Idearium español 1897

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ÁNGEL- GAN1YET.

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EáRIUM ESPAÑOL

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IDEARIUM ESPAÑOD f

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GRANADA 1S97



\

DON FRANCISCO GANIVET

Y

MORCILLO

PADRE DEL AUTOR: ARTISTA Y SOLDADO.



,

mué

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Miás M

¡

rv>.

reflexionando sobre el apasiona-

miento con queeD España proclamado se

me

el

dogma de

la

ha ocurrido pensar que en

caminos

sido defendido

se enlazara con

(-1

fondo de ese

misterio que por oculel

misterio de nuestra

alma nacional; que acaso ese dogma

era

el

símbolo

¡símbolo admirable! de nuestra propia vida, en

hallarnos á

la

que

penosa labor de maternidad venimos

tras larga y

la

vejez con

el

j

Concepción Inmaculada,

dogma debía de haber algún tos

lia

espíritu virgen;

á

como una

mujer, que atraída por irresistible vocación á

la

vida

monástica y ascética y rasada contra su voluntad y convertida en madre poT deber, llegara al caito de sus días á descubrir que su espíritu era ajeno obra, que entre los hijos de

nuaba les

de

sola, abierta la

carne

el

á

su

alma, conti-

rosa mística a los idea-

virginidad.

Coando paña, gioso

como una

la

se el

examina

la

constitución ideal de Es-

elemento moral y en cierto modo

más profundo que en

ella se

descubre,

reli-

como


sirviéndolo do cimiento, es el estoicismo; no

toicismo brutal y heroico de Catón, ni

el

el es-

estoicismo

sereno y majestuoso de Marco Aurelio, ni

el estoi-

cismo rígido y extremado do Epicteto; sino

el estoi-

cismo natural y humano de Séneca. Séneca no es un

España por

español, hijo de

azar, es español por

y no andaluz, porque cuando nació aun no habían Tenido á España los vándalos; que á nacer

esencia;

más

tarde en la

Edad Media quizás no naciera en

Andalucía sino en

Castilla.

Toda

la

doctrina de Sé-

neca se condensa en esta enseñanza:

No

te dejes

vencer por nada extraño á tu espíritu; piensa, en

medio de

los accidentes

tí una como un

eje

de

los

de

la vida,

que tienes dentro

fuerza madre, algo fuerte é indestructible,

diamantino, alrededor del cual giran

hechos mezquinos que forman

la

trama del dia-

y sean cuales fueren los sucesos que sobre caigan, sean de los que llamamos prósperos, ó de

rio vivir; tí

los

que llamamos adversos, ó de

los

que parecen en-

vilecernos con su contacto, mantente de tal

firme y erguido, que al

pre de

menos

se

modo

pueda decir siem-

que eres un hombre.

Esto es español; y es tan español, que Séneca no tuvo que inventarlo, porque lo encontró inventado ya; sólo tuvo

que recogerlo y darle forma perenne, los verdaderos hombres de ge-

obrando como obran

nio. El espíritu español, tosco, informe, al

no cubre su desnudez primitiva con

desnudo,

artificiosa ves-

timenta; se cubre con la hoja do parra del senequis-

mo; y

este traje

sumario queda adherido para siem-

pre y se muestra en cuanto se ahonda la superficie

un poco en

ó corteza ideal de nuestra nación.

Cuan-


do yo, siendo estudiante,

obras de Séneca,

loí las

me

quedó aturdido y asombrado, como quien, perdida

la

vista ó el oído, los recobrara repentina é inesperada-

mente y

que con sus colores y

viera los objetos,

nidos ideales rior, salir

si>

so-

agitaban autos confusos en su inte-

aluna en tropel y tomar

la

consistencia de

objetos reales y tangibles.

Es inmensa, mejor dicho, inmensurable,

senequismo

(pie al

teca cu

y moral y aun en

España; en

el

íainas de

la

mientes jamás. sofo

la

y

ciencia A.sí,

parte

derecho consuetudinario de

el

arte y cu

máximas

verbios,

la

conformación religiosa

la

la

ciencia vulgar, en les pro-

rellanes,

culta en

y

aun cu aquellas

que Séneca no paró

por haber tenido nuestro

filó-

ocurrencia genial y nunca bastante alabada

y ponderada de despedirse de esta vida por el suave y tranquilo procedimiento de la sangría suelta, ha influido en

nuestras ciencias médicas tanto

Hipócrates ó Galeno. España sola sobrepuja las

demás naciones

es

el

es

el

doctor Fausto y

El

el

supivmodoctorespari.il

doctor Sangredo, no obstante haber existido

también su

rival

y famoso

Tedio Recio de Tirteafuera. de

la

el número y excesupremo doctor ale-

juntas, por

lencia de sus sangradores.

mán

como

á todas

humanidad

se dio

estoicismo perseverante

congénere,

Y

jamás en

el

doctor

la historia

un ejemplo tan hermoso de

como

el

que nos ofrece

la in-

terminable talan je de sangradores impertérritos, quo

durante siglos y siglos se han encargado de aligerar el

aparato circulatorio de los españoles, enviando á

muchos á la fosa, es cierto, pero purgando á los demás de sus excesos sanguíneos á fin de quo pudic-


Y

sen vivir en relativa paz y calma. el

descubrimiento de

Servet,

<j

u*

1

la

en definitiva es

españoles han aportado

quién sabe,

si

circulación de la sangre por

á

lo

único notable que

los

práctica de los

la ciencia

hombres, no tendrá también su origen en Séneca y la turbamulta do sus acólitos.

en

Sin

necesidad de buscar relaciones subterráneas

entre las

do Séneca y

doctrinas

moral del

la

cristianismo, so puede establecer entre ollas una relación patento ó innegable, puesto que

como

el

término de una evolución y

el

ambas son

comienzo de

en sentido contrario; ambas se en-

otra evolución

cuentran y se cruzan,

como

viajeros que vienen en

opuestas direcciones y lian de continuar caminando

cada uno de

ellos

por

como

la

el

camino que

una evolución

ya. El término de

greco-romana,

es,

el

otro recorrió

filosófica racional,

cuando están todas

las

soluciones agotadas: la empírica y la constructiva, la

materialista y la idealista, la ecléctica y la sin-

y entonces moral estoica, moral sin base, fundada sido

crética; la solución negativa ó escéptica;

surge

en

la

la virtud ó

transitoria,

en

la

dignidad; pero esa solución es

porque bien pronto

el

hombre, menos-

preciando las fuerzas de su razón, que no

le

conducen

á nada positivo, cierra los ojos y acepta una creencia.

El término de una evolución teológica, como

la del

pueblo hebreo, tiene que ser también, cuando

ya están agotadas todas esto es, todos los

las

modos de

soluciones históricas, acción,

negativa, anarquista diríamos hoy;

anunciaban

una moral,

los profetas; (pie

como

una solución tal

era la que

y entonces debe de surgir

la cristiana

condene

la

acción


y roa en

y reconstruya

la

prendimiento, y ria,

la

que

acoge á

quo

fl

la

Por esto nacida de

á

des-

hombre desengañado do

el

producir actos negativos, so

una segunda evolución

razón; y comienz)

muestra en

ya no so

el

anjor, pero osa moral os transito-

conduce

le

humanos

sociedad sobre la quietud,

poniiio bien pronto

í'ó,

los sufrimientos

causa de

ella la

actos, sino en ideologías.

moral cristiana, aunque lógicamente

la

religión judaica, era negativa para los

la

judíos; puesto

que dando por terminada su evolu-

ción religiosa,

les

ranzas y religión ble;

así

horizonte de sus espe-

el

recluirse dentro de

á

una

acabada ya, perfecta y por lo tanto inmutacerno la moral estoica, fundada legítima-

mente sobre pié.

(viraba

condenaba

les

sobre

único que

lo

la filosofía

que subsiste aún en

lo

mayor decadencia,

el

había dejadoen peiíodos de

los

instinto de nuestra propia dig-

como para

nidad, era negativa tanto para griegos

romanos, porque derivada del esfuerzo racional, pretendía construirlo todo sin

el

apoyo de

la

razón, por

un acto de adhesión ciega, que andaba tan cerca de

como

la

pura razón.

V

la fé,

el

moral cristiana andaba cerca de así.

cristianismo encontró

moral estoica,

la

la

por este encadenamiento natural, el

cual había

terreno preparado por la

sembrado por

el

mundo

doctrinas nobles, justas y humanitarias; pero carecía

do jugo para

fertilizarlas.

Lo

noble, lo justo y lo hu-

manitario, sostenido y amparado sólo por la razón,

menos que por

la

razón por

el instinto,

no puede

ni

podrá jamás vencer las pasiones bajas, ruines y ani-

males do

denar

la

la

generalidad de los hombres; para enca-

fuerza irresponsable de los grandes, para


id

domar

furia concentrada por la impotencia 6Ü

la

pequeños, para ablandar un poco

los

egoísmo de

todos, conmoldearlos por te,

refinado

el

medianos, hay que confundirlos á

los

que venga de

muy

medio de un fuego ardien-

alto

y que destruyendo cons-

truya y abrasando purifique.

Los que se maravillan do

la

rápida y

parecer

al

inexplicable propagación del cristianismo, debían

de considerar cómo destruida la filosofía

más

salida

y

la religión

pagana por

por los filósofos, no quedaba

la filosofía

que una creencia que penetrase, no en

forma de símbolos venidos á sino en forma de rayo

la

ideal,

sazón

muy

á

menos,

taladrando 6 incen-

diando; y los que se espantan ante

el

sangriento

holocausto de los mártires innumerables, debían de

pensar que así como

muerte de Jesús era una

la

erudición profótica, esencial, necesaria y comple-

mentaria de las doctrinas del Evangelio, el

martirio de

eficaz de

sido

muchos

cristianos era

propaganda. Sin su

también

único medio

Jesús hubiera

sin el sacrificio de los már-

un moralista más; y

tires, el

el

sacrificio,

así

cristianismo hubiera sido una moral más,

agregada á

las

muchas que han

existido

y existen

sin ejercer visible influencia.

y en general todas las ideas, propagado y propagan y propagarán en igual forma: son como piedras que, cayendo en un

Todas

se

las religiones

han

estanque, producen varia amplitud y de

un círculo de ondulaciones de mayor ó menor persistencia; el

muy

cristianismo cayó desde

desde

cielo y amplias por esta razón, sus ondulaciones fueron tan

y tan duraderas. Pero

lo

alto,

el

más admirable en

la

pro-


pagación del cristianismo no es ni su rapidez ni su intensidad; porque ¿qué admiración puede causar

que en diversos campos simultáneamente labrados, abonados y sembrados de trigo, nazcan simultáneamente muchas, infinitas matas de trigo? Más admirable y extraño es

que por medio de hábiles injertos

nazcan en unos árboles frutos otros árboles y

que

fundiéndose, regalen

el

son propios de

(pie

mezclándose y con-

savias,

las

paladar con nuevos y delica-

dos sabores. Así fué do la moral cristiana, injertada en

cubre más que una propagación,

losofía gentílica,

tuvo lugar

conjunción,

la

más

humano,

el

tal

cristianizada; el

y

lógico,

no

del

más

marse que tiene todo

el

perfecto, del

santo,

aire de

la fi-

fué la moral

si

más

Evangelio

el

que de nuestro Séneca,

suerte,

de

asiento del es-

el

senequismo se mezcla con

decirse en rigor que -huele á

la

punto en que

el

injerto,

Así en España, dundo ora

toicismo

de

espí-

cristianismo,

la del

en secreto se efectuaba otra propagación,

estoica.

el

Mientras que aparentemente no se des-

ritu gentil.

no puede

puede

afir-

un Doctor de

la

Iglesia.

En

España, pues, como en todos

didos por la idea cristiana,

acompaña

á

la

el

los paises inva-

esfuerzo racional

propagación evangélica para expli-

carla y completarla; pero ese esfuerzo

principio,

como debió

ser,

no fué en un

un esfuerzo creador; fué

un trabajo de rapsodas; en vez de empezar por rías fe,

empíricas en relación con la pureza de

los

aunque

filósofos

cristianos de nuestro

cristianos, seguían viviendo

la

teo-

nueva

mundo, que con

la

sangre


más

heredada do sus padres gentiles, encontraron hacedero concordar zas magistrales do

el

tfotí

cristianismo

Escuela

la

enseñan-

las

lielétiioa,

y

cumo

lo

veían todo ya formando un cuadro perfecto, eligieron

como

tontos (y perdonóse la llaneza) lo

mejor que

encontraron; las teorías do los dos grandes luminares del sabor griego: Platón y Aristóteles.

Esa evolución, serlo

en

sin

embargo, no fué igual

las diversas provincias del

porque ni

unidad era

la

ni

que hubiera destruido

tal

carácter propio Ce cada provincia, ni esa unidad

mante ie:Te, después de el

tiemp

>

pudo

Imperio romano, el

pudo

predicación evangélica,

la

necesario para dar cohesión á las tenden-

cias divergentes,

que por todas partes apuntaban.

Sin contar las herejías, que atacaban

dogma y que

la

unidad del

á la larga produjeron las grandes di-

visiones de la Iglesia,

aun en aquellos países que

conservaron invariable lo fundamental de

hubo divergencias, nacidas de

la

la

religión

variedad de tem-

peramentos, y acentuadas gradualmente, conforme los cambios históricos iban dando vida á nuevos rasgos característicos y d ferenci adores; y España i

fué

más

h

nación que creó un cristianismo más suyo,

original,

en cuanto dentro del cristianismo cabe

ser original.

Los

historiadores aficionados á las antítesis y á

los el

contrastes, pretenden convencernos de

cuerpo en quien encarnó

los bárbaros;

el

«á ideas nuevas,

que

cristianismo, fueron

hombres nuevos»;

el

pueblo romano era un viejo decrépito, incapaz de

comprender trario,

la

nueva

religión.

La verdad

es, al

que esa religión no estaba destinada

consola-


13

mente

sacar á los salvajes de su salvajismo y á

á

mucho más;

bárbaros de su barbarie: valía

los

para regenerar hombrea cultos; degradados civilizados. Si

con

1

13

nismo en numerosas

pero

cristia-

el

herejías y hubieran concluido

por desnaturalizarlo; porque los bárbaros,

en escena se hallaban en un esta al

valía

bárbaros hubieran podido moverse

hubieran dislocado en breve

libortad,

sí,

lo

entrar

al

social

análogo

de los griegos, algunos siglos antes de Homero;

como

que eran, aunque

arios

habían

rezagados,

ideado ya su mitología, sus dioses y sus héroes se-

midivinos y se disponían á poner en juego

la

com-

Nada tan ajeno, pues, á SU espíritu y vocación, como el espíritu del cristianismo, I,a

plicada tramoya.

acción de los bárbaros fué material, de disolución

después do destruir

política;

que acaso no fué

lo

necesario destruir, quedaron sumergidos en las so-

que con

ciedades

fuerza pretendían gobernar,

la

presos en sus propias redes.

La exaltación de

dominación

Iglesia española durante

La

la

visigótica, es obra de los bárbaros; pero

no es obra de su Voluntad, sino de su impotencia; incapaces para gobernar

signaron

jando

el

conservar

á

el

manos más

liábiles.

De

>s,

fué

no desempeñar ninguno

c¡m ello involuntariamente ocasión para que

la Iglesia se la política

apoderara de

les principales resortes

y fundase de hecho

que aúd subsiste en nuestra ginó

re-

apariencia del poder, do-

principal papel que en este punto des-

empeñaron losvisigod ir

un pueblo más culto se

la

peder electivo en

suerte que

y d

á

la

el

de

Estado religioso.

patria; de

donde

se ori-

metamorfosis social del cristianismo en ca-


tolicismo, esto es, en religión universal, imperante,

dominadora, con posesión real de los atributos temporales de

la

soberanía. La ruina del poder godo

en ese

tiene su explicación

artificio

gubernativo; la

dominación visigótica no fué destruida por

los afri-

canos, porque éstos no pudieron destruir lo que no existía ya.

sor

El poder teocrático, que luego había de

una fuerza valiosísima en

moros, fué en

el

la

lucha contra los

período gótico la causa de la diso-

lución nacional; porque con los godos era sólo una cabeza, servida

por

mientras que en

la

brazos

torpes

y

debilitados;

Reconquista fué cabeza y brazo

á la vez.

En

substancia,

que se

el

período visigótico, que para los

en apariencias es trascendental y formación de nuestro espíritu religio-

fijan sólo

decisivo en la so, es, á

mi

juicio,

externa. Durante

importante sólo de una manera

él,

es cierto, la religión adquiere

un formidable poder

social;

pero se nos muestra

demasiado aparatosa y solemne; el sentimiento religioso no se hace más profundo ni más enérgico; la filosofía es

un embrión de

filosofía escolástica, sin

carácter propio y la generalización de la cultura sólo

da un resultado pudiera decirse cuantitativo y, por lo que el influjo social de una

tanto, sin relieve; puesto

Escuela no se mide por

el

número de sus alumnos

ni por la extensión de sus programas, sino por las

inteligencias superiores, originales, que produce; así

como

la

grandeza de una nación no se mide por

intenso de su población ni por rritorio, sino

lo

extenso de su

lo te-

por la grandeza y permanencia de su

acción en la Historia.


13

La

más

creación

original

y fecunda de nuestro

espíritu religioso, arranca de la invasión árabe.

El espíritu español no enmudece, como algunos piensan, para dejar

el

campo

libre á la acción; lo

hace es hablar por medio de

la

miento puede ser expresado do

muy

y

el

modo más

diversos modos,

do os siempre

bollo de expresión

palabra. Mientras en las Escuelas de Europa

riles

y

á

formaba en guerra permanente, y como

las

plumas y

armas y

signada en

el

poesía bélica popular. Nuestra

y

filosófica, está

más

lo

verdad no el

chocar

hervir de la sangre, no quedó con-

volúmenes do una

los

la

tinteros, sino entre

la

Y

esté-

veros ridiculas, en nuestro país so trans-

brotaba, entre

de

la

la filo-

desmenuzaba en disensiones

sofía cristiana so

que

acción. El pensa-

Biblioteca, sino en

Summa

teológica

en nuestro Romancero.

original de este

modo de expresión

fué,

que por nacer del choque de dos fuerzas, tenía que ser reflejo de

hazañas

lo

Los españoles

ambas.

al

celebrar sus

hacían con espíritu cristiano, pues que con

y por él combatían; pero el ropaje desús conceptos era en gran parte ajustado á la usanza mora. El

él

espíritu de los árabes Llegaba entonces

y era natural les, si la

que influyese sobro

ya no bastara

el

los pueblos

influencias.

biga á

De

la vez,

lo cristiano,

nacieron las

¡i

su apogeo,

de los españo-

contacto de varios siglos y

guerra misma, que suele ser

que tienen

el

el

medio más

eficaz

para ejercer sus recíprocas

esa poesía popular, cristiana y ará-

arábiga sin que

lo

arábigo desvirtúe

más brillante entonación, tendencias más marcadas en el espíri-

antes dándole

tu religioso español: el misticismo, que fué

la

exal-


i6

tación poética, y

de

la acción.

ción de

la

la

contra

nosotros

Reconquista, de

exaltación santifica-

fanatismo fue

el

mismos,

furia

la

la

como una

filó

sensualidad africana y

una reversión terminó

fanatismo, que fué

el

El misticismo

cuando

acumulada du-

mismo espíritu más sublimes conceptos, creaba

rante ocho siglos de combato. Ei

qipfl

se elevaba á los

ios

cuando

tituciones formidables y terroríficas; y

(luc-

remos mostrar algo que marque con gran relieve nuestro carácter tradicional, tenemos ijiio acudir, con aparento contrasentido, batos do

á los

autos de

amor divino de Santa

fe

Teresa.

los arre

y

Al

lado de

estas creaciones tan originales y vigorosas, nuestra filosofía doctrinal,

imitada de

la

Escolástica y prose-

guida con mucha constancia, pero con escaso genio,

como una obra de centralización, si así puede decirse, como algo inferior á nuestro temperamento, como creación pierde gran parte de su valor; nos aparece

de

la Iglesia universal,

núcleos sociales

No hay y

lo

para mantener unidos por

complementaria del dogma,

doctrina,

la

los diversos

sometidos á su potestad suprema.

oposición; hay sólo desigualdad do fuerza;

español sobrepuja á

lo

extraño, primero por sor

nuestro propio y por consiguiente á nuestro genio, y segundo por ser

en congruencia con

el

más acomodado más l'gieo, más

espíritu originario del eris-

tianisnn.

En movimiento

de conciliación

filosófica iniciado

en Alejandría y continuado hasta

la

edad pre-

sente por los escolásticos, parte de un error que pu-


17

diera llamarse error de perspectiva,

que no afectaba

pero que andando el

á la esencia de la enseñanza,

tiempo había de traer grandes trastornos en vez de crear lentamente una

nuevos

retocaron

filósofos

ti

loso ticos;

filosofía propia, los

la filosofía

griega,

espíritu era antagónico del espíritu cristiano;

de volar con las alas que les daba

cuyo

en vez

la fe, se arrastra-

ron por las bibliotecas; en vez de ser cristianos sofos, fueron filósofos cristianos;

nueva, comentaron con

nuevo espíritu una

filosofía

nuevo espíritu una

filosofía vieja.

La

más grande de

figura

filó-

en vez de crear con

Escolástica, según el

la

comiín sentir, es Santo Tomás de Aquino; y sin

embargo, Santo Tomás no es ningún Aristóteles; ne

la

traza aristotélica; pero no es

filosofía es sania,

vida; contiene

para

la

vida

prudente, previsora y aun preca-

ordenada de

Iglesia;

la

San Agustín,

(pie sin

enciclopedia filosófica funda

viril

la

al real

que funciona,

la

es la

pretender edificar una

Ciudad

organismo huero de sociólogo á

no como

pero es obra

que marca

más vigorosa no

verdadera creación. ¿Cuánto

mo

tie-

Aristóteles; su

una legislación minuciosa, útilísima

temenina>, carece del arranque

tigura de

un

la

ideal,

no co-

moderna,

si-

(pie vive?

El espíritu cristiano no estaba tan necesitado de

apoyarse en clasificaciones minuciosas, silogismos, distinciones y sutilezas, lidad para

como de penetrar en

la rea-

iluminarla con nueva luz, para señalar

rumbos nuevos. Una Cosmología

cristiana no debía

de ser una clasificación ni una descripción, sino un cántico donde todos los seres

creados se mostrasen

con luz divina, viviendo de un mismo soplo de vida 3


i8

y de amor: algo así

bolo de

gía cristiana

como

la

«Introducción

de Fr. Luís de Granada.

la fe

Una

al

Sím-

Psicolo-

no debía de afanarse demasiado por des-

y operaciones como convencionalmente se atribuyen á nuestra pobre alcribir tantos órganos, funciones

ma, sino más bien por mostrarnos un alma en vidad, viviendo

antes de

la

como no había

acti-

vivido ninguna otra

predicación evangélica, con alma ilumina-

da y purificada, como la de Santa Teresa de Jesús, poder de la metáfora en el mundo es inmen-

El

so y á veces nocivo. Si

mezclamos

cierta can-

tidad de vino con cierta cantidad de agua, decimos

que

mezcla es vino, porque tomamos

la

y

el todo;

si

esta mezcla

la parte

por

la mezcla se echa á perder, no decimos:

se

ha echado á perder, sino que deci-

mos: este vino se ha echado á perder; y de rechazo recae sobre

sobre

el

el

vino una culpa que debía de recaer

agua, Esto ocurre con la filosofía escolástica;

no es sólo cristianismo; hay en de muchos autores; es vino

ella filosofía

muy

tomada

aguado que se ha

echado á perder, que se ha torcido, porque torcerse

que pierdan su acción y su

las ideas es

influjo

en

la

vida de los hombres. Pero á pesar de este fracaso, no se crea

que

la filosofía cristiana

en una forma; pero

el

nuevas formas; como

ha muerto; ha muerto

principio subsiste y da vida á la

especie

humana muere en

unos hombres y nace y se conserva en otros hombres. El fundamento de la conciliación está dentro de nosotros;

la conciliación la

llevamos de hecho en

nosotros mismos. Por lo cual todos, sin querer ó

queriendo, somos, en cierto sentido, escolásticos. El criticismo ha desligado

la

razón de

la fe; el positivis-


mo el

ha querido desligar

del conocimiento.

Y

do. la

el

conocimiento de

si

humana y

como

la estación

misma

todos son escolásticos á bu

hubiese un sistema que negase

dignidad

nuevo

Y

razón;

la

materialismo ha intentado destruirla base

al

mo-

hombre

recomendase adoptar de

le

cuadrúpeda, sería tan escolástico

los precedentes.

Porque después de rematar su

trabajo negativo, destructor, filosófico, los inventores

de esos sistemas, ó han do dejar de ser pensadores para convertirse en energúmenos, ó han de construir algo para que subsista al terior;

y

menos

el

orden social ex-

este acto de afirmación, 6 os

un acto de co-

un acto de fe, ó de sumisión al peí miento común, obra de la fe. Cuando Kant, con su profundo y sutil análisis bardía, ó es

lle-

ga á los últimos confines del nihilismo filosófico, no llega

más

lejos

que habían llegado

los astutos sofis-

de Grecia; no llegó á dejarse atropellar por un

tas

carro antes que reconocer la realidad del conocimiento sensible.

Lo que

griegos, es tiene

diferencia á Kant de además que, de razón pura

razón práctica ó constructiva:

práctica es la

misma razón

pura,

al

categórico jo,

en

cial

la

domada por el cris-

(¡^

de

la

intimidad de cada espíritu, de un estado soel espíritu

escape;

del centro ideal

bitas

la ley

pensamiento colectivo; y el imperativo que parece algo íntimo, es sólo un refle-

creado por

medio

ó negativa,

y esta razón

tianismo, es la razón pura sometida por atracción

los filósofos

cristiano.

No

bay, pues,

podemos alejarnos cuanto queran que nos rige; podemos describir ór-

inmensas; pero siempre tendremos que girar

alrededor del eterno centro.


23

Los que desde Bacon hasta nuestros

días se lian

esforzado por pulimentar «nuevos órganos» de

conocimiento, por seguir nuevos métodos y fundar

una ciencia puramente realista y práctica, no han conseguido tampoco formar sistema planetario aparte.

Sus trabajos,

en

los

habrán sido

realmente han ejercido influencia

útiles;

han proporcionado

al

hombre

comodidades no del todo desagradables, como

ciertas el

si

inventos de que se enorgullece nuestro siglo,

poder viajar de prisa, aunque por desgracia sea

para llegar á donde

mismo

se llegaría viajando des-

Pero su valor ideal es nulo y en vez de destronar á la Metafísica, han venido á servirla y hasta pacio.

quizás á favorecerla; querían ser amos y apenas

gan á criados. El que desdeñando

la fé

y

consagra á los experimentos y descubre o el teléfono, no crea que ha destruido ideas»

;

lo

la el

lle-

razón se telégrafo

las «viejas

que ha hecho ha sido trabajar para que

circulen con

más

rapidez, para que se

propaguen con

mayor amplitud. Hallábame yo un día en

el

Museo de Pintura de

Amberes, contemplando, me parece que la Cena de Jordaens, cuando vi llegar en busca mía á mi criada,

una flamenca sana y mofletuda, trayéndome una chapita de esas que á la entrada de los museos dan á cambio de los bastones

y paraguas. Sin esfuerzo salir

de casa con

buen tiempo, que después comenzaría á

llover, cosa

se habrá

comprendido que debí de

que en aquel pais ocurre casi todos los días y que mi excelente maritornes tuvo la atención de llevarme

un paraguas. Así fué y sucedió también que cuando salí del

Museo había cesado de

llover

y

me

volví


con

el

paraguas debajo del brazo.

Y entonces

se

me

una idea que ahora ha vuelto á reaparecer en mi memoria y que me ha parecido venir aquí muy á cuento. Se me ocurrió que en aquel suceso ocurrió

vulgarísimo yo había representado, no por méritos propios, sino por

un

efecto de perspectiva circunstan-

tuerza perenne del ideal que está en nosotros,

cial, la

y que mi criada había,

sin salterio, ejercido de cien-

experimental y priíetiea. Yo aplaudo á los hombres sabios y prudentes que nos han traido el teles-

cia

copio y

el

microscopio,

por modio nógrafo,

el

el ferrocarril

y

navegación

la

del vapor, el telégrafo y el teléfono, el fo-

pararrayos,

la

luz oléetrica y los rayos X;

á todos se les debe de agradecer los malos ratos (pie

como yo agradecí

se han dado,

de su buena intención, el

el

que

á

mi criada, en gracia

se dio para llevarme

paraguas; pero digo también que cuando acierto

á levantarme siquiera dos

ridades rutinarias que

me

palmos sobre

las

rodean y siento

vulga-

el

calor

de alguna idea grande y pura, todas esas bellas invenciones no me sirven para nada.

y

la luz

Pvi»'

v

que

la filosofía

cristiana no sea

una fórmula

convencional, para que ejerza influencia real en la

vida de los hombres, es preciso que arranque de

esa

misma

legislación,

rano; y

una

vida,

como

las

leves,

como

el arte:

una

un arte cosmopolitas, son nubes de vefilosofía universal,

la escolástica,

como

pretendió serlo

es contraproducente. Someter

ción de una ideología invariable

la

¡i

la

ac-

vida de pueblos

diversos, de diversos orígenes é historia, sólo puede

conducir á que esa ideología se transforme en una etiqueta,

en un rótulo, que den una unidad aparente


debajo de

la

cual se escondan las energías particula-

res de cada pueblo, dispuestas siempre á estallar

á estallar con tanta

haya sido

el

más

y

más Largo La filosofía

violencia cuanto

período de forzado silencio.

más importante, pues, de cada nación es la suya propia, aunque sea muy inferior á las imitaciones de extrañas

filosofías; lo

nativas, es asunto de

extraño está sujeto á

moda, mientras que

es permanente, es el cimiento sobre el

de construir, sobre lo artificial se

el

el

mundo y ahora más

que nunca, tan gran predicamento

al

simple exte-

la

hay miedo de conocer

Estamos dominados por

unificación y, faltos de calma para

obra

que se debe

viene abajo.

rioridad? Parece que las cosas.

alter-

propio

que hay que construir cuando

¿Porqué ha de tener en

de

lo

el

fondo

manía de

la

encomendar

la

esta

tiempo, nos apresuramos á constituir unida-

des aparentes, contando con la ceguera real ó fingi-

da de los que presencian nuestras manipulaciones. Si

yo fuera aficionado á

los

uno, digno de hacer juego con

dilemas establecería

famoso dilema de

el

Ornar, que redujo á cenizas la Biblioteca de Alejandría: ó los

tuir

un

hombres tienden por naturaleza á constiorganismo homogéneo, ó tienden á acen-

solo

tuar las diferencias que existen entre sus diversas

agrupaciones;

si

creemos que tienden á

la

nos molestemos y tengamos paciencia y tra idea;

creemos que tienden á

si

cerremos los ojos á la corriente.

una

No

la realidad, ni

faltará

tercera salida:

que

la

en nues-

separación, no

marchemos contra

quien crea

los

unidad, no fe

el

dilema tiene

hombres no caminan en

ninguna dirección y que hace

falta

que venga de


23

vez en cuando un genio que les guie; y es probable

que quien

tal

crea pianse ser él

mismo el genio precomo una ma-

destinado á guiar á sus semejantes,

nada de orejas.

A

tan insigne mentecato habría que

que no conoce á sus semejantes; que los hombros que creen haber guiado á otros hombres, no

decirle

han guiado más que cuerpos de hombre; que han conducido cuerpos, pero no almas; que so dejan conducir por la

Humanidad

triz,

las

almas sólo

los espíritus divinos, y

hace ya siglos que tiene seca

la

que

ma-

y no puede engendrar nuevos dioses. unidades aparentes y convencionales

Las

pueden destruir

la

no

diversidad real de las cosas;

no sirven más que para encubrirla. La Reforma no fué

más que

la

manifestación de

rebeldía latente

la

nunca verdade-

en espíritus que acaso no fueron

ramente cristianos, que no podían comprender

el

verdadero sentido del cristianismo, porque no tenían

aún

el

convencimiento propio de

impotencia del

la

esfuerzo racional, y que al proclamar el libre examen eran tan lógicos á su manera como lo eran los herederos del

espíritu

greco-romano

sumisión ciega y absoluta á

la

al

fe.

defender

— La

la

religión

cismática griega fundó asimismo una unidad aparente en

que quedaron sumergidos

la

los

pueblos

eslavos; el porvenir dará cuenta de esa unidad.

importa que

la

poder, y fundida con

por conservar

la

autoridad religiosa, se esfuerce

el artificio;

en contacto con

el

quien quiera que se ponga

pueblo ruso notará

precursora de la explosión,

romper

la

No

autoridad política, armada de terrible

el

la

inquietud

deseo universal de

espesa costra de religión bizantina que


24

comprime

energías naturales é impide que se

las

muestren con entera pureza y espontaneidad.— En nuestros días se trabaja con pasión por convertir á negros africanos; es posible que en breve se nos

los

diga que ya están todos catequizados; y es posible

que

cabo de algunos siglos aparezcan adorando á

al

groseras divinidades, no

muy

superiores á los

feti-

ches que hoy adoran, y viviendo conforme á sus práctieas nativas. El

verdadero cristianismo, no como aspiración

filantrópica en favor de razas inferiores, sino

como

creencia conscientemente profesada, es impropio de

pueblos primitivos y sólo arraiga en éstos cuando le

acompaña

perior,

es

acción permanente de una raza su-

la

cuando eso pueblo primitivo se

decir,

confunde por

la

vida

pueblo civilizado que

común le

un como

ó por el cruce con

domina y

le

educa,

ocurrió en los pueblos descubiertos y subyugados

por España.

