos decididos y buscamos en el subconsciente una especie de componenda en la cual podemos decir que luchamos contra el sistema y usufructuamos al mismo tiempo de él. En el mejor de los casos nos convertimos en revolucionarios de cafés, sitios en donde podemos hablar sin comprometernos. Creo yo ésta es la íntima explicación de que los universitarios y aún más, los profesionales, nunca logren una colaboración eficaz en la revolución”. Este conocedor profundo del alma humana, no sólo por el continuo ejercicio de introspección de la clásica espiritualidad cristiana, sino porque fue confidente íntimo de muchos revolucionarios, sabía que sólo era posible embarcarse seriamente en una empresa transformadora de la historia cuando el hombre opta conscientemente por determinados valores que fundamenten e iluminen el sentido de su vida, articulando la coherencia entre Colección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas vida y muerte, tiempo y eternidad, amor y conflicto, dimensión individual y social de la existencia, lo relativo y lo absoluto, que lo condujeron hasta las últimas consecuencias, esperando no haber hecho un esfuerzo en vano: “Yo estoy dispuesto a seguir la revolución hasta las últimas consecuencias, es decir, aspiro a que ustedes me exijan, me lleven y que, si llego a tener momentos de cobardía, de desfallecimientos, ustedes me empujen. No quiero que ustedes me entiendan que es porque yo quiero echarme para atrás ni desfallecer. Yo quiero ir adelante y si es necesario correr la misma suerte de los anteriores, la corro; pero me gustaría que si yo llego a morir, esa suerte no sea infructuosa para la revolución. Por eso es importante que tratemos de mirar cada vez más el aparato político, a las ideas, a los equipos de gente, a las publicaciones; que se cree una realidad independiente de mi persona, para que si me descartan a mí, esté otro, y si descartan a ese otro, esté otro y tengamos un relevo contra el cual nada podrá hacer la clase dirigente”. Realmente, Camilo Torres Restrepo fue un hombre colosal, que a pesar de su corta vida y, aunque se aceptara su voluntarismo de mártir cristiano como su falta de disposición física, psicológica y preparación política adecuada cuando optó la lucha armada (Eduardo Gómez), éste hombre aportó a la construcción de una ideología socialista raizal, con raíces propias en nuestro mundo, cuyos conceptos centrales son el de la dignidad basada en los valores existenciales del humanismo, y el de la “contraviolencia” de reacción o rebelión justa, que se apoya en la moralidad de los fines colectivos(Fals, 4). Hoy, tenemos la ventaja de la perspectiva histórica de volver a Camilo como una forma de no renunciar a todas las posibles batallas en todo el continente latinoamericano, y mostrar la vigencia actual del ideario camilista y como éste ha incidido en el desarrollo de propuestas como la aparición en Colombia de la Generación Sentipensante, que alentados por el trabajo de Ca-

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Uverney Quimbayo milo en Tunjuelito se acercó a las bases populares, aplicando las enseñanzas de la Investigación Acción Participativa (IAP) para investigar la realidad. Es así, que “el impacto contemporáneo más claro del pensamiento camilista en Colombia se expresó, casi sin advertirlo, en la organización y funcionamiento de los Grupos Temáticos y las Tertulias Ideológicas organizadas para la campaña presidencial del doctor Carlos Gaviria Díaz” (Fals, 6) en el 2006 a nombre del Polo Democrático Alternativo (PDA), quien en ese año obtuvo la votación más significativa que haya tenido la izquierda en la vida electoral del país: 2.609.412 votos (22.04%) del total de votos. Dichos resultados, hicieron tambalear a la clase oligárquica del país, que en ese entonces reeligió a Álvaro Uribe Vélez, a tal punto que desplegaron una campaña pública mediática de desprestigio, estigmatización y persecución contra el PDA para enlodar la imagen emblemática, transparente y ética de Gaviria Díaz, y con ella del PDA, y que aunque contó con el concurso de algunos líderes al interior del partido, no fue posible sacar a éste del panorama político en las elecciones del 2010, a pesar de haber obtenido menos votos que en el 2006. De ahí la importancia de continuar con el esquema pluralista de pedagogía política planteada por Camilo. En cuanto a la vigencia del ideario de Camilo, se puede observar que sus postulados pueden aportar al fortalecimiento de los procesos emancipatorios que se están dando en Latinoamérica, tal como el boliviano, evidenciado en el desarrollo de la revolución evolutiva, la cual –como dice el vicepresidente Álvaro García Linera- “nos enseña al respecto, que el sincretismo progresivo entre culturas y gentes aparentemente inconciliables por las enormes diferencias de desarrollo y de criterios, es posible, con la condición de que se sepa apelar a las reservas de humanidad e inteligencia que esconde todo hombre, y no se lo trate como ´culpable´ al que, por principio, hay que “castigar”, denigrar o desechar”. Esta la apuesta y el sueño de Camilo, la demostración de que es posible el amor eficaz al prójimo como fundamento para la Colección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas construcción de una sociedad más humana, justa e incluyente, esperemos que este sacrificio no se quede en los textos y anaqueles de la historia, y por el contrario, el ejemplo de Camilo, pueda ser referente histórico y social para superar el tiempo que estamos viviendo.

Taller de profundización 1. Complemente la lectura del ensayo con el documental de Francisco Norden. 2. ¿Qué aspectos de la cronología de la vida de Camilo Torres Restrepo le parecen más relevantes? 3. Haga un análisis comparativo entre los postulados de la iglesia católica tradicional y los planteamientos de Camilo en el marco del amor revestido de eficacia, consultando el mensaje a los a los cristianos. 4. ¿Cómo aborda Camilo el manejo de la contradicción entre marxismo y cristianismo? 5. Defina los conceptos de clase popular y poder popular desde el imaginario de Camilo. 6. ¿Qué papel juega la conciencia, la actividad y la organización en la construcción de la unidad de la clase popular? 7. ¿Cómo plantea Camilo el cambio de las estructuras económicas, sociales y políticas que beneficien a las mayorías? 8. ¿Qué importancia tienen para Camilo creer en los valores del pueblo? 9. ¿Qué importancia tiene la ética revolucionaria en la reconstrucción de la crisis que vive la sociedad actual? 10. Realice un análisis comparativo entre la toma del poder a través de la lucha armada que se planteaba en los años 60 y 70 y la construcción del poder popular que empieza a plantearse a partir de la década del 80. Tenga en cuenta la proclama de Camilo a los colombianos.

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Uverney Quimbayo 11. ¿Cuáles son los postulados centrales que Camilo plantea en el mensaje a los sindicalistas? 12. ¿Cuál es la invitación que Camilo hace en el mensaje a los estudiantes del País? 13. ¿Qué papel juega la mujer en la revolución según el mensaje que dirige Camilo a las mujeres? 14. ¿Qué aportes hace Camilo Torres Restrepo hoy a la construcción de una propuesta política alternativa que busque generar cambios estructurales en Colombia?

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Otto René Castillo 1936 – 17 de marzo de 1967

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“Vámonos patria a caminar, yo te acompaño. Yo bajaré los abismos que me digas. Yo beberé tus cálices amargos. Yo me quedaré ciego para que tengas ojos. Yo me quedaré sin voz para que tú cantes. Yo he de morir para que tú no mueras, para que emerja tu rostro flameando al horizonte de cada flor que nazca de mis huesos”.

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Cronología Esencial 1936. Nació en Quetzaltenango, Guatemala. Su infancia y adolescencia están marcadas por la revolución de 1944. 1954. Fue presidente de la Asociación de Estudiantes de Postprimaria, y uno de los activistas juveniles más destacados del Partido Guatemalteco del Trabajo (comunista). El imperialismo derrocó gobierno de Arbenz, frustrando así la revolución guatemalteca y privilegiando los intereses de la United Fruit, que poseía sin cultivar más del 85% de sus tierras. Con un nutrido grupo de revolucionarios guatemaltecos se establece en El Salvador. Ingresa a la Universidad después de un tiempo dedicado a diversos oficios para ganarse la vida: sereno de un aparcamiento de automóviles, pintor de brocha gorda, vendedor de libros. Simultáneamente escribe con gran asiduidad poemas revolucionarios. 1955. Obtuvo el premio centroamericano de poesía de la Universidad de El Salvador. 1956. Le otorgaron el premio Autónomo de la Universidad de San Carlos. 1957. Obtuvo el premio Internacional de Poesía otorgado por la Federación Mundial de Juventudes Democráticas. Al mismo tiempo, mantiene su actividad revolucionaria relacionada con la lucha del pueblo guatemalteco, que tenía en El Salvador, y desde El Salvador, frentes de trabajo clandestinos establecidos. Otto René Castillo, durante aquel tiempo, atravesó la frontera entre El Salvador y Guatemala varias veces, en la más rigurosa

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Uverney Quimbayo clandestinidad y corriendo riesgos palpables. En 1957 Otto René Castillo regresa a Guatemala, poniendo fin a su exilio. Sigue estudios de Derecho y de Ciencias Sociales en la Universidad de San Carlos, donde adquirió una beca para hacer estudios en la República Democrática Alemana. 1958. Recibió el premio “Filadelfio Salazar” de la Universidad de San Carlos. 1959.

Inició sus estudios de Letras en Leipzig.

1962. Ingresó en la brigada Joris Ivens, grupo de cineastas que buscaba cuadros para la filmación de materiales sobre la lucha armada de liberación de los pueblos latinoamericanos, dirigidos por el famoso cineasta holandés. 1964. Regresó a Guatemala. En esta etapa armonizó su sensibilidad poética y su capacidad de trabajo revolucionario: dirigió el teatro de la municipalidad de Guatemala al tiempo que participó directamente en la actividad clandestina de la lucha armada, iniciada en Guatemala unos años antes. 1965. Salió de nuevo al exilio, cuando estaba a punto de subir a la montaña para hacer un reportaje cinematográfico a los destacamentos guerrilleros de las FAR (Fuerzas Armadas Rebeldes). Asumió una responsabilidad internacional: pasa a ser representante de Guatemala en el Comité Organizador del Festival Mundial de la Juventud, que se iba a celebrar en la capital de Argelia. Culminados los trabajos de dicho Comité, permanece unos meses en Cuba. 1966. Regresó nuevamente a Guatemala. Se incorporó a las guerrillas de las FAR, comandadas por César Montes. Desarrolló una importante labor ideológica en el seno de las unidades guerrilleras, y llegó a ser nombrado responsable de propaganda Colección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas del Regional Oriental de las FAR. Marzo de 1967. Herido en combate y capturado por las fuerzas antiguerrilleras del Gobierno, junto con su compañera Nora Páiz fue conducido a la base militar de Zacapa. Del 19 al 23, después de ser torturados y mutilados fueron quemados vivos.

