Ciencia drones

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HAY UN ROBOT EN EL AIRE Los drones (vehículos aéreos no tripulados) vuelan cada vez más en el mundo, con usos que van desde filmaciones y diagnóstico de cultivos a espionaje y bombardeos militares. Su desarrollo se afianza en nuestro país entre estudiantes, emprendedores de pequeña y gran escala, como también como recurso táctico para el Ejército Argentino. Claves de una tendencia que provoca tanta fascinación como temores por la posible amenaza a la intimidad. Por Ariel Cukierkorn/ Fotos: Jazmín Arellano

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a comida enlatada, el adhesivo de contacto, el GPS, la gabardina, los autos todo-terreno, el horno a microondas, la máquina de afeitar, el bolígrafo, el teflón, la leche condensada, Internet. Once elementos o recursos desde hace rato incorporados a nuestra vida cotidiana, en apariencia sin conexión alguna, pero con un mismo punto de origen: la iniciativa militar. Los drones, el nombre coloquial con el que se conoce a los vehículos aéreos no tripulados (UAV, la sigla en inglés), son el más moderno producto de esa cadena dispar en incorporarse cada vez más a nuestro día a día. Aunque no sin cierto escozor. En uno de los extremos del universo de los drones, se trata del modelo de aviones que Estados Unidos usa para bombardear objetivos a control remoto, tras el ataque terrorista que destruyó las Torres Gemelas en 2001. En una escala mucho más cercana, se trata de la consumación en la vida real de las -entonces terribles- predicciones de la ciencia ficción: robots aéreos con capacidad de revelar, registrar, vigilar e inmiscuirse. Entre los márgenes apocalípticos, sin embargo, existe una enorme

Entre los márgenes apocalípticos, sin embargo, existe una enorme gama de aplicaciones positivas, en permanente exploración y desarrollo, en la que los drones se transforman en estrellas de la precisión. gama de aplicaciones positivas, en permanente exploración y desarrollo, en la que los drones se transforman en estrellas de la precisión. Una tendencia en la que también nuestro país juega su propio papel con mayor intensidad. Utilizado para filmaciones, como efecto especial en acontecimientos masivos o hasta como un juguete de alta gama, los drones cuadricópteros u octocópteros ocupan un lugar cada vez más preponderante en el hábitat urbano. Entre sus necesidades aerodinámicas y su finalidad conceptual (drone en inglés significa zumbido), guardan similitud con una libélula

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drONEs Es LA FLOTA quE ACTuALMENTE MANEJA EL pENTáGONO EN EsTAdOs uNidOs. HACE diEZ AñOs, sóLO TENÍAN 50.

ZUMBIDOS DEL FUTURO • El pájaro-dron. La empresa española Expal fabrica drones con un camuflaje que las asemeja a pájaros gigantes. “Nadie puede decir que es un avión espía, porque tiene la firma forma y color que un águila”, dice Sofía Alfaro Marco, branding manager de la empresa.

• drones hipersónicos. Se trata de aviones no tripulados que superan en más de siete veces la velocidad del sonido. Estados Unidos, con el avión X-51A, y Brasil, con el 14X, están a la vanguardia mundial de este tipo de desarrollos. • drones delivery. Se trata de una idea fogoneada por las empresas FedEx y Amazon en EE.UU. Sin embargo, la implementación aún resulta tan costosa como engorrosa. • insec-drones. Desde 2008, dos instituciones estatales estadounidenses trabajan para fabricar robots voladores similares a los mosquitos, de no más 23 gramos.

