Un PROYECTO arquitectónico tiene lugar durante un tiempo limitado, y apunta a lograr un resultado único. Surge en base a una necesidad, permitiendo trabajar en la permanente tarea social de TRANSFORMAR LA REALIDAD para mejorar la vida de los hombres. El proyecto finaliza cuando se obtiene el resultado deseado, desaparece la necesidad inicial, o se agotan los recursos disponibles. El desarrollo de un proyecto arquitectónico implica casi siempre procesos que alternan entre lo general y lo particular, la escala grande y la pequeña, el concepto global y el detalle. A pesar de ello es posible establecer una serie de etapas o fases de trabajo, relativamente diferenciadas entre sí, que marcan la evolución del proyecto desde el esbozo del problema hasta la solución ejecutiva. Etapa 1. Estudios y Reuniones Preliminares. En esta etapa se obtiene, analiza y procesa toda la información que tendrá incidencia de una u otra forma en el proyecto, incluyendo aspectos como los siguientes: Requerimientos del usuario: necesidades espaciales y funcionales, aspiraciones, posibilidades económicas y financieras. Características del sitio: entorno natural y construido, clima, topografía, constitución del suelo, escurrimientos pluviales, vegetación existente. Normatividad: reglamentos y normas oficiales que regulan las característica de los proyectos arquitectónicos en el sitio. Conocer a fondo estos aspectos resulta crucial para plantear correctamente el problema, así como para concretar un proyecto que cumpla con las expectativas y que le permita sacar el máximo provecho de su inversión. Un punto en ocasiones difícil, por ejemplo, es comprender las verdaderas necesidades y aspiraciones de los usuarios, las cuales no siempre resultan obvias. Para ello se aplican dinámicas mediante las cuales el usuario cobre conciencia de ellas. Etapa 2. Croquis Preliminares. Con base en la interpretación de los datos obtenidos en los estudios y reuniones preliminares, en esta etapa se exploran diversas alternativas de solución para el proyecto. Se trata de una etapa de búsqueda en la cual se intenta llegar a la solución más adecuada para cumplir con todos los requerimientos planteados. Se estudia, por ejemplo, la mejor manera de ubicar el edificio en el predio, los esquemas organizativos más adecuados, las configuraciones espaciales óptimas, entre muchos otros aspectos. En los esquemas iniciales se estudian también las alternativas más viables para lograr un edificio altamente eficiente en términos energéticos. Las orientaciones, la forma y posición del edificio, y la organización espacial, son analizadas para lograr el máximo aprovechamiento de los recursos pasivos, como el sol y el viento. Los materiales y sistemas constructivos, así como los criterios estructurales, empiezan a definirse en un nivel preliminar. En esta etapa el usuario generalmente es consultado para conocer su opinión sobre algunas de las alternativas, y sobre todo para retroalimentar las necesidades y aspiraciones previamente planteadas. Los productos suelen ser dibujos esquemáticos y maquetas de estudio. Esta etapa se materializa en elementos gráficos confeccionados de modo elemental y esquemático, como preliminar interpretación del programa de necesidades, que permitan decidir sobre él o los esquemas propuestos y pasar a la etapa de anteproyecto.
Etapa 3. Anteproyecto. Una vez definido el esquema óptimo se inicia la etapa de anteproyecto. En esta etapa se define con detalle la configuración espacial y formal del edificio, así como los sistemas estructurales y constructivos. Se producen diversos dibujos en planta, alzado (fachadas) y sección, así como maquetas virtuales y estudios de visualización.
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