Para acercarnos a su cosmovisión “Hermosa encuentra la vida quien la construye hermosa. Por eso amo en ti lo que tú amas en mí: La lucha por la construcción hermosa de nuestro planeta”. “Vámonos patria a caminar, yo te acompaño. Yo bajaré los abismos que me digas. Yo beberé tus cálices amargos. Yo me quedaré ciego para que tengas ojos. Yo me quedaré sin voz para que tú cantes. Yo he de morir para que tú no mueras, para que emerja tu rostro flameando al horizonte de cada flor que nazca de mis huesos. Tiene que ser así, indiscutiblemente”. “Ay, Guatemala, cuando digo tu nombre retorno a la vida. Me levanto del llanto a buscar tu sonrisa”. “Pequeña patria mía, dulce tormenta, un litoral de amor elevan mis pupilas y la garganta se me llena de silvestre alegría cuando digo patria, obrero, golondrina”. “Anduve viajando muchos años por el mundo, con el lucero de tu nombre en los ojos”. “Nunca preguntéis a un hombre si sufre, porque siempre se está sufriendo en alguna forma y en algún camino”. “Si me preguntaras qué es lo que más quiero sobre la anchura de la tierra, yo te contestaría: a ti, amor mío, y a la gente sencilla

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Uverney Quimbayo de mi pueblo”. “La ternura entre los hombres, debe gritar, odiar”. “Matar por la vida, sí, es defender la esperanza”. “Si uno cae es porque alguien tenía que caer para que no cayera la esperanza. Siempre ha tenido que caer alguien en algún sitio, cuando la dignidad, la libertad y la merienda estuvieron tan lejos de la vida cotidiana y sencilla de los hombres…”. “Las aves de más dulce canto, Espartaco, defienden su libertad también con garras”. “Dulce eres, como la tierra, como ella frutal y hermosa”. “Y nada podrá contra la vida porque nada pudo jamás contra la vida”. “¿Qué hicisteis cuando los pobres sufrían, y se quemaba en ellos, gravemente, la ternura y la vida?” “En los momentos de más tenso miedo y de más intenso silencio, hablar es el resguardo obligado para los intelectuales de cada país, y si se quiere imponernos el silencio, tenemos que hablar, en alto, campanudamente, aún a riesgo de caer a la marea oscura de donde ya nadie se levanta, sino para ser el dulce corazón de ceniza de un múltiple recuerdo”. “Intelectuales apolíticos de mi dulce país, os invito a la lucha, a la proclama audaz de nuestros sufrimientos, al gallardo y atronador pregón de los combates que se libran para que la libertad ya no vista su luto más oscuro”. “También a la libertad hay que acostumbrarse para amarla, y se le debe cuidar cada segundo, porque durante mucho tiempo se la busca, para matarle a golpes su suave y claro corazón de Colección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas multitudes”. “No me apena dejaros. Con vosotros queda mi esperanza”. “Soy un hombre apasionado del viento, por él hubiera dado toda mi vida”. “Y entender a todos y a todos decirles: vive, porque la vida es la poesía más alta”. “¡Desgraciados los traidores, madre patria, desgraciados. Ellos conocerán la muerte de la muerte hasta la muerte!”. “De veras, nunca estoy solo. Tan solo estoy triste cuando tus ojos huyen del sitio en que debimos encontrarnos por la tarde”.

Otto René Castillo: Un testimonio único y una verdad personal y colectiva. “El escritor, el poeta, el filósofo, el sociólogo, el humanista, tienen que afrontar su condición de intelectual a favor de la sociedad. No es ni será jamás una equivocación filosófica ni política asumirse, apropiarse como intelectual en la sociedad. Lo detestable es renunciar a la capacidad contestataria, al ejercicio de las ideas, aceptando la propia indigencia mental y trasvasando la anomia social. La utopía no ha sido posible, sigue siendo el sueño inalcanzable de nuestros precursores. ¿Dónde están los intelectuales en América Latina en la era de la globalización?” Germán López Velásquez

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El ejemplo y la responsabilidad del intelectual En abril de 1995 Manuel Hernández habló en Neiva sobre la necesidad de recobrar los espacios de la Indignación, y que una manera era mediante el reconocimiento de que “cada colombiano que cae, es un escritor que cae, porque todos somos escritores...ya que en el subconjunto de los escritores no caben todos los hombres, pero en el conjunto de todos los hombres, cabe el subconjunto de los escritores”, y en esa condición nos tienen que dejar vivir. Entonces, me dije: sí ésta es la manera más eficaz de evitar que nos desaparezcan, ¿Cómo vamos a asumir nuestra responsabilidad como escritores cuando no poseemos memoria histórica?, más aún, si René Avilés Fabila, en “El escritor y sus problemas”, nos recuerdan la desalentadora realidad que suelen vivir los escritores de oficio: “Nunca como hoy, tenemos un número crecido de autores magníficos, la literatura, el arte, habían padecido tan deplorable despolitización. Más correctamente, nunca como ahora los escritores, los intelectuales, los artistas, viven más al margen de la sociedad, sintiéndose tipos privilegiados...y cuando un escritor asume su condición de hombre político, lo hace para obtener aplauso de algunos grupos o para más adelante lograr un cargo oficial y así el reconocimiento del Estado...Nuestros autores (hablo de buena mayoría, no de la totalidad) no saben resistir coqueteos de esa señora rica y gorda que es la burocracia y a cambio de viajes, premios, empleos bien remunerados, pierden una gran virtud: la de ser críticos...”. Es decir, los escritores, los artistas y los intelectuales, se las arreglan para evadir la vida a todo trance, y así no tenemos la posibilidad de ser Otro Continente Posible. Ante esta situación, que pareciera ser el común denominador de la intelectualidad de nuestro país y del mundo entero, no nos quedan muchos caminos por optar; y uno de ellos es el de empezar a reconstruir nuestra historia y reconquistar nuestro ser, Colección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas para no quedarnos solamente en el relato de “historias amargas” y “luchas infructuosas”, sino hacer realce de las “luchas de amor” y continuos “combates contra el odio”, de hombres fieles y convencidos de sus ideales libertarios, como es el caso de OTTO RENE CASTILLO, uno de los más representativos poetas revolucionarios centroamericanos. Este hombre de su pueblo y para su pueblo, nació en 1936 en Quezaltenango, Guatemala; a sus 18 años era presidente de la Asociación de Estudiantes de Post-primaria y uno de los más destacados dirigentes del Partido Guatemalteco del Trabajo, período en el cual la etapa democrática de Arbenz (1954) era derrocada por parte del Imperialismo, frustrando así la revolución guatemalteca por una larga temporada. A esta misma edad, junto con otros jóvenes ve como única posibilidad de continuar la lucha pasando a El Salvador, en donde después de dedicarse a diversos oficios (sereno de un parque de automóviles, pintor de brocha gorda y vendedor de libros) ingresa a la Universidad, y en 1955, debido a su emprendedora actitud y la intensidad de sus poemas, se gana la “gran prensa” salvadoreña una vez obtuvo el Premio Centroamericano de Poesía de la Universidad; al mismo tiempo desde Budapest, la FMJD le otorga el premio internacional de poesía en 1957, terminando en este mismo año su exilio. Sigue estudios de Derecho y Ciencias Sociales en la Universidad de San Carlos de Guatemala, donde se destaca y le otorgan el premio “Fidadelfo Salazar” por ser el mejor estudiante, ganándose una beca para estudiar en la RDA. Ya para 1959 inicia sus estudios en Leipzig, abandonándolos en 1962 para ingresar en La Brigada Joris Ivens, grupo de cineastas que filmarían, después de una preparación técnica y paramilitar, la lucha armada de liberación en América Latina, factor que le permitió conocer más a fondo la problemática social de los países subdesarrollados. En 1964, se inicia la lucha armada contra el poder invasor, donde su militancia clandestina se mezcla con la actividad cultural -dirigió el Teatro de la Municipalidad de Guatemala- pero debido a su entrega total por su pueblo, en 1965, cuando estaba a punto de subir a la montaña para hacer un

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Uverney Quimbayo reportaje a la FAR, es capturado y enviado nuevamente al exilio, saliendo con la responsabilidad de ser representante de las fuerzas revolucionarias de Guatemala en el Comité Organizador del Festival Mundial de la Juventud, a celebrarse en la capital de Argelia, situación que le permite recorrer nuevamente Alemania, Austria, Hungría, Chipre, Argelia y Cuba; en ésta última, pasa algún tiempo antes de regresas a Guatemala para incorporarse a las filas de las guerrillas de la FAR, comandadas por César Montes, en donde por su labor ideológica fue nombrado responsable de propaganda del Regional Oriental de la FAR. Finalmente, es herido en combate y capturado por las fuerzas antiguerrilleras del gobierno y junto con la compañera Nora Páiz fue conducido a la base militar de Zacapa, y luego de ser torturado y mutilado, fue quemado vivo. Su indoblegable conciencia de luchador revolucionario hicieron reafirmar sus principios basados en el marxismo - leninismo, en su ferviente patriotismo guatemalteco e internacional, para inscribirse dentro de los ejemplo más vivos y dignificantes del intelectual hoy, mañana y siempre, ya que los intelectuales y artistas, sin excepción alguna, que poseen sensibilidad humana, apreciación estética del mundo, están obligados a participar de todos los asuntos de la sociedad porque como lo dice el mexicano José Agustín, “no existe el apoliticismo, y eso lo sabemos y nuestra actitud, cualquiera que ésta sea, implica una definición política, que se debería hacer conscientemente, y luchar por ella”. Sin embargo, pareciera como lo reiterara OTTO RENE, que “el hombre pierde su humanidad, y ya no tiene importancia para él lo enorme del dolor ajeno...”, y es por eso, que muchos intelectuales, por no decir la gran mayoría, desde su apologismo póstumo se convierten en los idiotas útiles de un sistema salvaje, que los desecha una vez hayan cumplido su ciclo vital en la consecución de sus intereses mezquinos, teniendo que regresar posteriormente con la vergüenza en la cara a hacer parte de los hombres sencillos de su pueblo, pidiendo comprensión y perdón Colección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas por su traición a la patria; pero nada de eso recibirán porque tendrán que responder por sus actos, como nos lo dijera CASTILLO en el poema a los Intelectuales Apolíticos: ...Se les preguntará sobre lo que hicieron cuando la patria se apagaba lentamente, como una hoguera dulce, pequeña y sola ...Nada se les preguntará sobre sus justificaciones absurdas, crecidas a la sombra de una mentira rotunda. Ese día vendrán los hombres sencillos. Los que nunca cupieron en los libros y versos de los intelectuales apolíticos, pero que llegaban todos los día a dejarles la leche y el pan... y preguntarán, ¿Qué hiciste cuando los pobres sufrían, y se quemaba en ellos, gravemente, la ternura y la vida? ...No podréis responder nada. Os devorará un buitre de silencio las entrañas. Os roerá el alma vuestra propia miseria y callaréis, avergonzados de vosotros”.

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Uverney Quimbayo

Poesía y militancia política ¿Es qué el intelectual colombiano, como el de otras nacionalidades, no está pendiente de lo que pasa en el mundo? ¿Es -como dice Avilés- demasiado romántico pedirle al intelectual que sea una especie de conciencia de la sociedad, que se enfrente al Estado cuando sea necesario y lo apoye cuando sus méritos así lo exijan? Ante estos interrogantes, en primera instancia el intelectual encerrado en su mundo egocéntrico, miope de su realidad, no le interesa su prójimo ni mucho menos su patria, se encuentra no solamente solo de hombres, sino de sí mismo. Por otro lado, se funda otra forma de eludir la posibilidad de que la verdad personal se encarne en un alma colectiva, en una vocación política para transformar el mundo, la sociedad, su vida y la de los demás seres que ama, al dejarse llevar por su “daltonismo político”: ni rajan ni prestan el hacha; si hace parte de los funcionarios oficiales se niegan a sí mismos y se convierten en un maniquí del sistema, y si no comparten esta opción se radicalizan como enemigos acérrimos del sistema, convirtiéndose en opositores contestatarios resentido y no en opositores creativos, alternativos. Pero aquí, no se trata de echar a un lado la posibilidad de ejercer un cargo de la administración pública o no, y que si se asume se tenga que silenciar y permitir los errores, la corrupción, la impunidad... No, de lo que se trata es de no traicionar jamás nuestra DIGNIDAD HUMANA, porque en realidad pocos intelectuales han podido sustraerse al canto de las sirenas, al influjo de la ideología dominante, al peso del Estado omnipotente, generando de esta forma grandes trastornos en la cultura nacional. Existen intelectuales, poetas..., como dijera César Vallejo, que “...suelen encerrarse en un gabinete y sacar de ahí versos desconcertantes de ingeniosidad, ritmos habilísimos, frases en que Colección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas la fantasía llega a espasmos formidables” y estos hombres son los que actúan políticamente de una forma reaccionaria, para no perder prebendas, posiciones, dinero; pero a pesar de todo, siguen siendo una pieza de ajedrez dentro de las reglas de juego que dicta la burguesía. Y de esta manera, la responsabilidad del intelectual no se torna como responsabilidad política, sino en una política de vitrina, de verdadera manía de grandeza, enfermedad burguesa. Pues bien, aunque esto pareciera una enfermedad endémica, nos queda por emprender toda una lucha por no dejarnos desaparecer, deshojando un amor y alegría por la vida personal y colectiva, llegando incluso, a sufrir el dolor de la patria como a nosotros mismos, no conformándonos y combatiendo por levantar “murallas de besos” en estos pueblos donde se cultiva el llanto y la miseria. Es decir, llegar a ejemplificar el más alto nivel de responsabilidad del revolucionario, en la unidad del pensamiento y la práctica, como nos lo trazara OTTO RENE CASTILLO; pero la vida de este hombre apasionadamente comprometido, no es solo un proceso normal de concientización y superación de militancia política revolucionaria, sino que aporta nuevos elementos en la problemática de la relación intelectual-revolución. Por otro lado, a pesar de la influencia que tuvo de la corriente dogmática del pensamiento revolucionario mundial que marcaba la pauta a nivel mundial, es afectado por la etapa de descomposición que sufrió Guatemala en la etapa democrática, la cual dio paso a la instauración de la reacción en el poder, sin que los sectores revolucionarios pelearan, y aquí, la acción de OTTO RENE es importante: estuvo -como dijera Roque Dalton- entre los que superaron la derrota con espíritu combativo. Los poetas salvadoreños, junto con OTTO RENE, invadieron los diarios y las revistas, dieron conferencias, recitales, protestaron, hicieron una vida entre la militancia y la bohemia, en donde discutían temas de fondo, entre los cuales se encontraba la responsabilidad social del escritor y el artista. De todo esto, surge como máxima una frase acuñada por Miguel Ángel Asturias, que

