Augusto Barrera Guarderas
Alcalde del Distrito Metropolitano de Quito
Miguel Mora Witt
Secretario de Cultura
Ana María Armijos
Directora Instituto Metropolitano de Patrimonio
Ana Rodríguez Ludeña
Directora Fundación Museos de la Ciudad
Pedro Cagigal
Coordinador Centro de Arte Contemporáneo
Textos:
Diana Elizabeth Castellanos (Gabrielle Esteban) Tania Correa Bohórquez Eduardo Henríquez Mendoza Ángela Isabel Mateus A. Ana Rodríguez Ludeña Eduardo Carrera Rivadeneira
Coordinación Editorial: Eduardo Carrera
Diseño y Diagramación: Ernesto Salazar
Corrección de textos:
Hipatia Camacho Zambrano
Noviembre de 2012 Quito, Ecuador
Este libro es el fruto de un proceso de participación que puso por delante la voz de las mujeres ecuatorianas. Miles de cartas dieron cuenta de problemáticas acuciantes: violencia, exclusión, falta de oportunidades, escaso acceso a las justicias. Una demanda colectiva fue formulada por las mujeres en este «hablar juntas»: la construcción urgente de una nueva hegemonía en donde hombres y mujeres abandonamos prácticas de dominación y violencia, y somos capaces de nuevas formas de masculinidad y de feminidad. Luego de la sistematización minuciosa de más de 10.000 cartas, el equipo editor se propuso una escritura complementaria a la de las mujeres, una HVFULWXUD UHÀH[LYD \ DQDOtWLFD VREUH DOJXQRV GH ORV WHPDV PiV FRPSOHMRV que son tratados en las cartas: la escritura como un ejercicio político; las mujeres en situación de refugio y desplazamiento; los derechos sexuales y reproductivos; las identidades sexuales y de género en su tensión con las representaciones mediáticas. Todos estos temas aparecen atravesados por una pregunta más amplia: ¿Cómo se relacionan la escritura y la violencia? ¿Podemos propiciar la desactivación de la violencia creando condiciones para la expresión de una subjetividad a través de la escritura? La respuesta es que hemos puesto todos nuestros esfuerzos en ello, y hemos logrado un proceso de participación que hoy constituye un insumo para nuestras políticas públicas y que esperamos constituya un insumo para todos aquellos que se han sumado a la lucha para transformar esos patrones culturales, destituyendo la dominación y promoviendo la equidad y la diversidad. Augusto Barrera Guarderas Alcalde del Distrito Metropolitano de Quito
Lecturas crĂticas de Cartas de Mujeres En este texto introductorio ubicamos dos temas que estuvieron en el centro de esta CampaĂąa: las mujeres y sus escrituras. Por una situaciĂłn histĂłrica de postergaciĂłn y olvido, la urgencia parece SRQHUVH UiSLGDPHQWH SRU GHODQWH GH WRGD UHĂ€H[LyQ FXDQGR KDEODPRV de la situaciĂłn de las mujeres, pero aĂşn cuando entendemos el origen de esa urgencia, vemos que es imprescindible tomar una pausa para entender y pronunciar palabras que nos ayuden a nombrar la complejidad, la injusticia, la violencia, la subjetividad, la colectividad. Todas HOODV LQWHUSHODQ D OD UHĂ€H[LyQ \ DO WLHPSR GH OD HVFULWXUD 1R UHVXOWD IiFLO en este tiempo, darle su justo lugar al gesto de pensar, de escribir, de reescribir y de reconocer la importancia del lenguaje. Queremos con
Mujeres, Escrituras y Violencias | Lecturas analĂticas de la campaĂąa Cartas de Mujeres
este libro hacer un alto en un proceso que tiene un doble tiempo: el primero es el de la campaĂąa Cartas de Mujeres, que es fugaz porque tuvo una duraciĂłn de solo dos meses, frente al segundo que es el tiempo de la escritura, que es intempestivo, que se escapa a la mediciĂłn porque produce una impronta de una naturaleza indicial. A ese doble tiempo, de la fugacidad versus la intempestividad, queremos sumar XQ WHUFHU WLHPSR HO ODUJR PRPHQWR GH OD UHĂ€H[LyQ \ GHO DQiOLVLV GH OD lectura, de la profundizaciĂłn, de la reescritura. Este tercer tiempo es el de la responsabilidad frente a las cartas, que no se agota en un libro sino que se despliega en cada anĂĄlisis, acciĂłn, empredimiento, texto, ley, ordenanza o programa, que sea un reconocimiento de la voz y la participaciĂłn de las mujeres, pero sobre todo, que sea la ocasiĂłn para OD FRQÂżJXUDFLyQ XQ QXHYR KDELWXV OLQJÂ tVWLFR
La relaciĂłn entre lenguaje, escritura y habitus. 3DUD 3LHUUH %RXUGLHX ŠODV UHODFLRQHV OLQJ tVWLFDV VRQ UHODciones del poder simbĂłlicoÂť. Esto nos interesa en medida de varias problemĂĄticas: el lenguaje como vehĂculo del poder en el que ÂŤla comSHWHQFLD OLQJ tVWLFD QR HV XQD VLPSOH FDSDFLGDG WpFQLFD VLQR XQD FDpacidad estatutariaÂť, o, en el caso mĂĄs comĂşn, en el que la capacidad OLQJ tVWLFD VH GD SRU XQD GHOHJDFLyQ LQVWLWXFLRQDO R SROtWLFD HV GHFLU cuando hay un mercado dominante del lenguaje, hecho de los discursos de la polĂtica (inauguraciones, debates, presentaciones, tarimas) los mismos que, ademĂĄs, estĂĄn mediĂĄticamente condicionados, y en los que la participaciĂłn polĂtica estĂĄ disminuida por una desigualdad de OD FDSDFLGDG OLQJ tVWLFD $Vt XQ KRPEUH FRP~Q XQ JUDQMHUR GLFH %RXUdieu, podrĂa no candidatizarse a un cargo polĂtico porque ÂŤno sabe hablarÂť. CĂłmo hacer para que las interacciones cotidianas, los actos de |7
habla, de la conversaciĂłn, de lo personal, de ese hombre que no tiene una delegaciĂłn ni una capacidad estatutaria puedan ser considerados HQ HO XQLYHUVR SROtWLFR FRPR DFWRV OLQJ tVWLFRV OHJtWLPRV \ GH HVH PRGR VHU XQ LQWHUORFXWRU GHO GLVFXUVR SROtWLFR RÂżFLDO (VWH GHVHR GH LJXDOGDG HQ OD FDSDFLGDG OLQJ tVWLFD PXHVWUD SRU XQ ODGR OD QHFHVLGDG FUHFLHQWH GH GHVPLWLÂżFDU HO ŠFRPXQLVPR OLQJ tVWLFRÂŞ R OD LGHD GHVDUUROODGD SRU DOJXQRV OLQJ LVWDV GH TXH HO OHQJXDMH HV XQ ŠWHVRURÂŞ FRPSDUWLGR R incluso un ÂŤtesoro universalÂť (Chomsky). Sabemos, por una parte, que ODV UHODFLRQHV HQWUH ODV FDSDFLGDGHV OLQJ tVWLFDV VRQ UHODFLRQHV DVLPptricas de poder (Foucault) y de dominaciĂłn, pero sabemos tambiĂŠn que HVDV FDSDFLGDGHV OLQJ tVWLFDV HVWiQ EDVDGDV HQ XQ PRGHOR FRPXQLFDcional (Habermas) frente al cual es necesario considerar una crĂtica de ese mismo modelo dado que resulta difĂcil aceptar que la sustancia OLQJ tVWLFD GHO GLVFXUVR EDVWH D H[SOLFDU VXV HIHFWRV (Q HVWH VHQWLGR si recuperamos, en la coyuntura actual del Ecuador, una crĂtica del OHQJXDMH \ GH OD HÂżFDFLD VRFLDO GHO GLVFXUVR SRGUtDPRV SUHJXQWDUQRV TXp WLSR GH OHQJXDMH VH FRQÂżJXUD HQ HO SURFHVR SROtWLFR FRQVWLWX\HQWH que promueve o censura distintos actos de habla. Cualquier acto de habla o cualquier discurso es una coyuntura, el proGXFWR GH XQ HQFXHQWUR HQWUH SRU XQ ODGR XQ KDELWXV OLQJ tVWLFR ² HV GHcir un conjunto de disposiciones socialmente constituidas que implican una propensiĂłn a hablar de ciertas maneras y a declarar determinadas FRVDV XQ LQWHUpV H[SUHVLYR FRPR DVt WDPELpQ XQD FRPSHWHQFLD GHÂżQLGD WDQWR FRPR OD FDSDFLGDG OLQJ tVWLFD GH HQJHQGUDU XQD EDWHUtD LQÂżQLWD de discursos conformes a la gramĂĄtica y la capacidad social de utilizar DGHFXDGDPHQWH HVWD FRPSHWHQFLD HQ XQD VLWXDFLyQ GDGD² \ SRU RWUR ODGR XQ PHUFDGR OLQJ tVWLFR HV GHFLU XQ VLVWHPD GH UHODFLRQHV GH IXHU]D TXH VH LPSRQH FRPR VLVWHPD GH VDQFLRQHV HVSHFtÂżFDV \ FHQVXUD HVSHFtÂżFD FRODERUDQGR SRU WDQWR D FRQIRUPDU OD SURGXFFLyQ OLQJ tVWLFD PHGLDQWH OD GHWHUPLQDFLyQ GHO ŠSUHFLRÂŞ GH ORV SURGXFWRV OLQJ tVWLFRV 8|
Mujeres, Escrituras y Violencias | Lecturas analĂticas de la campaĂąa Cartas de Mujeres
En este sentido, si seguimos a Bourdieu, el acto de habla es SURGXFWR GHO HQFXHQWUR HQWUH HO KDELWXV OLQJ tVWLFR \ HO PHUFDGR OLQJ tVtico, condiciĂłn que nos pondrĂa en la situaciĂłn de preguntarnos cuĂĄl HV HVH PHUFDGR OLQJ tVWLFR \ FyPR VH DUWLFXOD SDUD SRGHU GHWHUPLQDU cuĂĄles son esos habitus y quĂŠ tipo de relaciĂłn de fuerzas se activa entre los dos, sobre todo cuando queremos pensar en quĂŠ tipo(s) de escritura(s) encontramos en Cartas de Mujeres. Es importante considerar el contexto de ese mercado como un ĂĄmbito saturado por la polarizaciĂłn discursiva. En la actualidad del (FXDGRU HO PHUFDGR OLQJ tVWLFR GRPLQDQWH VH SRGUtD FDUDFWHUL]DU FRQ al menos, dos propiedades: el carĂĄcter constituyente del lenguaje polĂtico a raĂz de la participaciĂłn social en el proceso de elaboraciĂłn de una nueva ConstituciĂłn en el 2007, y el vacĂo polĂtico y programĂĄtico generado por la polarizaciĂłn de las fuerzas polĂticas en el ĂĄmbito mediĂĄtico. En el primer caso, encontramos que en la escena polĂtica de los Ăşltimos cinco aĂąos se da el encuentro entre un discurso polĂtico de la participaciĂłn y un conjunto de actos de habla de las luchas sociales, que resulta en un proceso constituyente de la polĂtica. Sabemos que el carĂĄcter instituyente de la polĂtica – diferente de la institucionalidad FX\R VLJQLÂżFDQWH HV HO VWDWX TXR HV OD ~QLFD IRUPD GH XQD GHPRFUDFLD posible y de una participaciĂłn de las fuerzas sociales. Pero si es asĂ, si hubo un proceso de encuentro ÂżcuĂĄl es esa lengua constituyente que resulta de este encuentro? ÂżQuĂŠ lengua es ahora la del Sumak Kawsay? ÂżQuiĂŠnes la hablan? ÂżQuiĂŠnes ponen el precio en ese mercado OLQJ tVWLFR" (V GLItFLO GHFLU GH TXp WLSR HV HVH PHUFDGR OLQJ tVWLFR 6Dbemos que se debate entre la polarizaciĂłn de la fuerzas polĂticas, la agenda mediĂĄtica presidencialista, la noticiabilidad amarillista y, probablemente, en complemento a este Ăşltimo, la representaciĂłn de melo|9
dramas o estereotipos de la vida cotidiana. Con ese panorama y desde la perspectiva de Bourdieu, pensarĂamos que las Cartas de Mujeres son actos de habla fruto de la interacciĂłn cotidiana, del interĂŠs expresiYR GH XQD FRPXQLGDG TXH VH HQFXHQWUD FRQ HVH PHUFDGR OLQJ tVWLFR \ OR UHFRQÂżJXUD 6LQ HPEDUJR GHVGH XQD SHUVSHFWLYD PiV IRXFDXOWHDQD estos actos de habla no podrĂan evitar ser repetidores de los discursos dominantes, atrapados en su condiciĂłn de subalternidad. TendrĂamos incluso, en este punto, que preguntarnos cuĂĄl es el rol de la instituciĂłn pĂşblica en la generaciĂłn de condiciones para esa repeticiĂłn, quĂŠ tipo GH UHSHWLFLyQ HV HVD TXp VLJQRV PRYLOL]D TXp VLJQLÂżFDQWHV SRQH D funcionar en la tensiĂłn entre actos de habla legĂtimos e ilegĂtimos. Esta serĂa una perspectiva biopolĂtica. Para Foucault, la biopolĂtica es un concepto que no tiene que ver con el problema de la toma de conciencia, en este caso la conciencia de las mujeres de que sus cartas son un gesto polĂtico, sino que WLHQH TXH YHU FRQ OD JHQHDORJtD R DUTXHRORJtD GH XQ VDEHU OLQJ tVWLFR con la episteme de esos actos de habla. Para ello entonces ya no LQWHQWDUHPRV GHVFULELU XQ PHUFDGR OLQJ tVWLFR GRPLQDGR SRU OD SROtWLFD RÂżFLDO SRU HMHPSOR VLQR TXH QRV FRQFHQWUDUHPRV HQ REVHUYDU FyPR VH FRQÂżJXUDQ OXFKDV FRQĂ€LFWRV \ GHSHQGHQFLDV HQ GLIHUHQWHV SUiFWLFDV OLQJ tVWLFDV TXH VRVWHQGUtDQ XQD GLPHQVLyQ GH ŠOR SROtWLFRÂŞ Se tratarĂa de ver [en una arqueologĂa de la polĂtica] si el comportamiento polĂtico de una sociedad, de un grupo o de una clase estĂĄ atravesado por una prĂĄctica discursiva determinada y descriptible. Esta positividad no coincidirĂa, evidentemente, ni con las teorĂas polĂtiFDV GH OD pSRFD QL FRQ ODV GHWHUPLQDFLRQHV HFRQyPLFDV (OOD GHÂżQLUtD aquella parte de la polĂtica que puede ser objeto de enunciaciĂłn, las formas que esta enunciaciĂłn puede tomar, los conceptos que son utilizados y las opciones estratĂŠgicas que operan en ella. Este saber, 10 |
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en lugar de analizarlo -lo que siempre es posible- en relaciĂłn con la episteme a la que puede dar lugar, se lo analizarĂa en relaciĂłn con ORV FRPSRUWDPLHQWRV ODV OXFKDV ORV FRQĂ€LFWRV ODV GHFLVLRQHV \ ODV tĂĄcticas. De este modo, se harĂa aparecer un saber polĂtico que no es ni del orden de una teorizaciĂłn que vendrĂa despuĂŠs de la prĂĄctica ni del orden de la aplicaciĂłn de la teorĂa. Puesto que ĂŠl se forma regularmente por una prĂĄctica discursiva que se despliega entre otras SUiFWLFDV \ VH DUWLFXOD VREUH HOODV QR HV XQD H[SUHVLyQ TXH ÂľUHĂ€HMDUtDÂś de manera mĂĄs o menos adecuada determinado nĂşmero de ‘datos REMHWLYRVÂś R SUiFWLFDV UHDOHV )RXFDXOW
La relaciĂłn entre saber y prĂĄcticas no es paso de la teorĂa a la prĂĄctica, ni la toma de conciencia, es el proceso de articulaciĂłn entre la vida cotidiana en su dimensiĂłn de actos de habla y su relaciĂłn FRQ ORV OtPLWHV SROtWLFRV \ OD UHFRQÂżJXUDFLyQ GH ODV FRQGLFLRQHV TXH permiten nombrarlos. Él [el saber] se inscribe, desde el inicio, en el campo de diferentes prĂĄcWLFDV $OOt HQFXHQWUD D OD YH] VX HVSHFLÂżFDFLyQ VXV IXQFLRQHV \ OD UHG de sus dependencias. Si esta descripciĂłn es posible, vemos que no tenemos necesidad de pasar por la instancia de una conciencia individual o colectiva para captar el lugar de articulaciĂłn de una prĂĄctica y una teorĂa polĂticas. Vemos que no es necesario buscar en quĂŠ medida esta conciencia puede, por un lado, expresar las condiciones mudas, y, por otro, ser sensible a las verdades teĂłricas. No se trata de plantear el problema psicolĂłgico de la toma de conciencia, sino de analizar la IRUPDFLyQ \ ODV WUDQVIRUPDFLRQHV GH XQ VDEHU )RXFDXOW
(VDV SUiFWLFDV FRQÂżJXUDQ XQ VDEHU SROtWLFR 6H DEUHQ SDVR HQ OD UHSHWLFLyQ GHO GLVFXUVR RÂżFLDO ELRSROtWLFDPHQWH FRQGLFLRQDGD DOgunas brechas de resistencia, o mejor dicho, algunas formas de algo que | 11
podríamos llamar escritura subversiva frente al poder dominante (y no realmente un biopoder). Se trata de interpelaciones realizadas desde la misma escritura, que irrumpen robando el signo de la dominación. Un ejemplo interesante de ello es una carta que se dirige a la violencia como si esta fuera un sujeto: 01/05/2012 Hola violencia: No sé si eres mujer, pero suenas como una. ¿de dónde surgiste? ¿cuándo? ¿Cómo? ¿tenias alguna misión cuando naciste? ¿Escapaste de algo? Si no te has dado cuenta, te voy a contar cuánto te has expandido por el mundo. Has recorrido los rincones que ni yo con lo valiente y lanzada que soy, me he atrevido a pasar. Te has disfrazado muchas veces y en otros casos has sido el disfraz que mueve cuerpos, conciencias, ideas que andan por ahí. Has contaminado porque eres poderosa, lo tengo que admitir. Te conocí de la mano de quien fuera hasta ese día mi héroe. Me convertiste, violencia, en una niña triste, callada, que tenia bien guardado el dolor. Me cubriste y me atrapaste haciéndome creer que eras lo único que mi condición me permitía, parecías casi una característica de todas las mujeres de casa: mi madre, mis abuelas, mis bis-abuelas, mis tatarabuelas, mis otras vidas de mujeres que tienen un espacio en el árbol genealógico. Pero la luz azul de esa tarde me trajo un mensaje donde estaba guardada una llave que solo yo podía utilizar. 12 |
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TemblĂŠ cuando la tuve frente a la cerradura; un giro y frente a mĂ esa puerta, mĂĄs bien esa cortina azul. Un camino diferente, lleno de lemas, imĂĄgenes, razas, rasgos por los que era posible recorrer. Los absorbĂ, respirĂŠ. EmpecĂŠ a saltar, a mirar, a soĂąar, a recorrer. EncontrĂŠ una herramienta para vencerte, me armĂŠ sin vacilar. Me cobije con esa manta azul. Le cortĂŠ en pedazos para repartir. SĂŠ que a muchas llegaron, a otras ya no alcance. Soy azul, cortina azul, manto azul. Violencia no entras tĂş ahĂ porque tu color no es este azul. No sĂŠ quĂŠ eres, ni quiero investigar tu color, tu proveniencia, tĂş. ÂĄViolencia vĂstete de azul! Zulma
Esta carta convierte a la violencia en un ÂŤsujetoÂť interpelado. Revierte la relaciĂłn de victimizaciĂłn en donde la violencia es algo LQFRJQRVFLEOH TXH DFRVD \ GRPLQD LQGHÂżQLEOH H LUUHSUHVHQWDEOH \ OH asigna un lugar en el discurso en el que subvierte la relaciĂłn, poniendo por encima de todos los estereotipos de la violencia, la capacidad interpelante de quien escribe. La violencia deja de ser un objeto naturalizaGR HVHQFLDOL]DGR \ EDQDOL]DGR $Vt =XOPD &KDWR ÂżUPD OD FDUWD FRQ VX nombre y apellido y hace con este gesto aparentemente anodino una inscripciĂłn subjetiva en el devenir de la violencia, la reescribe. | 13
La escritura condicionada de la violencia ÂżCĂłmo se relacionan escritura y violencia? ÂżQuĂŠ hay de violento en la escritura? ÂżPodrĂa haber algo de escritura en la violencia? Cuando nos hacemos estas preguntas estamos pensando en la condiciĂłn estructural de la violencia y en las maneras en que eso aparece visible a nuestros ojos. La violencia no aparece en las cartas en los relatos decriptivos de escenas de violencia fĂsica, sino que aparece en OD GLÂżFXOWDG TXH SRGHPRV SHUFLELU HQ OD PD\RUtD GH PXMHUHV SDUD VDOLU del relato estereotipado, desgastado, banalizado, en el que la condiciĂłn de vĂctima parece haber sido aprendida en el dĂa de a dĂa de un culebrĂłn melodramĂĄtico (telenovela). Eso nos permite aclarar, en este punto, que las cartas que aparecen claramente como subversivas son HVFDVDV TXH HO KDELWXV OLQJÂ tVWLFR HVWi DWUDSDGR HQ OD HVFDVH] GH OD lengua, en el terrible relato. Es necesario pensar la violencia en tĂŠrminos de circularidad, mostrando una de sus dimensiones mĂĄs complejas: no se sabe cuando empieza la causa de la violencia y cuĂĄndo el efecto, porque los dos - causas y efectos - hacen parte del mismo cĂrculo y son estructurantes y estructuradas a la vez (Cerbino, 2012). El relato violento es causa y efecto en el cĂrculo de la violencia. Si mĂĄs de la mitad de las cartas recibidas fueron sobre violencia, casi la totalidad de esas constituyen relatos de vivencias de violencia que resultan victimizantes. Muchas veces frente a esos relatos, mientras los leemos, nos preguntamos: ÂżquiĂŠn habla en ellos? SerĂĄ el sujeto particular o serĂĄ la voz de la violencia naturalizada. Y parece ser que son las dos, o a veces aĂşn mĂĄs que dos, pero con la clara sensaciĂłn de que la violencia naturalizada parece ganarle la partida al sujeto de la resistencia o de la subversiĂłn porque resulta que el modo de narrarse es aquel mismo tono que utiliza el discurso dominante para naturalizar la violencia desde el espectĂĄculo masivo, o desde 14 |
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OD ŠSRUQRJUDÂż]DFLyQ GH OD YLROHQFLDÂŞ &HUELQR RS FLW %RXUJRLV a travĂŠs del relato gozoso del sufrimiento y las lĂĄgrimas, o de la ira y la pasiĂłn. AsĂ encontramos en la mayorĂa de los casos varios pĂĄrrafos que describen un recuerdo de violencia, fĂsica en la mayorĂa de los casos, sexual en la misma proporciĂłn, a veces incluso varias pĂĄginas, pero tambiĂŠn encontramos en la mayorĂa una interpelaciĂłn a otras mujeres para que salgan de esa situaciĂłn, la interpelaciĂłn a la autoridad pĂşblica, pero sobre todo, la enunciaciĂłn del gesto de escritura como un gesto colectivo, como el gesto que se suma a otros del mismo tipo porque a partir de ahĂ se conforma una comunidad de sentido. Esa entrada y salida del goce violento, en donde la interpelaciĂłn es hecha desde la distancia y busca encontrar en lo compartido de esa experiencia la posibilidad de la salida del cĂrculo de la violencia, surge en la PD\RUtD GH ODV FDUWDV DO LQLFLR \ VREUH WRGR DO ÂżQDO GH OD FDUWD (V FRPR si la mujer que escribe dijera: ahora que acabĂł de hablar la vĂctima, o el personaje estereotĂpico que se roba mis palabras y que habla por mi a travĂŠs de mi propio cuerpo, puedo decir por mi misma que celebro la RFDVLyQ GH HVWD HVFULWXUD TXH PH UHÂżHUH D XQD FROHFWLYLGDG TXH KDFH de lo singular algo social, y de lo privado algo pĂşblico.
