Etica del educador

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Maria Julia Rodríguez Saif

De la ética del educador a la formación de valores en los educandos. Una visión desde la enseñanza del Derecho Se ha teorizado mucho en torno a la ética en la pedagogía, sin embargo, no existe un Código de Ética del Profesor, pero lo que si queda claro es que el profesor que no sigue la conducta ética del pedagogo no será capaz de educar jamás y de que estamos llamados a concretar nuestros principios éticos. Y es así porque puede llevarse dentro el amor por lo que se hace y desde el punto de vista moral cumplir las reglas que como educador se exigen pero, si no tenemos las convicciones propias del contexto histórico concreto en el que se vive, si no sabemos ubicar en el momento el por qué y para qué enseñamos no seremos nunca consecuentes con las pretensiones actuales de la Educación Superior en Cuba. Nuestro propósito es reflejar las necesidades de formacion ético pedagogicas en los educadores universitarios de manera que puedan ejercer una influencia adecuada en la trasmisión de valores a lo educandos.

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El educador en el pensamiento de Carlos Rafael Rodriguez Los valores éticos del maestro en general fueron magistralmente puestos de manifiesto en una frase de José de la Luz y Caballero


”enseñar puede cualquiera educar solo quien sea un evangelio vivo”1.Cualquier interpretación que se haga deberá siempre salvar las distancias, lo que es también parte de la enseñanza, cada hombre vive en su tiempo y en él hay que analizarlo, para nosotros en el que nos ha tocado vivir estamos llamados a ser evangelios de lo que hacemos y por lo que hacemos . Martí, menos magistral no sería al superar con creces los errores de quienes le precedieron, proponía: “talleres por escuelas“ pero, combinados con todo lo que significaba el humanismo, al decir, sin merma de los elementos espirituales. Resumirlo, no puede pretenderse, demostrar cuán grande fue en materia de educación bastaría parafrasearlo: "ser maestro es ser creador", por sí sola dice todo y a veces hay que seguir insistiendo en qué es un maestro y por qué tiene que ser creador.2 Para Marti el verdadero objeto de la enseñanza es preparar al hombre para que pueda vivir por sí decorosamente, sin perder la gracia y generosidad del espiritu, y sin poner en peligro con su egoismo o servidumbre la dignidad y fuerza de la patria.3 Desde el ansiado magisterio de otro revolucionario más reciente y que por su dedicación a la causa, pero por encima de todo por el debido respeto a lo que enfrentaría, diría yo, vamos a analizar lo que de forma extractada simbolizan las dos frases anteriores, es decir, el significado de ser maestro en la enseñanza universitaria. Para Carlos Rafael Rodríguez, desde la visión de la Universidad en el socialismo, plasmada en el libro de Palabras en los Setenta, recibir un titulo honorífico como Profesor De Mérito, requería de una ejecutoria profesoral que al decir de él, no poseía, sin embargo,

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Cfr. Carlos R Rodriguez, Palabras en los Setenta, La Habana, Editorial Ciencias Sociales, 1984, pag. 21. Independientemente de sus manchas, entre ellas, la de no permitir el acceso a la educación superior a los negros, este educador cubano fue el hombre que pensó en que en la educación estaba la clave para entender cada momento.

2

Ibid. pág. 23.

3

J. Marti,Por nuestra America, La Habana, editorial Jose Marti, Instituto Cubano del Libro, 2003.

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lo aceptaba porque su conducta cívica y humana se lo permitían contenido en ello el estar apto para servir a la patria y al pueblo de ahí que entendamos que ambos valores deben formar parte de la ejecutoria de un profesor universitario.4 Concebía al profesor universitario como integral, a partir de una modestia y sencillez manifiestas, una entrega desinteresada solo con la excusa del amor, sentido de pertenencia y admiración por la universidad, y para reafirmarlo cita a Thomas Arnold: “nadie debe ocuparse de las universidades si no las conoce bien y las ama"5 La Universidad es en suma la cultura misma, como antídoto de la vulgaridad; de ahí que tener una cultura integral sea otro de los valores inherentes a la personalidad de un docente universitario Planteaba además que al joven universitario no le era necesario un tutelaje paternal y un cuidado profesoral idéntico al de la enseñanza primaria y secundaria, no cabe dudas, sin embargo, decía, que es el momento en que ese joven “tiene que empezar a hacerse hombre en el instante en que la sociedad deposita su confianza en el como ciudadano”.6 Es aquel que no cree en lo que le dicen que debe creer sino en lo que pasa a formar parte de sus convicciones por un proceso de asimilación de nuestros principios y nuestras ideas y resalto y me detengo porque la esencia de eso está en nosotros los educadores, tan es asi. que el propio Carlos Rafael asume “ para que este pueda lograr las realizaciones que esperamos y exigimos de él, es necesario que tenga como contrapartida los profesores adecuados (...)"La exigencia empero, tiene que ser mayor con los profesores que con los alumnos".7 La universidad requiere de un profesor con amplia formación científica, no puede concebirse un profesor que no abarque todas las expectativas de su especialidad, que no demuestre además una

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4

Cfr. Carlos R. Rodriguez, Palabras en los Setenta, La Habana, Editorial Ciencias Sociales, 1984, pags. 5 a 47.