La universalidad

ó catolicidad del cris-

tianismo no se opone á esta idea. Tocios los hombres

son mortales, y sin embargo, posible que en

si

nos preguntan

una ciudad mueran todos sus

es

si

habi-

tantes á la vez, diremos que no y lo diremos fundán-

donos en instinto-»

lo ,

que pudiera llamarse «experiencia

lizado con gran precisión. rriera el

del

un género de certeza que Balines ha ana-

Y

si á

pesar de esto ocu-

hecho anormal de morir simultáneamente

en masa una población, no admitiríamos tampoco

la

existencia real de una «muerte simultánea», sino

que explicaríamos

la

anomalía por una causa excep-

cional, extraordinaria:

Del

mismo modo,

por ejemplo, una epidemia.

todos los hombres son catequiza-


pero no todos á la vez. Cuando vemos que en

bles,

comienzos

los

del cristianismo

vierten en masa,

lo

cional, y esta causa fué el oslado

á que llegó

(le

espíritu greco-romano.

el

peligroso,

muy fecundo y cu ninguna manera romperla unidad filosófica. El espíritu

sido sometido á las

lia

mus formidables

siones que hayan sido inventadas por

mo más

víctima y esfuerzo

por

la

el

pre-

exclusivis-

fanático; y eso espíritu, en voz de rebelarse,

reconocido ser

lia

-

postración ideal

pues,

Sería, español

pueblos se con-

los

atribuímos á una causa exce]

mismo

él

verdugo, y

el

mucho más

lia

allá

por

juez y

el

criminal,

la

llegado por espontáneo

de donde debía do llegar

coacción. Escrita está

terodoxos españoles

el

Historia de los he-

la

Menéndezy

Pelayo, un es-

de criterio tan amplio y generoso, que hubiera sido capaz de hacor estricta justicia hasta á los herepafiol

jes

más empedernidos,

si

por acaso hubiera topado

con algunos en sus investigaciones. Tero no haya temor; en España no hay un hereje que levante dos

pulgadas del suelo.

ha perdido Si

el

Si

alguien ha querido ser hereje

tiempo, porque nadie

en muchos asuntos de

nester del concurso de

de

tal

la

la

vida

le

el

ha hecho caso.

hombre ha me-

sociedad, en las sectas es

punto decisivo, que

la

importancia de una

más que por el fondo doctrinal, número de sus adeptos. España se

disidencia religiosa, ge

mide por

el

halla fundida con su ideal religioso, y por

que fueran catolizarla» la corteza

los sectarios

que

se

muchos

empeñasen en «des-

no conseguirían más que arañar un poco

de

la

nación.

Pero después do varios siglos de silencio se ha 4


s6

tomado miedo

á la voz

humana, y

se carece de tacto

para apreciar las palabras por su valor, no por

el

ruido que mueven; y apenas se da alguna libertad á los espíritus díscolos 6 indisciplinados, sobreviene

una grandísima inquietud; no ([iic

importancia de

la

que dicen, sino en quien

lo

comprender

se quiere

que dicen no está en

la excitación

lo

que producen á

escucha. Acostumbrados á conservar la

les

unidad de

doctrina por medio de la fuerza, duele

la

ahora pelear para con servarla mediante

como

intelectual;

si

no fuera

cierto

esfuerzo

el

que

la

fuer/a

destruye, á la vez que las opiniones disidentes, la

fe

misma que se pretende defender. Uno de los errores que con más apariencia de verdad corren por el

mundo

es

que

las

naciones adheridas á

la

Reforma

han llegado á adquirir mayor cultura, mayor prosperidad,

mayor

permanecido

influencia política que las que han

fieles al catolicismo.

Yo he

vivido varios

años en Bélgica y puedo decir que es una nación tan adelantada como la que más en todos esos órdenes de cosas en que hoy se hace consistir

la civili-

zación (cu la que por desgracia se concede

más

importancia á los kilómetros de ferrocarril que á las obras de

arte);

católica en

el

y Bélgica es una nación católica, más fondo que España. Pero en Bélgica

hay otras confesiones y hay además

fuertes agrupa-

ciones anticatólicas; los católicos tienen que estar atentos y vigilantes, tienen que luchar y luchan con

tanto ardor

L

como en

los

tiempos del duque de Alba.

a flaqueza del catolicismo no está,

en

el

rigor de sus

como

dogmas, está en

el

so cree,

embota-

miento que produjo á algunas ilaciones, principal-


27

mente á España,

el

empleo sistemático de

la

fuerza.

Cuanto en España se construya con carácter nacional,

debe de estar sustentado sobre los

tradición.

Eso

habiéndonos arruinado en no cabría

y eso es

es lo lógico

mayor

sillares

lo

de

la

noble, pues

defensa del catolicismo,

la

afrenta qne ser traidores para con

nuestros padres y añadir á la tristeza de un venci-

miento, acaso transitorio, ternos á

la

vencedores;

influencia

mas por

lo

la

humillación de some-

de las

ideas de

mismo que

ninguno

dente, no debe de inspirar temor

Hoy no puede

haber ya herejías, porque

de publicidad, aumentando las

el

nuestros

esto es tan evila libertad. el

exceso

poder de difusión de

ideas, va quitándoles la intensidad

y

el

calor

necesarios para que se graben con vigor y den vida á las verdaderas sectas.

Los que pretenden ser

re-

formadores no pueden crear nada durable; pronto se desilusionan y concluyen por aceptar un cargo público ó

un empleo

retribuido;

y

son del todo injustas, porque

estas concesiones no les

recompensan un

servicio útil á la nación, el de excitar y avivar las

energías genuinamente nacionales, adormecidas y como momificadas. Do ellos pudiera decirse que son

como

las especias;

no

se las

puede comer á todo pasto;

poro son útilísimas cuando las maneja un hábil cocinero. Si hubiera

modo de

traer á

librepensadores mercenarios y

de alquiler, quizás se resolvería

menoscabo de

los sentimientos

siendo esto posible, no hay

más

que se formen dentro de casa y si

es preciso, pagarlos.

España algunos

varios la

protestantes dificultad

sin

españoles; pero no

solución que dejar tolerarlos

y hasta


s8

Siendo yo niño

ol relato

leí

uno do

suceso ocurrido en

de un

horripilante

estos países cercanos al

Polo Norte, á un hombre que viajaba en trineo con

malaventurado

El

cinco hijos suyos.

viajero fué

acometido por una manada de hambrientos lobos

que cada vez

le

aturdían

más con sus

aullidos y

le

estrechaban más de cerca, hasta abalanzarse sobre los caballos

que tiraban

de sus hijos, lobos;

el

menor, y

y mientras

putaban

la

en tan desespe-

del trineo;

rada situación tuvo una idea lo

terrible:

arrojó

cogió

uno

enmedio de

éstos, furiosos, excitados,

presa, él

á

los

se dis-

prosiguió velozmente su ca-

mino y pudo llegar á donde le dieran amparo y refugio. España debe de hacer como aquel padre sal faje

y amantísimo; que por algo es patria de Guz-

mán

Bueno, que dejó degollar á su

el

muros de rán de

Tarifa.

fijo

que

en presencia de

el

hijo

ante los

Algunas almas sentimentales

di-

recurso os demasiado brutal; pero

la

ruina espiritual de España, hay

que ponerse una piedra en

el sitio

donde está

el

co-

un millón de no queremos arrojarnos

razón y hay que arrojar aunque sea españoles á los lobos,

si

todos á los puercos. *

El

problema más

difícil

psicológico, en el

tigadores

y observadores más perspicuos,

enlazar con rigor lógico los

de resolveren

que han encallado

la

el

estudio

los inves-

es

el

do

experiencia interna con

fenómenos exteriores. Hay psicólogos que cons-

truyen ideologías peligrosas erigiendo en principios generales los hechos particulares que notan en su


29 propio espíritu; los hay que forjan fenomenologías sin base, coordinando observaciones

y

jetivas;

los

puramente ob-

hay tan perspicaces, que funden ambos

resultados y explican

lo

que ven en

los

domas hom-

bros por los hechos similares que descubren en

Y el resultado

mismos.

vecos dos sujetos psicológicos idénticos

producen

acciones antagónicas y dos sujetos antagónicos

man

en

la

mos como

porque á

es siempre incierto,

to-

vida real idénticas apariencias. Si toma-

un misántropo, puedo ocurrir

tipo

encontremos en

(pie le

vida real convertido, ora en

la

asceta, ora en

un demagogo;

lo esencial, os

idéntico:

apetito sentimental,

un

el

un

carácter psicológico,

un hombre que carece de refractario

que vive aislado

en medio del mundo, como un barco

(pie carece

de

amarras y no puede tomar puerto. Y sin embargo, esto

hombre

lo

mismo

es apto para vivir en

de un convento que para agitar

sembrando sis

la

celda

masas populares,

ideas, que, faltas do enlace con

comunes, tienen que

ideas

las

ser,

las

por necesidad, di-

sol ve utos.

Para mí, dos figuras tan desemejantes como Kempis y

uno pero

Proudhon son psicológicamente

piensa en silencio y el otro

ambos son pensadores

igual concepto negativo de

enmedio

solitarios, la

idénticas; el del tumulto;

ambos

vida, bien

que

tienen el

uno

y dulcifique por medio de la té y el otro exaspere y lo convierta en arma de destrucción.

lo corrija lo

En cambio, dos como Kempis y el opuestas: tracción,

naturalezas

al

parecer semejantes

P. Granada, son diametral mente Kempis se eleva al ascetismo por la absos un espíritu ontológico; en cuanto la


3° abstracción no

le sostiene,

cae en

más descarnado

el

y seco prosaísmo; el P. Granada so eleva al misticismo, apoyándose en su conocimiento admirable de la realidad, viente;

en su amor positivo á

es

un

la

humanidad

vi-

y sus pensamientos son siempre humanos. Del uno podría decirse que es un alma enfermiza, linfática; del otro, que es un espíritu realista

alma robusta, sanguínea.

De

igual modo, cuando se estudia la estructura

psicológica de un país, no basta representar el mecanismo externo, ni es prudente explicarlo mediante una ideología fantástica; hay que ir más hondo

y buscar en la realidad misma el núcleo irreductible al que están adheridas todas las envueltas que van transformando en

Y como

el

tiempo

la

fisionomía de ese país.

siempre que se profundiza se va á dar en

único que hay para nosotros perenne, núcleo se encuentra en religión,

con ser algo

muy

que hay en una nación;

que el espíritu

el

«espíritu territorial.»

hondo, no es

la religión

territorial subsiste,

lo

la tierra, ese

lo

La

más hondo

cambia, mientras

porque

los

cambios

geológicos vienen tan de tarde en tarde, que á veces

nacen y mueren varias civilizaciones, sin que suelo ofrezca un cambio perceptible. Por esto, si observación se limita á desentrañar

el

el

la

espíritu reli-

gioso, ó el artístico, ó el jurídico, podrá ocurrir

que

descubra sólo exterioridades análogas á otras exterioridades y que deduzca aparentes analogías allí donde, si se atiende al principio generador, existen marcadas oposiciones.

La evolución

cuando

ideal

de España se explica sólo

se contrastan todos los hechos exteriores de


&i

Su historia con

que

Como hay

permanente, invariable,

el espíritu

el territorio crea,

infunde, mantiene en nosotros.

continentes, penínsulas ó islas, así hay

también espíritus continentales, peninsulares, é sulares.

Los

in-

un carácter natural

territorios tienen

que depende del espesor y composición de su masa y

un carácter de relación que surge de

las posicio-

nes respectivas: relaciones de atracción, de dependencia ó de oposición. el

Una isla busca su apoyo en como una accesión, ó reac-

continente del que es

ciona contra ese continente lo

si

sus fuerzas propias se

permiten; una península no busca

ya está por

la

contra su continente con tanta

más

apoyo, que

el

naturaleza establecido y reacciona

más

violencia cuanto

distante se halla del centro continental;

tinente es

una masa

un con-

equilibrada, estática, constituida

en foco de atracción permanente. La evolución ideal

más rápida en las islas que en las penínsulas, más en éstas que en los continentes, más en los lito-

es

rales •'i

que en

el interior; la

evolución de un territorio

do los individuos que lo ocupan está en razón di-

recta de su distancia del centro de las unidades territoriales,

porque

la

distancia provoca, oon

el

movi-

miento de reacción, otro movimiento concordante de excitación espiritual.

Comparando

los caracteres específicos

diversos grupos sociales

toman

que en

las relaciones

los

inma-

nentes de sus territorios, se notará que en los pueblos continentales lo característico es la resistencia, en los peninsulares la la agresión.

independencia y en

El principio general es

los insulares

el

mismo,

la

conservación; pero los continentales, que tienen entre


32 sí

relaciones frecuentes

ritu

y

forzosas, la confían al espí-

de resistencia; los peninsulares, que viven más

aislados,

aunque no

libres

de ataques é invasiones,

no necesitados de una organización defensiva per-

manente, sino de unión en caso de peligro, al

las agresiones; los insulares,

aislado con límites tos por

tanto

cuando

los

fijos ó

á las

que

que viven en

invariables,

confían

invasiones,

se

las

Y

territorio

menos expuesven impelidos,

obliga á ello la necesidad

convertirse en agresores. sario

la

de independencia, que so exacerba con

espíritu

^\^

acción, á

no se crea que os nece-

agrupaciones sociales tengan conoci-

mientos geográficos para que conozcan

la

índole de

su territorio; la experiencia histórica acumulada suministra un conocimiento perfecto. El insular salió

que tiene su defensa más firme en su aislamiento; podrá aceptar una dominación extraña

si

carece de

fuerza para mantener su independencia; pero de he-

cho es independiente y sabe además que za de caracterización vigorosa, que

si

troducen en

no tardarán en adquirir

de

la

fía

en

él,

autonomía. el suelo,

algunos elementos extraños se in-

En cambio

que no

y desarrolla más

la fuer-

de su suelo insular es tan

el

le ofrece

el espíritu

sentimiento

continental no con-

seguridad bastante

de resistencia; podrá ser

dominado; pero apoyándose en rácter, en la pasividad, se

el

la fuerza

de su ca-

mantendrá puro entre sus

dominadores. El peninsular conoce asimismo cuál es el punto débil de su territorio, porque por visto entrar siempre á los invasores; pero

él

ha

como su

espíritu de resistencia

y previsión no ha podido

mar cuerpo por

de relaciones constantes con

falta

to-


33 otras razas, se deja invadir fácilmente, lacha

propia casa por su independencia y

i

es vencido se

si

amalgama con sus vencedores con mayor

facilidad

(pío los continentales.

Cuwno le

suplo

ol

espíritu político, esto es,

insular,

al

éste Llega

porque

faú tan grande,

como

so

aso-

hombre que vivo en un

ol

que forma

considera

Roma

distinto del territorio.

fueron ciudades

de ciuda-

el

tomar cuerpo

¡i

recinto cerrado ó amurallado,

como un cuerpo fcago

aún formado

espíritu territorial no está

mando

danía y

moja

el

su

insulares;

y Car-

poder agresivo

escasa su fuerza para resistir.

Cartago sucumbió á un ataque de

Roma

había estado poco antes próxima á

Roma

y

sucumbir bajo

ios ejércitos de Cartago.

La nación Ínsula,' típica os Inglaterra y

la

histo-

ria

do Inglaterra, desde qufi aparece constituida co-

mo

nacionalidad, es una

ataques no tienen

la

agresión permanente. Sus

misma forma que

los

de las

naciones continentales: son meditados y tan seguros

como un

los del tigre

que está

salto sohrc su presa.

luntad; arranca de

la

V

al

acecho y se lanza do

esto no es obra de la vo-

constitución del territorio, de

la

necesidad de tener grandes fuerzas marítimas y

la

facilidad

das, contra

cauciones

que éstas dan para las

son

Cobden

escrito

que todas

— un

mapa

Yo

y

pre-

ha

mundo según

la

(pusiera

del

(]>'

agresiones aisla-

previsiones

las

ineficaces.

las

ver

proyección de Mercator, con puntos rojos marcados

en todos aquellos lugares en que los ingleses han

dado alguna hatada; trario

de 5

toiles los

saltaría á

la vista

demás pueblos,

el

que

al

con-

pueblo in-


— 3-j

glés lucha desde

hace siete siglos

gos extranjeros en todas

partes

contra enemi-

menos en

somos

mostrar que

mundo?»

A

pueblo

el

de-

más agresivo

añadirse que

esto podría

Ingla-

más para

¿Será preciso decir nna palabra

terra.

de]

Inglaterra

si

luchara en su propio territorio, sería vencida más fá-

cilmente que ninguna otra nación. «Sin de

Invencible,

la

pió en

los

si

tercios

desastro

el

españoles ponen

el

Inglaterra— ha escrito á su vez Macaulay

se hubieran repetido los tremendos desastres de

Ro-

ma, cuando

Ma-

la

expedición de Aníbal á

caulay fundaba su aserto en

de

la

Italia.»

superioridad militar

los soldados españoles; pero acaso sería

decir que Inglaterra tenía y tiene en

más justo

sí la

causa de

su debilidad para una guerra do resistencia, así

que

la

impunidad en que constantemente

mantenido, se explica por

la

que se da aquí

ha

faltado condiciones del

continente para una guerra agresiva, en á la

como se

el

sentido

palabra agresión.

ejemplo do nación continental tomamos Si como sentimiento en Francia, veremos que á

es

el patriótico.

nos casi aislados, por la

ella

el

dominante

lo

En España,

considerándo-

mismo que somos una casi-is-

concentramos nuestro pensamiento en

donde puede venir nace

el

el

el

punto por

ataque y de esta concentración

sentimiento de independencia; somos casi

independientes y queremos serlo del todo. Mientras que Francia, que tiene fronteras comunes y movibles con varias naciones, no puede concebir su territorio aislado cia;

por

lo

resistente

y no

le

basta la idea de independen-

cual exalta la idea do patria, que es

más

para mantener la cohesión, tanto en los


33

momentos de

peligro,

no es en

ésta

los

porque

paz:

continentales un reposo,

más suave de

sino una forma

por

como en tiempo de

países

guerra,

la

lucha

la

predominio intelectual.

el

Las guerras de Francia fueron siempre guerras de frontera; defensivas ú ofensivas, pero siempre encajadas en lógica de la

tradicional,

criterio

el

formado por

primeras guerras de

la

y B votación fueron sólo guerras defensivas ó guerras de expansión ideal; las agresiones no comienzan historia;

las

la

>

hasta que aparece Napoleón, quien no sólo era un

extranjero que

conoció

lamente objetivo y

la

un modo pilcomo un instrumento

á Francia de utilizó

para satisfacer sus ambiciones, según Taine ha sos-

tenido y demostrado, sino (pie era un insular,

aím, fué una

que cayó sobre

isla

do ge observa

el

mapa

sobre un

miento estratégico empleado en leónicas ((pie por

les;

las

el

(.'lian-

procedi-

guerras napo-

algo son llamadas napoleónicas y

no francesas) se cae en

movía sus

Continente,

militar

más

ejércitos

cuenta de que Napoleón

la

como

si

fueran escuadras nava-

sus guerras son torre-tres de hecho; pero maríti-

mas por ropa, no

la

concepción. De aquí

acostumbrada

este

a

el

trastorno de

Europa lucha contra Napoleón en todas en que

es posible luchar:

el

las

formas

España con una guerra de

Independencia: Inglaterra certeros;

Eu-

género de combates.

C mtinente con

con ataques aislad'- y la

resistencia

valiéndose de una

y por

Y

úl-

es mi

timo,

Rusia,

sentir

que Napoleón pudo, concentrando toda- sus

fuerzas, asaltar,

retirada.

destruir Inglaterra y

acaso

domar

España, pero que no hubiera podido jamás triunfar


36 de

pasiva de Rusia, El espíritu de Na-

la resistencia

poleón deja en Francia tan bien marcada su huella.

que reaparece en

segundo Imperio en turma de

el

agresiones absurdas y contrarias á los intereses de

Francia y persiste en

la

tercera República en

forma más degenerada aún, les,

las

una

conquistas colonia-

hechas á nombre de un pueblo que no es coloni-

zador, que

no puede

ir

más

política, del protectorado,

pugna

el

abandono

España

allá

de

la

dominación

porque su naturaleza

re-

del suelo patrio.

una península ó con más rigor

es

la

península»; porque no hay península que se

acerque más á ser

isla

que

la

nuestra. Los Pirineos

son un istmo y una muralla; no impiden

las invasio-

nes, pero nos aislan y nos permiten conservar nuestro carácter independiente.

En

realidad nosotros nos

hemos creido que somos insulares y quizás este error explique muchas anomalías de nuestra historia. So-

mos una tinentes

isla

y

si

colocada en la conjunción de dos con-

para

la

vida ideal no existen istmos,

para la vida histórica existen dos: los Pirineos y

el

una «casa con dos puertas» y por tanto «mala de guardar»; y como nuestro partido

Estrecho; somos lo

constante fué dejarlas abiertas, por temor de que

las

fuerzas dedicadas á vigilarlas se volviesen contra

nosotros mismos, nuestro pais so convirtió en una especie de parque internacional,

pueblos y razas han venido

donde todos

á distraerse

cuando

los les

ha parecido oportuno; nuestra historia es una serie inacabable de

invasiones

y de expulsiones, una

guerra permanente de independencia.

Tero así como hay naciones (pie han luchado sólo


en su territorio ó en

que

y otras

y do en

jeros

en

lian el

toilas partes;

la

proximidad de sus fronteras

luchado sólo en territorios extransuelo patrio,

la

nuestra ha peleado

y este heeho que parece desvirtuar

cuanto llevo dicho acerca del espíritu de nuestro

merece una explicación.

territorio

por

Si

natura-

do somos agresivos ¿cómo entender nuestra

leza

moderna, en

historia

tituida, aparece

que España, apenas cons-

la

como una aacióa guerrera y con-

quistadora? ¿Provendrá esto del error indicado antes,

de que nos hemos creído ser una

isla

a pesar de los

duros escarmientos que nos ha infligido nuestra de

Yo

licada posición geográfica?

creo que ese espíritu

de agresión existe; pero que do ha sido

más que una

transformación del de independencia y ha de desaparecer lentamente con la

causas que motivaron

hecho que á primera vista parece inexplica-

U\

ble, la

excesiva duración del poder árabe en

España nos descubre

la

causa, sin que pueda ser

de tan extraña metamorfosis. Así como la exis-

otra,

tencia de ser en la

las

transformación.

la

la

Turquía europea no tiene su razón de

vitalidad propia del pueblo turco, sino en

rivalidad de las potencias, impotentes

cuando

se

de calmar susceptibilidades y suspicacias, así

trata

también

la

existencia de

la

dominación arábigo-his-

pana en su largo período de descenso está principalmente sostenida por

los celos

de nuestras regio-

nes. So desea acabar la Reconquista, pero se

que

témelo

va á venir después; se trabaja por el triunfo del

cristianismo, pero no se descuida otro punto impor tante:

conservar

la

independencia de

los diferentes


pedazos de territorio y los privilegios torales. Do ahí esa absurda política de particiones constantes de

no en

los estados, inspirada,

tengo, para

mí que

los royes

más duros de corazón que

el

de

amor paternal (pues la Edad Media eran

los del día) sino

exigencias de las regiones y hasta de

deseaban campar libremente por sus

las

que

respetes.

cada paso que se da hacia adelante sigue un

una

en

las villas

Á

alto

y miran de reojo y so compauno ha crecido más que otro y

reflexión; todos se

ran y miden á ver

si

hay que acogotarlo para que se ponga vel; raros

son

los

momentos en

al

misino ni-

que, por coincidir en

el

gobierno hombres de ideas más audaces, se busca

la

igualdad luchando, rivalizando en ardor y en es-

fuerzo.

Los pequeños estados que quedaban ene

dos y alejados del c;

ban

el

abierta,

campo de

la lucha, se

apoyo extranjero, y

los

que tenían frontera

como fueron últimamente Portugal,

y Aragón, procuraban mantener

al

'lia-

aliaban ó bus-

Castilla

el equilibrio.

Sin embargo este equilibrio debía de romperse y ñn se vio á las claras que Castilla por su posición

central echaba sobre sí Ja

mayor

Reconquista; y como

preponderancia futura de

Castilla era

la

un amago contra

la

parte de la obra de

independencia de

los

demás, nació espontáneamente, como eflorescen-

cia

de nuestro espíritu

territorial, la

idea de buscar

fuera del suelo español fuerzas para ser independientes

en España. Portugal, estado atlántico se trans-

forma en nación marítima y dirige la vista hacia el continente africano y Aragón Cataluña y Valencia, estado mediterráneo, encuentra apoyo en

rráneo y en

Italia.

Así nace

el

el

Medite-

espíritu conquistador


— 39

domas pueblos

español, que se distingue del de los

en que mientras tolos conquistan cuando tienen exceso do fuerzas, España conquista

sin fuerzas,

precisamente para adquirirlas. Asi os como hemos llegado á

sor los conquistadores de la leyenda, los

terribles halcones ó aguiluchos del los «Trofeos»

famoso soneto de

del poeta hispano-francós

José María

de Heredia.

El

espíritu conquistador nace en

en

el

Oriente de España

en Castilla, que luego acierta

tro,

el

Occidente y el Cen-

que en

ai tos

á

monopolizarlo;

y en cada región toma un carácter distinto, porque asi lo

imponía

la

naturaleza de las conquistas.

En

Portugal los conquistadores son navegantes y descubridores; pero no navegan y descubren por curiosidad, puesto (pie les

En

mueve

el

deseo del dominio.

Cataluña y Aragón so encuentran trazas de los

conquistadores típicos, principalmente en

la

celebra

expedición contra turcos y griegos; mas el rasgo prodominante es la conquista apoyada por la política

y

la

diplomacia. «La incorporación de Navarra

á la corona de Hispana

lia

capítulo do Maquiavclo.»

Fernando

dicho Castelar el

— es

un

Católico no es

un diplomático improvisado, os un maestro formado en

la

escuela italiana y es

Maquiavclo, quien eu

el

mucho más

fondo (y no so vea intención

irónica en mis palabras) ora un

hoy diríamos, un excelente la

idea do

la

astuto que

unidad de

Italia,

patria fuese grande y fuerte

buen hombre, como

patriota,

enamorado de

descoso de que su

como

las

demás y con-

vencido do que su idea no pod.'a realizarse por medios distintos de les

que SUS adversarios empleaban. Ma-


4¿ quiavelo ha recogido laodiosidad que acompaña á los

pensamientos tortuosos y pórfidos, por haber. escrito, lotizándolo, lo mismo que en su tiempo practica-

muy

ban príncipes tenidos por quistadores de

más

pues, los

La

cristianos. Los con-

paito oriental de

España fueron,

civilizados, por exigirlo así

que debían de adaptarse. En

medio

el

á

aprendimos por

Italia

idad á ser linos diplomáticos y en Italia trans-

formamos

los

guerreros del cerco de Granada en

ejército organizado en lian

la

forma más perfecta á que

podido remontarse nuestras flacas facultades de

organización.

En

Castilla, el espíritu

apoyado por

rivalidad,

tural de Castilla era

cano de

la

conquistador nace del de

la religión.

La tendencia na-

prosecución en

la

lucha contra

el

suelo afri-

poder musulmán,

el

del

que

entonces podían temerse aún reacciones ofensivas; pero interponiéndose Colón, las fuerzas que debieron ir

contra África se trasladaron á América.

dada á

nización

política

Católicos

había do tener

La

orga-

nación por los Reyes

la

como complemento una

restauración intelectual, que diere á las obras del espíritu

más amplia intervención en

la

vida y una

restauración de las fuerzas materiales del país,

Mas estas dos obras mucha constancia y mucho esfuerzo:

pobrecido por

querían

primera fué iniciada con brillantez porque partió de los reyes (pie

em-

las guerras.

y de

los

supieron rodearse; pero

la

segunda, que era más

más de sudar que de

que descansar sobre

pueblo trabajador,

el

cual,

la

impulso

hombres escogidos de

obra de brazos que de cabeza y discurrir, tenía

el

re-

los

hombros

no encontrándose en

del la


4*

mejor disposición de ánimo para entrar en faena, acogió con júbilo la noticia del descubrimiento del

nuevo mundo, que encantamiento. do trabajo,

tas

busca do por

Y

atraía y seducía

dejando

independencia personal, representada

la

pues,

el

oro ganado en

el

ó el comercio, sino por

Así,

el

metamorfosis del espíritu quirir

carácter

el

raza por á

ile

territorial;

tingan los últimos ecos de la

dije,

una

podido ad-

lia

largo do su duración; pero no

lo

En

que general-

como

un rasgo constitutivo de nuestra

imponérsenos y ha de tener su

gen.

industria

la

oro puro, en pepitas.

espíritu de agresión

so nos atribuye, es sólo,

mente

herramien-

partieron cuantos pudieron en

allá

«Oro; no por

el

como cosa de

las prosaicas

fin

llegado

lia

cuando

la política (pie le

se ex-

dio ori-

historiado España sólo aparece

de verdadera agresión:

el

envío de

la

un conato Armada In-

vencible contra Inglaterra; y sabido es que esa aventura,

cuyo

fué obra

fin fué

tan desastrado

nuestra exclusiva;

brazo; pero no pusimos el

el

como

nosotros

lógico,

no

pusimos

el

pensamiento, puesto que

interés político ó religioso no abarca todo el pen-

samiento íntimo de una nación. El examen de

los

documentos

en

España

(al

relativos á la diplomacia pontificia

que ha dedicado recientemente un con-

cienzudo trabajo un escritor español peritísimo en

que á

si

España tuvo un momento

Inglaterra, protectora

la

pone de relieve

materia, D. Ricardo de Hinojosa) la

idea de agredir

y amparadora de

los rebel-

des flamencos, esa idea fué alimentada y sestenida

y resucitada y subvencionada por

la Iglesia

con tanta ó mayor insistencia que 6

la

de

Roma

empleada para


42 constituir

día á

la

Liga contra los turcos,

un pensamiento más

justo,

oj

la

cual respon-

de defenderse

contra un poder violento y en auge, peligroso para los intereses

Y ¡i

ir

ten

de toda Europa.

en nuestra historia interior, siendo como

es,

desgracia, fértilísima en guerras civiles, no exis-

tampoco guerras de agresión, sino luchas por

independencia.

La unión naco por

la

la

paz 7 en virtud

do enlaces ó del derecho hereditario; así se unieron

Aragón y Cataluña,

y Aragón, España y Portugal. La guerra aparece sólo al separarse; de un Castilla

lado se combato por la independencia, del otro por

conservar

la

unidad, es decir,

establecida; por tanto,

como

la

la legalidad política

no hay agresión. Un hecho

ocupación do Gibraltar por Inglaterra, sin

derecho ni precedente que

lo justifique,

por cálculo

y por conveniencia, no existe en nuestra historia. *

• *

Los términos litar»

«espíritu guerrero»

y «espíritu mi-

suelen emplearse indistintamente, y sin

embargo, yo no conozco otros más opuestos entre

A

primera vista se descubro que

el espíritu

sí.

guerrero

y el espíritu militar reílejo; que el uno hombre y el otro en la sociedad; que el

os espontáneo está en el

uno es un esfuerzo contra

un

la

organización y

esfuerzo de organización.

el

otro

Un hombre armado

hasta los dientes va proclamando su flaqueza cuando

no su cobardía; un hombre que lucha sin armas da á entender que tiene confianza absoluta en su valor;

un país que confía en sus fuerzas propias desdeña el

militarismo y una nación que teme, que no se


43 siente secura,

pone toda sn

en

España

los cuarteles.

es por esencia, porque así lo exige el espíritu de su

un pueblo guerrero, no un pueblo

territorio,

Abramos una

militar.

Historia de España por cualquier

lado y veremos constantemente lo mismo: blo que lucha sin organización.

En

el

un pue-

período roma-

no sabemos que Xumaneia prefirió perecer antes

que someterse, pero no sabemos quién hizo cabeza y casi estamos seguros de que

buseamos

cabeza;

que la

guerrillas,

y

ejércitos y

de un jeté regular,

se destaca no es

de un rey ó regalo, sino

la

En

de Viriato, un guerrillero.

de

no encontramos más

que más

la figura

allí

no hubo

allí

la

la

Reconquista ha-

biendo tantos reyes, algunos sabios y basta santos. la

figura nacional es el Cid,

un rey ambulante, un

guerrillero que trabaja por cuenta propia; y

el

pri-

mer acto que anuncia el futuro predominio de Castilla no parte de un rey, sino del Cid, cuando emprende á

conquista de Valencia é intercepta

la

Cataluña y Aragón.

Xo importa que

no fuera definitiva, basta así pues, al

exaltar

la

por encima de sus reyes,

descaminado. Cuando

apoyo en

la religión,

intención,

la

figura del el

los

no

se

Cid,

el

paso

la

conquista

el

arranque;

al

colocarla

pueblo de Castilla do va

que combaten buscan un contentan con invocar

el

auxilio divino, sino que transforman á Santiago en

guerrero; y no en general; en simple soldado del

arma de

caballería.

la religión, del

odio

Y

esto no es obra exclusiva de

al infiel,

puesto que en nuestro

siglo, contra los cristianos franceses, Aragón trans-

formó

á la

Virgen del Pilar en Capitana de

pas aragonesas.

las tro-


44

Cuando

fuerza

la

de los acontecimientos nos

obligó á mezclarnos en los asuntos de Europa, el

guerrero se convierte en mili lar; poro nuestras

creaciones militares no son organismos complicados,

compañía y el tercio. Para presentar ante Europa una figura militar de primer orden, tenemos son

la

que acudir á un capitán nada más, el

Gran Capitán,

al

creador de nuestro ejercito en las campañas de

Italia.

Y

sistió,

como ya

la

genialidad de Gonzalo de Córdoba condije

hablando de Séneca, en que no

inventó nada, en que no hizo nuestras ideas.

más que dar forma á

también había grandes

Entonces

y el Gran Capitán creó la táctica de los que son menores en número, la defensiva combinada ejércitos

con

las

maniobras rápidas y

las agresiones aisladas,

esto es, la táctica de guerrillas,

quebrantar

la

medio

infalible

para

cohesión del enemigo, para fraccio-

narlo y para derrotarlo, cuando ese enemigo confía el

una

éxito á

sola cabeza

y anula

las iniciativas

de

los núcleos secundarios, desligados.

Para

nuestras empresas de América no fué ne-

cesario cambiar nada y los conquistadores, en

cuanto hombres de armas, fueron legítimos guerrilleros; lo

mismo

los

más

bajos que los

exceptuar á Hernán Cortés.

He

más

altos, sin

aquí porqué Europa

no ha comprendido nunca á nuestros conquistadores, y

les

ha equiparado á bandoleros. Mil veces, desde

que vivo fuera de España, he oido

la

ción, lanzada por sabios é ignorantes

poetas,

que suelen tener más ancho

comprender

las cosas

eterna acusa-

y hasta por criterio

los

para

humanas. Heine, en su «Ro-

mancero» en su torpe leyenda de «Yitzliputzli» Ha,


43

Hernán

nía también á

didos.»

que no comprenden á nuestros conquista-

es decir

dores, porque

no han podido tenerlos.

