Sampiro

Page 1

DP i)

137.6 .H52

lli

IMS


EX LIBRIS WALTER MUIR WHITEHILL JÚNIOR DONATED BY MRS. W. M. WHITEHILL 1979



\

Digitized by the Internet Archive in

2011 with funding from University of Toronto

http://www.archive.org/details/introduccinlahisOOsamp


&'é'y.^,.Xei^~'

ENSAYOS

DE VULGARIZACIÓN HISTÓRICA I



V/HITE

'A\l\.

CCLL.; JUNTA PARA AMPLIACIÓN DE ESTUDIOS E INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS

CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS

INTRODUCCIÓN A LA

HISTORIA SILENSE CON VERSIÓN CASTELLANA DE LA MISMA Y

M.

DE LA CRÓNICA DE SAMPIRO

GOMEZ-MORENO

MADRID EST. TIPOGRÁFICO SUCESORES DE RIVADENEYRA

Paseo de San Vicente, tiúm. 20,

1921

(S. A.)



INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA SILENSE

Concepto y carácter. rica resulta en ella

se propuso narrar

— El

concepto de esta obra histó-

misma perfectamente la

vida

y hechos

declarado:

su autor

emperador

gloriosos del

Alfonso VI, vindicando en especial, como gobernante, su catolicismo. Pero, antes de entrar en materia, juzgó conve-

niente explayarse relatando las dificultades con que tropezó

antes de reinar,

que Pelayo

y también

lo fundara,

los orígenes

ciñendo luego

de su reino, desde

la relación

de su incre-

mento y vicisitudes sucesivas a los reyes progenitores Emperador, por ambas ramas, de madre y de padre.

del

Este programa sólo en una parte exigua resulta cumplido. Quizá la

defecto

la

muerte

le

impidió rematarlo, explicando este

escasa divulgación que tuvo en lo antiguo

de suerte que

la

historia

el libro;

de Alfonso, su héroe, desde que

muerto Sancho y preso García, hermanos suyos, recibió íntegra la herencia paterna, no sólo falta en el códice príncipe, sino que aun otras historias, que sobre su relato se fraguaron

en breve plazo, ningún indicio descubren de haber sabido

más de dicho rey por

este conducto.

hecha ofrece, a su

un

vez,

corte,

Añádase que

probando que

el

la

parte

asunto se

acometió por dos lugares independientemente y que términos de enlace.

faltan


VI

El primer trozo comprende desde

muerte de Ordoño

II,

relatando, sobre todo

que aparecían como desconocidos; es narraciones de Sebastián,

lab

segundo trozo empieza con sobre copia exacta y,

al

lo

el

al final,

la

hechos

separándose de

decir,

Albeldense y Sampiro. El

texto de este último cronista,

el

parecer, completa, siguiendo luego

con amplificaciones respecto Alfonso V, tras de

principio hasta

el

de Almanzor, Bermudo

que viene

el relato

de

II

y

progenie

la

masculina del Emperador e historia del rey Fernando, su padre.

Contiénense aquí, pues, dos tratados;

bosquejo e incompleto, y

la

el principal,

coma

crónica obra de Sampiro, según

testimonio de Pelayo de Oviedo, aunque bajo redacción diferente de la que éste incluyó en su libro, sin interpolaciones

más

larga,

Como dada

puesto que llega hasta 999, reinando Alfonso

ella será

al Sr.

tema de otra publicación los otros

encomen-

especial,

dos fragmentos, parte original del

conviene observar su discrepancia respecto de

nicas, su carácter crítico

y

pujos

filosófico, sus

una palabra, su clasicismo, volviendo a ricas

V ya.

Artigas, pásase aquí por alto su estudio.

Ciñéndonos a libro,

y

las

las cró-

en

literarios;

tendencias histó-

de siglos más cultos. Merece, por tanto, reputarse de

novedad su concepción, como uno de conocidos de renacimiento

literario

los

ejemplos primeros

sobre modelos romanos

y sobre Salustio en especial, según veremos. No es la obra de un erudito, como Pelayo de Oviedo, ni la de un ingenuo y ordenado narrador, como Sampiro, sino hace obra

bella,

efecto expositivo, saje

ya de

se

recrea escribiendo

dando cabida

edificios;

acentos dramáticos,

la

la

y

se

la

literato:

él

preocupa del

a descripciones,

en ciertos episodios

como en

de un

ya de

pai-

narración toma

muerte de Sancho,

las bata-


VII

lias

de Gormaz y Atapuerca y, sobre todo,

Fernando, verdadero modelo de patética evocación; además,

de

razona

él

la

muerte

de

y, a la vez, sobria

moraliza, inquiere las causas

de un credo providencialista, conforme

los hechos, a base

con

y

la

tradición agustiniana, y, sobre la trascendencia política

de los sucesos, erige valores pasionales, que dan color y matices a sus disquisiciones históricas.

Entre

y

ello

lo

resulta diferencia en

de Pelayo, escrito algo después quizá,

que

la

obra de este último es una com-

como verdadera historia general, pero desmereciendo mucho ^s amplificaciones, así por la barbarie de estilo como por falsedades, consejas y errores pilación de crónicas enlazadas,

conocidos en

lo

que fué su especialidad:

óbitos de reyes. Sin embargo, aun

las

la historia

genealogías y Silense admite

ascendencias nada probables y registra episodios de carácter pelagiano,

como

el

de

la

cruz Angélica

y aparición de San-

tiago al peregrino, acogidos quizá sobre tradiciones vulgares.

Otro prodigio,

el

de Covadonga, pende todo de relatos más

antiguos.

Esta mezcla de dotes contradictorias, o sea desequilibrio entre un ideal histórico lo aplicaba,

dejan

riencia social vicios ello

las

condiciones personales de quien

descubierto faltas de crítica y de expe-

en nuestro autor, que no sabía reconocer sino

y virtudes personales como impulsores

históricos;

mas

solamente juzgando sucesos remotos y sobre criterio

ajeno. le

al

y

En

lo

más próximo,

si

y honrado no verdad que suele dis-

su natural recto

consintió callar culpas, también es

culpar sus móviles, mostrándose benévolo

y

ligado a las con-

veniencias sociales; no precisamente a las dinásticas, porque

aun los musulmanes

le

merecieron alguna consideración.

Por esto mismo es notable

la insistencia

con que motejó


VIII

a los francos, negando veracidad a sus crónicas sobre una

ayuda

empresa de nuestra reconquista, y tildándolos de venales, de sibaritas y aun casi de cobardes. eficaz

de

ellos

en

la

más

Cierto es, desde luego, que los analistas francos, aun los

Carlomagno conquistas en España

juiciosos, atribuyeron a

que nunca poseyó, insinuándose primero en forma algo ambigua y precisándolas a capricho luego (i), hasta dar en la explosión de falsedades, a base de un dominio de Carlos en

España, que constituyen

de nuestra

historia.

Las protestas de su autor no eran, pues,

infundadas; mas, sabiendo la corte

crónica de Turpín, casi coetánea

la

el influjo

que

lo francés alcanzó

de Alfonso VI, estos reproches tienen cierto

aire

en

de

vindicación nacionalista, quizá contra un posible espíritu de

superioridad que los cluniacenses y otros advenedizos desplegaran, a título de proteccionismo, ante nosotros.

Otra característica suya es

la

tendencia

pando conceptos extraños, según iremos viendo, de que

la

jes,

cabe reputarla degenerada en mero

usur-

al plagio,

suerte

realidad histórica, lejos de garantizarse en tales pasa-

como cuando

aplica a

Fernando

lo

que

literario,

artificio

siglos atrás venía di-

cho de Carlomagno por sus cronistas, o cuando vemos ladados gurta.

al siglo

XI

rasgos

y

episodios de Catilina

Son procedimientos que traspasan

la

tras-

y de Yu-

raya de

las apor-

(i) Dice Eginhardo, en su Vita Karoli Magni, núm. XV: «Ipse per bella memorata primo Aquitaniam et Wasconiam totumque Pyrenaei montís iugum, et usque ad Hiberum amnem, qui apud Navarros ortus et fertilissimos Hispaniae agros secans, sub Dertosae civitatis moenia Baleárico mari miscetur; deinde Italiam totam... in deditionem suscepit.» La crónica de San Benigno de Dijón, interpolando lo de Eginhardo, dice que conquistó Carlos «Pampilona, Osea, Barsilona atque Gerunda», inspirándose en esta frase de los Annales Petaviani: «Adquisivit civitatem Pampalona. Deinde accepit obsides in Hispània de civi-

tatibus Abitauri atcjue Ebilarbii,

non

et

quorum vocabulum

Gerunda.» Véase adelante, pág. XI.

est

Osca

et

Barzelona nec-

*


IX

taciones sobre que

como

el

historiador actúa; pero, en cambio, valen

indicio de su acción personal en cada pasaje del libro,

que se redactó íntegramente por una de Sampiro, contra Fuentes.

mente tes

que algunos

lo

— Historiándose

sola persona, excepto lo

críticos habían juzgado.

en este libro sucesos

relativa-

lejanos respecto del autor, conviene indagar las fuen-

donde

se beneficiase, para juzgar del crédito

que sus no-

merecen.

ticias

Las

citas

expresas redúcense a textos de

la

Sagrada Es-

critura, a santos

padres comentaristas del libro de los Reyes,

sin nombrarlos,

donde

el

ras para su trabajo (7.3) lense, respecto

arrianismo

(4.13),

dole

y

(l);

a la Chronica

de Isidoro Hispa-

de Constantino y su postrema caída en

(3.17J;

sito del martirio

autor recogió sentencias orientado-

el

a Gregorio, papa, en sus Diálogos^ a propó-

de Hermenegildo y conversión de Recaredo

a Isidoro, otra vez, pero erróneamente, atribuyén-

el libro

sobre

la

rebelión de Pablo contra

autor es Julián Toledano

Vamba, cuyo

(^6.9).

La aportación tomada de Gregorio

llega a ser literal,

como

se observa en el siguiente cotejo de textos:

Gregorio

SlLEXSE

Post cuius mortem Recharedus rex non patrem perfidum,

dus rex, non patrem perfidum

sed fratrem martyrem sequens,

sed

ab Arrianaehaereseospravitate conversus est... verae fidei prae-

quens,

dicator factus lib. III,

est.

{Dialogar,

Post cuius mortem Recarefratris martiris vestigia se-

predicator veritatis

factus, insaniam arrianorum abhorrens omnino extirpavit. (4.0)

XXXI.)

(i) Ésta y las sucesivas citas de nuestra historia, hechas en igual forma, corresponden a páginas y líneas del texto de ella publicado en el Centro de Estu<J¡os Históricos, por el Sr. Santos Coco: Madrid, 1919.


Además, aunque no pasaje relativo a

la

se declare, resulta eyidente

Narbona bajo Recaredo

rebelión de

tomó de Pablo Emeritense en

se

que

el

(4.20)

esto que sigue:

tempestate apud Galliarum eximiam urbem Narbonam huiuscemodi contra fidem catholicam diabolus excitavit seditionem... Duo denique comités inclyti licet opibus et nobiles

Ea

igitur

genere, profani tamen mentibus et ignobiles moribus, Granista

una cum ariano episcopo nomine Athamultitudinem francorum in Gallias introduxerunt, quatenus vi pravitatem arianae partis vindicarent, et si fieri potuisset regnum viro catholico Reccaredo praeriperent. Interim per idem tempus innumerabilem clericorum religiosorum et omnium catholicorum interficientes multitudinem immensam fecerunt stragem. {España sagrada^ t. XIII, pág. 381.)

videlicet et Wildigernus, locus...

Luego, concluye

la

narración

copiando, textualmente

(5-i6)

en parte, esta cláusula de Isidoro Hispalense: «Residua vero exercitus pars praeter

gum

spem

in

fugam

versa, gothis post ter-

insequentibus, usque in regni sui finibus caesa est,»

[Hist. goth.,

Pero

el

de nuestra

sub aera Ó24.)

texto que en lo sucesivo se trasluce más, a través historia, es el

publicado por

en 1910, con nombre de Seudo-Sebastián sobre tante

él

(l).

Parece que

se fraguó lo relativo a la rebelión de Pablo,

la cita

que

lo

Barrau-Dihigo

el Sr.

de Isidoro, que

se relata

de Vitiza,

allí

se consigna. Del

casi íntegro; lo el

Alfonso

así

Casto, en gran parte,

y

mismo penden:

de fovadonga, en

Católico, de Froila,

absoluto; las historias de Alfonso el

no obs-

también

las

de

de Ramiro

y Ordoño. Transcribir paralelamente ambos textos resultaría demasiado largo, y no es difícil para cualquiera comprobar la (i)

inédite du Pseudo-Sébastien de Salamanque», Revue XXIII, pág. 235. Repetido por el P. García Villada, en la Crónica

«Une rédaction

hispanique^

t.

de Alfonso /I/,

2.^

redacción, pág, 99.

41


XI

paridad de datos y locuciones que

ralmente se disminuye

yendo en

la

cotejo descubre. Gene-

cantidad de información, pero dilu-

más redondeada

frase

el

la copia; se

dan valoraciones,

se moraliza, se inducen motivos; en fin, se pinta el cuadro a

como

gusto de los ideales que eL autor acariciaba,

modernos que pasan por buenos. Algu-

tantos historiadores

nas ligerezas resultan tiza

a

tantos y

menos perdonables, como achacar a Vi-

maldades con Teodefredo que cometió Egica, confundir

Munuza con Muza, y

a Carlos el

Calvo, con Carlomagno,

relacionándolo con Muza, rey de los Benicasi.

hoy como primordial y obra de Sebastián o de Alfonso el Magno, con error que La

otra crónica, reputada hasta

aparte estudiaremos, no dejó rastro en

la

como tampoco

bien algunos datos

coinciden con

dense

la ella;

crónica de Albelda,

en cambio,

nómina

la

debió servir para ajustar

(l)

si

la

historia Silense,

Ro-

real del códice

cronología de

Froila,.

Ramiro y Ordoño. Otro pasaje,

más acreditadas

el

de Roncesvalles, proviene de

francesas, a saber: la Vita Karoli

Eginhardo, y los Ajínales, atribuidos

al

las

fuentes

Magni, por

mismo. Estas dos

obras fueron explotadas ampliamente por nuestro historiador,,

como

adelante veremos, y tuvieron virtud para caldear sus

amores nacionales, protestando contra un imperialismo de

pluma

franco, según va dicho.

justicia

en motejar

cisamente cretando

densa

(i)

los

le

al

debía

al la

Mas también hay

algo de in-

gran historiador carolingio, cuando preorientación

punto histórico,

la

y

el aire

de su

narración aludida (l6.

5 )

dos textos franceses, poniendo en términos,

Academia de

la Historia:

colección

Abad

y Lasierra,

t.

Con-

libro.

\'II.

con-

al

pa-


XII

recer, justos el alcance del hecho. Helos aquí a la letra, en

cuanto pasaron

al relato

«^Cum enim

^ |

español:

per continuos triginta tres annos

cum

siduo ac pene continuo

saxonibus bello certaretur,

^

as-

*

ve-

|

]

nit...

ad regis pr^esentiam de Hispània saracenus quidam no-

mine

Ibinalarabi,

cum alus saracenis sociis suis, dedens se ac ^ Tune quibus eum rex saracenorum praefecerat...

civitates,

|

rex persuasione praedicti saraceni spem capiendarum quarun-

dam

Hispània civitatum haud frustra concipiens, congre-

in

gato exercitu profectus

num

est;

Pyrenei iugo, primo

superatoque in regione vasco-

Pampelonem navarrorum oppidum

aggressus, in deditionem accepit. Inde Iberum trajiciens,

Caesaraugustam praecipuam illarum partium

tatem accèssit;

quosque

lonem

amnem vado

alii

civi-

acceptisque, quos Ibinalarabi et Abithaur,

quidam saraceni obtulerunt, obsidibus, Pampe-

rtvertitur. Cuius

muros, ne rebellare posset, ad solum

usqúe destruxit; ac regredi statuens, Pyrenei saltum ingressus

^

est.

Ómnibus quae

adierat oppidis atque castellis in

I

deditionem susceptis, salvo praeter

quod

parumper

in

in

et

incolumi exercitu revertitur;

ipso Pyrenaei iugo wasconicam perfidiam

redeündo contigit

experiri.

Nam cum

agmine

longo, ut loci et angustiarum situs penoittebat, porrectus iret exercitus,

wascones

in

summi montis

vértice positis insidiis,

extreman! impedimentorum partem,

et

.

eos, qui novissimi

agnimis incedentes, subsidio praecedentes tuebantur, desuper incursantes, in subjectam valíem dejiciunt; consertoque €is praelio,

usque ad

unum omnes

interficiunt;

cum

ac direptis

impedimentis, noctis beneficio, quae iam instabat, protecti,

summa cum

celeritate in diversa disperguntur... In

Eggihardus regiae palatii et

mensae

praepositus,

Rotlandus Brittannici

quo

praelio

Anselmus comes

limitis praefectus,

cum

alus

i


XIII

compluribus interficiuntur. Ñeque hoc factum ad praesens vindicare poterat; quia hostis re perpétrala

ita

dispersus est^

ne fama quidem remaneret, ubinam gentium quaeri potuis-

ut

set» (l).

Añade

el

texto Silense por cuenta propia

Abderrahman exactamente,

la

el

nombre de

acogida de los pamploneses

y

La alusión

a

llamar navarros a los protagonistas de

la batalla.

las

termas de Aquisgrán, basada en otro pasaje de Eginhar-

do

{2)y

más que calumniosa parecería

un estado de opinión suscitado por

que determinó

Más

la

ridicula

el

si

no

reflejase

desastre de Sacralias»

prohibición de los baños por Alfonso

VI

(3).

adelante (30.20)» cuando se motejan las citas de comidas

cortesanas, alúdese

al

dato, siempre consignado en

dichos

Anuales^ de los sitios donde Carlos celebraba anualmente las

pascuas de Navidad y Resurrección: tampoco era cosa de enfadarse por ello; y, desde luego,

el

apasionamiento de mala

contra Carlos no es disimulable sino ante

fe

el

estrecho y po-

bre criterio habitual de nuestro historiador.

De

fuentes para nosotros desconocidas proceden algunos

pasajes importantes. Así, sólo coincide

otro tanto se

con

el

la relación

retrato moral

árabe del Ajbar

diga de su aventura con

demás, relativo a

Los trozos

(i)

res,

t.

5,

i,

2, 3

de Julián.

la hija

y Lo

(4),

y

más amplia, y va de

y 6 corresponden a la Viia Karoli, párrafos VII y IX; "j"]^ y 778. En Bouquet. Rerum Gallicarum scripto-

a los Anuales, años

V.

(2)"

Vita Karoli, párrafo

(3)

«Perquisivit

XXII. autem rex Adefon-^us a sapientibus, quare

poterant laborem exercitus tolerare. balneis dediti, et

admodum

delicati.

milites variis exercitus insudare.» (4)

Machmua

conquista musulmana, sus móviles

la

proceso, constituye la versión norteña

los 4 y

de Rodrigo, que

sui milites non Responsumque st illi: quia eo quod erant Tune rex ferit baln'^a sui regni destrui, et •

Lucas Tudense, pág.

Edición de Lafuente Alcántara, pág.

19.

102,

5.


XIV

acuerdo

casi

toda con los textos árabes fidedignos, probando

una común fuente de origen. Los principios del reino de Pamplona (62.22), aunque relatados con cierta originalidad, resultan miserables en cuanto a nombres, puesto que,

dar

la

ascendencia paterna de Alfonso VI, no se pasa de García

II,

al

haciéndolo descendiente del duque Pedro de Cantabria, con-

suegro de Pelayo, contra todo

que sabemos. Además,

lo

dese a Sancho Garcés y a García

I,

alú-

su hijo, con fechas quizá

exactas consignadas en notas marginales (47

y

48)

(l).

Nuestro historiador no alcanzaba novedades sobre sucesos

mas

de topografía respecto dé Covadonga, y también de Oviedo, puesto que habla del Arca santa, de la asturianos;

capilla

de santa Leocadia y Cámara de

rey Casto (24.17), y de

Ramiro

(29.18),

si

3 ),

muy dado

y hasta

(33-19 a 41.4) van

y pruébase que ello,

la iglesia

por cuanto Pelayo,

a prodigios, no lo incluyó en su crónica.

Los hechos de Alfonso

batalla

la

se desecha la inminencia del desenlace, tiene aspec-

de Oviedo no reconoció milagro en

historia,

de Naranco, erigidas^-gor

bajo relato quizá fidedigno

to de tradición recogida oralmente;

su obispo,

obras del

que describe perfectamente. El origen de

cruz de los Angeles (25. natural,

las iglesias

las reliquias,

Magno, García y Ordoño

el

II

tomando amplitud progresiva en nuestra

con independencia de

las

otras crónicas, hasta la

de Gormaz, faltando noticias de dos tercios del reinado

de Ordoño, en que sólo se cosecharon desastres. Parece verosímil, pues,

resada;

que

el relato

provenga de fuente coetánea e

y como precisamente

el

inte-

texto del Seudo-Sebastián

anuncia en su epígrafe que abarcaba hasta tiempos de dicho

XXXXV

(i) Los años que reinó este García deben ser para que el cómputo resulte exacto. La fecha de la pág. 63, línea 17, realmente no corresponde al texto, sino a las notas marginales aludidas, y debería leerse MXXXVIII,


XV rey, a la sazón vivo, resulta presumible

hoy perdida y

ción seguramente,

reyes

— diese materiales

de nuevo, por alusiones

Sigue

la

con

a

definitivo

de

e identidad

certidumbre,

el

adi-

mismos

al Sr.

estilo

y de comprobación

crónica de Sampiro hasta principiar

la historia

los

refundiese, redactándolo

él la

Almanzor

a

argumento es

Alfonso V. Débese el final

referente

final

a nuestro historiador para su relato;

mas no cabe duda sobre que plagios: este

que la parte

y de fácil.

reinado de

el

Blázquez haber vindicado por suyo

de Bermudo

elogio de este rey,

II,

según

lo

acreditan con

cuyo notario fué precisa-

mente Sampiro, y las frases copiadas de ello por Pelayo de Oviedo (58.1,2; 20 a 23)- Aquí nuestro autor no parece haber puesto mano, manteniéndose

como

Jbdavía podemos comprobar el relato

cosa ajena en su libro.

la

fuente de que proviene

amplísimo del descubrimiento y traída

a

León

del

cuerpo de san Isidoro. Su original, como actas, consérvase, escrito en letra

un códice con

mozárabe de

fines del siglo XI, a lo último

el Scintillaruvi

Biblioteca Nacional

(l),

de

Bolandos para publicarla,

cero

hubo quizá en

en 1590 con toda Sandoval

(3),

de Alvaro, que hay en

la

transcripción va por apéndice de

y su

este volumen; otro ejemplar, los

liber

de

la

Catedral de Toledo, sirvió a

y un termonasterio de Sahagún, que ardió

el

la librería,

siguiéndole

allí

si

bien incompleta

(2),

según cierto pasaje copiado por estos versos:

Hispalis Isidoro dives urbs ditata patrono, qui conspicuam doctrinis fecit et altam,

hunc Legio, sed habet,

colit et

veneratur honore.

(i) Ms. 112. f. 105 V. Lo publicó Flórez en la España Sagrada, t. ix. pág. 370, con algunas incorrecciones. Citadas y acotadas sus variantes por Flórez en el lugar arriba dicho y (2)

pág, 206. (3)

Fundaciones: Sahagtin,

f.

70.

^


XVI

No

solamente coincide en

nuestra historia, sino que su estilo

Olimpo se

sol

occubuerat»

(95-24)

comenta a grandes rasgos

inspiraron repetidas veces

gúese por

el

al

dicho relato con

lo sustancial

la

y dejos

— «emenso

clásicos

y aun su preámbulo, dondecalamitosa invasión agarena,

autor de la historia Silense. Juz-

siguiente cotejo:

Silense

Actas Quia (Rudericus) rex... vitiorum se dominio mancipaverat... omnis exercitus (gotorum) fe re a d internitionem usque gladio deletus est... Qui quantas cedes quantasque strages nostrorum dederint, testantur eversa castra et antiquarum

...

Suo dominio mancipave-

Omnesque... gotousque ad interemptionem gladii pervenere (15.15). Qui nimirum quantas runt

rum

(15.18)-

milites... fere

cedes

rum sa

christiano-

quantasve...

strages

fecerint...

sub ver-

menia...

(15.21)-

civitatum

urbium diruta menia. Ea tempestate omnis Yspania luxit...

Eadem vero tempestatein Yspa-

thesauros ecclesiarum direptos,

congesti

omnes

funditus direpti sunt,

Íncolas ferro flama

consumptos.

Tándem

fame

pietas

illa

que... flagellando misericorditer

corrigere...

Qualiter autem... divina ma-

nus pro nostris pugnaverit...

regnum gotice gentis, semsim

nia omnis divinus cultus periit...

dem

ecclesiarum thesauri

divina pietas...

tam Yspaniam fame attritam

ferro (15

cum

tán-

Toflamma et

(61.10).

17).

Qualiter

divina pietas, que percutit et sanat, velut ex rediviva radice

virgultum,

gentem gotorum...

atque paulatim cepit veluti virgultum ex rediviva radice puUulare

populare fecerit (17.16)- Qualiter divina virtus pro christianis dimicaverit (20.3). Auro argento

auro et gemmis librisque ornarunt

lapidibusque pretiosis ac sacre legis libris ornare (22 ig). Ex

...

Ex quorum

illustri

prosapia

emersit vir clarissimus Fredinandus Sancii regis filius

quorum

stirpe

Fredinandus

Sancii Cantabriensis regis

uxorem

ducens... (59-3)^

filius

^^^

non est nostra intentio evolvere quantam et quam crebram

est intentio... evolvere quanta

perniciem... (93.^5 a 94.31).

(86.0).

et

quam

crebra miracula...


,

XVII

El

documento en cuestión de

los maitines

pues no sólo

al

lecciones, sino

10 de

las

fiesta respectiva, esení^ialmente leonesa,

la

margen

latar aquella

ya muerto

ocho

se distribuye su contexto en

que expresa celebrarse anualmente,

kalendas de enero,

dedicación de

fué redactado para leerse en

la

conmemoración

la basílica real leonesa.

hodie^ día

del suceso

Su autor había oído

expedición a sus protagonistas,

y

lo

y

re-

consignaba

rey Fernando, «qui sceptra regni possedit», o

el

sea después de 1065.

Pudiera sospecharse que dicha narración y

la

Silense fue-

ran obra de uno mismo; mas, aparte diferencias de estilo

no aparecer en aquélla

aunque

los plagios consabidos,

gunas ideas y frases tomadas del Seudo-Sebastián

mento decisivo en contra ver que, donde tamen qui

«Hec ab la

qui audiere

illis

me

interfuere

me

illis

— «Mira

recoló audivisse» (97.14 98.7)

monio: «Stupenda loquor, ab

«Hec ab

una

la

el

tamen qui

hiis

lo-

reminiscor audisse».

Silense no pasa de alegar indirectamente

lata.»

sí al-

es argu-

autor de

el

declara que le informaron testigos presenciales quar, ab his

,

y

mismo

testi-

interfuere pro-

sunt nota, qui presentialiter se audisse

testati sunt.» (84.14, 85.12).

Quedan como 61.24),

partes originales: lo de

^^^ breve noticia de Bermudo

ciéndole hijo de

Ordoño

ya rechazada por Dozy Alfonso V;

lo

tre sus hijos

ÍI,

Almanzor

algq laudatoria y ha-

el

Ciego y nieto de

(l);

luego, un elogio

que sigue de Sancho

y con Bermudo

III,

el

y,

Mayor;

por

(59-6 a

F<"OÍla II,

cosa

más amplio de

las

discordias en-

fin, la histoj-ia

de Fer-

nando y Sancha. Lo primero, con pormenores interesantes respecto del gran caudillo andaluz, su esplendidez y hábitos

(i)

Recherches, 3.* edición;

I,

99.


XVIII

justicieros, lo sabía el autor

paterno relatu didicimus»

por testimonio de su padre: «ut

(60.7); lo

demás, que corresponde

XI, podría serle notorio por tradición aun más directa,

al siglo

y seguramente

por abundar en aquellos

lo redactó él todo,

Compréndese aquí

plagios que vienen a constituir su firma. el

sueño del peregrino griego, a quien Santiago revela que

marchaba sobre niveo caballo ves de

la sitiada

Fernando

a entregar a

Coímbra, primer jalón de

las lla-

leyenda caballe-

la

mismo episodio

resca del Apóstol y que, sin embargo, este

acredita de cosa vieja ya entre el vulgo (75-8)- Sobre todo ello

apenas queda más testimonio que ria;

el relato

y respecto de Sancho y Alfonso VI,

lo

de nuestra

histo-

poco que enseña

quizá sea lo único, limpio de interesadas ficciones, a que de-

bamos

atenernos.

Método. defectuoso;

mos en

—Están conformes mas quiza no

los críticos en

lo sea tanto

como

condenarlo por

parece,

si

toma-

cuenta que nuestra historia no es una crónica, ni

sucesión de hechos, a base de tiempo y lugar, fué guía

la

fijo

para su autor; sino que sigue un método restringido, llamé-

mosle, con perdón,

sobre

el

filosófico,

si

se quiere, impresionista,

hecho de que su mentalidad de

no concebía planes sostenidos llevar

o

ni

de rigor

por sus ideas del momento, por

sos que se

le

ponían delante, y

así

literato,

de

artista,

científico.

Dejábase

de

los suce-

la virtud

procedía yendo y vinien-

do, pero siempre dentro de un programa razonable o, cuando

menos, razonado.

Al comienzo, apenas hecho notar vado en España por justicia divina

hombres. institución

la

real

vacío histórico moti-

barbarie musulmana, habíanos de

y sus remedios para

Como

el

la

dirigir hacia el bien a los

aplicación de esta doctrina, enseña que la

motivó

el

culto del

hombre y

la idolatría,


XIX

echando sobre

pueblos castigos providenciales; y acredita

los

con ejemplos que

ni

antes ni después del cristianismo los re-

yes merecieron sino vituperios, hasta Recaredo. La maldad se refugia luego en los francos, enemigos del catolicismo es" pañol, triunfante los

al

cabo; pero con Vitiza

la

pecados de éste atraen sobre España a

videncia tuvo que apelar

suerte cambia,

los

moros:

la

y

Pro-

más duro de sus recursos para

al

salvarla.

Llegando aquí

exponer

el

el

que aun estaba

autor, advertiría

tema, y suspende

el

relato.

persona, estudios y deseo de historiar

sin

Declara entonces su

al

emperador Alfonso,

dechado de reyes, y entra en materia contando sus trabajos antes de alcanzar el trono. Respecto de lo posterior, cree conveniente, antes de abordarlo, relatar los orígenes del reino.

Vuelve, pues, sobre Vitiza y Rodrigo, sus pecados, vasión agarena

y desastre de

la

la in-

cristiandad española. Tropieza

luego con los francos otra vez; ellos se arrogaban méritos en la

reconquista nacional, y nuestro autor lo rebate, poniendo

en su punto

la

expedición de Carlos, que remató con el des"

calabro de Roncesvalles, nunca vengado. Relata después los principios de reconquista en Covadonga, insistiendo sobre

protección divina que. decidió la

el triunfo,

acción directiva de los godos. Alfonso

tado

y con el

él

se

la

reanuda

Católico, presen-

como descendiente de Recaredo y

ascendiente de Al-

clave del por qué

nuestro autor hizo,

fonso VI, nos da arrancar de

él

la

sus optimismos históricos; además, con Froila

y Alfonso el Casto, nos ofrece la reparación de los desafueros de Vitiza y exaltación del culto cristiano. Pero como este Alfonso no dejó sucesión, tiene que retroceder otra vez a Froila,

hermano

del primer Alfonso, con

Ramiro, nieto. Si nunca habla de

Bermudo, su

Fáfila, Silo,

hijo,

y

Mauregato

y


XX Aurelio es porque no exaltación nacional. el

Magno y Ordoño

daban materia de g^enealogía

le

de

ni

En cambio, Ramiro, Ordoño, Alfonsa consolidan

TI

excelencia de

la

la

estirpe

con sus triunfos y piedad.

¿Qué ocurrió

nuestro historiador cuando llegaba a Froila,

a

último hijo de Alfonso

Lo procedente,

obra.^

el

S'

Magno?

gún

;Falta aquí

al

eximían de inculpaciones graves. Para

unos cuantos párrafos de

que

dejara sin hacer, metiendo

pista,

a

cuando

mal advertido,

palmaba con

esto

relatar

va-

gusto de nuestro autor; mas es posible

refundidos

referencia para

II,.

crónica de Sampiro (49.7 a

la

53-22)1

lo

Ramiro

trono, y de

cuyas victorias y fund-íciones piad>sas no

rival triunfador,

lían

de

plan, era hablar de aquél,

el

sus hijos, pretendientes desgraciados

le

un trozo de su

la

llegase

el

allí

la

caso;

copió toda sin

lo anterior ni

con

crónica íntegra o su

y luego, fijarse

el

primer co-

en que no

em-

lo siguiente (4I.5 a SQ-j)- f^ié

suerte buena.

El hilo vuelve a cogerse, previa una frase de ligazón, que

como programa de

vale

lo

sucesivo. (59-4 a

Mas ahora no

e)-

eran glorias lo que procedía recalcar bien, sino un nuevo azote, el

de Almanzor, que los pecados de

provocaron, con aniquilación otra vez de

empresa de restaurar luego el

historiador, a otra

las

rama de

\o

últimos reyes

conquistado. La

reino quedaba reservada, según la

dinastía,

no contaminada por

culpas de los anteriores reyes; y presenta a

como descendiente de del

el

los

Froila

II,

B rmudo

II,

y luego a Alfonso V, abuelo

Emperador, concluyendo

así la estirpe mat-erna.

Entra después a relatar

paterna con los oríj^enes de Na-

la

varra y sus reyes, a quienes da otra rama, o sea el

el

mismo progenitor que

a

la

duque de Cantabria, Pedro, descendiente

de Recaredo. Pronto

llega

a

tratar

de Sancho

el

Mayor,


1

XXI

abuelo paterno de Alfonso, y ya el relato sigue todo encadenado hasta la muerte de Fernando, con que remata.

Tiempo

Sobre

toria?

— ¿Cuándo y dónde se escribió esta his-

y lugar. lo

primero acusa un límite máximo

cuando declara terminada ya lo

que

fué en junio

después de

1

18,

la

ella

misma,

vida mortal de Alfonso

(7-9))

de I109. Aun- quizá puede alargarse hasta

porque aludiendo a Pascual

este año, habla de su pontificado

postea effectus papa»

(ll.ig).

como de

II,

que murió en

cosa pretérita: «qui

Este indicio no es concluyente,

pero todo hace creer que alrededor de aquellas fechas se

es-

cribiría el libro.

Lo segundo

resulta

más

de

sencillo

inquirir:

Su informa-

ción moderna es bastante amplia;

el

desarrollo de los sucesos,

bastante ponderado; seguramente

el

autor estuvo en Asturias,

cuando tan buena cuenta da de aquéllo;

mún

parece que también

bra es algo singular cil

la

le

Toledo de Alma-

la

reveló interioridades; sobre Coim-

mención amplia que

hizo de su algua-

Sisnando; para Santiago hay rasgos de veneración salien-

tes;

mas con todo, León sobrepuja

lijidad

a los

de informaciones, alcanzando

daño de Sahagún.

