CIUDAD INFORMAL #9

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CIUDAD INFORMAL FAAD UDP Enero 2016

Arquitecturaahora es una publicación de Arquitectura que opera como órgano independiente de carácter crítico. Cada número es editado por un editor invitado.

EDITORIAL #9

Por Camila Cociña Teaching Fellow, The Bartlett Development Planning Unit, University College London. PhD (candidata) en Development Planning, UCL. MSc Building and Urban Design in Development. Arquitecta.

CIUDADES INFORMALES: SISTEMAS, NORMAS Y EL DISEÑO COMO PREGUNTA La discusión sobre el rol de los arquitectos y planificadores en la ciudad informal no es nueva. Cuando Rem Koolhaas decide dedicar, al tiempo que diseñaba edificios corporativos con tecnología de punta, un trabajo de tintes artísticos y pretensiones sociopolíticas sobre Lagos, Nigeria, presenta —en formato de video con una dosis no menor de intriga para el espectador— un manifiesto respecto a la atención que, incluso un archistar como él, le estaba prestando al sur global. En este breve texto la pregunta que resulta más relevante debiese ser al revés: no se trata de encontrar el espacio para el desarrollo disciplinar y de autoría de obra en ciertas condiciones urbanas, sino de reconocer las necesidades en la ciudad informal que requieren de conocimientos presentes en las capacidades de diseño.

Entendiendo esto último es relevante preguntarse por el rol del diseño en su capacidad de leer y actuar sobre sistemas de normas distintas a las institucionalizadas. Desde la academia y la profesión han existido esfuerzos en esta dirección. Sin ánimo de construir un catálogo exhaustivo, la publicación de “Rethinking the Informal City” (Hernandez et al, 2010) representa un esfuerzo clave en dicha dirección; el trabajo “Spatial Agency” (Awan et al., 2011), si bien no trata directamente con informalidad, plantea un catálogo de obras que han sido capaces de tener agencia sobre sistemas (formales e informales), más allá de su propia materialidad. En el campo de la profesión, diversas experiencias han comprendido que la manera de interactuar con territorios informales sin recurrir al paradigma moderno de la tabula rasa, es precisamente atendiendo dichos sistemas: ejemplos gubernamentales en Latinoamérica como el de Medellín (Davila, 2013) y más notoriamente por su ambiciosa escala, el programa Favela Bairro en Brasil (Fiori et al, 2001), se han tratado justamente de eso. En la misma dirección, el trabajo hecho en Asia desde la sociedad civil por la Asian Coalition of Housing Rights y su colaboración con CAN– Community Architects Networks, ha apuntado a través de procesos de mapeo y diseño participativo, así como la organización de comunidades.

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Al igual que en otras disciplinas, los profesionales que trabajan en torno a lo urbano enfrentan actualmente desafíos inéditos al intentar actuar en sociedades de estructuras complejas en términos políticos, sociales, culturales y tecnológicos, sostenidas además en supuestos económicos en una crisis permanente y cuasi-endógena, particularmente después del quiebre financiero de 2008. Urbanistas y diseñadores afrontan el desafío de actuar en el entorno construido de las ciudades, que reflejan ­—y reproducen— esas complejidades.

Hoy es de amplio conocimiento que la población mundial es mayoritariamente urbana: desde hace ya más de 8 años más de la mitad de los humanos vivimos en ciudades. Este dato es usado constantemente para enfatizar la importancia de las ciudades a la hora de hacernos cargo de los desafíos que enfrenta la población; sin embargo, un dato menos discutido es la composición de esos 3,5 billones de habitantes urbanos: según datos de unfpa, un 74% de la población urbana se concentra en ciudades de países del llamado sur global, donde se encuentran las ciudades con tasas de crecimiento más elevadas; y se estima que un tercio de esos 3,5 billones vive en asentamiento considerados informales, es decir, entornos construidos que no responden a procesos de planificación o construcción formalizados, y que en incontables ocasiones no cuentan con estándares mínimos urbanos y habitacionales. Se espera que para 2030, un tercio del total de la población mundial viva en asentamientos de este tipo.

Habría que partir por entender qué es la informalidad; desde los años 1960s, junto con los primeros signos de crisis del proyecto moderno, la informalidad ha sido tema central para las ciencias sociales. Sin ánimo de hacer un repaso extensivo de sus múltiples definiciones, y siguiendo la que suele dar el sociólogo Jorge Fiori, se considera asentamientos informales aquellos que se desarrollan con sistemas de normas fuera de las reglas institucionalizadas, y que son además territorios con niveles de productividad muy baja. Lo relevante aquí es que se trata de sistemas de normas, que si bien están fuera de las leyes institucionalizadas, no por eso son inexistentes.

Ya en los años 1970s el arquitecto inglés John Turner, enfrentado a asentamientos informales del Perú, elaboró un extenso trabajo sobre los valores de la autoconstrucción, cuestionando el rol de arquitectos y planificadores en contextos de producción informal de ciudad, con especial foco en la idea de proceso, en trabajos como “Freedom to build” y “Housing by people” (1972, 1976). Desde una perspectiva de mercado, el economista peruano Hernando de Soto (2000), ha discutido cómo los activos en la ciudad informal tienen un valor cautivo, siendo necesario incorporar dichos activos al mercado formal para eliminar la pobreza urbana. En contraste, el trabajo de autores como Ananya Roy (2009), desde una perspectiva postcolonial, refiere al trabajo de De Soto como “populismo neoliberal”, haciendo un llamado por entender la informalidad como un idioma de urbanización, un sistema de normas con el cual la arquitectura, urbanismo, y finalmente la política, deben interactuar y no negar.

