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5 claves para identificar las prioridades de tu empresa en una crisis

La gerencia de la empresa actual demanda una mayor consciencia de las oportunidades para crecer, lo que requiere un enfoque distinto al tradicional a la hora de identificar las prioridades empresariales en un contexto de incertidumbre.

Las escuelas de negocios, sin embargo, aún enseñan las teorías de gestión de mediados del siglo pasado y forman a los futuros directivos para entornos que ya no existen. Por ello, es normal que tanto los más experimentados como los recién graduados no sepan qué hacer en situaciones de crisis. A modo de resumen, estas son las creencias y decisiones que se toman en el mundo empresarial clásico:

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• Vivir el cambio como una amenaza.

• Parar los pagos y suspender los créditos.

• Manipular al cliente para que compre el producto.

• Despedir empleados para reducir gastos.

• Pedir ayudas y rescates al gobierno, o cerrar.

Mucho se habla de ver crisis como oportunidades, aunque es algo que poco se practica… Y es que, para poder llevarlo a cabo, se requieren habilidades como humildad, apertura y creatividad para aprender de lo que los nuevos entornos nos ofrecen.

Aunque en las finanzas parece que está todo dicho, los últimos estudios en una disciplina emergente llamada neurofinanzas nos dan pautas para repensar la forma como tomamos decisiones en escenarios de riesgo y las consecuencias que esto genera en la empresa.

Tomando como base los puntos anteriores, veamos cómo se gestiona la dirección de una empresa del siglo XXI ante un marco incierto:

1. Vivir el cambio como un aprendizaje

La crisis nunca es causa, sino resultado. Una empresa llega a la crisis como consecuencia de resistirse a aprender de un entorno que está cambiando. En este sentido, es interesante observar que las empresas cuentan con departamentos de planificación estratégica pero, sin embargo, no tienen especialistas que les muestren los cambios que se van gestando en la sociedad a la cual sirven. Por ende, resulta fundamental aprender a vivir conectados con el entorno para comprender, en lo sutil, las alteraciones que se avecinan.

2. Reorganizar el presupuesto para innovar

Tradicionalmente, los presupuestos empresariales se han manejado en base a departamentos y no a valor al cliente, generándose así recortes cada vez que hay una situación concebida como amenaza. Es necesario, por tanto, cambiar la visión de “reducción de gastos” por “reorganización”, para asignar recursos a las áreas que más lo requieran con vistas a seguir avanzando.

Un caso muy interesante es el presupuesto de publicidad, que suele ser el primero en recortarse en un momento en el que quizá no es un gasto esencial para la operatividad de la empresa pero sí lo es en términos de crecimiento, teniendo en cuenta, además, que es ahora cuando más medios se consumen.

3. Escuchar al cliente para satisfacer sus necesidades

Las empresas del siglo pasado se crearon para vender productos y no para satisfacer clientes. Mientras que unas pierden por completo la conexión con el cliente y ponen todos sus esfuerzos en mejorar un producto que quizá ya no satisface a su público, otras se enfocan en escuchar a sus compradores para saciar sus cambiantes necesidades y adaptarse a las mismas.

4. Contratar empleados que agreguen valor

Las empresas clásicas gestionan su personal como piezas reemplazables en cargos y no como talentos que aportan valor. Es común ver la enorme brecha que existe entre la lista de requisitos de la solicitud de empleo y lo que, día a día, hará la persona una vez contratada. Es momento de conocer al empleado como un aliado que aprende, crece y se reinventa dentro de la organización, y no como un gasto más del presupuesto.

5. Ser líderes por visibilidad y servicio

La relación empresa-cliente es similar a las amistades, donde confiamos en aquellos que nos cuidan cuando no nos sentimos seguros. Las empresas en las que confiamos son aquellas que se mantienen visibles en medio de la incertidumbre, convirtiéndose con facilidad en líderes de la industria y la preferencia natural del mercado.

Ahora, es momento de decidir qué tipo de gerente queremos ser: ¿uno que se esconde ante el cambio porque lo gestiona desde la supervivencia, o uno que se abre a la aventura de innovar junto con sus clientes y se convierte en líder indiscutible del mercado?

Joselyn Quintero

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