El Archivo Nro. 34

Una publicación del Archivo Histórico Municipal Año XV - Nº 34 - Noviembre 2015

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Historia de una industria puntaltense historia oral

patrimonio

Manuel Jurado

Art Decó-autóctono pampeano: Fusión de dos estilos.

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editorial

Municipalidad de Cnel. de Marina Leonardo Rosales Punta Alta Dirección de Cultura

autoridades Ing. Oscar Holzman Intendente Municipal

Fernando Quiroga

DIRECTOR DE CULTURA

equipo de trabajo coordinación general

Prof. Luciano Izarra investigación y texto Prof. Fernanda Martel Entrevistas Prof. Guillermo Bertinat colaboradores Lic. Gustavo Chalier Arq. Graciela Britos Prof. Romina Amarfil Lic. Sergio Soler diagramación y diseño D.G. Roque Angelicchio impresión Multigráfica

El lector tiene en sus manos un nuevo ejemplar de El Archivo, el número 34. A fuerza de ser costumbre, la comunidad puntaltense toma como normal y cotidiano algo que desgraciadamente no lo es en otras ciudades del país: que una revista cultural, dedicada a la historia local, cumpla quince años de aparición ininterrumpida a pesar de los múltiples avatares de todo tipo, puede parecer un milagro. Sin embargo no lo es, puesto que El Archivo no solamente se hace desde el Archivo Histórico Municipal de Punta Alta sino que cuenta con la invalorable colaboación de los vecinos que constantemente aportan inquietudes, informaciones, temas y demandan apremiadamente la aparición de su próximo número. Sin esta participación, a la que se suma la de los comerciantes y entidades que la acompañan, la revista no tendría sentido y ya hace rato que hubiese terminado. Por lo tanto, estas palabras iniciales son de agradecimiento a todos por el apoyo incondicional brindado en estos tres lustros.

Este número está dedicado a uno de los tantos emprendimientos puntaltenses que, andando el tiempo, se han convertido en una suerte de símbolo: la fábrica de armas de fuego TALA. Muchas historias han corrido y corren en torno a ella y es por eso que El Archivo ha querido estudiar a fondo el tema para aclarar dudas y descubrir hechos poco conocidos. La contribución de ex operarios de TALA fue, en este sentido, digna de ser valorada.

En una ciudad que hoy en día depende casi por entero del sector público, los emprendimientos industriales marcan un hito en su historia económica y social. Nos habla también de un esfuerzo encaminado hacia la producción, hacia el agregado de valor a la manufactura local. Y nos muestra el camino potencial hacia una Punta Alta fabril que es posible pues se cuenta con capitales, capacidad empresarial y mano de obra calificada. Si a esto le sumamos un conjunto de políticas adecuadas de crédito y fomento, el ejemplo de TALA y tantas otras empresas puntaltenses que fueron referentes a nivel regional y nacional servirá de motivador para encarar acciones que lleven al despegue productivo de la ciudad.

sumario Nota de tapa | T.A.L.A. Historia de una iindustria puntaltense Historia Oral | Manuel Jurado Patrimonio | Art Decó-autóctono pampeano: Fusión de dos estilos.

Novedades | Historia del Arsenal Naval de Puerto Belgrano (1905-1960) Foto de tapa: Obrero en el taller de TALA, década de 1950.

Esta revista ha sido declarada de «Interés Legislativo» por la Honorable Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires - Resolución N° D/2030/04-05, por el Honorable Concejo Deliberante de Cnel. Rosales - Decreto Nº 45/04 y de «Interés Provincial Cultural» por el Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires, Resolución Nº 191/05.

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nota de tapa por Fernanda Martel

T.A.L.A. Historia de una industria puntaltense Quizás uno de los países más prolíficos en relación a la producción de armas de todo Sudamérica haya sido la Argentina. No en vano llegó a contar en su momento con más de treinta fábricas. Para orgullo de los puntaltenses TALA ocupó un lugar de privilegio entre ellas, destacándose en la producción de armas livianas, con las cuales abasteció el mercado local, nacional e internacional.

En el taller de TALA: Pablo Pisani, Alberto Montasier, Osvaldo Núñez (gerente) y el capataz Domingo Bini, década de 1950.

Las primeras industrias puntaltenses Decir que Punta Alta surgió al amparo de las obras del Puerto Militar podría hacernos creer que la actividad económica del pueblo dependía exclusivamente de éste, sin embargo, no es así. Por el contrario existieron un sinnúmero de emprendimientos comerciales e industriales que otorgaron un gran dinamismo. En este sentido, en algún momento las inversiones privadas fueron de tal importancia que equipararon al capital estatal colocado en la Base Naval; nos referimos al Ferrocarril del Sud, al Ferrocarril Rosario a Puerto Belgrano y al puerto comercial de Arroyo Pareja. Esta realidad generó, como es de suponer, una sociedad diversa y dinámica, de carácter abierto, con un importante sector comercial y también un modesto desarrollo de emprendimientos industriales de diversa índole.

A decir verdad, las primeras industrias instaladas en la zona fueron, incluso, anteriores al Puerto Militar: en 1894 un criadero de ostras, propiedad de Eugenio Pinsolles, y en 1896 una fábrica de conser-

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vas de pescado, propiedad de Francisco Torrontegui.

