DUKE UNIVERSITY LIBRARY The Glenn Negley
Collection
of Utopian Literature
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2010 with funding from
Duke
University Libraries
http://www.archive.org/details/ideariumespaol01gani
ÁNGEL- GAN1YET.
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EáRIUM ESPAÑOL
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IDEARIUM ESPAÑOD f
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GRANADA 1S97
\
DON FRANCISCO GANIVET
Y
MORCILLO
PADRE DEL AUTOR: ARTISTA Y SOLDADO.
,
mué
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Miás M
¡
rv>.
reflexionando sobre el apasiona-
miento con queeD España proclamado se
me
el
dogma de
la
ha ocurrido pensar que en
caminos
sido defendido
se enlazara con
(-1
fondo de ese
misterio que por oculel
misterio de nuestra
alma nacional; que acaso ese dogma
era
el
símbolo
¡símbolo admirable! de nuestra propia vida, en
hallarnos á
la
que
penosa labor de maternidad venimos
tras larga y
la
vejez con
el
j
Concepción Inmaculada,
dogma debía de haber algún tos
lia
espíritu virgen;
á
como una
mujer, que atraída por irresistible vocación á
la
vida
monástica y ascética y rasada contra su voluntad y convertida en madre poT deber, llegara al caito de sus días á descubrir que su espíritu era ajeno obra, que entre los hijos de
nuaba les
de
sola, abierta la
carne
el
á
su
alma, conti-
rosa mística a los idea-
virginidad.
Coando paña, gioso
como una
la
se el
examina
la
constitución ideal de Es-
elemento moral y en cierto modo
más profundo que en
ella se
descubre,
reli-
como
sirviéndolo do cimiento, es el estoicismo; no
toicismo brutal y heroico de Catón, ni
el
el es-
estoicismo
sereno y majestuoso de Marco Aurelio, ni
el estoi-
cismo rígido y extremado do Epicteto; sino
el estoi-
cismo natural y humano de Séneca. Séneca no es un
España por
español, hijo de
azar, es español por
y no andaluz, porque cuando nació aun no habían Tenido á España los vándalos; que á nacer
esencia;
más
tarde en la
Edad Media quizás no naciera en
Andalucía sino en
Castilla.
Toda
la
doctrina de Sé-
neca se condensa en esta enseñanza:
No
te dejes
vencer por nada extraño á tu espíritu; piensa, en
medio de
los accidentes
tí una como un
eje
de
los
de
la vida,
que tienes dentro
fuerza madre, algo fuerte é indestructible,
diamantino, alrededor del cual giran
hechos mezquinos que forman
la
trama del dia-
y sean cuales fueren los sucesos que sobre caigan, sean de los que llamamos prósperos, ó de
rio vivir; tí
los
que llamamos adversos, ó de
los
que parecen en-
vilecernos con su contacto, mantente de tal
firme y erguido, que al
pre de
tí
menos
se
modo
pueda decir siem-
que eres un hombre.
Esto es español; y es tan español, que Séneca no tuvo que inventarlo, porque lo encontró inventado ya; sólo tuvo
que recogerlo y darle forma perenne, los verdaderos hombres de ge-
obrando como obran
nio. El espíritu español, tosco, informe, al
no cubre su desnudez primitiva con
desnudo,
artificiosa ves-
timenta; se cubre con la hoja do parra del senequis-
mo; y
este traje
sumario queda adherido para siem-
pre y se muestra en cuanto se ahonda la superficie
un poco en
ó corteza ideal de nuestra nación.
Cuan-
do yo, siendo estudiante,
obras de Séneca,
loí las
me
quedó aturdido y asombrado, como quien, perdida
la
vista ó el oído, los recobrara repentina é inesperada-
mente y
que con sus colores y
viera los objetos,
nidos ideales rior, salir
si>
so-
agitaban autos confusos en su inte-
aluna en tropel y tomar
la
consistencia de
objetos reales y tangibles.
Es inmensa, mejor dicho, inmensurable,
senequismo
(pie al
teca cu
y moral y aun en
España; en
el
íainas de
la
mientes jamás. sofo
la
y
ciencia A.sí,
parte
derecho consuetudinario de
el
arte y cu
máximas
verbios,
la
conformación religiosa
la
la
ciencia vulgar, en les pro-
rellanes,
culta en
y
aun cu aquellas
que Séneca no paró
por haber tenido nuestro
filó-
ocurrencia genial y nunca bastante alabada
y ponderada de despedirse de esta vida por el suave y tranquilo procedimiento de la sangría suelta, ha influido en
nuestras ciencias médicas tanto
Hipócrates ó Galeno. España sola sobrepuja las
demás naciones
es
el
es
el
doctor Fausto y
El
el
supivmodoctorespari.il
doctor Sangredo, no obstante haber existido
también su
rival
y famoso
Tedio Recio de Tirteafuera. de
la
el número y excesupremo doctor ale-
juntas, por
lencia de sus sangradores.
mán
como
á todas
humanidad
se dio
estoicismo perseverante
congénere,
Y
jamás en
el
doctor
la historia
un ejemplo tan hermoso de
como
el
que nos ofrece
la in-
terminable talan je de sangradores impertérritos, quo
durante siglos y siglos se han encargado de aligerar el
aparato circulatorio de los españoles, enviando á
muchos á la fosa, es cierto, pero purgando á los demás de sus excesos sanguíneos á fin de quo pudic-
Y
sen vivir en relativa paz y calma. el
descubrimiento de
Servet,
<j
u*
1
la
en definitiva es
españoles han aportado
quién sabe,
si
circulación de la sangre por
á
lo
único notable que
los
práctica de los
la ciencia
hombres, no tendrá también su origen en Séneca y la turbamulta do sus acólitos.
en
Sin
necesidad de buscar relaciones subterráneas
entre las
do Séneca y
doctrinas
moral del
la
cristianismo, so puede establecer entre ollas una relación patento ó innegable, puesto que
como
el
término de una evolución y
el
ambas son
comienzo de
en sentido contrario; ambas se en-
otra evolución
cuentran y se cruzan,
como
viajeros que vienen en
opuestas direcciones y lian de continuar caminando
cada uno de
ellos
por
como
la
el
camino que
una evolución
ya. El término de
greco-romana,
es,
el
otro recorrió
filosófica racional,
cuando están todas
las
soluciones agotadas: la empírica y la constructiva, la
materialista y la idealista, la ecléctica y la sin-
y entonces moral estoica, moral sin base, fundada sido
crética; la solución negativa ó escéptica;
surge
en
la
la virtud ó
transitoria,
en
la
dignidad; pero esa solución es
porque bien pronto
el
hombre, menos-
preciando las fuerzas de su razón, que no
le
conducen
á nada positivo, cierra los ojos y acepta una creencia.
El término de una evolución teológica, como
la del
pueblo hebreo, tiene que ser también, cuando
ya están agotadas todas esto es, todos los
las
modos de
soluciones históricas, acción,
negativa, anarquista diríamos hoy;
anunciaban
una moral,
los profetas; (pie
como
una solución tal
era la que
y entonces debe de surgir
la cristiana
condene
la
acción
y roa en
y reconstruya
la
prendimiento, y ria,
la
que
acoge á
quo
fl
la
Por esto nacida de
á
des-
hombre desengañado do
el
producir actos negativos, so
una segunda evolución
razón; y comienz)
muestra en
ya no so
el
anjor, pero osa moral os transito-
conduce
le
humanos
sociedad sobre la quietud,
poniiio bien pronto
í'ó,
los sufrimientos
causa de
ella la
actos, sino en ideologías.
moral cristiana, aunque lógicamente
la
religión judaica, era negativa para los
la
judíos; puesto
que dando por terminada su evolu-
ción religiosa,
les
ranzas y religión ble;
así
horizonte de sus espe-
el
recluirse dentro de
á
una
acabada ya, perfecta y por lo tanto inmutacerno la moral estoica, fundada legítima-
mente sobre pié.
(viraba
condenaba
les
sobre
único que
lo
la filosofía
que subsiste aún en
lo
mayor decadencia,
el
había dejadoen peiíodos de
los
instinto de nuestra propia dig-
como para
nidad, era negativa tanto para griegos
romanos, porque derivada del esfuerzo racional, pretendía construirlo todo sin
el
apoyo de
la
razón, por
un acto de adhesión ciega, que andaba tan cerca de
como
la
pura razón.
V
la fé,
el
moral cristiana andaba cerca de así.
cristianismo encontró
moral estoica,
la
la
por este encadenamiento natural, el
cual había
terreno preparado por la
sembrado por
el
mundo
doctrinas nobles, justas y humanitarias; pero carecía
do jugo para
fertilizarlas.
Lo
noble, lo justo y lo hu-
manitario, sostenido y amparado sólo por la razón,
menos que por
la
razón por
el instinto,
no puede
ni
podrá jamás vencer las pasiones bajas, ruines y ani-
males do
denar
la
la
generalidad de los hombres; para enca-
fuerza irresponsable de los grandes, para
id
domar
furia concentrada por la impotencia 6Ü
la
pequeños, para ablandar un poco
los
egoísmo de
todos, conmoldearlos por te,
refinado
el
medianos, hay que confundirlos á
los
que venga de
muy
medio de un fuego ardien-
alto
y que destruyendo cons-
truya y abrasando purifique.
Los que se maravillan do
la
rápida y
parecer
al
inexplicable propagación del cristianismo, debían
de considerar cómo destruida la filosofía
más
salida
y
la religión
pagana por
por los filósofos, no quedaba
la filosofía
que una creencia que penetrase, no en
forma de símbolos venidos á sino en forma de rayo
la
ideal,
sazón
muy
á
menos,
taladrando 6 incen-
diando; y los que se espantan ante
el
sangriento
holocausto de los mártires innumerables, debían de
pensar que así como
muerte de Jesús era una
la
erudición profótica, esencial, necesaria y comple-
mentaria de las doctrinas del Evangelio, el
martirio de
eficaz de
sido
muchos
cristianos era
propaganda. Sin su
también
único medio
Jesús hubiera
sin el sacrificio de los már-
un moralista más; y
tires, el
el
sacrificio,
así
cristianismo hubiera sido una moral más,
agregada á
las
muchas que han
existido
y existen
sin ejercer visible influencia.
y en general todas las ideas, propagado y propagan y propagarán en igual forma: son como piedras que, cayendo en un
Todas
se
las religiones
han
estanque, producen varia amplitud y de
un círculo de ondulaciones de mayor ó menor persistencia; el
muy
cristianismo cayó desde
desde
cielo y amplias por esta razón, sus ondulaciones fueron tan
y tan duraderas. Pero
lo
alto,
el
más admirable en
la
pro-
pagación del cristianismo no es ni su rapidez ni su intensidad; porque ¿qué admiración puede causar
que en diversos campos simultáneamente labrados, abonados y sembrados de trigo, nazcan simultáneamente muchas, infinitas matas de trigo? Más admirable y extraño es
que por medio de hábiles injertos
nazcan en unos árboles frutos otros árboles y
que
fundiéndose, regalen
el
son propios de
(pie
mezclándose y con-
savias,
las
paladar con nuevos y delica-
dos sabores. Así fué do la moral cristiana, injertada en
cubre más que una propagación,
losofía gentílica,
tuvo lugar
conjunción,
la
más
humano,
el
tal
cristianizada; el
y
lógico,
no
del
más
marse que tiene todo
el
perfecto, del
santo,
aire de
la fi-
fué la moral
si
sí
más
Evangelio
el
que de nuestro Séneca,
suerte,
de
asiento del es-
el
senequismo se mezcla con
decirse en rigor que -huele á
la
punto en que
el
injerto,
Así en España, dundo ora
toicismo
de
espí-
cristianismo,
la del
en secreto se efectuaba otra propagación,
estoica.
el
Mientras que aparentemente no se des-
ritu gentil.
no puede
puede
afir-
un Doctor de
la
Iglesia.
En
España, pues, como en todos
didos por la idea cristiana,
acompaña
á
la
el
los paises inva-
esfuerzo racional
propagación evangélica para expli-
carla y completarla; pero ese esfuerzo
principio,
como debió
ser,
no fué en un
un esfuerzo creador; fué
un trabajo de rapsodas; en vez de empezar por rías fe,
empíricas en relación con la pureza de
los
aunque
filósofos
cristianos de nuestro
cristianos, seguían viviendo
la
teo-
nueva
mundo, que con
la
sangre
más
heredada do sus padres gentiles, encontraron hacedero concordar zas magistrales do
el
tfotí
cristianismo
Escuela
la
enseñan-
las
lielétiioa,
y
cumo
lo
veían todo ya formando un cuadro perfecto, eligieron
como
tontos (y perdonóse la llaneza) lo
mejor que
encontraron; las teorías do los dos grandes luminares del sabor griego: Platón y Aristóteles.
Esa evolución, serlo
en
sin
embargo, no fué igual
las diversas provincias del
porque ni
unidad era
la
ni
que hubiera destruido
tal
carácter propio Ce cada provincia, ni esa unidad
mante ie:Te, después de el
tiemp
>
pudo
Imperio romano, el
pudo
predicación evangélica,
la
necesario para dar cohesión á las tenden-
cias divergentes,
que por todas partes apuntaban.
Sin contar las herejías, que atacaban
dogma y que
la
unidad del
á la larga produjeron las grandes di-
visiones de la Iglesia,
aun en aquellos países que
conservaron invariable lo fundamental de
hubo divergencias, nacidas de
la
la
religión
variedad de tem-
peramentos, y acentuadas gradualmente, conforme los cambios históricos iban dando vida á nuevos rasgos característicos y d ferenci adores; y España i
fué
más
h
nación que creó un cristianismo más suyo,
original,
en cuanto dentro del cristianismo cabe
ser original.
Los
historiadores aficionados á las antítesis y á
los el
contrastes, pretenden convencernos de
cuerpo en quien encarnó
los bárbaros;
el
«á ideas nuevas,
que
cristianismo, fueron
hombres nuevos»;
el
pueblo romano era un viejo decrépito, incapaz de
comprender trario,
la
nueva
religión.
La verdad
es, al
que esa religión no estaba destinada
consola-
13
mente
sacar á los salvajes de su salvajismo y á
á
mucho más;
bárbaros de su barbarie: valía
los
para regenerar hombrea cultos; degradados civilizados. Si
con
1
13
nismo en numerosas
pero
cristia-
el
herejías y hubieran concluido
por desnaturalizarlo; porque los bárbaros,
en escena se hallaban en un esta al
valía
bárbaros hubieran podido moverse
hubieran dislocado en breve
libortad,
sí,
lo
entrar
al
social
análogo
de los griegos, algunos siglos antes de Homero;
como
que eran, aunque
arios
habían
rezagados,
ideado ya su mitología, sus dioses y sus héroes se-
midivinos y se disponían á poner en juego
la
com-
Nada tan ajeno, pues, á SU espíritu y vocación, como el espíritu del cristianismo, I,a
plicada tramoya.
acción de los bárbaros fué material, de disolución
después do destruir
política;
que acaso no fué
lo
necesario destruir, quedaron sumergidos en las so-
que con
ciedades
fuerza pretendían gobernar,
la
presos en sus propias redes.
La exaltación de
dominación
Iglesia española durante
La
la
visigótica, es obra de los bárbaros; pero
no es obra de su Voluntad, sino de su impotencia; incapaces para gobernar
signaron
jando
el
conservar
á
el
manos más
liábiles.
De
>s,
fué
no desempeñar ninguno
c¡m ello involuntariamente ocasión para que
la Iglesia se la política
apoderara de
les principales resortes
y fundase de hecho
que aúd subsiste en nuestra ginó
re-
apariencia del poder, do-
principal papel que en este punto des-
empeñaron losvisigod ir
un pueblo más culto se
la
peder electivo en
suerte que
y d
á
la
el
de
Estado religioso.
patria; de
donde
se ori-
metamorfosis social del cristianismo en ca-
tolicismo, esto es, en religión universal, imperante,
dominadora, con posesión real de los atributos temporales de
la
soberanía. La ruina del poder godo
en ese
tiene su explicación
artificio
gubernativo; la
dominación visigótica no fué destruida por
los afri-
canos, porque éstos no pudieron destruir lo que no existía ya.
sor
El poder teocrático, que luego había de
una fuerza valiosísima en
moros, fué en
el
la
lucha contra los
período gótico la causa de la diso-
lución nacional; porque con los godos era sólo una cabeza, servida
por
mientras que en
la
brazos
torpes
y
debilitados;
Reconquista fué cabeza y brazo
á la vez.
En
substancia,
que se
el
período visigótico, que para los
en apariencias es trascendental y formación de nuestro espíritu religio-
fijan sólo
decisivo en la so, es, á
mi
juicio,
externa. Durante
importante sólo de una manera
él,
es cierto, la religión adquiere
un formidable poder
social;
pero se nos muestra
demasiado aparatosa y solemne; el sentimiento religioso no se hace más profundo ni más enérgico; la filosofía es
un embrión de
filosofía escolástica, sin
carácter propio y la generalización de la cultura sólo
da un resultado pudiera decirse cuantitativo y, por lo que el influjo social de una
tanto, sin relieve; puesto
Escuela no se mide por
el
número de sus alumnos
ni por la extensión de sus programas, sino por las
inteligencias superiores, originales, que produce; así
como
la
grandeza de una nación no se mide por
intenso de su población ni por rritorio, sino
lo
extenso de su
lo te-
por la grandeza y permanencia de su
acción en la Historia.
13
La
más
creación
original
y fecunda de nuestro
espíritu religioso, arranca de la invasión árabe.
El espíritu español no enmudece, como algunos piensan, para dejar
el
campo
libre á la acción; lo
hace es hablar por medio de
la
miento puede ser expresado do
muy
y
el
modo más
diversos modos,
do os siempre
bollo de expresión
palabra. Mientras en las Escuelas de Europa
riles
y
á
formaba en guerra permanente, y como
las
plumas y
armas y
signada en
el
poesía bélica popular. Nuestra
y
filosófica, está
más
lo
verdad no el
chocar
hervir de la sangre, no quedó con-
volúmenes do una
los
la
tinteros, sino entre
la
Y
esté-
veros ridiculas, en nuestro país so trans-
brotaba, entre
de
la
la filo-
desmenuzaba en disensiones
sofía cristiana so
que
acción. El pensa-
Biblioteca, sino en
Summa
teológica
en nuestro Romancero.
original de este
modo de expresión
fué,
que por nacer del choque de dos fuerzas, tenía que ser reflejo de
hazañas
lo
Los españoles
ambas.
al
celebrar sus
hacían con espíritu cristiano, pues que con
y por él combatían; pero el ropaje desús conceptos era en gran parte ajustado á la usanza mora. El
él
espíritu de los árabes Llegaba entonces
y era natural les, si la
que influyese sobro
ya no bastara
el
los pueblos
influencias.
biga á
De
la vez,
lo cristiano,
nacieron las
¡i
su apogeo,
de los españo-
contacto de varios siglos y
guerra misma, que suele ser
que tienen
el
el
medio más
eficaz
para ejercer sus recíprocas
esa poesía popular, cristiana y ará-
arábiga sin que
lo
arábigo desvirtúe
más brillante entonación, tendencias más marcadas en el espíri-
antes dándole
tu religioso español: el misticismo, que fué
la
exal-
i6
tación poética, y
de
la acción.
ción de
la
la
contra
nosotros
Reconquista, de
exaltación santifica-
fanatismo fue
el
mismos,
furia
la
la
como una
filó
sensualidad africana y
una reversión terminó
fanatismo, que fué
el
El misticismo
cuando
acumulada du-
mismo espíritu más sublimes conceptos, creaba
rante ocho siglos de combato. Ei
qipfl
se elevaba á los
ios
cuando
tituciones formidables y terroríficas; y
(luc-
remos mostrar algo que marque con gran relieve nuestro carácter tradicional, tenemos ijiio acudir, con aparento contrasentido, batos do
á los
autos de
amor divino de Santa
fe
Teresa.
los arre
y
Al
lado de
estas creaciones tan originales y vigorosas, nuestra filosofía doctrinal,
imitada de
la
Escolástica y prose-
guida con mucha constancia, pero con escaso genio,
como una obra de centralización, si así puede decirse, como algo inferior á nuestro temperamento, como creación pierde gran parte de su valor; nos aparece
de
la Iglesia universal,
núcleos sociales
No hay y
lo
para mantener unidos por
complementaria del dogma,
doctrina,
la
los diversos
sometidos á su potestad suprema.
oposición; hay sólo desigualdad do fuerza;
español sobrepuja á
lo
extraño, primero por sor
nuestro propio y por consiguiente á nuestro genio, y segundo por ser
en congruencia con
el
más acomodado más l'gieo, más
espíritu originario del eris-
tianisnn.
En movimiento
de conciliación
filosófica iniciado
en Alejandría y continuado hasta
la
edad pre-
sente por los escolásticos, parte de un error que pu-
17
diera llamarse error de perspectiva,
que no afectaba
pero que andando el
á la esencia de la enseñanza,
tiempo había de traer grandes trastornos en vez de crear lentamente una
nuevos
retocaron
filósofos
ti
loso ticos;
filosofía propia, los
la filosofía
griega,
espíritu era antagónico del espíritu cristiano;
de volar con las alas que les daba
cuyo
en vez
la fe, se arrastra-
ron por las bibliotecas; en vez de ser cristianos sofos, fueron filósofos cristianos;
nueva, comentaron con
nuevo espíritu una
filosofía
nuevo espíritu una
filosofía vieja.
La
más grande de
figura
filó-
en vez de crear con
Escolástica, según el
la
comiín sentir, es Santo Tomás de Aquino; y sin
embargo, Santo Tomás no es ningún Aristóteles; ne
la
traza aristotélica; pero no es
filosofía es sania,
vida; contiene
para
la
vida
prudente, previsora y aun preca-
ordenada de
Iglesia;
la
San Agustín,
(pie sin
enciclopedia filosófica funda
viril
la
al real
que funciona,
la
es la
pretender edificar una
Ciudad
organismo huero de sociólogo á
no como
pero es obra
que marca
más vigorosa no
verdadera creación. ¿Cuánto
mo
tie-
Aristóteles; su
una legislación minuciosa, útilísima
temenina>, carece del arranque
tigura de
un
la
ideal,
no co-
moderna,
si-
(pie vive?
El espíritu cristiano no estaba tan necesitado de
apoyarse en clasificaciones minuciosas, silogismos, distinciones y sutilezas, lidad para
como de penetrar en
la rea-
iluminarla con nueva luz, para señalar
rumbos nuevos. Una Cosmología
cristiana no debía
de ser una clasificación ni una descripción, sino un cántico donde todos los seres
creados se mostrasen
con luz divina, viviendo de un mismo soplo de vida 3
i8
y de amor: algo así
bolo de
gía cristiana
como
la
«Introducción
de Fr. Luís de Granada.
la fe
Una
al
Sím-
Psicolo-
no debía de afanarse demasiado por des-
y operaciones como convencionalmente se atribuyen á nuestra pobre alcribir tantos órganos, funciones
ma, sino más bien por mostrarnos un alma en vidad, viviendo
antes de
la
como no había
acti-
vivido ninguna otra
predicación evangélica, con alma ilumina-
da y purificada, como la de Santa Teresa de Jesús, poder de la metáfora en el mundo es inmen-
El
so y á veces nocivo. Si
mezclamos
cierta can-
tidad de vino con cierta cantidad de agua, decimos
que
mezcla es vino, porque tomamos
la
y
el todo;
si
esta mezcla
la parte
por
la mezcla se echa á perder, no decimos:
se
ha echado á perder, sino que deci-
mos: este vino se ha echado á perder; y de rechazo recae sobre
sobre
el
el
vino una culpa que debía de recaer
agua, Esto ocurre con la filosofía escolástica;
no es sólo cristianismo; hay en de muchos autores; es vino
ella filosofía
muy
tomada
aguado que se ha
echado á perder, que se ha torcido, porque torcerse
que pierdan su acción y su
las ideas es
influjo
en
la
vida de los hombres. Pero á pesar de este fracaso, no se crea
que
la filosofía cristiana
en una forma; pero
el
nuevas formas; como
ha muerto; ha muerto
principio subsiste y da vida á la
especie
humana muere en
unos hombres y nace y se conserva en otros hombres. El fundamento de la conciliación está dentro de nosotros;
la conciliación la
llevamos de hecho en
nosotros mismos. Por lo cual todos, sin querer ó
queriendo, somos, en cierto sentido, escolásticos. El criticismo ha desligado
la
razón de
la fe; el positivis-
mo el
ha querido desligar
del conocimiento.
Y
do. la
el
conocimiento de
si
humana y
como
la estación
misma
todos son escolásticos á bu
hubiese un sistema que negase
dignidad
nuevo
Y
razón;
la
materialismo ha intentado destruirla base
al
mo-
hombre
recomendase adoptar de
le
cuadrúpeda, sería tan escolástico
los precedentes.
Porque después de rematar su
trabajo negativo, destructor, filosófico, los inventores
de esos sistemas, ó han do dejar de ser pensadores para convertirse en energúmenos, ó han de construir algo para que subsista al terior;
y
menos
el
orden social ex-
este acto de afirmación, 6 os
un acto de co-
un acto de fe, ó de sumisión al peí miento común, obra de la fe. Cuando Kant, con su profundo y sutil análisis bardía, ó es
lle-
ga á los últimos confines del nihilismo filosófico, no llega
más
lejos
que habían llegado
los astutos sofis-
de Grecia; no llegó á dejarse atropellar por un
tas
carro antes que reconocer la realidad del conocimiento sensible.
Lo que
griegos, es tiene
diferencia á Kant de además que, de razón pura
razón práctica ó constructiva:
práctica es la
misma razón
pura,
al
categórico jo,
en
cial
la
domada por el cris-
(¡^
de
la
intimidad de cada espíritu, de un estado soel espíritu
escape;
del centro ideal
bitas
la ley
pensamiento colectivo; y el imperativo que parece algo íntimo, es sólo un refle-
creado por
medio
ó negativa,
y esta razón
tianismo, es la razón pura sometida por atracción
los filósofos
cristiano.
No
bay, pues,
podemos alejarnos cuanto queran que nos rige; podemos describir ór-
inmensas; pero siempre tendremos que girar
alrededor del eterno centro.
23
Los que desde Bacon hasta nuestros
días se lian
esforzado por pulimentar «nuevos órganos» de
conocimiento, por seguir nuevos métodos y fundar
una ciencia puramente realista y práctica, no han conseguido tampoco formar sistema planetario aparte.
Sus trabajos,
en
los
habrán sido
realmente han ejercido influencia
útiles;
han proporcionado
al
hombre
comodidades no del todo desagradables, como
ciertas el
si
inventos de que se enorgullece nuestro siglo,
poder viajar de prisa, aunque por desgracia sea
para llegar á donde
mismo
se llegaría viajando des-
Pero su valor ideal es nulo y en vez de destronar á la Metafísica, han venido á servirla y hasta pacio.
quizás á favorecerla; querían ser amos y apenas
gan á criados. El que desdeñando
la fé
y
consagra á los experimentos y descubre o el teléfono, no crea que ha destruido ideas»
;
lo
la el
lle-
razón se telégrafo
las «viejas
que ha hecho ha sido trabajar para que
circulen con
más
rapidez, para que se
propaguen con
mayor amplitud. Hallábame yo un día en
el
Museo de Pintura de
Amberes, contemplando, me parece que la Cena de Jordaens, cuando vi llegar en busca mía á mi criada,
una flamenca sana y mofletuda, trayéndome una chapita de esas que á la entrada de los museos dan á cambio de los bastones
y paraguas. Sin esfuerzo salir
de casa con
buen tiempo, que después comenzaría á
llover, cosa
se habrá
comprendido que debí de
que en aquel pais ocurre casi todos los días y que mi excelente maritornes tuvo la atención de llevarme
un paraguas. Así fué y sucedió también que cuando salí del
Museo había cesado de
llover
y
me
volví
con
el
paraguas debajo del brazo.
Y entonces
se
me
una idea que ahora ha vuelto á reaparecer en mi memoria y que me ha parecido venir aquí muy á cuento. Se me ocurrió que en aquel suceso ocurrió
vulgarísimo yo había representado, no por méritos propios, sino por
un
efecto de perspectiva circunstan-
tuerza perenne del ideal que está en nosotros,
cial, la
y que mi criada había,
sin salterio, ejercido de cien-
experimental y priíetiea. Yo aplaudo á los hombres sabios y prudentes que nos han traido el teles-
cia
copio y
el
microscopio,
por modio nógrafo,
el
el ferrocarril
y
navegación
la
del vapor, el telégrafo y el teléfono, el fo-
pararrayos,
la
luz oléetrica y los rayos X;
á todos se les debe de agradecer los malos ratos (pie
como yo agradecí
se han dado,
de su buena intención, el
el
que
á
mi criada, en gracia
se dio para llevarme
paraguas; pero digo también que cuando acierto
á levantarme siquiera dos
ridades rutinarias que
me
palmos sobre
las
rodean y siento
vulga-
el
calor
de alguna idea grande y pura, todas esas bellas invenciones no me sirven para nada.
y
la luz
Pvi»'
v
que
la filosofía
cristiana no sea
una fórmula
convencional, para que ejerza influencia real en la
vida de los hombres, es preciso que arranque de
esa
misma
legislación,
rano; y
una
vida,
como
las
leves,
como
el arte:
una
un arte cosmopolitas, son nubes de vefilosofía universal,
la escolástica,
como
pretendió serlo
es contraproducente. Someter
ción de una ideología invariable
la
¡i
la
ac-
vida de pueblos
diversos, de diversos orígenes é historia, sólo puede
conducir á que esa ideología se transforme en una etiqueta,
en un rótulo, que den una unidad aparente
debajo de
la
cual se escondan las energías particula-
res de cada pueblo, dispuestas siempre á estallar
á estallar con tanta
haya sido
el
más
y
más Largo La filosofía
violencia cuanto
período de forzado silencio.
más importante, pues, de cada nación es la suya propia, aunque sea muy inferior á las imitaciones de extrañas
filosofías; lo
nativas, es asunto de
extraño está sujeto á
moda, mientras que
es permanente, es el cimiento sobre el
de construir, sobre lo artificial se
el
el
mundo y ahora más
que nunca, tan gran predicamento
al
simple exte-
la
hay miedo de conocer
Estamos dominados por
unificación y, faltos de calma para
obra
que se debe
viene abajo.
rioridad? Parece que las cosas.
alter-
propio
que hay que construir cuando
¿Porqué ha de tener en
de
lo
el
fondo
manía de
la
encomendar
la
esta
tiempo, nos apresuramos á constituir unida-
des aparentes, contando con la ceguera real ó fingi-
da de los que presencian nuestras manipulaciones. Si
yo fuera aficionado á
los
uno, digno de hacer juego con
dilemas establecería
famoso dilema de
el
Ornar, que redujo á cenizas la Biblioteca de Alejandría: ó los
tuir
un
hombres tienden por naturaleza á constiorganismo homogéneo, ó tienden á acen-
solo
tuar las diferencias que existen entre sus diversas
agrupaciones;
si
creemos que tienden á
la
nos molestemos y tengamos paciencia y tra idea;
creemos que tienden á
si
cerremos los ojos á la corriente.
una
No
la realidad, ni
faltará
tercera salida:
que
la
en nues-
separación, no
marchemos contra
quien crea
los
unidad, no fe
el
dilema tiene
hombres no caminan en
ninguna dirección y que hace
falta
que venga de
23
vez en cuando un genio que les guie; y es probable
que quien
tal
crea pianse ser él
mismo el genio precomo una ma-
destinado á guiar á sus semejantes,
nada de orejas.
A
tan insigne mentecato habría que
que no conoce á sus semejantes; que los hombros que creen haber guiado á otros hombres, no
decirle
han guiado más que cuerpos de hombre; que han conducido cuerpos, pero no almas; que so dejan conducir por la
Humanidad
triz,
las
almas sólo
los espíritus divinos, y
hace ya siglos que tiene seca
la
que
ma-
y no puede engendrar nuevos dioses. unidades aparentes y convencionales
Las
pueden destruir
la
no
diversidad real de las cosas;
no sirven más que para encubrirla. La Reforma no fué
más que
la
manifestación de
rebeldía latente
la
nunca verdade-
en espíritus que acaso no fueron
ramente cristianos, que no podían comprender
el
verdadero sentido del cristianismo, porque no tenían
aún
el
convencimiento propio de
impotencia del
la
esfuerzo racional, y que al proclamar el libre examen eran tan lógicos á su manera como lo eran los herederos del
espíritu
greco-romano
sumisión ciega y absoluta á
la
al
fe.
defender
— La
la
religión
cismática griega fundó asimismo una unidad aparente en
que quedaron sumergidos
la
los
pueblos
eslavos; el porvenir dará cuenta de esa unidad.
importa que
la
poder, y fundida con
por conservar
la
autoridad religiosa, se esfuerce
el artificio;
en contacto con
el
quien quiera que se ponga
pueblo ruso notará
precursora de la explosión,
romper
la
No
autoridad política, armada de terrible
el
la
inquietud
deseo universal de
espesa costra de religión bizantina que
24
comprime
energías naturales é impide que se
las
muestren con entera pureza y espontaneidad.— En nuestros días se trabaja con pasión por convertir á negros africanos; es posible que en breve se nos
los
diga que ya están todos catequizados; y es posible
que
cabo de algunos siglos aparezcan adorando á
al
groseras divinidades, no
muy
superiores á los
feti-
ches que hoy adoran, y viviendo conforme á sus práctieas nativas. El
verdadero cristianismo, no como aspiración
filantrópica en favor de razas inferiores, sino
como
creencia conscientemente profesada, es impropio de
pueblos primitivos y sólo arraiga en éstos cuando le
acompaña
perior,
es
acción permanente de una raza su-
la
cuando eso pueblo primitivo se
decir,
confunde por
la
vida
pueblo civilizado que
común le
un como
ó por el cruce con
domina y
le
educa,
ocurrió en los pueblos descubiertos y subyugados
por España.