Y

puesto que

el

demás

ellas al

sitios

en pro-

monasterio

ale-

autor trató a Urraca,

la

hermana de Alfonso VI, personalmente, hasta lograr experiencia de sus dotfs morales

León devotamente junto

(l l.i),

al

hubo de

ser viviendo ella en

sepulcro de san Isidoro, donde

murió en lioi. Téngase en cuenta sobre esto que príncipe es de origen leonés,

mente

las

la

del Tudense.

indicios: el primero,

Cirot, se

lo

códice

son precisa-

dos crónicas que nuestra historia copiaron, o sea

Miscelánea y

dos

como también

el

A igual

la

conclusión llevan otros

aducido con excesivas reservas por

da cuando, refiriéndose a León,

dice:

«huiuscemodi

regie urbis» (81.13), P^^s la primera palabra ha de tomarse en


XXII

sentido de lugar presente, ésta, en vez de huiusce que emplea la

Miscelánea, según lo connprueban los

emplea

ella se

(18.20J 36.5).

demás

pasajes en

El segundo aun es más terminan-

con decir que Fernando reconstruyó esta

te,

Isidoro--«hanc

quam

dando margen

a creer

iglesia

de san

noviter construxerat ecclesiam» (Sy.ig)-^

que no sólo se escribía

sino precisamente en la iglesia real de

Aun puede

que

San

en León,

ello

Isidro.

asegurarse que Castilla nada tiene que ver ní

con nuestro autor

ni

con su

libro.

En tiempo como

aquél de

apasionada rivalidad entre leoneses y castellanos, cuando estos últimos

quedaban privados de rey por culpas de Alfonso

y de Urraca, tituyera en

execrar

la

es harto inverosímil

que un castellano

su panegirista, mientras no tenía palabras para

muerte alevosa de Sancho, su hermano,

daba de García,

el

ellos

ni se acor-

joven conde, a quien asesinaron leoneses

en provecho de Fernando,

ganada por

se cons-

ni

personaje castellano ni batalla

obtuvo mención, por ejemplo

y

Golpejar, tan críticas para Alfonso.

la

lucha que Fernando

y su cuñado

En

el

las

de Lantada

contrario, refírienda

leonés

Bermudo

sostu-

vieron, todas las simpatías del narrador, todos sus elogios son

para

el

segundo.

observaciones llévannos a

guar quién fuese

el

de su carrera,

declaró

fesó

la

de monje en

sabemos

como

si

el

autor.

Su condición, él

menos

Domus seminis

avanzó en jerarquía, naas

la inicial

ello

es

{7.2).

probable

No si,

parece, cambió de residencia; pues de lo contiario, a tal

declaración, a

parece injustificable. Desde luego, en imposible obtener

tratar

a lo

punto de averi-

mismo: siendo adolescente pro-

cenobio llamado

seguir en su monasterio,

ría

^

.

Autor. — Estas

la

el

modo de

noticia,

medio cenobítico

se-

amplitud de noticias que requería

de asuntos contemporáneos; y

si

el

monje, meditando


XXIII

en

la

soledad

y

dor, es natural

el

estudio, se creyó con vocación de historia-

que luego buscase

y especialmente

del rey, fautor

contacto de los hombres

el

y héroe de

su proyectada em-

presa.

Veamos

soluciones dadas por otros

las

más admitida creer

historiador

al

monje de

margen del códice príncipe hay una el texto,

o sea de hacia

Domingo de

la

nasterio designado

allí

en

el

a

problema: Es

la

porque

al

Silos,

que

nota, de letra igual

mitad del siglo

como da^do

Silos,

al

XV, que

dice:

entender que éste era

texto por

Domus

Santo

el

seminis.

mo-

Se ha

buscado luego, sutilizando etimología'^, establecer que esto último y Silos casi eran nombres sinónimos, lo cual, a fuerza

de buena voluntad,

sabemos

aun de

nombre

el

que un

clásica por.

la

de

hijo

una

como de

Silos

antiguo, que era monasteiio Siliense o

ya no hay

Exsiliense, símil

sería casi admisible; pero

modo de

la

presentar a nadie

casa trocase

la

el

vero-

denominación usual y

perífrasis extravagante;

inverosimilitud de que

como

y

si

a ello se aña-

autor fuese castellano, cae por

tierra la hipótesis.

Otra expuso Floranes, saber:

que

las tales

autor puso «de

como hecho

palabras eran error

Domnis

y averiguado, a de lectura, donde el

cierto

Sanctis», designación del mónasterk)

como es sabido. Que ello fuese culpa de Pellicer, mismo asegura, resulta insostenible; habría de partir

de Sahagún, según el

el

yerro del códice príncipe, cuando menos, y ya queda

aserto sin

más

el

valor que el de una conjetura plausible, pero

no problable. En

igual caso están, la

de colacionar Séminis con

Sámanos, antiguo nombre del monasterio de Samos, que se

como también un Domnis Geittinis^ inuside Cirot, qve propone leer Domus Simeonis o

nos había ocurrido, tado,

y

Xemenis,

la


1

XXIV

Ahora

bien, desechadas tales explicaciones^ sería del caso

resolver en firme la incógnita del

Domus seminis.;

pero hemos

de confesar que esta designación es absolutamente desconocida por otro conducto, cosa bien extraña, dado

nocimiento de los

la

el

amplio co-

geografía eclesiástica en aquel período que

pergaminos suministran, y tratándose, no de un monas-

terio

de poco más o menos, sino de un cenobio, es decir, de

lugar que albergaba gran

número de monjes:

alguna región inexplorada resulta

sólo respecto ^e

ello posible.

Diversa hipótesis había formulado Pellicer

que aluden a nuestra

(i),

sustentando

historia varios escritores del siglo

XVI,

cuando hablan de una que, sobre Alfonso VI, escHbió D. Pe-

Román

dro, obispo de León, o D. Diego, según

de

la

Hi-

guera. Nicolás Antonio, sin declarar fundamento, afirma que corrió ella vertida en romance; de las citas alegadas nada

puede

inferirse,

porque no son textuales; mas, desde luego,

no responden absolutamente

al

contenido de nuestra historia;

de modo que, o ésta fué más extensa, con

el

de Alfonso VI, según su autor se proponía, o diferente. Salvada esta dificultad, quedaría

reinado entero la otra

en pie

la

a D. Pedro, insigne obispo legionense, de 1087 a

D. Diego, su sobrino, que fuertes acusaciones

le

era cosa

atribución 1

12,

o a

sucedió, no sin que mediasen

de nepotismo contra

el

primero, que

la

reina Urraca hizo pagar violentamente.

Dicha hipótesis, con relación a

la historia Silense, fué des-

echada por Flórez y por Risco, alegando una contradicción que tal vez no, existe, pues al declarar nuestro autor que él

pensó o resolvió

— statui — escribir

estando en su cenobio

(i)

(7.5),

la historia

de Alfonso VI

no dice que entonces

Anuales de la monarquía de España^ pág.

173.

ni allí lo

|


XXT realizase, y,

por consecuencia, pudo hacerlo íntegramente

al

cabo de su vida, llegase o no a ser obispo. En cambio, tiene en contra también,

fuerza,

los escritos pastorales

el

cotejo de nuestra historia con

de D. Pedro, que

le

rimador en prosa,

estilo bien diverso del

pecto del sobrino,

la

cios levísimos

que

la historia

Recojamos algunos:

Un

existir,

toria,

por

lo

sin otro

misma

(l).

Res-

la

ninguno mejor que

el

que toca

desconocido para nues.

Domus país

sfminis haya po-

musulmán, cuya

his-

mozárabes, desapareció íntegra,

a los

sobre todo en lo posterior

apoyo que los indi-

suministra.

territorio

donde

tra geografía eclesiástica,

dido

de aquélla

verosimilitud es también, por todos con-

Quedamos, pues,

ceptos, exigua.

acreditan de gran

al siglo

X. Dentro de

esta suposi-

ción cabe localizar más, hacia tierra toledana o portuguesa,

pues nuestro monje andaba' ñas realizadas por

muy

corriente de las campa-

al

y en Extremadura; conocía los antecealguacil de Coímbra, Sesnando; sabía lo

allá

dentes sevillanos del

que pasaba en Toledo, mientras Alfonso, destronado, era huésped de Almamún, y uno de

los

hechos que deseaba

his-

y toma de esta ciudad por los cristianos. más firme, y quizá congruente con el ante-

toriar era el cerco

Otro indicio

nos ofrece

se

rior,

como

al

declarar que él recibió de su padre,

va dicho, noticias sobre Almanzor, bien ajenas de las

que sus enemigos, canzar;

los cristianos libres del Norte,

como que atañen

pudieran

a su actitud en cierta batalla

al-

y a su

benevolencia con los auxiliares cristianos del ejército cordobés,

ya fuesen mozárabes, ya sujetos a

Portugal. Quizá aquéllos;

(i)

el

mas no

Véase

la

padre, o

más bien

los el

abuelo, figuró entre

a título de rebelde contra

España sagrada,

t.

XXXVI,

condes aliados de

el

Rey

ni

de aven-

páginas lxxvi y lxxxiv.


XXVI

1

turero comprado, porque en estos casos parece natural que el

monje

de mentar recuerdos de familia poco

se abstuviese

honrosos. Sobre que fuese deshonra en absoluto pelear lado de lista,

tal

caudillo, sería cuestión discutible para

ya que Almanzor

un mora-

de instrumento providencial

ejercía

medicina purificadora de

al

la cristiandad

y

corrompida.

Todavía puede abrigarse alguna esperanza de tropezar con nuestro autor; porque

si él

de León, hubo de ejercer pellanes acaso,

escribía en

allí

y *$n diplomas

la iglesia

de San Isidro

cargo palatino, prior de sus cainéditos será dable ver un

bre que hipotéticamente satisficiese para resolver

Lenguaje.

—La

historia

el

Silense corresponde

problema. al

renaci-

miento románico, según va dicho. Su latinidad no es cional; su habla

no es

la

de

las

nom-

tradi-

crónicas de siglos anteriores^

cuando aun venían arrastrándose los despojos del mundo tino.

En

viva,

y

el

Xí, los romances vulgares eran ya

el latín se

única lengua

aprendía sobre modelos antiguos, erudita

artificiosamente. Por consecuencia, su estudio

cendencia para nosotros, sino en cuanto tipos clásicos,

la

la-

y por

los atisbos

pesar, dejaban entrever

no alcanza

refleja,

y

tras-

bien o mal,

de romancismo que, a su

mal asimiladas reglas gramaticales.

El autor de nuestra historia casi fué un águila en este ejercicio;

porque no sólo tuvo léxico abundante, movimiento de

construcción, a veces excesivo,

que mantiene

cierta

y rotundidad de

frase,

sino

elevación de estilo, llegando hasta evo-

car imágenes de tono épico, por confusión de géneros literarios;

mas no olvidemos, para mantener

límite,

el

elogio en su justo

que nuestro monje tampoco pasó, como

latinista,

de

una discreta medianía y de un airoso esfuerzo. En imitar es. taba su arte, siendo probable que refleje a veces textos poéti. eos, ya

que

el Sr.

Cirot echó de ver

que su

frase

«vitam pa-


XXVII riter

cum

Eneida dit.»

sanguine fudit»

«concidit, ac multo vitam

(11.532)-

He

nimbos

namque

Domum

(22.3).

leo... (40-5).

Non

Cum

cum

(76-8).

aliter

Ut famelicus

leo

resulta verosímil,

y

Velut

labentibus

primo clarum patefecerat

cum

or-

patentibus campis armento-

vidit» (/8.24).

por

tal

lo general, el aprendizaje

sobre

ellas

cual frase suena a plagio, pero tan ve-

pasajes leídos con este propósito el

monje tuviese

obras de san Isidoro.

las

que no se logra certidumbre, a

obras de Eginhardo,

ipso

libicus

(70.24).

(72-8). Interea

español, es natural que nuestro

estilo,

Ab

miserum pecudum gregem

por base de sus estudios históricos

Realmente en

Velut a sompno

primo Titan emergeretur undis

rum turbam oblatam

lado,

fu-

Christi clipeo cui famulabatur

die dominica sol

Como buen

(20.1).

illam ut sol irradiabat (25.24).

corda perterrefecerat

viso serpente

bem

impulsos

iuvenili flore (36.18).

protectus (40. 4).

astris,

cum sanguine

la

aquí otras frases poéticas suyas: «Velut densissimos

a spiraminibus boree

surgens

proviene de este verso de

(9.14)

(l).

lo

No

menos sobre

los

de

las

así respecto

cronista de Carlomagno,

como

va di-

cho, pues ellas fueron cantera de locuciones e ideas para

nuestro autor, que explotó con descaro admirable, sobre todo

cuando trataba de expediciones según avanza

He

las

la

militares, y, progresivamente,^

narración.

concordancias, y todavía son más frases cortas, asimilaciones vagas y paralelismos de cons-

aquí

las principales

trucción que pudieran alegarse:

(i) En cambio, s** nos revela Sampiro con esta important*» adaptación, sobre Ordoño II (41.19): «Terrore advent s eius per ulsi sunt. ut confestim, quasi debita iura noscentes, lemis is talis et expeditis ad precem manibjs supplices

ci colla

submitterent,

pollice ites eius

imperaretur efficerc.» Hist. Goth.: Aera

re¿no ditionique parere,

DCLÍX.

et

quidquid


XXVIII

Eginhardo

SlLENSE

gesta silentio praeterirem.

gesta silentio preteriere.

(i.b)

(Vita Karoli, prólogo.)

impositoque capiti eius diademate, imperatorem et augustum iussit appellari. (Vit. xxx.)

Vitam

et...

ut imposito sibi diademate rex appellaretur (6.2)

domini Adevitamque eiusdem car-

statui res gestas

res gestas domni...

Karoli. ...postquam scribere ani-

fonsi...

raus

ptim perscribere. (7.5) Cum enim per xxxiii anuos... beilum cum saxonibus

tulit. (Vit. prol.)

Cum

enim...-

cum saxonibus

certaretur etc. (Vit. xi.),

bello

(Véase arriba, pág. XII.)

quarum màxima

est

protraheret. etc. (16.10 etc.)

ibi

quorum máxima copia

co-

pia. (Vit. IX.)

erat.

(19.35.)

Huius

Quibus acceptis, rex graviter commotus, congregato exerci-

A. graviter commotus," collecto

ta, (x-^nnales: 798.)

exercitu. (26.18)

Sed gens

illa

quamvis

fidens,

diu

gii

impetum exercitus resustinere non valuit.

(Añ. 789.) velut opportunam de absen-

re gis

tia

nacti

occasionem.

accepto nuntio, rex

Ceterum barbarus quanquam

belli-

cosa, in sua numerositate con-

rei

sua bellicosa numerositate

in

multimoda confideret, impetum tamen regii exercitus formidans. (26.1Q.)

nactus opportunam de absentia

Ranimiri occasionem.

(28.12.)

(An. 774.)

Inde ad W. fluvium veniens... congregatam saxonum multitudinem offendit... sed frustra; nam in prima congressione pulsi

fugatique sunt. (An. 775.)

inde ad N. fluvium veniens,

congregatam armatorum...mulsibi bellum comminantem offendit, sed frustra; nam in primo ingressu ... in futitudinem

gam

Ad quos motus comprimendos cum sibi festinandum iudicaret, strenuissimum quemque suorum secum ducens raptim in

I.

proficiscitur. (An. 776.)

vertitur. (28.1;.)

Ad

cuius vesaniam et

rem

novam comprimendam, O. rex cum sibi festinandum iudicaret, strenuissimum quemque suorum militum (Secum ducens in A...

raptim proficiscitur.

(32.-).


XXIX Cuius

-

y

nuntium. (An. 778

rei

Cuius

rei

nuntium.

(33-19).

782.)

fugientium terga insecutus... revertitur. (An. 775.) Franciam in

verum fugientium

secutus... in Legionem... revertitur

prostravit, ut

tanta eos caede

(34-21.)

...prostravit;

de innumerabili eorum multitu-

cede

dine perpauci evasisse dican-

rabili-

tur.

ad locum

francorum

copiis,

ubi congregati erant

sine dilatione profectus est; con-

cum

gressusque et

prius

Caesa

est

eos... fudit,

eis,

eadem qua dimicavit.

felicitate

eorum

infinita multi-

adunatis litum copiis,

cum

eis

cavit;

...

direptis,

duxit uxorem...

natione francam, nomine

qua du as

F.,

ex

procreavit.

filias

ad locum ubi con-

est, congressusque prospero eventu dimi-

dlxxv

tria millia

cal-

spoliisque

interfecit;

captivorum quoque maenus adductus est numerus. Inde victor in.,, reversus, duxit uxorem ex regali gotice gentis natione nomine X., ... ex qua sex

(An. 783.)

mi-

fortissimorum

profectus

deorum

F.,

(34.21-)

gregati erant sine cunctatione

tudo, spoliaque direpta: capti-

reversus in

ut de innume-

eorum multitudine per-

vorum quoque magnus abductus est numerus. Inde victor...

tanta

verum...

pauci evasisse dicantur.

(An. 783.)

adunatis...

terga ni-

filios et tres filias

genuit.

Í34-=o.)

prospero

di-

congressusque cum eis prospero eventu dimicavit; namque

nam magno

eo-

commisso equestri

commisso cum praelio, felici ac

micavit eventu;

rum numero in

eis

equestri

interlecto, ceteris

diversa fugatis, victor

reversus

est.

txactuque

prelio,

...

in-

terfecit etc. (35.2.)

ad...

(An. 784.) in

huiuscemodi

Exactoque huiuscemodi

re-

negotio quod... febre valida cor-

gni negotio, ...valida febre cor-

séptimo

reptus decubuit. Séptimo vero die postquam laborare cepit,

reptus,

decubuit...

postquam decubuit

die,

sacra

c<»mmuni()nepercepta,decessit. (Vit.

communione

perrexit in pace.

XXX.)

Saxoniam

sacra

primo arcem, in qua

petiit;

statim Ímpetu S.

et

percepta...

(36.5.)

Beticam provinciam petiit. Dein... primo Ímpetu Regel ei-


XXX praesidium

S.

pugnando

erat,

vitatem, que...

videbatur, pu-

cepit. (An. 775.)

gnando

ad quos successi贸 regni divino nutu pervenerat. Franci siquidem, facto solenniter gene-

ad O... successi贸 regni divino nutu pervenit. Omnes siqui-

rali

conveniu, ambos

constituunt. (Vit.

sibi reges

iii.)

dem

cepit. (37.5.)

facto solemniter ge-

Y...,

nerali

conventu,

mando

sibi

eum

adcla-

regem constituunt

(37.24-)

remanentibus

ea transacti

in

belli reliquiis (An. 769.)

ad remanentes transacti

belli

E... reliquias... (39.5.)

Comparatis igitur ad hoc ex omni regno suo quam validissimis copiis et commeatibus...

Comparatis

quam

igitur

ex tota M.

validissimis copiis,

commeatibus

...

datis.

et...

(29.20.)-

(An. 791.)

Adiuvabat in hoc facto wascones et... et. (Vit... ix.)

commissoque prae-

occurrit, lio,

ingenti eos caede prostra-

vit. (An.. 798.)

Tota

Adiuvabat in hoc facto barbarum, et... et... (60.4).

Commissoque

occurrit. uo...

pre-

eos ingenti cede prostra-

vit. 60.19.)

in

hoc bello H. nobili-

tas periit,

tota gloria decidit,

Eadem

vero tempestate in

Y. omnis divinus cultus

periit,

omnis pecunia et congesti ex longo tempore thesauri dire-

gesti eecclesiarum thesauri fun-

pti sunt. (Vit. XIII.)

ditus direpti sunt. 61. i6.)

est

enim locus ex opacitate

silvarum. (Vit. ix.)

omnis

eh.

gloria cecidit, con-

per colles et opaca silvarum loca. (63.6.)

Neque hoc factum ad praesens vindicare poterat,

quia...

(Vit. IX.)

neque huiusmodi factum ab hostibus vindicari nusquam poterat, quia... (63.9).

ob vota solvenda Romam... commearent. (Vit. 11.)

ob

vota solvenda

commearet.

Romam

(64.18.)

Cuius contumaciam, quia nimia videbatur, animositas regis

sera videbatur, animositas G. re-

ferre nequiverat. (Vit. xi.)

gis ferre

Liberos suos

ita censuit insti-

tuendos, ut tam

filii

primo liberalibus bus

et ipse

quam

filiae

studiis, qui-

operam dabat,

eru-

Cuius contumaciam, quia mi-

filios

non sustinens.

suos et

filias ita

(65.3.)

censuit

instruere ut primo liberalibus disciplinis,

dium

quibus et ipse stu-

dederat, erudirentur; dein


XXXI

Tum

lirentur.

cum

filios,

pri-

more

norum equos

francorum equitare, armis ac

venationibus

luim

*v

aetas

patiebatur,

enationibus exerceri ias vero...

lent, ¿id

fecit. Fi-

ne per otium torpe-

operam impenderé, atque

omnem

iussit. (Vit.

honestatem erudiri

more yspa-

ubi etas patiebatur,

cit;

sed et

cursare, armis ef

exercere fene per otium

filios

filias,

omnem

ad

torperent,

brem honestatem sit.

mulie-

erudiri

ius-

a naturali

be-

(68.„.)

XIX.)

mansuetus...

a suae naturae benignitate ac

mansuetudine.

(Vit. xx.)

nignitateetsolitapietate. (68.21.)

tanta patientia simultatcs et

simultates et fratris invidiam

ut

utcumque ferre, ita quod ne ad iracundiam quidem ab eo provocari potuisset. (68.23.)

lita

invidiam eius [fratris]

tulit,

ómnibus mirum videretur quod ne ad iracundiam quidem ab eo provocari potuisset (Vit. xviii.)

Transacto veré, circa aestatis initium rex de {)r()fectus est.

W.

movens, B.

(An. 791.)

Igitur transacto hiemali tem-

pore, estatis

initio,...

movens,

G.

P.

rex de C.

profectus

est.

(71.19.)

Ceterum per omne vitae suae tempus (Vit. XXI.) non prius incoepto

desistere,

aut semel suscepto labore ce-

deré voluit,

quam

hoc,

quod

«fficeremoliebatur, perseverantia

quadam

ac iugitate perfecto

Ceterum

peromne

F. rex

sue tempus. (72.

3

vite

.)

non prius ab incepto posse desistere,

aut semel suscepto

labori cederé,

quam hoc quod

efficere conaretur perfecto fine

concluderet. (72.5).

fine concluderet. (Vit. v.)

Cuius posset,

muros, ne rebel•laré ad solum usque de-

stiuxit. (An. 778.)

Ibi

bellum prósperos felices haberet eventus.

àc

id

(An. 791.) Comparatis... ex

[castri] ne... presidia po-

nerent, ad solum usque destruxit.

supplicatio per triduum

facta, ut

que

(74-1.)

Ibique supplicatione per trifacta, ut id bellum pró-

duum

speros ac felices haberet eventus. (74.9-)

omni regno...

validissimis copiis.

(An. 791.)

comparatis

'

ox omni cegno

validissimis... copiis. (78.3,.).


XXXII

Sed

L. saniori usus consilio

(Vit. V.)

silio (79.16.)

cum primum temporis

Inde

opportunitas adesse visa

iterum S.

At barbarus saniori usus con-á

cum magno

profectus

est,

exercitu in

(An. 780.)

est.

cum primum

oppurtunitas temporis advenit... depopulatisque orientalmm saxonum

congregato

temporis advenit, exercitu in

rursus

profectus

Cum primum

opportunitas

...

depopulatisque

est;

bárbarorum

B. et L.

agris ac plerisque

incensis (80.18.)

villis

agris ac vilIisincensis.(An.784.)

Talem eum

pliando simul que ornando regno

F. in tuendo et ampliando simulque exornando regno.

fuisse Constat. (Vir. xviii.)

(87.*)

Religionem christianam, qua ab intantia tuerat imbutus, san-

Sed et religionem christianam, quam ab infantia devote amplexatus fuerat, summa cum

ctissime et coluir; ac

tuendo

in

cum summa

et

am-

pietate

propter hoc plurimae

pulchritudinis basilicam Aquis-

au roque

grani exstruxit, argento...

Eccle

adornavit...

mane

•siam

et

vespere, item

et

nocturnis horis etsacrificii remimj)igre

pore...

frequentabat.

devotione cu s^t odien s, hanc quam noviter construxerat ec-

plurime pulchritudiauro et argento lapidibus-

clesiam... nis,

que

preciosis...

mane

clesiam

decoravit. Ec-

vespere et

horis

nocturnis

item

sacrificii

tempore impigre frecuentabat... ...

Colebat prae ceteris sacris

et venerdbilibus locis

mam in

ecclesiambeati Pecri...tam

auro

ille

apud Ro-

quam im

toto

regni

quicquam

quam

sui

duxit

Roma

ut urbs

\ec tempore

argento...

sua opera

regni

veteri

ecclesia

poUeret sancti

non solum per illum

tuta

ac defensa, sed etiam suis opi-

bus esset

prae ómnibus o nata

eccl^siis

atque ditata.

(Vit. XXVI, XVII.)

toto vite

quam

auctoritate: Petii

argento

antiquius,

suoque labore et

Golebat pre ceteris sacris et venerabilibus locis ecclesiam S. S. O., quam multo auro et

suis

dotavit...

Ñeque

sue curriculo

carius duxit, sui

principales

donis

veteri

"auctoritate,

F...

quic-

quam

ut

ecclesie

pollerent

atque omnes per

non solum quiete et defense, verum etiam suis labo-

illum

ribus órnate (87.X6.)

et

ditate

forent.

"


xxxrii

cum expedita manu ad

ipse

cum expedita manu ad

C...

-axonum pagos vastandos ac villas diripiendas egressus.

rorum dir* pendas profectus

(An. 785.)

est.

pagos vastandos ac (89 ,) profectus

_

proficiscitur.

Cumqiie

ibi ali-

quandiu moraretur. (Ap. reversus

est.

Cumque

villas

mau-

Cumque

est.

ibi

771.)

diu moraretur,... nisi egritudine

ibi ali-

correptus decubuisset... in ipsa

quantiim temporis moraretur,

corporis valitudine...

aegritudine

delatus,

decubuit. In

ipsa

tamen valetudine T. delatus, apud sancti Martini memoriam

Legione apud sancti Ysidori

memoriam

confessoris Christi oravit. (89.;)

oravit. (An. 768.)

omnia quae extra munitiones

omnia que extra munitiones

erant ferro et ignedepopulatus,

erant ferro et igne depopula-

iisque ad

Cadurciam oppidum

tus,

(An. 76^.)

iccessit.

sit.

ómnibus quaeadierat oppidis

Valentiam civitatem accès(89

s)

Ómnibus tamen

C. provincie

atque castellis in deditionem

civitatibus et castillis in dedi-

susceptis.

cionem acceptis.

(\'it. IX.)

Dicen que Eginhardo imitó a Suetonio indirecto, nuestro

monje ya

(l

).

(89.10.)

Así, por

medio

se acercaba, plagiándolo, a los

mo-

delos antiguos; pero fué sobre todo en las historias de Salustio

donde

él

adquirió cierto aire de clasicismo y notoriedad que

avalora.

le

Puede también creerse que

ellas,

comentarios bíblicos, movieron su pluma, tes analogías entre la guerra

yugurtina y

al

las

más bien que descubrir fuer-

que provocaron

Mayor y de Fernando. El tono sentencioso y oratorio es salustiano puro, así como el moralizar sobre todo; la frase es mucho menos cortada y nerviosa, los

herederos de Sancho

pero en léxico y giros bles,

llegándose a

la

el

las

concordancias resultan innumera-

copia de frases que acredita

el

siguiente

cotejo:

i)

Casaubon, aludido por Fréher: Bouquet, obra citada;

\', 87.

ui


)

XXXIV .Salustio Igitur

fuit.

reges— nam

initio

nomen imperi

terris

SlLEXSE

(i)

primum

id

(Cat. 2-1.)

Verum

perii...

supèrbia in-

tate lubido atque

equitate

terris..

fusi

nentia libido

Denique

fugati-

desidia,

supèrbia,

cum

latim invasere.

3.)

Denique omnes que. (lug. 99

clarere in

Ubi pro labore

ubi pro labore desi-

vasere. (Cat. 2

primum

nomine im-

(2-10.)

dia, pro continentia et aequi-

avaritia pau-

(2-,;.)

fusis

fugatisque.

Verum dum me

patrie exitii

Res

pravosque mores realtius processistangendo gum sem, me ad inceptum rediré

5-9.)

ipsa res hortatur.

piget taedetque. nunc ad

inceptum redeo.

(lug. 4-9.)

ipsa hortari videtur. (Cat.

pigeret,

(6.24.)

A. carptim perscribere: primo

Statui res gestas domini

Statui res gestas populi ro-

mani carptim, ut quaeque me-

...

moria digna videbantur, per-

quia ipsius nobiliora facta

scribere. (Cat. 4-2

moria digna videntur...

L. Catilina, nobili genere na-

magna

tus, fuit

corporis. (Cat.

pro

pro conti-

(6-».)

3.)

Verum ego liberius altiusque processi, dum me civitatis morum

Igitur reges, qui

in

vi et

animi et

(7-5.)

Adefonsus igitur, ex illustrigotorum prosapia ortus, fuit

magna

5-1.)

me-

vi et consilio et armis.

(7-.5-)

Quorum

alterum ex providentia timorem, alterum ex audacia temeritatem adferre ple-

rumque

solet. (lug. 7.5.)

Altius, erat.

pra

quam quisquam

(lug. 11-7.) Patiens

quam cuiquam

ratus ...

su-

Namque occisionis,

alterum ex timore

atque

alterum

ex

audacia fortitudinis processisse videmus. (7.17.) Altius

quam cuiquam

credi-

bile sit ingemiscens. (9-1.)

credibile

est. (Cat. 5-3.)

Sed confecto proelio tum vero cerneres, quanta audacia quan(i)

Sed interempto

Edición Teubneriana, por A. Eussner, 1900. las cifras adjuntas a cada texto.

penden

rege,

tune

cerneres ex tanta audacia tan-

A

su numeración corres,


'

XXXV taque animi vis

(Cat.

fuisset.

taque

letitia,

6i.,) In tanta tamque corrupta

quantaque

civitate. (Cat. 14-1.)

tamque

dispersió quanta

tristitia in illo

tanto

exercitu

fue-

nobili

rit. (9.x 7.)

Veterani

pristianae

virtutis

memores...

resistunt...

memor

generis atque pristinae suae di-

Memores

sui generis ac pri-

stine virtutis armis resistendo. (9.=5-)

gnitatis. (Cat. 60.3,,.)

Terrebat

eum

natura morta-

lium ávida imperi. (lug.

£x aequo bonoque.

6-3.)

(lug. 35-;.)

Ad inertiam et voluptates corporis pessum datus est.

Humana ávida H.

natura imperitandi terrebat. (10.14-)

...

Ex bono et equo. (12-5.) Ad inertiam et voluptates carnis...

pessumdatus

esset. (12.8.)

(lug- 1.4.)

Veluti tabes invaserat. (lug. 32.,.)

Pro

Velut

tabes... libido invasit.

(I2m4.)

nihilo

habentur,

(lug-

Pro

nichilo

hábebantur.

(12..0.)

Magisque

in decoris armis...

quam in scortis atque conviviis lubidinem habebant. (Cat. 7-4.) Catilina... in prima acie vorsari,

laborantibus succurrere,

Íntegros pro sauciis arcessere.

Magis in conviviis libidinibusque exercendis, quam in laboribus. (12.24.)

Rodericum sare...

pro

in

prima acie ver-

ac suis militibus Íntegros

sauciis...

succurrere. (14.22-)

(Cat: 60.4.)

Denique omnes

fusi

que... interempti. (lug.

fugati-

99

3.)

Omnesque... fusi fugatique fere usque ad interemptionem. (l5-.5-)

Magis opere quam natura munitum erat. (lug. 57-,.) In in-

mensum

incertis

se-

Pelagius

vagabantur.

maurorum

Sagittariisque

.

.

.

qui

oppressione

incertis locis vaga-

batur. (18.4.)

(Cat. 6...) .

munita, in

non artificis opere immensum tendens.

pertingens. (lug. 48.3.)

Qui Aenea duce profugi dibus

Natura

et

funditori-

bus. (lug. 94.3.)

Paulatim consuefacit ordines

Funditoribus

sagittariisque.

(19.24.)

Ordines habere paulatim con-


XXXVI habere, signa sequi, imperium

suefacit: scilicet in bello sequi

observare. (lug. 80

signa, in regno legitimum ob-

o.)

servare imperium. (22-3.)

Ne

per otium torpescerent

manus

Ex

aut animiis. (Cat.

inproviso

16-3.)

castra

ho-

stium... invadit. (lug. ^S-i.)

At

1 1

memoratu

quantum brevi 7-r)

im-

erat. (64-8.)

Incredibile

est...

creverit. (Cat.

(29.1^.)

Eo quod materno genere par

3.)

Incredibile

animus quieverat, ne

Ex inproviso castra hostium dum aderant invadendo. (63.-.)

Quia materno genere inpar erat. (lug.

ubi...

per otium torperet.

quam

est

memoratu

formido eius

brevi...

in-

vaserit. (67.^9.)

^

Sed postquam res eorum, ciYibus moribus agris auctaf, satis prospera satisque poUens vide-

litibusque aucta, satis prospera

batur, sicuti pleraque mortalium

cuti pleraque

habentur, invidia ex opulentia

lium,

orta est. (Cat. 6-3.)

orta est invidia. (68. j^.)

Post ubi

exequeba-

Quippe

Et cum

eis

ut solus regno poti-

Strenui militis et boni imperatoris

simul peragere

officia

assueverat. (70.12.)

tur. (Cat. 60-4.)

velocissumos pe-

dites cursu tendere

...

si-

habentur mortaexistiusmodi opulentia

retur. (69. IX-)

Strenui militis et boni imperatoris officia simul

moribus mi-

satisque pollens videbatur,

Uti solus imperi Numidiae potiretur. (lug. 8-1.)

liberis,

ad Capsam

Et cum hiis balearios ad Visensium civitatem cursu tende-

et portas obsidere iubet; dein-

re

de... (lug. 91.4.)

Deinde... (73

Castra propere movit. (Cat.

et

portas

obsidere

iubet.

5.)

Inde propere amovens

ca-

stra. (73-ii-)

57-3-) /'

Vineis turribusque et machinis

omnium generum expugna-

re aggreditur. (lug. 21.3.)

In

unum omnis

convocat.

Turribus et diversorum generum machinis, eam brevi expugnavit.

(73-15.)

Omnes ville primores in unum

(Cat. 17.3.)

convocat.

Legatos ad consulem cum qui tantum modo ipsi liberisque vitam pe-

regem miserunt, qui sibi liberisque vita.m tantummodo po-

suppliciis mittit,

Legatos

(76.10.)

cum

suppliciis

ad


XXXVII

urbem

stulantes, et

omnia dederent po„ü romano (lug. 46.,). nt, alia

substantiam

...

et

omncm

regi tradiderunt

(76.34).