Holanda imitó también en de su

«un capitán de ban-

Cortos:

Y en vez de indignarse, creo que lo procedente

la

política

do Portugal y buscó

colonización fuerzas que la exigüidad

no

territorio

pendencia en

la

el

le

daba para asegurar su inde-

Holanda contaba

continente; pero

ya con medios de acción mucho más

como además su

espíritu era

ya

otro,

perfectos, y su colonización

transformó en negocio comercial, en algo

se

práctico, sin duda, pero

útil,

que ya no era tan noble; y

esta colonización así entendida pasó del Continente á Inglaterra, que adquirió luego la supremacía colo-

en el mundo; y acaso sería más justo decir que no pasó á Inglaterra, sino á Escocia, puesto que los nial

escoceses, no los ingleses, fueron

En

nuestros días, Bélgica, ó mejor,

gas, ha

emprendido

ser peligrosa

si,

la

misma

sacando

los el

iniciadores.

rey de los bel-

política (la cual

al país

puede

de su neutralidad, no

le

diera los medios para sostener por cuenta propia

lo

que hoy está sostenido por

ciones;) pero esta política,

el

acuerdo de

las na-

que desde luego es noble

y generosa, está apoyada también en el comercio y la arción militar regular, no en el espíritu con-

en

quistador; que no son conquistadores quienes sirven

un breve período de tiempo en una colonia por obtener riquezas ü honores, sino quienes conquistan

por necesidad, espontáneamente, per impulso natural

hacia la independencia, sin otro propósito que

demostrar aparente.

la

Y

grandeza oculta dentro de tan conquistadores

como

la

pequenez

Cortés ó Pi-


46 zarro son Cervantes, preso en Argel y

eomprome-

tióndose en una rebelión por España y San [guació

de Loyola, otro oscuro soldado que con un puñado de hombres acomete ritual.

la

Cuando Europa,

regular de

la

la

mundo la

espi-

acción

milicia y del comercio ve á unos cuan-

tos aventureros lanzarse territorio,

conquista del

pues, habituada á

á la conquista do

un gran

no pudiendo ó no queriendo comprender

fuerza ideal que les anima, los

toma por salteado-

res de caminos, ó interpreta las crueldades

acaso cometan, no

como azares

del

que por

combate, sino como

revelación do instintos vulgares, sanguinarios; sin

en que sin esos héroes tan mal juzgados,

lijarse

de quienes puede decirse que fueron los roturadores

mundo

del

colonial,

no hubieran venido después

que sembraron y recogieron, con sacar

la utilidad

recabar para

Tales

los

loa

que no contentos

del trabajo ajeno, pretenden

toda la gloria.

errores de juicio responden á

cresía sistemática en

una hipo-

que hoy todos nos com-

placemos, á una ceguedad intencionada ó voluntaria,

de que todos padecemos. Unimos

el efecto a la

causa

cuando uno y otra están ya unidos de un modo natural y no hay medio de separarlos. Un ejército sólo

que lucha con armas de mucho alcance, con ametralladoras de tiro rápido y con cañones de grueso calibro,

es

un

aunque

deje

el

campo sembrado de cadáveres

ejército glorioso; y

si

los

cadáveres son de

raza negra, entonces se dice que no hay tales cadáveres.

Un

soldado que lucha cuerpo á cuerpo y que

mata á su enemigo do un bayonetazo, empieza

parecemos

brutal;

á

un hombre vestido de paisano,


que lucha y mata, nos parece un asesino. No nos rijamos en

el

hecho, nos fijamos en

apariencia.

la

Nuestra sociedad desprecia y maltrata mista y admira y ennoblece

Porque

presta-

al

banquero. ¿Porque'.

prestamista so pone en contacto con su

el

clientela

al

y

el

banquero trabaja en grande

escala,

valiéndose con frecuencia del telégrafo y del teléfono.

Xos

que

irrita,

prestamista

el

ciento exagerado, porque

hace

el

mal y

la

un

llevo

quejarse nos dice

al

el

usurero; nos maravilla (pie un bolsista

en una jugada hábil, porque

llón

tanto

por

víctima sabe quién

víctimas no

las

lo

aombre del gane un mile

conocen y al caer en la ruina, quizás al acudir al suicidio no pueden decir quién ha abusado de su torpeza ó de su ignorancia.

Yo

he vivido en países donde

el

crédito está ad-

mirablemente organizado, donde no hay apenas cainactivo, pues todo

pital

hacen

fructificar.

él

está

en manos

Hay combinaciones

(pie lo

variadísimas

para (pie los trabajadores puedan ahorrar obteniendo intereses, desde los

una peseta en adelante; para que

niños puedan ahorrar desde un sello de

mo,

á fin

á

cénti-

do (pie desde pequeños vayan adquiriendo

hábitos de economía.

Todo

no he vivido en ningún

muy

esto está

país,

bien. Pero

donde en caso de apuro

una familia pobre (que en todas partes las hay) sai pie más partido que en España de una camisa vieja ó de unos calzoncillos usados. Xos superan en el crédito negativo,

muy

que es

por bajo en

tro crédito

el

también

el

de recoger: pero se quedan

positivo, s»

1

que os

el

de dar. Nues-

organiza en guerrillas y los

prestamistas son los guerrilleros.

Su

acción es indi-


48 vidual y por esto, como dijo, es más irritante; pero su malicia está encauzada por la misma estrechez

de su círculo de operaciones; conforme este círculo se agranda, alimenta sin

duda

cuantiado

la

las

em-

presas hasta llegar á las obras colosales, de las qué

que son

se dice

las «maravillas del crédito;»

maldad crece en

la

misma proporción y

pero

la

las catás-

también son colosales y maravillosas. no diré así en absoluto esto es mejor que

trofes

Yo

aquello;

en absoluto sólo puede decirse

cosas son malas.

No me

gusta

la

(pie

ambas

propiedad indivi-

dual ni la colectiva; pero la comprendo aliada con el

amor; un hombre que posee una casa y

que en

ella nació

la

ama, por-

y piensa morir, es un propietario útil;

un hombre que construye casas y que logra venderlas con

las

posee sólo hasta

beneficio, es

un

propietario

perjudicial, pues si le dejan, será capaz de construirlas tan frágiles,

bres inquilinos.

hundan y aplasten á los poTodo el progreso moderno es inse-

que

so

guro, porque no se basa sobre ideas, sino sobre la

destrucción de la propiedad

fija,

en beneficio de

la

propiedad móvil; y esta propiedad, que ya no sirve sólo para atender á las necesidades del vivir

y que en

vez de estar regida por la justicia está regida por la estrategia,

ha de acabar sin dejar

como acamedos y de los

rastro,

los brutales imperios de los

baron persas.

Nuestro desprecio del trabajo manual se acentúa más de

día en día y sin

embargo en

él está la

salvación; él solo puede engendrar el sentimiento de la fraternidad, el

cual exige

el

contacto de unos

hom-

bres con otros. Así, la guerra civilizada, que parece


r

49

más

noble, porque coloca á gran distancia á los que

matan y á los que mueren, es una guerra profundamente egoísta y salvaje, porque impido que se muesque ludia desde

tre la piedad; el

que acierta

á matar; el

lejos

mata siempre

que lucha cuerpo

cuerpo

á

mías veces mata y otras veces se compadece dona. Los españoles

>->

«n

y crueles y acaso sean ejemplos de piedad y de

per-

j

tenidos por guerreros duros los

que han ofrecido más

magnanimidad, no porque sean más magnánimos y más piadosos, sino porque han peleado siempre muy cerca del enemigo. Para vaierme de una dem (Stración más vulgar y por tanto más enérgica, compararé al zapatero de portal con el fabricante de zapatos. Si pregunte cuál

de los dos es más meritorio en su

con mayor delicadeza

cala,

más

Yo

bajo precio.

oficio, se

me

dirá

porque éste trabaja en grande es-

«pie el fabricante;

\

estoy por

elegancia el

y acaso á

zapatero de portal.

porque éste trabaja sólo para unos cuantos parroquianos, y llega á conocerle-; estos pies

como

no va sido

botas

los pies y á

considera

cosa propia; cuando hace un par de

ganar un jornal, va

á

cuanto pueda para

(pie los pies

á

encajen en

afanarse las botas

perfectamente, ó cuando menos, con holgura; y esta

buena intención basta ya para levantarle á mis ojos

muy

por encima del

fabricante que mira

sólo á su

negocio y del obrero mecánico que atiende sido jornal.

Venimos, pues,

cuando hablábamos socialmente

obrero perjudicial, tario.

Esto no 7

del

útil, el (pie

lo

el

á la

á

su

misma conclusión que

propietario;

trabaja y

hay un obrero

ama

su obra, y

que trabaja por instinto

un

utili-

dice sólo la cabeza; meditando mi


So

poco sobre

el

caso del zapatero, paróceme que hasta

nuestros pies se pondrían de parte de

la

ya

casi ex-

tinguida descendencia de San Crispín, quien no tra-

nunca en ninguna

bajó

santo

si

fábrica, ni hubiera llegado

;i

hubiera sido fabricante.

Siempre

que en España surge un

demanda presenciamos

que

conflicto

ser resuelto por la fuerza de las armas, el

espectáculo de la insubordinación

de todas las clases sociales, deseosas de suplir

la ac-

ción del Estado, en la que no se tiene absoluta con-

tomar sobre

fianza, y de rra.

dirección de

sí la

la

gue-

Y los hombres sensatos condenan duramente esas

iniciativas,

claman contra

el

desequilibrado espíritu

nacional y piden poco menos que un silencio religioso y solemne, para que el ejército cumpla su mi-

con entero desembarazo.

sión

científico Jas

y no

es español.

Esto es lógico, es

Si fuera posible destruir

anomalías de nuestro carácter, habría en

el

acto

que suplirlas con un militarismo tan desenfrenado

como

que hoy consume á las naciones del contiCuando todo el mundo aumenta su poder militar de una manera formidable, sólo dos naciones se mantienen refractarias: Inglaterra, enemiga por tradición délos grandes ejércitos, tiene sólo un ejército, el

nente.

organizado según sus propias ideas y apropiado á las necesidades

de su

política;

España confía

vaguardia de su independencia

la sal-

al espíritu del terri-

y cuenta con fuerzas suficientes para sostener orden interior; no posee siquiera un ejército colo-

torio el

nial,

á pesar

de ser una nación colonizadora.

Y

acaso las dos naciones que puedan mirar con más

seguridad

el

porvenir sean

España

ó

Inglaterra,


porque

la

una

tiene su

apoyo más firme en

el

ca-

y en el aislamiento y la otra en su insular situación y en sus fuerzas navales.

rácter nacional

pues, destruir nuestro espíritu

fuese posible,

Si

y confiar nuestros intereses á un ejército numérese y disciplinado, nuestra independencia, hoy

territorial

constantemente amenazada.

indiscutible, otaría

He

aquí que hemos organizado un ejército de cien mil

hombres, más aún, de quinientos mil; supongamos

que todos eses hombres obedecen

una

á

Bola cabeza

y supongamos, que ya es suponer, que hay una ca-

Esa masa

beza para dirigir á todos esos hombres. militar recibe el

Norte, y

el

choque

como

del

da,

aplastada,

(pie

moderno de

como

hacer? ¿Dejar (pie

el

los

en virtud de

franceses en Sedán.

enemigo disperse

nuestro ejército derrotado,

el

que

los prin-

guerra, queda derrota-

la

sitie

!<>>

Madrid y

así le parece conveniente, firmar

por

pel-

es tres ó cuatro veces inferior en

número, vemos con dolor cipios del arte

enemigo, que viene

¿Qué

restes de lo

tome

si

luego un tratado

se nos sangre y se nos mutile, y quedar-

nos contentos porque se nos dice (pie nuestra derrota se ajusta á los preceptos

que hoy recomienda

vilización? Si la guerra hubiera de ser no

una lucha las

con

los

capitales,

bastaría

para (pie los

más. para

(pie

(pie

de dos cabezas que jugaran con

masas de hombres como

población los

científica

la ci-

más

se juega

conocer

menos

se

en

los

la

Bolsa

censos de

humillasen ante

una nación de quince millones de

habitantes se considerara virtualmentc vencida por otra de treinta ó cuarenta.

Ante

la

idea de esta es-

clavitud brutal, bien que bajo apariencias civilizadas.


toda alma noble é independiente se subleva y busca el

remedio en

arreglo

la

acción individual y se defiende con

á otra táctica

que equilibre

las fuerzas

des-

acude á esto deseo y así como da reglas para regir grandes masas, da también iguales; y

arte militar

el

reglas para destruir esas grandes masas.

cómo una idea que parece vaga é como la del espíritu del territorio, lleva

Véase, pues, inaprisionable,

en

solución de grandes problemas políticos.

la

Nosotros queremos tener ejércitos iguales á

los del

Continente y nuestro carácter pide, exige, un ejército peninsular. El soldado continental comprende la solidaridad

y

se siente

sabe que con millones,

si

él

más

animoso cuando

valiente y

van contra

es posible, de

el

enemigo uno ó dos

compañeros de armas. El

como que una gran masa

soldado peninsular se encoge y se aflige y

cuando

se ahoga

se ve anulado en

de tropas, porque adivina que no va á obrar

allí

humanamente, sino como un aparato mecánico. El número da al uno fuerzas y al otro se las quita. Eu cambio,

si

sobreviene un desastre á cualquiera de los

grandes ejércitos de Europa, casi instantánea,

porque

la

desmoralización es

la fuerza principal

ba dentro de los soldados, sino en

n»mpe y en

la

cito español

renace una y cien veces

confianza que desaparece; y un ejér-

porque su fuerza constitutiva era

como un

fénix,

espíritu del sol-

el

dado y ese espíritu no cuesta nada,

mente

no esta-

cohesión (pie se

la

lo

da gratuita-

la tierra.

ok donde quiera (pie echemos

á

andar por

caminos de España, nos saldrá

al

paso

esfinge con la eterna y capciosa pregunta:

la

los

eterna

— ¿es me-


S3 jor vivir

como

hasta aquí

hemos

vivirlo,

ayer carga-

dos de gloria, hoy hundidos y postrados,

de nuevo en al

modo bohemio,

con la

mañana

prosperidad y siempre organizados

la

ó conviene

romper definitivamente

malas tradiciones, convertirnos en nación á

las

muy

moderna,

esto ni aquello.

bien ordenada y equilibrada? Ni

No debemos

dejar que hasta

cruzarnos do brazos y

que es virtud se transforme en

lo

causa de menosprecio y de escarnio; hay que tener

ana organización y para que ésta no sea de puro para que cuaje y se afirme, ha de acomo-

artificio,

Aunque

darse á nuestra constitución natural. rejea extraño á primera vista,

pa-

una organización do

ese generóos tan hacedera, está tan

al

alcance de

la

mano, que no requiere ningún esfuerzo de imaginación,

ni

largas meditaciones, ni complicados razo-

namientos. Lo lógico sale

muchas veces

al

paso y

no

si

es porque estamos distraídos

lo

vemos

buscando

soluciones caprichosas.

Organizar un ejército que sirva guerra á

la

á la vez para

moderna y para una guerra

ñola, parece obra

V no

de romanos.

una

á la espa-

obstante, esa

obra estuvo ya realizada en nuestra época de apogeo militar; basta, para resucitarla, constituirlos peque-

Bos núcleos ó unidades de combate con vigor,

que

lo

mismo

tal solidez

y

sirvan para formar unidos un

ejercito regular que, separados,

ción, para formar centros de l'n ejército español no

en caso de disloca-

suprema

puede prescindir

resistencia, del espíritu

guerrero individual de los habitantes del territorio,

ha de contar con

mo, sobre

él;

él

y ha de apoyarse, en caso extre-

sus unidades de combate no deben de


S4 ser organismos

nes de dir de

la

frénicos

organizaciones

las

prescin-

imitadas de tós

víspera y atenerse á

lo

necesidades propias exigen, sin fijarse en

lo

que hagan tiene

Eay que

artificiales,

triunfadores del día ó de

que

solamente, sino reduccio-

sociedad plena y entera.

los

la

demás. La imitación de

que concretarse á

que sea progreso

extraño

lo

los detalles, á todo aquello

efectivo y encaje bien dentro de la

concepción nacional; pues

á veces,

loqueen

otro país

es cuestión de primer orden, en el nuestro es

que de segundo

ó tercero y lo

que es

menos

útil, inútil

hasta perjudicial, por falta de concordancia con

y lo

esencial de nuestra organización.

En un la

ejército continental lo

temático, con la precisión de lo

más importante

es

movilización de las grandes masas, con rigor ma-

secundario es

bate; en

un

la

un mecanismo

perfecto;

función de cada unidad de com-

ejército español, la movilización, con ser de

tan alta trascendencia, es lo secundario, pal es la función

y

lo princi-

desligada de las compañías; las

cuales por esto

mismo han de

compendio de

nación, de todas las clases sociales,

de

lo

actual

la

y de

lo tradicional,

ser

de

un lo

reflejo

que

la

y un

nación

fué y es y desea ser. El mejor ejército español no

será aquel que cuente con tidos á

una

muchos

sola cabeza, sino aquel

de compañías, que se

soldados, some-

que se componga

muevan como un

solo

hombre

y que tengan, como el dios Jano, dos caras, una mirando al campo donde se libran las batallas regulares,

y otra

á la

montaña donde

se encuentra

último y seguro refugio para defender

dencia nacional.

la

un

indepen-


53

Contados

son

los

donde

libros

alegoría de la nave

emplea

so

lio

como símbolo de

la

cosas

las

humanas. No hay medio de escapar de tan manoseado tópico, porque píritu

las ideas

que nos vienen

al

es-

cuando vemos una nave flotando sobre

las

aguas, son

que más claramente revelan nuestra

la>

concepción universal y harmónica de

Á vives veo en

el

Lejano horizonte

de un barco que surge entre

al

mar.

forma indecisa

la

mar y

el

Yo

vida.

la

vivo en una rasa rodeada de árboles, junto

el cielo,

portador de mensajeros espirituales; después

como

comien-

velamen y la arboladura; luego el casen y algO COnfllSO que se mueve: más eerea las zo á distinguir

maniobras de liaren el

en

el

muelle

el

los tripulantes:

por

veo entrar

fin

el

puerto y arrojar per las escotillas sobre

la

carga

multiforme

en su enorme buche.

sentan también las ideas;

un destello divine,

ipie

las

escondida

(pie lleva

V pienso que

así se

nos pre-

cuales comienzan por

conforme tema cuerpo en

realidad va perdiendo su

originaria

hundirse y encenagarse y envilecerse en

las

groseras encarnaciones. Por un instante qne se deleite en la contemplación de

limpia y sin

mancha entre

las

una idea

espumas

la

hasta

pureza

más

el

alma,

«pie

nace

del

pensa-

miento cuánta angustia después para hacer sensible esa idea en alguna de

las

menguadas

y raquíticas

formas de que nuestro escaso poder dispone, .cuánta tristeza al verla

chada por Si esto

la

convertida en algo material, man-

impureza inseparable

puede decirse de todas

di

las

1

lo

material!

ideas, aplícase


S6

con más rigor que á

las

demás, á

la

idea de justicia;

nada existe qne parezca venir de tan

más simple más impuro,

sente

v

pecto

En

más puro ni

espíritu jurídico do

que se pre-

y nada hay que

más grosero,

la

tome

as-

más inhumano.

ni

un país

servando en qué punto de

y nada

alto

existe que descienda tan bajo; nada hay

se descubre ob-

evolución de

la

idea do justicia so ba concentrado principalmente su atención. Porque los códigos poco valen, tienen sólo

un valer

han de ser interpretados por

objetivo;

hombre. No hasta decir

(pie

el

España se rigió per

remanas y luego por leyes romanas y germánicas y luego por una amalgama de éstas y de los leyes

principios jurídicos

do en

las

que

el

progreso fué introducien-

antiguas legislaciones; porque

miran

si se

ha existido y existe por encima do todo ese fárrago de leyes reales, una ley ideal supe-

las cosas de cerca,

rior, la ley

constante de interpretación jurídica, que

en España ha sido más bien de disolución

España no ha tenido nunca leyes

jurídica.

propias;

le

han

sido impuestas por dominaciones extrañas; han sido

hechos de fuerza. Así, cuando durante

la

Recon-

quista se relajaron los vínculos jurídicos, desapareció la

unidad legislativa y casi pudiera decirse que hasta

la ley;

puesto que los fueros, con que se las preten-

día sustituir sistemáticamente, llevaban en

gación de

la ley.

El fuero se funda en

diversificar la ley para adaptarla á

el

muchos

ne-

pequeños núcleos

sociales; pero si esta diversidad es excesiva,

fué en

sí la

deseo de

como

lo

casos, se puede llegar á tan exage-

rado atomismo legislativo, que cada familia quiera tener

una

ley para su uso particular.

En

la

Edad


57

Media nuestras Regiones querían reyes propios, no para estar mejor gobernadas, sino para destruir

poder

real; las

mieran de

la

ciudades querían tueros que

el

las exi-

autoridad de esos reyes ya achicados;

y todas las clases sociales querían fueros y privilegios á montones; entonces estuvo nuestra patria á

dos pasos de realizar su ideal jurídico: que todos españoles llevasen en

un sólo

el

artículo, redactado

claros y contundentes:

zado para hacer

Un

una carta

bolsillo

los

con

en estos términos breves,

— «Este dé

lo (pie le

toral

español está autori-

pina.

la

criterio jurídico práctico se atiene á la legis-

y acepta de buen

positiva

lación

desviaciones que

tomar cuerpo en instituciones jurídico idealista reacciona

á

la

leyes;

y

sufre

la

me, acompasada, metódica, de

las leyes; el

lleva al ideal jurídico del la justicia, la

no por

el

necesidad y preaplicación rigurosa de lo que

ideal jurídico de la sociedad, á

por

al

la

considera que es justo. El primer criterio lleva

rigores de

las

un criterio

continuamente contra

estado de derecho impuesto por

tende remontarse

erado

de justicia

idea pura

la,

la

hombre ley,

justicia estricta

a!

aplicación unifor-

segundo

cristiano, á regirse

y a aplacar después los

por

la

caridad, por

el

perdón generosamente concedido.

Como

en

la filosofía,

ilustres rapsodas

en

el

derecho hubo también

que convirtieron

el

derecho pagano

en cristiano á fuerza de zurcidos habilísimos, pero conservándole como fundamento invariable

romana,

la

tuerza, en

pugna con

la idea

la idea cristiana, el

amor. Duele decirlo, pero hay que decirlo, porque es verdad; después de diez y 8

nueve

siglos de apos-


58 idea cristiana pura no ha imperado

tolado, la

sólo día en

mundo. El evangelio

el

corazones y de triunfar

de

talmente

á

inteligencias,

las

instintos

los

un

triunfó de los

mas no ha podido aforrados

sociales,

bru-

principios jurídicos que nuestros senti-

mientos condenan, pero que juzgamos convenientes para mantener

más

el

buen orden

(daros, para gozar

social, ó

en términos

más sobre seguro de

nuestras

vidas y de nuestras haciendas.

Existí:,

pues, una contradicción irreductible entre

y el espíritu de los códigos y por eso hay naciones donde se profesa poco afecto á los la letra

códigos; y una de esas naciones es España. Las ano-

malías de nuestro carácter jurídico son tales cpie

permiten á veces suponer á quien nos observa superficialmente que somos las

una nación, donde todas

inmoralidades, abusos y rebeldías

injusticias,

tienen su natural asiento.

No hay

pueblo cuya

lite-

ratura ofrezca tan copiosa producción satírica enca-

minada ley;

á desacreditar á los administradores de la

en que se mire con más prevención á un Tri-

menos la acción de la Jus¿Qué digo ayudar? Más justo es decir que se

bunal, en que se ayude ticia.

entorpece y burla ticia.

Es algo

mano

si

muy

es posible la acción de la jus-

hondo que no

está en nuestra

arrancar; yo he estudiado leyes

y no he podi-

do ser abogado porque jamás llegué á ver

nismo

ocurre á

muchos en España; á todos

yo, estudian sin

los que,

abandonar por completo

manual, sin perder el

meca-

el

judicial por su lado noble y serio; y esto le

el

contacto con

el

el

como

trabajo

obrero ó con

campesino. Mientras un español permanezca

1¡-


5,

pido á

'.i

que son

las clases proletarias,

archivo y

depósito de los sentimientos inexplicables, pro-

el

fundos, de un país, no puede ser la

el

gravedad y aplomo que

la

hombre de

ley con

naturaleza del asunto

requiere.

Un

día se

me

hombre

acercó un

preguntarme:— ¿Usted que

decirme qué pena corresponde cusa de este modo, ó

me

citan

ir á

bre es

él

lo

á

testigo en si

tal

quiere

quien ha hecho

bien de aquel

tal

modo? Porque

causa y yo no quiero Ese hom-

hago bien ó mal.

testigo español,

el

sino

salte,

que

como

ciegas, sin saber

pueblo para

del

es abogado, no

el

cual

declara, no lo que

que previamente adiestrado comprende a la imposición de la pena que que desconfíe déla interpretación

de conducir

lia

cree justa.

No

es

imparcial é inteligente de los jueces, porque no

juzgue inteligentes

menos dignOS

(pie

los

(le

los

porque éstos sean

é imparciales, ó

países,

otrOS

donde

se

siguen prácticas diferentes; es (pie no quiere abdicar en manos de nadie. La rebeldía contra

justicia no

la

viene de la corrupción del sentido jurídico: trario,

arranca de su exaltación.

tiene dos formas opuestas,

Y

donde

la

con-

que acaso vengan á dar

en un término medio de justicia, superior rige allí

al

esta exaltación

al

(pie

ley escrita es oxtrictamente apli-

cada.

La primera forma es pura;

lo

casuístico

la

la justicia

aspiración á

desagrada y

las

excepciones en-

furecen; se desea un precepto óreve, claro, cristalino,

que no ofrezca dudas, das ciso,

ni a

«pie

no se preste

¡i

componen-

subterfugios; (pie sea riguroso, y

implacable.

si

es pre-

Cuando un hombre adquiere una


personalidad bien marrada y cae en las garras déla crítica social,

ha de ser impecable, incorruptible, per-

fecto y hasta

santo y aún así

hallará

donde hincar

el

diente,

el

quijotismo jurídico

donde

¡Cuántas

herir.

cosas que en España son piedra de escándalo y que pregonadas á gritos nos rebajan y nos desprestigian

he visto yo practicadas regularmente en otros países

de más anchas tragaderas!

La segunda forma en salvar

al

es la piedad excesiva,

caído tanto ó

puso para derribarlo; por

que pone

más empeño que

que

el

en España no pue-

lo cual

de haber moralizadores, es decir, hombres que tomen por oficio la persecución de rrección de abusos, la

El espíritu público

punto culminante: lidad; pero

el

la

inmoralidad,

la co-

«regeneración de la patria.»

los

sigue hasta que llegan al

descubrimiento de

una vez llegado

allí,

la

inmora-

sin gradaciones, sin

que haya como se cree desaliento ni inconstancia, da media vuelta y se pone de parte de los acusados; de suerte, que si los paladines de la moralidad no se paran

á

tiempo y pretenden continuar la obra hasta y digno coronamiento, se hallan frente

darle remate á

frente del

mismo

espíritu

que

principio

al

les

alentó.

Este

dualismo que bajo apariencias de desorden

jurídico,

lamentado por

gares, encubre la idea

las

inteligencias vul-

más noble y

sido concebida y practicada sobre la cia, es

una creación

la filosofía

alta

del sentimiento cristiano

justi-

y de

senequista en cuanto ambos son concor-

dantes. El estoicismo de Séneca no es, rígido

que haya

humana

como vimos,

y destemplado, sino natural y compasivo. Só-


51

ñeca promulga á que todos

con

debemos

puesto que

él

la

virtud moral,

como

algo

encaminarnos; pero es tolerante

exige pureza en

los infractores;

y buen propósito en

la

de

la ley

mismo

dio*

pensamiento

el

más

voluntad,

la

sin desconocer,

frecuentes tropezones, que

endeblez de nuestra constitución no nos permito

que hay que

vivir en la inmovibilidad de la virtud,

caer en inevitables desfallecimientos y que

más

lo

que un hombre puede hacer os mantenerse como

hombre en medio de sus hasta en

el

vicio

tal

conservando

flaquezas,

dignidad.

la

El entendimiento que más hondo ha penetrado en el

alma de nuestra nación, Cervantes, percibió tan

vivamente esta anomalía de nuestra condición, que en su libro inmortal sopan» en absoluto la justicia española de bunales;

la

la

justicia

primera

la

vulgar de

segunda en Sancho Tanza. Los ciales el

Códigos y Tri-

los

encarnó en

1

>

*

1

1

Quijote y

la

Tínicos tallos judi-

moderados, prudentes y equilibrados que en

Quijote so contienen son los que Sancho dictó du-

rante

el

gobierno de su

ínsula;

en cambio, los de

Don Quijote son aparentemente absurdos, por lo mismo que son de justicia trascendental; una veces

más

peca por carta de

y otras por carta de menos;

todas sus aventuras se enderezan ticia

ideal

en

el

apresuro

á

allí

la

Hay

efec-

ponerlos en libertad. Las razones

un compendio de

jus-

topa con la

á los

condenados

las (pie

rebelión del espíritu español contra

positiva.

la

hay criminales

que Don Quijote da para libertar á galeras, son

mantener

mundo y en cuanto

cuerda de galeotes y ve que tivos, se

á

que luchar porque

alimentan la

justicia

la justicia impere


cu

el

mundo; poro no hay derecho

estricto á casti-

gar á un culpable mientras otros se escapan por rendijas de la Ley; que

;i

hn

'

las

impunidad general

la

conforma con aspiraciones nobles y generosas, aunque contrarias á la vida regular de las sociedase

des; en tanto

que

de los unos y

el castigo

la

impu-

nidad de los otros son un escarnio de los principios de

y de

justicia,

los

sentimientos de humanidad

á

quedan en

el

la vez.

No

aire,

en

la

que estas ideas

se piense

en

el

ambiente

se

social, sin ejercer influjo

administración de justicia; por

sean los jueces y por

muy

claros

muy

los Có-

hay medio de que un juez se abstraiga por

digos, no

completo de

la

sociedad en que vive, ni es posible

impedir que por entre los preceptos de

la ley se in-

espíritu del pueblo á quien se aplica; y eso

filtre el

espíritu, table,

rectos (pie

que sean

con labor sorda, invisible y por tanto ineviel sentido que las leyes

concluye por destruir

tenían en su origen, procediendo con tanta cautela

que sin tocar á una coma de obliga á decir,

si

los textos legales, les

conviene, lo contrario de

lo

que

antes habían dicho.

El castigo de los criminales está regulado en Es-

paña aparentemente por un Código, en realidad por

un Código y

En

la

aplicación sistemática del

otro país se procuraría modificar

acomodarlo ración.

á principios

En España

de

se prefiere tener

Tenemos, pues, un

harmonía con nuestro

Código y y

mode-

un Código

rígido y anular después sus efectos por gracia.

el

más templanza

indulto.

muy

medio de

la

régimen anómalo, en

carácter.

Castigamos con so-


<*3

lemnidad y con rigor para satisfacer nuestro de justicia; y luego sin ruido ni voces indultamos condenados,

los

para

á

nuestro deseo de

satisfacer

perdón. fuera ocasión Srhechos nuestra

detenerse en

cíe

de

ellos

han sido engendrados por

la

que

marcha ordenada de nuestras

ins-

tituciones regulares.

do

la

Historia

encerrada en

terminar

(pío

d

I

momento

pocos

crítico

culminante

Espafia os aquel en (pío

<\r

el

espíritu jurí-

el

muy

son

los

dico independiente; y so derivan de

análisis de los

el

veríamos que muflios

historia,

<lo

a ntro

<le

Reconquista y de reconstituir

la

nacional, empieza,

pudiera

á

unidad

Portugal.

unidad no podía llegarse do una

la

puesto (pío

la

balancearse,

decirse, á

inclinándose, ya hacia Aragón, ya hacia

Porque

('astilla.

Península, deseosa de

la

los intereses }

aspiraciones

<U-

vez,

losreinos

oriental y occidental eran ó parecían sor antagónicos, y

además

ya

(pío ni

la

importante, a

unión había de hacerse mediante enlaces,

las prácticas corrientes ni

vos

'astilla,

<

pudo

ser mediterránea

ambas soluciones debían de

períodos

históricos;

y

su unión con

la

su unión con

la parte

una vez terminada clusivismo en

la

las

parte oriental de

la

la

podría

consecuencias de

la

península, que

occidental hubiera sido

fecunda. Sin embargo, siendo

decir idéntica, á

iniciar nue-

difícilmente se

imaginar ahora que conocemos

acaso

que os más

espíritu nacional, aconsejaban acudir

el

medies violentos.

ó atlántica y

lo

la

más

política castellana,

Reconquista, análoga, por no

portuguesa, esta unidad, este ex-

acción, hubiera dado vida á gran-

menos

brillantes,

poro

más

firmes

3


"4

duraderas quo las que trajo

Lo

que á

cierto es

ligado

la

política continental.

la

solución que se adoptase estaba

curso de los sucesos históricos en nuestra

el

y en el mundo, y que por raro azar el problequedó planteado en términos exclusivamente

patria

ma

jurídicos.

De un tr aneja

Portugal apoyaba á -Juana

lado

otro

del

y

correspondía

Aragón

tuoso de la ley escrita

Un

no hubiera

hubiera puesto de parto de Juana, cido en posesión de estado

civil.

pueblo respevacilado, y se

cual había na-

la

En vez de meterse

en averiguaciones indiscretas sobre la

B©1-

á Isabel; y la decisión

pueblo castellano.

al

la

los

devaneos de

reina y de su favorito, lo correcto era atenerse á

los principios jurídicos, legales, universales ria

de legitimidad, sin los que

¿Qué

existiría.

sería de

la

el

en mate-

régimen familiar no

sociedad

si

la

opinión

pública pudiera modificar las actas del registro civil

y aplicar con estricta justicia el axioma jurídico: «á cada uno lo suyo?» El artículo 109 de nuestro Código Civil vigente, dice:

gítimo aunque

la

— «El

hijo se

presumirá

Je-

madre hubiera declarado contra

su legitimidad ó hubiera sido condenada corno adúltera.»

Y

este precepto

encuentra ya en

no es invención moderna;

las Partidas.