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Uverney Quimbayo sintetiza el anhelo de los jóvenes cansados de saber que los poetas vivían lamiendo las sobras del festín de la oligarquía: EL POETA ES UNA CONDUCTA MORAL, creándose a su alrededor unos principios éticos-estéticos: el poeta es una conducta moral, debe escribir como piensa y vivir como escribe; está comprometido con sus luchas liberadoras, con la revolución. Además, los jóvenes creían que muy poco debían a las generaciones anteriores y en lo político-cultural era una juventud sin guías, sin maestros. En este orden de ideas, el regreso de OTTO RENE a Guatemala es la oportunidad del reencuentro, del nacimiento del espíritu autocrítico de frente a su raíz original y de llegar al final de las consecuencias: la tortura y la muerte, demostrando que no basta con pretender ser importante, ni con publicar un tratado impregnado de un lúcido discurso, sino que llegado el caso, se debe marchar en la primera fila, más cuando todos quieren vivir a la sombra de los otros. Su obra literaria -en el decir de Roque Dalton- se comenzó a escribir en la adversidad, en el exilio o en el país, con las hordas de Castillo Armas asaltando casas, haciendo piras de libros en el centro de la ciudad, cazando a moros y cristianos en su afán de limpiar el país de “comunistas”. Tras el reflujo de 1954, los jóvenes se encontraban ante la casa destruida, los sueños casi adolescentes derrumbados y la tarea de rehacer lo que los mayores habían permitido hollar y destruir al enemigo. La claudicación, el acomodamiento y el dejarse absorber por alienantes influencias extranjeras, conllevó a muchos a entregar su conciencia humanista por un senado, un ministerio público, una secretaría de educación, un instituto de cultura, una botella de Jonhie Walker... (cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia), pero CASTILLO y la gran mayoría de jóvenes se convencían cada vez más de que la única forma, históricamente responsable, eficaz, de luchar por la literatura y el arte era combatir al enemigo, al opresor, al restaurador del oscuro pasado. Su poesía es un viaje por la vida, entre militancia política y amorosa. Desde el comienzo como dirigente estudiantil, la utilizó Colección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas como un arma de combate. Amor y odio, alegría y dolor, vida y muerte -nos dice Dalton- están ligados a su poesía y su poesía no es más que el ritmo sensitivo de un corazón sangrante pero esperanzado y un cerebro agitado que busca los caminos de la transformación de un tiempo que consideró “terrible” y de un país cargado de “historias amargas”, como lo constata el poema A los intelectuales: En los momentos de más tenso miedo y de más áspero silencio, hablar es el resguardo obligado para los intelectuales de cada país... ...Si uno cae, es porque alguien tenía que caer, para que no cayera la esperanza. Toda esta función de su vida hermosa, se desarrolla entre Guatemala y Alemania Democrática; en la primera como dirigente político, líder estudiantil y guerrillero, y en la segunda, entre la dialéctica marxista. Llegó a esta concepción de la vida, gracias a una toma de conciencia y a la fidelidad a su vocación poética, por amor a su patria y odio a todo lo inhumano de la sociedad. Nunca mostró, en su acción ni en su poesía -nos dice Humberto Alvarado-resentimiento alguno: “La limpidez, la frescura de su pasión, de su pensamiento es cristalina. No hay arranques desesperados, ni traumas psicológicos, ni fuga de realidad... marchó hacia la muerte con una claridad que ilumina nuestro camino”. La muerte heroica de OTTO RENE CASTILLO, es la más clara prueba de que EL POETA ES UNA CONDUCTA MORAL, planteando no sólo con esto, sino con su vida personal y colectiva, la ruptura -volvamos con Roque Dalton- con el modo tradicional de militancia revolucionaria, consecuente con una nueva etapa de

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Uverney Quimbayo la historia centroamericana que en algunos casos debió asumir la lucha armada popular... imponiendo responsabilidades más altas, tareas más grandes, cuestionamiento a fondo de las estructuras orgánicas, líneas políticas y perspectivas estratégicas de las organizaciones revolucionarias tradicionales de América Latina. En todo este proceso, la mujer, personaje central de su poesía, es la ligazón del poeta con la vida, es la confirmación de su vocación amorosa que alienta toda su vida y su poesía; el amor a la mujer, es el amor al mundo, a la patria, a la madre. La mujer, representa la integración humana de ésta a la revolución como compañera necesaria en la lucha por cambiar el mundo. Sólo así, vivió a plenitud el amor, viendo a la mujer como compañera, amiga, amante y parte de la gente sencilla de su pueblo: Y así como nosotros nos besamos alma mía, así se besarán también la libertad y el hombre mañana, después del último disparo que anuncie la salida del sol en todos los corazones hoy poblados de niebla y angustia. He aquí, un testimonio único y una verdad personal y colectiva, que nos invita a que hagamos un re-examen total de nuestras nacionalidades a partir de las raíces culturales ancestrales, y una invocación a la potencialidad revolucionaria de la población india, levantando la bandera de EL POETA ES UNA CONDUCTA MORAL, porque es a los intelectuales y a los artistas a quienes les corresponde transformar la patria en un mundo más digno y justo, tarea que requiere de la mayor conciencia humana, en la entrega total y constante por la consecución de una sólida base cultural y humanística como nos lo dijo y mostró OTTO RENE CASTILLO: Colección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas No porque combatieron una parte de su vida sino porque combatieron todos los días de su vida. Sólo así llegan los hombres a ser hombres: combatiendo día y noche por ser hombres.

Taller de profundización 1. Consulte los rasgos más significativos del contexto centroamericano de los años 50, 60 y 70. 2. Consulte sobre el origen y significado del término burocracia. 3. Enumere los hechos más sobresalientes de la vida de Otto René Castillo. 4. ¿Cuál debe ser la responsabilidad social del intelectual? Tenga en cuenta los poemas “Intelectuales apolíticos” y “A los intelectuales” de Otto René Castillo. 5. ¿Cuál es la relación entre pensamiento y práctica, intelectual y revolución a partir de la máxima “El poeta es una conducta moral? 6. ¿Cuál es la ruptura que hace Otto René con el modo tradicional de militancia revolucionaria centroamericana? 7. ¿Qué importancia le da Otto René a la mujer en la transformación de la sociedad? 8. ¿Cómo conjuga poesía y militancia política Otto René? 9. Realice un análisis comparativo entre intelectuales “tradicionales” e intelectuales “orgánicos”, teniendo en cuenta el pensamiento de Gramsci. 10. De acuerdo a los versos finales del ensayo, ¿cuál cree que es la función que debe jugar el hombre consciente de su papel transformador?

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Uverney Quimbayo

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Tras las huellas perdidas

Ernesto Che Guevara

14 de junio de 1928 - 9 de octubre de 1967

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“Sean capaces siempre de sentir, en lo más hondo, cualquier injusticia realizada contra cualquiera, en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda del revolucionario”.

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Tras las huellas perdidas

Cronología Esencial 14 de junio de 1928. Nació en Rosario, Argentina. 2 de mayo de 1930. Antes de cumplir dos años, se enfermó y sufrió su primera crisis de asma. 1933. La familia Guevara se muda a Alta Gracia, provincia de Córdoba, debido al asma de su hijo. 1942. Comenzó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional Déan Funes, en Córdoba, a unos 45 kms de Alta Gracia. 1946. Se trasladaron a Buenos Aires, a un departamento de la abuela paterna, Ana Isabel. Cuando cae enferma, Ernesto Guevara la cuida durante 17 días, y a su muerte, anuncia que estudiará medicina. Octubre de 1950. Realizó su primer viaje por América Latina. 29 de diciembre de 1951. Partió en moto con su amigo Alberto Granado a recorrer el continente sudamericano. Agosto de 1952. Regresó a Buenos Aires. Se gradúa como médico. 7 de julio de 1953. Emprendió nuevo viaje por América del Sur y Central, acompañado por Carlos “Calica” Ferrer. Llegaron a Guatemala en 1953 donde conocieron a la economista y exiliada peruana Hilda Gadea. Hizo amistad con un grupo de cubanos, entre ellos Ñico López que lo bautiza “Che”. Septiembre de 1954. Cae el gobierno democrático de Jacobo Arbenz. Guevara partió a México. Julio de 1955. Conoció a Fidel Castro y decide sumarse a su

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Uverney Quimbayo lucha contra Fulgencio Batista. Agosto de 1955. Se casó con Gadea, que estaba embarazada. 15 de febrero de 1956. Nació Hildita. Su padrino fue Raúl Castro. Junio 1956. Sufrió larga prisión junto con Fidel Castro, tras una delación que puso al tanto a la policía mexicana sobre los preparativos de los cubanos. Junto con ellos una treintena fueron arrestados. 25 de Noviembre de 1956. Se fue en el yate “Granma” con otros 81 hombres a bordo, liderados por Fidel Castro. 2 de diciembre de 1956. Desembarcó e inició la lucha guerrillera. 24 febrero de 1958. Se realizó la primera transmisión “Radio Rebelde”, creada por el Che. 28 de diciembre 1958. Comandando la columna No. 8 “Ciro Redondo”, ingresó a la ciudad de Santa Clara. 29 - 31 diciembre de 1958. Lideró la Batalla de Santa Clara. Se da el golpe definitivo contra Batista. 1 de enero de 1959. Triunfó la revolución. Batista se exilió. 2 de enero. Camilo Cienfuegos entró a La Habana. Al día siguiente lo hizo el Che y el día 8 Fidel Castro. 7 de febrero de 1959. Lo declararon ciudadano cubano. 2 de junio de 1959. Se divorció de Gadea y se casó con Aleida March, a quien había conocido en la guerrilla. 26 de noviembre de 1959. Fue nombrado Presidente del Banco Colección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas de Cuba. 4 de marzo de 1960. Explotó en La Habana el barco “La Coubre”. Alberto Korda tomó célebre foto del Che en el homenaje a las víctimas. 19 de octubre de 1960. Estados Unidos decretó el embargo de Cuba. 24 de noviembre de 1960. Nació Aleida Guevara, o “Aliusha”. 3 de enero de 1961. Estados Unidos rompió relaciones con Cuba. 23 de febrero de 1961. Fue nombrado Ministro de la Industria. 20 de marzo de 1962. Nació su hijo Camilo. Del 17 al 20 de abril de 1961. Se dio la invasión Playa Girón. Los rebeldes redujeron a los atacantes en menos de 72 horas. 4 de agosto. Encabezó la delegación cubana a la Conferencia de las Américas de Punta del Este, Uruguay. Octubre de 1962 hasta noviembre. Ocupó el mando militar de las tropas de Pinar del Río durante la Crisis de octubre. 14 de junio de 1963. Nació su hija Celia. Del 5 al 19 de noviembre. Visitó la URSS y participó del 47º Aniversario de la Revolución de octubre. Enero de 1965. Viajó a China, luego a Mali, Congo, Guinea, Ghana, Dahomey, Tanzania, Egipto, Argelia. 15 de marzo de 1965. Dio su última intervención pública. Al mismo tiempo hizo rendición de cuentas de sus viajes al extranjero

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Uverney Quimbayo delante de sus colaboradores del Ministerio de la Industria. 1 de abril de 1965. Escribió cartas de despedida a sus padres, hijos y Fidel. Se va al Congo, donde se entera de la muerte de su madre. 3 de noviembre de 1966. Llegó a Bolivia y el 7 a la zona de Ñancahuazú. Comenzó a redactar su Diario de Campaña. Marzo de 1967. Participó en los primeros combates con el ejército boliviano. 8 de octubre de 1967. Cayó prisionero en la Quebrada del Yuro. 9 de octubre de 1967. Fue ejecutado por el sargento Mario Terán a las 13.10 horas en una escuelita del pueblo de La Higuera. 18 de octubre de 1967. Fidel Castro anunció la muerte del Che ante una multitud en la Plaza de la Revolución. 28 de Junio de 1997. Identificaron los restos del Che y los de sus camaradas enterrados en Valle Grande. 18 de Octubre de 1997. Se realizó la ceremonia de inhumación de los restos del Che Guevara y los de sus compañeros en el memorial de la ciudad de Santa Clara.

