Revista El Archivo 36

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ESPECIAL CARNAVAL

EL CARNAVAL PUNTALTENSE

Una publicación del Archivo Histórico Municipal Año XVI - Nº 36 - Noviembre 2016

DISTRIBUCIÓN GRATUITA www.archivodepunta.com.ar

HISTORIA DE UNA FIESTA POPULAR

historia oral Clara Nelly Lavios de Bravo de Laguna www.facebook.com/ArchivoHistoricoPuntaAlta

Néstor Díaz www.archivodepunta.com.ar



editorial

Municipalidad de Cnel. de Marina Leonardo Rosales Punta Alta Dirección de Cultura

autoridades Lic. Mariano Uset lINTENDENTE MUNICIPAL Gustavo Bouscayrol DIRECTOR DE CULTURA

equipo de trabajo coordinación general

Prof. Luciano Izarra investigación y texto Prof. Lucia Bianco Entrevistas Prof. Guillermo Bertinat colaboradores Lic. Gustavo Chalier Arq. Graciela Britos Prof. Romina Amarfil Prof. Fernanda Martel Lic. Sergio Soler diagramación y diseño D.G. Roque Angelicchio

Una vez más, El Archivo llega a todos los lectores con un número especial, el último de este año. Como ya se hizo en otras oportunidades con temas de gran importancia histórica y cultural, este número 36 está íntegramente dedicado al carnaval puntaltense. El carnaval es la fiesta popular más antigua y característica de nuestra ciudad. Su historia es tan honda y compleja como la sociedad que lo hace y lo disfruta. Siguiendo sus rastros podemos abordar nuestra historia, los cambios en los modos de vida de esta comunidad hasta el presente, para entenderla en relación al contexto histórico regional, nacional y mundial. Desde las primeras serpentinas que volaban por la calles del centro a principios del siglo XX, hasta el presente, el carnaval incluye sueños, memorias y saberes de varias generaciones. Su estudio permite reconocer cambios y permanencias a través del tiempo, así como múltiples rasgos culturales de nuestra sociedad y sus manifestaciones a lo largo del tiempo. Al igual que Punta Alta, el carnaval nació con los inmigrantes que llegaron a trabajar en la construcción de Puerto Militar, a finales del siglo XIX. Desde ese punto inicial, creció y cambió, tal como lo hizo la ciudad, modificando sus experiencias y adquiriendo saberes nuevos. Es un reflejo de la sociedad en todas sus complejidades y de los múltiples orígenes de la gente que la forma. El carnaval puntaltense está alimentado por las distintas identidades culturales de las diferentes zonas del país que conviven en la ciudad. Por eso se pueden ver comparsas con influencias correntinas y brasileñas, presentes desde la década del ’80; la celebración del entierro y desentierro del carnaval, propia de Jujuy y que se realiza desde 1992; y la murga rioplatense, vigente desde el 2006. Es una fiesta que se ve solamente unos días, pero que se hace todo el año, con un trabajo minucioso que articula a cientos de personas que cosen, aprenden pasos, preparan comida para recaudar fondos, transmiten lo que saben a otras generaciones, Y siempre inventan juntas algo nuevo. Con este número, El Archivo quiso reflejar este mundo complejo y fascinante y acercar a sus lectores al sentido de la celebración, que representa bastante más que la serpentina y las batucadas. Desde la revista, solamente resta agradecer a todos aquellos que hacen posible esta publicación que viene apareciendo en forma ininterrumpida desde hace 16 años. Y despedirnos con la esperanza que el 2017 nos encuentre de nuevo juntos en este proyecto editorial que ya es de todos.

sumario Nota de tapa | El carnaval puntaltense: Historia de una fiesta popular Historia Oral | Néstor Díaz Clara Nelly Lavios de Bravo de Laguna Novedades | Nueva actividad en el Museo Histórico de Punta Alta Foto de tapa: Mascaritas sueltas en el Carnaval 1952, en calle Bernardo de Irigoyen

impresión Multigráfica

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Esta revista ha sido declarada de «Interés Legislativo» por la Honorable Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires - Resolución N° D/2030/04-05, por el Honorable Concejo Deliberante de Cnel. Rosales - Decreto Nº 45/04 y de «Interés Provincial Cultural» por el Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires, Resolución Nº 191/05.

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nota de tapa por Lucia Bianco

El carnaval puntaltense: Historia de una fiesta popular

Carroza El Gran Circo,contruida por Juan Orofno,Rubén Da Rapresentacao y otros,Canaval Internacional Rosaleño de 1965

¿Cómo nace el carnaval? El carnaval es una fiesta de tradición popular que se remonta a siglos de historia. Desde su inicio, el mundo infinito de las formas y manifestaciones de la risa que llamamos carnaval, ofrecía una visión del mundo, del hombre y de las relaciones humanas diferente a la habitual. Una profunda cultura cómica popular dio forma a los festejos que vivimos hoy, en los carnavales de cada febrero. En Argentina, los primeros registros sobre el carnaval datan de la época de la colonia. Dan cuenta de que también entonces el carnaval ponía en escena tensiones sociales: En 1771 el Gobernador de Buenos Aires, Juan José de Vértiz, instauró los bailes de carnaval dentro de locales cerrados con el argumento de preservar la moral y las buenas costumbres. Prohibía las manifestaciones callejeras, con bailes “al toque de tambor”, donde participaban esclavos negros.1 1

Ya entrado el siglo XX, la costumbre de festejar el carnaval se fortaleció aún más, volviéndose una práctica habitual en todo el territorio nacional, donde se impuso el desfile de callejero llamado “corso”, con disfraces, carros decorados y juegos callejeros usando agua, harina o serpentinas. También se hizo habitual la concurrencia de familias a los bailes de carnaval en instituciones o clubes barriales, usando máscaras y disfraces. A nivel local, podemos afirmar que el carnaval es el festejo colectivo más antiguo y presente de Punta Alta. Nació con la llegada de inmigrantes europeos que venían a trabajar en la construcción del Puerto Militar a fines del siglo XIX. Creció y cambió como sus modos de vida, sus experiencias y saberes. En 1902, unos pocos años después de iniciadas las obras del Ferrocarril Sud y la Base Naval Puerto

Puccia, Enrique Horacio: “Historia del carnaval porteño”, Academia Porteña del Lunfardo, Bs. As., 2000

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Belgrano, se encuentran registros de la organización de un baile de carnaval: “Habiendo pasado las fiestas de Momo casi desapercibidas por falta de iniciativa, varios jóvenes de Punta Alta, Puerto Militar y Arroyo Pareja, teniendo tal vez en cuenta que nunca es tarde cuando la dicha es buena, se lanzaron a organizar un baile de sociedad, el que dado los elementos valiosos con que contaban hacía esperar un brillante resultado.”2 La noticia nos habla de que ya entonces una fiesta en nuestra ciudad incluía la participación de habitantes de esta localidad pero también de la Base Naval. A lo largo de la historia, el carnaval local incluiría la participación e intercambio entre vecinos de estos dos centros urbanos, que conforman una misma comunidad.