Fragmentos de Cartas: ‌ agradezco la oportunidad escribir esta carta porque me siento menos sola.Âť (AnĂłnimo, Esmeraldas, 2012) ‌Pido disculpas si mi testimonio fue muy fuerte, pero creo que es necesario incidir en las polĂticas pĂşblicas del gobierno de la constituciĂłn ecuatoriana como colectivo de mujeresÂť (AnĂłnimo, Quito, 2011)
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ÂŤNosotras decimos a todas las violencias que nos afectan ÂŤHasta AQUĂ? la violenciaÂť. (GRUPO DE MUJERES DEL SAN MIGUEL ALTO, Lago Agrio, 2011) ÂŤMujeres no dejen que las agredan, acudan a pedir ayuda ustedes puedĂŠn, SI SE PUEDE. Es lo mejor para ustedes sus hijos y la sociedad. (Silvia, Quito, 2011) ÂŤSi estĂĄs leyendo esto, si te ha pasado, si tienes dudas en tus pequeĂąos, escĂşchalos, siente, grita, denĂşncialo, nada es mĂĄs importante que tĂş, nadie tiene el derecho de herirte o herir a los que amas, solo di BASTAÂť. (Angel, vĂa correo electrĂłnico,2011) ÂŤSoy una mujer feliz pero si quiero que mĂĄs mujeres lo seanÂť (Fidelna, Quito, 2011) Š0XMHUHV GHÂżpQGDQVH QR PiV PDOWUDWRV 0XMHUHV D OXFKDU SRU OD YLGDÂŞ (Patricia Aguilar, Quito, 2011) ‌necesitamos que nos consideren en los espacios de toma de decisiones, necesito que nos inserte en la parte polĂtica para que nosotras las mujeres, niĂąas y adolecentes viviendo con VIH no suframos mas atropellos, que las agencia, los donantes, entre otros nos respalden en nuestra labor emprendida. Queremos que la vida de las mujeres, niĂąas y adolecentes sea garantizada, la vida y la saludÂť (Alexandra Villavicencio, Quito, 2011)
Al analizar las cartas nos damos cuenta de que debemos entender, con sumo cuidado, las representaciones de la violencia he _
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chas por los medios masivos de comunicaciĂłn. Muchas de las cartas escritas son una reiteraciĂłn de lo que ya hemos visto en los medios o se nos ha contado sobre la violencia hacia las mujeres: un agresor y una vĂctima: cumpliendo un ciclo que parece estar naturalizado en la sociedad. La escritura de esa violencia, al menos por un momento, nos permite desplazar el relato sobre la violencia socialmente construido en victimizaciĂłn y transformarlo en una denuncia colectiva que ademĂĄs tiene la pretensiĂłn de incidir en polĂticas pĂşblicas a favor de los derechos de las mujeres y de ser por un momento un paliativo a sus urgencias. Creemos de pronto que las representaciones de la violencia hacia la mujer afectan no solo a la forma como la sociedad percibe al sujeto mujer, sino a asuntos cruciales en torno a las luchas contra ODV YLROHQFLDV WDOHV FRPR OD ÂżQDQFLDFLyQ OD OHJLVODFLyQ \ OD HGXFDFLyQ 6DEHPRV TXH HVR HV SRVLEOH HQ HO HVFHQDULR SROtWLFR TXH FRQÂżJXUDPRV en el Ecuador de este tiempo. Pero tambiĂŠn sabemos que solo una mirada crĂtica y muy alerta nos reubica constantemente en el movimiento del pensamiento y en la posiciĂłn de acecho que requiere eso que hemos nombrado como la desbinarizaciĂłn del discurso, del espacio pĂşblico y del espacio comĂşn. Desbinarizar precisamente porque hace alusiĂłn a la destituciĂłn simbĂłlica de la polarizaciĂłn que domina el ĂĄmbito de las relaciones, el aire del discurso. Desbinarizar no los cuerpos, VLQR QXHVWUD SURSLRV DFWRV GH KDEOD QXHVWUD FDSDFLGDG OLQJÂ tVWLFD QR hablamos en un trĂĄnsito de lo privado a lo pĂşblico, sino en la condiciĂłn innegable de que lo que se expresa es lo pĂşblico que se constituye como una proyecciĂłn de lo privado. AllĂ, frente a ese vacĂo se elabora un saber comĂşn, el del arte de la retĂłrica que repite, en tono alegre y melancĂłlico a la vez, los detalles de nuestra desgracia: la escena de OD YLRODFLyQ HO GRORU GHO JROSH (VD UHWyULFD VH UHÂżHUH D OD REYLHGDG GH nuestra condiciĂłn de hablantes: una ventriloquĂa en donde el ventrĂlocuo y la marioneta que habla a veces son dos voces pero constituyen el mismo sujeto. | 17
-XGLWK %XWOHU H[SOLFD HVD DPELJ HGDG GH OD FRQGLFLyQ ELRpolítica desde los cuerpos: «cada uno de nosotros se constituye políticamente en virtud de la vulnerabilidad social de nuestros cuerpos –como lugar de deseo y de vulnerabilidad física, como lugar público GH D¿UPDFLyQ \ GH H[SRVLFLyQª (VD YHQWULORTXtD HV HO QLYHO de exposición del habla que lucha con la vulnerabilidad del cuerpo: «el cuerpo supone mortalidad, vulnerabilidad, praxis: la piel y la carne nos exponen a la mirada de los otros, pero también al contacto y a la violencia, y también son cuerpos los que nos ponen en peligro de FRQYHUWLUQRV HQ DJHQWH H LQVWUXPHQWRV GH WRGR HVWRª
Crear un destinatario es crear condiciones para «salir a escribir» Volvamos a algo que parece otra obviedad: crear condiciones para escribir tiene como efecto que las mujeres escriban. De aquí surgen dos preguntas: por un lado esto muestra que la escritura no está siempre tan «a la mano» como parece, es decir no depende de tener un lápiz y papel, por lo cual nos preguntamos por el lugar de la escritura y de la carta en la vida de las personas y de estas mujeres en particular; y por otro lado, mostrar que esa no es una escritura tan «a la mano», sino que depende de las condiciones que han sido creadas. ¢(Q TXp PHGLGD HVD HVFULWXUD GL¿HUH GH DTXHOOD TXH KXELHUD SRGLGR hacerse sin esas condiciones, es decir nos preguntamos en qué mediGD HV XQD HVFULWXUD SRVLEOH SRU FRQGLFLRQHV HVSHFt¿FDV" El tiempo de la cotidianidad no es un tiempo de escritura. Para escribir hay que distanciarse de la vida cotidiana, estando en medio de ella, y repetirla, representarla. O sea que para escribir habría que construir un gesto una mirada, «salir a escribir», como dijo una anciana 18 |
Mujeres, Escrituras y Violencias | Lecturas analíticas de la campaña Cartas de Mujeres
sabiamente en un punto de escritura. Para muchas mujeres sentarse a escribir o dictar una carta es un gesto de distanciamiento y de cuidado de sí, que había sido postergado por distintos motivos, un gesto que no había encontrado cauce y condiciones adecuadas. Para otras mujeres llevarse el formato (un papel con líneas y membretado con los logotipos del proyecto) de Cartas de Mujeres es como llevarse al destinatario incluido en el formato. No es una carta al viento, al menos no totalmente, es una carta que se construye colectivamente con otras mujeres que comparten ese «mismo» destinatario. La escritura no puede ser un gesto automático. Crear la condición para que la gente escriba es crear un destinatario. Es una escritura condicionada. En el fondo es una escritura posible por un horizonte hermenéutico común. Cartas de Mujeres crea un destinatario común sin lo cual esa escritura no era posible. La responsabilidad del destinatario es poder responder en políticas públicas a la interpelación en el plano de lo social y lo político, y en ese momento nos preguntamos ¿cómo sería la forma adecuada de representar la violencia en esas respuestas (y ya no solo en las cartas)? ¿Usando qué canales? Uno de los problemas al oponernos al uso de estereotipo, como aquel que se transmite a través de historias de mujeres violentadas, es que tácticamente nos colocamos del lado de aquellos que se distanciarían de la imagen retratada, mediatizada, politizada. Buscar esta distancia nos da la oportunidad de imaginar medios posibles para despatriarcalizar la violencia contra las mujeres. Nadie escribe una carta en el medio de una plaza si no ha asumido que el ejercicio mismo tiene un destinatario: el sujeto que es capaz de inscribir el tránsito de ese particular a un universal, el sujeto de la política en su dimensión constituyente, el sujeto del derecho en su dimensión consuetudinaria, el sujeto del lenguaje en su dimensión semiótica, indicial. Entendemos asimismo que esa forma de antagonismo entre binarios termina alimentando una oposición que podría producir violencia o en| 19
frentamientos. Entonces volvemos al inicio, buscamos el sentido en la UHFRQÂżJXUDFLyQ GHO KDELWXV OLQJÂ tVWLFR \ QRV DXWRLQYLWDPRV D VHJXLU HVcribiendo y reconociĂŠndonos, nos invitamos los unos a los otros a tomar la palabra, a repensar el lugar del lenguaje, a asumir nuestra responsabilidad de gestores culturales en una micropolĂtica que da valor, en el PHUFDGR OLQJÂ tVWLFR D OD SDUWLFLSDFLyQ D WUDYpV GH ORV DFWRV GH KDEOD Cartas de Mujeres nos da luz frente a los posibles desplazamientos de la representaciĂłn de la violencia hacia las mujeres a travĂŠs del lenguaje. Los ensayos que se desarrollan a continuaciĂłn son aproximaciones a la CampaĂąa Cartas de Mujeres desde su equipo coordinador; especialistas que fueron los encargados de leer las cartas y desarrollar los talleres, articular contenidos y acercarse a la realidad y demandas de las mujeres del Distrito Metropolitano de Quito y el Ecuador. Son textos que invitan a diversas lecturas crĂticas de la campaĂąa Cartas de Mujeres.
BibliografĂa %RXUGLHX 3LHUUH \ /RwF :DFTXDQW ,QYLWDFLyQ D XQD VRFLRORJtD UHĂ€H[LYD Buenos Aires, siglo XXI, 2005. Bourgois, Philippe, ÂŤMĂĄs allĂĄ de una pornografĂa de la violencia. Lecciones desde el SalvadorÂť, en Ferrandiz et al. (Eds.) JĂłvenes sin tregua. Culturas y polĂticas de la violencia. Barcelona, Anthropos, 2005. Cerbino, Mauro, El lugar de la violencia, perspectivas crĂticas sobre pandillerismo juvenil , Quito, Taurus/Flacso 2012 (en prensa). Butler, Judith, Vida Precaria: el poder del duelo y la violencia. Buenos $LUHV 3DLGyV 20 |
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Cartas recibidas en el marco de la campaĂąa Cartas de mujeres citadas: Zulma Chato, 2011 AnĂłnimo, Esmeraldas, 2012 (AnĂłnimo, Quito, 2011) (GRUPO DE MUJERES DEL SAN MIGUEL ALTO, Lago Agrio, 2011) (Silvia, Quito, 2011) (Andrea Andrade, Quito, 2011) (Angel, vĂa correo electrĂłnico,2011) (Fidelna, Quito, 2011) (Patricia Aguilar, Quito, 2011) (Alexandra Villavicencio, Quito, 2011)
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¢4Xp VLJQL¿FD HVFULELU XQD FDUWD" 7RPDUVH XQ PRPHQWR SDUD pensar, escribir, cuidar el papel y las palabras. En la campaña Cartas de mujeres se generaron miles de estos momentos, mujeres y hombres de todas las edades se sentaron a construir las cartas. En sus obras encontramos una serie de opiniones, pensamientos, reclamos, demandas que nos invitan a pensar en la escritura de cartas como algo más que una simple expresión. La carta se convierte en una herramienta de ejercicio político, y desde ese enfoque abordaremos la campaña en esta ocasión.
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A lo largo del texto trataremos dos ejes, el primero, ÂżQuĂŠ representa la escritura de la carta desde la cotidianidad, aĂşn desde personas que no escriben fĂĄcilmente, o con otros tipos de escritura? En un paĂs que no es reconocido como lector ni escritor, Cartas de mujeres IXH XQ SURFHVR HQ HO TXH SHUVRQDV FRQ GLÂżFXOWDGHV SDUD OD escritura se atrevieron a participar reinventando nuevas maneras de construir cartas y recordando esta prĂĄctica ya olvidada. A partir de la presentaciĂłn de contenidos de las cartas el VHJXQGR HMH GH UHĂ€H[LyQ VH SODQWHD FRPR XQD SUHJXQWD ¢&yPR XQD campaĂąa de escritura de cartas puede convertirse en una herramienta de sensibilizaciĂłn, concientizaciĂłn y agenciamiento polĂtico?
Lo personal es polĂtico La primera cuestiĂłn a desarrollar es la nociĂłn de lo polĂtico. 5HFRUGHPRV HO OHPD GH ODV IHPLQLVWDV GH ORV DxRV \ ŠOR SHUVRQDO es polĂticoÂť que parte de una crĂtica al sistema de dominaciĂłn mascuOLQD TXH VH PDQLÂżHVWD HQ HO iPELWR SULYDGR \ IUHQWH D OD FXDO VH OODPD D OD PRYLOL]DFLyQ D UHĂ€H[LRQDU VREUH HVR TXH SDUHFH QDWXUDO \ DVXQWR privado para denunciar las injusticias, violencias y opresiones histĂłriFDV FRQVWUXLGDV \ MXVWLÂżFDGDV VRFLDOPHQWH Al vincular la polĂtica a la vida cotidiana no buscamos generalizar cada momento al punto de convertir o presentar todo como polĂtico, por el contrario, se trata de buscar las intencionalidades polĂticas y de agenciamiento aun en ĂĄmbitos que no corresponden al campo polĂtico. El campo polĂtico, el sistema polĂtico y todos los actores que se encuentran en juego funcionan autĂłnomamente y se consolidan como un espacio externo a la vida cotidiana de las personas. El sociĂł| 23
ORJR IUDQFpV 3LHUUH %RXUGLHX HQIDWL]D HQ OD GHÂżQLFLyQ GH HVWH FDPSR como un espacio exclusivo: No hago sino recordar las condiciones sociales del funcionamiento del campo polĂtico como lugar en el cual un cierto nĂşmero de personas cumpliendo las condiciones de acceso juegan un juego particular del cual los otros son excluidos. Es importante saber que el universo polĂtico descansa sobre una exclusiĂłn, sobre una desposesiĂłn. Entre mĂĄs se constituye el campo polĂtico, mĂĄs se autonomiza, mĂĄs se profesionaliza, mĂĄs tendencia tienen los profesionales a mirar a los profanos con una especie de conmiseraciĂłn. (Bourdieu, 2000: 35). Sin embargo, a la manera de las mujeres del movimiento IHPLQLVWD HQ ORV ODV DFFLRQHV UHDOL]DGDV SRU SHUVRQDV IXHUD GHO campo polĂtico, las profanas en tĂŠrminos de Bourdieu, que en el caso de las cartas apuntan a una acciĂłn comunicativa, con o sin intenciĂłn directamente polĂtica, se convierten en acciĂłn social porque su sentido estĂĄ dado por terceros (Weber, 1929) y en este caso el sentido es polĂtico. Las cartas son escritas para incidir en el campo, en las decisiones, ODV SROtWLFDV ODV OH\HV \ ODV DFFLRQHV PHGLDQWH ODV FXDOHV VH PDQLÂżHVWD el Estado en la vida cotidiana. En otras palabras cuando hablamos de polĂtica en estos actos cotidianos no la nombramos asĂ solo por darles importancia, estos pequeĂąos actos tienen una relaciĂłn directa con la polĂtica en el sentido mĂĄs formal, con el sistema polĂtico. Las cartas al estar dirigidas al preVLGHQWH PLQLVWURV DOFDOGHV H LQVWLWXFLRQHV PDQLÂżHVWDQ XQD IRUPD GH LQĂ€XHQFLD HQ ORV GLUHFWRV UHVSRQVDEOHV GH HMHFXWDU ODV SROtWLFDV S~EOLFDV La campaĂąa Cartas de mujeres responde a entidades pĂşblicas y a entidades de cooperaciĂłn internacional, no busca aliarse a 24 |
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campañas partidistas y pretende una neutralidad, esto se evidencia en el hecho de que es ejecutada por la Fundación Museos de la Ciudad, a través del Centro de Arte Contemporáneo, que, acorde a las nuevas corrientes del arte y de la museología, se centra en el trabajo con la comunidad desde el museo, ya no como una galería distante a la gente del común sino como un espacio de colaboración entre la comunidad y la institución pública. En este caso, la colaboración con la comunidad se conforma como un espacio en el que lo cotidiano, lo político y la sensibilizaFLyQ WRPDQ ©FXHUSRª HQ GRV VHQWLGRV D WUDYpV GH OD UHÀH[LyQ VREUH las relaciones entre géneros, entre hombres y mujeres que son en el fondo una cuestión política, son relaciones de poder y dominación; y en el agenciamiento para hablar sobre diferentes temas incluso los aparentemente banales, pero eligiendo la opción de usar la carta como elemento de expresión, esto es cuando hay una intencionalidad de incidir, de trasformar los sistemas de poder de alguna manera.
La hoja en blanco Ahora bien, para llegar al elemento de expresión, esto es, a la carta misma es necesario un momento previo de creación: el momento de la escritura. En esos instantes en que las personas se enfrentan a la hoja en blanco para decidir sobre qué escribir, a quién y FyPR VH SURGXFH XQ PRPHQWR GH DXWRUUHÀH[LyQ ¢&XiQWR WLHPSR QRV GHGLFDPRV D OD FUHDFLyQ" ¢$ OD UHÀH[LyQ" En un ámbito de producción capitalista donde «el tiempo es oro» dedicar tiempo a pensar es un lujo… y sin embargo, los momentos creativos FRPR PRPHQWRV GH DXWRUUHÀH[LyQ VRQ SRVLEOHV DVt VHDQ FRUWRV | 25
Con la campaĂąa se buscĂł generar la uniĂłn de memorias, UHIHUHQWHV H[SHULHQFLDV SHUVRQDOHV FRQ UHĂ€H[LRQHV PiV JHQHUDOHV En las cartas se contaron asuntos privados, Ăntimos, pero con miras a un mensaje pĂşblico. De este modo aunque la carta estĂŠ dirigida a la mamĂĄ, a la hermana, o a sĂ misma, el mensaje estĂĄ orientado -por la misma naturaleza de la campaĂąa- a que alguien la lea, y a que tal vez sea publicada; es una oportunidad de actuar pĂşblicamente. Hay algo diferente en las cartas de esta campaĂąa al de una carta cualquiera, no en vano se llama Cartas de mujeres: aun cuando estĂĄ dirigida a la ciudadanĂa, en general, busca especialmente que se genere una escritura de las mujeres y en torno a las relaciones de gĂŠneUR 1R HV OR PLVPR HO RÂżFLR GH HVFULELU SDUD KRPEUHV TXH SDUD PXMHUHV dadas las desigualdades histĂłricas y sociales que nos atraviesan. Como bien lo decĂa Virginia Wolf ÂŤuna mujer debe tener dinero y una habitaciĂłn SURSLD SDUD SRGHU HVFULELU QRYHODVÂŞ > @ ¢4Xp VLJQLÂżFD HVWR" Que se deben propiciar las condiciones para que el momento creativo tenga lugar, una habitaciĂłn propia implica un grado de independencia y autonomĂa que permite la expresiĂłn y la creaciĂłn; no se podĂan generar HVSDFLRV VXÂżFLHQWHV SDUD OD HVFULWXUD OLWHUDULD SHUR VL LQVWDQWHV SDUD OD escritura de cartas con cierta independencia y recursos.
Los momentos En el proceso hubo varias maneras de generar esos momentos de escritura, la mĂĄs obvia fue la convocatoria abierta, de tal manera que cada cual buscara su espacio para escribir su historia y en este WLSR GH HVFULWXUD HQFRQWUDPRV LQWHUHVDQWHV FDUWDV GH SiJLQDV LQFOXso un libro, demostrando que hay mujeres que les gusta la escritura y que faltan oportunidades de mostrar sus creaciones. _
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En cuanto a las estrategias por parte del equipo de Cartas de mujeres se concentraron en dos niveles: espacio pĂşblico y talleres. En el espacio pĂşblico se incitaba a la escritura mediante los ÂŤpuntos de escrituraÂť, una especie de intervenciones en la calle y otros espacios en los que se explicaba la campaĂąa en pocas palabras a los transeĂşntes, en estos ejercicios mĂĄs allĂĄ de la prĂĄctica de abordar e interrumpir la afanosa vida del que pasaba se buscaba situar la escritura en la ciudad. Leer y escribir en parques, transporte pĂşblico, centros culturales, eventos, etcĂŠtera, cobra sentido en la medida que entendamos el espacio pĂşblico como un espacio socialmente construido, esto es como un terreno en el que hay interacciĂłn, a la manera de Michel De Certeau (2000 [1980]), que entiende la ciudad como un texto, en donde las y los caminantes habitan la ciudad, los espacios, las calles dando P~OWLSOHV VLJQLÂżFDGRV D FDGD VLWLR SRU GRQGH SDVD \ DO UHFRUULGR PLVPR Ahora bien, volviendo al tema de gĂŠnero, las ciudades no son vividas de igual manera por los hombres y las mujeres, las calles y los parques, especialmente, en la noche estĂĄn ocupados por hombres en su mayorĂa, la probabilidad de robos y acoso sexual es mayor para las mujeres. De acuerdo al estudio realizado por el programa Ciudades Seguras apoyado por ONU Mujeres, Encuesta sobre Violencia en Espacios PĂşblicos, realizada en las zonas Eloy $OIDUR \ 4XLWXPEH D XQ JUXSR GH QLxDV \ DGROHVFHQWHV \ PXMHUHV DGXOWDV GH HQWUH \ DxRV GH HQWUH \ DxRV \ ODV GHPiV PD\RUHV D DxRV HO GH ODV PXMHUHV HQFXHVWDGDV PDQLÂżHVWD KDEHU VXIULGR DOJXQD YH] GH DFRVR R DEXVR sexual (Documento Informe, 2012: 14). En este contexto, abogar por una ocupaciĂłn del espacio pĂşblico para las mujeres es intentar un ejercicio de ocupaciĂłn de la vida | 27
pública, de resistencia frente a las ciudades masculinizadas que no permiten que todos y todas andemos con libertad. En la campaña Cartas de mujeres se habló de una «desbinarización del espacio público», término aún en construcción pero TXH VH UH¿HUH D OD LGHD GH GHFRQVWUXLU ORV ELQDULRV GH LQWHUYHQLU VRbre la manera en como se ha entendido el género como una relación de binarios y opuestos: masculino vs femenino a los que se asocia toda una serie de características: ámbito público-ámbito privado, fuerza física-emocionalidad, producción-reproducción, duro-blando, fuerte-débil, etc. Esta concepción hegemónica de la masculinidad y la feminidad además está jerarquizada y en esa binariedad se valora mejor las características asociadas a lo masculino. La propuesta de desbinarización es -por un lado- una invitación a revalorizar las múltiples características y no entender el mundo como un conjunto de opuestos y -por otro lado- un motivo de reflexión sobre las maneras en que se nos ha enseñado a ser hombres y mujeres, y apostar por una sociedad inclusiva en la que las múltiples maneras de feminidad, de masculinidad e incluso los que no se quieran clasificar en ninguno de los dos lados estén en el espacio público y todas las personas podamos ejercer nuestros derechos en un ámbito de respeto y participación política. Sin duda esto no se logra con una campaña, y requiere de esfuerzos colectivos de transformación de las formas de vivir -en lo cotidiano- el género y los espacios públicos. La escritura de cartas en el espacio público es una invitación a expresarse en relación a la ciudad y sus habitantes, retomando un fragmento venido de la literatura: 28 |
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Las ciudades son un conjunto de muchas cosas: memorias, deseos, signos de un lenguaje; son lugares de trueque, como explican todos los libros de historia de la economĂa, pero estos trueques no lo son sĂłlo de mercancĂas, son tambiĂŠn trueques de palabras, de deseos, de UHFXHUGRV /DV FLXGDGHV LQYLVLEOHV Ă‹WDOR &DOYLQR > @
Muchas de las cartas tienen a la ciudad como protagonista, en sus palabras la construyen, muchas veces desde la violencia y los acosos en las calles pero tambiĂŠn desde los buenos recuerdos y la posibilidad de encuentro. Y aĂşn en medio de los afanes de la ciudad, un GH ODV FDUWDV VH UHFLELHURQ HQ ORV SXQWRV GH HVFULWXUD JHQHUDQGR momentos de creaciĂłn en medio de la ciudad. Por otro lado, estĂĄn las experiencias de los talleres que buscaban sensibilizar a las mujeres y hombres participantes en el conocimiento de sus cuerpos, y en la ubicaciĂłn de fortalezas y debilidades socialmente construidas acerca de lo femenino. Asimismo, se esperaba reconocer la relaciĂłn de los y las participantes con el espacio pĂşblico en aras de presentar la importancia de la desbinarizaciĂłn del espacio pĂşblico, para lograr fortalecer las capacidades de las personas en contra de los modelos machistas y heteronormados que se desarrollan en las calles (Documento Dossier de presentaciĂłn Cartas de mujeres, 2011).
Se realizaron un total de 142 Talleres con estudiantes de colegios (masculinos, femeninos y mixtos), funcionarios/as pĂşblicos/ as, mujeres privadas de la libertad, personas en situaciĂłn de refugio, lĂderes, mujeres polĂticas, ciudadanos y ciudadanas en general, fundamentalmente en Quito, pero tambiĂŠn en las provincias: Azuay, Carchi, Esmeraldas, Guayas, Imbabura, ManabĂ, Napo, Pichincha, Santo Domingo, SucumbĂos y Tungurahua. | 29
En esta variedad de contextos el principal reto fue vincular conceptos como género, cuerpo y espacio público a lo cotidiano. El primer paso fue partir desde la experiencia propia, desde el lenguaje del cuerpo, para decir las cosas que nunca decimos; primero hay que decírnoslas a nosotros mismos. 8QD GH ODV DFWLYLGDGHV FDWDOL]DGRUDV GH PHPRULD \ UHÀH[LyQ era escribirse una carta, de este modo se practica la escritura por el ejercicio mismo de creación, con el objetivo de ordenar ideas, «traducir» sentimientos, en resumen: decidir qué queremos expresar y hacerlo. En una segunda instancia se invitaba a los talleristas a escribir una carta pública, seleccionando un mensaje que quisiéramos que sea para otras y otros o que pueda servir para establecer políticas públicas. 'H OD UHÀH[LyQ D OD DFFLyQ \ D TXH VH SHQVDUD OD FDUWD FRPR XQD SDUWLFLSDFLyQ SROtWLFD KXER VLQQ~PHUR GH GL¿FXOWDGHV GHVGH HO problema del lenguaje, que en un país plurinacional se convierte en eje de la identidad, hasta los miedos e incredulidades de muchos. Frente a esto se optó por la generación de textos hablados, dibujados, mixtos, en fotografía, en video y otros idiomas, y fundamentalmente por respetar lo que cada persona quería decir y en la manera en que quería decirlo.
