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DIRECCIÓN GENERAL Y EDITORIAL
Guillermo González Taboada CONCEPTO | DISEÑO | REDACCIÓN
Art Democracy Hub Creativo COLABORACIONES ESPECIALES
María Inés Viturro, Pilar Lonziéme PRODUCCIÓN EDITORIAL
Belén González Taboada | Goyo Guerrico CONSULTOR EDITORIAL
Keep Rolling Publishing DIRECCIÓN
Francisco J. Miranda-César | Jimena Leiguarda DIRECCIÓN EDITORIAL
Jimena Leiguarda MARKETING & COORDINACIÓN GENERAL
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Buenos Aires: Ricardo Grüneisen, Richard Willmott, Juan Vergez, Polly Miranda, Edgardo Giménez, Marcelo Maglione, Silvio Panizza, Anne Smurra, Marcelo Paz, Jorge Villegas, Tomás Maglione, Mariela Ivanier, Carolina Quesada, Tomi Fox, Alex Garbarini Islas, Sandra Di Lucca, Luciana Díaz, Alejandra Achával, Hersilia Casabal, Fernando Farré, Gisela Asmundo, Yanina Flores, Fernando Entín, Pablo Tapia, Martín Ron, María Torres, Augusto Zaquetti, Agustín Muguerza, Jorge González, Laura Sánchez, Antonio Dalto, Leonardo Cejas, Melina Dorfman, Hugo Cayssials, Andrea Serpi, María Cristina Andreone, Walter de Rittis, Ruy Salas, Matilde Krause, Guadalupe Requena, Madrid: Paloma Alarcó, Gema Sese, Miami: Richard J. Willmott, Florencia Kaplan, Jose Rainer, Claudio Roncoli, Marcelo Cabred, Helsinski: Pablo Steffa, Venecia: María Rita Cerilli, Portofino: Daniele Crippa, Nueva York: Ridley Howard, Eliane Awada, Londres: Cecily Carbone, Minneapolis: Meredith Kessler Preimpresión e impresión
MUNDIAL S.A. Cortejarena 1862, CABA, Argentina Tel.: (5411) 4303 3141 Distribución CABA y GBA: Vaccaro Interior y Exterior:
Sanchez Moreno 794, Tel.: 4342.4031 D.I.S.A. Luis Saenz Peña 1836, Tel.: 4305.0114
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NUEVOS EMERGENTES ARGENTINOS
Nacidos para brillar POLESELLO X NANÁ
Mi Polesello
AGOSTINO IACURCI
¿Dove vai Agostino? ARTE + CÍA DURANTE LA GUERRA FRÍA
¡Bombardeen con Pollock! LEANDRO ALLOCHIS
Ninguna ensalada rusa INTERNATIONAL POP
Mucho más que latas de sopa GASTÓN DELEAU
El hacedor
LEANDRO ERLICH
El gran ilusionista EUGENIO ZANETTI
Último sueño de un soñador GILDO MEDINA
Asseyez-vous CRISTINA GHETTI
Lo que tus ojos digan ARTY PEOPLE
All around
POR EL MUNDO
Si estás girando por allí… ÚLTIMA PÁGINA
Art Democracy según Flor Gutman
edición impresa | junio 2015 8
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edición impresa | junio 2015
Presentamos la primera edición impresa de Art Democracy a principios de 2014, a contrapelo de la tendencia que se afirmaba y se sigue afirmando en todo el mundo: el retroceso de los medios gráficos frente al crecimiento de los digitales. Tal vez te resulte extraño que habiendo nacido y prosperado en el universo digital -Art Democracy ya superó los 270.000 seguidores en las redes sociales- decidiéramos incursionar en el terreno del papel impreso. Es que la fascinación que ejerce un medio de esta naturaleza cuando se trata de algo verdaderamente distinto es notable. Ocurre incluso con grupos para los que Instagram y otros canales interactivos ocupan casi totalmente su atención. Lo vivimos cuando Art Democracy se entregó el año pasado, por iniciativa de uno de nuestros anunciantes, a unos 300 elegidos de la generación sub 30: la recepción fue tal que se decidió repetir el operativo y hasta hoy seguimos recibiendo mensajes -vía Facebook- para preguntarnos cuándo sale el próximo número y dónde pueden encontrarlo.
O e s e d e d o t e j b O El mensaje que posteó una seguidora en nuestra página de Facebook, resume ese interés de esta manera: “El fin de semana finalmente encontré Art Democracy en una librería de Palermo y me senté ahí mismo a hojearla. Lo primero que me sorprendió fue el tipo de papel y sentir el olor a tinta, es como un libro. Me encantó el diseño, la presentación de cada nota, totalmente distinto al resto de las revistas, al menos entre las argentinas. Más tarde, en casa, me metí de lleno en el contenido... verdaderamente hace honor al nombre “Art Democracy” e invita a leerla de corrido. En una hora la devoré. Creo que fue la primera vez que leo sobre arte sin que me resulte aburrido o rebuscado. El enfoque que le han dado a las notas, alejado de toda pretensión académica, me pareció otro hallazgo. Me quedé con ganas de tener los números anteriores. ¿Hay manera de conseguirlos? ¡¡Los felicito!! Creo que más que una revista han creado un objeto de deseo”. Encontramos esa definición encantadora. Por lo pronto, nos parece una excelente forma de explicar que este cuerpo de ochenta y ocho páginas de papel obra, que pesa 588 gramos, en realidad tiene espíritu propio y hasta es capaz de despertar algunas emociones. Veamos si este nuevo número vuelve a lograrlo. ¡Que lo disfrutes!
Guillermo González Taboada EDITOR
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Paula Duró | Julio Hilger | Elisa Insúa Alexis Minkiewics | Maxi Ocampo Salinas Leo Ocello | Elías Santis Toda selección suele ser arbitraria y ésta, la primera que decidimos hacer de una generación que está despuntando, seguramente también lo es. Por eso comenzamos esta nota por lo que debería ser el final, mencionando a otros que según sus pares no deberían quedar afuera. Van sin un orden particular: Nicanor Aráoz, Nicolás Bacal, Florencia Rodríguez Giles, Teddy Williams, Rosario Zorraquín, Martín Legon, Irina Kiachuk, Sol Pipkin, Tomás Maglione, Pablo Accinelli, Adriana Minoliti, Julián Terán, Nicolás Mastracchio, Luciana Lamothe, Augusto Zaquetti, Mercedes Azpilicueta, Noelia Farías. Entre los que encabezan esta página y los que acabamos de enumerar los hay ya “reconocidos” en el mundillo del arte local, porque han exhibido en varias oportunidades y recibieron elogios, están trabajando en el taller de algún consagrado, tienen uno o más galeristas que los promueven, fueron descubiertos por coleccionistas importantes o en varios casos ya fueron premiados. De cualquier manera, con mayor o menor exposición, lo que identifica e iguala a todos ellos -más allá de las notorias diferencias entre sus trabajos- es que hoy están en esa categoría que, si bien no tiene límites precisos, es la que todos miramos con interés y expectativa: la de los emergentes, la de los que han comenzado a brillar.
Fotografías de los artistas: Achi Pirovano
Elisa Insúa, Che Guevara: un Retrato Capitalista, 2015, ensamblaje sobre madera, 130 x 100 cms.
Bienvenidos entonces a una brevísima síntesis sobre vida y obra de algunos de los que están llegando.
Nuevos Emergentes Argentinos
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Elisa Insúa, Intervención de zapatillas para Adidas Originals, 2014, 30 x 13 x 12 cms.
Elisa Insúa es quizá la más conocida y es natural porque lo suyo es un pop particular. En apenas tres años su trabajo se ha visto reflejado en más de 25 notas y entrevistas, en medios tan dispares como la cadena Al Jazeera o Harper’s Bazaar. Sus collages -de materiales que parecen imposibles- tienen una fuerza y una búsqueda artística notables. Lo que ella llama “basura resucitada” se convierte a partir de su imaginación en obras como la celebrada “Escalera al Cielo”, donde representó el ascenso social, revistiendo sus peldaños con objetos relacionados al consumo, hasta alcanzar una nube, conformada por los más suntuosos. Atención con Elisa Naranja Mecánica Insúa, que tiene apenas 25 años y reconoce haberse inspirado en Berni, de la Vega y Mondongo. Nuestra visión: Minujín hay una sola, pero como Elisa Insúa no hay dos.
Elisa Insúa Elisa Insúa, En llamas, 2014, 50 x 40 x 70 cms.
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Julio Hilger, Lecciones de guitarra con Yngwie Malmsteen, 2012, 250 x 250 x 150 cms.
Julio Hilger, Conejo dos, 2009, tinta, 100 x 70 cms.
Julio Hilger
Descubrimos a Julio Hilger en Fiebre, esa joven galería liderada por Tomi Fox y Rodolfo Schmidt, que durante tres años generó una movida fantástica en el Patio del Liceo de Buenos Aires. En 2012, Julio montó allí una instalación “Lecciones de guitarra con Yngwie Malmsteen”, donde un grupo de entrañables personajes de arcilla componían una suerte de orquesta, entre rockera e ingenua. Luego expuso su “Ritual de lo habitual”, otra reunión de personajes aparentemente inocentes -ositos, perros y pequeñas muñecas- con los cuerpos intercambiados y coronados por velas, que producían un efecto inquietante. Sus Puppies y Budas de arcilla, pequeñas esculturas que revelan su estilo, son parte de un cuerpo de obra en plena evolución en el que se destacan también los dibujos con pocos trazos, por lo general animales, de factura poco común. Julio Hilger está en camino de cosas mayores y recomendamos mantener el ojo en él.