La universalidad
ó catolicidad del cris-
tianismo no se opone á esta idea. Tocios los hombres
son mortales, y sin embargo, posible que en
si
nos preguntan
una ciudad mueran todos sus
es
si
habi-
tantes á la vez, diremos que no y lo diremos fundán-
donos en instinto-»
lo ,
que pudiera llamarse «experiencia
lizado con gran precisión. rriera el
del
un género de certeza que Balines ha ana-
Y
si á
pesar de esto ocu-
hecho anormal de morir simultáneamente
en masa una población, no admitiríamos tampoco
la
existencia real de una «muerte simultánea», sino
que explicaríamos
la
anomalía por una causa excep-
cional, extraordinaria:
Del
mismo modo,
por ejemplo, una epidemia.
todos los hombres son catequiza-
pero no todos á la vez. Cuando vemos que en
bles,
comienzos
los
del cristianismo
vierten en masa,
lo
cional, y esta causa fué el oslado
á que llegó
(le
espíritu greco-romano.
el
peligroso,
muy fecundo y cu ninguna manera romperla unidad filosófica. El espíritu
sido sometido á las
lia
mus formidables
siones que hayan sido inventadas por
mo más
víctima y esfuerzo
por
la
el
pre-
exclusivis-
fanático; y eso espíritu, en voz de rebelarse,
reconocido ser
lia
-
postración ideal
pues,
Sería, español
pueblos se con-
los
atribuímos á una causa exce]
mismo
él
verdugo, y
el
mucho más
lia
allá
por
juez y
el
criminal,
la
llegado por espontáneo
de donde debía do llegar
coacción. Escrita está
terodoxos españoles
el
Historia de los he-
la
Menéndezy
Pelayo, un es-
de criterio tan amplio y generoso, que hubiera sido capaz de hacor estricta justicia hasta á los herepafiol
jes
más empedernidos,
si
por acaso hubiera topado
con algunos en sus investigaciones. Tero no haya temor; en España no hay un hereje que levante dos
pulgadas del suelo.
ha perdido Si
el
Si
alguien ha querido ser hereje
tiempo, porque nadie
en muchos asuntos de
nester del concurso de
de
tal
la
la
vida
le
el
ha hecho caso.
hombre ha me-
sociedad, en las sectas es
punto decisivo, que
la
importancia de una
más que por el fondo doctrinal, número de sus adeptos. España se
disidencia religiosa, ge
mide por
el
halla fundida con su ideal religioso, y por
que fueran catolizarla» la corteza
los sectarios
que
se
muchos
empeñasen en «des-
no conseguirían más que arañar un poco
de
la
nación.
Pero después do varios siglos de silencio se ha 4
s6
tomado miedo
á la voz
humana, y
se carece de tacto
para apreciar las palabras por su valor, no por
el
ruido que mueven; y apenas se da alguna libertad á los espíritus díscolos 6 indisciplinados, sobreviene
una grandísima inquietud; no ([iic
importancia de
la
que dicen, sino en quien
lo
comprender
se quiere
que dicen no está en
la excitación
lo
que producen á
escucha. Acostumbrados á conservar la
les
unidad de
doctrina por medio de la fuerza, duele
la
ahora pelear para con servarla mediante
como
intelectual;
si
no fuera
cierto
esfuerzo
el
que
la
fuer/a
destruye, á la vez que las opiniones disidentes, la
fe
misma que se pretende defender. Uno de los errores que con más apariencia de verdad corren por el
mundo
es
que
las
naciones adheridas á
la
Reforma
han llegado á adquirir mayor cultura, mayor prosperidad,
mayor
permanecido
influencia política que las que han
fieles al catolicismo.
Yo he
vivido varios
años en Bélgica y puedo decir que es una nación tan adelantada como la que más en todos esos órdenes de cosas en que hoy se hace consistir
la civili-
zación (cu la que por desgracia se concede
más
importancia á los kilómetros de ferrocarril que á las obras de
arte);
católica en
el
y Bélgica es una nación católica, más fondo que España. Pero en Bélgica
hay otras confesiones y hay además
fuertes agrupa-
ciones anticatólicas; los católicos tienen que estar atentos y vigilantes, tienen que luchar y luchan con
tanto ardor
L
como en
los
tiempos del duque de Alba.
a flaqueza del catolicismo no está,
en
el
rigor de sus
como
dogmas, está en
el
so cree,
embota-
miento que produjo á algunas ilaciones, principal-
27
mente á España,
el
empleo sistemático de
la
fuerza.
Cuanto en España se construya con carácter nacional,
debe de estar sustentado sobre los
tradición.
Eso
habiéndonos arruinado en no cabría
y eso es
es lo lógico
mayor
sillares
lo
de
la
noble, pues
defensa del catolicismo,
la
afrenta qne ser traidores para con
nuestros padres y añadir á la tristeza de un venci-
miento, acaso transitorio, ternos á
la
vencedores;
influencia
mas por
lo
la
humillación de some-
de las
ideas de
mismo que
ninguno
dente, no debe de inspirar temor
Hoy no puede
haber ya herejías, porque
de publicidad, aumentando las
el
nuestros
esto es tan evila libertad. el
exceso
poder de difusión de
ideas, va quitándoles la intensidad
y
el
calor
necesarios para que se graben con vigor y den vida á las verdaderas sectas.
Los que pretenden ser
re-
formadores no pueden crear nada durable; pronto se desilusionan y concluyen por aceptar un cargo público ó
un empleo
retribuido;
y
son del todo injustas, porque
estas concesiones no les
recompensan un
servicio útil á la nación, el de excitar y avivar las
energías genuinamente nacionales, adormecidas y como momificadas. Do ellos pudiera decirse que son
como
las especias;
no
se las
puede comer á todo pasto;
poro son útilísimas cuando las maneja un hábil cocinero. Si hubiera
modo de
traer á
librepensadores mercenarios y
de alquiler, quizás se resolvería
menoscabo de
los sentimientos
siendo esto posible, no hay
más
que se formen dentro de casa y si
es preciso, pagarlos.
España algunos
varios la
protestantes dificultad
sin
españoles; pero no
solución que dejar tolerarlos
y hasta
s8
Siendo yo niño
ol relato
leí
uno do
suceso ocurrido en
de un
horripilante
estos países cercanos al
Polo Norte, á un hombre que viajaba en trineo con
malaventurado
El
cinco hijos suyos.
viajero fué
acometido por una manada de hambrientos lobos
que cada vez
le
aturdían
más con sus
aullidos y
le
estrechaban más de cerca, hasta abalanzarse sobre los caballos
que tiraban
de sus hijos, lobos;
el
menor, y
y mientras
putaban
la
en tan desespe-
del trineo;
rada situación tuvo una idea lo
terrible:
arrojó
cogió
uno
enmedio de
éstos, furiosos, excitados,
presa, él
á
los
se dis-
prosiguió velozmente su ca-
mino y pudo llegar á donde le dieran amparo y refugio. España debe de hacer como aquel padre sal faje
y amantísimo; que por algo es patria de Guz-
mán
Bueno, que dejó degollar á su
el
muros de rán de
Tarifa.
fijo
que
en presencia de
el
hijo
ante los
Algunas almas sentimentales
di-
recurso os demasiado brutal; pero
la
ruina espiritual de España, hay
que ponerse una piedra en
el sitio
donde está
el
co-
un millón de no queremos arrojarnos
razón y hay que arrojar aunque sea españoles á los lobos,
si
todos á los puercos. *
El
problema más
difícil
psicológico, en el
tigadores
y observadores más perspicuos,
enlazar con rigor lógico los
de resolveren
que han encallado
la
el
estudio
los inves-
es
el
do
experiencia interna con
fenómenos exteriores. Hay psicólogos que cons-
truyen ideologías peligrosas erigiendo en principios generales los hechos particulares que notan en su
29 propio espíritu; los hay que forjan fenomenologías sin base, coordinando observaciones
y
jetivas;
los
puramente ob-
hay tan perspicaces, que funden ambos
resultados y explican
lo
que ven en
los
domas hom-
bros por los hechos similares que descubren en
Y el resultado
mismos.
vecos dos sujetos psicológicos idénticos
producen
acciones antagónicas y dos sujetos antagónicos
man
en
la
mos como
sí
porque á
es siempre incierto,
to-
vida real idénticas apariencias. Si toma-
un misántropo, puedo ocurrir
tipo
encontremos en
(pie le
vida real convertido, ora en
la
asceta, ora en
un demagogo;
lo esencial, os
idéntico:
apetito sentimental,
un
el
un
carácter psicológico,
un hombre que carece de refractario
que vive aislado
en medio del mundo, como un barco
(pie carece
de
amarras y no puede tomar puerto. Y sin embargo, esto
hombre
lo
mismo
es apto para vivir en
de un convento que para agitar
sembrando sis
la
celda
masas populares,
ideas, que, faltas do enlace con
comunes, tienen que
ideas
las
ser,
las
por necesidad, di-
sol ve utos.
Para mí, dos figuras tan desemejantes como Kempis y
uno pero
Proudhon son psicológicamente
piensa en silencio y el otro
ambos son pensadores
igual concepto negativo de
enmedio
solitarios, la
idénticas; el del tumulto;
ambos
vida, bien
que
tienen el
uno
y dulcifique por medio de la té y el otro exaspere y lo convierta en arma de destrucción.
lo corrija lo
En cambio, dos como Kempis y el opuestas: tracción,
naturalezas
al
parecer semejantes
P. Granada, son diametral mente Kempis se eleva al ascetismo por la absos un espíritu ontológico; en cuanto la
3° abstracción no
le sostiene,
cae en
más descarnado
el
y seco prosaísmo; el P. Granada so eleva al misticismo, apoyándose en su conocimiento admirable de la realidad, viente;
en su amor positivo á
es
un
la
humanidad
vi-
y sus pensamientos son siempre humanos. Del uno podría decirse que es un alma enfermiza, linfática; del otro, que es un espíritu realista
alma robusta, sanguínea.
De
igual modo, cuando se estudia la estructura
psicológica de un país, no basta representar el mecanismo externo, ni es prudente explicarlo mediante una ideología fantástica; hay que ir más hondo
y buscar en la realidad misma el núcleo irreductible al que están adheridas todas las envueltas que van transformando en
Y como
el
tiempo
la
fisionomía de ese país.
siempre que se profundiza se va á dar en
único que hay para nosotros perenne, núcleo se encuentra en religión,
con ser algo
muy
que hay en una nación;
que el espíritu
el
«espíritu territorial.»
hondo, no es
la religión
territorial subsiste,
lo
la tierra, ese
lo
La
más hondo
cambia, mientras
porque
los
cambios
geológicos vienen tan de tarde en tarde, que á veces
nacen y mueren varias civilizaciones, sin que suelo ofrezca un cambio perceptible. Por esto, si observación se limita á desentrañar
el
el
la
espíritu reli-
gioso, ó el artístico, ó el jurídico, podrá ocurrir
que
descubra sólo exterioridades análogas á otras exterioridades y que deduzca aparentes analogías allí donde, si se atiende al principio generador, existen marcadas oposiciones.
La evolución
cuando
ideal
de España se explica sólo
se contrastan todos los hechos exteriores de
&i
Su historia con
que
Como hay
permanente, invariable,
el espíritu
el territorio crea,
infunde, mantiene en nosotros.
continentes, penínsulas ó islas, así hay
también espíritus continentales, peninsulares, é sulares.
Los
in-
un carácter natural
territorios tienen
que depende del espesor y composición de su masa y
un carácter de relación que surge de
las posicio-
nes respectivas: relaciones de atracción, de dependencia ó de oposición. el
Una isla busca su apoyo en como una accesión, ó reac-
continente del que es
ciona contra ese continente lo
si
sus fuerzas propias se
permiten; una península no busca
ya está por
la
contra su continente con tanta
más
apoyo, que
el
naturaleza establecido y reacciona
más
violencia cuanto
distante se halla del centro continental;
tinente es
una masa
un con-
equilibrada, estática, constituida
en foco de atracción permanente. La evolución ideal
más rápida en las islas que en las penínsulas, más en éstas que en los continentes, más en los lito-
es
rales •'i
que en
el interior; la
evolución de un territorio
do los individuos que lo ocupan está en razón di-
recta de su distancia del centro de las unidades territoriales,
porque
la
distancia provoca, oon
el
movi-
miento de reacción, otro movimiento concordante de excitación espiritual.
Comparando
los caracteres específicos
diversos grupos sociales
toman
que en
las relaciones
los
inma-
nentes de sus territorios, se notará que en los pueblos continentales lo característico es la resistencia, en los peninsulares la la agresión.
independencia y en
El principio general es
los insulares
el
mismo,
la
conservación; pero los continentales, que tienen entre
32 sí
relaciones frecuentes
ritu
y
forzosas, la confían al espí-
de resistencia; los peninsulares, que viven más
aislados,
aunque no
libres
de ataques é invasiones,
no necesitados de una organización defensiva per-
manente, sino de unión en caso de peligro, al
las agresiones; los insulares,
aislado con límites tos por
tanto
cuando
los
fijos ó
á las
que
que viven en
invariables,
confían
invasiones,
se
las
Y
territorio
menos expuesven impelidos,
obliga á ello la necesidad
convertirse en agresores. sario
la
de independencia, que so exacerba con
espíritu
^\^
acción, á
no se crea que os nece-
agrupaciones sociales tengan conoci-
mientos geográficos para que conozcan
la
índole de
su territorio; la experiencia histórica acumulada suministra un conocimiento perfecto. El insular salió
que tiene su defensa más firme en su aislamiento; podrá aceptar una dominación extraña
si
carece de
fuerza para mantener su independencia; pero de he-
cho es independiente y sabe además que za de caracterización vigorosa, que
si
troducen en
no tardarán en adquirir
de
la
fía
en
él,
autonomía. el suelo,
algunos elementos extraños se in-
En cambio
que no
y desarrolla más
la fuer-
de su suelo insular es tan
el
le ofrece
el espíritu
sentimiento
continental no con-
seguridad bastante
de resistencia; podrá ser
dominado; pero apoyándose en rácter, en la pasividad, se
el
la fuerza
de su ca-
mantendrá puro entre sus
dominadores. El peninsular conoce asimismo cuál es el punto débil de su territorio, porque por visto entrar siempre á los invasores; pero
él
ha
como su
espíritu de resistencia
y previsión no ha podido
mar cuerpo por
de relaciones constantes con
falta
to-
33 otras razas, se deja invadir fácilmente, lacha
propia casa por su independencia y
i
es vencido se
si
amalgama con sus vencedores con mayor
facilidad
(pío los continentales.
Cuwno le
suplo
ol
espíritu político, esto es,
insular,
al
éste Llega
porque
faú tan grande,
como
so
aso-
hombre que vivo en un
ol
que forma
considera
Roma
distinto del territorio.
fueron ciudades
de ciuda-
el
tomar cuerpo
¡i
recinto cerrado ó amurallado,
como un cuerpo fcago
aún formado
espíritu territorial no está
mando
danía y
moja
el
su
insulares;
y Car-
poder agresivo
escasa su fuerza para resistir.
Cartago sucumbió á un ataque de
Roma
había estado poco antes próxima á
Roma
y
sucumbir bajo
ios ejércitos de Cartago.
La nación Ínsula,' típica os Inglaterra y
la
histo-
ria
do Inglaterra, desde qufi aparece constituida co-
mo
nacionalidad, es una
ataques no tienen
la
agresión permanente. Sus
misma forma que
los
de las
naciones continentales: son meditados y tan seguros
como un
los del tigre
que está
salto sohrc su presa.
luntad; arranca de
la
V
al
acecho y se lanza do
esto no es obra de la vo-
constitución del territorio, de
la
necesidad de tener grandes fuerzas marítimas y
la
facilidad
das, contra
cauciones
que éstas dan para las
son
Cobden
escrito
que todas
— un
mapa
Yo
y
pre-
ha
mundo según
la
(pusiera
del
(]>'
agresiones aisla-
previsiones
las
ineficaces.
las
ver
proyección de Mercator, con puntos rojos marcados
en todos aquellos lugares en que los ingleses han
dado alguna hatada; trario
de 5
toiles los
saltaría á
la vista
demás pueblos,
el
que
al
con-
pueblo in-
— 3-j
glés lucha desde
hace siete siglos
gos extranjeros en todas
partes
contra enemi-
menos en
somos
mostrar que
mundo?»
A
pueblo
el
de-
más agresivo
añadirse que
esto podría
Ingla-
más para
¿Será preciso decir nna palabra
terra.
de]
Inglaterra
si
luchara en su propio territorio, sería vencida más fá-
cilmente que ninguna otra nación. «Sin de
Invencible,
la
pió en
los
si
tercios
desastro
el
españoles ponen
el
Inglaterra— ha escrito á su vez Macaulay
se hubieran repetido los tremendos desastres de
Ro-
ma, cuando
Ma-
la
expedición de Aníbal á
caulay fundaba su aserto en
de
la
Italia.»
superioridad militar
los soldados españoles; pero acaso sería
decir que Inglaterra tenía y tiene en
más justo
sí la
causa de
su debilidad para una guerra do resistencia, así
que
la
impunidad en que constantemente
mantenido, se explica por
la
que se da aquí
ha
faltado condiciones del
continente para una guerra agresiva, en á la
como se
el
sentido
palabra agresión.
ejemplo do nación continental tomamos Si como sentimiento en Francia, veremos que á
es
el patriótico.
nos casi aislados, por la
ella
el
dominante
lo
En España,
considerándo-
mismo que somos una casi-is-
concentramos nuestro pensamiento en
donde puede venir nace
el
el
el
punto por
ataque y de esta concentración
sentimiento de independencia; somos casi
independientes y queremos serlo del todo. Mientras que Francia, que tiene fronteras comunes y movibles con varias naciones, no puede concebir su territorio aislado cia;
por
lo
resistente
y no
le
basta la idea de independen-
cual exalta la idea do patria, que es
más
para mantener la cohesión, tanto en los
33
momentos de
peligro,
no es en
ésta
los
porque
paz:
continentales un reposo,
más suave de
sino una forma
por
como en tiempo de
países
guerra,
la
lucha
la
predominio intelectual.
el
Las guerras de Francia fueron siempre guerras de frontera; defensivas ú ofensivas, pero siempre encajadas en lógica de la
tradicional,
criterio
el
formado por
primeras guerras de
la
y B votación fueron sólo guerras defensivas ó guerras de expansión ideal; las agresiones no comienzan historia;
las
la
>
hasta que aparece Napoleón, quien no sólo era un
extranjero que
conoció
lamente objetivo y
la
un modo pilcomo un instrumento
á Francia de utilizó
para satisfacer sus ambiciones, según Taine ha sos-
tenido y demostrado, sino (pie era un insular,
aím, fué una
que cayó sobre
isla
do ge observa
el
mapa
sobre un
miento estratégico empleado en leónicas ((pie por
les;
las
el
(.'lian-
procedi-
guerras napo-
algo son llamadas napoleónicas y
no francesas) se cae en
movía sus
Continente,
militar
más
ejércitos
cuenta de que Napoleón
la
como
si
fueran escuadras nava-
sus guerras son torre-tres de hecho; pero maríti-
mas por ropa, no
la
concepción. De aquí
acostumbrada
este
a
el
trastorno de
Europa lucha contra Napoleón en todas en que
es posible luchar:
el
las
formas
España con una guerra de
Independencia: Inglaterra certeros;
Eu-
género de combates.
C mtinente con
con ataques aislad'- y la
resistencia
valiéndose de una
y por
Y
úl-
es mi
timo,
Rusia,
sentir
que Napoleón pudo, concentrando toda- sus
fuerzas, asaltar,
retirada.
destruir Inglaterra y
acaso
domar
España, pero que no hubiera podido jamás triunfar
36 de
pasiva de Rusia, El espíritu de Na-
la resistencia
poleón deja en Francia tan bien marcada su huella.
que reaparece en
segundo Imperio en turma de
el
agresiones absurdas y contrarias á los intereses de
Francia y persiste en
la
tercera República en
forma más degenerada aún, les,
las
una
conquistas colonia-
hechas á nombre de un pueblo que no es coloni-
zador, que
no puede
ir
más
política, del protectorado,
pugna
el
abandono
España
allá
de
la
dominación
porque su naturaleza
re-
del suelo patrio.
una península ó con más rigor
es
la
península»; porque no hay península que se
acerque más á ser
isla
que
la
nuestra. Los Pirineos
son un istmo y una muralla; no impiden
las invasio-
nes, pero nos aislan y nos permiten conservar nuestro carácter independiente.
En
realidad nosotros nos
hemos creido que somos insulares y quizás este error explique muchas anomalías de nuestra historia. So-
mos una tinentes
isla
y
si
colocada en la conjunción de dos con-
para
la
vida ideal no existen istmos,
para la vida histórica existen dos: los Pirineos y
el
una «casa con dos puertas» y por tanto «mala de guardar»; y como nuestro partido
Estrecho; somos lo
constante fué dejarlas abiertas, por temor de que
las
fuerzas dedicadas á vigilarlas se volviesen contra
nosotros mismos, nuestro pais so convirtió en una especie de parque internacional,
pueblos y razas han venido
donde todos
á distraerse
cuando
los les
ha parecido oportuno; nuestra historia es una serie inacabable de
invasiones
y de expulsiones, una
guerra permanente de independencia.
Tero así como hay naciones (pie han luchado sólo
en su territorio ó en
que
y otras
y do en
jeros
en
lian el
toilas partes;
la
proximidad de sus fronteras
luchado sólo en territorios extransuelo patrio,
la
nuestra ha peleado
y este heeho que parece desvirtuar
cuanto llevo dicho acerca del espíritu de nuestro
merece una explicación.
territorio
por
Si
natura-
do somos agresivos ¿cómo entender nuestra
leza
moderna, en
historia
tituida, aparece
que España, apenas cons-
la
como una aacióa guerrera y con-
quistadora? ¿Provendrá esto del error indicado antes,
de que nos hemos creído ser una
isla
a pesar de los
duros escarmientos que nos ha infligido nuestra de
Yo
licada posición geográfica?
creo que ese espíritu
de agresión existe; pero que do ha sido
más que una
transformación del de independencia y ha de desaparecer lentamente con la
causas que motivaron
hecho que á primera vista parece inexplica-
U\
ble, la
excesiva duración del poder árabe en
España nos descubre
la
causa, sin que pueda ser
de tan extraña metamorfosis. Así como la exis-
otra,
tencia de ser en la
las
transformación.
la
la
Turquía europea no tiene su razón de
vitalidad propia del pueblo turco, sino en
rivalidad de las potencias, impotentes
cuando
se
de calmar susceptibilidades y suspicacias, así
trata
también
la
existencia de
la
dominación arábigo-his-
pana en su largo período de descenso está principalmente sostenida por
los celos
de nuestras regio-
nes. So desea acabar la Reconquista, pero se
que
témelo
va á venir después; se trabaja por el triunfo del
cristianismo, pero no se descuida otro punto impor tante:
conservar
la
independencia de
los diferentes
pedazos de territorio y los privilegios torales. Do ahí esa absurda política de particiones constantes de
no en
los estados, inspirada,
tengo, para
mí que
los royes
más duros de corazón que
el
de
amor paternal (pues la Edad Media eran
los del día) sino
exigencias de las regiones y hasta de
deseaban campar libremente por sus
las
que
respetes.
cada paso que se da hacia adelante sigue un
una
en
las villas
Á
alto
y miran de reojo y so compauno ha crecido más que otro y
reflexión; todos se
ran y miden á ver
si
hay que acogotarlo para que se ponga vel; raros
son
los
momentos en
al
misino ni-
que, por coincidir en
el
gobierno hombres de ideas más audaces, se busca
la
igualdad luchando, rivalizando en ardor y en es-
fuerzo.
Los pequeños estados que quedaban ene
dos y alejados del c;
ban
el
abierta,
campo de
la lucha, se
apoyo extranjero, y
los
que tenían frontera
como fueron últimamente Portugal,
y Aragón, procuraban mantener
al
'lia-
aliaban ó bus-
Castilla
el equilibrio.
Sin embargo este equilibrio debía de romperse y ñn se vio á las claras que Castilla por su posición
central echaba sobre sí Ja
mayor
Reconquista; y como
preponderancia futura de
Castilla era
la
un amago contra
la
parte de la obra de
independencia de
los
demás, nació espontáneamente, como eflorescen-
cia
de nuestro espíritu
territorial, la
idea de buscar
fuera del suelo español fuerzas para ser independientes
en España. Portugal, estado atlántico se trans-
forma en nación marítima y dirige la vista hacia el continente africano y Aragón Cataluña y Valencia, estado mediterráneo, encuentra apoyo en
rráneo y en
Italia.
Así nace
el
el
Medite-
espíritu conquistador
— 39
domas pueblos
español, que se distingue del de los
en que mientras tolos conquistan cuando tienen exceso do fuerzas, España conquista
sin fuerzas,
precisamente para adquirirlas. Asi os como hemos llegado á
sor los conquistadores de la leyenda, los
terribles halcones ó aguiluchos del los «Trofeos»
famoso soneto de
del poeta hispano-francós
José María
de Heredia.
El
espíritu conquistador nace en
en
el
Oriente de España
en Castilla, que luego acierta
tro,
el
Occidente y el Cen-
que en
ai tos
á
monopolizarlo;
y en cada región toma un carácter distinto, porque asi lo
imponía
la
naturaleza de las conquistas.
En
Portugal los conquistadores son navegantes y descubridores; pero no navegan y descubren por curiosidad, puesto (pie les
En
mueve
el
deseo del dominio.
Cataluña y Aragón so encuentran trazas de los
conquistadores típicos, principalmente en
la
celebra
expedición contra turcos y griegos; mas el rasgo prodominante es la conquista apoyada por la política
y
la
diplomacia. «La incorporación de Navarra
á la corona de Hispana
lia
capítulo do Maquiavclo.»
Fernando
dicho Castelar el
— es
un
Católico no es
un diplomático improvisado, os un maestro formado en
la
escuela italiana y es
Maquiavclo, quien eu
el
mucho más
fondo (y no so vea intención
irónica en mis palabras) ora un
hoy diríamos, un excelente la
idea do
la
astuto que
unidad de
Italia,
patria fuese grande y fuerte
buen hombre, como
patriota,
enamorado de
descoso de que su
como
las
demás y con-
vencido do que su idea no pod.'a realizarse por medios distintos de les
que SUS adversarios empleaban. Ma-
4¿ quiavelo ha recogido laodiosidad que acompaña á los
pensamientos tortuosos y pórfidos, por haber. escrito, lotizándolo, lo mismo que en su tiempo practica-
muy
ban príncipes tenidos por quistadores de
más
pues, los
La
cristianos. Los con-
paito oriental de
España fueron,
civilizados, por exigirlo así
que debían de adaptarse. En
medio
el
á
aprendimos por
Italia
idad á ser linos diplomáticos y en Italia trans-
formamos
los
guerreros del cerco de Granada en
ejército organizado en lian
la
forma más perfecta á que
podido remontarse nuestras flacas facultades de
organización.
En
Castilla, el espíritu
apoyado por
rivalidad,
tural de Castilla era
cano de
la
conquistador nace del de
la religión.
La tendencia na-
prosecución en
la
lucha contra
el
suelo afri-
poder musulmán,
el
del
que
entonces podían temerse aún reacciones ofensivas; pero interponiéndose Colón, las fuerzas que debieron ir
contra África se trasladaron á América.
dada á
nización
política
Católicos
había do tener
La
orga-
nación por los Reyes
la
como complemento una
restauración intelectual, que diere á las obras del espíritu
más amplia intervención en
la
vida y una
restauración de las fuerzas materiales del país,
Mas estas dos obras mucha constancia y mucho esfuerzo:
pobrecido por
querían
primera fué iniciada con brillantez porque partió de los reyes (pie
em-
las guerras.
y de
los
supieron rodearse; pero
la
segunda, que era más
más de sudar que de
que descansar sobre
pueblo trabajador,
el
cual,
la
impulso
hombres escogidos de
obra de brazos que de cabeza y discurrir, tenía
el
re-
los
hombros
no encontrándose en
del la
4*
mejor disposición de ánimo para entrar en faena, acogió con júbilo la noticia del descubrimiento del
nuevo mundo, que encantamiento. do trabajo,
tas
busca do por
Y
atraía y seducía
dejando
independencia personal, representada
la
pues,
el
oro ganado en
el
ó el comercio, sino por
Así,
el
metamorfosis del espíritu quirir
carácter
el
raza por á
ile
territorial;
tingan los últimos ecos de la
dije,
una
podido ad-
lia
largo do su duración; pero no
lo
En
que general-
como
un rasgo constitutivo de nuestra
imponérsenos y ha de tener su
gen.
industria
la
oro puro, en pepitas.
espíritu de agresión
so nos atribuye, es sólo,
mente
herramien-
partieron cuantos pudieron en
allá
«Oro; no por
el
como cosa de
las prosaicas
fin
llegado
lia
cuando
la política (pie le
se ex-
dio ori-
historiado España sólo aparece
de verdadera agresión:
el
envío de
la
un conato Armada In-
vencible contra Inglaterra; y sabido es que esa aventura,
cuyo
fué obra
fin fué
tan desastrado
nuestra exclusiva;
brazo; pero no pusimos el
el
como
nosotros
lógico,
no
pusimos
el
pensamiento, puesto que
interés político ó religioso no abarca todo el pen-
samiento íntimo de una nación. El examen de
los
documentos
en
España
(al
relativos á la diplomacia pontificia
que ha dedicado recientemente un con-
cienzudo trabajo un escritor español peritísimo en
que á
si
España tuvo un momento
Inglaterra, protectora
la
pone de relieve
materia, D. Ricardo de Hinojosa) la
idea de agredir
y amparadora de
los rebel-
des flamencos, esa idea fué alimentada y sestenida
y resucitada y subvencionada por
la Iglesia
con tanta ó mayor insistencia que 6
la
de
Roma
empleada para
42 constituir
día á
la
Liga contra los turcos,
un pensamiento más
justo,
oj
la
cual respon-
de defenderse
contra un poder violento y en auge, peligroso para los intereses
Y ¡i
ir
ten
de toda Europa.
en nuestra historia interior, siendo como
es,
desgracia, fértilísima en guerras civiles, no exis-
tampoco guerras de agresión, sino luchas por
independencia.
La unión naco por
la
la
paz 7 en virtud
do enlaces ó del derecho hereditario; así se unieron
Aragón y Cataluña,
y Aragón, España y Portugal. La guerra aparece sólo al separarse; de un Castilla
lado se combato por la independencia, del otro por
conservar
la
unidad, es decir,
establecida; por tanto,
como
la
la legalidad política
no hay agresión. Un hecho
ocupación do Gibraltar por Inglaterra, sin
derecho ni precedente que
lo justifique,
por cálculo
y por conveniencia, no existe en nuestra historia. *
• *
Los términos litar»
«espíritu guerrero»
y «espíritu mi-
suelen emplearse indistintamente, y sin
embargo, yo no conozco otros más opuestos entre
A
primera vista se descubro que
el espíritu
sí.
guerrero
y el espíritu militar reílejo; que el uno hombre y el otro en la sociedad; que el
os espontáneo está en el
uno es un esfuerzo contra
un
la
organización y
esfuerzo de organización.
el
otro
Un hombre armado
hasta los dientes va proclamando su flaqueza cuando
no su cobardía; un hombre que lucha sin armas da á entender que tiene confianza absoluta en su valor;
un país que confía en sus fuerzas propias desdeña el
militarismo y una nación que teme, que no se
43 siente secura,
pone toda sn
en
fé
España
los cuarteles.
es por esencia, porque así lo exige el espíritu de su
un pueblo guerrero, no un pueblo
territorio,
Abramos una
militar.
Historia de España por cualquier
lado y veremos constantemente lo mismo: blo que lucha sin organización.
En
el
un pue-
período roma-
no sabemos que Xumaneia prefirió perecer antes
que someterse, pero no sabemos quién hizo cabeza y casi estamos seguros de que
buseamos
cabeza;
que la
guerrillas,
y
ejércitos y
de un jeté regular,
se destaca no es
de un rey ó regalo, sino
la
En
de Viriato, un guerrillero.
de
no encontramos más
que más
la figura
allí
no hubo
allí
la
la
Reconquista ha-
biendo tantos reyes, algunos sabios y basta santos. la
figura nacional es el Cid,
un rey ambulante, un
guerrillero que trabaja por cuenta propia; y
el
pri-
mer acto que anuncia el futuro predominio de Castilla no parte de un rey, sino del Cid, cuando emprende á
conquista de Valencia é intercepta
la
Cataluña y Aragón.
Xo importa que
no fuera definitiva, basta así pues, al
exaltar
la
por encima de sus reyes,
descaminado. Cuando
apoyo en
la religión,
intención,
la
figura del el
los
no
se
Cid,
el
paso
la
conquista
el
arranque;
al
colocarla
pueblo de Castilla do va
que combaten buscan un contentan con invocar
el
auxilio divino, sino que transforman á Santiago en
guerrero; y no en general; en simple soldado del
arma de
caballería.
la religión, del
odio
Y
esto no es obra exclusiva de
al infiel,
puesto que en nuestro
siglo, contra los cristianos franceses, Aragón trans-
formó
á la
Virgen del Pilar en Capitana de
pas aragonesas.
las tro-
44
Cuando
fuerza
la
de los acontecimientos nos
obligó á mezclarnos en los asuntos de Europa, el
guerrero se convierte en mili lar; poro nuestras
creaciones militares no son organismos complicados,
compañía y el tercio. Para presentar ante Europa una figura militar de primer orden, tenemos son
la
que acudir á un capitán nada más, el
Gran Capitán,
al
creador de nuestro ejercito en las campañas de
Italia.
Y
sistió,
como ya
la
genialidad de Gonzalo de Córdoba condije
hablando de Séneca, en que no
inventó nada, en que no hizo nuestras ideas.
más que dar forma á
también había grandes
Entonces
y el Gran Capitán creó la táctica de los que son menores en número, la defensiva combinada ejércitos
con
las
maniobras rápidas y
las agresiones aisladas,
esto es, la táctica de guerrillas,
quebrantar
la
medio
infalible
para
cohesión del enemigo, para fraccio-
narlo y para derrotarlo, cuando ese enemigo confía el
una
éxito á
sola cabeza
y anula
las iniciativas
de
los núcleos secundarios, desligados.
Para
nuestras empresas de América no fué ne-
cesario cambiar nada y los conquistadores, en
cuanto hombres de armas, fueron legítimos guerrilleros; lo
mismo
los
más
bajos que los
exceptuar á Hernán Cortés.
He
más
altos, sin
aquí porqué Europa
no ha comprendido nunca á nuestros conquistadores, y
les
ha equiparado á bandoleros. Mil veces, desde
que vivo fuera de España, he oido
la
ción, lanzada por sabios é ignorantes
poetas,
que suelen tener más ancho
comprender
las cosas
eterna acusa-
y hasta por criterio
los
para
humanas. Heine, en su «Ro-
mancero» en su torpe leyenda de «Yitzliputzli» Ha,
43
Hernán
nía también á
didos.»
que no comprenden á nuestros conquista-
es decir
dores, porque
no han podido tenerlos.