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El carnaval a la calle: los corsos Desde principios de siglo XX el carnaval se vuelca al espacio público3: el corso es un desfile por las calles que invita a bailar, hacer música, salir de la rutina disfrazado, jugar y reír con otros. Una fiesta callejera donde algunas familias o instituciones locales montaban palcos adornados, otras personas se disfrazaban, organizaban murgas y comparsas (con otras características a las actuales), adornaban sus carros y sulkys para desfilar por las calles jugando con serpentinas. Todo era posible gracias al trabajo de la Comisión Pro Corso (autorizada por el gobierno municipal) que estaba integrada por vecinos, autoridades y comerciantes interesados en que se realicen las multitudinarias fiestas de Momo. En algunas ocasiones la organización estaba en manos de una institución intermedia, como el caso de la Sociedad Argentina durante más de dos décadas, desde 1919 hasta 1941. El trabajo de la Comisión Pro Corso hacer un carnaval incluía, entre otras cosas, reunir los fondos necesarios a través de colectas y donaciones, establecer el recorrido, decorar e iluminar las calles, otorgar premios de carnaval (a la reina del carnaval, al mejor disfraz de los niños, a la mejor murga, comparsa, carro adornado y palco). Además, la

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Corso en el centro, organizado por la Sociedad Argentina, década del ´20 La Nueva Provincia N 1018, 13 febrero, 1902 3 Sin dudas el corso es previo a 1916. Además de conservarse registros de la Comisión Pro Corso de ese año, una nota del diario Nueva Época de 1917 afirma que Punta Alta habrá festejos “celebrando el acostumbrado corso”, lo que nos permite pensar que se trata de una fiesta que ya llevaba varios años en la ciudad. (Nueva Época N 770 17 de febrero de 1917, pag. 21) 2

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comisión preparaba las “Fiestas de disfraz y fantasía”, a las que asistían familias y grupos de amigos disfrazados para bailar al ritmo de la orquesta de moda. Durante décadas, el inicio y fin del corso era anunciado por el municipio con el estruendo de una explosión que resonaba en toda la ciudad. Esa “bomba” da nombre a uno de los personajes locales que más se vincula a la memoria del carnaval: “Pepito Tirabombas”, el apodo con que muchos vecinos conocían a José Taruschi, un empelado municipal que tuvo a cargo durante años la tarea de detonar el explosivo que marcaba el inicio y fin de la fiesta. Eso no le impedía participar de otros modos en el corso: integrante de murgas, mascarita suelta, incluso en 1994 desfiló detrás de la carroza de la comparsa Punta Alta, aplaudido por todos a su paso. Es que, cuando “Pepito” desfilaba, ponía en movimiento también gran parte de la memoria del carnaval puntaltense.

Las mascaritas sueltas El carnaval es una fiesta que incluye a muchos, que invita a participar con todo el cuerpo. Una de sus expresiones más antiguas se repite cada vez que alguien toma la iniciativa, se disfraza, sale a la calle durante el corso para desfilar como “mascarita”. Un portador de la alegría del carnaval que no está tan “suelto”, ya que se vincula a los otros en el acto de intervenir directamente en el festejo colectivo. La aparición de “mascaritas sueltas” no puede des-

vincularse del contexto histórico. Eran muy habituales en épocas en que la comunidad puntaltense era más chica y la lógica del festejo no marcaba rotundas diferencias entre los que hacen el carnaval y los espectadores. Con disfraces caseros grandes y chicos representaban distintos personajes cargados de ingenio y humor popular: una momia o un fantasma hechos con tela de sábana, un caballo con arpillera y alambre, un robot con cajas de cartón. Estaba quien se disfrazaba de payaso, gaucho, gitana, preso, dama antigua, enfermero que sacaba chinchulines de un paciente en camilla y de “mamarracho”, como se solía llamar a quien sólo vestía ropas en desuso y se tapaba la cara con un simple pañuelo. Algunos vecinos son recordados por su disfraz y, especialmente, por el modo de portarlo, como Miguel Stang que durante años personificó a Luis Sandrini haciendo reír a distintas generaciones. Una noche de corso, en plena calle Irigoyen, se podía ver a un mono saltando sin parar, trepando a postes de luz y haciendo “monerías” a los conocidos que cruzaba. Era el carpintero Oscar Blanco, que años después contaría: “Me había hecho un traje con bolsas, le había pegado lana que había teñido de marrón. ¡Un calor pasaba ahí adentro! … Máscaras sueltas había muchísimas ¡muchísimas! Ibas a la comisaría y tenías que hacer una cola de dos horas para sacar el permiso.”4 El permiso de carnaval era otorgado por la Policía de la Provincia a quienes lo solicitaban acreditando su identidad. Según edicto policial era requisito contar con este permiso para ocultar la identidad bajo un antifaz o disfraz. Tam-

Carroza El Diablo se Divierte, construida por Iginio Maggio, Alberto Gómez, Néstor Díaz y Rubén Vechi para la Asoc. Empleados de Comercio en 1953 4

Testimonio de Oscar Blanco, año 2000, Archivo Oral, cassette N 344

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Comparsa Los Rumberos, año 1950

bién se restringía el uso de algunos disfraces, como aquellos que personificaran a políticos, autoridades religiosas, militares o policiales. Pedro Stang, constructor de máscaras originales, vivió un episodio particular con respecto a este tipo de prohibiciones. Él construía todos los años disfraces con estructuras de hierro cubiertas de cartapesta (papel encolado con engrudo) y pintadas. Representaban figuras simples que él mismo portaba desfilando en los corsos, lo hizo durante aproximadamente veintisiete años. Algunos fueron: la paloma, el águila, el gallo, el faro, la licuadora, el morrón, el dinosaurio, entre tantos otros. Su hijo, Pedro Alberto Stang, recuerda un episodio particular que sucedió a principios de los años ´60: Sacábamos las ideas de la Enciclopedia Estudiantil que había en aquella época. Y le digo: ¿Por qué no hacemos una pera? Si es fácil hacer una pera. […] Y bueno, hicimos la pera5. Los días previos al carnaval tramitaron el respectivo permiso de disfraz en la comisaría y pagaron también un bono municipal que era requisito para participar la noche de los corsos. “Y salimos. Cuando damos la primer vuelta la gente empezó a decir: Che, esto no es una pera, esto es un perón. Y un Perón, un Perón… ¿Quién dijo que Perón no volvía? Acá está Perón… ¡Se armó una movida de Perón, Perón, Perón!” Esto llamó la atención a un policía que los citó en la comisaría al día siguiente. Con Juan Domingo Perón en el exilio y la prohibición de nombrarlo en el país, el disfraz pasaba a tener una connotación política no esperada. Luego de que exhibieran su permiso de disfraz, se les comunicó que estaban descalificados, que no tendrían participación en los premios. De todos modos, las noches siguientes Pedro Stang y su hijo volverían al corso a desfilar con “el Perón”. En lugar de dar sólo una vuelta por el recorrido del corso, daban tres: Hicimos una pera como podíamos hacer una banana, la gente lo vio y le dio ese perfil.

