UTOPÍA
FAAD UDP Diciembre 2015
Arquitecturaahora es una publicación de Arquitectura que opera como órgano independiente de carácter crítico. Cada número es editado por un editor invitado.
EDITORIAL #8
Por Cesare Benedetti Estudiante de Planificación Urbana y Presidente del Senado de Estudiantes IUAV.
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UTOPÍA: «QUIEN SUEÑA ANTICIPA A QUIEN PIENSA.[...]» Sobre modernidad. Del Mundus novus de Américo Vespucio a los cuentos de su compañero de viaje Raffaele Idotleo en Taprobana, la utopía de Tomás Moro.
Sobre la armonía humana. Desde el Caso Cuarto sobre la excelente República de Tomás Campanella, al nacimiento de Ea, el mundo de Tolkien.
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Lectores de ArquitecturaAhora
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«Quien sueña anticipa a quien piensa. […] La primera fase de lo posible es ser lo imposible. ¿Qué cantidad de locura hay en el hecho? Si espesáis todos los sueños, llegaréis a la verdad.» A través de estas palabras de Victor Hugo tomadas del ensayo París, introducimos la utopía mediante la clave interpretativa del sueño y del deseo. Nos interesa porque hablamos de U-TOPOS «no lugar» y de urbanística. En el siglo xvi Tomás Moro cuenta la historia de Raffaele Idotleo y de Utopía, la representación y el sueño de una nueva sociedad moderna. En el siglo xvii Tomás Campanella escribe un diálogo a dos voces sobre la Ciudad del Sol, ciudad gobernada por un “comunismo iluminado” de orden social absoluto. Entre el siglo xix y el siglo xx se diseñan numerosos proyectos urbanísticos que juntos al arte y la técnica, alimentarán un debate cultural cargado de utopía, tanto en las formas de evasión del ajetreo de la metrópolis moderna, como en el tema del progreso. En el período entre las dos guerras, hablamos de utopía como “Humanismo de Estado”. Del rol del individuo americano del New Deal, a la ideología de raza en los estados nacionalsocialistas y fascistas, hasta llegar al individuo en el régimen comunista, arraigado en la experiencia del Rote Wien y de la Unión Soviética.
Son utopías que han intentado orientar al individuo en el mundo, pero que han encontrado en la realidad sus inexorables fracasos. Despedimos a Raffaele Idotleo en el umbral de casa, conscientes de que la utopía sigue siendo un deseo legítimo y verdadero, pero todavía un sueño. Por el contrario, hagámonos subyugar una vez más por ella, para no renunciar a la humana tentación de imaginar y construir nuevos modelos y visiones para una sociedad futura.
Spilla C., Del Mundus Novus de Américo Vespucio a los orígenes de la utopía renacentista, Universidad Sapienza de Roma. 2 Moro T., Utopía, Editorial Laterza, Roma, 1993. 1
«La utopía moderna nace justo en el momento en que se intenta conectar el espacio geográfico del Nuevo Mundo. [...] Mundus novus se impone como texto subterráneo del discurso utopista en las escrituras del Renacimiento [...] Esto probablemente por más razones: En primer lugar, la coexistencia, en el dictado Vespuciano, de realidad experimentada y anticipaciones, o “pre-visiones” de lo nuevo; la modernidad como abandono de las enciclopédicas tradiciones medievales; la prioridad dada del empirismo de la vivencia y la consecuente fractura entre nuevos conocimientos y saberes previos. […] La utopía está inextricablemente ligada a un proyecto de “modernidad”, al futuro, en cierto modo, a la derrota de los Antiguos. En este sentido, es correcto decir que quizás la modernidad inicia de este opúsculo de Vespucio, más que el descubrimiento colombino; en cuanto al nombre América (conectado con el concepto de nuevo mundo) termina por indicar no solo “nuevo” respecto al pasado, a lo antiguo, sino que también lo nuevo como un proceso que relaciona el pasado, presente y futuro en un complejo flujo de devenir causado más que por el hecho en si (el descubrimiento), por la conceptualización que determina los límites y la propiedad. Aquí, entonces, tal vez la razón del reclamo inicial de Moro a Vespucio: hacer coincidir la utopía (el no-lugar) con el lugar conceptualmente de lo nuevo».1
«Pero mientras tanto, si no puedo consentir todo lo que ha dicho un hombre, después de todo, sin duda, muy culto, y juntamente muy experto de las cosas humanas, no tengo ninguna dificultad en reconocer que muchas cosas se encuentran en la república de la Utopía, que me gustaría para nuestros Estados, pero tengo poca esperanza de verles implementadas».2
Campanella T., La Ciudad del Sol, Milán, RCS Libros S.p.A., 2009, por Germana Ernst. 4 Tolkien J.R.R., Historias Encontradas, La Música de los Ainur, Bompiani Editores, Milán, 2007. 3