A principios del siglo XX, a la par que se construían las obras navales y se consolidaba el pueblo se fueron instalando otros emprendimientos como la fábrica de ladrillos, de Juan Bianchi, y la fábrica de aguas gaseosas, de Luis Zicarelli, ambas en 1900. En 1922, en las páginas del semanario local Nueva Épo-

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ca se destacaban los principales establecimientos industriales de Punta Alta a la vez que se exhortaba la necesidad de protegerlos: “[ ] En primer término contamos con una usina eléctrica cuya instalación llena todas las necesidades de la localidad. La misma está terminando de instalar una destiladora de petróleo crudo sacando de ello gasoil y en breve otros combustibles. [ ] En segundo término sigue la reciente instalación del molino harinero Marwel, cuyos dueños son los señores Raimundo y Pedro del Río.[ ] Sigue en orden de importancia la fábrica de fideos El Progreso, de los señores Joaquín Paolucci e hijos, instalada en un amplio local, sano e higiénico que hasta pareciera hecho con tal fin. [ ]Contamos también con una modesta fábrica de jabón y sus derivados y luego tenemos talleres mecánicos y fundiciones con elementos y capacidad para la realización de trabajos del ramo por más importantes que estos sean. Uno de estos es de propiedad de los señores Luis y Miguel Arias [ ] le sigue el del señor Juan Caraffini e igualmente la casa del señor Pablo Álvarez. [ ]” 1 En los años ´30 se sumaron además otros pequeños emprendimientos: una fábrica de alpargatas, tres canasterías, cuatro fábricas de caños de cemento y baldosas, cinco fábricas de cocinas, tres hornos de ladrillos, ocho talleres mecánicos, una fábrica de pomada para lustrar muebles y cueros y en la localidad de Calderón inició actividades “Agua Mineral Natural Calderón”. Eran pequeños emprendimientos, muchos de ellos familiares, que no siempre lograron perdurar en el tiempo, pero sin embargo permitieron diversificar la economía local y ofrecer otras fuentes de trabajo más allá del ámbito estatal de la Base Naval.

Los comienzos de TALA A fines de la década del 40 quedó instalada en Punta Alta la fábrica de armas livianas TALA SRL, que se convirtió con el devenir en la más importante y emblemática de la ciudad, alcanzando renombre regional y nacional. A la par y no por casualidad, se alentaba en Argentina el desarrollo de las industrias por sustitución de importaciones, proceso iniciado en los años 30 pero que en los años peronistas se profundizó, asumiendo un rol esencial como fuente de empleo y consumo.

“En el año 1948 [...] junto con los señores Ángel Arias y Pablo Pisani, compañeros de tareas, solicitamos al señor Director de los Talleres Generales de la Base Naval de Puerto Belgrano, la autorización para desarrollar después de la jornada diaria, experiencias orientadas a la fabricación de un arma de fuego de mano. De esta forma podíamos disponer de máquinas herramientas adecuadas, de laboratorios químicos-metalogáficos y de otras dependencias. Con la autorización otorgada nos abocamos a la tarea de desarrollar un programa de trabajo.” 2, relata el señor Osvaldo Núñez, al rememorar los inicios de la fábrica. Sin dudas, su afición a las armas y la práctica del tiro al blanco, sumado a su formación básica en la Escuela Industrial y el Arsenal Naval y el espíritu emprendedor que lo caracterizaba despertaron en él la inquietud de construir un arma de fuego para eventualmente comercializarla. Se desempeñaba por ese entonces como técnico en los Talleres de la Base, al igual que Ángel Arias y Pablo Pisani, fresador y matricero respectivamente.

Es así que, fuera del horario de trabajo, comenzaron a planear y desarrollar un prototipo original de una pistola semiautomática calibre 45, analizando las especificaciones técnicas requeridas para cada una de las piezas componentes, comenzando por el tipo de material, los tratamientos térmicos, entre otras cuestiones, a fin de obtener un 1 2

Nueva Época, sábado 3 de junio de 1922, p. 1 Núñez, Osvaldo; reseña histórica de TALA SRL, s/f.

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arma confiable y de larga vida útil. Especial dedicación se le dio a la construcción del cañón, por ser la pieza clave para lograr una buena precisión, que de hecho fue una de las cualidades que caracterizaron a las armas fabricadas por TALA. Posteriormente iniciaron la realización de un modelo propio, calibre 45 y también de una pistola calibre 22 con cargador para diez cartuchos. Ya con ambos prototipos construidos,llegó el momento adecuado para pensar en formalizar una sociedad y encarar la fabricación en serie. Algunas personas se habían sumado y colaborado en la etapa de las experiencias con los prototipos y con ellos quedó constituida la sociedad, encabezada por Osvaldo Núñez, ya mencionado, y los señores Orlando Gallego, Zvonimir Matkovich, Germán Frías y Aristóbulo y Galdino Carminatti. Éste último fue quien propuso el nombre de la sociedad: Talleres Armas Livianas Argentinas, utilizando las siglas TALA y el esquema del árbol homónimo como logotipo. Apreciado por su madera dura, produce excelente leña y se utiliza para artículos duraderos y de pequeño tamaño, atributos que indudablemente deseaban asociar a las armas de su producción.