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Para entender su cosmovisión “La revolución es algo que se lleva en el alma, no en la boca para vivir de ella”. “Déjenme decirles, a riesgo de parecer ridículo, que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esta cualidad. Quizá sea uno de los grandes dramas del dirigente; éste debe unir a un espíritu apasionado, una mente fría y tomar decisiones dolorosas sin que se contraiga un músculo. Nuestros revolucionarios de vanguardia tienen que idealizar ese amor a los pueblos”. “El capitalismo es el genocida más respetado del mundo”. “Me siento tan patriota de Latinoamérica, de cualquier país de Latinoamérica, como el que más y, en el momento en que fuera necesario, estaría dispuesto a entregar mi vida por la liberación de cualquiera de los países de Latinoamérica, sin pedirle nada a nadie, sin exigir nada, sin explotar a nadie”. “…Todos los días hay que luchar porque ese amor a la humanidad viviente se transforme en hechos concretos, en actos que sirvan de ejemplo, de movilización”. “No creo que seamos parientes muy cercanos, pero si usted es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros, que es más importante”. “Podrán cortar todas las flores, pero nunca terminarán con la primavera”. “Crezcan como buenos revolucionarios. Estudien mucho para poder dominar la técnica que permite dominar la naturaleza.

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Uverney Quimbayo Acuérdense que la Revolución es lo importante y que cada uno de nosotros, solo, no vale nada. Sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario”. “El hombre debe transformarse al mismo tiempo que la producción progresa; no realizaríamos una tarea adecuada si fuéramos tan sólo productores de artículos, de materias primas y no fuéramos al mismo tiempo productores de hombres”. “El socialismo económico sin la moral comunista no me interesa. Luchamos contra la miseria pero al mismo tiempo luchamos contra la alienación…”. “Lo que nosotros tenemos que practicar hoy, es la solidaridad. No debemos acercarnos al pueblo a decir: “Aquí estamos. Venimos a darte la caridad de nuestra presencia, a enseñarte con nuestra presencia, a enseñarte con nuestra ciencia, a demostrarte tus errores, tu incultura, tu falta de conocimientos elementales”. Debemos ir con afán investigativo, y con espíritu humilde, a aprender en la gran fuente de sabiduría que es el pueblo”. “…Hay que tener una gran dosis de humanidad, una gran dosis de sentido de la justicia y de la verdad, para no caer en extremos dogmáticos, en escolasticismos fríos, en aislamiento de las masas. Todos los días hay que luchar porque ese amor a la humanidad viviente se transforme en hechos concretos, en actos que sirvan de ejemplo, de movilización”. “El individualismo debe ser, mañana, la realización completa de las capacidades de todo un individuo en beneficio absoluto de una colectividad. Uno de los objetivos fundamentales del marxismo es eliminar el interés, el factor “interés individual” y el lucro desde las motivaciones psicológicas”. “Son moderados todos los que tienen miedo o todos los que piensan traicionar de alguna forma. El pueblo no es de ninguna Colección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas manera moderado”. “Nuestra libertad y su sostén cotidiano tienen color de sangre y están henchidos de sacrificio”. “…Nuestros ojos libres hoy son capaces de ver lo que ayer nuestra condición de esclavos coloniales nos impedía observar: que la “civilización occidental” esconde bajo su vistosa fachada un cuadro de hienas y chacales”. “Donde quiera que la muerte nos sorprenda, será bien recibida mientras nuestro grito de guerra sea escuchado”. “Si avanzo, seguidme; si me detengo, empujadme; si retrocedo, matadme”. “La violencia no es monopolio único de los explotadores, por lo tanto los explotados la pueden hacer servir siempre y cuando las circunstancias lo permitan”. “…Quien aspire a ser dirigente tiene que poder enfrentarse, o mejor dicho, exponerse al veredicto de las masas, y tener confianza de que ha sido elegido dirigente o se propone como dirigente porque es el mejor entre los buenos, por su trabajo, por su espíritu de sacrificio, su constante actitud de vanguardia en todas las luchas que el proletariado debe realizar a diario para la construcción del socialismo”. “El estímulo moral, la creación de una nueva conciencia socialista, es el punto en que debemos apoyarnos y hacia donde debemos ir, y hacer énfasis en él. El estímulo material es el rezago del pasado, es aquello con lo que hay que contar, pero a lo que hay que ir quitándole preponderancia en la conciencia de la gente a medida que avance el proceso. Uno está en decidido proceso de ascenso; el otro debe estar en decidido proceso de extinción. El estímulo material no participará en la nueva sociedad que se crea, se extinguirá en el camino y hay que preparar las condicio-

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Uverney Quimbayo nes para que el tipo de movilización que hoy es efectiva, vaya perdiendo cada vez más su importancia y la vaya ocupando el estímulo moral, el sentido del deber, la nueva conciencia revolucionaria”. “No se vive celebrando victorias, sino superando derrotas”. “No soy un libertador. Los libertadores no existen. Son los pueblos quienes se liberan a sí mismos”. “En substancia, se impone al joven comunista ser esencialmente humano, ser tan humano como para abordar lo mejor del hombre; purificar lo mejor del hombre por medio del trabajo, el estudio, el ejercicio continuo de la solidaridad con el pueblo y con todos los pueblos del mundo; desarrollar al máximo la sensibilidad hasta sentir angustia cada vez que en cualquier parte del mundo sea asesinado un hombre, y sentirse entusiasmado cada vez que en cualquier rincón del mundo se alce una nueva bandera de libertad”. “La arcilla fundamental de nuestra obra es la juventud; en ella depositamos nuestra esperanza y la preparamos para tomar de nuestras manos la bandera”. “…El revolucionario cabal, el miembro del Partido dirigente de la Revolución, deberá trabajar todas las horas, todos los minutos de su vida, en estos años de lucha tan dura como nos esperan, con un interés siempre renovado y siempre creciente y siempre fresco. Ésa es una cualidad fundamental. Eso significa sentir la Revolución. Eso significa que el hombre es un revolucionario por dentro, que siente como revolucionario”. “Nuestra revolución ha destruido las teorías de salón. Hay que hacer revoluciones agrarias, luchar en los campos, en las montañas y de aquí llevar la revolución a las ciudades”. “...Aquí lo que hace falta no son homenajes, sino trabajo. En Colección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas cuanto a los honores, se los agradezco, pero les voy a responder en francés, que es más delicado, para no ofenderlos:” Les honneurs, ca m´emmerde!” “(los honores son una mierda)”. “...Todos los pueblos del mundo deben unirse para conseguir lo más sagrado, que es la libertad, que es el bienestar económico, que es el sentimiento de no tener absolutamente ningún problema insalvable por delante...”.

Ernesto Che Guevara: “El ciudadano más auténtico del mundo” “Los seres humanos son demasiado importantes para ser tratados como simples síntomas del pasado” Litton Strachey “La mejor manera de decir es hacer: Martí. Resulta muy contradictorio, que justo cuando el espectro de la política neoliberal se apodera a diestra y siniestra del mundo, promulgando a través del postmodernismo, planteando el fin de la historia, de las ideologías, de las ideas, de los sueños y de la utopía, 43 años después de haber sido asesinado Ernesto Che Guevara, éste se convierta en uno de los ejemplos más representativos del siglo XX y uno de los pensamientos más vivos para poder asumir el del siglo XXI, sin que sucumbamos en la miseria e imposición de los grandes monopolios transnacionales. Pero suele ser un poco complicado desde la óptica nuestra, fundamentada en el individualismo y la competitividad, empezar a entender cuáles fueron las razones y las motivaciones que llevaron al Che a entregar su vida desinteresadamente al servicio de los pobres, como lo recuerda Fray Beto: “toda su vida fue consumida por el amor a los empobrecidos. Por eso, su testimo-

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Uverney Quimbayo nio impacta, desafía, atrae y cuestiona”. Para esto, se debe entender que “la praxis no es la acción ciega, desprovista de intención o de finalidad, es acción y reflexión. Mujeres y hombres son seres humanos porque se han hecho históricamente seres de la praxis y así se han vuelto capaces de transformar el mundo, conferirle significado” (Paulo Freire), y El Che, empezó a tener claro esto desde muy temprana edad, cuando a partir de los tres años caprichosamente intuía que la llave de la vida era la voluntad y el resorte que la ponía en movimiento, la tenacidad. Ernesto Che Guevara, nació en Rosario, Argentina, en 1928. Se hizo médico en 1945. Trabajó con los más pobres en Guatemala, después en un hospital de México, donde conoció a los cubanos que se preparaban para embarcarse en el Gramma bajo el mando de Fidel Castro, y desarrollar la guerrilla en Cuba. Se unió a ellos y una vez triunfa la revolución, el 1 de enero de 1959, fue nombrado presidente del Banco Nacional y Ministro de Industria. En 1965, abandonó Cuba para proseguir la lucha “en otras tierras del mundo”, y esas tierras fueron las de Bolivia, donde el 8 de octubre de 1967, es capturado por las tropas guerreristas, y posteriormente torturado y asesinado en Valle Grande. Como se observa, El Che pudo haber sido el hombre más famoso del mundo como médico, industrial, administrador de los pequeños negocios de su padre o como actor de cine, pero su conciencia forjada a partir de su conocimiento y experiencia a través de recorrer y palpar la situación real de miseria de nuestra América, lo condujo a tomar la decisión más consecuente con su humanidad, tal como él mismo lo ratificara: “Empecé a viajar por América y la conocí entera. Salvo Haití y Santo Domingo, todos los demás países de América han sido, en alguna manera, visitados por mí”; y este conocimiento, “le trazó un camino muy distinto al que señalaban los manuales de ética y moral del capitalismo, que enseñaban que hay que triunfar por encima y a pesar de la gente, abrirnos paso como sea para alcanzar el éxiColección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas to” (Cárdenas,32), pero esta actitud tenía algunas implicaciones, como el mismo Che lo planteara: “Debemos, entonces, empezar a borrar viejos conceptos, y empezar a acercarnos cada vez más, y cada vez más críticamente al pueblo, no con el espíritu de caridad cristiana sino con el espíritu de solidaridad porque no debemos acercarnos al pueblo a decir: Aquí estamos. Venimos a darte la caridad de nuestra presencia, a enseñarte con nuestra ciencia, a demostrarte tus errores, tu incultura, tu falta de conocimientos elementales. Debemos ir con afán investigativo, y con espíritu humilde a aprender en la gran fuente de sabiduría que es el pueblo”. Y es esta idea, de poner por encima de todo y de todos los intereses del pueblo, lo que lo llevan, a pesar de su rigidez, a tener un reconocimiento y aval de todo el pueblo cubano porque no solamente se quedó en su discurso sino que materializó todo esto en su práctica cotidiana, como se puede comprobar en la carta que deja a sus hijos: “Soy consecuente con mis creencias, de los que ponen el pellejo para demostrar verdades, su padre es un hombre que actúa como piensa y, seguro he sido leal a mis convicciones”. Esta coherencia, es el ejemplo que asumen quienes compartieron con El Che todo el proceso revolucionario cubano, como él mismo lo dice: “Los que de ustedes hayan ido el 26 de julio a la Sierra Maestra habrán visto dos cosas absolutamente desconocidas: un ejército con el pico y la pala que tiene por orgullo máximo desfilar en las fiestas patrióticas en la provincia de Oriente, con su pica y pala en ristre, mientras los compañeros milicianos desfilan con sus fusiles”. Para El Che, era indispensable la intervención de los trabajadores “en cada minuto del desarrollo industrial”, mediante la presencia directa en la dirección de las fábricas, los centros técnicos y los órganos de planificación de la economía. Pero para que esto se diera, debería empezarse por luchar contra uno