La línea entre lo privado y lo público Y en medio del proceso están los «productos», las cartas como herramienta de reclamo, de denuncia, de opinión, de interpelación, como un espacio de ¿producción de agencia? y subjetividad. 30 |
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Escribir para superar la barrera del ÂŤyo noÂť o ÂŤyo no tengo nada que decirÂť parte de aceptar que todas y todos opinamos, decimos, sentimos y podemos interpelar al Estado y al sistema polĂtico, participar. Los temas que trataron las personas participantes varĂan; VLQ HPEDUJR KD\ XQ SRUFHQWDMH LPSRUWDQWH GH FDUWDV TXH KDblan sobre las violencias y el acceso a las justicias. Esta prevalencia estĂĄ dada en parte por la manera en que se presentĂł la campaĂąa Cartas de mujeres en los medios de comunicaciĂłn, haciendo ĂŠnfasis en que era una campaĂąa contra la violencia hacia las mujeres y una acciĂłn importante dentro de la campaĂąa del Secretario General de la 218 ŠÒQHWH SDUD SRQHU ÂżQ D OD YLROHQFLD FRQWUD ODV PXMHUHV ODV niĂąas y las adolescentesÂť, lo que evidencia una realidad innegable de violencias en los diferentes ĂĄmbitos de la vida. Este tema nos regresa, una vez mĂĄs, al debate feminista VREUH OR S~EOLFR \ OR SULYDGR \ FyPR HO SRGHU VH PDQLÂżHVWD HQ HVWH caso con agresiones, en los ĂĄmbitos mĂĄs personales e Ăntimos. Hablar de lo que pasa, nos pasa, nos pasĂł es desnaturalizarlo, y es el primer paso para narrar, problematizar y erradicar esas violencias. Hablar desde lo privado es difĂcil, por lo que en las cartas se evidencian estrategias de narraciĂłn tipo ÂŤa una amiga le pasó, ÂŤvi que un vecinoÂť y el repetitivo ÂŤes la primera vez que cuento estoÂť, que sumado a los miles de seudĂłnimos o nombres en blanco dan cuenta de la importancia del anonimato. Y sin embargo se habla, HV GHFLU D~Q VLQ TXHUHU VHU UHFRQRFLGRV VH PDQLÂżHVWD OD QHFHVLGDG de participaciĂłn, de ÂŤcontarÂť, de ÂŤsumarÂť en el tema, mĂĄs allĂĄ del remitente formal o la denuncia concreta, la carta como posibilidad de expresiĂłn de necesidades por el hecho de que puede ser registrada y escuchada. | 31
En este punto los medios de comunicaciĂłn juegan un papel importante; el hecho de circular en radio, prensa y televisiĂłn hace que las cartas se piensen como una especie de memoria, de registro pĂşblico, aun desde la privacidad de las historias. En la lĂnea privado-pĂşblico hay dos temas especialmente sensibles en las cartas: la violencia intrafamiliar y lo relacionado con el cuerpo. En el caso de la violencia intrafamiliar hablamos del ĂĄmbito supuestamente mĂĄs privado: el hogar, pero en el caso de la vulneraciĂłn de derechos, de las agresiones fĂsicas, psicolĂłgicas y sexuales, nos preguntamos Âżhasta quĂŠ punto es ÂŤasunto privadoÂť? (Q HO WUDVIRQGR HVWi OD UHĂ€H[LyQ VREUH ¢FyPR LQWHUYHQLU HQ los casos de violencia? Es claro que la intervenciĂłn desborda los lĂmites de la campaĂąa, pero no es un asunto que debe ser olvidado, de KHFKR VH UHĂ€HMD HQ ODV FDUWDV GH SHUVRQDV TXH SUHVHQFLDQ YLROHQFLD LQWUDIDPLOLDU \ VLHQWHQ OD LPSRWHQFLD OR TXH PDQLÂżHVWD OD QHFHVLGDG de pensar -desde las polĂticas pĂşblicas- en generar capacidad de acciĂłn en las mujeres que han pasado por estas situaciones y divulgar los mecanismos de reclamaciĂłn de justicia. SalĂ de un cĂrculo siendo resultado de un hombre maltratador, de un cuĂąado maltratador. Ahora mi mama mis hermanos luchamos por sacarle a mi hermana de eso aunque ella misma no nos permita, es duro difĂcil y mĂĄs cuando le vez como ella acepta y se culpa por las agresiones de que es vĂctima. Doy gracias por la madre que tengo que saliĂł sola adelante y no siguiĂł siendo vĂctima de un esposo golpeador. (Carolina1, vĂa correo electrĂłnico, 2011). 1
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Todos los nombres fueron cambiados para proteger la identidad.
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Algo similar ocurre con los temas relacionados con el cuerpo. Casi 400 cartas denunciando algĂşn tipo de violencia sexual ponen sobre la mesa un tema tabĂş, que es urgente prevenir, sancionar y erradicar. Pero no he logrado olvidar a travĂŠs de estos aĂąos lo sucedido; ese olor fuerte a alcohol en mi nariz, sus brazos apretĂĄndome contra su cuerpo, mis lĂĄgrimas escurriendo por mis mejillas, mis gritos silenciados por su mano‌la violencia de un acto que me cambiarĂa la vida. Nunca contĂŠ a nadie aquel suceso; nunca nadie supo de esa sensaciĂłn de suciedad o de esa culpabilidad que sentĂ por muchos aĂąos‌ aunque supiera que nada de eso habĂa sido culpa mĂa. (‌) Ahora soy una mujer completa, una mujer que camina con la frente en alto tras una historia difĂcil de superar. (Ana, vĂa correo electrĂłnico, 2011).
Estas vivencias, cargadas de dolor y emociones y atravesadas por lo corporal se encuentran en muchas de esas cartas, a la vez que hay una grave ausencia de denuncia y castigo a los responsables. La impunidad frente a la violencia sexual da cuenta de la poca efectividad de la legislaciĂłn y los mecanismos de justicia frente DO WHPD \ WDPELpQ GH OD GLÂżFXOWDG SDUD GHQXQFLDU GHELGR DO DOWR VHQtimiento de culpa de la vĂctima. Igualmente otras experiencias relacionadas con la vivencia del cuerpo y con los derechos sexuales y reproductivos llamaron especialmente la atenciĂłn del equipo editor, por ser un eje de politizaciĂłn de las vivencias de gĂŠnero que parecen siempre abstractas en algo tan concreto, en algo de carne y hueso. Es el caso de las cartas sobre el aborto: (‌) fue una decisiĂłn fuerte pero lo hice, ĂŠl nunca entendiĂł sino que siempre me juzgĂł mi decisiĂłn. Ahora yo estoy sumamente segura, | 33
FRQ¿DGD \ WUDQTXLOD SRU KDEHU GHFLGLGR DERUWDU (VWD KLVWRULD PH PRvió tanto el piso que soy parte del colectivo Salud Mujeres que lucha por abortos seguros para todas las mujeres y por la despenalización del aborto, por nuestro derecho a decidir de manera tranquila en nuestros cuerpos y a vivir nuestra sexualidad sin miedos ni culpas y tener información amplia para ejercer mi derecho a vivir una sexualidad libre y placentera (Wayra, Quito, 2011).
Más allá de la legislación y de las opiniones personales al respecto (se recibieron cartas abogando la despenalización y otras rechazando cualquier tipo de aborto), cabe destacar acá la importancia de debatir estos temas, y la fuerte ligazón entre la manera de ver el cuerpo de las mujeres y de asumir el propio cuerpo con la manera de ejercer y exigir los derechos, es un ejemplo de cómo el cuerpo se politiza.
Voces y contenidos La diversidad de voces y contenidos nos podría permitir hablar largamente sobre el contenido político en cada carta, sin embargo hay unas que fueron explícitas en su intencionalidad política, esto es en incidir en el campo político, el campo del sistema de las decisiones del Estado. En total se recibieron 479 cartas con peticiones directas. Muchas de ellas dirigidas al Presidente de la República Rafael Correa o al mandatario de su región, explicitando con esto la responsabilidad de los representantes políticos en torno a las situaciones que son objeto de demanda. La persona hacia quién se dirigen tiene que ver con la manera en que es visto el Estado, que en este caso centra la atención en la 34 |
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ÂżJXUD GHO SUHVLGHQWH FRPR SRGHPRV DSUHFLDU HQ OD FDUWD GH XQD PHnor que citamos a continuaciĂłn, que en su escasa formaciĂłn polĂtica DGMXGLFD UHVSRQVDELOLGDGHV D OD ÂżJXUD SUHVLGHQFLDO TXH DGHPiV HQ HO fondo es una manera de desnaturalizar las desigualdades y el intento por buscar la explicaciĂłn a problemĂĄticas sociales como la pobreza. Querido presidente soy una niĂąa y le escribo y le rogarĂa tanto que no encareciera la vida para poder crecer y podernos alimentar como dios manda. (AnĂłnimo, vĂa correo electrĂłnico, 2011).
Algunas de estas cartas aluden a casos de la cotidianidad de las personas, en el fondo son una reclamaciĂłn por derechos fundamentales a falta de otros mecanismos de exigibilidad. Por ejemplo: Soy madre soltera, hipertensa, 50 aĂąos trabajo, en la calle, cĂłmo es posible que los seĂąores municipales nos maltraten, el dĂa 5 de Diciembre fui maltratada por los seĂąores municipales en la feria de Quitumbe‌ (AnĂłnimo, Quito, 2011).
Denuncias que en otras instancias no tienen acogida, y que sin embargo, enviarlas e incluso publicarlas no garantiza que las autoridades se hagan responsables. Peticiones que desde lo concreto vislumbran problemĂĄticas de fondo, en el caso de la carta anterior empleo informal, abuso de autoridad, mercado en el espacio pĂşblico, falta de oportunidades laborales. Y en la siguiente carta se hace referencia a los derechos de la naturaleza, falta de control sobre la extracciĂłn de recursos naturales: 6ROLFLWDPRV VX LQWHUYHQFLyQ D ÂżQ GH TXH VH UHDOLFH XQD DXGLWRUtD LQdependiente que permita determinar la viabilidad tĂŠcnica, ambiental y humana de la construcciĂłn de la represa RĂo Grande. (Catalina, Chone, 2012) | 35
En todos estos casos hay un reclamo por intervenciĂłn en una problemĂĄtica, una intencionalidad explĂcita de la carta como herramienta de exigibilidad, aunque en este caso no tenga respaldo jurĂdico, responde al ejercicio ya conocido de la carta como expresiĂłn de un derecho, como mensaje directo. En algunos casos se solicitan intervenciones legalmente fundadas como una auditorĂa en el ejemplo anterior y un estatus de residencia permanente en el ejemplo siguiente: SeĂąor Presidente Rafael Correa. Por medio de esta carta me dirijo a usted para comunicarles y que nos ayude a nosotras como mujeres refugiadas nos ayude a que tengamos los mismos derechos que los ecuatorianos. Tengamos derecho a un bono, a nuestra cĂŠdula ecuatoriana ya que habemos personas que llevamos 10 aĂąos viviendo aquĂ y este documento de la visa no nos lo aceptan en las empresas para trabajar. (MarĂa, Lago Agrio, 2011).
Otro nivel de uso de la carta como herramienta polĂtica son las UHĂ€H[LRQHV VREUH FDXVDV HVWUXFWXUDOHV D SUREOHPDV FRQFUHWRV HQ HVWRV casos mĂĄs que reclamos hay una demanda de debate polĂtico, de cuestionamiento a las prĂĄcticas y los sistemas que permiten las injusticias. Un ejemplo de esto: Debe ser motivo de preocupaciĂłn de los gobiernos debatir los factores que generan violencia, podemos ir descubriendo que determinantes negativos como la alienaciĂłn cultural que se expresa en prĂĄcticas vivenciales IRUiQHDV FRPR WUDGLFLRQHV FRVWXPEULVWDV LQĂ€X\HQ QHJDWLYDPHQWH SHUR KD\ otros factores intangibles que generan violencia como la injusta distribuciĂłn de la riqueza, la falta o escasa oportunidad de acceder a fuentes laborales, la presiĂłn que generan patrones conductuales y la opresiĂłn y represiĂłn que practican sectores empresariales y electos gobiernos que menguan la libertad de expresiĂłn. (Mahabarata, vĂa correo electrĂłnico, 2011)
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Conclusiones Las mĂĄs de 10.000 cartas fueron leĂdas, sin embargo muFKDV WHQtDQ XQ GHVWLQDWDULR GLUHFWR DO TXH OD FDUWD OH OOHJD ÂżOWUDGD HQ forma de estadĂsticas y de sĂntesis. Entonces, ÂżcĂłmo responder? En primer lugar es necesario asumir los lĂmites de tiempo y recursos para lograr incidir en el campo polĂtico, pero por otro lado el proceso de sensibilizaciĂłn vivido en los diferentes momentos de la campaĂąa Cartas de mujeres, sumado a los productos anteriormente presentados dan cuenta de tres aspectos problemĂĄticos en funciĂłn de los cuales se debe dar continuidad a una respuesta: En la ciudadanĂa existe la necesidad de participar, de expresarse por encima de limitantes menores como lengua o pocas habilidades de escritura. Hay una naturalizaciĂłn de las violencias, las injusticias y la vulneraciĂłn de derechos, mĂşltiples temas sobre los que es necesario debatir, producir, investigar y hablar para asumirlos como una construcciĂłn social sujeta a cambio, y empezar a transformar las realidades en lo concreto, en la vida cotidiana de las personas. Hay una falta de conocimiento de los mecanismos de participaciĂłn polĂtica y exigibilidad de derechos que son necesarios para lograr la incidencia polĂtica.
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Bibliografía Bourdieu, Pierre (2002). El Campo Político. La Paz: Plural Calvino, Ítalo [1972] (1999). Las ciudades invisibles. Barcelona: Minotauro. De Certeau, Michel ([1980] (2000). La invención de lo cotidiano. México: Universidad Iberoamericana. Instituto tecnológico de estudios superiores de occidente. Documento Parcial del Informe Diagnóstico Inicial sobre violencia sexual en el espacio público. Programa Ciudades Seguras. Quito. 2012 Wolf, Virginia (2008 [1929]). Una habitación propia. Barcelona: Seix Barral.
Cartas recibidas en el marco de la campaña Cartas de mujeres: Ana, vía correo electrónico, 2011. Anónima, vía correo electrónico, 2011. Carolina, vía correo electrónico, 2011. Catalina, Chone, 2012. Mahabarata, vía correo electrónico, 2011. María, Lago Agrio, 2011. Wayra, Quito, 2011. 38 |
«Mujer siempre tienes una estrella que te protege: búscala dentro de tu corazón; se llama AUTOESTIMA, no orgullo, ni miedo, ni comodidad, ni vanidad […] Depende de nosotras, de ti, mujer» (Fragmento de carta, Mave)
Cartas de Mujeres superó toda expectativa. Más de 10.000 personas se atrevieron a hablar de sus vidas, de sus experiencias y sentimientos. La campaña planteó la transformación de las relaciones inequitativas de género y la eliminación de la violencia en el espacio público, mediante el estímulo a la ocupación de la ciudad por hombres, mujeres, y personas de cualquier condición sexo-genérica, quienes a través del ejercicio de la escritura y del uso de la carta como herramienta de expresión de las vivencias cotidianas y de interpelación a las autoridades y a la sociedad, evidenciaron las violaciones sistemáticas a sus derechos, entre ellos, los derechos sexuales y reproductivos, materia de interés de este documento. Durante el proceso de sistematización de las cartas pudimos encontrar puntos comunes que coinciden con los resultados de investigaciones y datos estadísticos, como en el caso del informe de la Campaña Reacciona Ecuador, el machismo es Violencia, en donde VH D¿UPD TXH RFKR GH FDGD GLH] PXMHUHV KDQ VLGR YtFWLPDV GH DOJ~Q tipo violencia a lo largo de su vida. 8Q 1 de las cartas hizo referencia a casos enmarcados en «Derechos a una Vida Libre de Violencias y Acceso a las Justicias», una de las categorías utilizadas en la sistematización. En dichas cartas se aludía a las múltiples violencias que sufren las mujeres, enfatizando en la violencia sexual, puntualmente en la naturalización de estos casos, el miedo a la denuncia, pero además a la precaria respuesta por parte de la justicia penal y de la sanción social. Y aunque cada caso era diferente, era recurrente el patrón, hombre cercano a la familia o conocido: 1 Estos porcentajes hacen referencia al «Informe Final Campaña Cartas de Mujeres», entregado el 28 de mayo de 2012. Estos porcentajes se ajustan al número total de cartas UHFLELGDV
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A los 15 años fui abusada por el hermano de mi novio, en aquel entonces producto de ello, sin conocer mucho de sexualidad terminé estando embarazada, no sé si por buena o mala suerte el bebé no vivió, mi cuerpo no estaba preparado. Duele porque no está, duele el hecho y que jamás pude decirlo o denunciarlo. (Fragmento de Carta, La Nena).
8Q GH ODV FDUWDV UHVSRQGLy D OD FDWHJRUtD GHQRPLQDGD «Derechos Sexuales y Reproductivos» (DSR), ya que se refería puntualmente a temas como: maternidad, aborto, diversidades sexuales y de género, acceso a métodos de regulación de la fecundidad, infecciones de transmisión sexual, VIH-Sida, acceso a tomar decisiones informadas y a la educación sexual. En este documento delinearemos algunas de las causas que explican por qué la mayoría de las mujeres en Ecuador no conocen sus DSR y, en caso de conocerlos, no los ejercen a plenitud. Nos referiremos entonces al concepto de disciplinamiento sobre el cuerpo de la mujer, que explica desde una mirada crítica cómo se constituyen discursivamente los límites y las posibilidades del cuerpo de la mujer en el marco de la modernidad. Asimismo, haremos referencia al contexto en el que se desarrollaron los DSR, de dónde vienen y qué pretenden garantizar. Para efectos de este texto haremos un breve recuento de cómo en el Ecuador se introdujo en la legislación el tema de los DSR y cómo éste se relaciona con los acuerdos internacionales. Posteriormente, QRV UHIHULUHPRV D ODV KLVWRULDV UHÀHMDGDV HQ ODV FDUWDV SDUD FRQWUDVWDU lo establecido en las normas y el efecto que éstas tienen en la cotidianidad de las personas que participaron en la campaña. | 41
Control de poblaciĂłn y garantĂa de derechos El contexto en el que se plantean los DSR corresponde a la discusiĂłn en torno a los derechos de las mujeres y la determinaciĂłn sobre sus cuerpos, los cuales han sido objeto de controles y disciplinamiento. Esto es especialmente visible con el advenimiento de la modernidad y sus consecuentes problemĂĄticas en los siglos XVII y XVIII, WDOHV FRPR HO FUHFLPLHQWR GHPRJUiÂżFR OD LQVHJXULGDG OD SUROLIHUDFLyQ de pestes y enfermedades. La preocupaciĂłn por estos temas originĂł el desarrollo del concepto ÂŤpoblaciĂłnÂť, que, segĂşn Foucault, considera D ODV SHUVRQDV FRPR HVSHFLH $Vt VH JHQHUDQ PHFDQLVPRV de control que determinan los comportamientos y los cuerpos de las personas. Este triĂĄngulo teĂłrico genera una tensiĂłn que Foucault llama biopoder, entendido como el ÂŤconjunto de mecanismos por medio de los cuales aquello que, la especie humana, constituye rasgos biolĂłgicos fundamentales podrĂĄ ser parte de una polĂtica, de una estrategia GHO SRGHUÂŞ Es en estos tĂŠrminos que se desarrolla un control sobre los cuerpos, la reproducciĂłn y por ende la sexualidad y el deseo. Sin embargo, este control recae, fundamentalmente, sobre el cuerpo de la mujer quien se convierte en objeto de vigilancia por parte del Estado; lo DQWHULRU VLJQLÂżFy HQWRQFHV TXH VL GHO FXHUSR GH OD PXMHU SHUR DGHPiV de sus prĂĄcticas sexuales y de la descendencia que generaba, dependĂa la continuidad y sobrevivencia de un ÂŤlinajeÂť y de su patrimonio, se desarrollaran formas de control ligadas a la sanciĂłn social y moral hacia la reproducciĂłn femenina. En este contexto es necesario tener en cuenta el papel de la mujer para cumplir con los supuestos del Estado dentro de la familia nuclear que, segĂşn Foucault, se establece como 42 |
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repetidora de los supuestos del gobierno. ÂŤLa familia, de modelo, va a convertirse en un instrumento; instrumento privilegiado para el gobierno de las poblaciones y no modelo quimĂŠrico para el buen gobiernoÂť )RXFDXOW /D PXMHU DPD GH FDVD VXMHWD D OD HVIHUD GH OR privado debido al poder estatal y a la autoridad ejercida por su esposo, se constituye a su vez en detentadora del poder de reproducciĂłn del PRGHOR HVWDWDO DO LQWHULRU GH VX KRJDU HVSHFtÂżFDPHQWH FRQ VXV KLMRV Lo anteriormente esbozado permite reconocer entonces, como dice el mismo Foucault, que el Estado moderno tiene por objeto de poder la vida y el cuerpo de la poblaciĂłn y por tanto, el sexo ÂŤha llegado a ser un elemento absolutamente capital, pues, en el fondo, el sexo es colocado exactamente en el punto de articulaciĂłn entre las disciplinas individuales del cuerpo y las regulaciones de la poblaciĂłnÂť )RXFDXOW )RXFDXOW VH UHÂżHUH HQWRQFHV D OD SUHRFXSDFLyQ por la sexualidad como una acciĂłn disciplinar que se institucionaliza en tanto es relevante para el control de la poblaciĂłn. En este sentido Ana Bertha Uribe cita a Foucault, resaltando el adiestramiento del cuerpo, ÂŤla regulaciĂłn del comportamiento, la normalizaciĂłn del placer y la interpretaciĂłn del discurso con el objetivo de separar, comparar, distribuir, validar, jerarquizar, todo eso hace que DSDUH]FD SRU SULPHUD YH] HQ OD KLVWRULD HVD ÂżJXUD VLQJXODU LQGLYLGXDlizada, el hombre, como producciĂłn del poderÂť (Uribe, 2003: 131). El poder en general se relaciona con la restricciĂłn del placer. La representaciĂłn del cuerpo se relaciona con el lenguaje y la identidad dada por la normatividad establecida por el Estado moderno y por los micropoderes que lo reproducen. La norma heterosexual, patriarcal y binaria produjo roles de gĂŠnero marcadamente diferentes en donde quienes no se acogen a la norma pueden ser penalizados | 43
por no cumplir con los supuestos básicos de disciplinamiento. Pero las mujeres al encontrarse como grupo sometido y objeto de control inician un proceso de lucha por la garantía de derechos y exigen decidir sobre sus cuerpos. Como enuncia Judith Butler, «el género es el mecanismo a través del cual se producen y se naturalizan las nociones de lo masculino y lo femenino, pero el género también podría ser el aparato a través del cual dichos términos se deconstruyen y se desnaturalizan» (2004: 70). Así, las mujeres desde su lugar de enunciación lograron establecer una lucha por sus derechos. Sin el ánimo de hacer una cronología de las luchas feministas a continuación vamos a desarrollar cuáles fueron las principales apuestas y cómo estas se relacionaron con los Derechos Sexuales y Reproductivos.