Quippe cuius neque consilium ne que inceptum uUum

neqiie consi-

Quippe cuius lum ne que inceptum

ulliim

frustra fuerat (77.12).

rustra erat (lug. 7.0)-

Loca

In loca Xumidiae opulentis;uma pergit, agros vastat, mul-

stellà et

:enditque, púberes interfici iu-

ditque,

incen-

interfecit,

pue-

omnem

eo-

rum substantiam militum pre-

5)-

Postquam murum

esse iubet (79.0 ... res suas de foris

Postquam

arietibus

resque suas adflictas

dent (lug.

mauros

ros et mulleres et

dam feriri

oppida temeré munita

vel sine presidio capit

omnia militum praedam

esse (lug. 54

opulentissima preoc-

cupat, agros vastat, multa ca-

a castellà et oppida temeré muinlita aut sine praesidio capit

bet, alia

...

affiictas

vi-

murumque

arietibus fe-

vident (79.0)Barbarus quamvis

riri

76.0).

locutum aliter longe ipse intellegebat et animo agitabat, tamen pro Tametsi regem

ficta

tum

ficta

locu-

intelligebat, et ipse longe

fecerant

animo gereret, tamen pro tempore ... (79 22). lusta magnificeque humari

Per amicitiam perquè sua an tea fideliter acta, ne ... (lug.

debeant (80.0). Per amicitiam perquè decus regni obsecrat, ne ... (80,22).

tempore

...

(lug. ii.,)-

lusta magnifice (lug. ii.J

-

aliter

71.3).

Ex

hibernis

acccrsi

quos idóneos habet (lug. consilium ducebat,

eorum

Omnes

iubet;

et aliorum,

62.4).

idóneos viros ex hi-

bernis accersiri iubet, consilio disponat

...

quorum

(81.,).

Sed plerumque regiae voluntates ut vehementes sic naobi-

Sed plerumque humane voluntates ut sunt vehementes ita

les (lug. 113..)-

et

mobiles

(81.22).

de plagios, que a veces comprometen alargarse con otra porla seriedad del historiador, aun puede salustianos, a ción de frases breves repetidas sobre los textos

Tan elocuente

serie

saber: Silentio preteriré (Cat. 53.6.— Silense

I. o).

Domi

militie-


9

XXXVIII

que

(Cat. 5.

etc.

4117).

pestate (Cat. 7.1

g.g).

facinoris (lug. 13.1

1

5 -ó)-

est (Cat. 12.3

Auro

Ad

— 14.16

suis auxilio foret (lug. 52.6

etc.

Pugnando

stulabat (lug. 52. 5-39.26

(lug.

5.7

25-9— 73. 13)-

(lug.

67.5).

53.8

10.9). Diffi-

37-8).

Regium imperium

Feda fuga

63.3).

— 69.13).

24.11).

(lug.

Ut

5-3

res po-

(Cat. 6.7

(lug. 43.1

Ex concubina

(lug.

Acrius instare

negotio (lug.

61.2). Infecto 7.5

(lug.

Opere pretium

Huiuscemodi

cepit (lug. 28.7

63.10).

Tanti

9-2o)-

in dies (Cat. 5.7

Obvius procedit

64.24).

(Cat. 7.6

habent sese

En

16.22).

32.13).

Eatem-

8.ig).

Renovato bello

73i4)-

Hostis formidolosus (Cat.

Hostem feriré Ita

y

Alteri alteros (lug. 42.4

58.7--61.7).

ortus

y

Seditio oriretur (lug. 6.3--60.9).

60.21).

(Cat. 30.6 etc.

Magis magisque

Ne

59-i6)-

hoc

corrupti (lug. 32.3

17.15).

36.5 etc.).

(lug. 14.17.

Horribili sonitu (lug. 99.2

10. 3).

cultate loci (lug. 98.5 36.1

Exul patria

(lug.

Irrumpere

— 94.6 — 21.1

nititur

67.1).

67.8).

(lug.

etc.

puede creerse que cuando nuestro monje anda con alguna libertad a través de la materia histórica, Salustio general,

de guía inspirándole giros y pensamientos, y bebiendo antes mal que bien, todo clasicism.o. Su buena memo-

le sirve

de

él,

ria le traicionó a veces,

haciéndole caer en

faltas

y solecismos

que dejan malparada su competencia lingüística, si bien algunas culpas irán a cargo de los copistas. Un texto bíblico, muy mal transcrito (20.8), prueba que, citando de memoria, ¡erró

gravemente.

Abusaba de preposiciones, lo que se explica ante nombres propios, árabes y no árabes, tomados como indeclinables; así ponía de ante Badalioz^ Castella^ Tudela y Portugale; quizá otras veces acusan romancismo, como: «In brevi (89.9). In

quo In

manu

(25.5)».

con acusativo.

La

Cum

ruina (U-is)- In sua (26.20). preposición ob va con ablativo y absque

bello (17.10, 27.3, 33.4).


XXXIX

Es frecuentísimo

el

uso del gerundio en ablativo, según

conservado nuestra lengua. Las palabras o acepciones

lo ha

abundan

bárbaras

algo,

pudiendo recordarse: Preto?

(ll.u);

coangustiati (16.21); seriatim (27.14); intronizaretur (28.4); nepo-

tem, sobrino

(28.6); spirare,

{32.16); fortia (36.18);

zelando

{40.3);

ñado

(65.13);

paramento

ammiratem

nurayca?

(85.9

(77.2);

y

etc.);

aggregariis

astrorum, desastres

(39.3);

arquero

(62.11); baleario,

parium?

(72.14);

expirar (28.11,

(62.15),

cognatum, cu-

segmentari (68.23);

[ó'J.q)',

sinaxim.í*

cementarii, mazoneros Í80.13); cortina,

87.20); presentialiter (85.13).

Dado el tiempo de transición a que corresponde este libro, no podemos saber desde luego si se escribió primero con letra

mozárabe o con francesa, pero todo por

inclina a lo segundo,

y por

m

por

especialmente viendo confundidas

c

nu por miy u por n y

mientras sólo un caso de

^t por

(Victiza)

t

al contrario,

y otro de

favorecerían lo primero,

y

s

t

e,

vi,

por r (Haunias por Haumar)

ello

pudo

ser defecto de trasmi-

sión anterior.

Respecto de ortografía, no poseyendo sino copias teriores,

pos-

todo cuanto pudiera establecerse es inseguro; mas,

ateniéndonos a el

muy

uso de

^,

lo

probable, se observa: Gran anormalidad en

que generalmente se suprima, diciendo Yspania^

ortatur, aborreo^ anelare^ odie, yemali^ asta, arca^ pulcra^ etc.; se conserva en homo^ hic^ habeo

Hulit^ Halcala, árabe;

sobra

y en

ciertas palabras,

Halmemon que no responden ^

en

habunde^

a aspiración en

trihunphuvtf hedificare^

hanelans, introhytus, cathena^ Bethica^

como

inhers^

Tarich^ etc. Elimina-

ción de alguna consonante cuando van dos o tres juntas, en santa^ aventu^ lacivia^ milia^ posposita^ adidit^ calide, adveto, costruxit, etc.; en cambio, introducción te,

de otras viciosamen-

en danpnare, calunpnia, sonpiw, hynpnis, solenpmter sub^


XL rripiierat^

didisciiiius^

marictimis^ dictioni^ occulos^

coviitti,

Uso de

vessania^ soccero^ occium, Victiza^ etc.

en medio de palabra, como en ruyna^ Geygyon; fin

de palabra,

de

e inicial,

en

smate; ci por

sciliced^

yeliid^

state^ spirare;

Liced^

sión de u tras de ^, sequtus,

— El

influjo

aun

z,

d por

en

t

inquíd; supresión

por pk en triunfum^ fanta-

f

siguiendo vocal; n por

/z,

Trasmisión.

sicud^

por

laj^

m ante p,

y m; supre-

reliqum.

equiit-,

de

vivo

b

la

historia Silense tan

sólo en otros dos libros antiguos se percibe directamente, a saber: en la crónica

de Leonesa

que

Cirot publicó bajo

el Sr.

nombre

el

y que nosotros llamamos Miscelánea, y en el Chronicon mtmdi^ de Lucas de Tuy, pasando quizá por inter-

medio de luego a

la

(í),

primera Crónica general.

La Miscelánea gados

sin

aunque poco, y desde

éste a Rodrigo Toledano,

es

un centón de textos generalmente

más adobo que

tal

cual

frase

de

alle-

fechas

ajuste,

coordinadas, algún retoque gramatical y vicios de lectura no raros. Pero esta

misma

falta

de

iniciativas del

hace valer especialmente, porque

merecen crédito de

así

ginalidad aquellos pasajes que aparecen

Su sistema

compilador

como nuevos en

la

oriella.

y párrafos sin discernicuando más, ingiriendo en un

era ensartar párrafos

miento, no refundiendo sino,

texto los complementos accesorios que hallaba en otros paralelos,

o amontonando juntas cláusulas que formaban separa-

damente dos y aun más versiones, y ello sin disimular siquiera el empalme. Hay también pasajes abreviados, pero no

muchos y de dudosa confección.

De

nuestra historia insertóse

Rodrigo, «Is

(t)

Bulli't'ai

ubi...

subripuerat.»

Hispanique,

t.

XIII (191

1),

allí

lo siguiente:

(1 3.18

Reinado de

a 14.7) en ellib.

páginas 381 en adelante, y

t.

I,

§

XI, p.

1

3

259'..


XLI

de

la

«Taric strabonem,

edición de Cirot, y luego las frases

filiorum V^itizani et comitis luliani» (14.9

y

10);

la

expedición

de Carlomagno, abreviada y con algún retoque (16.8 a 17.18) en

el lib. II,

en

a 22.2)

la

§ 13;

el

§ 6;

mancipavit»

muerte de reinado de

el

(30.5 a

(31.3 a 33.18*,

al

I,

desde «In regnum...

«siquidem... los

principio,

subsiguiente, desde Alfonso

Ordoño

Ordoño

hasta

ig)

comprendiendo

ciones, sobre todo

los traidores, refundida (^l.2c

el

tumulus

tegit»

§§ 24 a 28, con interpola-

tomadas de otros

Magno

hasta

la

textos; lo

muerte de

4 1. 3), aunque abreviando algunos pasajes muerte del primero y principios del segundo, en

(33.19 a

II

alusivos a la

de Sampiro, §§ 39 a 46 y 59 a 73, salvo interpolaciones, algunas muy largas y que Cirot acusa

los

§§ 29 a 38. Sigue

lo

aunque entre

bien; mas,

de Oviedo,

el

éstas algunas

corresponden a Pelayo

texto fué copiado del Silense,

como

acreditan

estas variantes:

Pelayo

Miscelánea

Silense

dimicantibus

vindicaret

(falta)

confluentibus (46.15) contrairet \d csl vindicaret (47.12) regere (50.13)

uno

Ídem

Ídem

contrairet •

(54.10)

Si aparece alguna lectura

timo, saltando por la vista el

ia

común

Silense, es

entre

porque

el

la

confligentibus

regredere

primero y

el úl-

Miscelánea tuvo a

texto de Pelayo para interpolar, pudiendo utilizarlo

además para correcciones. Luego, desde donde acaba de relatarse miro

III

sobre los normandos (57-14), córtase

Sampiro para entran lo Silense

la victoria

éste,

el relato

de

con una amplia refundición en que

sustituirlo

demás de

de Ra-

mucho de

y una porción de

Pelayo, grandes trozos del

amplificaciones y episodios nunca


XLII

leídos antes, pero

glosados después, y de carácter roman-

sobre Castilla principalmente; más bien traiciones y vergüenzas que glorias, pero relatadas con insensibilidad pas-

<;esco,

mosa. Todo esto parece obra de un ingenio superior a la

compilación de

la

lo

que

crónica Miscelánea revela, pudiendo re-

putarse de continuación a Sampiro, redactada por un laico en •el

trascurso del siglo XII; y, en efecto,

el intercalar

Miscelánea párrafos de Pelayo, literalmente

con

lo

además

la

contradictorios

y

demás, refuerza dicha hipótesis, haciendo creer que

dichos fragmentos son un primer testimonio de trasmisión de

Prosigue así hasta donde se habla de los

la historia Silense.

de Fernando, acercándose más y más a esta última, y concluyendo por coincidir con ella (68.8), salvo minucias, hijos

hasta su conclusión. Después, aun

la

parte de Sancho resulta

inspirada en la misma, cuando trata de su muerte fonso, su hermano, en Toledo, la

remedando alguna

de «cum uterque uno morderetur»

consignados en lato se

Miscelánea alcanzan a

la

suspende

a

la

suyos, uno hay del siglo

y

éste fué

de

XV;

159

otro del XIII, no

13).

(-);

1 7),

que

Los datos

mas su

re-

muy avanzado,

de San Isidro de León

La crónica de Lucas de Tuy

(3),

1

(2).

que acaba en 1236, fué

en esta misma casa, de

«ra canónigo regular, desde .a

1

§

como

muerte de Alfonso VI. De códices

la biblioteca

escrita precisamente

frase,

(libro III,

vale para restablecer otra Silense viciada (lO.

y de Al-

la

201 a lo menos. Por

que lo

el

autor

que toca

nuestra historia, Lucas se valió de ella en grande, pero ado-

(i)

gún su (2)

Muerte de epitafio,

Ambos

signaturas G. (3)

i

la

reina Constanza,

acaeció en

que se da como ocurrida en

11 54;

mas, se-

11 59.

existen en la biblioteca de la

Academia de

la Historia,

y A. 189.

Schot, Hispània illustrata;

t.

IIII,

páginas

i

en adelante.

bajo las


XLIII

bandola a su modo, en forma que no puede valer sino con grandes reservas su texto para depurar

el otro,

y a cada paso

se tropieza con adiciones caprichosas o legendarias.

Desde Sancho

el

principio hasta

donde

Mayor, no copió Lucas sino

el

Sancho

de

trata

la

sucesión de

de Hermenegildo.

lo

Luego,

la

sigue en todo lo de

menos

la

residencia de éste en Toledo, que aparece roman-

II,

Urraca y Alfonso VI,

cescamente amplificada. Sepárase también relatando dición de Carlomagno; suprime

Covadonga; varían, historia

la

el

comentario

descripción de

de Bermudo, partes de

la

la

expe-

milagro de

al

catedral de Oviedo,

la

de Ordoño

I

y Alfonso

la el

Magno y algo de Almanzor: en general faltan las digresiones, y a lo último se abrevia considerablemente la conquista de Coímbra y traslación del cuerpo de san Isidoro. Es de advertir que los códices de Lucas ofrecen con frecuencia variantes Schot y más ajustadas

preferibles a la edición de

texto

(I).

Después, siglos, del

la

historia vSilense desaparece, casi

tal

A

acervo historial.

adulteradas sus noticias; cido,

a nuestro

mas

texto originario era descono-

no obstante conservarse aún a

vez en

la librería

Lucas perpetuáronse

través de el

por cuatro

la

mitad del siglo

de San Isidro de León,

el

XV, y

códice original

o copia vetusta, de que se sacó traslado entonces, y es

el

có-

(i) Las refundiciones de Lucas sobre el Silense ocupan lo siguiente, en páginas y líneas de la edición referida: 49: 44 a 46. 69: 23 a 40, 44 a 47, 56 a 58. 70: I a II, 19 a 25, 28 9 >}. 71: 21 a 23, 42 a fin. 72: íntegra. 73: i a 4, 14 a 19. 30 a 33

37 a 39, 43 a 54. 74: 29 a 38. 44 a 50, 54 a fin. 75: i a 9, 11 a 14, 53 a fin. 76: i a 10 18 a 27. •¡j: 21 a 35, 51 a fin. 78: 4 a 22, 36 a 50, 52 a 58. 79: 41 a fin. 80: i a 17,40 a fin. 81: íntegra. 82: i a 46. 83: 10 a 27, 38 a fin. 84: i a 20, 27 a 53, 57 a fin. 85: I

a

a 18, 22 a 6,

1 1

a

a

4,

96:

I

fin.

99:

I

fin.

51. 86: 2

92:

i

a

a 28. 87: 7,

12 a

5

fin.

a 21, 55 a 93:

i

fin. 88: i

a

3.

a 42, 54 a fin. 94.

90: 11 a 15, 48 a 54. 91: 3 i

a 57. 95: 7 a

1

1,

17 a 36.

10 a 17, 21 a 30, 38 a 49, 54 a fin. 97: i a 36, 42 a 52. 98: 26 a 32, 52 a a 10, 45 a 53, 58 a fin. 100: i a 4. lOi: 15 a 19.


XLIV dice príncipe actual, procedente del Marqués de Montealegre,

Copia de este mismo obtuvo, hacia 1480, Felipe de Barbieri, huésped a

canónigo de

Sevilla,

quedó

sin utilizar,

arcediano de

el

Padilla,

el

Ronda y

Provienen de

cronista del

la

probablemente,

hizo,

al

montisterio de

misma

la france-

al

que nos

se obtuvieron, una copia, fiel,

y después,

(4),

parte de la biblioteca de Fe-

quien además dio noticia del mis-

mo; otra copia anónima, de

manos de

igual procedencia

que

éste (5),

Ferreras, juntamente con la de Pellicer;

sólo este erudito les puso correcciones margínales, sino

(i)

otra

El códice de Montealegre volvió a copiarse por don

(3).

José Pellicer y Tovar

fué a

pero esta co-

impresos anteriores

menos descuidada, que formó

V

l);

Emperador, Lorenzo de

hacia 1600, por calígrafo iliterato, pero

lipe

(

y desapareció cuando

ella los

de base, y sobre

sirve

mismo volumen

que pasaría con toda su biblioteca

(2).

fray-

sazón del Sr. Juan Alfonso,,

que sepamos. Otra

Fresdelval, cerca de Burgos,

sada

siracusano

para quien compuso una crónica de hom-

bres ilustres, contenida en pia

la

el

B'blicteca Nacional, ms. 8.592; antiguo, X. 190.

De

y no que

aspecto igual que su

prototipo y en tamaño también de cuartilla, pero con variación de letra, que se acerca a la italiana cursiva; la copia resulta fiel al principio, descuidándose luego

progresivamente. Nuestra historia ocupa los folios 99 al 149, añadiendo al ñn: «Deo gratias, La crónica de varones ilustres le precede, al folio 15, con letra de la misma mano, y lleva fechas de 1475 y 1480. >>

(2) (3)

de

la

Madoz, Diccionario geográfico; artículo «Fredesval». Llevan respectivamente las signaturas 51 y 1.508 entre

los manuscritos

Biblioteca Nacional.

TI. 131; tamañ© de cuartilla, y es de apuntes y obras de Pellicer. Copia autógrafa, desde el f, Gr, y correcciones marginales también suyas. Biblioteca Nacional, ms. 9.317; antiguo, Ce. 212; tamaño también de cuar(5) tilla. Nuestra historia ocupa los folios 36 a 117, muy mal copiada, en letra del siglo XVII, y lleva también foliación de por sí. Coincide con la descripción de uno de los códices de Montealegre contenidos en su Catálogo de 1677, página 112. Correcciones y epígrafes de letra de Ferreras.

(4)

el

Biblioteca Nacional, ms. 2.237; antiguo,

tomo

111


XLV sobre

fraguó un

ellas

nuevo traslado

(ii.

Después, todos

donde

estos manuscritos pasaron a la Biblioteca Nacional, hallan. Flórez ras,

no alcanzó a ver sino

corregido por

él

y

otro,

semejante

le

faltaba el principio;

el

que convienen una variante y

sería

también de Perre-

aludidos, puesto

distinto de los

al

se

que

de Felipe V, con

cierta laguna

consignadas

por Flórez.

La derivación leonesa porque en

del códice de Montealegre infiérese

cuerpo de san Isidoro se

relato de traslación del

el

margen

comienzos de

probando

indican

al

que

copia, en esta parte, debería servir para el rezo de la

la

fiesta

los

seis lecciones,

conmemorativ¿*anual que sólo en León se celebraba.

proceden de est^MMice

copias de Barbieri, de Pellicer, se-

las

gunda de MonteJHp&y de Ferreras,

es cosa evidente. Res-

pecto del otro grupo, que suponemos derivación de

de

Padilla, tiene

pio,

donde

dice:

gar de: «Sed

si

animadvertis»

como en

«Sed

si

tam sagaciter animadvertis

tan ta clades cur Yspanie acciderit |

(2-i),

que ofrece

sobre

Craso

Pelayo, ne.

(56.10),

ut: esta la

copia

si

se

una

tomó de

línea.

la

Miscelánea y Lucas; mas

Igualmente, refiriendo

la batalla

celánea y Lucas ponçiVi fe rrent^

en

lu-

sagaciter

línea justa, la exél

precisamente

la

También, hablando de San-

hay un ne corregido en

última partícula es

|

>,

códice de Montealegre; y

el

éste lo suprimido constituye

primera copia, saltando una el

la

por característica un lapso cerca del princi-

plicación sólo es razonable

cho

Que

el

códice príncipe

primitiva, el

que consignan

grupo de Padilla trae

de Gormaz

(40. f 5.), la Mis-

y también nuestro

códice, pero

(i) Biblioteca Nacional, ms. 8,395; antiguo, V. 183; tamaño de folio. Es una compilación de crónicas sueltas. Nuestra historia lleva el número 10. Letra de Ferreras y con correcciones al principio y al fin; nota latina aludiendo a la co-

pia anterior.


XLVI reescrito sobre fecerunt^ sin raer difícil

de leer aquello;

nada y en forma que resulta

así es explicable

cómo

el

tión acogió la segunda palabra, la equivocada,

grupo en cues-

más

ni

ni

me-

nos que los otros copistas modernos. Yerro del códice príncipe, reconocible

mediante

Miscelánea, es un «alteramque

la

que*, en vez de «alteram que» las tres

y en

el

mismo

copias aludidas. Por último, en ellas y en

léese dos veces

exorabat

cas sólo dan cabida a dicios al nistra

(32.13),

la

y

príncipe

Miscelánea y Lu-

la

la

ni

in-

siquiera una variante sumi-

Miscelánea, o con Pelayo en lo que

respecta a Sampiro, siguiendo siempre salvo yerros

el

segunda, rectamente. Unidos estos

de que dicho grupo

de acuerdo con

mas

(90.26);

incurren

códice príncipe,,

al

correcciones, viene a lograrse certidumbre de

que sólo representa una copia más de dicho códice. Sobre ello insistiremos

aún (Pág. XLIX).

Por consecuencia, para depurar de Montealegre,

las otras

el

no valen sino por

las

eruditas que suelen llevar, no siempre acertadas. los textos paralelos

las

las

crónicas Miscelánea

la

copia

correcciones

En cambio^ y de Lucas^

moderadamente, y fiándose con preferencia variantes en que ambos coinciden, pueden constituir un

usando de de

de

de

texto, fuera

ellos

auxiliar valioso;

mas nunca

sin algún riesgo

de

llevar al texta

primitivo correcciones ajenas.

Códice príncipe.

número

1

.

1

8

1 ,

— Existe en

la

Biblioteca Nacional, bajo

antes F. 8 1 Su tamaño es en 4.° (20 .

tímetros); consta de 155 hojas de papel,

y

X

1

el

4 cen-

lleva pasta verde,

algo posterior a 17 18 y típica de la Biblioteca Real. Contiene: la historia Silense,

hasta

el folio

LIX;

sero, hasta el 128, escrita en otra clase

especial, fin, el

y de

letra casi

igual

que

la

crónica del Despen-

la

de papel,

de

la

«Traslado de una proposición fecha

sin foliación

otra historia; por al

muy

reverendo


XLVU 'magnífico señor don

Lope de Barrientos», personaje que fué

maestro de Enrique IV y murió en

1

469, siendo obispo de

Cuenca. Este códice se describe en brería del

el

catálogo de

la

Marqués de Montealegre, hecho en 1677

«Historia antigua, que comiença desde el rey

de

li-

(i), así:

Don Pelayo

Don Fernando el primero, escrita en lengua lapor un monge benito, hijo de la casa de Santo Domingo

hasta tina

riquísima

el

rey

Silos: contiene

papel del obispo

también

historia del Despensero,

la

Don Lope de

Barrientos, sobre

si

y un

son capa-

ces de gozar prebendas eclesiásticas los descendientes de ju^ dios.

En

4.°

MS.»

Su poseedor antiguo, D. Pedro Núñez de Guzmán, do marqués de Montealegre y Presidente de su sobrina D.* María Niño de Porras

Castilla,

segun-^

casó con

y pnríquez, condesa de

Villaumbrosa y marquesa de Quintana. El descendía de los

Guzmanes de León, señores de

y su bisabuelo entró en servicio del Emperador, desempeñando oficios palatinos, como también su hijo. Así, el códice pudo venir de León por herencia de familia, lla

y luego

Pellicer.

y

Toral,

disfrutarlo en la Corte el cronista Padi-

Muerto

el

susodicho D. Pedro y deshecha

su biblioteca, es probable que lo adquiriese la Corona.

Nuestra historia va escrita en hacia

la

mitad del siglo

a 28 líneas por plana,

XV,

letra

cursiva redonda, de

bastante clara, distribuida en 24

con márgenes y formando cuadernos

de 12 hojas, provistos de reclamos y foliación en nas

al pie.

roma-

cifras

Al comienzo, cuando habla de Alfonso

(f.

5

Ade-

(i) «Museo o biblioteca selecta de el Excmo. Señor don Pedro Núñei de Guzmán, marqués de Montealegre y de Quintana, conde de de Villaumbrosa y de Castronuevo... por el Licenciado don Joseph Maldonado y Pardo. Año 1677.

Madrid», pág. 112.


XLVIII

y luego sobre Almanzor (f. 38 v.-: Era igitur...), quedan huecos para letras capitales que no llegaron a miniarse.

fonsus

igitur...),

También hay separación de ga

Post

Est

II:

(f.

cuius...).

vallis...),

En

lo

y

al

párrafos

al llegar lo

de Covadon

principio de lo de Sampiro

27:

(f.

\

demás, constituyen separación mayor un

punto, dos rayas verticales y letra mayúscula, aunque ésta no

siempre, descendiendo progresivamente en orden, punto y raya, punto solo y raya sola, que equivale a coma; ella falta en fin

de

sujeto la

y ante ut y cuando es largo;

línea

generalmente, y se pone tras del

et

las cifras

división de palabras se

marca

numerales van entre puntos; bien;

hay

letra

mayúscula ge-

neralmente en principio de cláusula, pero escasean en nombres propios; sus abreviaturas son

nos del

siglo

XV,

las

usuales en escritos

que apenas dé lugar a dudas su

sin

como consonante y generalmente, como inicial;

lati-

inter-

pretación; se usa la u

vocal, dentro de

palabra,

s larga,

y

la z\

pio y dentro de palabra, y

mucho en

orden

gen griego;

recorvada,

al fin;

igualmente carece de regla

fijo;

principio

j^

y

fin

de palabras, mas no en

la ç es rara: neçessario^

ni

generalmente

en

larga,

las

la j/,

las

interrogaciones;

los

la

usada

de

Atiença^ ilusceçente^

cambio, Victica por Vitiza; no se expresan oe^

i

y siempre con más frecuencia que

principio de palabra, corta, sin

la

en princi-

ori-

y en

diptongos

ae^

pone Fernandus,

Alfonsus^ Raimirus^ modernizada su forma, etc. Las equivoca-

ciones se salvaron raspando y volviendo a escribir encima, y m algunas correcciones van simplemente al margen.

El texto careció en un principio de epígrafe; hoy lleva éste,

en -et

letra del siglo

XVII: «Author innominatus sed dilucidus

verus ordinis benédictini et

vita Adelfonsi imperatoris

misma

letra,

y de

et

filius

S.^ Dnici

de

Silos.

successorum regum.» De

otra del siglo XVIII,

De la

abundan reclamos


XLIX

marginales sobre

las

materias de que habla

texto,

el

nombres

de reyes principalmente. Manuscrito de Fresdelvai.

— Queda dicho

que, según pre-

sunciones, fué de Lorenzo de Padilla, cronista oficial de Car-

V, quien, hacia 15/0,

los

por

él, la

entre

citaba,

historias consultadas

de D. Pçdro, obispo de León; y además consta que

cedió su biblioteca a dicho monasterio, fundación de sus antepasadas. Allí obtuvo su copia Berganza,

procedencia a

fiérese igual

de

otra,

in-

contenidas en los manuscritos

las

Biblioteca Nacional, 51

la

y por analogía

(l)

y

1.

508

como también

(2),

perdida ya, que fué de Perreras y tuvo Flórez a

a

falta del

comienzo. La copia del número 51 es de segunda mano, y salió

de otra con

letra

muy

como

confusa,

la notarial

según acreditan sus frecuentes yerros entre a

más de

etcétera;

Je

por

//,

eri

en cambio,

por

la

del

¡í/,

d por

número

1.

r/,

(')

Ambas

a estilo medieval.

y

por

c

a,

XVI,

o h n y

ma

«,

por nue,

508 proviene de un texto

de tipo antiguo, puesto que conserva dos

ci

e

del siglo

finales

en ns abrevia-

copias son descuidadas,

abundando en omisiones de palabras y aun de

frases

y

cláu-

y también los yerros de lectura, soson copiosos, dando formas disparatadas,

sulas, bien largas a veces;

bre todo en

que sólo

a copistas ignorantes del latín podían ocurrirse.

notorio que

(i)

alguna. las

el 5i>

ambas copias y

.Antiguo, C.

Ocupa

muchas

2;

en gran

folio,

la

de

de Berganza se obtuvieron

letra

de

Es se-

calígrafo, sin nota ni corrección

Silense desde el folio iii, bajo el número 8.**, entre de que consta; una de ellas se declara copiada en Ripoll por Jacobo la historia

en 1600, y ciertos anales alcanzan a 161 1. Su epígrafe dice: «Chronicon editum a monacho monasterii Seminis quod aestimatur monasterium Silense.» Antiguo, F. 131; en folio, a dos columnas, sin correcciones; letra del si(2) glo XVIII; encuademación típica de la biblioteca de Felipe V. La historia Silense va del folio 105 al 136, sin epígrafe inicial. Contiene también la crónica latina de Varones ilustres, por Felipe de Barbieri, copiada del ms. 8.592. Vila, presbítero,

nr


paradamente,

como que

así

mún, según acredita

todas vienen de un prototipo co-

de variantes en que coinciden,,

la serie

atribuïbles con cierta seguridad al ejemplar deFresdelval

presentativas de

modo

Ellas

él.

pueden

dÍ3tribuírse

y

y

re-

clasificarse del

siguiente:

Descuidos y yerros: tan sagaciter 2.1, creditis 3.13, et {por atque) 5-7' ^"^Q^^ 9-2> post [se] 11.13, barbarorum I4.13, interficere

14. 20?

deinde

Monninam

18.16,

Abderramen

23.15, togatos 24.24,

tis 38.5,

Legionem

que ad

46.1;,

exulando

1 5 -6)

37.26, perac-

iniquo 53-26r

dominare

59-10,

[nam]que

congregata 45.12, us-

50.6, igitur (por ^ç.ro) 51.16,

ismaelitico

55-22,

magnates

39.10, ismaelita 42.4,

hec

16.13,

59.ii,

prosa-

pia 62.21, atque {por adhuc) 70.2, ^^\.{por ex) 72.2, triplicem

operibus {por opibus) 75.ri, carnis {por carius) 88.4.

73.3,

Enmiendas y correcciones: usque ad 3.1Q, stragem 5.8, disserere 7.14, Muza 15-4, propensius 15.8, misericorditer (-bor'wisedinter) 16.6, coangustati 16.21, prelio 17.9, bello

gione 21.18, advecto

33.2^, ictu {por

Ímpetu)

34.20,.

sucessit 36.12, ac {por atque) 36.21, occidentales

diebus

hiis 42.1;, [a] christianis 43.8,

mensibus ret 58.18,

...

erant 35-2»

omnes

37-7r

ad internicionem 44.16,

59.2, recepit 62.2,

65.27, corruptibili 75-i, patefecerat 76-9,

rum

Ge-

diebus 53.21, ad ripam 56.8, audito 57-2o, frange-

adeptus est

vero 80.24,

17.10,

l'gi^GO 84.22,

87.6, erat {por est)

adventu 88.22,

fameque

62.13,

Ceiam

tuitionem 7^-18, rex

85.18, generali

conventu suo-

illucescente 90.;, et terrestria

90.19.

El manuscrito 51 añade unas pocas variantes, exclusivas su-

yas y aceptables 49.10,

coniugium

—augere

15-7,

funditoribus

52.22, idibus 57-20i

perparvum

19.24,

dicitur

77.2

— entre

multitud de disparates, a través de los cuales rastréanse for-

mas

idénticas a las del códice príncipe; otras

hay repetidas


LI

por Berganza y no menos baladíes

— fertur

(por terunt) 42.1c,

studuerat (por statuerat) 72.;, splendidissimus 76.3, Deodicate

conveniebat 90.4

— además,

omisiones de partículas y yerros hasta unos diez y ocho; pero sobre todo ello es menor 84.:«,

la

segundad de que provenga del común prototipo,

ni el di-

lucidarlo traería ventajas.

Estudiadas dichas variantes, recíbese

impresión de que

en cuanto tienen de bueno, son retoques eruditos,

ellas,

bor propia de lo

la

que

el

dicción

latinista

con pocos

códice príncipe da de

como

las

que arroja

la

aciertos,

sí,

y

ellos

la-

ceñidos a

es decir, sin novedades de

crónica Miscelánea y aun

la

de

Lucas, denunciadoras de omlsionesy yerros graves del mismo. El manuscrito

1.

508

lleva dicha característica erudita a

lí-

mites extraordinarios, mediante correcciones de estilo y de

nombres propios, que arguyen cultura ganza admitió una parte de

ellas,

histórica;

y como Ber-

parece natural que también

dimanaran del prototipo común, yendo, probablemente, conmargen. Son

signadas

al

risco las

que acogió

Enmiendas *impar

13.4,

32.14,

marcando con

las siguientes,

l^erganza:

aceptables: *Cartaginensem 6. ir,,

1

3.8,

honorem

aste-

*Munuza

38.21,

petentibus 28.2, *initoque

21.19,

populantur

*Teudefredum

43.8,

*Aragontum

48.2, tru-

cidare 49.10, *ferire 79.10» *r-emeate 82. 22» ianuarias 86.6.

Correcciones de

estilo: *aliis 2.3, '''que 2.10,

adunandum

heresis 4.23, obtemperantes (1)or obsecundantes)

5.3,

hortaba-

tur 6.26, sive f/6>r seu) 8.14, *decebat (por licebat) 9.27,

tando

10.13,

argento

LI.5,

dederunt 12.3,

circumventibus

(/>or

uxoribus

constituerunt

lO-ig»

civitatemSemurensem

pósito (por preto pósito) tradiderunt)

1

1.2;,

12.22,

*arguere

i8.(„

*Oppa

2.22»

*evi10. iq,

il.n, episcopo 11.20,

ordinandum {por ordiendum)

íS-;, *a peccatis 16.6, fecit 17.1«»

utique

l8.ir„

*imperatore

18.20,


Lli

*evoIvere {por evolare) 20.2, vellent et sigillatim (por singilatim) 25.1,

eademque

{t>or

eadem

itaque) 25.8)

unum

(por alium)

25.185 ministris (-bor magistris) 25.23» convertere (por verteré) 26.10,

*ad (por iam) 26.10, muris et turribus (por turribus)

30.11,

exorta (por extorta) 31.2, *tanti 32.15,

*domandas (por deprimendas)

Ovetum ibídem

deinde

36.11,

quaque)

37.5, villisque

latores)

37.3,

est

40.15, *veniens

(por castrametatus)

Legionem

gato 46.15, ideo ut dicunt 49.ro,

38.7,

40.7, regi cor-

41.14, *congregari 43.18,

43.23,

rebelionem (por rebel-

Oveti 45.1^, ^loco 46.5, et

et

pugnatores (porhçX-

*tantamque (por tantam namque)

armentorum (por armatorum) lum) 45.7,

undequaque (por circum-

villis) 37.5,

castramentatus

*gratias 38.18,

dubensium

(por et

33.21,

variis preciosisque 36.3,

34.13, 37.5,

Ovetum

magna

morbo

46.7, congre-

victoria 50'24, eos (por

ipsos) 52.3, congregato 53-8, venit 54-2i, perrexit in (por per-

gens) 55vi2» xit (por

Dorium

ducens)

56.7, et in ipso 56.14, disposuit 58.18»

59.5,

pugnavisse 60.23, ^^^

du-

iP^'^ nivibus) 61.5,

dimitteret (por dirimeret) 61.5, esset (por est) 61.13, *genus

(por gens) 62.1, strata (por abstrata) 62.1, supersticiossamque 62.11,

*appropinquatur 64.24, *deinde

f/í^r

deinceps) 67.12, *qui

(por quas) 67.21, corde suo 68.23, ii^vide avide) 69.13,

*regnum

(por

regum

procedat 7615,

sibi 71.16, breviter 73.15,

mundo

huic debuisset

regum

76.16, spatia (por in spacia) 76.21, frege-

runt 76-23, properarium (por per parium) 77.2, finibus 78.,,

*sicque 78.25, suadet 80.6, iuste 80.6, omnií 80.8, eloquens (por dicens) 82.2, *triduo (por hoc triduo) 82.5, sui 86.22,

nec(por necnon)

ptum quoque

ait

merita

87.12, *maritali (por mariti) 87.15, acce-

(por acceptumque) 90.20, *regi (por rexi) 90.21.