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Uverney Quimbayo de los peores males que le puede ocurrir a una revolución y a una organización revolucionaria: EL BUROCRATISMO. Por tal motivo, en 1963, hace una radiografía del burocratismo, donde señala como causas del mal a la falta de conciencia revolucionaria, que genera modorra frente a lo que anda mal en contra del ánimo para mejorar las cosas, la gente no trabaja sino que se refugia en el papeleo y en el esfuerzo por salvar responsabilidades; la falta de organización, que se caracteriza por el exceso de centralización, el freno a la iniciativa de los cuadros, la marcha lenta al ritmo de la administración y el crecimiento; y la falta de conocimientos que impiden tomar decisiones justas y a tiempo, que obliga a realizar muchas reuniones para acopiar muchas experiencias de poco valor y tratar de extraer de allí alguna conclusión y que lleva a que haya pocas realizaciones concretas. Esta lucha fue una constante en todas las actividades del Che, porque primero estaba la materialización de las ideas y las palabras antes que cualquier otra cosa, como se puede comprobar cuando su familia viajó a Cuba a visitarlo y su padre le solicitó un carro para recorrer la isla y éste no se lo negó, pero le dijo que él tenía que comprar la gasolina, y también cuando un militante le aseveró que su familia estaba recibiendo una ración más de carne que el resto del pueblo, éste investigó y descubrió que eso era verdad e inmediatamente ordenó que se le suprimiera ese privilegio porque todos deberían ser tratados con igualdad. Hay que resaltar que dentro de esta dinámica de vida, el 26 de julio llegó a un grado de comprensión con el pueblo, en donde se concibe que “la revolución no pertenecía a tal o cual grupo sino que debía ser obra del pueblo cubano entero”, desarrollando desde esta convicción la idea de unidad y poder popular, y de paso acercándose los demás grupos revolucionarios de la isla para formar lo que habría de llamarse Organizaciones Revolucionarias Integradas, germen del actual Partido Comunista Cubano. “A su modo de ver, la lucha exige que se atemperen las divergencias y la conducta que se debe asumir es la de ser respetuosos con las apreciaciones de otros revolucionarios en Colección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas problemas tácticos o metodológico y ser intransigentes respecto a los objetivos estratégicos”. Ernesto Che Guevara, fue un hombre que nació para cumplir, como él mismo lo dice, “con el más sagrado de mis deberes: luchar contra el imperialismo dondequiera que esté” porque no importa dónde se nace ni dónde se muere, sino dónde se lucha, y esto lo llevó a emprender el camino hacia Bolivia, ratificando sus razones en la carta que dejó a Fidel y que éste leyó el 4 de octubre de 1965 en un acto público: “Hago formal renuncia de mis cargos en la dirección del partido, de mi puesto de Ministro, de mi grado de Comandante, de mi condición de cubano. Nada legal me ata a Cuba, sólo lazos de otra clase que no se pueden romper como los nombramientos. Haciendo un recuerdo de mi vida pasada, creo haber trabajado con suficiente honradez y dedicación para consolidar el futuro revolucionario. Mi única falta de alguna gravedad es no haber confiado en ti desde los primeros momentos de Sierra Maestra, y no haber comprendido con suficiente celeridad tus cualidades de conductor y de revolucionario”. “El más sagrado de mis deberes: Luchar contra el imperialismo...”: Che. Tal vez, esta afirmación suene para algunos fuera de contexto o mandada a recoger, o a lo mejor otros piensen que son los deseos de un frustrado de los años 60, pero ni una cosa ni la otra, simplemente ésta máxima de Ernesto Che Guevara es la única manera de poder pensar en un país, en un continente independiente y libre, es decir la posibilidad de poder tener Nuestra América como lo soñara el apóstol José Martí. Una América capaz de sentar una ética revolucionaria basada en la libertad, la justicia y la solidaridad porque el imperio ha desmembrado el tejido político, económico, social y cultural de las sociedades de Latinoamérica: ha beneficiado a unos y ha explotado a la mayoría.

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Uverney Quimbayo En este sentido, la izquierda en América Latina, viene protagonizando, desde los años 90, una importante reaparición en la escena política, que empezó con “un gran movimiento de ocupación de tierras protagonizado por campesinos sin tierra: el Movimiento de Campesinos Sin Tierra (MST) de Brasil; las confederaciones de campesinos, en especial los productores de coca; la Federación Nacional de Campesinos en Paraguay; las principales luchas en Guerrero, Chiapas, Oaxaca en México y las movilizaciones campesinas en Ecuador, Colombia y El Salvador, quienes han forzaron un gran debate nacional entre los partidos sobre la necesidad de la reforma agraria. Este nuevo resurgimiento de la izquierda se encuentra en el campo, y el “nuevo campesinado” participa en seminarios, en escuelas de formación de dirigentes, se compromete con los debates políticos, es decir, que políticamente es autónomo respecto a cualquiera de los partidos de izquierda existentes, parlamentarios o marginales; sus luchas son extraparlamentarias, la invasión de tierras, el corte de carreteras, la ocupación de Institutos para la reforma agraria, más que los procesos electorales, son movimientos fuertemente influenciados por una mezcla de marxismo clásico y, en función del contexto, de influencias étnicas, feministas y ecológicas”, y es desde estas perspectivas que los diferentes movimientos sociales de América Latina, redefiniendo el concepto de la democracia, han venido construyendo poder popular, alternativo y autónomo, capaz de desafiar el orden establecido del mercado libre, el imperio global, como lo soñara El Che a partir de la revolución cubana. Es así, como en el marco del bicentenario se vislumbra la posibilidad que tiene América Latina para “…alcanzar su plena y definitiva emancipación. Pero quizá no solo tenga la condición de posibilidad para alcanzar su emancipación, sino que no tenga otra alternativa para salvarse a sí misma y, a partir de ahí, aportar a salvar a la especie humana y al propio planeta de la voracidad del capitalismo. Pero, aunque parezca contradictorio, porque contradictoria será la realidad mientras no se eliminen las causas estructurales de la polarización societal, dentro y fueColección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas ra de las configuraciones estatales, el imperialismo también está trabajando intensamente para construir condiciones de posibilidad para derrotar a las fuerzas insurgentes y restablecer su dominio y hegemonía en el continente” (Moldiz, 31). En la actualidad, se puede afirmar que el tercer momento de la ola emancipatoria de Latinoamérica se da en un contexto de crisis del capitalismo, manifiesta en “el agotamiento de la forma de producir, en el agotamiento de la forma de distribuir y en el agotamiento de la forma de vivir...”, pero también en medio de una aguda crisis de hegemonía de Estados Unidos, frente a la aparición de nuevas potencias como la Unión Europea y China en el Oriente. Toda esta ola emancipatoria lo que está cuestionando es el paradigma del capitalismo y el concepto de desarrollo, fundamentado en el capital, mostrando que existe una diversidad de respuestas, tales como el socialismo, el Vivir Bien o el Buen Vivir y la construcción de un capitalismo latinoamericano: “El paradigma del socialismo -como tronco común- ha sido reivindicado en diferentes grados por los gobiernos y los pueblos de Venezuela, Bolivia y Ecuador, aunque cada cual lo hizo atendiendo a las especificidades de su formación social históricamente determinada. Venezuela y Ecuador hacen referencia al socialismo del siglo XXI y Bolivia al socialismo comunitario. Obviamente Cuba se convierte en una referencia histórica y moral de lo que se debe hacer o no en las condicionales actuales. El paradigma del Vivir Bien o Buen Vivir, que en realidad implica vivir a plenitud, ha sido incorporado en los textos constitucionales de Bolivia y Ecuador. El eje central de ese paradigma es la naturaleza y no pocos intelectuales indígenas y autoridades del gobierno boliviano la presentan como diferencia con el socialismo y el capitalismo. Y la tercera respuesta que emerge en América Latina es la de una urgente necesidad de alcanzar un mayor nivel de autonomía frente a Estados Unidos y Europa por la vía de construir un capitalismo latinoamericano que tenga, como lógica consecuencia, un sujeto protagónico a través de

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Uverney Quimbayo una burguesía latinoamericana y a Estados soberanos. Esta respuesta es alentada con distintos tonos desde Brasil, Argentina y Uruguay” (Moldiz, 35). Ahora bien, el imperialismo no está muerto y seguirá lanzando su contraofensiva, a través de sus bases militares en Colombia y en Panamá, entre otros; al igual que está creando condiciones para expandirse desde el campo de la política, apoyando candidatos presidenciales como en Chile, Colombia y Brasil, y abriendo las posibilidades a otros países donde existan condiciones favorables para el imperialismo. Y es aquí, donde precisamente el pensamiento del Che recobra mayor importancia para luchar contra el imperialismo esté donde esté, desarrollando una gran oleada de amor, que despierte la sensibilidad humana, en donde cada hombre y cada mujer sean capaces de “recibir como afrenta propia todo acto que vaya contra la dignidad del hombre en cualquier parte del mundo”, y de paso encontrar sentido al internacionalismo planteado por Guevara. No existe, pues, otra opción, que enfrentarnos al enemigo de la América entera, que es el imperio norteamericano, y ese enfrentamiento, como lo manifestara El Che, parte del hecho de aceptar que “en los momentos de grandes peligros, en los momentos de grandes tensiones y de grandes creaciones, lo que cuenta son los grandes enemigos y las grandes metas” porque no podemos seguir dividiéndonos para que ellos se fortalezcan, máxime cuando, según la mirada visionaria del Che, “los monopolios están en derrota; la ciencia colectiva se anota, día a día, nuevos y más importantes triunfos”, pero los grandes monopolios no están dispuestos a entregar sus zonas de explotación y continuarán con la obsesión de intensificar el sojuzgamiento y fragmentación, mediante la circulación de “ideas de mercado”, materializados en los siguientes aspectos, señalados por James Petras: “La pauta de construcción del imperio consiste en el cobro de pillaje de los recursos naturales y la transferencia a gran escala de propiedades públicas a las multinacionales”, y en esta dirección, América Latina se convierte en un continente Colección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas en disputa porque las mayores multinacionales de los Estados Unidos dependen decisivamente de los beneficios que obtienen en el extranjero, y en este aspecto tenemos que volver a pensar en el internacionalismo con que soñara El Che Guevara, materializado en el proceso cubano, que parte de la concepción del humanismo revolucionario, de ser solidarios con todos los pueblos del mundo, de correr la misma suerte que el agredido, de acompañarlo hasta la muerte o la victoria, porque “La hermandad revolucionaria rebasa las diferencias culturales, idiomáticas y geográficas y se confunden en la identidad de la lucha que libran los trabajadores bien sea en Japón, Congo o Argentina”. En la vida del Che, no hubo convicción que no acompañara con el acto correspondiente y fue el primero en cumplir las norma de trabajador ejemplar en el trabajo voluntario y puso a su equipo del Ministerio de Industria a la cabeza, porque además concebía que “la revolución no es, como pretenden algunos, una estandarización de la voluntad colectiva, de la iniciativa colectiva, sino todo lo contrario, es una liberadora de la capacidad individual del hombre”; y para esto, además de ver en el arte y la cultura elementos básicos en la educación del pueblo, se necesita, como el mismo lo dijera, “... que todo el pueblo se movilice y que aprenda, con el uso de las armas y el ejercicio de la unidad combatiente, lo que vale un arma y lo que vale la unidad del pueblo”, y con esta postura, no se está haciendo apología de la guerra, sino que a los pueblos vilipendiados y explotados de Nuestra América no les queda otra opción de recuperar su dignidad e independencia, porque parafraseando a Bolívar, los Estados Unidos de América parece seguir destinados por la providencia para plagar de hambre y miseria a América Latina a nombre de la libertad, y aunque, en palabras del Che, “Todo trabajo, todo capital que se invierta en prepararse para una acción guerrera , es trabajo perdido, es dinero perdido. Desgraciadamente hay que hacerlo, porque hay otros que se preparan, pero eso –y lo digo con honestidad y mi orgullo de soldado-, que el dinero con más tristeza veo irse de las arcas del banco Nacional es el que va a pagar algún arma de destrucción”.