Pero

el

se

pueblo caste-

llano no quiso regirse por preceptos legales, sino polla realidad

puesto en

de los hechos, mejoró peor conocidos;

el

carse todo lo pes.

se

Y

en

el

lo

más

posible á la alcoba de sus prínci-

caso de

la infeliz

Juana de

Castilla,

no

con murmurar y zaherir, que era

á lo

procedente; se acogió á la ley natural y

am-

satisfizo

sumo

terreno de la legitimidad, necesitó acer-


65

parado en

por encima

ella saltó

Y

de Isabel.

fie

todos los cuerpos

y mantuvo

legales vigentes á la sazón

los

derechos

así se constituyó* la nacionalidad

es-

pañola.

La

síntesis espiritual de

ra decirse

la religión el

unifica

país es bu arte. Pudie-

un

espirita territorial es

cerebro,

como una

tístico

el

el

espíritu guerrero

jurídico la musculatura y

el espíritu

lo

que

y

lo

el

la el

médula, corazón,

espíritu ar-

red nerviosa que todo lo enlaza y

mueve. Suele pensarse que la religión

y que el arte es superior á la considerando sólo la elevación del objeto

es superior al arte ciencia,

cual tienden; pero vistos desde

hacia

el

vista

en que yo

me

yentes del alma de un país, del carácter de cada pais.

el

cosa:

mediante fórmulas,

la realidad

el

punto de

fuerzas constitu-

superioridad depende

la

En

una misma

religión son

como

coloco,

fondo, ciencia, arto y la

el

ciencia interpreta

mediante imá-

arte

mediante símbolos, y rara es la obra humana en que se encuentra una interpretagenes, y

ción

la

pura.

religión

La

ciencia so vale de hipótesis, que no

son otra cosa que imágenes los

utilizadas para cubrir

huecos que no se pueden llenar con fórmulas;

el arte

propende

se transforma en

al

simbolismo y en algunos casos

religión (y en los períodos de de-

cadencia en ciencia arbitraria, fantástica, caprichosa

y hasta documental); y

la

cesidad del arte y de

ciencia para

la

religión se sirve por ne-

simbolismos. La diferencia

según

la 9

real

humanizar sus

está

en

el

sujeto;

aptitud espiritual predominante en cada


66 individuo, el

mundo

ellos, bajo

y tudos

se

muestra en una ú otra forma;

distintos aspectos

mismo

energía, producen el

Para un matemático,

el

:

la

dig-

binomio de Newton es una

obra de arte y es un dogma.

Un

binomio,

á

por acaso

llega

jantes, encierran en

artista verá en el

comprenderlo, una

igualdad de términos que siendo

más

útil

hombre.

nificación del

si

y con diversa

resultado

al

parecer deseme-

cantidades equivalentes, ni

menos que en la igualdad: tres más tres más uno; un matemático verá en ól

ni

igual á cinco

una evolución

ideal completa,

mulas graduales é

que conduce por arcano á

inteligibles del

fór-

lo evi-

dente y un símbolo de valor general para remontarse al

conocimiento de nuevas y desconocidas leyes de

la realidad abstracta.

analiza

En

cambio,

si

un matemático

un drama de amor, como el délos «Amantes

de Teruel», acaso

lo

reduzca

es igual á cero» ó á

á la

fórmula: «lo infinito

una ecuación amorosa en que

incógnita sea el sentimiento del deber; mientras

la

que para un terior de

los

artista, el

drama

estará en la lucha in-

sentimientos y en

las

formas visibles,

en que estos se exteriorizan, y para el creyente el drama será como un símbolo religioso, y plásticas,

los

amantes no serán fuerzas ciegas movidas por

instinto,

según

el

idea de Schopenhaner, sino dos

la

almas dueñas de sus destinos, ennobleciéndose

pol-

dignidad con que transforman

la

abnegación y por

la

pasión humana, contraria al deber, en amor espi-

ritual

la

y místico, mediante

la transfiguración, el

regiones donde

el

la

muerte por

tránsito desde la

el

dolor

vida á

las

deber no existe, donde hay solo


67

un deber,

el

más que deber

de amar, que

es goce y

deleite de las almas.

Hat, pues, á

servir al ideal y

debe de pedir sólo que

le

lo

según su natural comprensión; y á cada pueblo entienda según su propio genio. Aunque sea

sirva,

que

muchos modos de

cada hombre se

lo

vulgar

modo de

el

lo exacto:

en

expresión, hay que acudir á

el ideal existe

él

por

también y debe de existir

una prudente «división del trabajo.»

Los hebreos

fueron un pueblo religioso; los griegos, artistas; los

romanos, legisladores. Todas

como

asi

las civilizadas

por

naciones europeas

las

la

influencia de Europa,

están constituidas sobre esos tres sillares: cristiana, el arte griego

y

romana.

la ley

la

religión

Y

aunque

parezca que por esta conexión en los orígenes ya no

puedan existir pueblos donde se destaque con vigor una forma del realidad

ideal,

dejando anuladas

las otras,

existen esos pueblos, bien que en

la

tualidad no los distingamos bien, por hallarnos á corta distancia.

pre

ellas;

dominante y está alojado

mienza

concurso de todas

es posible existir sin el

mas conforme transcurre

tando que todas

en

muy

ofrece siem-

una apariencia de integridad de funciones, por-

que no

el

La vida de una nación

en ac-

las

funciones se rigen por una fuerza

céntrica, el

tiempo se va no-

el

ideal

donde pudiera decirse que

de cada raza; y entonces co-

á distinguirse el carácter

de las naciones y

papel que han representado con la

historia ó

Nuestras ideas,

mismas

(pie las

más

perfección

comedia universal. si

se atiende á su origen, son las

de los demás pueblos de Europa; los

cuales, con mejor ó peor derecho,

han sido partícipes


del caudal hereditario logado pac la antigüedad; pero la

combinación que nosotros hemos hecho de esas

ideas es nuestra propia y exclusiva y es diferente de la

que han hecho

los

demás, por ser diferente nues-

clima y nuestra raza.

tro

Á

está nuestro

la vista

desvío de las ciencias de aplicación; no hay medio

de hacerlas arraigar en España, ni aun convirtiendo á los

hombres de ciencia en funcionarios retribuíel listado. Y no es que no haya hombres

dos por

de ciencia; los ha habido y los hay; pero cuando no

son de inteligencia mediocre, se sienten arrastrados hacia las alturas donde la ciencia se desnaturaliza,

combinándose ya con

la religión,

telar quiere sor historiador

ya con

Cas-

el arte.

y sus estudios se

le

trans-

forman en cautos épico-oratorios; Echegaray, matemático y dramaturgo, maneja los números con

la

maestría y profundo esplritualismo de los pitagóricos; y Letamendi escribe en nuestro tiempo sobre

Medicina como un

Nuestro

religión

A

su vez

tido tras

el

filósofo hipocrático.

espíritu es religioso

muchas veces

fondo del arte es

se

y es

artístico

confunde con

la religión

y

la

el arte.

en su sen-

más elevado, el misticismo juntamente con nuesdemás propiedades características: el valor, la

pasión, la caballerosidad. Pero al decir esto, que es lo

que

la

generalidad de las gentes dice ó piensa,

no se dice nada ó casi nada; porque más importante

que

la

tendencia ideal de un arte es

la

concepción

y ejecución de la obra, ó sea, la «obra en sí» Los pueblos tienen personalidad, estilo ó manera como .

los artistas;

dos pintores

muy

devotos de la Virgen

pintan dos Vírgenes que no tienen entre

punto


de relación; y dos pueblos religiosos, nobles, apasionados, pueden dar vida á dos artes antagónicos; y la

razón de esta diferencia está en

de que, mientras

hecho interesante

el

fondo del arte procede de

el

titución ideal de la raza,

la

la

cons-

técnica arranca del es-

píritu territorial.

Hace algún tiempo genio ignorante y

yo que (roya era un

escribí

lo escribí

con temor; porque com-

prendía que ese juicio que para mi era y es exacto, parecería disparatado ó paradójico según

modo

el

vulgar de examinar y comprender las cuestiones de arte;

asimismo oreo que Velázquez, que no es

mente un genio,

(pie es el

rico conocido hasta

(¡ova.

el

más grande genio

pictó-

ignorante

como

día, era tan

No odio yo de menos ninguna de

noseadas «reglas»;

que engendra

los

ni hallo esa

históricos, las

la

interpretación do los

artista

hechos

monstruosidades anatómicas y demás

lo

flexión técnica. el

ma-

falsedad de los

torpezas y deficiencias que destruyen

de un cuadro;

las

ignorancia corriente

anacronismos,

caracteres, la torcida

sola-

('»

que yo veo es

la

dicho en términos

no conoce cuándo está

la

el

efecto total

carencia de re-

más

llanos,

que

obra en su verda-

dero punió de ejecución, porque se deja sólo guiar

por

el

impulso de su genio.

Y

como el genio es una mano que por él en cualquier momento

facultad falacísima, raras veces la se guía remata bien

de

la ejecución la

una obra;

obra «es

mano se detiene momento de suprema

y

la

produce en

los

:

pero sólo en uno «está

á capricho, al azar,

no en

;

el

perfección. Esta inseguridad

momentos

felices

de

los

grandes

<¿n-

nios creaciones originales, de esas (pie forman época


en

el

mundo: pero aceptadaeomo procedimiento

sis-

temático es causa de que los entendimientos media-

nos y

veres los grandes también, fracasen vergonzo-

¡i

samente y de que esas mismas creaciones originales no traigan consigo como debieran un ennoblecimiento

de las artes del país en que aparecen, antes con-

tribuyan á formar

el

mal gusto y á precipitar

la

de-

cadencia y envilecimiento del ideal.

No

se piense

que

el

rasgo señalado es privativo

de Yelázquez ó de Goya; es constante y es

universal en nuestro arte, porque brota espontáneo

de nuestro amor

á la

independencia. Por eso en Es-

paña no hay términos medios. Los

como

los

grandes van á ver

empiezan

á

trabajar

lo

artistas

que

sale,

pequeños y cuando

no suelen tener más que una

idea vaga de la obra que van á crear y

una

confian-

za absoluta en sus fuerzas propias, en su genialidad,

cuando no «confían en Dios y en la Keina do Cielos» como dicen los romances que cantan ciegos en las plazuelas. Siempre que

buena

los los

un español de

estirpe coge la pluma, ó el pincel, ú otro ins-

trumento de trabajo

artístico, se

puede pensar,

sin

temor de equivocarse, que aquel hombre está igual-

mente dispuesto para crear una obra maestra

ó para

dar vida á algún estupendo mamarracho.

No al

existe en el arte español nada que sobrepuje

Quijote;

y

el

Quijote,

uo

manera española, sino que «la obra»

sólo ha sido creado á

la

es nuestra obra típica,

por antonomasia; porque Cervantes no se

contentó con ser un •independiente» fué un conquis;

más grande de todos los conquistadores, porque mientras los demás conquistadores conquistador: fué el


(aban países para España,

61

conquistó á España

misma, encerrado en una prisión. Cuando Cervantes comienza á idear su obra, tiene dentro de sí un genio portentoso; pero fuera de él, no hay más que

mueven como

figuras que se

después coge esas figuras y hacia delante,

como un

divinas intuiciones:

les arrea,

pudiera decirse,

anea sus

arriero

borricos,

animándoles con frases desaliñadas de amor, mezcladas con palos equitativos y oportunos.

más

X" busquéis

Está escrito en prosa y es como esas raras poesías de los místicos en las artificio

en

el Quijote.

que igual da comenzar

á

leer por el fin

principio, porque cada verso es y desligada,

\f~^ ómo

C V_y

como una

se expliea

el

una Bensación pura

idea platónica.

que Lope de Vega, con su ge-

nio dramático original, fecundísimo, no nos

haya dejado una ulna

No

que por

es que

acabada

las facultades

como

Bamlet

?

creadoras de Lope fueran

inferiores á las de Shakespeare; sino

que Shakespeare

disparaba después de apuntar bien y daba casi siempre en el blanco; mientras que Lope

nunca porque

tiraba

sin

apuntar,

diferencia es tan clara, que en se ha visto relegado á

que se servía de

al

no daba casi aire.

V

esta

España misma Lope

segundo término por Calderón.

tipos teatrales, sin la lozanía y la

espontaneidad de los del teatro de Lope; pero que sabía concentrar

más su

atención é infundir á sus

personajes y escenas cierta intensidad, cierta emoción interiores, sin las cuales no hay obra duradera.

Y

no se crea que Calderón profesaba principios

téticos

más

firmes que los de Lope; cuando

la

es-

inde-

pendencia del artista es tan exagerada como en


7a nuestro país, poco importan los principios, puesto

que cada cual hace

que mejor

lo

le

parece; las equi-

vocaciones y aciertos dependen en gran parte del

una intuición

azar, de

ó peor fortuna.

Un

feliz,

interpretada con mejor

estudiante, para distraerse du-

rante las vacaciones, comienza á escribir «La Celestina» y conquista <

1

primer puesto en

el

la literatura

rara ática espa ñola.

español se hunde desdo SiLopeteatro abismos insondables en el

las alturas

la ilustre

de

donde vivía

los

patulea que sirvió á Moratín para compo-

ner su «Comedia nueva,»

de los discípulos de

la

culpa no es ciertamente

Don Hermógenes;

es de Lope;

y más que de Lope, de nuestro carácter. Los más bajos pretenden ser artistas se detienen

como

los

más

altos;

cipitan en los antros del salvajismo artístico.

una vez una Concepción de villana,

no

en un arte mediano y decoroso; se pre-

que

me

la

Yo

vi

escuela industrial se-

hizo pensar: el autor de este atenta-

do es un pintor de brocha gorda; pero hay que ser justos y reconocer que maneja las brochas

misma

soltura con

pinceles.

Yo

con

la

que Murillo debía de manejar

los

no acepto

el criterio

estrecho, mezqui-

no y más francés que español de Moratín, quien arte, pero no llegó nunca á

conocía bien nuestro

comprenderlo.

De no

haber remedio

humano

para

nuestras flaquezas artísticas, preferible es que seamos

alternativamente geniales y tontos, que no que fué-

ramos constantemente correctos y mediocres. Pero no obsta para señalar que nuestro carácter, en

esto

cuanto á la

la técnica artística, es

un exaltado amor á

independencia, que nos lleva á no hacer caso de


.

73 nadie, á lo

sumo

á proceder

por espíritu de oposición

y luego á do hacer caso de nosotros misinos, á tralos

mayores

teatro francés de Corneille

imperaba

bajar sin reflexión y á exponernos

á

fracasos.

Cuando

el

con más fuerza en Alemania, hubo un crítico dramático do extraordinaria perspicacia y comprensión, Lessing,

mismos

que

le

movió guerra en nombre de

los

que del demostrando la aquel era una falsa interpretación, principios

teatro

clásico,

de

los

superioridad del teatro romántico de los españoles y de los ingleses. Y sin embargo, el teatro de Corneiera

lle

también como un

era tina mezcla

reflejo

del teatro español;

monstruosa de la sobriedad

\

seve-

ridad del teatro griego y de las peripecias y artificios

dramáticos imaginados por la

fértil

fantasía de Lope.

Cito este ejemplo para hacer ver cuan peligroso es

nuestro arte para los que intentan imitarlo. El mis-

mo

autor de

la

Dramaturgia

,

enamorado de

la

porsía. viveza y naturalidad de nuestro teatro, hacía

grandes reservas en cuanto

á los

recursos teatrales

inventados sin reflexión ni medida por nuestros au-

Por esto nuestra influencia en

tores.

el

desarrollo

alemán fué secundaria y Schiller pudo decir más tarde con visos de verdad «que los alema-

del

teatro

nes habían tenido por únicos guías á los griegos á

y

Shakespeare^

Lo

más

interesante en estas anomalías que de

nuestro carácter provienen, es que no hay me-

dio de evitarlas, imitando los

mando

escuelas artísticas;

imitar, pero

buenos modelos y

for-

nosotros no queremos

aunque quisiéramos, uo podríamos ha-


74

con fruto, porquo nuestros módulos, por su

cerlo

excesiva fuerza personal, son inimitables; y así ge aclara

hecho anómalo de que siendo tan indepen-

el

dientes, sea nuestro arte,

continuada

invasión

de

como nuestra -historia, una influencias extrafias. En

cuanto nos quedamos solos destruimos nuestro arto y para renovarlo tenemos que salir fuera de España

para equilibrar nuevamente nuestro gusto; y apenas éste está un poco depurado,

Estudíese

volvemos

la historia del arte

á las

glo, la historia del arte (pie vive al aire libre,

algún arte como

la

música

andadas.

español en nuestro

«pie

si-

pues hay

en su estilo genuina-

mente español y elevado apenas ha salido de los templos, y se comprobará la idea que acabo de exponer.

Hemos

tenido dos grupos de pintores que,

Francia,

el

otro en Itaiia. han buscado

novar nuestro

arte;

el

el

uno en

medio de

y apenas levantado un poco

vel estético de la nación,

han aparecido también

el

re-

ni-

los es-

pañoles, los independientes y con ellos los primeros

asomos de insubordinación y desorden. Tendremos

como siempre obras magistrales creadas por

los

maestros y una rápida degradación provocada por audacia y desenfado de

En cuanto todos está

los

á la poesía, á la novela, á la vista

cómo hemos

la

aprendices.

do

tenido ó tenemos represen-

tantes de todas las tendencias artísticas de

Europa

sin llegar á constituir grupos, por nuestra tendencia ó propensión á desvirtuar las formas convencionales

aunque estén en gran predicamento, para convertirlas

en

estilo propio y

personal; y á la vista está

también que ningún poeta, ó novelista, ó simplemente escritor, acepta lecciones

de quienes son reconocidos


y acatados

eomo maestros, que

todos desean ser ca-

poco importa, y que en vez de formar un ejército literario, do somos más

bezas, de ratón

de leóu

ó

una partida de guerrilleros de las letras. s imposible en absoluto modificar otes T~^ J

t|iio

CJLy tintos

Yo

y nos aniquilan?

oreo que uo.

A.

pesar de nuestro

hem o podido

espíritu de independencia,

dos naciones on nuestra península: no sula. pero

no

tar,

se ha

creído que

la

la

un

la

individuos de

error inexplicable,

las literaturas re-

que

lo

mayor

en

ni

que dome

suelen propender á

la

la

más móvil

culto, pero

punto de apoyo,

los

soledad

Ó incohe-

(pie sirva

de

arranques natura-

exageracióu y

al <les-

España, como nación, no ha podido crear

todavía un ambiente

común

y regulador,

tro espíritu se sale del

derrama por todo

exteriores y vanas,

cauce que el

mando

quedando

porque sus

han gastado en em-

mayores y mejores presas heroicas. Apenas constituida energías se

y se

la

templado ambiente

vacío y en

el

no se encuentra nada

les (pie

calibre

sirve es para sacar á

rente, en el cual

equilibrio.

se ha

centralización traería

la

influencia bienhechora de un

más

espíritu

centros donde podrían recibir

los

intelectual y lanzarlos

de un medio

al

en vez de adelan-

disciplina; y por otro error de

cohesión, cuando para

sido una

contrario, esfuerzos en pro

al

aún, se ha pensado que

les

las artes,

anarquía proviene de

gionales, siendo estas

de

dado cueste punto

En cambio, en

retrocedemos. Por

constituir

lia

tampoco más do dos; luego

sido

lian

alguna cohesión territorial.

ins-

de insubordinación que nos destrozan

la

lo

la

nación, nues-

estaba marcado

en busca de glorias nación convertida


76

en un cuartel de reserva, en un hospital de inváli-

un semillero de mendigos. ¿Qué extraño, puliré los hombres do

dos, en

pues, que en ambiento tan

valer que por acaso quedaban, sintiesen

el

deseo de

dar rienda suelta á sus facultados sin comprender

á

dónde iban ni dónde debían detenerse? La reflexión

no es como se cree

más bien una

os

un hecho puramente

labor de unificación de

nes que nos inspira

aun á

espíritus

los

de someterlos á espíritus

Al

que

les

la

la

interno,

las reflexio-

realidad en que vivimos; y

más independientes hay medio obra coman,

cerquen y

les

si

se los rodea de

aprisionen.

estudiar la historia do las artes españolas

hay que fundar

Tenemos una «Historia de nuestras ideas estéticas»; pero no tenemos (iba á decir ni podremos tener) una historia la

unión en

las ideas.

de nuestros procedimientos técnicos, do estilos,

nuestros

de nuestras escuelas; porque en España no

es fácil relacionarlos todos en

una unidad

superior,

en un concepto general, en una verdadera Escuela; y

así los

puntos más altos de nuestro arte no están

representados por grupos unidos por

la

comunidad

de doctrinas, sino por genios sueltos que, como Cer-

vantes ó Yelázquez, forman escuela ellos solos.

Francia hay cuatro ó tas,

los

la

cabeza escriben con

el

grandes escritores. El espíritu patrió-

tico les fuerza á sol

seis mil gacetilleros o cronis-

que sin una idea en

aplomo de

En

formar núcleos y alrededor de cada

giran innumerables planetas, satélites, asteroides

y hasta bólidos. Cierto que esa gente menuda no hace cosas de gran provecho; pero tampoco hace daño. Mientras que en España sólo sirve para arrasar

el


Como

sentido estético de la nación.

Navarro y Ledesma, uno de

todavía piensan en castellano,

como un

gatián. y

hay prenda más individualista llevar

que

la

como una capa; no ni más difícil do

cuando

capa; sobre todo

mi amigo

lengua francesa es

la

española

la

dice

pocos españoles que

los

es de

paño

re-

cio y larga hasta los pies. Esto 88 verdad; la lengua

una capa y

castellana es

mayoría de

la

los escrito-

res españoles la llevamos arrastrando.

Es

incalculable

colonización; y

la

dió todo

dieron

lo

las guerras y pelpérdida fué doble, pues se per-

la

sobre

lo

las idea-

tancia á

quedaban,

la

muerte y

esta

ni

las

la

vida, pues

el

pero

creador

en cuanto necesaria para Así pirs, no doy impor-

menos

á la ferina

que me entristece es que

cuerpo muerto

V

las ideas;

individuo (pie es

el

y la especie

muerte,

la

le

influencia que pu-

que realmente vive sen

servir de asile á las ideas.

asalta;

la

(pie

un sentimentalismo huero; yo no

también ha de vivir de

les

gran diferencia entre

creo (pie

ingenios, arrebata-

españolas por

que no crearon y

ejercer

idea no es hija de halle

número de

el

á las arfes

dos

creaciones

en (pie nos

se (pieden en el

presentes ó futuras

Hay muchas maneras de amar la patria es justo lo (pie cada une la ame del modo (pie le y sea más natural y (pie más contribuya á dignificarla.

del espíritu.

Nosotros liemos perdido hasta perspectiva, que no

tal

punto

el

sentido

damos importancia más

de

la

al

derramamiento de sangre. Les que no luchan con

las

sen

armas la

ó per le

menos con arrebatados discursos

«obra muerta

con desprecio.

Ya

(pie

de

la

sociedad, sen mirados

decía Goethe á este propósito con-


.

testando á los que

Yo

mo:

¡tensaban do falta de patriotis-

le

procurado llegar

lie

podido en aquellas cosas por mi naturaleza;

perdonado medio si

alguno

lia

la

mata-

los cafres, los hotentotes, los

derraman también su sangro por

luchar por

(pie

el

engrandecimiento la

ro sacrificio

de

ideal

cual se ha naeidu,

y este engrandecimiento exige algo

más

(pie el

me-

la vida.

Siglo de Oro de las arles españolas, con ser

tan admirable, es sólo un

de

obra;

como yo, que alce el dedos más elevación y justicia: pero más vale la obra del espí-

gran familia enmedio de

EN

mi

suelo patrio; en los pueblos cultos eso no

el

hay

basta:

lie

trabajado con pasión, no he

ni esfuereo para realizar

sangre,

heles y los zulús

de

alto

hablar con

Los novas,

defender

donde más

liecho tanto

No se puede mucho vale la ritu.

lie

á

que me sentía inclinado

á

lo (pie

hubiera podido ser

si

asomo

ó

un anuncio

terminada

la

Recon-

quista hubiéramos concentrado nuestras fuerzas y las

hubiéramos aplicado

á

dar cuerpo

á

nuestros

propios ideales. La energía acumulada en nuestra

lucha contra los árabes no era sólo energía guerrera,

como muchos

creen, era, según

energía espiritual. Si

hubiera puesto en

mismo que

la,

la

haré ver después.

fatalidad histórica

no nos

pendiente en que nos puso,

lo

fuerza nacional se transformó en ac-

ción, hubiera podido tro territorio,

la

mantenerse encerrada en nues-

en una vida más íntima, más intensa

v hacer de nuestra nación

una Grecia

cristiana.


— ^^ ¥

XC TT

Iv ^4

política exterior

de Hispana en

Rosa de

una

nada y ba

Edad mo-

derna podría ser gráficamente representada por los

vientos

era africana 6 meridional,

ser

la

?

el

la

terminación de

último golpe contra

aún pujante

el

.

política

f¿a

poique la

moros; entonces esta-

los

merse una nueva acometida, pues lleva en sí

do (¡ra-

Reconquista no poda

musulmán

poder

de Castilla

Toma

la

y debía do te-

mahometismo

el

un germen de violencia, que hoy parece

mañana reaparece encarnado en un puemás joven que de nuevo lo <lá calor y vida: y

extinguirlo y blo

aparte do esto, era lógico «pie

dase á

la

la

respuesta so acomo-

agresión, que no terminase en nuestro sucio

invadido,

sino que prosiguiera en

el

territorio

de

nuestros invasores. La política de Aragón era mediterránea ú oriental, y Castilla se unieron bajo

tituyendo

más

«pie

coitos

mutuos,

quista

de (¡ranada.

así

como la

al

unirse Aragón y

divisa de igualdad, cons-

una unión una sociedad do so-

como Aragón ayudó Castilla

tenia

á

la

con-

que ayudar

.1


8o

Aragón en sus empresas de donde á los

se formaba

campos de

de aceptar

Y

Italia.

por un azar

mismo campamento de Santa

histórico, en el

el

Italia,

los planes

Fe,

núcleo militar que después pasó nacía también

el

pensamiento

de Colón y con esto

comien-

el

zo de nuestra política occidental ó americana. Tenía-

mos, pues, tres puntos cardinales Sur, Este y Oeste y sólo nos faltaba el Norte, que vino con gran oportunidad

V

al

incorporarse á España los Países Bajos.

luego, de

líticas

combinación de tan encontradas po-

la

surgieron las políticas intermedias y no ludio

nación en Europa con

diplomacia ó por

El

la

ya con uno, ya con

cual,

no tuviéramos que entendernos por

otro pretexto,

criterio

la

excesivamente positivista en que

hoy

inspiran

los

y en

titud

la

se

estudios históricos, obliga á

los historiadores á colocar todos los

mismo plano

la

guerra.

hechos sobre uu

y á cifrar todo su orgullo en la exac-

imparcialidad.

En

vez de cuadros his-

tóricos se nos da solamente reducciones de archivo,

hábilmente hechas y se consigue por

el

imparcialidad

la

facilísimo sistema de no decir

esos hechos significan. Sin embargo, la historia es el

del país

ligamen de

los

nunca lo

hechos con

donde han tenido lugar; sólo

el

¿A qué puede conducir una

serie

con

el

mismo

cordantes con

relieve el

si

precio

lógica,

y

de hechos

exactos y apoyados en pruebas fehacientes á todos estos hechos igual valor,

que

espíritu

á este

se puede escribir una historia verdadera, útil.

lo

esencial en

si

se

da

se los presenta

y no se marca cuáles son con-

carácter de la nación, cuáles son

opuestos, cuáles son favorables

y cuáles contrarios


Si

¡'i

devolución natural de cada

considerado

territorio,

con sus habitantes, como una

personalidad

his-

tórica?

Los que escriben Historias de España cipalmente su atención en la

más

tienen

cerca y

como asunto

término,

componer.

tentan

Y

Edad

la

Ten colocad

la

fijan prin-

fofoderna,

porque

en primer

¡i

cuadro que

principal

del

esta

os errónea, os

idea

perspectiva; cu

in-

una

historia no es po-

violación de

la

sible colocar

unos hechos

las figuras

objetos en un cuadro; todo está fundi-

do en

i'i

personalidad

la

aquilatarse históricos

la

la

rielante de los otros,

nacional, y

en

importancia relativa que

tuvieron.

Cuando pasen

mamos moderna no nomine; y

es sólo

bién

que

el

lo

<!<

%

snce

la

será y habrá

que hoy

lla-

que cambiarlo

cambiárselo se ha de notar <|up no

nombre

el

significación

la

la

al

los

debe

varios siglos y

haya otra época histórica moderna,

el

ella

como

que cambia, que cambia tamtotal

acontecimientos

los

ríe

formaron; y entonces esa historia moderna

de hoy será una fase anómala de nuestra historia

general

Hemos carácter,

tonillo,

después de períodos sin unidad de

un período hispano-romano, otro hispano-

visigótico y otro hispano-árabe;

un período hispano-europeo primeros de constitución y

ó el

el

que

les

sigue será

hispano-colonial; los

último de expansión.

Tere no hemos tenido un período español puro, en el

cual nuestro espíritu, constituido ya, diese sus fru-

tos en su propio territorio; y por la

lógica de la historia exige

que

nos esforcemos poi ser nosotros

no haberlo tenido, lo

tengamos y que Im-

los iniciadores.


82

portante es

acción de una raza por medio de

la

fuerza; pero es

más importante

apogeo cuando se abandona

ésta alcanza sólo su

la

su acción ideal: y la

acción exterior y se concentra dentro del territorio toda

la

Ex

vitalidad nacional.

comienzo de

el

la

Edad Moderna había en

España dos tendencias

justificadas: la

africana y

y Castilla,

de Castilla y

la

la italiana,

segunda

la

políticas la

naturales y

de Aragón, esto

política debió

de perder algún

terreno. Los descubrimientos y conquistasen rica,

es,

y después de unidos Aragón

Amé-

que tan profunda brecha dos abrieron, tenían

también nuestra

su justificación fé

y en

la

en

nuestro carácter,

fatalidad providencial con

en

que nos

cayó sóbrelos hombros tan pesada carga. Pero nuesacción en

tra

el

centro del continente fué un incon-

mensurable absurdo

político,

sola disculpa fué y es el estar

un contrasentido cuya amparado por

las ideas

entonces imperantes en materias de derecho político

y prácticas de gobierno. Al empeñarse España, nación peninsular, en proceder como las naciones continentales, se

que

si

condenaba á una ruina

una nación

territorios

cierta,

se fortifica adquiriendo

puesto

uueyos

que están dentro de su esfera de acción

natural, se debilita en

cambio con

la

agregación de

otros qud llevan consigo contingencias desfavorables á

sus intereses propios y permanentes. El poder de

Inglaterra se sostiene por no apartarse de esta línea

de conducta; es un poder que se apoya en

la

ocupa-

ción de puntos estratégicos, que puedan ser defendidos el

iiisularmcnte». Inglaterra ha podido ocupar

territorio

de

los

Países Bajos, en épocas en que


qo

le

hubiera sido necesario gastar fuerzas

siderables; pero se ha limitado á trabajar

muy

con-

porque en

de Europa que están frente á su territorio

las costas

w

haya Daciones pequeñas y débiles, para estar á salvo de una invasión; si hubiera ido más hubiera corrido

misma

la

una nación, aun

error político destruye ¡

mili' de]

cuando

error, y

I"

hubo quien comprendiera, bien que vaga chos qne

comprendieron y

unos

los

y á los otros los degollaron. Para mi Cisneros, muerte oportuna, que el

rostro

consigo

joven Carlos

el

Castilla;

bocanada de

la

y

la

los

á

querían caminar por política de

libró

fuá

di

murieron

muerte de

de recibir en

aire extranjero la

refractarios,

las n

á

que

traía

muerto

los

<!<•

fii

que no

ndas abiertas á

,

España. Los coniui

ó libertadores,

no oran

le

se la

decapitación de los comuneros

impuesto

castigo

cometió

6 instinti-

que nos exponía; hubo mu-

riesgos á

los lo

Un

nación

la

mundo.

España cometió ese vamente,

allá

suerte que nosotros.

la

tan libera

como muchos quieren hacernos en

héroes

románticos

inflamados

por

idi

nuevas y generosas y vencidos en el coraba! Villalar por la superioridad numérica de los imperiales y por

una

lluvia contraria

rostros y les impedía ver

al

que

les azotad,

nos rígidos, exclusivistas, que defendían tradicional y nacional contra

pea de Carlos

I.

V en cuanto

i

los

enemigo; eran castella-

la

la política

innovadora y euro-

á la batalla de Villalar,

parece averiguado 4110 ni siquiera llegó á liarse.

En

la

urii».

rebelión

«le

como ocurre

las

comunidades de

casi siempre,

que

la

Castilla

razón esta-


84

ba de de

que de

las

dos partes y

(|tie

causa verdadera de

la

lo

menos

habló de todo

quizás por-

bandos antagónicos no tenían concepto exacto

les

auge

so

los disturbios,

que pretendían. En nuestro tiempo está en la

de protección; no hay clase social

política

que no pida auxilio

Estado y alguna pretende

al

transformarlo en proveedor general de felicidad; por este

camino

se llegará insensiblemente á convertir

el

poder político en padre de familia y se

lo

á

buscar medios extraordinarios

llenar

nuevas y llamantes funciones surgirá

la

protestado

ideas

sociales.

V

obligará

sus

entóneos

que han estado en silencio

los

mientras se discutía, de

para

los

que

dejado (pie

lian

tomen cuerpo, juzgándolas inofensivas

las

ó poco

peligrosas y después so sorprenden auto los resulta-

dos ya inevitables. Da igual suerte nacionalidad ospañ

encima de todos

ila

se exaltó

al

constituirse

poder

el

real

los poderes, so lo pidió (pie

la

por

toinaso

á su cargo la dirección de todas las fuerzas constitu-

insubordinadas por

tivas del país,

el

privilegios y ssle e :cltó á luchar por

miento

político, cif

ado en

la

idea

el

de

constitución de fuertes nacionalidades. el

de

poder real se puso á los

la

abuso de

la

V

obra, sobrevino

('poca,

la

en cuanto la

rebeldía

prudentes, de los que veían transformarse

política,

los

engrandeci-

la

nacional en política dinástica.

Admitido

el

error político inicial, hay que reco

nocer que Garlos

I

fué

un hombro oportuno.