Supresiones:

A

nos unas treinta y

más de

las arriba indicadas,

échanse de me-

siete palabras respecto del códice príncipe,

y también cuatro períodos

algo largos;

^no de

estos últimos,


Lili

por

injustificadamente, pasó a Berganza («verum

demás

lo

etiam suis laboribus órnate» suelta (reservatis: justificada

i

deben provenir de

sería el códice

una

1. 13,

54.22» materiali 75.5

de copia, careciendo de

faltas

Parecerá excesivo

y asimismo una palabra

sólo en tres casos parece la omisión

6.2:!,}\

— hunc

88.7),

el análisis

demás

las

valor.

hecho en averiguación de cómo

de Fresdelval; mas precisaba justificar

estimación en que merece ser relegado para

ciones anteriores, conviene saber de

des-

la

texto de

fijar el

nuestra historia; y, por otra parte, pendiendo de

rros

,

él

las edi-

dónde provenían sus ye-

sus correcciones.

y

Críticos.

— Don José Maldonado y

Pardo, en 1677, dio

como obra de un

primer noticia impresa de nuestra

historia,

monje de

biblioteca del

Silos, al catalogar,

en

la

la

Marqués de

Montealegre, los dos manuscritos arriba descritos (páginas

XLIV

y XLVI) que

Don

la

contienen.

José Pellicer y Tovar publicó luego, en

Annales^ donde alude a tealegre,

juzgando ser

nica de Alfonso

y repite que

Don

el

VI

la

ella

también sobre

el

1

681, sus

códice de

Mon-

misma que alegó Sandoval, como

escrita

cró-

por D. Pedro, obispo de León,

autor fué antes monje de Silos.

Nicolás Antonio, en su Bibliotheca vetus^ editada en

1696, libro VII, cap.

repite lo

III,

mismo, con más

las otras

referencias a dicha crónica del Obispo, consignadas por Pa-

y Román de la Higuera; dice que ella se vertió en romance, pero que no había logrado verla, y da como equiva-

dilla

lentes

Domus

Seminis y

Silos.

Fray Francisco de Berganza, en sus Aníigiieiiades de España^ 1/21^ tomo

I,

pág.

1

06, dice que

otra copia de la historia del

tomo

II,

pág. 521, publicó

Monje de

él la

suya,

el

Dr. Perreras tenía

Silos;

tomada

y luego, en

el

del manuscrito


1

Ll\'

de Fresdelval, con un breve prólogo en que alude a Nicolás Antonio, sobre

la

concordancia de Seminis y

Tam-

Silos.

bién da preferencia a su texto de Sampiro, respecto del publicado por Sandoval.

Fray Enrique Flórez, en su Espaiia Sagrada, tomo XVI, que es de 1763, desde

la

página 264 analiza

el

contenido del

que llama «Chronicon del monge Silense», denunciando sus de método y divergencias con Pelayo de Oviedo. La da como escrita bajo Urraca o en los primeros años de Alfaltas

fonso

VIL Se hace cargo de

añadiendo

la cita

mus Seminis y y

como

Silos;

pero contradice

arriba se dijo.

XXXV

en

obispo D. Pedro,

si

el

lo

1,

insiste

mismas

las

ambas

cotejo de

de Do-

identidad del obispo

la

con-

lo

edita de nuevo.

misma España

la

(1786), página 15

que,

la

A continuación

de su predecesor, repitiendo

y concluye

al

no probada, y antes probable

Fray Manuel Risco,

tomo

atribución

de Pedro Mexía (1542), y repite

del monje, por cosa

trario,

la

Sagrada,

en dicha negación

citas

y argumentos,

historias probase su

identidad, habría que reconocer por autor no a D. Pedro,

sino a D. Diego, sucesor suyo,

como creyó Román de

la

Hi-

guera.

Don

Rafael de Floranes ^1743

(Gallardo: Ensayo de

gura que

la

una

— l8oi)

en nota manuscrita

biblioteca española,

atribución de nuestra historia

al

III,

IÍO7), ase-

monje de

fué una de las travesuras del ingenio de Pellicer,

Silos

quien leyó

«Domus Seminis» donde el texto decía «apud coenobium quod De Domnis Sanctis nu'ncupatur», aludiendo a Sahagún; rechaza lo de Silos por arbitrario e inverosímil, y dice que se escribió hacia

1

10.

M. R. Dozy, en su^ Recherches 441;

3.''

edic, 1881,

t.

I,

pgs. 19

(i.^^edic, 1849, págs.

y

84)

expone

el

220 y

mismo

pro-


LV

blema que Flórez y Risco, adhiriéndose a la incompatibilidad •entre el monje y el obispo. Hace observaciones sobre la cronología de Fernando

y cree

historia

lo alusivo a

Don

la

critica' el

providencialismo de nuestra

de crónica perdida y copiado fielmente

resto

Alfonso

III

y Ordoño

II.

José A. de los Ríos, en su Historia critica de

tomo

ratura española^ tro

I,

la Lite-

página 163 (1862), cree a nues-

I,

monje más docto, sano de

juicio

y esmerado en

el

uso de

lengua que Pelayo. Analiza su libro con elogie y benevo-

lencia constantes; le atribuye el mérito

de haber estudiado

la

antigüedad, restableciendo los modelos clásicos y adoptando

un tono y les,

sazón inusitados, con sentencias mora-

estilo a la

datos de geografía clásica, rasgos eruditos y providencia-

lismo.

Don Antonio tomo

Blázquez, en

la

Revista d£ Archivos (1908»,

XII, página 187, se alza contra el criterio del Sr.

Echa en cara

y en defensa de Pelayo y

su obra.

ignorancia, sus descuidos

y su desorden;

de que no

y,

al

sobr?

hizo sino copiar cuantas crónicas tuvo a

Ríos

monje su el

criterio

mano,

re-

gravemente y mutilarlos con omisiones. Considera que en este libro, aparte el prólogo, no hay procha su alterar

original del

los textos

monje sino

autor desconocido

la

lo relativo a

parte que abarca de Vitiza a Pelayo; de

Sebastián, lo que sigue hasta piro,

con mutilaciones,

lo

Ordoño

II, al

parecer; de

Sam-

ya sabido, pero comprendiendo

la

y atribuye a otro autor desconocido restante hasta concluir. Da a conocer por vez primera la

historia lo

de Bermudo

Alfonso VI. Cree de un

Crónica Miscelánea,

II,

como obra coetánea de

de Pelayo, mas no copiada de

ellos,

nuestro monje y

donde

se aprecian las

mutilaciones que aquél infirió a textos que dicha crónica

incluye íntegros, sobre Almanzor y Castilla especialmente.


LVI

Don A. tomo

II

Huici, en sus Crónicas latvias de la Reconqiiistay

(191

3),

estudia

progreso

el

que nuestra

literario

toria revela sobre las anteriores, juzgándola

como

más

la

his-

no-

table de la Reconquista antes del siglo XIII. Analiza sus atis-

bos de

envueltos en reminicencias e imi-

filosofía histórica,

taciones de Salustio; sus descripciones topográficas, nuevas

en nuestras crónicas; su colorido poético y epifonemas de tipo salustiano. Declara su amplitud de vocabulario taxis, la

construcción en períodos y miembros a

mayor uso de

participios

y de

modo

sin-

clásico,

del infinitivo de fu-

y gerundios,

turo, del pretérito en ere^ del verbo siun

con dos dativos y

concordancias de relativo en dativo con participio, acreditándolo todo con ejemplos.

M. G.

XVI, que

BuUetin Hispanique^ tomos XI,

Cirot, en el

XVII,

p. 15;

p.

I

y XVIII,

p.

p. 259,

141 (1909 a 1916), opina

Seminis» es corrupción por «Simeonis» o «Semenis»,.

«

creyéndolo monasterio fundado por algún personaje de este

nombre, acaso

el

que era obispo de Burgos hacia IO77. Da no-

de sus códices, excepto

de 1600 y los de Pellicer y Perreras (B. N. n.s 51, 2.237 Y 9-3 1/)- Contradice que se escribiera en Silos, por las ideas desfavorables a Alfonso VI

ticia

que (o

allí

se abrigaron.

Leonesa,

san

como

Isidoro,

La compara con

él la

cuyo

el

llama),

original

y con

la

las actas

de Fernando

doño nea,

II

lo

de Almanzor y

que a su

juicio

no depende de

de Alfonso

lo

la Silense,

ambas de un prototipo común,

y opina salido cense. Sobre nota del II;

la Silense.

son textos ajenos, conservados puros en

anterior, sino

cho

I,

de traslación de

no conoce, admitiéndolas coma

prototipo del pasaje similar contenido en lo

crónica Miscelánea

lo

de Fernando

Sr. Morel-Fatio,

I

Cree que III

la

aunque

y Or-

Misceláésta sea

salvo lo de San-

de un medio clunia-

da noticia de

los

dos


LMI códices silenses de Montealegre, pero sin identificarlos cor> los conservados.

— La de Berganza, hecha sobre un

Ediciones crito,

el

de Fresdelval, en

Huici, constituye la

solo

manus-

72 1, y copiada por F'lórez y única autoridad sobre nuestra historia que 1

de público se disfrutaba. El códice príncipe y sus derivados mejores parece que nadie los tuvo en cuenta para depurar eí texto de Berganza, aunque Ewald, en 1881, dio cuenta de ellos

en su Reise nach Spanien (Nenes Archh\

y 31 1), y luego Cirot describió algunos. La edición de Berganza, como todo su

camente

muy

\"I,

308

págs.

libro, es tipográfi-

descuidada, abundando en erratas; además, e)

manuscrito de que se valió tenía deficiencias de lectura gra-

y correcciones inoportunas, como va demostrado. Sobre esta base, natural era obtener un texto muy deficiente, dado

.ves

que arrastraba

yerros de original tan defectuoso, más-

los

parte de sus correcciones, arriba consignadas arbitrarias,

excepto unas 30 exactas; y a

como

ello se

viciosas o

añaden buen

golpe de erratas graves y un centenar de variantes nuevas, no

menos deplorables, pues contamos como

tales la supresión

de 23 palabras o partículas y añadidura de descuido todo

ello,

y unas 70 correcciones, entre

merecen aprobación

las siguientes: suo, 3.2G;

Rainerio, ll.i^; spatarius, Tyrsi,

24.20;

iugo, 59.18;

aberat,

18.4;

33.20;

Haumar,

por

siete,

mera

que sólo

las

seditionem,

5. ir

23.11; celsiori, 24.19;

autumant, 49.9;

inivit,

55-23;-

Onniae, 80. s. La ortografía, puntuación y apar-

tado en párrafos y capítulos ofrecen también muchísimo de reprochable.

La edición de Flórez corrige fía,

fos,

la

puntuación y

la

ortogra-

salvando erratas; establece nueva distribución, de párra-

no siempre con

acierto,

y pone epígrafes con

los

nom-


LVIIÍ

hres de los reyes, que acentúan gravemente Jos desórdenes

Aun

del texto.

adolece de unas 14 erratas graves propias y

casi de otras tantas correcciones malas; además,

como

nas se hizo cotejo de manuscritos, mantiene

cúmulo de

yerros y arbitrariedades de

la

el

ape-

edición anterior, salvo unas 30

correcciones, que restituyen formas del códice príncipe, y otras 10 que lo mejoran, siguiendo a Perreras veces. textos,

Realmente Plórez se esmeró poco en si

bien

la prisa

que

se

la

y

Pellicer a

depuración de

daba en publicar tomos no

le

consentiría detenerse en minucias.

La edición mente

el

del Sr. Huici limítase a copiar escrupulosa-

texto de Plórez, sin cotejarlo siquiera con

ganza para salvar sus yerros.

En

literal,

la

de Ber-

notas acoge unas 60 correc-

ciones exactas; y no es completa, ya que omite

Sampiro. Respecto de

el

la

parte de

traducción adjunta, interlineada y

son habituales sus descuidos; mas tampoco se podían

hacer muchas gracias con un texto así de viciado e incorrecto,

muchos

resultando, no sólo ilegible, sino ininteligible en

lu-

gares.

La edición dada

al Sr.

del Centro de Estudios Históricos,

Santos Coco, se basa en

dos sus yerros mediante

más

la

de Pelayo en

a las correcciones

lo

las

el

encomenr

códice príncipe, salva-

y de Lucas,

crónicas Miscelánea

que respecta a Sampiro, y atendiendo

de copistas, eruditos y editores; pero

sin

ingerir cosa alguna en el texto por cuenta propia, salvo minucias. Las diferencias respecto de dicho códice van acotadas

modo de No se hace

como

correspondencia de

al pie, a

variantes, así

folios.

mérito, sin embargo, de las

otra vocal; ni de n^ ante palabra,

b,

m y p\

ni

la

de

que constituyen regla general en

-de las s ^

i

largas,

que no guardan

ii

el

regla,

por

ci

por

r,

ti,

ante

dentro de

códice; tampoco,

como igualmente


LIX

íay, cuya presencia se anota en los nombres propios. restablecen en

el

texto los diptongos (U\

códice, ni generalmente en

el

la

oe,

forma uncial

nunca usados en

z',

a uso clásico, o siempre «,

como

vocal y

remedando

se optó por diferenciarlas,

y, cursiva,

cuidada en

lo

la

ortografía clásica, no abolida,

si

la

según

el

En

lo

uso moderno, aplicado a excelentes ediciones latinas.

demás guárdase

se

Edad Media, partiendo de

nuestra epigrafía goda. Entre usar siempre

como consonante,

No

bien des-

medieval, dejando, sin embargo, rasgos pecu-

como el uso de la // inicial, a veces, y desaparición de como letra griega. Las abreviaturas se han resuelto sin

liares,

laj/

advertencia alguna, salvo algún caso dudoso, entre las va-

Se restituyen

riantes. les

a su

forma antigua nombres persona-

modernizados, como Fernando^ Alfonso y Ramiro. Se

conserva generalmente

la

indicación de párrafos y puntuación

del códice, excepto algunas

comas incompatibles con que han parecido

tructura gramatical, añadiendo otras

la

ex-

indis-

pensables. Finalmente, van en castellano advertencias anejas

porque, caída ya

a las variantes,

todo en eintiguos

latín, resulta

costumbre de

escribirlo

innecesario mantener este rastro de los

métodos.

Respecto de dar a

la

las notas,

la fijación

contienen

lo

indispensable para ayu-

del texto, sobre criterio de desconfianza, para

no achacarle retoques que pudieran ser ajenos, y colocando al

lector en condiciones

derse entre al

el

de juzgar y mejorar

lo

hecho, sin per-

fárrago de inutilidades eruditas. Incorporadas

texto van aquellas adiciones o correcciones abonadas por

testimonios concordantes o por

cuyas

citas se

consignan

al pie.

es menor, confíase a las notas

correcciones posibles, por

si

la

autoridad de los críticos,

Cuando

mismas

el

el

grado de garantía presentarlas

como

se las cree buenas o para idear


LX otras.

nea,

No

da valor definitivo a

se

y mucho menos

las variantes

de

la

Miscelá-

a las de Lucas, siendo notorio que

am-

bos textos aparecen retocados; mas cuando dan una forma concordante, su testimonio es de gran autoridad, porque, no estando copiado uno de otro, una discrepancia provenir de

la

común debe

fuente originaria.

Van por apéndice

de traslación del cuerpo de

las actas

san Isidoro, que tan ligadas están con nuestra historia, pues resultaban deficientes las ediciones de los Bolandos y de Fló^ rez.

Se ha conservado aquí escrupulosamente

la ortografia- deJ

códice antiguo, y aun se indican, suplidas en letra bastardilla, sus abreviaciones, pudiéndose formar idea por ello del as-

pecto que ofrecería

En

la

primitiva redacción Silense.

índice se registran, por orden alfabético, los

nombres

y geográficos del texto, con sus datos aclaratorios propios, más otros añadidos que van entre paréntesis; y teda personales

ello

puede

servir

de ilustración

al lector,

como

guía para dis-

cernir entre tantos Alfonsos, Garcías, Ordoños, etc., citados

en sus páginas. Recapitulación.

— La

por un monje de origen

gundo decenio

del

incierto, acaso

siglo

bre, en su iglesia real

principalmente. litet|iria

la

es en

clásico,

León

mozárabe, hacia y, casi

el se-

con certidum-

Isidro.

vida entera de Alfonso VI; pero

los principios,

No

de corte

XII, en

de San

Había de comprender

quedó reducida a

que estudiamos se escribió

historia

modo

con relato de su ascendencia

alguno una crónica, sino pieza

tomando

la

idea

y calcando

frases

de Salustio y de Eginhardo.

Su fuente

principal de información es la crónica asturiana

del Seudo-Sebastián, con

una adición, hoy perdida, que

ba hasta tiempos de Ordoño

II.

Lo sucesivo

del siglo

llega-

X falta, y


LXI

en su lugar se incluye desligada

la

crónica de Sampiro, ínte-

y pura. En lo posterior el monje tomó dre y reprodujo las actas de traslación

gra

noticias

de su pa-

del cuerpo de san

Isidoro.

Faltan indicios para creer que esta historia llegase a ser

más extensa. Parece que se por un narrador

explotó en

la

mismo

el

siglo

XII

de sucesos castellanos principalmente.

laico,

También y con seguridad entró gran parte de su contexto en la crónica leonesa, que llamamos Miscelánea; y a princiLucas, canónigo de dicha iglesia y

pios del XIII la refundió

más tarde obispo tudense. En pasó inadvertida, y no se el

lo sucesivo, hasta el siglo

hizo valer de nuevo sino en

la

XVIII.

Un

solo códice,

y

éste leonés,

parecer, ha conservado

al

su texto; data de la primera mitad del siglo al

XVI,

Marqués de Montealegre. Todos

conocidos dimanan de lo copió,

él

los

con seguridad. En

XV y

perteneció

demás ejemplares el siglo

XVI

quizá

con lapsos de trascripción, y corrigió ampliamente

el cronista

Lorenzo de

cuyo

Padilla,

sería el

ejemplar de

la

biblioteca de Fresdelval, divulgado por las ediciones de Ber-

ganza y Flórez. Separadamente, Pellicer y Perreras obtuvieron otras copias directas, enmendándolas con más parsimo-

pero no llegaron a utilizarse de público.

nia;

manuscritos conocidos se guardan en

la

Hoy

todos sus

Biblioteca Nacional

.

Finalmente, es una realidad definitiva por hoy, que nuestros

hombres cultos no saben

dos en materias mente,

al

históricas;

y

el

como tampoco los ocupa-

hecho se acentúa progresiva-

paso que se consolidan métodos abstrusos e ingra-

tos para su enseñanza: tal vez

tura

latín,

que éste en nuestra

no haya signo mayor de

patria.

Fuera de

incul-

los filólogos,

que


LXII

también evolucfonan desdeñándolo todo menos los

demás no estamos capacitados para

diccionario, un texto clásico,

y muchos

la

gramática^

de

sin golpes

leer,

aun

lo intentan, sa-

tisfechos con mascujar lenguas norteñas, para

mal imponerse

ni

en una cultura que sólo a base de clasicismo pudo fraguarse: así, los

arque 51ogos se refugian en

la

prehistoria

riadores no andan a gusto sino con lo lante.

Deseando, pues, remover

el

y los historomanceado por de-

obstáculo, para hacer legi-

ble nuestra historia, decidimos verter en

ya que

la

suerte nos deparó trabajar sobre

más pretensiones que originarios,

la

de conservar

el

ella;

la Silense,.

y aquí va

espíritu

sin

y sentido

juntamente con cierto paralelismo de composi-

ción. Si algo otros,

romance

deseamos un buen éxito para

mejor preparados, toman sobre

zación medieval

el

ensayo es por

si

esta faena de vulgari-

(í).

(i) El docto catedrático D. V. García de Diego, accediendo una parte de nuestra versión, ha enmendado algunos pasajes.

a

compulsar

I i

i


VERSIÓN CASTELLANA

(i)

^•En otro tiempo, cuando España florecía fecundamente

en todas

las disciplinas liberales,

ber consagrábanse en al

ella

y

los

que sentían sed de

por doquiera a estudios

sa-

literarios,.

invadirla fuertes bárbaros, desvanecióse de raíz el estudio

junto con

la

enseñanza. Por lo que, llegada esta penuria,

taron escritores

y

las

fal-

hazañas de los españoles se pasaron

en.

silencio. -

Mas

si

meditas sagazmente porqué sobreviniese tan gran^

calamidad a España, de cierto se viene a las vías del

la

memoria que todas

Señor son misericordia y verdad. En

efecto:

a

unos, enredados en diversas maldades, irremisiblemente destina El a ritos

penas eternas, mientras otros son invitados, por mé-

de buena vida, a

a algunos, afectos

las floridas sillas

en parte a

uno y

lo

de

la patria celestial;

a lo otro,

una vez pur-

gados con loción de transitorio fuego, también llama a Ni es de preterir

golpea corporalmente, aunque en

se corrigen,

que

el

y

así resulta,

vueltos en su confusión

(O

vida^

aquel golpearlos

para los que en

na

modo alguno inicia su-

el

Salmógrafo canta: «Sean en-

como en

diploide», pues doble manto-

que

alto corresponden a la paginación def nueva edición del Centro de Estudios Históricos.

Los números intercalados en la

lo futuro

golpeo de los precedentes azotes

cesivos tormentos, por lo

texto latino, según

la

caso de muchos otros a quienes asimisma

el

valga de remedio;

y


LXIV

figuradamente visten los que a pena temporal y eterna son

condenados.

nombre de mando sabemos,

Así, los reyes (que con este

por antiguo

poco

a

relato,

haber brillado primero en tierras donde

poco invadieron desidia por

trabajo, soberbia

por

equidad y liviandad con avaricia por continencia) empezaron a adorar a en olvido

al

quienes

Creador de

el

antes que

criatura

la

Creador, echando

al

verdadero Dios y sus mandatos. entre los

las cosas,

cediera generosamente rostros vistosos

Y

aquellos a

demás animales con-

y levantados para mi-

rar las cosas celestiales, entenebrecidos por sombría niebla,

encorvados y postrados, adoraron a los demonios, bajo falsas imágenes de madera, piedra y metal. ^ Por lo demás, dejados estos reyes, para quienes aun no había resplandecido la luz salutífera,

y

debemos apresurarnos

acciones, a los renovados en

Pues

si

Cristo,

la

a censurar, según su posición

fuente del sacro bautismo.

según creemos, tomada nuestra mortalidad,

predicó un bautismo y una

ciertamente Constantino, em-

fe,

perador romano, en punto de

la

aparece reprensible. El

fe

cual Augusto, de gran excelsitud por ventura, fué purificado

primero como católico, por

memoria, en

y

el

el

baño del sacro bautismo, precediendo señales

prodigios, por cuyo hecho consta entenderse patente que

las señales

no se hicieron ostensibles respecto de

sino en favor de los infieles,

misma, diciendo: «Si no réis.»

como

así lo

vieseis señales

Pues dicho Emperador, cercano

ducido

y.

miserablemente en

rando en

la iglesia

la herejía arriana;

tal error, salió

como

iiifiel

los fieles,

pregona

la

Verdad

y prodigios, no

el fin

de sus

rebautizado por cierto falseador de

llamado Eusebio, obispo de .

papa Silvestre de reverenda

la

fe

cree-

días, se-

católica

de Nicomedia, incurrió

de

modo

que, perseve-

de esta vida. Lo que se


LXV con lucidez en

<ieclara

y

obispo de

desde

la

crónica que Isidoro, siervo de Cristo

iglesia Hispalense, escribió

mundo

principio del

el

la

en compendio,

hasta tiempo de Heraclio, em-

perador romano, y de Sisebuto, religiosísimo príncipe de

los

españoles. Pero también de entre sus sucesores, aunque no en tal

forma ¿•Y

qué

quienes •dos,

con pareja insensatez,

relataré

muy

ya de

per.eció la

mayor

parte.

los jefes vándalos

pocos católicos se hallan?

y suevos, entre También los reyes go-

sometidas a su dominio por todas partes naciones y ven-

cedores en tierra y mar, pero ejercitando su crueldad contra

de Cristo

la fortaleza

dores de

la virtud,

dogmas de

los

vigildo,

con doble saña, expulsados

*

los cultiva-

para colmo de su condenación recibieron

los arríanos.

debe traerse a

la

Uno de

los cuales,

memoria por

la

llamado Leo-

magnitud de su

cri-

men. El cual Leovigildo, verdaderamente encendido en celo por

la herejía arriana,

a Hermenegildo, su hijo,

comulgar con nefandos tormentos y

al fin

ritos,

que

resistía

primero atenazado con diversos

puesto en prisiones,

mandó matar con

cruel hacha.

Después de cuya muerte,

el

rey Recaredo, no siguiendo

pérfido padre, sino las huellas del

«n

la

hermano

mártir,

al

empapado

doctrina de Leandro, venerable obispo Hispalense, he-

cho predicador de

la

verdad y aborreciendo

la

saña de los

arríanos, la extirpó en absoluto. Esto lo escribe Gregorio, papa,

en

el libro

de los Diálogos^ que, sobre vidas y virtudes de

santos padres,

compuso eruditamente.

Y

así ocurrió,

que

los los

reyes godos sucesores suyos, secundando los mandatos imperiales del

paz

y en

mismo, cultivaron devotamente

guerra. Pero entre lo

los francos,

empeñados en

versidad de los mismos.

la

fe católica

demás sea notorio

el

en

furor de

destruir el culto divino, y

la

per-


1 LXVI

En

dos condes de Recaredo, príncipe, que uno se

efecto,

llamaba Granista y

por su

y

linaje

Porque de

nos.

bienes;

mas por costumbres

cierto los había

que movido de

arrianos,

corrompido en

un

la herejía

Narbona,

instinto diabólico, en

ciudad, excitó gran sedición contra

^

e índole, profa-

de nombre Atalogo, sin duda instrumento de los

obispo,

mia

otro Vildigerio, sin duda eran nobles

el

exi-

Estos

la fe católica.

condes, secundando por ventura los consejos de dicho Atalogo, introdujeron multitud grandísima

vincia Xarbonense,

de francos en

la

pro-

el

par-

dando por seguro que mantendrían

tido de los arrianos con la protección de tantos militares; a ser posible, hasta privarían del reino a

simo príncipe. Entre tanto, vagando acá y

Recaredo, sereníallá,

Recaredo

lo

supo,

manda

a Claudio, valentísimo

ciudad de Mérida, que se apresure a vengar cente. real,

hicieron gran

Cuando

vertiendo sangre de los siervos de Cristo.

estrago,

la

Dicho Claudio, pues, cumpliendo en breve

con gran ímpetu acomete a

duque de

mandato

el

peleando

atrozmente, castiga con espada casi a sesenta mil de

daban asaltos contra dieron a

la

la fe católica

par ambas vidas. Por

el

la

sangre ino-

los francos; luego,

cabo, los francos, turbados por

y,^

ellos; al

castigo divino, mientras

con arrogante fin,

cerviz, per-

echando a huir

la

parte |

que había podido escapar de manos del enemigo, y siguiendo tras ellos los

godos hasta

los

confinas de su reino, fué des-

trozada.

No

menos, en tiempo de Bamba, gloriosísimo rey,

rocidad de los francos reconócese postrada. Pues Pablo, a quien

Bamba,

provincia Xarbonense,

como

el

fe-

cierto

rey, había confiado la dirección de la ^

creciese en soberbia con deseo

mandar, en forma que, siéndole impuesta diadema, sen rey, confiado en

la

le

de

llama-

auxilio de los francos, se rebeló

en


LXVII

Nimes. Por consiguiente, llevando esta injuria con impacienrey español, avanza cuanto antes sobre Nimes con

cia el

caballería escogida

con que estaba en una expedición;

al

cabo,

dispersos y fugitivos los francos, pone sitio a

la

tomada

mas aún

la

destruyó, en parte, hasta

vando preso

al

mismo

el

suelo;

la

ciudad,

y

lle-

Pablo, una vez sometida a su dominio

provincia Narbonense, alegre vuelve a Toledo. Escritas se

la

hallan estas cosas en el libro del bienaventurado Isidoro, que,

entre otros catorce dados a luz por vándalos, suevos

También de

río

él

sobre

las

hazañas de

y godos, diligentemente compuso.

los reyes hispanos,

desde

mar que separa

los galos, hasta el

Ródano, máximo

el

a

Europa de

gobernaron católicamente, a saber

seis provincias

África,

Narbo-

:

nense, Tarraconense, Bética, Lusitania, Cartaginense y Cale-

sometieron además bajo su dominio

cía;

gitania, sita la

la

provincia de Tin-

en los últimos confines de África. Por

cuando

fin,

divina providencia, viendo que Vitiza, rey de los godos, se

agazapaba largo tiempo entre los cristícolas ovejas, para

que todo

tiguo revolcadero,

como

que,

el

al

linaje

como

lobo entre

no se manchase otra vez en

modo que en tiempos de Noé,

el

an-

permitió

diluvio la tierra, gentes bárbaras ocupasen toda

España, preservados pocos cristianos. Pero después de con-

dolerme por

la

ruina de

la patria,

y como hubiese

ido dema-

siado lejos tocando depravadas costumbres de reyes,

mismo incítame "

Así, pues, yo, desde

el

asunto

a volver al principio.

cuello en razón del

en

el

mi

yugo de

cenobio que llaman

florida

juventud

,

sometiendo

Cristo, recibí el hábito

«Domus

el

monacal

Seminis», donde vagando

largo tiempo ensimismado, mientras revolvía diversas sentencias

de

libros

los santos

de

los

padres católicos, aclarativas de los sagrados

Reyes, decidí escribir selectamente

las

hazañas


Lxvin

de don Alfonso, ortodoxo emperador de España, y su

vida;

primero, porque los más nobles hechos suyos parecen dig-

nos de recuerdo; segundo, porque [salvado] ya en 'tiempo todo

el

el

frágil

trascurso de su vida, resulta celebérrimo so-

bre todos los reyes que gobernaron católicamente

la

Iglesia

de Cristo. Mas antes de dar comienzo a esta narración, plugo

exponer brevemente con cuántas dificultades y cuántos querellosos obstáculos llegó a poseer el reino.

Alfonso, pues, oriundo de

la ilustre

prosapia de los go-

dos, tuvo gran fuerza en designios y en armas, lo que entre

mortales apenas se encuentra; en efecto, vemos que uno sale adelante por temor a morir, y otro por atrevimiento de fortaleza.

Pero cuánto ánimo hubo en éste para ampliar

y hacer guerra

los españoles

a una

las provincias

a los bárbaros,

el

reino de

enumerando una

arrancadas de sus sacrilegas manos y de-

vueltas a la fe de Cristo, lo diré de paso, conforme la habilidad

de mi ingenio ^

lo consienta.

Luego, pues, que Fernando, rey de buena memoria, cum-

de hijos

plió su día último, sobreviviéndole

Sancho, las

'

el

referido Alfonso

hermanas Urraca y

diera equitativamente

y García

Elvira, el

el

el

primogénito

menor, juntamente con

aunque en vida

el

padre

divi- i

reino entre ellos, todavía durante

ocho años seguidos hiciéronse guerra

interior irreparable-

mente, aniquilada no pequeña parte de militares en dos grandes batallas. ¡Entre hermano» fué tan gran discordia! Porque, ^•quién ignora tales, sino el

ocuparse en las gestas

de

que desde un principio

así ocurriera entre

mor-

que, obsesionado con otros negocios, no puede el

estudio de las lecturas? Escudriñad, en efecto,

los reyes,

porque entre copartícipes del reino

más hubo paz duradera. Ciertamente

ja-

dícese que los reyes de


LXIX

España fueron de

tal

ferocidad, porque desde

que algún régulo de su estirpe tomaba adulta, preparábase a

las

el

momento en

armas en edad

contender por fuerza, ya entre herma-

nos ya contra los padres,

si

aun estuviesen vivos, para conse-

guir la regia autoridad él solo.

Así, pues, a este Alfonso, privado del reino paterno, le

hermano Sancho

obligó su

que

se realizó

a irse a Toledo;

rrado de su patria, gozase de fe,

y como la

vueltas por

sea

hospitalidad barbárica salva

la

máximo como a tan ya también como familia-

se le distinguiese en grado

sociedad rnora paseando de acá para

allá

Toledo a discreción, lamentándose más de

dado creer

a cualquiera, recapacitó en lo íntimo

cho por qué lugares y con qué

tiempo espejo de carse de

necesidad cual deste-

la

gran rey por los mismos sarracenos, rísimo de

esto creemos

por disposición próvida de Dios. Porque como

durante nueve meses, impelido por

su

mas

manos de

artificios aquella

^

diese

que

lo

de su pe-

ciudad, en otro

de toda España, podría

los cristianos

sa-

Pero más adelante indicaré

los paganos.

de qué manera fué conquistada por Entre tanto, reunido un ejército,

él

peleando atrozmente.

rey Sancho

el

Za-

sitió a

mora, que en tiempos primitivos se llamaba Numancia, por-

qué

zamoramos en aquel trance permanecieron inconmo-

los

vibles.

Los

del rey

cuales, en verdad, robustecidos

Alfonso y no conllevando

con

sitiaba.

mente

vida

al

lo hirió,

par con su sangre.

al

rey Sancho

Quien, por ventura, traspa-

sado desde atrás inopinadamente por jie sí la

protección

repulsa de su señor,

la

enviado un militar de gran audacia, mataron

con engaño mientras los

la

él

Mas

con una

lanza,

echó

aquel que tan audaz-

según estaba concertado, tras rapidísima ca-

rrera a caballo, abiertas las puertas fué recibido incólume los

k

ciudadanos. Pero matado

el

rey, entonces habrías

por

de ver,


LXX de tanta audacia y tanto regocijo, cuánta dispersión y cuánta tristeza hubo en aquel tan grande y tan noble ejército. tras

Porque, según todos los soldados coadyuvaban los

campamentos, aturdidos por

dejado casi todo

el

el

al

asedio ante

horrible vocerío, locos y

bagaje, emprendieron la fuga.

no ordenadamente como suele conducirse un

A lo último,

ejército robus-

¡•j

tecido en batallas y velas, sino fatigándose noche

en pelotones se recogen a su

de fortísimos militares de

patria» Sin

y

embargo,

día, la

que

^^

como

era debido,

el

el

cenobio de

Oña

dieron

le

sepultura con gran honor, según cumplía.

