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CONSCIENCIA DEL SER

SÉ CONSCIENTE DE TU MUNDO INTERNO

Queridos lectores, ya para cerrar este período les escribo para meditar de manera contemplativa sobre humildad a través de la mirada del Maestro Jesús, y para ello lo haremos sobre Un Curso de Milagros.

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En las siguientes líneas, extraídas del libro azul, podrás entrar en comunión en una sola mente, un solo corazón, si así deseas hacerlo. Recuerda que solo necesitas estar dispuesto a ver la humildad de otra manera:

“La humildad es una lección para el ego, no para el espíritu. El espíritu está más allá de la humildad porque reconoce su esplendor y gustosamente irradia su luz por todas partes. Los mansos heredarán la tierra porque sus egos son humildes, y esto hace que su percepción sea más fidedigna.

La humildad es fuerza solo en este sentido: reconocer y aceptar el hecho de que no sabes, es reconocer y aceptar el hecho de que Él sí sabe. No estás seguro de que Él desempeñará Su función porque tú nunca has

“La humildad jamás te pedirá que te conformes con la pequeñez. Pero sí requiere que no te conformes con nada que no sea la grandeza que no procede de ti”.

desempeñado la tuya completamente. Es imposible que sepas cómo responder a lo que no comprendes. No caigas en esta tentación ni sucumbas al uso triunfante que el ego hace de la empatía para su propia vanagloria.

La humildad jamás te pedirá que te conformes con la pequeñez. Pero sí requiere que no te conformes con nada que no sea la grandeza que no procede de ti. La dificultad que tienes con el instante santo procede de tu arraigada convicción de que no eres digno de él.

El ego no sabe lo que es la humildad y la confunde con la auto-degradación.

La humildad consiste en aceptar el papel que te corresponde en la salvación y en no aceptar ningún otro. No es humildad insistir que no puedes ser la luz del mundo si ésa es la función que Dios Mismo te asignó. Es solo la arrogancia la que afirmaría que ésa no puede ser tu función, y la arrogancia es siempre cosa del ego.

La verdadera humildad requiere que aceptes la idea de hoy porque es la Voz de Dios la que te dice que es verdad. Éste es uno de los primeros pasos en el proceso de aceptar tu verdadera función en la tierra. Es un paso gigantesco que te conducirá al lugar que te corresponde ocupar en la salvación. Es una aseveración categórica de tu derecho a la salvación y un reconocimiento del poder que se te ha otorgado para salvar a otros.

Seamos hoy verdaderamente humildes y aceptemos lo que hemos hecho tal como es. Tenemos el poder de decidir. Decide únicamente aceptar el papel que te corresponde como co-creador del universo, y todo eso que crees haber fabricado desaparecerá.

Hoy vamos a practicar la verdadera humildad, abandonando la falsa pretensión con la que el ego intenta probar que la humildad es arrogancia. Solo el ego puede ser arrogante. Pero la verdad es humilde, puesto que reconoce su propio poder, su inmutabilidad y su eterna plenitud, totalmente abarcadora, la cual es el regalo perfecto que Dios le hace a Su Hijo amado.

Dejaremos a un lado la arrogancia, que afirma que somos pecadores, culpables, temerosos y que estamos avergonzados de lo que somos; y en lugar de ello, elevaremos nuestros corazones con verdadera humildad hasta Aquel que nos creó inmaculados y semejantes a Él en poder y en amor.

Tenemos el poder de decidir. Y aceptamos de Él aquello que somos, y reconocemos humildemente al Hijo de Dios. Reconocer al Hijo de Dios implica asimismo que hemos dejado a un lado todos los conceptos acerca de nosotros mismos y que hemos reconocido su falsedad. También hemos percibido su arrogancia. Y con humildad aceptamos jubilosamente como nuestros el esplendor del Hijo de Dios, su mansedumbre, su perfecta pureza, el Amor de su Padre, así como su derecho al Cielo y a liberarse del infierno.

En silencio y con verdadera humildad busco la gloria de Dios a fin de contemplarla en el Hijo que Él creó como mi Ser.” (Basado en UCDM Libro de ejercicios 61, 152, 186, 211)

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