En España, no

había, nadie capa/ de comprender su

política y esto

prueba sin necesidad de más demos-

traciones (pie su política era ajena á nuestros intereses,

aunque estuviera apoyada en derechos

indis-


outibles y en vagas aspiraciones de nuestra nación. ('arlos

representó en

I

historia

nuestra

análogo, aunque en sentirlo inverso,

on

la

un papel

de Napoleón

al

de Francia. Napoleón hizo de Francia una na-

ción insular, y (Yulos

hizo do España una nación

I

continental. El supo llevar de trente las diversas y

contradictorias políticas que despuntaron casi á ve/: acudió á los Países Bajos, á Italia, á Tune/, y

América; todo

lo

la ¡í

abrazó con golpe de vista amplio.

admirable y certero; mas su obra era personalísima, porque buía

miraba

él

á

España desde fuera y nos

mismas ambiciones que

las

centro del continente,

Al pasar

le

inmediatamente que

la

el

atormentaban.

poder de ('arlos

el

atri-

nacido en

á él,

I

política

á Felipe II. se nota

de

la

casa

«le

Austria

onvertirse en un peligro para

dar

al

Europa y va á con nuestra nación. Felipe II era un

fiaste

español y

lo

veía todo con ojos de español, con in-

dependencia y exclusivismo: con

la

apariencia del

poder. Fué un

así

no podía contentarse

poder: quería

realidad de!

la

hombre admirable por

lo

honrado.

en su espejo deberían mirarse muchos monarcas se ufanan de su potestad sobra reines,

vación

que

les

las

cuya conser-

exige sufrir humillaciones no menores

(pie

sufren

los

ambiciosos vulgares

mantenerse en puestos debidos voritismo.

\

(pie

Felipe

II

(pliso

para

á la intriga

y al faser de hecho loipleeia

derecho, quiso reinar y gobernar, quiso que la dominación española no fuese una etiqueta útil bóIo d

para satisfacer efectivo,

la

vanidad nacional, sino un poder

en posesión dotólas

tos propios de la soberanía,

las facultades y atribuuna fuerza positiva (pie


imprimiese

marcada

huella bien

la

del caráct

pañol en todos los países sometidos á nuestra acción

y de rechazo

si

era posible en todos los del

mundo.

Con

este criterio planteó y resolvió cuantos proble-

mas

políticos le ofreció mi

tiempo y á su tenacidad fueron debidos sus triunfos y sus fracasos. Para otra Dación, al

aparecer en

s'nlo

los

conflicto religioso

el

que surgió

Paises Bajos la Reforma, hubiera

relativamente de

porciones que tomaba

pasados

solución;

fácil

primeros momentos do resistencia,

vistas

hubiera buscado

la herejía, se

mía componenda para poner

los

pro-

las

á salvo

dominación;

la

esto lo hubiera hecho basta Francia, católica también,

pero

menos

más enamorada de su

rigorista,

tigio político (pie

demostró aliándose- con

cuando

los turcos,

asi

(pie lo hizo

sostener

convino á sus intereses. Sólo

y arriesgar

imperio de

el

lo

protestantes y hasta con

los

España era capaz de plantear (Mi

pres-

de sus ideas religiosas, como

la

el

cuestión en

Y

religión.

la

la

forma

dominio material

peí

mientras

las

demás naciones hubieran concluido por perder dominio algo más nosotros

una nación

católica

política

lindar los

de los

la

tarde, sin dejar huella de su pase,

perdimos antes de tiempo, pero dejamos

lo

L.vtoilo

el

más en Europa.

de Felipe II tuvo

lo (pie es franco

el

y lógico;

mérito que tiene sirvió para des-

campos y para hacernos ver

empresa acometida por España

gravedad

abandonar 11

no

como herencia una

ca-

cauces de su política nacional.

triunfó por completo y dejó

la

al

Si

Felipe

tástrofe inevitable, la culpa

no fué suya, sino de

imposibilidad de amoldarse

él

y su nación á

la

la

tac-


que exigía y exige

tica

Una nación no

so

política del Continente.

la

impone

sólo con fuerzas militares

y navales: necesita tener ideas presten á

una rápida

medio

inventarlas,

di

1

temente en Francia, de das del extranjero con

hay que fraguar

fusión de las ideas toma-

la

las ideas nacionales.

que tengan curso

ideas generales

que

Yo

violencia.

se

una inllnencia

somos inhábiles para esas manipulaciones,

y nuestro espíritu no la

á

Nosotros, por nuestra propia cons-

política durable.

por

impone

ginal; pero

es

el

cuando

podido triunfar más (pie

lia

creo (pie á

más

la

larga

exclusivista y

el

el

espíritu

más

ori-

imponerse no tiene ya

llega a

como

alcance político: su influencia es ideal, los

Hay que

pensamiento propio,

todos les paises, para aspirar

titución,

se

como vemos constan-

nacen,

sacrificar la espontaneidad del

en

que

flexibles y

difusión; y estas ideas no hay

la

de

griegos sobre los roihanos.

Con

Felipe

II

desaparece de nuestra nación

tido sintético, esto es.

la

el

sen-

facultad de apreciaren sn

totalidad nuestros varios intereses políticos; Espaflfl se defiende largo

tiempo con

el

instinto de conser-

vación; pero sin pensar siquiera cuál

caso de sacrificio lodo

al

política

mismo como

el

ha de ser en

interés sacrificado, poniéndolo

nivel; lo pasajero y fugaz lo

esencial

de nuestra

permanente.

y

fundamental de nuestros gobernantes era fuerza política rio; íi"

dependía de

mermándose

éste, la

la

Li

idea

(pie

la

extensión del territo-

nación conservaba en-

teros sus prestigios y su vitalidad.

Así fuimos sos

teniéndonos, ó fué sosteniéndonos nuestro ejército, núcleo de

resistencia

que contuvo

el

desmembra-


88

miento y que en ocasiones llegó á representar él sólo la nación, con mejor derecho qne el agregado

inmenso de

En

y de gentes que

territorios

mi opinión,

más

lo

decadencia no es

triste

decadencia en

La

formaban.

la

que hay en nuestra sino

sí,

la

refinada estupidez de que dieron repetidas muestras

hombres colocados

los

al

frente de

blicos en España. Se halla á lo

hábil para ejecutar

los

negocios pú-

sumo algún hombre

una misión que

se le

encomien-

encontraremos uno sido que vea y juzpolítica nacional desde un punto de vista

de; pero no

gue

la

elevado, ó por lo

que según

lo

menos, céntrico. A todos

la frase popular, les

más

cos viejos; no les quedaba

les

ocurría

ocurre á los músi-

compás.

(pie el

Acaso hubiera sido un bien para España que

el

largb y doloroso descenso que se inicia en la paz de Westt'alia

y se consuma en

la

de

Utrecht hubiera

sido una caída rápida, en la (pie hubiéramos proba-

blemente sacado á salvo

la

unidad

nacional;

diseminadas nuestras fuerzas para atenderá puntos á

la vez,

muchos

debilitados por un gasto incesante

de energía, tanto más considerable cuanto estaba

pero

más próxima,

las

soldaduras de

las

la

ruina

diversas

regiones españolas comenzaron á despegarse y estu-

vo

á

punto de dislocarse

parte, puesto

ciente,

No

la nación.

Y

se dislocó en

que Portugal, cuya unión era más

re-

concluyó por conquistar su independencia. es justo exigir á los

hombres de aquella época

un conocimiento de nuestros intereses tan cabal

como

el

que hoy tenemos, juzgando

los

hechos

distancia y con diferente criterio político; pero

si

á

es

justo declarar que aun con las ideas que entonces


«9 se hubiera podido proceder

imperaban dura,

do

con más cor-

nuestros hombres de Estado hubieran esta-

si

á la altura

separar trópoli,

de

situación, ó

la

permanente de

lo

península

la

la

cuando monos, sabido

nación, que era

unida, de

me-

la

accidental, que

lo

estados de olla dependientes y las colonias. La confusión en este punto fué tan completa, que -

oran

los

Non,;

¡i

poner sobre un pie de igualdad y

defender

á

como

con' igual empeílo en algún tratado,

el

de

los

dominio de España en Portugal, (cuya rebeldía ora favorecida y apoyada por Francia) y los Pirineos,

el

intereses personales de los príncipes do

muy la

elevado

lealtad

es

política

sacrifique

interés do

el

(

Por

'olido.

concepto (pie se proteso de

(pío sea el

jamás disculpable

(pío

so

una nación, que es algo subs-

tantivo y permanente, cu obsequio do un particular,

cuyos sen

icios

pueden sor privadamente recompen-

sados.

La política borbónica no fué mejor que tríaca en

que

el

esto punto.

Continúa admitida

engrandecimiento nacional

que

exterior; de

la

fuerza está en

extensión del territorio. Este es

mente seguido por

los

el

que

la

la

aus-

idea de

de venir del

cantidad, en

la

la

sistema general-

nobles arruinados: nada de

reducir los gastos por no descubrir vista,

lia

la

casa se hunde;

lo

que está

á la

préstamos usurarios,

alardes estúpidos de poder para inspirar confianza.

enlaces en

que

se

busca

demás expedientes de mala tra

la

política

índole.

en los comienzos do

asunto más ruidoso de

cuestión do

una dote providencial y

los

la

la

No

fué otra nues-

casa de Borbón.

época fué

ducados v nuestra

la

obra

famosa maestra


en política

«'1

experimento de galvanización

del in-

trigante Mberoni. El espíritu espafiol, enviciado ya el

.'ii

que

sistema del

artificio, falto

mano

de una

fuerte

obligara á buscar la salvación donde única-

lo

mente podía

hallarla, en la restauración de las ener-

gías nacionales, acepta con agrado todas las panaceas políticas la

qne

le

van

ofreciendo

los

agiotistas

«lo

diplomacia y continúa largo tiempo arrastrándose fondos

por los bajos

adornado con

el

de

mendicidad

la

colectiva.

oropel de fingidas y risibles gran-

dezas.

L\

Edad Moderna de nuestra

no

historia

éstíí

ceirada todavía, porque tina edad no termina,

mientras no surgen hechos nuevos

marcan una

(pío

nueva dirección. En nuestros días se han repetido los

ensayos del reinado de Carlos

lin

vamos

de

pronto sobrevienen

abajo

la

á

la tierra

parece (pie

al

de promisión; pero

complicaciones que echan

obra comenzada y nos dejan en la eterna

interinidad. el

entraren

111;

Aún

gobierno y

la

se discute la forma

organización

que ha detener

territorial

de

ción; se discute todo y se discute siempre.

la

La

naTuer-

za que antes se desperdiciaba en aventuras políticas

en

el

extranjero, se pierde hoy en hablar;

sado de

la

acción exterior á

hemos pasado de

la

la

hemos paaun no

palabra, pero

palabra á la acción interior, últi-

mo término y asiento natural de nuestra vida política. Hemos restaurado algunas cosas y falta aún restaurar la

los

más

importante:

el

sentido

común. Cuando todos

españoles acepten, bien (pie sea con

el

sacrificio de


sus convicciones teóricas, un estado de derecho

fijo,

indiscutible y por largo tiempo inmutable, y se pon-

gan unánimes

trabajar en

á

nuevo período

pende

el

es

que

idea

so ha de

se

á aquélla;

y

política interior

que

nación ha

tiene del

papel

la política

extranjera. Porejemplo,

la

de la constitución

imperio alemán, estuvo subordinadaá

constituir el Imperío;

política exterior

la

la

idea de

de Italia en

actualidad, está subordinada á las exigencias de

su política interior,

unidad

en

la

política interior do L'ruisia, antes

la

exterior de uu

imprimir

punto de partida de

de representar en

la

la política

nacional, puesto que de ésta de-

rumbo que

el

asimismo

del

todos in-

á

histórico.

punto de partida de

país, es la política

la

obra que

entonces podrá decirse que Ka empezado un

teresa,

El

la

porvenir

lo

Si

italiana.

fija

política interior; y la

se

determina cuál

lia

la

de ser

exterior de España, ten-

política

la

dremos una base remos

necesidad de consolidar

á la

para fundar sobre ella nuestra

una

ve/,

aceptada ésta, encontra-

fuerza necesaria para satisfacer las aspira-

De suerte que, en mi concepto. España no puede tener boy política exterior bien

ciones nacionales.

determinada, por bastante robusta

faltarle

una constitución interna

para seguir un

rumbo

propio, en

harmonía con sus propios intereses: y por lo tanto. sólo hay que estudiar cuáles son estos intereses, para asentar sobro olios nuestra organización política interior.

I

y

oe donde

el

do es por

el

horizonte se muestra

más

despeja-

Nuestra antigua y funesta política continental esta en absoluto agotada, muerta Norte.


93 \

sepultada. Aparte las relaciones comerciales

buena vecindad, no existe nada que obligue

de

\

Espa-

á

ña á mezclarse en asuntos europeos de una manera forzosa;

tenemos mía frontera natural,

mareada, y nuestra política

territorial

traimiento voluntario, el cual,

cono os, ruando un

muy

es

ya no fuera en

si

tan lógico

habría de ser aceptado

coro.

actor

eminente

facultades se debilitan y decaen por table del tiempo, no tiene

cente que

la

do retirarse

más

que

Dota la

¡sí

por uVsus

acción inevi-

solución noble y de-

oportunidad; no

oiin

bion

del re-

la

le

está

permitido degradarse aceptando papeles secundarios, de criado 1.° ó

hasta ¡legar

al

se reduce á

prenunciar

la

señora está servida

L\".

cuya intervención

las palabras .

sacramentales:

España ha sido en Europa

un gran actor trágico, y no puede aceptar como graciosa o nc '-ion

el

papel de gran potencia, que algu-

nos políticos tan inquietos había de bastar para darnos

no tenemos.

En

este

como ignorantes la

fuerza que

punto nuestro

crejn

todavía

criterio creo

yo

que debería desertan rígido que rehuyera toda complicación en los asuntos continentales,

aunque fuese

para resolver los mayores conflictos de nuestra propia política.;

porque por

muy

grandes que fueran

beneficios obtenidos, nunca llegarían las

á

los

compensar

consecuencias perniciosas que por necesidad ha-

brían de derivarse de un acto político contrario á

la

esencia, de nuestro territorio.

Parecerá ciertamente osadía afirmar así en redondo

que España no tiene pendiente ningún problema de política continental. ¿Pues qué, se me preguntará, no tenemos en España dos problemas, que afectan á


nuestra unidad y que son europeos en cuanto su solución depende en parte de la política de Europa?

Porque en España ríe

Gibraltar y

se creí' di

1

buena

que

el

rescate

unidad ibérica bou cuestiones que

la

exigen de España, por excepción, retraimiento, siendo así

el

abandono de

que una y otra justifican,

apoyan con más vigor aún

su \

cabe nuestro retrai-

si

miento sistemático.

El

una obra

Gibraltar debe de ser

rescate de

esencial y exclusivamente española. Podría sei

europea

como

todas las naciones de Europa, interesadas

si

están en

la

libertad del Mediterráneo, creyese»

oportuno intervenir pacíficamente como intervinieron para resolver asuntos de carácter análogo,

como

interior del continente; pero

vías navegables del

siendo

as:,

este ó aquel el

España no puede buscar grupo

rescate por

la

general y de

interés

liberación de las grandes

la

Europa para procurar

político de

fuer/a. porque este servicio costaría

demasiado caro y haría tan patéate nuestra dad como

la

de

debili-

actual situación.

Xo hay humillación rnienlo

no

amparo du

el

la

deshonra en

ni

superioridad

el

un adversario;

de

sobradamente manifiesto que Inglaterra supremacía en todos

mares

les

reconocies

ejerce

la

del globo; [tecas na-

ciones se han lunado de sus abllSOS de poder, favorecidos por tales

abusos

la la

desunión política

continente.

del

más

sabia es

la

V

contra

de hacerse

Inertes é inspirar respeto. l'n hecho de fuerza la

como

ocupación de Gübrajtar tiene cierto uso práctico,

pues sirve de regulador de

impide que

los

las

energías nacionales é

petulantes alcen

demasiado

la

VOZ.


94

una fuerza para [ngUterra

es

Gribraltar

España sea

pero

débil;

convertiría en un punto flaco y

de

so

perdería su razón

muy pequeña que

nación fuerte y vigorosa, por está libre

de ser humillada en su

ciones di\ ¡(lidas

('i

es

la alta

Inglaterra nación que

porque su fuerza

la

que marcha mal; semejante á

la.

piratería política.

es

odiosa;

una Dación

simpatía política suele ser algo

la política

compasión en

la

(5

ciones entre los hombres.

en baja

se

inspire simpatías.

simpática

lástima

la

en ellas

hace uiás bien temible

en general una nación

deseo de

el

territoriales y sólo

puede ejercer impunemente

sea,

territorio; sólo las na-

desorganizadas evitan

cometer esas violaciones

muy

fuerte,

Científicamente se puede afirmar que una

ser.

Ñu

mientras

EspaBa fuera

si

Mas por

las rela-

fortuna hoy está

sentimental y todas las cues-

pueden ser planteadas en términos egoístas

tiones

escuetos: y hay en este egoísmo franco

ventaja sobre

una notable

egoísmo cauteloso 6 hipócrita de

el

la

diplomacia «clásica». Con arreglo á este novísimo criterio

se

puedo, pues, decir sin escándalo do

moral política ropa

Espaüa

(pie entre todas las es,

después de

la

naciones de Eu-

Italia,

la

nación

más

interesada en que se conserve, por largo tiempo aún, la

supremacía naval de Inglaterra. Nos ocurre en

este particular

por nada del

como

mundo

á aquel caballero

arruinado (pie

(pieria separarse de

un antiguo

mayordomo excesivamente manilargo; no es por amor por lo (pie te retengo decía el pobre señor —

es

porque temo que

limosna.

Y

tra afrenta

si

en

el

que

alguno de

te

los

suceda

que

me

dejo

¡í

pedir

se irritan por nues-

Gibraltar, encuentra esta idea popo


93 brillante, tenga la

oreja

entendido que

me

ha soplado en

la

prudente Sandio Panza, que era tan es-

el

pañol y tan manchego

como Don

Quijote.

Antes de alegrarse infantilmente del hundimiento de un poder, hay que pensar en

el

poder qué va

¡í

no podemos ser los herederos

nosotros

sustituirlo:

de [nglaterra y hornos de ver quién ha de heredar Inglaterra, en caso de

que mediante una coalición

so llegara á deshancarla. Mil soluciones son posibles

y ninguna os tan clara

favorable tampoco. ble

como

A mi

como poder marítimo

quo

statn

el

juicio,

la

;

mAs

ni

más teni mismo

nación

es [nglaterra, por lo

que su poder está en perfecta concordancia con su carácter territorial; ninguna nación sola podrá llegar á

del continente

donde ha llegado [nglaterra; poro

[nglaterra tiene dos ventajas que

la

abonan:

mera no tener conexión inmediata con

menos aún con gunda hallarse en ni

ya

obligada

Su poder

á

sería,

el

la pri-

continente,

Mediterráneo;

el

litoral del

la

plenitud de absorción y verso

acudir pues,

¡i

la

se-

procedimientos defensivos.

útil

Europa

á

si,

privado de

sus condiciones agresivas, lograra sostenerse

agente de orden público internacional.

como

En cambio

una nación continental y marítima. EVanciaó Rusia, por ejemplo, sería una causa constante de perturbación y una

amena/a para

la

independí ncia de algu-

nas naciones, que podrían ser atacadas por fuerzas terrestres terra lia

y marítimas á un mismo tiempo, [ngla-

de limitarse

dos de un

litoral;

;(

la

ocupación de puntos aisla-

una nación

del continente tendría

armas y medios para imponerse en toda de un territorio,

la

extensión


96 sustituir cod

Pak'a

ventaja

la

supremacía marí-

dos soluciones teóricas, que

inglesa hay

tima

solo á título de teóricas indicaré: del Mediterráneo, ó

la

neutralización

un equilibrio marítimo equiva-

lente á la neutralización.

cu que

la

Hade

licuar

hegemonía de Europa en

un momento

pueda sostenerse por los medios actuales concentración de fuerzas; y como

la

de apoyarse principalmente sobre

el

exija

j

una

hegemonía ha poder naval.

un núcleo, un centro de conci-

será preciso fundar liación en

el

inunde no

el

mar europeo por

excelencia, en

el

Me-

diterráneo. Porque \w bastará un acuerde diplomático,

ni

una alianza

escrita

en

papel;

habrá

que

aceptai un hcclie visible y tangible, que sea la prue1

ba fehaciente de solo, sin

la,

unidad de acción y que per

necesidad de acudir inmediatamente á

mantenga

violencia,

la

sí la

supremacía que hoy ejerce

Europa por medio de coaliciones inestables. La neutralización

del

Mediterráneo dejaría libres grandes

fuerzas navales que permitirían acentuar

miento expansivo de Europa; sería

el

el

movi-

equilibrio marítimo

una base de inteligencia y de acción, siempre

(pie en 61

estuvieran representadas todas las nacio-

más

nes europeas, en particular las esta razón servirían con

mayor

débiles,

que por

lealtad y desinterés

como mediadoras y sustentadoras de la paz. Pero ambas soluciones, cuyo amplio desenvolvimiento requiere una obra dedicada especialmente

á

tan grave materia, carecen en la actualidad de valor práctico, á

porque no todas

las

naciones han llegado

desprenderse de sus ambiciones particulares; cuan-

do se trabaja por destruir

el

poderío de Inglaterra


9?

no es para sustituirlo por un poder harmónico; es para heredarlo y poner en su lugar otro poderío tan exclusivista

como

él

más

y acaso

soluciones pacíficas indicadas son basto en

el

res,

el

juego

que Europa

peligroso.

como

la

Las dos

espada

j

son triunfos mayo-

del tresillo,

se reserva para el día de los grandes

apuros y ese día no ha llegado aún. Lo prudente es

hoy

hoy apoyar

por

poder menos perjudicial.

el

Malta os una dependencia geográfica do Italia y serlo

no impide que

glaterra;

otros

ponga

ítalia se

eJ

del lado de In-

España no está tan obligada porque tiene

mares

poique uo está enclavada dentro

libres,

del Mediterráneo:

no tiene necesidad de alianzas

ni

debe pactarlas con una nación más fuerte, pues en los

tratados con los fuertes, las cláusulas desfavo-

rables

tienen

valor afectivo

las

J

cuando menos problemáticas: pero sada en que so conserve

son

ventajosas si

está

intere-

poderío marítimo de In-

el

glaterra.

Gibraltar es una ofensa permanente de sotros ta

la

qne no-

somos en parte merecedores por nuestra

de buen gobierno; pero no estorba

normal de nuestra nación

al

fal-

desarrollo

causa bastante para

ni es

que sacrifiquemos otros intereses más valiosos, por anticipar un tanto, en

la

hipótesis

más

ventajosa, un

hecho que tiene marcada su realización lógica en

término de

la

Absurdo parece en reses estén

quien

el

restauración de nuestra nacionalidad. efecto

que nuestros propios

ligados con los de

tenemos un

motivo

la

real

inte-

única nación con de

resentimiento;

pero en reconocer y aceptar estos absurdos está a

\eees

la

máxima 18

sabiduría política.


-

^

E

problema de

i.

anidad ibérica no es eoropeo

la

como las palabras lo declaran, es ibérico. Aunque algunas naciones de

español:

ni

peninsular

«i

Europa tengan interés en mantener dividida no se sigue de aquí

nínsiila. l>oo;

si

sem

>s

que

todas las naciones toleraran que constituye*

unidad,

venturosa

esa

pana,

aunque

cerlo.

En cambio,

no

por eso nosotros

España

si

convinieran en

repares

voluntariamen-

al

equilibrio

La unión debo de ser obra exclu-

que pretenden unirse, es un asunte

siva de les el

y Portugal

unión, nadie en Europa pondría

la

un acuerdo, que no afectaba

á

que es peligroso acudir

ejemplo do

en lv

liabría

otra cosa se pienso, nadie capa/ de ha-

político continental.

en

pe-

asunto sea euro?

el

liabiíamosde cometer una agresión; no

te

la

Italia

á

interior

auxilies extraños. KJ

demuestra sobradamente.

le

Asimismo no lie comprendido nunca la unión como cuestión puramente española. La epi-

¡bórica

demia de

unidades que aún so ceba sobre

las

todos con

los paises del globo, á

za nos ataca.

mayor

Maco tiempo que

entristecía vérel

á

ó

tod¡ s

menor

fnei-

mí también

mapa de nuestra península

ni o

tenido

de dos colores distintos: diré más; mi tristeza au-

mentaba viendo que

sección de

la

la

península era

montañas y ríos y formando dos naciónos incompletas. ¿Cuánto más ló-

do arriba

a

abajo, cortando

gica no sería

una división de derecha

que dejase

Norte

al

el

¡i

reino de España y

izquierda, al

Sur un

reino de Andalucía, un estado vandálico, semi-afri-

cano y semi-europeo? Mas después uniones

artificiales

que

lie

lie

visto tantas

cambiado de parecer;

habíamos do estar unidos como

si

[mjlateira ó Irlanda,


romo

Siiccia y

Noruega, como Austria

y ríungí

ía

más

vale

que sigamos separados y que esta separación

sirva

al

menos para

orear sentimientos de fraternidad,

incompatibles con un réginren unitario violenta. La

unión de nacionalidades distintas en una soln nación no puede tener más

surja un

r.'ictu

útil

fin

humano que

y

(iiversns civilizaciones para

aproximar

que

renuevo espiritual; y este

pueda conseguirse

sin

apoyo de

el

fin

de

el

con

del

acaso

dominación

la

material, política.

L\

Unión de muelles es más

la

empresa de confederar

que

fácil

la

de dos;

estados alemanes

les

en un solo Imperio es un juego de niños, comparada con

el

problema de

la

unidad ibérica, en

cubrir las apariencias y ha de verse Ulle es

el

más

fuerte (pie

dad fuese absoluta y

si

fallaban

el

el

las

mas

parecido les

la

nación española, la

nna confederación.

resucitar

unidad sobre algu

Estos

muchachos que juegan

á

la

politices

á

cazar con red

pájaros en una redada, se

\

mezclan

atraigan

al

y,

les

ya cazados, para que

que se escapó;

más probable sorá que

ni

como

aunque coja muchos empeña en que no ha de

escaparse ninguno y suelta '•--tii,-

sen

baraja y que

las cartas diciendo: esta vez no vale; 6 bien

va

ali-

de algunos

idea

la

cuando pierden no quieren conformarse q uíon

igual

motivos buscaría pretextes para

de disolver

á

l¡l

débil se creería humillado

antiguas regiones y fundar

como

cual, por

claras que

á las

Aunque

otro.

mentar su suspicacia. Do aquí políticos

¡a

que habrían de unirse, no hay medio do

ser des los

une

>m

sólo

pensar que

I"

vuelva á acor

caree á las redes ni á tiro de ballesta.


LOO

No hay medio de jugar con

historia; los

la

hechos

capricho, ni se puede volver atrás

no se repiten

á

para rectificar

lo

que ya

en su

salid imperfecto

orí-

gen. La verdadera ciencia política no está en esos artificios,

está en trabajar con

(pie la realidad el

perseverancia para

misma, aceptada íntegramente, dé en

porvenir, avanzando, no retrocediendo,

más hombre de

lógica, hlste es

(pie parezca

tiene

el

desarrollo de

los

el

la

solución

único medio que

provechosamente en

el

sucesos históricos; conociendo

la

influir

realidad y sometiéndose á ella, no pretendiendo trastrocarla ni burlarla.

nuevas divisiones

La unidad

ibérica no justifica

territoriales, ni

forma de gobierno, porque

la

un cambio en

causa de

la

la

separación

no está en estos accidentes, sino en algo más hondo

y que no conviene ocultar: en

la

antipatía histórica

entre Castilla y Portugal, nacida acaso de

la

seme-

janza, del estrecho parecido de sus caracteres. La

única política sensata, pues, será aplicarnos truir esa

mala inteligencia, á fundar

la

á

des-

unidad inte-

y sentimental ibérica; y para conseguirlo. para impedir que Portugal busque apoyos extraños

lectual

y permanezca apartado de nosotros, hay que enterrar para siempre el manoseado tema de la unidad política y

aceptar noblemente, sin reservas ni maquia-

velismos

necios

la

separación,

como

un

hecho

irreformable.

V

r

i:\mos ahora nuestra política de Occidente; do-

mos un

vistazo á nuestra

numerosa

familia de

América. Pasa por verdad demostrada, indiscutible,


101

que

moderno sistema de colonización representado

el

principalmente por Inglaterra, es superior

guo sistema

al

anti-

por los españoles:

colonial practicado

y para hacer más patente la verdad, es costumbre. yo lo he leído y oído muchas veces, poner en paraugón, no ya colonias y colonias, sino antiguas colo-

emancipadas ya de

nias,

Porque en

las

la

tutela de sus Metrópolis.

colonias no es

fácil

fijar el

evolución en que cada una se halla

en naciones ya independientes

estar

uno

formando

el

carácter de

la

nueva naciona-

V los términos de la comparación no pueden más á la vista; de un lado las repúblicas ibero-

americanas y la

los resultados «le

sistema colonial parecen perfectamente de-

ú otro

finidos, lidad.

grado do

mientras que

América

Con

de)

otl*0 la

de

los

Estados luido-, de

del Norte.

el criterio

tos políticos

con que hoy son juzgados

no hay que decir

si la

los

asun-

comparación Berá

para nosotros desventajosa. Los Kstados luidos son

muy

una nación formidable, parecer

muy

bien

poblada,

muy

rica y al

gobernada; pretende ejercer mi

protección paternal sobre toda América é intervenir

en

asuntos de Europa.

los

europeos que celebren

la

No han

faltado estadistas

perfección de mis iustitu-

ciones políticas y algunos han querido hasta copiarlas.

En cambio

las

repúblicas de origen hispánico

son pobres y están mal gobernadas; viven en guerra civil;

salen á pronunciamiento por año. Las virtu-

des de

la

raza española

se dice

han degenerado

en América y se han convertido en pecados capitales: el

de

la

valor guerrero ha venido á dar en militarismo

peor especie, en ese militarismo en (pie basta


soldados quieren ser generales, y

los

cambiado en infatuación pedante

la

altivez so ha

V como

ó grosera.

prueba definitiva de nuestra interioridad roo decía

un buen señor con quien yo hablaba no sobro esta materia:

nombra V.

lía

mucho

en cualquier punto de Iviropa

América, se entenderá desde uego que

á

I

América son subdito de

si

los

la

Estados Unidos; un americano es un

Unión, como

América, Para designar

más repúblicas

si

á los

Unión fuera inda

la

ciudadanos de

ó colonias no hasta decir:

cano; hay que agregar

ol

las

de-

un ameri-

calificativo especial de

la

nación á que pertenece.

A el

lo

cual oponía yo diversos razonamientos per

estilo del siguiente:

Uuión han acaparado ro

en ol

efecto,

les

que con

que yo veo de

las

la

tiempo dará sus fruto y en

el

nente,

creaciones de nuestra raza. Ksta diferencia

como

nadie,

el

poseemos en grado emi-

poder de caracterización; un

sudo que nosotros pisamos

recibe pronto

de nuestro espíritu y con ella en

la

torial.

la

Al primer

superioridad

el

momento

hecho de

«pie

(pie

si

el

tome por

carácter terri-

un subdito de

como

tal

los lista-

con solo (pie diga: si

nos rijamos

emplea un nombre gen 6-

que comprende también

listados, es

marca

parece una muestra de

soy americano ó norteamericano: pero

un puco, notaremos

la

fuerza fundamental

constitución de un Estado,

dos Unidos sea reconocido

ico

la

promesa de una futura superioridad

consiste en que nosotros

se

la

pe-

precisamente este detalle sirve para marcar una

diferencia,

i

subditos de

nombre de americanos;

a los

subditos de otros

porque no tiene nombre propio, como no tal el

mote de

yankee

.Si

después que


;

103

ha dicho que es americano tiene precisión de parti-

nombre que

cularizar más. do hallará un rice

bien

dadano do

ios

agregan soy

Unidos, es largo y vago, y Ohío, del Tennessee, ó

K>tarJos

Llliuois, del

del

de Kontucki, es no agregar nada: y oarolino

cambio

le caracte-

porque decir: soy ciu-

nuestros ojos;

¡i

añade que

si

tomaran por un insular de Oceanía.

lo

repúblicas de

las

croscópicas, tienen

admisiblemente

las

un

es tün

ígen español, aún las mi

sello peculiar

unas de

las

quo distingue

otros.

Cuando un

lioinbro dice qiue es mejicano, argentino,

brasileño,

chileno ó peruano, uruguayo, paraguayo, venezolano ú boliviano, ecuatoriano,

colombiano

ó guatemalteco.

cubano, puertorriqueño, hondureno, costa niqueía». salvadoreño, niea.ragi.16s le

redondea, que

que

le

le

marea con

el

N esta sencilla

ú

dominicano, dice algo que

dá un

aire

es] ii'itu

personal, en suma,

de su territorio,

observación está

^crítica concerniente E->

á

la

da ve

naciones

las

de

la

america-

nas; do ahí arrancan indas las diferencias do su evo-

lución, de su organización, de su estado presente

de su porvenir.

I

na uaoión no es

\

como un hombix

necesita varios siglos para desarrollarse. Las nacio-

nes hispa no-americanas, nu han pasado de eia.

en tanto que

Estados

los

'

do perla

e.lad

recibir la

influencia de sus territorios lian

viril.