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Tiempo de carrozas gigantes… En las décadas del ´50 y ´60 fue central en los corsos la presencia de carrozas de grandes dimensiones que representaban distintos personajes y motivos. Eran carros, acoplados o tráilers remolcados sobre los que se construían estructuras de madera y hierro, que luego se cubrían de alambre y cartapesta, por último eran pintadas de vivos colores. En algunas ocasiones representaban personajes de cuentos o fábulas, en otras tomaban el tema de canciones o noticias muy difundidas en la época, como 5

Testimonio Pedro Alberto Stang, año 2016, Archivo oral, cassette N 341

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por ejemplo la carroza Nosotros También Tenemos la Mercatelli. Iniciado como una barra de chicos y adoAtómica, de 19516. lescentes de la misma cuadra, en 1954 realizaron La construcción de estas carrozas en nuestra ciu- una pequeña carroza que representaba los personadad es una práctica fuertemente ligada a la inmi- jes del cuento “Pinocho”. Continuaron los años sigración italiana. Fueron italianos los aportaron la guientes construyendo tras carrozas de mayor escala, como Estrella de Paso técnica de la cartaen 1955 o El Caballo de pesta sobre estrucTroya en 1957, hacientura de alambre que do su última aparición más tarde se extencon El Payaso en Monodió en la población. ciclo en 1965. Chicos y jóvenes Cada carroza era reveían a sus vecinos sultado de un trabajo inmigrantes construir en grupo, que también estas estructuras móse mostraba en grupo viles para carnaval y en los corsos: subidos copiaban la técnica en a la estructura iban pequeña escala. Aldo varios disfrazados Viviani, nacido en Floen relación al tema rencia, Italia, es uno de elegido, una reina, los primeros artesanos princesas y músicos. que puso en práctica También en torno la técnica de hacer caa la carroza se surrozas en Punta Alta. maban disfrazados, Fue trasmitida a Higicomo en el caso de nio Antonio Maggio, El Payaso en Monoquien formaría el grupo ciclo que contaba de constructores que con un grupo de más carrozas daría a los payasos que circorsos locales: Las Mil y culaban alrededor Una Noches en 1952, La subidos a bicicletas Maya a Rayas en 1961, no convencionaEl Coloso en 1970, entre les (descentradas, muchas otras. ilio en 1957. Al centro Em ya, con ruedas muy Este grupo de consTro de allo Cab a roz Construcción de la carr de carrozas desde 1954 a 1965 grandes o muy tructores de carrozas se Mercatelli, constructo chicas, bicicletas consolidaría con los años, integrado también por Alberto Gómez, Néstor Raúl que se desarmaban al andar, un monociclo, etc.), Díaz y Rubén Roberto Vecchi, con la participación que habían sido construidas por el bicicletero Tirade decenas de colaboradores que se sumaban du- ppelli. También en 1956, se presentó la carroza El rante la construcción y el mismo día del desfile. El Gran Circo, construida por un grupo de amigos por trabajo seguía durante la fiesta, cuenta Néstor Díaz: iniciativa de Juan Orofino, con la colaboración del “Me levantaba a la mañana y me iba a trabajar a la artesano Pablo Cundari que realizaba las esculturas Base. Venía de la Base, almorzaba y me iba a la ca- de animales articulados que completaban la carrorroza. Y a la noche cenaba, me cambiaba y otra vez za. Entre los constructores y participantes estaba a la carroza, hasta las once, después venía, me baña- Rubén Da Representacao, que cuenta: “Ibamos a los ba, me acostaba. [ ] ¿Qué pasaba? Cuando llegaba el corsos desde siempre, toda la vida, de pibe éramos momento de los corsos, como la carroza era de pa- devotos de los corsos de Punta Alta, porque realpel, engrudo y pintura, donde tiraban los globos (de mente eran importantes. Es más, yo no me quiero agua) quedaba blandito. Entonces al otro día había equivocar, pero en el ámbito zonal los corsos puntaltenses estaban en el primer escalón, no había que repararla.”7 Otro de los grupos que persistirían durante años otro. La zona se volcaba todo acá.”8 con esta actividad, fue el encabezado por Emilio 6 Además de que la posible guerra atómica entre las potencias del norte era un tema de trascendencia internacional, el 31 de mayo del año anterior el Gobierno Nacional había creado La Comisión Nacional de Energía Atómica, bajo la órbita del Ministerio de Energía y Minería de la Nación. 7 Testimonio Néstor Díaz, 13 de abril año 2016, Archivo oral, cassette N 332 8 Testimonio de Rubén Egidio Da Representacao, 22 de marzo de 2016, Archivo oral, cassette N 330

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Años siguientes la práctica de construir carrozas para los carnavales continuaría con menor intensidad, hasta casi perderse. En la década del noventa se incorporarían a la formación de las comparsas algunas carrozas realizadas con nuevos materiales y técnicas, en algunos casos, alquiladas a otros municipios para mostrarse en el corso local.

El “Carnaval Internacional Rosaleño” En la década del ´60, el auge del carnaval de Río de Janeiro trascendía las fronteras de su país para hacerse conocido en todo el mundo como espectáculo de grandes dimensiones, que además generaba un fuerte impacto económico en la región con la llegada de turistas. Es así que varias ciudades argentinas tomaron el modelo de la fiesta espectacular carioca para organizar bailes y corsos con disfraces y ritmos brasileros. Algunos ejemplos son el “Primer Carnaval Internacional” organizado en Rosario en 1961, o el carnaval de Río que en 1965 organizaba el club Sportiva de Bahía Blanca. En Punta Alta, la comisión Pro Corso de 1965 organizó el propio “Carnaval Internacional Rosaleño”. Durante enero y febrero de ese año las notas periodísticas prometían la presencia de comparsas Brasileras, Uruguayas y Chilenas, así como dos de las carrozas ganadoras del último carnaval de San Juan. Se planteaba por primera vez el carnaval como recurso cultural que buscaba generar una corriente turística que redundara en beneficios para la ciudad, difundiendo también las playas y actividades recreativas. La Comisión Pro Corso anunciaba: “…no solamente se llevará a cabo el Corso Internacional sino que durante el tiempo que duren las carnestolendas se llevarán a cabo manifestaciones deportivas, para lo cual se cuenta con la decidida colaboración del Aero Club Punta alta, exposiciones técnicas, comerciales y visitas diversas”.9 El afiche del Carnaval Internacional Rosaleño anunciaba grandes premios para quienes participaran con carrozas, comparsas, murgas y disfraces, pero la presencia internacional antes anunciada no se concretó. Varios testimonios de vecinos coinciden en señalar que el Corso Internacional no cumplió con las expectativas generadas en la población. Ausentes las carrozas y comparsas de otros países, más algunos equívocos durante la entrega de premios, decepcionó a los participantes. Néstor Nardini, comenta: “Días antes, en el diario decían que venía la famosa carroza de San Juan, después que venía una carroza de Uruguay… Pero la famosa carroza de San Juan todavía la estamos esperando. Y quedó como anécdota, cuando algo querías hacer y no cumplías, se decía: Como la carroza de San Juan sos vos.”10 Sin embargo el corso de 1965 se contaría entre uno de los primeros intentos por concebir al carnaval como un recurso cultural que redunde en beneficios para Punta Alta y la zona. Años después un medio local, la revista Reporte, hacía su propio balance de esa fiesta: “Nuestros lectores recordarán el corso internacional Rosaleño, el cual con sus errores y aciertos nos dejó una enseñanza que no hemos sabido aprovechar. Jamás hubo tanta gente de localidades vecinas y zonas de influencia. El aumento de nuestra población quedó en evidencia al agotarse la carne y otros elementos de primera necesidad. Desgraciadamente nadie prestó atención ni le dio la importancia merecida. La preocupación de todos fue, si habían tenido éxito o no.” 11 La Nueva Provincia, 3 de febrero de 1965, pag. 6 Testimonio de Néstor Nardini, Archivo Oral 26 de mayo de 2016, casette N 340 11 Reporte Nº 11, año 2, marzo 1974.jpg 9