Un estudio de mercado era prioritario antes de lanzarse de lleno a la producción por lo que viajaron a la Capital Federal con los dos prototipos, ya patentados, para visitar algunas de las principales armerías y hacer de ese modo un sondeo. En una de ellas, Juan Digiácomi, gran conocedor del ramo y destacado deportista en tiro al blanco, después de ver y probar la pistola calibre 22 se manifestó sorprendido por su calidad. “El arma tiene buena presentación, buen funcionamiento y seguridad y como ustedes han sido capaces de hacerla me permito decirles que el arma no es conocida y va a costar mucho imponerla, la empresa que la fabricará tampoco es conocida, de modo que llevará mucho tiempo colocarla en el mercado. Ustedes podrían hacer una pistola similar a una muy conocida y aceptada en el país, un arma de importación que en este momento es de patente vencida y la fábrica la retiró de su línea de productos, insisto que si la hacen van a tener seguro, el mayor de los éxitos en poco tiempo”3, les dijo.

La pistola a la que se hacía referencia era la Colt modelo Woodsman por lo que, ni bien regresaron de Capital, se contactaron con José V. Godio, un vecino bahiense aficionado al tiro al blanco, quien era

Taller de TALA. Operarios: Di Pascual, Ángel Arias, Raúl Peralta, Fortunato Nastasi, Lucietti y Manuel Jurado (con papel en mano). Década de 1950 3

Núñez, Osvaldo; reseña histórica de TALA SRL, s/f.

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poseedor de una. A partir de ella entonces surgió la amplia línea de pistolas que hizo famosa a TALA. Así, a partir de dicha pistola se construyeron dos prototipos, al que se le realizaron una serie de cambios y presentaron en Fabricaciones Militares, donde fueron sometidos a las pruebas reglamentarias establecidas para todo tipo de armas que se pretenden fabricar en el país, tras lo cual obtuvieron la autorización correspondiente.

La fábrica por dentro En 1949 quedó formalizada la sociedad con el nombre de TALA SRL, sumándose a la producción nacional de armas de fuego, con su respectiva marca registrada y logo. Se compró una vivienda, ubicada en Paso 648, y se la adaptó especialmente a los efectos de convertirla en una moderna fábrica. De este modo se adquirieron o construyeron las maquinarias necesarias para la fabricación de la pistola, distribuyéndolas de manera tal de crear una línea de ensamblaje que facilitara la producción en serie. Es decir, que a partir de la materia prima puesta en planta se iniciaban los procesos de maquinado para obtener el producto final, pasando por un estricto control de calidad. El señor Sebastián Di Meglio, ex empleado relata: “En la fábrica había diferentes departamentos, estaba el sector de las máquinas fresadoras, el sector de pavonado, el sector de tornería, el sector carpintería donde se fabricaban las cachas para las pistolas y las culatas para las carabinas. También estaba el sector túnel para probar las armas antes de ir al sector de expedición, donde se preparaban para su venta”.4 En efecto, se construía cada una de las piezas a través de diferentes máquinas herramientas como fresadoras, tornos, máquinas para el perforado, bruñido y estriado de los cañones, pasando luego a los talleres de ajuste y prearmado, control de calidad y tratamientos térmicos. Una vez terminada la pistola se realizaba la prueba del sistema de miras y a continuación se disparaban cuatro cartuchos de sobrecarga, provistos por Fabricaciones Militares en el polígono de seguridad. Finalmente se la colocaba en su caja, junto con su baqueta y manual de uso, lista para la venta.

El equipo de trabajo incluyó siempre operarios calificados, entre los que se recuerda a Mario Corinaldesi, Manuel Jurado, Ignacio San José, Héctor Concetti, Fortunato Nastasi, Domingo Bini, Osvaldo Fuertes, entre tantísimos otros. Trabajaban en equipo, no menos de ocho horas diarias, y algunos incluso diez o doce. Al frente de la sección de dibujo técnico se desempeñaba el señor Salvador Ilacqua, en la administración el señor Orlando Gallego, como asesor metalúrgico el ingeniero Raúl Diez, en el taller de carpintería el señor Matkovich y como contador Carlos Gallego. Con el tiempo, y de acuerdo a la demanda del momento, se fue incrementando el personal, llegando a contar, en su mejor época, con una planta de 140 empleados aproximadamente.

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PARA ELLAS Y PARA EL

La producción Como se dijo, la primera pistola en fabricarse fue una pistola calibre 22, muy similar a la Colt Woodsman, y en 1950 se agregó a la línea de producción un rifle de repetición a cerrojo con cargador de cinco cartuchos, bajo la denominación Modelo Sport C. Como en el otro caso, el modelo estaba basado en una carabina Stevens, pero con algunos cambios para mejorar su funcionamiento y con la culata de diseño totalmente propio. Dos o tres años después se lanzó al mercado otra 4

Entrevista a Sebastián Di Meglio, julio de 2015.

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Manuel Jurado y Pablo Pisani en el torno de agujerear caños de carabina, década de 1950

carabina, semiautomática, con cargador tubular en la culata de dieciséis cartuchos, conocido como Modelo Sport A. Se había diseñado en base a un modelo de Mossberg, con pequeños cambios mecánicos y una culata diferente.

