En el trabajo de Damián Hernández se hace claro que la fotografía, lejos de ser un simple reflejo de la realidad, es en verdad una propuesta de lectura. Una buena fotografía es un planteamiento, resultado del acercamiento particular del fotógrafo a eso que ha decidido fotografiar. Cada foto es entonces una revelación y una invitación: nos revela una parte del mundo como no lo habíamos visto y nos invita a contemplarlo desde la mirada del fotógrafo.
Hernández ha dedicado los últimos años a fotografiar árboles. Pero lo ha hecho de modo tal que el resultado es a la vez inquietante y fascinante. Persiguiendo el detalle, nos confronta con la línea, la textura y el color. Su mirada se concentra en la veta, las fisuras, la cáscara que se desprende, la grieta que oscurece, para entregarnos los contrastes ocultos en la superficie de una corteza.
Las fotografías de Damián Hernández resultan impresionantes. Colores vivos, matices extraordinarios, texturas y sombras. Su ojo de fotógrafo encuentr