ATMA BODHA EL DESPERTAR DEL YO Por Shri Adi Shankaracharya Traducido por Mohan Giri Maharaj
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ATMA BODHA EL DESPERTAR DEL YO Por Shri Adi Shankaracharya Traducido por MOHAN GIRI MAHARAJ
Este Atma Bodha se produce en aquellos cuya oscuridad interior ha sido disipada por medio del esfuerzo tenaz, que han alcanzado el sosiego, que la pasión los ha abandonado, que buscan Moksha, la liberación perfecta. De entre todas las causas, la sabiduría es la única que origina perfecta libración. Así como un cocimiento no se puede hacer sin fuego, del mismo modo Moksha, la liberación no puede lograrse sin sabiduría. Las obras no pueden destruir la ignorancia, pues las dos no son opuestas entre sí. Pero la sabiduría destruye la ignorancia, como la luz destruye a las tinieblas. Estando al principio envuelto en ignorancia, cuando se destruye la ignorancia el Atman pura brilla por sí misma, como el sol radiante cuando las nubes han desaparecido. Cuando la vida, que estaba oscurecida por la ignorancia, se hace clara por la llegada de la sabiduría, la ignorancia se hunde sola, como sucede con el agua cuando se aclara con jugo astringente. Este mundo es como un sueño, colmado de amores y odios. En su letargo brilla como una realidad, pero al despertar se transforma en irreal. Este mundo pasajero brilla como si fuera real, como la plata imaginada en una concha perlífera, en tanto que no se conozca al eterno, que es la sustancia sin segundo de todo. En el Atman, el impregnador imperecedero que todo lo penetra, existen todas las cosas manifestadas, como todos los brazaletes existen en el oro. Lo mismo que el éter, el señor de los sentidos, el radiante, vestido con muchos ropajes, parece dividido porque los ropajes están divididos, pero se lo ve como uno solo cuando se destruyen las vestiduras. Por medio de esta diferencia de vestidos, se atribuyen al Atman raza, nombre y hogar, como la diferencia del gusto y el olor al agua pura. Compuesta de quíntuples elementos mezclados por la acumulación de los Karmas u obras está la vestidura física, el lugar en el que se experimentan el placer y el dolor. Conteniendo los cinco alientos vitales o Pranas, Manas o la mente, Budhi o la razón y los diez poderes perceptores y actuantes y formados por elementos que no se mezclan, está la vestidura sutil, el instrumento del goce.
Formada por el error inefable y sin comienzo de la separatividad, está la vestidura causal. Se debe sostener que el Atman es diferente de estas tres vestiduras. En presencia de los cinco velos, el Atman parece compartir su naturaleza; como un cristal en presencia de tejidos azules. El Atman que está en nuestro interior debiera ser diferenciado de los velos que le rodean, como el arroz al cernirlo de la cáscara y de la paja. Aunque omnipresente, al Atman no se le ve claramente en todas partes: Brilla en la sabiduría pura como lo que se refleja en un espejo limpio. El pensamiento de diferencias surge por causa de las vestiduras, los sentidos, la mente, la razón y la naturaleza; Pero uno tiene que encontrar el Atman, el testigo de todo este ser, el rey perpetuo. Por causa de la gran actividad de los poderes perceptores y actuantes, el Atman parece ocupado; como la luna que parece moverse entre las nubes que corren. Las vestiduras, los poderes, la mente y la razón se mueven en sus sendas bajo la conciencia pura del Atman, como la gente se mueve a la luz del sol. Las cualidades de las vestiduras, poderes y obras, son atribuidas al inmaculado Atman por falta de discernimiento, como el color azul al cielo puro. Por causa de la ignorancia, el obrar fantasioso, la vestidura mental es atribuida al Atman, como las ondas de la ola a la luna que se refleja en el lago. La pasión, el deseo, el placer, el dolor, mueven la mente; pero cuando la mente descansa en el sueño sin ensueños, cesan; pertenecen a la mente, no al Atman. El brillo es la cualidad del sol, el frío la del agua, el calor la del fuego. Así la naturaleza del Atman es Satchittananda, el ser, la conciencia, la bienaventuranza y la inmacularidad perpetua. El Atman presta ser y conciencia y la mente presta actividad. Cuando estos dos factores se unen por falta de discernimiento, surge la sensación de que yo percibo. El Atman jamás cambia; y la mente por sí misma no puede percibir; pero el Ahamkara o ego falso, por culpa del error, cree de sí mismo que es el realizador y perceptor habitual.