Dicen los entendidos que lo más notable de todas las armas fabricadas por TALA era el sistema de rayado de los cañones, que les brindaba una balística interna excelente y redundaba en la gran precisión potencial que podía lograrse con cualquiera de sus modelos. Lograron rápidamente un lugar privilegiado en el mercado local, regional y nacional, al punto que a la hora de comprar una pistola, TALA estuvo siempre entre las mejores opciones, con muy pocas competidoras.

Con el correr del tiempo sin embargo el mercado nacional se volcó a unidades más económicas y por ello se vieron obligados a iniciar la fabricación de armas de menor costo. Así se comenzó a fabricar el revólver Modelo E, de notable calidad considerando su precio, que alcanzó gran popularidad en los años 60 y 70. Era un revólver de doble acción de peque-

ño tamaño con un tambor de seis recámaras, en sus dos variantes, fijo y volcable. Su armazón era de una aleación de zinc pavonado y las cachas eran de plástico negro. Otro modelo que fabricaron fue una pequeña pistola monotiro denominada Gurí, calibre 22. Su reducido tamaño resultaba interesante en circunstancias donde otro tipo de armas sería imposible de ocultar y, por ese mismo motivo, especialmente se extendió su uso entre el público femenino.

Se ofrecía tanto cromado como negro, con cachas de madera o de plástico blanco, símil marfil.

FAPA Microfusión Siempre en busca de una nueva alternativa para disminuir costos sin comprometer la calidad, surgió una opción interesante: la incorporación de la fundición de precisión o microfusión, a través del vaciado a la cera perdida 5. Los propietarios de TALA tuvieron conocimiento que la firma brasileña Rossi, fabricantes de armas de Sao Leopoldo, estaban iniciando en sus instalaciones una planta de microfusión para

5 Básicamente esta técnica consiste en la utilización de un modelo en cera, el cual previamente es rodeado de una gruesa capa de polvo refractario que se liga formando una masa sólida; una vez endurecido, se somete a altas temperaturas de forma tal que se derrite la figura de cera, saliendo ésta por unos orificios creados al efecto (de ahí su denominación) y, en su lugar, se inyecta el metal fundido, que adopta la forma exacta del modelo. Para extraer la pieza es necesario retirar el molde. La principal ventaja de este procedimiento es la obtención de piezas metálicas cuya tolerancia es de 0,0025 mm, imposible mediante otros procesos.

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producir piezas de armas con este proceso. Luego de una comunicación postal, visitaron la planta para interiorizarse de las características del sistema e instalaciones, sus ventajas, precios de los equipos y demás cuestiones. De regreso se iniciaron los estudios de posibilidades de una planta similar en nuestra ciudad y, en sociedad con empresarios de Bahía Blanca y Buenos Aires, en un tiempo relativamente corto se puso en marcha la flamante planta de FAPA, Fundición de Acero Punta Alta, emplazada a la vera de la ruta provincial 229.

En 1969, en las páginas de La Nueva Época se podía leer: “Los agigantados pasos que en la actualidad mueven a la ciudad de Punta Alta están destinados hacia la creación de nuevas industrias. Una de ellas es la pronta instalación de la Fundición de Aceros Punta Alta constituida con capitales de Autocredit SRL y TALA. Para la realización de esta obra se cuenta con un capital integrado de cincuenta millones de pesos, cifra que puede elevarse a un monto del orden de los cien millones. Esta fábrica elabora acero de precisión y será una industria para la industria; en la misma se fundirán repuestos para la industria automotriz, aeronáutica, armas y demás implementos. [ ]Actualmente se está trabajando en los terrenos donde se emplazará el edificio sobre la ruta 229. Los planos ya están en su etapa final esperando iniciarse la obra de construcción a la brevedad posible”.6 Los equipos de la planta fueron importados de Estados Uni-

Pistola TALA “Eco” caño corto de 10 cm.

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La Nueva Época, 4 de noviembre de 1969, p. 1.

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Personal de TALA en la puerta de la fábrica, Paso 648, década de 1950

dos y, tras su montaje, comenzó su producción, bajo la dirección de un plantel técnico que básicamente era el de TALA. Corría el año 1972 y para orgullo de los puntaltenses, era la única en su tipo en el país y una de las tres existentes en Sudamérica.

De Punta Alta al mundo Con la ventaja de obtener piezas fundidas con el proceso de microfusión, se puso en marcha la producción de un nuevo modelo de pistola calibre 22, denominada M-77. A diferencia de las anteriores, cuyas piezas eran fabricadas en su totalidad partiendo de acero en bruto, el armazón y corredera y algunas piezas menores de la M-77 se fabricaban por microfusión, logrando reducir con esto entre un 80 y 90% de la tarea del maquinado.

El armazón estaba realizado en una aleación de acero especial que mejoraba la vida útil del arma.

Cabe aclarar que el personal de TALA tenía gran conocimiento sobre aleaciones, habiendo realizado extensas capacitaciones, algunas de ellas en el exterior. El modelo en cuestión se ofrecía en tres largos 7

de cañón: 2 pulgadas (5 cm) de las que se hicieron muy pocas, 4 pulgadas (10 cm) y 6 pulgadas (15 cm) y se proveía únicamente con cachas de madera. La caracterizó un detalle constructivo de suma utilidad en una pistola calibre 22 y es que quedaba abierta al efectuarse el último disparo para indicar que no quedaba más munición en el arma, evitando así disparar en falso y dañar progresivamente el mecanismo.