En todos estos casos el diseño se vuelve una pregunta por sistemas y normas, y por la capacidad de gatillar procesos, conectar territorios, y dotar de agencia a espacios y personas. Arquitectos y planificadores han sabido históricamente adaptar su trabajo a sistemas complejísimos, incluidas tiranías y revoluciones; aprender a trabajar con los sistemas no-formalizados en los que habitan millones de personas se vuelve hoy imperativo para disminuir desigualdades e injusticias, colaborando con el conocimiento propio de las disciplinas de diseño en la construcción de una mayor justicia social y espacial.

Referencias Awan, N., Schneider, T., Till, J. (2011) Spatial Agency: Others way of doing Architecture. London: Routledge. Dávila, J. (Ed.) (2013). Urban Mobility and poverty. Lessons from Medellín and Soacha, Colombia. London: Development Planning Unit. De Soto, H. (2000). The mystery of capital: Why Capitalism Triumphs in the West and Fails Everywhere Else. New York: Basic Books. Fiori, J., Riley, E., & Ramírez, R. (2001). Physical Upgrading and Social Integration in Rio de Janeiro: the Case of Favela Bairro, DISP 147, N.4, Zurich, 48-60. Hernández, F., Kellet, P. & Allen, L.K. (Eds.) (2010). Rethinking the Informal City. Critical Perspectives from Latin America, Berghahn Books. Roy, A. (2009). Why India Cannot Plan Its Cities: Informality, Insurgence and the Idiom of Urbanization. Planning Theory, 8(1), 76–87. Turner, J. & Fichter, R. (1972). Freedom to Build: Dweller Control of the Housing Process. New York: The Macmillan Company.

Turner, J. (1976). Housing by people: towards autonomy in building environments. London: Marion Boyars.

Tema actual #CiudadInformal

«Entender la informalidad como “un sistema de normas con las cuales la arquitectura y el urbanismo, y finalmente la política, deben interactuar y no negar” es relevante no por el hecho de señalar que está constituida por reglas, sino porque resalta (aunque de manera normativa) la existencia de la relación entre lo informal y lo no-informal. Destacar este elemento permite mover el análisis de la informalidad del estudio de su supuesta esencia al rastreo de las redes de relaciones la constituyen, y de conceptualizar que las ciudades están constituidas por múltiples relaciones híbridas, es decir, asociaciones que no son totalmente informales pero tampoco solamente formales. Bajo este entendimiento el rol del diseño arquitectónico y la planeación urbana no es el de explicar de qué está hecha la informalidad, sino revelar cómo se relaciona con la no-informalidad y coadyuvar a generar nuevas o mejores relaciones, contribuyendo a una mejor calidad de vida en las ciudades para todos». Dr. Héctor Becerril Miranda Catedrático conacyt México - Universidad Autónoma de Guerrero.

«El pensamiento binario constituye un obstáculo epistemológico para abordar las complejidades y crecientes incertidumbres de nuestras realidades urbanas. Las practicas discursivas que dividen la ciudad en formal e informal han tenido profundas implicaciones en cómo la arquitectura y el urbanismo posicionan el diseño frente a los requerimientos espaciales urbanas reproduciendo las asimetrías de poder entre sus habitantes. Si en el centro de la idea sobre lo que constituye el diseño se encuentran las nociones de designio y designar, es preciso re-imaginar los horizontes del futuro disciplinar y las estrategias de abordaje del espacio urbano auto-producido. En el contexto de una urbanización planetaria, el imperativo de la acción presente obliga, por un lado, brindar nuevas narrativas para desafiar los mecanismos de operación de las manifestaciones territoriales del capitalismo financiero global; y por otro lado, recalibrar la relevancia política del diseño para entender ‘la informalidad urbana’ como los escenarios por excelencia de innovación socio-espacial. Negar este desafío sería una falla de la imaginación colectiva y decretar la obsolescencia profesional de la arquitectura y el urbanismo contemporáneo». Dra. Catalina Ortiz Lecturer The Bartlett Development Planning Unit, University College London.

«Al trabajar en el umbral entre lo formal e informal, los arquitectos juegan un rol crucial como traductores de distintos lenguajes, valores, normas y formas de conocimiento: por un lado racionalista, altamente codificado y en ocasiones tecnocrático, y por el otro tácito, práctico y contextual. Este proceso en sí mismo produce nuevo conocimiento y contribuye a cambiar sus términos de referencia, abriendo nuevas posibilidades. Desde esta posición particular, arquitectos actúan como mediadores entre sistemas institucionalizados e informales, intentando por ejemplo hacer tangible y entendible normas de gobierno de naturaleza abstracta, de manera de poder desafiarlas, haciendo visible y dando reconocimiento a la ingenuidad y creatividad de la población, generalmente pasada por alto. El acto de diseñar, entonces, constituye un proceso de establecer plataformas para comunicar sistemas que necesitan encontrar la manera de trabajar juntos si es que pretendemos crear procesos de formalización extensivos e inclusivos, no sólo formalistas, sino que capaces de extender los derechos ciudadanos a todos los habitantes de nuestras ciudades». Francesco Pasta Community Architects Network (can) - Tailandia.

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