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Uverney Quimbayo El panorama de América Latina en la década de los noventa y en la primera década del siglo XXI es tremendamente desconsolador: “las disciplinas sociales se han fundido en el discurso neoliberal de libre mercado y del individualismo metodológico exacerbado, muestran impotencia para formular diagnósticos e hipótesis de investigación autónomos, que reflejen genuinamente la esencia de los fenómenos estudiados //sin// interferencia de los paradigmas eurocentristas y de los elaborados por la ideología norteamericana. Son éstos los que han tomado la batuta y los que marcan las pautas de investigación y los contenidos académicos, utilizando para ello la influencia que ejercen a través del poder político, de los sistemas de becas a los estudiantes, del financiamiento de las instituciones de educación superior y de posgrado, así como de institutos y centros de investigación. Por eso es urgente recuperar la autonomía y la capacidad crítica del pensamiento latinoamericano para crear marcos epistemológicos propios y cuadros teóricos, así como métodos de investigación, en un esfuerzo que dé por resultado la elaboración de conceptos y categorías particulares que, a la par, sean fiel reflejo del metabolismo esencial de los fenómenos sociales y humanos que discurren en América Latina en este despuntar del siglo” (Sotelo, 229). América Latina, entonces, alimentada por el pensamiento y ejemplo de hombres como Martí, Sandino, Zapata, Allende, El Che, Camilo, y Fidel, entre otros, está “devolviendo el golpe”, porque como lo dijera Fidel Castro, “Ahora sí, la historia tendrá que contar con los pobres de América, con los explotados y vilipendiados de América Latina, que han decidido empezar a escribir ellos mismo para siempre su historia... Cuando nosotros recordamos al Che, no estamos pensando fundamentalmente en sus virtudes militares. ¡No!, La guerra es un medio y no un fin, la guerra es un instrumento de los revolucionarios. ¡Lo importante es la revolución, lo importante es la causa revolucionaria, las ideas revolucionarias, los objetivos revolucionarios, los sentimientos revolucionarios, las virtudes revolucionaria!”. Y esas ideas revolucionarias del Che, representan un gran aporte Colección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas a la articulación entre teoría y práctica, que caracterizó en el pasado a la mayor parte de las corrientes teóricas del pensamiento latinoamericano, y que a partir de la década del los ochenta presentaron inconvenientes para analizar y diagnosticar la realidad y elaborar alternativas de cambio y transformación radical del sistema imperante.

Taller de profundización 1. Consulte sobre el concepto de ciudadanía en la construcción de la democracia actual. 2. ¿Qué significa para el capitalismo el individualismo y la competitividad? 3. ¿Qué es la praxis? 4. ¿Qué implicaciones tuvo para el Che el recorrido por la mayoría de los países de América Latina? 5. ¿Cuál era la opinión del Che sobre la participación de los trabajadores en el desarrollo industrial? 6. ¿Cómo plantea el Che la superación del burocratismo como uno de los peores males que le puede ocurrir a una revolución y a una organización revolucionaria? 7. ¿Cuál es el concepto de la igualdad referida por el Che? 8. ¿Cuál es el papel del pueblo en la revolución? 9. ¿Cómo surge el Partido Comunista Cubano? 10. ¿Qué es el imperialismo y por qué para el Che el deber de todo revolucionario es combatirlo? 11. ¿Cómo valora la carta dejada por el Che a Fidel el 4 de octubre de 1965? 12. ¿Qué importancia tiene el internacionalismo planteado por el Che en la lucha contra el imperialismo? 13. ¿Qué importancia tiene para la izquierda de América Latina el surgimiento de los movimientos socio políticos de los años 90? 14. ¿Qué aporte hace la vida y el pensamiento del Che en la construcción de Otra América Posible?

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Puntos de llegada para continuar el camino (A manera de conclusiones)

1. Hoy, sin lugar a dudas, podemos decir que Latinoamérica reclama la la recuperación de su capacidad crítica y la restitución de sus cualidades éticas y libertarias para que no sea una caja de resonancia del norte. Y así, poder pensar en un pensamiento propio sobre el cual se fundamenta la única posibilidad de superar la grave crisis que se padece en todos los rincones del continente. 2. El intelectual que lleva su patria en sus entrañas, es un hombre que suele mantener una gran cohesión y coherencia en su praxis social, política y revolucionaria. Está llamado a aportar a la transformación de la sociedad desde y con el pueblo. 3. Cuando se habla de revolución, retomando a Camilo, se hace alusión a “…el cambio de la estructura de la propiedad, de la propiedad de la tierra, de la propiedad de las casas, que es el cambio de la política de inversiones, que ya no podrán salir capitales del país sino tendrán que ser invertidos en aquellos sectores que produzcan trabajo para el pueblo, que se tendrán que abrir todas las relaciones internacionales con todo el mundo, que las fuerzas armadas serán bien remuneradas pero que serán consagradas a trabajos de progreso socio-económico y no se les obligará a matar a sus compatriotas”. 4. Otro mundo será posible si se dan transformaciones de raíz, desde el interior de nosotros mismos y el de nuestras organizaciones sociales y políticas. El socialismo, como alternativa de cambio, amerita ser debatido, redimensionado y creado a tono con nuestro tiempo, con

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el ánimo de revitalizar el espíritu, el pensamiento y las prácticas revolucionarias, en pro de fortalecer la unidad de los de abajo, de construir organización popular, generar movilización social y superar el viejo parlamentarismo. La unidad, organización y movilización implica ganar una conciencia común en torno a objetivos comunes nacionales, insistiendo en lo que nos une y prescindiendo de lo que nos separa, es decir, buscar la integración autónoma de las masas en torno a la lucha contra el hambre, la ignorancia, la mala salud, la vivienda digna, la mala educación y la carestía de la vida, entre otros; en este perspectiva, la unión se dará por la base, y cuando esta se hace por la base el movimiento se hará indestructible porque estará por encima de las ambiciones personales. Se hace necesario que a partir de la Escuela, como sistema escolar, se motive y desarrolle la recuperación de la memoria histórica y social, desde lo local hasta lo continental, en la perspectiva de soñar con un país que esté unido física y espiritualmente con los demás países de Latinoamérica. La patria, tarea por construir, tal como lo muestran Camilo, Otto René y el Che, no se hace con buenas intenciones, sino contribuyendo con la profundización de la democracia, a partir de reconocer las diferencias, y sobre todo profesando un profundo respeto por los valores de la cultura universal, en pro de la unidad de todos los desadaptados, la generación de procesos de organización autónomos y adquiriendo conocimientos para transformar la realidad. La crisis estructural, espiritual e ideológica que hoy se padece en el continente consiste fundamentalmente en que faltan verdaderos maestros, verdaderos líderes; voces proféticas, directrices, conductores de la juventud. Hombres y mujeres con entereza, generosos, dispuesto a marchar siempre en la primera fila.

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En Camilo, Otto René y el Che, encontramos enormes coincidencias, tanto en el profundo Amor por sus prójimos como en la coherencia entre conciencia social, política y revolucionaria, que los lleva a abolir fronteras sin olvidar el nuevo curso en ese contexto, y a llevar a Colombia, Guatemala y Cuba en las entrañas, dando muestras de que más allá de los dogmas hay una realidad que azota el continente: La pobreza, el hambre y la injusticia. 10. El texto, aunque reivindica tres personajes que asumieron la lucha armada revolucionaria como única salida para generar cambios estructurales en una sociedad, hace énfasis en el papel de la democracia participativa, real, popular o radical, vista como un elemento fundamental en la configuración de una izquierda social y política, que supere la arcaica democracia formal, política, liberal, representativa, parlamentaria o electoral y los enfoques reduccionistas de las izquierdas, la ciudadanía des-territorializada de la globalización que daña el ejercicio de los derechos civiles y políticos y genera fragmentación social e individual. La democracia, como lo plantea Adolfo Sánchez Vásquez, “exige una participación consciente, racional, en la toma de decisiones que afectan a la comunidad, y toda vez que esta participación es una exigencia de libertad, la democracia es un valor al que no se puede dejar de aspirar”.

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Tras las huellas perdidas

Corrientes doctrinarias y prácticas políticas (Complemento)

Por Miguel Eduardo Cárdenas Rivera

La masa ya no se conforma con piadosas condiciones y promesas, quiere experimentar ella misma el supremo sentimiento de su potencia y la pasión salvajes y, para este fin, siempre vuelve a utilizar lo que le brindan las ocasiones y las exigencias sociales. Elías Canetti, Masa y Poder (1960)

El cuidadoso trabajo sobre el pensamiento político latinoamericano que elaboró con erudita convicción el profesor Uverney Quimbayo Cabrera, es -sin duda- un poderoso acicate para adelantar un profundo debate sobre la incoherencia entre la teoría y la práctica de la izquierda no sólo en Colombia. El problema de la praxis implica acometer una definición de la palabra doctrina, dar curso a una explicación sobre su significado y alcance para hacer notar la distancia ética entre el manejo discursivo y el comportamiento práctico; el trabajo de Uverney Quimbayo sugiere persistir en un socialismo esquivo que exige una explicación sobre la ofensiva y ‘triunfo’ del Liberalismo y su auge luego de la caída del Muro; pero a la vez es menester hacer un crudo contraste con el Socialismo marxista que en el siglo XX tuvo mayor influencia mundial: el del pensamiento de Mao Tsetung; estas notas complementarias al libro Tras las huellas perdidas finalizan con una perspectiva sobre el papel de los intelectuales como creadores del discurso legitimador del régimen, y concluye con una propuesta para que la clase trabajadora tenga su propia capacidad de dirección intelectual.

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Uverney Quimbayo 1. Definición, significado y alcance de la palabra ‘doctrina’ Se puede definir la palabra doctrina como un dogma, teoría, o conjunto de principios que se enseñan; alude también a enseñanza, esto es la acción de enseñar, de lograr conocimientos, o de adquirirlos para ser doctor o ‘maestro’ (Gómez de Silva, 231). Doctrina viene a ser el conjunto de tesis y conceptos de tratadistas y pensadores de una escuela literaria, jurídica, filosófica, religiosa o política. Proviene del latín ‘doctrina’ que indica lo que se da por enseñado y aceptado como cierto; de ahí que se confunda con ideología, dado que ésta se vale de la doctrina para explicar y difundir las concepciones que tiene un grupo social, escuela o partido político, determinados por el momento histórico que vivan. Así mismo hay que diferenciar la doctrina de la ciencia que es el conjunto de conocimientos comprobados y del término teoría que es un conocimiento científico que busca integrar las leyes que rigen un fenómeno real. La doctrina es un instrumento de las teorías o de los dogmas de una ideología específica. En ese orden es preciso distinguir doctrina de dogmatismo entendido como la creencia en que un cuerpo de doctrina política encierra la verdad absoluta, inalterable, sean cuales sean los cambios históricos, económicos o coyunturales que se produzcan. Ligado al fanatismo, impide toda posibilidad de discusión que no sea una exaltación de tal verdad o la aportación de nuevos datos para sostenerla. El dogmatismo, parecido muchas veces a la fe, la iluminación o el conocimiento, suele ser, por el contrario, desesperación ante la multiplicidad de opciones y de ideas que se ofrecen y entre las que es difícil elegir; el dogmático, o dogmatizado, incapaz de elegir o de reflexionar, prefiere sostener la doctrina original cerrándose y cegándose a cualquier otra versión. Los dogmáticos pueden ser optimistas, convencidos de que la Colección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas verdad se abrirá paso, puesto que es la única posible, pero también los hay dogmáticos pesimistas o escépticos(1) que dudan de que la verdad a que se abrazan sea una verdad real, pero que al considerar discutibles todas las demás enunciaciones políticas prefieren atenerse a la oficial y cumplirla sin vacilaciones. El dogmatismo es, si se quiere, una cuestión de temperamento, y se produce con frecuencia en los grupos políticos ‘extremistas’, para los cuales la persecución, la vida arriesgada, el sentido de lucha que dan a la política sólo pueden sostenerse mediante creencias absolutas. Cuando un dogmático ‘extremista’ deja de serlo, porque le alcanza la noción de que su verdad no es tal, puede con facilidad convertirse en amargado, angustiado, renegado, hasta traidor; y aplicar su dogmatismo a luchar contra quienes fueron sus compañeros (Haro, 195-196). 2. Acerca de la ofensiva, auge y ‘triunfo’ del Liberalismo luego de la caída del Muro El enfoque liberal democrático aprovecha el profundo impacto del fenómeno del derrumbamiento de un sistema de organización política que acompañó casi todo el siglo XX, como es la llamada “caída del comunismo”. Este fenómeno no sólo hace imposible una alternativa viable al Estado liberal-democrático, sino que afecta a la conciencia que la teoría política posee de sí misma, al menos desde la Ilustración. Frente a la arrogancia ilustrada, que en la asociación entre teoría y práctica creyó encontrar las bases para la ‘emancipación’ y mejora del hombre y la sociedad mediante el diseño y la construcción de un refinado sistema de organización política, se abre paso una creciente actitud de falibilidad (que falla) y la desconfianza en la misma capacidad del pensamiento para edificar grandes cuerpos y edificios teóricos. La caída del ‘socialismo real’ viene a confirmar así en la práctica algo que ya estaba presente desde dos décadas atrás en el ámbito del pensamiento. Los hechos acaecidos a fines de los ochenta del siglo pasado