Exigencia de derechos, la garantía y la norma Partimos de la comprensión de los derechos como normas de carácter positivo que pretenden garantizar la convivencia y el reconocimiento de los sujetos por medio de las acciones de los estados: «dicho de otra forma la efectividad del contrato social cobra sentido en tanto el ejercicio del poder público se guía por la protección de la dignidad humana» (Cardona Acuña, 2010: 12). Estos planteamientos encuentran su máxima expresión supranacional con la Declaración de los Derechos Humanos en donde se conciben unos mínimos para todas las personas independientemente de su lugar de origen, nacionalidad, raza religión o clase social. A pesar de esta presunta «universalización» de derechos, las mujeres siguen 44 |
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siendo las principales vĂctimas de muertes maternas evitables, de vioOHQFLD \ DEXVR VH[XDO GH OD WUDWD GH SHUVRQDV FRQ ÂżQHV VH[XDOHV GH embarazos no deseados y de imposibilidad de acceso a mĂŠtodos de regulaciĂłn de la fecundidad. Teniendo en cuenta estas violaciones directas, sistemĂĄticas, impunes, en el marco de las luchas feministas por lograr la garantĂa de sus derechos, se pensĂł en los derechos humanos con perspectiva de gĂŠnero. AsĂ se estableciĂł como meta hablar de la sexualidad y la reproducciĂłn como aspectos separados aunque relacionados, que dejaron de ser sinĂłnimos gracias a la llegada de la pĂldora anticonceptiva en la dĂŠcada del 50, que dio a las mujeres una relativa autonomĂa sobre sus cuerpos. En principio se hablĂł de la salud y del acceso a estos servicios, pero ademĂĄs se debĂa garantizar que las decisiones de las mujeres sobre su cuerpo fueran respetadas. En ese sentido, el derecho D OD LJXDOGDG HVSHFtÂżFDPHQWH GH OD PXMHU IXH UHFRQRFLGR HQ OD &RQvenciĂłn sobre la EliminaciĂłn de Todas las Formas de DiscriminaciĂłn contra las Mujeres (CEDAW) que enuncia que estos derechos deben ser garantizados por los estados que estĂĄn en la obligaciĂłn de crear mecanismos que garanticen su cumplimiento (IIDH, 2008: 20-22). Por ello, se dice que los Derechos Sexuales y Reproductivos son los mĂĄs humanos de todos, pues ÂŤno son separables de los otros derechos, especialmente si se enfoca la libertad sexual y reproductiva como un derecho que es a la vez civil, polĂtico y social [‌]Âť (Rosero, 2002: 5). Todas las personas somos sexuales desde que tenemos vida hasta el momento de nuestra muerte, en ese sentido se hacĂa necesario establecer regulaciones para un tema que habĂa sido construido a travĂŠs del tabĂş. Retomando a Foucault, durante los siglos XVIII, XIX y XX se da una explosiĂłn de discursos relacionados con el sexo, esto en | 45
parte, por el control de la sociedad como especie y el crecimiento exponencial de la poblaciĂłn debido a la concentraciĂłn en las urbes en los procesos de industrializaciĂłn. Es asĂ que se presenta lo que el autor denomina ÂŤincitaciĂłn institucional para hablar de sexo y para oĂr hablar de sexoÂť (Foucault, 1993: 37), de esta manera se crearon discursos institucionales y especializados con respecto al tema que condujeron a la patologizaciĂłn del sexo, como prĂĄctica; por ejemplo, ante acciones FRPR OD PDVWXUEDFLyQ )RXFDXOW VH UHÂżHUH D OD ŠLPSODQWDFLyQ SHUYHUsaÂť como aquello que sanciona la sexualidad que no estuviera relacionada con la reproducciĂłn (1993: 12). En este contexto, las feministas de la denominada primera ola fueron las que iniciaron la lucha por los derechos de las mujeres y por romper con esta idea de complacencia y de sumisiĂłn de la mujer, implantada en la sociedad industrial. ÂŤLa salud reproductiva de la mujer se entiende como un momento en el que la reproducciĂłn se lleva en condiciones de bienestar fĂsico, mental y social y supone la capacidad de reproducirse, de regular su fertilidad y de practicar y de disfrutar relaciones sexuales, llevar un embarazo y una maternidad segura y sin riesgos para su saludÂť (Cardona AcuĂąa, 2010: 23). En la Conferencia Internacional sobre PoblaciĂłn y Desarrollo celebrada en el Cairo en 1994 se estableciĂł como eje fundamental del desarrollo de las naciones los Derechos Sexuales y Reproductivos, en ORV TXH VH ŠSUHVHQWDED OD VXSHUDFLyQ GH SURJUDPDV GH SODQLÂżFDFLyQ concentrados en la familia, situando a la mujer en el centro de un planteamiento integral de la reproducciĂłnÂť (IIDH, 2008:21). En la Conferencia Mundial sobre la Mujer celebrada en 1995 en Beijing, se apoyĂł la visiĂłn de los Derechos Humanos aplicados DO iPELWR GH OD VH[XDOLGDG HVSHFtÂżFDPHQWH VH HQXQFLy TXH OD PXMHU _
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era libre de decidir sobre su cuerpo y su sexualidad en igualdad de condiciones con el hombre. En este contexto se deasarrollaron doce derechos: a la vida, la salud, la libertad, la seguridad e integridad, a decidir el nĂşmero de hijos y el espaciamiento entre ellos, a la intimidad, la igualdad, al matrimonio y la familia, al empleo, a la seguridad VRFLDO OD HGXFDFLyQ D PRGLÂżFDU ODV FRVWXPEUHV GLVFULPLQDWRULDV KDFLD ODV PXMHUHV \ D GLVIUXWDU GHO FRQRFLPLHQWR \ DYDQFHV FLHQWtÂżFRV ,,'+ 2008: 27 - 28). Al reconocimiento de los derechos sobrevinieron debates UHODFLRQDGRV FRQ ODV GLÂżFXOWDGHV SURYHQLHQWHV GH OD LPSRVLFLyQ GH GHrechos por parte de los Estados y de organismos supranacionales. En este sentido, Kathya Araujo plantea la dicotomĂa entre el paradigma libertario y el de los derechos. Este Ăşltimo se fundamenta en la exiJHQFLD TXH SUHWHQGtD JDUDQWL]DU D ODV PXMHUHV XQRV EHQHÂżFLRV TXH OH habĂan sido negados por la sociedad patriarcal. Por su parte, el disFXUVR OLEHUDWDULR VH UHÂżHUH D OD HPDQFLSDFLRQ \ DO UHFRQRFLPLHQWR GH sexualidades diversas (2008: 28 - 30). Araujo enuncia los lĂmites del paradigma de derechos: el desconocimiento de las minorĂas generando asĂ nuevas exclusiones; por otra parte, el poner al Estado como agente y garante de los derechos privilengiando la institucionalidad y DJHQFLD UHGXFLGD GH ORV LQGLYLGXRV OD FRQÂżDQ]D HQ OD YtD MXUtGLFD \ HO enfoque en el poder que implica que este no puede ser neutralizado \ TXH WLHQH XQ FDUiFWHU QHJDWLYR \ 1R REVWDQWH VHJ~Q OD DXWRUD HO SDUDGLJPD OLEHUWDULR QR SDUHFH WDPSRFR VXÂżFLHQWH \D TXH no problematiza el asunto ĂŠtico que deberĂa estar presente en torno a quĂŠ debe entenderse por la libertad y los lĂmites de la misma en relaciĂłn con los otros. Asimismo, seĂąala que no se puede partir de la base que las decisiones de los sujetos tienden al bien, al respeto y a la convivencia (Araujo, 2008: 34). La autora deja abierta la discusiĂłn enunciando que ambos paradigmas tienen aspectos a favor y en con| 47
tra y que este debe ser un tema mayormente discutido. En efecto, es necesario problematizar las imposiciones del Estado: primero porque éstas en la forma de normas jurídicas no se cumplen en su totalidad, pero además generalmente restringen la agencia de los actores sociales para exigir sus derechos. En segundo lugar el origen de esas imposiciones no es neutral, sino que responden a los intereses económicos y a los fundamentos religiosos, que permean lo jurídico y que lo hacen una herramienta de disposición y uso del cuerpo femenino, antes que una forma de garantía de la autonomía y el ejercicio de los derechos de las mujeres. Con esto no queremos decir que los derechos no sean necesarios, sino que las personas a quienes van dirigidos deben apropiarse de éstos, de lo contrario se convierten en letra muerta, en fantasmas que cada tanto aparecen, asustan y se desvanecen. El privilegio de conocer los derechos es sólo de ciertas personas con acceso a educación superior y enfocada en temas de género. En este punto vale la pena preguntarse cómo los Derechos Sexuales y Reproductivos se materializan en la realidad, cómo se hacen visibles y accesibles a todas las personas y de qué manera son exigidos y garantizados.
Ecuador: entre los derechos y las pocas garantías Ante un panorama como el ya descrito, y aunado a la ola de reformas constitucionales que se dieron en toda la región en la década de los noventa, una de las acciones más concretas fue la introducción de reformas en las que se empezó a reconocer el papel de la mujer en el campo económico, político, social y cultural del país. En el contexto de los tratados internacionales y de las exigencias y presiones 48 |
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de las organizaciones de mujeres, en Ecuador se logrĂł incluir, tanto en la ConstituciĂłn de 1998 como en la del 2008, principios y derechos que seguĂan la lĂłgica de conformaciĂłn de un estado constitucional de derechos, justicia social y democrĂĄtico. Sin embargo, a pesar de que Ecuador cuenta con un marco constitucional amplio, incluyente e innovador, preocupan los profundos vacĂos y ausencias en el desarrollo legislativo. 3UHFLVDPHQWH HO PDUFR FRQVWLWXFLRQDO \ OD GHÂżQLFLyQ GH (Vtado que se proclamĂł en Montecristi propone un desafĂo para el paĂs y sus instituciones: posibilitar la defensa y garantĂa de los Derechos Sexuales y Reproductivos al reconocer la relevancia de crear, no sĂłlo transversalmente, sino a partir de herramientas como las polĂticas pĂşblicas y el cambio de la institucionalidad, la posibilidad de que mujeres, hombres y personas de diversas condiciones sexo-genĂŠricas puedan acceder a estos derechos, en todas las etapas de la vida. En ese sentido, los alcances jurĂdicos y sociales en cuanto a los Derechos Sexuales y Reproductivos, ademĂĄs de tener un antecedente producto de la promociĂłn a nivel internacional de ĂŠstos, se anclan en la politizaciĂłn de las acciones de las organizaciones sociales de mujeres que en Ecuador, desde la dĂŠcada del 80, luchan por el reconocimiento y la garantĂa de los derechos con perspectiva de gĂŠnero. Es asĂ como para 1994, aĂąo en que la movilizaciĂłn de las organizaciones sociales de mujeres se concreta con la creaciĂłn de las ComisarĂas de la Mujer y se da ĂŠnfasis a la atenciĂłn de casos de violencia intrafamiliar y de gĂŠnero, asunto ÂŤpoco importanteÂť en legislaciones anteriores. En este aĂąo tambiĂŠn se promulga la Ley de Maternidad Gratuita y atenciĂłn a la Infancia. Con ella se buscaba garantizar prestaciones laborales y de salud gratuita para las mujeres, asĂ WDPELpQ VH JDUDQWL]DED LQIRUPDFLyQ \ DFFHVR D PHWRGRV GH SODQLÂżFD| 49
ciรณn familiar, control de todo el ciclo del embarazo, atenciรณn post-parto, exรกmenes para la prevenciรณn de Infecciones de Transmisiรณn Sexual (ITS) y VIH/Sida, entre otras. Para 1995 se emite la Ley 103 ยซcontra la Violencia a las 0XMHUHV \ D OD )DPLOLDยช HQ OD TXH VH WLSLยฟFD OD YLROHQFLD LQWUDIDPLOLDU y se incluye la violencia fรญsica, psicolรณgica y sexual. Esta ley fue producto del trabajo consensuado de abogadas y juezas, organizaciones de mujeres, ONGยดs, la Coordinadora Polรญtica de Mujeres, la Direcciรณn Nacional de la Mujer (DINAMU) y la Comisiรณn de la Mujer, el Niรฑo y la Familia del Congreso Nacional. La fuerte movilizaciรณn observada en la dรฉcada del 90, en un escenario de convulsiรณn polรญtica y social, provocรณ la elaboraciรณn de una nueva constituciรณn en 1998, lo que facilitรณ un avance importante en el tema de Derechos Sexuales y Reproductivos. El cambio mรกs importante a resaltar fue la Reforma al Cรณdigo Penal, en la que VH PRGLยฟFD VXVWDQFLDOPHQWH OD WLSLยฟFDFLyQ2 de la violaciรณn, la violaciรณn agravada, el acoso sexual, el proxenetismo y la corrupciรณn de menoUHV HQWUH RWURV 2WUR VLJQLยฟFDWLYR DYDQFH HV OD GHVSHQDOL]DFLyQ GH OD homosexualidad con lo cual se abre un espacio a la organizaciรณn de colectivos en pro de las diversidades sexuales. Con el cambio constitucional del aรฑo 98 se aprueba, entre otras, la Ley sobre la Educaciรณn de la Sexualidad y el Amor, mรกs conocida como Plan Nacional de Eduaciรณn de la Sexualidad y el Amor - PLANESA-, que (...) bajo la responsabilidad del Ministerio de Educaciรณn y Cultura, tiene como objeto, dar informaciรณn y formaciรณn sobre salud (Q HO 'HUHFKR 3HQDO OD WLSLยฟFDFLyQ HV HO LQVWUXPHQWR SUHGRPLQDQWHPHQWH GHVFULSWLvo con el cual se determinan las conductas punibles.
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sexual y reproductiva a docentes, madres y padres de familia, niùas, niùos, adolescentes, estudiantes, personas con discapacidad, personal del Ministerio de Salud, Iglesias, instituciones de educación superior, institutos pedagógicos, gobiernos seccionales y locales, y ONG´s. (CLADEM - Ecuador, 2003, pågs. 23 - 24)
A su vez en el marco del Plan Nacional de Derechos HuPDQRV FUHDGR HQ HO PLVPR DxR VH HVSHFtÂżFD XQ FDStWXOR HQ HO TXH se establece los ÂŤDerechos de las MinorĂas SexualesÂť, en el que se responsabiliza al Estado y se lo reconoce como garante de la no discriminaciĂłn por la orientaciĂłn sexual: (...) se expide la Nueva ConstituciĂłn PolĂtica de la RepĂşblica. Es la primera vez que en una constituciĂłn se incorporan derechos sexuales y reproductivos. El reconocimiento de estos derechos marca un KLWR HQ OD GHÂżQLFLyQ H LPSXOVR GH ORV GHUHFKRV KXPDQRV $Vt TXHGD establecido el respeto a la integridad personal en sus dimensiones fĂsica, psicolĂłgica y sexual; la libre orientaciĂłn sexual y el desarrollo de la personalidad; libertad para tomar decisiones sobre la vida sexual, para decidir sobre la procreaciĂłn contando con los medios necesarios; la igualdad y corresponsabilidad en la familia, y el apoyo a las jefas de hogar; el compromiso estatal de actuar contra la violencia hacia las mujeres y niĂąos/as, de promover la salud sexual y reproductiva, asĂ como el respeto a los derechos reproductivos en el ĂĄmbito laboral. (CLADEM - Ecuador, 2003, pĂĄg. 19)
El trabajo realizado desde las organizaciones sociales, asĂ como la incidencia polĂtica desde un organismo como el Consejo Nacional de Mujeres (CONAMU), le dio voz por lo menos a una sector | 51
de las mujeres organizadas que promovió las acciones más urgentes para, desde una perspectiva feminista, introducir programas y políticas pertinentes que evidenciaran las prácticas que atentaban contra los derechos de las mujeres. Sin embargo, estos programas duraron lo que la Constitución de 1998. Ante la crisis económica y la inestabilidad política del país, Ecuador inició una nueva etapa de reforma constitucional, que desde el 2007 puso en tensión a diversos actores, entre ellos precisamente a las organizaciones de mujeres que percibieron un retroceso frente a las logros antes mencionados. El proceso mismo de la Asamblea Constituyente, reunida en Montecristi, tuvo actores importantes como, por ejemplo, un movimiento de mujeres aliado con organizaciones que trabajan por la diversidad sexual, y que de manera estratégica interactuaron con los partidos políticos y con las comisiones de creación de contenidos constitucionales, para poner en valor la problematización de temáticas importantes pero invisibilizadas; por supuesto estas (...) tensiones fueron varias, entre las más destacadas las referidas al derecho a decidir sobre el propio cuerpo, al aborto y a la unión entre personas del mismo sexo. Estas tensiones estuvieron presentes desde el inicio del mandato del nuevo presidente, quien se manifestó contrario a su reconocimiento. Sin embargo, las alianzas establecidas entre las mujeres lesbianas feministas y transgénero fueron relevantes para llevar sus propuestas a la Asamblea. Entre éstas se pueden destacar: 1. Un sistema anti-discriminatorio; 2. El desglose pormenorizado y progresivo, respecto de la Constitución de 1998, de los Derechos Sexuales y Reproductivos; 3. 52 |
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Familias alternativas y unión de hecho género-neutra. Además, se DGLFLRQD XQ DUWLFXODGR HQ GHUHFKR D OD YLGD TXH SHUPLWLHUD SRQHU ¿Q a la penalización del aborto en la legislación secundaria; la sanción a los crímenes de odio por género y diversidad sexual; la titularidad y exigibilidad colectiva de los derechos; la acción de protección amplia y una estructura de Corte Constitucional despolitizada; y, la ética laica como principio de interpretación de las normas jurídicas (Taller Comunicación Mujer, 2009: 3).
La aprobación del texto constitucional tuvo un enorme poder simbólico para el país, así como también brindó un marco jurídico que le ha dado una estabilidad a las instituciones y al Estado. Pero a pesar de este logro, las acciones del gobierno actual se han concentrado en «transversalizar» derechos y la perspectiva de género; esto, lejos de ser un desarrollo legislativo claro, más bien ha dado la sensación de que hay un desdibujamiento de los alcances logrados, así como de ORV OXJDUHV GH UHÀH[LyQ H LQWHUSHODFLyQ TXH ODV PXMHUHV WHQtDQ KDFLD el Estado. La Comisión de Transición hacia el Consejo de las Mujeres y la Igualdad de Género3, que no ha tenido un desarrollo más allá de su papel simbólico, o la desaparición de programas como PLANESA, /D &RPLVLyQ GH 7UDQVLFLyQ SDUD OD 'H¿QLFLyQ GH OD ,QVWLWXFLRQDOLGDG 3~EOLFD TXH garantice la Igualdad entre Mujeres y Hombres se creó mediante Decreto Ejecutivo No. SXEOLFDGR HQ HO 5HJLVWUR 2¿FLDO 1R GHO GH 0D\R GH (O FDPELR GH OD estructura institucional y normativa del Consejo Nacional de las Mujeres (CONAMU) se UHDOL]D HQ EDVH DO FRQWHQLGR GH ORV $UWtFXORV \ GH OD &RQVWLWXFLyQ DVt FRPR GH OD Disposición Transitoria Sexta de la Constitución, con la participación del equipo técnico y administrativo que conformó el CONAMU. Tomado de la página Web http://www.comisiondetransicion.gob.ec/nosotros.html.
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en aras de implementar leyes como la de Educación Intercultural, han relegado a un segundo plano la educación sexual, el acceso a los Derechos Sexuales y Reproductivos, la autonomía del cuerpo femenino y las identidades sexuales, convirtiéndose en temáticas anexas pero no centrales, profundizando la brecha entre el enorme poder simbólico de la Constitución y el peso de una cotidianidad que es indiferente a la violación de los derechos humanos básicos, como los derechos sexuales y reproductivos.
Los Derechos Sexuales y Reproductivos: fantasmas o realidades
Teniendo en cuenta el contexto anterior en el que se debate lo que podríamos llamar los ejercicios de poder patriarcal y heteronormado, que impedían que las mujeres pudieran decidir sobre sus cuerpos y, por otra parte, el planteamineto de derechos que garanticen ciertos mínimos para toda la población, pero que sigue dándole prevalencia al Estado como rector de los cuerpos de las personas, surge la pregunta de si los Derechos Sexuales y Reproductivos se cumplen en la realidad. En Ecuador la garantía de derechos está en manos del Estado, el cual según Araujo es el «destinatario y agente» (2008: 35) de las normas en torno a la sexualidad y la reproducción. En las cartas se observaron varios aspectos que es necesario discutir la necesidad de participación a través de la escritura, como herramienta de expresión, desahogo y, en ocasiones, de denuncia. En las cartas se hacía visible aquello que en la cotidianeidad es escondido, subterraneo, vergonzoso o que quizás en otro contexto no sería 54 |
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comprendido. Así casos de violencia y abusos fueron plasmados en ellas. En lo que atañe a temáticas de Derechos Sexuales y Reproductivos enunciaremos los siguientes temas: aborto, VIH/Sida, diversidades sexo-genéricas, violencia y el papel de los hombres. En cuanto al aborto se observa un sentimiento generalizado de culpa en las mujeres y sanción social por parte de sus parejas y familiares. Asimismo se enuncian casos de abortos obligados, en los que se presenta un abuso de autoridad de madres o padres, que evidencia el ejercicio de micropoderes sobre los cuerpos de las mujeres. Otras cartas hacen referencia a la insalubridad de algunos centros en los que se practican abortos ilegales; esta situación atenta contra el derecho a la vida, la salud y por supuesto, a la toma de decisiones sobre sus cuerpos: Lo que busco al abrirles este espacio íntimo es darles a conocer cómo son esos lugares donde se practica un aborto. No hay salubridad, no hay seguridad. En mi caso no sufrí lesiones pero hay muchas mujeres hermanas que han muerto desangradas o les han extirpado el útero por estar lesionado. No somos estadísticas, tenemos derecho a decidir. Hay muchas razones del porque se practica un aborto una mujer y ellas tienen peso para ello. ESTAR EN CONTRA DEL DERECHO AL ABORTO NO ES ESTAR A FAVOR DE LA VIDA (Fragmento de carta, Juliana).
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) dos de cada diez embarazos en el mundo terminana en abortos y sólo cuatro de cada diez embarazos son planeados. Se estima que anualmente se realizan cerca de cuarenta y cinco millones de abortos en el mundo, | 55
de los cuales diecinueve millones son realizados de forma insegura (Bustamante & GĂłmez de la Torre, 2011: 12). En Ecuador el aborto se despenalizĂł en los casos contemplados en el CĂłdigo Penal, en el artĂculo 447: El aborto practicado por un mĂŠdico, con el consentimiento de la mujer o de su marido o familiares Ăntimos, cuando ella no estuviere en posibilidad de prestarlo, no serĂĄ punible: 1. Si se ha hecho para evitar un peligro para la vida o salud de la madre, y si este peligro no puede ser evitado por otros medios; y, 2. Si el embarazo proviene de una violaciĂłn o estupro cometido en una mujer idiota o demente. En este caso, para el aborto se requerirĂĄ el consentimiento del representante legal de la mujer.
A pesar de este importante avance aĂşn muchos mĂŠdicos se niegan a esta prĂĄctica, las mujeres desconocen esta legislaciĂłn y llevan a tĂŠrmino embarazos que ponen en riesgo su salud y su dignidad al ser obligadas a dar a luz hijos producto de violaciones o bebĂŠs cuyas vidas no son viables. De esta manera parece que la legislaciĂłn no es VXÂżFLHQWH FXDQGR HQ OD UHDOLGDG VH VLJXH DWHQWDQGR FRQWUD HO FXHUSR OD vida, la salud y el bienestar fĂsico y mental de las mujeres. En las cartas otros temas tambiĂŠn se hicicieron visibles como las infecciones de transmisiĂłn sexual y el VIH/Sida como paradigmas del desconocimiento y la discriminaciĂłn. Por un lado, el uso del condĂłn es restringido especialmente si las mujeres lo proponen, porque aparentan tener un conocimiento en sexualidad que no les es permitido, ya que lo socialmente aceptado sigue siendo la mujer infantilizada a la cual el hombre debe instruir sobre prĂĄcticas sexuales. El mostrarse conocedora puede hacerla ver como una mujer ÂŤfĂĄcilÂť. AsĂ, los cuerpos de las mujeres siguen siendo vulnerados y las decisiones sobre _
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métodos de regulación de la fecundidad determinados por los hombres o por sus familias. Una de las cartas que más nos impactó fue de una funcionaria de servicios de salud, quien narraba el momento en que ingresó una paciente al parto de su octavo hijo, y que después de algunas complicaciones dio a luz. Los médicos le dijeron que si tenía otro embarazo podía estar en riesgo su vida, y le propusieron hacerse ligadura de trompas ante lo cual la mujer respondió que debía consultarle a su esposo, quien tajantemente dijo que no, y que iban a tener más hijos, ya que a todos los ponía a trabajar desde edades tempranas4. Sin duda alguna, aún se ejerce control y poder sobre los cuerpos de las mujeres y esto se hace más visible en poblaciones vulnerables, con bajos recursos económicos y educativos. En cuanto al del VIH/Sida, las personas que tienen la infección son discriminadas y excluidas socialmente, en especial las mujeres, a las cuales se asocia con el trabajo sexual y por ende son señaladas. Según Unicef Ecuador, para 2009 «se registraron 4.041 casos de contagio de VIH de los cuales 1.298 se encontraron en fase Sida. Si se compara con años anteriores el aumento es marcado, en el 2007 se detectó 1.832 casos de personas que viven con VIH y 549 en fase Sida» (Programa Nacional del VIH/SIDA). El número de casos de infección más preocupante es el de mujeres amas de casa, quienes en su mayoría son infectadas por sus esposos. Siguiendo las referencias a los temas de las cartas, se encuentran los de identidades sexuales y de género. Allí prevalecen las cartas que hablan acerca de su identidad y el orgullo de ser lesbiana, gay o trans: 4 No ponemos textualmente el fragmento de la carta, porque el mismo se encuentra dentro de las cartas no publicables, por lo tanto la parafraseamos para dar cuenta del caso.
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Hola, mi nombre es Antonia, tengo 20 aĂąos y soy orgullosa de lo que soy no me da pena decirlo, soy lesbiana y la sociedad y el mundo se han encargado de que dude si quiero seguir mi tendencia o sĂłlo callar y no divulgar que me gusta como soy, asĂ soy feliz (Fragmento de carta, Antonia).
Sin embargo, es recurrente la referencia a la discriminaciĂłn y seĂąalamiento ante las opciones y diversidades sexuales y de gĂŠnero. El casĂł mĂĄs evidente es el de las clĂnicas de deshomosexualizaciĂłn que con fachadas de clĂnicas de rehabilitaciĂłn para la adicciĂłn al alcohol o a sustancias psicoactivas cometen todo tipo de vejĂĄmenes hacia las mujeres: En estas clĂnicas se practican castigos fĂsicos y psicolĂłgicos que van desde la humillaciĂłn verbal, insultos, obligaciĂłn de permanecer esposadas, dĂas sin consumir alimentos, palizas, diferentes formas de abuso y violencia, incluidas, aquellas sexuales como la amenaza de violaciĂłn entre otras y que son catalogadas como tratos crueles, LQKXPDQRV \ GHJUDGDQWHV \ TXH FRQÂżJXUDQ WRUWXUD FRQIRUPH D OD &RQYHQFLyQ FRQWUD OD 7RUWXUD UDWLÂżFDGD SRU (FXDGRU H LQFRUSRUDGD HQ VX &RQVWLWXFLyQ 1DFLRQDO 7RGRV HVWRV FDVRV FRQÂżJXUDUtDQ violaciones descritas en las normas internacionales, en cuanto que KD\ FDVWLJR ItVLFR \ SVLFROyJLFR KD\ XQD ÂżQDOLGDG SXQLWLYD FRPR tambiĂŠn de sometimiento al orden social (y sexual); y hay causa de GLVFULPLQDFLyQ SRU RULHQWDFLyQ VH[XDO TXH HV WUDQVYHUVDO D OD ÂżQDOLdad y que es motivo de maltrato agravado (CEDHU, 2011).