Cuando

la noticia

de fechoría

tal llegó

en Toledo a oídos

del rey Alfonso, despidiéndose del susodicho rey bárbaro

Halmemón, para estar

dice que pronto se había de volver a su patria

le

al

socorro de los suyos. Por lo demás,

manera alguna baro,

le notificase la

aconseja

como en

muerte de su hermano,

compadecido primero por

el

el

bár-

arrojo del noble varón,

le

que no quiera caer otra vez en manos enemigas:

sobre esto

le

hace saber que está bien enterado de

tuna y valor del hermano; por

fin,

rroga en privado sobre muerte del

la for-

ante su resistencia,

como

moro le intehermano. Mas en esta du-

aquella gente agudiza con natural ingenio,

el

dosa precisión, mientras a cada uno remordía su propia herida, el

uno, precaviendo insidias barbáricas, retraíase de indicar

otro la cosa

tal

como

al

era: ciertamente, su apacible naturaleza,

ávida por imperar, sentía terror grandísimo hacia

Halmemón

El rey toledano, revolviendo estas cosas dentro de

nmucho

tiempo, se cuenta que pensaba en prender a nuestro rey; por eso,

cuando Alfonso,

1

honrosa- f

cuerpo exánime de su señor, hasta

rodeado de regia pompa, en

.,

cohorte >

conscientes de su linaje y

Castillaj

originario valor, resistiendo en batalla se llevaron

mente,

todos

rey, lo descubrió por indicios, según era


LXXI

de prudente en designios como valentísimo en armas, rodeado de sus militares fuese virilmente a

Donde, tratando de asegurar

mada ellos

la

la

ciudad de Zamora.

gobernación del reino,

lla-

hermana Urraca y otros ilustrísimos varones, con tuvo secreto coloquio. La cual Urraca, en verdad, había su

querido a Alfonso desde su niñez entrañablemente y con ternal

amor sobre

mayor en edad,

los

demás hermanos; pues, como

lo criaba

y

vestía haciendo veces

fra-

fuese

la

de madre.

Efectivamente, descollaba en prudencia y probidad

'^,

según

que aprendimos, antes bien por experiencia que por fama:

lo

despreciadas carnales uniones y los perecederos vestidos maritales,

por fuera bajo hábito

laical,

mas por dentro con

ob-

servancia monástica, toftió por esposo verdadero a Cristo,

en todo

el

tiempo de su vida practicó su deseado

de adornar los sacros altares y oro, plata

y

ejercicio

las vestiduras sacerdotales

con

y piedras preciosas.

Así, pues, aceptado su consejo, Alfonso, inquieto por esta precisión, a saber: la de

que otra vez no

ya con su muerte alevosamente, ya con a García, su

hermano menor;

tributado todo

órdenes.

En

el

honor

efecto,

reinar después

que

hermano, cogió

regio,

excepto

la

libertad para dar

Alfonso consideraba que éste había de él,

muerte, interviniendo,

A

del

la

a quien, puesto en cadenas, era

asegurada paz entre tanto; mas

perante naturaleza, que señaló le

al

hombre

sobrecogió

misma cárcel. cuyo funeral ambas hermanas,

de fiebres en.

se estragase el reino,

inevitable

la

im-

meta de

mucho después atacado

la

Urraca y Elvira, acudiendo según práctica regia, y ofreciendo a Dios por su alma la hostia saludable Rainerio, legado de la Iglesia romana, a saber.

hecho papa después, pero que entonces

un

dirigía,

casualmente

concilio sinodal en León, con Bernardo, arzobispo tole-


LXXII

daño, y otros obispos comprovinciales y abades, dieron sepultura a su cuerpo en

Por tes

la

misma

ciudad, junto a sus padres..

demás, confirmado Alfonso en

lo

que lleguemos a

la serie

el

reino paterno, an-

de sus batallas y toma de ciuda-

des, a fin

de que más lúcidamente sea notorio a

cómo

mismo gobernase

él

cuánto

lo

los venideros

reino de los españoles

el

^^

y

ampliase paulatinamente de mínimo que era, de-

bemos comenzar de más

atrás descubriendo

el

origen del

mismo.

Pues en tiempo de

más

arriba, tras

este Vitiza

bueno y

justo,

con que

el

freno de

el

la

y

la

y

Españas. Así,

armas militares y

a los apetitos carnales, des-

desvergüenza, toda

vez, relajada la disciplina, lascivia

las

las

reino se previene liberalmente,

se hubiese rendido a la pereza

atado

muchas nefandas y ho-

malamente abusase de

otras buenas artes

y

lo

rey de los godos, a quien recordé

maldades se multiplicaron otra vez en

rribles

como

de

Vitiza,

comenzó

la

gente goda, a su

a torcer el

ánimo hacia

soberbia. Efectivamente; depuesta toda religión

divina, despreciadas las medicinas del alma, el antojo

dir prósperos bienes ajenos, robarlos

dió

la

como epidemia

el

ejército

y

de inva-

traerlos a casa

de los godos.

Aun

inva-

los obis-

pos y demás honradores de Dios eran menospreciados; los oficios de la sacrosanta Iglesia, cerradas las puertas, en nada se tenían; los concilios sinodales se disolvieron; los

cánones se celaron bajo roso,

cuanto parece deco-

moderado, honesto se recibía en aquellos tiempos con

ludibrio. tra él

sello; a la postre,

sagrados

Y lo

que parece lastimoso de

no se alzase

la

relatar:

para que con-

santa Iglesia por tanto crimen,

lascivo rey a los obispos, presbíteros, diáconos

todos del sacro

altar

mandó

el'

y ministros

que tuviesen esposas carnales. Pues-


LXXIII

desde que, con ejercitarse más bien en festines y liviandades

que en trabajos y estudio para extirpar éstos males del reinor se excitó el

ánimo

demás eran

lo

del rey

de

fastidios para

él.

aquella verídica sentencia de

caído

el

godos, fuera de

los

Y esto la

impío, menospreciará

ociosidad,

para que se recuerde

«Como

Sabiduría:

hubiese

abismo».

el

aquí añadió

El rey español

'^

la

iniquidad

sobre iniquidad,

cuando, encendido en malicioso celo, prendió con engaño a

Gaudefredo, duque cordobés, y privado de la luz de ambos ojos le hizo andar a tientas miserablemente. Pues había nacido Gaudefredo de

la

estirpe real de los godos;

hombres suceden casos

los rior

mas como

que

diversos, Vitiza,

le

era infe-

por ambas ramas de ascendencia, casualmente subió a

gobernación del reino. Por de éste no fuese en contra

él

lo

lo

mismo,

de que

a fin

a

la

origen

el

venidero temible a su descendencia,,

provocó miserablemente dicha molestia. Pero Dios,

aborreciendo tanto delito y tanta malicia de los hombres, ño quiso curar

festa

insanable llaga sino con ruina.

Así, pues, luego

que murió

el

rey Vitiza, Rodrigo, hijo de

Gaudefredo, en consejo de magnates de bía sucedido en el reino.

la

gente goda,

le

ha-

Varón guerreador y duro y bastante

expedito en desempeñar todo negocio; pero en vida y cos-

tumbres no desemejante de premacía

real,

cuando alcanzó

Vitiza. El,

apresurándose a vengar

la injuria

apartó de las Españas a dos hijos de Vitiza,

mia la

los arrojó del reino paterno.

Mas

de su padre»

y con suma

ellos,

provincia Tingitana, se reunieron con

el

más

íntimo,

y lamentándose

allí

de

las

conde

Julián, a

la

perdición.

•"*

como

ofensas recibidas,

dispusieron que, introduciendo a los moros, ellos

de toda España fuesen a

infa-

trasladándose a

quien Vitiza, rey, había considerado entre sus vasallos el

la su-

Además

y

el

reina

incitaba a Ju-


LXXIV lian para realizar esta fechoría el furor e\

rey Rodrigo

de

la

violada hija, que

había tomado arteramente, no para esposa,

le

porque

le

parecía bella, para concubina.

Luego, en

el

año 709, Hulit, poderosísimo rey de

sino,

baros de toda África, bajo los hijos

de

los jefes

de su

Vitiza, envió a las

comprobada con

el

la

ejército,

dirección del conde Julián

Españas a Táric,

dudosa de

En

efecto, aterraban al bárbaro rey

suerte que, a no haber atacado

si

acaso aparecieran; de

mismo

él

los

los confines españo-

habría considerado fatalmente dañoso, por irreductible

que como enemigo

No

uno de

empezase guerra

Julián,

ardides falaces del conde tingitano,

les, lo

el bizco,

y de

con 25.OOO peones de lucha para que,

la fidelidad

rey español.

los bár-

era,

dada

obstante, cuando se

un poderosísimo rrito entra el

la dificultad del sitio-

oye que venía

enemigo, reunido

el

de godos, Rodrigo,

ejército

primero en

batalla,

de suerte que peleando

tigablemente siete días seguidos rriataron

peones de Táric. Pero Julián y la

primera

moverse, animar,

res^^ sustituyendo

dos con

con sanos a

los cristianos,

Julián, dirígese a

con

renovada

la

tras otras

en

6.000 de los

dos hijos de Vitiza, que

dirigir

y socorrer

a sus milita-

los heridos, entonces, entremeti-

África se publica

España Muza, príncipe del

la

fidelidad de

ejército del rey

multitud de caballeros y peones. Luego, batalla, el bárbaro empezó a añadir tropas unas infinita

la pelea;

tumbre, atento a herir en los

1

corroboran ante los bárbaros sus fuerzas.

Mas después que por toda africano,

los

a

infa-

guarnición mora, luego que ven a Rodrigo en

estaban con fila

fiero e imperté-

la

pues

pelea,

el

rey español, siguiendo su cos-

empezó

a instar

más fieramente y

enemigos con empeño. Por último, cuando,

insis-

tiendo los bárbaros, empezaron a desfallecer los soldados

pañoles y, fatigados por

lo largo

de

la pelea, a

es-

ceder cada uno


LXXV terreno

al

enemigo, Rodrigo, como no viese auxilio alguno

ya para

sí,

previniendo

días,

la

murió peleando. Ciertamente,

desviado de España por fin

fuga poco a poco durante algunos

de que no

la

la

mano

del

Señor se había

inveterada malicia de sus reyes, a

la

protegiese

al

tiempo de esta ruina.

V

luego,

todos los militares godos, dispersos y fugitivos, llegaron al

casi

exterminio con espada.

Después de

esto, los

moros, no impidiéndoselo fuerza

guna, sometieron a su dominio toda hierro, fuego

y hambre. Pues ¿qué

España, consumida a

la

se opondría a ellos, los

que

«n abierta guerra habían derrotado toda muchedumbre de Españas con potencia

al-

las

Quienes por ventura exhiben,

triunfal.'*

abundantemente y sobre todo testimonio, cuantas matanzas y «stragos hicieron con horrible espada en los cristianos: pro*^'

muros de ciudades,

vincias desiertas, arruinados truidas, en lugar

de

las cuales

dase culto

al

iglesias des-

nombre de Ma-

homa. Por

lo

demás, contra tanta ruina, fuera de Dios Padre, que

acude insistente a

de gentes

los

pecados de

forasteras se sabe

los

hombres con

que favoreciese

vara, nadie

a España. Ni aun

Carlos, de quien los francos aseguran falsamente que arrebató

algunas ciudades de rineos. Pues

mano de

como durante

los

veinte

paganos bajo

y

los

montes

Pi-

años sostuviese guerra

tres

contra los sajones, según se contiene en sus gestas, vino a cierto

moro, por nombre Hibinalarabí,

a

él

quien Abderrahman,

gran rey de los moros, había dado a gobernar

el

reino Zara-

gozano, ofreciéndole que habría de poner bajo su señorío su

persona y toda

la

provincia.

Entonces

el

rey Carlos, según

persuasión de dicho moro, concibiendo en su mente ranza de tomar ciudades en España, congregado los francos

y emprendiendo

el

camino por

el

la

espe-

ejército

las desiertas

de

mon-


LXXVI tañas pirenaicas, llegó Carlos incólume hasta

pamploneses, a quien alegría,

bia

ellos,

cuando

la

ciudad de los

reciben con gran

lo ven,

porque estaban estrechados de todas partes por

de los moros. Desde

allí,

como

la ra-

de Za-

llegase a la ciudad

ragoza, corrompido con oro, según costumbre de los francos, sin esfuerzo

alguno por libertar

la

santa Iglesia de

ción de los bárbaros, se vuelve a los suyos;

domina-

la

como que

la

gue-

rreadora España se conmueve, no con togados, sino con duros

Anhelaba, en efecto,

militares.

'^

Carlos bañarse prontamente

en aquellas termas que para este

fin

había construido en

Aquisgrán deliciosamente. Por cierto que, intentando de regreso destruir plona, ciudad de moros, fizo

grandes penas en

fuese

el ejército

e\

la

mayor

las alturas,

atacan a

la

an-

la

última tropa que protegía a las prece-

dentes y, trabado combate con

del

como

propio monte Pirineo. Pues

permitía, los navarros, sobreviniendo desde

sitio

En

parte de su ejército satis-

extendido en larga formación, según

gostura del

todos.

Pam-

a

ellos,

matan hasta

el

esta guerra cayeron Egihardo, preboste

último, a

de

mesa

la

rey Carlos; Anselmo, conde palatino, y Rolando, gober-

nador de Britania, con otros muchos, cuyo hecho permaneció

impune hasta mente de de la

las

el

día

de hoy.

Carlos, vuelvo a lo

Españas,

el

Como

ya quede dicho esto breve-

empezado; pues,

tras tanta ruina

mérito de mi trabajo está en referir

piedad divina que hiere y sana hiciera crecer,

de revivida

Hay en sobre

el

raíz, a la

cómo

como retoño

gente goda, recobradas sus fuerzas.

Asturias un valle que tiene por nombre Cangas,

que surge dominante

el

gran monte Aseuva, en cuya

base cierta roca, naturalmente y no por obra de tegida, extendiéndose sobre el vacío cierra

artífice

una cueva,

pro^^

en


Lxxvir

inexpugnable contra toda maquinación

absoluto

como

que, siendo por en medio cóncava, caben

enemiga;

allí

casi mil

hombres, para cuya protección no se necesita de [arbitrio]

En

alguno. la

do

que Pelayo, escudero del rey Rodrigo, que bajo

la

opresión de los moros vagaba por lugares inciertos, cuan-

en

llegó, fiado

promesa

la

Señor para expugnar dos; a-

más de

lo que,

divina, fué robustecido por el

a los bárbaros

unidos en

con algunos militares go-

común todos

los asturianos,

constituyen príncipe sobre ellos a Pelayo.

Por

demás, cuando trasciende

lo

de aquel bárbaros

sitio,

y más a

las claras

rumor de

el

suena en

la fortaleza

de

los oídos

haciéndose público, Táric, conmovido

los

de furor,

reúne por todas partes inmenso ejército de ismaelitas, y constituyendo jefe sobre

también con

ellos a

él

Oppa, obispo toledano, que ya se había

-entregado a los bárbaros, a

mente,

Oppa

sejos de

él

Halcaman su compañero, envía

a

de prender a Pelayo. Efectiva-

fin

era hijo del rey Vitiza; por esto, siguiendo con-

y experimentada

la

fidelidad de sus dos hermanos,

se le enviaba por el rey bárbaro

a Pelayo.

En

efecto, el bárbaro

consejo del gobernante: que

der a

las

si

como seductor

para engañar

Halcaman había recibido

Pelayo no quisiera condescen-

admoniciones del obispo toledano, cogido en

cio del combate se

le

llevase

este

hasta

la

lo re-

ciudad de Córdoba

preso con cadenas.

Viniendo

así

Halcaman y Oppa con

187.CXX) caballeros

y

peones y honderos, avanzan por Asturias. Mas luego que hucueva y por todas partes se plantaron espesas tiendas de bárbaros *^, Oppa primeramente, como bieron llegado a

la feliz

velando sobre

infortunio de los cristianos, adelántase para

el

tentar engañosamente a Pelayo con palabras de paz, a

que, pospuesto

el

empeño de recuperar

la patria, él,

fin

de

de toda


LXXVIII

como Dios permite

áu voluntad

hacerlo, se entregase a la

potestad de los caldeos: sobre esto, fuera de sazón, si

le

dice

que

presta asenso a sus admoniciones habrá de ser elevado a

grandes honores. Mas Pelayo, repugnando apartar su ánimo

buen propósito, conmovido por

del

el

excesivo dolor en

ira,

cuéntase qué respondió en tales términos: «Tú, dijo, y tus her-

manos con

Julián, ministro

reino de

gente goda; mas nosotros, teniendo por abogado a

la

de Satanás, decretasteis arruinar

el

nuestro Señor Jesucristo junto a Dios Padre, despreciamos a esta multitud

de paganos cuya dirección muestras; pero tam-

bién por intercesión de

mismo Señor nuestro,, creemos que, como mieses

Madre

la

que es madre de misericordias,

del

numerosísimas de un grano de mostaza, ha de germinar, naciendo de pocos,

la

gente goda.» Pues Pelayo y los que con

él

estaban, aterrados con tanto enemigo, impetrando sufragios a la bienaventurada María, que se adora hasta

aquella cueva, instaban día

día de

el

y noche en su ruego por

hoy en la res-

tauración de los cristianos.

Lo que oyendo Oppa,

vuelto al ejército, dijo: «Acercaos

cueva y pelead, porque según reconocí por sus palabras» a no ser mediante espada, no podemos tener paz con él.»

a la

Halcamdn

punto mandó a

honderos y flecheros, cuyos vibrantes dardos eran en gran número, tirar a la puerta de la al

los

cueva. Entonces habrías de ver piedras revueltas dos,

como densísimas nubes impulsadas por

el

^^

con dar-

soplo boreal,

volar contra la desgraciada cueva. Pero en este turbión de

piedras

y dardos has de considerar sutilmente cómo

divino luchara en favor de los cristianos; pues ni la fragilidad podría resistir a la venganza divina, vista el

diese

el

ejemplo del bienaventurado Job,

si

el

poder

humana

poniendo a

la

a aliviarla no acu-

piadoso gobierno de Aquel que hiere y sana; testigo


LXXIX

también

autoridad apostólica: «Fiel es Dios, que no con-

la

sentirá seáis tentados

templación con

Mas

lo

más

allá

que podéis

de

lo

que podáis: tendrá con-

resistir.»

me

ruégote, ¡oh, quienquiera que leas! que no

gues charlatán o hablador inconsiderado en todo fiero. Si lo

juzgas normal, no a mí, sino

lo

juz-

que pro-

que es admirable

al

en todas sus obras desacreditas. Pues no creas que en otro

tiempo se hiciese de diferente para destruir piedras

y

modo

la

confusión de lenguas

que aquí

fábrica de la ilícita torre,

la

flechas contra aquellos

para obtener venganza. estos dos milagros en

Mas

si

modo

mismos que

las

el

volverse

arrojaban

ahora, negándolo, aseguras que

alguno tengan mérito

igual,

con-

téstame a esta pregunta: Roíste en algún lugar que una lanza arrojada por su dueño, bien que no contra

contra ni

él vuelta, sin

en David

ni

en

embargo herida mortal

las victorias del

pueblo

el

enemigo, sino

hiciese?

israelita,

De

cierto,

en que re-

muchos con pocos,

petidas veces Dios concedió triunfo sobre

leímos haberse hecho. ^^

Así, los bárbaros, cuando ven que no sólo nada se ade-

lanta en el logro

de su negocio, sino antes derribada con sus

muy

propios dardos

gran parte de los suyos, confusos y tur-

bados, retrocediendo desisten de atacar lleno

de gracia de Dios y

fortaleza,

guidos a los enemigos por lo protegía,

más

supervivientes, 1

y

allí al

emprendían fuga por los

Mas

vencedora mano de Aquel que

huecos de

las

los de-

punto fué cogido Oppa y muerto

la

la

Pelayo,

mientras contempla extin-

24.000 caldeos. Pero

tantes pudieron evadirse a

ban por

cueva.

espada en mano acomete con los suyos a

Halcaman con tras

la

la

ni

aun

los

63.000

res-

venganza del Señor; pues mien-

cima del monte Aseuva y

llega-

peñas y lugares desviados hasta

la

Liévana, cierta saliente del monte, cayendo desde sus cimien-


LXXX tos mientras pasaban adelante junto

^n

el río

mismo por voluntad

al río

de

divina;

Deva, los aplastó

modo que cuando

dicho río rebasa su propio álveo con inundación de

muchas

lluvias,

señales de ellos se muestran evidentes hasta el día

de hoy. Era durante aquella tempestad gobernador en Gijón,

dad marítima de Asturias,

cierto

moro llamado Muza,

.según va dicho, después de Táric había hecho guerra

de

los

godos Rodrigo. Este, luego que oye

bárbaros, dejada

la

el

que,

al

rey

estrago de los

ciudad, prepara su fuga; mas, sorprendido

por los asturianos, fué muerto con

cuyo nombre es

tal

ciu-

Olalles.

suyos en cierta aldea,

los

Por cierto que

el

rey de los moros,

cuando, frustrada su esperanza, oyera que habían sido muertos ios que envió para combatir a Pelayo

traidoramente en

hecho

^^,

juzgando cómplices

conde Julián y a

los

dos hijos

gente de los godos, surgiendo

como de

el

al

•de Vitiza, les hizo cortar la cabeza.

Por

lo

un sueño,

demás,

la

se habituó paulatinamente a organizarse; es decir, a

seguir banderas en •el

reino, restaurar

la

guerra, acatar una potestad legítima en

en paz devotamonte

namentos; por último, alabar con todo

y sus orafectp de su mente

las iglesias el

a Dios, que con poquísimos había dado victoria sobre

la

mul-

titud de sus enemigos.

Entre tanto, Alfonso los Cántabros,

el

tomó en matrimonio

a Hermesinda, hija de

Pelayo. Efectivamente, había nacido Pedro de

Recaredo, serenísimo príncipe de los godos; el

débito de

fonso

y

la

Fruela.

duque de

Católico, hijo de Pedro,

la

estirpe de

el cual,

pagando

carne, dejó dos hijos, a saber, el susodicho Al-

Mas Alfonso,

de Pelayo, cuando, muerto

el

el

que había desposado

a la hija

suegro, fué hecho rey, llevando

repetidas veces un ejército con Fruela, su hermano,

tomó gue-


1

XX.\1

rreando muchísimas ciudades oprimidas por los bárbaros; hizo consagrar en

nombre de

Cristo sus iglesias, arrojado

el

nefando nombre de Mahoma, y se aplicó devotamente a poner obispos en cada una y adornarlas con oro, plata y piedras preciosas y libros de la ley sagrada. Por lo que al tiempo de su tránsito se

oyó por algunos de

voz profètica: «He aquí considera; se

le

su sepultura.» cristiano

cómo

los presentes

resulta

con gozo

la

aquella

y nadie

lo

iniquidad y será en paz

no ser dudoso para todo

que su alma, arrebatada a

tus malignos, la llevasen

el aire

es llevado el justo

ha quitado de ante

De donde

en

la

potestad de los espíri-

los ángeles a la eterna'man-

sión del palacio celestial. Murió, pues, en

el

año décimo oc-

tavo de su reinado, en cuyo lugar reinó su hijo Fruela.

Este puso término a aquella perniciosa maldad que tiza,

rey, había

sembrado miserablemente entfe

-^

Vi-

los cristícolas

ministros del altar sacrosanto, a saber: que los sacerdotes de Cristo no tuvieran en adelante uniones carnales,

por cuyo

hecho, aunque fuese áspero de condición en otros asuntos, sin

embargo, por haber en esto realizado un servicio grande

a Dios, el

poder divino, mientras mereció

vivir, le

dio victoria

sobre sus enemigos.

Pues como los confines

de

el la

rey bárbaro cordobés pretendiese devastar provincia de Galicia, avanzó a su encuentro

con tropa de militares pertrechados, y trabada a 54000 amorreos; además, cogiendo vivo a su

Haumar, en capital.

el

al

rebelados contra

él,

ella

mató

llamado

sentencia

pueblo traidor de Galicia, que proyec-

taba sinrazones contra su reino;

dre,,

jefe,

momento mismo mandó imponerle

Venció aún

Muña, tuvo de

batalla

domó también a

los navarros

de donde tomando esposa por nombre

un

hijo, a

quien puso

el

nombre de su

Alfonso. VI

pa-


LXXXII El cual Alfonso, en verdad casto y piadoso varón, luego

que apareció sucediéndole en solio,

afirmó en Oviedo su

el reino,

decorado con fuerte y bella obra. Pues

al

año tercera

de su reinado entró en Asturias un ejército de caldeos, que, sorprendido en

el

lugar que dicen Lutos por los militares

de

dicho piísimo rey, fueron rendidos 70-000 de ellos con su

llamado

jefe,

Por

]\Iugait.

demás,

lo

el

rey Alfonso,

como

tuviese nimia castidad

de alma y de cuerpo, mereció obtener del Señor una arca conteniendo diversas reliquias de santos. La cual arca, amenazando, por ventura, fué trasportada en

de los

el terror

un navio desde Jerusalén;

por espacio de algún tiempo en años, en Toledo.

ya nadie se mente, él al

Como

Sevilla,

y

y por

sitios

en ^^

lo

antiguo

permaneció

luego, durante cien

otra vez oprimiesen los

les resistía, los cristianos

arca de Dios,

el

gentiles,

moros cuando

arrebataron secreta"

excusados llegaron hasta

mar, y puesta allí en una nave, guiándolos D40S abordaron puerto de Asturias, cuyo nombre es Subsalas, por aquello

de tener cerca y encima

Mas

el

la regia

ciudad de Gijón.

rey Alfonso, luego que se vio divinamente enri-

quecido con tan gran dádiva, en lugar de decretó fabricar una sede para

la

una

día,

perdida Toledo,

venerable arca. Para realizar

éste plan, dejadas las otras atenciones

cada

la

y ansiándolo más y más

desde entonces por espacio de treinta años fabricó

iglesia

en Oviedo de admirable obra, en honor de san Sal-

vador, y en

ella,

a los lados derecho e izquierdo del altar

ma-

yor, construyó dos grupos de a seis altares dedicados a los

doce Apóstoles.

No menos

llevó a efecto

un santuario de

bienaventurada madre de Dios y virgen María, con pareja tructura

y

tres cabeceras.

Eulalia, cubierta

la

es-

Hizo también una basílica de santa

con obra de bóveda, sobre

la

qu? se hiciese


LXXXIII

una cámara, donde en lugar más excelso fuese adorada por los fieles el arca santa.

iglesia del

Y

además fundó con

de san Salvador, un templo de

lisa,

el

mismo

un estadio de

la igle-

bienaventurado mártir de Crjsto Tirso en

recinto. Edificó también, a distancia de sia

obra una

bella

los santos Julián

y Basi-

adjuntándole a uno y otro lado capillas dispuestas en ad-

mirable composición. 2^

Por cierto que

si

enumerar uno por uno

llegase a

ornamentos de dicha cámara, disertación tan ría

desviado harto lejos de lo que empecé. Mas por

tud del milagro,

me

prolija

la

lleva-

magni-

angélica cruz sea sacada a plaza. Pues

la

los

como

cierto día el susodicho Alfonso, rey casto

y piadoso, tuviese por acaso en la mano cantidad de esplendidísimo oro y algunas piedras preciosas, comenzó a pensar cómo podría ser hecha una cruz con ello para servicio del

estando en este santo propósito, después de del cuerpo

y sangre de

zaba sus pasos hacia llevando

el

oro en

la

el

Cristo,

Señor. Así,

altar del la

participación

según costumbre, ya endere-

palacio real por causa de

la

mano, cuando he aquí que se

comida, le

apare-

cieron dos ángeles en figura de peregrinos, fingiendo ser artífices;

quien

al

momento

les

entregó

el

oro y

las piedras, se-

ñalándoles mansión donde sin impedimento de hombres pudiesen trabajar.

Lo demás parece cosa maravillosa

e inusi-

tada, después de los Apóstoles hasta nuestros tiempos; por-

que vuelto sobre

el

rey en

la

misma

comida, inquiere a qué personas diera

menzó

a enviar

un agente

tras otro para

hacían los desconocidos artífices.

caban a

la

casa del

resplandecer

taller,

el interior

no fábrica humana, sino

el

Ya

corta espera de la oro,

y

al

punto co-

que observasen qué

los servidores se acer-

cuando de improviso tanta

de toda

la casa,

la salida

luz hizo

que, por decirlo

así,

del sol parecía por la extre-


LXXXIV

mada

claridad. Pero

mirando hacia adentro por una ventana

que habían sido enviados, [vieron que] idos los angélicos maestros, la cruz sola,. llevada a cabo y puesta en medio, irra-

í

los

diaba

como un

sol

en aquella casa; por donde abiertamente

hecha por divina y no humana aplicación. Lo que oyendo el devotísimo rey, dejado paso, ^6 y dando el servicio de mesa, corrió con incansable

consta entenderse que

ella

fué

himnos por tan gran

gracias a Dios con loores e

beneficio,

según cumplía, puso reverentemente dicha venerable cruz bre

el altar

so^

de San Salvador.

año trigésimo- de su reinado, como se divulgase fama de ^u entre cristianos y bárbaros de todos los países la. gran bondad, vino a él cierto moro, ciudadano emeritense, '

Mas en

el

armas por nombre Mahamut, que, tomadas tiránicamente mismo contra su rey, no sólo hizo presas con frecuencia al

Abderrahman, máximo rey de poner en fuga

isu

ejército.

los

moros, sino que se atrevió a

Y como ya no pudiese habitar en su

rogadores, patria por. excesivas fechorías, dirigióse, mediante

compaa nuestro rey Alfonso, a quien, por tener tan excesiva sión el señor rey acogiéndolo benigno, le

mandó

habitar con

de toda su comitiva en los confines de Galicia. Donde, después presumió conspirar siete años, el moro desatado en soberbia, contra

el

Rey y

su reino,

y

allegadas fortísimas tropas de

moros, propúsose devastar toda

la

provincia hostilmente. Reci-

rey Alfonso, conmovido fuertemente y bárbaro, reunido un ejército, había llegado a .Galicia ya; pero el bida noticia de esto,

el

aunque confiase en su multiforme táctica guerrera, sin emcon los bargo, temiendo el ímpetu del ejército real, se retrajo apresurándose suyos en cierto castillo. Efectivamente, el Rey, soldados, que al tras de él, rodeó el castillo con muchos punto, asaltadas sus murallas, en

el

primer ímpetu matan

al


LXXXV propio

Mahamut

y llevan su cortada cabeza a presencia del Rey; pero aun echándose sobre los demás, hicieron aquel día ^'

^ran matanza de ismaelitas.

En cuya mas

recibieron castigo con espada;

guerra 50.000 bárbaros

el

Rey, con gran número

de cautivos y riquezas, vuelve a Oviedo. El cual Alfonso

Casto, llevando durante cincuenta

el

y

dos años una vida casta, púdica y sobria, en buena vejez entregó a Dios su santísimo espíritu, año 843,

sepultado egregiamente en

la iglesia

turada María. Después de*cuya

Bermudo, príncipe, tomó

el

feliz

cetro de

y su cuerpo

Ovetense de

la

fué

bienaven-

muerte, Ramiro, hijo de la

gobernación del reino.

Mas porque me propuse urdir en serie la genealogía del ortodoxo Emperador de las Españas Alfonso, vuelvo atrás para escribir lo concerniente a su origen.

Así, Fruela, generosa prole de Pedro, noble

Cántabros, con Alfonso •y socio

en

el

Católico,

tomando

el reino,

las

duque de

los

hermano suyo de sangre

armas a menudo contra

los

mismas costas marítimas de Asturias y Galicia hasta el río Duero, todas las ciudades y castillos que se contienen dentro arrebató al dominio sacrilego de aquéllos, bárbaros, desde las

y extinguiendo además con su espada

a

todos los ismaelitas,

entregó sus posesiones a juro de cristianos. El cual, en

duodécimo de su reinado, dos,

pagando

el

débito de

seis la

el

año

meses y veinte días

trascurri-

carne, dejó a su hijo

Bermudo-

Este, desde sus años pueriles dedicado por orden del pa-

dre a estudios literarios, 'lien

deseó para

como le

a petición

sí el

de

-'^

cuando

llegó a la adolescencia

reino celestial que

les

el terrestre.

magnates reunidos de todo

entronizase contra su voluntad en

de andados tres años, cumpliendo

el

el

más

Así, pues, el

reino se

solio paterno,

después

deseado voto y depuesta


LXXXVI la

diadema, constituyó rey en lugar suyo a su sobrino Alfonso,

el

Casto. Después, pasando amigablemente con

tiempo y dejado

al

Ramiro,

hijo

él

muchísimo de este

salió felizmente

siglo.

Por

lo

demás, como Ramiro ya en edad adulta fuese a

tre tanto expirase

D. Alfonso

el

tomar esposa, y enCasto, cierto Nepociano, conde

palatino, hallando

oportuna

la

ocasión por ausencia de Ra-

Bardulia, que ahora se llama Castilla, para

miro, invadió tiránicamente fué notorio a Ramiro,

moso un

ejército en la

Cuyo hecho luego que

el reino.

yendo

a tierras de Galicia, reúne ani-

ciudad patricia de Lugo; después, pa-

sado algún tiempo, acomete con guerra a Asturias;

niendo

al río

vi-

allí,

Narcea, encuentra amenazándole con guerra a

la

muchedumbre reunida de equipados caballeros y peones de Nepociano; mas inútilmente, porque en el primer avance, desamparado Nepociano por

los suyos, dase a la fuga.

A

quien

persiguiendo dos condes, a saber, Escipión y Sonna, cogido junto ojos;

al

pero

mandó

^9

de ambos

Ramiro, movido por entrañas de misericordia,

al

mismo tiempo una

a nuestras costas:

lo

flota de^

normandos arribó

gente cruelísima, no conocida antes en

nuestros confines, contra

la

cual alzándose D. Ramiro, hecho

ya rey, con ordenada tropa, abatió al

la luz

a gobernar bajo condición monástica mientras vivió.

También

junto

con

Pionia, le pagaron su merecido

faro Bregantino,

la

mayor

y entregadas

al

parte de aquélla

fuego 6o naves,

cólume y cargado de botín vuelve a los suyos. Ciertamente, provocado segunda vez en guerras

in-

civiles el

benignísimo rey, dos proceres de entre sus magnates conspiraron contra

él;

mas descubierta locura

cuyo nombre era Alvito, mandó al otro,

el

tanta, a

uno de

ellos,

rey vaciarle los ojos; pero

de nombre Piñolo, condenado por su traición según


I

Lxxxvir sentencia canónica,

mandó que

sufriera sentencia capital

con

sus siete hijos.

Sin embargo, cuando hubo descansado su ánimo de perturbación interior, para no entorpecerse con

el

la

ocio cons-

truyó muchos edificios, distantes dos millas de Oviedo, con

mármol en obra abovedada. Así, pues, en monte Naranco fabricó tan hermosa iglesia, con

piedra arenisca y la

ladera del

título del arcángel Miguel,

que cuantos

haber visto jamás otra semejante a

ella

la

ven atestiguan no

en hermosura;

la cual

bien conviene a Miguel, victorioso arcángel que, por voluntad

Ramiro sobre

divina, en todas partes dio triunfo al príncipe

sus enemigos. Hizo también, a distancia de 6o pasos de

un palacio

iglesia,

vedado abajo y en pués y

madera, de admirable

sin

lo alto, el cual fué

de Dios. Por

lo

demás,

y abo-

convertido en iglesia des-

madre

rey Ramiro, después de siete años

el

de reinado, ocho meses y el

fábrica

se adora a la bienaventurada virgen María,

allí

expiró;

^^

la

diez

y ocho

atacado de fiebre

días,

cual está sepultado en Oviedo, en el cementerio de

los reyes.