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“Momo no te vayas”: El carnaval en los barrios Gran parte de las prácticas y saberes necesarios para hacer un carnaval se trasmiten de generación en generación, a través de la experiencia directa de los participantes. Es por eso que esta fiesta da cuenta de continuidades en el tiempo, de tradiciones que se adaptan para seguir. Pero también podemos hacer referencia a los momentos de cambio, ruptura, los años sin fiesta y las tensiones no resueltas a lo largo de su historia. Después del golpe de estado de 1976, el carnaval deja de formar parte del calendario oficial de festejos con el Decreto/Ley N° 21.329, que anula los feriados de lunes y martes de carnaval en todo el país12. Se abre entonces un período en el que se reducen este tipo de expresiones populares: el carnaval se pierde en parte de los pueblos y ciudades a lo largo de todo el territorio nacional, o persiste con menos fuerza en barrios periféricos, con menos centralidad que años anteriores. En Punta Alta, a partir de 1976 los corsos en el centro organizados por una comisión oficial se interrumpen durante cuatro años. En la memoria de muchos vecinos es entonces cuando se pierden ciertas costumbres, modos de hacer y vivir el carnaval. Sin una Comisión Oficial que los organizara, la llama del carnaval persiste gracias al trabajo de sociedades de fomento y clubes que llevan adelante bailes y corsos barriales. En 1978 se realizan corsos en las calles de Ciudad Atlántida y otros festejos de carnaval a cargo de la Sociedad de Fomento del barrio ATEPAM, con el propósito de recaudar fondos para la construcción de su sede propia y un gimnasio. Iniciada la década de ´80, la Sociedad de Fomento del barrio Merino, lleva adelante los corsos en el centro, luego de varios años sin que la fiesta de Momo se despliegue en esas calles. Así lo recuerda esta

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crónica publicada en febrero de 1980: “La extraordinaria expectativa provocada por la realización de corsos de carnaval en Punta alta, tras largos años en que no se producía ese acontecimiento, provocó que una cantidad imponente de público se volcara a las calles donde se lleva a cabo el mismo, poniendo un marco sumamente interesante.”13 El carnaval de 1981, organizado por la misma Sociedad de Fomento, quedaría en la memoria de muchos por. Por un lado, como uno de los festejos locales más multitudinarios en años. Por otro, como uno de los primeros corsos en los que fue necesario pagar una entrada para ingresar. La intención de la comisión directiva era la de darle visibilidad a los corsos locales, pero esa decisión despertaba profundos debates. Rubén Fresneda, presidente de la Sociedad de Fomento, argumentaba : “Nuestro ente fomentista está embuído de un profundo sentido social y no está en nosotros coartar la posibilidad que esas mascaritas con disfraces realizados con arpillera y caras pintadas con tizón, permanezcan ajenas al bullicio bullanguero de un carnaval, muy por el contrario, es para ellos por quienes volcamos nuestros esfuerzos y ojalá haya muchos, para deleite de chicos y grandes, pero, con amor solamente no se pueden hacer grandes obras, máxime una como la nuestra ”14 Estas tensiones entre la dinámica del carnaval barrial y la búsqueda de “profesionalización”seguirían hasta nuestros días, incluso con intentos de incluir ambos aspectos como partes complementarios de la misma fiesta.

El carnaval comparsero Ya en las prim eras décadas del siglo XX en Punta Alta se presentaban “comparsas”. Eran grupos de varones y mujeres jóvenes que desfilaban juntos sólo para un carnaval, disfrazados con la misma vestimenta y unidos por una temática, como es el caso

Comparsas en Argentina Las comparsas actuales desfilan con pasos de baile coreografiados, vistiendo llamativos trajes y espalderas de plumas, acompañados por un grupo de percusión que recibe el nombre de “batucada”. Son agrupaciones que se sostienen en el tiempo, pero cada año elaboran un tema distinto que se representa en sus trajes, pasos, ritmos y otros elementos, como por ejemplo las carrozas. Generalmente abre el desfile un grupo llamado “comisión de frente” con una coreografía particular que busca predisponer al espectador. Luego le siguen otras figuras tales como la bahiana, el portaestandarte, los escoltas, la pasista. La comparsa se divide en alas: cada diez personas vestidas igual corresponde un “destaque”, una persona que se destaca en la formación por su indumentaria particular. Cierra el grupo la batucada, junto a una bailarina que es la madrina o reina de la batucada y un maestro de batería que asume el rol de director musical. Recién en 2011, con el decreto 1584/10, el lunes y martes de carnaval volvieron a considerarse Feriado Nacional La Nueva Provincia N 27819, martes 19 de febrero de 1980, p. 9 14 Temple, martes 17 de febrero de 1981 12 13

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Comparsa Sol Naciente, año 1992

de Los Alegres de las Baterías, en 1917. También incorporaban instrumentos musicales, y en algunos casos representaban a clubes o barrios, incluyendo en la formación una reina y princesas de carnaval. Quedan en el recuerdo de muchos las comparsas del Club Atlético Defensores del Castillo, desde la década del ´30 hasta la del ´60. Pero lo que actualmente conocemos como “comparsa” es un tipo de manifestación carnavalesca posterior, que toma sus características de las comparsas correntinas y las escolas do samba brasileñas. Como antecedente de este tipo de comparsa en nuestra ciudad podemos contar varios ejemplos, uno es la comparsa Titanes del ritmo, organizada por la Trajería Titán a principios de la década del ´70. Años después marcaría una fuerte influencia la presencia de la comparsa Copacabana, agrupación contratada por la Sociedad de Fomento del Barrio Merino en los corsos de 1981. Copacabana fue una de las primeras comparsas correntinas, ya entonces tenía años de trayectoria en la región de la que provenía, pero era toda una novedad en el medio local. Recuerda Gustavo Bouscayrol, quien más tarde dirigiría la afamada comparsa Punta Alta: “Se habían hospedado en el hotel Punta Alta, traían unas espalderas que eran impresionantes. Para nosotros era una novedad, lo que habíamos visto lo habíamos visto en fotos y revistas.”15 Los 170 integrantes de la comparsa desfilando por las calles del centro, debieron resultar toda una atracción en ese entonces. La revista Temple comentaba: “En cuanto al vestuario, sus dos espaldares emplumados de 3,30 meros

