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CULTURA Y PRÁCTICAS DE LA CLASE POLÍTICA MEXIQUENSE
El gobierno estatal también procura cooptar a los representantes ofreciéndoles trabajo a sus familiares más cercanos, dentro o fuera del ieem, a veces en cargos muy importantes, que llegan incluso a las magistraturas del Poder Judicial u otros cargos, todos muy bien remunerados.9 De esa manera hacen muchos aliados por conveniencia, que lo apoyan a la hora de los debates en el ieem o de las votaciones en la legislatura local.
Hay un elemento adicional que explica la subordinación de los representantes. Muchos de ellos practican la masonería, aunque la mayoría no ha pasado de obrero. Pero resulta que el secretario ejecutivo, Francisco J. López Corral, es gran maestro, por lo que tiene cierto ascendiente sobre ellos, porque los masones lo consideran un personaje superior. Esto también ocurre con algunos consejeros y funcionarios electorales, quienes han visto en él a una persona con mayor jerarquía que ellos. Esto es parte de esa cultura decimonónica que prevalece en la clase política mexiquense.10
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¿Hasta dónde llega esa jerarquía del secretario ejecutivo en el plano electoral? Es un misterio. Lo que sí parece evidente es la fraternidad que existe entre los masones. Incluso en sesiones públicas del Consejo General del ieem los representantes partidarios se llaman “hermanos”, y por obvias razones los ataques se matizan e incluso se pactan. Entre la lista de masones destacan Horacio Jiménez, Juan C. Villarreal, César Fajardo y un largo etcétera.
Se puede afirmar que la cultura de la clase política mexiquense está impregnada de los rituales y prácticas de la masonería. Desde luego, este hecho beneficia al sistema. De esa forma el ieem se mantiene unido a través de un personaje que lleva 14 años en el cargo.
Esta vocación masónica los une también con altos personajes del gobierno estatal, algunos de ellos también miembros de las logias poderosas. Un ejemplo es el secretario general de gobierno de Peña Nieto, Humberto Benítez Treviño.11 Este hecho propicia una gran fraternidad entre gobernantes, diputados, representantes partidistas, consejeros y funcionarios electorales, así como una lógica subordinación a los de mayor jerarquía en la masonería.
Tal elemento en común hace que ocasionalmente se logren acuerdos que parecían imposibles. Quienes presencian las sesiones de la legislatura o del Consejo General del ieem muestran su asombro en esas ocasiones. Desconocen que este factor y los recursos monetarios que fluyen son ele- mentos determinantes para lograrlos. Atrás de esa fraternidad también está vigente una vieja frase que dice: “Lo que no suena lógico suena metálico”.
Las complicidades entre la clase política
El Estado de México es una de las entidades más corruptas del país. Casi en cualquier medición aparece siempre en los primeros cinco lugares. La corrupción en la entidad se ha normalizado. Ha sido un elemento casi natural del sistema político mexiquense desde hace muchos años, especialmente desde que el grupo Atlacomulco llegó al poder.12
La corrupción está presente en cualquier asunto económico. En los trámites para cualquier permiso o licencia comercial. Pero también está presente en los asuntos públicos. Hay corrupción en las licitaciones para comprar casi cualquier insumo o para realizar una simple obra. También se da en las adjudicaciones directas que se hacen de manera cotidiana en ese sector.
Asimismo existe corrupción en el ámbito electoral. El caso más conocido ha sido el escándalo de Cartonera Plástica, en 2005, que evidenció todo el sistema de complicidades de la clase política mexiquense presente en el ieem. Generó un gran escándalo y una crisis institucional que provocó la renovación de todo el Consejo General. Eso fue una especie de accidente dentro de la historia electoral mexiquense, porque entraron en funciones cuatro consejeros que no acataron las imposiciones partidarias y asumieron su responsabilidad de forma independiente. Fue algo inédito en el estado.
Pero lo más importante del caso Cartonera Plástica es que exhibió, en ese momento, las complicidades existentes entre algunos consejeros, funcionarios y representantes de partidos. También evidenció que este caso de corrupción no era algo aislado. Fue diferente porque se convirtió en un escándalo mediático, al darse a conocer el video respectivo en un canal de señal abierta del entonces Distrito Federal. Eso le dio resonancia nacional.