Se cree que el Ahamkara o ego falso es la vida habitual, como se cree que la soga es una serpiente; de ese modo surge el temor. Pero cuando se sabe que no soy el ego falso, sino el Atman ya no puede existir más temor. Sólo el Atman ilumina la mente y los poderes, como una llama ilumina una vasija. El Atman no puede ser nunca iluminado por esos oscuros poderes. En el conocimiento del Atman, no hay necesidad de que se le conozca por ninguna otra cosa. Una luz no necesita otra luz para brillar, brilla por sí misma. Apartando todos los velos, diciendo “¡no es esto!”, uno debe encontrar la verdadera unidad de Jivatman y Paramatman, del yo individual, con el yo supremo; de acuerdo con las palabras de la sabiduría. Todas las cosas exteriores, las vestiduras y el resto, emanan de la ignorancia; son fugitivas como burbujas. Uno debe encontrar el inmutable, el inmaculado Atman y decir yo soy el eterno. Como el Atman es distinto de todas estas vestiduras; no tengo nada que ver con su nacimiento, cansancio, sufrimiento y disolución. No estoy sujeto por los objetos de los sentidos, pues el Atman está separado de los poderes de los sentidos. Como el Atman es distinto de la mente; no tengo nada que ver con el dolor, la ira, el odio, el temor. El Atman está por encima de la vida externa y de la mente, como lo dicen las palabras de sabiduría. Del Atman provienen la vida externa y la mente, y todos los poderes perceptivos y actuantes. Del Atman provienen el éter, el aire, el fuego, las aguas y la tierra que los contiene a todos ellos. Sin cualidad o actividad, imperecedero, libre de duda, inmaculado, inmutable, informe, siempre libre es el Atman, el ser puro. Como el éter, el Akash, dentro y fuera de todo; soy inconmovible, siempre igual, puro, sin mancha, inmutable. El solitario siempre puro, la bienaventuranza sin partes, el uno sin segundo, verdad, sabiduría, interminable, el eterno supremo; éste es el Atman.
Así el recuerdo constantemente sustentado de que yo soy el eterno, aniquila toda ignorancia, como la esencia medicinal aniquila todo dolor. En soledad, desprovisto de pasiones, con los sentidos bien regulados, que esté atento al uno, el Atman, sin otro pensamiento que ése, de forma permanente. El sabio Yogui, sumergiendo por la meditación todas las cosas externas en el Atman, tiene que permanecer atento a ese único Atman, inmaculado como el éter brillante. Dejando a un lado nombre, color, forma, las insustanciales causas de la separatividad, el conocedor de lo supremo descansa en perfecta conciencia y bienaventuranza. La diferencia entre conocedor, conocimiento y lo conocido, no existe en el Atman; pues por su propia conciencia y bienaventuranza, brilla con luz propia. De este modo, introduciendo la antorcha del pensamiento en la cueva del Atman, deja que la llama del conocimiento consuma el combustible de la ignorancia. Por el conocimiento, como por el alba, se disipa la anterior oscuridad; entonces se manifiesta el Atman, brillando por sí mismo como el sol radiante. No obstante el Atman, aunque eternamente poseído, es como si no lo fuera, por causa de la ignorancia. Cuando la ignorancia desaparece, el Atman brilla como una joya en la garganta de una persona. La vida separada es concebida por el eterno como un error, así como cuando se confunde un hombre con un árbol. Pero el dolor de la separación cesa cuando se percibe la verdad. Al penetrar en la naturaleza real, rápidamente surge la sabiduría: Entonces la ignorancia expresada por los términos yo y mío desaparece, como cuando se corrige un error entre las posiciones del norte y del sur. El que busca el Yoga, la unión; poseído de todo el conocimiento, ve con el ojo de la sabiduría que todas las cosas reposan en el Atman; y este Atman es el uno, es él todo. El Atman es todo este mundo en movimiento; otra cosa que el Atman, es la nada, así como todas las vasijas son de barro, del mismo modo todo se ve como el Atman. Moksha, la liberación total, aun en vida, consiste en que un ser humano se sacuda y se quite todas esas ataduras de sus vestiduras, mediante la esencia de la verdad, la conciencia del ser, la bienaventuranza. Del mismo modo que una larva se convierte en una abeja.