Holanda imitó también en de su
«un capitán de ban-
Cortos:
Y en vez de indignarse, creo que lo procedente
la
política
do Portugal y buscó
colonización fuerzas que la exigüidad
no
territorio
pendencia en
la
el
le
daba para asegurar su inde-
Holanda contaba
continente; pero
ya con medios de acción mucho más
como además su
espíritu era
ya
otro,
perfectos, y su colonización
transformó en negocio comercial, en algo
se
práctico, sin duda, pero
útil,
que ya no era tan noble; y
esta colonización así entendida pasó del Continente á Inglaterra, que adquirió luego la supremacía colo-
en el mundo; y acaso sería más justo decir que no pasó á Inglaterra, sino á Escocia, puesto que los nial
escoceses, no los ingleses, fueron
En
nuestros días, Bélgica, ó mejor,
gas, ha
emprendido
ser peligrosa
si,
la
misma
sacando
los el
iniciadores.
rey de los bel-
política (la cual
al país
puede
de su neutralidad, no
le
diera los medios para sostener por cuenta propia
lo
que hoy está sostenido por
ciones;) pero esta política,
el
acuerdo de
las na-
que desde luego es noble
y generosa, está apoyada también en el comercio y la arción militar regular, no en el espíritu con-
en
quistador; que no son conquistadores quienes sirven
un breve período de tiempo en una colonia por obtener riquezas ü honores, sino quienes conquistan
por necesidad, espontáneamente, per impulso natural
hacia la independencia, sin otro propósito que
demostrar aparente.
la
Y
grandeza oculta dentro de tan conquistadores
como
la
pequenez
Cortés ó Pi-
46 zarro son Cervantes, preso en Argel y
eomprome-
tióndose en una rebelión por España y San [guació
de Loyola, otro oscuro soldado que con un puñado de hombres acomete ritual.
la
Cuando Europa,
regular de
la
la
mundo la
espi-
acción
milicia y del comercio ve á unos cuan-
tos aventureros lanzarse territorio,
conquista del
pues, habituada á
á la conquista do
un gran
no pudiendo ó no queriendo comprender
fuerza ideal que les anima, los
toma por salteado-
res de caminos, ó interpreta las crueldades
acaso cometan, no
como azares
del
que por
combate, sino como
revelación do instintos vulgares, sanguinarios; sin
en que sin esos héroes tan mal juzgados,
lijarse
de quienes puede decirse que fueron los roturadores
mundo
del
colonial,
no hubieran venido después
que sembraron y recogieron, con sacar
la utilidad
recabar para
Tales
sí
los
loa
que no contentos
del trabajo ajeno, pretenden
toda la gloria.
errores de juicio responden á
cresía sistemática en
una hipo-
que hoy todos nos com-
placemos, á una ceguedad intencionada ó voluntaria,
de que todos padecemos. Unimos
el efecto a la
causa
cuando uno y otra están ya unidos de un modo natural y no hay medio de separarlos. Un ejército sólo
que lucha con armas de mucho alcance, con ametralladoras de tiro rápido y con cañones de grueso calibro,
es
un
aunque
deje
el
campo sembrado de cadáveres
ejército glorioso; y
si
los
cadáveres son de
raza negra, entonces se dice que no hay tales cadáveres.
Un
soldado que lucha cuerpo á cuerpo y que
mata á su enemigo do un bayonetazo, empieza
parecemos
brutal;
á
un hombre vestido de paisano,
que lucha y mata, nos parece un asesino. No nos rijamos en
el
hecho, nos fijamos en
apariencia.
la
Nuestra sociedad desprecia y maltrata mista y admira y ennoblece
Porque
presta-
al
banquero. ¿Porque'.
prestamista so pone en contacto con su
el
clientela
al
y
el
banquero trabaja en grande
escala,
valiéndose con frecuencia del telégrafo y del teléfono.
Xos
que
irrita,
prestamista
el
ciento exagerado, porque
hace
el
mal y
la
un
llevo
quejarse nos dice
al
el
usurero; nos maravilla (pie un bolsista
en una jugada hábil, porque
llón
tanto
por
víctima sabe quién
víctimas no
las
lo
aombre del gane un mile
conocen y al caer en la ruina, quizás al acudir al suicidio no pueden decir quién ha abusado de su torpeza ó de su ignorancia.
Yo
he vivido en países donde
el
crédito está ad-
mirablemente organizado, donde no hay apenas cainactivo, pues todo
pital
hacen
fructificar.
él
está
en manos
Hay combinaciones
(pie lo
variadísimas
para (pie los trabajadores puedan ahorrar obteniendo intereses, desde los
una peseta en adelante; para que
niños puedan ahorrar desde un sello de
mo,
á fin
á
cénti-
do (pie desde pequeños vayan adquiriendo
hábitos de economía.
Todo
no he vivido en ningún
muy
esto está
país,
bien. Pero
donde en caso de apuro
una familia pobre (que en todas partes las hay) sai pie más partido que en España de una camisa vieja ó de unos calzoncillos usados. Xos superan en el crédito negativo,
muy
que es
por bajo en
tro crédito
el
también
el
de recoger: pero se quedan
positivo, s»
1
que os
el
de dar. Nues-
organiza en guerrillas y los
prestamistas son los guerrilleros.
Su
acción es indi-
48 vidual y por esto, como dijo, es más irritante; pero su malicia está encauzada por la misma estrechez
de su círculo de operaciones; conforme este círculo se agranda, alimenta sin
duda
cuantiado
la
las
em-
presas hasta llegar á las obras colosales, de las qué
que son
se dice
las «maravillas del crédito;»
maldad crece en
la
misma proporción y
pero
la
las catás-
también son colosales y maravillosas. no diré así en absoluto esto es mejor que
trofes
Yo
aquello;
en absoluto sólo puede decirse
cosas son malas.
No me
gusta
la
(pie
ambas
propiedad indivi-
dual ni la colectiva; pero la comprendo aliada con el
amor; un hombre que posee una casa y
que en
ella nació
la
ama, por-
y piensa morir, es un propietario útil;
un hombre que construye casas y que logra venderlas con
las
posee sólo hasta
beneficio, es
un
propietario
perjudicial, pues si le dejan, será capaz de construirlas tan frágiles,
bres inquilinos.
hundan y aplasten á los poTodo el progreso moderno es inse-
que
so
guro, porque no se basa sobre ideas, sino sobre la
destrucción de la propiedad
fija,
en beneficio de
la
propiedad móvil; y esta propiedad, que ya no sirve sólo para atender á las necesidades del vivir
y que en
vez de estar regida por la justicia está regida por la estrategia,
ha de acabar sin dejar
como acamedos y de los
rastro,
los brutales imperios de los
baron persas.
Nuestro desprecio del trabajo manual se acentúa más de
día en día y sin
embargo en
él está la
salvación; él solo puede engendrar el sentimiento de la fraternidad, el
cual exige
el
contacto de unos
hom-
bres con otros. Así, la guerra civilizada, que parece
r
49
más
noble, porque coloca á gran distancia á los que
matan y á los que mueren, es una guerra profundamente egoísta y salvaje, porque impido que se muesque ludia desde
tre la piedad; el
que acierta
á matar; el
lejos
mata siempre
que lucha cuerpo
cuerpo
á
mías veces mata y otras veces se compadece dona. Los españoles
>->
«n
y crueles y acaso sean ejemplos de piedad y de
per-
j
tenidos por guerreros duros los
que han ofrecido más
magnanimidad, no porque sean más magnánimos y más piadosos, sino porque han peleado siempre muy cerca del enemigo. Para vaierme de una dem (Stración más vulgar y por tanto más enérgica, compararé al zapatero de portal con el fabricante de zapatos. Si pregunte cuál
de los dos es más meritorio en su
con mayor delicadeza
cala,
más
Yo
bajo precio.
oficio, se
me
dirá
porque éste trabaja en grande es-
«pie el fabricante;
\
estoy por
elegancia el
y acaso á
zapatero de portal.
porque éste trabaja sólo para unos cuantos parroquianos, y llega á conocerle-; estos pies
como
no va sido
botas
los pies y á
considera
cosa propia; cuando hace un par de
ganar un jornal, va
á
cuanto pueda para
(pie los pies
á
encajen en
afanarse las botas
perfectamente, ó cuando menos, con holgura; y esta
buena intención basta ya para levantarle á mis ojos
muy
por encima del
fabricante que mira
sólo á su
negocio y del obrero mecánico que atiende sido jornal.
Venimos, pues,
cuando hablábamos socialmente
obrero perjudicial, tario.
Esto no 7
del
útil, el (pie
lo
el
á la
á
su
misma conclusión que
propietario;
trabaja y
hay un obrero
ama
su obra, y
que trabaja por instinto
un
utili-
dice sólo la cabeza; meditando mi
So
poco sobre
el
caso del zapatero, paróceme que hasta
nuestros pies se pondrían de parte de
la
ya
casi ex-
tinguida descendencia de San Crispín, quien no tra-
nunca en ninguna
bajó
santo
si
fábrica, ni hubiera llegado
;i
hubiera sido fabricante.
Siempre
que en España surge un
demanda presenciamos
que
conflicto
ser resuelto por la fuerza de las armas, el
espectáculo de la insubordinación
de todas las clases sociales, deseosas de suplir
la ac-
ción del Estado, en la que no se tiene absoluta con-
tomar sobre
fianza, y de rra.
dirección de
sí la
la
gue-
Y los hombres sensatos condenan duramente esas
iniciativas,
claman contra
el
desequilibrado espíritu
nacional y piden poco menos que un silencio religioso y solemne, para que el ejército cumpla su mi-
con entero desembarazo.
sión
científico Jas
y no
es español.
Esto es lógico, es
Si fuera posible destruir
anomalías de nuestro carácter, habría en
el
acto
que suplirlas con un militarismo tan desenfrenado
como
que hoy consume á las naciones del contiCuando todo el mundo aumenta su poder militar de una manera formidable, sólo dos naciones se mantienen refractarias: Inglaterra, enemiga por tradición délos grandes ejércitos, tiene sólo un ejército, el
nente.
organizado según sus propias ideas y apropiado á las necesidades
de su
política;
España confía
vaguardia de su independencia
la sal-
al espíritu del terri-
y cuenta con fuerzas suficientes para sostener orden interior; no posee siquiera un ejército colo-
torio el
nial,
á pesar
de ser una nación colonizadora.
Y
acaso las dos naciones que puedan mirar con más
seguridad
el
porvenir sean
España
ó
Inglaterra,
porque
la
una
tiene su
apoyo más firme en
el
ca-
y en el aislamiento y la otra en su insular situación y en sus fuerzas navales.
rácter nacional
pues, destruir nuestro espíritu
fuese posible,
Si
y confiar nuestros intereses á un ejército numérese y disciplinado, nuestra independencia, hoy
territorial
constantemente amenazada.
indiscutible, otaría
He
aquí que hemos organizado un ejército de cien mil
hombres, más aún, de quinientos mil; supongamos
que todos eses hombres obedecen
una
á
Bola cabeza
y supongamos, que ya es suponer, que hay una ca-
Esa masa
beza para dirigir á todos esos hombres. militar recibe el
Norte, y
el
choque
como
del
da,
aplastada,
(pie
moderno de
como
hacer? ¿Dejar (pie
el
los
en virtud de
franceses en Sedán.
enemigo disperse
nuestro ejército derrotado,
el
que
los prin-
guerra, queda derrota-
la
sitie
!<>>
Madrid y
así le parece conveniente, firmar
por
pel-
es tres ó cuatro veces inferior en
número, vemos con dolor cipios del arte
enemigo, que viene
¿Qué
restes de lo
tome
si
luego un tratado
se nos sangre y se nos mutile, y quedar-
nos contentos porque se nos dice (pie nuestra derrota se ajusta á los preceptos
que hoy recomienda
vilización? Si la guerra hubiera de ser no
una lucha las
con
los
capitales,
bastaría
para (pie los
más. para
(pie
(pie
de dos cabezas que jugaran con
masas de hombres como
población los
científica
la ci-
más
se juega
conocer
menos
se
en
los
la
Bolsa
censos de
humillasen ante
una nación de quince millones de
habitantes se considerara virtualmentc vencida por otra de treinta ó cuarenta.
Ante
la
idea de esta es-
clavitud brutal, bien que bajo apariencias civilizadas.
toda alma noble é independiente se subleva y busca el
remedio en
arreglo
la
acción individual y se defiende con
á otra táctica
que equilibre
las fuerzas
des-
acude á esto deseo y así como da reglas para regir grandes masas, da también iguales; y
arte militar
el
reglas para destruir esas grandes masas.
cómo una idea que parece vaga é como la del espíritu del territorio, lleva
Véase, pues, inaprisionable,
en
sí
solución de grandes problemas políticos.
la
Nosotros queremos tener ejércitos iguales á
los del
Continente y nuestro carácter pide, exige, un ejército peninsular. El soldado continental comprende la solidaridad
y
se siente
sabe que con millones,
si
él
más
animoso cuando
valiente y
van contra
es posible, de
el
enemigo uno ó dos
compañeros de armas. El
como que una gran masa
soldado peninsular se encoge y se aflige y
cuando
se ahoga
se ve anulado en
de tropas, porque adivina que no va á obrar
allí
humanamente, sino como un aparato mecánico. El número da al uno fuerzas y al otro se las quita. Eu cambio,
si
sobreviene un desastre á cualquiera de los
grandes ejércitos de Europa, casi instantánea,
porque
la
desmoralización es
la fuerza principal
ba dentro de los soldados, sino en
n»mpe y en
la
cito español
renace una y cien veces
confianza que desaparece; y un ejér-
porque su fuerza constitutiva era
como un
fénix,
espíritu del sol-
el
dado y ese espíritu no cuesta nada,
mente
no esta-
cohesión (pie se
la
lo
da gratuita-
la tierra.
ok donde quiera (pie echemos
á
andar por
caminos de España, nos saldrá
al
paso
esfinge con la eterna y capciosa pregunta:
la
los
eterna
— ¿es me-
S3 jor vivir
como
hasta aquí
hemos
vivirlo,
ayer carga-
dos de gloria, hoy hundidos y postrados,
de nuevo en al
modo bohemio,
con la
mañana
prosperidad y siempre organizados
la
ó conviene
romper definitivamente
malas tradiciones, convertirnos en nación á
las
muy
moderna,
esto ni aquello.
bien ordenada y equilibrada? Ni
No debemos
dejar que hasta
cruzarnos do brazos y
que es virtud se transforme en
lo
causa de menosprecio y de escarnio; hay que tener
ana organización y para que ésta no sea de puro para que cuaje y se afirme, ha de acomo-
artificio,
Aunque
darse á nuestra constitución natural. rejea extraño á primera vista,
pa-
una organización do
ese generóos tan hacedera, está tan
al
alcance de
la
mano, que no requiere ningún esfuerzo de imaginación,
ni
largas meditaciones, ni complicados razo-
namientos. Lo lógico sale
muchas veces
al
paso y
no
si
es porque estamos distraídos
lo
vemos
buscando
soluciones caprichosas.
Organizar un ejército que sirva guerra á
la
á la vez para
moderna y para una guerra
ñola, parece obra
V no
de romanos.
una
á la espa-
obstante, esa
obra estuvo ya realizada en nuestra época de apogeo militar; basta, para resucitarla, constituirlos peque-
Bos núcleos ó unidades de combate con vigor,
que
lo
mismo
tal solidez
y
sirvan para formar unidos un
ejercito regular que, separados,
ción, para formar centros de l'n ejército español no
en caso de disloca-
suprema
puede prescindir
resistencia, del espíritu
guerrero individual de los habitantes del territorio,
ha de contar con
mo, sobre
él;
él
y ha de apoyarse, en caso extre-
sus unidades de combate no deben de
S4 ser organismos
nes de dir de
la
frénicos
organizaciones
las
prescin-
imitadas de tós
víspera y atenerse á
lo
necesidades propias exigen, sin fijarse en
lo
que hagan tiene
Eay que
artificiales,
triunfadores del día ó de
que
solamente, sino reduccio-
sociedad plena y entera.
los
la
demás. La imitación de
que concretarse á
que sea progreso
extraño
lo
los detalles, á todo aquello
efectivo y encaje bien dentro de la
concepción nacional; pues
á veces,
loqueen
otro país
es cuestión de primer orden, en el nuestro es
que de segundo
ó tercero y lo
que es
menos
útil, inútil
hasta perjudicial, por falta de concordancia con
y lo
esencial de nuestra organización.
En un la
ejército continental lo
temático, con la precisión de lo
más importante
es
movilización de las grandes masas, con rigor ma-
secundario es
bate; en
un
la
un mecanismo
perfecto;
función de cada unidad de com-
ejército español, la movilización, con ser de
tan alta trascendencia, es lo secundario, pal es la función
y
lo princi-
desligada de las compañías; las
cuales por esto
mismo han de
compendio de
nación, de todas las clases sociales,
de
lo
actual
la
y de
lo tradicional,
ser
de
un lo
reflejo
que
la
y un
nación
fué y es y desea ser. El mejor ejército español no
será aquel que cuente con tidos á
una
muchos
sola cabeza, sino aquel
de compañías, que se
soldados, some-
que se componga
muevan como un
solo
hombre
y que tengan, como el dios Jano, dos caras, una mirando al campo donde se libran las batallas regulares,
y otra
á la
montaña donde
se encuentra
último y seguro refugio para defender
dencia nacional.
la
un
indepen-
53
Contados
son
los
donde
libros
alegoría de la nave
emplea
so
lio
como símbolo de
la
cosas
las
humanas. No hay medio de escapar de tan manoseado tópico, porque píritu
las ideas
que nos vienen
al
es-
cuando vemos una nave flotando sobre
las
aguas, son
que más claramente revelan nuestra
la>
concepción universal y harmónica de
Á vives veo en
el
Lejano horizonte
de un barco que surge entre
al
mar.
forma indecisa
la
mar y
el
Yo
vida.
la
vivo en una rasa rodeada de árboles, junto
el cielo,
portador de mensajeros espirituales; después
como
comien-
velamen y la arboladura; luego el casen y algO COnfllSO que se mueve: más eerea las zo á distinguir
maniobras de liaren el
en
el
muelle
el
los tripulantes:
por
veo entrar
fin
el
puerto y arrojar per las escotillas sobre
la
carga
multiforme
en su enorme buche.
sentan también las ideas;
un destello divine,
ipie
las
escondida
(pie lleva
V pienso que
así se
nos pre-
cuales comienzan por
conforme tema cuerpo en
realidad va perdiendo su
originaria
hundirse y encenagarse y envilecerse en
las
groseras encarnaciones. Por un instante qne se deleite en la contemplación de
limpia y sin
mancha entre
las
una idea
espumas
la
hasta
pureza
más
el
alma,
«pie
nace
del
pensa-
miento cuánta angustia después para hacer sensible esa idea en alguna de
las
menguadas
y raquíticas
formas de que nuestro escaso poder dispone, .cuánta tristeza al verla
chada por Si esto
la
convertida en algo material, man-
impureza inseparable
puede decirse de todas
di
las
1
lo
material!
ideas, aplícase
S6
con más rigor que á
las
demás, á
la
idea de justicia;
nada existe qne parezca venir de tan
más simple más impuro,
sente
v
pecto
En
más puro ni
espíritu jurídico do
que se pre-
y nada hay que
más grosero,
la
tome
as-
más inhumano.
ni
un país
servando en qué punto de
y nada
alto
existe que descienda tan bajo; nada hay
se descubre ob-
evolución de
la
idea do justicia so ba concentrado principalmente su atención. Porque los códigos poco valen, tienen sólo
un valer
han de ser interpretados por
objetivo;
hombre. No hasta decir
(pie
el
España se rigió per
remanas y luego por leyes romanas y germánicas y luego por una amalgama de éstas y de los leyes
principios jurídicos
do en
las
que
el
progreso fué introducien-
antiguas legislaciones; porque
miran
si se
ha existido y existe por encima do todo ese fárrago de leyes reales, una ley ideal supe-
las cosas de cerca,
rior, la ley
constante de interpretación jurídica, que
en España ha sido más bien de disolución
España no ha tenido nunca leyes
jurídica.
propias;
le
han
sido impuestas por dominaciones extrañas; han sido
hechos de fuerza. Así, cuando durante
la
Recon-
quista se relajaron los vínculos jurídicos, desapareció la
unidad legislativa y casi pudiera decirse que hasta
la ley;
puesto que los fueros, con que se las preten-
día sustituir sistemáticamente, llevaban en
gación de
la ley.
El fuero se funda en
diversificar la ley para adaptarla á
el
muchos
ne-
pequeños núcleos
sociales; pero si esta diversidad es excesiva,
fué en
sí la
deseo de
como
lo
casos, se puede llegar á tan exage-
rado atomismo legislativo, que cada familia quiera tener
una
ley para su uso particular.
En
la
Edad
57
Media nuestras Regiones querían reyes propios, no para estar mejor gobernadas, sino para destruir
poder
real; las
mieran de
la
ciudades querían tueros que
el
las exi-
autoridad de esos reyes ya achicados;
y todas las clases sociales querían fueros y privilegios á montones; entonces estuvo nuestra patria á
dos pasos de realizar su ideal jurídico: que todos españoles llevasen en
un sólo
el
artículo, redactado
claros y contundentes:
zado para hacer
Un
una carta
bolsillo
los
con
en estos términos breves,
— «Este dé
lo (pie le
toral
español está autori-
pina.
la
criterio jurídico práctico se atiene á la legis-
y acepta de buen
positiva
lación
desviaciones que
tomar cuerpo en instituciones jurídico idealista reacciona
á
la
leyes;
y
sufre
la
me, acompasada, metódica, de
las leyes; el
lleva al ideal jurídico del la justicia, la
no por
el
necesidad y preaplicación rigurosa de lo que
ideal jurídico de la sociedad, á
por
al
la
considera que es justo. El primer criterio lleva
rigores de
las
un criterio
continuamente contra
estado de derecho impuesto por
tende remontarse
erado
de justicia
idea pura
la,
la
hombre ley,
justicia estricta
a!
aplicación unifor-
segundo
cristiano, á regirse
y a aplacar después los
por
la
caridad, por
el
perdón generosamente concedido.
Como
en
la filosofía,
ilustres rapsodas
en
el
derecho hubo también
que convirtieron
el
derecho pagano
en cristiano á fuerza de zurcidos habilísimos, pero conservándole como fundamento invariable
romana,
la
tuerza, en
pugna con
la idea
la idea cristiana, el
amor. Duele decirlo, pero hay que decirlo, porque es verdad; después de diez y 8
nueve
siglos de apos-
58 idea cristiana pura no ha imperado
tolado, la
sólo día en
mundo. El evangelio
el
corazones y de triunfar
de
talmente
á
inteligencias,
las
instintos
los
un
triunfó de los
mas no ha podido aforrados
sociales,
bru-
principios jurídicos que nuestros senti-
mientos condenan, pero que juzgamos convenientes para mantener
más
el
buen orden
(daros, para gozar
social, ó
en términos
más sobre seguro de
nuestras
vidas y de nuestras haciendas.
Existí:,
pues, una contradicción irreductible entre
y el espíritu de los códigos y por eso hay naciones donde se profesa poco afecto á los la letra
códigos; y una de esas naciones es España. Las ano-
malías de nuestro carácter jurídico son tales cpie
permiten á veces suponer á quien nos observa superficialmente que somos las
una nación, donde todas
inmoralidades, abusos y rebeldías
injusticias,
tienen su natural asiento.
No hay
pueblo cuya
lite-
ratura ofrezca tan copiosa producción satírica enca-
minada ley;
á desacreditar á los administradores de la
en que se mire con más prevención á un Tri-
menos la acción de la Jus¿Qué digo ayudar? Más justo es decir que se
bunal, en que se ayude ticia.
entorpece y burla ticia.
Es algo
mano
si
muy
es posible la acción de la jus-
hondo que no
está en nuestra
arrancar; yo he estudiado leyes
y no he podi-
do ser abogado porque jamás llegué á ver
nismo
ocurre á
muchos en España; á todos
yo, estudian sin
los que,
abandonar por completo
manual, sin perder el
meca-
el
judicial por su lado noble y serio; y esto le
el
contacto con
el
el
como
trabajo
obrero ó con
campesino. Mientras un español permanezca
1¡-
5,
pido á
'.i
que son
las clases proletarias,
archivo y
depósito de los sentimientos inexplicables, pro-
el
fundos, de un país, no puede ser la
el
gravedad y aplomo que
la
hombre de
ley con
naturaleza del asunto
requiere.
Un
día se
me
hombre
acercó un
preguntarme:— ¿Usted que
decirme qué pena corresponde cusa de este modo, ó
me
citan
ir á
bre es
él
lo
á
testigo en si
tal
quiere
quien ha hecho
bien de aquel
tal
modo? Porque
causa y yo no quiero Ese hom-
hago bien ó mal.
testigo español,
el
sino
salte,
que
como
ciegas, sin saber
pueblo para
del
es abogado, no
el
cual
declara, no lo que
que previamente adiestrado comprende a la imposición de la pena que que desconfíe déla interpretación
de conducir
lia
cree justa.
No
es
imparcial é inteligente de los jueces, porque no
juzgue inteligentes
menos dignOS
(pie
los
(le
los
porque éstos sean
é imparciales, ó
países,
otrOS
donde
se
siguen prácticas diferentes; es (pie no quiere abdicar en manos de nadie. La rebeldía contra
justicia no
la
viene de la corrupción del sentido jurídico: trario,
arranca de su exaltación.
tiene dos formas opuestas,
Y
donde
la
con-
que acaso vengan á dar
en un término medio de justicia, superior rige allí
al
esta exaltación
al
(pie
ley escrita es oxtrictamente apli-
cada.
La primera forma es pura;
lo
casuístico
la
la justicia
aspiración á
desagrada y
las
excepciones en-
furecen; se desea un precepto óreve, claro, cristalino,
que no ofrezca dudas, das ciso,
ni a
«pie
no se preste
¡i
componen-
subterfugios; (pie sea riguroso, y
implacable.
si
es pre-
Cuando un hombre adquiere una
personalidad bien marrada y cae en las garras déla crítica social,
ha de ser impecable, incorruptible, per-
fecto y hasta
santo y aún así
hallará
donde hincar
el
diente,
el
quijotismo jurídico
donde
¡Cuántas
herir.
cosas que en España son piedra de escándalo y que pregonadas á gritos nos rebajan y nos desprestigian
he visto yo practicadas regularmente en otros países
de más anchas tragaderas!
La segunda forma en salvar
al
es la piedad excesiva,
caído tanto ó
puso para derribarlo; por
que pone
más empeño que
que
el
en España no pue-
lo cual
de haber moralizadores, es decir, hombres que tomen por oficio la persecución de rrección de abusos, la
El espíritu público
punto culminante: lidad; pero
el
la
inmoralidad,
la co-
«regeneración de la patria.»
los
sigue hasta que llegan al
descubrimiento de
una vez llegado
allí,
la
inmora-
sin gradaciones, sin
que haya como se cree desaliento ni inconstancia, da media vuelta y se pone de parte de los acusados; de suerte, que si los paladines de la moralidad no se paran
á
tiempo y pretenden continuar la obra hasta y digno coronamiento, se hallan frente
darle remate á
frente del
mismo
espíritu
que
principio
al
les
alentó.
Este
dualismo que bajo apariencias de desorden
jurídico,
lamentado por
gares, encubre la idea
las
inteligencias vul-
más noble y
sido concebida y practicada sobre la cia, es
una creación
la filosofía
alta
del sentimiento cristiano
justi-
y de
senequista en cuanto ambos son concor-
dantes. El estoicismo de Séneca no es, rígido
que haya
humana
como vimos,
y destemplado, sino natural y compasivo. Só-
51
ñeca promulga á que todos
con
debemos
puesto que
él
la
virtud moral,
como
algo
encaminarnos; pero es tolerante
exige pureza en
los infractores;
y buen propósito en
la
de
la ley
mismo
dio*
pensamiento
el
más
voluntad,
la
sin desconocer,
frecuentes tropezones, que
endeblez de nuestra constitución no nos permito
que hay que
vivir en la inmovibilidad de la virtud,
caer en inevitables desfallecimientos y que
más
lo
que un hombre puede hacer os mantenerse como
hombre en medio de sus hasta en
el
vicio
tal
conservando
flaquezas,
dignidad.
la
El entendimiento que más hondo ha penetrado en el
alma de nuestra nación, Cervantes, percibió tan
vivamente esta anomalía de nuestra condición, que en su libro inmortal sopan» en absoluto la justicia española de bunales;
la
la
justicia
primera
la
vulgar de
segunda en Sancho Tanza. Los ciales el
Códigos y Tri-
los
encarnó en
1
>
*
1
1
Quijote y
la
Tínicos tallos judi-
moderados, prudentes y equilibrados que en
Quijote so contienen son los que Sancho dictó du-
rante
el
gobierno de su
ínsula;
en cambio, los de
Don Quijote son aparentemente absurdos, por lo mismo que son de justicia trascendental; una veces
más
peca por carta de
y otras por carta de menos;
todas sus aventuras se enderezan ticia
ideal
en
el
apresuro
á
allí
la
Hay
efec-
ponerlos en libertad. Las razones
un compendio de
sí
jus-
topa con la
á los
condenados
las (pie
rebelión del espíritu español contra
positiva.
la
hay criminales
que Don Quijote da para libertar á galeras, son
mantener
mundo y en cuanto
cuerda de galeotes y ve que tivos, se
á
que luchar porque
alimentan la
justicia
la justicia impere
cu
el
mundo; poro no hay derecho
estricto á casti-
gar á un culpable mientras otros se escapan por rendijas de la Ley; que
;i
hn
'
las
impunidad general
la
conforma con aspiraciones nobles y generosas, aunque contrarias á la vida regular de las sociedase
•
des; en tanto
que
de los unos y
el castigo
la
impu-
nidad de los otros son un escarnio de los principios de
y de
justicia,
los
sentimientos de humanidad
á
quedan en
el
la vez.
No
aire,
en
la
que estas ideas
se piense
en
el
ambiente
se
social, sin ejercer influjo
administración de justicia; por
sean los jueces y por
muy
claros
muy
los Có-
hay medio de que un juez se abstraiga por
digos, no
completo de
la
sociedad en que vive, ni es posible
impedir que por entre los preceptos de
la ley se in-
espíritu del pueblo á quien se aplica; y eso
filtre el
espíritu, table,
rectos (pie
que sean
con labor sorda, invisible y por tanto ineviel sentido que las leyes
concluye por destruir
tenían en su origen, procediendo con tanta cautela
que sin tocar á una coma de obliga á decir,
si
los textos legales, les
conviene, lo contrario de
lo
que
antes habían dicho.
El castigo de los criminales está regulado en Es-
paña aparentemente por un Código, en realidad por
un Código y
En
la
aplicación sistemática del
otro país se procuraría modificar
acomodarlo ración.
á principios
En España
de
se prefiere tener
Tenemos, pues, un
harmonía con nuestro
Código y y
mode-
un Código
rígido y anular después sus efectos por gracia.
el
más templanza
indulto.
muy
medio de
la
régimen anómalo, en
carácter.
Castigamos con so-
<*3
lemnidad y con rigor para satisfacer nuestro de justicia; y luego sin ruido ni voces indultamos condenados,
los
para
á
nuestro deseo de
satisfacer
perdón. fuera ocasión Srhechos nuestra
detenerse en
cíe
de
ellos
han sido engendrados por
la
que
marcha ordenada de nuestras
ins-
tituciones regulares.
do
la
Historia
encerrada en
terminar
(pío
d
I
momento
pocos
crítico
culminante
Espafia os aquel en (pío
<\r
el
espíritu jurí-
el
muy
son
los
dico independiente; y so derivan de
análisis de los
el
veríamos que muflios
historia,
<lo
a ntro
<le
Reconquista y de reconstituir
la
nacional, empieza,
pudiera
á
unidad
Portugal.
unidad no podía llegarse do una
la
puesto (pío
la
balancearse,
decirse, á
inclinándose, ya hacia Aragón, ya hacia
Porque
('astilla.
Península, deseosa de
la
los intereses }
aspiraciones
<U-
vez,
losreinos
oriental y occidental eran ó parecían sor antagónicos, y
además
ya
(pío ni
la
importante, a
unión había de hacerse mediante enlaces,
las prácticas corrientes ni
vos
'astilla,
<
pudo
ser mediterránea
ambas soluciones debían de
períodos
históricos;
y
su unión con
la
su unión con
la parte
una vez terminada clusivismo en
la
las
parte oriental de
la
la
podría
consecuencias de
la
península, que
occidental hubiera sido
fecunda. Sin embargo, siendo
decir idéntica, á
iniciar nue-
difícilmente se
imaginar ahora que conocemos
acaso
que os más
espíritu nacional, aconsejaban acudir
el
medies violentos.
ó atlántica y
lo
la
más
política castellana,
Reconquista, análoga, por no
portuguesa, esta unidad, este ex-
acción, hubiera dado vida á gran-
menos
brillantes,
poro
más
firmes
3
"4
duraderas quo las que trajo
Lo
que á
cierto es
ligado
la
política continental.
la
solución que se adoptase estaba
curso de los sucesos históricos en nuestra
el
y en el mundo, y que por raro azar el problequedó planteado en términos exclusivamente
patria
ma
jurídicos.
De un tr aneja
Portugal apoyaba á -Juana
lado
otro
del
y
correspondía
Aragón
tuoso de la ley escrita
Un
no hubiera
hubiera puesto de parto de Juana, cido en posesión de estado
civil.
pueblo respevacilado, y se
cual había na-
la
En vez de meterse
en averiguaciones indiscretas sobre la
B©1-
á Isabel; y la decisión
pueblo castellano.
al
la
los
devaneos de
reina y de su favorito, lo correcto era atenerse á
los principios jurídicos, legales, universales ria
de legitimidad, sin los que
¿Qué
existiría.
sería de
la
el
en mate-
régimen familiar no
sociedad
si
la
opinión
pública pudiera modificar las actas del registro civil
y aplicar con estricta justicia el axioma jurídico: «á cada uno lo suyo?» El artículo 109 de nuestro Código Civil vigente, dice:
gítimo aunque
la
— «El
hijo se
presumirá
Je-
madre hubiera declarado contra
su legitimidad ó hubiera sido condenada corno adúltera.»
Y
este precepto
encuentra ya en
no es invención moderna;
las Partidas.