Muerto

Varón

él,

su hijo

Ordoño

apareció por sucesor en

fué éste discreto en todos los negocios

y

el reino.

sufrido.

con muros antiguas ciudades destruidas, a saber: en

Ciñó

las partes

marítimas de Galicia, Tuy; en los confines legionenses del reino, Astorga, la tas hizo

misma León y Amaya

rodear de altas torres que

Ciertamente,

al

patricia,

las fortifican

principio de su reinado,

provincia de Vasconia tratase de rebelarse,

armas, se apresurase a imponer lla,

he aquí que desde

la

fin

a

la

cuyas puer-

en torno.

como

y

él,

la

pérfida

tomadas

las

trasgresión de aqué-

otra parte, según creo por consejo

de los traidores vascones, una multitud armada de moros

acude en daño del rey Ordoño. Por

lo

demás,

el

valentísimo


LXXXVIII

Rey

hizo .huir a los bárbaros con

muchas

bajas,

y además

so-

metió a los vascones a su propio dominio.

En verdad que

quienes perseveran en describir

las

man-

siones de ciertos reyes francos, adviertan que, en vez de las

comidas de Navidad y de Pascua, que aseguran haber ellos consumido en diversos lugares, nosotros describimos trabajos del ejército de los reyes españoles, para librar a la santa Igle-

de los ritos paganos, y

sia

vicios

fatigas,

no convites y delicados

de mesa. Examinen, a propósito de esto, que

con que Carlos había mitigado

los

para redimir de cautivos sus sus

manos por

victoria del

^^

el

ser-

los rega-

furor de los bárbaros

confines, fueron quitados de

Rey

español.

Pues había en aquel tiempo cierto varón magnánimo, godo de nacimiento; pero, como algunos son enredados en los varios errores del demonio, atraído persticiosa secta

él

por Abderrahman a

mahometana con toda

por imposición Muza, dejando

la

la su-

su familia, se le llamó

mas no

doctrina de Cristo,

perdiendo su grandeza originaria de ánimo; pues era entre todos los bárbaros

de más excelente parentela y en todas

el

las artes militares el

más

fuerte.

Apoyado así con ellas, tomando armas contra Abderrahman le quitó casi una mitad de su reino: primero invadió la ciudad de Zaragoza con todos sus castillos y ciudades adyacentes; después,

Toledo con todo

el

reino sometido a

parte valiéndose de espada, en parte con engaño;

niendo

de

al

ella,

en

mas po-

frente del reino toledano a su hijo Lope, a la vuelta

allá fabricó

para

una nueva residencia construida con

fuerte obra, e

imponiéndole

sometió a

todo

el

el

nombre pomposo de Albelda,

reino zaragozano. Por

fin,

volviendo

sus armas contra los francos, acumuló en su casa gran nú-

mero de cautivos y despojos de

ellos,

entre los que a dos gran-


LXXXIX des duques del rey Carlos, a saber, Sancho y Adablo, apri-

sionados con hierros echó en

que ya se consumía de

los,

Kijo,

como también

Lotario,

A

la cárcel.

viejo,

no ser porque Car-

y después Ludovico,

su nieto, se apresuraron

su

^a

a

ablandarlo en sus exigencias con regalos, proyectaba devastar a hierro

y fuego toda

la

España

citerior hasta el río

Ró-

dano. Así, en razón de los felices éxitos de tan gran victoria,

Muza ordenó que por de

los

suyos

él fuese

apellidado tercer rey

los españoles.

Para reprimir su locura e innovaciones,

como

el

rey Ordoño

juzgase que debía darse prisa, llevando consigo a los

de

lientes

s^is

militares, sale a

escondidas hacia

la

más

moderna

ciudad de Albelda; y, puestos por doquiera campamentos, sitió.

A

la

cuya nueva, conmovido Muza y reunidas fortísimas

tropas de moros, sin dilación se apresura a

titud, dividió

Mas el rey mayor pron-

la pelea.

Ordoño, considerando sobre este hecho con

tiara la

va-

la

todo su ejército en dos secciones, una que

ciudad y

la otra

que luchase contra

el

si-

bárbaro para

que no fuese en defensa de los suyos; y trabada contienda, los

bárbaros fueron arrollados con tan gran matanza, que, sa-

cados

los caballerizos auxiliares entre

quienes

sangre fué sin cuento, lO.OOO magnates,

al

los

tres veces

y,

Además, herido

con espada, semivivo escapó de manos de

enemigos a uña de caballo.

Mas cito

efusión de

par que un yerno

del bárbaro, llamado García, fueron muertos.

Muza

la

*'',

el

rey Ordoño, acercando animoso a

entró en

tomada,

la

ella

la

ciudad su ejér-

después de siete días ea son de guerra,

destruyó hasta los cimientos; aniquilando tam-

bién con espada a todos los guerreros bárbaros, redujo a cau-

y de madres. En cuya guerra multitud de armas y caballos, así como

tividad gran turba de niños

Muza perdió toda

la


— los

xe

despojos recogidos en diversas victorias y también los

signes regalos que le enviara Carlos, en

tal

in-

cuantía que jamás

en adelante logró éxito victorioso alguno. Lo que oído por

Lope, a quien Muza, su padre, encargó ledo,

cuando

el

el

gobierno de To"

rey Ordoño regresaba vencedor a los suyos,

encuentro amedrentado con vergonzoso temblor, y sometió a sus leyes no solamente su propia persona inerme, salióle al

sino

además todo

mente

el

reino toledano.

Guardando

indisoluble-

bárbaro este vasallaje, no sólo fué tributario del

el

Rey mientras

vivió, sino

que con

él

sostuvo muchos combates

contra los caldeos.

Pero Ordoño, cumplidos diez y

meses y un y en Oviedo

seis años, tres

día de reinado, desde su cuerpo emigró

al cielo,

cubre sus miembros un túmulo.

Al anuncio de cuyo suceso, cuando

lo recibió

Alfonso

Magno, que por casualidad estaba ausente de palacio rir

al

el

mo-

su padre, vino a Oviedo con gran premura. Pues Alfonso

era hijo único del rey D. Ordoño, a quien su noble padre

cuidadosamente había educado en toda cosa bernación del reino. Llegado

él

^'',

reino en junta, con gran acuerdo

cesor de su padre. Así, en

los

útil

el

al

la

go-

magnates de todo

y dignación,

el

lo hicieron su-

año decimotercero de su edad,

el

ungido rey, comenzó a ordenar diligentemente ción aneja

para

la

administra-

recibido reino. Por lo demás, desde su infancia,

gran piño Alfonso había aprendido a temer a Dios y amarlo;

y cuanto

tenía sobre

en

la

casa paterna, en

nombre de Dios

e ignorantes de ello los tutores, que hasta un tiempo prefi-

jado por

el

distribuirlo

padre velaban sobre su niñez, tenía costumbre de

devotamente

a los pobres. Así,

Dios tan gran devoción en

él,

por último, viendo

no de otro modo que en

tiguo a Matatías dio por hijos a Judas

lo an-

y sus hermanos para


XCI

vengar de enemigos la

descendencia para

mir a

pueblo

al

fortificar el reino

godos y depri-

muy

grandes fueron

gentes bárbaras.

las

tratados en justicia por el

los

de

Pero entre los negocios del reino, que

desde

en éste multiplicó

israelita, así

él,

y entre

guerras que

las frecuentes

primer año de su aprendizaje ejercitó valiente,

chazó en

feliz

lucha a los moros que, avanzando desde

el

re-

reino

toledano, devastaban sus confines a lo largo del río Duero.

Porque invadiéndolos como valiente ciso aprendiz, postró a

mas siguiendo

tras

de

416 de

ellos

no como inde-

militar^

en

la

primera arremetida;

los fugitivos, los deshizo

durante un día

entero con tan gran matanza, que de su innumerable mul-

pocos se dice que escaparan. Realizada esta

titud

vuélvese a

V como

León

el

en

mismo año

blar a Castilla

el

victoria,

rey Alfonso. intentaran los bárbaros

con hierro y fuego,

el

despo-

rey Alfonso, juntadas

tropas de fortísimos soldados, salió sin tardanza

al sitio

donde

estaban reunidos, y chocando con ellos peleó con

feliz

porque trabada batalla ecuestre mató

caldeos,

a

3.575

^^

éxito,

y

arrancados despojos llevóse también gran número de cautivos.

esposa de estirpe real de en

el

jos

y

la

allá a los

año vigésimoprimero de su edad, de

la

que tuvo

seis hi-

tres hijas.

Pues como Alfonso del reino severo el

Campos góticos, tomó gente goda, por nombre Jimena,

Regresando vencedor de

y en

deseo de agradar

al

el

el

Magno

ejercicio

sumo

fuese en

la

administración

de guerrear próvido,

asf

en

hacedor, Dios, era grandemente

preclaro. Hizo, en efecto, sobre el cuerpo del bienaventurado

Santiago,

la

iglesia

de Compostela, enriquecida con grandes

honores y sacras vestiduras de oro y seda, destruida por los bárbaros.

No menos,

la

que después fué

sobre los atletas de


XCII

Cristo, a saber,

Facundo y

Primitivo, construyó

una

basílica,

con suma devoción, en Cea: también ésta los moros,

al

mismo

tiempo que

y

destru-

Mas

yeron.

la

a

santiaguesa^ fin

invadieron hostilmente

la

de que ningún religioso lugar pareciese des-

provisto de dones suyos, para defensa de

vador Ovetense fabricó

la

ciudad de Gozón en

rítimas de Asturias, con admirable

que

bién edificó dentro de

ella,

Sal-

las partes

ma-

fuerte obra, pues temía

enemigos abordasen, navegando,

los

iglesia

y

de san

la iglesia

al

Tam-

santo lugar.

en honor de san Salvador, una

decorada con preciosísimos mármoles, que hizo consa-

grar honoríficamente por tres obispos: Sesnando Jácobense,

Nausto Conimbriense y Recaredo

'^^

Lucense. Sobre esto, en-

tre los

demás áureos ornamentos que dio devotamente

iglesia

de Oviedo, ofreció

a la

venerable lugar una eximia cruz

al

de oro puro con varias y preciosas gemas. Y perfeccionada la gobernación de este reino, como se acercase

el fin

mido por

de su vida, cayó en

violenta fiebre;

mas

al

la

ciudad de Zamora consu-

séptimo

día,

desde que empe-

zó a atacarle, recibida la sagrada comunión, a la media noche del 20 de diciembre pasó en paz, a los cincuenta

en

el

910. Cuyos

miembros

y ocho

años,

corporales, primero en Astorga,

después trasladados a Oviedo, una urna guarda.

Muerto el

humano

él,

débito a los tres años, cayó bajo

muerte. Así

Ordoño

su hijo García le sucedió. Por lo demás, pagando

como

él

la

potestad de

bajara de la presente vida, su

adquirió, según cumplía,

tamente que este Ordoño, insigne

el

la

hermano

cuidado del reino. Cier-

militar, viviendo el

magno

y glorioso rey Alfonso, padre suyo, había gobernado la provincia de Galicia; porque desde su misma florida juventud, siguiendo los valerosos hechos paternos y postrados a menudo valentísimos bárbaros de toda España en guerra abierta, hizo


X'C^III

ributarias suyas todas las ciudades

y prudentísimo en toda

)róvido

de aquéllos. Porque era

guerra, justo

y misericordio-

ísimo con los ciudadanos, en las necesidades de míseros

extremadamente

•obres

y

compasivo, lleno de entrañas de

^'

misericordia y piadosísimo, preclaro

por su

honradez en

cuanto era gobernaciím del reino. Así, mientras vivía su padre

y

gos, reunido un ejército en toda

él

dominaba sobre

la

provincia se dirigió a

los galle-

campos

provincia Bética; luego, devastados en contorno los

y quemadas la

las aldeas,

en

el

primer ímpetu guerreando tomó

ciudad de Regel, que entre todas

los

bárbaros parecía

la

más

la

fuerte

las

urbes occidentales de

y opulenta,

y,

acabando a

espada con todos los guardadores caldeos, regresó vencedor, con grandísimo número de cautivos y despojos, a

la

ciudad

de Viseo.

Mas

fallecido

Ordoño

cía,

el

ya

el

padre y sucediéndole su hermano Gar-

Guerreador, movilizando otra vez

el

ejército,

salió hacia Elbora,

ciudad del reino toledano que ahora se

llama Talavera;

que

la

sitió

ella

A

la

que no fueron de provecho

robustez de sus muros

ni

una fuerte tropa de comba-

campamentos alrededor. ni la

en llegando, puestos sobre

tientes,

para dejar de rendirse

al

punto

a la victoria

de Or-

doño, fortísimo guerrero. Así, dado pronto un asalto, no sólo

tomó a

la

ciudad, sino que

combate con su

los

mató

jefe Suit,

a todos los

que habían salido

y arrancados despojos de todos

ciudadanos, con gran turba de cautivos alegre vuelve a

los suyos.

Por

lo

última en

demás, después que la

presente vida,

la

el

rey (jarcia cumplió su hora

sucesión del reino vino, por per-

misión divina, a Ordoño, guerreador de Cristo. Porque todos los

magnates, obispos, abades, condes y primates de Elspaña,


XC1\

junta general solemnemente, lo erigieron rey suyo

^^

celebrada

por aclamación, e impuesta pos fué ungido en

Luego, en cansar de

la

el

como

más

los

encontró

la

A

con

rey de

el

provin-

Alhange, y matados cuantos bárbaros

arrebató para

quien saliendo la

la

de Colubre, que ahora es nom-

al

todas sus mujeres

la patria

ños, con inmensa cantidad de oro seda.

ciudad de Mérida; pero

devastase con horrible ímpetu

los caldeos

allí,

obis-

moros, prevenidas reservas

de

allá

cia toda, invadió el castillo

brado por

diadema por 12

ano cuarto de su reinado, no soportando des-

expugnación de

ya,

la

en León.

el solio real

sale hostilmente hasta

acampado

mismo

al

plata

y

y

ni-

y ornamentos de

encuentro todos los emeritenses

ciudad de Badajoz

,

y pidiendo humildes

la

paz encorvados y postrados, le ofrecieron innumerables regalos; así, él, vencedor y cargado de botín, vuelve a la provincia

de

los

Campos

góticos.

Pero cuando hubo llegado a León, dando innumerables gracias por tantas victorias a Dios, lacio se convirtiera en iglesia

virgen María, instituyendo antes se circuía fuera del

mandó que

de su Madre,

en

ella

muro de

la la

la

su propio pa-

bienaventurada

cátedra episcopal que

ciudad en honor de san

Pedro, príncipe de los apóstoles, adornada con pequeñísima diócesis. Esta sede pontifical,

bre de

la

pues, en reverencia del

bienaventurada María

^^.

nom-

nuevamente sancionada,

la

enriqueció católicamente por autoridad real legítima con ma-

yor diócesis y grandes honores. Mas el rey Ordoño, no sabiendo ceder en

de que no pareciera enervado

casi

por

el

el trabajo, a fin

ocio o que distraía

tomadas otra vez provisiones y acercándose a devastar los restos de la ciudad de Elbora quedados

tiempo del

en

la

pelear,

guerra anterior, hizo presa en todos los arrabales de

la


-

-

xcv

misma ciudad abrasados por cierto emir, jefe cordobés,

mado en defensa de León preso con

los

el

que

le

fuego; también cogiendo a

amenazaba con guerra,

suyos por siniestros hados,

ar'

lo llevó a

hierros.

Alborotados, pues, los bárbaros de toda

la j;norería, gri-

tando con lúgubre pregón, por necesidad envían una embajada

rey cordobés diciéndole, que no podían

al

tiempo

al

ímpetu de

gando su ánimo

moros

salir a

el

los cristianos.

manda

bárbaro,

A

a

campaña con todas sus que

dición, a saber:

cuya

más

gritería, doble-

todos los reyes de los tropas, bajo esta con-

alguno transgrediese

si

resistir

lo

mandado,

al

rey ofendería. Sobre esto, para expeler a tan gran enemigo, suplicando

el

moro

de

auxilios

los tingitanos, reunió

número de moabitas. Aprestadas, pues, de toda

la

inmenso morería

tropas en extremo fortísimas, y dadas provisiones a todos por el

gran rey bárbaro, dirígese innumerable multitud de ismaea combatir las fronteras de los cristianos.

litas

cuya expedición había puesto

nombre

jefes: el

nizuz;

mas

camino

^^,

los bárbaros,

el

Por

según

y

requería

la

llegaron a orillas del río Duero,

y

lo

el

del otro, Ve-

cosa,

tomado

fijadas

el

innume-

San Esteban de Gormaz, amenazaban

reino de los cristianos con ruina. fin, el

rey Ordoño, protegido con

a quien servía,

de otra manera jas,

frente de

rey cordobés a dos magnánimos

del uno, Hulit Abulhabaz,

rables tiendas junto a

todo

el

Al

que

el

ordenada Su el líbico

belicoso rey a

dad que

escudo de Cristo,

milicia, les sale al encuentro.

la

turba de moros; pues tan gran essi

algún investigador de

computar tantos miles de moros, en

a la multitud

mero. Porque desde

la

No

león acomete a mísera grey de ove-

trago cuéntase que hizo en ellos, que desastres intentase

el

ver-

de cadáveres poco excedería su nú-

misma

orilla

del Duero,

donde

los


XCVl

bárbaros acamparon, hasta

el castillo

de Atienza y Paracue-

todo monte y collado, selvas y campos cubrían miembros exánimes de amorreos, de suerte que poquísimos se li-

llos,

braron de manos de sus perseguidores que llevasen

la noticia

rey cordobés. Donde, entre otros muchísimos reyes ismae-

al

litas,

dos nobles cayeron, cuyos nombres eran Abulmutarraf

e Ibenmantel, sitio,

y también

Ulit

Abulhabaz murió en

cuya cabeza, con otra de

jabalí,

mismo

el

por señal célebre de su

nombre, Ordoño, victoriosísimo rey, mandó suspender sobre los

muros de

bre de

ciudad, que había venido a combatir en

la

nom-

Mahoma.

Finalmente, tras de

acercándose

término de

el

glorioso rey, pagó

el

muchas

las

la

preclaras victorias suyas,

muerte, Ordoño, piadoso y

débito de

la

^^

carne en el año octavo de

su reinado con dos meses; las cenizas de cuyos miembros encierra el sepulcro.

Después de cuya muerte...

(Sigue

la crónica

de Sarnpiro, tratando de Alfonso III.)

Alfonso, hijo de D. Ordoño, sucedió en belicoso,

y en todos

trada en

el reino,

los

el reino.

empleos bien ejercitado.

Este fué

A

su en-

teniendo catorce años de edad, un hijo de

perdición, ciertamente, Fruela Jemúndez, desde las comarcas

de Galicia vino a pretender

Mas de la

el

el reino,

que no

le

rey Alfonso, en oyendo esto, retiróse a

los alaveses.

Mas

el

correspondía. las

comarcas

propio nefando Fruela fué muerto por

nobleza ovetense. Esto oyendo

el

rey, volvió a los suyos

y

gustosamente fué recibido.

Desde

vino a León

y pobló a Sollanzo, que ahora por el pueblo es llamada Sublancia, y a Cea, ciudad admirable. Mas estando ocupado el mismo en estas obras, un emiallí


xcvir

«ario vino de los alaveses, por motivo de que habían infla-

mado

su corazón contra

puso

ir

allá.

Con

el

Mas

rey.

el rey,

oyendo

esto, dis-

terror por su venida se redujeron,

y de

pronto, reconociendo los juramentos debidos, suplicantes so-

metieron a reino

y

al

él

sus cuellos, prometiendo mantenerse fieles

señorío de

ganada Álava,

conde de

recía

la

él

y hacer

subyugó

ellos,

lo

que se mandase.

a su imperio.

Mas

*-

a Eilón,

V

al

así,

que pa-

preso con hierro trajo consigo a Oviedo.

Entre tanto, en los mismos días una hueste ismaelita atentó contra

y

allí

la

urbe leonesa, con dos

muchos miles perdidos,

No mucho

el

Imundar y Alcatenatel, otro ejército huyendo se libró. jeíes,

después, asocia a

sí la

Galia entera junta con

Pamplona, por causa de parentesco, tomando esposa de

la

nombre Jimena, consobrina del rey Carlos. Pues cooperando el trabajo del ejército, merced a victorias, muchos territorios de enemigos obtuvo. Él tomó la prosapia de ellos, por

de Deza, y consumidos por

•urbe

nuchos ciudadanos cogidos de

En

aquellos días un

ella,

hermano

según dicen intentando

la

el

fuego en una torre los

adquirió en paz a Atienza.

del rey,

por nombre Fruela,

muerte del rey, huyó a

rey D. Alfonso, ciertamente ayudado por

el

y por

Fruela,

tal

causa

lo

cegó, con éstos a

Bermudo y Odoario.

bién

El

la vez:

Castilla. El

Señor,

lo cogió,

Ñuño, tam-

mismo Bermudo, cegado,

de Oviedo fraudulentamente y vino a Astorga, y durante

salió siete

años actuó de tirano, teniendo a los árabes consigo; junta-

mente con jal.

tro,

Mas y

los

el rey*

mismos berberiscos, envió un

ejército a (ira-

Alfonso, oyendo esto, adelantóse a ^u encuen-

los *^ destrozó hasta la muerde.

Mas

el

ciego

huyó

a los

sarracenos.

Entonces domeñó tosa;

el

rey a Astorga juntamente con Ven-

también defendió a Coímbra,

sitiada

por enemigos, y VII

la


XCVIII

subyugó

simas urbes de España.

porque

la Iglesia,

y Oca

ves

también a sus armas muchí-

a su imperio. Cedieron

las

En

su tiempo también fué ampliada

ciudades de Oporto, Braga, Viseo, Cha-

se pueblan por los cristianos,

y según

decisión ca-

nónica se ordenan obispos, y se prosigue poblando hasta río Tajo.

Bajo cuyo mando, cierto jefe de España y

el

alguacil,,

de nombre Abofálit, aprisionado en guerra, fué presentado a

que redimiéndose por dinero dio en rescate

vista del rey; el

suyo lOO.OOO sueldos. Casi por el

mismo tiempo un

ciudad Leonesa y a

la

cordobés vino a

ejército

urbe Astoricense; y

el ejército

de

Toledana y otro de otras ciudades de España viniendo quiso que se

le

de Dios. Mas

juntasen

el

como uno

efecto,

dejando a

la

espalda

encuentro del siguiente

al

llos,

ciertamente, por

la

lado de

donde

La

él,

gran designio de Dios. cordobés, apresu-

el ejército

Nada temiendo aqué-

ejército.

el

al

diri-

gloriosísimo rey, avanzando

cayó sobre

la selva,

lugar de Polvorosa, junto ^-^

el

multitud de armados, vinieron

giéndose a Polvorosa. Mas el

tras

prudentísimo rey, sabiéndolo todo por ex-

róse

desde

urbe

solo para destruir la Iglesia

ploradores, pide ayuda mediante

En

la

la

río

ellos

en

el

cuyo nombre

sobredicho es

Orbigo,

cayeron muertos hasta I2.000.

otra expedición cordobesa vino

Mora. Mas persiguiendo

el

Rey, todos

muertos. Ninguno escapó de

huyendo allí

al

valle

de

con espada fueron

ellos, sino diez,

envueltos en san-

gre entre los cadáveres de los muertos. Después de esto los árabes enviaron emisarios

Pero la

el

al

rey Alfonso por razón de paz.

Rey, concertando paz con

ellos

por un

trienio,

rompió

audacia de los enemigos, y por esto alcanzó gran gloria. transcurrido el trienio, en el año 898 (fué 881) mandó

Y

poblar urbes desiertas de antiguo; éstas son: Zamora, Siman-


— cas

y Dueñas y todos

los

xeix

Campos

góticos. Pues

para poblar a su hijo García. Entre tanto, en

unido gran ejército, los árabes se

Oyendo

mora.

esto

combatiendo entre deshizo hasta llí

el sí,

año coi,

apresuraron contra

cooperando

la tierra.

dádivas de los toledanos. Vuelto de

allí

tomó

allí,

pirado sobre muerte del Rey. j hijo García,

sí,

blecillo

espada

a

el

como

rmnáó

allí

porque había consa

Zamora prendió a

la envió a Gozón.

y sujeto con hierro

efecto,

hijos,

Y viniendo

gro Muño, ciertamente, actuó

entre

Rey,

dicen Quinicialubel, una parte despedazó a es-

matar a su siervo Addanino por sus

En

el

recibió copiosas

pada, otra parte llevó consigo, y vino a Carrión, y

belión.

Za-

divina clemencia, los

la

aquellos días en que suelen marchar a guerras,

^ que

re-

serenísimo Rey^ reunido un ejército,

reunido un ejército, avanzó a Toledo, y

castillo

dio

la

matanza; aun Alkaman, que se decía profeta,

la

cayó, y se sosegó

En

el

Toro

tirano

Su

y preparó

suere-

la

todos los hijos del rey, hecha conjuración

expulsaron a su padre, que se estableció en

el

pue-

de Boiges. Pero a causa de hacer oración,

el

Rey

avanzó hasta Santiago, y vuelto de

allá

vino a Astorga, y

pi-

dió a su hijo García que ahora y por una vez persiguiese a los sarracenos.

Y

juntada

muy

gran tropa, avanzó e hizo mu-

chos estragos y volvió con gran victoria, y viniendo a Za~

mora, de enfermedad natural murió. paz, bajo el aula

renta •^

En

el

En Oviedo descansa en

de Santa María, madre de Dios. Reinó cua-

y cuatro años. Año 910. Muerto Alfonso, García, su

hijo,

sucedió en

el

reino.

primer año de su reinado reunió gran tropa, y se apre-

uró a perseguir a los árabes. Dióle

quemó y muchos

el

Señor

esclavos trajo consigo.

rey Aiolas cen espada, y cuando vino

victoria, apresó,

Además

al sitio

prendió

al

que dicen Al-


Mas

trémulo, por negligencia de sus guardas, se escapó.

Rey

reinó tres años y un mes; de enfermedad natural muriq

en Zamora.

Año

913.

Muerto García, su hermano Ordoño, viniendo de marcas de

obtuvo

Galicia,

el

al castillo

de

Mas

el

ban.

la

nombre Abulhabaz,

como

era

varón, reunido gran ejército, avanzó rápido hasta sí,

dio

Señor triunfo

el

vino

belicoso

y

allí,

pe-

católico Rey, y los

al

misma tropa cayó cabeza. También mató a

destrozó hasta los perros. Ciertamente, susodicho*alcaide, cortada su

el

co-"

de Duero, que se llama de San Este-

ribera

rey Ordoño oyendo esto,

leando entre

las

Entre tanto, una gran

reino.

tropa cordobesa, con un alcaide por

con

el

la

otro rey craso, Abulmutarraf, y volvió

el

Rey con gran

triunfo a su corte leonesa.

Después otra expedición vino

y peleando partes; rra.»

gar

*^

avisó

entre

como

y promoviendo

al

batalla

cayeron de ambas

el

rey D. Ordoño para que

llones agarenos.

la

gue-

tercer año, vino tercera expedición al lu-

que llaman Mués. Mas

contraron en

que llaman Midueña,

dice David: «Varios son los sucesos de

Después,

al

al sitio

Mas

el valle

el

rey Sancho, hijo de García, le

ayudase contra

Rey avanzó con gran

y

se en-

como

suele

escolta,

que se llama Junquera.

Y

los bata-

suceder estorbando pecado, muchos de los nuestros cayeron;

aun dos obispos. Dulcidlo y Ermogio, allí fueron apresados y fueron llevados a Córdoba. Por este Ermogio, obispo, fué metido en la cárcel su sobrino san Pelayo, que después llegó martirio.

Cuyos obispos

el

susodicho

Rey

al

rescató aun vivos.

mismo rey Ordoño, pensando cómo se desquitase de esto, reunido gran ejército, manda adobar armas, y en la tierra de ellos, que dicen Sintilla, hizo muchos estragos, despobló la tierra, también tomó muchos castillos a Mas no

obstante, el


Cl

ñlo de espada; son éstos, Sarmalón, Elip, Palmacio, a

Castellón y Magnanza, así

y saqueó como también otros muchos, lo

que es largo de anotar, hasta tanto que por espacio de una ¡ornada no llegó a Córdoba. Desde triunfo a

Zamora, encontró difunta a

cuanto hubo de gozo por

muerte de

por

la

rras

de

él

Galicia,

la reina.

el triunfo

Tomó

volviendo con gran

allí,

reina D.^ Elvira,

la

tanto

**

y

gustó de tristeza

también otra esposa de

tie-

por nombre Agarunto, que después fué por

repudiada, porque no

le fué

gustosa, y después hizo por ello

penitencia digna.

El rey Ordoño,

como

era ciertamente próvido

y perfecto,

envió a Burgos por los condes que entonces parecían regir aquella tierra; éstos son

Ñuño Fernández, Abolmóndar Albo

Diego y Fernando, hijo de Ansur: vinieron a la cita del Rey en un riachuelo que se llama Carrión, lugar llamado

y su

hijo

Tebular, y el

curso de

como las

dice

el

aguas, en

agiógrafo: «el corazón de los reyes

manos

del Señor»,

y

no sabiéndolo na-

excepto los propios consejeros, los cogió, y presos y encadenados los llevó consigo a la corte real leonesa, y mandó die,

que fuesen echados en

el

calabozo de

la cárcel.

Entre tanto vinieron mensajeros de parte del rey García, para que avanzase por las

allí

nuestro rey sobredicho a combatir

urbes de los pérfidos; son éstas Nájera y Viguera. Mas

el

Rey tomó el camino con gran ejército, y expugnó y oprimió, y tomó la susodicha Nájera, que de antiguo se llamaba Trido *^. Entonces tomó a la hija de aquél por esposa, de nombre Sancha, conveniente para

sí,

y con gran

victoria vino a

y seis meses. Adelantándose desde Zamora cayó de enfermedad natural, y descansa

su corte. Reinó en paz nueve años

en

el

aula de Santa

año 924.

María virgen, de

la

sede Legionense:


cu

Muerto Ordoño, Fruela, su hermano, sucedió en Por

el reino.

brevedad de sus días ninguna victoria obtuvo, á ningún

la

enemigo inquietó, sino que, según cuentan, mandó matar culpa a los hijos de Olmundo; y, según dicen, juicio

de Dios», pronto perdió

el

reino,

sin

«por justo

porque a un obispo,

de nombre Frunimio, después de matado

hermano

el

sin cul-

y por esto se abrevió su reinado, y en y cayó de enfermedad natural. Reinó un

pa, envió al destierro,

breve acabó su vida,

año y dos meses. Año 925. Muerto Fruela, Alfonso,

hijo

de D. Ordoño, recibió

el ce-

tro paterno. Manteniéndose éste en el reino, vínole deseo de

tomar camino de penitencia, y empleándose en tales ocupaciones, envió emisarios por su hermano Ramiro á tierraà de Viseo, diciendo

cómo

quería renunciar

hermano. Vino Ramiro ciertamente a ejército

por

de sus magnates, y recibió

cierto, su

hermano

el

y cederlo a su Zamora con todo el

al

reino

reino

un monasterio, en

a

adelantándose

^^,

el lug^ar (^iie

llama de los Señores Santos (Sahagún) sobre

se

la orilla del rió

Cea. El cual Ramiro movilizó su ejército para perseguir a loS

y entrando en Zamora le vino emisario, porque su hermano Alfonso, salido del monasterio, habría recibido por

árabes,

segunda vez

de

ira,

el

mandó

reino de León.

Oyendo

esto el Rey,

conmovido

tocar las bocinas, vibrar las lanzas; Volviendo

León por segunda

y noche hasta que 16 cogió, y preso, mandó echarlo en un calabozo. Tramadas arterías ciertamente, todos los magnates asturianos enviaron veloz a

vez, lo sitió día

emisarios a Ramiro en favor del susodicho príncipe.

Mas

el,

entrado en Asturias, cogió a todos loé hijos de Fruela: Alfonso, que parecía regir

el

los llevó consigo, los ¡untó

cetro paterno,

Ordoño y Ramiro;

con su hermano,

el

susodicho Al-


I

I

cm

fonso, a quien tenía en un calabozo,

mandó

-día

siete

y

a todos juntos en un

sacar los ojos. Había reinado, ciertamente, Alfonso

años y

siete meses.

Año

931.

Ramiro, reinando seguro, tomó consejo con todos los magnates de su reino sobre

cómo

invadiría la tierra de los cal-

deos; y reunido ejército, avanzando a la ciudad

que se llama

Madrid, destrozó sus muros e hizo grandísimos estragos, ayu-

dando

la

clemencia del Señor; volvió a su casa con victoria

en paz.

Mas

residiendo en León vino emisario de Fernán

zález sobre

Lo que de

oído, movilizó

en

ellos

del

el ejército

lugar que se dice

el

el

Rey, y

salió al

Osma, e invocando

Castilla.

encuentro el

nombre

Señor mandó ordenar sus tropas, y dispuso prepararse

para ria:

grande expedición que adelantaba hacia

Gon-

^^

la

guerra a todos los varones. Dióle

mató porción de

ellos,

el

Señor gran

victo-

porción de muchos miles de cauti-

vos llevó consigo, y volvió a su propia corte con gran

vic-

toria.

Después de Por

lo

que

esto, reunido

cuello al gran rey Ramiro,

nuestro rey toda

rey nuestro, castillos

vió a

la tierra:

y subyugó bajo

la

jurisdicción de

hizo traición a su rey

Abderrahman

Rey católico con todos los suyos. El mismo como era fuerte y poderoso, subyugó todos los

que Abohahia tenía

al

avanzó a Zaragoza.

al

León con gran

engañó

ejército,

rey de los sarracenos Abohahia sometió su

el

y se entregó

un

victoria.

y se los entregó, y volMas Abohahia por segunda vez hostiles

rey Ramiro, y trató con Abderrahman de paz.

Después

el

rey cordobés Abderrahman se apresuró haata

Simancas con gran esto, dispuso

ir

.

ejército.

Nuestro católico Rey, oyendo

hasta allá con gran ejército, y aUí mismo, pe-

leando uno con otro, en lunes, estando

al

caer la fiesta de los


CIV

santos Justo

Pastor, fueron deshechos 80.000 de ellos. Aun-

y

mismo Abohahia, rey agareno, allí fué cogido por los nuestros, y llevado a León y en calobozo ^^ metido: porque traicionó a D. Ramiro fué cogido por recto juicio de Dios. Mas el

aquellos que habían quedado,

Mas

fugitivos. la

el

tomado

camino, se volvieron,

Rey, persiguiéndolos, cuando

urbe que se llama Alhandega,

guidos por los nuestros. Mas

De donde

capó semivivo.

el

pojos, a saber oro, plata

el

allí

ellos llegaron a

fueron cogidos

propio rey

y

extin-

AMerrahman

los nuestros llevaron

muchos

y vestidos preciosos. El Rey,

mente ya seguro, avanzó hacia su casa con gran

es-

des-

cierta-

victoria

en paz.