«Los argumentos que Aristóteles agrega contra la comunidad, que habría una unidad excesiva, como si se compusiera un poema con un solo metro y una armonía con una sola cuerda, son pueriles, a diferencia de la caridad y de la República de los monjes y de los Apóstoles, que sería condenada, porque “tenían un solo corazón y una sola alma y no poseían nada propio, pero cada cosa era común”. Esta unidad no suprime la pluralidad, más bien la refuerza gracias a la unidad. Mi república no se compone de un solo hombre, sino de hombres de cada estado y condición, aquello que Aristóteles no hace en la suya; y yo compongo una armonía única no sólo con una cuerda, sino con muchas».3 «Sepan que Ilúvatar estaba solo. Antes de todas las cosas él, cantando, creó los Ainur, que son superiores por el poder y la gloria a todas sus otras criaturas dentro y fuera de este mundo. [...] Él proponía a ellos temas y cantos e himnos de alegría, revelando muchas de las cosas grandes y maravillosas que siempre imaginaba en el ánimo y en el corazón; [...] Entonces los músicos del arpa, del laúd, de la flauta y la gaita, de los órganos y los innumerables coros de Ainur comenzaron a dar forma a la historia de Ilúvatar con gran música; se elevó el sonido de majestuosas melodías que cambiaban y se alternaban, mezclándose y disolviéndose en un retumbar de armonías más profundo que los grandes mares [...] Nunca había existido, ni hubo nunca más, una música así, de inmensidad y esplendor inconmensurable». 4 Benedetti, Cesare. 2015. Utopía: «Quien sueña anticipa a quien piensa.[…]». Periódico Arquitectura Ahora nº8.
Tema actual #Utopía.
El hombre es un ser maleable: no ha creado un solo hábitat en su historia evolutiva sino que ha logrado adaptarse y, en cierta forma, adaptar a sus exigencias todo aquello con lo que ha interactuado, determinando un ambiente cada vez más antropizado aunque nunca suficientemente artificial para satisfacer las necesidades de la humanidad. Este es el tema: a pesar de no haber podido construir un «donde» ideal no nos ha impedido imaginarlo. Nacen así, a lo largo del siglo xvi, las primeras teorías sobre aquella realidad que no podía existir: la utopía, ayer como hoy, pensada en el presente y hablada al futuro. Pero hay una diferencia substancial en el contexto actual: la tendencia de cada uno al incremento y a la defensa de la propiedad privada generando daño a un bienestar comunitario que en el pasado podía, opuestamente, representar un fin. Entonces valdría la pena cuestionarse, si, ¿aún tiene sentido hablar de Utopía o quizás convenga recalibrar hipotizando algo más circunscrito y detallado?. Chiara Nozza
Estudiante de Historia y Gestión del patrimonio bibliográfico, Universidad Ca’ Foscari, Venecia.
No siempre la utopía ha sido una clave interpretativa directa a la identificación de un ideal de perfección positivo e idílico para el individuo. En cuanto medio privilegiado para expresar situaciones conflictuales, la arquitectura puede por tanto crear escenarios que se acercan a una idea de utopía que no necesariamente corresponde a una visión benéfica. La arquitectura radical subvierte las normas, pone todo en discusión y obliga al individuo a reflexionar sobre cómo se pueda lograr un equilibrio, reconociendo que esta realidad representa un mundo absurdo y, a menudo, corrupto. Utopías en donde no existe la esperanza, en donde la ciudad, en su perfección, es expresión de pura negatividad. Recuperar la capacidad de soñar y de creer en un futuro mejor será el deber de quienes logren leer a través de estas utopías negativas y, criticándolas, hallar claves para sus soluciones. Alessandra Simonini
Estudiante de Arquitectura en la Universidad IUAV de Venecia.
«Ninguna palabra, frase o pensamiento puede ser usado para expresar los acontecimientos sucedidos en este lugar. Un lugar tan grande, tan misterioso que te hace sonreír, soñar y pensar. Un lugar inmerso en el verde, considerado por nosotros la inmediata representación de la esperanza» Esta es Torino (Turín), una ciudad no disímil de la ciudad-jardín en las ideas; políticas, conformación urbanística y el verde. Un lugar imposible donde todo se junta y convive sin contrastes. Quizás sea la historia que ha permitido el nacimiento de este lugar. «La trama más o menos regular de las vías y de las manzanas es interrumpida por los vacíos de las plazas donde suelen asomarse los hechos urbanos más relevantes constituidos por elementos excepcionales: los monumentos.» Monumentos que son la directa representación de la historia de la ciudad, de la utopía en que se ha transformado. Torino en el mundo actual se desvía en muchos aspectos. ¿Quizás también en la utopía?. Ambrogio Sonego Estudiante de Urbanismo en la Universidad IUAV de Venecia.
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