Julio Hilger, Puppy, 2012, arcilla cruda, 41 x 39 x 29 cms.
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Alexis Minkiewics
De la cantera del taller de Dolores Casares. Allí, tiempo atrás, lo vio el galerista Aldo de Sousa y lo llevó a arteBA. Antes de la inauguración, ya se habían vendido dos de sus obras. Alexis dice que a través de la escultura, el dibujo y la instalación, intenta entender la naturaleza y lo que pasa entre la vida y la muerte. El retorno a lo primitivo, afirma, es una de sus obsesiones. Este año uno de sus trabajos integró la subasta de MALI, el Museo de Arte de Lima. Fue seleccionado para la Bienal de Bahía Blanca, participó en PARC Lima invitado por de Sousa y en arteBa lo presenta Zavaleta Lab. Alexis Minkiewicz está subiendo rápido y conviene seguirlo.
Alexis Minkiewics, El origen del mundo, 2014, metal desplegado, cable de acero, Zabaleta Lab, Edificio de la Defensa foto: Pablo Mehanna
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Leo Ocello, Escurridizo 1, 2013, acrílico y metal
Anne Smurra, colaboradora de Art Democracy, nos llevó a conocer las obras de Leo Ocello, en una feria de arte en el Recoleta. Allí vimos sus interesantes acrílicos. Netos, sencillos y a la vez sofisticados. Algunos montados en soportes de acero como parte de la obra. El conjunto, de una terminación impecable. Leo trabajaba en un restó de Palermo Hollywood pero su corazón está en su futuro de artista. Este año participó en una muestra colectiva del Fondo Nacional de las Artes, “Geometría como Condición de Posibilidad”, un cruce entre obras del patrimonio del patrimonio del FNA -entre ellos Brizzi, Mac Entyre y Pettoruti- y de nuevos artistas. Ahora está experimentando con nuevos materiales y ensayando formas. Leo Ocello aún no está en la mira del coleccionismo activo, pero aquí levantamos la perdiz. Alexis Minkiewics, Sin título, , 2013, purpurina, grafito y carbón sobre papel, 52 x 35 cms., Foto: Nicolás Martella
Leo Ocello
Leo Ocello, Metamorfosis, 2012, acrílico
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Paula Duró, La fuerza, 2011
Paula Duró
Paula se inició en artes visuales en el IUNA aunque presumiblemente su vocación se gestó junto a su padre, músico y artista plástico. En 2004 participó de “Curriculum 0” en Benzacar y más tarde se unió al colectivo “No Definitivo”, una plataforma de más de 25 artistas que tienen como premisa promover la fraternidad transcordillerana. Desde entonces ha participado de una gran cantidad de muestras con el grupo. Hace unos años le dijo al suplemento NO de Página 12: “Yo creo que la realidad es mágica. Lo que la mente cree es lo que sucede. Encontrar lo fantástico es gratis”. Su obra no la contradice, está plagada de situaciones mágicas.
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En apariencia, sólo en apariencia ingenuos, los trabajos de Paula son en realidad tan profundos como originales.
Paula Duró, Elefante torre 2, 2011
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Entró en nuestro radar en 2011 con su serie “Magnéticas Redes”, unos singulares collage geométricos, creados a partir de cintas magnéticas recicladas de tarjetas de subte. Esa serie gustó mucho y varios coleccionistas incorporaron algunas de las obras. Al poco tiempo nos volvimos a fijar en él y estaba haciendo algo totalmente distinto. Y cada vez que volvimos a mirarlo, parecía que se trataba de otro artista. Este año tuvo en Quimera del Arte una muestra individual, “Darle cuerda al reloj” y nuevamente, el Maximiliano de hace apenas algunos meses se zambulló entonces en otras profundidades, absolutamente distintas. Original, inconformista y decidido a empujar la frontera, Maximiliano Ocampo Salinas seguramente va a dar muchas sorpresas. En nuestra opinión, vale la pena seguirlo aunque el camino no siempre es fácil.
Maxi Ocampo Salinas, Magnéticas Redes, 2011
Maxi Ocampo Salinas
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Elías Santis
Elías Santis hace rato que “emergió”, sin embargo y tal vez porque vive entre Chile y la Argentina, lo suyo aún no ha trascendido como se merece. Radicado en Santiago, es para algunos un fuera de serie, lo suyo es distinto y también de una calidad notable.
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María Luján Torralba, en Dínamo, escribió: “Sus obras se las podría clasificar dentro del Realismo Mágico o a la Figuración Narrativa, sin embargo su estilo es tan personal que sólo se lo puede englobar dentro del Santismo”. Integrante como Paula Duró de “No Definitivo”, Elías dice: “Hay algo que siempre está en mi obra, porque yo adoro que siempre esté, y es el misterio”. Ese misterio en cada uno de sus trabajos, es lo opuesto de lo que sucede con Elías en la vida real: “Pretendo llegar a ser simple, sincero y flexible. Me considero un aprendiz constante”. Pronóstico: en algunos años todos estaremos hablando de Elías Santis.
Elías Santis, La Fábrica del Mundo, 2008, acrílico sobre tela, 120 x 80 cms.
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Polesello x Naná Naná Gallar do
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FALTANDO POCO PARA QUE INAUGURE LA MEGAMUESTRA DE POLESELLO EN EL MALBA, EN LUGAR DE COMENTAR LO QUE VAS A VER ALLÍ, PREFERIMOS CHARLAR CON NANÁ GALLARDO, SU COMPAÑERA Y CONFIDENTE DE TANTOS AÑOS, PARA TENER UNA VISIÓN MÁS ÍNTIMA DEL ARTISTA Y DEL PERSONAJE. Si admirás a Polesello y entrás a la casa-estudio de Virrey Avilés -donde vivió y trabajó durante años- te vas a sentir como un chico en Disneyworld. Entre acrílicos espectaculares y grandes pinturas, el universo Polesello te envuelve de inmediato. Pero vinimos a ver a Naná:
< Registros Akásicos (fragmento), 2003, acrílico sobre tela, 151 x 131 cms., colección del artista, Foto: Caldarella & Banchero
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Losen (fragmento), 2003, acrílico sobre tela, 180 x 90 cms., colección particular, Foto: Caldarella & Banchero >
“Polesello tenía anotadores por toda la casa -dice Naná- en ellos hacía dibujos chiquititos. Me despertaba de madrugada para contarme lo que había imaginado, después se dormía y cuando se levantaba, ya estaba en otra cosa. Discutíamos porque yo lo empujaba para que llevara a fondo lo que había soñado. Por lo general, terminaba dándome la razón”.
Sin título (fragmento), 1969, óleo y esmalte sobre tela, 100 x 100 cms.
“Lo vi por primera vez en los 80, en una inauguración suya en lo de Ruth Benzacar, a la que fui con Federico Peralta Ramos. Antes que Polesello llegara recorrí la muestra, me detuve en una obra y tuve la clara sensación que yo tenía que ver con ella. Fue una conexión inmediata. Ese día apenas cruzamos saludos. La obra está colgada aquí, cerca mío, en el taller”.
“Sus obras de los ‘60 y los ‘70 son de una actualidad impresionante”. Naná Gallardo
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Cuando Naná aún no había nacido, Polesello ya era una joven promesa. Corrían los 60 y ya vivía de su arte. Atrás había quedado su trabajo de diseñador gráfico en una de las grandes agencias publicitarias de la época. Primero obtuvo una beca para viajar a Washington. Al poco tiempo ganó el Braque y se fue a París por un tiempo. “Pero donde más estuvo fue en Caracas -dice Naná- allí lo admiraban especialmente y los grandes coleccionistas venezolanos tienen mucha obra suya”. Tal vez inspirado en la historia de Walter Keane (“Big Eyes”) alguien lanzó la versión que Polesello tenía una gran habilidad para las relaciones públicas y quien en realidad creaba las obras era su hermano Osvaldo. Naná se indigna: “Es una falsedad que no merece ningún comentario”. “Polesello circulaba mucho, iba a casi todas las inauguraciones, era muy sociable. Eso contribuyó a su notoriedad pero lo trascendente está en su obra que es maravillosa y se sostiene en el tiempo. Se vio, se ve y se verá siempre de esa manera”.
< Sin título, 1959, acrílico tallado, 32,4 x 15,5 x 4,5 cms., colección del artista, Foto: Adrián Rocha Novoa
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Rogelio Polesello, 2005, foto: Adriรกn Rocha Novoa
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Procesos mentales, 1976, acrílico sobre tela, 162 x 162 cms. colección del artista, Foto: Caldarella & Banchero >
“A Polesello le encantaban el diseño, la moda y, particularmente, la arquitectura”. Naná Gallardo
“Polesello adoraba a Klee, también a Vasarely y a Soto, pero definitivamente su debilidad era Klee. Entre nosotros, le gustaba mucho la obra de Siquier. El diseño, la moda y particularmente la arquitectura le encantaban. Siempre decía que era un arquitecto frustrado y le fascinaba el trabajo de Zaha Hadid. Por su parte a muchos arquitectos conocidos, entre ellos César Pelli, les gustaba lo que hacía Polesello y realizó por encargo una cantidad considerable de trabajos que se integraron a edificios”.