Es incomprensible que un paĂs en donde la constituciĂłn ampara la diversidad sexual se presenten este tipo de casos. Entre las cartas que se categorizaron como no publicables, se encuentra la de 58 |
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XQD MRYHQ TXH QDUUD FyPR D ORV DxRV VLQWLy JXVWR SRU ODV PXMHUHV lo cual le trajo discriminaciĂłn y seĂąalamiento. Ella fue internada en una clĂnica de ÂŤdeshomosexualizaciĂłnÂť en donde era golpeada y maltratada; logrĂł salir de ese lugar. Meses mĂĄs tarde su pareja tambiĂŠn fue internada allĂ, las sometĂan a todo tipo de abusos y torturas. Ahora bien, las quejas, denuncias y la publicaciĂłn de este tipo de situaciones parecen no tener gran eco ni generar acciones judiciales certeras, ya TXH HVWDV FOtQLFDV QR VRQ FODXVXUDGDV GHÂżQLWLYDPHQWH VROR VRQ REOLgadas a pagar multas por lo cual muchas de ellas siguen funcionando. Asimismo, en las cartas se encuentran mĂşltiples referencias D FDVRV GH YLROHQFLD \ DEXVR VH[XDO &HUFD GHO KDFtD UHIHUHQcia a casos de violencia sexual y fĂsica, que en la mayorĂa de estos casos no fueron denunciados; de hecho en algunas cartas se decĂa que era la primera vez que contaban su historia. En las narraciones tambiĂŠn se evidenciaba que las vĂctimas que se atrevĂan a denunciar no obtenĂan una respuesta judicial efectiva y pasaban por procesos de re-victimizaciĂłn. SegĂşn el Instituto Nacional de EstadĂstica y Censos (INEC), de acuerdo a los resultados en la Encuesta Nacional de Relaciones Familiares y Violencia de GĂŠnero contra las Mujeres, en Ecuador seis de cada diez mujeres han sido vĂctimas de algĂşn tipo de violencias y una de cada cuatro ha sido vĂctima de violencia sexual; la violencia SVLFROyJLFD HV OD PiV DOWD FRQ PiV GHO ,1(& $Vt VH PXHVWUD HO DOWR Q~PHUR GH FDVRV \ VHJ~Q OR FRQÂżUPDQ ODV FDUWDV OD normalizaciĂłn de la violencia hacia las mujeres a lo largo de sus vidas. Temas como la vivencia de la sexualidad en la adolescencia, cĂłmo asumir una relaciĂłn afectiva, cĂłmo apropiarse del propio cuerpo y cuidarlo parecen temas que son obvios, pero que en realidad ne| 59
FHVLWDQ VHU GLVFXWLGRV \ UHĂ€H[LRQDGRV 0XHVWUD GH HVWD UHDOLGDG HV HO creciente nĂşmero de embarazos en adolescentes, segĂşn el Ministerio de InclusiĂłn EconĂłmica y Social
(O GH OD SREODFLyQ HFXDWRULDQD VH HQFXHQWUD HQWUH ORV \ aĂąos, dos de cada tres adolescentes de 15 - 19 aĂąos sin educaciĂłn son madres o estĂĄn embarazadas por primera vez. Las proporciones de maternidad adolescente son hasta cuatro veces mĂĄs altas HQWUH ODV DGROHVFHQWHV TXH QR WLHQHQ HGXFDFLyQ FRPSDUDGDV FRQ ODV GH QLYHOHV HGXFDWLYRV PiV DOWRV FRQ VHFXQGDULD FRPpleta) (MIES, 2011).
Es importante recalcar la necesidad de impartir una educaciĂłn estatal que incluya temas relacionados con la sexualidad. En uno de los talleres realizados en colegios durante la campaĂąa, un estudiante enunciĂł: ÂŤHoy ha sido un dĂa muy especial para mĂ. Es la primera YH] TXH KH UHĂ€H[LRQDGR DFHUFD GH TXp HV VHU KRPEUH R VHU PXMHU /D mayorĂa de veces he intentado hablar o discutir sobre el tema y siempre se corren con excusas a veces absurdas‌ (Fragmento de carta, Juan Carlos). No se trata de hablar sĂłlo de genitalidad o de cĂłmo prevenir embarazos en adolescentes, la educaciĂłn debe contemplar los aspectos cotidianos de las relaciones humanas, el contacto con otras personas y estrategias para hacerle frente a los estereotipos de gĂŠnero que en muchas ocasiones reproducen comportamientos violentos y discriminatorios.
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Teniendo en cuenta el testimonio de Juan Carlos, podríamos decir que los hombres son los grandes excluidos del abordaje de los Derechos Sexuales y Reproductivos. Esto no quiere decir que no se les contemple. Más bien lo que sucede es que el enfoque con que se han desarrollado los Derechos Sexuales y Reproductivos ha estado centrado en torno a la regulación de los procesos vitales y reproductivos de las mujeres, conduciendo a que en la práctica las políticas, las acciones y los discursos dejen de lado el papel de los hombres como EHQH¿FLDULRV GH OD SROtWLFDV \ FRPR SDUWH IXQGDPHQWDO HQ HO FDPELR GH estereotipos y roles de género. Que los hombres sigan reproduciendo los modelos machistas y patriarcales de comportamiento, a pesar de que las mujeres reconozcan sus derechos y se emporederen, demuestra un trabajo en una sóla dirección que impide se de un cambio real. De la misma manera, en muchas ocasiones se desconocen realidades como el padre-solterismo y se discrimina a los hombres que crian solos a sus hijos. En consecuencia, se hace necesario que el hombre sea parte integral de la vivencia de los Derechos Sexuales y Reproductivos. Bajo este panorama cabe hacerse varias preguntas: ¿Son los Derechos Sexuales y Reproductivos aplicados en la realidad?, pero antes de esta pregunta deberíamos cuestionarnos si los Derechos Sexuales y Reproductivos son conocidos por las personas. La legislación ecuatoriana ha intentado dar respuesta a las necesidades de la población basándose en un marco de derechos y leyes que se estructuran a partir de la constitución y que se puntualizan, por ejemplo, en la Política de Salud y Derechos Sexuales y Reproductivos, pero a pesar de estos grandes avances se siguen violando derechos. Según lo encontrado en las cartas, una de las razones principales puede ser el desconocimiento y por ende la precaria o inexistente apropiación de los mismos. _
En este contexto se debe dar un ejercicio de poder entendido ya no como la imposición del Estado y la normatización de los cuerpos de las personas, sino como un ejercicio colectivo y a la vez individual de acción, apropiación y adaptación de los derechos a la cotidianidad GH ORV JUXSRV VRFLDOHV $Vt HO SRGHU SXHGH VHU UH VLJQL¿FDGR \ JHQHUDdo por los grupos o movimientos sociales para conocer sus derechos, exigirlos y propender por su cumplimiento. La educación popular puede ser una herramienta que permita la difusión y apropiación de los derechos, en tanto es generada por las personas de grupos de mujeres, de hombres, de jóvenes, organizaciones barriales, quienes al comunicar sus experiencias y saberes con grupos de pares pueden generar un aprendizaje colectivo. Asimismo estos grupos podrían convertirse en garantes de los derechos a través del empoderamiento, comprendido como la posibilidad de poner en las manos de la ciudadanía el conocimiento y la difusión de la legislación existente en temas de Derechos Sexuales y Reproductivos y exigirlos ante las autoridades competentes. No se trata por tanto de dejar de lado las responsabilidades del Estado, por el contrario tiene que ver con un proceso de apropiación de los derechos por parte de la ciudadanía.
De acuerdo a lo expuesto anteriormente, consideramos que el paradigma de derechos se hace necesario para garantizar el acceso de las personas usualmente vulneradas (mujeres, niños y niñas, personas de bajos recursos, etc.) a los servicios y legislación vigente. No obstante no se puede dejar sólo en manos del Estado el trabajo de cumplimiento de estos mínimos de calidad de vida, sino que las personas y los grupos sociales deben conocerlos y apropiarse de ellos. _
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El trabajo de Cartas de Mujeres mostrĂł la gran necesidad de las personas de hablar y de participar en un cambio social y de imaginarios frente a temas como la violencia hacia las mujeres. AdemĂĄs, varios grupos de personas mostraron interĂŠs en colaborar con la campaĂąa. El terreno parece propicio para iniciar un trabajo de empoderamiento, movilizaciĂłn social y educaciĂłn popular que contemple las necesidades de las personas y propenda a la apropiaciĂłn de los Derechos Sexuales y Reproductivos para que dejen de ser fantasmas que aparecen y desaparecen, muchas veces asustan y otras veces simplemente se ignoran para pasar a hacer parte de la vida cotidiana de las personas y que en los diferentes contextos, tanto pĂşblicos como privados, se hagan exigibles y por tanto sean respetados.
BibliografĂa:
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Cartas recibidas en el marco de la campaña Cartas de mujeres: Antonia, vía correo electrónico, 2011. Juan Carlos, Quito, 2012 Juliana, vía correo electrónico, 2011. La nena, Quito 2012 Mave, vía correo electrónico, 2011.
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Entre las diez mil historias recopiladas durante la campaĂąa Cartas de Mujeres encontramos una realidad particular, la de aquellas mujeres desplazadas y refugiadas, la mayorĂa colombianas, a quienes la violencia generalizada que se vive en su paĂs las obligĂł a migrar KDFLD HO (FXDGRU (Q HVWH DUWtFXOR TXHUHPRV UHĂ€H[LRQDU VREUH HOODV sus historias, las realidades que las hicieron migrar y las posibilidades de que en Ecuador encuentren la paz anhelada y una vida digna, temas que aparecieron en mĂĄs de sesenta cartas escritas y en los tres talleres realizados en frontera norte.
Los talleres en frontera Desde Cartas de Mujeres se realizaron tres talleres en la frontera norte, en Esmeraldas, BorbĂłn (cubriendo el cantĂłn Eloy Alfaro) y Lago Agrio. En estos espacios se trabajĂł con refugiadas y lĂderes comunitarias. Estos talleres fueron muy enriquecedores para el pro\HFWR \D TXH VH DERUGy XQD SUREOHPiWLFD HVSHFtÂżFD GH IURQWHUD \ VH logrĂł llegar a poblaciones que difĂcilmente hubieran tenido acceso a la campaĂąa por medio de internet o buzones convencionales y, ademĂĄs, se fortalecieron procesos ya iniciados por las organizaciones aliadas. En estos espacios se evidenciĂł el tema del refugio como una UHDOLGDG TXH OHV DWUDYLHVD FRWLGLDQDPHQWH H LQĂ€X\H HQ VX UHODFLyQ FRQ el gĂŠnero, el cambio cultural, los problemas legales por las visas, el ÂŤlimboÂť para la exigibilidad de sus derechos cuando no tienen resuelta su condiciĂłn migratoria, la falta de conocimiento sobre legislaciĂłn, la transformaciĂłn en sus relaciones de pareja y familiares, asĂ como los lazos de solidaridad entre personas en su misma condiciĂłn fueron temas que se abordaron a travĂŠs de experiencias y relatos. Los talleres fueron el lugar, el espacio para el reconocimiento PXWXR HO DXWRFXLGDGR \ OD UHĂ€H[LyQ VREUH Vt PLVPDV HQ XQD VLWXDFLyQ en que tienen poco acceso a espacios de afecto y diĂĄlogo. En este PDUFR OD FDUWD VLUYLy FRPR HMHUFLFLR GH H[SUHVLyQ \ UHĂ€H[LyQ VREUH VXV propias historias y realidades.
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(O FRQWH[WR IURQWHUL]R FRQĂ€LFWR DUPDGR FRORPELDQR Se remonta a mĂĄs de cinco dĂŠcadas con diversas consecuencias para su poblaciĂłn, pero la problemĂĄtica del desplazamiento masivo se produce a partir de las transformaciones provocadas por la aplicaciĂłn del Plan Colombia1. Durante el gobierno del presidente Pastrana (1998-2002) se produjo una ruptura de los diĂĄlogos con los grupos guerrilleros Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC) y EjĂŠrcito de LiberaFLyQ 1DFLRQDO (/1 OR TXH VLJQLÂżFy XQ GXUR JROSH D ODV SRVLELOLGDGHV de una soluciĂłn polĂtica y negociada. A partir de allĂ se consolidĂł la estrategia de seguridad diseĂąada por los Estados Unidos para la regiĂłn -conocida como Iniciativa Andina- y la aplicaciĂłn militar del Plan Colombia. Esta lĂnea de acciĂłn se continua y profundiza en la presidencia de Ă lvaro Uribe VĂŠlez, quien fue elegido en primera vuelta HOHFWRUDO FRQ XQD SURSXHVWD GH ŠPDQR ÂżUPH \ FRUD]yQ JUDQGHÂŞ TXH VH PDQLÂżHVWD HQ VX SROtWLFD GH VHJXULGDG GHPRFUiWLFD /D LPSOHPHQWDciĂłn de esta polĂtica de seguridad requiriĂł una reforma constitucional que eliminĂł el concepto garantista y de derechos de la Carta de 1991 concebida como un tratado de paz, y de ĂŠste modo se permitiĂł una institucionalizaciĂłn de la guerra (Rojas, 2003). A partir de esta reforma asistimos a un recrudecimiento de la militarizaciĂłn y la consolidaciĂłn, desde el Estado, de un nuevo enemi $FXHUGR ELODWHUDO HQWUH &RORPELD \ ORV (VWDGRV 8QLGRV SDUD FRPEDWLU HO QDUFRWUiÂżFR y el terrorismo, dos elementos que tras los atentados del 11 de septiembre eran consideUDGRV SRU ORV (VWDGRV 8QLGRV FRPR SRWHQFLDOHV DPHQD]DV 'iYDORV
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go: el narcoterrorismo2. Amparadas por el Plan Colombia se realizaron múltiples intervenciones militares, principalmente en zonas rurales y fumigaciones aéreas masivas que no solo destruyeron los cultivos ilícitos sino todos los sembradíos. Los pobladores de estos territorios: se encontraron sin su medio de subsistencia por la pérdida de sus cultivos y asediados desde todos los frentes, cuando no eran los militares, eran los paramilitares o la guerrilla. En este marco de violencia, los desplazamientos forzados al interior de Colombia se han generalizado en todas las regiones, deviniendo en una redistribución de la población rural y urbana, un repoEODPLHQWR GH ODV UHJLRQHV \ XQD FRQWUDUUHIRUPD DJUDULD YtD FRQÀLFWR armado, que ha posibilitado la reconcentración de la propiedad de la tierra en pocas manos (López, 2004). Este desplazamiento ha desbordado las fronteras y ha llevado a hombres y mujeres a huir en busca de mayor seguridad para los suyos. La dinámica de desplazamiento transfronterizo con Ecuador está marcada por las fumigaciones y la militarización como parte del componente del Plan Colombia denominado: «Empuje al sur de Colombia», que tiene como propósito desalojar a los grupos guerrilleros y debilitar la producción de cocaína en Putumayo, principal productor de Colombia (Rojas, 2003).
$ SDUWLU GHO GH VHSWLHPEUH GH HO WHPD GHO QDUFRWUi¿FR KD VLGR DUWLFXODGR con mayor fuerza al de la insurgencia colombiana, en la forma de «narcoterrorismo» (Bonilla, 2005).
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Debido a su cercanĂa, Ecuador y Colombia tradicionalmente KDQ PDQWHQLGR XQ Ă€XMR FRQVWDQWH GH LU \ YHQLU GH SHUVRQDV VLQ HPEDUJR D SDUWLU GHO DxR HQFRQWUDPRV XQD PDVLYD DĂ€XHQFLD GH FRlombianos que migran al Ecuador huyendo de la violencia en su paĂs. SegĂşn un informe de ACNUR, el Ecuador es el paĂs con la mayor poblaciĂłn de refugiados de AmĂŠrica Latina, 55.092 personas reconocidas como refugiadas hasta diciembre de 2011. Para la poblaciĂłn desplazada y refugiada esta cercanĂa representa una moneda con dos caras, por un lado la familiaridad cultural y la presencia de muchos otros colombianos pueden ayudar a la integraciĂłn a partir de unas vivencias de la ÂŤcolombianidadÂť; pero por otro tambiĂŠn esta cercanĂa puede conllevar un miedo a la permanencia de las condiciones y circunstancias que los obligaron a abandonar su paĂs.
La violencia contra la mujer, como arma de guerra y motivo de desplazamiento
(Q OtQHDV JHQHUDOHV VXHOHQ LGHQWLÂżFDUVH GRV JUDQGHV FDXVDV de desplazamiento: el acoso a la poblaciĂłn civil por parte de los grupos armados y las consecuencias del proceso de erradicaciĂłn de la hoja GH FRFD 6LQ HPEDUJR HQ HVWD UHĂ€H[LyQ FRQVLGHUDPRV LPSUHVFLQGLble incorporar una perspectiva de gĂŠnero que nos permita atender de manera diferenciada las causas que llevaron a hombres y mujeres a desplazarse. | 71
En primer lugar cabe señalar que las situaciones de conflicto armado generan un recrudecimiento de la violencia contra las mujeres, no sólo porque propician condiciones para que se agudicen conductas discriminatorias, presentes en la sociedad, sino también porque generan conductas específicamente dirigidas en su contra. De acuerdo con diversas organizaciones humanitarias de defensa de derechos humanos y del propio Sistema de Naciones Unidas, la inestabilidad y los conflictos armados provocan un aumento de todas las formas de violencia, como el genocidio, las violaciones y la violencia sexual. Además, señalan que la mayoría de la población refugiada y desplazada, que tiene que huir de sus hogares a causa de los conflictos armados, son mujeres y niños (http://www.womenwarpeace.org). En las situaciones de conflicto armado se manifiesta la violencia contra la mujer como un arma de guerra contra las comunidades y grupos de pertenencia de las mismas. Esta problemática fue reconocida en la Plataforma de Acción de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Beijing en 1995, donde se determinó que los efectos de los conflictos armados sobre la mujer constituían una esfera de especial preocupación, que requerían la atención de los gobiernos y la comunidad internacional, y se subrayó la necesidad de promover la participación equitativa de la mujer en la solución de los conflictos a los niveles de adopción de decisiones (Valiña,
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Sin embargo, en el informe Alerta 20103 se constata que el uso de la violencia sexual y de otras prĂĄcticas de abuso contra las mujeres continĂşa existiendo. TambiĂŠn se denuncia que la mayorĂa de procesos de paz continĂşan obviando este tema, pese a ser una de las principales amenazas para la paz y seguridad de sus poblaciones. La ResoluciĂłn 1.325 adoptada en el aĂąo 2000 por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas hace un llamado para que se preste especial atenciĂłn a la participaciĂłn de las mujeres en la soluciĂłn de ORV FRQĂ€LFWRV D OD SURWHFFLyQ GH ODV PXMHUHV \ ODV QLxDV YtFWLPDV GH YLRODFLRQHV GH GHUHFKRV HQ HO FRQWH[WR GH XQ FRQĂ€LFWR \ D VXV QHFHVLdades especiales en los procesos de reparaciĂłn y de desmovilizaciĂłn. $VLPLVPR VXEUD\D OD UHVSRQVDELOLGDG GH ORV (VWDGRV GH SRQHU ÂżQ D OD impunidad y de enjuiciar a los culpables de crĂmenes cometidos contra PXMHUHV \ QLxDV 9DOLxD A su vez, desde el Observatorio GĂŠnero, Democracia y Derechos Humanos se ha insistido en la necesidad de visibilizar las sistemĂĄticas violaciones de los derechos de las mujeres en situaciĂłn de GHVSOD]DPLHQWR HQ HO PDUFR GHO FRQĂ€LFWR DUPDGR HQ &RORPELD A partir de lo seĂąalado creemos que es imprescindible agregar la violencia contra las mujeres como un factor que incide en su GHVSOD]DPLHQWR \ HO GH VXV IDPLOLDV (VWD DÂżUPDFLyQ VH FRQGLFH FRQ lo revelado por el informe ÂŤLa violencia sexual en Colombia: un arma de guerraÂť, de IntermĂłn Oxfam y otras organizaciones humanitarias, $OHUWD (V XQ LQIRUPH VREUH FRQĂ€LFWRV GHUHFKRV KXPDQRV \ FRQVWUXFFLyQ GH paz. Es el anuario de la Escola de Cultura de Pau que analiza el estado del mundo en WpUPLQRV GH FRQĂ€LFWLYLGDG \ FRQVWUXFFLyQ GH SD] D SDUWLU GH VHLV HMHV GH DQiOLVLV FRQĂ€LFWRV DUPDGRV WHQVLRQHV SURFHVRV GH SD] FULVLV KXPDQLWDULDV GHUHFKRV KXPDQRV \ justicia transicional y dimensiĂłn de gĂŠnero en la construcciĂłn de paz.
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GRQGH VH DÂżUPD TXH GHO WRWDO GH SREODFLyQ GHVSOD]DGD VRQ PXMHres y de ellas, dos de cada diez se movilizan para huir de la violencia sexual. 6L ELHQ HVWRV GDWRV VRQ GLItFLOHV GH YHULÂżFDU GHELGR D TXH OD PD\RUtD GH ODV PXMHUHV QR GHQXQFLDQ SRU WHPRU R YHUJÂ HQ]D GXUDQWH la sistematizaciĂłn de Cartas de mujeres encontramos muchas historias TXH UHĂ€HMDEDQ HVWD UHDOLGDG \ FUHHPRV TXH HV LPSRUWDQWH YLVLELOL]DUORV como un elemento fundamental a la hora de abordar el desplazamiento y refugio de mujeres colombianas en el Ecuador.
Acogida e inserciĂłn de las mujeres desplazadas y refugiadas Partiendo de la premisa de que muchas de las mujeres que llegan al Ecuador vienen huyendo de una violencia especialmente dirigida hacia ellas, en sus testimonios encontramos frecuentemente que no se comprenden las circunstancias de las que han huido y cĂłmo estas experiencias les afectan en tanto mujeres. Sus peticiones de protecciĂłn son recibidas con cierta incredulidad, enfrentĂĄndose a obstĂĄculos administrativos aparentemente insuperables. La imposibilidad de legalizar su situaciĂłn en el paĂs coloca a estas mujeres en una nueva situaciĂłn de vulnerabilidad. La falta de papeles las enfrenta a PD\RUHV GLÂżFXOWDGHV SDUD LQVHUWDUVH HQ HO PHUFDGR GH WUDEDMR \ DFFHder a los servicios sociales y, no pocas veces, este hecho las expone a sobornos o a los denominados ÂŤfavores sexualesÂť para sobrevivir4. 4 El tema de la trata de mujeres, problema creciente en la frontera norte ecuatoriana, excede los lĂmites de este trabajo. Sin embargo, es preciso hacer notar que este tipo de situaciones vulnerabilidad y desamparo son a las que apelan los tratantes (Conversaciones con Tatiana Cordero, Taller de ComunicaciĂłn Mujer, 2012).
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AquĂ se evidencia la ausencia de una perspectiva de gĂŠnero entre los/ as funcionarios/as que atienden a la poblaciĂłn desplazada. Como signatario de la ConvenciĂłn de Ginebra y otros tratados internacionales contra la tortura y la protecciĂłn de los derechos humanos, el Ecuador es un paĂs con una larga tradiciĂłn humanitaria que ofrece protecciĂłn a personas en bĂşsqueda de asilo. Pero, diversas investigaciones e informes seĂąalan que mientras el nĂşmero de solicitudes ha ido en aumento cada aĂąo, el nĂşmero de aceptaciones ha presentado un decrecimiento paulatino (Camacho, 2005; informe Sombra, 2008; GonzĂĄlez Carranza, 2008). Con o sin visa, uno de los primeros desafĂos para los refugiados en general y, particularmente, para la gran cantidad de mujeres jefas de hogar es conseguir un trabajo. En el informe preliminar sobre refugio urbano realizado por FLACSO y ACNUR se indica que mĂĄs GHO GH ODV PXMHUHV UHIXJLDGDV FRQ ODV TXH VH WUDEDMy VRQ MHIDV GH hogar, situaciĂłn que concuerda con las historias recopiladas en Cartas de mujeres FRPR VH UHĂ€HMD D FRQWLQXDFLyQ HQ XQD FDUWD DQyQLPD GH una mujer desplazada dirigida al presidente Juan Manuel Santos: Soy una madre cabeza de hogar me toco sacar adelante 7 hijos sola (‌) en nuestro paĂs, por falta de oportunidades para muchas personas de escasos recursos y especialmente esta violencia que nos hace abandonar nuestra tierra y nuestro paĂs, para enfrentarnos a un mundo tan diferente, en ocasiones humillaciones, discriminaciĂłn, pero lo mĂĄs triste es abandonar todo lo que hemos construido toda tu vidaÂť. (Santo Domingo, 12, 2012).
Como seĂąala Camacho (2005), en gran medida estas mujeres jefas de hogar han quedado solas con la responsabilidad de criar y proteger | 75
a sus hijos e hijas, sin contar con las redes familiares o de apoyo que tenĂan antes de desplazarse. En este marco la situaciĂłn legal ayuda a la hora de conseguir empleos dignos, ya que muchas veces al estar solas, ser madres y extranjeras las oportunidades laborales no suelen ser las mejores. La necesidad y desesperaciĂłn de tener algĂşn ingreso las expone a mayores situaciones de explotaciĂłn laboral. /DV GLÂżFXOWDGHV QR VH WHUPLQDQ DO DFFHGHU D OD YLVD GH UHIXgio, ya que la protecciĂłn legal y jurĂdica del Estado se limita al otorgaPLHQWR GH XQ FDUQp GH LGHQWLÂżFDFLyQ TXH FRQWLHQH OD YLVD TXH VL ELHQ es un documento importante tiene escaso valor prĂĄctico, puesto que no permite abrir cuentas bancarias, acceder a crĂŠdito o la seguridad social (Sombra, 2008). Por otro lado, dadas las situaciones de discriminaciĂłn y xenofobia el ser refugiadas puede conllevar efectos estigmatizantes. Un grupo de mujeres refugiadas en Lago Agrio hizo llegar a Cartas de mujeres un documento donde denuncian la retenciĂłn de sus documentos como otra forma de violencia: A nosotras las personas refugiadas nos estĂĄn vulnerando nuestro GHUHFKR SRU OD UHWHQFLyQ LQMXVWLÂżFDGD GH QXHVWUDV YLVDV TXH HO (VWDdo Ecuatoriano nos concediĂł legalmente. Esta retenciĂłn nos afecta econĂłmicamente y nos impide la movilizaciĂłnÂť (Discurso pronunciado por el Grupo de Mujeres del San Miguel Alto en conmemoraciĂłn del DĂa Internacional de la ErradicaciĂłn de la Violencia contra la Mujer, 2011).
