EDICIÓN 49
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LEY DE ORO
E
Pero no vamos a llegar a sentirnos bien con nosotros mismos imitando la vida de otro, o tratando de ser o de lograr las cosas como lo hace aquel ni mucho menos, si nos comparamos con otros. Tenemos que reconocer nuestra propia y única realidad, esa que a los diez años nos hizo tener que trabajar, convertirnos en jefe de familia y criar a mis hermanos o la que hizo que, a los cuarenta años, fuese que comenzara a tomar consciencia de codependencia y a tomar control de mi vida. Son dos experiencias totalmente distintas, no es uno bueno ni el otro malo, cada uno trae sus propias dificultades. A lo mejor el primero, se convierta en un adulto precoz por no haber tenido infancia, mientras el otro vivió toda su vida como un niño sobreprotegido y no ha terminado de madurar aún.
LA VIEJA MEDICINA DEL FUTURO
n ciertas circunstancias, todos experimentamos sentimientos de inadecuación, de ser víctimas de tratos injustos, y nos sentimos no recibidos ni entendidos, esperando que alguien nos comprenda. Todos queremos ser escuchados, respetados y comprendidos. Y al no recibirlo, justificamos el no escuchar, el no respetar y el responder violentamente también ante lo que sentimos es violencia.