PorquóV Porque

dido y han comenzado .jo\cnes. paso á paso,

la

la

iuf'an-

nidos han comenzalas

.mas

al

retroce-

evolución CQino pueblas

tropezando en

los escollos

en que

tropiezan las sociedades nuevas que carecen de un

exacto conocimiento del cano no que deben de seguir; \

l.i

otra ha

continuado viviendo ron vida

artificial,


1Q4

importada do

Europa,

como pudiera

vivir en

cual-

quier otro territorio, por ejemplo, en Australia. L¡is

ludias pequeñas que en las política

unas perturban

vida

la

no son signos de degeneración, son signos

de vitalidad excesiva y mal encauzada; expansiones de suciedades juveniles que luchan por lo que co-

mienzan

á luchar siempre los hombres, por su inde-

pendencia y prestigio personal contra la acción aude los poderes organizados. En estas luchas

toritaria

se

forman

los

poderes fuertes y de ellas nace

dadero progreso

social,

no está sólo en

la

acrecentamiento de

el

pública y privada, sino también y

mente en arte.

la

muy

que

riqueza

principal-

ennoblecimiento del ideal por medio

el

Así,

ver-

el

civilización íntegra,

el

del

defensor de los Estados Unidos á que

antes aludí y que es grandemente aficionado á la música, estaba á punto de convenir después conmigo

en

(pie la

Habanera» por

sola vale por toda

producción de los Estados Unidos, sin excluir

la

la

de

máquinas para coser y aparatos telefónicos; y la Habanera es una creación del espíritu territorial de

la

isla de

Cuba que en nuestra raza engendra esos

profundos sentimientos de melancolía

infinita,

de

amargura y que subditos de la Unión

placer (pie se desata en raudales de

en

la

raza á que pertenecen los

menor

no haría

la

Este

carácter que nosotros sabemos infundir en

mella.

nuestras creaciones políticas y en el

arma de

la rebelión,

somos combatidos, en

la

es

la

el (pie

damos

fuerza con (pie después

una joya de inapreciable valor

vida de las nacionalidades; pero es también un

obstáculo grave para

el

ejercicio de nuestra influencia.


la

toma

español que

El

en otro país es un

tierra

enemigo de España mientras

rrible

se le

te-

mantiene en

obediencia; y una vez que logra so libertad es un

amigo pero

receloso; continúa siendo espafiol por esencia;

como sus

afectos se fijan en otro territorio, sus

buenas cualidades obran en sentido opuesto tros intereses; tolera

lazos

los

la

á

nues-

influencia intelectual porque

subordinación que ésta crea son dema-

<!e

siado sutiles;

influencia

rechaza toda

pero

que

se

muestre en hechos materiales. De aquí mi opinión contraria

á

uniones ibero-americanas, ha-

tedas las

bidas y por haber; en nuestra raza no hay peor melograr la unión que proponérselo y anun-

dio para ciarlo

con

mide

conduce más que tiles

la

aparato.

sistema

Ese

no

creación de organismos inú-

cuando no contraproducentes.

Siempre lie

mu

y á

de

(pie se habla

observado que

lo

unión il»ero-aineriea na

primero que se pide es

la ce-

lebración de tratados de propiedad intelectual: esto es lo

más opuesto (pie eahe eolieelur, á la unión (pie No creo (pie nadie haya pensado seria-

se persigue.

Confederación política de

mente en organizar una

todos los estados llispailo-amerieanos

de tan larga y

difícil

realización (pie en

toca en las esteras de

;

la

actualidad

imaginario; no queda pues.

lo

otra confederación posible que telectual ó espiritual

este ideal es

;

la

Confederación in-

y ésta exige: 1." (pie nosotros

tengamos ideas propias para imprimir unidad

á la

demos gratuitamente, para

faci-

obra, y litar

"J."

que

las

su propagación.

Si

con

buscar un mercado para

hay

(pie

la

las

se pretende

uniones

producción

artística

ampararse debajo de fraseologías 14

no

patrióticas;


díganse las cosas claras, por sus nombres y

do se

dé un carácter tan marcadamente patriótico á una sencilla operación de comercio.

v

t

o

no

lio

aceptado nunca como cosa legítima

propiedad intelectual:

J_

propiedad de

acerca de

la

de

pem

flor;

la

bre es

no es de

como una

conserva.

y las

ideas.

las

la flor,

el

hom-

especie y sus

la

que

especie,

la

Los hombres son

nace

El fruto

es del árbol;

eflorescencia de

ideas no son suyas, sino de

la

hasta tengo mis dudas

muy

las

nutre

propensos

a

darse demasiada importancia, á creerse cada uno un

más

centro de vida y de creación ideal;

justo creo

yo que sería retroceder un poco y buscar de gravedad dentro de

la base,

hacia

el

el

centro

comedio de

evolución ideológica en que nacemos y de la que somos siervos humildísimos. Pero aun aceptada la propiedad teórica de las ideas, hay mucho camino la

(pie

de

recorrer antes de llegar á

la

obra

intelectual,

la

hay que ver

naturaleza íntima de las ideas y

han de desempeñar en la

propiedad de

existe

la

el

al

si

se

opone

á la

pajel que éstas

mundo. Más necesaria

es

cosas materiales y sin embargo

expropiación forzosa y no ha habido reparo

en desamortizar

no y

las

propiedad práctica

cuando

así

pareció

no falta quien aspire hoy

á

útil

y oportu-

una desamorti-

zación general. El socialismo no es un fantasma, es

una fuerza

positiva ó negativa, pero do tocios

una fuerza que ha de

modos

influir en la evolución de nues-

y políticas. La propiedad subordinada pues, á intereses supe-

tras instituciones legales

individua] está. riores

y siempre que estos lo exijan no debo do algumt en sacrificarla; preciosa

haber, inconveniente


i«7 es

también

do

la

vida y se

Lv propiedad error profundo. inspira en

la

sacrifica por

la

idea!

el

cuan-

exige

ideal así lo

el

fundada sobre un

intelectual

está

Cuando

trabajo

el

mule mediante

el

gruente aplicar

el

<|iie

se

se lo esti-

personal; pero es incon-

interés

mismo

hombre

del

idea de lucro, bien es

principio á las obras de

la

ciencia ó del arte, las cuales no deben de tener otro

motivo de inspiración que

un

sabio ó á

de

el

amor

verdad ó á

á la

Conceder patentes de invención

belleza.

la

un

á

en industriales

artista es convertirles

ciencia 6 del arte, excitarles á que conviertan

la

sus obras en artículos de comercio. Así ocurre que

hoy no se trabaja ya para remontarse

ros intelectuales se

ni

más

series

producen

cias de á los

la

al-

obre-

público V multiplicarlo

de obras análogas y productivas; los industriales, que una ve/,

menos qne

ni

acreditado un artículo se lón y

grandes

conforman con inventar un mo-

delo que sea del agrado del

después en

á

modernos

turas, para crear obras maestras: los

ñ destajo

demanda

.

c

msngran

á

explotar

para satisfacer

Ante- teníamos

el

el fi-

exigen-

las

dolor de ver

genios morirse de hambre y ahora tenemos

alegría de ver gordos y colorados á

la

muchos que no

tienen nada de genios.

Aparte de nos

esta

más de

llega

razón

general,

existe

cerca á los españoles:

otra la

que

escasa

tuerza expansiva de nuestra producción intelectual. Esto carácter ile

no arguye contra

nuestras obras, antes

dificulta

la

acción

útil

lo

el

valor intrínseco

acrecienta y realza: pero

de nuestras ideas, su influjo

en nuestra misma nación y sóbrelos países que ha-


Man

nuestro idioma, en los que tenemos

luchar

para que nuestra tradición

para conservar

la

unidad y

el

deber de

no se extinga,

pureza del lenguaje.

la

Casi todos los pueblos americanos,

separarse de

al

España, por espíritu de rebeldía han pasado

pudiéramos llamar cesas,

hablando con más propiedad, de

ú

lo

que

las ideas fran-

escarlatina de

la

las ideas

internacionales. Si España quiere recuperar su puesto

ha de esforzarse para restablecer su propio prestigie

intelectual y luego para llevarlo á sin

tarlo

América

aspiraciones utilitarias.

necesidad

de construir ferrocarriles y

niente conceder franquicias aduaneras

construcción, no atendimos ría la la

los

al

ó implan-

Cuando tuvimos al

perjuicio

fué conve-

material de

que

sufri-

industria metalúrgica nacional; paréceme que

conservación de nuestra supremacía ideal sobre pueblos (pie por nosotros nacieron á

algo

más noble y transcendental

(pie la

la

vida, es

construcción

de una red de ferrocarriles.

Esta

objeción que yo dirijo particularmente con-

tra los tratados

de propiedad intelectual, tiene

una aplicación más amplia y pudiera ser generalizada en éstos ó parecidos términos: las relaciones entre España y las naciones hispano-americanas no

deben de regirse por ternacional;

al

principies del derecho in-

los

contrario se deberá de rehuir siste-

máticamente todo acto

político (pie tienda á equipa-

rar dichas relaciones á las (pie España sostiene con

paises de diverso origen

como

.

El derecho internacional

todas las ramas del derecho, es un formulario

estrechísimo en

el

que no cabe

la

realidad entera:

hay derecho público y derecho privado; pero no hay


derecho ptiblieo iuterfamiliar aplicable á las relacio-

mismo

nes de Estados pertenecientes á un

ana determinación material de

tronco;

nacionalidades no

las

basta; es Decesarurtener en cuenta

carácter de cada

el

nacionalidad y establecer diferentes principios reguladores,

según

el

grado de intimidad conque unes

y otros paises entre

En

se enlazan.

voz de hablar

como extranjeros, debemos como hermanos.

de fraternidad y tratarnos de callar y tratarnos La

idea de fraternidad

idea de fraternidad entre

lísima; y entre

una y

universal es

hermanos

otra existen gradaciones

participan de lo utópico y de fraternales

utópica;

lo real:

que engendra la vecindad,

las

Yo

que

relaciones

conciudada-

la

nía, la raza, el idioma, la religión, la historia, la

nidad de intereses o de Cllltura.

la

efectivos es rea-

comu-

he tenido 00a«

sión de tratar a extranjeros do diversas naciones y

á

hÍ8pano-americanos; y no he podido jamás considerará es

los

hispano-ameripanoa como á extranjeros.

que yo tenga una idea preconcebida

ni

hacer alarde de sentimientos fraternales por

de

los

No

que d^sn' el estilo

que usa un oradoró un propagandista para emo-

cionar á su auditorio: es (pie noto (pie con un hispa no-americano estoy en

comunicación intelectual

apenas hemos cruzado cuatro palabras: en tanto que con

un extranjero necesito

muy

largas

relaciones,

muchos tanteos para conseguir entenderme con entera,

naturalidad; en un caso voy sobre seguro,

(pie sé (pie existí falta,

1

una comunidad

p<>r-

ideal (pie suple la

de confianza; en otro he de comenzar por apo-

yarme sobre que con

el

las reglas

banales de

tiempo voy allanando

la

urbanidad hasta

las dificultades (pie


presenta

el

una persona extraña.

entenderse con

cuando no se posee, como yo no poseo, necesaria para sacrificar las ideas

flexibilidad

la

sentimientos

y

propios en aras de

las

Voy

un suceso vulgarísimo en que

á

referir

conveniencias sociales.

intervine -por razón de mi cargo», cuando re-

sidía

en A.mberes; y por

muestra se verá cómo

la

cargos oficiales no están reñidos con la

sentimental y

vida

cómo

estas ideas

los

escenas de

las

que yo ex-

pongo y que acaso suenen á palabrería huera tienen un sentido muy justo y muy práctico, si se las acepta

como

línea de

conducta y llegan

á constituir, sin

necesidad de que se las escriba en ningún código ni

en ningún tratado, un criterio uniforme y constante en

la

vida de

que en

el

Ja

gran familia hispánica.

Me avisaron

Hospital Stuyvenberg so hallaba en graví-

simo estado un español, que deseaba hablar con autoridad de su pais; fui dos del establecimiento llaba

el

allá,

me

y uno de

los

la

emplea-

condujo á donde se ha-

moribundo, diciéndome de paso que éste

acababa de llegar del Estado del Congo, y que no había esperanzas de salvarle, pues se hallaba en el período final de un violento ataque de fiebre amarilla

ó africana.

Ahora mismo estoy viendo

más que un

hombre

infelicísimo, (pie

parecía

un esqueleto pintado de

ocre,

ser

á aquel

humano

incorporado

trabajosamente en su pobre lecho y librando su timo combate contra

la

Y

muerte.

recuerdo (pie sus

primeras palabras fueron para disculparse por lestia

que me proporcionaba,

para ello.-

Yo no soy

no me entienden y

al

sin

español,

úl-

me

la.

mo-

título

suficiente

dijo;

pero aquí

oirme hablar español han creído


1

11

que era á usted si

quien yo deseaba hablar.

á

usted no es español,

Managua

y mi familia era portuguesa;

Agatón Tinoco.

llamo

— Entóneos,

rato, y

vamos

á

me

interrumpí yo,

Voy

es usted español por tros veces.

usted un

— Pues

contesté, lo parece y no

— Yo soy de Centro-América,

tiene por qué apurarse.

señor, de

lo

sentarme con

á

fumarnos un cigarro como

buenos amigos. Y mientras tanto usted me dirá qué os lo

que desea.— Yo nada, señor; no me

para

lo

hablar con

quien

tiempo que no tengo

con quien hablar. Yo soy

ni

muy

desgraciado, señor;

en

mundo.

el

usted que

no

Si le

nada

taita

me queda que vivir; sólo quería me entendiera: porque hace ya

poco que

yo

le

como no hay

contara

hombre

usted mi vida ver a

á

Me

engaño.

otro

verlo á usted.

basta

amigo Tinoco, para quedar convencido do que no dice

más que

la

verdad; pero cuénteme usted

culera confianza todos sus infortunios,

conociera de toda su vida.

me

Tinoco

Y aquí

huir de su casa, porque .

sus trabajos en la

me

pobre Agatón

el

desventuras; su infortunio conyugal que

honor

con

si

largamente mis aventuras y sus

refirió

que sobrevino

como

aunque pobie el

canal de

parauzn de

las

era

le

obligó á

hombre de

Panamá

hasta

obras y por último

golés,

dono al Estado libre condonde había rem-itado su azarosa existencia

con

desenlace vulgar y trágico que se aproximaba

su venida en calidad d

el

misma

y que

llegó aquella

le dije

yo después de escuchar su relación, es usted

el

noche. -r-Amigo Tinoco,

hombre más grande que he conocido hasta

posee usted un mérito que solé está

hombres verdaderamente grandes;

el

al

el

día;

alcance de los

de haber traba-


na jado

'Mi

silencio;

de poder abandonar

*'l

tistaeción de no haber recibido

merecían sus trabajos.

usted se

Si

por dentro y compara toda

recompensa que

la

vida con

premio que

el

examina ahora

obra de su vida con

la

la

ha granjeado, fíjese usted en que

le

su única recompensa ha sido una escasa nutrición y á lo

último

el

lecho de un hospital, donde ni siquiera

hablar puede; mientras que su obra ha sido nobilísima, puesto qiie siuo que

lia

no solo ha trabajado para vivir

acudido como soldado de

fila

á

prestar

su concurso á empresas gigantescas, en las (pie otro había de recoger usted ha hecho tortísimo,

provecho y

el

que

revela

que

el

la

gloria.

Y eso que

temple de su alma es

usted en sus venas sangre de

lleva

una raza de Luchadores y de triunfadores, postrada hoy y humillada por propias culpas, entre no es

menor

la

falta

la

las cuales

de espíritu fraternal,

la

des-

unión, (píenos lleva á ser juguete de poderes extray á que muchos como usted anden rodando por mundo, trabajando como obscuros peones cuando Iludieran ser amos con holgura. Piense usted en todo ríos

el

esto y sentirá

una llamarada de

santo orgullo, (pie

mosa

los

últimos

momentos de su

hará ver cuan indigno es

como

orgullo, de íntimo y

alumbrará con luz

le

el

muy

her-

vida, porque le

mundo de que hombres

usted, tan honrados, tan buenos, tan infelices,

ayuden

con

á fertilizarlo

sostenerlo con

el

el

sudor de sus frentes y

á

esfuerzo de sus brazos.

Cuando abandoné

el

hospital pensaba:

persona de «buen sentido escena, de seguro (pie

eqnilibrado ó iluso y

me

me

si

alguna

hubiera presenciado esta

tomaría por hombre

^\(^~

censuraría por haber expues-


113

to.semejantes razones auto "uu pobre agonizante, qne

acaso no so hallaba en disposición de comprenderlas. Y<> cr

Agatón Tinoco me comprendió y qne

[ue

recibió

un placer qne quizás no había gustado en su

como hombre y juzgado con más hulas ideas más elevadas: mildes comprenden y los vida, el de ser tratado

entera y absoluta rectitud. Las inteligencias

que economizan están seguros

simo

la

«le

verdad y

ser

porque

error,

publican sólo cuando

la

comprendidos viven en grandí-

la

verdad, aunque no sea com-

prendida, ejerce misteriosas influencias y conduce por caminos ocultos á las sublimidades á las

más

puras,

que brotan incomprensibles y espontáneas de Días atrás expliqué yo á mi

almas vulgares.

las

criada, una

buena mujer, más ignorante que

mundo

el

origen del

el

sistema de Copérnico,

y

mecánica

la

ni

el

celeste.

bui na,

No seguí

de Ticho-Brahe

ni el

de Ptolomeo, sino otro sistema que yo he inventado para

entretenerme y que para mi criada,

sahe de estas cosas, es tan científico, cuino ra sillo

sancionado por todos

los

rosas,

estas latitudes no

palabra,

el

la

la

este lado i5

inexplicable ramillete,

explicación deseada y

^Mos

oi.\

é

mano el

ayer han echado estas

V

ia

mi criada con

donde, pues en

si''

abundan y entregarme, sin decir

inesperado

cuando tuve en samiento

buscadas no

hubie-

grandes astrónomos

del orbe. Al día siguiente vi entrar á

un ramo de

no

(pie si

obsequio;

me

vino

al

y

pen-

dije: las ideas

de

flores.

vista hacia el Oriente á ver

asoma, come

el

sol, la

si

por

luz (pie hace


H4 tanto tiempo n

is

España

Falta.

una

sin Portugal es

Dación principal mente mediterránea; ¿qué mucho,

qm

pues,

natural cfccl \

i

la

en

que

i

p

Mediterráneo hallásemos

el

nuestra

ríe si

ilítica

fuos

ext

i

¡ri

acción

política?

Yo

oreo

una

en

indis] ensable desarrollar nuestra ir,

la

íínica política justificada por

nuestra posieión territorial y por nuestra sería

centro

el

política mediterránea.

Entre todas

premacías que España pudiora ejercer en

el

historia las su-

mundo,

ninguna debería de halagarnos tanto como nuestra supremacía en

el

mar

déla humanidad;

civilizador

loma podríamos inscribir con más

y ningún

facción en nuestro escudo que

tnun, nosti

um

el

lema:

satis-

inare nos-

.

Poro una política mediterránea necesitaría estar

apoyada sobre un fuerte poder moral y hay que ver si nosotros podemos hoy tenerlo. No voy á entonar

una eleg'a

ni á sacar á plaza

gustoso

hipótesis de que

la

¿o oro puro en

nuestra pobreza; acepto

hemos hallado una mina

los alrededores

de Madrid y que no

hay más que acuñar ese oro providencial, convertirlo él la

moneda contante y sonante y adquirir con más grande y desaforada colección de acoraza-

en

dos que jamás en todo

lo

descubierto de los mares

haya podido y pueda hallar. Para los que atienden sólo á la superficie de las cosas, para los que se

creen que cos, el

el

poder naval está en tener muchos bar-

problema quedaría

resuelto;

que adornar todos esos barcos con

la

no habría más bandera nacio-

nal y lanzarlos en busca de aventuras heroicas, (pie

continuasen

nuestra

gloriosa tradición

marítima.

Para mí. tan formidables escuadras serían un

peli-


US Un

gró y acaso un estorbo.

pontáneo do

poder qao do brota es-

fuerza natural y efectiva de una na-

la

manos de un

ción ts un palo en

Los barcos

ciego.

no van tripulados sólo por hombres, van tripulados nacionales; y una

las ideas

por

de

fuerza expansiva de

la

uu

nación, que carece

cimentado,

ideal bien

no hará nada de provecho con un poder marítimo ignorante de

derroteros (pie ha de seguir con

los

Toda nuestra

y constancia.

historia

nuestros triunfos fueron debidos

más

demuestra que á

nuestra ener-

gía espiritual que á nuestra fuerza (puesto que nues-

fuerzas siempre fueron

tras

fiar á

un

inferiores

pretendamos hoy trocar

obras); no

á

nuestras

papeles y con-

puramente material nuestro porve-

p ider

Ante- de

los

salir

de España heñios de forjar dentro

del territorio ideas

quegníen nuestra acción, porque más que á triun-

nir.

caminar

á

ciegas no puedo conducir

fos azarosos y

efímeros y á ciertos y definitivos de-

sastres.

Nuestra situación no nos permite imponer nuestro criterio (pie

nuestra

político y

desempeñemos

el

nuestra línea de conducta en

en Europa es este punto,

tan claras

el

historia

se

el

decirlo, las

como cuando

se

Pero en

cosas no aparecen

trataba del continente;

existen numerosas cuestiones políticas en

España el

está

el

profundamente interesada y en

las

(pie

las

que

retraimiento no 63 cosa llana y natural, sino

sultado de

extenso

la

reflexión.

litoral

del

á

Mediterráneo como

retraimiento voluntario.

bueno es

opone

papel de comparsas; así pues,

No hay palmo de

re-

terreno en

Mediterráneo, donde no haya

en pié un conflicto político; y

>i

se los va

exami-


aando uno

á

uno

so notará

que todos giran alrededof

de dos conflictos capitales, permanentes:

romana y

la

En

cuestión turca.

paña interesada como nación da

como oación

la

cuestión

primera está Es-

la

católica, y en la

segun-

ambas como potencia

cristiana y en

mediterránea.

El

(pie

conviene dejar esclarecido

que concierne

á la intervención posible

primer punto

es el

de España en virtud de sus ideas religiosas: porque las ideas políticas

andan tan fuera de sus naturales

senderos que hay quien mezcla y revuelve tica

de

con

la

la polí-

y quien confunde les intereses nación con las aspiraciones de los individuos. la religión,

Al juzgar sumariamente tendía yo hacer ver

la política

cómo en

de Felipe II pre-

esta política había

un

error capital: el de haber dirigido la acción de nuestro

pero

por caminos ajenos á nuestros intereses;

pais

cómo había asimismo un pensamiento admira-

ble: el

do inspirar esa acción en los sentimientos

genuinamente españoles. Este

es

un punto de

vista

todos los asuntos políticos: cuanto se

general en

haga hay que hacerlo honrada y sinceramente, á la más que lo que

española; pero no se debe de hacer

convenga á nuestros arte, ni

ninguna

intereses.

idea, así sea la

Ni

la religión, ni el

más

elevada, puede

suplir en la acción la ausencia del interés nacional;

puesto que este interés abraza todas esas ideas y

además

la

vida total del territorio, su conservación,

su independencia, su engrandecimiento. La de Felipe

11

política,

nos trajo nuestra ruina, no por su em-

peño en sostener

las ideas católicas,

ner á causa de estas ideas

sino por soste-

un absurdo

político,

una


obra contraria á

los interesos

pensación del sacrificio fué división de

braltar, y por último la

com-

la

decadencia,

la

península, fué

la

Y

españoles.

fué

la

humillación de Gi-

la

amenaza de vernos privados

hasta de nuestra independencia. Todos estos desasinieron eslabonados y tuvieron su origen en

obcecación con que pretendimos apoyarnos sobre

la

que carecían de asiento natural en

ideas

infa

reales.

Hoy tenemos un ejemplo en

bello

que

pueblos tro

á

más

civilizar salvajes,

que conquistar nuevos

nuestra religión,

nuestras leyes y

idioma?

mayor ca'.'

palpable de lo que digo

colonización africana. ¿Puede darse nada

la

Si

(pie

nues-

sin

estamos aún en

ve/,

á

embargo ¿puede darse absurdo una empresa colonial de España en ÁfriV

nización americana,

que en

á

si

de darnos

la

convalecencia de

la

colo-

tenemos dos -raudos colonias las fuerzas

que nos

faltan,

son

mgrías sueltas, dos causas de disolución de

lo

poco que habíamos conseguido fundar, ¿cómo vamos a

acometer nuevas empresas colonizadoras? ciéramos,

más

tarde recibiríamos

económico, una guerra

un nuevo ataque ra

civil, otro

a nuestra

de esas cosas ú otras pe

debe de mirar

los

el

si así lo hi-

pago: un desastre

ensayo republicano,

independencia:—cualquie>res, á elegir.

España, pues,

asuntos del Mediterráneo con un

criterio nacional exclusivista: y

si

por acaso hubiera

de intervenir, debe de intervenir sin abandonar sus ideas, con su carácter de nación católica.

Y

los

que

crean que amitos conceptos son contradictorios, que reflexionen

un

poco y

se

convencerán de que

la

contradicción está en pretender que una nación se


arraíne p

>r

defender ideas generosas y arriesgue con

su propia vida

porvenir de esas mismas ideas.

el

todas las cuestión»

Consideradas dientes en

el

s

políticas pen-

Mediterráneo desde

el

punto de

vista de nuestros intereses territoriales y marítimos, sin gran esfuerzo so [lega

más

luciones

comprender que

á

favorables serán

las

más

Quien no tiene fuerzas bastantes para

las so-

dilatorias.

decidir, está

obligado á trabajar porque DO se decida nada: y la solución está

si

pendiente porque los intereses an-

tagónicos se bailan en equilibrio,

lo

más

sabio y

al

mismo tiempo lo más cómodo, es la abstención. Cuando un país se halla real y positivamente interesado on un asunto, como España en Marruecos, la abstención es funesta, porque pone

do manifiesto

que ese pais, ó desconoce sus intereses vitales, ó bien se llalla tan abatido

nos extrañas; poro

mente

justificada,

que tiene que confiarlos

si la

la

á

ma-

intervención no ostá plena-

abstención es discretísima y que el lado por

revela gran tacto político, puesto

donde más pecan duos es no

les

así las naciones cerno los indivi-

la oficiosidad, la

importa.

po, se hace

manía de meterse en

Un hombre

que habla poco y

lo

que

á tiem-

digno de estima, adquiere autoridad y

sin pretenderlo es consultado sobre cuestiones ar-

duas; un

hombre inquieto y entremetido

llega á ser-

vir de molestia y de estorbo.

La sí

cuestión

romana

tiene su solución

misma, una solución

lógica,

dentro de

independiente

los hombres y por lo tanto irreaniquilamiento del poder político establemediable^

de

la

voluntad de

cido en

Roma. Quizás para

el

porvenir del catolicis-


119

mo

y de

naciones católicas convendría privar

las

para siempre

cuando

que,

Pontificado de un poder temporal,

al

existió fué

entre

validad

dominar en

una causa constante de

Estados

lofc

deseosos

católicos

vi-

de

desunida, y hoy que no existe

Italia

continúa siendo un motivo de discordia y de perturbación. Poro aunque el Sumo Pontífice aceptara el

hecho consumado y se conformara con asegurar

su independencia mediante garantías internacionales,

no resolvería tampo

;o el

conflicto,

porque este no

esta en las personas, sino en las ideas y las ideas

en

la realidad.

Koma. Jerusalén

ó

Una ciudad

tico estable,

porque

por este hecho

la

la

al

¡i

la

sola 6

un poder

la

poli-

vida espiritual y

civil se halla ideal

autoridad religiosa.

que dos soluciones: ó fundir una

en

como

gobernación de un Estado es

gobierno de

autoridad

mente supeditada

(pie

Meca, para no hablar sólo del

la

catolicismo, do puede ser asiento de

operación interior

más

teocrática

las

condenarla autoridad

dos autoridades en política al vasallaje.

El poder político tiene la fuerza, pero

de un día. En definitiva

lo

y real-

Nohay más

la

fuerza es flor

que triunfe es

la idea; ;.y

qué comparación puede haber entre un régimen político pasajero,

La

y un régimen espiritual inmutable?

casa de Saboya es de las

más

estimables, poi

su prestigio y por la sinceridad con que ha aceptado y practicado el sistema moderno constitucional y democrático; después de Grotha, (pie

la

casa de Sajonia Coburgo

que en este punto se lleva

la

palma, no creo

haya en Europa otra que desempeñe con más

perfección que

la

de Saboya

el

papel tan

difícil

desagradable de reinar y no gobernar; pero

como la

di-


120

Saboya está sujeta

nastía de .-'i

temporales,

á

alternativas,

decadencia y hasta la extinción; Santa Sede representa una dinas-

la

en lauto que tía

muchas

á

naturales ascensos y descensos de las cosas

los

la

impersonal é indestructible, que rige

espiritual,

sus asuntos por períodos seculares y que ha visto nacer y morir, no ya poderes dinásticos, sino so-

Entre dos poderes de

ciedades enteras,

rente fuerza espiritual,

der espiritual aunque n el

del

poder

político;

segundo,

y

(pie

la

i

idea de

po-

desee tiene que destruir sitio

ha osado empeñar una partida des-

unidad

la

lo

difeel

culpa no será del primero,

mesuradamente superior

La

tan

lucha es imposible;

la

á

sus fuerzas.

política

no tiene un valor

absoluto, y está subordinada á otras que tienen ya

su arraigo en

la

vida.

En Espafia no hay ningún

Papa y no hemos constituido Italia

la

unidad ibérica; en

pudieron también aceptar una solución más

respetuosa con simétrica, con

la

realidad; en

Roma

vez de

por capital, y

la

una nación

amenaza cons-

tante de un conflicto insoluble, pudieron fundar algo

menos regular y perfecto; pero más firme y durable. La consolidación de la unidad italiana, tal como hoy existe, requiere el

pero

como

dinastía,

la

aniquilamiento del Pontificado;

empresa no está

al

alcance de ninguna

habrán de continuar existiendo en una

misma ciudad dos poderes antagónicos, de los cuales triunfará uno, el más fuerte, esto es, el espiritual, sin necesidad de auxilio ajeno, contra la oposición de los adversarios, por el

La

hecho sólo de

la coexistencia.

cuestión de Oriente es también mixta, polí-

tica

y

religiosa;

pero de

un orden completa-


6

121

mente

distinto.

problema consiste en destruir

El

una dominación discordante

del rosto de

Europa, en

expulsar un pueblo refractario al orneo de sangre y de ideas; y las fuerzas puestas en juego son intere-

y simpatías acaso más aparatosas que

ses políticos

sinceras en pro de los cristianos sometidos turen; bien

que no

legítima emoción, que

pidan das.

poi'o

como

menos que

la

el

profesor belga Kurth

resurrección do las Cruza-

poder mahometano es siempre

El

muy hundido

(pie so halle: es

como

el

En

ol

mundo

por

terrible,

mar; so

y vuelvo; pero esto no es razón para que se truya.

poder

al

inspirados por

espíritus

falten

retira

des-

lo

no so debe de destruir

nada,

porque todo existe por algo y para algo. Hay tener amplitud de ideas y comprender que es susceptible de

muchas formas, en

siempre algo bueno.

El

las

la

(pie

vida

que hay

cristianismo por su esencia

está incapacitado para acudir á los procedimientos brutales; tiene (pío defenderse, pero sido hasta ase-

gurar su independencia y su libertad do pacífica propagación.

Por

esto no hay (pie confundir

cristianos sometidos á

acción

Los

puramente

(pie

política

claman contra

la

la

protección délos

dominación turca con

la

la

de Europa en Turquía.

dominación turca y dicen

de ella que es baldón y oprobio de Europa, parten de un concepto geográfico mezquino, porque

si

esa

dominación ha de existir ¿qué problema se ha

re-

suelto con empujarla hacia el Asia menor,

continuaría cometiendo los

comete?

mismos atropellosque hoy

hay que expulsará

los turcos

territorios habitados por cristianos ó 1

donde

de todos los

hay que

tolerar


isa

su dominación é impedií que den Honda suelta

Una expulsión

fanatismo.

para conseguir

lo

caz que conservar

su

á

obra imposible, y

total, es

segundo, oo hay remedio más

efi-

Turquía en Europa, donde

las

la

naciones europeas punían ejercer su acción combi-

nada sobre seguro. Es más, Turquía en Europa es

una fuerza

casi nula,

que camina porsus pasos con-

tados, á colocarse bajo tras

que Turquía en

la

Asia,

tutela

continente mien-

riel

no tardaría en levantar

cabeza y en ser una fuerza temible; en lejos

de su centro

y apenas

como

la

si

territorial, del

la

Europa está

núcleo de su poder

logra sostenerse entre tantos peligros

cercan; en Asia, desligada de compromisos,

dirigida acaso, por gente nueva, sería un criad: ro de

combatientes fanáticos que recomenzarían

Recuérdese cómo

el

Cruzadas, repitió su acometida aun la

la

lucha.

islamismo, quebrantado por las

más

primera contra Europa, por Oriente,

furiosa

al

que

presentar-

se en escena el pueblo turco. El islamismo es peli-

groso

si

se le deja

dos entre

porque

el

dominar grandes

territorios uni-

y constituidos en federación religiosa; islamismo no se propaga individualmente sí

sino en forma de irrupciones violentas, rápidas, en

diversas direcciones, dentro do su demarcación natural geográfica

y

á veces traspasándola

y acometien-

do á pueblos extraños. Así una renovación de fuer/as del Islam sería posible,

si

sectas que continuamente nacen de

las

cualquiera de las 61,

tuviera libertad

para extenderse en todos sentidos y llegara á reconstituir la

unidad necesaria para

el

combate.

Una políti-

ca europea previsora, debe de encaminarse á fraccio-

nare! Islam,

á inferen piar osas corrientes, fijando

en


123 cüforentes puntos intermedios centros de poder,

que

entre estados mahometanos

sirvan de aisladores

in-

dependientes; pero nunca á destruir por completo

independencia política del islamismo, que por cho de existir tiene perfecto derecho íes políticas

la

el he-

mantener pode-

á

autónomos. Cualquiera idea religiosa que

encarne en una raza y constituya un centro de poder y cree intereses históricos, exige ser respetada en so

independencia política hasta tanto que con se destruye y desaparece;

poder Luchemos por destruir pero mientras

la

la

de abusivo arriesgado;

oómo

sostiene:

la

fuerza y

además al

dominados hoy por

el

so constituía

en

el

acto

vaIs-

una

CÓmO por debajo de acción dominadora de Europa, comenzaba á cir-

Confederación de vencidos la

lo

fuera posible reducir

sallaje todos los territorios

lam, veríamos

tiempo

grandemente abusi-

opresión de si

que

idea

la

idea subsiste es

vo encadenarla bajo

el

queremos quebrantar un

si

cular en secreto para

el

día de

la

la

midos por

la

palabra maravillosa,

rebelión.

hoy existen entre

y

Todas

los poderes

las

la

consigna

rivalidades que

mahometanos, carco-

inacción, desaparecerían,

quedando en

limar de ellas una rivalidad formidable:

la

del cris-

tianismo vencedor y el mahometismo vencido, humillado, poro de ninguna manera anidado ni destruido.

i

por

el

Norte, ni por

el

Occidente, ni por

el

España una promesa de engrandecimiento mediante la acción política exterior: Oriente,

Iiallar:i

no encontraremos ni

una

finalidad

bien

mareada


para nuestra política, ni

que impulsa hacia empresas

la

exhuborancia

del instinto,

fuerzas

ele

acción irreflexiva,

la

hacia

las

que brotan espontáneas

del

espirita del territorio. Necesitamos reconstituir núestras tuerzas materiales para resolver nuestros

tos interiores, la esfera

y nuestra fuerza

asun-

ideal para influir

en

de nuestros legítimos intereses externos,

para fortificar nuestro prestigio en los pueblos de ori-

gen hispánico.