Estas mujeres dan cuenta de que aun teniendo estatus de refugiadas se ven sometidas a mĂşltiples abusos de las autoridades, _
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especialmente la Policía Nacional, que desconocen la condición y los documentos de las personas refugiadas con detenciones, incautación de mercancías y deportaciones y, cuando se trata de mujeres refugiadas suelen presentarse abusos relativos a la condición femenina, de manera particular en el caso de las trabajadoras sexuales. Deborah Elizondo, representante de ACNUR en Ecuador, indicó en una entrevista con el diario El Universo, que además de estas expresiones xenófobas de autoridades locales, muchas mujeres refugiadas sufren violencia doméstica, de género e intrafamiliar. Estos casos responden tanto a parejas previas al desplazamiento como a parejas posteriores (El Universo, 22 de octubre, 2010). Si bien este tipo de violencia está asociado a las construcciones de género y al establecimiento de relaciones de poder con jerarquía masculina, es posible que las condiciones económicas, la inestabilidad familiar y la situación legal precaria sean agravantes de esta violencia preexistente:
Conocí a un hombre en el Ecuador que parecía bueno al principio pero el tiempo que pasé con él fue terrible (…) yo quería buscar trabajo decía que la policía me ponía presa porque yo no tenía papeles, yo no podía hablar porque era como si fuera su esclava (…) me recordaba que yo era ilegal y que no podía poner la denuncia y me tenía amenazada. (Carta anónima, Cuenca, 2012).
La condición de extranjeras y el miedo a perder la tenencia de los hijos -sobre todo en casos de maternidad transnacional- son un gran limitante o impedimento a la hora | 77
de realizar denuncias y buscar ayuda en los organismos estatales. De este modo muchas mujeres legalmente reconocidas como refugiadas o que han solicitado asilo se ven atrapadas en un círculo vicioso de violencia, han huido de una situación peligrosa pero nuevamente se encuentran en otra, esta vez expuestas a más violencia y explotación (Amnistía Internacional, 2004).
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Conclusiones /R DQWHULRUPHQWH H[SXHVWR QRV SHUPLWH D¿UPDU TXH OD VLWXDción de movilidad humana es experimentada de manera diversa por hombres y mujeres, siendo estas últimas más vulnerables a situaciones de explotación y violencia sexual. Consideramos fundamental que se incorpore una perspectiva de género que nos permita añadir la violencia contra la mujer como una causa del desplazamiento y, por lo tanto, como un motivo válido para la solicitud de refugio. Actualmente, muchas mujeres son incomprendidas por los/as funcionarios/as a cargo y su solicitud de refugio es rechazada por este motivo. La falta de una cabal comprensión por parte del Estado ecuatoriano de la realidad que atraviesan estas mujeres las deja en un alto grado de vulnerabilidad respecto a nuevas situaciones de violencia y explotación entrando en un círculo de violencia que no termina con la llegada al Ecuador, e incluso no siempre se rompe con la obtención de la visa de refugio, ya que como señalábamos anteriormente, este visado no garantiza un acceso real a la protección y servicios del Estado. Por último, consideramos importante remarcar el rol de la mujer como tejedora de lazos sociales. La migración forzada implica una ruptura no sólo con el lugar de origen sino con los lazos sociales que allí se habían construido, implicando un desmembramiento social TXH KDFH D~Q PiV GL¿FXOWRVD OD LQFOXVLyQ GH ODV SHUVRQDV GHVSOD]DGDV y refugiadas. La experiencia en Cartas de mujeres da cuenta de que son las mujeres las encargadas de establecer relaciones, en primer lugar | 79
con otras mujeres y a partir de ese tejido el poder de generar redes y espacios de ayuda mutua que faciliten la reinserción familiar en el nuevo entorno (Refugiados urbanos en Ecuador, 2011; Camacho, 2005). Como mencionábamos anteriormente un gran porcentaje de HVWDV PXMHUHV VRQ MHIDV GH KRJDU \ WLHQHQ JUDQGHV GL¿FXOWDGHV SDUD cuidar a sus hijos y a la vez tener un empleo, por ello una de las primeras formas de asociación femenina suele estar relacionada con el cuidado de los niños. Creemos que es importante fortalecer estos espacios de participación, ya que diversos grados organizativos son fundamentales para la reconstrucción de los lazos sociales y la incorporación a la vida social de las mujeres desplazadas en Ecuador.
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Cartas y documentos recibidos en el marco de la campaña Cartas de mujeres: Discurso pronunciado por el Grupo de Mujeres del San Miguel Alto en conmemoración del día Internacional de la Erradicación de la Violencia contra la Mujer. Lago Agrio, 25 de Noviembre de 2011. Carta anónima, Santo Domingo, 2 de diciembre 2011. Carta anónima, Cuenca, 2012.
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Este artículo presenta un análisis general de los tránsitos en las identidades sexuales y de género halladas en las narrativas epistolares escritas durante el proyecto Cartas de mujeres . Se han tomado cartas de referencia que debaten dos temas en particuODU OD LGHQWLGDG VH[XDO JpQHUR \ OD LQÀXHQFLD GH ORV PHGLRV PDVLYRV GH información y comunicación en las formas de contar las historias referenciadas, en programaciones melodramáticas de la televisión nacional.
El gĂŠnero, concepto debatido entre muchos teĂłricos como construcciĂłn social, ha creado diversas manifestaciones e identidades Ăntimas en materia de sexo, cultura, etnia, y clase, en una sociedad que transita en las dualidades de cĂłdigos, gestos, posturas, axiomas adscritos a sĂmbolos corporales colectivos e individuales. Sumado a esta bĂşsqueda de identidades, existe la pugna con respecto a los estereotipos que estĂĄn regidos bajo unos comportamientos generales del deber ser en actos de moralidad normalizados. Los Ăłrganos sexuales con los que nace cada persona determinan una forma corpĂłrea genital que la sociedad va llenando de contenidos funcionales, como lo ha postulado la psicologĂa evolutiva:
/D LGHQWLGDG VH[XDO VHUtD HO MXLFLR VREUH OD SURSLD ÂżJXUD FRUSRUDO (mujer-hombre), basado en caracterĂsticas biolĂłgicas (genitales, ÂżJXUD FRUSRUDO 3RU VX ODGR OD LGHQWLGDG GH JpQHUR VH EDVDUtD HQ HO MXLFLR GH DXWR FODVLÂżFDFLyQ FRPR PXMHU KRPEUH HQ UHODFLyQ FRQ aspectos que a lo largo de la historia han ido conformando culturalmente a la mujer y el hombre (Carvallo y Moreno, 2008: 90).
Estos estereotipos marcan la identidad de las personas en nociones psicolĂłgicas, mĂŠdicas, religiosas, laborales, educativas y, en general, el comportamiento etiquetado que debe tener cada individuo en los espacios pĂşblicos y privados. La sociĂłloga MarĂa de JesĂşs Izquierdo dice que ÂŤhablar de gĂŠnero y estudiar el sistema sexo/gĂŠnero implica tomar la realidad por dos extremos, en un lado las caracterĂsticas fĂsicas, las condiciones vitales; en el otro las caracterĂsticas histĂłricas, las condiciones socialesÂť (1998: 18), caracterĂsticas que _
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van ligadas a una identidad anclada por la sociedad en guiones categorizados que construyen lo masculino y lo femenino. Hoy dĂa, los debates entre sexo/gĂŠnero van mucho mĂĄs allĂĄ de las teorĂas y la inmutabilidad del cuerpo. La ciencia avanza y diluye la delgada lĂnea entre el cuerpo ÂŤnaturalÂť y el cuerpo ÂŤconstruidoÂť, la KLVWRULD VH WUDQVIRUPD \ OD LGHQWLGDG VH GLYHUVLÂżFD GXUDQWH HO WUDQVFXUVR de la vida en sociedad. En este contexto, Ecuador reconociĂł constitucionalmente que toda persona tiene ÂŤel derecho a desarrollar libremente su personalidad, sin mĂĄs limitaciones que las impuestas por el orden jurĂdico y los derechos de los demĂĄsÂť (ConstituciĂłn, 2008: CapĂtulo 2, ArtĂculo 23: parĂĄgrafo 5). Sin embargo, a cuatro aĂąos de consagraciĂłn de estos derechos los enunciados constitucionales son desconocidos o ignorados por gran parte de la sociedad ecuatoriana y por algunas instituciones pĂşblicas y privadas. AdemĂĄs, es uno de los derechos mĂĄs violentados \ GHQXQFLDGRV WDO FRPR VH UHĂ€HMD HQ ODV FDUWDV HVFULWDV \ HQYLDGDV desde todo el paĂs. Las personas redactaron, a travĂŠs de letras parlantes y voz muda, su necesidad urgente de expresiĂłn y reconocimiento a su identidad de gĂŠnero, exigiendo justicia y apoyo a su identidad sexual por parte de sus familiares, primordialmente, y de la sociedad que les circunda. Hay muchos cuestionamientos de quienes escriben estas cartas, lo que nos lleva a analizar dos aspectos que llaman la atenciĂłn en cuanto a la construcciĂłn de una identidad sexual y de gĂŠnero individual o colectiYD UHĂ€HMDGD HQ ODV QDUUDWLYDV KLVWyULFDV GH OD JHQWH FRP~Q HO SULPHUR es la historia particular de transformaciĂłn sexual de un hombre a mujer transexual. En el cual estudiaremos el proceso de aceptaciĂłn familiar y social que cuentan en sus cartas, en las que busca, con sus pala| 87
bras, generar ciudadanos conscientes de la diversidad de expresiones corpĂłreas de personas que marcan la diferencia en su identidad de gĂŠnero, sexo, clase y etnia. De igual forma, en un segundo eje separado pero no distante del primero, analizaremos algunos contenidos narrativos de las cartas LQĂ€XHQFLDGDV FROHFWLYDPHQWH SRU ORV PHGLRV PDVLYRV GH LQIRUPDFLyQ \ comunicaciĂłn, que van formando de u la mirada y el pensamiento geQHUDOL]DGR VREUH ORV HVWHUHRWLSRV FRGLÂżFDGRV HQ FRPSRUWDPLHQWRV GHO deber ser masculino y femenino en una sociedad. AsĂ, examinaremos ODV IRUPDV TXH LGHQWLÂżFDQ D ODV SHUVRQDV D OD KRUD GH FRQWDU \ HVFULELU KLVWRULDV TXH PDQLÂżHVWDQ HVWUXFWXUDV PHORGUDPiWLFDV KHUHGDGDV de los medios televisivos durante los procesos de construcciĂłn real \ ÂżFFLRQDO GH XQ HVWDGR SROtWLFR TXH GHFODUD MXUtGLFDPHQWH VHU ŠODLFR plurinacional e intercultural, donde cada persona tiene derecho a desarrollar libremente su personalidad.Âť
La diversidad de lo trans-binario Anthony Giddens, teórico de la ciencias sociales en el tema de la transformación de la identidad, la intimidad y la sexualidad, postula que las sociedades tienen historias emocionales y clandestinas que estån aún por revelar‌ que en estas sociedades avanzadas es evidente que existe una cierta libertad para elegir entre una multiplicidad de estilos de vida entorno a la identidad sexual (Giddens, 2000: 24) por esa razón, cuando leà por primera vez la frase Nacà con el alma color rosa en un cuerpo azul, que encabezaba una carta escrita 88 |
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desde un pequeño poblado de la provincia de Imbabura, enviada por Rubí, pensé de inmediato en lo racional y lo vehemente de su contenido, relacionado con lo que postula Giddens. La historia narrada revela palabra a palabra el proceso de transformación corporal de una persona que buscaba convencer, primero a su familia, de su posición frente a la identidad de género y su atracción sexual por los hombres y, en segundo lugar a una sociedad conservadora, de tradiciones patriarcales arraigadas en lo binario de lo masculino y lo femenino. Esta historia íntima y reveladora, como muchas otras, nos muestra las disociaciones individuales de personas que aún no han revelado sus posiciones sexuales por el temor al rechazo, a la discriminación; y, por los rasgos incidentales de las normativas estereotipadas impuestas por la sociedad tradicional ecuatoriana. No obstante, podemos examinar con detalle los medios, estrategias y formas que la escritora utilizó para ir posicionando el tema de su identidad sexual, que la presenta como tabú en un círculo cerrado, discurso del cual se apropia para ir de-construyendo de forma trans-binaria los obstáculos más radicalizados de su entorno. Rubí, como hoy día la conocen, nos cuenta: «En mi niñez, época maravillosa, inocente de todo cuanto me esperaba vivía entre sueños e ilusiones sintiéndome una más de las niñas, solo el espejo y las estructuras UHÀHMDQWHV PH PRVWUDEDQ OR TXH SRU IXHUD \R HUD«ª /R TXH LQGLFD TXH el primer obstáculo se centra en lo físico antes que en lo mental. Un niño desarrolla diferentes comportamientos; la mayoría de estas conductas son aprendidas durante las etapas «psicosexuales», como lo llamaron en su momento los padres de la psicología analítica | 89
como lo fue Sigmund Freud, entre otros. Pero estos postulados trataban de entender los comportamientos psicolĂłgicos en la sexualidad, mas no los deseos de cambios fĂsicos de la sexualidad y los tratamientos hormonales que los seres humanos buscarĂan para sentirse en total plenitud en estos tiempos. Actualmente, en el caso de la poblaciĂłn infantil las identidades se moldean por su interacciĂłn con el medio que lo rodea bien sea social o visualmente, sus niveles de conciencia estĂĄn vinculados a impulsos y deseos, su ÂŤconscienteÂť a ser libres en su expresiĂłn, VX ŠSUHFRQVFLHQWHÂŞ D DFWXDU EDMR ORV SROLPRUÂżVPRV FRQ ORV FXDOHV VH LGHQWLÂżFDQ \ VXV ŠLQFRQVFLHQWHVÂŞ D FUHDU SDWURQHV GH YLGD Es por ello que cuando en una sociedad tradicional un niĂąo/a presenta comportamientos de deseo sexual hacia personas de su mismo sexo, genera tal confusiĂłn que algunas sociedades lo seĂąalan como un comportamiento inmoral y lo atan al concepto de pecado anclado al peso de sus creencias religiosas; otras se refugian en conceptos de enfermedades diagnosticadas en patologĂas genĂŠticas formuladas por la medicina o trastornos psicosociales analizados por la psicologĂa. A RubĂ le tocĂł crecer bajo la discriminaciĂłn y la humillaciĂłn de una sociedad que no entendĂa su deseo de ser mujer. Luego de haberse convencido y afrontar la actitud de ser una mujer en su ÂŤconscienteÂť, dio como segundo paso el ser competitiva en la educaciĂłn y ser obediente y agradable al ÂŤDiosÂť institucionalizado y burocrĂĄtico de los estereotipos catĂłlicos, ÂŤaunque la religiĂłn me GHFtD TXH Âľ'LRVÂś GHWHVWDED D TXLHQHV pUDPRV GLIHUHQWHVÂŞ ORJUDQGR GDU el paso de agradar tambiĂŠn a su familia. ConsiguiĂł posicionarse poco a poco en la ÂŤpre-conscienciaÂť familiar, su intimidad develada fue tomando forma y presencia en la cotidianidad natural. Este paso es difĂcil 90 |
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para muchas personas por su expresividad y, evidentemente, puede desorientar la ÂŤinconscienciaÂť si se considera como algo incorrecto, estrictamente cerrado y deshacedor de identidades. 'H OD PLVPD IRUPD 5XEt PDQLÂżHVWD OR ŠGLItFLOÂŞ TXH ŠHV YLYLU en una sociedad que espera que actĂşe conforme a cĂłmo te ves por fuera, ignorando lo que una lleva por dentroÂť. Cambiar la imagen estereotipada de un hombre a las representaciones de lo femenino en una sociedad rural se convertĂa en todo un reto para ella. Puesto que en estas sociedades estos fenĂłmenos, tan antiguos como la especie humana, se consideran como una anomalĂa o como un trastorno de identidad sexual y por ende son motivo de discriminaciĂłn y rechazo. Por consiguiente, RubĂ se somete a tratamientos terapĂŠuticos dando rienda suelta a su identidad. En marzo del 2002, tal como HOOD QRV FXHQWD ŠHO FHUWLÂżFDGR SVLFROyJLFR FRQÂżUPy PL FRQGLFLyQ GH Mujer Transexual y luego seguĂ con mi tratamiento hormonal, que hizo DĂ€RUDU HVD PXMHU TXH TXHUtD VDOLU GH VX HQFLHUURÂŞ &UH\y TXH FRQ HVWH FHUWLÂżFDGR WHQGUtD XQD PHMRU DFHSWDFLyQ HQ VX VRFLHGDG TXH FRQ OD legitimidad diagnosticada de su rol de gĂŠnero, por un psicĂłlogo, daba fe de que no era un demente, ni una persona trastornada. Pero no fue asĂ, ha pasado mucho tiempo para que las personas entiendan que RubĂ no es un hombre disfrazado de otro sexo. 3RU RWUR ODGR ORV WHyULFRV GHÂżQHQ OD WUDQVH[XDOLGDG FRPR ŠOD condiciĂłn en la que una persona con una diferenciaciĂłn sexual somĂĄtica aparentemente normal, tiene la convicciĂłn de que ĂŠl o ella es en realidad un miembro del sexo opuestoÂť (Rubio, 2009: 03). Los transexuales buscan una armonĂa con su cuerpo para entablar desde allĂ una posible estabilidad en la relaciĂłn con la sociedad, para legitimar un comportamiento que es considerado por ĂŠsta como anormal. | 91
Este proceso en todo el mundo ha generado una serie de incomodidades y controversias que ya no se pueden encasillar por la GLYHUVLÂżFDFLyQ GH VX FRPSOHMLGDG SRU HVD UD]yQ OD SDODEUD WUDQVH[XDO contiene vĂnculos peyorativos dentro de una sociedad que requiere cierto tiempo en tratar de asumirla y entenderla. Gimeno, en una conferencia dada durante el IV Congreso Estatal de Identidad de GĂŠnero vs. Identidad Sexual, postula en su ponencia que:
Normalmente en Europa pensamos que las personas transexuales son personas que han nacido con un sexo biolĂłgico que no se corresponde con lo que reconocen como su identidad de gĂŠnero y que quieren, por tanto, cambiar de sexo. En LatinoamĂŠrica, en cambio, las cosas son mucho mĂĄs complicadas y la mayorĂa de las personas transexuales no se reconocerĂan en ese discurso reduccionista. AllĂ esas identidades son mucho mĂĄs variadas, disWLQWDV Ă€XLGDV FDPELDQWHV OR TXH KD OODPDGR GHVGH HO SULQFLSLR PL DWHQFLyQ *LPHQR
De acuerdo con Gimeno, la transexualidad entonces va mucho mĂĄs allĂĄ de meras representaciones transformadas del cuerpo, es mĂĄs apreciada como un arma de identidad, de interpelaciĂłn, de relaciĂłn con su naturaleza que enlaza tridimensionalmente cuerpo/genero/ sexo, formando diversas identidades que le permite abrir un abanico de acciones polĂticas en los lugares y tiempos de los cuales han sido suprimidos.
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Es por ello, que no sería descabellado pensar que Rubí abrió el debate en torno a lo trans-binario, que nos permite analizar aquí desde su experiencia los laberintos psicosociales de su pequeño poblado de carácter rural. Asimismo, nos DEUH HO FDPLQR D OD GLVFXVLyQ FLHQWt¿FD \ D OD FRQFLHQFLDFLyQ VRFLDO D nivel nacional e internacional. Por lo tanto, su deseo fue creando poco a poco una identidad propia aceptada y reconocida en su totalidad en algún momento, porque son procesos de larga duración. Su carácter de transexual coloca en boga la discusión de la identidad sexo/ género y deja abierta la discusión de qué es ser o sentirse como un transexual; mientras debatiremos, teorizaremos y escribiremos desde las diferentes experiencias como la de Rubí y la del Grupo Triangular con Hombres Transexuales: «Ser transexual no quiere decir que sepas qué es, ni qué te pasa, ni cuáles son las teorías, ni qué tienes que hacer luego […]. No. Tienes que informarte y saber qué es lo que te ocurre…» (Rubio, 2009: 05). Eventualmente, en nuestro tiempo la transexualidad no se ha considerado como un «tercer sexo»; cada persona transita entre un sexo y otro construyendo su cotidianidad, su rol de género, dándole vía libre a lo que llamamos aquí trans-binario bajo sus propias normas culturales, no dejando de tener un comportamiento adecuado desde lo masculino o lo femenino. Lo que busca la creciente población de transexuales es generar oportunidades de bienestar psicosocial en su entorno y su identidad. De esta forma, las cartas dan cuenta la necesidad de expresión y comportamiento social de cada persona, de la falta de difusión y conocimiento sobre el tema de diversidad e identidad de género y sexual en algunas instituciones que conforman la sociedad, del abordaje adecuado del tema de la identidad sexual y la identidad de género en | 93
los planteles educativos, que aĂşn piensan y manejan estĂĄs manifestaciones como un tabĂş. Por tal razĂłn, posicionĂĄndonos en la experiencia de Ruby, podemos ver claramente el desasosiego de una sociedad que gradualmente va aceptando esta idea de trans-binariedad. Donde la ÂŤfeminidad hegemĂłnicaÂť estĂĄ marcada por el peso de las narrativas melodramĂĄticas televisivas ÂŤtelenovelasÂť, en el deber ser femenino y masculino. De tal forma, examinaremos en las cartas estĂĄs huellas halladas que estereotipan las diversas expresiones de identidad sobre el gĂŠnero y la sexualidad que generan los medios masivos de informaciĂłn y comunicaciĂłn.