Sin título, 1971, acrílico tallado, 56 x 119 x 8 cms., colección del artista
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Simún (fragmento), 2003, acrílico sobre tela, 151 x 182 cms., colección del artista, Foto: Caldarella & Banchero
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“El Polesello-niño -dice Naná- ya era un artista. En el colegio le decían a su madre que no le hiciera los dibujos: era imposible imaginar que un chico tuviera tanta habilidad. Por entonces ensayaba con la figuración, había creado una historieta que dibujaba con gran empeño en la que él mismo era el protagonista”. “Los cristales, las transparencias, los caireles de las viejas arañas, lo atrapaban. El efecto de la luz al traspasar una ventana y las formas geométricas eran para él una fuente de inspiración. El acrílico fue una consecuencia de todo eso y era un material de la modernidad. Polesello es un moderno, cuando vemos hoy sus obras de los 60, de los 70, son de una actualidad impresionante” concluye Naná. Y coincidimos totalmente. Ver hoy la obra histórica de Polesello es adentrarse en la actualidad.
Rogelio Polesello, 2005, Foto: Vicky Aguirre
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Agostino Iacurci
Desde Foggia, en el sur de Italia y luego de establecerse en Roma durante más de seis años, Agostino recorre el mundo montado en su imaginación y su particular estilo. Primero fue Europa. Luego Japón, Brasil, Rusia, Australia, Corea y los Estados Unidos. Hoy tenés una buena chance de toparte con su obra en cualquier parte: Agostino Iacurci, un trotamundos del arte urbano. Arriba: Agostino en su estudio, © Giorgio Coen Cagli
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Mural en rascacielos, Taipei, Taiwรกn, 2013
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Para un artista, pintar en la calle es una experiencia única. Resulta divertido tener una respuesta inmediata sobre lo que está haciendo. Agostino Iacurci dice que para él lo es especialmente, ya que por lo general trata de que sus obras estén conectadas de alguna manera al lugar donde están siendo realizadas. La simpatía que despierta su estilo, invita a grandes y chicos a hacer sus comentarios y para Iacurci, la principal fortaleza del arte urbano es precisamente la chance de entablar un diálogo con un gran número de personas. A simple vista, el trabajo de Agostino podría ser catalogado como “ilustraciones infantiles” pero al detenerse en los personajes y situaciones que pinta a gran escala, observamos que se trata de momentos cotidianos, contados con un lenguaje visual que se presta a distintas interpretaciones que oscilan, según una visión algo sofisticada, entre la premonición y la ironía.
Future Simple, distrito Las Armas, Zaragozza, España, 2012
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Con apenas 28 años, Agostino Iacurci está considerado como el artista urbano número uno en Italia. Comenzó haciendo graffitis en 1998, cuando apenas había cumplido 12 y sólo pintaba letras. Al poco tiempo eso ya no lo conformaba y se instaló en Roma para estudiar arte e ilustración. Comenzó a seguir el trabajo de grandes murales que hacían artistas como Blu, Os Gemeos, Run y algunos otros y allí empezó su sueño.
Grafts, realizado para la 55° Biennale di Venezia, Venecia, Italia, 2013
The dialogue, Oberkampf, ParĂs, Francia, 2013
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ÉL “Lo mejor de la obra de Agostino es su convivencia con el entorno: paleta y composiciones sutiles que se adaptan perfectamente a las formas más variadas de los muros. Cuando la simpleza es sobredimensionada se logra algo increíble”.
LO VE
ASÍ
MARTÍN RON Artista urbano
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gli gio Coen Ca
, 2015 ©Gior
rn, Roma, Italia
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“Roma es hermosa y toda su riqueza artística es muy inspiradora, pero mi principal inspiración surge de la vida cotidiana”. Agostino Iacurci
Homo Paleolicus, pintado para el Festival de la Memoria Urbana, Arce, Italia, 2014
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Fat Plants, realizado en el marco del “Bloop Festival”, San Antoni, Ibiza, España, 2014
Su trabajo, según sus propias palabras, tiene muchas influencias. “Cada temporada -dice Agostino- me enamoro de distintas corrientes artísticas, músicos y gente que juega un rol decisivo en mi forma de crear”. “Hay constantes en mi obra como la apelación a situaciones cotidianas y el deseo de generar imágenes simples que cualquiera pueda interpretar de manera personal. Pienso que todo mi trabajo gira sobre las relaciones entre la personas, observadas desde un punto de vista algo irónico”. “Amo el trabajo de Bruno Munari -el diseñador, inventor y artista italiano- y su constante búsqueda del balance entre la simplicidad y la complejidad”. “La naturaleza narrativa de mi trabajo está influenciada por el cine: admiro el trabajo de Aki Kaurismaki y Jim Jarmusch”.
The Globe, San Basilio, Rome, Italia, 2014
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Pietro non torna indietro, Lugano, Italia, 2012
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Desde 2008, Agostino ha venido interviniendo la piel de grandes edificios y también de instituciones y lugares públicos, en los que ha sido invitado a trabajar desde los lugares más remotos. Esto incluye, ámbitos tan distintos como una iglesia y una prisión de máxima seguridad en Roma. Como ocurre con algunos de sus pares más destacados, su condición de artista urbano popular y proyectado a nivel internacional, ha sido descubierto por las galerías de arte. Allí lo espera un desafío tan importante o más que pintar a gran escala: afrontar la crítica de públicos más reducidos que aprecian no sólo la técnica y el estilo, sino el contenido, el mensaje de cada obra. Siamese, London Camden, Londres, Inglaterra, 2013
Haber llegado a esta instancia, con un par de años todavía por recorrer antes de doblar en los 30, significa para Agostino un handicap considerable. Sin embargo, al animarse al circuito de galerías, le ha llegado la hora de persuadir con su talento al establishment del arte, poniendo en evidencia que la simplicidad de su obra -como la de su admirado Bruno Munari- en realidad encierra una complejidad trascendente.
Housewarming, realizado para la Conferencia “Living Walls” donde Agostino fue invitado a participar, Atlanta, Georgia, Estados Unidos, 2013
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En 1995 y luego de una larga investigación, la periodista inglesa Frances Stonor Saunders hizo público en The Independent lo que a lo largo de muchos años fue simplemente un rumor: durante la Guerra Fría, la CIA utilizó el arte moderno norteamericano -con Jackson Pollock a la cabeza- como un armamento innovador en su batalla de propaganda contra la Unión Soviética. El por entonces nuevo movimiento artístico integrado por de Kooning, Motherwell, Kline y Rothko entre otros, podía enarbolarse como prueba de la creatividad, la libertad intelectual y el poder cultural de los Estados Unidos. En su artículo para The Independent y antes que apareciera su libro -La CIA y su Guerra Fría Cultural- Saunders reveló que ni bien se fundó la famosa agencia de inteligencia, en 1947, se tomó la decisión de incluir la cultura y el arte en el arsenal propagandístico norteamericano. Sin que lo supiesen los artistas, el nuevo arte americano era promovido de manera secreta. Según señalaba Saunders en ese artículo: “Preocupada por el atractivo que aún tenía el comunismo para muchos intelectuales y artistas occidentales, la nueva agencia creó una división, la de Inventario de Valores de Propaganda (Propaganda Assets Inventory), que en su apogeo podía ejercer su influencia sobre 800 periódicos, revistas y organizaciones de información pública. Bromeaban con que era como una rocola (jukebox): cuando la CIA presionaba un botón podía escuchar la melodía que quisiese en todo el mundo”. El paso siguiente fue crear en 1950 la División de Organizaciones Internacionales, bajo el comando de Tom Braden. Se ubicaron agentes suyos en la industria del cine y en casas editoras, con publicaciones que abarcaban desde la música hasta guías de viaje, patrocinando giras de artistas de jazz, giras internacionales de grandes orquestas como la Sinfónica de Boston y se promovió especialmente el movimiento avant-garde norteamericano, el Expresionismo Abstracto. En 1947 se había realizado un intento más abierto, cuando el Departamento de Estado organizó y financió una muestra internacional itinerante titulada “Advancing American Art” con el fin de refutar -según Saunders- las sugerencias soviéticas de que America era un desierto cultural. Pero esa exhibición causó indignación en su propio país y tuvo que cancelarse, luego de un gran polémica en la que un congresista llegó a decir “Sólo soy un tonto americano que paga impuestos para esta basura”. Para evitar confrontar públicamente con tanta ignorancia y contrarrestar el irracional pensamiento maccarthista que atacaba todo lo que fuese avant-garde o no ortodoxo, se convocó a la CIA. Con un plantel de graduados de Yale y Harvard, muchos de ellos coleccionistas de arte y escritores en su tiempo libre, la CIA -según relata Saunders- se convirtió en una suerte de santuario del liberalismo.
La validación de un artista o de un movimiento, históricamente viene de la mano de museos, curadores, críticos y otros grupos reducidos que tienen un fuerte predicamento y determinan lo que tiene valores para trascender. Sin embargo, durante los años 50 y 60, un insospechado, poderoso y oculto jugador, contribuyó a la validación del arte moderno norteamericano a nivel mundial.