Pero
el
se
pueblo caste-
llano no quiso regirse por preceptos legales, sino polla realidad
puesto en
de los hechos, mejoró peor conocidos;
el
carse todo lo pes.
se
Y
en
el
lo
más
posible á la alcoba de sus prínci-
caso de
la infeliz
Juana de
Castilla,
no
con murmurar y zaherir, que era
á lo
procedente; se acogió á la ley natural y
am-
satisfizo
sumo
terreno de la legitimidad, necesitó acer-
65
parado en
por encima
ella saltó
Y
de Isabel.
fie
todos los cuerpos
y mantuvo
legales vigentes á la sazón
los
derechos
así se constituyó* la nacionalidad
es-
pañola.
La
síntesis espiritual de
ra decirse
la religión el
unifica
país es bu arte. Pudie-
un
espirita territorial es
cerebro,
como una
tístico
el
el
espíritu guerrero
jurídico la musculatura y
el espíritu
lo
que
y
lo
el
la el
médula, corazón,
espíritu ar-
red nerviosa que todo lo enlaza y
mueve. Suele pensarse que la religión
y que el arte es superior á la considerando sólo la elevación del objeto
es superior al arte ciencia,
cual tienden; pero vistos desde
hacia
el
vista
en que yo
me
yentes del alma de un país, del carácter de cada pais.
el
cosa:
mediante fórmulas,
la realidad
el
punto de
fuerzas constitu-
superioridad depende
la
En
una misma
religión son
como
coloco,
fondo, ciencia, arto y la
el
ciencia interpreta
mediante imá-
arte
mediante símbolos, y rara es la obra humana en que se encuentra una interpretagenes, y
ción
la
pura.
religión
La
ciencia so vale de hipótesis, que no
son otra cosa que imágenes los
utilizadas para cubrir
huecos que no se pueden llenar con fórmulas;
el arte
propende
se transforma en
al
simbolismo y en algunos casos
religión (y en los períodos de de-
cadencia en ciencia arbitraria, fantástica, caprichosa
y hasta documental); y
la
cesidad del arte y de
ciencia para
la
religión se sirve por ne-
simbolismos. La diferencia
según
la 9
real
humanizar sus
está
en
el
sujeto;
aptitud espiritual predominante en cada
66 individuo, el
mundo
ellos, bajo
y tudos
se
muestra en una ú otra forma;
distintos aspectos
mismo
energía, producen el
Para un matemático,
el
:
la
dig-
binomio de Newton es una
obra de arte y es un dogma.
Un
binomio,
á
por acaso
llega
jantes, encierran en
sí
artista verá en el
comprenderlo, una
igualdad de términos que siendo
más
útil
hombre.
nificación del
si
y con diversa
resultado
al
parecer deseme-
cantidades equivalentes, ni
menos que en la igualdad: tres más tres más uno; un matemático verá en ól
ni
igual á cinco
una evolución
ideal completa,
mulas graduales é
que conduce por arcano á
inteligibles del
fór-
lo evi-
dente y un símbolo de valor general para remontarse al
conocimiento de nuevas y desconocidas leyes de
la realidad abstracta.
analiza
En
cambio,
si
un matemático
un drama de amor, como el délos «Amantes
de Teruel», acaso
lo
reduzca
es igual á cero» ó á
á la
fórmula: «lo infinito
una ecuación amorosa en que
incógnita sea el sentimiento del deber; mientras
la
que para un terior de
los
artista, el
drama
estará en la lucha in-
sentimientos y en
las
formas visibles,
en que estos se exteriorizan, y para el creyente el drama será como un símbolo religioso, y plásticas,
los
amantes no serán fuerzas ciegas movidas por
instinto,
según
el
idea de Schopenhaner, sino dos
la
almas dueñas de sus destinos, ennobleciéndose
pol-
dignidad con que transforman
la
abnegación y por
la
pasión humana, contraria al deber, en amor espi-
ritual
la
y místico, mediante
la transfiguración, el
regiones donde
el
la
muerte por
tránsito desde la
el
dolor
vida á
las
deber no existe, donde hay solo
67
un deber,
el
más que deber
de amar, que
es goce y
deleite de las almas.
Hat, pues, á
servir al ideal y
debe de pedir sólo que
le
lo
según su natural comprensión; y á cada pueblo entienda según su propio genio. Aunque sea
sirva,
que
muchos modos de
cada hombre se
lo
vulgar
modo de
el
lo exacto:
en
expresión, hay que acudir á
el ideal existe
él
por
también y debe de existir
una prudente «división del trabajo.»
Los hebreos
fueron un pueblo religioso; los griegos, artistas; los
romanos, legisladores. Todas
como
asi
las civilizadas
por
naciones europeas
las
la
influencia de Europa,
están constituidas sobre esos tres sillares: cristiana, el arte griego
y
romana.
la ley
la
religión
Y
aunque
parezca que por esta conexión en los orígenes ya no
puedan existir pueblos donde se destaque con vigor una forma del realidad
sí
ideal,
dejando anuladas
las otras,
existen esos pueblos, bien que en
la
tualidad no los distingamos bien, por hallarnos á corta distancia.
pre
ellas;
dominante y está alojado
mienza
concurso de todas
es posible existir sin el
mas conforme transcurre
tando que todas
en
muy
ofrece siem-
una apariencia de integridad de funciones, por-
que no
el
La vida de una nación
en ac-
las
funciones se rigen por una fuerza
céntrica, el
tiempo se va no-
el
ideal
donde pudiera decirse que
de cada raza; y entonces co-
á distinguirse el carácter
de las naciones y
papel que han representado con la
historia ó
Nuestras ideas,
mismas
(pie las
más
perfección
comedia universal. si
se atiende á su origen, son las
de los demás pueblos de Europa; los
cuales, con mejor ó peor derecho,
han sido partícipes
del caudal hereditario logado pac la antigüedad; pero la
combinación que nosotros hemos hecho de esas
ideas es nuestra propia y exclusiva y es diferente de la
que han hecho
los
demás, por ser diferente nues-
clima y nuestra raza.
tro
Á
está nuestro
la vista
desvío de las ciencias de aplicación; no hay medio
de hacerlas arraigar en España, ni aun convirtiendo á los
hombres de ciencia en funcionarios retribuíel listado. Y no es que no haya hombres
dos por
de ciencia; los ha habido y los hay; pero cuando no
son de inteligencia mediocre, se sienten arrastrados hacia las alturas donde la ciencia se desnaturaliza,
combinándose ya con
la religión,
telar quiere sor historiador
ya con
Cas-
el arte.
y sus estudios se
le
trans-
forman en cautos épico-oratorios; Echegaray, matemático y dramaturgo, maneja los números con
la
maestría y profundo esplritualismo de los pitagóricos; y Letamendi escribe en nuestro tiempo sobre
Medicina como un
Nuestro
religión
A
su vez
tido tras
el
filósofo hipocrático.
espíritu es religioso
muchas veces
fondo del arte es
se
y es
artístico
confunde con
la religión
y
la
el arte.
en su sen-
más elevado, el misticismo juntamente con nuesdemás propiedades características: el valor, la
pasión, la caballerosidad. Pero al decir esto, que es lo
que
la
generalidad de las gentes dice ó piensa,
no se dice nada ó casi nada; porque más importante
que
la
tendencia ideal de un arte es
la
concepción
y ejecución de la obra, ó sea, la «obra en sí» Los pueblos tienen personalidad, estilo ó manera como .
los artistas;
dos pintores
muy
devotos de la Virgen
pintan dos Vírgenes que no tienen entre
sí
punto
de relación; y dos pueblos religiosos, nobles, apasionados, pueden dar vida á dos artes antagónicos; y la
razón de esta diferencia está en
de que, mientras
hecho interesante
el
fondo del arte procede de
el
titución ideal de la raza,
la
la
cons-
técnica arranca del es-
píritu territorial.
Hace algún tiempo genio ignorante y
yo que (roya era un
escribí
lo escribí
con temor; porque com-
prendía que ese juicio que para mi era y es exacto, parecería disparatado ó paradójico según
modo
el
vulgar de examinar y comprender las cuestiones de arte;
asimismo oreo que Velázquez, que no es
mente un genio,
(pie es el
rico conocido hasta
(¡ova.
el
más grande genio
pictó-
ignorante
como
día, era tan
No odio yo de menos ninguna de
noseadas «reglas»;
que engendra
los
ni hallo esa
históricos, las
la
interpretación do los
artista
hechos
monstruosidades anatómicas y demás
lo
flexión técnica. el
ma-
falsedad de los
torpezas y deficiencias que destruyen
de un cuadro;
las
ignorancia corriente
anacronismos,
caracteres, la torcida
sola-
('»
que yo veo es
la
dicho en términos
no conoce cuándo está
la
el
efecto total
carencia de re-
más
llanos,
que
obra en su verda-
dero punió de ejecución, porque se deja sólo guiar
por
el
impulso de su genio.
Y
como el genio es una mano que por él en cualquier momento
facultad falacísima, raras veces la se guía remata bien
de
la ejecución la
una obra;
obra «es
mano se detiene momento de suprema
y
la
produce en
los
:
pero sólo en uno «está
á capricho, al azar,
no en
;
el
perfección. Esta inseguridad
momentos
felices
de
los
grandes
<¿n-
nios creaciones originales, de esas (pie forman época
en
el
mundo: pero aceptadaeomo procedimiento
sis-
temático es causa de que los entendimientos media-
nos y
veres los grandes también, fracasen vergonzo-
¡i
samente y de que esas mismas creaciones originales no traigan consigo como debieran un ennoblecimiento
de las artes del país en que aparecen, antes con-
tribuyan á formar
el
mal gusto y á precipitar
la
de-
cadencia y envilecimiento del ideal.
No
se piense
que
el
rasgo señalado es privativo
de Yelázquez ó de Goya; es constante y es
universal en nuestro arte, porque brota espontáneo
de nuestro amor
á la
independencia. Por eso en Es-
paña no hay términos medios. Los
como
los
grandes van á ver
empiezan
á
trabajar
lo
artistas
que
sale,
pequeños y cuando
no suelen tener más que una
idea vaga de la obra que van á crear y
una
confian-
za absoluta en sus fuerzas propias, en su genialidad,
cuando no «confían en Dios y en la Keina do Cielos» como dicen los romances que cantan ciegos en las plazuelas. Siempre que
buena
los los
un español de
estirpe coge la pluma, ó el pincel, ú otro ins-
trumento de trabajo
artístico, se
puede pensar,
sin
temor de equivocarse, que aquel hombre está igual-
mente dispuesto para crear una obra maestra
ó para
dar vida á algún estupendo mamarracho.
No al
existe en el arte español nada que sobrepuje
Quijote;
y
el
Quijote,
uo
manera española, sino que «la obra»
sólo ha sido creado á
la
es nuestra obra típica,
por antonomasia; porque Cervantes no se
contentó con ser un •independiente» fué un conquis;
más grande de todos los conquistadores, porque mientras los demás conquistadores conquistador: fué el
(aban países para España,
61
conquistó á España
misma, encerrado en una prisión. Cuando Cervantes comienza á idear su obra, tiene dentro de sí un genio portentoso; pero fuera de él, no hay más que
mueven como
figuras que se
después coge esas figuras y hacia delante,
como un
divinas intuiciones:
les arrea,
pudiera decirse,
anea sus
arriero
borricos,
animándoles con frases desaliñadas de amor, mezcladas con palos equitativos y oportunos.
más
X" busquéis
Está escrito en prosa y es como esas raras poesías de los místicos en las artificio
en
el Quijote.
que igual da comenzar
á
leer por el fin
principio, porque cada verso es y desligada,
\f~^ ómo
C V_y
como una
se expliea
el
una Bensación pura
idea platónica.
que Lope de Vega, con su ge-
nio dramático original, fecundísimo, no nos
haya dejado una ulna
No
que por
es que
acabada
las facultades
como
Bamlet
?
creadoras de Lope fueran
inferiores á las de Shakespeare; sino
que Shakespeare
disparaba después de apuntar bien y daba casi siempre en el blanco; mientras que Lope
nunca porque
tiraba
sin
apuntar,
diferencia es tan clara, que en se ha visto relegado á
que se servía de
al
no daba casi aire.
V
esta
España misma Lope
segundo término por Calderón.
tipos teatrales, sin la lozanía y la
espontaneidad de los del teatro de Lope; pero que sabía concentrar
más su
atención é infundir á sus
personajes y escenas cierta intensidad, cierta emoción interiores, sin las cuales no hay obra duradera.
Y
no se crea que Calderón profesaba principios
téticos
más
firmes que los de Lope; cuando
la
es-
inde-
pendencia del artista es tan exagerada como en
7a nuestro país, poco importan los principios, puesto
que cada cual hace
que mejor
lo
le
parece; las equi-
vocaciones y aciertos dependen en gran parte del
una intuición
azar, de
ó peor fortuna.
Un
feliz,
interpretada con mejor
estudiante, para distraerse du-
rante las vacaciones, comienza á escribir «La Celestina» y conquista <
1
primer puesto en
el
la literatura
rara ática espa ñola.
español se hunde desdo SiLopeteatro abismos insondables en el
las alturas
la ilustre
de
donde vivía
los
patulea que sirvió á Moratín para compo-
ner su «Comedia nueva,»
de los discípulos de
la
culpa no es ciertamente
Don Hermógenes;
es de Lope;
y más que de Lope, de nuestro carácter. Los más bajos pretenden ser artistas se detienen
como
los
más
altos;
cipitan en los antros del salvajismo artístico.
una vez una Concepción de villana,
no
en un arte mediano y decoroso; se pre-
que
me
la
Yo
vi
escuela industrial se-
hizo pensar: el autor de este atenta-
do es un pintor de brocha gorda; pero hay que ser justos y reconocer que maneja las brochas
misma
soltura con
pinceles.
Yo
con
la
que Murillo debía de manejar
los
no acepto
el criterio
estrecho, mezqui-
no y más francés que español de Moratín, quien arte, pero no llegó nunca á
conocía bien nuestro
comprenderlo.
De no
haber remedio
humano
para
nuestras flaquezas artísticas, preferible es que seamos
alternativamente geniales y tontos, que no que fué-
ramos constantemente correctos y mediocres. Pero no obsta para señalar que nuestro carácter, en
esto
cuanto á la
la técnica artística, es
un exaltado amor á
independencia, que nos lleva á no hacer caso de
.
73 nadie, á lo
sumo
á proceder
por espíritu de oposición
y luego á do hacer caso de nosotros misinos, á tralos
mayores
teatro francés de Corneille
imperaba
bajar sin reflexión y á exponernos
á
fracasos.
Cuando
el
con más fuerza en Alemania, hubo un crítico dramático do extraordinaria perspicacia y comprensión, Lessing,
mismos
que
le
movió guerra en nombre de
los
que del demostrando la aquel era una falsa interpretación, principios
teatro
clásico,
de
los
superioridad del teatro romántico de los españoles y de los ingleses. Y sin embargo, el teatro de Corneiera
lle
también como un
era tina mezcla
reflejo
del teatro español;
monstruosa de la sobriedad
\
seve-
ridad del teatro griego y de las peripecias y artificios
dramáticos imaginados por la
fértil
fantasía de Lope.
Cito este ejemplo para hacer ver cuan peligroso es
nuestro arte para los que intentan imitarlo. El mis-
mo
autor de
la
Dramaturgia
,
enamorado de
la
porsía. viveza y naturalidad de nuestro teatro, hacía
grandes reservas en cuanto
á los
recursos teatrales
inventados sin reflexión ni medida por nuestros au-
Por esto nuestra influencia en
tores.
el
desarrollo
alemán fué secundaria y Schiller pudo decir más tarde con visos de verdad «que los alema-
del
teatro
nes habían tenido por únicos guías á los griegos á
y
Shakespeare^
Lo
más
interesante en estas anomalías que de
nuestro carácter provienen, es que no hay me-
dio de evitarlas, imitando los
mando
escuelas artísticas;
imitar, pero
buenos modelos y
for-
nosotros no queremos
aunque quisiéramos, uo podríamos ha-
74
con fruto, porquo nuestros módulos, por su
cerlo
excesiva fuerza personal, son inimitables; y así ge aclara
hecho anómalo de que siendo tan indepen-
el
dientes, sea nuestro arte,
continuada
invasión
de
como nuestra -historia, una influencias extrafias. En
cuanto nos quedamos solos destruimos nuestro arto y para renovarlo tenemos que salir fuera de España
para equilibrar nuevamente nuestro gusto; y apenas éste está un poco depurado,
Estudíese
volvemos
la historia del arte
á las
glo, la historia del arte (pie vive al aire libre,
algún arte como
la
música
andadas.
español en nuestro
«pie
si-
pues hay
en su estilo genuina-
mente español y elevado apenas ha salido de los templos, y se comprobará la idea que acabo de exponer.
Hemos
tenido dos grupos de pintores que,
Francia,
el
otro en Itaiia. han buscado
novar nuestro
arte;
el
el
uno en
medio de
y apenas levantado un poco
vel estético de la nación,
han aparecido también
el
re-
ni-
los es-
pañoles, los independientes y con ellos los primeros
asomos de insubordinación y desorden. Tendremos
como siempre obras magistrales creadas por
los
maestros y una rápida degradación provocada por audacia y desenfado de
En cuanto todos está
los
á la poesía, á la novela, á la vista
cómo hemos
la
aprendices.
do
tenido ó tenemos represen-
tantes de todas las tendencias artísticas de
Europa
sin llegar á constituir grupos, por nuestra tendencia ó propensión á desvirtuar las formas convencionales
aunque estén en gran predicamento, para convertirlas
en
estilo propio y
personal; y á la vista está
también que ningún poeta, ó novelista, ó simplemente escritor, acepta lecciones
de quienes son reconocidos
y acatados
eomo maestros, que
todos desean ser ca-
poco importa, y que en vez de formar un ejército literario, do somos más
bezas, de ratón
de leóu
ó
una partida de guerrilleros de las letras. s imposible en absoluto modificar otes T~^ J
t|iio
CJLy tintos
Yo
y nos aniquilan?
oreo que uo.
A.
pesar de nuestro
hem o podido
espíritu de independencia,
dos naciones on nuestra península: no sula. pero
no
tar,
se ha
creído que
la
la
un
la
individuos de
error inexplicable,
las literaturas re-
que
lo
mayor
en
ni
que dome
suelen propender á
la
la
más móvil
culto, pero
punto de apoyo,
los
soledad
Ó incohe-
(pie sirva
de
arranques natura-
exageracióu y
al <les-
España, como nación, no ha podido crear
todavía un ambiente
común
y regulador,
tro espíritu se sale del
derrama por todo
exteriores y vanas,
cauce que el
mando
quedando
porque sus
han gastado en em-
mayores y mejores presas heroicas. Apenas constituida energías se
y se
la
templado ambiente
vacío y en
el
no se encuentra nada
les (pie
calibre
sirve es para sacar á
rente, en el cual
equilibrio.
se ha
centralización traería
la
influencia bienhechora de un
más
espíritu
centros donde podrían recibir
los
intelectual y lanzarlos
de un medio
al
en vez de adelan-
disciplina; y por otro error de
cohesión, cuando para
sido una
contrario, esfuerzos en pro
al
aún, se ha pensado que
les
las artes,
anarquía proviene de
gionales, siendo estas
de
dado cueste punto
En cambio, en
retrocedemos. Por
constituir
lia
tampoco más do dos; luego
sido
lian
alguna cohesión territorial.
ins-
de insubordinación que nos destrozan
la
lo
la
nación, nues-
estaba marcado
en busca de glorias nación convertida
76
en un cuartel de reserva, en un hospital de inváli-
un semillero de mendigos. ¿Qué extraño, puliré los hombres do
dos, en
pues, que en ambiento tan
valer que por acaso quedaban, sintiesen
el
deseo de
dar rienda suelta á sus facultados sin comprender
á
dónde iban ni dónde debían detenerse? La reflexión
no es como se cree
más bien una
os
un hecho puramente
labor de unificación de
nes que nos inspira
aun á
espíritus
los
de someterlos á espíritus
Al
que
les
la
la
interno,
las reflexio-
realidad en que vivimos; y
más independientes hay medio obra coman,
cerquen y
les
si
se los rodea de
aprisionen.
estudiar la historia do las artes españolas
hay que fundar
Tenemos una «Historia de nuestras ideas estéticas»; pero no tenemos (iba á decir ni podremos tener) una historia la
unión en
las ideas.
de nuestros procedimientos técnicos, do estilos,
nuestros
de nuestras escuelas; porque en España no
es fácil relacionarlos todos en
una unidad
superior,
en un concepto general, en una verdadera Escuela; y
así los
puntos más altos de nuestro arte no están
representados por grupos unidos por
la
comunidad
de doctrinas, sino por genios sueltos que, como Cer-
vantes ó Yelázquez, forman escuela ellos solos.
Francia hay cuatro ó tas,
los
la
cabeza escriben con
el
grandes escritores. El espíritu patrió-
tico les fuerza á sol
seis mil gacetilleros o cronis-
que sin una idea en
aplomo de
En
formar núcleos y alrededor de cada
giran innumerables planetas, satélites, asteroides
y hasta bólidos. Cierto que esa gente menuda no hace cosas de gran provecho; pero tampoco hace daño. Mientras que en España sólo sirve para arrasar
el
Como
sentido estético de la nación.
Navarro y Ledesma, uno de
todavía piensan en castellano,
como un
gatián. y
hay prenda más individualista llevar
que
la
como una capa; no ni más difícil do
cuando
capa; sobre todo
mi amigo
lengua francesa es
la
española
la
dice
pocos españoles que
los
es de
paño
re-
cio y larga hasta los pies. Esto 88 verdad; la lengua
una capa y
castellana es
mayoría de
la
los escrito-
res españoles la llevamos arrastrando.
Es
incalculable
colonización; y
la
dió todo
dieron
lo
las guerras y pelpérdida fué doble, pues se per-
la
sobre
lo
las idea-
tancia á
quedaban,
la
muerte y
esta
ni
las
la
vida, pues
el
pero
creador
en cuanto necesaria para Así pirs, no doy impor-
menos
á la ferina
que me entristece es que
cuerpo muerto
V
las ideas;
individuo (pie es
el
y la especie
muerte,
la
le
influencia que pu-
que realmente vive sen
servir de asile á las ideas.
asalta;
la
(pie
un sentimentalismo huero; yo no
también ha de vivir de
les
gran diferencia entre
creo (pie
ingenios, arrebata-
españolas por
que no crearon y
ejercer
idea no es hija de halle
número de
el
á las arfes
dos
creaciones
en (pie nos
se (pieden en el
presentes ó futuras
Hay muchas maneras de amar la patria es justo lo (pie cada une la ame del modo (pie le y sea más natural y (pie más contribuya á dignificarla.
del espíritu.
Nosotros liemos perdido hasta perspectiva, que no
tal
punto
el
sentido
damos importancia más
de
la
al
derramamiento de sangre. Les que no luchan con
las
sen
armas la
ó per le
menos con arrebatados discursos
«obra muerta
con desprecio.
Ya
(pie
de
la
sociedad, sen mirados
decía Goethe á este propósito con-
.
testando á los que
Yo
mo:
¡tensaban do falta de patriotis-
le
procurado llegar
lie
podido en aquellas cosas por mi naturaleza;
perdonado medio si
alguno
lia
la
mata-
los cafres, los hotentotes, los
derraman también su sangro por
luchar por
(pie
el
engrandecimiento la
ro sacrificio
de
ideal
cual se ha naeidu,
y este engrandecimiento exige algo
más
(pie el
me-
la vida.
Siglo de Oro de las arles españolas, con ser
tan admirable, es sólo un
de
obra;
como yo, que alce el dedos más elevación y justicia: pero más vale la obra del espí-
gran familia enmedio de
EN
mi
suelo patrio; en los pueblos cultos eso no
el
hay
basta:
lie
trabajado con pasión, no he
ni esfuereo para realizar
sangre,
heles y los zulús
de
alto
hablar con
Los novas,
defender
donde más
liecho tanto
No se puede mucho vale la ritu.
lie
á
que me sentía inclinado
á
lo (pie
hubiera podido ser
si
asomo
ó
un anuncio
terminada
la
Recon-
quista hubiéramos concentrado nuestras fuerzas y las
hubiéramos aplicado
á
dar cuerpo
á
nuestros
propios ideales. La energía acumulada en nuestra
lucha contra los árabes no era sólo energía guerrera,
como muchos
creen, era, según
energía espiritual. Si
hubiera puesto en
mismo que
la,
la
haré ver después.
fatalidad histórica
no nos
pendiente en que nos puso,
lo
fuerza nacional se transformó en ac-
ción, hubiera podido tro territorio,
la
mantenerse encerrada en nues-
en una vida más íntima, más intensa
v hacer de nuestra nación
una Grecia
cristiana.
— ^^ ¥
XC TT
Iv ^4
política exterior
de Hispana en
Rosa de
una
nada y ba
Edad mo-
derna podría ser gráficamente representada por los
vientos
era africana 6 meridional,
ser
la
?
el
la
terminación de
último golpe contra
aún pujante
el
.
política
f¿a
poique la
moros; entonces esta-
los
merse una nueva acometida, pues lleva en sí
do (¡ra-
Reconquista no poda
musulmán
poder
de Castilla
Toma
la
y debía do te-
mahometismo
el
un germen de violencia, que hoy parece
mañana reaparece encarnado en un puemás joven que de nuevo lo <lá calor y vida: y
extinguirlo y blo
aparte do esto, era lógico «pie
dase á
la
la
respuesta so acomo-
agresión, que no terminase en nuestro sucio
invadido,
sino que prosiguiera en
el
territorio
de
nuestros invasores. La política de Aragón era mediterránea ú oriental, y Castilla se unieron bajo
tituyendo
más
«pie
coitos
mutuos,
quista
de (¡ranada.
así
como la
al
unirse Aragón y
divisa de igualdad, cons-
una unión una sociedad do so-
como Aragón ayudó Castilla
tenia
á
la
con-
que ayudar
.1
8o
Aragón en sus empresas de donde á los
se formaba
campos de
de aceptar
Y
Italia.
por un azar
mismo campamento de Santa
histórico, en el
el
Italia,
los planes
Fe,
núcleo militar que después pasó nacía también
el
pensamiento
de Colón y con esto
comien-
el
zo de nuestra política occidental ó americana. Tenía-
mos, pues, tres puntos cardinales Sur, Este y Oeste y sólo nos faltaba el Norte, que vino con gran oportunidad
V
al
incorporarse á España los Países Bajos.
luego, de
líticas
combinación de tan encontradas po-
la
surgieron las políticas intermedias y no ludio
nación en Europa con
diplomacia ó por
El
la
ya con uno, ya con
cual,
no tuviéramos que entendernos por
otro pretexto,
criterio
la
excesivamente positivista en que
hoy
inspiran
los
y en
titud
la
se
estudios históricos, obliga á
los historiadores á colocar todos los
mismo plano
la
guerra.
hechos sobre uu
y á cifrar todo su orgullo en la exac-
imparcialidad.
En
vez de cuadros his-
tóricos se nos da solamente reducciones de archivo,
hábilmente hechas y se consigue por
el
imparcialidad
la
facilísimo sistema de no decir
esos hechos significan. Sin embargo, la historia es el
del país
ligamen de
los
nunca lo
hechos con
donde han tenido lugar; sólo
el
¿A qué puede conducir una
serie
con
el
mismo
cordantes con
relieve el
si
precio
lógica,
y
de hechos
exactos y apoyados en pruebas fehacientes á todos estos hechos igual valor,
que
espíritu
á este
se puede escribir una historia verdadera, útil.
lo
esencial en
si
se
da
se los presenta
y no se marca cuáles son con-
carácter de la nación, cuáles son
opuestos, cuáles son favorables
y cuáles contrarios
Si
¡'i
devolución natural de cada
considerado
territorio,
con sus habitantes, como una
personalidad
his-
tórica?
Los que escriben Historias de España cipalmente su atención en la
más
tienen
cerca y
como asunto
término,
componer.
tentan
Y
Edad
la
Ten colocad
la
fijan prin-
fofoderna,
porque
en primer
¡i
cuadro que
principal
del
esta
os errónea, os
idea
perspectiva; cu
in-
una
historia no es po-
violación de
la
sible colocar
unos hechos
las figuras
objetos en un cuadro; todo está fundi-
do en
i'i
personalidad
la
aquilatarse históricos
la
la
rielante de los otros,
nacional, y
en
importancia relativa que
tuvieron.
Cuando pasen
mamos moderna no nomine; y
es sólo
bién
que
el
lo
<!<
%
snce
la
será y habrá
que hoy
lla-
que cambiarlo
cambiárselo se ha de notar <|up no
nombre
el
significación
la
la
al
los
debe
varios siglos y
haya otra época histórica moderna,
el
ella
como
que cambia, que cambia tamtotal
acontecimientos
los
ríe
formaron; y entonces esa historia moderna
de hoy será una fase anómala de nuestra historia
general
Hemos carácter,
tonillo,
después de períodos sin unidad de
un período hispano-romano, otro hispano-
visigótico y otro hispano-árabe;
un período hispano-europeo primeros de constitución y
ó el
el
que
les
sigue será
hispano-colonial; los
último de expansión.
Tere no hemos tenido un período español puro, en el
cual nuestro espíritu, constituido ya, diese sus fru-
tos en su propio territorio; y por la
lógica de la historia exige
que
nos esforcemos poi ser nosotros
no haberlo tenido, lo
tengamos y que Im-
los iniciadores.
82
portante es
acción de una raza por medio de
la
fuerza; pero es
más importante
apogeo cuando se abandona
ésta alcanza sólo su
la
su acción ideal: y la
acción exterior y se concentra dentro del territorio toda
la
Ex
vitalidad nacional.
comienzo de
el
la
Edad Moderna había en
España dos tendencias
justificadas: la
africana y
y Castilla,
de Castilla y
la
la italiana,
segunda
la
políticas la
naturales y
de Aragón, esto
política debió
de perder algún
terreno. Los descubrimientos y conquistasen rica,
es,
y después de unidos Aragón
Amé-
que tan profunda brecha dos abrieron, tenían
también nuestra
su justificación fé
y en
la
en
nuestro carácter,
fatalidad providencial con
en
que nos
cayó sóbrelos hombros tan pesada carga. Pero nuesacción en
tra
el
centro del continente fué un incon-
mensurable absurdo
político,
sola disculpa fué y es el estar
un contrasentido cuya amparado por
las ideas
entonces imperantes en materias de derecho político
y prácticas de gobierno. Al empeñarse España, nación peninsular, en proceder como las naciones continentales, se
que
si
condenaba á una ruina
una nación
territorios
cierta,
se fortifica adquiriendo
puesto
uueyos
que están dentro de su esfera de acción
natural, se debilita en
cambio con
la
agregación de
otros qud llevan consigo contingencias desfavorables á
sus intereses propios y permanentes. El poder de
Inglaterra se sostiene por no apartarse de esta línea
de conducta; es un poder que se apoya en
la
ocupa-
ción de puntos estratégicos, que puedan ser defendidos el
iiisularmcnte». Inglaterra ha podido ocupar
territorio
de
los
Países Bajos, en épocas en que
qo
le
hubiera sido necesario gastar fuerzas
siderables; pero se ha limitado á trabajar
muy
con-
porque en
de Europa que están frente á su territorio
las costas
w
haya Daciones pequeñas y débiles, para estar á salvo de una invasión; si hubiera ido más hubiera corrido
misma
la
una nación, aun
error político destruye ¡
mili' de]
cuando
error, y
I"
hubo quien comprendiera, bien que vaga chos qne
comprendieron y
unos
los
y á los otros los degollaron. Para mi Cisneros, muerte oportuna, que el
rostro
consigo
joven Carlos
el
Castilla;
bocanada de
la
y
la
los
á
querían caminar por política de
libró
fuá
di
murieron
muerte de
de recibir en
aire extranjero la
refractarios,
las n
á
que
traía
muerto
los
<!<•
fii
que no
ndas abiertas á
,
España. Los coniui
ó libertadores,
no oran
le
se la
decapitación de los comuneros
impuesto
castigo
cometió
6 instinti-
que nos exponía; hubo mu-
riesgos á
los lo
Un
nación
la
mundo.
España cometió ese vamente,
allá
suerte que nosotros.
la
tan libera
como muchos quieren hacernos en
héroes
románticos
inflamados
por
idi
nuevas y generosas y vencidos en el coraba! Villalar por la superioridad numérica de los imperiales y por
una
lluvia contraria
rostros y les impedía ver
al
que
les azotad,
nos rígidos, exclusivistas, que defendían tradicional y nacional contra
pea de Carlos
I.
V en cuanto
i
los
enemigo; eran castella-
la
la política
innovadora y euro-
á la batalla de Villalar,
parece averiguado 4110 ni siquiera llegó á liarse.
En
la
urii».
rebelión
«le
como ocurre
las
comunidades de
casi siempre,
que
la
Castilla
razón esta-
84
ba de de
que de
las
dos partes y
(|tie
causa verdadera de
la
lo
menos
habló de todo
quizás por-
bandos antagónicos no tenían concepto exacto
les
auge
so
los disturbios,
que pretendían. En nuestro tiempo está en la
de protección; no hay clase social
política
que no pida auxilio
Estado y alguna pretende
al
transformarlo en proveedor general de felicidad; por este
camino
se llegará insensiblemente á convertir
el
poder político en padre de familia y se
lo
á
buscar medios extraordinarios
llenar
nuevas y llamantes funciones surgirá
la
protestado
ideas
sociales.
V
obligará
sus
entóneos
que han estado en silencio
los
mientras se discutía, de
para
los
que
dejado (pie
lian
tomen cuerpo, juzgándolas inofensivas
las
ó poco
peligrosas y después so sorprenden auto los resulta-
dos ya inevitables. Da igual suerte nacionalidad ospañ
encima de todos
ila
se exaltó
al
constituirse
poder
el
real
los poderes, so lo pidió (pie
la
por
toinaso
á su cargo la dirección de todas las fuerzas constitu-
insubordinadas por
tivas del país,
el
privilegios y ssle e :cltó á luchar por
miento
político, cif
ado en
la
idea
el
de
constitución de fuertes nacionalidades. el
de
poder real se puso á los
la
abuso de
la
V
obra, sobrevino
('poca,
la
en cuanto la
rebeldía
prudentes, de los que veían transformarse
política,
los
engrandeci-
la
nacional en política dinástica.
Admitido
el
error político inicial, hay que reco
nocer que Garlos
I
fué
un hombro oportuno.