cada uno de alzada, supera los cuarenta millones de pesos nuevos de costo, lo que da una idea del lujo, belleza y buen gusto del espectáculo que trae COPACABANA para su debut en Punta Alta. “16 A partir de 1990 el estado municipal vuelve a asumir un rol fundamental en el carnaval, aportando fondos y conformando una comisión Pro Corso que movilizara la fiesta, integrada también por instituciones intermedias y comerciantes de Punta Alta. En La Nueva Provincia de entonces se anunciaba: “En esta ocasión, los tradicionales festejos de carnaval se trasladarán al sector céntrico dado que en las últimas ocasiones se efectuaron en Villa Mora. La intención es que se perpetúen en las principales arterias del Punta Alta y que experimenten un crecimiento constante”. 17 A partir de ese momento toma mayor dimensión el corso como evento cultural en nuestra ciudad, que durante la década del ´90 vivirá un verdadero boom de comparsas locales: Sol Naciente, Tropical 90, Noche de Gala, Noche tropical, Villa del Mar, Bora Bora, Punta alta, Aloha, Xuxa, Renacer, Aloe Vera, Sueño Dorado, Universo, Estrella Plateada, Acuarelas, entre muchas otras. Año a año cada agrupación fue incorporando vestuarios, espalderas con plumas (que en un inicio algunos reemplazaban con “plumeros” de cortadera), carrozas, ritmos y bailes cada vez más profesionalizados. Recuerda Roberto Marini, de la comparsa Sol Naciente: “Nosotros comprábamos las telas en Paraguay, las plumas en Brasil, que en ese tiempo salían un dólar cada pluma. [ ] Íbamos a buscarlas. Teníamos gente de Punta Alta que tenían familia en

Testimonio de Gustavo Bouscayrol, Archivo Oral 2 de marzo de 2016, cassette N 324 Temple, 27 de enero de 1981, pág. 17 La Nueva Provincia N 31418, 3 febrero de 1990, pág. 5 15 16

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el norte, se cruzaban de Formosa al Paraguay y nos compraban y nos mandaban las telas, nos compraban las plumas. Eso era todo gastadero de plata.”18 A fines de la década del ´90 los corsos serían organizados por un grupo de comerciantes privados, en articulación con el sector público. Los privados pagaban un canon al municipio, otorgaban un porcentaje de las entradas a una entidad de bien público y tenían a cargo aspectos de la seguridad y limpieza del espacio público ocupado. Según cuenta el comerciante Pedro Alberto Rutinelli: “Si nos sobraban las licitaciones también se ofrecían obras. [públicas] En la entrada de Pehuén co, esas dos como triángulos que hay, eso fue una obra que se hizo con la venta de entradas del corso. […] Nosotros lo veíamos como un negocio, básicamente, pero entendíamos que era un negocio en el que había que articular sector privado y sectores públicos, y que había que volcar en la comunidad porque realmente, los corsos mueven muchísimo dinero, mueven fortunas. Consideren que había noches que nosotros metíamos alrededor de 30 a 40 mil personas. Multiplicando, en ese entonces a una entrada de un peso, que era un dólar, el uno a uno. “19 Fue por entonces que Punta Alta se hizo conocida como “Capital de los corsos del sur argentino”. Las comparsas llegaron a desfilar involucrando a cientos de personas, con la participación de amplios sectores de la ciudad, ya que cada comparsa estaba ligada a su barrio de origen y zona de influencia: Sol Naciente nacida en Albatros XIV, Punta Alta en el centro, involucrando a vecinos de Villa Mora y la Nueva Bahía Blanca, Renacer con epicentro en Albatros XX, Universo surgida en Albatros XXVII y Villa Maio, Acuarelas nacida en la calle 17 de Agosto, Nueva Bahía Blanca. Las comparsas competían en la legendaria Fiesta de los Destaques, que en 1999 contó con la presencia de jurados del carnaval de Gualeguaychú. En marzo de 2000 nacería la comparsa Iberá en la localidad de

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Villa Arias, involucrando también a personas de localidades vecinas, incluso de la ciudad de Bahía Blanca. La crisis económica a finales de la década del ´90 cambió el ritmo de la actividad. Los organizadores privados dejaron de llevar adelante el corso y fue fundamental el rol del Municipio para realizar la fiesta, incluso durante el año 2001. Esa continuidad hizo posible que la fiesta se sostuviera en el tiempo, siendo todavía hoy parte de la vida cotidiana de esta ciudad: Coser millones de lentejuelas, ensayar en las calles, construir instrumentos y practicar toques de batucada son prácticas sociales puntaltenses. En la última década nacerían Kadiz y Daimar´a, en 2010 y 2013 respectivamente, también en el barrio Nueva Bahía Blanca. Hasta el presente, las comparsas representan a Punta Alta en toda la región, llevando este tipo de manifestación cultural a distintos rincones de la provincia y el sur argentino.

El diablo jujeño El particular vínculo de Punta Alta con el carnaval se alimenta de múltiples regiones e identidades culturales. Esto se debe en gran medida al aporte migratorio que hasta hoy recibe, con la llegada de personas desde diversas provincias para estudiar o trabajar en la Base Naval, muchos de los cuales pasan a formar parte de la población definitivamente. Por esa razón el carnaval en nuestra ciudad se festeja de múltiples modos, uno de ellos es el entierro y desentierro del carnaval organizado por la Asociación Residentes Jujeños de Punta Alta. El origen de esta fiesta en Jujuy se remonta a la época preincaica, cuando los antiguos habitantes de la región realizaban rituales antes de la siembra para pedir abundancia y antes de la cosecha agradeciendo lo obtenido a la Pachamama, la madre tierra. Los días más importantes dentro de las ceremonias de carnaval son el desentierro y entierro del diablo o Pujllay20. Éste está representado por un

Carnaval jujeño Cuando los españoles llegaron a esa región, asociaron este tipo de celebraciones a sus propios festejos y, a partir de la segunda mitad del siglo XVI, esta fiesta andina comenzó a llamarse “Carnaval”. También se sumaron elementos de la religión católica: la misa previa a los festejos, la figura del diablito y la fijación de la fecha basándose en el calendario gregoriano y no en el calendario lunar que antes se utilizaba. Actualmente el carnaval se vive en toda la provincia de Jujuy de manera distinta, tomando características diversas en cada una de las cuatro regiones de la provincia: La puna, la Quebrada de Humahuaca, la zona de selvas subtropicales y los valles orientales. Testimonio de Roberto Marini, Archivo Oral 7 de marzo de 2016, cassette N 325 Testimonio de Pedro Alberto Rutinelli, Archivo Oral 6 de mayo 2016, cassette N 336 20 “Pujllay” en quechua significa “juego, baile o alegría” 18 19