Después,

al

segundo mes, dispuso que fuese una expedi-

ción a la ribera del Tormes,

Son

y

allí

pobló ciudades desiertas-

éstas Salamanca, residencia antigua de

campamentos; Le-

desma, Ripas, Baños, Albandegua, Peña y otros muchos cas-

que

tillos,

enumerar.

sería largo

Realizado esto, Fernán González y Diego Muq^oz ejercie-

ron tiranía contra

Mas

el

el

rey D. Ramiro, y aun prepararon guerra.

Rey, como era prudente y fuerte, los cogió, y uno en

León, otro en Gordón, presos con hierro,

los

echó a

la cárcel.

Ciertamente, pasado

mucho tiempo, dado juramento

salieron del calabozo.

Entonces Ordoño.,

\á hija de

Y Elvira,

ble

Rey, tomó a

Ramiro, que era rey ternísimo, dedicó a Dios a su

y

a

nombre de

Salvador, junto

sobre

Rey,,

Fernando por esposa, de nombre Urraca.

magnitud dentro

terios

hijo del

al

edifi'có la

al

ésta edificó

<ie la

hija

un monasterio de admira-

urbe leonesa,

^^

en honor de San

palacio del Rey. Ciertamente otros monas-

en nombre de San Andrés y San Cristóbal,,

ribera del rió Cea. Otro edificó sobre la ribera del

Duero en nombre de

Sarita María.

También

otro monasterio-

I


cv

en su heredad pròpia, en nombre de San Miguel Arcángel^ sobre

riachuelo llamado Ornia (Valdtierna).

el

En

año decimonoveno de su reinado, tomado consejo^

el

reunido ejército, avanzó para destruir

que ahora por guerra,

mató

pueblo es llamada Talavera, y metido en

el

a 12.000

allí

y transportó 7.000

vió a su propia tierra con victoria.

Oviedo, y

allí

ciudad de agarenos,^

la

Y

cautivos,

entonces dispuso

ir

a

y abades, grandemente exhortado

víspera de

la

Epifanía del Señor

se deshizo del propio reino,

y

dijo:

y en

ellos,

vol-

enfermó gravemente. Vuelto a León, recibió

penitencia de los obispos

por

y

la

«Desnudo

de mi madre, desnudo seré devuelto ayuda, no temeré

lo

él

mismo

salí del

útero

a ella. Señor, siendo

que haga conmigo

el

mi

hombre.» De pro-

epfermedad cayó, y descansa en un sarcófago, junto a la iglesia de San Salvador, en el atrio que construyó para su hija

pia

D.^ Elvira. Reinó diez y nueve años, dos meses y veinticinco

Año

días.

950.

Fallecido Ramiro, su hijo

Ordoño

recibió el cetro paterno.

Varón bastante prudente, y en gobernar y preparar ejércitos muy sabio. Ciertamente, su hermano, de nombre Sancho, to-

mado

consejo de acuerdo con su abuelo

por nombre Gar-

rey de los Pamploneses, y también Fernán González,

cía,

conde de

los Burgaleses,

ron a León

en

^*,

el

como

reino a su

cada uno con su ejército se acerca-

Ordoño y confirmar hermano Sancho. Oído lo cual, el rey Ordoño para arrojar del reino a

estuvo bastante activo,

y defendió sus ciudades, y vindicó

el

cetro del reino, volviéndose a sus propias tierras los susodichos.

Ciertamente,

domeñó

el

a Galicia,

mismo rey Ordoño, reunido gran

ejército,

llevó consigo

muchos-

saqueó a Lisboa y

'despojos juntamente con cautivos, y volvió a

la

corte real con


CVI

paz y victoria. Mas

el

susodicho Fernando, porque era su sue-

gro, queriendo o no queriendo, con gran miedo, se acercó a

su servicio.

Mas

el

Rey

de muertí^ natural en junto

al

aula de

Ramiro, rey.

reinó cinco años

meses. Cayó

siete

urbe de Zamora, y descansa en León,

la

San Salvador, junto

Año

y

al

sarcófago de su padre

955-

Fallecido Ordoño, su

hermano Sancho,

hijo

de Ramiro,

Y

cibió pacíficamente la supremacía de su reino.

primer año de su reinado, por cierto ardid del

mada

conjura, saliendo de

León

llegó a

cumplido

al

ir

el

ejército, tra-

Pamplona. Enviados

emisarios con asentimiento de su abuelo García, rey

exhortó a

re-

^^,

se le

rey cordobés Abderrahman. Mas todos

los

magnates de su reino, tomado consejo de acuerdo con Fernando, conde de los burgaleses, eligieron para

Ordoño,

hijo del rey Alfonso, el

reino

al

rey

que había sido cegado jun-

tamente con sus hermanos. Ciertamente le

el

conde Fernando

el

esposa dejada por Ordoño, hijo de Ra-

dio a su hija,

miro.

El rey Sancho, ciertamente,

gordo, los mismos agarenos

de su vientre

la

Y

gordura.

dieron una yerba y quitaron vuelto a la primitiva astucia de

tomó consejo de

ría al reino

quitado para

lido

con innumerable

cuando entró en

huyó

tierra

León por

estuviese demasiado

le

su ligereza,

sí,

como

los sarracenos sobre

cómo

llega-

que había sido arrojado. Sa-

del

ejército,

avanzando hacia León; mas

de su reino y fué oído por Ordoño,

el reino: él lo

noche y entró en Asturias y perdió perdió, Sancho lo recibió. Entrado en León, so-

metió todo

reino de sus padres.-

éste de

Pues

el

el

susodicho Ordoño, echado de Asturias, llegó a

Bur^s. También hijos,

la

expulsaron

los burgaleses, quitada su al

mismo de

Castilla

y

lo

mujer can dos

enviaron a tierra


<ie sarracenos.

cvri

Por cierto que permaneciendo

nombre Urraca, asocióse con fué vivo,

permaneció entre

la

misma, de

otro varón. Ordoño, mientras

los sarracenos

y pagó con

llorar

sus penas.

Mas con

el

tomó

rey Sancho

saludable consejo, de acuerdo

su hermana Elvira, para que enviase a Córdoba men-

5^

y pidiera

sajeros

cuerpo de san Pelayo, mártir, que recibió

el

martirio en los días del príncipe Ordoño, bajo

árabes Abderrahman, año 926.

paz y por

el

Y

mientras enviaron

domeñó

la

hasta

el

río

Gonzalo, que era duque allende aquel vino hasta

el

tierra

Rey,

como

le

la

orilla del

mismo

río,

reunido gran

río;

después, enviados el

ejér-

tributo de

la

que guardaba, discurriendo astutamente contra

envió posos de veneno en una manzana. La que

probase, sintió su corazón demudado; disimulando en

silencio, aprisa

mino,

por

allá

Duero. Lo que oído,

mensajeros- y hecho concierto para que pagase

misma

rey de los

cuerpo de dicho santo, salido Sancho de León,

Tino a Galicia y

cito,

el

al

empezó

a r^^gresar a

León.

En

el

tercer día, acabó su vida. Reinó doce años.

mismo

Año

ca-

967.

Fallecido Sancho, su hijo Ramiro, que tenía desde su naci-

miento cinco años, recibió al

consejo de su

tísima.

tía

Tuvo paz con

ciudad de León.

reino de su padre, ateniéndose

D.^ Elvira, consagrada a Dios y prudenlos sarracenos

cuerpo de san Pelayo y la

el

En

lo

el

y recibió de

año segundo de su reinado, cien na-

nombfe (rundéredo,

traron en las urbes de Galicia, y haciendo

alrededor de Santiago, mataron con espada

los

en-

muchos estragos al

^^

obispo de aquel

por nombre Sisinando, y saquearon toda

que llegaron a

el

sepultó con religiosos obispos en

ves de normandos con su rey, por

lugar,

ellos

Galicia, hasta

montes Pirineos del Cebrero. Mas

al

tercer

año, volviéndose ellos a su país. Dios, a quien no se escortde


CVIII

lo oculto,

recompensó con venganza. Pues

sieron en cautividad

como

pu-

ellos

pueblo cristiano y mataron a muchos

al

con espada, también

así

así ellos, antes

confines de Galicia, experimentaron

de que salieran de

muchos

los

males. Porque

el

conde Guillermo Sánchez, en nombre del Señor y honor de Santiago, cuya tierra devastaron, salió con gran ejército a su encuentro y empezó a pelear con

ellos; dióle

Dios

victoria,

y

mató con espada

a toda aquella gente junta con su rey,

y

quemó con

las

fuego

naves de

ellos,

ayudado por

clemen»

la

cia divina.

Mas

rey Ramiro,

el

casa inteligencia,

como

empezó

Galicia con hechos

y con

estuviese en la niñez

pesadumbre

a dar

y palabras. Ciertamente,

a los los

es-

condes de

mismos con-

des que aguantaban esto, deliberaron astutamente contra

él,.

nombre Bermudo, que

fué

y

erigieron sobre

proclamado en

otro rey, por

sede de Santiago apóstol, a 13 de noviem

la

año 982. Lo que oído, Ramiro se apresuró desde León

bre,

a Galicia;

mas

el

rey

Bermudo

encuentro en

de Arena, y empezaron a pelear cruelmente. Por

tilla

cediendo ninguno de

Ramiro volvió el

salió a su

ellos al otro,

a León,

y

allí

separáronse a

la

Por-

fin,

no

vez. Mas-

la

de enfermedad natural cayó, en

año decimosexto de su reinado. ^^

Muerto Ramiro, Bermudo,

León, y recibió confirmó

mandó

las

el

reino pacíficamente. establecidas

leyes

publicar los cánones;

procuró reprobar

cia;

Mas en

hijo

los días

lo

amó

malo y

por la

de Ordoño, entró en

Varón muy el

príncipe

misericordia

elegir lo

de su reinado, por causa de

y un rey suyo, que .qianzor, cual no lo hubo

se

impuso

el

Bamba;,

y

la justi-

los

pecador

bueno.

del pueblo cristiano, creció ingente la multitud

nos,

prudente,,

nombre

de sarracefalso

de xW-

antes ni lo habrá de futuro, tomado-

i


CIX

.

consejo con los sarracenos de ultramar y con toda ismaelita, atravesó las fronteras

de

los cristianos

la

gente

y empezó a

devastar muchos reinos de éstos y a despedazarlos con espada; éstos son: el reino de los francos, el reino de

también

el

Pamplona,

reino de León.

Ciertamente, devastó ciudades, castillos, y despobló toda la tierra,

hasta que llegó a las comarcas marítimas occidenta-

es de España,

pultado al

el

y destruyó

la

ciudad de Galicia, en que está

se-

cuerpo de! bienaventurado Santiago, apóstol. Mas

sepulcro del apóstol, intentando acercarse para romperlo,

se volvió aterrado. Arruinó iglesias, monasterios, palacios, los

quemó con

y

fuego: año 987. El rey celestial, acordándose

de su misericordia, tomó venganza de sus enemigos:

cierta-

mente con muerte repentina y espada dicha gente de los agarenos empezó a morir y llegar de día en día a su aniquilamiento.

Mas

el

rey Bermudo, ayudado por

Reinó diez y

^^

Fallecido

V

en

el se-

expedición entregó su espíritu, en

de enfermedad natural, en confesión del

tierra del Bierzo,

ñor.

la

Señor, empezó a

de Santiago.

restaurar, mejorándolo, dicho lugar

gundo año después de

el

.Se-

siete años.

el cual,

su hijo Alfonso, teniendo desde su na-

cimiento tres años, tué recibido en

el reino.

Año

999. (Con-

luye la crónica de Sampiro).

De cuya

estirpe,

de

los cántabros

lo

venidero

tomando esposa Fernando,

Sancho, apareció

como expeledor de

el

hijo del rey

que había de reinar en

los

bárbaros.

Porque en

tiempo de Sancho, hijo del precitado rey Ramiro, por

ini-

quidad de algunos de los que habían reinado, que unos habían expulsado del reino a sus socios; otros,

como

el

padre de

éste,


ex habían sacado los ojos a sus hermanos; de igual los gentiles

por diversas maldades

al

pueblo

modo que

israelita, así la

permisión divina permitió dominar de nuevo a los moros

las

Españas.

Pues en

el

año 966, muerto

mayor de todos ras del

reino

muerto

aqu-él,

audazmente agredió

los bárbaros,

de

rey Sancho, Almanzor,

el

Ciertamente,

cristianos.

los

como en

tal

fortificaciones

más de

lo justo;

con ambición de mandar

obedecer a Ramiro

^'\

hijo del rey

oyendo

tiernos años. Así, cristianos, atravesó

las fronte-

después de

proceso acaecer suele, los condes

que regentaban provincias, unos trayendo autoridad real soportada

el

sin

a la

memoria una

otros oponiendo

yugo, rehusaban

Sancho, aun retenido en

bárbaro esta discordia de los

el

por un vado

el

río

Duero, que en aquel

tiempo se tenía por linde entre cristianos y bárbaros. Ayudaban al bárbaro en esta facción, ya su largueza de pagas, con la

que había ligado a

no pocos soldados

justicia al dictar sentencias, a

cristianos;

ya su

que siempre, como aprendimos

por relato paterno, más que nadie, aun con los cristianos, es lícito decirlo, tuviera cariño.

Sobre

esto,

si

en cuarteles de

invierno se originaba cualquier sedición, para sosegar

multo,

más bien

al

bárbaro que

cristiano

al

si

imponía

el

tu-

suplicio.

Pues devastando a hierro y fuego cuanto se contiene dentro

animoso plantó su campamento sobre

de

la

lla

del río Esla, para combatir

provincia,

claro es,

entrar en

que nada la

Lo que

le sería

la

la ori-

ciudad de León, hallando,

contrario en lo sucesivo

si

pudiese

regia ciudad de los leoneses.

oído,

el

niño Ramiro, a quien su madre

la

reina

Teresa tierno aún [guardaba] en León, sale armado contra

el

enemigo con algunos condes; y trabado combate, hasta sus tiendas los abatió con ingente matanza. Pero el bárbaro,.


CXI

cuando observa que

los

indignado saltó de su

suyos se presentan en cobarde fuga, pues cuéntase que Almanzor hacía

solio,

ostensible a sus soldados esta señal de afrenta mientras peleasen mal: sentarse con afrenta en

el

suelo, quitado el casco

de oro con que habitualmente cubría su cabeza. viendo

rapado

rodean a

otros,

trocada la vez,

A

quien

soldados bárbaros, animándose unos a

por doquiera con gran alarido, y ellos, empujando por la espalda, hubiesen hecho los nuestros

mezclados a través de

irrupción si

los

**^

una ingente

lluvia

las

puertas

de

la

ciudad,

con torbellino no hubiese dirimido

la

contienda. El bárbaro, íleshecho su plan por este año con la

inminencia del invierno, se recogió a su patria.

embargo,

la vindicta

A

quien, sin

divina dio tanta licencia en lo sucesivo,

que durante doce años continuos, agrediendo otras tantas veces las fronteras de los cristianos, apoderóse de

demás ciudades, destruyó santos mártires

con otras varias ria

la

iglesia

León y de

de Santiago y

la

de

las

los

Facundo y Primitivo, como arriba indiqué, que es largo de contar; profanó con temera-

osadía cuanto hay de sagrado, y a lo último hizo tributaria

todo

el

reino,

Mas en

ya sometido a

esta

él.

tempestad todo culto divino pereció en Es-

paña; toda gloria de los cristícolas cayó; los tesoros acumulados en las iglesias fueron robados enteramente, hasta que

por

fin, la

divina piedad, compadeciéndose de tanta ruina, dig-

nóse alzar esta calamidad de

que en

el

la

cerviz de los cristianos. Por-

año decimotercero de su reinado, después de mu-

chos horribles estragos de los cristianos, sorprendido Almanzor por el

demonio que en vida

lo

grandísima ciudad, fué sepultado en ••-

Mas

la

poseyera en Medinaceli^ el infierno.

gente de los godos, por misericordia de Dios,

sacada de tan gran yugo, tomó paulatinamente fuerzas. Por-


CXII

<jue

Ordoño,

que había reinado poco

del rey Fruela,

hijo

tiempo, dejó un hijo sobreviviente, por nombre Bermudo. E^ cual

Bermudo, en verdad, luego que alcanzó

supremacía

la

como precipitado e mismo exordio de su

del reino en los confines de Galicia, no inhábil en el empleo,

sinc4

desde

el

principado empezó a expugnar a los moros con industrioso

abundoso en visceras

afán. Este engendró a Alfonso, bien <ie misericordia

con

pugnador valentísimo de -celando la ley de Dios,

los

pobres de Cristo, y ex-

los bárbaros

y de sus ciudades. Mas

y

iglesias

las

como

rechazase

la

supersticiosa secta

barbárica con gran odio, cuéntase haljer tenido encerrados a

moros con

ciertos

cuya expedición, misa de

y hambre en

el castillo

de Viseo; en

vestido, por el fuerte calor, con sola una ca-

mientras estuviese paseando a caballo cerca de

lino,

las murallas

hierro

de

la

ciudad, fué herido con flecha desde una

torre por cierto bárbaro, insigne flechero, por cuya herida

llegado a su fin

y dejando de

hijos a

-doncella, entregó su espíritu a Dios,

Por

lo

demás, hecha patente

la

Bermudo y

a Sancha,

según creemos.

prosapia materna de nues-

tro emperador Alfonso, para que también se patentice su noble origen paterno,

el

discurso vuelva atrás un poco.

Así, el reino de los cántabros,

rribado en parte por

la

aunque

lo

ocupación de los moros

«in embargo, permaneció firme, por fortaleza •de

acceso de aquellas

ble enemigo invadía

tierras.

más de

rríase hasta las ciudades tre

conocimos de-

y

Porque

si

^'^,

en parte,

y por

dificultad

alguna vez

el

formida-

lo usual, traspasada la llanura, co-

castillos situados

en valles de en-

montañas. Entonces los cántabros, sufridores en toda

forma del sidad,

y de trabajos, por razón del sitio y de la nececogidas sus más ligeras armas, arrastrándose a pie por frío


CXIII

collados y sombríos lugares de ces de improviso los

zaban invadiendo; y

perturban muchas Ve-

s.elvas,

campamentos enemigos, mientras avanni este

hecho jamás podía ser vengado

por los enemigos, porque los cántabros, ágiles y ligeros, punto, cuando lugares.

Y así

cosa

la

demandaba, retraíanse

lo

diversos

a

rabia de los moros, que para otros era for-

la

Mas

midable, se tomaba por los cántabros a burla.

que procedía del noble origen de Pedro, duque de

que

bros, después

al

los cánta-

declaró rey, no sólo atacó

se le

García,

armado

frecuentemente a los bárbaros, sino que con insistencia empezó a reprimir su ímpetu, para que no se ensañasen contra

de

las fronteras

Fallecido

el

los cristianos,

cual,

según su habitual costumbre.

Sancho, su

hijo,

subió

A

quien Dios, viéndolo devoto vengador de

el

sudor de su

ejército,

no sólo

le

al

reino paterno.

la fe

cristiana

añadió prósperos sucesos,

Porque

sino que hizo crecer su prole con múltiple generación.

desde

los

mismos montes

sacando de

la

Pirineos hasta

el castillo

que

'^^

con temor

empo

y,

de Nájera,

potestad de los paganos cuanto de tierra se

contiene dentro, hizo correr sin retroceso tiago,

con

los peregrinos torcían

a los bárbaros.

con felicidad de

quienes en vida

el

el

camino de San-

desviándose por Álava,

Mereció también disfrutar largo la

compañía de sus

padre benignamente dividió

García, primogénito, puso

al

hijos,

entre

reino;

a

frente de Tes pamploneses;

la

belicosa Castilla recibió por gobernante a

el

Fernando por

or-

den de su padre, y dio a Ramiro, a quien tuvo de una concuMna, Aragón, como partícula de su reino, separadamente; a saber, para

que no fuese

dero del reino, ya que

visto entre los

les era desigual

hermanos como herepor

linaje

materno.

Entre tanto, Fernando tomó en matrimonio a Sancha, nobilísima doncella, hija de Alfonso, rey de Galicia, asistiendo VIII


CXI\'

a las reales nupcias de la

Además,

el

niño

Bermudo

hermana su hermano Bermudo. proclamado rey a

es

padre, desde los confines de Galicia hasta

separa

fin,

de esta

Sancho

rey, en

cenobio de

el

buena

vejez,

vida, mientras su hijo García

pliendo un voto: año

en

el río

Pisuerga que

reino de los cántabros.

el

Por

muerte del

la

1

03 5.

A

cargado de

días, salió

Roma cum-

tornaba de

quien Fernando hizo enterrar

Oña con gran

honor,

como

padre co-

a tal

rrespondía.

Mas

que vuelve de Roma, cumplidos sus

García, después

votos a Dios, y sabida ya

la

como

de Pamplona,

se acercase a la provincia

muerte del padre, oye que Ramiro, su hermano,

nacido de concubina,

Porque Ramiro, de

le

ponía asechanzas tocante

^^

y

el

oscense, así

como

de los cuales más que en sobre

la

el

el

rey de Tudela, en

confiado, puestos

guerra.

Cuya

rebeldía,

zarago-

ayuda

la

campamentos

ciudad de Tafalla, amenazaba indignamente

mano con

reino.

cierto, para realizar esta acción se había

coligado con ciertos reyes moros vecinos, a saber:

zano

al

no consintiendo

al

her-

tolerarla el

valor del rey García, porque resultaba infame, reunidas tropas

de fortísimos soldados pamploneses, acomete

al

campamentos enemigos. Luego, degollada

mayor

modo de

rebaño, los

la

instante los

parte a

demás que habían quedado, abandonan-

do tiendas y bagajes, emprenden inermes la fuga. Pero hasta el adulterino Ramiro, si no es porque descalzo y sobre un caballo

!

gobernado con cabestro se puso en lugar seguro, hu-

biera tenido aquel por su día último.

Entre tanto, del vínculo de unión y cariño

.

^ -

salió

entre

Fernando y Bermudo su cuñado fuerte discordia, la que desde un principio fué semilla de todos los males y turbadora imprevista

de bienes. ^Qué, pues, de admirar

si

habiendo

i


r.w

causa ejercitó aquí sus fuerzas, mientras que agigantando los

humanos

diversos impulsos de los seres

moviendo aun do

a

la

si

allá,

con-

hubo separa-

según

no

entre mortales, que aun gustan de lo

promueve guerras

esta querella,

hasta

más

criatura inmortal del concierto angélico,

parecerá cosa grande terreno,

Cuando

a espíritus dulces?

misma

lánzase

mortíferas. Verdaderamente, en

razón humana, uno y otro parecen

la

tener su motivo.

Porque Sancho,

[rey] de los Cántabros, después de

el

muerte de Alfonso, príncipe de

la

estando Bermu-

los gallegos,

do incapacitado por sus tiernos años, había sometido una parte del reino de éste bajo su dominio, a saber, desde

Pisuerga hasta

el

Cea;

adulta cuando expiró el

el

mas Bermudo, ^ siendo ya de edad rey Sancho, dispuso vindicar para

reino paterno. Respecto de ello, Fernando, con quien se

había desposado

la hija

de toda razón que

crepando sobre

él

ello,

de Alfonso, creía injusto y

fuese expelido de este reino;

Fernando no podría tencia

casi fuera

y

así, dis-

nace gran alteración entre ambos. Mas,

porque eran desiguales en fuerzas

al

el río

a su

de suerte que

ímpetu de Bermudo, con

resistir al

demanda socorros

militares,

insis-

hermano García para expugnar

enemigo. Pero yo, escribiendo

la

muerte de tan gran rey,

cuando considero su excelente gobierno, soy embargado por el

dolor siempre. Porque Bermudo, noble niño constituido en

no fué

y lascivos deseos, como en aquella edad suelen embargar, sino que empezó a rey,

visto sujeto a diversos pueriles

regir las iglesias

de Cristo desde

tierno reinado, a defenderlas de

como un piadoso lo

el

mismo

principio

de su

hombres perversos y aparecer

padre, consolador de los monasterios. Por

que no es dudoso que Bermudo, sacado de este mundo,

fuese piedra llevada para colmar

el edificio

de

la

Jerusalén


ex VI

según aquello de: «Quitad del camino

celestial, ellas

son recogidas para

«He aquí como

pereció

justo

y nadie

piedras;

y en otro

el celestial edificio»,

el

las

lugar:

lo reflexiona.»

Pues Fernando y García su hermano, agregadas tropas de fortísimos soldados,

mientras se apresuran a combatir

enemigo, he aquí que Bermudo con los suyos, pasada tera de los cántabros,

mado.

Y

citos se

ya sobre

^^

adelántase

el valle

la fron-

encuentro de ellos

al

de Tamarón

los

al

dos opuestos

ar-

ejér-

observaban con sus fúlgidas armas, cuando Bermudo,

fuerte e impertérrito, aguija

yuelo, su insigne caballo,

primero con

y deseando

los acicatea a Pela-

herir

al

enemigo, en

rá-

pida carrera entre densísimos escuadrones, acomete empu-

ñando una

Mas

lanza.

la

evitar entre los mortales,

nuraica muerte, que ninguno puede

apoderándose de

él,

mientras

García y Fernando más fuertemente se echan encima, al

correr

mismo

del caballo,

y cayendo en

tierra

de sus militares cruelmente acabaron sobre se entregó a la sepultura entre los

él.

el

feroz

\

le hirió

muerto, siete

Cuyo cuerpo

demás reyes en León.

A

seguida Fernando, fenecido Bermudo, viniendo desde los con-

de Galicia, asedia a León y pasa todo el reino a su poder. En el año 1038, a 22 de junio fué consagrado don Fer-

fines

nando en

legionense de

bienaventurada María y ungido rey por Servando, de venerable memoria, obispo católico

de

la

la iglesia

misma

esposa tomó

el

iglesia.

la

El cual, desde que con Sancha su

cetro del gobierno del reino, increíble de re-

cordar es cuan en breve impusiera temor hacia vincias de bárbaros de toda España; las

biera desolado bien pronto,

si

que

al

él

en

las pro-

principio hu-

antes, para apaciguar los albo-

rotos de su reino, no hubiese proveído sagazmente a corregir los rebeldes

ánimos de algunos magnates.

amplitud de su reino había excitado

el

A

más de

esto, la

ánimo de su hermano

^-.

.1


C.VMI

y desde

García,

colmo

de

^^

la

tales razones,

la

fraternal unión le había llevado hasta el

envidia. Así, el rey Fernando, impelido por

nada llevó a cabo peleando fuera de sus lindes

contra gentes extrañas, por espacio de diez y seis años.

Entre tanto

nombre

nombre

la

reina Sancha concibió

y

parió un hijo cuyo

era Sancho; luego, embarazada, dio a luz una hija por Elvira; otra vez concibió

y parió

hijo, a

quien por

uno y otro padre plugo llamar Alfonso; por último, concebida semilla, fué procreado ca, nobilísima

menor

el

doncella en decoro

ron antes de obtener su elevación

do dispuso educar a sus

García. Respecto de Urra-

y costumbres, la engendraal reino. Mas el rey Fernande suerte que se instru-

hijos e hijas

que

yesen primero en liberales disciplinas, a

las

había prestado estudio; después, cuando

edad

hizo a los hijos correr caballos al ejercitarse

virtud.

do

modo de

en armas y cacerías; mas a

estragasen con la ociosidad,

Luego, cuando

rey, acrecentada

la^

con

la

mandó

mismo

lo consentía,

los españoles

las hijas,

instruir

él

y

para que no se

en toda mujeril

administración del reino de Fernan-

y milicias, pare;ía bastante próspera y bastante pudiente, según de ordinario se sufre por parle de los mortales, entre él y su hermano García hijos, leyes

nació, en razón de esta opulencia, la envidia.

Por

lo

demás, como Fernando se descubriese en todo

manso y humano, aborreciendo desgarrarse por

natural be-

nignidad y acostumbrada piedad suya, se había propuesto

en su interior conllevar a todo trance los fingimientos y envidia

de su hermano, en forma que

vocado siempre

mo

a ira la

por

él;

o sea,

tomando

ni

aun pudiera ser pro-

a gloria

propia vencer

envidia fraterna. Así, cuando García

en Nájera,

el

*^''

cae enfer-

rey Fernando, conmovidas sus entrañas

ternales, apresúrase a verlo;

y había ya llegado hasta

él,

fra-

cuan-


ex VIII do, puestos de acuerdo para prender

al

Rey, se arman

ase-

chanzas mutuamente; mas una vez que ello se frustró, impi-

diendo

el

temor tan gran

cosa,

Fernando rápidamente

se re-

trajo a su país.

Mas

ocurrió que, a

rey García se acercase

la inversa,

a él

enfermando Fernando,

humildemente, ya en demanda de

gracia por tan grar^ crimen o con motivo de

A

mí, sin embargo,

la

frustrada fechoría que por consolar

me

la

enfermedad.

parece que antes bien por madurar

fermedad viniese García; como que,

al

hermano en

a fin

¡así

quien luego que vio

manda cia

sí las

el

él

dado una

en absoluto de este mundo:

saliera él

juzgan dentro de

en-

la

de apoderarse

solo del reino, deseaba no solamente que le hubiese

enfermedad, mas que

el

ávidas mentes de los reyes!

rey Fernando, impelido por

la

A ira,

encarcelarlo en Cea; de donde, evadiéndose con astu-

pasados algunos días, volvió a su propia tierra con algu-

nos militares prevenidos ocultamente. García desde entonces agrio

y

furioso

empezó

a buscar abiertamente ocasiones

guerra y, sediento de

la

mente

mismo

las fronteras del

Oído desde

sangre fraterna, a devastar hostila

que podía

llegar.

rey Fernando, juntado inmenso ejército

lo cual, el

los confines

de

de Galicia, avanza a vengar

la -injuria

del

reino. Mientras tanto envía al rey García emisarios idóneos, a fin

de que, dejados sus confines, gozase de paz y no

sumiera de contender con

él

'^

pre-

con espadas mortíferas, pues

eran hermanos, y, por tanto, convendría vivir cada uno tran-

quilamente en su reino. Sobre esto sostenerse contra

Finalmente,

tal

el

campamento

predice que no podría

multitud de soldados.

rey García, feroz y animoso, oída

jada y despreciando del

le

la

la

emba-

clemencia de su hermano, manda

a los emisarios;

y

al

salir

punto, añadiendo ame-


CXIX nazas, díceles que, vencido su señor, tanto a ellos

compañeros que sobrevivieren a

como

la

como

a los

pelea arrastraría a su país

rebaños. Así confiaba García en sus fuerzas; porque en

aquel tiempo, aparte

poder

el

era tenido

real,

como

militar

insigne entre todos los militares: ciertamente, estaba hecho a

desempeñar en toda guerra a

la

vez los oficios de militar va-

y de buen general. También había ligado a sí grandísima turba de moros, que por razón de alarma había reclutado

liente

para

la batalla.

para

la

Luego, por uno y otro se designan día y lugar

desgraciada pelea.

Mas ya García

campamento en medio

tenía puesto su

de Atapuerca, cuando de noche

valle

Fernando

los militares del

se apoderan, a la parte de arriba, de

del

rey

un collado

.próximo. Por cierto que estos militares, siendo en su mayoría

de

la

parentela del rey Bermudo, cuando se percatan del

vivo deseo de su señor de coger vivo a su

hermano más bien

que muerto, según creo por instigación de anhelaban singularmente vengar por

gada

así la

mañana

'*

sí la

y como asomase

el

la

reina Sancha,

común

sangre. Lle-

primer rayo de sol

entre las ondas, ordenados los batallones, fuerte clamor se alza

dos,

por ambas partes; arrójanse de

y de cerca

se

manejan

las

lejos los

enemigos dar-

espadas mortíferas; por

fin, la

cohorte de fortísimos militares de que hablé antes, echándose

encima desde las filas lanza

rienda suelta y cortando a través de

lo alto a

en

ristre,

convergen todo su ímpetu contra

el

rey García, a quien traspasado precipitan exánime del caballo

en

tierra;

en cuyo combate dos de los grandes militares de

García son matados con

él.

Aun

los

moros que habían en-

trado en batalla, mientras intentaban ponerse en fuga, son

cautivados en gran parte.

entrega a

la

sepultura en

la

Mas

el

iglesia

cuerpo del rey de

la

Ciarcía se

bienaventurada María,


— en Xájera, que cimientos

cxx

había construido devotamente desde sus

él

y adornado pulcramente con

plata,

oro y vestidu-

ras de seda: año 1054, día primero de diciembre.

El rey Fernando, luego que, muertos

ñado, ve todo

el

cu-

reino sometido a su obediencia sin obs-

el

ya por

táculo, seguro

hermano y

el

lo

tocante

tiempo restante en rendir

dispuso emplear

al país,

a los bárbaros

y

el

afianzar las igle-

de Cristo.

sias

Con que, pasado rano, cuando por

el

tiempo invernal, a principios de

abundancia de pastos ya podía

la

a Portugal,

los bárbaros salidos

Por otra parte,

el

trasla-

Rey '^ de los Campos Góticos cuya mayor parte dominaban cruelmente

darse un ejército, partiendo

marchó

ve-

de

el

las provincias

|

de Lusitania y Bética.

rey Fernando en todo

el

tiempo de su vida

-j

con designio señorial esto había resuelto firmemente: no poderse desistir de lo comenzado ni ceder, una vez emprendido

un

trabajo, en tanto

no se concluyese con perfecto

estaba pensado realizar. Por cuya razón si

culebra viesen, tenía atemorizado

Preparada

ros.

vade

la

matados

así

toda

los bárbaros, él

enumerar

modo de

a

y de

pavor hacia

el

él,

que

como

el

castillos

primer ímpetu

in-

circunvecinos;

y

humilló a cuantos quiso con esclavitud

los suyos.

Mas porque

parecería fastidioso

inventario las aldeas

de bárbaros despoblados por

el

sólo puse cuidado en expresar los

y apiñados

casti-

invictísimo rey Fernando,

nombres de

las principales

ciudades, cuyas iglesias regentaron obispos en otro tiempo, las

que peleando virilmente arrancó de sacrilegas manos. Conquistada ya

la

--

corazón de los bárba-

soldadesca, en

ciudad de Cea con otros

en favor de

líos

la

el

fin lo

ciudad de Cea, apresúrase a combatir

la

ciudad de Viseo, con esta intención, a saber: que trocada

la

suerte de sus hazañas, los bárbaros de aquella ciudad paga-

I


CXXI sen

debida pena por m.otivo de su suegro Alfonso,

la

Porque había en

tado.

saeteros, a al

la

cuyo ímpetu,

muro con

misma ciudad una si

ma-

allí

fortísima tropa de

alguna vez soldados se acercaban

intención de combatirlo

'^,

a

no ser que sobre-

pusiesen a sus escudos tablas u otros obstáculos más fuertes,

no eran poderosos a simple escudo y

la loriga

prender

la

flecha atravesaba el

triple lizo.

Exploiados, pues,

ciudad y puestos campamentos, el escogidos militares y honderos con ellos, em-

todos los accesos de

Rev ordena

de

porque

la

resistirles,

a

la

marcha contra

la

ciudad de Viseo y ocupar sus

puertas. Luego, trabada batalla por algunos días,

con gran esfuerzo,

lease

que había matado

al

manos. Respecto de

la

tomó, y encontrado

rey Alfonso, los

mandó

como

se pe-

saetero

allí el

privarlo de

ambas

demás moros, fueron presa de

los

soldados.