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CIA y Arte durante la Guerra Fría
Fue un ex agente de la CIA, Donald Jameson, que rompió el silencio a mediados de los noventa y dijo que “la CIA vio en el Expresionismo Abstracto una oportunidad”. Y en tono de broma agregó: “Con respecto al expresionismo abstracto me encantaría poder decir que la CIA lo inventó sólo para ver qué pasaría en Nueva York y en el Soho el día de mañana. Pero creo que lo que en realidad hicimos fue reconocer que el movimiento del Expresionismo Abstracto era el tipo de arte que hacía que el Realismo Soviético se viese aún más rígido y limitado de lo que era. Y se explotó esa relación en algunas de las exposiciones”. Para llevar adelante su interés encubierto en la avant garde de izquierda americana, la CIA tenía que asegurarse de que no se descubriera su patrocinio, escribe Saunders. El propio Jameson lo explicó así: “Las operaciones de este tipo sólo podían hacerse a una cierta distancia de manera que no hubiese que alertar a Jackson Pollock, por ejemplo, o hacer nada que involucrase a esta gente en la organización. Y no podría haber sido más de cerca porque la mayoría de ellos eran personas que tenían muy poco respeto por el gobierno, y ciertamente ninguno por la CIA. Si tenías que usar a gente que se consideraba de una manera u otra como más cercana a Moscú que a Washington, bueno, tanto mejor quizás”. “¿Hubiese sido el Expresionismo Abstracto el movimiento artístico dominante en los años posteriores a la guerra sin este patrocinio? Probablemente la respuesta sea sí” escribió Saunders y concluyó: “sin embargo observemos donde terminó este arte: en los halls de recepción de los bancos importantes, en los aeropuertos, en los edificios gubernamentales, en las salas de directorio y en los grandes museos. Para los agentes de la Guerra Fría que lo promovieron, estas pinturas eran un logo, una firma de su cultura y de su sistema que querían exhibir en todo lugar donde importase. Tuvieron éxito”. Art Democracy te recomienda leer el artículo de Frances Stonor Saunders en The Independent de Londres, googleando “Modern art was CIA ‘weapon’”. También recomendamos leer su libro “The Cultural Cold War: The CIA and the World of Arts and Letters”, editado por Paperback en 2000. Un extraordinario documento sobre los mecanismos que se utilizaron para orientar al gran público hacia un modelo cultural.
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< Nro. 8, de la serie Capa Rusa
Leandro Allochis
No es común que una galería de Buenos Aires decida inaugurar una muestra en pleno verano. Claro que tampoco era común lo que el fotógrafo Leandro Allochis presentó este último Febrero en Elsi del RÍo. Quienes fueron hasta Palermo Hollywood, convocados por Fernando Entin, salieron convencidos de que lo que hace Allochis está bueno y por sobre todo, es distinto.
Leandro Allochis parece ser un “rara avis” dentro de la fotografía en la Argentina. Encontrar un discurso propio, crear personajes, imaginar hasta el último detalle para componerlos, idear las situaciones en las que van a estar involucrados, hacer un casting preciso, realizar una pre-producción minuciosa, fotografiar con excelencia y finalmente sumarle a esos retratos un código que completa cada obra y la resignifica, no es para cualquiera. Pero todo eso es precisamente lo que ha hecho Leandro Allochis en su muestra “Capa Rusa”, inaugurada el 9 de Febrero de este año, en la galería que dirige Fernando Entin.
Estamos acostumbrados a las muestras de fotografía en las que no hay otro imaginario ni otra creación más que la que la realidad misma ofrece. La temática de esas documentaciones de la realidad suelen ser más o menos originales. Felizmente muchas de ellas están trabajadas con una técnica inobjetable y el artista “aparece” quizá por el encuadre de la imagen o la oportunidad del disparo, tal vez por la iluminación o algún efecto que transforma esa realidad documentada en algo distinto y le agrega valor artístico. Así hemos visto trascurrir las imágenes de personajes que se han destacado en alguna especialidad, hechos políticos que suceden en las calles, paisajes urbanos, naturalezas muertas, mujeres y hombres comunes en situaciones no convencionales, artistas posando o artistas en acción y podríamos enumerar una cantidad más. La fotografía artística en la Argentina ronda muchas veces esas temáticas, elaboradadas a veces de manera sublime y otras no tanto.
< Selfie de Leandro
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Leandro Allochis decidió -al menos en Capa Rusa- tomar otro camino, menos habitual y más comprometido, ya que lejos de elegir un tema y retratar la realidad con mayor o menor búsqueda conceptual o recursos artísticos, decidió reinventar una realidad que nos remite a la Rusia zarista o al menos a algo que nuestra imaginación supone fue parte de ella, a través de personajes ficticios que cumplen a la perfección su papel para recrear en nuestra mente esa ilusión de tiempo pasado en aquella Rusia algo romántica, con un ejército de uniformes decididamente más glarmorosos que los que vinieron después.
Cualquier imperfección en este relato visual hubiera puesto a Allochis al borde del precipicio. Se pueden fotografiar ciudades o detalles de ellas, se pueden hacer buenos retratos de gente más o menos conocida, se pueden alterar imágenes del mundo real para trasmitir algo cotidiano y tornarlo artístico, se pueden hacer muchas cosas que pueden ser consideradas arte dentro de la fotografía, en un plano más o menos cómodo y poco comprometido para el artista. Lo que Allochis hizo en Capa Rusa fue saltar al vacío y el mínimo error en la búqueda de esos personajes, en la producción y detalles de las situaciones que los involucran, hubiera sido fatal.
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ELLOS “Allochis no refleja sino que construye la identidad de cada uno de sus retratados, con un sin numero de de “punctum barthianos” y constantes guiños a la historia del arte”.
“En las fotos de Allochis los objetos y las posesiones de los retratados parecen ser a la vez un instrumento de identidad y de sumisión, de expresión y de dominio”. RODRIGO ALONSO
JULIO SÁNCHEZ Curador, docente y crítico
Curador
LVO EN
ASÍ Nro. 22, de la serie Capa Rusa
El resultado es, en cambio, magnífico y trascendente dentro de este corredor del arte fotográfico al que muy pocos se atreven, quizá porque requiere de un enorme esfuerzo de imaginación previa y de otro no menor, para llevarlo a la práctica. Habrá que esperar el próximo paso de Allochis, quien parece tener lo que hace falta para volver a sorprender tomando un camino alternativo al que con tanta solidez recorrió en este caso.
“Me interesa la capacidad política de la fotografía y la ruptura de géneros y estilos. La estética, el artificio y lo teatral, como herramienta para debatir sobre la vida real”. Leandro Allochis
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“International Pop” en el Walker Art Center A mediados de los años cincuenta una fuerza que pronto se anunció imparable fue expandiéndose por el mundo. Como si se tratara de un espíritu errante fue contagiándose desde Estados Unidos y Gran Bretaña a Japón, Latinoamérica y Europa, entonces dividida por aquella cortina de hierro. Poniendo énfasis en el surgimiento global y la entusiasta migración de este fenómeno, es que el Walker Art Center pensó su muestra “International Pop”. Cinco años de búsqueda, de viajar para conocer los artistas de cada zona y contactar referentes y académicos locales permitió que los curadores Darsie Alexander y Bartholomew Ryan montaran una muestra que incluye alrededor de 125 obras de más de 100 artistas de 13 países. Uno de los datos interesantes de esta muestra es que tiene en cuenta el contexto histórico en el que emergió el pop. El efecto dominó que sembró este movimiento por todo el mundo no fue lineal y provocó ecos diferenciados que oscilaron entre la glorificación y el rechazo de las características atribuidas al pop art. Para saber más sobre esta exhibición, que reúne obras de Richard Hamilton, David Hockney, Andy Warhol, Cildo Meireles y Roy Lichtenstein, entre muchos otros, así como de varios artistas argentinos como Edgardo Giménez, Pablo Mesejean, Delia Cancela, Marta Minujín y Dalila Puzzovio, hablamos con el co-curador Bartholomew Ryan.
anticipándose a lo que este año hará la Tate de londres, El Walker Art Center de Minneapolis indaga sobre los inicios del Pop en inglaterra y estados unidos pero, sobre todo, explora lo ocurrido con este movimiento en otras partes del mundo.
Inés Viturro entrevista a Bartholomew Ryan, co-curador de la muestra 46
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, óleo sobre tel
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La exhibición está diseñada desde una perspectiva internacional. ¿Por qué eligieron ese punto de vista? Intentamos explorar lo que es el pop desde un nuevo encuadre de este fenómeno que cruzó muchas culturas, regiones y situaciones socioeconómicas. En las muestras convencionales se muestra al pop como un fenómeno que se inicia en Gran Bretaña, migra a los Estados Unidos y algo relacionado pasa en Europa Occidental y así en adelante. Pero ninguna exhibición exploró la forma en la que numerosos artistas en diferentes centros alrededor del mundo estaban respondiendo a aspectos de lo real que los envolvía. Ellos también estaban experimentado este gran cambio en la cultura que llegó con el mayor uso de la televisión, de las tecnologías de masas y el surgimiento de la cultura popular del entretenimiento y el consumismo. Y estaban respondiendo a estos cambios en sus propias dinámicas. En la guerra fría, en los países no comunistas se vivía esta suerte de era de poder de los Estados Unidos que estaba desarrollando tratados que permitieron exportar su versión específica de su cultura popular, casi como una herramienta de propaganda. Hay varios ejemplos de esto, ya sea en el tipo de acuerdos como la Alianza para el Progreso en Latinoamérica, o el Plan Marshall que reconstruyó Europa casi a la imagen de Estados Unidos. Y estaba la pregunta de si los artistas, ya fuera en Italia, Argentina o Japón, estaban respondiendo también a la cultura popular o estaban respondiendo a la versión estadounidense de la cultura popular. Y eso tenía muchos efectos políticos una vez que se salía de Estados Unidos: significaba algo muy distinto dependiendo de dónde te encontraras. Si estabas en Brasil o Argentina, en cierto punto era obvio que Estados Unidos estaba respaldando las dictaduras militares; entonces si tenías la importación del pop art de Estados Unidos, a muchos artistas les resultaba muy sospechoso. Aunque estuvieran respondiendo en formas similares a algunos cambios que estaban ocurriendo en su propia cultura, la idea de utilizar el término pop les resultaba a veces dificultoso y problemático. Nos interesó explorar esta dinámica y utilizar el pop, o la idea de esta palabra, o este tipo de trabajo como un filtro con el que examinar diferentes artistas y prácticas y ponerlas en conversación de una forma en la que nunca antes fueron relacionadas, aunque estuvieron muy interrelacionados en un paradigma internacional.