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muñeco que simboliza la liberación de los deseos reprimidos, que son liberados cuando el diablo es desenterrado los primeros días de febrero, en el mojón de cada agrupación. Un “mojón” o “apacheta” es un montículo de piedras que suele ubicarse en zonas alejadas del área urbana, en cerros o terrenos altos. En nuestra ciudad se encuentra en inmediaciones del Parque San Martín, del lado de calle Buchardo. El día del desentierro los participantes se reúnen en torno a él, una vez liberado el Carnaval de la Asocia ción Residentes Juje diablo inicia la música y la fiesta. ños de Punta Alta en el año 2004 José Cruz, actual presidente de la Asociación Residentes Jujeños, cuenta: “Ahí se le de Residentes Jujeños de Punta Alta. En 1991 pide permiso a la tierra, se le da de comer, y es una colocaron la piedra fundamental de la sede social y forma de devolver algo que la tierra nos da ¿no es al año siguiente empezaron a festejar los carnavales cierto? A nosotros la tierra nos da todo. Devolvemos ahí mismo. Años después, solicitan permiso en la un poquito de cada cosa haciendo una ceremonia y Municipio para celebrar esta fiesta en inmediacioeso vendría a ser como un rito. Y todos piden cosas nes del Parque San Martín. Sigue Celso Tintilay: “Se o agradecen a la tierra, porque la tierra es todo.”21 debe buscar un lugar que sea aislado. Y en ese lugar Cada uno realiza su ofrenda colocando en el mojón tiene que ser todos los años. Y no lo hacés en ese luhojas de coca o bebidas, talco, papel picado, serpen- gar, se dice que “estamos en falta.” Estamos en falta, tinas y hasta cigarrillos. Es imposible asistir a esta algo nos va a pasar. (Se ríe) Es versión versión...” celebración como mero espectador, ya que todos los presentes terminan participando en los juegos Carnaval murguero con harina, llevando una hojita de albahaca detrás de la oreja o son invitados a hacer ofrendas: para toLa murga es una manifestación carnavalesca pardos ha iniciado el Carnaval. Los músicos y bailarines ticular, con rasgos diversos dependiendo de la épose retirarán bailando y la fiesta seguirá durante días, ca y la región del mapa en la que se desarrolla. Las ya que sólo se considera terminado el carnaval el día primeras murgas locales de las que se encuentra que el “Pujllay” vuelve a su escondite en la ceremo- registro datan de la década del 30, y tenían caractenia del entierro una semana más tarde. rísticas distintas a las actuales. Pero ya entonces se ¿Pero cuándo se inició este festejo en nuestra ciu- trataba de un grupo que salía en época de carnaval, dad? ¿Cuándo el Parque San Martín fue elegido para sus integrantes vestían levita y galeras, se caractecomo el mojón o “apacheta”, al que se volvería to- rizaban por combinar baile, percusión y temas con dos los carnavales? letras propias. A diferencia de la murga actual, esCelso Tintilay, recuerda su primer febrero en el taba compuesta sólo por varones, ya sean jóvenes barrio Gotling, en 1972: “Cuando nosotros empeza- o niños. mos a habitar acá, empezamos a conocernos muEl periódico La Nueva Comuna de 1934 da cuenchas familias jujeñas. “¡Oh, qué alegría! ta-ta-ta-tá ta sobre una de ellas: “Una murga bien presenta¿De qué parte es usted? -De tal lado, tal lado”. Y da y formada por numerosos jóvenes denominada llegaron los carnavales nos juntamos acá, en esta Los desocupados alegres puso también una nota de casa. [ ] Hasta hicimos el mojón, en el patio. [ ] El alegría y animación en el corso siendo en realidad siguiente año gustó, ya vino más gente. Y ahí diji- este conjunto el único número característico de las mos: “¿Porqué no hacer una casa para los residentes fiestas.” 23 A diferencia de otras agrupaciones carjujeños?”.22 navalescas de entonces (los orfeones, orquestas o El carnaval sería el puntapié inicial para empe- comparsas), el tono que predominaba en la murga zar a agruparse, luego vendría otro impulso con la era el de parodia, el humor burlesco. Su vestimenta construcción del Monumento a las Provincias en y nombre hacían referencia a la pobreza, ridiculez o 1987, año en que decidieron unirse en la Asociación decadencia del grupo, en tensión con aquellos que Testimonio de José Cruz, Archivo Oral --- de 2016, cassette N Testimonio de Celso Tintilay, Archivo Oral 2 de junio de 2016, cassette N 342 23 La Nueva Comuna, 16 de febrero de 1934, p. 21 22

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Murga Los Sepultureros, 1935

trataban de destacarse por sus lujosos trajes y virtuosas melodías. La murga nace con rebeldía, mostrando a la comunidad parte de lo que otros parecían ocultar: lo grotesco de uno mismo, de la sociedad y la realidad política y económica del momento. En 1970 la murga “Actualidad”, gestada por el carpintero Oscar Blanco con chicos del barrio Buchardo, fue una de las últimas de estas características en presentarse en el carnaval local. Según el propio Oscar, la murga ensayaba durante las semanas previas al carnaval y se presentaba todas las de noches de corso: “[Los chicos] Iban corriendo de un lado para otro, bailando. Y por ahí se juntan en una esquina y cantan los versos. Mientras los otros tocan los instrumentos, que los instrumentos eran cuanto mas rustificados mejor, todos con latitas.”24 Desaparecido el carnaval del calendario oficial en

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1976, fueron cada vez menos habituales este tipo de agrupaciones. Por tratarse de una manifestación popular que abordaba en sus canciones la realidad política, económica y social del país, la murga fue silenciada hasta perderse casi totalmente en este período. Con el regreso de la democracia, una generación de murgueros porteños trató de recuperar esta tradición popular que todavía se conservaba en algunos barrios de Buenos Aires.25 A partir de esta iniciativa, empezaron a nacer nuevos grupos y talleres, generando una corriente de “murga argentina” que se expandió por gran parte del país. 26 En nuestra ciudad, la murga volvería de la mano de un grupo jóvenes del barrio Nueva Bahía Blanca, recién en el año 2006. Fue entonces cuando los primos Mendizábal - Rolle compraron sus primeros instrumentos de percusión para formar la murga que soñaba su abuelo “Yuyi” (Juan Carlos Mendizá-

Murga Argentina Es característico de ese tipo de murga vestir levita, polleras y galeras con los colores que identifican a cada agrupación. Esos trajes no cambian año a año (como sucede en las comparsas), ya que cada uno identifica a su portador, incluso cada murguero le agrega apliques bordados con lentejuelas en la espalda, con imágenes propias y muy queridas, como si se tratara de tatuajes brillantes. La presentación de la murga inicia con un desfile de sus integrantes, cuando llegan al escenario entonan canciones de “presentación”, “crítica” o de “homenaje”. Luego dan lugar a la demostración de baile, que se llama Matanza (o Rumba). Para finalizar, la murga canta una canción de despedida, con la promesa de volver, y todos juntos inician el desfile de retirada. Testimonio de Oscar Blanco, año 2000, Archivo oral, cassette N 344 La explosión masiva de la murga con características actuales se da a principios de los ´90, en Buenos Aires, y tiene directa relación con el trabajo del primer “Taller sobre murgas, comparsas y agrupaciones humorísticas” que el artista “Coco” Romero llevó adelante en el Centro Cultural Ricardo Rojas. 26 Martín, Alicia: prólogo a la 2da edición de “La murga porteña, historia de un viaje colectivo” Romero, Coco Ed. Ciccus, 2013 24 25

