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CONSTRUCCIÓN DE LO SOCIAL

Al participar en este número, me cuestioné sobre los temas que habitualmente no tomamos en cuenta, cuando hablamos de arquitectura social: medio ambiente, r incluidos en derechos humanos y aspectos demográficos, los cuales deberían se los proyectos de vivienda social. Este artículo aborda desde la perspectiva poblacional, de género, hasta la cultura del agua y el medio ambiente.

© David Foessel

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En los años 70 se hicieron, en la ONU definiciones aún vigentes de la reconfiguración de las sociedades del mundo a partir del papel de los medios de comunicación de masas y del impredecible arribo de las tecnologías de la información (satélites, fibra óptica y ordenadores automáticos de datos).

Un signo usado con mucha frecuencia como rasgo de identidad entre los profesionales y académicas de las ciencias sociales es el rostro de perfil con un glifo saliendo de la boca: lo social se nutre de nuestra capacidad de dialogar, de poner en común.

El dialogo entre el medio ambiente y la civilización es una eterna historia que genera sociedades y dinámicas de identidad donde quiera que haya grupos humanos, un canto voz y partitura.

© David Foessel

© David Foessel

© Tamara Uribe

Arquitectos: ODILE+GUZY architectes Área: 3706 m² / Año: 2017 Los entornos naturales en que se crean ciudades, tienen una frágil base cultural de palabras (si, otra vez la palabra de los códices), los nombres originarios de los arroyos, los manantiales, las lagunas, las lomas, montañas, praderas, valles, cañadas, etcétera, algunas persisten, otras no, ya sea porque han desaparecido o porque se les ha sustituido por otro nombre, más adecuado al uso actual.

¿Qué es la arquitectura social, qué le da carácter social a la arquitectura? Las palabras son un termómetro que nos indica el estado de salud de lo social, las originarias, las que se usan cotidianamente, las desechadas, las sustituidas. Cuando el espacio que compartido tiene sentido, y este lo consideramos más importante que su posible precio o valor comercial.

Pensemos en lo que se puede hacer desde la creación arquitectónica para propiciar las mismas oportunidades para todos los habitantes de un centro de población, como evitar la posibilidad de la injusticia, de la corrupción, del fraude, de la usura, del engaño, de la inseguridad. Señalar el machismo y propiciar su salida. Pensar en la contención del crecimiento demográfico, volver a ser, por ejemplo, la ciudad del refugio, como lo fue León en el siglo XIX.

Versátiles, por ejemplo, en la arquitectura (en términos teatrales decíamos hace algunos años “usar practicables”), frente a las expresiones contemporáneas de la diversidad y las exigencias que sugiere la corrección política de la nueva ética global, racial, lingüística, socioeconómica, sexual, ideológica, etcétera.

Un pensamiento liberador, constructor de la sociedad deseada, opuesto a lo individual, al talento convertido en un giro comercial, a la mirada superficial del trabajo creativo, a la sociedad de masas, a la enajenación, a la desvinculación con el entorno, a la decisión de ignorar y de olvidar, a la estandarización, a la tentación de servir a proyectos de control.

Lo urbano entendido como una actitud y el creador arquitectónico de lo social como un poeta de espacio, aire y luz.

La ciudad la construimos a diario con palabras, vidas, formas de convivencia, espacios compartidos y desde diferentes especialidades podemos decidir si contribuimos o no en la construcción no solo de la ciudad, sino también de las sociedades que la habitan, haciéndola con nuestra creatividad más humana.

¿Valoramos éticamente los recursos culturales que compartimos? ¿Nos hace sustentables traer agua de otra región? ¿Entendemos la responsabilidad que tenemos en la construcción de la paz? ¿Necesitamos traer agua de otros ecosistemas más sustentables o aprender a amar la que tenemos? ¿El agua es mercancía o un ingrediente del equilibrio natural? ¿Compartimos la preocupación por frenar el crecimiento demográfico? ¿Qué papel juega frente a estas preocupaciones la arquitectura social?

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