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Mi don es mi fortaleza
Durante años me pasé deprimida, buscando espacios donde destacar, como si no fuera suficiente ser quien era, y tuviera que ir en búsqueda de algo más que me hiciera sentirme especial o me diera esa alegría que parecía no encontrar en ningún sitio.
En cada entorno con el que conectaba me llegaban memorias de la infancia, recuerdos, de no eres suficiente, lo que falta, lo que no es correcto y cómo deberían ser las cosas.
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Como le pasa a la mayoría de personas yo también empecé a coger todas las formaciones y titulaciones habidas y por haber, pensando que eso me daría la fortaleza y claridad que me haría destacar, obteniendo éxito y me sacaría de esa tristeza que parecía que me acompañaba siempre y que no me perdía de vista.
La mayoría de nosotros nos vamos llenando de formaciones no para aprender, sino porque andamos en una búsqueda de algo que nos falta. Eso que sentimos que nos falta lo buscamos fuera de nosotros, en el exterior pensando que una vez que lo consigamos ya todo será fácil.
Me acuerdo que un verano horrible de calor se me ocurrió realizar una formación, aunque eso implicara quedarme sin vacaciones, con la sensación de que sería la definitiva para encontrar lo que buscaba, y vaya si lo fue.
Me apunté para mejorar en el trabajo profesional que estaba haciendo en ese momento y lo que ocurrió fue todo lo contrario. Cambié totalmente mi rumbo. En uno de los ejercicios tenía que regalar una actividad, y yo como quería terminar rápido la formación ofrecí lo que se me resultaba fácil, cómodo y fluido. Algo que se admira de mí y que yo poco utilizaba porque estaba en esa búsqueda exterior.
Ese agosto cambió mi vida y empezó un nuevo ciclo. Dejé de buscar fortaleza fuera de mí. Me centré en aquello que ya existía, mis dones, los que los demás admiraban y yo ignoraba.
Tendemos a no valorar aquello que ya existe en nosotros y estar en una búsqueda eterna de todo aquello que creemos que nos falta.
Si te fijas, el mundo está cambiando, y cambiando más rápido de lo que realmente esperábamos para este siglo. A veces a una velocidad difícil de alcanzar, pero aquello que te pertenece, aquello que destaca (tus dones) y que te dan una gran fortaleza siempre van a la velocidad adecuada.
Este nuevo siglo está preparado para que saques esos dones, esas fortalezas. Por primera vez en la historia los dones están teniendo una relevancia muy importante. Ya las grandes empresas no buscan solo un gran título, sino realmente cuáles son tus habilidades, aquello que te hace destacar, y mostrar tu gran potencial.
Y si decides mostrarte como autónomo con tus dones, puedes encontrar tantas plataformas gratuitas o incluso asociaciones económicas, que hace unos años eran impensables que te harán avanzar en el desarrollo de tus capacidades.
Y puede ser la cosa más sencilla para ti, pero maravillosa para tu entorno lo que hará que compren tu idea y te busquen por ello.
Y eso se convierte en un maravilloso viaje, que te llena de satisfacción personal, y muchísima fortaleza cuando las cosas no van tan perfectas, porque te da un empuje y unas ganas de seguir adelante pese a cualquier obstáculo.
Cuando conectas con tus dones, la vida deja de verse tan gris, porque conectas con tu verdadera esencia, aquello que destaca en ti, independientemente de las circunstancias aquello que aunque te quitaran todo, podrías crearlo nuevamente, porque es algo que te pertenece, que está dentro de ti, solo tienes que prestarle atención.
Comprenderás porqué te cuesta destacar tu valor. Identificarás miedos ocultos relacionados con precio. Descubrirás dos trampas mentales ocultas al cobrar. Aprenderás lo que realmente te da valor profesional. Empezarás a enfocarte en hacer menos pero mejor. Soltarás la creencia laboral de los ascensos por mérito.