VAKYA SUDDHA La Esencia de la Enseñanza Por Shri Adi Shankaracharya Traducido por Mohan Giri Maharaj
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VAKYA SUDDHA La Esencia de la Enseñanza Por Shri Adi Shankaracharya Traducido por MOHAN GIRI MAHARAJ
EL OBSERVADOR Y LA COSA OBSERVADA La forma se ve, el ojo es el observador, la mente o manas es a la vez observador y cosa observada. Los cambiantes estados de la mente se ven, pero el Yo que observa, el observador, jamás se ve. El ojo, sin dejar de ser uno, ve formas variables, colores como azul y amarillo, ve lo burdo y delicado, lo corto y largo; y diferencias como esas. La mente, sin dejar de ser una, forma intensiones definidas, aun cuando varíe lo que el ojo perciba, como en la ceguera, la somnolencia o en la vista aguda; y esto también vale para el oído y el tacto. El Yo consciente, el Atman, sin dejar de ser uno, da luz sobre todas las modalidades de la mente; así percibe el deseo, la determinación, la duda, la fe, la falta de fe, la firmeza, la falta de firmeza, la vergüenza, la visión interior, el temor y cosas como esas. Este Yo consciente, el Atman, no se eleva ni disminuye, ni llega a decaer ni a aumentar, brilla sin ayuda e ilumina también a otros.
LA IDEA PERSONAL Esta iluminación se produce cuando el rayo de la consciencia penetra en Buddhi la mente pensante y la mente pensante es de naturaleza doble. Una parte de ella fortalece la idea personal o Ahamkara; la otra parte es la acción mental. El rayo de consciencia y la idea personal o Ahamkara están unificados, como lo están el calor y la bola incandescente de hierro. Como la idea personal se identifica con el cuerpo, le trae al cuerpo un estado de consciencia. La idea personal o Ahamkara está mezclada con el rayo de consciencia, con el cuerpo y con el Yo o Atman que observa respectivamente, mediante la acción de la necesidad innata, de las obras y de la ilusión. Dado que los dos están ligados entre sí, la mezcla innata de la idea personal o Ahamkara con el rayo de consciencia jamás cesa. Pero cesa su mezcla con el cuerpo cuando las obras terminan; y su mezcla con el Yo observador o Atman, mediante la iluminación o Samadhi. Cuando la idea personal se desvanece en el sueño profundo, el cuerpo también pierde su sentido de consciencia. La idea personal está sólo expandida a medias en el estado de sueño, mientras que en la vigilia es completa. El poder de la acción mental, cuando el rayo de consciencia ha entrado en ella, elabora imágenes mentales en el estado de sueño; y la percepción de objetos exteriores en el estado de vigilia. La forma personal, que llega a manifestarse por la idea personal y la acción mental, no tiene vida en sí misma. Aparece en las tres modalidades de consciencia; nace y también muere.
LOS SEIS PASOS DE LA VISIÓN DEL ATMAN Por lo tanto, dejando a un lado esta división por el nombre y por la forma; y concentrándose en Satchittananda el ser eterno, la conciencia y la bienaventuranza, que forman una unidad. Se debe seguir perpetuamente tras la visión del Atman, primero interiormente en el corazón, y luego en las cosas externas también. La visión del Atman puede ser fluctuante o inconmovible. Está es su doble división en el corazón. La visión fluctuante es a su vez también doble; puede consistir en cosas vistas u oídas. Esta es la visión del Atman fluctuante que consiste en cosas vistas: Una meditación sobre la consciencia considerándola simplemente como testigo de los deseos y pasiones que llenan la mente. Esta es la visión del Atman fluctuante que consiste en cosas oídas: El pensamiento constante de que “soy el yo, que está desligado; que es ser eterno, consciencia y bienaventuranza; que brilla por sí mismo y que no tiene segundo”. La visión del Atman inconmovible es la del olvido de todas las imágenes y palabras; Y que penetra en la bienaventuranza de la experiencia directa; Y se mantiene como una lámpara colocada en un lugar sin viento. Después, y correspondiendo a la primera, está la visión del Atman que arranca el nombre y la forma del elemento del ser puro, en todas las cosas sin distinción, esta vez realizada exteriormente, como sucedió antes, en el corazón. Y correspondiendo a la segunda, está la visión del Atman que consiste en el pensamiento ininterrumpido de que lo real es una esencia única indivisa, cuyo carácter es el ser eterno, la conciencia y la bienaventuranza. Satchittananda.
LOS PODERES DE LA ILUSIÓN Maya o la ilusión del mundo tiene dos poderes: Extensión y limitación. El poder de extensión hace que se manifieste el Universo entero, desde la forma personal hasta la forma cósmica Universal. Este manifestarse es una atribución del nombre y de la forma alrededor de la realidad, que en verdad es Satchittananda ser, consciencia y bienaventuranza. Y que es eterna. Es como espuma sobre el agua. La división interior entre el observador y lo que ve, y la división exterior entre lo que es eterno y el mundo, están ocultos por el otro poder, el de la limitación. Y esto también es causa del ciclo del nacimiento y de la muerte. La luz del Yo observador está unida con la forma personal; de esta penetración del rayo de consciencia surge la vida habitual, el ego falso. La existencia aislada del ego falso es atribuida al Yo observador, y aparece como, perteneciéndole; pero cuando se destruye el poder de la limitación, y aparece la diferencia, el sentido de aislamiento en el Yo observador se disipa. El poder que oculta la diferencia entre el eterno ser o Atman y el mundo visible es el mismo. Y por su poder, el ser eterno aparece como sujeto al cambio. Pero cuando ese poder de limitación se destruye, la diferencia entre el eterno y el mundo visible se aclara; El cambio pertenece al mundo visible, y de ningún modo al ser eterno. Los cinco elementos de la existencia son: El ser, el brillo, el goce, el nombre y la forma. Los tres primeros pertenecen a la naturaleza del ser eterno o Atman; los dos últimos, a la naturaleza del mundo visible. En los elementos tierra, agua, fuego, aire y éter; en las criaturas tales como dioses, hombres y animales. El Atman, el ser eterno, la conciencia y la bienaventuranza, están indivisos; la división es sólo de nombre y de forma.