Según Di Meglio se fabricaban en TALA mensualmente un promedio de 300 pistolas, 150 carabinas Modelo Sport A, 50 carabinas Modelo Sport C, 500 revólveres Modelo E, 100 del tipo Gurí y 30 rifles de aire comprimido. Inicialmente la producción se volcó al mercado local y regional. Beatriz Ralli cuenta: “(las armas) se vendían a particulares, la persona que compraba se registraba, hacíamos las planillas del RENAR. Se hacían muchos rifles, el rifle de TALA era fabuloso, y a la gente le llamaba la atención. Quién no ha comprado un rifle o una pistola calibre 22, y estaba el famoso Gurí, que era para la cartera de la dama, que era de un solo tiro. En Punta Alta era muy común que todos tuvieran una pistola, el que tenía un arma era de TALA [ ]”7

Entrevista a Nora Beatriz Ralli, marzo de 2015.

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Prontamente los diferentes modelos se popularizaron de tal manera que TALA se convirtió en una de las principales fábricas a nivel nacional. De aquellos prósperos años de la fábrica Telésforo Jiménez relata: “En la TALA se estaba muy bien, mejor que en la Base. Llegaba el día cinco y pagaban todo. Y se ganaba muy bien. Me acuerdo que venía un señor de Buenos Aires, un tal Alberto Montasier, y compraba todo! Compraba todo y distribuía en Buenos Aires”8 A partir de allí comenzaron las tratativas de exportación a los Estados Unidos, mediante corres-

pondencia y folletos y en 1968 se efectuó el primer embarque aéreo de pistolas a Estados Unidos, tras concretarse la negociación de un envío mensual de 1000 unidades. Al año siguiente lograron también exportar a Canadá y Sudáfrica y en lo que respecta al mercado latinoamericano, a Chile y Brasil. Durante esa época también establecieron contactos con la compañía inglesa BSA (Birmingham Small Arms) para evaluar las posibilidades de exportar las carabinas, pero limitaciones técnicas y legales impidieron que prospera el negocio.

Izq: Luis Islas en fresadora(1968). Centro: Flores en máquina balancín para corte de piezas (c.1967). Der: Fortunato Nastasi en torno (década de 1950)

Los últimos años Paradójicamente la proyección internacional y las posibilidades de crecimiento que esto implicaba derivaron en una crisis interna en la fábrica que terminaría por sellar su suerte. En este sentido, para llevar adelante la producción de las armas destinadas a exportación, TALA seleccionó a los mejores operarios de la fábrica, conformando un pequeño grupo de 25 o 30 empleados, que trabajaban luego del horario normal. Esto terminó por ocasionar conflictos internos entre los empleados y dio lugar a la intervención del sindicato. Carlos Gallego, ex empleado de TALA cuenta: “Fundamentalmente se produjeron varios hechos de enfrentamiento con el sindicato, con la Unión 8 9

Obrera Metalúrgica, a consecuencia de que en esos momentos la fábrica exportaba a Estados Unidos y lo hacía por contrato con un grupo de empleados que no era la totalidad, y trabajaban fuera de horario. Esta gente en tres o cuatro horas que trabajaba después del horario habitual lograba una producción de calidad, que era lo que exigía Firearms de Estados Unidos, eran muy meticulosos, como todo lo que se exporta. [ ] Y ganaban en función de la producción que hacían y no sólo duplicaban la producción sino que duplicaban o triplicaban los sueldos que ganaban. Entonces eso creó esa guerra porque el sindicato quería que esa producción sea hecha por todos y los dueños de la fábrica sostenían que no”9. Y más adelante agrega: “Hubo una serie de reuniones y se explicó por qué no

Entrevista a Telésforo Jiménez, septiembre de 2015.

Entrevista a Carlos Gallego, septiembre de 2015.

revista_elarchivo@yahoo.com.ar

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Torno múltiple, década de 1950

se podía hacer con todos, porque los controles de calidad que hacía esta firma eran demasiado exigentes y no admitían el más mínimo detalle [ ] Entonces esta gente, como los dueños de la fábrica no acordaron empezó con controles exigentes de instalaciones de fábrica, clausuraban sectores y se cortaba gran parte del proceso (de producción). Así empezaron con suspensiones de tareas que fueron dificultando el desenvolvimiento económico de la firma”.

