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DE LA MANO DE LA SOCIEDAD

Restaurar los centros históricos de nuestras ciudades del Bajío representa escribir de nuevo la historia de estas zonas como una sociedad capaz de trabajar en conjunto, respetando, no sólo la arquitectura, sino sobre todo la historia y cultura de quiénes somos y cómo creemos que nos debemos proyectar hacia el futuro. No se trata de borrar o tampoco gentrificar y volver nuestras ciudades espacios para el turismo y las fotos.

Estamos a tiempo para hacerlo, la especialista en cultura urbana, Liliana López Borbón, considera que gentrificar, es decir, volver los centros históricos o barrios vecinos, lugares para vivienda de alto nivel, con espacios comerciales de alto nivel, restaurantes y bares, para incrementar el valor de la propiedad y por efecto hacer que los habitantes comunes tengan que vender y desalojar, no es la solución y se ha aplicado en las grandes ciudades del mundo de la misma manera; desde Barcelona, Nueva York, Londres, hasta la CDMX.

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De hecho, la especialista afirma que en todos estos lugares se ha hecho con mafias que se encargan de cobrar por uso de suelo, aumentar los costos de las rentas y obviamente los precios de la vivienda nueva o reformada, incluso son organizaciones que han llegado a cometer delitos contra los habitantes de las zonas para expulsarlos. Además, señala que esa tendencia se ha dado en todas las grandes ciudades, pero en la medida que se agoten los centros de estas capitales, vendrán hacia ciudades intermedias, como las de nuestro estado, y entonces, ¿qué debemos hacer? ¿Cómo debemos actual?

San Miguel Allende es un ejemplo en materia de restauración, en entrevista con el arquitecto, Juan Edgar Bautista, señaló que esta ciudad tiene un largo camino que ha recorrido desde los años 40s cuando empezaron a comprar las casas personas que querían mantener lo neoclásico y barroco de las viviendas que habían sido abandonadas desde la Guerra Cristera, esta corriente duro prácticamente tres décadas y en los años 70 hasta los 90 se incrementó la inversión de extranjeros y comenzaron a llegar arquitectos a la ciudad.

En 1992 la ciudad pasó a ser parte del programa de las 100 ciudades más bellas de México, con esto y el nombramiento posterior de patrimonio de la humanidad, hubo recursos para restaurar también monumentos, fachadas y calles, prácticamente hasta ahora, con este programa y el nombramiento también de mejor ciudad del mundo, San Miguel Allende ha tenido un plan de desarrollo organizado, que trasciende las administraciones públicas, y que impregna a toda la comunidad.

El arquitecto Bautista aclara que el nombramiento de World Bests Awards (Lo Mejor del Mundo) por la revista de viajes Travel + Leisure, por cinco años consecutivos, se debe a la atmosfera que se respira en la ciudad, la cual es el resultado de la arquitectura sí, pero de la mano de la cultura, especialmente de la amabilidad y buen trato que brindan los sanmiguelenses a sus visitantes y habitantes, a la apertura que tienen con todos; el

mismo arquitecto señala que cuando una persona llega a vivir a San Miguel Allende, debe entender la cultura de la urbe y adaptarse a ella, pues finalmente es esta característica la que la ha llevado a estos galardones que los llenan de orgullo.

Este es precisamente el primer paso para comenzar una restauración de ciudad, que los ciudadanos comprendan su historia, la cultura, los edificios y las viviendas, las formas de construir, de comer y de socializar de cada una de sus ciudades, para que se enamoren de ellas y comprendan la relevancia de lo que es y son como ciudadanía. Liliana López habla de su experiencia en Bogotá, cuando justo antes de un aniversario de la ciudad, en unas cinco cuadras desde el centro hacia el norte, se imprimieron imágenes a tamaño real de las fachadas de las casas, negocios y monumentos que había para que las personas se sintieran parte de la ciudad en esa época y como señala el doctor Salvador Zermeño entren en valor dichos predios.

En el Bajío no estamos tan lejos, en León, Irapuato, Guanajuato, Dolores, etc. existen grupos de personas que se reúnen o hacen publicaciones en redes sociales con imágenes o historias de lo que era o había en un determinado punto, este es un buen inicio, pero hay que continuar, finalmente estamos hablando de procesos que pueden tardar desde 10, 15, 20 o hasta más años y por tanto deben ser planeados por la ciudadanía, o al menos liderados por un sector, porque van a trascender diferentes administraciones públicas, Liliana Borbón cree que puede funcionar así sea desde un grupo de cinco arquitectos apoyados por empresarios y medios de comunicación.

A nivel nacional Ciudad Juárez y Mérida son dos centros de población que han decidido trabajar juntos para transformar sus ciudades, en la primera la motivación ha sido superar los difíciles temas de violencia que vivieron, un poco como Medellín en Colombia. En el segundo caso, es más bien el amor a su ciudad, lo que ha movido a los arquitectos a establecer un plan de restauración que incluso apoyan las autoridades pero nació de ellos.