gigante, de cuatro u ocho miniturbinas y un estilo de vuelo con una asombrosa combinación de plasticidad y estabilidad. Nueva mascota. Ingeniero en informática de 33 años, Ramiro Saiz es el creador de Argendrones y uno de los primeros emprendedores en animarse a fabricarlos en el país. “Probé con dos prototipos hasta que llegué a este modelo con estructura liviana de fibra de carbono, de unos 2 kg, y que ensamblo con componentes en su mayoría llegados de China. De alguna manera, la estética está inspirada en la película futurista Minority Report (2002), de Steven Spielberg. El radiocontrol es muy sofisticado y requiere de varias horas de entrenamiento, que en su mayoría dedico en un aeroclub en Ezpeleta. Al tener una autonomía de 12 minutos, lo más eficaz es programarle el vuelo por GPS. Mi idea es no vender los drones, sino vender el servicio de diagnóstico por imágenes”, dice. A la hora de mostrarlo en acción, Saiz elige una plaza poca poblada en la zona de Puerto Madero Este. El radiocontrol verbaliza los comandos en español castizo con voz de mujer, como en las películas, y el filoso silbido de las turbinas y el polvo que se levanta llaman la atención de los chicos que juegan al fútbol. El dron humilla a la ley de gravedad con su facilidad para despegar. Pero el radio de recorrido no puede ser muy amplio, más por precauciones civiles que por acatar normativas oficiales. La Dirección Nacional de Seguridad Operacional de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) está aún en proceso de redacción de la legislación, que podría salir este año. De ahí que su uso urbano sea con extremo cuidado y que el terreno ideal para aprovechar sus prestaciones sea a campo abierto. “A través de una cámara GoPro, de no más de 5 cm, el aparato puede transmitir video en alta definición en tiempo real y tomar imágenes de 16 cm/pixel, una resolución muy superior a lo que ofrece Google Earth, por ejemplo. Por eso, además de productores agropecuarios, me han consultado para hacer estudios infrarrojos y para sobrevolar la Hidrovía en el río Paraná”, agrega Saiz. Para estos últimos propósitos, Argendrones apelaría a su creciente flota de planeadores no tripulados. Se trata de un área que en nuestro país ya tiene varios años de investigación y desarrollo, como así también empresas de punta como Aerodreams. Radicada en Córdoba, trabaja en el mapeo de suelos y cuencas hídricas, la ejecución de agricultura de precisión, conteo de ganado

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Gentileza revista Soldados.

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y sondeo selvático, estudios meteorológicos, ecológicos y de migración, imágenes aéreas para la planificación y monitoreo de proyectos de infraestructura y producción agrícola, y el relevamiento catastral, y las crecientes de los ríos Pilcomayo, Paraguay y Bermejo. Fabricaciones Militares. Así como ocurrió en países líderes en la evolución de los drones, como Estados Unidos, Israel, Polonia, Rusia y China, gran parte de los avances en aviones no tripulados en nuestro país tienen que ver con la actividad del Ejército Argentino. Ya en 1996 vio la luz y el aire el Lipán I (en homenaje a la Cuesta del Lipán), cuyo primer prototipo hasta tenía una lata de dulce de batata como parte del fuselaje. Pero de allí en más el salto tecnológico fue sideral, al punto que el Lipán M3, en 2007,

TÁCTICA Y ESTRATEGIA. Más arriba, el Lipán M3 a punto de volar. Se espera que este año el Ejército presente el nuevo modelo XM4. Abajo, el temible Predato estadounidense. Pie: el AR.Parrot, un modelo de mercado.

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resultó un tope de línea a nivel regional. “En ese momento estábamos por encima, a nivel desarrollo, de países como Brasil, Chile y México. Conseguimos una autonomía de cinco horas, un rango operativo de 40 kilómetros a 1.500 metros de altura. Sin dudas una solución para utilizar en misiones críticas, sin riesgo de vidas humanas, que por ejemplo hoy se podrían pensar para el problema que existe en la frontera norte con el narcotráfico”, aporta el ingeniero militar en aeronáutica Guillermo Ferraris, a cargo del proyecto en esos años, y hoy consultor de seguridad para una empresa privada. En la actualidad, todos los esfuerzos están puestos en el Lipán XM4, que buscará duplicar las prestaciones hasta ahora desarrolladas, al punto que podría ser utilizado para visualizar las zonas aledañas a las Islas Malvinas. Su

Argentina llegó a ser líder regional en 2007, cuando voló el Lipán M3 por primera vez. Asimismo, la empresa Nostromo Defensa le vendió un sistema al Depto. de Defensa de EE.UU. miembros tiene la comunidad online DIY Drones, en la que desarrolladores de todo el mundo intercambian datos.