Lo anterior ocurrió porque los recursos del ieem lo permitieron. Son abundantes en cada proceso electoral, con el fin de que funcionen como caja chica del gobierno estatal, cuando sea necesario. Por esa razón, desde su fundación siempre se ha impuesto al director general (actualmente secretario ejecutivo) y al director de administración. Los actuales, López Corral y José Mondragón, están en el cargo desde 2008, porque el sistema requiere de gente de su total confianza para manejar recursos que considera como propios, una parte de los cuales usa con fines de control de consejeros, representantes partidistas y funcionarios.
El cuantioso presupuesto del ieem se ha convertido en un botín apetitoso para todos sus integrantes, en especial de sus directores generales y de administración. Normalmente solicitan cantidades muy elevadas para alimentación, gasolina y peajes, con el fin de que se pueda darles otro uso en casos de urgencia. Por eso se ha llegado al extremo de presupuestar la compra mensual de salsas, como si el ieem fuera un restaurante, o de reglas metálicas cada mes, como si caducaran a los 30 días.
Por lo cuantioso del presupuesto, en torno a los directores generales y de administración se han tejido muchas historias de riqueza personal, acumulada durante el cargo. Algunos, como Juan C. Villarreal, han sido premiados de inmediato como asesores en el gobierno estatal. Lo mismo ha pasado con el área de Comunicación Social, que se encarga de pagar a los medios la publicidad.
Algo diferente ocurre, aunque también corrupto, con la contratación de personal. En algunas áreas como Capacitación se les ha cobrado un pago mensual por darles empleo. Hechos similares han ocurrido en la Unidad Técnica de Fiscalización, donde su titular, Hernán Mejía, además de organizar colectas asistía armado a trabajar, o en las juntas distritales y municipales, donde se les cobraba por darles empleo.
El caso más extremo ha ocurrido en algunas consejerías electorales. Algunos de ellos les han quitado parte de sus ingresos a sus asesores y personal de apoyo. Es decir que los encargados de vigilar la legalidad se aprovechan de su poder para aumentar sus ya de por sí cuantiosos ingresos derivados del cargo. Aunque el sistema ha tenido conocimiento de eso, no lo ha corregido. Sabe que esas corruptelas pueden servir como mecanismo de control cuando sea necesario.
Estos no son los únicos casos de corrupción institucionalmente aceptada. Hasta hace poco era común que el ieem les diera dinero a los representantes de partido ante el Consejo General, para que pagaran a sus homólogos ante las mesas directivas de casilla. Una práctica común y generalizada era que los primeros se quedaban con todo o una buena parte de ese dinero y solo repartían cantidades irrisorias.
Otra forma de obtener dinero ilegalmente era hacer cursos de capacitación para militantes de los partidos. Por ejemplo, Rubén Islas, del prd, proponía actividades improvisadas, con ponentes sin el perfil adecuado, pagados a precios superiores a los del mercado. Es obvio decir que el partido se quedaba con la mayor parte del dinero que el ieem pagaba. Aunque los directivos lo sabían, generalmente no lo evitaban, con fines de control. Otra forma en que algunos representantes y funcionarios aumentan sus ingresos es a través de “asesorías”, que cobran a los partidos de nueva creación.
Quienes han ocupado las consejerías y los cargos directivos del ieem han asumido esos puestos como un éxito personal o del partido, persona o grupo que los apoyó para llegar al cargo. Por esa razón, han ejercido los recursos públicos como si fueran su patrimonio personal. Así se ha visto durante el desempeño de su encargo. Pero como casi todos han sido de consigna, es decir que acatan sin chistar las instrucciones dadas por los dirigentes o políticos que los encumbraron, a cambio de esa sumisión, el sistema es dadivoso con ellos. Recompensa generosamente a los que cumplen esas reglas no escritas.
Por ejemplo, a los vehículos oficiales se les ha dado un uso privado. Lo mismo han sido destinados para el servicio de sus cónyuges, como la de Sergio Gudiño, exdirector de Administración, que para quedar bien con personas con las que han tenido una relación sentimental con alguno de ellos. Hay vehículos que han sido usados incluso en otros estados de la República, como en Querétaro y Chiapas, por personas ajenas al ieem. Algunos nunca fueron recuperados y fueron dados de baja ilegalmente del patrimonio público.13
Lo mismo ha pasado con los teléfonos celulares, asignados discrecionalmente a las representaciones partidarias con fines clientelares. Se han dado casos de partidos minoritarios que tienen más equipos de telefonía móvil y vehículos que los partidos mayoritarios, lo cual resulta ilógico. La única explicación es que los administrativos del ieem los usan para que los representantes de partido se vean más comprometidos con ellos y con el gobierno estatal.
