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REPORTAJE ESPECIAL
Por: MCO. Mónica Lucía Pulido Celis, directora de contenidos Revista ARKIN, monicalucia.arkion@gmail.com
Restaurar los centros históricos de nuestras ciudades del Bajío representa escribir de nuevo la historia de estas zonas como una sociedad capaz de trabajar en conjunto, respetando, no sólo la arquitectura, sino sobre todo la historia y cultura de quiénes somos y cómo creemos que nos debemos proyectar hacia el futuro. No se trata de borrar o tampoco gentrificar y volver nuestras ciudades espacios para el turismo y las fotos.
Estamos a tiempo para hacerlo, la especialista en cultura urbana, Liliana López Borbón, considera que gentrificar, es decir, volver los centros históricos o barrios vecinos, lugares para vivienda de alto nivel, con espacios comerciales de alto nivel, restaurantes y bares, para incrementar el valor de la propiedad y por efecto hacer que los habitantes comunes tengan que vender y desalojar, no es la solución y se ha aplicado en las grandes ciudades del mundo de la misma manera; desde Barcelona, Nueva York, Londres, hasta la CDMX. De hecho, la especialista afirma que en todos estos lugares se ha hecho con mafias que se encargan de cobrar por uso de suelo, aumentar los costos de las rentas y obviamente los precios de la vivienda nueva o reformada, incluso son organizaciones que han llegado a cometer delitos contra los habitantes de las zonas para expulsarlos. Además, señala que esa tendencia se ha dado en todas las grandes ciudades, pero en la medida que se agoten los centros de estas capitales, vendrán hacia ciudades intermedias, como las de nuestro estado, y entonces, ¿qué debemos hacer? ¿Cómo debemos actual? San Miguel Allende es un ejemplo en materia de restauración, en entrevista con el arquitecto, Juan Edgar Bautista, señaló que esta ciudad tiene un largo camino que ha recorrido desde los años 40s cuando empezaron a comprar las casas personas que querían mantener lo neoclásico y barroco de las viviendas que habían sido abandonadas desde la Guerra Cristera, esta corriente duro prácticamente tres décadas y en los años 70 hasta los 90 se incrementó la inversión de extranjeros y comenzaron a llegar arquitectos a la ciudad. En 1992 la ciudad pasó a ser parte del programa de las 100 ciudades más bellas de México, con esto y el nombramiento posterior de patrimonio de la humanidad, hubo recursos para restaurar también monumentos, fachadas y calles, prácticamente hasta ahora, con este programa y el nombramiento también de mejor ciudad del mundo, San Miguel Allende ha tenido un plan de desarrollo organizado, que trasciende las administraciones públicas, y que impregna a toda la comunidad. El arquitecto Bautista aclara que el nombramiento de World Bests Awards (Lo Mejor del Mundo) por la revista de viajes Travel + Leisure, por cinco años consecutivos, se debe a la atmosfera que se respira en la ciudad, la cual es el resultado de la arquitectura sí, pero de la mano de la cultura, especialmente de la amabilidad y buen trato que brindan los sanmiguelenses a sus visitantes y habitantes, a la apertura que tienen con todos; el