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Opinión

LA GUERRA EN TIEMPOS DE DRONES

desarrollo está a cargo de Inteligencia Militar, la unidad dirigida por el General César Milani hasta que el 3 de junio de 2013 fue designado Jefe de Estado Mayor General del Ejército por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. La seguridad y el uso de los drones es un tema sensible, así se trate de estos aviones no tripulados que exceden los 3 metros de largo x 4 de ancho o bien los cuadricópteros que en comparación parecen de juguete. “Tengo entendido que los municipios de Tigre y Hurlingham ya cuentan con una flota de drones, pero hay que tener mucho cuidado. Los aparatos pueden fallar, por diversas razones, y caen con la inercia de un lavarropas. Por eso en el Ejército siempre los volamos en campos abiertos, de Bahía Blanca, Córdoba, Azul o Punta Indio, casi ni siquiera en Campo de Mayo, tan cercano a zonas urbanas”, advierte Ferraris, quien afirma que nunca estuvo en estudio “letalizar” a los UAV para transformarlos en UCAV, unidades de combate como los Predator estadounidenses. La tecnología de las grandes potencias podrá parecer inalcanzable, pero en 2006 se dio un hito en la historia de la industria aeronáutica nacional cuando la empresa cordobesa Nostromo Defensa exportó su sistema aéreo no tripulado Yarará al Departamento de Defensa de EE.UU. En la actualidad, desarrolla negocios con clientes de Chile, Estados Unidos, Alemania, Francia, Noruega y España.

El Depredador es el robot volador ideal. O casi, porque ya está superado. Sirve para el ataque, para la defensa, para tareas de reconocimiento, para asustar al enemigo, para espiar... etcétera. Se usa en el campo de batalla, en las guerras contra el terrorismo, en la lucha contra el narcotráfico… y podría usarse en contra o a favor de cualquiera, incluso contra usted o contra mí, porque el dios de un robot, o sea el ser que define su misión, no es sino el hombre o la mujer que lo maneja. Un Depredador no viene solo, sino con toda su familia: en total, cuatro androides voladores, manejados por un cerebro terrestre y un etéreo lazo estratosférico que, cuando se pierden más allá de la vista, comunica a los cuatro hermanos con su amo. Y cada uno de estos engendros voladores acarrea dardos envenenados. En esto, la sensación del piloto se parece mucho a la de quien maneja un aparato de simulación en cualquier parque de diversiones. Según el testimonio de uno de ellos, conducir la nave mirando la pantalla es como manejar un auto mirando la ruta a través de un catalejo. La visibilidad es limitada, porque se acota a lo que se encuentra directamente delante del avión. No hay visión lateral. No obstante, alcanza para darles una precisión mortífera. Por otra parte, el arma también tiene un alto valor psicológico, porque el enemigo debe limitar mucho su accionar cuando sabe que hay Depredadores cerca. Por lo pronto, el asediado sabe que un ataque mortífero puede sobrevenir en el momento menos pesado y en cualquier lugar. Como consecuencia, los enemigos empiezan a tener miedo de salir a la calle. Además, sus operaciones se dificultan porque debe cesar por completo el uso de teléfonos celulares y otras comunicaciones. Y para colmo, surge la paranoia. Acorralada, una organización acosada pierde la confianza que antes tenía respecto de las informaciones que recibe de fuentes amigas, y eventualmente también emerge desconfianza entre sus propias filas. En este marco, y frente a una pasajera escasez de Depredadores, las fuerzas norteamericanas a veces han generado ruido de depredadores en los cielos, en forma artificial, para dar miedo y limitar las acciones enemigas hasta que su capacidad de ataque esté restablecida. Pero la historia no termina aquí. Recién comienza. En 2007 entró en operaciones el Lockheed Martin RQ-170 Centinela (Sentinel). La diferencia más importante con el Depredador y el Cosechador es que el robot de Lockheed es stealth, es decir, casi invisible a los radares. Como hubiera dicho Aldous Huxley, vivimos en un mundo feliz, cada día más seguros.