Cruzando el océano de Maya, del encantamiento, de la ilusión y matando a los monstruos de la pasión y el odio, el Yogui, perfecto en su paz, se vuelve luminoso en el jardín del Atman. Libre de las sujeciones a los placeres externos y efímeros y volviendo al gozo del Atman, brilla puro por dentro como la llama en la lámpara. Aun cuando esté oculto bajo las vestiduras, el sabio se libera de las sujeciones, como el éter puro. Aun cuando todo lo sabe, hace como si nada supiera; se mueve sin obstáculos, como el aire. Que el sabio, despojándose de sus vestiduras, se sumerja completamente en el uno que impregna todo; como el agua en el agua, el éter en el éter y la llama en la llama. La ganancia por sobre todas las ganancias. El gozo por sobre todos los gozos, la sabiduría por sobre todas las sabidurías. Que él afirme que es el eterno. Cuando esto se ve, ya no queda nada por verse, cuando esto se alcanza, ya no queda nada más por alcanzarse. Cuando esto se sabe, ya no queda nada más por saberse. Que él afirme que es el eterno. Hacia arriba, hacia abajo, perfecto por todos lados, Satchittananda. El ser, conciencia y bienaventuranza eterna; el sin segundo, el interminable, el imperecedero uno; que él afirme que esto es el eterno. Por medio del conocimiento de que nada hay que no sea el eterno, el sabio ve al inmutable uno; la alegría primigenia, sin partes: Que él afirme que esto es el eterno. Como participantes de la bienaventuranza de ese bienaventurado uno, sin partes: Brahma y todos los Devas o dioses gozan de la bienaventuranza como dependientes. Todos los seres están ligados con el eterno. Todo movimiento sigue al eterno. El eterno que todo lo abarca está en todo, como la cuajada está en toda la leche. Ni pequeño, ni grande; ni corto, ni largo; ni nacido, ni muriente; sin forma, atributos, color, nombre. Que él afirme que esto es el eterno. Aquel cuyo brillo hace que brillen el sol y las luces; pero que no brilla por la luz de ningún otro; por quien todo esto brilla. Que él afirme que esto es el eterno.
Omnipresente por dentro y por fuera, impartiendo luminosidad a todo este movimiento, el eterno emite un resplandor como de hierro al rojo vivo. El eterno es distinto del mundo en movimiento, y sin embargo todo lo que no sea el eterno, no existe. Lo que es distinto del eterno brilla de forma insustancial, como el espejismo en el desierto. Las cosas vistas y oídas no son otra cosa que el eterno. El conocimiento de la realidad, enseña que todo esto es Satchittananda. El eterno, la bienaventuranza, el ser, la conciencia, el sin segundo. El ojo de la sabiduría observa la siempre presente conciencia, bienaventuranza, el Atman. El ojo de la ignorancia nada ve, así como el ciego no ve el brillante sol. El Jivatman o yo individual, refinado en todas sus partes por el fuego de la sabiduría, que encienden el estudio y el conocimiento correctos, brilla puro como el oro, cuando se le han quitado sus impurezas. El Atman, sol de sabiduría, dispersador de la oscuridad, presente en todas partes, que todo lo soporta, elevándose en el firmamento del corazón, brilla e ilumina todo. Aquel que, apartándose del espacio y del tiempo, adora fielmente en el sagrado lugar del divino Atman, el siempre presente, el destructor de toda dualidad y límites, el inmaculado, el eternamente feliz, el que todo lo sabe; penetrando en el Atman, se torna inmortal. De esta forma queda completado el Atma Bodha.
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Sri Sri Adishankaracharaya nació en Kerala India, algunos historiadores datan su nacimiento en el siglo VII de nuestra era, recibió el cordón Brahmínico a los 7 años y se hizo Swami o renunciante desde muy joven, su Guru fue Govinda Bhagavad Pada y es considerado como nuestro Mahaguru o gran Guru, es un Avatar o encarnación de Shiva Maharaj y nos enseña el sendero del Advaita o filosofía monista. En este libro encontrarán lo enseñado en los monasterios de los Swamis de Shankar, al cual pertenece nuestro Parampara o sucesión discipular. Sus enseñanzas son profundas, son conocidas como el Vedanta y al poder reflexionar sobre ellas en medio de una vida Yoguica, bajo la guía de un Guru iluminado, con una actitud de mente abierta, lograremos experimentar el Samadhi y reconocer que todo es Brahman, que yo soy Brahman. Les invito a leerlo despacio, pensando en cada frase, meditando en lo que se dice y es bueno leerlo una y otra vez, es un texto de consulta usado por los Yoguis, Munis y Sadhus. Nuestra escuela es llamada Yoga Shaiva Giri Advaita Sampradaya, lo que implica que somos Yoguis que seguimos las enseñanzas dadas por Shiva Maharaj mismo, que somos Swamis del Himalaya, que somos monistas, es decir tenemos la certeza que todo es Brahman y pertenecemos a una sucesión discipular autentica reconocida por el Shaiva Sanatana Dharma. Este libro es una interpretación literal, sin interpretaciones ni comentarios. Mohan Giri Maharaj