¿Creés que estos artistas sabían que estaban haciendo lo mismo? Sí, es muy interesante cuando uno rastrea cómo los artistas descubrían esos trabajos. Estuvo este famoso número de Enero de 1963 de la revista “Arte Internacional” que tenía mucha información sobre los artistas pop estadounidenses. Esa fue una de las formas en la que mucha gente se enteró de que una de las ramas del arte pop estaba ocurriendo en el mundo. Los artistas viajaban para recibir premios o becas, iban a bienales. Había una forma en la que podían tener conciencia de lo que se estaba desarrollando. Además había exhibiciones internacionales como la Bienal de Venecia de 1964 en la que Robert Rauschenberg ganó el premio principal. Entonces los artistas eran conscientes y usaban este material a su manera, a veces de forma muy subjetiva, muchas veces con muchas reinterpretaciones. La reputación que tiene el pop art de Estados Unidos de ser apolítico creo que es errónea en cierto grado. Pero definitivamente si vas a Brasil y ves obras que se relacionaban con estas prácticas, tienen más impronta política porque las condiciones del país eran peores por la dictadura militar. Joe Tilson, Look!, 1964, Walker Art Center, Art Center Acquisition Fund, 1966 © 2014 Artists Rights Society (ARS), Nueva York / DACS, Londres
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Circula esta visión de que el pop art es algo ligero. Con esta exhibición también se ve su costado político… Sí. En esta muestra se ven artistas que abordaron la cultura popular con un gran nivel de sofisticación ya fuera para satirizarla o celebrarla. Argentina es un muy buen ejemplo. El área de producción artística en Argentina que cubre la muestra es una fase temprana en los sesenta reunida en el Instituto Torcuato Di Tella, donde había artistas que, yo pienso que son percibidos como no políticos. Pero si ves lo que estaban haciendo eran muy políticos en términos de la representación de la identidad, la sexualidad, el género y también desde la expresión. Abrazaban la cultura popular como una ruta de escape de una suerte de cultura burguesa. Artistas como Dalila Puzzovio, Delia Cancela, Pablo Mesejean, Marta Minujín, Edgardo Giménez, ellos eran multidisciplinarios: se movían desde la performance teatral a las artes visuales, a la instalación y estaban creando este tipo de expresión que era bastante radical para la época. De cierta forma estaban desafiando las ideas convencionales de género, sexualidad, etc. Además eran muy sofisticados. Lo que es interesante desde una perspectiva de alguien extranjero es lo excepcionalmente brillantes que eran los artistas en la Argentina en los sesenta.
Edgardo Giménez, La Mamouschka operada, 1964, material sintético y esmalte sintético sobre metal, Colección Museo Castagnino+macro, Rosario, Argentina, Foto: Norberto Puzzolo
¿Se destacaban de sus pares en el mundo? La forma y el tipo de conceptualismo y desmaterialización que emergió en la Argentina en ese período, y esta es una opinión personal, fue mucho más avanzada del conceptualismo que existía en Estados Unidos. Un ejemplo es Dalila Puzzovio con “Doble Plataforma” que es una obra increíble y sofisticada y desde una dimensión pop sus zapatos eran preciosos, exuberantes y alegres. Eran exhibidos en una conservadora zapatería en la calle Florida y al mismo tiempo eran expuestos en el Di Tella.
Eran obra y objeto… Literalmente la gente podía comprar la obra y ponérsela y salir caminando. Y era una forma de poner el arte en circulación, y al mismo tiempo retener su valor artístico, ya fuera que la gente que compraba los zapatos lo entendiera o no. Si pensás en alguien como Cildo Meireles, el artista brasileño que un poco más tarde hizo sus “Inserciones en Circuitos Ideológicos”, él escribió sobre botellas de Coca Cola y luego las puso en circulación, con una intención mucho más política. Hoy el trabajo de Dalila puede ser visto como increíblemente experimental e interesante. Lo mismo Marta Minujín y Rubén Santantonín con “La Menesunda”: sus proyectos fueron muy innovadores.
io, Dalila Doble
Dalila Puzzov
Plataforma, 19
, metal, luces,
tos, acrílico 67/2002, zapa
Mock Galería,
, Argentina
Buenos Aires
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Marta Minuj铆n, Colch贸n, 1964/1985, acr铆lico sobre tela y goma espuma, Collecci贸n Jorges Helft y Marion Eppinger
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“Los artistas pop de otros países, ¿respondían a su cultura popular El interrogante de los ‘60
o, Moat, 19 Tadanori Yoko
sía del artista
bre tela, corte
66, acrílico so
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o a la versión estadounidense?”
Shinjiro Okamoto, One Little Indian, 1964, acuarela sobre tela, Komagata Jukichi Museum of Art ©Shinjiro Okamoto
¿Por qué estamos tan fascinados con el pop art? ¿Por qué nos atrae tanto? Creo que cuando mirás atrás, hacia esa época desde nuestra perspectiva tenés que verla como un nacimiento del ahora, los tiempos antes de la globalización, que anticiparon la globalización. Los tiempos antes de las redes sociales, que anticiparon las redes sociales. Los tiempos antes de que se convirtiera en un valor global casi universal -al menos para la gente que tiene los medios-, auto-difundirse, construir la propia identidad mediante la acumulación de objetos, mercancías y cierto estilo de vida. Así es más o menos como existimos ahora. Y creo que de muchas maneras el pop art tenía que ver con la identidad, y se relacionaba con este nuevo imaginario popular que intentaba venderte una identidad a través de lo que comprabas o adquirías.
Entiendo que la muestra está abordando el pop en toda su dimensión. Lo que la curadora Darsie Alexander y yo quisimos hacer fue una muestra que cambiara lo que la gente piensa cuando piensa en pop art. Vamos a una fase temprana que brinda una versión del pop más generosa, menos codificada por el mercado, que muestra la energía, la exuberancia, la vitalidad de estos jóvenes artistas alrededor del mundo que estaban produciendo en ese momento. Esos artistas no eran misántropos, no estaban sentados en sus sótanos con pinturas al óleo. Ellos estaban involucrados con el mundo y excitados por eso. Y había mucha diversión, y risas y juego en cada uno de los artistas que estamos mostrando, y eso es una parte innegable de este tema.
de G I RA
Walker Art Center 9 de abril al 6 de septiembre de 2015
Dallas Museum of Art 11 de octubre de 2015 al 17 de enero de 2016 Philadelphia Museum of Art 18 de febrero de 2016 al 15 de mayo de 2016
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Desde hace quince años y junto a Diego Costa Peuser, ideó y desarrolló eventos de arte y ferias de fotografía que no han parado de crecer. En el camino armó una de las colecciones más interesantes de la Argentina, que ahora pasará a ser parte de una fundación y a conformar el patrimonio inicial de su emprendimiento más ambicioso: el primer museo de Latinoamérica dedicado a la fotografía. 54
Gast贸n Deleau Fotografiado por Agust铆n Muguerza
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Para muchos seguramente no parecerá demasiado trascendente que antes de convertirse en un emprendedor como pocos en el mundo del arte, Gastón Deleau haya sido publicitario. Conociendo el paño, sospechamos que buena parte de ese modo suave y diplomático de persuadir y convencer a empresarios y medios, a mecenas y artistas sobre sus ideas y proyectos, proviene de su formación al lado de quien fuera en la Argentina un gran creativo, un inigualable vendedor de ideas y un hábil empresario: David Ratto. Pero como dijo otro prócer entre los emprendedores, un tal Donald Trump, al que parece haberle ido bastante bien, no basta con hacer la mejor pizza, para triunfar hay que saber promoverla y lo más importante, llegado el momento, entregarla bien caliente. Gastón Deleau es, en nuestra opinión, un acabado representante de esa manera de hacer las cosas: primero una gran idea, luego una convincente venta y finalmente una ejecución impecable. Así junto a Diego Costa Peuser, su socio en muchos proyectos y líder de la prestigiosa revista “Arte al Día”, desarrolló en plena crisis de 2001 lo que hoy es un clásico en Buenos Aires y Punta del Este: “Gallery Nights”, ese recorrido por decenas de galerías que por primera vez se abrieron a un público nuevo que hasta entonces no se atrevía a entrar. También desarrolló el programa internacional de La Semana del Arte, que en 2005 se extendió a Perú.
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En 2005, siempre junto a Diego Costa Peuser, lanzó “Buenos Aires Photo”, que anualmente y sin interrupciones se convirtió en otro éxito, convocando artistas y galerías de la Argentina y del exterior. Mientras esto ocurría, Gastón tuvo otra idea: creó el programa “Impact Art” y lo llevó adelante con UNiCEF convocando a otros artistas, los del deporte, entre ellos Messi, Ginóbili y del Potro. Si Buenos Aires le fue propicia, Lima no lo ha sido menos. Desde 2010 vienen realizando allí con Diego, “Lima Photo” y en 2013 fueron por más: una nueva plataforma cultural de exhibición bautizada “PARC Perú Arte Contemporáneo”, va camino de convertirse en otro clásico dentro del circuito de ferias en Latinoamérica. Pero todos estos años de hacer excelentes pizzas, promoverlas adecuadamente y entregarlas puntualmente, no fueron suficientes para Gastón. Sin descuidar lo que construyó a fuerza de imaginación, habilidad y compromiso, llegó el momento de alcanzar su mayor sueño. Amante de la fotografía, coleccionista metódico y otra vez, emprendedor incansable, decidió que éste es el momento para que Buenos Aires tenga un espacio internacional dedicado exclusivamente a su pasión. Y así, una vez más, comenzó a recorrer el espinel para sumar voluntades y conseguir los fondos necesarios para hacer realidad “Fola” (Fototeca Latinoamericana) el primer espacio dedicado por entero a la fotografía en Latinoamérica. Un lugar de exhibición, pensamiento, producción y discusión que abrirá sus puertas a fines de 2015 en Palermo, muy cerca de La Rural. 1200 m2 de pura pasión como Gastón entiende la pasión en sus proyectos: el corazón caliente y la cabeza fría para concretar, una vez más, con excelencia.