LOS TRES YOES El yo individual aparece en tres grados: Como una limitación del Yo supremo o Atman; como un rayo del Yo consciente; y en tercer lugar como el yo imaginado en sueños. Sólo el primero es el real. Pues la limitación en el yo individual es sólo fruto de la imaginación, y aquello que se supone está siendo limitado es la realidad. La idea de aislamiento en el yo individual es sólo un error, pues su identidad con el ser eterno o Atman es su naturaleza verdadera. Y aquella canción que cantaron de Tat Tvam así o eso eres tú es sólo para el primero de esos tres yoes. El solo es uno con el ser eterno perfecto o Atman, no los otros yoes. El poder de Maya, de la ilusión del mundo, existente en el ser eterno, tiene dos poderes: El de extensión y el de limitación. Por el poder de limitación, la ilusión oculta la naturaleza indivisa del ser eterno o Atman; y elabora así las imágenes del yo individual o Jivatman y del mundo. El yo individual o Jivatman que adquiere existencia cuando el rayo de consciencia penetra en la mente pensante o Buddhi, es el yo que adquiere experiencia y realiza obras. El mundo entero, con todos sus elementos y seres, es el objeto de su experiencia. Estos dos, el yo individual y su mundo, existían antes de que comenzara lo que llamamos el tiempo y durarán hasta que se llegue a la liberación, construyendo nuestra vida habitual. De ahí que se les llame el yo y el mundo cotidiano. En este rayo de consciencia, existe el poder del sueño, con sus dos potencias de extensión y limitación. Mediante el poder de limitación, oculta al yo y al mundo anteriores; y construye así un nuevo yo y un nuevo mundo.
Como este nuevo yo y mundo son reales en tanto dure su aparición, se los llama yo imaginario y mundo imaginario. Pues cuando uno ha despertado del sueño, la existencia de ese sueño ya no vuelve más. El yo imaginario cree que su mundo imaginario es real; pero el yo de la cotidianidad sabe que ese mundo es solamente mítico, como también lo es el yo imaginario. El Yo verdadero o Atman conoce su real identidad con el eterno, no ve otra cosa que al eterno, pero no obstante ve que lo que parecía irreal es también parte de ese Yo esencial.
LIBERTAD Y PAZ FINALES Como la dulzura, el fluir y la frialdad que son las características del agua, reaparecen en la ola, y también en la espuma que corona la ola. Así, ciertamente, el ser eterno, la consciencia y la bienaventuranza del Yo esencial, el Yo observador o Atman penetra en el yo de la cotidianidad que está ligado a él; y por la puerta de ese yo cotidiano, entra también en el yo imaginario. Pero cuando la espuma se diluye, su fluir, su dulzura y su frialdad se sumergen todas de nuevo en la ola; y cuando la ola descansa, se sumergen en el mar. Cuando el yo imaginario se diluye, su ser eterno, consciencia y bienaventuranza vuelven a sumergirse en el yo de la cotidianidad. Y cuando ese yo de la cotidianidad descansa, retornan al ser supremo, al Yo supremo, al Atman quien es el testigo de todo.
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Sri Sri Adishankaracharaya nació en Kerala India, algunos historiadores datan su nacimiento en el siglo VII de nuestra era, recibió el cordón Brahmínico a los 7 años y se hizo Swami o renunciante desde muy joven, su Guru fue Govinda Bhagavad Pada y es considerado como nuestro Mahaguru o gran Guru, es un Avatar o encarnación de Shiva Maharaj y nos enseña el sendero del Advaita o filosofía monista. En este libro encontrarán lo enseñado en los monasterios de los Swamis de Shankar, al cual pertenece nuestro Parampara o sucesión discipular. Sus enseñanzas son profundas, son conocidas como el Vedanta y al poder reflexionar sobre ellas en medio de una vida Yoguica, bajo la guía de un Guru iluminado, con una actitud de mente abierta, lograremos experimentar el Samadhi y reconocer que todo es Brahman, que yo soy Brahman. Les invito a leerlo despacio, pensando en cada frase, meditando en lo que se dice y es bueno leerlo una y otra vez, es un texto de consulta usado por los Yoguis, Munis y Sadhus. Nuestra escuela es llamada Yoga Shaiva Giri Advaita Sampradaya, lo que implica que somos Yoguis que seguimos las enseñanzas dadas por Shiva Maharaj mismo, que somos Swamis del Himalaya, que somos monistas, es decir tenemos la certeza que todo es Brahman y pertenecemos a una sucesión discipular autentica reconocida por el Shaiva Sanatana Dharma. Este libro es una interpretación literal, sin interpretaciones ni comentarios. Mohan Giri Maharaj