Algo similar ha pasado con la dotación de gasolina o con la justificación de los gastos de representación de consejerías y representaciones partidarias. A unas se les han dado más que a otras. La cantidad ha dependido de su cercanía y colaboración con las autoridades gubernamentales y las del ieem. Esa ha sido la unidad de medida.
Se ha llegado al extremo de que las autoridades del ieem incluso han justificado gastos de fiestas familiares de consejeros, con el fin de tener elementos de chantaje. En algún momento de su historia también se contó con un servicio de escorts femeninas que se concentraban en un hotel de Toluca, las cuales recibían frecuentes visitas de miembros del Consejo General. Es obvio que el costo para el erario era muy alto, pero para el sistema valía la pena. Todas esas visitas eran registradas con fines de chantaje.
Los representantes partidistas han desarrollado tal cantidad de intereses al interior del ieem que la representación ante el Consejo General se convierte en un botín muy atractivo. Con esos ingresos aumentan de manera ilegal las prerrogativas a las que tienen derecho. Han hecho de los apoyos del ieem una forma de financiamiento alterna.
Dentro de la cultura patrimonialista existente, los partidos consideran que el ieem les pertenece. No quieren dejar que los consejeros electorales, a los que consideran como aves de paso, sean los que tomen las decisiones fundamentales. Por eso les permiten solo las irrelevantes. No existen contrapesos al poder de los partidos y el gobierno dentro del ieem. Los ciudadanos encargados de esta función han renunciado a ella, en aras de las percepciones o su carrera política, que sería inconcebible sin el apoyo de esos partidos a los que están dispuestos a obedecer incondicionalmente. Casi todo es una gran mascarada.
Conclusiones
La cultura y prácticas prevalecientes entre la clase política del Estado de México ha sido sumamente benéfica para el gobierno estatal y para el pri. La simulación, la cooptación y las complicidades existentes entre los poderosos han sido muy útiles para el sistema. Se han convertido en un instrumento de control político de la oposición, cuando ha sido necesario. Muchos políticos de la oposición formal se han enriquecido simulando ser eso, aunque en realidad han sido solo comparsas del sistema. La ciudadanía ha carecido de verdaderos representantes populares en la legislatura y de auténticos representantes ciudadanos y partidarios en el Consejo
General del ieem. En general, la función de todos ellos ha sido legitimar al sistema, de la forma en que lo decía el ideólogo favorito del priismo, Jesús Reyes Heroles: “Lo que resiste apoya”.
La ciudadanización es algo que se ha truncado en el ieem. Para ser consejero hay que estar bien con los partidos; pasar sus filtros, hacerse visible y ser político como ellos. En ese sentido, hay una regresión. La ciudadanización del Consejo General ha sido insuficiente porque no ha sido acompañada de un amplio proceso de profesionalización de los cargos directivos del ieem, para evitar que lleguen ciudadanos que dependan de los partidos y tomen decisiones de forma parcial. Por estas condiciones, no se ha contado con un árbitro electoral solvente a la hora de tomar decisiones.
Aunque se requiere de una clase política mexiquense con autoridad moral y social para que se organicen elecciones íntegras, todo parece indicar que la ciudadanía del Estado de México seguirá representada por grupos de poder en los que priva la mediocridad y una cultura en la que están ausentes la ética y los valores cívicos; en la que prevalecen las grandes ambiciones y pocos escrúpulos para lograrlo.
Por esta razón es urgente cambiar la cultura y las prácticas políticas existentes. Hay que eliminar la simulación, la cooptación y las complicidades entre los poderosos. Para renovar el sistema es necesario reinventar la forma de concebir y hacer política local. Si no se cambian la cultura y las prácticas de la clase política mexiquense los comicios seguirán bajo sospecha.
Bibliografía
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Barranco, Bernardo (coord.), El infierno electoral, México, Grijalbo, 2018.
Béjar Navarro, Raúl, El mexicano. Aspectos culturales y psicosociales, México, unam, 1980.
Cruz, Francisco, y Jorge T. Montiel, Negocios de familia, México, Planeta, 2009.
Hernández Rodríguez, Rogelio, Amistades, compromisos y lealtades: líderes y grupos políticos en el Estado de México, 1942-1993, México, El Colegio de México, 1998.