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Teletrabajo y los desafíos futuros
from Revista N° 167
by ASIVA
a su vez, el equilibrio de la vida familia. Estamos hablando de un desafío importante y relevante que hoy hemos asumido como prioritario.
Para muchos, este ha sido el primer acercamiento e interacción con un modelo laboral con pocos antecedentes, el cual presentaba más dudas que certezas: ¿Todos los trabajos se pueden adaptar al teletrabajo? ¿Estamos preparados tecnológica y culturalmente para implementarlo?
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Por Francisco Ramírez D. Presidente Comisión Capital Humano
En estos últimos dos años hemos vivido tiempos complejos y difíciles. Este período está marcado por la aparición del COVID-19, el que vino a llenar una agenda que ninguno de nosotros tenía considerada e imaginada. Por dicha razón, la primera afirmación que debemos hacer es que no hay certezas y que, en vista de lo anterior, tenemos que convertirnos en expertos para administrar la incertidumbre.
Probablemente, hace 24 meses nadie habría pensado en la posibilidad de que la gran mayoría de la especie humana pudiera estar encerrada en sus hogares ante la amenaza de un virus letal, para el cual no se contaba con vacunas y que durante muchos meses se iba a desconocer su real comportamiento. Este incierto, complejo y dinámico escenario, trajo consigo cambios en la vida cotidiana, en el relacionamiento y también en el trabajo.
Es en este último ámbito, que la pandemia del COVID-19 nos obligó a ajustar, flexibilizar y propiciar prácticas de trabajo que iban más allá del modelo clásico presencial. Es así, como el Teletrabajo tomó una fuerza preponderante, la cual se ha mantenido y que debiera sostenerse y perpetuarse como una modalidad más de trabajo.
De esta forma, muchas empresas hemos ido aprehendiendo e innovado en prácticas que buscan cuidar la salud mental de nuestros colaboradores, la productividad de las propias organizaciones y,
Este recelo y cuestionamientos surgieron ya que la gran mayoría de las organizaciones medían la productividad o valoraban el trabajo de una persona, más bien por un presentismo que realmente por todo lo estaban haciendo desde un punto de vista laboral. Todas estas premisas ayudaron a darnos cuenta de que en la medida que trabajamos en un círculo virtuoso de buenas prácticas, flexibilidad, calidad de vida, tecnología, entre otros, podemos sostener un atributo tan importante como es el “Compromiso”, la “Productividad y el “Engagement”.
Dicho esto, las empresas tenemos una tremenda responsabilidad a la hora hacer un análisis riguroso, centrado en cuál es la situación de cada uno de sus colaborador. De esta forma, antes de establecer modalidades de trabajo a distancia, es fundamental saber las condiciones y el entorno que rodea a las personas, ya que es bien sabido que no todos cuentan con el óptimo escenario para desempeñarse laboralmente en sus casas, ya sea por espacios, conexión, situación familiar, o bien, cualquier otra variable.
En ese sentido, el teletrabajo en tiempo de crisis por el Covid-19 presentó un gran desafío para la conciliación trabajo-familia, ya que provocó muchísimo stress, donde nuestros horarios se vieron afectados y la productividad de las empresas también se pudo ver impactada. Por dicha razón, el rol de los líderes es clave a la hora de incentivar las capacidades de los colaboradores para que se adapten adecuadamente a la experiencia del trabajo a distancia.
En ese sentido, considero fundamental profundizar en cuatro puntos esenciales: la flexibilidad, proactividad, comunicación y trabajo en equipo.
Comisiones y Comités
En cuanto a la implementación de un modelo que lleve al éxito, es clave considerar:
Tener un lugar dedicado al trabajo. Definir horarios y rutinas. Mantener una comunicación fluida al interior de la empresa.
Priorizar la corresponsabilidad.
Ahora bien, no todo es perfecto, razón por la cual es muy importante considerar aspectos que han traído inconvenientes a la implementación de este modelo. Me refiero a la falta de contacto e interacción entre las personas; la forma en la que se resienten los vínculos entre equipos; o la sensación de aislamiento. Estos son los principales problemas de una modalidad “segura”, pero poco social.
Frente a lo anterior, la opción que más resuena y que parece consolidarse como la mejor alternativa durante los próximos años, es el trabajo híbrido o mixto. Lo anterior, debido a que combina lo mejor de ambos mundos, es decir, el presencial y remoto. En este sentido, implementar uno o dos días de trabajo desde la oficina y tres o cuatro desde casa, o viceversa, no solamente contribuye a lograr un equilibrio sano entre los trabajadores y sus equipos, sino que, por el mismo motivo, mejora el bienestar laboral y optimiza la productividad en las organizaciones.
Como antecedente relevante a destacar, diversas encuestas de prestigiosas consultoras han demostrado que durante el 2021 cerca de un 70% de las personas encuestadas prefiere esta modalidad en contraposición a estar de forma presencial en la oficina.
Ahora bien, desde Capital Humano siempre es necesario pensar en más y mejores maneras de administrar el talento en nuestras organizaciones. Esto implica poner especial atención en la comunicación interna y la productividad de nuestra organización. Al mismo tiempo, debemos asegurarnos que nuestra empresa cuente con las herramientas tecnológicas y sistemas que nos permitan convivir sin problemas con estos modos de trabajo.
Es así, como la modalidad híbrida nos desafía con mayor fuerza en ámbitos como control horario, el marcaje y la gestión de vacaciones y ausencias.
Todos ellos se vuelven todavía más importante que antes, ya que dentro de las empresas existirá mayor movilidad, inclusive geográfica, hablamos de regiones e incluso países.
Aunque parezca complejo lograr un balance entre dos modalidades diametralmente opuestas, esto no solamente es posible, sino que es uno de los principales factores que consideran los candidatos y trabajadores al momento de postularse o permanecer en un empleo.
Cada día y de manera más frecuente, los postulante y nuevas contrataciones buscan beneficios flexibles y empresas que adoptan prácticas que permiten equilibrar la calidad de vida y el trabajo.
Sin lugar a duda, todo indica que el mundo como lo conocíamos hace dos años ha cambiado por completo y, específicamente, el mundo laboral y profesional seguirá sufriendo grandes transformaciones que, en definitiva, prometen contribuir a la mejora en términos de gestión humana de la mano del proceso de digitalización que estamos atravesando.
Ahora bien, como siempre, es fundamental surcar y navegar estos desafíos con éxito, nunca perdiendo de vista el capital más importante que tiene toda organización: sus personas.
En conclusión, estamos en un punto donde es significativo hacer un balance, para identificar, enumerar y describir los aprendizajes que hemos sacado de la crisis actual, poniendo especial acento en la alta capacidad de adaptación al cambio y cómo la flexibilidad de la competencia humana va generando una diferencia significativa entre el éxito y el fracaso.
Por último, también es importante revalorar y resignificar el sentido de todo lo que hacemos. Quedan importantes desafíos, como profundizar el trabajo con sentido y la conexión con los equipos, dedicar mucho tiempo y esfuerzo a la comunicación y cómo dicho espacio marca una diferencia en estos modelos de trabajo y, por supuesto, adaptarse a la ley de teletrabajo y desconexión digital.
En definitiva, la transición hacia una nueva normalidad, debe estar marcada por la flexibilidad como una ventaja competitiva.