Los discursos melodramĂĄticos televisados ÂŤtelenovelasÂť FRQÂżJXUDGRUHV GH QXHYDV QDUUDWLYDV GH OD LGHQWLGDG
En este tema, analizaremos los trĂĄnsitos narrativos en la FRQÂżJXUDFLyQ GH ORV GLVFXUVRV WHOHYLVDGRV TXH VH SUHVHQWDQ HQ ODV cartas que categorizamos como ÂŤUniversalesÂť, en el proceso de sistematizaciĂłn. La socializaciĂłn de los seres humanos se da primero en la familia, luego en la sociedad circundante, orientĂĄndose en la escuela bajo conceptos acadĂŠmicos complejos y por Ăşltimo esta socializaciĂłn cae en los medios masivos de informaciĂłn y comunicaciĂłn, quienes LQĂ€XHQFLDQ \ SRWHQFLDQ GHVGH VX GLVSRVLWLYR GLJLWDO YLUWXDO 94 |
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Los discursos melodramĂĄticos televisados ÂŤtelenovelasÂť KDQ FRQÂżJXUDGR XQ VLVWHPD QDUUDWLYR ~QLFR VLPEyOLFR GLVFXUVLYR H[presivo, mĂĄs un rol determinante en las formas de pensar, actuar y sentir de la nacionalidad ecuatoriana. Las identidades y diversidades sociales estĂĄn trazadas en las cartas como historias expresadas en un lenguaje dramĂĄtico, HQXQFLDWLYR LQWHUSHODQWH DIHFWLYR JR]RVR \ HVSHFWDFXODU FRQÂżJXrando historias que exhiben las maneras de ser, especular, concebir, representarse grupal e individualmente. Historias que construyen una identidad colectiva de comportamiento, valoraciĂłn de conocimiento y aprendizaje social, heredados de estos medios de comunicaciĂłn e informaciĂłn televisivos. En nuestros tiempos, los medios se han convertido en instituciones legitimadas por el renacimiento visual/virtual en nuestra sociedad, en verdaderos referentes de identidad, de encuentros culturales, tecnolĂłgicos y de acercamientos de lo local a lo global, de la gente comĂşn al reino de lo ilustrado y de ahĂ el universo imaginario que VH UHGHÂżQH FRQVWDQWHPHQWH Es por ello que los medios masivos de informaciĂłn o comunicaciĂłn se convirtieron en un referente de socializaciĂłn y permitieron abrir una ventana al mundo, logrando que sociedades como la ecuaWRULDQD TXH QR PDQLÂżHVWD WHQHU FXOWXUD OHFWRUD FRPR KiELWR FRWLGLDQR en algunos nĂşcleos familiares, tuviesen acceso a la informaciĂłn y el FRQRFLPLHQWR VREUH RWURV \ RWUDV \ VXV FRQWH[WRV DVt HVWRV IXHUDQ ÂżFcionados. AsĂ, en sus inicios las radionovelas fueron las acompaĂąantes por excelencia de las mujeres en el hogar y de los hombres en su WUDEDMR FRQÂżJXUDQGR FRPSRUWDPLHQWRV SHQVDPLHQWRV HVWHUHRWLSDGRV y hegemonizados que formaban el deber ser masculino y femenino. | 95
Por otra parte, la televisiĂłn, como objeto de informaciĂłn, ocupa un lugar en la casa como un miembro mĂĄs de la familia, con su debida importancia en los espacios de intimidad o socializaciĂłn, decorada y acompaĂąada de retratos y recordatorios de ritos de paso. Una vez ubicada, la familia se sienta en cĂrculos frente al objeto como en un foro ritual y/o una gran escuela, donde disfrutan de los melodramas que enraĂzan ideas preconcebida, heteronormadas y patriarcales sobre las familias, en vivir los sueĂąos estereotipados de la mujer pobre que consigue su ĂŠxito casĂĄndose con un hombre rico o por la herencia de algĂşn familiar desconocido que aparece. AdemĂĄs, ÂŤTransmite mensajes que penetran en la conciencia con una extraordinaria precisiĂłn, hace emerger todo un universo de descripciones e imĂĄgenes a travĂŠs de las que se forma una visiĂłn del mundo en general y del comportamiento humano en particularÂť (Ă lvarez, 2007 citado en Lameiras, 2008: 117). Hoy en dĂa, los medios masivos de informaciĂłn y comunicaciĂłn son considerados como elementos provocadores de los mayores hechos de barbaries y hedonismos de las sociedades, por ser un dispositivo que cuenta con discursos visuales de poder, como industria cultural, construyendo realidades y reinventĂĄndose fĂłrmulas que le permitan ser el ÂŤDiosÂť del tiempo libre de los seres humanos. Es por ello, que vemos como la gran mayorĂa de las cartas presentan caracterĂsticas estructurales de series televisivas que contienen comportamientos y expresiones aprendidas desde diversas visiones culturales, y asumidas como propias en el sentir social. De FDUWDV OHtGDV VLVWHPDWL]DGDV \ FDWHJRUL]DGDV HO HVWi HQ OD FDWHJRUtD Âľ8QLYHUVDOHVÂś \ UHĂ€HMD HVWDV FDUDFWHUtVWLFDV DSUHQGLGDV FRPR OR PXHVWUD HO JUiÂżFR GH ODV FDUWDV VLVWHPDWL]DGDV HQ HO LQIRUPH ÂżQDO GH _
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A continuación, analizaremos algunas características recurrentes en la categoría «Universales» que muestran el tránsito permanente de identidades manifestadas en las formas de pensar, escribir y actuar de los emisores. Identidades aprendidas en la programación diaria que transmiten los canales nacionales de televisión estructurando tipos de comportamientos, expresiones y nuevos léxicos, que en general, no se presentan con carácter educativo, sino de entrenamiento doméstico, como es el caso de los melodramas, reality shows, sesión de farándula, etc. El estereotipo del amor en las cartas es un término interiorizado, asumido y construido desde el acto melodramático de telenovelas mexicanas, colombianas y venezolanas. El sentir es colectivo, la violencia se presenta como una narrativa legítima para llegar al amor verdadero, como lo expresa Rosita en su carta: «cuando me case, tuve | 97
TXH VDFULÂżFDU XQR GH PLV PiV SUHFLDGRV VXHxRV TXH IXH FRQYHUWLUPH en reina del Ecuador‌ mi esposo me llevo a vivir donde mi suegra y ahĂ comenzĂł mi sufrimientoÂť.1 MarĂa escribe sus frustraciones de joven, relatando: ÂŤhace 4 aĂąos yo tenĂa mucho sueĂąos y conocĂ a un hombre que me ofreciĂł las estrellas y una vida llena de alegrĂas, pero ĂŠl cambio y pensĂł que yo era de su propiedad y la primera agresiĂłn fue a mis 2 meses de embarazo, luego yo hacĂa lo que ĂŠl me decĂa para no dejar que las cosas pasen a mayoresÂť.2 El sometimiento, la conformidad y el miedo conllevan a un silencio social de la opresiĂłn machista y conservadora, enraizado en una cultura alimentada por los discursos tradicionalistas, religiosos y televisivos. Las novelas transmiten la idea de que para construir el verdadero amor, hay que primero sufrir, luchar por las ilusiones, pasar por muchos obstĂĄculos, caerse, levantarse, mirarse al espejo y seguir el camino, porque desde allĂ se asume la realidad de la vida diaria. Con ello, la sociedad parece que estuviera LQFDSDFLWDGD SDUD FRQWDU RWUR WLSR GH KLVWRULD TXH UHĂ€HMH VX GLDULR YLYLU En otros casos, la juventud se ha acostumbrado a vivir histoULDV ÂżFFLRQDOHV TXH JHQHUDQ XQ WLSR GH FRQIRUW HQ VX YLGD FRQÂżJXUDQGR asĂ nuevas formas de representarse. La idea de la felicidad en la vida se asume desde una perspectiva hedonista, el sufrimiento tiende a desaparecer mĂĄgicamente cuando el sentimiento es valorado como FRWLGLDQR %HOOH]XUD HQ VX FDUWD UHĂ€H[LRQD \ H[SUHVD Š$OJXQDV YHces nos preguntamos por quĂŠ sufrimos, por quĂŠ perdemos o por quĂŠ nos dejamos vencer. La vida se trata de eso, nuestra realidad es ser feliz. Desde hace tiempo me estoy dando tiempo para ser felizÂť.3 AsĂ, cada individuo se percibe desde una condiciĂłn de vida confortable,
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Rosita, diciembre de 2011.
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LPDJLQDGD GHVGH XQ VHQWLU GLYHUVR TXH VH PDQLÂżHVWD SRU PHGLR GH XQD identidad construida socialmente. Por otro lado, los noticieros en sus secciones de farĂĄndulas y espectĂĄculos crean mitos y hĂŠroes, moldeando cuerpos y potenciando nuevas identidades a seguir; la diversidad de estilos a nivel mundial, la etiqueta y el glamour imponen modos de actuar y dejan una estela de humor en el horizonte, que algunos grupos persiguen como referente a la hora de escribir sobre sus sentimientos, emociones e ilusiones. Los medios masivos de informaciĂłn y comunicaciĂłn han logrado establecerse como elementos importantes en la vida de las personas; ĂŠstos ocupan el mayor tiempo de su atenciĂłn en el ocio y su cotidianidad, consiguiendo situarse como un referente de identidad femenina o masculina, como estrategia generadora de sueĂąos a alcanzar, deseados por una sociedad expectante, propiciando con sus PHQVDMHV OD UHFRQÂżJXUDFLyQ GH QXHYDV IRUPDV GH LGHQWLGDG \ GH VHQWLU En las cartas los estereotipos del enamoramiento establecidos como utopĂas por los melodramas son recurrentes. El amor estĂĄ presente como un momento de la vida que puede durar para siempre con sus respectivos ritos de paso. Salir del pueblo y dejar lo rutinario atrĂĄs, es todo un sueĂąo, como lo escribe Annagracia en su carta: ÂŤcriaGD HQWUH OD YHJHWDFLyQ \ JDQDGR GHFLGLy GDU HO VDOWR D OD ÂľFLYLOL]DFLyQœ conocĂa gente a diario y de a poco iba olvidĂĄndose de su noviecito de pantalĂłn cortado a media pierna sombrero de paja y chancletaÂť.4 En un nuevo mundo para esta persona, el primer rito de paso es el ÂŤestereotipo del romanticismoÂť que se presenta en las cartas 4
Anagracia, noviembre 2011.
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FRPR HO ŠÀHFKD]RÂŞ FRPR OR FXHQWD $QQDJUDFLD ŠVH SXVR VXV PHMRUHV galas, una minifalda coqueta y muy de moda, peinĂł sus cabellos con HVPHUR \ HQ VXV SHVWDxDV FROJy VXV LOXVLRQHVÂŤDO OOHJDU D OD ÂżHVWD llamĂł la atenciĂłn de uno de los muchachos que estaba en el grupo de los taurinosÂť5. Ella lo conoce y se enamora a primera vista, pero ĂŠl es un hombre imposible por pertenecer a la alta sociedad; asĂ, el juego de PLUDGDV OOHYDQ D pVWH ULWR FRPR OD DXWRUD OR PDQLÂżHVWD ŠÀHFKy QXHVtros corazonesÂť, narrativas tĂpicas de melodramas mexicanos ÂŤMari MarÂť o ÂŤMarĂa la del BarrioÂť, donde encontramos la autocompasiĂłn heredada y potenciada en tĂŠrminos de escritura. El segundo ritual es el ÂŤestereotipo del amorÂť, ÂŤconocimiento de las parejas o enamoramientoÂť. Lo deseable se presenta, Annagracia: ÂŤhabĂa hipnotizado al hombre quien no podĂa creer que haEtD WHQLGR ORV HQFXHQWURV \ ODV GLÂżFXOWDGHV HQJUDQGHFLHURQ QXHVWUD relaciĂłnÂť, OD LOXVLyQ VH YXHOYH UHDO FRQ PDWLFHV GH ÂżFFLRQDO HO DPRU genera la felicidad absoluta que es la meta a alcanzar, el melodrama enseĂąa al espectador a sufrir para alcanzar lo deseado. El tercer ritual de paso son los ÂŤestereotipos sexualesÂť, ÂŤella sonriĂł tĂmida y felizÂť7, las etiquetas sexuales: los cuerpos se transforman, el lĂŠxico adopta nuevas palabras, las personas se esfuerzan por conseguir estar atractivas y deseables para su sexo opuesto o igual. En el cuarto ritual los ÂŤestereotipos de gĂŠneroÂť se centran en la disposiciĂłn de los cuerpos: la persona que aprendiĂł a ser deseada espera la iniciativa del sexo opuesto y de esta forma cree haber 5
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cumplido con la meta que emprendiĂł durante la transformaciĂłn de su cuerpo. El quinto rito de paso es ÂŤel estereotipo de la pareja perfectaÂť, llegar al matrimonio. En esta vida de sĂłlo dos no se permiten intrusos, se proyecta la concepciĂłn del embarazo y de la nueva famiOLD %ULQGDU OD IHOLFLGDG DEVROXWD WHQHU ELHQHV VHU ÂżHO DJUDGDU D 'LRV brindar equilibrio domĂŠstico en el hogar para servir a su esposo, quien cumple con la manutenciĂłn del hogar. AsĂ, de esta forma narrativa, encontramos diversos estereotipos de gĂŠnero, sexualidad, ÂŤfelicidadÂť, concepto aprendido y asumido desde este tipo de melodramas, proyectados para una sociedad funcional que sigue lineamientos del comportamiento inducido por la maquinaria industrial televisiva. Las cartas se convirtieron en un espejo donde las personas muestran lo que quieren ser o lo que han venido siendo, ya que sus imaginarios dan muestra del sentir de sus expresiones individuales, legitimando comportamientos, manifestando LGHQWLGDGHV GLYHUVDV TXH UHFRQÂżJXUDQ QXHYRV HVWiQGDUHV FXOWXUDOHV \ sociales.
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Conclusión Podemos decir que las cartas tratadas en este artículo nos llevan a pensar que el sentir diverso de la población ecuatoriana está en permanente cambio, que no existe un discurso del sentir nacional en forma lineal que ese cambio está ligado a lo que conceptualizamos aquí como lo trans-binario, que cada historia recrea una mayor individualización de la identidad de género y sexual, y que nos enfrenta a una nueva forma de relacionarnos con nuestro cuerpo, entorno y las formas de comunicarnos, para poder desde allí proponer búsquedas que eliminen la discriminación o rechazo a las nuevas formas de expresión, manifestación de la diversidad de identidades. Así, historias como la de Rubí, ayudarán a que otras personas que mantienen su identidad sexual/genero oprimida la expresen y logren concientizar a las personas de su entorno. Logrando con esto ir poco a poco transformando las relaciones de género y equidad en el Ecuador. Es por ello que el proyecto Cartas de mujeres propone socializar y concientizar a la sociedad para eliminar las violencias, las inequidades y la discriminación de identidades sexual/genero como las de Rubí y otras personas que escribieron sus cartas. La estrategia de HUUDGLFDFLyQ HVWiQ EDVDGDV HQ FRPHQ]DU D YLVXDOL]DU H LGHQWL¿FDU ORV actores violentos dentro de la sociedad, denunciándolos y logrando que sean penalizados jurídicamente ante el estado ecuatoriano. De igual forma, hay que repensar los contenidos melodramáticos televisados, y comenzar a utilizar estas novelas más como estrategias contemporáneas que nos permitan abrir nuevos caminos en pro de la igualdad de derechos, de expresión y manifestación, dan102 |
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do lugar a que las personas se empoderen de los espacios pĂşblicos y privados y puedan proponer cambios verdaderos con participaciĂłn ciudadana y expresiĂłn masiva.
BibliografĂa Ă lvarez, E. (2007). Encuentros transculturales: inmigraciĂłn y gĂŠnero HQ HO FLQH (Q DFWDV VHPLQDULR ÂżQDO *pQHUR HWQLFLGDG H LQFOXVLyQ VRcial. En proyecto de CooperaciĂłn Trans-nacional Choices, Cacabelos, PDU]R Carvallo LĂłpez, MarĂa AngĂŠlica y Moreno HernĂĄndez, Amparo (2008). La construcciĂłn de la identidad de gĂŠnero y la representaciĂłn de la maternidad en la adolescencia. Departamento de PsicologĂa Evolutiva de la EducaciĂłn, Universidad AutĂłnoma de Madrid. Visitado el 10 de DEULO HQ KWWS HV VFULEG FRP GRF ,GHQWLGDG GH *HQHUR Vs-Identidad-Sexual ConstituciĂłn de la RepĂşblica del Ecuador (2008) Entwistle, Joanne (2002). El cuerpo y la moda. Barcelona: PaidĂłs. Giddens, Anthony (2000). La transformaciĂłn de la intimidad. Sexualidad, amor y erotismo en las sociedades modernas. Madrid, CĂĄtedra (ed.or.1992). Gimeno, Beatriz (2008). Transexualidad y feminismo: una relaciĂłn incĂłmoda. Identidad de GĂŠnero vs. Identidad Sexual: En Actas del IV | 103
Congreso Estatal. Fundación Isonomía para la Igualdad de Oportunidades. Universitat Jaume I. Valencia, España. Izquierdo, María Jesús (1998). El malestar en la desigualdad. Madrid: Cátedra Feminismos. Lameiras, María (2008). El amor y la sexualidad en las sociedades post-modernas: el discurso fílmico. En Actas del IV Congreso Estatal. Fundación Isonomía para la Igualdad de Oportunidades. Universitat Jaume I. Valencia, España. Proyecto Cartas de mujeres (2012).Quito. (Ecuador). Proyecto Cartas de mujeres (2012). Categoría # 7. Rubio, Francisco Javier (2009). Aspectos sociológicos de la Transexualidad. Nómadas Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas. Madrid España.
Cartas recibidas en el marco de la campaña Cartas de mujeres: Anagracia, noviembre, 2011. Andrade, Ruby, vía correo electrónico, Ibarra, 5 de enero de 2012. Bellezura, diciembre, 2011. María, diciembre de 2011. Rosita, diciembre de 2011.
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Alexandra Soy Alexandra, tengo 45 anios, una hijita de 14 anios y un esposo de 54. Tuve cancer de seno a los 42 anios. Fui muy afortunada por haberme realizado un control ginecologico a los 40 anios, lo que permitio encontrar el tumor en estadio temprano. Sin embarho, siempre tendre en mi mente la duda de saber que provoco ese cancer. Recuerdo mucho ek uso de un dispositivo intrauterino llamado Milena, que fue lo ultimo que use para evitar quedar embarazada. Este dispositivo, como tantos otros tiene un compone te hormonal, que yo pienso desencadena al final en exeso hormonal y finalmente en cancer. No lo puedo probar, pero tengo la sospecha que las casas farmaceuticas guardan muchos secretos para cuidar sus millones de dolares. Cuantas mujeres en el mundo sufrimos ahora de cancer? Millones. Que hacen los gobiernos o los organismos internacionales para tomar mas control de la forma de produccion de los medicamentos y alimentos? Por que el mundo se ha vuelto tan materialista, si al final, no nos llrvamos nada cuando muertos estemos. Soy ingeniera en Informatica y llevo trabajando desde los 20 anios. El cancer, cambio mi forma de ser. No soy un angel, pero ahora trato de cuidar mi alma y mi espiritu, por que estoy consciente que este cuerpo es pasajero, y mi alma y mi espiritu viviran por siempre. _
Es increible como descubri a traves del cancer, que las organizaciones no estan actualizadas y no son humanas y que afalta de leyes, normas o reglamentos, las acciones humanas y la forma diferente de trabajo para una persona con cancer, dependa del jefe o del gerente. Durante mi periodo de recuperacion tuve la fortuna de contar con mi familia y un gerente general que me estimada. Cuando el se fue todo cambio. Mi jefe directo muy pronto se olvido de mi situacion, y muchas veces fui llamada la atencion por ir al hospital a los chequeos. Tambien este jefe directo, ataco mucho mi trabajo, y aun a pesar de sentir cansancio, de sentirme debil, hacia y cumplia con mi trabajo con excelencia, pero nada le parecia bien, esque a mas de ser malos jefes tecnicamente, los hombres en su mayoria son inhumanos, insensibles y por sobre todo, son machistas Es decir, las mujeres tenemos que enfrentar retos todo el tiempo y ser fuertes y demostrarnos y demostrar a todo el mundo que somos capaces, que sabemos ser buenas madres, buenas hijas, buenas trabajadoras. )LQDOPHQWH KDFH PHVHV GHMH D PL MHIH \ D HVH WUDEDMR TXH HVWD carcomiendo mi alma y mi vida. Cuando decidi salir, fue debido a que recibi gritos y maltratos de un jefe, indiferencia y falta de apoyo a mi trabajo, a mi buen trabajo por un gerente y por que me fue dificil seguir luchando contra los poderes y grupos de poder de los hombres.
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No importa cuanto demostremos las mujeres que somos capaces; los hombres siguen haciendo de este pais, de Ecuador, un pais injusto, machista, insensible con las grandes masas de mujeres que estudiamos, que somos profesionales, madres, hijas, amigas, y que cargamos con grandes pesos y responsabilidades en nuestros hombres. Si bien la ley ahora permiteque hayan mujeres en la politica, digue siendo muy dificil ver gerentes mujeres en las empresas publicas como las petroleras nacionales, sin importar que las mujeres seamos mas capaces, en esas empresas seguimos siendo mal valoradas. No pierdo las esperanzas de que un dia el Ecuador sea un pais mas justo para mi hija.
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Mi carta... Noemi R. Ambrosi No deseo que esta carta tenga remitente, pero no puedo dejar pasar la oportunidad para contar lo que me sucede... Hace doce aĂąos soĂąaba con el prĂncipe azul, me bastaba con que sea profesional, y que me brinde esa supuesta seguridad que todas esperamos, solo tenĂa que dedicarme a devolverle amor, porque mĂĄs bueno no podĂa encontrar. Pero luego de la boda, el gran amor de mis padres hizo que nos quedaramos a vivir con ellos y todo empezĂł a cambiar, como yo tambiĂŠn soy profesional se acostumbrĂł a que todo mi sueldo sea invertido en EHQHÂżFLR GHO KRJDU \ HV TXH WHQtD TXH DGTXLULU OR QHFHVDULR ViEDQDV muebles, adornos, para que nos nos falte nada, mi prĂncipe necesitaba vestirse bien y yo era feliz viĂŠndolo lucir lo que le obsequiaba. I asĂ poco a poco yo sin darme cuenta me fui convirtiendo en su ceniFLHQWD QXQFD PH FRQÂży XQ FHQWDYR VLHPSUH PDQHMy VX SODWD VLHPSUH pasaba enfermo para no ayudarme en nada y es que tarde me informĂł de la forma mĂĄs grosera y altisonante de que ĂŠl se cree superior a mĂ, de que ĂŠl cree que su sangre es azul de que yo me habĂa casado con un conde, y que por ello no estaba dispuesto a hacer nada en casa, de que por ser arquitecto jamĂĄs iva a realizar tareas de albaĂąil, y de que por haberse criado con servidumbre, ÂĄen su vida no habĂa freĂdo un plĂĄtano! Este prĂncipe que tiene casi diez aĂąos mĂĄs que yo estĂĄ cansado para WRGR QR DVLVWH D YHORULRV D ÂżHVWDV R VL DVLVWH SHUPDQHFH VHQWDGR OH124 |
yendo libros por los rincones. Este ser que por haber sido aceptado en una logia masĂłnica, se cree superior en inteligencia, nos llama a mis hijos y a mĂ seres profanos e inferiores, este ser egoĂsta que nunca tiene dinero, que almuerza sĂłlo la mayor parte del tiempo, dejĂĄndome con mis hijos sin preguntar nunca si hemos comido, se atreve a maltratarnos psicolĂłgicamente y llegĂł a golpear con sus fuertes puĂąos la espalda y el rostro de mi hijo en varias ocasiones (hasta que llamĂŠ a la policĂa), este ser lo sigue maltratando, ignorĂĄndolo, y regalĂĄndole juguetes a mi otro hijo en su delante. Este ser reconoce mi talento pero dice que tengo derecho a pagar la mitad de todos los gastos, pese a que sabe que gano menos que ĂŠl teniendo un tĂtulo, de cuarto nivel. Este ser cree que puede expulsarme de la casa que compramos con un prĂŠstamo hipotecario solidario, este ser que dedica sus noches a ver PELICULAS XXX vive acusĂĄndome ante mis hijos de que soy capaz de envenenarlo, este ser que por YDULRV DxRV ORV ÂżQHV VH VHPDQD KD FRPLGR JUDWLV PH DPHQD]D FRQ LU a dejar las pensiones de mis hijos en los tribunales, sĂłlo porque desde hace dos meses no he podido trabajar horas extras para pagar la pensiĂłn de mi hijo que ahora recibe sus golpes de venganza, pero y que hago si no me alcanza el sueldo. Por quĂŠ ahora los hombres aprendieron a explotarnos doblemente, haciĂŠndo solas las tareas del hogar y a trabajar en una instituciĂłn mĂĄs que ellos, estudiando, trabajando horas extras, pero dejando lista la comida y la ropa lavada.ÂżPor quĂŠ resultaron ellos los beneficiados con la revoluciĂłn femenina? por quĂŠ tenemos que soportar su comodidad. Ellos lo digo por mi experiencia no merecen tener dĂas de permiso cuando nos hacen dar a luz, porque de seguro serĂĄn los que se quedan acostados cuando el bebĂŠ llora y serĂĄn los primeros en servirse el caldo de gallina que | 125
nos hacen nuestras madres, por qué se benefician de nuestro dolor y de nuestro sudor? Estos seres convertidos en un mueble con boca para comer y reclamar derechos, ahora quieren ser los mantenidos de sus esposas profesionales y sirvientas... ¿Qué podemos hacer para luchar contra este nuevo tipo de hombres delicados, postmodernos y cómodos...?
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Angel A quien corresponda. ÂżTe has despertado alguna vez sudando en la noche, pensando en algĂşn vago recuerdo que te molesta?, ÂżTe incomoda conocer sobre abusos sexuales a niĂąos o niĂąas en las noticias locales? ÂżTienes hijos e hijas y sabes que no quisieras jamĂĄs en la vida que les ocurriera algo asĂ? ÂżSe lo dijiste a alguien y jamĂĄs te creyeron? ÂżAĂşn hoy en dĂa te perturba ese recuerdo y sientes que de alguna forma fue tu culpa o lo propiciaste? ÂżLo has superado pero en el fondo te duele saber que HQ TXLHQHV FRQÂżDEDV \ GHEtDQ SURWHJHUWH QR OR KLFLHURQ" HQWRQFHV bienvenidos y bienvenidas a mi mundo. Hola, para ti soy Ă ngel, una mujer como cualquier otra, casada con niĂąos, feliz con el hombre que amo, que lucha a diario por su familia, por su hogar, por su identidad, por salir adelante y por no dejar que DTXHO UHFXHUGR GH XQ SDVDGR KRUULEOH VH PDQLÂżHVWH HQ QLQJ~Q iPELWR ni rincĂłn de su vida. El abuso sexual en niĂąos es algo con lo que yo vivĂ por muchos aĂąos; Âżsabes?, la mente de un niĂąo es muy fĂĄcil de manipular y de comprar su conciencia y voluntad, cuando eres tan inocente como para no entender que tocar a otra persona no es un juego, cuando tu sexualidad la explora un abusivo enfermo, a los 5 aĂąos y lo hace por mucho tiempo, cuando eres tan frĂĄgil que al comprender lo que te hacen al cabo de varios aĂąos, se destruye tu alma, tu corazĂłn, tu autoestima, y tu FRQÂżDQ]D HQ ORV GHPiV ¢&yPR UHPHGLDU HVWR HQ VLOHQFLR" ¢&yPR lograr una vida plena en un matrimonio despuĂŠs de semejante abuso? La verdad no lo sĂŠ a ciencia cierta, solo sĂŠ que lo callĂŠ, por que no entendĂa y por quĂŠ amaba a mi madre mĂĄs que a nada en el mundo y | 127
pensaba que me dejarĂa si le decĂa lo que pasaba, que yo era mala y sucia, o al menos eso me hicieron creer, la prĂłxima ves que un escuches a un niĂąo llorar, despertarse sobresaltado por las noches, decirte que no quiere estar solo con esa persona, por favor no lo ignores, se mĂĄs intuitivo o intuitiva y fĂjate en los detalles, algo puede estar pasando. Con el tiempo llegue a odiar a esta persona, detestaba tan siquiera estar cerca, tener que compartir el mismo espacio, el mismo aire, que me hablara como si nada, o que quisiera golpearme por que no accedĂa a sus insinuaciones. En esos momentos difĂciles solo una cosa me mantuvo en pĂe, llĂĄmalo fe, creencia, autodeterminaciĂłn, no lo sĂŠ, yo le dirĂŠ Ă ngel, mi ĂĄngel, mi conciencia, mi fuerza interior, mis ganas de volar, de salir, correr, huir, sin mirar atrĂĄs, escapar, solo eso cruzaba por mi mente, cuando cumpla 17 me irĂŠ decĂa, y lo hice, me crie en un ambiente sin lujos pero sin privaciones, resistĂ lo que pude, con miedo constante, con temor permanente, con golpes que no solo rompĂan mi piel, quebraban mi alma, con palabras que taladraban mis oĂdos causĂĄndome asco conforme crecĂa y mi cuerpo se formaba, Âżmi escape?, hasta que fuera fĂsico, lo fue mental, la poesĂa me liberaba, la pintura me trasladaba a lugares que aĂąoraba, la playa y mis bisabuelos ya fallecidos, la casa de la abuela en la hacienda esperada con ansias en las vacaciones para olvidar, para sentirme libre, para poder reĂr, para ser niĂąa solo eso querĂa, ÂŤser normalÂť, odiaba tener conocimiento sobre sexo, odiaba sentir escalofrĂos al llegar la noche, odiaba que mami tuviera turnos en el Hospital. Conforme crecĂ aprendĂ a defenderme, comprendĂ que lo que me hacĂan era incorrecto, que era impropio, trate de pedir ayuda pero claro, una niĂąa de 11 aĂąos no es muy creĂble que digamos ante los ojos de QDGLH R DO PHQRV HVR SHQVDURQ HQ VX PRPHQWR \ OD YHUGDG D PLV 128 |
años no me atrevo a volver a preguntar si me creen o no, ya no me importa, eso quedó atrás, aprendí a borrarlo por completo de mi mente, aquello que llaman bloqueo mental, lo quité, lo escondí, lo enterré en el rincón más olvidado de mi inconsciente, desde donde lo reutilizo, lo reciclo, lo reuso a mi conveniencia, agudiza mi instinto materno para precaver y precautelar los peligros que pudieran amenazar a mis niñas, me da fuerzas para seguir adelante y no darme por vencida, en mi vida diaria, en mis estudios, en mi hogar, en mi relación de pareja, lo manejo para expresar mi criterio con opiniones, sin conocimiento de causa que sostienen que una persona abusada puede ser a la larga también un abusador sexual. Llámame Ángel por que la experiencia vivida me dotó de sensibilidad extrema, de comprensión de otras formas de vida, de tolerancia y respeto por las sexualidades escogidas, de equidad de género, de solidaridad con el prójimo, de escucha atenta ante dolencias del alma, de una palabra precisa en el instante que se necesita, así me siento, así soy, no lloro más, no recuerdo más, no me duele más, solo soy luz, un Ángel de luz. Si estás leyendo esto, si te ha pasado, si tienes dudas en tus pequeños, escúchalos, siente, grita, denúncialo, nada es más importante que tú, nadie tiene el derecho de herirte o herir a los que amas, solo di BASTA.