En España, no
había, nadie capa/ de comprender su
política y esto
prueba sin necesidad de más demos-
traciones (pie su política era ajena á nuestros intereses,
aunque estuviera apoyada en derechos
indis-
outibles y en vagas aspiraciones de nuestra nación. ('arlos
representó en
I
historia
nuestra
análogo, aunque en sentirlo inverso,
on
la
un papel
de Napoleón
al
de Francia. Napoleón hizo de Francia una na-
ción insular, y (Yulos
hizo do España una nación
I
continental. El supo llevar de trente las diversas y
contradictorias políticas que despuntaron casi á ve/: acudió á los Países Bajos, á Italia, á Tune/, y
América; todo
lo
la ¡í
abrazó con golpe de vista amplio.
admirable y certero; mas su obra era personalísima, porque buía
miraba
él
á
España desde fuera y nos
mismas ambiciones que
las
centro del continente,
Al pasar
le
inmediatamente que
la
el
atormentaban.
poder de ('arlos
el
atri-
nacido en
á él,
I
política
á Felipe II. se nota
de
la
casa
«le
Austria
onvertirse en un peligro para
dar
al
Europa y va á con nuestra nación. Felipe II era un
fiaste
español y
lo
veía todo con ojos de español, con in-
dependencia y exclusivismo: con
la
apariencia del
poder. Fué un
así
no podía contentarse
poder: quería
realidad de!
la
hombre admirable por
lo
honrado.
en su espejo deberían mirarse muchos monarcas se ufanan de su potestad sobra reines,
vación
que
les
las
cuya conser-
exige sufrir humillaciones no menores
(pie
sufren
los
ambiciosos vulgares
mantenerse en puestos debidos voritismo.
\
(pie
Felipe
II
(pliso
para
á la intriga
y al faser de hecho loipleeia
derecho, quiso reinar y gobernar, quiso que la dominación española no fuese una etiqueta útil bóIo d
para satisfacer efectivo,
la
vanidad nacional, sino un poder
en posesión dotólas
tos propios de la soberanía,
las facultades y atribuuna fuerza positiva (pie
imprimiese
marcada
huella bien
la
del caráct
pañol en todos los países sometidos á nuestra acción
y de rechazo
si
era posible en todos los del
mundo.
Con
este criterio planteó y resolvió cuantos proble-
mas
políticos le ofreció mi
tiempo y á su tenacidad fueron debidos sus triunfos y sus fracasos. Para otra Dación, al
aparecer en
s'nlo
los
conflicto religioso
el
que surgió
Paises Bajos la Reforma, hubiera
relativamente de
porciones que tomaba
pasados
solución;
fácil
primeros momentos do resistencia,
vistas
hubiera buscado
la herejía, se
mía componenda para poner
los
pro-
las
á salvo
dominación;
la
esto lo hubiera hecho basta Francia, católica también,
pero
menos
más enamorada de su
rigorista,
tigio político (pie
demostró aliándose- con
cuando
los turcos,
asi
(pie lo hizo
sostener
convino á sus intereses. Sólo
y arriesgar
imperio de
el
lo
protestantes y hasta con
los
España era capaz de plantear (Mi
pres-
de sus ideas religiosas, como
la
el
cuestión en
Y
religión.
la
la
forma
dominio material
peí
mientras
las
demás naciones hubieran concluido por perder dominio algo más nosotros
una nación
católica
política
lindar los
de los
la
tarde, sin dejar huella de su pase,
perdimos antes de tiempo, pero dejamos
lo
L.vtoilo
el
más en Europa.
de Felipe II tuvo
lo (pie es franco
el
y lógico;
mérito que tiene sirvió para des-
campos y para hacernos ver
empresa acometida por España
gravedad
abandonar 11
no
como herencia una
ca-
cauces de su política nacional.
triunfó por completo y dejó
la
al
Si
Felipe
tástrofe inevitable, la culpa
no fué suya, sino de
imposibilidad de amoldarse
él
y su nación á
la
la
tac-
que exigía y exige
tica
Una nación no
so
política del Continente.
la
impone
sólo con fuerzas militares
y navales: necesita tener ideas presten á
una rápida
medio
inventarlas,
di
1
temente en Francia, de das del extranjero con
hay que fraguar
fusión de las ideas toma-
la
las ideas nacionales.
que tengan curso
ideas generales
que
Yo
violencia.
se
una inllnencia
somos inhábiles para esas manipulaciones,
y nuestro espíritu no la
á
Nosotros, por nuestra propia cons-
política durable.
por
impone
ginal; pero
es
el
cuando
podido triunfar más (pie
lia
creo (pie á
más
la
larga
exclusivista y
el
el
espíritu
más
ori-
imponerse no tiene ya
llega a
como
alcance político: su influencia es ideal, los
Hay que
pensamiento propio,
todos les paises, para aspirar
titución,
se
como vemos constan-
nacen,
sacrificar la espontaneidad del
en
que
flexibles y
difusión; y estas ideas no hay
la
de
griegos sobre los roihanos.
Con
Felipe
II
desaparece de nuestra nación
tido sintético, esto es.
la
el
sen-
facultad de apreciaren sn
totalidad nuestros varios intereses políticos; Espaflfl se defiende largo
tiempo con
el
instinto de conser-
vación; pero sin pensar siquiera cuál
caso de sacrificio lodo
al
política
mismo como
el
ha de ser en
interés sacrificado, poniéndolo
nivel; lo pasajero y fugaz lo
esencial
de nuestra
permanente.
y
fundamental de nuestros gobernantes era fuerza política rio; íi"
dependía de
mermándose
éste, la
la
Li
idea
(pie
la
extensión del territo-
nación conservaba en-
teros sus prestigios y su vitalidad.
Así fuimos sos
teniéndonos, ó fué sosteniéndonos nuestro ejército, núcleo de
resistencia
que contuvo
el
desmembra-
88
miento y que en ocasiones llegó á representar él sólo la nación, con mejor derecho qne el agregado
inmenso de
En
y de gentes que
territorios
mi opinión,
más
lo
decadencia no es
triste
decadencia en
La
formaban.
la
que hay en nuestra sino
sí,
la
refinada estupidez de que dieron repetidas muestras
hombres colocados
los
al
frente de
blicos en España. Se halla á lo
hábil para ejecutar
los
negocios pú-
sumo algún hombre
una misión que
se le
encomien-
encontraremos uno sido que vea y juzpolítica nacional desde un punto de vista
de; pero no
gue
la
elevado, ó por lo
que según
lo
menos, céntrico. A todos
la frase popular, les
más
cos viejos; no les quedaba
les
ocurría
ocurre á los músi-
compás.
(pie el
Acaso hubiera sido un bien para España que
el
largb y doloroso descenso que se inicia en la paz de Westt'alia
y se consuma en
la
de
Utrecht hubiera
sido una caída rápida, en la (pie hubiéramos proba-
blemente sacado á salvo
la
unidad
nacional;
diseminadas nuestras fuerzas para atenderá puntos á
la vez,
muchos
debilitados por un gasto incesante
de energía, tanto más considerable cuanto estaba
pero
más próxima,
las
soldaduras de
las
la
ruina
diversas
regiones españolas comenzaron á despegarse y estu-
vo
á
punto de dislocarse
parte, puesto
ciente,
No
la nación.
Y
se dislocó en
que Portugal, cuya unión era más
re-
concluyó por conquistar su independencia. es justo exigir á los
hombres de aquella época
un conocimiento de nuestros intereses tan cabal
como
el
que hoy tenemos, juzgando
los
hechos
distancia y con diferente criterio político; pero
si
á
es
justo declarar que aun con las ideas que entonces
«9 se hubiera podido proceder
imperaban dura,
do
con más cor-
nuestros hombres de Estado hubieran esta-
si
á la altura
separar trópoli,
de
situación, ó
la
permanente de
lo
península
la
la
cuando monos, sabido
nación, que era
unida, de
me-
la
accidental, que
lo
estados de olla dependientes y las colonias. La confusión en este punto fué tan completa, que -
oran
los
Non,;
¡i
poner sobre un pie de igualdad y
defender
á
como
con' igual empeílo en algún tratado,
el
de
los
dominio de España en Portugal, (cuya rebeldía ora favorecida y apoyada por Francia) y los Pirineos,
el
intereses personales de los príncipes do
muy la
elevado
lealtad
es
política
sacrifique
interés do
el
(
Por
'olido.
concepto (pie se proteso de
(pío sea el
jamás disculpable
(pío
so
una nación, que es algo subs-
tantivo y permanente, cu obsequio do un particular,
cuyos sen
icios
pueden sor privadamente recompen-
sados.
La política borbónica no fué mejor que tríaca en
que
el
esto punto.
Continúa admitida
engrandecimiento nacional
que
exterior; de
la
fuerza está en
extensión del territorio. Este es
mente seguido por
los
el
que
la
la
aus-
idea de
de venir del
cantidad, en
la
la
sistema general-
nobles arruinados: nada de
reducir los gastos por no descubrir vista,
lia
la
casa se hunde;
lo
que está
á la
préstamos usurarios,
alardes estúpidos de poder para inspirar confianza.
enlaces en
que
se
busca
demás expedientes de mala tra
la
política
índole.
en los comienzos do
asunto más ruidoso de
cuestión do
una dote providencial y
los
la
la
No
fué otra nues-
casa de Borbón.
época fué
ducados v nuestra
la
obra
famosa maestra
en política
«'1
experimento de galvanización
del in-
trigante Mberoni. El espíritu espafiol, enviciado ya el
.'ii
que
sistema del
artificio, falto
mano
de una
fuerte
obligara á buscar la salvación donde única-
lo
mente podía
hallarla, en la restauración de las ener-
gías nacionales, acepta con agrado todas las panaceas políticas la
qne
le
van
ofreciendo
los
agiotistas
«lo
diplomacia y continúa largo tiempo arrastrándose fondos
por los bajos
adornado con
el
de
mendicidad
la
colectiva.
oropel de fingidas y risibles gran-
dezas.
L\
Edad Moderna de nuestra
no
historia
éstíí
ceirada todavía, porque tina edad no termina,
mientras no surgen hechos nuevos
marcan una
(pío
nueva dirección. En nuestros días se han repetido los
ensayos del reinado de Carlos
lin
vamos
de
pronto sobrevienen
abajo
la
á
la tierra
parece (pie
al
de promisión; pero
complicaciones que echan
obra comenzada y nos dejan en la eterna
interinidad. el
entraren
111;
Aún
gobierno y
la
se discute la forma
organización
que ha detener
territorial
de
ción; se discute todo y se discute siempre.
la
La
naTuer-
za que antes se desperdiciaba en aventuras políticas
en
el
extranjero, se pierde hoy en hablar;
sado de
la
acción exterior á
hemos pasado de
la
la
hemos paaun no
palabra, pero
palabra á la acción interior, últi-
mo término y asiento natural de nuestra vida política. Hemos restaurado algunas cosas y falta aún restaurar la
los
más
importante:
el
sentido
común. Cuando todos
españoles acepten, bien (pie sea con
el
sacrificio de
sus convicciones teóricas, un estado de derecho
fijo,
indiscutible y por largo tiempo inmutable, y se pon-
gan unánimes
trabajar en
á
nuevo período
pende
el
es
que
idea
so ha de
se
á aquélla;
y
política interior
que
nación ha
tiene del
papel
la política
extranjera. Porejemplo,
la
de la constitución
imperio alemán, estuvo subordinadaá
constituir el Imperío;
política exterior
la
la
idea de
de Italia en
actualidad, está subordinada á las exigencias de
su política interior,
unidad
en
la
política interior do L'ruisia, antes
la
exterior de uu
imprimir
punto de partida de
de representar en
la
la política
nacional, puesto que de ésta de-
rumbo que
el
asimismo
del
todos in-
á
histórico.
punto de partida de
país, es la política
la
obra que
entonces podrá decirse que Ka empezado un
teresa,
El
la
porvenir
lo
Si
italiana.
fija
política interior; y la
se
determina cuál
lia
la
de ser
exterior de España, ten-
política
la
dremos una base remos
necesidad de consolidar
á la
para fundar sobre ella nuestra
una
ve/,
aceptada ésta, encontra-
fuerza necesaria para satisfacer las aspira-
De suerte que, en mi concepto. España no puede tener boy política exterior bien
ciones nacionales.
determinada, por bastante robusta
faltarle
una constitución interna
para seguir un
rumbo
propio, en
harmonía con sus propios intereses: y por lo tanto. sólo hay que estudiar cuáles son estos intereses, para asentar sobro olios nuestra organización política interior.
I
y
oe donde
el
do es por
el
horizonte se muestra
más
despeja-
Nuestra antigua y funesta política continental esta en absoluto agotada, muerta Norte.
93 \
sepultada. Aparte las relaciones comerciales
buena vecindad, no existe nada que obligue
de
\
Espa-
á
ña á mezclarse en asuntos europeos de una manera forzosa;
tenemos mía frontera natural,
mareada, y nuestra política
territorial
traimiento voluntario, el cual,
cono os, ruando un
muy
es
ya no fuera en
si
tan lógico
habría de ser aceptado
coro.
actor
eminente
facultades se debilitan y decaen por table del tiempo, no tiene
cente que
la
do retirarse
más
que
Dota la
¡sí
por uVsus
acción inevi-
solución noble y de-
oportunidad; no
oiin
bion
del re-
la
le
está
permitido degradarse aceptando papeles secundarios, de criado 1.° ó
hasta ¡legar
al
se reduce á
prenunciar
la
señora está servida
L\".
cuya intervención
las palabras .
sacramentales:
España ha sido en Europa
un gran actor trágico, y no puede aceptar como graciosa o nc '-ion
el
papel de gran potencia, que algu-
nos políticos tan inquietos había de bastar para darnos
no tenemos.
En
este
como ignorantes la
fuerza que
punto nuestro
crejn
todavía
criterio creo
yo
que debería desertan rígido que rehuyera toda complicación en los asuntos continentales,
aunque fuese
para resolver los mayores conflictos de nuestra propia política.;
porque por
muy
grandes que fueran
beneficios obtenidos, nunca llegarían las
á
los
compensar
consecuencias perniciosas que por necesidad ha-
brían de derivarse de un acto político contrario á
la
esencia, de nuestro territorio.
Parecerá ciertamente osadía afirmar así en redondo
que España no tiene pendiente ningún problema de política continental. ¿Pues qué, se me preguntará, no tenemos en España dos problemas, que afectan á
nuestra unidad y que son europeos en cuanto su solución depende en parte de la política de Europa?
Porque en España ríe
Gibraltar y
se creí' di
1
buena
fó
que
el
rescate
unidad ibérica bou cuestiones que
la
exigen de España, por excepción, retraimiento, siendo así
el
abandono de
que una y otra justifican,
apoyan con más vigor aún
su \
cabe nuestro retrai-
si
miento sistemático.
El
una obra
Gibraltar debe de ser
rescate de
esencial y exclusivamente española. Podría sei
europea
como
todas las naciones de Europa, interesadas
si
están en
la
libertad del Mediterráneo, creyese»
oportuno intervenir pacíficamente como intervinieron para resolver asuntos de carácter análogo,
como
interior del continente; pero
vías navegables del
siendo
as:,
este ó aquel el
España no puede buscar grupo
rescate por
la
general y de
interés
liberación de las grandes
la
Europa para procurar
político de
fuer/a. porque este servicio costaría
demasiado caro y haría tan patéate nuestra dad como
la
de
debili-
actual situación.
Xo hay humillación rnienlo
no
amparo du
el
la
deshonra en
ni
superioridad
el
un adversario;
de
sobradamente manifiesto que Inglaterra supremacía en todos
mares
les
reconocies
ejerce
la
del globo; [tecas na-
ciones se han lunado de sus abllSOS de poder, favorecidos por tales
abusos
la la
desunión política
continente.
del
más
sabia es
la
V
contra
de hacerse
Inertes é inspirar respeto. l'n hecho de fuerza la
como
ocupación de Gübrajtar tiene cierto uso práctico,
pues sirve de regulador de
impide que
los
las
energías nacionales é
petulantes alcen
demasiado
la
VOZ.
94
una fuerza para [ngUterra
es
Gribraltar
España sea
pero
débil;
convertiría en un punto flaco y
de
so
perdería su razón
muy pequeña que
nación fuerte y vigorosa, por está libre
de ser humillada en su
ciones di\ ¡(lidas
('i
es
la alta
Inglaterra nación que
porque su fuerza
la
que marcha mal; semejante á
la.
piratería política.
es
ií
odiosa;
una Dación
simpatía política suele ser algo
la política
compasión en
la
(5
ciones entre los hombres.
en baja
se
inspire simpatías.
simpática
lástima
la
en ellas
hace uiás bien temible
en general una nación
deseo de
el
territoriales y sólo
puede ejercer impunemente
sea,
territorio; sólo las na-
desorganizadas evitan
cometer esas violaciones
muy
fuerte,
Científicamente se puede afirmar que una
ser.
Ñu
mientras
EspaBa fuera
si
Mas por
las rela-
fortuna hoy está
sentimental y todas las cues-
pueden ser planteadas en términos egoístas
tiones
escuetos: y hay en este egoísmo franco
ventaja sobre
una notable
egoísmo cauteloso 6 hipócrita de
el
la
diplomacia «clásica». Con arreglo á este novísimo criterio
se
puedo, pues, decir sin escándalo do
moral política ropa
Espaüa
(pie entre todas las es,
después de
la
naciones de Eu-
Italia,
la
nación
más
interesada en que se conserve, por largo tiempo aún, la
supremacía naval de Inglaterra. Nos ocurre en
este particular
por nada del
como
mundo
á aquel caballero
arruinado (pie
(pieria separarse de
un antiguo
mayordomo excesivamente manilargo; no es por amor por lo (pie te retengo decía el pobre señor —
—
es
porque temo que
limosna.
Y
tra afrenta
si
en
el
que
alguno de
te
los
suceda
que
me
dejo
¡í
pedir
se irritan por nues-
Gibraltar, encuentra esta idea popo
93 brillante, tenga la
oreja
entendido que
me
ha soplado en
la
prudente Sandio Panza, que era tan es-
el
pañol y tan manchego
como Don
Quijote.
Antes de alegrarse infantilmente del hundimiento de un poder, hay que pensar en
el
poder qué va
¡í
no podemos ser los herederos
nosotros
sustituirlo:
de [nglaterra y hornos de ver quién ha de heredar Inglaterra, en caso de
sí
que mediante una coalición
so llegara á deshancarla. Mil soluciones son posibles
y ninguna os tan clara
favorable tampoco. ble
como
A mi
como poder marítimo
quo
statn
el
juicio,
la
;
mAs
ni
más teni mismo
nación
es [nglaterra, por lo
que su poder está en perfecta concordancia con su carácter territorial; ninguna nación sola podrá llegar á
del continente
donde ha llegado [nglaterra; poro
[nglaterra tiene dos ventajas que
la
abonan:
mera no tener conexión inmediata con
menos aún con gunda hallarse en ni
ya
obligada
Su poder
á
sería,
el
la pri-
continente,
Mediterráneo;
el
litoral del
la
plenitud de absorción y verso
acudir pues,
¡i
la
se-
procedimientos defensivos.
útil
Europa
á
si,
privado de
sus condiciones agresivas, lograra sostenerse
agente de orden público internacional.
como
En cambio
una nación continental y marítima. EVanciaó Rusia, por ejemplo, sería una causa constante de perturbación y una
amena/a para
la
independí ncia de algu-
nas naciones, que podrían ser atacadas por fuerzas terrestres terra lia
y marítimas á un mismo tiempo, [ngla-
de limitarse
dos de un
litoral;
;(
la
ocupación de puntos aisla-
una nación
del continente tendría
armas y medios para imponerse en toda de un territorio,
la
extensión
96 sustituir cod
Pak'a
ventaja
la
supremacía marí-
dos soluciones teóricas, que
inglesa hay
tima
solo á título de teóricas indicaré: del Mediterráneo, ó
la
neutralización
un equilibrio marítimo equiva-
lente á la neutralización.
cu que
la
Hade
licuar
hegemonía de Europa en
un momento
pueda sostenerse por los medios actuales concentración de fuerzas; y como
la
de apoyarse principalmente sobre
el
exija
j
una
hegemonía ha poder naval.
un núcleo, un centro de conci-
será preciso fundar liación en
el
inunde no
el
mar europeo por
excelencia, en
el
Me-
diterráneo. Porque \w bastará un acuerde diplomático,
ni
una alianza
escrita
en
papel;
habrá
que
aceptai un hcclie visible y tangible, que sea la prue1
ba fehaciente de solo, sin
la,
unidad de acción y que per
necesidad de acudir inmediatamente á
mantenga
violencia,
la
sí la
supremacía que hoy ejerce
Europa por medio de coaliciones inestables. La neutralización
del
Mediterráneo dejaría libres grandes
fuerzas navales que permitirían acentuar
miento expansivo de Europa; sería
el
el
movi-
equilibrio marítimo
una base de inteligencia y de acción, siempre
(pie en 61
estuvieran representadas todas las nacio-
más
nes europeas, en particular las esta razón servirían con
mayor
débiles,
que por
lealtad y desinterés
como mediadoras y sustentadoras de la paz. Pero ambas soluciones, cuyo amplio desenvolvimiento requiere una obra dedicada especialmente
á
tan grave materia, carecen en la actualidad de valor práctico, á
porque no todas
las
naciones han llegado
desprenderse de sus ambiciones particulares; cuan-
do se trabaja por destruir
el
poderío de Inglaterra
9?
no es para sustituirlo por un poder harmónico; es para heredarlo y poner en su lugar otro poderío tan exclusivista
como
él
más
y acaso
soluciones pacíficas indicadas son basto en
el
res,
el
juego
que Europa
peligroso.
como
la
Las dos
espada
j
son triunfos mayo-
del tresillo,
se reserva para el día de los grandes
apuros y ese día no ha llegado aún. Lo prudente es
hoy
hoy apoyar
por
poder menos perjudicial.
el
Malta os una dependencia geográfica do Italia y serlo
no impide que
glaterra;
otros
ponga
ítalia se
eJ
del lado de In-
España no está tan obligada porque tiene
mares
poique uo está enclavada dentro
libres,
del Mediterráneo:
no tiene necesidad de alianzas
ni
debe pactarlas con una nación más fuerte, pues en los
tratados con los fuertes, las cláusulas desfavo-
rables
tienen
valor afectivo
las
J
cuando menos problemáticas: pero sada en que so conserve
son
ventajosas si
está
intere-
poderío marítimo de In-
el
glaterra.
Gibraltar es una ofensa permanente de sotros ta
la
qne no-
somos en parte merecedores por nuestra
de buen gobierno; pero no estorba
normal de nuestra nación
al
fal-
desarrollo
causa bastante para
ni es
que sacrifiquemos otros intereses más valiosos, por anticipar un tanto, en
la
hipótesis
más
ventajosa, un
hecho que tiene marcada su realización lógica en
término de
la
Absurdo parece en reses estén
quien
el
restauración de nuestra nacionalidad. efecto
que nuestros propios
ligados con los de
tenemos un
motivo
la
real
inte-
única nación con de
resentimiento;
pero en reconocer y aceptar estos absurdos está a
\eees
la
máxima 18
sabiduría política.
-
^
E
problema de
i.
anidad ibérica no es eoropeo
la
como las palabras lo declaran, es ibérico. Aunque algunas naciones de
español:
ni
peninsular
«i
Europa tengan interés en mantener dividida no se sigue de aquí
nínsiila. l>oo;
si
sem
>s
que
todas las naciones toleraran que constituye*
unidad,
venturosa
esa
pana,
aunque
cerlo.
En cambio,
no
por eso nosotros
España
si
convinieran en
repares
voluntariamen-
al
equilibrio
La unión debo de ser obra exclu-
que pretenden unirse, es un asunte
siva de les el
y Portugal
unión, nadie en Europa pondría
la
un acuerdo, que no afectaba
á
que es peligroso acudir
ejemplo do
en lv
liabría
otra cosa se pienso, nadie capa/ de ha-
político continental.
en
pe-
asunto sea euro?
el
liabiíamosde cometer una agresión; no
te
la
Italia
á
interior
auxilies extraños. KJ
demuestra sobradamente.
le
Asimismo no lie comprendido nunca la unión como cuestión puramente española. La epi-
¡bórica
demia de
unidades que aún so ceba sobre
las
todos con
los paises del globo, á
za nos ataca.
mayor
Maco tiempo que
entristecía vérel
á
ó
tod¡ s
menor
fnei-
mí también
mapa de nuestra península
ni o
tenido
de dos colores distintos: diré más; mi tristeza au-
mentaba viendo que
sección de
la
la
península era
montañas y ríos y formando dos naciónos incompletas. ¿Cuánto más ló-
do arriba
a
abajo, cortando
gica no sería
una división de derecha
que dejase
Norte
al
el
¡i
reino de España y
izquierda, al
Sur un
reino de Andalucía, un estado vandálico, semi-afri-
cano y semi-europeo? Mas después uniones
artificiales
que
lie
lie
visto tantas
cambiado de parecer;
habíamos do estar unidos como
si
[mjlateira ó Irlanda,
romo
Siiccia y
Noruega, como Austria
y ríungí
ía
más
vale
que sigamos separados y que esta separación
sirva
al
menos para
orear sentimientos de fraternidad,
incompatibles con un réginren unitario violenta. La
unión de nacionalidades distintas en una soln nación no puede tener más
surja un
r.'ictu
útil
fin
humano que
y
(iiversns civilizaciones para
aproximar
que
renuevo espiritual; y este
pueda conseguirse
sin
apoyo de
el
fin
de
el
con
del
acaso
dominación
la
material, política.
L\
Unión de muelles es más
la
empresa de confederar
que
fácil
la
de dos;
estados alemanes
les
en un solo Imperio es un juego de niños, comparada con
el
problema de
la
unidad ibérica, en
cubrir las apariencias y ha de verse Ulle es
el
más
fuerte (pie
dad fuese absoluta y
si
fallaban
el
el
las
mas
parecido les
la
nación española, la
nna confederación.
resucitar
unidad sobre algu
Estos
muchachos que juegan
á
la
politices
á
cazar con red
pájaros en una redada, se
\
mezclan
atraigan
al
y,
les
ya cazados, para que
que se escapó;
más probable sorá que
ni
como
aunque coja muchos empeña en que no ha de
escaparse ninguno y suelta '•--tii,-
sen
baraja y que
las cartas diciendo: esta vez no vale; 6 bien
va
ali-
de algunos
idea
la
cuando pierden no quieren conformarse q uíon
igual
motivos buscaría pretextes para
de disolver
á
l¡l
débil se creería humillado
antiguas regiones y fundar
como
cual, por
claras que
á las
Aunque
otro.
mentar su suspicacia. Do aquí políticos
¡a
que habrían de unirse, no hay medio do
ser des los
une
>m
sólo
pensar que
I"
vuelva á acor
caree á las redes ni á tiro de ballesta.
LOO
No hay medio de jugar con
historia; los
la
hechos
capricho, ni se puede volver atrás
no se repiten
á
para rectificar
lo
que ya
en su
salid imperfecto
orí-
gen. La verdadera ciencia política no está en esos artificios,
está en trabajar con
(pie la realidad el
perseverancia para
misma, aceptada íntegramente, dé en
porvenir, avanzando, no retrocediendo,
más hombre de
lógica, hlste es
(pie parezca
tiene
el
desarrollo de
los
el
la
solución
único medio que
provechosamente en
el
sucesos históricos; conociendo
la
influir
realidad y sometiéndose á ella, no pretendiendo trastrocarla ni burlarla.
nuevas divisiones
La unidad
ibérica no justifica
territoriales, ni
forma de gobierno, porque
la
un cambio en
causa de
la
la
separación
no está en estos accidentes, sino en algo más hondo
y que no conviene ocultar: en
la
antipatía histórica
entre Castilla y Portugal, nacida acaso de
la
seme-
janza, del estrecho parecido de sus caracteres. La
única política sensata, pues, será aplicarnos truir esa
mala inteligencia, á fundar
la
á
des-
unidad inte-
y sentimental ibérica; y para conseguirlo. para impedir que Portugal busque apoyos extraños
lectual
y permanezca apartado de nosotros, hay que enterrar para siempre el manoseado tema de la unidad política y
aceptar noblemente, sin reservas ni maquia-
velismos
necios
la
separación,
como
un
hecho
irreformable.
V
r
i:\mos ahora nuestra política de Occidente; do-
mos un
vistazo á nuestra
numerosa
familia de
América. Pasa por verdad demostrada, indiscutible,
101
que
moderno sistema de colonización representado
el
principalmente por Inglaterra, es superior
guo sistema
al
anti-
por los españoles:
colonial practicado
y para hacer más patente la verdad, es costumbre. yo lo he leído y oído muchas veces, poner en paraugón, no ya colonias y colonias, sino antiguas colo-
emancipadas ya de
nias,
Porque en
las
la
tutela de sus Metrópolis.
colonias no es
fácil
fijar el
evolución en que cada una se halla
en naciones ya independientes
estar
uno
formando
el
carácter de
la
nueva naciona-
V los términos de la comparación no pueden más á la vista; de un lado las repúblicas ibero-
americanas y la
los resultados «le
sistema colonial parecen perfectamente de-
ú otro
finidos, lidad.
grado do
mientras que
América
Con
de)
otl*0 la
de
los
Estados luido-, de
del Norte.
el criterio
tos políticos
con que hoy son juzgados
no hay que decir
si la
los
asun-
comparación Berá
para nosotros desventajosa. Los Kstados luidos son
muy
una nación formidable, parecer
muy
bien
poblada,
muy
rica y al
gobernada; pretende ejercer mi
protección paternal sobre toda América é intervenir
en
asuntos de Europa.
los
europeos que celebren
la
No han
faltado estadistas
perfección de mis iustitu-
ciones políticas y algunos han querido hasta copiarlas.
En cambio
las
repúblicas de origen hispánico
son pobres y están mal gobernadas; viven en guerra civil;
salen á pronunciamiento por año. Las virtu-
des de
la
raza española
se dice
han degenerado
en América y se han convertido en pecados capitales: el
de
la
valor guerrero ha venido á dar en militarismo
peor especie, en ese militarismo en (pie basta
soldados quieren ser generales, y
los
cambiado en infatuación pedante
la
altivez so ha
V como
ó grosera.
prueba definitiva de nuestra interioridad roo decía
un buen señor con quien yo hablaba no sobro esta materia:
nombra V.
lía
mucho
en cualquier punto de Iviropa
América, se entenderá desde uego que
á
I
América son subdito de
si
los
la
Estados Unidos; un americano es un
Unión, como
América, Para designar
más repúblicas
si
á los
Unión fuera inda
la
ciudadanos de
ó colonias no hasta decir:
cano; hay que agregar
ol
las
de-
un ameri-
calificativo especial de
la
nación á que pertenece.
A el
lo
cual oponía yo diversos razonamientos per
estilo del siguiente:
Uuión han acaparado ro
en ol
efecto,
les
que con
que yo veo de
las
la
tiempo dará sus fruto y en
el
nente,
creaciones de nuestra raza. Ksta diferencia
como
nadie,
el
poseemos en grado emi-
poder de caracterización; un
sudo que nosotros pisamos
recibe pronto
de nuestro espíritu y con ella en
la
torial.
la
Al primer
superioridad
el
momento
hecho de
«pie
(pie
si
el
tome por
carácter terri-
un subdito de
como
tal
los lista-
con solo (pie diga: si
nos rijamos
emplea un nombre gen 6-
que comprende también
listados, es
marca
parece una muestra de
soy americano ó norteamericano: pero
un puco, notaremos
la
fuerza fundamental
constitución de un Estado,
dos Unidos sea reconocido
ico
la
promesa de una futura superioridad
consiste en que nosotros
se
la
pe-
precisamente este detalle sirve para marcar una
diferencia,
i
subditos de
nombre de americanos;
a los
subditos de otros
porque no tiene nombre propio, como no tal el
mote de
yankee
.Si
después que
;
103
ha dicho que es americano tiene precisión de parti-
nombre que
cularizar más. do hallará un rice
bien
dadano do
ios
agregan soy
Unidos, es largo y vago, y Ohío, del Tennessee, ó
K>tarJos
Llliuois, del
del
de Kontucki, es no agregar nada: y oarolino
cambio
le caracte-
porque decir: soy ciu-
nuestros ojos;
¡i
añade que
si
tomaran por un insular de Oceanía.
lo
repúblicas de
las
croscópicas, tienen
admisiblemente
las
un
oí
es tün
ígen español, aún las mi
sello peculiar
unas de
las
quo distingue
otros.
Cuando un
lioinbro dice qiue es mejicano, argentino,
brasileño,
chileno ó peruano, uruguayo, paraguayo, venezolano ú boliviano, ecuatoriano,
colombiano
ó guatemalteco.
cubano, puertorriqueño, hondureno, costa niqueía». salvadoreño, niea.ragi.16s le
redondea, que
que
le
le
marea con
el
N esta sencilla
ú
dominicano, dice algo que
dá un
aire
es] ii'itu
personal, en suma,
de su territorio,
observación está
^crítica concerniente E->
á
la
da ve
naciones
las
de
la
america-
nas; do ahí arrancan indas las diferencias do su evo-
lución, de su organización, de su estado presente
de su porvenir.
I
na uaoión no es
\
como un hombix
necesita varios siglos para desarrollarse. Las nacio-
nes hispa no-americanas, nu han pasado de eia.
en tanto que
Estados
los
'
do perla
e.lad
recibir la
influencia de sus territorios lian
viril.