En

cuanto á

la

restauración ideal,

nadie pondrá en duda que debe de ser obra nuestra

podremos

exclusiva;

recibir

orientarnos estudiando

lo

influencias extrañas.

que hacen y dicen otras

naciones; pero mientras no españolicemos nuestra obra, mientras lo extraño no esté sometido á lo es-

pañol y vivamos en laincertidumbre en que hoy vi-

vimos, no levantaremos cabeza. Nuestra debilidad

en

intelectual se patentiza tra cultura,

como

la

la

incoherencia de nues-

formada de retazos de diferentes colores

vestimenta de

los

mendigos. Pero tocante á

nuestra restauración material, los pareceres no son

ya tan unánimes. Hay quien espora «aún» cia milagrosa, las Indias.

la

si

la

tuviéramos muchos

Después de varios

trándonos por

en

como

los suelos,

siglos de

en

andar arras-

no queremos todavía caer

cuenta deque hay que confiarlo todo á nuestro

esfuerzo, y que para trabajar,

que

es le

que

interesa,

tenemos hoy por hoy dentro de España, más

más

herentíos

luz y

Hay

más

aire

tierra,

que necesitamos.

quien confía en

las colonias; cerno si

no su-

piéramos que con nuestro sistema de colonización, las

colonias nos cuestan

más que nos dan;

y esto no

admite reforma ni necesita reforma tampoco. La ver-


125 (ladera colonia debe costar algo á la metrópoli; puesto

que colonizar no es

ir al

negocio, sino civilizar

pueblos y dar expansión á las ideas. Dejemos á otros pueblos practicar

colonización utilitaria y conti-

la

nuemos nosotros con nuestro sistema

tradicional,

Estamos ya de-

que malo ó bueno, es al fin nuestro.

masiado avanzados para cambiar de rumbo, y aun-

que opusiéramos no podríamos tomar otro nuevo, y aunque pudiéramos no adelantaríamos nada con superponer á un edificio construido con arreglo á nues-

un cuerpo

tras ideas,

más de estilo diferente, copiado No tiernos podido formar

quizás sin discernimiento.

un concepto propio sobre derna:

atengámonos

colonización á

nosotros no tenemos

si

creamos, ¿quién

la

nuestra misión en

No

la

antiguo,

aunque choque con

tenacidad,

porque

al

ha

mucho

<

fe

en las obras que

tendrá por nosotros y cuál será la historia

leí

tríente

futura?

yo una obra de un

.

en

la

polltio la política

cual es censurada con tan

extremada dureza nuestra acción colonial en nas, (pie

Filipi-

no puedo estampar aquí, por impedírmelo

cierta invencible

repugnancia, ninguno de los con-

ceptos de aquel esbozo crítico. En el

mo-

las ideas corrientes;

viajante inglés sobre «Los pueblos y

en extremo

la

prosigámoslo con

autor traza

la

''-l.

sin quererlo,

linea divisoria de los

dos métodos

de colonización empleados por los antiguos conquistadores y los modernos comerciantes. cutir aquí sólo diré

valor relativo de

que me gusta más

más noble ([iie

el

el

uno y

No he de otro

dis-

sistema;

antiguo porque era

y desinteresado. Pero esto no quita para

B6 reconozca

que

la

colonización á

la

moderna.


es útil á Las Daciones la

fin»

1

una pérdida de

fuer/as.

que

practican, en tanto

la

antigua colonización representa para

que

metrópoli

la

primera vista noofre*

á

cen un resultado beneficioso pero que á la larga fruc-

donde deben

tifican

fructificar, esto

es-,

en

las coló*

oias.

pues,

Así,

nosotros

no podemos contar con

la

ayuda de nuestras colonias y justo es que se sepa que de "lias b !>lo hemos de recibir el mismo pago que recibimos de

las

que se emanciparon; sólo podemos

aspirar á que

el

mantenimiento de nuestra domina-

ción no nos cueste demasiados sacrificios, y para ello

hemos de

abrir

un poco

la

dominación «materialista

na nuestra postración portancia (pie á lonias por

la

la

mano, renunciar

intelectual y conceder

las co-

conservación de nuestro

la

un tanto quebrantado por

prestigio,

la

más im-

administración directa de

metrópoli, á

á

que hoy nos conde-

á la

,

las pretensiones

egoístas de los detentadores y usufructuarios del poder político.

Hay zación, juicio

quien cree que es

la

este concepto

bargo,

»

término

los

fatal

También

la

la ley

hasta,

la

hijos

y sin emni

diferencia,

que llegue el

para decirle á su el

los

mi

emancipación. Pasan de un

a nadie se le ocurro esperar

por

A

no se emancipan nunca,

hijos

estado civil á otro diferente sin notar

cesado usted en

la coloni-

códigos establecen cuán-

se pie. 'de la patria postestad;

muchos

piensan siquiera en

fio

de

las colunias.

es teórico.

pueden emanciparse, y do y cóm

el

emancipación de

día

y marca-

padre: desde hoy ha

ejercicio de

las

funciones (pie

aquí ha venido desempeñando. Sólo en casos


127

extremos se rigen

hombres por

los

de las

i

extremos luchan

leves, y solo en casos

las colonias

por conquistar su independencia. Si merced á una

y má*s que hábil desinteresada, se mandebida unidad de ideas y sentimientos entre

política hábil

tiene

la

una metrópoli y sus colonias, peligro la

el

se

puede aplicar sin

régimen autonómico, que conducirá, no

emancipación, sino

á la

á

confederación de las colo-

autónomas con su metrópoli; y de esta suerte, la autonomía no soiá un primer paso hacia la emancipación, seni el comienzo de una unión más íntima. nias

lograda mediante

requieren

materialista.

no son

dezas políticas, el

sacrificio de eso

el

mado dominación

que ye he

Pero

estas

lla-

delica-

siempre prácticas, porque

concurso de hombres especialmente edu-

cados para tan

difíciles

empeños, y no todas

las

na-

ciones poseen hombres de esta clase. Si se imp anta

un régimen autonómico de

les viejos

se continúa haciendo uso

j

procedimientos gubernativos,

es seguro, y autos

que

llegar a

id

el

dominación tranca y firmemente sostenida ó cipación tranca y

leal mente

fracaso

es preferible ó la

la

eman-

otorgada.

Esta manera de juzgar nuestros asuntos parecerá de seguro pesimista, porque como ya he dicho

estamos habituados

á la idea

de que

el

engrandeci-

miento de una nación ha de conseguirse agrandando el

territorio ó

rritorios <le la

trayendo á

extraños

(i

en

él

riquezas ganadas en

las colonias.

te-

Nuestro concepto

grandeza continúa siendo material y cuanti-

tivo y quien quiera

que trabaje por desarraigar y

destruir las aspiraciones fantásticas de nuestra na-

ción es mirado

como hombre de poca

fé.

Suponga-


128

moa que en un canee que

lleva

poca agna hay doa

saltos ó caídas de igual altura y

que dos ingenieros

tratan de aprovecharlos para esta ó aquella especie

de fabricación:

proporcionada

uno monta una industria pequeña,

el

al

motor, y desde

obtiene un resultado brica

de

útil; el

el

primer momento

una

otro construye

funcionar por falta de auna. Para

fá-

que no puede

proporciones imponentes,

los

que ven

las

cosas por fuera, que desgraciadamente son los más, el

ingeniero que construyó en grande os un hombre

de genio, y

el

que estableció

la

un hombre de facultados muy elevadas concepciones.

contenten con ver

la

Tara los pucos que no se

fachada y examinen

dentro de ambos edificios, convertirá en poco

pequeña industria

escasas, incapaz de

el

lo

que hay

hombre de genio

menos que un

idiota

parecía tener pocos alcances revelará ser

y

el

se

que

una perso-

no sabia, y discreta; el uno trabajando en grande ha demostrado su ineptitud para lo grande y para lo pequeño; el otro obrando en pequeño ha demostrado su capacidad para

La

lo

pequeño y para

fábrica española

lo

grande.

ha estado parada durante

largos años por falta de motor;

hoy empieza á mo-

verse porque hemos aligerado ó nos han aligerado artefacto,

y ya hay quien desea volver á

las

complicaciones, en vez de trabajar por aumentar escasa fuerza motriz de que hoy disponemos.

aquí

la

el

antiguas la

De

necesidad perentoria de destruir las ilusio-

nes nacionales; y

el destruirlas

no es obra de deses-

perados, es obra de noble y legítima ambición,

pol-

la cual comenzamos á fundar nuestro positivo engrandecimiento. La grandeza ó la pequenez de las


I2f)

naciones no depende de ni

do

I

número

la

extensión del territorio

habitantes. Bajo

rio

la

e-asa

de Aus-

España fué una nación inmensa y por serlo cayó on la postración y en la parálisis: en tiempo de tria.

Carlos

España fué como una ballena muerta,

11.

tando en

mar

el

é interceptando el paso á los

flo-

nave-

gantes: on cambio, unas cuantas provincias desliga-

das

España,

<lc

Provincias

las

Unidas, hábilmente

gobernadas por Guillermo de Orange,

se

transforma-

ban on centro político de Europa y contrarrestaban el

poder

á la

sazón omnipotente de Francia. por Macaulay, tiene

Este hecho, notado

plicación naturalísima. Los Paises Bajos,

por España, eran no

hombres;

al

más que

al

territorios habitados por

hacerse independientes se convirtieron

en nacionalidad. La unión fuerzas,

una ex-

dominados

política

no aumentaba las

contrario, las anulaba, porque estas fuerzas

oran antagónicas. Nosotros gastábamos nuestras energías en destruir

la

éstos gastaban

las

resistencia de los Países Bajos, y

suyas luchando contra nuestra

dominación; aunque

la

temente

fuerza

pacífica,

la

unión hubiera sido constanno hubiera aumentado

por ser opuestas las aspiraciones políticas territoriales.

Holanda independiente, movida por sus propias una nación más fuerte, más figíl que el

ideas, era

gran

imperio

español

paralizado,

impotente para

coordinar en una acción bien determinada fuerzos perdidos en sostener

el

los

es-

equilibrio entre va-

rias políticas contradictorias.

Cuando

se invoca

el

respeto a las tradiciones, ha

de precisarse bien qué so entiende por tradiciones.

España comienza ahora una nueva evolución ó


ha de Comenzarla ón breve y en ella ha herido t:i

que

España

la

los

españoles

extrañas

cié

viviendo

éíi

timar

tradicional; estoes inevitable, de' hoy

pi

'descendemos sin mezclas

españoles antiguos, y continuariios

los

nuestra casa solariega; los griegos dé

hoy tienen poea sangre helénica

hay quien croo

(y

qne no tienen ninguna)', y sin embargo aspiran á enlazar su historia contemporánea con la historia an1

lo

que

qué

ella

tign.1

né G-reeia. Pero

de

tradición es

la

lo

cnanto á

espíritu; en

de cerca y ver

los

el

liOsotros

debemos tomar

nos da ó nosimpone:

el

hechos, hay qne examinar-

los

que tienen, porque

valor real

muchos no sirven para nada y otros son perjudiciales. La mayor parte de nuestra historia moderna es un contrasentido

político, por

caer donde ahora nos vemos; so

empalma con

la

el

qne hemos venido

si

la

á

nueva evolución

anticua y seguía pOr

las

indica-

ciones ipie se desprenden de ios hechos tradicionales,

no adelantaremos jamás un paso. Una nación

que se hada mi su apogeo pilédo

resistir desviacio-

nes políticas no justificadas con ngor por sus intereses territoriales; pero

una nación que comienza

adquirir fuerzas tiene que ser

más

distraerse en aventuras peligrosas;

casos en que

contar con materiales y

la

acción está

más

á

exclusivista y no

aun en aquellos

justificada hay

que

medios amplios para, sostenerla; medios

muy

principa Unen te energía espiritual;

adquirida mediante

que so intenta,

el

la

comprensión exacta de

conocimiento previo de

obra ha de ser, en suma,

la

lo

«realización ideal

obra oonio tipo de realización material

.

la

obra

que

la

la


>3t

dirección rradieionRlmóntoscfíaladaa' nuestra

x.v

política exterior, es la

que

se designa general-

mente diciendo que hay- que cumplir el testamento do [sabe! •

Gatólica.

la

porvenir do España está en Mri-

TCI

oseapan por esa

a: y las aspiraciones nacionales se

como

¡•¡tima abortara,

estuvieran aprisionadas en

si

nuestro territorio y buscasen on

aquí un ejemplo

líe

huida

la

la

libertad,

más de verdadero pesimismo:

de los que desconfían do

el

picpias de su

!ne fuerzas

nación, y creen que ésta no será grande en tanto qma

no se

eu tío

afiada nlf$ún pedazo-do tierra, donde, yn que

le íi

no se consiga, ton^amiosal menos

quu ondeo

En

el

materia, de colonización africana

podido

hacer

más qno leservarse

aquella parte dol tranjeras

¿nipto

pudiera

España nolá

dominio de

el

manos ex-

africano que on

litoral

un vecinazgo peligroso para

ser

No

nuestras posesiones tradicionales.

mano acometer nueves

estaba en su

trabajos de colonización,

\ime.si había de colonizar por üOOSUrablo, empleado hoy

Las

el

pabellón nacional.

AíVica.

(Mi

no

razas africanas

má*

sistema absurdo y

el

Bon

comparables

á

las

americanas ó asiáticas; están en un girado bastanto interior de evolución y

europea: por todo rías

lo el

no pueden

más sensato hubiera litoral

y rios

resistir la cultura

desparramar

sido

navegables de África, facto-

y misiones, que tueseq como

la

levadura que

luciese fermentar h\s cualidades nativas do los afri-

canos; pero esta oliva reipier

carece de paciencia y

si

dades políticas darían coa lia

acudido

a la

a

muchoriempo; hoy

alguna se tuviese ella al traste;

dominación

se

las rivali-

así pues, se

directa, á las

invasiones


cu

t'l

cuando

interior y

buena marcha de

los

para asegurar

es preciso

negocios, á

la

la

matanza de

los

pueblos que se pretendía civilizar. Se parto de Europa con ideas de redención y se llega á África con ideas de negociante; y

que

ga negra, sino

que

al

amasado más crecida

Sin

mejora]'

suerte de

necesidad, en

independiente,

el

la

Norte de

de los puntos cardinales,

África, y pié,

el

las

puertas de

esta última abierta, para á oscuras.

la

el

cuarto

que después

nación debe dejarse

noquedarnos completamente

Yo entiendo que la política

natural después de terminada

la

áfrica na era

muy

Reconquista, y

hubiéramos consagrado todas

nales,

hoy, per

con vida

Sur, de que aún no había-

tratado; y no faltará quien piense

de cerrar tedas

el tes-

Católica, las ideas se fijan

Imperio marroquí. Este os

el

lia

fortuna.

único que qi:eda en

lo

al

la ra-

que

ó al

embargo, cuando en hispana se invoca

principalmente en

ella

la

matado más

lia

tamento de [sabel

mos

regreso no so aplaude

al

más por

trabajada

lia

si

á

las fuerzas nacio-

hubiéramos fundado un poder

político indes-

tructible tanto porque nacía lógicamente do nuestra

que no hubiera chocado

historia medioeval, cuanto po

con

los intereses

balde y

el

de Europa; pero

el

tiempo no pasa en

tiempo ha traído grandes cambios. El poder

musulmán

se halla en tal estado de postración

ha menester de quien lo proteja para que no

yan demasiado pronto; dos durante

la

los

lo

que

destru-

resentimientos acumula-

Edad Media, aunque refrescados de

vez en cuando, no sen hoy

lo

que eran hace cuatro

porúltimo y esta esla razón más poderosa, nosotros no somos ya un pueblo pujante, ansioso de

siglos; y


expansión, aunque por rutina pidamos expansiones;

somos un pueblo experimentado y escarmentado que por falta de memoria aprovecha poco y nial 8'is escarmientos y

ij'i

!

experiencia.

sCi

visiblo para

un interés demasiado

tiene

Espafia

necesite de aclaraciones, por conservar

torio del otro lado del Estrecho, alejad'"

mejor de

o!

terri-

cuanto más

arción política de Europa; y esto interés

la

por nadie estará mejor servido que por los (pie ac-

tualmente

sirven. Si nosotros nos dejásemos

lo

lle-

var de esos deseos tradicionales sin contar como no

contamos hoy con completar

los

medios indispensables para

obra del ejército y de

la

política, y lo-

la

ú

domina-

ción sobre Marruecos, ipiixás no serviríamos

más que

grásemos establecer nuestro protectorado

introductores de los famélicos comerciantes de

ile

Europa

en tanto que éstos

y.

práctica del la

recogían

utilidad

la

cambio do poder, nosotros cogeríamos dominado que vería en núes

odiosidad del pueblo acción

t>a

la

cansa manifiesta de todos

los

ataques

dirigidos contra sus sentimientos esclusi vistas y por

naturaleza refractarios á

ríamos,

pues,

fautores

la

civilización europea. Se-

inconscientes de

intereses

contrarios á nuestros intereses y obreros do nuestra

propia ruina.

patente de que

La guerra de África es una prueba la

aún por interesos

política

africana no está apoyada

vitales do nuestra nación, sino por

entusiasmos popularos, vagos, indefinidos. Cuando se

acomete una empresa exigida per una n icesidad

ieal

de expansión, de abrir campo

exuberantes de un

país,

la

victoria

á

las

energías

militar, sean

cuales fueren los obstáculos que se interpongan, deja


vu detrás de

más profundo

rastro

que

el

que

luí

de-

jado nuestra victoria,

Uxano puede

restauración de

la

vida entera do España

tenor otro punto de arranque que

la

concentración do todas nuestras onorgías dentro do nuestro territorio.

Hay que

cerrar pon cerrojos,

ves y candados tudas las puertas por donde ni u

español se escapó

por los

di'

ol

lla-

ospí»

España para derramarse

cuatro puntos del lioráonte, y por donde hoy

espora que ha

di;

venir

la

salvación: y od cada una

de esas puertas no posáremos un rótulo dantesco (pie

diga:

«Laseiato ogni speran/.a

nuts consolador,

humano, imitado do San Agustín: in

.

sino este utro

más humano, muy profundamente

interiore Hispan i;^ habitat ventas

Noli toras .

iré;


-.v.-...i....,

%fg¡'

T-

V'

•^./.'Xañ?"^

7' r

rU

?

C^

i

contrastamos

ol

pensamiento

w_} obra maestra de arte con tinción en

la

obra encierra

nn sentido, que pudiera llamarse histórico, historia

la

concordancia

la

porque, la

el artista

Y cuanto más estrecha

mórito de

obrand-o

se cruzad y se

mezclarse

la

como un

las

reflector en

el

mezclan y adquieren

luz de

de

ideas

individual que tiene un

profetica

el

artista

cruzarse

al

ella, <mi

valia-

\

lil-

La vida es

un caso psicológico simbólico

una explicación

universal,

clara,

de nuestra historia. España,

lúcida y

eomo

mundo, fuá arrancada violentamente de di 1

leni-

que separadas carecían. Dna

de Ualderón; en

nos dn

s*i

quoestas ideas

obras mayores do nuestra teatro es

sueño

mayor,

obra, sera*

la

saca sus fuerzas invisiblemente de

confusión de sus ideas con

totio,

las

el

concor-

una interpretación

nacional,

del ospíiitu de esta historia.

sea

la

que tuvo origen, veremos que con inde-

pendencia del propósito del autor

dante con

do una

íilosótico

pensamiento de

el

la

Segis-

caverna

su vida oscura de combates contra los africanos,


'anz ida

la

vida ouropoa y c invertida

que

y señolea de gentes

rluefíii

y

Kico de

al

011

siquiera conocí.i;

ni

cuando después de muchos y extraordinarios suque parocen más fantásticos que reales, vol-

cosos,

vemos

razón en nuestra antigua caverna, en

á la

que nos hallamos

al

presente encadenados

tra miseria y nuestra pobreza,

la

Demues-

preguntamos

si

toda

esa historia fué realidad ó fué sueño, y solo nos hace

dudar

el

resplandor de

bra y seduce

baba

— yo

la

Sólo

como

soledad de á

gloria

— pues que todo se acabó*

—y

esto s^lono se acaba.

si

sin gloria; poro tiene

muchos medios de con-

la

la

lucha por

el

la

la

más

la

más

noble, á laque se

inteligei-cia;

triunfo de los

blo contra los de otro pueblo;

bate feroz por

puede no debe vivir

gloria se muestra en formas

gloria ideal,

llega per el esfuerzo de

gloria

hacía exclamar:

le

que fué verdad creo

x pueblo no puede y

varias; hay

la

que aun nos alum-

Segismundo y

una mujer amaba

quistarla, y adornas

de

la

aquella imagen amorosa que tur-

hay

ideales do

hay

la

gloria,

gloria

un pue-

gloria del

com-

simple dominación material; hay

triste

la

de aniquilarse mutuamente en lu-

chas interiores. EspaOa ha conocido todas

déla

la

las

y desde hace largo tiempo disfruta

formas á

todo

pasto de la gloria triste; vivimos en perpetua guerra civil.

Nuestro temperamento excitado y debilitado

por inacabables períodos de lucha no acierta á transformarse, á buscar un medio pacífico, ideal, de ex-

más humanos que los armas. Así vemos que cuantos se enamoran

presión y á hablar por signos

de las

de una idea

(si

es

que se enamoran)

la

convierten en

medio de combate; no luchan realmente porque

la


*37 idea triunfe; lachan porque laidea exige una formo

exterior en que positivas

i'i

tructoras:

visible y á falta de

hacerse

creadoras aceptan discurso,

el

no como obra de

comí» instrumento de demolición, tín, la

revolución,

la

formas

negativas ó des-

las

el

arte,

tumulto,

el

sin»»

mo-

guerra. De esta suerte, las ¡dea-

cu vez de servir para crear obras durables que fun-

dando algo nuevo

destruyesen

indirectamente

lo

viejo é inútil, sirven para destruirlo todo, para aso-

todo,

larlo

para

también entro

aniquilarlo todo,

pereciendo ellas

las ruinas.

Ks indispensable forzar nuestra nación

á

que

se

desahogue racionalmente y para ello hay que infunnueva vida espiritual en los individuos y por

dir

ellos en

Ciudad y en

la

zación política terior;

hemos

el

Estado.

visto

Nuestra

organi-

que DO depende

del ex-

no hay causa exterior que aconseje adoptar

esta 6 aquella forma de

gobierno;

nuestras

aspira-

ciones de puertas afuera. ó son infundadas ó utópicas ó realizables á tan largo plazo que no es posible distraer

¡i

viendo a

que

del

causa de ellas la

espectativa.

la

atención y continuar vi-

La única

examen de nuestros

desprende es

indicación eficaz

intereses exteriores se

debemos robustecer la organización que hoy tenemos y adquirir una fuetza intelectual

muy

(pie

intensa porque nuestro papel histórico nos

obliga a transformar nuestra

acción de material en

espiritual. Espafia ha sido

primera

pea engrandecida por

la

la política

nación euro-

de expansión y de

conquista; ha sido la primera en decaer y terminar su evolución material, desparramándose por extensos territorios y es

la

primero que tiene ahora

(pío tra-


bajaren una restauración den completamente nuevo; es distinta de

la

de

no debe de imitar

política y social

p

»r

lo

deun

or-

tauto, su situación

demás Daciones europeas

las

y

á

ninguna, sino que tiene que ser

ella la iniciadora «le

procedimientos nuevos, acomo-

hechos nuevos también en

dados

á

ideas

francesas, ni las

la

historia. Ni las

inglesas, ni las alemanas,

ni

lasque puedan más tarde estar en boga, nossirven, porque nosotros, aunque interiores en cuanto á laintlucncia política,

en cuanto

sumes superiores, más adelantados

punto en que se halla nuestra

al

evolución; per

el

tudas las

nadoras

(y

derlas)

nuestra

naciones han de llegar

nación

ha entrado en una

taso de su vida histórica y le

está

natural

hecho de perder sus fuerzas domiá

per-

nueva

ha de ver cuál dirección

marcada por sus intereses actuales y por sus

tradiciones.

Et,

problema

pul. tico

que España ha de resolver

no tiene precedentes claros y precisos en la historia. Una nación fundadora de numerosas nacionalidades, logra tras reconstituirse

como

un largo período de decadencia

fuerza política animada por nue-

vos sentimientos de expansión; ¿qué forma ha do

tomar

esta

segunda evolución para enlazarse con

primera y no romper

la

unidad histórica

á

y otra deben de subordinarse? Porque aquí

dad no es un

artificio,

sino un hecho;

cortar con la tradición y pretender

nueva

vida,

como

si

la

que una la

uni-

el artificio sería

comenzar

á vivir

fuéramos un pueblo nuevo,

acabado de sacar del horno. España tiene acaso ca-

minos abiertos para emprender rumbos diferentes de

los

que

lo

señala su historia: pero un rompimiento


con

el

rales,

pasado sería una violación de

las leyes

natu-

un cobarde abandono de nuestros deberes, un de

sacrificio

lo reaj

por

lo

imaginario.

Ninguna nue-

va acción exterior puede conducirnos á restaurar

la

grandeza material de España,

el

alto

á

reconquistarle

rango que tuvo; nuestras nuevas empresas serían

eomo

pretensiones de esos viejos impenitentes

las

que en lugar de resignarse y consagrarse

al

recuer-

do de sus nebíes amores juveniles se arrastran en busca de nuevos amores fingidos, de nuevas caricias pagadas, He parodias risibles, cuando no repugnando

tes,

las bellas

En cambio,

escenas do

si

por

el

la

vida sentimental

solo esfuerzo de nuestra in-

teligencia lográsemos reconstituir

de todos

los

el OllltO <le

¡i

unión familiar

U!)es tnismOS ideales, de nr.estlos ideales.

cumpliríamos una gran misión vida

la

pueblos hispánicos, é infundir en ellos

histórica, y

daríamos

una creación, grande, original, nueva en

fastos políticos;

y

al

les

cumplir esa misión no trabaja-

ríamos en beneficio de una idea generosa, pero sin utilidad práctica, sino

que trabajaríamos por nuestros

propios intereses, por intereses (pie la

más transcendentales

conquista de unos enantes pedazos de terri-

Puesto que liemos agotado nuestras fuer/as

torio.

de expansión material, hoy tenemos que cambiar de táetiea y

minea, tes

las

sacar á luz las fuerzas que

de

la

lio

se agotan

inteligencia, las cuales existen Inten-

en Hispana y pueden cuando s desarrollen levangrandes creaciones que satisfaciendo nuesi

tarnos tras

¡i

aspiraciones

sirvan

a

la

vida

como instrumento

noble y

político,

obra que liemos de realizar.

gloriosa, nos

reclamado por

la

Desde este punto de


vista, las

cuestiones políticas a que España consagra

principalmente su atención, sólo merecen desprecio.

Vivimos imitando, debiendo de tendemos

ser creadores; pre-

regir nuestros asuntos por

el

ejemplo de

que vienen detrás de nosotros y iludamos

los

á

caza

de formas de gobierno, de exterioridades políticas, sin

pensar jamás qué vamos

motor dentro de ellas

á

para que no sean pura hojarasca.

La

organización de los poderes públicos no gs

materia

muy

difícil;

no exige ciencia

ni

arte

extraordinarios, sino amplitud de criterio y buena

voluntad,

organiza

una el

sociedad que comprende sus intereses

poder del

modo más

rápido posible y

pasa á otras cuestiones más importantes; una nación

un siglo constituyéndose no es nación se-

(pie vive ria;

en ese hecho solo da

dónde

va, y (pie por

tiendo

el

á

entender

(pie

no sabe

á

no saberlo se entretiene discu-

camino que conviene

seguir. Los poderes

no son más que andamiajes; deben de estar hechos

con solidez para

temor

(pie se

pueda trabajar sobre

á accidentes; lo esencial es la

un modo ya de ción de

otro, se ejecuta.

España

está

muy

tejado; y

ellos sin

(pie,

el

La

el

an-

tiempo podrá llegar

hay gentes insaciables

no están contentas todavía.

ya de

La obra de restaura-

cerca del cimiento;

damiaje sube hasta donde con el

obra

falta

ó insensatas (pie

de

fijeza

que

se

nota en la dirección de nuestra política general, es sólo la

un

reflejo

tendencia

de

la

falta

universal

á

de ideas de

la

resolverlo todo

nación; de

mediante

auxilios extraños, no por propio y personal esfuerzo: la nación entera aspira á la acción exterior, á una

acción indefinida y no comprendida que realce núes-


'41

mermado

tro

prestigio; lasciu lades viven cu

dicidad ideal y económica y todo

la

un n-

esperan del Es-

1"

tado; sus funciones Bon reglamentarias y materiales;

cuando conciben algo grande, no

ninguna gran-

es

deza ideal, sino una grandeza cuantitativa: el ensau-

que viene

clie,

una reducción de

ser

á

idea

la

do

agrandamiento nacional por medio de laanexiónde territorios ó terrenos

viduos trabajan

ma

que nonos hacen

de no trabajar, de suplir

aptitudes 6

las

proble-

energías por

al-

rutinaria, coucuerdo ó no concuerde

guna función

ridos.

el

trabajo personal que

el

iniciativas y de

requiere gasto de

con

taita; los indi-

suficiente para resolver

lo

En suma,

escasos conocimientos adqui-

los

esperanzas estáu siempre cifra-

las

das en un cambio exterior favorable, no en

traba-

el

jo constante 6 inteligente.

Dadas estas sólo para torcer

muy

plo Si'

ideas,

más

los

oambios

sil'VOIl

los viciados instintos, l'n

claro nos ofrecen

creyó encontrar

políticos

el

nuestras

l"

remedio para nuestra penuria

intelectual infundiendo á ios centros docentes

transformándolos

savia,

ejem-

Diversidades.

escuelas

de

nueva

cerradas

en

campos abiertos, como se dice, á la difusión de toda dase de doctrinas. Y la idea era buena y I" sería si

noestuviera reducida

que sí;

la

es

como

libertad de

la

á

un cambio de

cátedra u

i

es

buena

un procedimiento que puede ser el

antiguo, según

enseñanza exclusivisl

i

el

uso que de

buena

sería

rótulo. Por-

si

ni

útil

él

mala en ó inútil,

se haga. La

los

principios

en que se inspira tuviesen vigor bastante, sin necesidad de las

excitaciones de

mantener vivas

y

fecundas

la

¡as

eontro\orsia,

paia

ciencias v las arles


tío

sistema tendríamos una cul-

nación; poi esto

la

tura un tanto estrecha de criterio é incompleta, pero üii

cambio tendríamos

cuando

acción. Sólo

la

las

unidadde inteligencia

doctrinas

y de

decaen y pierden introducir

necesario

su fuerza creadora se

lince

vadura fresca que

haga de nuevo fermentar. La

enseñanza quo en bién

libre (y no liablo de las

práctica

la

como

flaco es la falta de

diferentes doctrinas,

se da

el

la

congruencia entre

buena

un rumbo propio y

bien. Se decía

es

que

impulsión que

la

se eleve á

enseñanza católica nos conde-

la

de enseñanza

un rápido embrutecimiento. Sabemos que

aquella

esta ó

concepciones

mal; pero noel

el

á la atrofia intelectual; la libertad

nos lleva á ¡ti

las

que con absoluta independen-

originales. Nosotros hornos tocado

naba

donde coger-

desequilibrio intelectual que

parte

espíritu para

cia elija

ridiculas

contradictorias suelen producir en las cabe-

las idoas

zas poco fuertes; al

formas

le-

tomado en España) tiene tam-

lia

todas las cosas, dos asas por

punto

la; el

las

Universidad existen

pseudo-cien tíficas, porque leemos

adherentes á

rivalidades

oímos que

ú

los

diversos bandos han promovido un

los

tumulto ó han venido

á las

manos como

carreteros.

Lo que no había antes ni hay ahora, salvo honradísimas excepciones, es quien cultive títicamente y to los los

una,

la

el

arte

en

los

ciencia cien-

pesos y todas las medidas, salvándose solo

de

las

funciones públicas; sea cual lucre

p ecie y mérito de

mada

la

artísticamente; se han perdido

una obra, sabemos que no

sino después que

el

la

es-

ser ¡i esti-

autor ocupe un buen puesto

escalafones sociales. Dé aquí

la

subordinación

de todos nuestros trabajos, de n uestros escasos traba-


al

en

l">

los

suprime

de

puramente

interés

jos

los

que

los

del todo y se contenta

para

ideas,

lo

rompamos

en

universal

el

seco.

I

\

la

en

dando

vi-

á

ae-

la

ransfor-

t

en pensamientos sauos

charlatanería

les y el

te

interno que crea.

poderes

talecer los las

que

j

combate externo que destruye en comba-

lili

nian

romper

'ara

artificio

idad una forma exterior también; y luego

m aremos

Esta-

que hay qne hacer es echarlo

oo ande

que

vimos, esperándolo todo do fuera ti\

como el

hay que cambiarlos; no hay que

ni

sí.

máquina;

\.\

puestos

los

Municipios, son organismos vacíos; no

los

son majos en

romper

generalidad

la

con

escalafones. Lis Universidades,

do como

algo,

aún hay mérito

exterior; y

subordinan, puesto que

A.sí

es

como

por for-

se trabaja

públicos, y asi es

como

se

lefor-

instituciones.

*

yo Sipara

que

los

fuese consultado

formular

difícil

se designa con

minos más .

como médico

el

padecimiento

(porque

curación) diría que

la

enfermedad

nombre de <no-querer:

científicos por

la

ción grave de la voluntad: :y

lo

detallados,

abou-

ó debilita-

sostendría si necesario

fuera con textos de autoridades y

muy

ó en tér-

palabra griega

que significa eso mismo, ^extinción

clínicos

espiritual

padecimiento

diagnóstico del

españoles sufrimos,

hay y de

lia

el

pues

examen

desde

de casos

Esquirol

y

Maudsley hasta Ribot y Piorre Janet hay una larga serie de médicos y psicólogos (pie han estudiado esta enfermedad, en

la

que acaso

-<•

revela

más

clara-


mente que en ninguna

otra

baciones mentales sobre

influjo dé las pertur-

el

las

funciones o:'gáui¡

Hay una forma vulgar de conocemos y

la

aboulía que todos

veces padecemos.