La situación de TALA llegó a ser tan comprometida que para poder abonar los sueldos al personal se debió recurrir al pago con armas. A cada empleado se le daba una parte del sueldo en efectivo y una di-

ferencia quedaba supeditada a la venta de un lote de armas destinado específicamente a ser comercializado con el fin de pagar salarios. De aquella época, Beatriz Ralli recuerda una anécdota: “Yo estaba en la parte de liquidación de sueldos y jornales, y la gente venía a buscar un anticipo porque no llegaba a fin de mes y entonces se me ocurrió una idea. Porque había venido un barco de Estados Unidos, no recuerdo el nombre, y había una persona que trabajaba (en TALA) y tenía un taxi y entonces le hice una notita, manuscrita, ofreciendo si querían comprar armas. Yo le había puesto la dirección de la fábrica, todo escrito en inglés, porque yo me había recibido de maestra de

Pistola TALA modelo “M-77” caño largo de 15 cm y cachas fabricadas en la carpintería de la TALA

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Obreros en plena tarea: Márquez (centro) y Domingo Bini (derecha) en el taller, década de 1950.

inglés en ese entonces. Entonces el taxi levantaba gente norteamericana para llevarla a diferentes lugares y les mostraba esa notita. Y bueno, iban a la fábrica y se les vendía”.10 Lamentablemente la situación de la empresa no logró recomponerse y finalmente los empresarios terminaron por transferir las cuotas sociales al personal, reservándose la marca. En 1976, tras el golpe de Estado, otro hecho acabaría por darle la estocada final a TALA. En efecto, la restricción a la tenencia de armas de fuego hizo que la comercialización disminuyera grandemente y los problemas financieros de la fábrica parecieron no tener retorno. “Era todo burocracia, todo papeles, y para vender un arma había que hacer unos trámites bárbaros, había que ir a la policía, todo, y la gente no quería saber nada de hacer todos esos trámites y entonces se empezó a venir todo abajo”11, cuenta Domingo Bini.

De esta manera los empleados terminaron por vender la fábrica, o más bien parte de ella, a un empresario de Buenos Aires. Gallego relata: “Se prohibió la venta y luego se reglamentó con importantes trabas de comercialización y esto le dificultó a ellos [ ] No podían comercializar y aparece un señor de Bue-

nos Aires, Bollatti de apellido, que ofreció a la gente la comercialización a cambio de que la gente le ceda no recuerdo si el 40 o el 60% del capital. La gente que estaba acorralada lo hizo y le cedió a este señor y empezó a comercializar. [ ] Ese señor terminó de liquidarla a la fábrica y la trasladó a Tres Arroyos para operar y cerrar la firma desde allá. Se hizo de todo el paquete accionario y remató todas las maquinarias [ ]” En efecto, se vendieron las maquinarias y se abandonó todo lo que no pudo venderse. A tal punto llegó ese abandono que, según algunos testimonios, en el patio de lo que había sido la fábrica había una pila de cañones acomodados ordenadamente, herrumbrándose a la intemperie. Y años después Héctor Concetti, matricero y ex empleado de TALA, encontró unas matrices costosísimas en una chatarrería de Bahía Blanca. De esta manera, en 1981 culminó sus actividades una industria que en un momento fue orgullo de nuestra ciudad y también de nuestro país.

Pero ciertamente, el cese de actividades de TALA no fue un hecho aislado sino que se produjo en un contexto nacional desfavorable para la industria, especialmente a aquellas relacionadas con la metalurgia12.

Entrevista a Nora Beatriz Ralli, 16 de octubre de 2015.

Entrevista a Domingo Bini, septiembre de 2002.

12 Entre 1974 y 1981, 510.000 operarios perdieron su puesto de trabajo y 200 establecimientos metalúrgicos cerraron sus puertas. Ver Boletín informativo de la UCIAPA, Nº 181, mayo de 2003.

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Desde los años 70 en adelante nuestro país paulatinamente fue aplicando las políticas y recomendaciones más ortodoxas del liberalismo, alentando las importaciones en detrimento de la producción nacional.

Hoy, Coronel Rosales sigue luchando para generar puestos de trabajo independientes de la esfera estatal y TALA sin duda es un claro ejemplo de que con esfuerzo y espíritu emprendedor se puede lograr.

Si Ud. posee información respecto de TALA, por favor comuníquese con el Archivo Histórico Municipal de Punta Alta Todo aporte es valioso.

Lunes a viernes de 7 a 19 hs, Mitre 101 (8109), Punta Alta, (02932) 432214, archivohm@yahoo.com.ar.

Fuentes: • Entrevista a Domingo Bini, septiembre de 2002 • Entrevista a Nora Beatriz Ralli, marzo de 2015; octubre de 2015 • Entrevista a Sebastián Di Meglio, julio de 2015 • Entrevista a Manuel Jurado, agosto de 2007 • Entrevista a Carlos Gallego, septiembre de 2015 • Boletín informativo de la UCIAPA, Nº 181, mayo de 2003

• Godio, Martín L.: “Historia de la fábrica de armas TALA”, en revista Magnum, Nº 136 (enero de 2001) y 137 (febrero de 2001) • Núñez, Osvaldo: Reseña de TALA SRL, s/f.

• Gaceta Marinera, 13 de marzo de 1968; 1 de septiembre de 1973 • Nueva Época, 3 de junio de 1922 • La Nueva Época, 4 de noviembre de 1969 • Punta Alta 75º Aniversario, editorial Punta Alta, 1973

Julio Amaya ABOGADO

Sebastián Amaya ABOGADO

Germán Amaya INGENIERO ELECTRÓNICO

Gustavo Aranda ARQUITECTO

Carolina Lascano LIC. PSICOLOGÍA

Ana Marcos

TRADUCTORA P. DE INGLÉS

Juliana Tomassini CONTADORA PÚBLICA

e s t u d i o 02932 - 427968 i n t e g r a l Brown 67 · Punta Alta

historia oral

por Guillermo Bertinat

El señor Manuel Jurado trabajó en los talleres de la Base Naval Puerto Belgrano y fue convocado para formar parte del equipo especializado de trabajo en TALA. La entrevista fue realizada el 22 de agosto de 2007. Don Manuel nació en Caseros, provincia de Buenos Aires el 14 de enero de 1916 y falleció en noviembre de 2013 a los 97 años.

