EL FEDERAL
PATRICIO TAPIA
“EL VINO ARGENTINO ES LA VEDETTE DEL MERCADO” Periodista chileno que viaja por el mundo conociendo de cerca viñedos y bodegas, esta vez se mete de lleno con las etiquetas de nuestro país, donde distingue un enorme potencial todavía por explotar. Por Ariel Cukierkorn / Fotos: Gentileza Editorial Simposium
Ficha personal - Nacido en Chile en 1968, estudió periodismo en la Universidad de Chile y degustación y enología en la Facultad de Enología de la Universidad de Burdeos, en Francia. - Es columnista de la revista “Wikén” de “El Mercurio”, editor asociado de “Wine & Spirits Magazine” en Nueva York. Ha publicado varios libros relacionados con el vino, entre ellos su guía personal de vinos, “Descorchados” (Editorial Simposium), que este año se extendió a las etiquetas argentinas. Además, es habitual conductor de programas para la señal internacional El Gourmet.
16
C
omo si se tratase de una versión gourmet de “El Flautista de Hamelin”, Patricio Tapia viaja por el mundo allí donde siente el llamado del buen vino y la buena bebida. Lejos de ser un mero consumidor, el periodista chileno se pincha con las ramas de los viñedos franceses, se deja broncear por el sol californiano y prueba sus rodillas en las plantaciones alemanas de montaña, entre tantos destinos, con el mismo fin que visita permanentemente bodegas de ambos lados de la cordillera de los Andes: la eterna búsqueda de la esencia de la uva. Fruto de su experiencia y de su admiración por los vinos argentinos, acaba de editar en nuestro país “Descorchados”, una guía con más 1.100 vinos que pasaron por sus sentidos. Un oportuno disparador para comprobar a los ojos de un experto cómo evoluciona la industria vitivinícola en nuestro país. - El mito es que los franceses toman sus primeros sorbos de vino antes de los 10 años, ¿cómo fue su experiencia iniciática en el mundo del vino? - Si eso es un mito, pues bien, yo lo corroboro. Mis primeras experiencias con vino
fueron de muy niño. Mi abuelo tenía una copa para mí y me daba unas gotas. Claro que mi pasión por el vino no nació allí, sino mucho más tarde, cuando estaba en la universidad y me di cuenta de que esto no sólo era un buen trabajo (ya saben: beber vinos, ir a comidas y conocer lugares), sino que además había algo allí, algo que me terminó por atrapar. - No es muy frecuente que periodistas sudamericanos se especialicen en enología en Burdeos. ¿Fue algo así como el viaje a La Meca del Vino o más bien el tronco desde el que nace un mercado cada vez más ramificado en el mundo? - Yo me fui a Burdeos porque llegué un momento en el que, como periodista, me di