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opus. Cit. (1)., pág. 10.

6

Véase. Op. Cit. pág. 40.

7

Véase. Ïdem. pág. 42.


cultura general, no puede ser inculto ni ignorante de las otras esferas de la ciencia y de la cultura . El profesor deberá establecer una comunicación, un vinculo, permanente con sus alumnos, convirtiéndose en guía diario y eficiente (educador) y no en una autoridad distante y remota . ¿Y cómo debe ser un profesor guía, un tutor, si no así? Ser respetuoso, flexible, democrático, comprensible, humano y exigente según el caso, digamos que en momento tan importante como el de la elaboración del Proyecto Educativo del Grupo con lo cual "El respeto estudiantil al profesor no puede derivarse de ninguna autoridad transferida sino que ha de originarse en la autoridad conquistada como consecuencia del mérito y el prestigio que va ganando entre sus alumnos."8 Por otra parte, señalaba “(...)que la exigencia en la educación debe medirse por los resultados en la calidad de los graduados que produce y no por el numero de suspensos que el profesor otorga(...)"9 y cuando ello se hace de forma reiterada debe analizarse dónde está la deficiencia profesoral.10 Serian profesores verdaderos en su decir, que comparto, quienes actúen con mayor libertad en la forma de transmitir sus enseñanzas, con responsabilidad dentro de los programas aprobados colectivamente” ni anarquía ni dogmatismo”.11 Y todo ello debe formar parte de un debate necesario y cotidiano que permita la retroalimentación de la enseñanza. Creo que no queda más que decir en este aspecto, sólo que educador será aquel que siempre este comprometido de la forma más digna y humanamente posible con su tiempo.

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Idem. pág. 44.

9

Ibidem.

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11

Hoy en día serefirma el cumplimiento de estos postulados como principios de la Educación Supeior en Cuba al calor de la universalización de la enseñanza. Op.cit. pág. 45.

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Del educador a la formacion de valores en los educandos dentro de la ensenanza institucionalizada. Interrogantes y reflexiones. En este sentido mis reflexiones empiezan con varias interrogantes teniendo en cuenta las posiciones planteadas en el acápite anterior. ¿Puede realmente lograrse en la enseñanza universitaria la consolidación de un sistema de valores generales con los ético-profesionales incluidos sin aquellos valores cívicos debidamente aprehendidos y que deben formarse en ensenanzas precedentes?, decir NO sería una respuesta quizás consoladora, sin embargo, no serviría de pretexto ni fundamento para no hacerlo, no sería él sustento para quedar conformes, sino el punto de partida para el trabajo pedagógico universitario y entregarle a la sociedad el encargo que nos demanda, no obstante, en ello debemos reflexionar y asi pensar todos y cada uno de los profesores en todos y cada uno de los niveles de la enseñanza incluido el cuarto nivel, el del postgrado, donde pienso se consolida la ética de la profesión, porque ¿una vez terminada la ensenanza de pregrado asumimos en el cuarto nivel la profundizacion en los valores etico profesionales como ensenaza postgraduada para profundizar en la materializacion de la etica de cada ciencia? Por otra parte: ¿Tuvimos los profesores universitarios cuando nos iniciamos y los recien graduados (Adiestrados) una formación etico-pedagógica que permita asumir los nuevos retos que impone la Educación Superior?, otra vez NO sería la respuesta, ¿consoladora? Nunca, y sí un problema urgente a resolver en tiempos de universalización. Piénsese en que los profesores universitarios, esencialmente jóvenes, es decir, desde los que tienen aproximadamente 35 años de antigüedad en este nivel de enseñanza hasta los que acaban de salir de las aulas en muy pocos casos recibieron o han tenido formación pedagógica para enfrentar la enseñanza de la profesión.

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Reflexionemos todos : cuál ha sido el requisito esencialmente exigido para ser profesor universitario tanto de plantilla como adjunto, y creo que en no pocas carreras se valora también en su momento, los años de experiencia profesional, que quiere decir esto pedagógicamente hablando, estar capacitado fundamentalmente para instruir, transmitir ciencia y como entonces formar la conciencia en un sistema de valores integrales desde esa instruc-