Manuel Jurado “Yo me fui de Caseros a Tres Arroyos. Ahí estuve… después había poco trabajo en la fábrica de esquilar y eso y me vine para la Base. Cuando vine acá tenía veinticuatro años. Yo era tornero fresador. Y yo di examen en la Base para entrar, tuve que hacer un trabajo de una de rosca macho y hembra de cuatro entradas y eso. Entré a trabajar (1940) […] y ahí empezamos a hacer de todo.

(TALA) se empezó a hacer en la Base, con varios.

Ahí estaba Núñez, estaba Pisani también, había varios. Y empezaron ahí adentro (de la Base) hicieron una 45 primero. Entonces después dijeron “No, vamos a hacer para venta al público vamos a hacer calibre 22, porque 45 ya…” Y ahí empezaron a hacer una sociedad, porque cuando hicieron esa (pistola) empezaron a decir “pucha, podemos fabricar”. Y entonces empezaron a hacer una sociedad entre Marcovich, Núñez, Arias, Pisani […]. Había dos Militares. […] Después (en el taller) ya éramos como cincuenta y dos turnos, trabajábamos hasta las cuatro de la mañana. Y ahí se empezó con la pistola, el revólver, un “Gurí” muy chiquitito de un tiro, después se hizo

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la carabina y una escopeta pero después cuando empezaron a entrar los militares, venían con cosas de “adentro” para reparar. Dos años estuve yo trabajando, sin cobrar un centavo, después de hora.

Como éramos todos conocidos, íbamos anotando las horas ahí, de trabajo. […] Después salíamos (de la Base) había alquilado un local (Paso 648) y ahí haciendo las matrices, haciendo todo, y hacíamos trabajo para afuera también. Se hacían las matrices para hacer ollas, hacían patas no sé de qué. Ahí había un torno y una fresa y varios operarios que iban a trabajar después de hora. […] Hasta se hacían los caños, todo, todo. […] Había dos pisos, había un subterráneo para probar las armas. Con una escalerita que te ponían el blanco y un túnel de cincuenta metros o más. Usted tiraba y con un aparatito, viene el blanco y ve donde pegaba. Después de ahí tenían un aparato que le llamaban el Diablo, entonces le iban corrigiendo (la mira) hasta que daba bien en el centro. […] El que probaba era Concetti. Que estaba también de encargado. Arriba estaba otro piso donde se trabajaba y había oficinas también para el encargado, y […] el asunto para ya armar y pulir y esas cosas.

Estaba un tal Luena (Comercialización) el había entrado en la sociedad y era el encargado de mandarlas. […] porque mandaban (las armas) para afuera. Se habían hecho tres tipos: una caño largo y otra mediana y otra corta. Y dos clases, una toda de acero y otra […] de otro material, que era más barata. […]

Estuve 27 años (la fábrica). Después yo estuve de encargado. […] Cuando entraron (los militares) se dejaron de fabricar. Muchas cosas se las llevaron a Tandil. Habían hechos unos galpones grandes en Tres Arroyos, decían que iban a poner la fábrica. ¿Pero sin el personal qué iban a hacer? Y efectivamente no hicieron nada. Llevaron las máquinas para un lado y para el otro. Porque después se vendió todo ahí. Decían que se iban a fabricar en Tandil pero… con otro nombre.

Cuando ya las cosas veíamos que venían mal, no se fabricaban más armas en TALA porque estaba prohibido, puse una metalúrgica, en Alvear (1457) una cuadra antes de Tucumán. […] Ahí yo con Arias, con Torrontegui, […] el ingeniero Pintos, empezamos a trabajar allá, en la metalúrgica. Hacíamos reparaciones navales, “Metalúrgica Punta Alta.”

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patrimonio por Arq. Graciela Britos

Art Decó-autóctono pampeano: Fusión de dos estilos.

Reseña histórica

Antecedente Arquitectónico

Como tantos otros italianos, en 1898 llegó a Punta Alta el señor Fernando Mussini para emplearse en las obras de construcción del Puerto Militar.

Al finalizar las mismas y como experto en el trabajo de metal, fue incorporado al personal de los talleres navales como fraguador. Fernando Mussini se casó con Corina Possenti y tuvieron siete hijos, Duilio, Dante, Abramo, Vicente (fallecido en un accidente camino a Bahía Blanca), María Elena, Adela y Clorinda.

En 1936 decidió retirarse y dedicarse a las actividades comerciales que ya habían iniciado sus hijos.

Art decó (Siglo XX) El art déco fue un movimiento de diseño popular que se dio entre 1920 y 1939 en arquitectura e influyó en las artes decorativas, en las artes visuales, en amoblamiento, joyería y, hasta en la moda.