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Uverney Quimbayo permitieron sacar a la luz algunas importantes tendencias de la práctica política y su relación con la teoría. En primer lugar, la relevancia de la dimensión internacional de la política, lo que se subsume bajo el término de ‘globalización’, y que no sólo afecta a una creciente internacionalización del sistema económico o a los procesos de integración política regional, sino a la misma visión de la sociedad como un ‘sistema global’ o una ‘sociedad mundial’ (Luhmann). Este fenómeno no deja de tener repercusión sobre la teoría política tradicional, que abre un nuevo frente dedicado a este nuevo objeto. Entre los temas que se abordan en la teoría política de las relaciones internacionales están las cuestiones relativas a la justicia en el ámbito internacional, el multiculturalismo, los nuevos principios de la organización de un sistema de relaciones internacionales, etcétera. Pero también los sistemas derivados de tal consideración eso que se da en llamar la ‘globalización de la democracia’, la instauración de la democracia de raíz liberal como el único sistema de gobierno legítimo. De manera Independiente de la sensación de crisis que afecta a todas las ideologías políticas tradicionales, o quizá por eso mismo, la reflexión de la democracia como sistema de organización política se convierte en el tema estrella en la teoría política. Ello permite a esta última abundar en las muchas contradicciones, matices y particularidades del pensamiento liberal democrático, cuyo resultado es un cuerpo teórico cargado de diferenciaciones y de enorme sofisticación. No es vano que en la teoría de la democracia acaban convergiendo las discusiones entre liberales igualitaristas y comunitaristas, socialistas y liberales conservadores, feministas y posmodernos. Es la política ‘real’ imbuida por lo que se piensa sobre la teoría política (Vallespín, 11-13). El auge del Liberalismo se explica por la contundencia de la crítica al totalitarismo sistema en el que quienes no piensan, -porque obedecen a sus dueños o guías son felices-, se ahorran así la angustia de la elección entre verdades incompatibles, aunque no sepan bien lo que es ser humano. Fue el radical ruso Alexander Herzen quien tras la revolución de 1848, indicó la aparición Colección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas histórica de una nueva forma de sacrificio humano, el que había que realizarse sobre tales altares abstractos: el partido, la nación, la Iglesia, el progreso, las leyes de la historia. Altares todos ellos sedientos de matanza humana. Herzen pronunció palabras proféticas y terribles acerca de la poderosa alianza entre los fanatismos urdidos y la pretensión racionalista: “Si el fin es el progreso, ¿Para quién nos esforzamos? ¿Quién es este Moloch que, a medida que a él se acercan los sufridos trabajadores, en vez de recompensarlos, se retira, y que, por todo consuelo para las multitudes exhaustas y condenadas que gritan morituri te salutant sólo puede darles la burlona respuesta de que tras su muerte la vida será bella sobre la tierra?” Se trata de una fatal sumatoria entre el racionalismo dogmático y la ideología totalitaria que parte de la premisa de Kant según la cual: “Con un leño tan torcido como aquel del cual ha sido hecho el ser humano nada puede forjarse que sea del todo recto”. La crítica del Liberalismo al Socialismo es que: “(...) este movimiento es justamente condenado por su monstruosa falacia de que la vida es una obra de arte, o puede hacerse lo que sea, que el modelo estético puede aplicarse a la política, que el guía político es (...) un artista sublime que conforma a los hombres según su designio creativo, lo cual conduce en la práctica a una peligrosa insensatez teórica y a una brutalidad salvaje (...)”. Es comprensible, desde la perspectiva del Liberalismo, entender el afán de los herederos románticos y revolucionarios de la Ilustración, ese afán que los poseyó por imponer su certidumbre (para ellos, incontrovertible en su cientificidad) a una sociedad convulsa como la suya, presa de las dislocaciones del capitalismo ascendente. Por ello es menester distinguir con cuidado

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Uverney Quimbayo entre la confianza de los teóricos del progreso, apoyados en su más vehemente y sincera creencia en las posibilidades de sus ciencias de la humanidad −como fue el caso de Comte y Marx, por ejemplo− y para los que no se planteaban dudas graves ni problema epistemológico alguno, y la degradación posterior de sus concepciones a manos de los ideólogos y doctrinarios del totalitarismo del siglo XX. Pero a todos ellos unía una misma creencia en la existencia de una sola verdad moral y en la falsedad de toda respuesta que con ella no coincidiera. No obstante para el Liberalismo todo no es negativo en el Romanticismo (como postura utópica), pues a él se debe que: “haya hundido para siempre la fe en una verdad universal y objetiva en asuntos de comportamiento, en la posibilidad de una sociedad perfectamente armoniosa, y del todo libre de conflicto, injusticia y opresión”. El Liberalismo rechaza la ‘Sociedad Perfecta’ la cual equipara al totalitarismo de la perfección. El Liberalismo opta entonces por una ‘Sociedad Buena’, dado su rechazo a la homogeneización de las formas de vida o de los proyectos de convivencia que entraña toda concepción perfeccionista. El Liberalismo denuncia así la exigencia de autoridad e imposición que debe acompañar a los que, con arrogancia, dicen conocer el secreto del Edén. Para el Liberalismo la sociedad humana implica variedades temperamentales y pasiones diversas, no acepta la existencia de algo común en la naturaleza humana dado que cada una de sus manifestaciones es irreducible a las demás. En tal sentido: “La idea de una sociedad única y perfecta para toda la humanidad debe ser internamente contradictoria”. Para el Liberalismo los valores no se descubren, se crean, mediante ellos se intenta a veces producir la armonía universal y también la eliminación del pluralismo, con frecuencia a través de algún ente abstracto, como puede ser el Estado, o una clase Colección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas imbuida del progreso irreprimible de la historia, o un partido que afirme representarlo sin más credenciales que sus proclamas y su terror institucional. Para el Liberalismo no es factible la perfección, hay verdades distintas y valoraciones diversas de la vida. El concepto de un bien común que sea válido para toda la humanidad reposa sobre un error radical y trágico: “Una de las tareas de Berlín [el principal ideólogo del Liberalismo en el Siglo XX] ha consistido en no dar cuartel a quienes han seguido esta peligrosa vía muerta del pensamiento moral y político nacido de la interpretación romántica de la razón y de la ciencia, incluida la ciencia social en su entrelazamiento con la ideología. Por ello, la caída de los regímenes totalitarios estalinistas podría inclinar a algún observador a pensar que su filosofía va, en este terreno, demasiado ligada a una fase histórica del conflicto que ha tenido lugar entre el pensamiento liberal y el marxista de corte leninista” (Giner, 19-22). 3. El socialismo marxista en el siglo XX: la influencia mundial del pensamiento doctrinario de Mao Tsetung La fortaleza del marxismo pasa por el conocimiento profundo de sus planteamientos para no trastabillar frente a la andanada del Liberalismo que como vimos no deja espacio frente a la mediocridad, la ignorancia o la desmoralización en boga. Está claro que al que titubea el Liberalismo se lo lleva por delante. Por ello la importancia de hacer un somero repaso de aspectos teóricos claves del marxismo en lo que toca al papel histórico de la fuerza organizada de las masas, la función de la educación ideológica marxista para el logro del propósito de dar curso a un proceso revolucionario, y la importancia insustituible de la investigación científica en la tarea de ejercer la dirección política de un movimiento de masas:

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Uverney Quimbayo Para Mao Tsetung –en su condición de ideólogo marxista y de dirigente de un proceso político concreto en la China imperial, semifeudal y colonial– el problema de la revolución implica estar advertido de manera rigurosa y consciente que: “Hacer la revolución no es ofrecer un banquete, ni escribir una obra, ni pintar un cuadro o hacer un bordado; no puede ser tan elegante, tan tranquila y delicada, tan apacible, amable, cortés, moderada y magnánima. Una revolución es una insurrección, es un acto de violencia mediante el cual una clase derrota a otra” (1927). “En la sociedad de clases, las revoluciones y las guerras revolucionarias son inevitables; sin ellas, es imposible realizar saltos en el desarrollo social y derrocar a las clases dominantes reaccionarias, y, por lo tanto, es imposible que el pueblo conquiste el Poder” (1937). “La tarea central y la forma más alta de toda revolución es la toma del Poder por medio de la fuerza armada, es decir, la solución del problema por medio de la guerra. Este principio marxista-leninista de la revolución tiene validez universal” (1938), Problemas de la guerra y de la estrategia. “Según la teoría marxista del Estado, el ejército es el principal componente del Poder estatal. Quienquiera que desee tomar el Poder estatal y retenerlo, tiene que contar con un poderoso ejército. Cierta gente nos ridiculiza calificándonos de partidarios de la ‘teoría de la omnipotencia de la guerra’. Sí, somos partidarios de la teoría de la omnipotencia de la guerra revolucionaria; esta teoría no es mala, es buena, marxista. Con sus fusiles, los comunistas rusos crearon el socialismo. Nosotros crearemos una república democrática. La experiencia de la lucha de clases en la era del imperialismo nos demuestra que sólo mediante la fuerza del fusil la clase obrera y el resto de las masas trabajadoras pueden derrotar a la burguesía y la clase terrateniente armadas; en este sentido cabe afirmar que sólo con el fusil se puede transColección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas formar el mundo entero” (1938). “Somos partidarios de la abolición de la guerra; no deseamos la guerra. Pero la guerra sólo se puede abolir mediante la guerra. Para acabar con los fusiles, se debe empuñar el fusil”. “Las armas son un factor importante en la guerra, pero no el decisivo. El factor decisivo es el hombre, y no las cosas. Determinan la correlación de fuerzas no sólo el poderío militar y económico, sino también los recursos humanos y la moral. El poderío militar y económico es manejado por el hombre”. Sobre la guerra prolongada. “La guerra, ese monstruo de matanza entre los hombres, será finalmente eliminada por el progreso de la sociedad humana y lo será en un futuro no lejano. Pero sólo hay un modo para eliminarla: oponer la guerra revolucionaria a la guerra contrarrevolucionaria, oponer la guerra revolucionaria nacional a la guerra contrarrevolucionaria nacional y oponer la guerra revolucionaria de clase a la guerra contrarrevolucionaria de clase (...). Cuando la sociedad humana llegue a una etapa en que las clases y los Estados sean eliminados, ya no habrá guerras, contrarrevolucionarias o revolucionarias, injustas o justas. Esa será la era de la paz eterna para la humanidad. Al estudiar las leyes de la guerra revolucionaria partimos de la aspiración a eliminar todas las guerras. He aquí la línea divisoria entre nosotros, los comunistas, y todas las clases explotadoras” (1936) Problemas estratégicos de la guerra revolucionaria en China. “En la historia de la humanidad, toda fuerza reaccionaria a punto de perecer se lanza invariablemente a una última y desesperada embestida contra las fuerzas revolucionarias; a menudo sucede que algunos revolucionarios se dejan engañar durante cierto tiempo por este poderío aparente que encubre su debilidad interna, y no logran ver el hecho esencial de que el enemigo se aproxima a su fin, en tanto que ellos mismos se acercan a la victoria” (1942).

