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APRENDER A VIVIR ES UN ARTE
El verdadero vivir está involucrado con la alegría, el amor y la plenitud. Un estado de conexión y pertenencia con todo y todos. Fluir con la confianza y la paz, dentro y fuera de situaciones ideales.
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Posiblemente algo dentro de ti se incomode con esta perspectiva. Pues tus experiencias tienen lucha, drama, carencias y pérdidas. También traiciones, dolor, heridas y muerte. Además, conflictos y desafíos.
Casi puedo asegurar que has pensado que todo lo difícil de tus experiencias se debe a una prueba de un poder superior. Un universo que para confiar en ti su bondad, debe verificar que cumplas con los requisitos. Pero parece que no terminas de entender la lección ya que con frecuencia te encuentras viviendo desafíos que van más allá de tu comprensión.
No estás sola en esta manera de pensar. Soy tu compañera de creencias. Más allá de mi compromiso con el desarrollo de mi conciencia, todavía considero las situaciones desagradables una forma de castigo por mis errores.
Pero esto no tiene que ver con la vida. Sino con el sufrimiento. El cual tiene tantos disfraces que perdimos la capacidad de identificarlo correctamente.
Así como tú y yo, muchas personas tenemos equivocado el concepto de vivir. No tiene ningún sentido buscar de dónde lo sacamos. Ni recriminar a nadie por enseñarnos ideas dolorosas.
Te invito a asumir tu responsabilidad de tus creencias. Las puedes escuchar en otras personas, pero es tu decisión quedarte con estas. Nadie puede intervenir en tu mente. Ni siquiera dándole permiso. Lo bueno de darse cuenta de las falsas creencias es que pueden ser cambiadas.
Si te sientes a gusto y plenamente satisfecha con tu vida, sigue así. De lo contrario, lo único que necesitas es considerar la idea de que vivir puede significar facilidad, ligereza y plenitud.
Quizás esté cercano el momento en el que tu mente entre en la disposición de aceptar que lo amable y amoroso es lo natural en vez de la lucha y la supervivencia.
Dejemos que nuestras creencias se revelen. Aceptémoslas y aprendamos a dejar ir lo que no nos hace felices. Pidamos que, durante ese proceso juntas podamos recordar la paz en cada paso.