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bal). Se llamó “La murga de la abuela”, en homenaje a la abuela Ana Rosa Mendizábal. La tradición murguera se había perdido en el tiempo, pero el festejo carnavalesco sí era parte de sus vivencias de barrio: ellos habían crecido viendo a la comparsa “Acuarela” dar vueltas por la calle 17 de Agosto en pleno febrero, habían cantado o tocado el bombo con platillo en la cancha del Club Sporting, habían escuchando a sus abuelos hablar de los viejos corsos con muchísimo entusiasmo. Hacer una murga fue un camino de búsqueda e intercambio, que se construyó a partir del diálogo con murgas de otras ciudades, consultando información en internet y preguntando a otros murgueros. En la actualidad ensayan, dictan talleres y se presentan en diversos eventos locales y nacionales durante todo el año, incluyendo la organización del Encuentro Nacional de Murgas en Punta Alta desde 2014. El vínculo con el barrio no sólo está en las letras de sus canciones, sino que también en las actividades que realizan. Una de ellas es “La vuelta al barrio”, días previos a carnaval salen de la sede del Club Sporting para bailar por las calles. Cuenta Matías Mendizábal: “Hace cuatro años que lo hacemos. Y también reflotando un poco lo que hacía Carlitos, cuando salía.” Se refiere a Carlos Arévalo, vecino de la calle 17 de agosto que a partir del festejo del cumpleaños de su hija organizaría todo un movimiento contagioso lleno de disfraces, batucadas, desfiles y quemas de momo, hasta conformar la comparsa Acuarelas. Carlos también tenía en su memoria carnavales más antiguos, y un poco los rememoraba contagiando alegría a los chicos del barrio, sobre su bicicleta descentrada. Es que el carnaval es también las memorias que se ponen a circular en el festejo. Por eso

contar su historia, conocerla poco a poco, es darle densidad al presente.

La historia sigue… Con rasgos multiculturales y una fuerte participación colectiva, el carnaval nos permite entender esta ciudad, los modos de vivir de su gente. Una comunidad que desde sus inicios recibe continuos aportes inmigratorios y que está integrada en su mayoría por sectores de trabajadores, sostiene desde principios de siglo XX esta fiesta popular. La ciudad sostiene hace años esta fiesta gracias a las continuidades, al intercambio de información y saberes entre distintas generaciones, pero también gracias a las modificaciones, a los aportes que adaptaron el carnaval a la dinámica cambiante de la historia. Por eso en la actualidad es la experiencia vital de cientos de vecinos que participan directa o indirectamente de la fiesta. Parte de la dinámica de la historia es el juego con espuma, el trabajo minucioso que articula a cientos de personas que cosen, aprenden pasos, preparan comida para recaudar fondos, trasmiten lo que saben a otras generaciones. Y siempre inventan juntos algo nuevo.

Si Ud. posee información respecto del BAR CENTRAL, por favor comuníquese con el Archivo Histórico Municipal de Punta Alta Todo aporte es valioso. Lunes a viernes de 7 a 19 hs, Mitre 101 (8109), Punta Alta, Tel: (02932) 432214, archivohm@yahoo.com.ar

Bibliografía • Bajtin, Mijail: “La cultura popular en la edad media y en el renacimiento, el contexto de Francois Rabelais”. Versión de Julio Forcat y César Conro, Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y letras, Alianza Editorial • Gaitán, Agustín Martín: “Carnavales puntaltenses y corsos rosaleños, 1948-1981”, Punta Alta, S/A • Martel, Fernanda: “Los carnavales de antaño no se olvidan” La Nueva Provincia, Bahía Blanca, 09 febrero 2014 http://www.lanueva.com/Punta-alta-/746267/los-carnavales-de-antano-no-se-olvidan.html • Martín, Alicia: “Decime adónde vas alegre mascarita que me gritas al pasar “ En: El diario íntimo de un país, 100 años de vida cotidiana, La nación,--• Martín, Alicia: Fiesta en la calle: carnaval, murgas e identidad en el folklore de Buenos Aires, Buenos Aires, Ediciones Colihue, 1997. • Puccia, Enrique Horacio: “Historia del carnaval porteño” Academia Porteña del Lunfardo, Bs.As., 2000 • Raimondi, Sergio: “La alegría se cose lentejuela por lentejuela”, En: Revista Rompeviento N1, Instituto Cultural, Bahía Blanca, febrero 2013 • Romero, Coco: “La murga porteña. Historia de un viaje colectivo” Ediciones Ciccus, Bs. As. 2012 • Tellarini, Jorge Guillermo: “Bahía murguera. XX años de murga argentina en bahía Blanca, 1992-2012. Centro murga Vía Libre, cancionero”, Bahía Blanca, 2013 • ---, “La persecución a los carnavales” Comisión Provincial por la Memoria, La Plata, Buenos Aires, 2013. En: http://blog.comisionporlamemoria.org/archivos/10703


historia oral

por Guillermo Bertinat

El señor Néstor Díaz tiene 75 años en la actualidad. Conformó junto a los señores Maggio y Vecchi, un equipo de constructores de carrozas de carnaval. La entrevista fue realizada por Guillermo Bertinat y fue realizada el 13 de abril de 2016.

Néstor Díaz Nos juntamos 4 o 5: “che ¿y si nos disfrazamos todos para el corso? ¿Y si hacemos carroza? vamos a hacer una carroza.” (Éramos) De puerto Rosales, la parte de adentro donde estaban los inmigrantes. Lo que pasa es que muchas cosas se manejaban de acuerdo a la música actual: “el orangután, el orangután” Y ahí salió “Che ¿si hacemos un orangután?” Se hizo el orangután en la esquina de Paso y Urquiza. No en la esquina propiamente dicha sino un poquito más para acá que había una carpintería grande, era una carpintería pero estaba abandonada, entonces ahí hicimos el mono sobre un acoplado. […] (Tenía) 15 años. Ya trabajaba en la base, porque entre a los 14. […]Estaba, yo, Vecchi, Maggio, Rodolfo Ramón Joaquín Conteras.

[…] Íbamos con una camioneta a Arroyo Pareja, a buscar arcilla, la sacábamos de la playa de Arroyo, primero teníamos que correr el barro y con una pala sacábamos la arcilla y la tirábamos en el fuentón. Cuando el fuentón estaba a la mitad, que era muy pesado, lo llevábamos a la camioneta que había otro fuentón, otra vez a cargar y así. Y después íbamos a la casa de Maggio y ahí había que lavarla arcilla, sacarle la arena que le quedaba y hacíamos todo pelotitas de arcilla y las íbamos tirando en un balde. Entonces Maggio, que ya había diseñado una cabeza de mono mirándola de una revista, agarraba las pelotitas esas y las iba tirando. Y así hasta que le iba dando forma. Una vez que le daba toda la forma de la cabeza armaba un esqueleto de madera y le volcaba yeso líquido, eso una hora y media y ya estaba seco. Entonces lo dábamos vuelta, le sacábamos la arcilla, y quedaba el molde de yeso. Entonces ahí, al otro día porque todavía estaba húmeda la parte de adentro, se le pasaba aceite y se le empezaba a poner papelitos con engrudo. 10, 12, 14 capas de papel, entonces después se despegaba y quedaba la cabeza. Después hacían con alambre el armazón, las orejas. Cuando llegaba el momento de los corsos, como eso era papel y engrudo y pintura, a donde tiraban los globos quedaba blandito. Entonces al otro día había que repararla. Entonces ¿Qué pasaba? me iba a trabajar, cuando veía a reparar la carroza que habíamos hecho la noche anterior.