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Leandro Erlich
Leandro Erlich maneja con soltura el límite difuso entre realidad y ficción. Sus instalaciones desafían las certezas espaciales. Desde “La Pileta” -la falsa piscina con la que representó a la Argentina en Venecia en 2001- hasta hoy, uno de los artistas latinoamericanos con mayor proyección internacional
Escribe María Inés Viturro para Art Democracy
Hechas de espejos, líquidos, ladrillos o gases se transforman en nubes, cielos y mares, sus obras nos invitan a burlar la gravedad e intentar osadías como trepar edificios, flotar en el aire, atravesar paredes o sumergirnos en piletas sin perder el aliento, nada parece imposible en los escenarios oníricos que Leandro Erlich plantea. Alterando nuestra percepción, nos introduce en realidades paralelas y sus obras nos interrogan empujando la “normalidad” hasta sus límites. Nacido en 1973 en Buenos Aires, Leandro vivió en EE.UU y en Francia. Participó en varias bienales y representó a la Argentina en la de Venecia en 2001, donde montó “La Pileta” que -en la tradición trompe l´oeil - daba la sensación de que los espectadores estaban sumergidos. Sus obras son parte de colecciones privadas y públicas como la Tate Modern, el Centro Pompidou, el Israel Museum en Jerusalén y el XXI Century Museum of Contemporary Art de Kanazawa, Japón.
Foto: © Kornilov
Fue becario del Fondo Nacional de las Artes donde tuvo a Luis Felipe Noé de tutor y de la Fundación Antorchas, que le dio la chance de trabajar en el Taller de Barracas coordinado por Luis Benedit, Pablo Suárez y Ricardo Longhini.
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Bâtiment, 2004, Nuit Blanche, París, Francia © Leandro Erlich Studio
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Fue entonces cuando imaginó crear un obelisco para ubicarlo en el barrio de La Boca. Era 1995, el proyecto quedó en suspenso, hasta ahora que encontró su lugar en la explanada del Malba. Tan sólo el año pasado su obras se vieron en Australia, Hong Kong, Uruguay, Tokio, Seúl y Argentina. En carpeta para este año lo esperan Brasil, EE.UU, Alemania y Francia. En una pausa en sus idas y vueltas a Montevideo, ciudad en la que reside, hablamos con él.
En tus obras los espectadores se vuelven personajes protagónicos. Es como si ellas se activaran ante la presencia del público. ¿Es así? Sí, creo que hay un factor de participación. Quiero generar una experiencia y un vínculo con el espectador. Me interesa esta cuestión donde la participación es algo más que la contemplación, donde involucra una acción. No te puedo decir exactamente por qué pero intuyo que está vinculado a algo que tiene que ver con el tiempo en el cual vivimos, hay mucho de nuestra vida que está articulado de esa forma hoy. Quizás está vinculado a la tecnología también, hay mucha interfaz en nuestra vida hoy. Hay toda una articulación de formas en las cuales percibimos las cosas en las que nosotros somos agentes activos y me parece que el espectador es protagonista.
En general en tus trabajos hay espejos involucrados, reflexiones, ilusiones. ¿Por qué es éste tu campo de expresión, dónde lo que uno ve a simple vista no es lo que aparenta?
use, de Dalston Ho ns. en el backstage Gar Powell-Eva Leandro Erlich de to Fo , 13 llery, 20 Barbican Art Ga
Yo creo que la idea de que “lo que uno ve a simple vista no es”, se relaciona con algo que me importa, que es cuestionar aquello que está establecido, que lo damos por sentado. Me parece una sana rebeldía cuestionar las cosas.
Bâtiment, 2004, Nuit Blanche, París, Francia, © Leandro Erlich Studio
< Bank, 2012, Izolyatsia, Donetsk, Ukrania, 2012, © Semichev for Leandro Erlich Studio
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El Pasillo, 2007, Sudeley Castle, Inglaterra, © Leandro Erlich Studio >
Las ilusiones que generan tus obras, ¿Podemos decir que tu trabajo trasciende fronteras? ¿La gente se sorprende por igual más allá de la cultura a la que pertenezca?
¿Creés que ese gen provocador es parte constitutivo de ser artista? Creo que cada artista va a tener un gen, son diferentes cosas las que a cada uno lo mueven.
Hay una instalación que hice que era un consultorio de un psicoanalista en la cual los espectadores se ven un poco como fantasmas en un reflejo de un vidrio. Ese espacio, ese decor de consultorio en Buenos Aires y París puede tener una lectura y en Japón no saben lo que es y no por ello en Japón quedan por fuera de la obra.
De todas maneras lo que estoy diciendo son cosas que pienso pero en mi práctica no estoy buscando explicarle el mundo a nadie. No deja de ser una propuesta desde el arte y la interpretación del espectador tiene un altísimo valor, sea esta la misma que la mía o diferente.
Single Cloud Collection (Roma), 2012, Galería Ruth Benzacar, Buenos Aires, Argentina, © Leandro Erlich Studio
Swimming pool, 2004, 21st Century Museum of Contemporary Art, Kanazawa, Japón, © Leandro Erlich Studio
Sí, lo que está ligado a la percepción en términos físicos, ópticos, creo que escapa bastante a lo cultural. Es bastante universal al hombre, la idea de estar viendo algo que flota, ese tipo de percepción es compartida independientemente si uno habla japonés, chino, ruso o francés. Para mí, la percepción es un punto de partida, es un momento en el que hay un acto de seducción de la obra hacia el espectador donde el espectador se interesa en lo que está pasando y después las asociaciones y las interpretaciones que se hacen creo que van a ser diferentes entre diferentes culturas.
Yo creo que en mi caso hay algo de cuestionar aquello de la aceptación y sería normal imaginar que la acción de crear o inventar tiene que ver con echar por tierra cosas que están inventadas, o repensarlas. Pero hay algo con respecto a lo normativo, que siempre me generó como un problema, no es que sea un inadaptado social, pero estas cuestiones de las normas tienden a generar parámetros e ideas de realidad, y estas normas yo las acentúo en espacios arquitectónicos pero son normas que exceden la arquitectura. Son aquellas cosas que van dibujando nuestra forma de ver el mundo, el esquema del paradigma.
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“Ninguna obra nace a partir de lo técnico. Lo técnico está pura y exclusivamente al servicio de las ideas”. Leandro Erlich
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Le Monte-meubles – l’ultime déménagement, 2012, Place du Bouffay, Nantes, Le Voyage à Nantes, Francia, © Martin Argyroglo
Tus obras tienen mucho de investigación detrás. ¿Cuánto hay de técnica y de goce creativo en ellas? Ninguna obra nace a partir de lo técnico. Lo técnico está pura y exclusivamente al servicio de las ideas. Yo imagino cosas que me importan, historias que quiero contar y después se ve cómo se hace. No tengo una especial afición por lo técnico. Lo que sí tengo es una gran motivación por llevar a cabo las cosas y a veces requieren de bastante esfuerzo.
Pasaron 20 años desde aquel obelisco proyectado para La Boca. ¿Te parece que este proyecto en la explanada del Malba cierra un círculo en tu carrera? Si bien los proyectos son diferentes, es cierto que se relacionan al Obelisco de Buenos Aires y comparten el mismo grado de ambición. No sé si es un círculo que se cierra en mi carrera, pero percibo una suerte de elipsis. Me sorprende y alegra la idea de tener intereses comunes con quien fui hace 20 años.
Window And Ladder, Too late to ask for Help, 2008, Prospect One, New Orleans, Estados Unidos, © Leandro Erlich Studio
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“
Agustín Pérez Rubio
“Leandro Erlich es sin lugar a dudas uno de los más importantes artistas argentinos con una gran visibilidad internacional. Desde finales de los años noventa, siempre estuvo interesado en los procesos de captación del público y del enviroment que lo circunda, sean tanto efectos atmosféricos, arquitectónicos o urbanos, donde lo real y lo ficticio se dan la mano. Por eso su trabajo traspasa los parámetros de lo real para adentrarnos en otros espacios mentales, que casi por arte de magia nos transportan a una ilusión solo posible en el inconsciente. De todos modos, Erlich siempre ha sido el gran paseante, como Benjamín, que mira la ciudad y el alrededor con otros ojos, donde pretende construir un “otro” espacio de significación.
Director Artístico, MALBA En este sentido, él es una figura perfecta para comenzar el nuevo proyecto explanada que estamos llevando a cabo en MALBA. Un proyecto que pretende sacar al exterior los procesos escultóricos y plantearnos las relaciones entre lo que ha sido denominado escultura pública y lo contemporáneo. Su proyecto “La democracia del símbolo” juega en una doble vertiente replanteando la idea del monumento, -entendido este como gran escultura pública, sea un arco de triunfo, una torre o un obelisco-, donde lo va a llevar a ser un espacio plural, accesible y democrático en contra de su potencia estructural”.