En el Bajío, los arquitectos entrevistados consideran que es el momento de dejar de lado los egos y centrarse en proyectos que a la larga van a beneficiarlos a todos, incluso a ellos mismos. Juan Edgar Bautista dice que este trabajo ya se está comenzando a hacer con el gremio en San Miguel Allende, sin embargo, Salvador Zermeño cree que se debe hacer en todo el estado, tal como los han hecho agrupaciones de artistas, artesanos, y otros gremios que en algún momento han tomado la decisión de trabajar juntos para establecer políticas en beneficio para todo el gremio y en general para la sociedad.

Los gobiernos también juegan un papel importante en este trabajo, estableciendo políticas de crecimiento controlado de acuerdo a cada municipio, y a las características culturales, historia y expectativas que la hacen diferentes. Tal como afirma Bautista no se puede pretender repetir patrones nacionales o internacionales, sin respetar las individualidades, no debemos buscar copiar a ningún otro lugar, es imposible. Los gobernantes también deben generar inversiones responsables, como se ha hecho en la CDMX, en algunos casos, y actualmente en Querétaro, donde al igual que las compensaciones ecológicas, se han realizado negociaciones con empresarios para que una vez instalen sus comercios o negocios, ayuden también a la reconstrucción de calles, viviendas populares, u otras obras dentro de la misma zona que impliquen que se mantenga la población que existe de origen en el lugar, e incluso los giros que había, donde en el centro y los barrios tradicionales haya una mixtura social, no esté reservada para un solo perfil de gente.

En este sentido, también los gobiernos pueden realizar proyectos con arquitectos reconocidos a nivel nacional o internacional, porque tal como cita el arquitecto Bautista, uno de los principios de Vasco de Quiroga era que las ciudades deben ser bellas y armónicas, para que vivir en ellas sea agradable. Este tipo de trabajos, también puede representar un crecimiento inmobiliario mucho más eficiente, positivo e incluso más rentable, para los empresarios inmobiliarios, para Pedro B. Ortiz este perfil de empresarios debe tener una visión más a largo plazo sobre las ciudades, y con eso no beneficiarán solamente a dos generaciones de sus familias sino a muchas más, crearán negocios para toda la vida.

Por último, la responsabilidad es de toda la sociedad, participar, debe ser la premisa, la indiferencia o el opinar cuando ya están hechos los proyectos no beneficia a nadie, pero también, los gobiernos deben utilizar los medios de comunicación, más los especializados, para acercar los proyectos a la gente, y como en diversas áreas formar criterio y apoyar a tiempo, una participación proactiva, no critica, tal como afirma el arquitecto Bautista. Finalmente, el camino es largo, pero es urgente empezar.

Impermeabilizar es una especialización_

Lejos de reducirse a un tratamiento para techos en época de lluvias, impermeabilizar representa uno de los retos más interesantes para la obra, pues en mucho, la durabilidad de un proyecto depende en muchos sentidos del tratamiento que se haga en esta especialidad. PASA Bajío cuenta con entre 500 y 600 productos para hacer que a su obra no se le filtre ni una sola gota de agua.

Desde 1990 esta empresa se ha enfocado en dar soluciones a sus clientes, desde residencial, edificios, comercial, industrial y dependencias de gobierno, PASA se encarga de asesorar e incluso realizar obras desde impermeabilizaciones de techos, cimentación, desplante de muros, acabados, muros colindantes, charolas de baño, jardineras, ventanería, pisos epóxicos, morteros, recubrimientos y soluciones en naves industriales con impermeabilizaciones que evitan el 100% de goteo; roof gardens, etc.

En más de 30 años de servicio han trabajado de la mano con diferentes entidades de gobierno del estado y municipales, con empresa privada y han estado presentes en los colegios de arquitectos e ingenieros y de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción y gracias a esto para muchos constructores su trabajo y servicio es garantía. La historia de PASA Bajío comenzó como sub distribuidores, pero gracias al trabajo constante, pronto pasaron a ser distribuidores de la marca en todo el estado. Actualmente, su línea de trabajo se enfoca, no solo a la venta de productos, sino a la asesoría, por ejemplo, lo hacen con gobierno, con quienes estipulan las reglas para licitaciones sobre impermeabilización, gracias al trabajo y la experiencia que tienen. Actualmente PASA Bajío cuenta con distribución en León, Silao, Guanajuato y el norte de Guanajuato, en el corto plazo planean abrir algunas sucursales en dichas ciudades, además de la reciente en Blvrd. la Luz en León.

Para ofrecer un mejor servicio ahora la empresa cuenta con el trabajo de toda la familia; en las áreas administrativas, de proyectos, capital humano, ventas en obra y en general. Ahora la nueva generación se especializa en una parte del trabajo y al mismo tiempo aprende del padre de familia sobre el trabajo y la experiencia de estos años. Todo para mantener la confianza de sus clientes pro un trabajo realizado con pasión y honestidad.

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