á

;A

no

quién

lo

habrá invadido en alguna ocasión esa perplejidad del espíritu,

nacida del quebranto de tuerzas ó del

aplanamiento consiguiente gada.

que

que

<•!!

voluntad

la

irrealizable,

tracta,

tal

dominada por una

permanece

saber

situación de [tasajera se convierte en crónica, la

aboulía,

En

el

cual se muestra

la

repugnancia de

la

libres.

la

lia

al

exterior

voluntad á ejecutar actos

enfermo de aboulía hay un principio

de movimiento que demuestra, que se

idea abs-

irresoluta, sin

hacer y sin determinarse á bacer nada? Cuando

constituye

en

de una idea dominante

mueva, vacilante entre motivos opuestos que

la

se contrabalancean, ó

i|iié

una inacción prolon-

;'i

falta

la

voluntad no

extinguido en absoluto; pero ese movimiento

actúa débilmente y rara vez llega á su término.

No

un movimiento desordenado que pueda ser confundido con los del atáxico; hay en un caso debili-

es

dad y en otro falta de coordinación; y tanto es así que en laaboulíafueradelos actos libres, les demás, los psicológicos,

los

instintivos, los producidos

por

sugestión, se realizan ordenadamente.

mumás cuanto más

Les síntomas intelectuales déla aboulía son chos:

nuevo

la

atención se debilita tanto

ó extraño es el objeto, sobre el cual

hay que

entendimiento parece como que se

petrifica

fijarla; el

y se incapacita para

la

asimilación de ideas nuevas;

sólo está ágil para resucitar

pasados; pero

si

el

recuerdo de

llega á adquirir una

los

idea

hechos nueva,


contrapeso de otras, cae de

falto del

exaltación, en

idea

la

pulsión violenta

EN

número

el

mientras que

«le

lado de

primeros do es

los

de

el

al

los

casos

los

en este de que aquí se

típicas, casos similares;

trata

muy

crecido,

segundos es abrumador; en

España, por ejemplo, hay muchos enfermos de

.

considera

las

naciones

como los

termi nados

una resultante de

como organismos tan bien La sociedad

individuales.

las fuerzas

concurren El

á

la

una combinación de

la

vida

individual fisiológica es

energía

vital

interna con las

fuerzas exterioras absorbidas y asimiladas; espiritual se desarrolla de

dose

el

la

En

este

aplicación de

estados sociales y

la

vida

un modo análogo nutrién-

como almacenados, según

Fouillóe.

provechosa á los

la

espíritu de los elementos ideales «pie

ciedad conserva sión de

la

que

los

mi ve/ es una reducción fotográ-

sociedad;

la

una acción

oposición; y

a crearla.

individuo

de

la

siempre del carácter de

obra total participar;!

de-

de sus individuos: se-

intensa ó débil, ó neutralizarse por

fica

vo-

i

estos se organicen podrán producir

gún

la

como consecuencia un estado de aboulía coYo uo profeso la sociología metafórica que

luntad y lectiva

im-

la

.

enfermedades hay

las

atonía en la

la

que le arrastra á

fija

la

la

So-

expre-

sentido creo yo que es la

psicología individual

patología del espíritu á

la

patología política.

En nuestra nación se manifiestan todos los síntomas de la enfermedad (pie padecemos la mayoría de los españoles:

instintivos; 19

realízanse los actos fisiológicos y los

como funciona

el

organismo individual


para vivir asi trabaja

necesario,

es

sociedad para vivir:

la

bajo qrie es libre para

individuo, para

el

menos que

a

vagabundos; igualmente

se

la

el

tra-

sociedad

de pueblos

trate

ocultar

el

la

riqueza

á las

investigaciones del fisco es acto social tan instintivo

como

el

de cerrar

ante

los ojos

el

amago de un

Los actos quo no encontramos son terminación, te

en

la

como

intervenir conscientemen-

la

aboulía se hace visible en

vida intelectual se caracteriza por

la

der.

el

golpe.

de libre de-

dirección de los negocios públicos. Si en

vida práctica

en

sería

los

el

el

la

no hacer,

no aten-

Nuestra nación hace ya tiempo que está como

medio

distraída en

nada

la

idea se

produce

mueve de

mundo. Nada le interesa, mas de repente una

del

ordinario;

y no pudiendo equilibrarse con

fija

otras

impulsión arrebatada. En estos últimos

la

años hemos tenido varios movimientos de impulsión típica

producidos por ideas

integridad de

tijas:

patria, justicia histórica y otras semejantes.

la

Todas

nuestras obras intelectuales se resienten de esta falta

de equilibrio, de este error óptico; no vemos simul-

táneamente

las cosas,

como

son. puestas en sus lu-

gares respectivos, sino que las vemos á retazos, hoy unas,

mañana

otras: la

término ocultando

que un día estaba en primer

las

demás,

olvidada porque viene otra y se

Sox

innumerables

plicar

el

las

origen de

al le

siguiente queda

pone delante.

opiniones emitidas para exla

aboulía; en un principio

estuvo considerada como una forma de la locura y los alienistas la bautizaron con el nombre de «delirio del

contacto-, fijándose sólo en

característico de la enfermedad.

el

hecho exterior

Según

esta teoría.


U7 nuestra

nación

podría

considerada como

sur

jaula de lucos rarísimos, atacados de una traña,

de no podjr sufrirse los unos

la

á los otros.

no acepto esta opinión, porque, como

enfermos de aboulía

las peí

que

los

una perturbación do

Janet, que

la falta

de deseos,

parecer de que

el

haca algunos años

publicó

aboulía é ideas

tijas

la

un curioso l'n caso de

el

aniquilamiento de de atención, y por

consiguiente, de percepción. Sin

embargo de aparecer

estos síntomas con carácter constante, creo

marcar entre

posible

es

ii"

cau-

falta

cree que

voluntad proviene de

la

funciones intelectuales.

las

estudio de observación personal sobre

la

ener-

patólogos por distintos caminos llegan á

encontrarse, á coincidir en sa es

la

causa do tan curioso otado patoló-

la

gicu es de naturaleza sentimental, toilos

los

volun-

la

abatimiento de

Yo

A excepción de Ribot. quo se inclina

gía funcional. a creer

en

dije,

turbaciones de

tad no revelan desorden, sino

una

manía ex-

ellos

yo quo

una relación do

causalidad; porque las facultades intelectuales exteriorizadas

de

la

voluntad

<»s

participan

afirmarse (pío

la

es inconstante y la qr.O

voluntad, y así puede débil

atención no es viva ni

la

porque

la

porque

percepción confusa, la

la

atención

como

decirse

percepción clara.

voluntad no es intensa.

La actividad espiritual exteriorizada es un de

la

actividad íntima; en

el

mático: ¿cómo concebir (pie hay un detrás de

la

obra

cerebro vacío

genial del sabio ó del artista ó un

espíritu bolado en los transportes de la pasión? la

falta

de

la

de apetito material denota

aeti\ idad

reflejo

acto de crearesto es axio-

dip"

tiva,

a

-i

Como

una disminución

también

la

falta

de


apetito espiritual, manifestada en la desidia de las

facultades que actúan exteriorniente, revela una debilitación de esa energía asimiladora interna

aristotélicos

positivistas

que

llamaban entendimiento agente y sentido sintético, que

la

los los

do es otra cosa

misma funcionando

la inteligencia

de asociación. Así pues,

mi

que

causa de

la

segiin

aboulía

la

ley

es. á

juicio, la debilitación del sentido sintético, de

En

facultad de asociar las representaciones.

con

lo

pasado,

dad porque ideas,

inteligencia funciona con regulari-

la

memoria

la

la

relación

se encarga de

reproducir

cuya asociación estaba ya formada; pero en

relación con lo presente el trabajo meutal que para los

individuos sanos es

y agradable

fácil

buen fícil

y agradable,

digestión cuando

la

se

como es come con

enfermos de no-querer es

apetito, para los

y doloroso;

fácil

di-

representaciones suministradas

las

por los sentidos, se convierten en datos intelectuales irreductibles que unas veces, las más, se extinguen sin dejar huella y otras se fijan penosamente,

agujas clavadas en

como

cerebro y producen gravísimas

el

perturbaciones.

¿Que

relación guarda la debilitación del sentido

sintético y la falta de voluntad?

La misma que

la

idea y el acto libre; tan estrecha que se ha llegado á

fundir una y

otra,

en una sola entidad: de aquí

la

idea-fuerza, la idea-voluntad y otros términos nue-

vos de los filósofos á

la

moda. En

el

acto voluntario

hay dos elementos que engendran un tercero: un individuo y una idea que producen una energía. El individuo contiene en los

sí,

personalmente unificados,

elementos que recibió por herencia, ó que adqui-


U9 rió

por su trabajo, ó por

el

simple hecho de vivir en

sociedad.

La representación

individuo

como

las líneas

ó la idea

están en

el

y colores sobre el fondo

de un cuadro: sobre un misino fondo se puede

tra-

zar infinitas lincas y combinar infinitos colores. Se-

gún

no

rija ó

la

nacerá

la

forme,

(mando

como

idea de asociación, de esa variedad

creación artística ó las

borrón confuso, in-

el

representaciones

los colores y las

intelectuales,

agrupan alrededor

líneas, se

de ideas céntricas, van siendo más claras

á

medida

número de ellas va aumentando. Ks pues, inmenso el valor de la facultad sintética, sin la cual que

el

los esfuerzos intelectuales

producentes,

¡i

la

son vanos y aun contra-

manera que

serían las pinceladas

lo

de un ciego que intentara pintar ó retocar un cuadro.

En

esta

fundamental condición:

el

enfermo de aboulía

las ideas

cual sus esfuerzos intelectuales

en unos casos,

la idea fija,

enérgicamente sobre

la

carecen de

sociabilidad.

la

Por

lo

carecen de eficacia:

que es

la

que influye más

voluntad, produce

la

deter-

minación arrebatada, violenta, que alguien confunde con

la

del alienado; en otros

idea ya vieja, reproducida por el

más fecundas,

ideas

la

memoria, engendran

las ideas la

sanas que nacen del

observación consciente de

realidad.

La

\oluntad colectiva funciona de una manera

análoga.

Las sociedades tienen personalidad,

ideas, energías.

se

idea abstracta ú

deseo débil, impotente, irrealizable; no existen las

estudio reflexivo y de la

la

la

Aunque

la

conciencia colectiva no

muestre tan clara y determinada como

la

de un

individuo, existe y puede obrar mediante actos co-


l?3 lectivos

queobedecen

¡i

ideas colectivas en

Fondo,

ei

no obstante aparecer concentradas en un inducido

número de

inteligencias. Si

idea de un gran es-

la

tadista fuese arbitraria o caprichosa, ajena al pensa-

miento y

al

sentimiento generales, no podría adelantar

paso. La (pie parece idea original de

i\\\

un hombre,

es sólo interpretación de ideas ó deseos vagos, inde-

terminados, (pie les la

la

sociedad siente, sin acertará dar-

expresión propia y exacta. V en tanto que

el

pensamiento de una nación no está claramente definido, sitoria.

la

acción tiene (pie ser débil, indecisa, tran-

El

sentido sintético es en

particular en quienes

la

dirigen,

la

la

sociedad y en

capacidad para

obrar conscientemente, para conocer bien sus pro-

Hay

pios destinos.

naciones en

las (pie se

observa

por encima de las divergencias secundarias una rara

y constante unanimidad para tereses». Esta

comprender sus

comprensión parece tan clara

in-

como

la

momento cualquiera, examinando su situación

de un individuo, (pie en un

recordando su pasado y

presente, se da cuenta precisa de

lo (pie

es ó de lo

(pie re)) resé uta.

En el

otras sociedades, por

el

cont ario, predomina

desacuerdo; los intereses parciales, (pie sou como

las

representaciones aisladas en los individuos, no

se sintetizan

en un interés común, porque

entendimiento agente,

la

fundirlos; las apreciaciones tibles y la actividad

urea

lia

de

individuales son irreduc-

derivada de ellas tiene que ser

pobre y desigual. Unas veces ción, ipie

falta el

energía interior que

el

móvil será

jamás puede producir, aunque

un impulso enérgico, porque en

la

tradi-

otra cosa se la

vida inte-


1§1

pasado, así

leotnal, lo

como

es contra poderoso de

resistencia, es principio débil de actividad: otras ve-

ris se obedecerá á una fuerza extraña, pues las su-

ciedades débiles, cénit) les artistas de pebre ingenio,

suplen con

Ya

raci'''ii.

imitaciones

las

la falta

de propia ¡nspi-

interés secundario se colocará transi-

el

toriamente en primer término y producirá desviaciones, retrocesos, trastornos en la marcha de la sociedad; ya

idea del interés general, neis

la

nocida, vislumbrada, creará un estado

que co-

momentáneo

de falsa energía y de actividad engafiosa; echándose

siempre de menos

común

la

y

la

idea clara, precisa, dol interés

acción constante, serena, que se encamina

á realizarlo.

Dk

lo

dicho se infiere cuan disparatado es pre-

tender que nuestra nación recobre

dida por medio de

la

acción exterior;

si

la

en

boy hacemos revelamos nuestra flaqueza rriría si

intentáramos acelerar más

salud per-

poco que

lo

¡q ió

La restauración de nuestras fuerzas exige un

men

régi-

prudente, de avance lente y gradual, de subor-

dinación absoluta de está

car

remedio.

la

la

actividad á

causa del mal y

donde el

ocu-

movimiento?

el

Para

que

en

inteligencia,

la

donde hay que apli-

acción

la

ductiva. haV que pensar antes se necesita,

¡i

sea

deobmr;

i'iíil

y pro-

y para pensar

primer término, tener cabeza. Esto

importante órgano nos

falta

desde hace

mucho

tiem-

po y hay que crearlo cuéstenos lo que nos cueste. No soy yo de los (pie piden un genio, investido de la dictadura;

un genio

dejaiía luego peer

sería

una cabeza

artificial

que nos

que estamos. El origen de nuestra

decadencia y actual postración se baila en

nuestro


iga

excoso de acción, en haber acometido empresas enor-

memente desproporcionadas con nuestro nuevo genio dictador nos fuerzas (dogas, y él

fuerza

la

utilizaría

desaparecer, desapareciendo con

al

volveríamos

inteligente,

sin haber adelantado un paso en

á

todos los individuos de

habrá

ideas es

notado que la

España; pero

los

el

esfuerzos individuales.

motivo céntrico de mis

restauración de

falta

restable-

residir en

nación y estar fundado

la

sobre el concurso de todos

hundirnos

obrade

la

cimiento de nuestro poder que debe de

Si:

poder; mi

también como

vida espiritual de

la

ahora precisar el concepto, porque

están las palabras españolas tan estropeadas

mal

uso

comenta y

que nada significan mientras no

por

el

se las

Cuando yo hablo de restauno hablo como quien desea redon-

se las aclara.

ración espiritual

dear un párrafo, valiéndose de frases bellas ó sono-

buena

ras; hablo

con

No voy

proponer

á

la

la

docentes ni una nueva

fe

de un maestro de escuela.

creación de nuevos centros ley

de Instrucción Pública;

todas las leyes son ineficaces mientras no se destru-

yen

las

malas prácticas, y para destruirlas la ley es útil que los esfuerzos individuales; y

mucho menos en cuanto ten,

á los centros

aunque

gran cosa.

se

Yo

docentes

suprimiera

la

tal

he conocido de cerca,

condiscípulos y, á excepción

guno estudiaba más ó mejor dicho, para

como hoy

exis-

mitad no se perdería

más de dos mil

de tres ó cuatro, nin-

(pie lo preciso

para desempeñar,

obtener un empleo retribuido.

Nuestros centros docentes son edificios sin alma;


isa

dan á saber,

lo

sumo

la

fuerza

pero

el saber:

estudio cuando

110

infunden

juventud queda

la

amor

el

libre de

titución

cambio más provechoso

el

«le

examen de

ulnas

esos palenques

hoy

oposiciones

las

de

charlatanescos,

carreras de caballos triunfa, no teligencia, sino

más

el

sus-

por

uso

el

lugar de

aspirantes; en

les

los le-

sería la

en

el

tutela.

Sien este punto fiubierade intentarse algo por aisladores,

al

que ha de hacer fecundo

inicial

donde como en

las

que tiene más

in-

el

que tiene mejor resuello y palas yo reuniones familiares, donde

largas, pondría

en contacto directo

los

juzgados se hablara

que juzgan y

sin

los

que son

examinara

se

artificio,

trabajo personal que cada pretendiente presentase >e apreciara la capacidad de cada uno, y lo

importante, ción.

Con

el

este

servú

io

que de

sistema,

el

escalafón, aprendiendo á contestar de tionarios

incoherentes,

crear obras, entre liese

las

la

na-

pierde

el

ingresaren este ó aquel

tiempo preparándose para

lotos 6

\

que es más

podía esperar

juventud, que

la

el

que do

se

memoria cues-

vería

sería

forzada

¡1

extraño que sa-

alguna buena.

En

peso principal del combate creo yo que deben

de llevarlo las personas inteligentes y desinte-

que comprendan

resadas,

la

cer nuestro prestigio; pocos

hombres poseídos por

el

necesidad de restable-

ejemplares

cuando aparece alguno, ese vale versidad,

Mas para que

tenemos de

patriotismo silencioso; pero él

solo por

los esfuerzos

una Uni-

individuales

ejerzan un influjo benéfico en la nación, hay que en-

caminarlos con ta

mano firme, porque

en Espafia no has-

lanzar ideas, sino que hay antes que quitarles 80

la


*54 espoleta para que no estallen.

en que

ción intelectual

qos

A

causa do

trumentos de combate; de

lo

que

lo

la

idea se

mas

sistemáticas, que

dan

violentas, en vez de

nuevas parcialidades

vida, á

ideas

inspiran libro

y por

picudas

amor

á la

hacen

paz

á

lucha las llamo yo

la

oposición, las

un mal,

enfermiza los espíri-

tensión

Á esas ideas que incitan

tus.

cuino ya vi-

que propagan ideas

esto, los

hacer un bien

porque mantienen en

una

ideasen ins-

por excepción

si

y se traduce,

fija

mes, en impulsión. Por

las

corriente es no hacercaso

se habla ó escribe;

se atiende,

existe

halla nos,

tendencia irresistible á transformar

postra^

la

á

ideas

las

llamo «redondas

.

qne Este

que estoy escribiendo es un ideario que con-

tiene sólo ¡deas redondas; no estoy seguro de

lean y sospecho

que

caso; poro estoy

convencido de que

ciera caso habría

si

alguien

si

que

lo

me hará alguien me hi-

lo lee

no

nn combatiente menos y un traba-

jador más. K\

procedimiento que yo uso para redondear mis

ideas está

alcance de todo

al

idlas veces ()uc

mundo. Vemos mu-

el

en una familia

divididos; por ejemplo, y

el

los

hermanos siguen diversas carreras tes

rumbos

pareceres andan

casóos frecuente, varios ó

toman

diferen-

ó llegan á hallarse en oposición por cues-

tiones pecuniarias; los sentimientos de fraternidad

son puestos

unión es

á

prueba. En unas familias

más poderosa

(pie los

la

idea de

intereses parciales;

nadie abdica, pero todos transigen cuanto es necesario para

que

el

rompimiento no

unión queda destruida por e|

la

exclusivismo, y sobreviene

llegue; en otras la

vanidad, la

lucha,

el

orgullo ó

más encona-


da que entre extraños, porque entre extraños

se

lucha sólo por defender ideas ó intereses opuestos

mientras que en familia hay que luchar por ideas o

romper

intereses y también por

¿Qué salen ganando

sangre.

los

vínculos de

luchando con obcecación y con saña? para atestiguar

cree que

la

la

las ideas ó los intereses

en

Hay

quieu

ideas se debe

las

de combatir para que triunfen; y en esta creencia

apoyan cuantos en España convierten

absurda

se

las ideas

en medio de destrucción. La verdad

que

contrario,

la

serena 6 inmutable á

que

se las

demuestra en

la

es. al

adhesión

ideas, en la convicción de

ellas solas se bastan para vencer,

cuando deben

de vencer. Los mandes creyentes han sido mártires;

han caído resistiendo, no atacando. Los

(pío recurren

para defender sus ideas dan á entender

a la fuerza

por esto solo, (pie no tienen fó ni convicción, (pie

no son

más

(pie

ambiciosos vulgares que deseau

la

victoria inmediata para adornarse con laureles con-

trahechos y para recibir

el

precio de sus trabajos.

Las ideas no aventajan nada con declarar la guerra á otras ideas; son

acomodan es para lo

cito profesar

ideas,

peo

salvajes.

mucho más

nobles cuando se

en sociedad: y para conseguir esto que hay que trabajar en España. Sea líá vivir

y propagar y defender toda intelectual mente», no al

Desde

momento que una

clase do

modo de

los

idea acata

la

solidaridad intelectual de una nación y transige

lo

el

necesario para que los sentimientos fraternales no se

quiebren, se transforma en

porque

incita

¡i

los

hombres

una al

fuer/a.

útilísima.

trabajo individual:

no crea parcialidades exclusivistas y demoledoras;


cerebros muios y

crea

robustos, que

no producen

y palabras, sino algo mejor: obras.

sólo actos

(asi todos los hombres notables que hasta bace veinte años se dedicaban á echar abajo

lo

poco que

quedaba de nuestra nación han confesado sus yerros, y dedicado

segunda parte de su vida

la

habían deshecho en

á

rehacer loque

primera. Esta conducta,

la

digna de alabanza, debería decir algo

á la

ahora comienza á abrirse camino y

(pie

muy

gente nueva á la

juven-

tud imberbe cpie anda por Institutos y Universidades.

Abundan

los

que se pasan de

listos, los

que imi-

tan esa conducta con excesiva puntualidad: los quu

comienzan ahora reservan para

la

vejez el arrepentimiento,

después de satisfechos nal les sea

más

imitada

Lo

parte

la

más

Aparte

el

buena

cuando

de medro perso-

dolor de ver que su pais

natural

busque deliberadamente pentirse

los apetitos

llevadero

sigue en ruinas.

de demolición y se

trabajos

los

que por todos sea

es

ejemplo y que no se ocasión de tener que arre-

del la

tarde.

de esa cualidad esencial de las ideas, pa-

réceme que se adelantaría mucho, para hacerlas

aún más

útiles

y apropiadas

restauración espiritual, ágil,

se

oscurece por sería

manos tado

se las expusiese en forma

librándolas del tarrago enfadoso con que hoy

las

bello

si

á la obra de nuestra

la

se

imaginaran antes que no

Imprenta, ni

ni la legislación

la

moda. Muy

porque

la

se había inven-

fabricación de papel barato

de propiedad intelectual. La opinión

corriente es hoy (piizás

exigencias de

que cuantos cogen una pluma en sus

favorable á

así es

más

la

obra voluminosa,

segura, la decisión de no


Un

leerla.

á

quien

grande— se piensa— da importancia

libro

compone; aunque sea malo inspira

lo

res-

peto y ocupa un buen espacio *en los estantes de las

Un

bibliotecas.

pequeño no tiene defensa po-

libro

bueno será mirado

sible; si es

ensayo ó como mía promesa: para poner

á

sumo como un

lo

es

malo sólo servirá idea es comple-

autor en ridículo. Mi

al

tamente opuesta.

Un

muy

6 malo, pasa

muerta de

si

bueno

libro grande, pienso, sea

pronto á formar parte de

un

las bibliotecas;

pequeño,

libro

obra.

la

es

si

malo, deja ver á las claras (pie no sirve y muere

primer embate;

es bueno,

si

al

puede ser como un ma-

nual ó breviario, de uso corriente por su poco pesu

y por su baratura y de gran eficacia para la propagación de las ideas que encierra. Á mi opinión, pues,

me

atengo y como demostración práctica citaré esta

misma exigía

y

obra,

al fin se

la

cual en su primitiva concepción

volúmenes de tamaño más

i\o^

ha sometido

á

(pie

mi voluntad y se

me

mediano lia

con-

formado con tener un centenar de páginas, Un hombre de buena

cuanto

tituie

\oluntad dice en cien páginas todo

que decir y dice muchas cosas que no

debía decir.

\7 1.

r

"

tongo

fe

en

en esto soy

porvenir espiritual de España;

el

acaso exageradamente optimista.

Nuestro engrandecimiento material varía á oscurecer intelectual

artes en (pie

el

pasado;

convertirá

el

nunca nos

nuestro

siglo

de oro de

una simple anunciación de

nuestras

este siglo de uro

yo confio ha de venir. Porque en nuestros

bajos tendremos

de

nuestra parte

lle-

florecimiento

tra-

una fuerza hoy

desconocida, (pie vi\e en estado latente en nuestra


!?.«

nación,

al

modo que en

este libro, vivían en el tra su los

símil con

el

alma de

la

que comencé

mujer casada con-

gusto y madre fecundísima contra su deseo,

nobles y puros y castos

ginidad. Esa fuerza

sentimientos de

misteriosa

la

vir-

en uosotros y aunque hasta ahora no se ha dejado ver, ñus acom-

paña y nos débil,

vigila;

mañana

hoy es acción desconcertada y

será calor y Luz y hasta

aquí un

hecho digno de que lijemos en

¿Cómo

nuestra atención.

do en general una, raza

los

común,

se explica

pueblos pobladores de los

61

que sienEuropa du

griegos hayan sido y sean aún

los dictadores espirituales

arios ó indoeuropeos? los

se quiere

si

magnetismo.

electricidad y

He

está

de todos los demás grupos

La razón

mientras

es clara;

demás grupos quedaban incomunicados en sus

nuevos

territorios, los

con Asia y recibían las razas semíticas.

griegos

los

seguían en contaotu

gérmenes de su cultura de

Lds indoeuropeos tienen cuali-

dades admirables; pero carecen de una esencial para la

vida:

el

fuego ideal que engendra las

creacio-

nes originales; son valientes, enérgicos, tenaces, or-

ganizadores y dominadores; pontaneidad,

l

mi

autor de un libro de

de

los

pero no crean con es-

eminente profesor alemán, Jhering,

mucho fondo

sobre Prehistoria

indoeuropeos, ha hecho un estudio sutilísimo

acerca del influjo de las

inmigraciones arias en

la

antigua organización de Roma, del cual se desprende que esta organización arranca del

período de las

emigraciones. Aquella,- bandas ó tribus

puestas en

movimiento y avanzando por territorios desconocidos, tuvieron que crear autoridades ambulantes.


^9_ hábiles para regular

marcha; y

la

transformaron

finitivamente,

en instituciones, en

inútiles,

brevivencias en

ver sacra

el

ríodo

m

durante

que

el

de

influencia nació

la

construcción de puentes,

afajahan

el

sobre

adivinos

paso; los

puentes, y su

importancia

la

hubo de tener para

pontífices

los

fueron en su origen constructores de

que en realidad

del pe-

marcha suspendida

la

reanudada;

invierno, era

el

una

Así por ejem-

ideal.

una reminiscencia

era

primaveral, en

6 so-

se ha creído ver

concepción religiosa puramente plo,

autoridades ya

supersticiones

que después

las

establecerse de-

al

esas

extraordinaria

emigrantes

los

ríos

los

que

profetas llenos de divina inspiración, fueren en

origen algo parecido

por

íí

les

romanos no fueron su

batidores ó exploradora, que

por

las trazas del suelo,

el

canto de

las uves, ó

por señales astronómicas y cuantos signos encontra-

ban (signos de

ccelo, podestria,

diis, etc.), este es.

itinerario

por

más conveniente

posible conocer á

ex avibus, ex tripu-

auspicios*

fondo

les

ó

determinaban

.

más

el

seguro, si fuera

orígenes de todas

las

instituciones originales de les puebles arios veríamos

cómo

tedas ellas fueron inspiradas por

la

dura ne-

cesidad, no per arranque ideal, espontáneo; la

cuando

cultura groco-romana perdió su tuerza y fué ne-

cesario que viniera algo nuevo, vino el cristianismo,

creación

semítica; de suerte que

que sostienen tamos,

el

el

editieie

helenismo y

el

serial

des puntales

les

en

(pie

boy habi-

cristianismo, son dos tuer-

muy

za- espirituales

que por caminos

han enviado

puebles semíticos. Kn general pue-

les

de establecerse

como

ley histórica

diversos nos

que donde quiera


que

indoeuropea

razs»

la

la

miento

cofl

nuevo y vigoroso renaciKspafia, invadida y dominada por los

ideal.

un paso

bárbaros, da

falsa y artificiosa; el

pone en contacto

se

surco un

semítica,

con

arras, hacia

la

organización

árabes recobra con creeos

los

el individualismo más queco nuestros místicos enmás pura formade expresión. Los árabes

terreno perdido y adquiero

enérgico,

el

cuentra su

no

nits

sentimental,

dieron ideas; su influjo no fué intelectual, fué

La distancia que hay entre una mártir

psicológico.

de los primeros tiempos del cristianismo y Santa

Teresa de Jesús, marca

camino recorrido por

el

el

espíritu español en los ocho siglos de lucha contra los árabes.

Así pues, los que con desprecio y encono

sistemáticos descartan de nuestra

cológico, y se incapacitan para ter

evolución espiri-

cometen un crimen

tual, la influencia arábiga,

comprender

el

psi-

carác-

español.

Ni'icsTiío Renacimiento no fué un renacimiento clásico; fué nacional; y aunque produjo algunas obras magistrales, quedó incompleto, por

la

desviación

arrastró; pero

como

histórica á (pie la

fuerza

la

como dijo,

fatalidad

nos

impulsora está en

la,

constitución natural étnica ó psíquica (pie los diversos cruces han existe,

dado

al tipo

debemos confiar en

hoy es un obstáculo para

el

la

ción, porque se la aplica á lo la,

español,

levantar cabeza,

lia

interno v creador,

hoy nos

como hoy

porvenir; esa fuerza (pie

vida regular de

la

na-

que no debe aplicárse-

ha de sufrir un desdoblamiento;

indisciplinado que

tal

el

individualismo

debilita

y nos impide

de ser algún día individualismo y ha

de

conducirnos

á

nuestro


i6i

gran hiunt'u nos

el tipo: ia

(•¡i

Tenemos

idea!.

principal,

lo

falta sólo decidirlo á

hombre,

el

que ponga manes

obrfti

Todos

los

pueblos tienen un tipo

real ó

imagina*

do eu quien encarnan sus propias cualidades; en das

en

la

to«

encontraremos una obra maestra,

las literaturas

que ese hombre

típico figura entrar

ponerse en contacto con

Id socierlad ríe

en acciútij

su tiempo y

atravesar una larga serie de pruebas tiende se aquí* lata el

pío (Mi

(le él

temple de su su raza.

se retinen

prudencia, sí

todas

mismo, enn

la

el

espíritu pro»

gHego por excelencia; virtudes de un

las

constancia,

la

que es

espíritu-,

I'lises es el

el

esfuerzo,

el

tirio:

la

dominio de

astucia y fertilidad de recursos de

un semita; comparémosle con cualquiora de

los

con-

ductores de pueblos germánicos y veremos, con más precisióu que pesándola en una balan/a, la cantidad

de espíritu (pie

los

Nuestro

I'lises es

ñutamos

á

griegos tomaron de los semitas.

Dmi

primera

Quijote; y en

vista

tual. El tipo se ha purificado

movorso tiene que

librarse

Don Quijote

una metamorfofis

espiri-

más aún. y para poder

del

peso de las

preocu-

paciones materiales, descargándolas sobre un escudero; así

camina completamente desembarazado

acción es una inacabable creación,

mano, cu

el

que

lidad existe, y

¡-c

se idealiza todo realiza todo

y su

un piodigio hucuanto en

la

rea-

cuanto idealmente

se

Den Quijote no ha existido en Kspaña ande les ¡indies. ni cuamlo estallan los árabes, sino

concilio. tes

después de terminada

la

Reconquista. Sin los árabes.

Den Quijote y Sancho Panza hubieran sido siempre un solo hombre, un remede de Tlises. si buscamos


fuera de Espafla un^Ulises moderno, no hallaremos

ninguno que supere son Grusoe;

Clises anglo-sajón, á Robin-

al

un ülises teólogo, el Danmismo, en su Divina Comedia, y el alemán, un

te

«'1

Ulises filósofo, dos. os

italiano es

el

Fausto; y ninguno de los

Qpctor

un Ulises de carne y hueso. Robinson

un Clisos natural, pero

muy

rebajado de

talla,

es

por-

que su semitismo es opaco, su luz es prestada; es ingenioso solamente para luchar con

la naturaleza; es

capaz de reconstruir una civilización material; es un

hombre que aspira

al

mando,

al

gobierno

exterior»

do otros hombres; pero su alma carece de expresión y no sabe entenderse con otras almas. Sancho

Panza, después de aprender á leer y á escribir, podría ser Robinson; y Robinson, en caso de apuro, aplacaría

su aire de superioridad y se avendría á ser es-

cudero de

Dou

Quijote.

Así como creo que para

las

aventuras de

la

domi-

nación material muchos pueblos de Europa son superiores á nosotros, creo también que para la crea-

ción ideal no hay ninguno con aptitudes naturales tan depuradas

como

las nuestras.

Nuestro espíritu

parece tosco, porque está embastecido por luchas brutales;

parece flaco porque está sólo nutrido de

ideas ridiculas, copiadas sin discernimiento, y parece

poco original porque ha perdido

la

audacia,

sus propias ideas, porque busca fuera de dentro de

tiene.

ción colectiva,

Hemos

la fé

sí lo

en

que

de hacer acto de contri-

hemos de desdoblarnos, aunque mu-

chos nos quedemos en tan arriesgada operación; y así tendremos pan espiritual para nosotros y para nuestra familia, que

lo

anda mendigando ñor p

e


163

mundo, aún

y nuestras conquistas materiales podrán sor

fecundas, porque

al

renacer hallaremos

inmensidad de pueblos hermanos, con

el sello

á

de nuestro espíritu.

Ano ii, (¡amvkt.

Ilcfsinslors.

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Ictubfc. r8u6.

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ALCONAS ERRATAS. Lía,

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Granad?



Esta obra se halla de venta en todas las librerías

de España.

Diríjanse los pedidos á las librerías de

Viuda te].

Ventura SúbaMesones. 52, Granada, y Victoriano] ó Hijos de Paulino

Suárez, Preciados, 48, Madrid.

OBRAS DEL MISMO AUTOR. Granéala

la

bella.-

— Edición

privada.

Helsingiors, 1896'.

La

com/itisla del reino de

Maya por

último conquistador esptmol Pío

Cid

el

Madrid, 1897. Cartas'finlandesas, (en preparación^.







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