”
ÉL
LO
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ASÍ 65
Tus trabajos como pintor, director artístico, diseñador, director de teatro, de cine y de ópera están entrelazados entre sí. Pero, ¿Con cuál empezaste primero? Tenía un oficio y eso es algo que no se pierde nunca y, donde vayas, te podés ganar la vida. Eso me lo inculcó mi papá, que era un intelectual, pero me decía que hay que tener un oficio. Entonces el trabajo de escenógrafo estuvo siempre acompañado de la pintura, yo he pintado siempre, hace cuarenta años que hago exposiciones. Empecé de muy chico en Córdoba, en teatros, haciendo escenografías con hueveras de cartón, que era lo único que había. Aprendí trabajando porque esas cosas no se estudiaban antes y soy autodidacta porque tampoco estudié pintura; todo lo he ido desarrollando en el campo de batalla como una extensión de mí mismo, tanto en el cine como en el teatro, pintando, escribiendo: aunque no se vea, es todo una sola cosa.
Tanto en “Más allá de los sueños” como en “El último gran héroe”, el inconsciente colectivo prevalece como algo esencial, ¿cómo llegaste a representar esas ideas? Lo que tienen las películas y lo que tiene un poquito mi trabajo, sin atribuirle a mi trabajo el resultado final de la película, es que yo tengo una gran afición por el fairy tale, mi estética tiene que ver con los cuentos. Entonces, “El último gran héroe” es un cuento de hadas y, de alguna manera, “Más allá de los sueños” también. Pero, el problema técnico que tenían en esa película era que había un elemento muy kitsch en el tema del cielo y el infierno, porque estaban ligados a ideas religiosas. Lo que yo propuse fue que cada personaje tuviera su propio paraíso, que estuviera basado en algunos elementos que los personajes veían cuando estaban “vivos”, como una justificación psicológica. Como diciendo, no es que esto sea así, es como el alma del personaje lo ve, era una forma de zafar.
¿Cómo es que te fue tan bien y tan rápido en Hollywood? No fue tan rápido, yo tenía 39 años y hacía 20 que trabajaba. Cuando llego a Estados Unidos mi inglés era bastante malo, tuve la suerte de que mi primera entrevista fuera con un director chino-americano que ha hecho muy buenas películas, Wayne Wang. Leí el guión de un thriller, que se llamó “Slam Dance” y me pareció que era como un cuento de Borges y se lo dije pensando “éste me va a decir que…” y Wangl me dijo, “Borges es lo que tenía en mente para esto”. Me ayudó nuestro enciclopedismo argentino. Hice unas cuantas películas independientes, después intervine en otras de alcance más masivo; como “Línea Mortal” que tuvo mucho éxito, y después “Más allá de los sueños” o “El último gran héroe”, con Schwarzenegger.
Eugenio Zanetti
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¿Cómo ves el desarrollo del cine en los últimos años? Desde el advenimiento de lo digital, se ha facilitado enormemente la posibilidad de filmar. Eso tiene cosas muy buenas y otras muy negativas. Cuando había serios impedimentos para llegar a una película, uno llegaba con un trabajo anterior, había pasado por una cantidad de coladores y la película estaba más digerida. Y no es lo mismo, porque en la narrativa, dentro de una absoluta libertad, existe un rigor que viene que todo tiene que estar vinculado dentro del creador, dentro de la teoría personal de lo que es la historia del arte, de lo que es Chéjov, de lo que es Hamlet. Desgraciadamente estamos hechos de la harina del pasado, si nosotros no tenemos una conciencia de todo esto, nuestro trabajo no es solamente es fragmentario, sino que peca de que queremos descubrir cosas que fueron hechas mucho mejor antes. Está bien querer hacerlas de nuevo, pero hay que ver primero como la hicieron antes. Y fíjate desde tu leal saber entender, si podés hacerla mejor o distinto. Si no, no lo hagas.
Además de ganar el Oscar por la Dirección Artística de “Restauration”, también fuiste nominado por “Más allá de los sueños”… Y también he trabajado intensamente, a veces por años, en películas que no se han filmado, por ejemplo en una de Disney que se llamaba “A princess of Mars”. En Londres trabajé un año y medio con Andrew Lloyd Webber en la primera versión cinematográfica de “El fantasma de la Ópera” y la película no se filmó, aunque finalmente la hicieron 20 años después sin mi participación.
Entrevista de Pilar Lonzième para Art Democracy En 1996 ganó el Oscar a la mejor Dirección de Arte por el film “Restauration”. El año pasado estrenó “Amapola”, su primera peli como Director. En Agosto dirigirá en el Colón “Don Carlo”, la ópera de Giuseppi Verdi. Mientras tanto, trabaja en su nuevo film, “The Dreamer”, en el que Mikhail Baryshnikov sueña que es Fred Astaire. Eugenio Zanetti... ¿cúal será tu próximo sueño?
Foto Eugenio Zanetti: Achi Pirovano
Asa Nisi Masa, Eugenio Zanetti, Foto: Alejandra Rey
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¿Fue difícil adicionar el rol de director en la filmación de tu película “Amapola” (2014)? Es difícil hacer y escribir una película que no está tratando de copiar una estructura aceptada, que es una historia de una búsqueda interior de un personaje, que incorpora lo musical de la manera en que yo vivo la música. Fui consciente de que estaba haciendo una película que los nerds del cine iban a detestar, porque no se parece en nada a lo que está de moda. Se lo que está de moda, con finales que no van a ninguna parte, se cómo hacerlo pero no quería hacer eso. En “Amapola” hice un poco de todo, como una expresión “artística”. Y quiero aclararlo, porque en un reportaje dije que “Amapola” había sido hecha como yo pinto un cuadro y alguien escribió que yo dije que “Amapola” era una obra de arte y no dije eso. Dije que hice “Amapola” como pinto un cuadro, sin las restricciones que uno se pone en el cine que en general tienen que ver con cosas no artísticas. Yo ni siquiera me autodenomino artista, porque artista es una calificación que alguien te da.
Al modificarse los modos y los medios de comunicación, en otras disciplinas también se acusa a la tecnología de banalizar, de ser inmediatista… En mi generación no teníamos televisión, no teníamos la ilusión de que podíamos hacer cualquier cosa como ahora, porque es una ilusión, salvo que se tenga un plan, más allá de poder acercarte con un golpe de Youtube, todo requiere de un trabajo. Lo más interesante es que existe una gran libertad; pero la libertad viene del conocimiento de la ética, no moral, de la ética de la forma en que el creador se comporta con la sustancia creativa. Me preocupa la falta de hambre por la historia del arte, por el trabajo humano, no me molesta lo banal ni lo kitsch. Pero estamos como adormecidos: “Perdón, ¿Usted vio” El conformista” del Bertolucci? -“No”, me responden. “¡Pero no estoy hablado del año ´20! Véala, porque si no, no le puedo explicar toda mi teoría de cámara”. Yo uso como diccionario esa película y los mando a ver esas películas, porque son importantes.
Estás por diseñar y dirigir una ópera de Verdi en el Teatro Colón y filmar tu segunda peli, en la que Baryshnikov seguirá los pasos de Fred Astaire ¿Qué se siente concretar estos sueños? En “The Dreamer”, Mikhail Baryshnikov hace de un viejo ruso que tiene la concesión de un cine, pasa películas viejas y sueña que es Fred Astaire; es una comedia dramática se va a hacer acá, en Argentina y es un papel muy especial para él. Después, Don Carlo es una ópera maravillosa que me gusta mucho y el trabajo, más que complejo, es muy completo cuando hacés el vestuario y la dirección; además, la ópera tiene la música, tiene todo… Como yo lo siento, el trabajo del artista es recordar la existencia de los niveles menos obvios de la realidad, que no son visibles, no reflejar la tripa en el cemento. Cuando diseño, no estoy en una búsqueda de éxito; hago todo: pintar, dirigir, filmar una película es lo mismo para mí, porque mi intención tiene que ver con el trabajo de naturaleza creativa, con la mayor libertad posible. Las otras cosas están fine.
Clown cordobés, Eugenio Zanetti, Foto: Alejandra Rey
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“Hay muchos tipos de artistas, como hay muchos tipos de personas. Entre ellos, hay quienes están siempre motivados y ven cada momento como una oportunidad para que su vida y la de otros resulte más interesante. Gildo es uno de ellos. Es difícil entender el esfuerzo que algunos artistas están haciendo hasta que vas y visitás su estudio, hasta que los ves trabajar y ves lo que están creando. Es recién allí cuando podés entender a un artista”. Eso dijo Julius Wiedemann, editor del libro 100 Illustrators y Director de publicaciones digitales de Taschen, cuando le pedimos su opinión sobre Gildo Medina. Y agregó: “Mi trabajo requiere de un ejercicio constante y puedo decir que he encontrado muy poca gente como Gildo”. Por su parte, Gildo se autodefine como un buen observador, un narrador que documenta casos y momentos, dejando sus historias sobre una variedad de superficies: Narcisse vs. Narcisse, quizá la obra más reproducida de esta serie, es un buen ejemplo. Gildo emplea una gran variedad de técnicas y medios, el lápiz y birome reemplazan a los pinceles. Su obra es una demostración de que el realismo no es para cualquiera y que practicarlo con un lenguaje actual es lo suyo.
Para Taschen, que ha revisado como ninguna otra editorial la ilustración en el mundo, Gildo Medina -el artista mexicano que vivió en Londres y luego se asentó en París- integra la élite. “Sentate” -invita Gildo desde el título de esta nota- y nosotros agregamos: ponéte cómodo para ver su serie de los sillones, un trabajo único y controversial. 70
Narcisse vs Narcisse, detalle asiento
Gildo Medina
Narcisse vs Narcisse, vista posterior
Gildo y su obra, Narcisse vs Narcisse
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“Cuando trabajo sobre un sofá, éste se convierte en un libro. Desde el asiento a los apoyabrazos, cada parte es un capítulo”. Gildo Medina
Narcisse vs Narcisse, detalle del respaldo
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Narcisse vs Narcisse, detalle del respaldo
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La diversidad cultural y académica es para Gildo Medina la base de su trabajo. El atribuye a su México natal el trasfondo surrealista. De Florencia ha tomado las técnicas tradicionales. De Berlín, la visión. De Hong Kong la complejidad y de Nueva York, la energía. La sofisticación, claro, viene de su largo romance con París.
