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d. Colegialidad episcopal
d. Colegialidad episcopal
110. Conscientes los Obispos latinoamericanos de los signos de los tiempos que debían enfrentar en una realidad histórica que los hermanaba122 estuvieron de acuerdo en asistir al llamado Primer Concilio Plenario de América Latina con el objetivo de encontrar juntos el camino a seguir para enfrentar los nuevos desafíos que los gobiernos liberales le presentaban en toda la región caribeña y latinoamericana estableciendo políticas contrarias a la Iglesia. En palabras de Mons. Casanova se trataba de: Hacer frente como si fuésemos un muro – con la común autoridad y fuerzas – a toda obra e industria del torrente de iniquidad; poner freno a los intentos de los hombres maliciosos… 123
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111. La propuesta discutida y asumida en la Sesión 619 de la Sagrada Congregación de Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios, celebrada el 31 de enero de 1889124 siguió un curso positivo. Comenzaron los preparativos participando cardenales, consultores, además de los arzobispos y obispos del continente americano hasta finalizar en enero de 1899125 .
112. El largo período de preparación permitió constatar a los Obispos de la región primariamente tres cosas. Primero, la necesidad de formar al laicado tan necesitado como estaba de crecer en la fe126. Segundo, las élites políticas
122 La propuesta de celebrar este Concilio fue hecha por Monseñor Mariano Casanova y Casanova, cuarto arzobispo de Chile escribiendo en su carta las razones por las cuales todo el episcopado latinoamericano debía participar en él: Todos tenemos el mismo origen, y por ello, hablamos el mismo idioma, vivimos las mismas costumbres, producimos las mismas leyes, disfrutamos las mismas tradiciones y, finalmente, tememos los mismos peligros. En: Luis Álvaro Cadavid Duque, El Camino
Pastoral de la Iglesia en América Latina y el Caribe, p. 11. 123 Luis Álvaro Cadavid Duque, El Camino Pastoral de la Iglesia en América Latina y el Caribe, p. 10. 124 Cf. Ibidem, p. 11. 125 Cf. Ibidem, p. 11. 126 Cf. Ibidem, p. 13.
y económicas de toda la región tenían por característica propia su alejamiento y desprecio por la Iglesia y el pueblo marcados como estaban por la modernidad que significaba secularización y extranjerismos127. Y, tercero, la lucha que debían emprender contra “los errores de nuestro tiempo” como la denominaron: Ateísmo, materialismo, evolucionismo, panteísmo, racionalismo, naturalismo, indiferentismo, positivismo, protestantismo, y de modo especial, el liberalismo128 .
113. Al Concilio – celebrado bajo el pontificado del papa León XIII – asistieron 53 Obispos en total: 13 arzobispos y 40 obispos129 (entre ellos nuestros Obispos de Centro América). Se celebraron 39 reuniones conciliares: 29 congregaciones generales y 9 sesiones solemnes130 en las cuales se aprobaron importantes líneas de trabajo pastoral; verbigracia: Impartir educación católica sobre todo a nivel básico131; fundar colegios femeninos132; impulsar la creación de periódicos diocesanos133 tanto como bibliotecas parroquiales públicas134; fundar círculos católicos de obreros135; además, de revitalizar los Seminarios con la meta de mantener dos seminarios: menor y mayor136, que el laicado se integrara a las asociaciones pías como la del Santísimo Sacramento, la Legión de María137, etc.; y otras disposiciones.
127 Cf. Ibidem, p. 13. 128 Ibidem, p. 13. 129 Cf. Ibidem, p. 13. 130 Cf. Ibidem, p. 14. 131 Cf. Ibidem, p. 16. 132 Cf. Ibidem, p. 16. 133 Cf. Ibidem, p. 17. 134 Cf. Ibidem, p. 17. 135 Cf. Ibidem, p. 17. 136 Cf. Ibidem, p. 17 137 Cf. Ibidem, p. 17.