PorquóV Porque
dido y han comenzado .jo\cnes. paso á paso,
la
la
iuf'an-
nidos han comenzalas
.mas
al
retroce-
evolución CQino pueblas
tropezando en
los escollos
en que
tropiezan las sociedades nuevas que carecen de un
exacto conocimiento del cano no que deben de seguir; \
l.i
otra ha
continuado viviendo ron vida
artificial,
1Q4
importada do
Europa,
como pudiera
vivir en
cual-
quier otro territorio, por ejemplo, en Australia. L¡is
ludias pequeñas que en las política
unas perturban
vida
la
no son signos de degeneración, son signos
de vitalidad excesiva y mal encauzada; expansiones de suciedades juveniles que luchan por lo que co-
mienzan
á luchar siempre los hombres, por su inde-
pendencia y prestigio personal contra la acción aude los poderes organizados. En estas luchas
toritaria
se
forman
los
poderes fuertes y de ellas nace
dadero progreso
social,
no está sólo en
la
acrecentamiento de
el
pública y privada, sino también y
mente en arte.
la
muy
que
riqueza
principal-
ennoblecimiento del ideal por medio
el
Así,
ver-
el
civilización íntegra,
el
del
defensor de los Estados Unidos á que
antes aludí y que es grandemente aficionado á la música, estaba á punto de convenir después conmigo
en
(pie la
Habanera» por
sí
sola vale por toda
producción de los Estados Unidos, sin excluir
la
la
de
máquinas para coser y aparatos telefónicos; y la Habanera es una creación del espíritu territorial de
la
isla de
Cuba que en nuestra raza engendra esos
profundos sentimientos de melancolía
infinita,
de
amargura y que subditos de la Unión
placer (pie se desata en raudales de
en
la
raza á que pertenecen los
menor
no haría
la
Este
carácter que nosotros sabemos infundir en
mella.
nuestras creaciones políticas y en el
arma de
la rebelión,
somos combatidos, en
la
es
la
el (pie
damos
fuerza con (pie después
una joya de inapreciable valor
vida de las nacionalidades; pero es también un
obstáculo grave para
el
ejercicio de nuestra influencia.
la
toma
español que
El
en otro país es un
tierra
enemigo de España mientras
rrible
se le
te-
mantiene en
obediencia; y una vez que logra so libertad es un
amigo pero
receloso; continúa siendo espafiol por esencia;
como sus
afectos se fijan en otro territorio, sus
buenas cualidades obran en sentido opuesto tros intereses; tolera
lazos
los
la
á
nues-
influencia intelectual porque
subordinación que ésta crea son dema-
<!e
siado sutiles;
influencia
rechaza toda
pero
que
se
muestre en hechos materiales. De aquí mi opinión contraria
á
uniones ibero-americanas, ha-
tedas las
bidas y por haber; en nuestra raza no hay peor melograr la unión que proponérselo y anun-
dio para ciarlo
con
mide
conduce más que tiles
la
aparato.
sistema
Ese
no
creación de organismos inú-
cuando no contraproducentes.
Siempre lie
mu
y á
de
(pie se habla
observado que
lo
unión il»ero-aineriea na
primero que se pide es
la ce-
lebración de tratados de propiedad intelectual: esto es lo
más opuesto (pie eahe eolieelur, á la unión (pie No creo (pie nadie haya pensado seria-
se persigue.
Confederación política de
mente en organizar una
todos los estados llispailo-amerieanos
de tan larga y
difícil
realización (pie en
toca en las esteras de
;
la
actualidad
imaginario; no queda pues.
lo
otra confederación posible que telectual ó espiritual
este ideal es
;
la
Confederación in-
y ésta exige: 1." (pie nosotros
tengamos ideas propias para imprimir unidad
á la
demos gratuitamente, para
faci-
obra, y litar
"J."
que
las
su propagación.
Si
con
buscar un mercado para
hay
(pie
la
las
se pretende
uniones
producción
artística
ampararse debajo de fraseologías 14
no
patrióticas;
díganse las cosas claras, por sus nombres y
do se
dé un carácter tan marcadamente patriótico á una sencilla operación de comercio.
v
t
o
no
lio
aceptado nunca como cosa legítima
propiedad intelectual:
J_
propiedad de
acerca de
la
de
pem
flor;
la
bre es
no es de
como una
conserva.
y las
ideas.
las
la flor,
el
hom-
especie y sus
la
que
especie,
la
Los hombres son
nace
El fruto
es del árbol;
eflorescencia de
ideas no son suyas, sino de
la
hasta tengo mis dudas
muy
las
nutre
propensos
a
darse demasiada importancia, á creerse cada uno un
más
centro de vida y de creación ideal;
justo creo
yo que sería retroceder un poco y buscar de gravedad dentro de
la base,
hacia
el
el
centro
comedio de
evolución ideológica en que nacemos y de la que somos siervos humildísimos. Pero aun aceptada la propiedad teórica de las ideas, hay mucho camino la
(pie
de
recorrer antes de llegar á
la
obra
intelectual,
la
hay que ver
naturaleza íntima de las ideas y
han de desempeñar en la
propiedad de
existe
la
el
al
si
se
opone
á la
pajel que éstas
mundo. Más necesaria
es
cosas materiales y sin embargo
expropiación forzosa y no ha habido reparo
en desamortizar
no y
las
propiedad práctica
cuando
así
pareció
no falta quien aspire hoy
á
útil
y oportu-
una desamorti-
zación general. El socialismo no es un fantasma, es
una fuerza
positiva ó negativa, pero do tocios
una fuerza que ha de
modos
influir en la evolución de nues-
y políticas. La propiedad subordinada pues, á intereses supe-
tras instituciones legales
individua] está. riores
y siempre que estos lo exijan no debo do algumt en sacrificarla; preciosa
haber, inconveniente
i«7 es
también
do
la
vida y se
Lv propiedad error profundo. inspira en
la
sacrifica por
la
idea!
el
cuan-
exige
ideal así lo
el
fundada sobre un
intelectual
está
Cuando
trabajo
el
mule mediante
el
gruente aplicar
el
<|iie
se
se lo esti-
personal; pero es incon-
interés
mismo
hombre
del
idea de lucro, bien es
principio á las obras de
la
ciencia ó del arte, las cuales no deben de tener otro
motivo de inspiración que
un
sabio ó á
de
el
amor
verdad ó á
á la
Conceder patentes de invención
belleza.
la
un
á
en industriales
artista es convertirles
ciencia 6 del arte, excitarles á que conviertan
la
sus obras en artículos de comercio. Así ocurre que
hoy no se trabaja ya para remontarse
ros intelectuales se
ni
más
series
producen
cias de á los
la
al-
obre-
público V multiplicarlo
de obras análogas y productivas; los industriales, que una ve/,
menos qne
ni
acreditado un artículo se lón y
grandes
conforman con inventar un mo-
delo que sea del agrado del
después en
á
modernos
turas, para crear obras maestras: los
ñ destajo
demanda
.
c
msngran
á
explotar
para satisfacer
Ante- teníamos
el
el fi-
exigen-
las
dolor de ver
genios morirse de hambre y ahora tenemos
alegría de ver gordos y colorados á
la
muchos que no
tienen nada de genios.
Aparte de nos
esta
más de
llega
razón
general,
existe
cerca á los españoles:
otra la
que
escasa
tuerza expansiva de nuestra producción intelectual. Esto carácter ile
no arguye contra
nuestras obras, antes
dificulta
la
acción
útil
lo
el
valor intrínseco
acrecienta y realza: pero
de nuestras ideas, su influjo
en nuestra misma nación y sóbrelos países que ha-
Man
nuestro idioma, en los que tenemos
luchar
para que nuestra tradición
para conservar
la
unidad y
el
deber de
no se extinga,
pureza del lenguaje.
la
Casi todos los pueblos americanos,
separarse de
al
España, por espíritu de rebeldía han pasado
pudiéramos llamar cesas,
hablando con más propiedad, de
ú
lo
que
las ideas fran-
escarlatina de
la
las ideas
internacionales. Si España quiere recuperar su puesto
ha de esforzarse para restablecer su propio prestigie
intelectual y luego para llevarlo á sin
tarlo
América
aspiraciones utilitarias.
necesidad
de construir ferrocarriles y
niente conceder franquicias aduaneras
construcción, no atendimos ría la la
los
al
ó implan-
Cuando tuvimos al
perjuicio
fué conve-
material de
que
sufri-
industria metalúrgica nacional; paréceme que
conservación de nuestra supremacía ideal sobre pueblos (pie por nosotros nacieron á
algo
más noble y transcendental
(pie la
la
vida, es
construcción
de una red de ferrocarriles.
Esta
objeción que yo dirijo particularmente con-
tra los tratados
de propiedad intelectual, tiene
una aplicación más amplia y pudiera ser generalizada en éstos ó parecidos términos: las relaciones entre España y las naciones hispano-americanas no
deben de regirse por ternacional;
al
principies del derecho in-
los
contrario se deberá de rehuir siste-
máticamente todo acto
político (pie tienda á equipa-
rar dichas relaciones á las (pie España sostiene con
paises de diverso origen
como
.
El derecho internacional
todas las ramas del derecho, es un formulario
estrechísimo en
el
que no cabe
la
realidad entera:
hay derecho público y derecho privado; pero no hay
derecho ptiblieo iuterfamiliar aplicable á las relacio-
mismo
nes de Estados pertenecientes á un
ana determinación material de
tronco;
nacionalidades no
las
basta; es Decesarurtener en cuenta
carácter de cada
el
nacionalidad y establecer diferentes principios reguladores,
según
el
grado de intimidad conque unes
y otros paises entre
sí
En
se enlazan.
voz de hablar
como extranjeros, debemos como hermanos.
de fraternidad y tratarnos de callar y tratarnos La
idea de fraternidad
idea de fraternidad entre
lísima; y entre
una y
universal es
hermanos
otra existen gradaciones
participan de lo utópico y de fraternales
utópica;
lo real:
que engendra la vecindad,
las
Yo
que
relaciones
conciudada-
la
nía, la raza, el idioma, la religión, la historia, la
nidad de intereses o de Cllltura.
la
efectivos es rea-
comu-
he tenido 00a«
sión de tratar a extranjeros do diversas naciones y
á
hÍ8pano-americanos; y no he podido jamás considerará es
los
hispano-ameripanoa como á extranjeros.
que yo tenga una idea preconcebida
ni
hacer alarde de sentimientos fraternales por
de
los
No
que d^sn' el estilo
que usa un oradoró un propagandista para emo-
cionar á su auditorio: es (pie noto (pie con un hispa no-americano estoy en
comunicación intelectual
apenas hemos cruzado cuatro palabras: en tanto que con
un extranjero necesito
muy
largas
relaciones,
muchos tanteos para conseguir entenderme con entera,
naturalidad; en un caso voy sobre seguro,
(pie sé (pie existí falta,
1
una comunidad
p<>r-
ideal (pie suple la
de confianza; en otro he de comenzar por apo-
yarme sobre que con
el
las reglas
banales de
tiempo voy allanando
la
urbanidad hasta
las dificultades (pie
presenta
el
una persona extraña.
entenderse con
cuando no se posee, como yo no poseo, necesaria para sacrificar las ideas
flexibilidad
la
sentimientos
y
propios en aras de
las
Voy
un suceso vulgarísimo en que
á
referir
conveniencias sociales.
intervine -por razón de mi cargo», cuando re-
sidía
en A.mberes; y por
muestra se verá cómo
la
cargos oficiales no están reñidos con la
sentimental y
vida
cómo
estas ideas
los
escenas de
las
que yo ex-
pongo y que acaso suenen á palabrería huera tienen un sentido muy justo y muy práctico, si se las acepta
como
línea de
conducta y llegan
á constituir, sin
necesidad de que se las escriba en ningún código ni
en ningún tratado, un criterio uniforme y constante en
la
vida de
que en
el
Ja
gran familia hispánica.
Me avisaron
Hospital Stuyvenberg so hallaba en graví-
simo estado un español, que deseaba hablar con autoridad de su pais; fui dos del establecimiento llaba
el
allá,
me
y uno de
los
la
emplea-
condujo á donde se ha-
moribundo, diciéndome de paso que éste
acababa de llegar del Estado del Congo, y que no había esperanzas de salvarle, pues se hallaba en el período final de un violento ataque de fiebre amarilla
ó africana.
Ahora mismo estoy viendo
más que un
hombre
infelicísimo, (pie
parecía
un esqueleto pintado de
ocre,
ser
á aquel
humano
incorporado
trabajosamente en su pobre lecho y librando su timo combate contra
la
Y
muerte.
recuerdo (pie sus
primeras palabras fueron para disculparse por lestia
que me proporcionaba,
para ello.-
Yo no soy
no me entienden y
al
sin
español,
úl-
me
la.
mo-
título
suficiente
dijo;
pero aquí
oirme hablar español han creído
1
11
que era á usted si
quien yo deseaba hablar.
á
usted no es español,
Managua
y mi familia era portuguesa;
Agatón Tinoco.
llamo
— Entóneos,
rato, y
vamos
á
me
interrumpí yo,
Voy
es usted español por tros veces.
usted un
— Pues
contesté, lo parece y no
— Yo soy de Centro-América,
tiene por qué apurarse.
señor, de
lo
sentarme con
á
fumarnos un cigarro como
buenos amigos. Y mientras tanto usted me dirá qué os lo
que desea.— Yo nada, señor; no me
para
lo
hablar con
quien
tiempo que no tengo
con quien hablar. Yo soy
ni
muy
desgraciado, señor;
en
mundo.
el
usted que
no
Si le
nada
taita
me queda que vivir; sólo quería me entendiera: porque hace ya
poco que
yo
le
como no hay
contara
hombre
usted mi vida ver a
á
Me
engaño.
otro
verlo á usted.
basta
amigo Tinoco, para quedar convencido do que no dice
más que
la
verdad; pero cuénteme usted
culera confianza todos sus infortunios,
conociera de toda su vida.
me
Tinoco
Y aquí
huir de su casa, porque .
sus trabajos en la
me
pobre Agatón
el
desventuras; su infortunio conyugal que
honor
con
si
largamente mis aventuras y sus
refirió
que sobrevino
como
aunque pobie el
canal de
parauzn de
las
era
le
obligó á
hombre de
Panamá
hasta
obras y por último
golés,
dono al Estado libre condonde había rem-itado su azarosa existencia
con
desenlace vulgar y trágico que se aproximaba
su venida en calidad d
el
misma
y que
llegó aquella
le dije
yo después de escuchar su relación, es usted
el
noche. -r-Amigo Tinoco,
hombre más grande que he conocido hasta
posee usted un mérito que solé está
hombres verdaderamente grandes;
el
al
el
día;
alcance de los
de haber traba-
na jado
'Mi
silencio;
de poder abandonar
*'l
tistaeción de no haber recibido
merecían sus trabajos.
usted se
Si
por dentro y compara toda
recompensa que
la
vida con
premio que
el
examina ahora
obra de su vida con
la
la
ha granjeado, fíjese usted en que
le
su única recompensa ha sido una escasa nutrición y á lo
último
el
lecho de un hospital, donde ni siquiera
hablar puede; mientras que su obra ha sido nobilísima, puesto qiie siuo que
lia
no solo ha trabajado para vivir
acudido como soldado de
fila
á
prestar
su concurso á empresas gigantescas, en las (pie otro había de recoger usted ha hecho tortísimo,
provecho y
el
que
revela
que
el
la
gloria.
Y eso que
temple de su alma es
usted en sus venas sangre de
lleva
una raza de Luchadores y de triunfadores, postrada hoy y humillada por propias culpas, entre no es
menor
la
falta
la
las cuales
de espíritu fraternal,
la
des-
unión, (píenos lleva á ser juguete de poderes extray á que muchos como usted anden rodando por mundo, trabajando como obscuros peones cuando Iludieran ser amos con holgura. Piense usted en todo ríos
el
esto y sentirá
una llamarada de
santo orgullo, (pie
mosa
los
últimos
momentos de su
hará ver cuan indigno es
como
orgullo, de íntimo y
alumbrará con luz
le
el
muy
her-
vida, porque le
mundo de que hombres
usted, tan honrados, tan buenos, tan infelices,
ayuden
con
á fertilizarlo
sostenerlo con
el
el
sudor de sus frentes y
á
esfuerzo de sus brazos.
Cuando abandoné
el
hospital pensaba:
persona de «buen sentido escena, de seguro (pie
eqnilibrado ó iluso y
me
me
si
alguna
hubiera presenciado esta
tomaría por hombre
^\(^~
censuraría por haber expues-
113
to.semejantes razones auto "uu pobre agonizante, qne
acaso no so hallaba en disposición de comprenderlas. Y<> cr
Agatón Tinoco me comprendió y qne
[ue
recibió
un placer qne quizás no había gustado en su
como hombre y juzgado con más hulas ideas más elevadas: mildes comprenden y los vida, el de ser tratado
entera y absoluta rectitud. Las inteligencias
que economizan están seguros
simo
la
«le
verdad y
ser
porque
error,
publican sólo cuando
la
comprendidos viven en grandí-
la
verdad, aunque no sea com-
prendida, ejerce misteriosas influencias y conduce por caminos ocultos á las sublimidades á las
más
puras,
que brotan incomprensibles y espontáneas de Días atrás expliqué yo á mi
almas vulgares.
las
criada, una
buena mujer, más ignorante que
mundo
el
origen del
el
sistema de Copérnico,
y
mecánica
la
ni
el
celeste.
bui na,
No seguí
de Ticho-Brahe
ni el
de Ptolomeo, sino otro sistema que yo he inventado para
entretenerme y que para mi criada,
sahe de estas cosas, es tan científico, cuino ra sillo
sancionado por todos
los
rosas,
estas latitudes no
palabra,
el
la
la
este lado i5
inexplicable ramillete,
explicación deseada y
^Mos
oi.\
é
mano el
ayer han echado estas
V
ia
mi criada con
donde, pues en
si''
abundan y entregarme, sin decir
inesperado
cuando tuve en samiento
buscadas no
hubie-
grandes astrónomos
del orbe. Al día siguiente vi entrar á
un ramo de
no
(pie si
obsequio;
me
vino
al
y
pen-
dije: las ideas
de
flores.
vista hacia el Oriente á ver
asoma, come
el
sol, la
si
por
luz (pie hace
H4 tanto tiempo n
is
España
Falta.
una
sin Portugal es
Dación principal mente mediterránea; ¿qué mucho,
qm
pues,
natural cfccl \
i
la
en
que
i
p
Mediterráneo hallásemos
el
nuestra
ríe si
ilítica
fuos
ext
i
¡ri
acción
política?
Yo
oreo
una
en
indis] ensable desarrollar nuestra ir,
la
íínica política justificada por
nuestra posieión territorial y por nuestra sería
centro
el
política mediterránea.
Entre todas
premacías que España pudiora ejercer en
el
historia las su-
mundo,
ninguna debería de halagarnos tanto como nuestra supremacía en
el
mar
déla humanidad;
civilizador
loma podríamos inscribir con más
y ningún
facción en nuestro escudo que
tnun, nosti
um
el
lema:
satis-
inare nos-
.
Poro una política mediterránea necesitaría estar
apoyada sobre un fuerte poder moral y hay que ver si nosotros podemos hoy tenerlo. No voy á entonar
una eleg'a
ni á sacar á plaza
gustoso
hipótesis de que
la
¿o oro puro en
nuestra pobreza; acepto
hemos hallado una mina
los alrededores
de Madrid y que no
hay más que acuñar ese oro providencial, convertirlo él la
moneda contante y sonante y adquirir con más grande y desaforada colección de acoraza-
en
dos que jamás en todo
lo
descubierto de los mares
haya podido y pueda hallar. Para los que atienden sólo á la superficie de las cosas, para los que se
creen que cos, el
el
poder naval está en tener muchos bar-
problema quedaría
resuelto;
que adornar todos esos barcos con
la
no habría más bandera nacio-
nal y lanzarlos en busca de aventuras heroicas, (pie
continuasen
nuestra
gloriosa tradición
marítima.
Para mí. tan formidables escuadras serían un
peli-
US Un
gró y acaso un estorbo.
pontáneo do
poder qao do brota es-
fuerza natural y efectiva de una na-
la
manos de un
ción ts un palo en
Los barcos
ciego.
no van tripulados sólo por hombres, van tripulados nacionales; y una
las ideas
por
de
fuerza expansiva de
la
uu
nación, que carece
cimentado,
ideal bien
no hará nada de provecho con un poder marítimo ignorante de
derroteros (pie ha de seguir con
los
Toda nuestra
y constancia.
historia
nuestros triunfos fueron debidos
más
fé
demuestra que á
nuestra ener-
gía espiritual que á nuestra fuerza (puesto que nues-
fuerzas siempre fueron
tras
fiar á
un
inferiores
pretendamos hoy trocar
obras); no
á
nuestras
papeles y con-
puramente material nuestro porve-
p ider
Ante- de
los
salir
de España heñios de forjar dentro
del territorio ideas
quegníen nuestra acción, porque más que á triun-
nir.
caminar
á
ciegas no puedo conducir
fos azarosos y
efímeros y á ciertos y definitivos de-
sastres.
Nuestra situación no nos permite imponer nuestro criterio (pie
nuestra
político y
desempeñemos
el
nuestra línea de conducta en
en Europa es este punto,
tan claras
el
historia
se
el
decirlo, las
como cuando
se
Pero en
cosas no aparecen
trataba del continente;
existen numerosas cuestiones políticas en
España el
está
el
profundamente interesada y en
las
(pie
las
que
retraimiento no 63 cosa llana y natural, sino
sultado de
extenso
la
reflexión.
litoral
del
á
Mediterráneo como
retraimiento voluntario.
bueno es
opone
papel de comparsas; así pues,
No hay palmo de
re-
terreno en
Mediterráneo, donde no haya
en pié un conflicto político; y
>i
se los va
exami-
aando uno
á
uno
so notará
que todos giran alrededof
de dos conflictos capitales, permanentes:
romana y
la
En
cuestión turca.
paña interesada como nación da
como oación
la
cuestión
primera está Es-
la
católica, y en la
segun-
ambas como potencia
cristiana y en
mediterránea.
El
(pie
conviene dejar esclarecido
que concierne
á la intervención posible
primer punto
es el
de España en virtud de sus ideas religiosas: porque las ideas políticas
andan tan fuera de sus naturales
senderos que hay quien mezcla y revuelve tica
de
con
la
la polí-
y quien confunde les intereses nación con las aspiraciones de los individuos. la religión,
Al juzgar sumariamente tendía yo hacer ver
la política
cómo en
de Felipe II pre-
esta política había
un
error capital: el de haber dirigido la acción de nuestro
pero
por caminos ajenos á nuestros intereses;
pais
cómo había asimismo un pensamiento admira-
ble: el
do inspirar esa acción en los sentimientos
genuinamente españoles. Este
es
un punto de
vista
todos los asuntos políticos: cuanto se
general en
haga hay que hacerlo honrada y sinceramente, á la más que lo que
española; pero no se debe de hacer
convenga á nuestros arte, ni
ninguna
intereses.
idea, así sea la
Ni
la religión, ni el
más
elevada, puede
suplir en la acción la ausencia del interés nacional;
puesto que este interés abraza todas esas ideas y
además
la
vida total del territorio, su conservación,
su independencia, su engrandecimiento. La de Felipe
11
política,
nos trajo nuestra ruina, no por su em-
peño en sostener
las ideas católicas,
ner á causa de estas ideas
sino por soste-
un absurdo
político,
una
obra contraria á
los interesos
pensación del sacrificio fué división de
braltar, y por último la
com-
la
decadencia,
la
península, fué
la
Y
españoles.
fué
la
humillación de Gi-
la
amenaza de vernos privados
hasta de nuestra independencia. Todos estos desasinieron eslabonados y tuvieron su origen en
obcecación con que pretendimos apoyarnos sobre
la
que carecían de asiento natural en
ideas
infa
reales.
Hoy tenemos un ejemplo en
bello
que
pueblos tro
á
más
civilizar salvajes,
que conquistar nuevos
nuestra religión,
nuestras leyes y
idioma?
mayor ca'.'
palpable de lo que digo
colonización africana. ¿Puede darse nada
la
Si
(pie
nues-
sin
estamos aún en
ve/,
á
embargo ¿puede darse absurdo una empresa colonial de España en ÁfriV
nización americana,
que en
á
si
de darnos
la
convalecencia de
la
colo-
tenemos dos -raudos colonias las fuerzas
que nos
faltan,
son
mgrías sueltas, dos causas de disolución de
lo
poco que habíamos conseguido fundar, ¿cómo vamos a
acometer nuevas empresas colonizadoras? ciéramos,
más
tarde recibiríamos
económico, una guerra
un nuevo ataque ra
civil, otro
a nuestra
de esas cosas ú otras pe
debe de mirar
los
el
si así lo hi-
pago: un desastre
ensayo republicano,
independencia:—cualquie>res, á elegir.
España, pues,
asuntos del Mediterráneo con un
criterio nacional exclusivista: y
si
por acaso hubiera
de intervenir, debe de intervenir sin abandonar sus ideas, con su carácter de nación católica.
Y
los
que
crean que amitos conceptos son contradictorios, que reflexionen
un
poco y
se
convencerán de que
la
contradicción está en pretender que una nación se
arraíne p
>r
defender ideas generosas y arriesgue con
su propia vida
porvenir de esas mismas ideas.
el
todas las cuestión»
Consideradas dientes en
el
s
políticas pen-
Mediterráneo desde
el
punto de
vista de nuestros intereses territoriales y marítimos, sin gran esfuerzo so [lega
más
luciones
comprender que
á
favorables serán
las
más
Quien no tiene fuerzas bastantes para
las so-
dilatorias.
decidir, está
obligado á trabajar porque DO se decida nada: y la solución está
si
pendiente porque los intereses an-
tagónicos se bailan en equilibrio,
lo
más
sabio y
al
mismo tiempo lo más cómodo, es la abstención. Cuando un país se halla real y positivamente interesado on un asunto, como España en Marruecos, la abstención es funesta, porque pone
do manifiesto
que ese pais, ó desconoce sus intereses vitales, ó bien se llalla tan abatido
nos extrañas; poro
mente
justificada,
que tiene que confiarlos
si la
la
á
ma-
intervención no ostá plena-
abstención es discretísima y que el lado por
revela gran tacto político, puesto
donde más pecan duos es no
les
así las naciones cerno los indivi-
la oficiosidad, la
importa.
po, se hace
manía de meterse en
Un hombre
que habla poco y
lo
que
á tiem-
digno de estima, adquiere autoridad y
sin pretenderlo es consultado sobre cuestiones ar-
duas; un
hombre inquieto y entremetido
llega á ser-
vir de molestia y de estorbo.
La sí
cuestión
romana
tiene su solución
misma, una solución
lógica,
dentro de
independiente
los hombres y por lo tanto irreaniquilamiento del poder político establemediable^
de
la
voluntad de
cido en
Roma. Quizás para
el
porvenir del catolicis-
119
mo
y de
naciones católicas convendría privar
las
para siempre
cuando
que,
Pontificado de un poder temporal,
al
existió fué
entre
validad
dominar en
una causa constante de
Estados
lofc
deseosos
católicos
vi-
de
desunida, y hoy que no existe
Italia
continúa siendo un motivo de discordia y de perturbación. Poro aunque el Sumo Pontífice aceptara el
hecho consumado y se conformara con asegurar
su independencia mediante garantías internacionales,
no resolvería tampo
;o el
conflicto,
porque este no
esta en las personas, sino en las ideas y las ideas
en
la realidad.
Koma. Jerusalén
ó
Una ciudad
tico estable,
porque
por este hecho
la
la
al
¡i
la
sola 6
un poder
la
poli-
vida espiritual y
civil se halla ideal
autoridad religiosa.
que dos soluciones: ó fundir una
en
como
gobernación de un Estado es
gobierno de
autoridad
mente supeditada
(pie
Meca, para no hablar sólo del
la
catolicismo, do puede ser asiento de
operación interior
más
teocrática
las
condenarla autoridad
dos autoridades en política al vasallaje.
El poder político tiene la fuerza, pero
de un día. En definitiva
lo
y real-
Nohay más
la
fuerza es flor
que triunfe es
la idea; ;.y
qué comparación puede haber entre un régimen político pasajero,
La
y un régimen espiritual inmutable?
casa de Saboya es de las
más
estimables, poi
su prestigio y por la sinceridad con que ha aceptado y practicado el sistema moderno constitucional y democrático; después de Grotha, (pie
la
casa de Sajonia Coburgo
que en este punto se lleva
la
palma, no creo
haya en Europa otra que desempeñe con más
perfección que
la
de Saboya
el
papel tan
difícil
desagradable de reinar y no gobernar; pero
como la
di-
120
Saboya está sujeta
nastía de .-'i
temporales,
á
alternativas,
decadencia y hasta la extinción; Santa Sede representa una dinas-
la
en lauto que tía
muchas
á
naturales ascensos y descensos de las cosas
los
la
impersonal é indestructible, que rige
espiritual,
sus asuntos por períodos seculares y que ha visto nacer y morir, no ya poderes dinásticos, sino so-
Entre dos poderes de
ciedades enteras,
rente fuerza espiritual,
der espiritual aunque n el
del
poder
político;
segundo,
y
(pie
la
i
idea de
po-
desee tiene que destruir sitio
ha osado empeñar una partida des-
unidad
la
lo
difeel
culpa no será del primero,
mesuradamente superior
La
tan
lucha es imposible;
la
á
sus fuerzas.
política
no tiene un valor
absoluto, y está subordinada á otras que tienen ya
su arraigo en
la
vida.
En Espafia no hay ningún
Papa y no hemos constituido Italia
la
unidad ibérica; en
pudieron también aceptar una solución más
respetuosa con simétrica, con
la
realidad; en
Roma
vez de
por capital, y
la
una nación
amenaza cons-
tante de un conflicto insoluble, pudieron fundar algo
menos regular y perfecto; pero más firme y durable. La consolidación de la unidad italiana, tal como hoy existe, requiere el
pero
como
dinastía,
la
aniquilamiento del Pontificado;
empresa no está
al
alcance de ninguna
habrán de continuar existiendo en una
misma ciudad dos poderes antagónicos, de los cuales triunfará uno, el más fuerte, esto es, el espiritual, sin necesidad de auxilio ajeno, contra la oposición de los adversarios, por el
La
hecho sólo de
la coexistencia.
cuestión de Oriente es también mixta, polí-
tica
y
religiosa;
pero de
un orden completa-
6
121
mente
distinto.
problema consiste en destruir
El
una dominación discordante
del rosto de
Europa, en
expulsar un pueblo refractario al orneo de sangre y de ideas; y las fuerzas puestas en juego son intere-
y simpatías acaso más aparatosas que
ses políticos
sinceras en pro de los cristianos sometidos turen; bien
que no
legítima emoción, que
pidan das.
poi'o
como
menos que
la
el
profesor belga Kurth
resurrección do las Cruza-
poder mahometano es siempre
El
muy hundido
(pie so halle: es
como
el
En
ol
mundo
por
terrible,
mar; so
y vuelvo; pero esto no es razón para que se truya.
poder
al
inspirados por
espíritus
falten
retira
des-
lo
no so debe de destruir
nada,
porque todo existe por algo y para algo. Hay tener amplitud de ideas y comprender que es susceptible de
muchas formas, en
siempre algo bueno.
El
las
la
(pie
vida
que hay
cristianismo por su esencia
está incapacitado para acudir á los procedimientos brutales; tiene (pío defenderse, pero sido hasta ase-
gurar su independencia y su libertad do pacífica propagación.
Por
esto no hay (pie confundir
cristianos sometidos á
acción
Los
puramente
(pie
política
claman contra
la
la
protección délos
dominación turca con
la
la
de Europa en Turquía.
dominación turca y dicen
de ella que es baldón y oprobio de Europa, parten de un concepto geográfico mezquino, porque
si
esa
dominación ha de existir ¿qué problema se ha
re-
suelto con empujarla hacia el Asia menor,
continuaría cometiendo los
comete?
mismos atropellosque hoy
hay que expulsará
los turcos
territorios habitados por cristianos ó 1
donde
de todos los
hay que
tolerar
isa
su dominación é impedií que den Honda suelta
Una expulsión
fanatismo.
para conseguir
lo
caz que conservar
su
á
obra imposible, y
total, es
segundo, oo hay remedio más
efi-
Turquía en Europa, donde
las
la
naciones europeas punían ejercer su acción combi-
nada sobre seguro. Es más, Turquía en Europa es
una fuerza
casi nula,
que camina porsus pasos con-
tados, á colocarse bajo tras
que Turquía en
la
Asia,
tutela
continente mien-
riel
no tardaría en levantar
cabeza y en ser una fuerza temible; en lejos
de su centro
y apenas
como
la
si
territorial, del
la
Europa está
núcleo de su poder
logra sostenerse entre tantos peligros
cercan; en Asia, desligada de compromisos,
dirigida acaso, por gente nueva, sería un criad: ro de
combatientes fanáticos que recomenzarían
Recuérdese cómo
el
Cruzadas, repitió su acometida aun la
la
lucha.
islamismo, quebrantado por las
más
primera contra Europa, por Oriente,
furiosa
al
que
presentar-
se en escena el pueblo turco. El islamismo es peli-
groso
si
se le deja
dos entre
porque
el
dominar grandes
territorios uni-
y constituidos en federación religiosa; islamismo no se propaga individualmente sí
sino en forma de irrupciones violentas, rápidas, en
diversas direcciones, dentro do su demarcación natural geográfica
y
á veces traspasándola
y acometien-
do á pueblos extraños. Así una renovación de fuer/as del Islam sería posible,
si
sectas que continuamente nacen de
las
cualquiera de las 61,
tuviera libertad
para extenderse en todos sentidos y llegara á reconstituir la
unidad necesaria para
el
combate.
Una políti-
ca europea previsora, debe de encaminarse á fraccio-
nare! Islam,
á inferen piar osas corrientes, fijando
en
123 cüforentes puntos intermedios centros de poder,
que
entre estados mahometanos
sirvan de aisladores
in-
dependientes; pero nunca á destruir por completo
independencia política del islamismo, que por cho de existir tiene perfecto derecho íes políticas
la
el he-
mantener pode-
á
autónomos. Cualquiera idea religiosa que
encarne en una raza y constituya un centro de poder y cree intereses históricos, exige ser respetada en so
independencia política hasta tanto que con se destruye y desaparece;
poder Luchemos por destruir pero mientras
la
la
de abusivo arriesgado;
oómo
sostiene:
la
fuerza y
además al
dominados hoy por
el
so constituía
en
el
acto
vaIs-
una
CÓmO por debajo de acción dominadora de Europa, comenzaba á cir-
Confederación de vencidos la
lo
fuera posible reducir
sallaje todos los territorios
lam, veríamos
tiempo
grandemente abusi-
opresión de si
que
idea
la
idea subsiste es
vo encadenarla bajo
el
queremos quebrantar un
si
cular en secreto para
el
día de
la
la
midos por
la
palabra maravillosa,
rebelión.
hoy existen entre
y
Todas
los poderes
las
la
consigna
rivalidades que
mahometanos, carco-
inacción, desaparecerían,
quedando en
limar de ellas una rivalidad formidable:
la
del cris-
tianismo vencedor y el mahometismo vencido, humillado, poro de ninguna manera anidado ni destruido.
i
por
el
Norte, ni por
el
Occidente, ni por
el
España una promesa de engrandecimiento mediante la acción política exterior: Oriente,
Iiallar:i
no encontraremos ni
una
finalidad
bien
mareada
para nuestra política, ni
que impulsa hacia empresas
la
exhuborancia
del instinto,
fuerzas
ele
acción irreflexiva,
la
hacia
las
que brotan espontáneas
del
espirita del territorio. Necesitamos reconstituir núestras tuerzas materiales para resolver nuestros
tos interiores, la esfera
y nuestra fuerza
asun-
ideal para influir
en
de nuestros legítimos intereses externos,
para fortificar nuestro prestigio en los pueblos de ori-
gen hispánico.