La señora Clara tiene 85 años y es nativa de la ciudad. La entrevista fue realizada por Lucía Bianco y Guillermo Bertinat.

Clara Nelly Lavios de Bravo de Laguna Yo los primeros recuerdos de carnaval, […] yo con tres o cuatro años, mi papá tenía un coche Rubi descapotable. […] Y se disfrazaban de pierrot que era como una capa negra, negro con bordes dorados y mi mamá me llevaba tapadita con el disfraz de ella y se jugaba mucho a la serpentina y al papel picado. Y dice que se armaba tanta rosca de serpentina de tantos colores […] de auto a auto, que se hacían como trenzas y era todo carnaval de autos. Todavía la gente no circulaba. Alguna mascarita suelta que se subía a viste que el auto tiene un escalón. Se su-

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bían ahí a jorobar pero nada más. Entonces daban la vuelta de Brown a Murature. Y se recalentaban los coches. Y mi papá bajó a darle la manija. […] Yo nací en el ´31, eso sería en el ´35. Y el carnaval era muy esperado, porque eran cuatro días de carnaval. Después eran ocho, porque eran los bailes de carnaval que era otro tema. Cuatro días de carnaval: sábado, domingo, lunes y martes de febrero por lo general cuarenta días antes de Pascua. […] A los diez años yo ya vivía en 25 de Mayo al 700 y empezaba el carnaval a la hora de la

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siesta, con toda la mayoría de la gente de la cuadra con los baldes de agua. Era chorrear agua y corrías igual para que mojaran ¡y estabas chorreando agua! Al lado de casa –te cuento, diez, once, doce años, trece, porque ya a los catorce mamá ya me empezó a llevar a los bailes, yo ya era una señorita para ir al baile- empezaban los balzados y teníamos unos vecinos grandes, mayores sin hijos que tenían pozo. ¿Sabés cómo nos sacaban el agua helada, nos ayudaban? Por el alambre (del patio). Salíamos los dos, mi mamá, mi papá no era amante, pero se prendían en todo, le gustaba. Y los abuelos eran los que cargaban los tachos. Era a la siesta, de las tres a las cinco, ponele. Era como un horario ya… porque después las chicas a la noche había que cambiarse para ir al corso y al baile. […] Una semana antes, la municipalidad, adornaba la calle con lámparas de colores. (Irigoyen) desde Brown a Humberto. […] Yo aparecía disfrazada per no sé, acá los disfraces de grande, muchos los alquilaba la tienda Rampérez. […] Y ahí empezaron las mascaritas sueltas y las carrozas y los pomos, la serpentina y el papel picado. Porque te daban vuelta la bolsa de papel picado en la cabeza. Todo se vendía, estaban los puestos en las esquinas. […] Te hablo del ´45 hasta el ´49. Mucha mascarita suelta. No había comparsas, no había plumas. Carrozas alegóricas

preciosas. Los camiones era éstos cerealeros que le podías sacar las barandas. Le forraban alrededor las cubiertas y arriba te armaban o los gauchos tomando mate, o las sirenas, alegórico al mar. Era la juventud que se dedicaba a eso, había mucho incentivo. Había premios. Estaba la Comisión de Corsos Municipal. La Comisión elegía a la mejor mascarita suelta, no había comparsas. Y había una murga muy chiquitita pero con tachos. Golpeaban tachos y se vestían de vagabundos.

Julio Amaya ABOGADO

Sebastián Amaya ABOGADO

Germán Amaya INGENIERO ELECTRÓNICO

Gustavo Aranda ARQUITECTO

Carolina Lascano LIC. PSICOLOGÍA

Ana Marcos

TRADUCTORA P. DE INGLÉS

Juliana Tomassini CONTADORA PÚBLICA

e s t u d i o 02932 - 427968 i n t e g r a l Brown 67 · Punta Alta revista_elarchivo@yahoo.com.ar

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Nueva actividad en el Museo Histórico de Punta Alta En el Museo Histórico de Punta Alta, Mitre 277 ya puede visitarse la muestra temporaria “Carnaval en el Museo”. Ésta forma parte del Programa Educativo que el Museo emprende con la misión de hacer conocer y valorar el pasado a la sociedad rosaleña, especialmente a la comunidad educativa. Curada por la Prof. Lucía Bianco, en esta muestra los visitantes podrán apreciar varios objetos relacionados con las celebraciones carnestolendas, referenciados con atractiva cartelería. De ese modo, podrán aproximarse a la importancia y las transformaciones de esta fiesta en Punta Alta, que se constituye en uno de los epicentros del carnaval en la región y es una de las festividades populares más significativas de la ciudad. “Carnaval en el Museo”, con entrada libre y gratuita, puede visitarse los días lunes y viernes de 13.00 a 19.00 y los martes, miércoles y jueves de 7.00 a 13.00. Para coordinar visitas escolares, por favor llamar a los teléfonos 02932 48261 o 432214

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Archivo Histórico Municipal Mitre 101 - (02932) 432214 archivohm@yahoo.com.ar de lunes a viernes de 7:00 a 19:00.

Museo Histórico Humberto I 277, (02932) lunes y viernes de 13:00 a 19:00 hs. martes, miércoles y jueves de 7:00 a 13:00 hs. Tel: 02932 - 428261 Museo de Ciencias Naturales Urquiza 123 (02932) 432063 Lunes a Viernes de 8.30 a 14.00, Sábados de 10.00 a 13.00 y de 16.00 a 18.00

Museo Histórico Crucero ARA Gral. Belgrano Juan Vucetich 3276. Lunes a Viernes de 10.00 a 12.00 Tel. 02932- 15639193 / 02932- 15575052 Email: ultimatripulacioncrube@gmail.com

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Museo Naval Lunes a Viernes de 8.00 a 14.00, Sábados y Domingos de 14.00 a 18.00. Tel: 02932 - 487104 / 487526

Museo Histórico Infantería de Marina Lunes a Jueves de 8.30 a 12.30, Viernes, de 8.30 a 11.00. Visitas programadas. Fines de semana y feriados, coordinando previamente al Tel: 02932-433489 Int. 4325

Museo Histórico del Centro de Veteranos de Guerra y Familiares de Caídos en Malvinas “VGM Sequeiros Jerez” Villanueva 375. Por visitas, llamar al Tel: 2932 - 428270 / 423713 / 431432 Celular: 02932 - 15525126.

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