Electro Ambassadeur, vista posterior
“Mi origen es el arte clásico, amo a Caravaggio, a Degas y soy fan de Ingres, aunque mis mayores influencias han sido Arturo Rivera y Rafael Cauduro”, le decía Gildo a Hotbook en una entrevista.
“El dibujo es un diálogo muy personal, nadie se mete, no hay luz que influya, no hay flash que afecte. Soy yo, mi mano y un fondo o un lienzo en blanco. El dibujo es lo que hago desde que soy niño, creo que es innato. Lo demás lo he aprendido. Cuando dibujo me siento como pez en el agua. Mi obra ya no es un papel, pinto piezas y antigüedades restauradas, intervenidas con birome o con lápiz de cera”.
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Electro Ambassadeur, detalle del respaldo
Electro Ambassadeur, detalle del asiento
Wiedemann, que ha investigado y conoce como nadie el mundo de la ilustración, define claramente lo que para él distingue a un ilustrador-artista: “En mi opinión son tres cosas. La primera porque es alguien capaz de crear un estilo tan fuerte y reconocible que cuando ves su trabajo podés decir con certeza quién lo hizo. La segunda, es la habilidad para dibujar o pintar retratos, con nuestros ojos podemos distinguir fácilmente los buenos retratos de los malos retratos. Está en nuestra naturaleza. Nuestros ojos y nuestro cerebro están entrenados para identificar los pequeños detalles y ver la expresión y la emoción en cada cosa que vemos. La tercera, en mi opinión, es cuánto de pensamiento -de imaginación - y de trabajo duro hay puesto en una obra. Gildo es un trabajador incansable, que cumple perfectamente con estos tres requisitos”.
Electro Ambassadeur, detalle del frente del respaldo
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Again and again and again, vista posterior
En una reciente entrevista, Gildo le dijo a Hotbook: “Me motiva el esfuerzo de la gente, aunque no siempre sea artístico. Me motiva por haber sido inmigrante: he vivido fuera de mi país por quince años. Mis héroes son los mexicanos que se animan al desierto, las mujeres embarazadas que se atreven a cruzar el río para poder tener una mejor vida y sostener a su familia.
“¿Loco? tal vez… ¿ordinario? ¡jamás!” Gildo Medina
LO VE
ASÍ
“Gildo Medina es un artista incansable y se levanta cada día para hacer lo que mejor sabe: mostrarnos algo que nosotros jamás hubiéramos imaginado”. JULIUS WIEDEMANN Editor del libro 100 Illustrators y Director de Publicaciones Digitales de Taschen
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Again and again and again, vista frente
ÉL
Esos son mis héroes principales. Porque se esfuerzan por lograr lo que quieren, van hasta el final y de ahí se superan, creo que esa es la base de cualquier artista. No me gusta cuando alguien ya se cree artista y no se esfuerza por reinventarse. Toda esa gente que lucha es mi modelo a seguir”
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Cristina Ghetti
FotografĂas de Cristina Ghetti: Eva MaĂąez
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El Op Art, esa ilusión capaz de enredar al más perspicaz de nuestros sentidos, es para Cristina Ghetti “la puerta que conduce a un mundo de acontecimientos secuenciados y multisensoriales”. Su serie “Mareas” es una inspirada relectura de un movimiento que tuvo su epicentro en los años 60 y que gracias a la seducción que ejerce sobre la vista, invadió muchos ámbitos, incluyendo la moda. 79
Nuestros ojos constituyen prácticamente una proyección externa del cerebro y acaso el principal punto de contacto de nuestra mente y conciencia con el exterior. El llamado “arte óptico” se aprovecha del sentido de la vista para generar una suerte de engaño que cautiva al espectador. Esa corriente artística entronizada por el MoMa de Nueva York con una muestra que se convirtió en legendaria (The Responsive Eye -El Ojo Sensible- 1965) encontró en Cristina Ghetti, la artista argentina radicada en Valencia, una cultora preciosista que aporta -valga como nunca el término- una nueva visión. Cristina nació y estudió en Buenos Aires y durante sus años de aprendizaje tuvo como compañero a Pablo Siquier, entre otros destacados artistas de su generación. Luego se radicó en España donde formó su familia. Allí profundizó su inclinación por la geometría y el arte óptico en particular, desarrollando un importante cuerpo de obra que abarca la pintura y la video-animación.
“Me interesa la Cristina Ghetti
Serie Mareas, acrílico sobre tela, 2008-2012
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Video-instalación, 2012
Mientras crecía como artista, sus viajes a la Argentina eran esporádicos, sólo de visita. Hasta que un día, hace poco más de tres años, vio en una página de Facebook un posteo titulado “The Geometric Argentina” que profundizaba sobre la calidad y la trayectoria del arte geométrico en nuestro país. Motivada por su especialidad como artista y su sentimiento de pertenencia, le escribió a esa página que parecía ser de los Estados Unidos: “Yo soy geométrica y soy argentina también”. La página en cuestión era Art Democracy, que suele privilegiar el inglés en sus posteos en las redes sociales para lograr penetración internacional.
fluctuación entre la armonía y el vértigo”. Allí comenzó su “regreso” a la Argentina como artista: Art Democracy la conectó con galeristas en Buenos Aires y Punta del Este y esto permitió que su obra y su nombre comenzarán a trascender en esta parte del mundo. Si bien éste fue un paso importante y sobre todo sentido, esas geometrías que se “mueven” frente al ojo del espectador aterrizaron también con acuerdos firmes en Barcelona, Miami, Panamá, Caracas y Köln en Alemania, ciudades en las que Cristina es representada por conocidas galerías al igual que en Valencia. Al cierre de esta edición una importante serie de obras viajaba a Perú, para ser exhibidas en Art Lima. Anteriormente Cristina estuvo presente en la feria Odeón de Bogotá y participó de muestras colectivas en Milán y en el Frost Art Museum.
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Mientras nosotros compartimos la admiración de el público en general cuando se enfrenta por primera vez a sus trabajos, José María Yturralde -referente de la abstracción geométrica en España- la elogia y sintetiza: “Cristina Ghetti elabora elegantes modulaciones de una exquisita y optimista energía... con una intención clara de hacer que se perciba como un continuum mobile. El conjunto de su producción trasmite un optimismo vigoroso”. Para otros observadores de su obra y de la evolución del “Op Art”, desde que la inglesa Bridget Riley sorprendió con sus obras en los 60, no aparecía un artista que le diera un giro de tanta armonía y elegancia a esta corriente de la geometría.
Serie Mareas, acrílico sobre tela, 2008-2012
El tiempo dirá si la obra de Cristina Ghetti logra seguir escalando hasta constituirse en otro punto de referencia dentro del arte óptico, lo que hoy parece una exageración. Lo cierto es que su obra continúa cosechando seguidores en distintos países, integrándose a colecciones importantes y dejando una estela de comentarios favorables allí por donde pasa.
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“Cristina Ghetti es una artista que destaca por su coherencia y persistencia, sus obras son una experiencia sensorial en continuo movimiento”. NACHO AGRAIT Director de Punto Gallery Valencia/Munich
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ASI E V LA
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All around
Mario Testino en la gala de inauguración de “Alexander McQueen, Savage Beauty”, Victoria & Albert Museum, Londres
Cristiano Ratazzi y Gabriela Castellani en la Inauguración Ricardo Cinalli, Nocturnos en el Palais de Glace, Buenos Aires
Francois-Henry Pinault, David y Victoria Beckham y Salma Hayek: “Alexander McQueen, Savage Beauty”, Victoria & Albert Museum, Londres
Liliane Vincy, la famosa galerista francesa y Eleonora Molina en Drawing Now, Centre Pompidou, París
Catalina Swinburn, Isabel Aninat (Chile), Anne Barthe (Marlborough Gallery, New York) y Richard Willmott (Art Democracy) en ARCO, Madrid
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Agustín Perez Rubio, Marina Abramovic y Eduardo Costantini en el Malba
Sucede afuera y también en Buenos Aires. El arte se multiplica, ocupa cada vez más espacio, se mezcla con el espectáculo, el deporte, la moda. Empresas y empresarios suman mecenazgo. Bienvenidos todos, para beneficio del arte.
Marina Abramovic y Eduardo Costantini frente a Abaporu de Tarzilia de Amaral, obra emblemática del Malba
Marina Abramovic y Eduardo Costantini en Malba, Buenos Aires
Alejandro Zaia, director de la incipiente Art Marbella, durante el programa vip de Art Lima en Hacienda Mamacoa, tradicional criador de los famosos caballos de paso peruanos.
Darsie Alexander, curadora, Kirk McCall, técnico, y Bartholomew Ryan, co-curador, en la inauguración de la muestra “International Pop” en el Wlker Art Center, Minneapolis, Foto: Drew Johnson
Adriana Batan, Peter Brandt y Lodovico Rocca en la Fundación Proa, La Boca, Buenos Aires
Mona Hatoum en la inauguración de su muestra en la Fundación Proa, Buenos Aires
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Si estás girando por allí, no te lo pierdas
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MADRID
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¿Qué te inspira
Art Democracy?
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