En
cuanto á
la
restauración ideal,
nadie pondrá en duda que debe de ser obra nuestra
podremos
exclusiva;
recibir
orientarnos estudiando
lo
influencias extrañas.
que hacen y dicen otras
naciones; pero mientras no españolicemos nuestra obra, mientras lo extraño no esté sometido á lo es-
pañol y vivamos en laincertidumbre en que hoy vi-
vimos, no levantaremos cabeza. Nuestra debilidad
en
intelectual se patentiza tra cultura,
como
la
la
incoherencia de nues-
formada de retazos de diferentes colores
vestimenta de
los
mendigos. Pero tocante á
nuestra restauración material, los pareceres no son
ya tan unánimes. Hay quien espora «aún» cia milagrosa, las Indias.
la
si
la
tuviéramos muchos
Después de varios
trándonos por
en
como
los suelos,
siglos de
en
andar arras-
no queremos todavía caer
cuenta deque hay que confiarlo todo á nuestro
esfuerzo, y que para trabajar,
que
es le
que
interesa,
tenemos hoy por hoy dentro de España, más
más
herentíos
luz y
Hay
más
aire
tierra,
que necesitamos.
quien confía en
las colonias; cerno si
no su-
piéramos que con nuestro sistema de colonización, las
colonias nos cuestan
más que nos dan;
y esto no
admite reforma ni necesita reforma tampoco. La ver-
125 (ladera colonia debe costar algo á la metrópoli; puesto
que colonizar no es
ir al
negocio, sino civilizar
pueblos y dar expansión á las ideas. Dejemos á otros pueblos practicar
colonización utilitaria y conti-
la
nuemos nosotros con nuestro sistema
tradicional,
Estamos ya de-
que malo ó bueno, es al fin nuestro.
masiado avanzados para cambiar de rumbo, y aun-
que opusiéramos no podríamos tomar otro nuevo, y aunque pudiéramos no adelantaríamos nada con superponer á un edificio construido con arreglo á nues-
un cuerpo
tras ideas,
más de estilo diferente, copiado No tiernos podido formar
quizás sin discernimiento.
un concepto propio sobre derna:
atengámonos
colonización á
nosotros no tenemos
si
creamos, ¿quién
la
nuestra misión en
No
la
antiguo,
aunque choque con
tenacidad,
porque
al
ha
mucho
<
fe
en las obras que
tendrá por nosotros y cuál será la historia
leí
tríente
futura?
yo una obra de un
.
en
la
polltio la política
cual es censurada con tan
extremada dureza nuestra acción colonial en nas, (pie
Filipi-
no puedo estampar aquí, por impedírmelo
cierta invencible
repugnancia, ninguno de los con-
ceptos de aquel esbozo crítico. En el
mo-
las ideas corrientes;
viajante inglés sobre «Los pueblos y
en extremo
la
prosigámoslo con
autor traza
la
''-l.
sin quererlo,
linea divisoria de los
dos métodos
de colonización empleados por los antiguos conquistadores y los modernos comerciantes. cutir aquí sólo diré
valor relativo de
que me gusta más
más noble ([iie
el
el
uno y
No he de otro
dis-
sistema;
antiguo porque era
y desinteresado. Pero esto no quita para
B6 reconozca
que
la
colonización á
la
moderna.
es útil á Las Daciones la
fin»
1
una pérdida de
fuer/as.
que
practican, en tanto
la
antigua colonización representa para
que
metrópoli
la
primera vista noofre*
á
cen un resultado beneficioso pero que á la larga fruc-
donde deben
tifican
fructificar, esto
es-,
en
las coló*
oias.
pues,
Así,
nosotros
no podemos contar con
la
ayuda de nuestras colonias y justo es que se sepa que de "lias b !>lo hemos de recibir el mismo pago que recibimos de
las
que se emanciparon; sólo podemos
aspirar á que
el
mantenimiento de nuestra domina-
ción no nos cueste demasiados sacrificios, y para ello
hemos de
abrir
un poco
la
dominación «materialista
na nuestra postración portancia (pie á lonias por
la
la
mano, renunciar
intelectual y conceder
las co-
conservación de nuestro
la
un tanto quebrantado por
prestigio,
la
más im-
administración directa de
metrópoli, á
á
que hoy nos conde-
á la
,
las pretensiones
egoístas de los detentadores y usufructuarios del poder político.
Hay zación, juicio
quien cree que es
la
este concepto
bargo,
»
término
los
fatal
También
la
la ley
hasta,
la
hijos
y sin emni
diferencia,
que llegue el
para decirle á su el
los
mi
emancipación. Pasan de un
a nadie se le ocurro esperar
por
A
no se emancipan nunca,
hijos
estado civil á otro diferente sin notar
cesado usted en
la coloni-
códigos establecen cuán-
se pie. 'de la patria postestad;
muchos
piensan siquiera en
fio
de
las colunias.
es teórico.
pueden emanciparse, y do y cóm
el
emancipación de
día
y marca-
padre: desde hoy ha
ejercicio de
las
funciones (pie
aquí ha venido desempeñando. Sólo en casos
127
extremos se rigen
hombres por
los
de las
i
extremos luchan
leves, y solo en casos
las colonias
por conquistar su independencia. Si merced á una
y má*s que hábil desinteresada, se mandebida unidad de ideas y sentimientos entre
política hábil
tiene
la
una metrópoli y sus colonias, peligro la
el
se
puede aplicar sin
régimen autonómico, que conducirá, no
emancipación, sino
á la
á
confederación de las colo-
autónomas con su metrópoli; y de esta suerte, la autonomía no soiá un primer paso hacia la emancipación, seni el comienzo de una unión más íntima. nias
lograda mediante
requieren
materialista.
no son
dezas políticas, el
sacrificio de eso
el
mado dominación
que ye he
Pero
estas
lla-
delica-
siempre prácticas, porque
concurso de hombres especialmente edu-
cados para tan
difíciles
empeños, y no todas
las
na-
ciones poseen hombres de esta clase. Si se imp anta
un régimen autonómico de
les viejos
se continúa haciendo uso
j
procedimientos gubernativos,
es seguro, y autos
que
llegar a
id
el
dominación tranca y firmemente sostenida ó cipación tranca y
leal mente
fracaso
es preferible ó la
la
eman-
otorgada.
Esta manera de juzgar nuestros asuntos parecerá de seguro pesimista, porque como ya he dicho
estamos habituados
á la idea
de que
el
engrandeci-
miento de una nación ha de conseguirse agrandando el
territorio ó
rritorios <le la
trayendo á
extraños
(i
en
él
riquezas ganadas en
las colonias.
te-
Nuestro concepto
grandeza continúa siendo material y cuanti-
tivo y quien quiera
que trabaje por desarraigar y
destruir las aspiraciones fantásticas de nuestra na-
ción es mirado
como hombre de poca
fé.
Suponga-
128
moa que en un canee que
lleva
poca agna hay doa
saltos ó caídas de igual altura y
que dos ingenieros
tratan de aprovecharlos para esta ó aquella especie
de fabricación:
proporcionada
uno monta una industria pequeña,
el
al
motor, y desde
obtiene un resultado brica
de
útil; el
el
primer momento
una
otro construye
funcionar por falta de auna. Para
fá-
que no puede
proporciones imponentes,
los
que ven
las
cosas por fuera, que desgraciadamente son los más, el
ingeniero que construyó en grande os un hombre
de genio, y
el
que estableció
la
un hombre de facultados muy elevadas concepciones.
contenten con ver
la
Tara los pucos que no se
fachada y examinen
dentro de ambos edificios, convertirá en poco
pequeña industria
escasas, incapaz de
el
lo
que hay
hombre de genio
menos que un
idiota
parecía tener pocos alcances revelará ser
y
el
se
que
una perso-
no sabia, y discreta; el uno trabajando en grande ha demostrado su ineptitud para lo grande y para lo pequeño; el otro obrando en pequeño ha demostrado su capacidad para
La
lo
pequeño y para
fábrica española
lo
grande.
ha estado parada durante
largos años por falta de motor;
hoy empieza á mo-
verse porque hemos aligerado ó nos han aligerado artefacto,
y ya hay quien desea volver á
las
complicaciones, en vez de trabajar por aumentar escasa fuerza motriz de que hoy disponemos.
aquí
la
el
antiguas la
De
necesidad perentoria de destruir las ilusio-
nes nacionales; y
el destruirlas
no es obra de deses-
perados, es obra de noble y legítima ambición,
pol-
la cual comenzamos á fundar nuestro positivo engrandecimiento. La grandeza ó la pequenez de las
I2f)
naciones no depende de ni
do
I
número
la
extensión del territorio
habitantes. Bajo
rio
la
e-asa
de Aus-
España fué una nación inmensa y por serlo cayó on la postración y en la parálisis: en tiempo de tria.
Carlos
España fué como una ballena muerta,
11.
tando en
mar
el
é interceptando el paso á los
flo-
nave-
gantes: on cambio, unas cuantas provincias desliga-
das
España,
<lc
Provincias
las
Unidas, hábilmente
gobernadas por Guillermo de Orange,
se
transforma-
ban on centro político de Europa y contrarrestaban el
poder
á la
sazón omnipotente de Francia. por Macaulay, tiene
Este hecho, notado
plicación naturalísima. Los Paises Bajos,
por España, eran no
hombres;
al
más que
al
territorios habitados por
hacerse independientes se convirtieron
en nacionalidad. La unión fuerzas,
una ex-
dominados
política
no aumentaba las
contrario, las anulaba, porque estas fuerzas
oran antagónicas. Nosotros gastábamos nuestras energías en destruir
la
éstos gastaban
las
resistencia de los Países Bajos, y
suyas luchando contra nuestra
dominación; aunque
la
temente
fuerza
pacífica,
la
unión hubiera sido constanno hubiera aumentado
por ser opuestas las aspiraciones políticas territoriales.
Holanda independiente, movida por sus propias una nación más fuerte, más figíl que el
ideas, era
gran
imperio
español
paralizado,
impotente para
coordinar en una acción bien determinada fuerzos perdidos en sostener
el
los
es-
equilibrio entre va-
rias políticas contradictorias.
Cuando
se invoca
el
respeto a las tradiciones, ha
de precisarse bien qué so entiende por tradiciones.
España comienza ahora una nueva evolución ó
ha de Comenzarla ón breve y en ella ha herido t:i
que
España
la
los
españoles
extrañas
cié
viviendo
éíi
timar
tradicional; estoes inevitable, de' hoy
pi
'descendemos sin mezclas
españoles antiguos, y continuariios
los
nuestra casa solariega; los griegos dé
hoy tienen poea sangre helénica
hay quien croo
(y
qne no tienen ninguna)', y sin embargo aspiran á enlazar su historia contemporánea con la historia an1
lo
que
qué
ella
tign.1
né G-reeia. Pero
de
tradición es
la
lo
cnanto á
espíritu; en
de cerca y ver
los
el
liOsotros
debemos tomar
nos da ó nosimpone:
el
hechos, hay qne examinar-
los
que tienen, porque
valor real
muchos no sirven para nada y otros son perjudiciales. La mayor parte de nuestra historia moderna es un contrasentido
político, por
caer donde ahora nos vemos; so
empalma con
la
el
qne hemos venido
si
la
á
nueva evolución
anticua y seguía pOr
las
indica-
ciones ipie se desprenden de ios hechos tradicionales,
no adelantaremos jamás un paso. Una nación
que se hada mi su apogeo pilédo
resistir desviacio-
nes políticas no justificadas con ngor por sus intereses territoriales; pero
una nación que comienza
adquirir fuerzas tiene que ser
más
distraerse en aventuras peligrosas;
casos en que
contar con materiales y
la
acción está
más
á
exclusivista y no
aun en aquellos
justificada hay
que
medios amplios para, sostenerla; medios
muy
principa Unen te energía espiritual;
adquirida mediante
que so intenta,
el
la
comprensión exacta de
conocimiento previo de
obra ha de ser, en suma,
la
lo
«realización ideal
obra oonio tipo de realización material
.
la
obra
que
la
dé
la
>3t
dirección rradieionRlmóntoscfíaladaa' nuestra
x.v
política exterior, es la
que
se designa general-
mente diciendo que hay- que cumplir el testamento do [sabe! •
Gatólica.
la
porvenir do España está en Mri-
TCI
oseapan por esa
a: y las aspiraciones nacionales se
como
¡•¡tima abortara,
estuvieran aprisionadas en
si
nuestro territorio y buscasen on
aquí un ejemplo
líe
huida
la
la
libertad,
más de verdadero pesimismo:
de los que desconfían do
el
picpias de su
!ne fuerzas
nación, y creen que ésta no será grande en tanto qma
no se
eu tío
afiada nlf$ún pedazo-do tierra, donde, yn que
le íi
no se consiga, ton^amiosal menos
quu ondeo
En
el
materia, de colonización africana
podido
hacer
más qno leservarse
aquella parte dol tranjeras
¿nipto
pudiera
España nolá
dominio de
el
manos ex-
africano que on
litoral
un vecinazgo peligroso para
ser
No
nuestras posesiones tradicionales.
mano acometer nueves
estaba en su
trabajos de colonización,
\ime.si había de colonizar por üOOSUrablo, empleado hoy
Las
el
pabellón nacional.
AíVica.
(Mi
no
razas africanas
má*
sistema absurdo y
el
Bon
comparables
á
las
americanas ó asiáticas; están en un girado bastanto interior de evolución y
europea: por todo rías
lo el
no pueden
más sensato hubiera litoral
y rios
resistir la cultura
desparramar
sido
navegables de África, facto-
y misiones, que tueseq como
la
levadura que
luciese fermentar h\s cualidades nativas do los afri-
canos; pero esta oliva reipier
carece de paciencia y
si
dades políticas darían coa lia
acudido
a la
a
muchoriempo; hoy
alguna se tuviese ella al traste;
dominación
se
las rivali-
así pues, se
directa, á las
invasiones
cu
t'l
cuando
interior y
buena marcha de
los
para asegurar
es preciso
negocios, á
la
la
matanza de
los
pueblos que se pretendía civilizar. Se parto de Europa con ideas de redención y se llega á África con ideas de negociante; y
que
ga negra, sino
que
al
amasado más crecida
Sin
mejora]'
suerte de
necesidad, en
independiente,
el
la
Norte de
de los puntos cardinales,
África, y pié,
el
las
puertas de
esta última abierta, para á oscuras.
la
el
cuarto
que después
nación debe dejarse
noquedarnos completamente
Yo entiendo que la política
natural después de terminada
la
áfrica na era
muy
Reconquista, y
hubiéramos consagrado todas
nales,
hoy, per
con vida
Sur, de que aún no había-
tratado; y no faltará quien piense
de cerrar tedas
el tes-
Católica, las ideas se fijan
Imperio marroquí. Este os
el
lia
fortuna.
único que qi:eda en
lo
al
la ra-
que
ó al
embargo, cuando en hispana se invoca
principalmente en
ella
la
matado más
lia
tamento de [sabel
mos
regreso no so aplaude
al
más por
trabajada
lia
si
á
las fuerzas nacio-
hubiéramos fundado un poder
político indes-
tructible tanto porque nacía lógicamente do nuestra
que no hubiera chocado
historia medioeval, cuanto po
con
los intereses
balde y
el
de Europa; pero
el
tiempo no pasa en
tiempo ha traído grandes cambios. El poder
musulmán
se halla en tal estado de postración
ha menester de quien lo proteja para que no
yan demasiado pronto; dos durante
la
los
lo
que
destru-
resentimientos acumula-
Edad Media, aunque refrescados de
vez en cuando, no sen hoy
lo
que eran hace cuatro
porúltimo y esta esla razón más poderosa, nosotros no somos ya un pueblo pujante, ansioso de
siglos; y
expansión, aunque por rutina pidamos expansiones;
somos un pueblo experimentado y escarmentado que por falta de memoria aprovecha poco y nial 8'is escarmientos y
ij'i
!
experiencia.
sCi
visiblo para
un interés demasiado
tiene
Espafia
necesite de aclaraciones, por conservar
torio del otro lado del Estrecho, alejad'"
mejor de
o!
terri-
cuanto más
arción política de Europa; y esto interés
la
por nadie estará mejor servido que por los (pie ac-
tualmente
sirven. Si nosotros nos dejásemos
lo
lle-
var de esos deseos tradicionales sin contar como no
contamos hoy con completar
los
medios indispensables para
obra del ejército y de
la
política, y lo-
la
ú
domina-
ción sobre Marruecos, ipiixás no serviríamos
más que
grásemos establecer nuestro protectorado
introductores de los famélicos comerciantes de
ile
Europa
en tanto que éstos
y.
práctica del la
recogían
utilidad
la
cambio do poder, nosotros cogeríamos dominado que vería en núes
odiosidad del pueblo acción
t>a
la
cansa manifiesta de todos
los
ataques
dirigidos contra sus sentimientos esclusi vistas y por
naturaleza refractarios á
ríamos,
pues,
fautores
la
civilización europea. Se-
inconscientes de
intereses
contrarios á nuestros intereses y obreros do nuestra
propia ruina.
patente de que
La guerra de África es una prueba la
aún por interesos
política
africana no está apoyada
vitales do nuestra nación, sino por
entusiasmos popularos, vagos, indefinidos. Cuando se
acomete una empresa exigida per una n icesidad
ieal
de expansión, de abrir campo
exuberantes de un
país,
la
victoria
á
las
energías
militar, sean
cuales fueren los obstáculos que se interpongan, deja
vu detrás de
sí
más profundo
rastro
que
el
que
luí
de-
jado nuestra victoria,
Uxano puede
restauración de
la
vida entera do España
tenor otro punto de arranque que
la
concentración do todas nuestras onorgías dentro do nuestro territorio.
Hay que
cerrar pon cerrojos,
ves y candados tudas las puertas por donde ni u
español se escapó
por los
di'
ol
lla-
ospí»
España para derramarse
cuatro puntos del lioráonte, y por donde hoy
espora que ha
di;
venir
la
salvación: y od cada una
de esas puertas no posáremos un rótulo dantesco (pie
diga:
«Laseiato ogni speran/.a
nuts consolador,
humano, imitado do San Agustín: in
.
sino este utro
más humano, muy profundamente
interiore Hispan i;^ habitat ventas
Noli toras .
iré;
-.v.-...i....,
%fg¡'
T-
V'
•^./.'Xañ?"^
7' r
rU
?
C^
i
contrastamos
ol
pensamiento
w_} obra maestra de arte con tinción en
la
obra encierra
nn sentido, que pudiera llamarse histórico, historia
la
concordancia
la
porque, la
el artista
Y cuanto más estrecha
mórito de
obrand-o
se cruzad y se
mezclarse
la
como un
las
reflector en
el
mezclan y adquieren
luz de
de
ideas
individual que tiene un
profetica
el
artista
cruzarse
al
ella, <mi
valia-
\
lil-
La vida es
un caso psicológico simbólico
una explicación
universal,
clara,
de nuestra historia. España,
lúcida y
eomo
mundo, fuá arrancada violentamente de di 1
leni-
que separadas carecían. Dna
de Ualderón; en
nos dn
s*i
quoestas ideas
obras mayores do nuestra teatro es
sueño
mayor,
obra, sera*
la
saca sus fuerzas invisiblemente de
confusión de sus ideas con
totio,
las
el
concor-
una interpretación
nacional,
del ospíiitu de esta historia.
sea
la
que tuvo origen, veremos que con inde-
pendencia del propósito del autor
dante con
do una
íilosótico
pensamiento de
el
la
Segis-
caverna
su vida oscura de combates contra los africanos,
'anz ida
la
vida ouropoa y c invertida
que
y señolea de gentes
rluefíii
y
Kico de
al
011
siquiera conocí.i;
ni
cuando después de muchos y extraordinarios suque parocen más fantásticos que reales, vol-
cosos,
vemos
razón en nuestra antigua caverna, en
á la
que nos hallamos
al
presente encadenados
tra miseria y nuestra pobreza,
la
Demues-
preguntamos
si
toda
esa historia fué realidad ó fué sueño, y solo nos hace
dudar
el
resplandor de
bra y seduce
baba
— yo
la
Sólo
como
soledad de á
gloria
— pues que todo se acabó*
—y
esto s^lono se acaba.
si
sin gloria; poro tiene
muchos medios de con-
la
la
lucha por
el
la
la
más
la
más
noble, á laque se
inteligei-cia;
triunfo de los
blo contra los de otro pueblo;
bate feroz por
puede no debe vivir
gloria se muestra en formas
gloria ideal,
llega per el esfuerzo de
gloria
hacía exclamar:
le
que fué verdad creo
x pueblo no puede y
varias; hay
la
que aun nos alum-
Segismundo y
una mujer amaba
quistarla, y adornas
de
la
aquella imagen amorosa que tur-
hay
ideales do
hay
la
gloria,
gloria
un pue-
gloria del
com-
simple dominación material; hay
triste
la
de aniquilarse mutuamente en lu-
chas interiores. EspaOa ha conocido todas
déla
la
las
y desde hace largo tiempo disfruta
formas á
todo
pasto de la gloria triste; vivimos en perpetua guerra civil.
Nuestro temperamento excitado y debilitado
por inacabables períodos de lucha no acierta á transformarse, á buscar un medio pacífico, ideal, de ex-
más humanos que los armas. Así vemos que cuantos se enamoran
presión y á hablar por signos
de las
de una idea
(si
es
que se enamoran)
la
convierten en
medio de combate; no luchan realmente porque
la
*37 idea triunfe; lachan porque laidea exige una formo
exterior en que positivas
i'i
tructoras:
visible y á falta de
hacerse
creadoras aceptan discurso,
el
no como obra de
comí» instrumento de demolición, tín, la
revolución,
la
formas
negativas ó des-
las
el
arte,
tumulto,
el
sin»»
mo-
guerra. De esta suerte, las ¡dea-
cu vez de servir para crear obras durables que fun-
dando algo nuevo
destruyesen
indirectamente
lo
viejo é inútil, sirven para destruirlo todo, para aso-
todo,
larlo
para
también entro
aniquilarlo todo,
pereciendo ellas
las ruinas.
Ks indispensable forzar nuestra nación
á
que
se
desahogue racionalmente y para ello hay que infunnueva vida espiritual en los individuos y por
dir
ellos en
Ciudad y en
la
zación política terior;
hemos
el
Estado.
visto
Nuestra
organi-
que DO depende
del ex-
no hay causa exterior que aconseje adoptar
esta 6 aquella forma de
gobierno;
nuestras
aspira-
ciones de puertas afuera. ó son infundadas ó utópicas ó realizables á tan largo plazo que no es posible distraer
¡i
viendo a
que
del
causa de ellas la
espectativa.
la
atención y continuar vi-
La única
examen de nuestros
desprende es
indicación eficaz
intereses exteriores se
debemos robustecer la organización que hoy tenemos y adquirir una fuetza intelectual
muy
(pie
intensa porque nuestro papel histórico nos
obliga a transformar nuestra
acción de material en
espiritual. Espafia ha sido
primera
pea engrandecida por
la
la política
nación euro-
de expansión y de
conquista; ha sido la primera en decaer y terminar su evolución material, desparramándose por extensos territorios y es
la
primero que tiene ahora
(pío tra-
bajaren una restauración den completamente nuevo; es distinta de
la
de
no debe de imitar
política y social
p
»r
lo
deun
or-
tauto, su situación
demás Daciones europeas
las
y
á
ninguna, sino que tiene que ser
ella la iniciadora «le
procedimientos nuevos, acomo-
hechos nuevos también en
dados
á
ideas
francesas, ni las
la
historia. Ni las
inglesas, ni las alemanas,
ni
lasque puedan más tarde estar en boga, nossirven, porque nosotros, aunque interiores en cuanto á laintlucncia política,
en cuanto
sumes superiores, más adelantados
punto en que se halla nuestra
al
evolución; per
el
tudas las
nadoras
(y
derlas)
nuestra
naciones han de llegar
nación
ha entrado en una
taso de su vida histórica y le
está
natural
hecho de perder sus fuerzas domiá
per-
nueva
ha de ver cuál dirección
marcada por sus intereses actuales y por sus
tradiciones.
Et,
problema
pul. tico
que España ha de resolver
no tiene precedentes claros y precisos en la historia. Una nación fundadora de numerosas nacionalidades, logra tras reconstituirse
como
un largo período de decadencia
fuerza política animada por nue-
vos sentimientos de expansión; ¿qué forma ha do
tomar
esta
segunda evolución para enlazarse con
primera y no romper
la
unidad histórica
á
y otra deben de subordinarse? Porque aquí
dad no es un
artificio,
sino un hecho;
cortar con la tradición y pretender
nueva
vida,
como
si
la
que una la
uni-
el artificio sería
comenzar
á vivir
fuéramos un pueblo nuevo,
acabado de sacar del horno. España tiene acaso ca-
minos abiertos para emprender rumbos diferentes de
los
que
lo
señala su historia: pero un rompimiento
con
el
rales,
pasado sería una violación de
las leyes
natu-
un cobarde abandono de nuestros deberes, un de
sacrificio
lo reaj
por
lo
imaginario.
Ninguna nue-
va acción exterior puede conducirnos á restaurar
la
grandeza material de España,
el
alto
á
reconquistarle
rango que tuvo; nuestras nuevas empresas serían
eomo
pretensiones de esos viejos impenitentes
las
que en lugar de resignarse y consagrarse
al
recuer-
do de sus nebíes amores juveniles se arrastran en busca de nuevos amores fingidos, de nuevas caricias pagadas, He parodias risibles, cuando no repugnando
tes,
las bellas
En cambio,
escenas do
si
por
el
la
vida sentimental
solo esfuerzo de nuestra in-
teligencia lográsemos reconstituir
de todos
los
el OllltO <le
¡i
unión familiar
U!)es tnismOS ideales, de nr.estlos ideales.
cumpliríamos una gran misión vida
la
pueblos hispánicos, é infundir en ellos
histórica, y
daríamos
una creación, grande, original, nueva en
fastos políticos;
y
al
les
cumplir esa misión no trabaja-
ríamos en beneficio de una idea generosa, pero sin utilidad práctica, sino
que trabajaríamos por nuestros
propios intereses, por intereses (pie la
más transcendentales
conquista de unos enantes pedazos de terri-
Puesto que liemos agotado nuestras fuer/as
torio.
de expansión material, hoy tenemos que cambiar de táetiea y
minea, tes
las
sacar á luz las fuerzas que
de
la
lio
se agotan
inteligencia, las cuales existen Inten-
en Hispana y pueden cuando s desarrollen levangrandes creaciones que satisfaciendo nuesi
tarnos tras
¡i
aspiraciones
sirvan
a
la
vida
como instrumento
noble y
político,
obra que liemos de realizar.
gloriosa, nos
reclamado por
la
Desde este punto de
vista, las
cuestiones políticas a que España consagra
principalmente su atención, sólo merecen desprecio.
Vivimos imitando, debiendo de tendemos
ser creadores; pre-
regir nuestros asuntos por
el
ejemplo de
que vienen detrás de nosotros y iludamos
los
á
caza
de formas de gobierno, de exterioridades políticas, sin
pensar jamás qué vamos
motor dentro de ellas
á
para que no sean pura hojarasca.
La
organización de los poderes públicos no gs
materia
muy
difícil;
no exige ciencia
ni
arte
extraordinarios, sino amplitud de criterio y buena
voluntad,
organiza
una el
sociedad que comprende sus intereses
poder del
modo más
rápido posible y
pasa á otras cuestiones más importantes; una nación
un siglo constituyéndose no es nación se-
(pie vive ria;
en ese hecho solo da
dónde
va, y (pie por
tiendo
el
á
entender
(pie
no sabe
á
no saberlo se entretiene discu-
camino que conviene
seguir. Los poderes
no son más que andamiajes; deben de estar hechos
con solidez para
temor
(pie se
pueda trabajar sobre
á accidentes; lo esencial es la
un modo ya de ción de
otro, se ejecuta.
España
está
muy
tejado; y
ellos sin
(pie,
el
La
el
an-
tiempo podrá llegar
hay gentes insaciables
no están contentas todavía.
ya de
La obra de restaura-
cerca del cimiento;
damiaje sube hasta donde con el
obra
falta
ó insensatas (pie
de
fijeza
que
se
nota en la dirección de nuestra política general, es sólo la
un
reflejo
tendencia
de
la
falta
universal
á
de ideas de
la
resolverlo todo
nación; de
mediante
auxilios extraños, no por propio y personal esfuerzo: la nación entera aspira á la acción exterior, á una
acción indefinida y no comprendida que realce núes-
'41
mermado
tro
prestigio; lasciu lades viven cu
dicidad ideal y económica y todo
la
un n-
esperan del Es-
1"
tado; sus funciones Bon reglamentarias y materiales;
cuando conciben algo grande, no
ninguna gran-
es
deza ideal, sino una grandeza cuantitativa: el ensau-
que viene
clie,
una reducción de
ser
á
idea
la
do
agrandamiento nacional por medio de laanexiónde territorios ó terrenos
viduos trabajan
ma
que nonos hacen
de no trabajar, de suplir
aptitudes 6
las
proble-
energías por
al-
rutinaria, coucuerdo ó no concuerde
guna función
ridos.
el
trabajo personal que
el
iniciativas y de
requiere gasto de
con
taita; los indi-
suficiente para resolver
lo
En suma,
escasos conocimientos adqui-
los
esperanzas estáu siempre cifra-
las
das en un cambio exterior favorable, no en
traba-
el
jo constante 6 inteligente.
Dadas estas sólo para torcer
muy
plo Si'
ideas,
más
los
oambios
sil'VOIl
los viciados instintos, l'n
claro nos ofrecen
creyó encontrar
políticos
el
nuestras
l"
remedio para nuestra penuria
intelectual infundiendo á ios centros docentes
transformándolos
savia,
ejem-
Diversidades.
escuelas
de
nueva
cerradas
en
campos abiertos, como se dice, á la difusión de toda dase de doctrinas. Y la idea era buena y I" sería si
noestuviera reducida
que sí;
la
es
como
libertad de
la
á
un cambio de
cátedra u
i
es
buena
un procedimiento que puede ser el
antiguo, según
enseñanza exclusivisl
i
el
uso que de
buena
sería
rótulo. Por-
si
ni
útil
él
mala en ó inútil,
se haga. La
los
principios
en que se inspira tuviesen vigor bastante, sin necesidad de las
excitaciones de
mantener vivas
y
fecundas
la
¡as
eontro\orsia,
paia
ciencias v las arles
tío
sistema tendríamos una cul-
nación; poi esto
la
tura un tanto estrecha de criterio é incompleta, pero üii
cambio tendríamos
cuando
acción. Sólo
la
las
unidadde inteligencia
doctrinas
y de
decaen y pierden introducir
necesario
su fuerza creadora se
lince
vadura fresca que
haga de nuevo fermentar. La
enseñanza quo en bién
libre (y no liablo de las
práctica
la
como
flaco es la falta de
diferentes doctrinas,
se da
el
la
congruencia entre
buena
un rumbo propio y
bien. Se decía
es
que
impulsión que
la
se eleve á
enseñanza católica nos conde-
la
de enseñanza
un rápido embrutecimiento. Sabemos que
aquella
esta ó
concepciones
mal; pero noel
el
á la atrofia intelectual; la libertad
nos lleva á ¡ti
las
que con absoluta independen-
originales. Nosotros hornos tocado
naba
donde coger-
desequilibrio intelectual que
parte
espíritu para
cia elija
ridiculas
contradictorias suelen producir en las cabe-
las idoas
zas poco fuertes; al
formas
le-
tomado en España) tiene tam-
lia
todas las cosas, dos asas por
punto
la; el
las
Universidad existen
pseudo-cien tíficas, porque leemos
adherentes á
rivalidades
oímos que
ú
los
diversos bandos han promovido un
los
tumulto ó han venido
á las
manos como
carreteros.
Lo que no había antes ni hay ahora, salvo honradísimas excepciones, es quien cultive títicamente y to los los
una,
la
el
arte
en
los
ciencia cien-
pesos y todas las medidas, salvándose solo
de
las
funciones públicas; sea cual lucre
p ecie y mérito de
mada
la
artísticamente; se han perdido
una obra, sabemos que no
sino después que
el
la
es-
ser ¡i esti-
autor ocupe un buen puesto
escalafones sociales. Dé aquí
la
subordinación
de todos nuestros trabajos, de n uestros escasos traba-
al
en
l">
los
suprime
de
puramente
interés
jos
los
que
los
del todo y se contenta
para
ideas,
lo
rompamos
en
universal
el
seco.
I
\
la
en
dando
vi-
á
ae-
la
ransfor-
t
en pensamientos sauos
charlatanería
les y el
te
interno que crea.
poderes
talecer los las
que
j
combate externo que destruye en comba-
lili
nian
romper
'ara
artificio
idad una forma exterior también; y luego
m aremos
Esta-
que hay qne hacer es echarlo
oo ande
que
vimos, esperándolo todo do fuera ti\
como el
hay que cambiarlos; no hay que
ni
sí.
máquina;
\.\
puestos
los
Municipios, son organismos vacíos; no
los
son majos en
romper
generalidad
la
con
escalafones. Lis Universidades,
do como
algo,
aún hay mérito
exterior; y
subordinan, puesto que
A.sí
es
como
por for-
se trabaja
públicos, y asi es
como
se
lefor-
instituciones.
*
yo Sipara
que
los
fuese consultado
formular
difícil
se designa con
minos más .
como médico
el
padecimiento
(porque
curación) diría que
la
enfermedad
nombre de <no-querer:
científicos por
la
ción grave de la voluntad: :y
lo
detallados,
abou-
ó debilita-
sostendría si necesario
fuera con textos de autoridades y
muy
ó en tér-
palabra griega
que significa eso mismo, ^extinción
clínicos
espiritual
padecimiento
diagnóstico del
españoles sufrimos,
hay y de
lia
el
pues
examen
desde
de casos
Esquirol
y
Maudsley hasta Ribot y Piorre Janet hay una larga serie de médicos y psicólogos (pie han estudiado esta enfermedad, en
la
que acaso
-<•
revela
más
clara-
mente que en ninguna
otra
baciones mentales sobre
influjo dé las pertur-
el
las
funciones o:'gáui¡
Hay una forma vulgar de conocemos y
la
aboulía que todos
veces padecemos.