En 1925 se realizó la Exposición Internacional de Artes Decorativas e Industriales Modernas de París, donde se presentó oficialmente este movimiento, como una conjunción de varios estilos y movimientos, entre ellos las Vanguardias Figurativas. Aplicó las innovaciones tecnológicas y estéticas de la revolución industrial a través del uso de líneas aerodinámicas y cubistas. En cuanto a la ornamentación, impuso una importante geometrización de las formas.

Son justamente esas formas geométricas, las que permiten incorporar y adaptar a este movimiento arquitectónico europeo, el arte originario de nuestra región pampeana, a través de sus “guardas pampas”.

La cruz andina (chakana) o cruz escalonada Mapuche, símbolo de las cuatro escaleras o puente de unión entre dos partes separadas, se toma y adapta como elemento ornamental de este movimiento.

El señor Fernando Mussini y su familia

En 1926 adquirió el terreno ubicado en calle Mitre 161 y construyó una moderna y amplia vivienda con negocio, en dos plantas, donde vivían sus tres hijas con sus familias.

En la planta baja, se instaló una tienda y taller de costura, en donde trabajaban María y Adela con seis empleadas; allí realizaban trabajos de costura (vainillas, cordones), y se dictaban clases. El taller se cerró en 1941.

En la planta alta vivían María y Adela con sus esposos, mientras que en la planta baja al fondo, lo hacía Clorinda. Allí permanecieron hasta que se fueron a vivir a Mar del Plata.

Más adelante funcionaron allí algunos boliches bailables (como los célebres “Mapuche” y “Alcázar del Rey” ), y luego otros comercios destinados a la gastronomía. Actualmente el edificio fue comprado por descendientes directos del dueño original.

Chakana

Guarda pampa

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Adaptación Tipológica Art Decó, sinónimo del modernismo, no va a pasar desapercibido en nuestra ciudad, de hecho será uno de los movimientos más difundidos y aplicados, ya que no se necesitaba molderia ni mano de obra calificada para su aplicación.

En primer lugar se va a dar en edificios públicos, como la Sociedad Argentina (hoy Museo Municipal de Ciencias Naturales “Carlos Darwin”), Bomberos Voluntarios, Cooperativa Eléctrica, etc. Luego, su uso se extenderá a las viviendas familiares.

Nuestro caso

El trabajo ornamental sobre la fachada, a través de los altos y bajos relieves, genera una dinámica en sus formas, dado por el juego de luces y sombras arrojadas, que crean una riqueza decorativa única y dan la sensación de movimiento.

En la planta baja tres falsos capiteles quedan truncos, en la resolución de las pilastras que dividen la fachada en dos sectores, recurso característico de este movimiento moderno. En la planta alta, se genera un ritmo discontínuo, logrado por la sucesión de tres ventanas y otra que se separada del resto.

Se destacan los detalles ornamentales en los dinteles y fustes de las pilastras en el piso superior, que en lugar del típico capitel, se resuelven con pronunciados bajo relieves rectangulares.

La obra ubicada en Mitre 161, es uno de los ejemplos más representativos de este movimiento arquitectónico.

Como ya es sabido cuando nos referimos a las tipologías de nuestros ejemplos urbanos, debemos referirnos a la forma en que las obras se adaptaron a los movimientos arquitectónicos internacionales, que marcaron épocas y tendencias. Esta obra no solo incorporó las características propias del Art Decó, sino que también fusionó el Arte Autóctono Pampeano, siendo el único ejemplo en nuestra ciudad y uno de los pocos, en nuestra región.

Detalles de los diferentes volúmenes geométricos y su ornamentación

Merece subrayarse la herrería de esta obra, sobre los falsos balcones de la planta alta, y el trabajo de molderería de los dinteles escalonados de las aberturas, elementos que acentúan la influencia del arte autóctono pampeano.

Detalle de la cruz escalonada en los dinteles

Conclusión

Fachada anterior de la vivienda ubicada en Mitre 161 (1939)

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Este es un ejemplo más, del invaluable patrimonio arquitectónico con el que cuenta nuestra ciudad.

Ellos fueron testigos y protagonistas, de su crecimiento y desarrollo, formando parte del carácter identitario que forjaron.

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Publicación

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Historia del Arsenal Naval de Puerto Belgrano (1905-1960) En conmemoración de los 110 años del Arsenal Naval de Puerto Belgrano, el Archivo Histórico Municipal de Punta Alta, conjuntamente con la Escuela de Oficiales de la Armada y el Departamento de Estudios Históricos Navales han realizado esta publicación que narra los orígenes y los primeros cincuenta años de esta dependencia por la que han pasado un sinnúmero de operarios civiles y militares.

El libro narra la evolución de las distintas dependencias a través del tiempo, que conformaron un organigrama flexible que se adaptó a las variables tecnológicas, estratégicas y de política general de la Armada.

También toca con especial énfasis el tema de las construcciones navales realizadas entre las décadas de 1930 a 1960, como parte de una política destinada a colocar a la Argentina a la vanguardia de la producción y la tecnología de defensa. Asimismo, refleja de qué manera la industria naval trajo aparejado el crecimiento de Punta Alta y la zona, contribuyendo al desarrollo de esta parte del país.

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