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27 de noviembre 2011 Apenas empecé a usar la razón aprendí a valorar doblemente el cariño y el cuidado de mi mamá. Digo doblemente porque ella mi madre y mi padre a la vez. Por esta y muchas razones yo en mi calidad de hombre me he convertido en el más terco defensor de los derechos de la mujer. Quiero entender por qué las leyes de la misma sociedad y del mismo género ha permitido por siglos ser sugestionada. En lo social, por qué a la mujer casada se le exige y ella mismo en muchos casos ha aceptado ser la señora «DE». Tanto ella ni él deben ser propiedad «DE». Que alguien me explique por qué los hijos de la pareja deben llevar el apellido del padre. Si en el vientre de la madre se engendró y se desarrolló el nuevo ser. ¿Por qué la gramática del idioma español en el uso de los pronombres no existe el género femenino? No quisiera meterme con la biblia que para mí siempre será sagrada pero me he dado cuenta que aparte de María, madre de Jesús, que es la máxima expresión de la creación sinembargo no se encuentra una mujer apóstol, profeta o sacerdota, etc. NOTA: Soy un ser que en muchas ocasiones he involucionado en ciertas actitudes dentro de mi hogar, lo reconozco espero algún día ser perdonado. Éxitos en su noble propósito. JOSE VICENTE PAREDES 140 |
(carta recibida vía e-mail)
CRISTINA Con un nudo en la garganta, los ojos envueltos en un raudal de lĂĄgrimas y las manos temblorosas, quiero empezar a contar a travĂŠs de estas lĂneas, la historia de mi vida, una vida que debiĂł ser diferente, pero serĂĄ mejor dejar que ustedes mismo juzguen. Muchas personas dicen que sus recuerdos de la infancia son los mĂĄs bellos, recuerdan sus juegos y alegrĂas, sus padres, hermanos y aventuras infantilesâ&#x20AC;Ś mis recuerdos son diferentesâ&#x20AC;Ś QuĂŠ recuerdo de mis tres aĂąos..?? pues recuerdo la mano de mi madre, que me conducĂa a travĂŠs de un puerta de rejas celestes que atravesĂĄbamos, nos desvestĂan para ser revisadas, luego mamĂĄ me vestĂa e ingresĂĄbamos, mi padre estaba ahĂ, lo veĂamos y pasĂĄbamos con ĂŠl un largo tiempo, si me preguntan que cĂłmo era el lugar, mi memoria infantil con gran exactitud les puede describir, aquella cobija cafĂŠ en esa pequeĂąa cama de cemento, un reducido espacio, el cuadro de aquel payaso triste, que daba la impresiĂłn de ser un contumaz fumador mĂĄs que un bufĂłn, no puedo dejar de describir la puerta de ese lugar, con una pequeĂąĂsima ventana, pero pesada!, tanto que daba la impresiĂłn que al cerrarse, nunca mĂĄs saldrĂas de ahĂ, el patio poco lo traigo a mi memoria, el tiempo transcurrĂa casi siempre en aquella pequeĂąa habitaciĂłn. Eloy Alfaro!! me resulta tan cercano..!, su celda estaba a unos cuantos pasos del lugar en el que mi padre estaba, ya pueden entender ahora; si!, mi padre estaba preso. Cuando ĂŠl saliĂł de la cĂĄrcel mi madre y yo, dejamos a mis abuelos y mis tĂas, para ir a ÂŤformarÂť la familia que debĂamos ser, es decir fuimos a vivir todos juntos; tenĂa cinco aĂąos entonces y mi padre me parecĂa tan lejano a SHVDU GH VHU PL SDVHR GH ÂżQ GH VHPDQD SHUR HQ ÂżQ DVt FRPHQ]y PL YLGD | 141
Para resumir, el bus del colegio, me dejaba en el trabajo de mi madre, un Ministerio, donde yo almorzaba con ella y hacĂa los deberes, cierta tarde, un hombre alto y con bigote, me pregunta el nombre de mi mamĂĄ, para con alegre cercanĂa, decirle que me llevarĂa a tomar un helado y a dar una vuelta, ese paseo fue lindo, en un auto bonito..! pero despuĂŠs, las cosas cambiaron!, aquel monstruo, me besaba con IXHU]D HQ HO DVFHQVRU GHO HGLÂżFLR PH OHYDQWDED PL SHTXHxD IDOWD GH escuela, me conducĂa a la terraza y luego de besarme con rudeza y desesperaciĂłn, me acariciaba e introducĂa sus dedos en mĂ. No me pregunten que mĂĄs hacĂa son sĂłlo detalles sĂłrdidos que no precisan la pena detallarlos, cualquier descripciĂłn queda corta para narrar aquel KRUURU HQ PDQRV GH DTXHO GHPRQLR \R UHFXHUGR OXHJR HVWDU DO ÂżOR de la terraza, esperando caer y escuchando que si le decĂa algo a mi madre me matarĂa y le harĂa lo mismo a ella. No le juzguen a mi madre, saben por quĂŠ ella no se dio cuenta?, porque cuando llegĂĄbamos a casa, su doloroso sueĂąo de familia, se habĂa convertido en pesadilla, aquel hombre al que con devociĂłn visitĂł tantos aĂąos en la cĂĄrcel, le golpeaba, tenĂa amantes, trabajaba a veces como comerciante, pero la responsabilidad entera era de mi madre, es lastimero pensar en la situaciĂłn que ella tenĂa, alguna vez recuerdo, salir de su mano en la noche a buscarlo, esto no fue algo frecuente, pero si era frecuente los golpes que ĂŠl (mi padre), le prodigaba a mi mamĂĄ. Yo en mi inocencia, no comprendĂa lo que vivĂamos, pero recuerdo como la parte mĂĄs fea de mi vida aquellos aĂąos, la desesperaciĂłn y la angustia me invadĂan todo el tiempo, ademĂĄs mi prima (hija del hermano de mi madre), estaba en mi escuela y como si no bastara el sufrimiento de mi casa, en los recreos me encerraba en el baĂąo para pegarme, nunca olvidarĂŠ la primera vez que esto sucediĂł, en ese recreo, cuando ella cerrĂł la puerta, me dijo que mi padre era un asesino 142 |
y que había estado en la cárcel, que por eso no habíamos vividos siempre con él, ahora no recuerdo mucho los golpes que ella y sus dos compañeras de clase me dieron, pero no puedo borrar la imagen de aquel baño, las baldosas con diseños de color rosado, las puertas, los lavabos, pero sobre todo sus palabras… mi padre!, ese era el lugar donde íbamos, mi niñez empezó continuaba muriendo. Como verán la vida era triste, salía de ser abusada en la escuela, no sólo por mi prima, y por mis compañeros de aula, quienes deben haber creído que era retardada o muy enclenque, porque los niños que son tan crueles, me usaban para desfogar su violencia, robar mi colación de la lonchera o simplemente golpearme como parte de su juego, ahora creo que yo llamaba la atención porque casi no hablaba y en los recreos, me arrinconaba para que nadie me viera y esto causaba el efecto contrario. Así crecí..! mi hermano nació cuando yo tenía ocho años, recuerdo tanto la alegría que me causaba ver sus cosas antes de nacer, noche y día tendía su cuna, sólo quería verlo… pero después, yo tenía que defenderlo… nos cambiamos a una nueva casa, pero mi papá lejos de mejorar, había empeorado, ahora ya no sólo le pegaba a mi mamá, también me pegaba, todas las puertas de la casa estaban rotas a patadas, la mayor parte de vidrios también, además caminaba en calzoncillo y a veces así se iba a la tienda a dos cuadras, rompió la pantalla del televisor de un puñetazo, se cortó el cuerpo y su sangre tiñó las paredes, por eso yo muchas veces le encerraba a mi hermano en una maleta de viaje que había en el closet, para que no viera, ni saliera lastimado, estos episodios cada vez eran más frecuentes, claro en ese entonces los único bueno que pasaba era que yo iba a la casa, entonces estaba lejos del trabajo de mi mamá y de ese demonio. | 143
Saben quĂŠ fue lo mĂĄs difĂcil, ustedes dirĂĄn que la violaciĂłn, y la verdad que si, pero tambiĂŠn que con el paso de los aĂąos y tanto maltrato mi mamĂĄ habĂa cambiado, imagino ahora, con mi adulto razonamiento, que a fuerza de golpes y desilusiones, su alma se rompiĂł y sĂłlo quedĂł un duro caparazĂłn que le impedĂa mirarme, ella me habĂa dejado de amar, yo era su piedra de tope, si mis padres discutĂan y peleaban, luego mi mamĂĄ me gritaba, no querĂa ni verme, a veces me pegaba, pero tambiĂŠn no podĂa dormir sola, yo estaba en la obligaciĂłn de dormir con ella y cada noche recuerdo la misma oraciĂłn y pedirle a Dios que no permita que nos haga daĂąo, a veces si mi papĂĄ llegaba temprano, ÂżQJtDPRV GRUPLU SDUD HYLWDU SUREOHPDV QRV DWHUUDED SHQVDU TXH OOHgarĂa a pegarnos, aunque nunca me lo dijo, su nerviosismo nunca lo olvidarĂŠ, porque temblĂĄbamos juntas. Saben que pasaba, ĂŠl usaba drogas, ahora ya lo sĂŠ, ven como las cosas se fueron complicando cada vez mĂĄs?, algunos se preguntaran y la familia de mi madre???, ellos nos dieron la espalda, nadie hacĂa nada, yo creo que porque les avergonzaba, no lo sĂŠ, su esencia fue indiferencia, esa debe haber sido la razĂłn principal. AsĂ crecĂ, en este espacio de tiempo mi padre entraba y salĂa de la cĂĄrcel, mi madre era de hierro, yo era mala alumna, excelente para escribir, declamar, para oratoria, pero muy mala en matemĂĄticas... Mi madre en uno de los encierros de mi padre en la cĂĄrcel, se enamorĂł, ya no quiero entrar en detalles, me resulta y les resultarĂĄ pesado, aquel hombre, quiso abusar de mĂ, pero yo habĂa crecido, tenĂa diecisĂŠis aĂąos, ya las cosas eran diferentes, podĂa defenderme, cuando le confiĂŠ a mi mami este acontecimiento, ella se distanciĂł de mi aĂşn mĂĄs, a esta historia le seguirĂa otra parecida, a veces he creĂdo que es mejor morir, porque despierto sin saber, 144 |
un instinto destructivo en los hombres, un instinto que les lleva a atacarme. Como entenderán, me casé muy joven, a los dieciocho y no por estar embarazada, ahora comprendo que era por huir, a los veinte le tuve a mi hijo y a los veintiuno me estaba divorciando. Hoy tengo treinta y siete años y saben qué es lo más duro que me está pasando, que a esta edad, la vida me está pasando factura, mi mente ha ido desbloqueando poco a poco todos los detalles de mi violación, del maltrato de mi papá, del desquite por la frustación de mi madre y es ahora después de tantos años, que me he vuelto miedosa, insegura y extremadamente cambiante, a veces no puedo levantarme de la cama, me cuesta respirar, pienso a menudo que lo mejor es morir, he fracasado en el amor, soy de las mujeres que «aman demasiado» como dice aquel libro de Maricarmen Silva. Saben, este dolor cansa, quiero ayuda, quiero borrar estos recuerdos que me aterran, el demonio que me violó, mi padre que me maltrató, a mi madre la recuperé, cuando a los veinte y siete años le conté que había sido violada, pero necesito perdonarla, algunos dicen que es cuestión de decisión, pero créanme, muchas veces he decidido borrar todo, pero lo único que voy teniendo con el pasar de los meses, son más y más detalles dolorosos de esta vida que no me merecí, detalles que vienen como una película y me paralizan. Sin embargo quiero decirles algo, sé con claridad que Dios tuvo un PRWLYR HVSHFt¿FR SDUD TXH \R DWUDYHVDUD PL YLGD GH HVWD PDQHUD \ PL mayor anhelo es ayudar a otras mujeres en situaciones iguales, capacitar a las madres acerca de cómo evitar el abuso infantil y concientizar a la mujeres los efectos del maltrato sobre los hijos. | 145
Necesito trabajar, pero como les decĂa este Ăşltimo aĂąo no he podido volver a estabilizarme y mi situaciĂłn no ha sido la mejor, pero confĂo en mi y sĂŠ que las cosas poco a poco tomarĂĄn el rumbo adecuado. QuĂŠ pasĂł con mi papĂĄ..?? bueno ĂŠl muriĂł, de una sobredosisâ&#x20AC;Ś y mi mamĂĄ, se fue a vivir en otro paĂs con mi hermano, a ĂŠl creo que al menos le ha ido bien, tiene un maravillosa familia. &UHR TXH ÂżQDOL]y GLFLHQGR TXH PH JXVWDUtD VDEHU KDFLD TXLHQ FRUUHU SRU eso quiero ayudar a otras mujeres en mi situaciĂłn, porque sĂŠ lo que se siente, porque sĂŠ lo que es querer mitigar el dolor y borrar los recuerdos. Miles de veces me he repetido, que de esto no se puede tratar la vida, nadie puede nacer para sufrir tanto y si yo ya lo pasĂŠ, me sentirĂa feliz de al menos evitar que alguien mĂĄs viva algo de lo que yo vivĂ. Si ustedes me conocieran, se sorprenderĂan, creo que no soy fea, tengo buen tipo, pero sobre todo sĂŠ que soy muy buena para escribir y comunicarme, no crean que esto sĂłlo le pasa a la gente pobre o que vive en la indigencia, vivo en un barrio de clase media alta, en un amplio departamento que mi mamĂĄ dejĂł para mĂ cuando se fue. Saben que me ancla aĂşn a este planeta, mis hijos, no quiero que piensen alguna vez que los abandonĂŠ, yo los amo, es lo Ăşnico bueno que en esta vida me pasĂł, con mi pequeĂąa niĂąa, mi visiĂłn de la vida poco a poco ha ido cambiando, sĂłlo quisiera librarme de estos fantasmas que a veces me dejan al borde de la muerte, estos fantasmas que aparecen con lujo de detalles, para obligarme a vivir otra vez lo que ya pasĂŠ y no quise y quiero recordar, por eso les pido a travĂŠs de estas letras, permitan que mis fantasmas y ayuden a alguien mĂĄs. Con cariĂąo Cristina Ă lvarez V. _
Andrea Quijije GarcĂa Soy mujer... y es lo mas maravilloso que la vida me ha dado. Tengo 39 aĂąos de los cuales 20 he dedicado a militar en las organizaciones sociales de mujeres de bases populares. En mi ciudad pequeĂąa de Bahia de CarĂĄquez empecĂŠ a trabajar la temĂĄtica de derechos hace muchos aĂąos cuando era impensable que una mujer pudiera dirigir grupos, ejercer cargos pĂşblicos de poder, pero dentro de mĂ, siempre existĂa algo que cuestionaba esta realidad y no entendĂa esta sociedad tan machista y con practicas patriarcales terribles. Mi madre muriĂł cuando yo tenia doce aĂąos y mi abuela, mi tĂa y mi padre nos criaron a PL KHUPDQD PHQRU GH DxRV \ D PL ODV PXMHUHV GH PL IDPLOLD IXHURQ abandonadas por sus parejas y habĂan sido criadas con la concepciĂłn de que el hombre era superior y podĂa hacer de todo sin que nada ni nadie le pueda seĂąalar porque hombre es hombre. Sin embargo mi pensamiento no fue secuestrado ni manipulado por mi familia y pude mantener un hogar compartiendo roles de pareja aĂşn casĂĄndome de 18 aĂąos. Tengo una hija de 19 aĂąos y un hijo de 11 aĂąos, la vida no ha sido fĂĄcil para mi, la sociedad hipĂłcrita y doble moral condenaron acciones mĂas, parece increĂble que en pleno siglo XXI aun existan actitudes inquisidoras. En el camino de la vida me he encontrado con JUDQGHV GLÂżFXOWDGHV LQVXOWRV \ DJUHVLRQHV YHUEDOHV TXH GHVJDUUDQ PL autoestima pero he comprendido que la militancia feminista es tan dura como dura es mi mano ante la violencia, es tan fuerte como fuerte es mi alma pero es tan noble como toda mujer. Con lagrimas en los ojos puedo reconocer ahora la persecuciĂłn social, jurĂdica, polĂtica de la que soy vĂctima, y decir tambiĂŠn la persecuciĂłn que mas duele que es la familiar, porque es duro cuando escuchas de la familia decir que por ser mujer no puedes hacer tal o cual cosa, considero este sistema nefasto, manipulador, corrupto, he vivido verda| 147
deros atropellos a mis derechos más elementales y he sido torturada psicológicamente, pues la crueldad social ante lo diferente no conoce límites. Pienso que si estuviera viviendo en la época de la inquisición ya me hubieran llevado a la hoguera. Pero con esta vida que hay que SURFODPDU GH¿HQGR PL SRVLFLyQ UDGLFDO D SHVDU GH HQFRQWUDUPH REVWiculos en el camino, cadenas esclavizantes, la sombra de la maldad y la calumnia invaden mi vida y tal vez este tipo de violencia, de maltrato no esté considerado como grave, pero puedo asegurar que ha destruido parte de mis sueños, de mis ideales, y hasta mi autoestima se ha visto amenazada, soy criticada por mis pensamientos, por mis actitudes, a veces por como visto, y cuestionada por salir con hombres que no sea mi esposo, tal vez no lo crean pero es la pura verdad, existe una mirada sucia, aún sigue siendo un tabú la amistad entre hombres y mujeres. Muchas cosas podría contarles de la violencia vivida, de mi privacidad violada una y mil veces, de las noches sin poder dormir, de los golpes que no marcan tu piel pero si marcan tu corazón, tu alma, tu vida, pero las cicatrices que me ha dejado esta lucha feminista cada vez me hacen más fuerte y comprendo que en los derechos no hay consensos que la justicia social debe ser una realidad absoluta y no una utopía, debe ser una práctica diaria y no una teoría eterna. La vida me ha enseñado muchas cosas y cada día que pasa mi pasión por la vida continua. Escribir estas líneas me ha servido para re encontrarme y escucharme... gracias por esta oportunidad..... me siento más liberada. Hasta siempre
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Quito, 23 de Noviembre del 2011 Sres. QUĂ&#x2030; ES CARTAS DE MUJERES Presente Les envĂo uno de mis recuerdos que deseo compartir, no es muy grato recordarlo, pero si con ĂŠl se puede ayudar a muchas mujeres maltratadas, bien vale la pena. Aquel dĂa me habĂa levantado temprano, mamĂĄ como siempre no estaba , habĂa ido a trabajar se levantaba a las 5 de la maĂąana para ir a las compaĂąĂas donde laboraba en su trabajo de limpieza, era el medio que sustentaba nuestra escasa comida, vestido, estudios, y a veces para darnos el lujo de comer pollo en algĂşn dĂa Domingo y de papĂĄ no se sabĂa nada, hace cuatro dĂas que no aparecĂa por la casa, somos cuatro hermanos que desde pequeĂąos, aprendimos que el engaĂąo y la PHQWLUD UHLQDED HQ DOJXQRV KRJDUHV \ FUHFLPRV FRQ OD ÂżUPH FRQYLFciĂłn de que eso tenĂa que remediarse, haciendo que en nuestras vidas no sucediera lo que a nosotros nos sucediĂł, mamĂĄ llegaba a eso de las 10 u 11 de la maĂąana, cansada a cocinar para nosotros que llegĂĄbamos de la escuela, muy hambrientos e inconscientes de la situaciĂłn por la que pasĂĄbamos, lo nuestro era , la escuela, los amigos, jugar y no nos dĂĄbamos cuenta del sufrimiento que nos rodeaba, era porque nuestra madre trataba que esa esfera de tristezas no nos afectara FRQ HO HQRUPH VDFULÂżFR GH PDQWHQHUVH DO ODGR GH XQ KRPEUH TXH QR la sabĂa valorar, ni mantener a su familia, muchas veces vi llorar a mi PDPi \ QR VDEtD SRUTXH D FRUWD HGDG PXFKDV GH ODV GLÂżFXOWDGHV GH los adultos no las comprendĂamos. | 149
Era que aquel hombre, a quien llamĂĄbamos papĂĄ, cobraba por adeODQWDGR HO GLQHUR TXH PL PDGUH HVSHUDED FDGD ÂżQ GH PHV \ DTXHOOD semana lo habĂa hecho asĂ, por eso no lo veĂamos en casa, habĂa ido a disfrutar de ese dinero con su amante y no volverĂa hasta que se le terminara. Era su gran rutina de casi toda la vida. Pero aquel dĂa era sĂĄbado, y estĂĄbamos todos en casa, si asĂ podrĂa decir al cuarto donde compartĂamos todos, tenĂamos tres camas, una refrigeradora una cĂłmoda y unas cuantas sillas y junto a esta un pequeĂąo cuarto que usĂĄbamos como cocina, nuestra pobreza era de ausencia de nuestros padres, mĂĄs que de dinero, aunque no tenĂamos ni para comer, estĂĄbamos juntos, veĂamos muy poco a mi madre debido al esfuerzo de ella de conseguir mĂĄs trabajos para podernos sustentarnos, aquel dĂa mi padre llegĂł en la tarde y mi madre lo recibiĂł fĂşrica, no era para menos despuĂŠs de tantos dĂas de ausencia, le reclamo a lo que por respuesta recibiĂł una serie de puĂąetazos, al mirar esto todos los hermanos nos abalanzamos sobre mi padre , para evitar que la siga pegando, pero nos apartaba, y le seguĂa pegando, creo que mi hermano tubo que asir algĂşn palo para poder apartarlo de mi madre, la LPSUHVLyQ HUD IXHUWH QR QRV ÂżMiEDPRV HQ OR TXH SDVDED VROR VDEtDPRV que si le seguĂa pegando tal vez la matarĂa, fue la primera vez que nos enfrentamos a mi padre, la primera vez y la Ăşltima que le alzamos la mano, su actitud logro que el respeto que le tenĂamos, se vaya por el caĂąo, pero aun asĂ nunca lo volvimos a hacer, a base de amenazas, logramos que las palizas que le daba a mamĂĄ ya no se dieran tan frecuentemente, el vio aquel dĂa que los niĂąos que le rodeaba, habĂan crecido, que mi mamĂĄ ya no estaba sola, que si ĂŠl se propasaba con ella, ahĂ estarĂamos nosotros, pero eso no impedĂa el maltrato psicolĂłJLFR D OD TXH OD WHQtD VRPHWLGD \ HVR IXH KDVWD HO ÂżQ GH ORV GtDV GH PL madreâ&#x20AC;Ś no sĂŠ si se acostumbrĂł, pero si comprendĂ que le laceraban el alma, antes no comprendĂa porque seguĂa conviviendo con ĂŠl, pero 150 |
éramos 4 niños, 4 bocas que alimentar, 4 cuerpos que vestir, 4 responsabilidades que a su pensar, si no había imagen paterna, no hubiera habido límite para nosotros, porque a base del miedo nos mantenía en ese límite, no usar drogas, no robar, no beber. Este es uno de los recuerdos que los llevo en la memoria y que nunca se borrara, soy producto de un hogar en el que una madre, como casi la mayoría de madres en el Ecuador pasan, y debe haber situaciones mucho peores, hasta ahora los cuatro hermanos hemos cumplido con nuestra promesa de que en nuestros hogares, no pasaría lo mismo y espero que en el futuro nuestros hijos no lo sufran jamás. Pienso que es una de las soluciones que se puede dar a esta clase de maltrato, concientizarnos de que esto no debe seguir.
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