Desde gese hacia

deado

prontamente, alzados los campamentos,

allí

ciudad de Lamego, a

la

la

que, en llegando ro-

del ejército, esfuérzase por asaltar su

empeño; que,

muro con gran

bien parecía inexpugnable por

si

dirí-

la

fragosidad

embargo, torres y máquinas de diverrindió en breve, y rendida la sometió a sus

del sitio, opuestas, sin

sos géneros, leyes.

la

También

los

moros de Lamego, en parte fueron

pedazados a espada, mas en parte aherrojados con para trabajar en diversas iglesias; porque proveía siempre con industrioso cuidado, a

el

des-

grilletes

rey Fernando

fin

de que

la

me-

jor parte de los despojos de sus victorias se distribuyese en-

pobres de Cristo, en alabanza del sumo

tre las iglesias

y

los

Hacedor que

le

daba

San

victoria.

Justo, situado sobre el río

Tomó

también

el castillo

Malva, y a Tarouca, con

de ^*

otros muchísimos puestos alrededor, los cuales destruyó hasta el suelo,

para que, en adelante, los bárbaros no pusiesen guar-


CXXII

nición en ellos contra los cristianos, en razón de lo perjudi-

que eran por su molesta

diales

ellos,

para que Coímbra,

máxima ciudad de

capital

que había sido de

las otras, se

Conquistados aquella región

y

jese al culto cristiano, tas del

situación.

Rey

el

redu-

se dirigió en rogativa a las puer-

bienaventurado Santiago apóstol, cuyo cuerpo, por

di-

vina asistencia de nuestro Redentor, dícese que a España fué traído.

Y

hecha rogación durante tres días para que

allí,

viese éxitos prósperos

y

pues, hechas donaciones fiado en el

amparo

al

Por

lo

demás, a

él

ante

la

el

rey Fernando,

divino, apresúrase audaz hacia

fin

ella, la

el

Majestad divina. Así

venerando lugar,

puestos campamentos sobre ,

pedía que

felices aquella guerra,

Apóstol fuese intercesor por

tu-

Coímbra

y,

asedia.

de que se esclarezca para todos cómo

su oración devotísima fuera recibida por Dios, lo estimé digno

En

de comentar.

rey Fernando,

la

efecto, resultó

colmada, por

devoción del

firme sentencia de nuestro Salvador cuando

«En verdad os digo que cuanto

dice:

la

pidieseis al Padre en

mi

nombre, se os dará.» Pues en este caso, porque instaba para arrancar aquella ciudad de los ritos del paganismo, tuirla a la fe

sús,

de los cristianos,

y resticiertamente en nombre de Je-

que se interpreta Salvador, rogaba por su salvación a

Dios Padre. Mas porque ahora Fernando, corruptible, cia tol,

no sabía que

él

"^^

puesto en carne

era participante de la divina gra-

por méritos de su vida, imploraba los sufragios del Apósa fin de quej

interceder junto

como al

familiar

suyo notorio, consintiera en

piadosísimo Maestro. Así pelea

nando en Coímbra con

el

rey Fer-

espada material, y para lograrle victoria Santiago, militar de Cristo, no cesa de interceder junto

al

Por

la

Maestro. fin, el

triunfo concedido por

el cielo al

serenísimo rey

í


cxxrii

Fernando, de esta manera

lo dió a

conocer el bienaventurado

Apóstol de Compostela: Había venido de Jerusalén cierto peregrino griego, según creo, pobre de espíritu

permaneciendo largo tiempo en

el cual,

sia del las

riquezas,

pórtico de

la igle-

bienaventurado Santiago, instaba día y noche con ve-

y oraciones.

guaje,

el

y de

oye

a los

Y

como ya poseyese un poco nuestro lenindígenas que entraban a menudo en el santo

templo, por causa de sus necesidades, importunar los oídos del

Apóstol llamándole buen

militar;

mas

para

él,

sí,

no so-

lamente aseguraba que aquél no hubo sido caballero, sino

también que jamás hubiera subido a caballo. Empero, sobreviniendo

noche, ciérrase

la

día;

el

entonces,

como

el

pere-

grino, según costumbre, pernoctase en oración, de pronto

lle-

como

te-

vado en

éxtasis, el apóstol Santiago se le apareció

niendo en

las

manos

alegre dice: Ayer,

ciertas llaves,

que yo nunca fuera

suplicantes, creías

esto diciendo fué llevado

alzada ante la iglesia

el

el pórtit:o

y enseñando

había de entregar

mañana,

de

la

al

militar valentísimo.

cuya nivea claridad toda

las llaves, hizo

saber

al

griego, atónito con clérigos

y todos

los

tal

cosa, les dice entrar

hoy

pamento

el día,

el

convoca en junta

primates de la

anotado

visión,

la villa;

expedición, el

rey

la

rey Fernando.

al

sol saliente

orbe iluminado en día dominical,

cho nombre y de

les,

peregrino que

día siguiente, cerca de las nueve de

Entre tanto, declinando los astros, cuando el

que subiendo

las abiertas puertas, al

ciudad de Coímbra

había descubierto

Y

un esplendidísimo caballo de gran

la iglesia,

iluminaba desde

Apjóstol

y hablándole con rostro

burlándote de los piadosos deseos de los

'''•

y

todos los

ignorante de di-

explicando por orden

Femando

la

en Coímbra. Los cua-

mandan emisarios con

del invictísimo Rey, para

él,

a

el

celeridad

que andando

el

al

cam-

camino,


diestramente averigüen

si

cx-kiY

-

esta visión procedía de Dios, a fin

mundo

de que pudiera ser manifestada a este

en alabanza de

su nombre. Pero los emisarios, cuando apresurándose llega-

ron a Coímbra, encontraron que en señalado

el

mismo

día

apóstol Santiago de Compostela, y a hora de las

el

Rey entraba en la ciudad. Porque, como durante algún espacio de tiempo

nueve,

el

a los de

retuviese

Coímbra encerrados dentro de murallas, poniendo

muro de la ciudad. enviaron al Rey emisarios con

en parte

arietes alrededor, había roto

Lo que viendo súplicas, los

entregaron

los bárbaros,

que tan sólo pidiendo

al

de un socorro

Rey

la

Fernando

la

el

vida para

muy pequeño

para

el

y sus

hijos,

camino.

rabia de los moros,

la

una y otra provincia separa de

que sacó de jurisdicción de ilustre

Galicia.

rey

Pero aquellas ciudades

paganos

los

el

Mondego, que

a todos obligó a irse allende el río

Sesnando,

ciudad con todos sus bastimentos, fuera

Así, expulsada de Portugal

cierto

que había

las

encomendó

por su autoridad. Porque

éste,

a

robado

en otro tiempo de Portugal con otras pregas, por Benahabet,

rey de

la

muchas dor,

provincia Bética, trabajando entre los bárbaros en

preclaras comisiones, había llegado a tan gran esplen-

que era mirado por

el

bárbaro

todos los demás del reino, porque

guna suya resultara

fallida.

Por

Benahabet, Sesnando se pasó

al

Rey con más

ni

lo

cariño que

consejo ni empresa

demás,

al-

cuando dejado

rey Fernando, mediante

las

sobredichas facultades fué insigne para nosotros y terror

grandísimo para los bárbaros hasta su día postrero. El rey Fernando en verdad, acariciando con dádivas los

umbrales del bienaventurado Apóstol por causa del sometido

enemigo, vuelve alegre a

la

ciudad de León.

Donde

cele-

brando reunión general de sus magnates, acordó agredir con


cxxv 'uerra a los bárbaros que,

desde

avanzando por

provincia Cartaginense

la

parte oriental

la

y reino Zaragozano,

habita-

fortificaciones .y apiñados castillos puestos junto al río

ba-n

Duero. Porque eran,

'^

dada

proximidad del lugar

la

fronteras de Castilla, inevitables

a las

enemigos que tomaban

allá

de súbito presas y cautivos.

Luego que volvió •nmdo

el

tiempo favorable del año,

con ejercitadas milicias

los invade

y,

rey Fer-

el

cobrado en breve

de Gormaz, llegó a Vadorrey; cuya ciudad una vez sometida a su mandato, animoso dirígese a la ciudad de Bercastillo

1

que protegía

langa,

los

demás

puestos a su alrede-

castillos

moros de dicha ciudad, por no ser presa del enemigo, agitados de excesivo terror, antes que el Rey los cogiese, perforando durante algunos días el muro por diversos dor. Pero los

sitios,

el

todas

el

las torres

lo

turba de niños y muje-

ciudad de Aguilera

de Santiúste, peleando

castillo

refugio de Santamera.

de Muermos

tillo

la

triunfo, invadió la

conquistado también

omó

dejando

la fuga,

Después de cuyo

res.

V,

previnieron

No menos,

destruyó hasta

agrediendo

el suelo.

el cas-

Derribó además

de vigías que descollaban sobre

el

monte

Parrantagón, según costumbre barbárica, y los refugios consruídos acá y allá por los

campos

-del

valle

de Bordecorés,

protección de los bueyes de labranza.

.ara

Por

lo

demás, cuando tornó seguros

tabria contra

el

los confines

de Can-

sobresalto de los bárbaros que acudían de

la

provincia de Celtiberia y del reino Toledano, preparadas por

todo

el

reino valentísimas tropas de soldados

rey Fernando proyecta expugnar

Por

lo que, salvadas

la

y honderos,

el

provincia Cartaginense.

en rapidísima marcha

las

cimas del monte

de Oña, como hambriento león cuando ve presentarse una tnrba de ganados en rasa campiña, así el rey español invade


CXXVI ansioso los predios morunos; de

modo que con

ejercitada

campo junto a la ciudad de Talamanca, ^^ apodérase de muchos lugares de bárbaros opulentísimos en ganado mayor y menor y otras apetecibles cosas, devasta los campos, toma e incendia muchos castillos. y lulevantando

milicia,

el

gares ligeramente fortificados o sin guarnición, mata a los

moros y manda que de la

los niños

y mujeres y todo patrimonio

de sus militares.

ellos sea presa

De

esta suerte llegando a

ciudad Complutense, que ahora se llama Alcalá, despobla-

dos a hierro y fuego por todas partes sus campos, rodea murallas con campamentois.

Mas

las

los bárbaros complutenses,

cuando encerrados dentro de muros ven todas sus cosas de

muro por arietes, envían con rey toledano Halmemón, a fin de que,

y golpeado

afuera destruidas

urgencia emisarios

al

ya rechazando en guerra

a

el

tan gran

enemigo o ya aplacándolo

con regalos, entienda en su propia salvación y

que de no hacerse dano

pronto, sepa que

el

bárbaro,

tomando

el

él

y

el

reino Tole-

""

perdidos en plazo breve.

irían

Pero

muy

la del reino, lo

más sano

consejo.,

amontona

inmensa riqueza de oro y plata y preciosos vestidos, y recibido seguro contra su miedo, acercándose humilde a presencia del

Rey, suplica rendido de su nobleza que, aceptados

regalos,^ desista

clara

que

aunque

el

y

él

falso,

sin

él

y

de asolar sus confines. Sobre esto además de-

su reino se confiarían a su potestad.

rey Fernando entendía que

mismo

el

tiendo de expugnar

momento aceptada la

le

fin,

bárbaro hablaba en

la

^^

ofrenda y desis-

provincia Cartaginense, cargado con

presa, recogióse a los

Campos

Entre tanto, pidiendo coloquio

Rey,

el

En

llevase sus designios bien por otro camino,

embargo, por

mucha

los

la

Góticos. reina Sancha

persuade para que se hiciera una

iglesia

en

el

al

señor

cernen-


CXXVII terio

de los reyes en León, donde también sus cuerpos deban

ser enterrados razonable

cretado lugar

y magníficamente. Porque había

de-

rey Fernando dar sepultura a su cuerpo, ya en Oña,

el

que siempre

había sido querido, ya en

le

San Pedro de Arlanza; pero

la

de

la iglesia

reina Sancha, porque en el

cementerio real de León descansaban en Cristo su padre príncipe Alfonso, de digna memoria,

el

y su hermano Bermudo,

serenísimo rey, trabajaba con todas sus fuerzas para que tam-

y su marido descansasen con aquéllos después de la muerte. Accediendo pues, el Rey a la petición de su fidelíbién ella

,

sima cónyuge, son destinados albañiles para que trabajen

asi-

duamente en labor tan dignísima. Por

demás

lo

a fronteras,

rey Fernando, ordenadas

el

cuando

llegó la

provincias de Bética

y

cosas tocante

primera oportunidad de tiempo,

reunido de nuevo un ejército, las

las

salió

en ademán hostil hacia

y despoblados

Lusitania;

los

cam-

pos de los bárbaros e incendiadas muchas granjas, acude al encuentro del mismo el rey de Sevilla Benahabet con grandes regalos,

y

le suplica,

quiera perseguir ni

según costumbre,

^'

por amistad y decoro del reino, que no a él ni su reino. Mas el rey Fernando,

compadecido de

mientras se doblega a

las súplicas del

las

humanas

angustias,

manda todos los hom-

anciano bárbaro,

hacer venir desde los cuarteles de invierno a

bres buenos, para con su consejo disponer qué conclusión

imponga

a las súplicas del rey

hubo consultado, por decreto

manda que

de

los

moros. Pero cuando

del consejo recibe los

se le entregue el cuerpo

de

la

lo

dones y

mártir bienaventu-

rada Justa, que en otro tiempo pasó a Cristo en Sevilla con corona de mártir, a fin de que fuese transportado a la ciudad

de León.

A

estos imperiales

mandatos

al

punto dando consenti-


r\'x\'iii

miento

el

bárbaro, prometió que

beatísima virgen.

él le

daría

cuerpo de

la

Cuya promesa aceptada, cuando estuvo de

regreso de aquella expedición en León,

voca junto a

el

rey Fernando con-

el

a Alvito, venerable obispo de esta regia ciu-

dad, y a Ordoño, reverendo prelado astoricense, y junta-

mente

al

conde Muño, y

los envía

con tropa de soldados a

Sevilla para llevar el cuerpo de la susodicha virgen. Llegados ellos, refieren al

nes

él dijo:

Sé haber profnetido yo a vuestro señor

yo

buscáis; pero ni el

rey Benahabet los mandatos del rey, a quie-

ninguno de

ni

los

encontrado, tomadlo; yéndoos en paz. Empero,

apenas

lo

el

las

y,

una vez

con ocul-

si

bárbaro dijese esto a nuestra embajada,

descubrimos; no obstante,

de vehementes

que

míos podrá mostraros

cuerpo que deseáis; buscadlp vosotros mismos

tación o en verdad

lo

las

más

veces, según son

humanas determinaciones

también de

así

volubles. ^^

sus

Lo que oyendo

el

egregio obispo Alvito

compañeros diciéndoles

no ser que viaje,

la

así:

divina misericordia

Según vemos, hermanos, ayude

al

a

trabajo de nuestro

la

ayuda de Dios, para quien nada es

imposible, insistamos en este triduo con ayunos fin

consuela a

volveremos frustrados. Así, parece necesario, oh ama-

dísimos, que pidiendo

a

,

de que

la

y

oraciones,

divina Majestad se digne revelarnos

tesoro del santo cuerpo. Complació a todos

la

el

oculto

exhortación del

obispo sobre que empleasen en rogaciones aquel triduo; y ya en el tercer día el sol había muerto en el recorrido cielo,

cuando, sobreviniendo

la

cuarta noche,

el

venerable obispo

Alvito insistía vigilante en su oración. Entre tanto, mientras sentado, en una

silla

apenas sustentaba sus descaecidos miem'

bros y, recitando para el

no sé qué salmo, era embargado por

sueño, a causa del excesivo trabajo del velar, apareciósele

|

|


CXXIX cierto varón cubierto de venerables canas, vestido

con

ínfula

y hablándole en tal forma dijo: Sé de cierto que tú y tus compañeros vinisteis expresamente para conducir con pontifical

vosotros, llevándolo

desde aquí,

cuerpo de

el

la

beatísima

virgen Justa; mas, porque no es voluntad divina que esta ciu-

desamparada con

<lad sea

el

apartamiento de esta virgen,

la

inmensa piedad de Dios, que no consiente despediros de concedido mi cuerpo, llevando

vacío, os ha

a vuestra

tierra.

A quien

sobre quién fuera

Yo

soy

Y

que

doctor de

^^ el

Isidoro.

el

como

el

el

cual regresad

reverendo varón interrogase

tales [cosas] le

encomendaba,

dijo:

Españas y obispo de esta ciudad

las

desvanecióse a vista de quien

esto diciendo

lo

miraba.

Empero, despertando <ie la visión

que

y rogar

el

empezó

obispo,

Dios con más insistencia, pidiéndole

a

esta visión era cosa de Dios por

si

lo diese a

segunda y tercera vez

conocer más cumplidamente. Orando de

se durmió de nuevo;

propio

a congratularse

traje,

y he aquí que

el

hablándole de cosas no diversas que antes, des-

alegre imploraba de Dios

un

triple aviso

de

el

obispo,

la

visión;

mientras oraba a Dios con más empeño, un tercer sueño

así,

le

modo

mismo varón en

el

vanecióse de nuevo. Despertado por segunda vez

más

tal

embarga. Entonces

como

la

el

susodicho varón, apareciéndosele

primera y segunda vez, repitió por tercera

lo

que

y golpeando el suelo de tierra tres veces vara que tenía en su mano, mostró el sitio donde se

antes había dicho,

con

la

ocultaba rás

el

santo tesoro diciendo: Aquí, aquí, aquí encontra-

mi cuerpo; y para que no

tasma, esta será para

ti

te juzgues

señal de

mi verídica

que mi cuerpo fuere sacado sobre corporal, a lo que siguiendo

el

fin

burlado por un fan-

tierra

de

plática:

luego

sentirás malestar

la vida,

despojado de IX


cxxx este mortal cuerpo, vendrás a nosotros con corona de justicia* Así, luego que puso fin a su plática, la visión se retiró.

Pues volviendo de su sueño visión,

prelado, seguro de tan gran

el

pero más alegre aún por su vocación, llegado ya

el día,

exhorta a sus compañeros diciendo: Nos conviene, oh amadísimos, adorar con rendidas mentes del Padre

sumo, que

^^

omnipotencia divina

la

,

se ha dignado adelantarnos en su gra-

y no ha consentido que sea fru4strada la recompensa de nuestro t-rabajo. En efecto, se nos prohibe por querer divino sacar de aquí los miembros de la bienaventurada y dedicada cia

a Dios virgen Justa; pero no llevaremos

que habremos de transportar que en esta ciudad obtuvo paña

ilustró

a conocer

el

cuerpo del beatísimo Isidoro,

la ínfula

el

Rey de

orden. Espantóse

embargo,

el

los sarracenos

bárbaro,

el

poder del Señor,

doro, ^con qué

me

y toda Es-

Y diciendo esto les dio

mandato de

oyendo y dadas inmensas gracias sencia del

del sacerdocio

con su obra y su palabra.

ordenadamente

don menor, puesto

la visión.

Lo que

a Dios, van juntos a

y

la

pre-

se lo manifiestan todo por.

y aunque

infiel,

les dijo: Y- si os

quedaré aquí? Por

lo

admirando,

sin

concedo a

Isi-

demás, no atreviéndo-

se a desdeñar a varones de autoridad tan grande, da licencia

para buscar los miembros del confesor. Cosas estupendas digo, relatadas, sin

embargo, por quienes intervinieron en

Porque mientras

se

buscaba

rado cuerpo, se halló en

de

la

vara con que

ple golpe

el

el

lugar del

el

el

mismo

ellas.

sepulcro del bienaventusuelo de tierra

el

vestigio

santo confesor había mostrado con

tri-

monumento. El que descubierto, emanó

tanta fragancia de olor que a los cabellos de cabeza

y barba

de cuantos estaban presentes trascendía, como vapor y nectareo rocío de bálsamo; pues

el

bienaventurado cuerpo estaba

encerrado dentro de un estuche, hecho de madera de ene-

^

i


CXXXI bro

Y al

^^.

punto que fué abierto,

nerable varón Alvito, obispo, y tencia, en las angélicas

al

la

enfermedad atacó

séptimo

ve-

al

día, recibida peni-

manos, según creyó

verdadera

la

fe,

entregó su espíritu.

Mas

el

obispo de Astorga, Ordoño, y todo

cibidos los restos del bienaventurado Isidoro

el ejército, re-

y

el

cuerpo del

prelado Legionense, ya se apresuraban a regresar a cia del

rey Fernando, cuando he aquí que

cenos,

el

el

Rey de

la

presen-

los sarra-

susodicho Benahabet, echó una cortina tejida con ad-

mirable labor sobre

el

sarcófago del confesor bienaventurado,

y lanzando grandes suspiros de lo hondo del pecho, dijo: Ay ¡cómo te alejas de aquí, oh Isidoro, varón venerandol Sin embargo, tú la

mismo

conociste de qué

modo

tu causa es también

mía. Estas cosas fueron notorias por aquellos

que atestigua-

ron haberlo oído en persona. Pero los embajadores, tomando dádiva concedida por regreso

el

el cielo,

el

camino con tan gran

volviéronse a su tierra.

A cuyo

gloriosísimo rey Fernando desarrolló grandes pre-

parativos; pues

aunque

le

entristecía la

muerte del obispo

Legionense, no obstante, desarrolló fastuosa magnificencia

por

la

traída

del

cuerpo colocó en tista,

que

dé, había

beatísimo confesor Isidoro. la basílica

Cuyo

santo

del bienaventurado Juan Bau-

mismo serenísimo Rey, según poco antes recorfabricado nuevamente en León. Mas el venerando

el

4

prelado Alvito', en

la iglesia

de

la

bienaventurada María, que

había regentado por permisión de Dios, tiene su sepulcro.

Luego pasados cuatrocientos [sesenta y ocho] años desde su muerte, desde

^*'

la

ciudad de Sevilla fué trasladado

el

cuerpo del beatísimo Isidoro, confesor de Cristo, y encerrado con honor digno en la ciudad de León. Congregados, en efecto,

nobles obispos y abades de todo su reino,

el

Rey

hizo


ex XX II consagrar

susodicha iglesia en honor del confesor, a 21 de

la

diciembre del año 1063 de

Además, consagróse

encarnación del Señor.

la

humildad con tanta devoción en

a la

aquella ñestá, en reverencia del santo obispo, que

hubo llegado

al

convite, depuesta la altivez real, en vez de

los criados, presentaba

uno de

jares a cada

Sancha con sus sequio a

cuanda

con sus propias manos delicados man-

los religiosos

hijos e hijas

varones.

También

reina

la

humildemente hicieron todo ob-

restante multitud, según uso de siervos.

la

Mas en aquel

lugar

donde

se

veneran por

reliquias del bienaventurado cuerpo, tantos

pueblo

el

y

tales

fiel las

milagros

nuestro Señor se dignó manifestar en honor y gloria de su nombre, que si algún sabedor los consignase en pergaminos^

no confeccionaría pequeña cantidad de

me propuse

embargo, que tan sólo hechos de

los reyes,

no es intención

libros.

Para mí, sin

escribir

los

grandes-

presente desarrollar

al

cuan grandes y frecuentes milagros por méritos del confesor,^ en los cuerpos de diversos enfermos fragios, se efectuaron

los siglos

En

de

fin,

pontífice,

por

los siglos.

después de

como

el

^^

que buscaban sus gloria

por

traída del cuerpo de Isidoro,

feliz

el

divino Artífice: a

él

Amén. la

serenísimo príncipe Fernando se detuviese

en su solio de León defendiendo y ampliando así

nando fin

el

reino, celebrado consejo general

como

exor-

de sus magnates, a

de que después de su muerte, a ser posible* llevasen vida plugo dividir

reino entre sus hijos. Así, a

pacífica entre

sí,

Alfonso, que

le

bierno de los

Campos Góticos y sometió

el

su-

el

era querido sobre todos sus hijos, dio

el

go-

a su autoridad todo

reino de los leoneses; constituyó también a Sancho, su hijo

primogénito, rey sobre joven^ puso

al

Castilla;

frente de Galicia;

y además a García,

el

aun transmitió a sus

más hijas


CXXXIII

todos fin

los monasterios

de todo su reino, en

los

que hasta

el

de su vida vivieran sin enlace marital. Pero también, guardando con devoción suma

que abrazó devotamente desde su

cristiana,

la religión

decoró

infancia,

belleza,

que había construido nueva-

mente y dedicado en honor

del santo obispo Isidoro, con

esta

de gran

iglesia

y piedras preciosas y

oro, plata

taba con diligencia

durante

las

la

iglesia

horas nocturnas y

cantando con

cortinas de seda. Frecuen-

por mañana y tarde, también

tiempo del

al

sacrificio; a veces,

entonaba reciamente en

los clérigos, se

ala-

banza de Dios. Rendía culto sobre los demás sacros y venerables lugares a la iglesia de

con mucho oro y

*^

plata.

San Salvador ovetense, que dotó

No menos

se

esmeró en exornar

la

bienaventurado Santiago apóstol con diversos do-

iglesia del

¿Qué más? Tampoco tomó cosa alguna con más cariño en

Ties.

todo

el

transcurso de su vida

el

piadoso y excelentísimo

príncipe Fernando, que encumbrar con sus dones las principales iglesias de su reino a

todas por

antigua magnificencia, y que no sólo estuviesen pacíficas y defendidas, sino

él

la

también adornadas y ricas merced a sus cuidados.

Amaba

a

pobres peregrinos, y en acogerlos ponía

los

gran solicitud. Sobre esto, dondequiera que descubría

con pobreza

cristianos, monjes, clérigos o

vivir

mujeres consagra-

das a Dios, compadeciéndose de su penuria, acostumbraba

en persona, a cuencia.

de consolarlos, o enviarles dinero con

De donde

samente a el

fin

los

fre-

a visitar misericordio-

monjes del cenobio de Sahagún, satisfecho con

orden monástico, a

humildemente

yendo

resultó que,

ir

la

la

hora de

comida. Por

del abad, sobre que también

vasos para bendecir

el

él

lo

la

refección tomase con ellos

demás, como ante

la

mesa

se recostaba, se preparasen los

vino, según costumbre, llevóse

al

Rey


CXXXIV

copa

cierta

de vino;

vitrea llena

la

que cogiendo

descuido (por mandato del abad, a vino para

la

fin

bendición) se cayó sobre

la

de que bebiese del

mesa

y,

materia, rompióse en pedazos. Entonces

frágil

como de

ansiedad

Rey con

el

como

era de

Rey, con

el

incurso en gran delito, llama con urgencia

uno de sus pajes presentes, y manda llevarle aprisa el vaso de oro en que él asiduamente bebía. El que, cuando le es

a

llevado prontamente, colocado sobre los

monjes diciendo

He

así:

la

mesa, habla ^^

aquí, señores míos,

el

Rey

a

que, en vez

del roto, este vaso restituyo a los bienaventurados mártires.

Dispuso, además, que cada año que vi\iese, para que fuera suelto de las ligaduras

de sus pecados, se diesen de su propio

erario mil sueldos de oro a los

monjes del cenobio Clunia-

cense.

Estas cosas así bien ordenadas, con tropa ligera salió a devastar las campiñas de las aldeas

de

los

la

provincia de Celtiberia

Y como allí permaneciese largo tiem-

moros.

po, despoblado a hierro

y fuego todo

fortificaciones, llegó a la

ciudad de Valencia,

acometiera das, sin tillos

de

si

lo

que estaba fuera de que en breve

la

no hubiese caído presa de enfermedad. Recibi-

embargo, por capitulación todas la

y saquear

las

ciudades y cas-

provincia de Celtiberia, llevado en

ciembre a León bajo

la

misma dolencia

el

mes de

di-

corporal, oró ante el

sepulcro de san Isidoro, confesor de Cristo.

Entró, pues, en bre, adorando, los santos,

la

ciudad día de sábado, a 24 de diciem-

según costumbre, de rodillas los cuerpos de

y pidiendo que

si

ya

la

hora terrible de

pareciera venírsele encima, interviniendo ellos los coros angélicos, su alma, libre blas, fuese

de

presentada sin daño ante

dentor suyo.

la el

.1

la

muerte

mismos con

potestad de las tinietribunal de Cristo, re-


«

Por

demás, en

lo

del Señor,

según

como

la

cxxxv

misma noche

célebre de la natividad

rito festivo,

presentóse ante ellos

el

señor Rey, y con

que podía empezó a cantar alegre

las fuerzas

de maitines

los clérigos cantasen el natalicio

último salmo

el

de maitines: «Viene a nosotros», que en aquel tiempo canta-

ban según

gundo

el rito

coro:

Toledano. Empero, respondiendo los del

«Aprended todos

venía entonces bien

ello

mientras

le fué

al

permitido

que juzgáis

los

no sólo gobernó

vivir,

la

la

reino ca-

el

impureza, se hizo a

el

orbe

natividad del Hijo de Dios, cuando

el

espléndido día

señor

el

Rey

que se deshacía de sus miembros, pide que se cante

y

recibida participación en

llevado en brazos

al

lecho.

el

des y religiosos varones; y

juntamente con

y puesta

la

Mas venida

la luz del sí

como confirmasen

ellos a la iglesia,

de san Juan y de

la

misa,

día siguiente^

a obispos, aba-

su

fin,

es llevado

adornado con pompa regia

corona en su cabeza. Luego, dobladas

el altar

advierte

cuerpo y sangre de Cristo, es

sabiendo lo que había de suceder, llamó a

ante

instruido a fondo.

Por último, clareando para todo de

mundo»,

el

serenísimo rey Fernando, que,

tólicamente, sino que, puesto freno a

mismo

se-

los

las rodillas

santos cuerpos del bien-

aventurado Isidoro, confesor del Señor, y de san Vicente, mártir de Cristo, con voz clara dijo testad,

tuyo

el

al

Señor: Tuya es

la

po-

reino. Señor; tú estás sobre todos los reyes;

bajo tu imperio todos los reinos celestiales y terrestres se so-

meten,

y,

por tanto,

el

reino que concedido por

que recibido goberné por todo

el

ti

obtuve y

tiempo que plugo

a tu libre

voluntad, he aquí te lo devuelvo: tan sólo ruego por que mi

alma, arrancada a

en paz.

Y

la

tempestad de este mundo,

esto diciendo, se despojó de

que envolvía su cuerpo y depuso

la

la

la

recibas

clámide real con

corona alhajada que ceñía


CXXXVI su cabeza,

y,

postrado en

suelo de

el

la iglesia,

con lágrimas

imploraba perdón por sus delitos con más insistencia ñor

Entonces, recibida penitencia de los obispos, se

^*.

impone de

la

cilicio

en vez del traje

real,

y

cia, le fué

concedido por Dios

vivir

que fué martes, a hora de

celebra

la fiesta

dos

las

le

se le echa ceniza en vez

áurea diadema; a quien, permaneciendo en

te día,

Se-

al

días.

tal

Pero

peniten-

al siguien-

doce del día en que se

de san Juan Evangelista, entre

las

manos de

los obispos entregó su espíritu al cielo.

Así, en buena vejez, cargado de días

1065.

Cuyo cuerpo

turado truido en

Isidoro,

marchó en

paz:

año

fué enterrado en la iglesia del bienaven^

sumo

León desde

pontífice,

que

los cimientos,

timo de su reinado, a los

seis

en

él

mismo

había cons-

año vigésimosép-

el

meses y doce

días.

I


REYES CITADOS EN EL TEXTO

Abderrahman Abderrahman Abderrahman Alfonso

I

Alfonso

II el

Alfonso

III el

I,

pág. lxxv. págs. lxxxiv, lxxxvíit.

II,

III,

págs.

el Católico, págs.

Alfonso IV

a cvii.

ciii

lxxx, lxxxt.

Casto, págs. lxxxi a lxxxti.

Magno, págs. xc a Monje, págs.

el

Alfonso V, págs.

Bamba, págs.

cii, ciii,

xcti a xcix.

cvi.

cix, cxii a cxv, cxxi, cxxvii.

Alfonso VI, págs.

Almanzor, págs.

xcii,

lxviii a lxxii, lxxxv, cxii, cxvii, cxxxii.

cviii a cxi.

lxvi, cviii.

Benahabet, de

Sevilla, págs, cxxiv, cxxvii a cxxxi.

Bermudo Bermudo Bermudo

Gotoso, págs,

I

Diácono, pág. lxxxv.

el

II el III,

cviii, cix,

cxu.

págs. cxii, cxiv a cxvi, cxix, cxxvii.

Carlomagno, emperador, págs. lxxv, lxxvi. Carlos

Calvo, de Francia, págs. lxxxtiii a xc, xcvii.

el

Constantino, emperador, pág. lxiy.

Fernando Fruela

I,

Fruela

II,

I,

págs. lxviii, cix, cxiii a cxxviii, cxxxi a cxxxvi.

pág. lxxxi. págs. cu, cxii.

García, de Galicia, págs. García, de León, págs.

García Iñigucz, pág.

García

I,

lxviii. lxxi, cxvii, cxxxii.

xcii, xciii. xcix, c.

c.

de Navarra, págs.

ci,

cv. cvi.


CXXXVIIl García

II el

García

III el

Trépido, pág.

cxiii.

de Nájera, págs.

cxiii a cxix.

Gunderedo, de normandos, pág. cvir. Halmemón, de Toledo, págs. lxx, cxxvi. Heraclio, emperador, pág. lxv. Hulit, califa, pág. lxxiv.

Leovigildo, pág. lxv. Lotario, de Francia, pág. lxxxix.

Ludovico, de Francia, pág. lxxxix.

Muza, de Zaragoza, págs. lxxxviii a xc.

Ordoño Ordo ño Ordoño Ordoño

págs. lxxxvii a xc, xcvl

I,

págs. xcii a xcvi, c a cu,

II,

IIÍ,

cvii.

págs. civ a cvi.

IV, págs. cvi a cvii.

Pel ayo, págs. lxxvii a lxxx.

Ramiro Ramiro Ramiro

págs. lxxxv a lxxxVii.

I,

II,

págs.

cii

a cvi, cix.

págs. cvii a ex.

III,

Ramiro, de Aragón, págs.

cxiii, cxtv.

Recaredo, págs. lxv,

lxvi, lxxx.

Rodrigo, págs.

a lxxv,, lxxvii, lxxx.

i.xxiii

Sanoha. págs. cxn,

Sancho

I

Sancho

II,

Sancho

I,

el

cxiii,

cxvi a cxix, cxxvi, cxxvii, cxxxii.

Craso, págs. cv a cvu, cix, ex.

de

Castilla, págs. lxvii a lxx, cxvn,

de Navarra, pág. Sancho III el Mayor, págs.

cxxxh.

c.

cix,

cxm

a cxv.

Sisebuto, pág. lxv. Vitiza, págs. Lxvii,

Lxxu a lxxiv, lxxvu, lxxk, lxkxi.


ÍNDICE PÁGINAS

Introducción a la Historia Silense:

Concepto y carácter

V

Fuentes

IX

Método

XV'III

Tiempo y

^XI

lugcir

Autor

XXII

Lenguaje

XXVI

Trasmisión

xl

.

Códice príncipe

XLVI

Manuscrito de Fresdelval

xlix

Críticos

Li;i

Ediciones

LVII

Recapitulación

Versión de la Historia Silense

ídem de

la

Continúa

LX

.

.

.

.

Crónica de Sampiro

la Historia Silense.

Revés citados en

el

texto

.

LXIII

x'cvi

cix

CXXXVÍI


780062

f




-'^

-

r

DP

Historia silense. Introducción a la Historia silense

137.6 •H52

:

Whitehill IMS

pon:

CF r

jnstítl;te \L STUDIESf MtLN'S PARK •.

¡uKui-iío b^

Canadà


i.

i


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.