ción, indudablemente un reto para quienes de forma muy ardua y admirable se han propuesto formarnos pedagógicamente entre los muros de la universidad; gracias a los fundadores y a los profesores de la Cátedra Manuel F. Gran, sin embargo, creo que se ha perdido la formación básica que era un requisito en el primer año de trabajo, quizás porque la masividad impida admitir en las aulas a todos los que lo necesitan pero pienso que debe priorizarse de una u otra forma y no hablo de diplomado maestría o doctorado, hablo de algo básico que lo introduzca en el mundo del cual va a ser un sujeto importante y a lo que podemos aportar los que ya tenemos un nivel pedagógico básico desde nuestro trabajo metodológico diario de manera que el docente esté comprometido desde su integralidad con su tarea formativa. El educador y el educando en la ensenanza del Derecho La formación y consolidación de valores generales y éticoprofesionales en la formacion del jurista dentro de la carrera de Derecho no es algo ajeno a su ensenanza sino que forma parte de ella, le es inherente dentro del proceso docente educativo, toda vez que el Derecho no puede ser visto solo como un simple conjunto de normas sino que es un sistema de valores en si que fundamentan la existencia misma del sistema jurídico al que se refiere. De ahí que el profesor de la carrera se haya formado en esa concepción y le permita asumir la trasmisión de los contenidos llevando de forma implicita y explicita la introduccion del sistema de valores que enseña que no le es exclusivamente atinente a la ciencia del Derecho sino también a aquellas que sustentan las relaciones sociales en toda su dimension. Lo anterior puede ejemplificarse a partir de que siendo el profesional del Derecho de los grupos de especialistas cuya actividad laboral le plantea requisitos morales más elevados, es decir, algunas normas de conducta más exigentes y comprometidas desde los valores éticos de la profesión jurídica se evidencian valores no solo inherentes a los juristas sino tambien a cualquier profesional e incluso a los ciudadanos formados en nuestra sociedad, es así que, siendo la vocación por la Justicia el valor terminal del jurista, existen otros en su formación que tienen un carácter instrumental y de primera generacion como la honestidad, el compromiso con la verdad y el humanismo que al propio tiempo

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se materializan en la segunda generacion con la honradez, el decoro, la austeridad, en el caso del primero; laboriosidad, perseverancia, tenacidad, fidelidad, en el caso del segundo; sensibilidad, respeto hacia los demas, receptividad, cortesia profesional 12 que no le son únicamente propios a este profesional sino a todos los que egresan de nuestras aulas universitarias y que no podrian consolidarse si antes no han adquirido una educacion civica y moral solida. Por ello podemos afirmar que el jurista es un educador en potencia porque desde el aprendizaje de su carrera se le siembra la semilla de la ensenanza que se pone de manifiesto en cada modo de actuacion en el ámbito de la profesión, a estos efectos, téngase en cuenta además, que el Derecho es axiología, es un valor en sí; sin embargo, el profesor de Derecho adolece desde el punto vista pedagógico de las mismas insuficiencias ya referidas. Una preparación en tal sentido le permitiria adquirir las habilidades pedagógicas para vincular las funciones fundamentales del proceso docente educativo: la instructiva, educatica y desarrolladora, cumplir con el principio de educar instruyendo o igual instruir educando. Se impone la necesidad de la preparación del profesional de la educación en general para que aprenda a enseñar y ser verdaderos educadores a partir de tener una correcta formación como persona y como profesional que al propio tiempo le permite enseñar desde la argumentación y que el estudiante aprenda a hacer, construyendo y reconstruyendo de forma creadora los contenidos que asimila. Después de realizado este trabajo se concluye diendo que: Primera: En una aproximación a los valores del profesor universitario éste debe poseer una conducta cívica y humana intachables, debe ser integral, lo que se traduce en: modestia, sencillez, entregar sus conocimientos de forma desinteresada y con amor, tener sentido de pertenencia, inculcar el humanismo socialista, ser culto, tern formación científica acabada, respetuoso, flexible, democrá-

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Marta Gonzalez Rodriguez, “Los valores eticos profesionales del jurista en la sociedad cubana actual”,en revista Cubana de Derecho No. 17, 2001, pags. 50 a 62.


tico, exigente, justo, austero, digno de sus alumnos, revolucionario inclaudicable, fiel defensor de lo que enseña, en fin, educador. Segunda: El profesor universitario no escapa a la necesidad de tener una sólida formación pedagógica, didáctica, que tenga como núcleo central la interrelación entre la ética de esa ciencia que es la que ejerce ante los estudiantes con aquellas normas y principios conductuales que exige la profesión que enseña, es decir, el vínculo entre la ética que se ejerce de forma derivada de la actividad laboral, como profesor, y el de la ética de la profesión que enseña Tercera: Es necesario como ya se promueve, que desde la enseñanza universitaria de pregrado, que al propio tiempo debe llevar implícita los valores de la profesión, se formen habilidades pedagógicas que no queden sólo en cómo sino en el qué y el por qué se debe enseñar en nuestro sistema. Cuarta: Que los claustros universitarios asumamos una fase de consolidacion de los valores ético-profesionales en el nivel de postgrado a partir del contexto actual nacional e internacional en el que nos desenvolvemos. Bibliografia Centro de Estudios de Educación Superior “Manuel F.Gran” La conducción del proceso de enseñanza aprendizaje en la educación superior, Monografía, [s.f.], Universidad de Oriente, Santiago de Cuba. González Rodriguez, Marta, “Los valores eticos profesionales del jurista en la sociedad cubana actual” en Revista Cubana de Derecho núm. 17, 2001, pags. 50 a 62. Marti, J. Por nuestra America, editorial Jose Marti, Instituto Cubano del Libro, La Habana, 2003. Rodriguez, Carlos R. “La Universidad en el Sociallismo” en Palabras en los Setenta, La Habana, Editorial Ciencias Sociales, 1984. págs. 5 a 47.

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