á
;A
no
quién
lo
habrá invadido en alguna ocasión esa perplejidad del espíritu,
nacida del quebranto de tuerzas ó del
aplanamiento consiguiente gada.
que
que
<•!!
voluntad
la
irrealizable,
tracta,
tal
dominada por una
permanece
saber
situación de [tasajera se convierte en crónica, la
aboulía,
En
el
cual se muestra
la
repugnancia de
la
libres.
la
lia
al
exterior
voluntad á ejecutar actos
enfermo de aboulía hay un principio
de movimiento que demuestra, que se
idea abs-
irresoluta, sin
hacer y sin determinarse á bacer nada? Cuando
constituye
en
de una idea dominante
mueva, vacilante entre motivos opuestos que
la
se contrabalancean, ó
i|iié
una inacción prolon-
;'i
falta
la
voluntad no
extinguido en absoluto; pero ese movimiento
actúa débilmente y rara vez llega á su término.
No
un movimiento desordenado que pueda ser confundido con los del atáxico; hay en un caso debili-
es
dad y en otro falta de coordinación; y tanto es así que en laaboulíafueradelos actos libres, les demás, los psicológicos,
los
instintivos, los producidos
por
sugestión, se realizan ordenadamente.
mumás cuanto más
Les síntomas intelectuales déla aboulía son chos:
nuevo
la
atención se debilita tanto
ó extraño es el objeto, sobre el cual
hay que
entendimiento parece como que se
petrifica
fijarla; el
y se incapacita para
la
asimilación de ideas nuevas;
sólo está ágil para resucitar
pasados; pero
si
el
recuerdo de
llega á adquirir una
los
idea
hechos nueva,
contrapeso de otras, cae de
falto del
exaltación, en
idea
la
pulsión violenta
EN
número
el
mientras que
«le
lado de
primeros do es
los
de
el
al
los
casos
los
en este de que aquí se
típicas, casos similares;
trata
muy
crecido,
segundos es abrumador; en
España, por ejemplo, hay muchos enfermos de
.
considera
las
naciones
como los
termi nados
una resultante de
como organismos tan bien La sociedad
individuales.
las fuerzas
concurren El
á
la
una combinación de
la
vida
individual fisiológica es
energía
vital
interna con las
fuerzas exterioras absorbidas y asimiladas; espiritual se desarrolla de
dose
el
la
En
este
aplicación de
estados sociales y
la
vida
un modo análogo nutrién-
como almacenados, según
Fouillóe.
provechosa á los
la
espíritu de los elementos ideales «pie
ciedad conserva sión de
la
que
los
mi ve/ es una reducción fotográ-
sociedad;
la
una acción
oposición; y
a crearla.
individuo
de
la
siempre del carácter de
obra total participar;!
de-
de sus individuos: se-
intensa ó débil, ó neutralizarse por
fica
vo-
i
estos se organicen podrán producir
gún
la
como consecuencia un estado de aboulía coYo uo profeso la sociología metafórica que
luntad y lectiva
im-
la
.
enfermedades hay
las
atonía en la
la
que le arrastra á
fija
la
la
So-
expre-
sentido creo yo que es la
psicología individual
patología del espíritu á
la
patología política.
En nuestra nación se manifiestan todos los síntomas de la enfermedad (pie padecemos la mayoría de los españoles:
instintivos; 19
realízanse los actos fisiológicos y los
como funciona
el
organismo individual
para vivir asi trabaja
necesario,
es
sociedad para vivir:
la
bajo qrie es libre para
individuo, para
el
menos que
a
vagabundos; igualmente
se
la
el
tra-
sociedad
de pueblos
trate
ocultar
el
la
riqueza
á las
investigaciones del fisco es acto social tan instintivo
como
el
de cerrar
ante
los ojos
el
amago de un
Los actos quo no encontramos son terminación, te
en
la
como
intervenir conscientemen-
la
aboulía se hace visible en
vida intelectual se caracteriza por
la
der.
el
golpe.
de libre de-
dirección de los negocios públicos. Si en
vida práctica
en
sería
los
el
el
la
no hacer,
no aten-
Nuestra nación hace ya tiempo que está como
medio
distraída en
nada
la
idea se
produce
mueve de
mundo. Nada le interesa, mas de repente una
del
ordinario;
y no pudiendo equilibrarse con
fija
otras
impulsión arrebatada. En estos últimos
la
años hemos tenido varios movimientos de impulsión típica
producidos por ideas
integridad de
tijas:
patria, justicia histórica y otras semejantes.
la
Todas
nuestras obras intelectuales se resienten de esta falta
de equilibrio, de este error óptico; no vemos simul-
táneamente
las cosas,
como
son. puestas en sus lu-
gares respectivos, sino que las vemos á retazos, hoy unas,
mañana
otras: la
término ocultando
que un día estaba en primer
las
demás,
olvidada porque viene otra y se
Sox
innumerables
plicar
el
las
origen de
al le
siguiente queda
pone delante.
opiniones emitidas para exla
aboulía; en un principio
estuvo considerada como una forma de la locura y los alienistas la bautizaron con el nombre de «delirio del
contacto-, fijándose sólo en
característico de la enfermedad.
el
hecho exterior
Según
esta teoría.
U7 nuestra
nación
podría
considerada como
sur
jaula de lucos rarísimos, atacados de una traña,
de no podjr sufrirse los unos
la
á los otros.
no acepto esta opinión, porque, como
enfermos de aboulía
las peí
que
los
una perturbación do
Janet, que
la falta
de deseos,
parecer de que
el
haca algunos años
publicó
aboulía é ideas
tijas
la
un curioso l'n caso de
el
aniquilamiento de de atención, y por
consiguiente, de percepción. Sin
embargo de aparecer
estos síntomas con carácter constante, creo
marcar entre
posible
es
ii"
cau-
falta
cree que
voluntad proviene de
la
funciones intelectuales.
las
estudio de observación personal sobre
la
ener-
patólogos por distintos caminos llegan á
encontrarse, á coincidir en sa es
la
causa do tan curioso otado patoló-
la
gicu es de naturaleza sentimental, toilos
los
volun-
la
abatimiento de
Yo
A excepción de Ribot. quo se inclina
gía funcional. a creer
en
dije,
turbaciones de
tad no revelan desorden, sino
una
manía ex-
ellos
yo quo
una relación do
causalidad; porque las facultades intelectuales exteriorizadas
de
la
voluntad
<»s
participan
afirmarse (pío
la
es inconstante y la qr.O
voluntad, y así puede débil
atención no es viva ni
la
porque
la
porque
percepción confusa, la
la
atención
como
decirse
percepción clara.
voluntad no es intensa.
La actividad espiritual exteriorizada es un de
la
actividad íntima; en
el
mático: ¿cómo concebir (pie hay un detrás de
la
obra
cerebro vacío
genial del sabio ó del artista ó un
espíritu bolado en los transportes de la pasión? la
falta
de
la
de apetito material denota
aeti\ idad
reflejo
acto de crearesto es axio-
dip"
tiva,
a
-i
Como
una disminución
también
la
falta
de
apetito espiritual, manifestada en la desidia de las
facultades que actúan exteriorniente, revela una debilitación de esa energía asimiladora interna
aristotélicos
positivistas
que
llamaban entendimiento agente y sentido sintético, que
la
los los
do es otra cosa
misma funcionando
la inteligencia
de asociación. Así pues,
mi
que
causa de
la
segiin
aboulía
la
ley
es. á
juicio, la debilitación del sentido sintético, de
En
facultad de asociar las representaciones.
con
lo
pasado,
dad porque ideas,
inteligencia funciona con regulari-
la
memoria
la
la
relación
se encarga de
reproducir
cuya asociación estaba ya formada; pero en
relación con lo presente el trabajo meutal que para los
individuos sanos es
y agradable
fácil
buen fícil
y agradable,
digestión cuando
la
se
como es come con
enfermos de no-querer es
apetito, para los
y doloroso;
fácil
di-
representaciones suministradas
las
por los sentidos, se convierten en datos intelectuales irreductibles que unas veces, las más, se extinguen sin dejar huella y otras se fijan penosamente,
agujas clavadas en
como
cerebro y producen gravísimas
el
perturbaciones.
¿Que
relación guarda la debilitación del sentido
sintético y la falta de voluntad?
La misma que
la
idea y el acto libre; tan estrecha que se ha llegado á
fundir una y
otra,
en una sola entidad: de aquí
la
idea-fuerza, la idea-voluntad y otros términos nue-
vos de los filósofos á
la
moda. En
el
acto voluntario
hay dos elementos que engendran un tercero: un individuo y una idea que producen una energía. El individuo contiene en los
sí,
personalmente unificados,
elementos que recibió por herencia, ó que adqui-
U9 rió
por su trabajo, ó por
el
simple hecho de vivir en
sociedad.
La representación
individuo
como
las líneas
ó la idea
están en
el
y colores sobre el fondo
de un cuadro: sobre un misino fondo se puede
tra-
zar infinitas lincas y combinar infinitos colores. Se-
gún
no
rija ó
la
nacerá
la
forme,
(mando
como
idea de asociación, de esa variedad
creación artística ó las
borrón confuso, in-
el
representaciones
los colores y las
intelectuales,
agrupan alrededor
líneas, se
de ideas céntricas, van siendo más claras
á
medida
número de ellas va aumentando. Ks pues, inmenso el valor de la facultad sintética, sin la cual que
el
los esfuerzos intelectuales
producentes,
¡i
la
son vanos y aun contra-
manera que
serían las pinceladas
lo
de un ciego que intentara pintar ó retocar un cuadro.
En
esta
fundamental condición:
el
enfermo de aboulía
las ideas
cual sus esfuerzos intelectuales
en unos casos,
la idea fija,
enérgicamente sobre
la
carecen de
sociabilidad.
la
Por
lo
carecen de eficacia:
que es
la
que influye más
voluntad, produce
la
deter-
minación arrebatada, violenta, que alguien confunde con
la
del alienado; en otros
idea ya vieja, reproducida por el
más fecundas,
ideas
la
memoria, engendran
las ideas la
sanas que nacen del
observación consciente de
realidad.
La
\oluntad colectiva funciona de una manera
análoga.
Las sociedades tienen personalidad,
ideas, energías.
se
idea abstracta ú
deseo débil, impotente, irrealizable; no existen las
estudio reflexivo y de la
la
la
Aunque
la
conciencia colectiva no
muestre tan clara y determinada como
la
de un
individuo, existe y puede obrar mediante actos co-
l?3 lectivos
queobedecen
¡i
ideas colectivas en
Fondo,
ei
no obstante aparecer concentradas en un inducido
número de
inteligencias. Si
idea de un gran es-
la
tadista fuese arbitraria o caprichosa, ajena al pensa-
miento y
al
sentimiento generales, no podría adelantar
paso. La (pie parece idea original de
i\\\
un hombre,
es sólo interpretación de ideas ó deseos vagos, inde-
terminados, (pie les la
la
sociedad siente, sin acertará dar-
expresión propia y exacta. V en tanto que
el
pensamiento de una nación no está claramente definido, sitoria.
la
acción tiene (pie ser débil, indecisa, tran-
El
sentido sintético es en
particular en quienes
la
dirigen,
la
la
sociedad y en
capacidad para
obrar conscientemente, para conocer bien sus pro-
Hay
pios destinos.
naciones en
las (pie se
observa
por encima de las divergencias secundarias una rara
y constante unanimidad para tereses». Esta
comprender sus
comprensión parece tan clara
in-
como
la
momento cualquiera, examinando su situación
de un individuo, (pie en un
recordando su pasado y
presente, se da cuenta precisa de
lo (pie
es ó de lo
(pie re)) resé uta.
En el
otras sociedades, por
el
cont ario, predomina
desacuerdo; los intereses parciales, (pie sou como
las
representaciones aisladas en los individuos, no
se sintetizan
en un interés común, porque
entendimiento agente,
la
fundirlos; las apreciaciones tibles y la actividad
urea
lia
de
individuales son irreduc-
derivada de ellas tiene que ser
pobre y desigual. Unas veces ción, ipie
falta el
energía interior que
el
móvil será
jamás puede producir, aunque
un impulso enérgico, porque en
la
tradi-
otra cosa se la
vida inte-
1§1
pasado, así
leotnal, lo
como
es contra poderoso de
resistencia, es principio débil de actividad: otras ve-
ris se obedecerá á una fuerza extraña, pues las su-
ciedades débiles, cénit) les artistas de pebre ingenio,
suplen con
Ya
raci'''ii.
imitaciones
las
la falta
de propia ¡nspi-
interés secundario se colocará transi-
el
toriamente en primer término y producirá desviaciones, retrocesos, trastornos en la marcha de la sociedad; ya
idea del interés general, neis
la
nocida, vislumbrada, creará un estado
que co-
momentáneo
de falsa energía y de actividad engafiosa; echándose
siempre de menos
común
la
y
la
idea clara, precisa, dol interés
acción constante, serena, que se encamina
á realizarlo.
Dk
lo
dicho se infiere cuan disparatado es pre-
tender que nuestra nación recobre
dida por medio de
la
acción exterior;
si
la
en
boy hacemos revelamos nuestra flaqueza rriría si
intentáramos acelerar más
salud per-
poco que
lo
¡q ió
La restauración de nuestras fuerzas exige un
men
régi-
prudente, de avance lente y gradual, de subor-
dinación absoluta de está
car
remedio.
la
la
actividad á
causa del mal y
donde el
ocu-
movimiento?
el
Para
que
en
inteligencia,
la
donde hay que apli-
acción
la
ductiva. haV que pensar antes se necesita,
¡i
sea
deobmr;
i'iíil
y pro-
y para pensar
primer término, tener cabeza. Esto
importante órgano nos
falta
desde hace
mucho
tiem-
po y hay que crearlo cuéstenos lo que nos cueste. No soy yo de los (pie piden un genio, investido de la dictadura;
un genio
dejaiía luego peer
sería
una cabeza
artificial
que nos
que estamos. El origen de nuestra
decadencia y actual postración se baila en
nuestro
iga
excoso de acción, en haber acometido empresas enor-
memente desproporcionadas con nuestro nuevo genio dictador nos fuerzas (dogas, y él
fuerza
la
utilizaría
desaparecer, desapareciendo con
al
volveríamos
inteligente,
sin haber adelantado un paso en
á
todos los individuos de
habrá
ideas es
notado que la
España; pero
los
el
esfuerzos individuales.
motivo céntrico de mis
restauración de
falta
restable-
residir en
nación y estar fundado
la
sobre el concurso de todos
hundirnos
obrade
la
cimiento de nuestro poder que debe de
Si:
poder; mi
también como
vida espiritual de
la
ahora precisar el concepto, porque
están las palabras españolas tan estropeadas
mal
uso
comenta y
que nada significan mientras no
por
el
se las
Cuando yo hablo de restauno hablo como quien desea redon-
se las aclara.
ración espiritual
dear un párrafo, valiéndose de frases bellas ó sono-
buena
ras; hablo
con
No voy
proponer
á
la
la
docentes ni una nueva
fe
de un maestro de escuela.
creación de nuevos centros ley
de Instrucción Pública;
todas las leyes son ineficaces mientras no se destru-
yen
las
malas prácticas, y para destruirlas la ley es útil que los esfuerzos individuales; y
mucho menos en cuanto ten,
á los centros
aunque
gran cosa.
se
Yo
docentes
suprimiera
la
tal
he conocido de cerca,
condiscípulos y, á excepción
guno estudiaba más ó mejor dicho, para
como hoy
exis-
mitad no se perdería
más de dos mil
de tres ó cuatro, nin-
(pie lo preciso
para desempeñar,
obtener un empleo retribuido.
Nuestros centros docentes son edificios sin alma;
isa
dan á saber,
lo
sumo
la
fuerza
pero
el saber:
estudio cuando
110
infunden
juventud queda
la
amor
el
libre de
titución
cambio más provechoso
el
«le
examen de
ulnas
esos palenques
hoy
oposiciones
las
de
charlatanescos,
carreras de caballos triunfa, no teligencia, sino
más
el
sus-
por
uso
el
lugar de
aspirantes; en
les
los le-
sería la
en
el
tutela.
Sien este punto fiubierade intentarse algo por aisladores,
al
que ha de hacer fecundo
inicial
donde como en
las
que tiene más
in-
el
que tiene mejor resuello y palas yo reuniones familiares, donde
largas, pondría
en contacto directo
los
juzgados se hablara
que juzgan y
sin
los
que son
examinara
se
artificio,
trabajo personal que cada pretendiente presentase >e apreciara la capacidad de cada uno, y lo
importante, ción.
Con
el
este
servú
io
que de
sistema,
el
escalafón, aprendiendo á contestar de tionarios
incoherentes,
crear obras, entre liese
las
la
na-
pierde
el
ingresaren este ó aquel
tiempo preparándose para
lotos 6
\
que es más
podía esperar
juventud, que
la
el
que do
se
memoria cues-
vería
sería
forzada
¡1
extraño que sa-
alguna buena.
En
peso principal del combate creo yo que deben
de llevarlo las personas inteligentes y desinte-
que comprendan
resadas,
la
cer nuestro prestigio; pocos
hombres poseídos por
el
necesidad de restable-
ejemplares
cuando aparece alguno, ese vale versidad,
Mas para que
tenemos de
patriotismo silencioso; pero él
solo por
los esfuerzos
una Uni-
individuales
ejerzan un influjo benéfico en la nación, hay que en-
caminarlos con ta
mano firme, porque
en Espafia no has-
lanzar ideas, sino que hay antes que quitarles 80
la
*54 espoleta para que no estallen.
en que
ción intelectual
qos
A
causa do
trumentos de combate; de
lo
que
lo
la
idea se
mas
sistemáticas, que
dan
violentas, en vez de
nuevas parcialidades
vida, á
ideas
inspiran libro
y por
picudas
amor
á la
hacen
paz
á
lucha las llamo yo
la
oposición, las
un mal,
enfermiza los espíri-
tensión
Á esas ideas que incitan
tus.
cuino ya vi-
que propagan ideas
esto, los
hacer un bien
porque mantienen en
una
ideasen ins-
por excepción
si
y se traduce,
fija
mes, en impulsión. Por
las
corriente es no hacercaso
se habla ó escribe;
se atiende,
existe
halla nos,
tendencia irresistible á transformar
postra^
la
á
ideas
las
llamo «redondas
.
qne Este
que estoy escribiendo es un ideario que con-
tiene sólo ¡deas redondas; no estoy seguro de
lean y sospecho
que
caso; poro estoy
convencido de que
ciera caso habría
si
alguien
si
que
lo
me hará alguien me hi-
lo lee
no
nn combatiente menos y un traba-
jador más. K\
procedimiento que yo uso para redondear mis
ideas está
alcance de todo
al
idlas veces ()uc
mundo. Vemos mu-
el
en una familia
divididos; por ejemplo, y
el
los
hermanos siguen diversas carreras tes
rumbos
pareceres andan
casóos frecuente, varios ó
toman
diferen-
ó llegan á hallarse en oposición por cues-
tiones pecuniarias; los sentimientos de fraternidad
son puestos
unión es
á
prueba. En unas familias
más poderosa
(pie los
la
idea de
intereses parciales;
nadie abdica, pero todos transigen cuanto es necesario para
que
el
rompimiento no
unión queda destruida por e|
la
exclusivismo, y sobreviene
llegue; en otras la
vanidad, la
lucha,
el
orgullo ó
más encona-
da que entre extraños, porque entre extraños
se
lucha sólo por defender ideas ó intereses opuestos
mientras que en familia hay que luchar por ideas o
romper
intereses y también por
¿Qué salen ganando
sangre.
los
vínculos de
luchando con obcecación y con saña? para atestiguar
cree que
la
la
las ideas ó los intereses
fó
en
Hay
quieu
ideas se debe
las
de combatir para que triunfen; y en esta creencia
apoyan cuantos en España convierten
absurda
se
las ideas
en medio de destrucción. La verdad
que
contrario,
la
fó
serena 6 inmutable á
que
se las
demuestra en
la
es. al
adhesión
ideas, en la convicción de
ellas solas se bastan para vencer,
cuando deben
de vencer. Los mandes creyentes han sido mártires;
han caído resistiendo, no atacando. Los
(pío recurren
para defender sus ideas dan á entender
a la fuerza
por esto solo, (pie no tienen fó ni convicción, (pie
no son
más
(pie
ambiciosos vulgares que deseau
la
victoria inmediata para adornarse con laureles con-
trahechos y para recibir
el
precio de sus trabajos.
Las ideas no aventajan nada con declarar la guerra á otras ideas; son
acomodan es para lo
cito profesar
ideas,
peo
salvajes.
mucho más
nobles cuando se
en sociedad: y para conseguir esto que hay que trabajar en España. Sea líá vivir
y propagar y defender toda intelectual mente», no al
Desde
momento que una
clase do
modo de
los
idea acata
la
solidaridad intelectual de una nación y transige
lo
el
necesario para que los sentimientos fraternales no se
quiebren, se transforma en
porque
incita
¡i
los
hombres
una al
fuer/a.
útilísima.
trabajo individual:
no crea parcialidades exclusivistas y demoledoras;
cerebros muios y
crea
robustos, que
no producen
y palabras, sino algo mejor: obras.
sólo actos
(asi todos los hombres notables que hasta bace veinte años se dedicaban á echar abajo
lo
poco que
quedaba de nuestra nación han confesado sus yerros, y dedicado
segunda parte de su vida
la
habían deshecho en
á
rehacer loque
primera. Esta conducta,
la
digna de alabanza, debería decir algo
á la
ahora comienza á abrirse camino y
(pie
muy
gente nueva á la
juven-
tud imberbe cpie anda por Institutos y Universidades.
Abundan
los
que se pasan de
listos, los
que imi-
tan esa conducta con excesiva puntualidad: los quu
comienzan ahora reservan para
la
vejez el arrepentimiento,
después de satisfechos nal les sea
más
imitada
Lo
parte
la
más
Aparte
el
buena
cuando
de medro perso-
dolor de ver que su pais
natural
busque deliberadamente pentirse
los apetitos
llevadero
sigue en ruinas.
de demolición y se
trabajos
los
que por todos sea
es
ejemplo y que no se ocasión de tener que arre-
del la
tarde.
de esa cualidad esencial de las ideas, pa-
réceme que se adelantaría mucho, para hacerlas
aún más
útiles
y apropiadas
restauración espiritual, ágil,
se
oscurece por sería
manos tado
se las expusiese en forma
librándolas del tarrago enfadoso con que hoy
las
bello
si
á la obra de nuestra
la
se
imaginaran antes que no
Imprenta, ni
ni la legislación
la
moda. Muy
porque
la
se había inven-
fabricación de papel barato
de propiedad intelectual. La opinión
corriente es hoy (piizás
exigencias de
que cuantos cogen una pluma en sus
favorable á
así es
más
la
obra voluminosa,
segura, la decisión de no
Un
leerla.
á
quien
grande— se piensa— da importancia
libro
compone; aunque sea malo inspira
lo
res-
peto y ocupa un buen espacio *en los estantes de las
Un
bibliotecas.
pequeño no tiene defensa po-
libro
bueno será mirado
sible; si es
ensayo ó como mía promesa: para poner
á
sumo como un
lo
es
malo sólo servirá idea es comple-
autor en ridículo. Mi
al
tamente opuesta.
Un
muy
6 malo, pasa
muerta de
si
bueno
libro grande, pienso, sea
pronto á formar parte de
un
las bibliotecas;
pequeño,
libro
obra.
la
es
si
malo, deja ver á las claras (pie no sirve y muere
primer embate;
es bueno,
si
al
puede ser como un ma-
nual ó breviario, de uso corriente por su poco pesu
y por su baratura y de gran eficacia para la propagación de las ideas que encierra. Á mi opinión, pues,
me
atengo y como demostración práctica citaré esta
misma exigía
y
obra,
al fin se
la
cual en su primitiva concepción
volúmenes de tamaño más
i\o^
ha sometido
á
(pie
mi voluntad y se
me
mediano lia
con-
formado con tener un centenar de páginas, Un hombre de buena
cuanto
tituie
\oluntad dice en cien páginas todo
que decir y dice muchas cosas que no
debía decir.
\7 1.
r
"
tongo
fe
en
en esto soy
porvenir espiritual de España;
el
acaso exageradamente optimista.
Nuestro engrandecimiento material varía á oscurecer intelectual
artes en (pie
el
pasado;
convertirá
el
nunca nos
nuestro
siglo
de oro de
una simple anunciación de
nuestras
este siglo de uro
yo confio ha de venir. Porque en nuestros
bajos tendremos
de
nuestra parte
lle-
florecimiento
tra-
una fuerza hoy
desconocida, (pie vi\e en estado latente en nuestra
!?.«
nación,
al
modo que en
este libro, vivían en el tra su los
símil con
el
alma de
la
que comencé
mujer casada con-
gusto y madre fecundísima contra su deseo,
nobles y puros y castos
ginidad. Esa fuerza
sentimientos de
misteriosa
la
vir-
en uosotros y aunque hasta ahora no se ha dejado ver, ñus acom-
paña y nos débil,
vigila;
mañana
hoy es acción desconcertada y
será calor y Luz y hasta
aquí un
hecho digno de que lijemos en
¿Cómo
nuestra atención.
do en general una, raza
los
común,
se explica
pueblos pobladores de los
61
que sienEuropa du
griegos hayan sido y sean aún
los dictadores espirituales
arios ó indoeuropeos? los
se quiere
si
magnetismo.
electricidad y
He
está
de todos los demás grupos
La razón
mientras
es clara;
demás grupos quedaban incomunicados en sus
nuevos
territorios, los
con Asia y recibían las razas semíticas.
griegos
los
seguían en contaotu
gérmenes de su cultura de
Lds indoeuropeos tienen cuali-
dades admirables; pero carecen de una esencial para la
vida:
el
fuego ideal que engendra las
creacio-
nes originales; son valientes, enérgicos, tenaces, or-
ganizadores y dominadores; pontaneidad,
l
mi
autor de un libro de
de
los
pero no crean con es-
eminente profesor alemán, Jhering,
mucho fondo
sobre Prehistoria
indoeuropeos, ha hecho un estudio sutilísimo
acerca del influjo de las
inmigraciones arias en
la
antigua organización de Roma, del cual se desprende que esta organización arranca del
período de las
emigraciones. Aquella,- bandas ó tribus
puestas en
movimiento y avanzando por territorios desconocidos, tuvieron que crear autoridades ambulantes.
^9_ hábiles para regular
marcha; y
la
transformaron
finitivamente,
en instituciones, en
inútiles,
brevivencias en
ver sacra
el
ríodo
m
durante
que
el
de
influencia nació
la
construcción de puentes,
afajahan
el
sobre
adivinos
paso; los
puentes, y su
importancia
la
hubo de tener para
pontífices
los
fueron en su origen constructores de
que en realidad
del pe-
marcha suspendida
la
reanudada;
invierno, era
el
una
Así por ejem-
ideal.
una reminiscencia
era
primaveral, en
6 so-
se ha creído ver
concepción religiosa puramente plo,
autoridades ya
supersticiones
que después
las
establecerse de-
al
esas
extraordinaria
emigrantes
los
ríos
los
que
profetas llenos de divina inspiración, fueren en
origen algo parecido
por
íí
les
romanos no fueron su
batidores ó exploradora, que
por
las trazas del suelo,
el
canto de
las uves, ó
por señales astronómicas y cuantos signos encontra-
ban (signos de
ccelo, podestria,
diis, etc.), este es.
itinerario
por
más conveniente
posible conocer á
ex avibus, ex tripu-
auspicios*
fondo
les
ó
determinaban
.
más
el
seguro, si fuera
orígenes de todas
las
instituciones originales de les puebles arios veríamos
cómo
tedas ellas fueron inspiradas por
la
dura ne-
cesidad, no per arranque ideal, espontáneo; la
cuando
cultura groco-romana perdió su tuerza y fué ne-
cesario que viniera algo nuevo, vino el cristianismo,
creación
semítica; de suerte que
que sostienen tamos,
el
el
editieie
helenismo y
el
serial
des puntales
les
en
(pie
boy habi-
cristianismo, son dos tuer-
muy
za- espirituales
que por caminos
han enviado
puebles semíticos. Kn general pue-
les
de establecerse
como
ley histórica
diversos nos
que donde quiera
que
indoeuropea
razs»
la
la
miento
cofl
nuevo y vigoroso renaciKspafia, invadida y dominada por los
ideal.
un paso
bárbaros, da
falsa y artificiosa; el
pone en contacto
se
surco un
semítica,
con
arras, hacia
la
organización
árabes recobra con creeos
los
el individualismo más queco nuestros místicos enmás pura formade expresión. Los árabes
terreno perdido y adquiero
enérgico,
el
cuentra su
no
nits
sentimental,
dieron ideas; su influjo no fué intelectual, fué
La distancia que hay entre una mártir
psicológico.
de los primeros tiempos del cristianismo y Santa
Teresa de Jesús, marca
camino recorrido por
el
el
espíritu español en los ocho siglos de lucha contra los árabes.
Así pues, los que con desprecio y encono
sistemáticos descartan de nuestra
cológico, y se incapacitan para ter
evolución espiri-
cometen un crimen
tual, la influencia arábiga,
comprender
el
psi-
carác-
español.
Ni'icsTiío Renacimiento no fué un renacimiento clásico; fué nacional; y aunque produjo algunas obras magistrales, quedó incompleto, por
la
desviación
arrastró; pero
como
histórica á (pie la
fuerza
la
como dijo,
fatalidad
nos
impulsora está en
la,
constitución natural étnica ó psíquica (pie los diversos cruces han existe,
dado
al tipo
debemos confiar en
hoy es un obstáculo para
el
la
ción, porque se la aplica á lo la,
español,
levantar cabeza,
lia
interno v creador,
hoy nos
como hoy
porvenir; esa fuerza (pie
vida regular de
la
na-
que no debe aplicárse-
ha de sufrir un desdoblamiento;
indisciplinado que
tal
el
individualismo
debilita
y nos impide
de ser algún día individualismo y ha
de
conducirnos
á
nuestro
i6i
gran hiunt'u nos
el tipo: ia
(•¡i
Tenemos
idea!.
principal,
lo
falta sólo decidirlo á
hombre,
el
que ponga manes
obrfti
Todos
los
pueblos tienen un tipo
real ó
imagina*
do eu quien encarnan sus propias cualidades; en das
en
la
to«
encontraremos una obra maestra,
las literaturas
que ese hombre
típico figura entrar
ponerse en contacto con
Id socierlad ríe
en acciútij
su tiempo y
atravesar una larga serie de pruebas tiende se aquí* lata el
pío (Mi
(le él
temple de su su raza.
se retinen
prudencia, sí
todas
mismo, enn
la
el
espíritu pro»
gHego por excelencia; virtudes de un
las
constancia,
la
que es
espíritu-,
I'lises es el
el
esfuerzo,
el
tirio:
la
dominio de
astucia y fertilidad de recursos de
un semita; comparémosle con cualquiora de
los
con-
ductores de pueblos germánicos y veremos, con más precisióu que pesándola en una balan/a, la cantidad
de espíritu (pie
los
Nuestro
I'lises es
ñutamos
á
griegos tomaron de los semitas.
Dmi
primera
Quijote; y en
vista
tual. El tipo se ha purificado
movorso tiene que
librarse
Don Quijote
una metamorfofis
espiri-
más aún. y para poder
del
peso de las
preocu-
paciones materiales, descargándolas sobre un escudero; así
camina completamente desembarazado
acción es una inacabable creación,
mano, cu
el
que
lidad existe, y
¡-c
se idealiza todo realiza todo
y su
un piodigio hucuanto en
la
rea-
cuanto idealmente
se
Den Quijote no ha existido en Kspaña ande les ¡indies. ni cuamlo estallan los árabes, sino
concilio. tes
después de terminada
la
Reconquista. Sin los árabes.
Den Quijote y Sancho Panza hubieran sido siempre un solo hombre, un remede de Tlises. si buscamos
fuera de Espafla un^Ulises moderno, no hallaremos
ninguno que supere son Grusoe;
Clises anglo-sajón, á Robin-
al
un ülises teólogo, el Danmismo, en su Divina Comedia, y el alemán, un
te
«'1
Ulises filósofo, dos. os
italiano es
el
Fausto; y ninguno de los
Qpctor
un Ulises de carne y hueso. Robinson
un Clisos natural, pero
muy
rebajado de
sí
talla,
es
por-
que su semitismo es opaco, su luz es prestada; es ingenioso solamente para luchar con
la naturaleza; es
capaz de reconstruir una civilización material; es un
hombre que aspira
al
mando,
al
gobierno
exterior»
do otros hombres; pero su alma carece de expresión y no sabe entenderse con otras almas. Sancho
Panza, después de aprender á leer y á escribir, podría ser Robinson; y Robinson, en caso de apuro, aplacaría
su aire de superioridad y se avendría á ser es-
cudero de
Dou
Quijote.
Así como creo que para
las
aventuras de
la
domi-
nación material muchos pueblos de Europa son superiores á nosotros, creo también que para la crea-
ción ideal no hay ninguno con aptitudes naturales tan depuradas
como
las nuestras.
Nuestro espíritu
parece tosco, porque está embastecido por luchas brutales;
parece flaco porque está sólo nutrido de
ideas ridiculas, copiadas sin discernimiento, y parece
poco original porque ha perdido
la
audacia,
sus propias ideas, porque busca fuera de dentro de
sí
tiene.
ción colectiva,
Hemos
la fé
sí lo
en
que
de hacer acto de contri-
hemos de desdoblarnos, aunque mu-
chos nos quedemos en tan arriesgada operación; y así tendremos pan espiritual para nosotros y para nuestra familia, que
lo
anda mendigando ñor p
e
163
mundo, aún
y nuestras conquistas materiales podrán sor
fecundas, porque
al
renacer hallaremos
inmensidad de pueblos hermanos, con
el sello
á
de nuestro espíritu.
Ano ii, (¡amvkt.
Ilcfsinslors.
<
Ictubfc. r8u6.
una
quienes marear
•
-
ALCONAS ERRATAS. Lía,
'..•4
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Huillín..
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iíl;i
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V. Salminl,
MimonM,
M
Granad?
Esta obra se halla de venta en todas las librerías
de España.
Diríjanse los pedidos á las librerías de
Viuda te].
Ventura SúbaMesones. 52, Granada, y Victoriano] ó Hijos de Paulino
Suárez, Preciados, 48, Madrid.
OBRAS DEL MISMO AUTOR. Granéala
la
bella.-
— Edición
privada.
Helsingiors, 1896'.
La
com/itisla del reino de
Maya por
último conquistador esptmol Pío
Cid
el
—
Madrid, 1897. Cartas'finlandesas, (en preparación^.
: â&#x20AC;¢'
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