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Uverney Quimbayo “La guerra revolucionaria es la guerra de las masas, y sólo puede realizarse movilizando a las masas y apoyándose en ellas”(2) (1934). La ley de la historia significa que: “El sistema socialista terminará por reemplazar al sistema capitalista; esta es una ley objetiva, independiente de la voluntad del hombre. Por mucho que los reaccionarios traten de frenar la rueda de la historia, tarde o temprano se producirá la revolución y triunfará sin duda alguna” (1957). “La historia de la humanidad es la historia del continuo desarrollo del reino de la necesidad al reino de la libertad. Este proceso no tiene término. En las sociedades en que existen clases, la lucha de clases no tiene fin. En la sociedad sin clases, jamás terminará la lucha entre lo nuevo y lo viejo, y entro lo justo y lo erróneo. En los terrenos de la lucha por la producción y de la experimentación científica, la humanidad está en constante progreso y la naturaleza en constante desarrollo; nunca se quedan en un nivel determinado. Por lo tanto, el hombre necesita sintetizar constantemente sus experiencias, y descubre, inventa, crea y avanza. Todas las ideas en favor del estancamiento, el pesimismo, la inercia o la complacencia son erróneas. Lo son porque no corresponden ni a los hechos históricos del desarrollo de la sociedad humana a lo largo de cerca de un millón de años, ni a los hechos históricos de la naturaleza conocidos por nosotros hasta la fecha (por ejemplo, la naturaleza tal como se refleja en la historia de los cuerpos celestes, de la tierra, de la vida y de otros fenómenos naturales)” (1964). Sobre la acción organizada de las masas y el papel de la educación ideológica y política marxistas Mao Tsetung explica que: “Por activo que se muestre el grupo dirigente, su actividad no pasará de ser el infructuoso esfuerzo de un puñado de persoColección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas nas, a menos que sea combinada con la actividad de las masas. Por otra parte, la actividad de éstas, sin un firme grupo dirigente que la organice en forma apropiada, no puede mantenerse por mucho tiempo, ni desarrollarse en una dirección justa ni elevarse a un alto nivel”. Algunas cuestiones sobre los métodos de dirección (1943). “Los problemas de carácter ideológico y los problemas de controversia en el seno del pueblo, pueden resolverse únicamente por métodos democráticos, por medio de la discusión, la crítica, la persuasión y educación, y no por métodos coactivos o represivos” (1957). “La educación ideológica es el eslabón clave que debemos empuñar firmemente en nuestro trabajo por unir a todo el Partido para la gran lucha política. De no proceder así, el Partido no podrá cumplir ninguna de sus tareas políticas” (1945). “El ser social del hombre determina su pensamiento. Las ideas correctas características de la clase avanzada, una vez dominadas por las masas, se convierten en una fuerza material que transforma la sociedad y el mundo”. ¿De dónde provienen las ideas correctas? (1963). “Algunos han leído unos cuantos libros marxistas y se creen muy doctos, pero, como lo que han leído no les ha penetrado ni prendido en la mente, no saben utilizarlo y sus sentimientos de clase siguen como antes. Otros son muy engreídos y, habiendo aprendido algunas frases librescas, se hacen pasar por notabilidades y se hinchan de orgullo, pero, cada vez que se levanta una tormenta, toman una posición muy diferente a la de los obreros y la mayoría de los campesinos. Vacilan mientras éstos permanecen firmes, se muestran equívocos mientras éstos son francos y directos” (1957). “Cuando decimos que el marxismo es correcto, no lo decimos de ninguna manera porque Marx fuera ‘profeta’ sino porque su

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Uverney Quimbayo teoría demostró ser acertada en nuestra práctica y en nuestra lucha. Cuando aceptamos su teoría, ninguna noción formalista ni mística como la de la ‘profecía’ entra jamás en nuestras mentes. Muchos lectores de libros marxistas se han transformado en renegados de la revolución, mientras que obreros analfabetos captan el marxismo muy bien. Por supuesto que debemos estudiar libros de marxismo, pero ese estudio debe integrarse con las condiciones reales de nuestro país. Necesitamos los libros, pero debemos superar el culto a los libros, el cual está divorciado de la situación real. ¿Cómo podemos superar el culto a los libros? La única forma es investigar la situación real”. Contra el culto a los libros, Pekin: Ediciones en Lenguas Extranjeras, 1972. Como queda claro Mao Tsetung hizo énfasis en la educación y en la ciencia, al considerar la investigación social como la tarea más importante en el trabajo de dirección y la base para definir la política. 4. Sobre el papel de los intelectuales como creadores del discurso legitimador del régimen En Colombia, la relación de los intelectuales con el Estado no tiene, por lo menos hasta mediados de los años ochenta del siglo XX, ni la amplitud, ni la diversidad, ni el sentido que adoptó la legitimación del orden político en América Latina. La característica esencial de los intelectuales colombianos hasta la década del sesenta fue su subordinación a los partidos tradicionales. Su relación con la cultura, con la política y con el Estado respondió a las necesidades de los proyectos políticos, liberal o conservador, y se inscribió en las posibilidades que estos partidos ofrecían. A comienzos de los años sesenta se inició la ruptura de los mismos con los partidos tradicionales y con las funciones que estos les asignaron, lo que permitió la constitución de un campo culColección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas tural autónomo. Desde este momento, y durante dos décadas, los intelectuales vivieron su edad dorada. A partir de los ochenta se forjó una lenta, y casi imperceptible, nueva relación con el Estado y, por supuesto, con la sociedad. El resultado, palpable a mediados de la década, no fue otro que el de la reincorporación de los intelectuales a la tutela del bipartidismo y el Estado. El péndulo los empujó a la derecha. En el campo de la filosofía, a partir de los ochenta se padece una moda intelectual: la posmodernidad. Moda que se llevará a gran parte de la intelectualidad, en algunos casos con pasado marxista, a renegar de cualquier tipo de posición política o comprometida, así como del proyecto emancipatorio. El supuesto fin de los metarrelatos y de los sistemas filosóficos, la supremacía de lo efímero y una era de dominio absoluto del capital, sumado al hundimiento de la URSS y la derrota sandinista, llevaron a muchos intelectuales a realizar un tránsito de los conceptos a las metáforas y, por supuesto, al abandono de todo aquello que estuviera ligado con el marxismo: un sistema filosófico, el compromiso de transformar la realidad, los proyectos utópicos y las funciones clásicas del intelectual; pues éste murió en definitiva, al igual que los grandes sujetos históricos, como el proletariado. Esta corriente llegó en un momento en el que la intelectualidad de izquierda venía cediendo espacios y se encontraba en una encrucijada que llevó a muchos a optar por el rechazo a las ideologías y la adopción de la jerga posmoderna. Tres décadas atrás con Belisario Betancur (1982-1986) se inaugura un proceso que implicó el (re)acomodo de la intelectualidad en los partidos tradicionales y en el Estado. Esta situación llevó a hacer parte de la nómina oficial a quienes asesoran los diálogos con los grupos insurgentes y nuevamente arrastró a la intelectualidad colombiana a quedar sometida a la influencia de los partidos tradicionales y a las diversas instituciones del Estado. Esta dinámica alcanzó su mayor éxito con la Constitución de 1991, que acabó con la intelectualidad disidente y permitió al modelo neoliberal obtener un núcleo de legitimadores con el

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Uverney Quimbayo cual no contaba. Este proceso de cooptación se vio fortalecido a lo largo de la década de los noventa y en la primera década del siglo XXI, se expresa en la conformación de “nuevas” fuerzas políticas y en la participación consuetudinaria de antiguos izquierdistas en la cúpula de los gobiernos de turno ya sea como el caso patético y vergonzoso del actual vicepresidente, consejeros, asesores y/o consultores en materias claves del manejo económico, social, político, en especial en el tema del “conflicto”. Obvio, los intelectuales no son un grupo monolítico, y existen algunos que plantean la necesidad de que el intelectual regrese a sus funciones básicas: la crítica, la independencia y el proyecto de utopía; máxime cuando el neoliberalismo amenaza con destruir la nación(3). De ahí la importancia de ejercer la autonomía de la clase trabajadora para generar su propio proyecto nacional-popular. La clase trabajadora debe y puede contar con su propia intelectualidad. En la actual encrucijada se cuenta con el legado del pensamiento y el compromiso de un prohombre como Orlando Fals Borda quien desarrolló una propuesta para la reconstrucción de la nación para llegar a una segunda república, regional y unitaria; el papel que desempeña el trópico en la tarea de hacer auténtica y propicia esta nueva entidad, y la crisis cultural que incita a romper la rutina dogmática y a desafiar los paradigmas vigentes. A pesar de todos los problemas, para Fals Borda -cuyo fallecimiento acaecido el 12 de agosto de 2008-, resultaba posible crear y preservar en paz una unidad nacional diversificada capaz de respetar los derechos sociales, de equilibrar el desarrollo de las regiones, de estimular la autenticidad y lo vernáculo, de superar el eurocentrismo y de buscar formas económicas que se atrevan a ir más allá del modelo neoliberal imperante con miras a instaurar en el país un socialismo humanista, ecológico y libertario. Desde luego, su propuesta que es nuestra propuesta no está exenta de dificultades. Su entusiasmo, sin embargo, es contagioso, entre otras cosas porque muestra cómo la utopía, y con ella el optimismo vital, no pierden vigencia en el mundo contemporáneo (Fals Borda). Colección PAZ-ANDO LA VOZ

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Tras las huellas perdidas En la actualidad amplios sectores sociales y políticos se identifican en la convicción acerca de la incapacidad del régimen social capitalista establecido en Colombia para atender las reivindicaciones sociales y sobre todo para concretar los derechos humanos. Se considera que por su misma naturaleza el régimen está en total imposibilidad de realizar de manera efectiva los derechos fundamentales y los derechos humanos. Es más: algo consustancial a este régimen es la violación sistemática de los derechos humanos. En verdad al régimen no se le puede pedir sino lo que vive Colombia. Se requiere construir otro régimen para lograr la plena realización de los derechos humanos fundamentales. Esta tarea compete jalonarla a la clase trabajadora que con su propia capacidad intelectual habrá de dirigir el proceso histórico e institucional que se avecina.

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Neiva, 12 de agosto de 2010, en homenaje a la memoria del maestro de la subversión en Colombia, compañero Orlando Fals Borda, con motivo del 2º aniversario de su muerte física.

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Notas:

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(1) En referencia al problema del escepticismo −uno de los pivotes en la obra Investigación sobre el entendimiento humano del filósofo inglés del siglo XVIII David Hume− es pertinente anotar que el escepticismo reconoce los “límites de nuestras mentes en cuanto a fuentes de conocimiento cierto”, y sirve para “invalidar el dogmatismo en las regiones de la creencia donde las pasiones están fuertemente involucradas”, cfr. QUINTON, Anthony. (1999). Hume. Bogotá: Grupo Editorial Norma, pp. 5556. (2) Sobre la guerra como forma de la acción política véase SUN TSE. (1974). Los trece artículos sobre el arte de la guerra. Barcelona: Editorial Anagrama, anota que: “... hay que subyugar al enemigo sin presentar batalla...”, p. 37, y que: “La necesidad es lo único que debe hacer emprender una guerra. Los combates, cualquiera que sea su naturaleza, tienen siempre algo funesto para los vencedores mismos; no hay que librarlos sino cuando la guerra no se pueda hacer de otra manera”, pp. 126127. (3) Para profundizar en el anterior enfoque sobre la cooptación de los intelectuales de izquierda por el establecimiento véase URREGO, Miguel Ángel. (2002). Intelectuales, Estado y Nación en Colombia. De la guerra de los Mil Días a la constitución de 1991. Bogotá: Siglo del Hombre Editores/Universidad Central DIUC, en esp. pp. 219-222 y 231-232.

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