bichitos de luz. Como si fuese una traspolación moderna de los juegos con soldaditos, los drones pueden tener tanto cara de bombarderos como de la nueva generación de aviones a control

* El texto es un compendio de dos columnas publicadas en la revista El Guardián en 2012. Se reproduce con permiso del autor. ES UN PÁJARO, ES UN AVIÓN. Un ingeniero español de la empresa Expal, a punto de hacer volar al dron camuflado de águila.

Por Carlos Escudé Político (Universidad de Yale) y analista de temas internacionales.

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remoto. En sintonía con el modelo AR.Parrot, que en Estados Unidos se vende a 300 dólares y aquí a $6500 a través de la empresa iRobot, Alan Kharsansky, de 28 años, maneja un pequeño cuadricóptero con el joystick de una consola Playstation, con la pericia que sólo los niños nativos digitales pueden detentar. “Mi incursión en los drones se dio casi por casualidad. Para la tesis de la facultad me propuse escribir un software de control de vuelo, por lo que me vi en la situación de hacer un diseño muy sencillo, de plástico, para probarlo en acción. En mi caso, lo más importante fue la programación, pero rápidamente conseguí un aparato muy estable que puede manejar cualquiera”, dice, mientras prepara su creación para hacerla volar en uno de los parques de los lagos de Palermo. Emerge con la velocidad de un mosquito gigante, se mueve con la misma agilidad y puede quedar suspendido a la altura de los ojos humanos sin mayor esfuerzo aerodinámico. Es como si fuese una imagen generada por computación, de forma física e insertada en la vida real. “Es realmente fácil de manejar, y también se puede programar por GPS. Eso sí: uno de los primeros prototipos me quedó tildado en el comando ‘Subir’ y nunca más volvió. A partir de ahí fui depurando el programa, que es lo que más me importa en realidad”, revela este ingeniero que durante el horario laboral forma parte del equipo de Satellogic, la primera empresa argentina en enviar dos nanosatélites al espacio. Karshansky incursionó además en otra poderosa tendencia de esta época: el espíritu colaborativo de Internet. Perfeccionó sus diseños al subirlos a la plataforma DIY Drones, creada por el editor de la revista Wired, Chris Anderson, quien además tiene su propia empresa de drones, 3D Robotics.Los planos y especificaciones de Karshansky tuvieron unas 8.000 visitas de apasionados por los drones en todo el mundo, un interés que promete bajar dramáticamente por costos de producción. “Hoy, con dos mails y 100 dólares tenés un dron propio”, aventura el joven ingeniero. Y así, acaso, en vez de tener un papagayo en el hombro, quizá pronto todos tengamos nuestro propio dron.•

HÁGALO USTED MISMO. 1) El octocóptero insignia de Argendrones. 2) Alan Kharsansky y su creación para la tesis universitaria. La maneja con un joystick de Playstation. 3) Ramiro Saiz, el emprendedor que creó Argendrones. Apunta a focalizarse en vender servicios.

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metros sería la altura máxima permitida para el vuelo de los pequeños drones personales, aunque la legislación definitiva aún está en proceso. 01

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Emergen con la velocidad de un mosquito gigante, y se mueven con la misma agilidad. Como si fuese una imagen generada por computación, de forma física e insertada en la vida real. 03


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