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137.6 .H52
lli
IMS
EX LIBRIS WALTER MUIR WHITEHILL JÚNIOR DONATED BY MRS. W. M. WHITEHILL 1979
\
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2011 with funding from University of Toronto
http://www.archive.org/details/introduccinlahisOOsamp
&'é'y.^,.Xei^~'
ENSAYOS
DE VULGARIZACIÓN HISTÓRICA I
V/HITE
'A\l\.
CCLL.; JUNTA PARA AMPLIACIÓN DE ESTUDIOS E INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS
CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS
INTRODUCCIÓN A LA
HISTORIA SILENSE CON VERSIÓN CASTELLANA DE LA MISMA Y
M.
DE LA CRÓNICA DE SAMPIRO
GOMEZ-MORENO
MADRID EST. TIPOGRÁFICO SUCESORES DE RIVADENEYRA
Paseo de San Vicente, tiúm. 20,
1921
(S. A.)
INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA SILENSE
Concepto y carácter. rica resulta en ella
se propuso narrar
— El
concepto de esta obra histó-
misma perfectamente la
vida
y hechos
declarado:
su autor
emperador
gloriosos del
Alfonso VI, vindicando en especial, como gobernante, su catolicismo. Pero, antes de entrar en materia, juzgó conve-
niente explayarse relatando las dificultades con que tropezó
antes de reinar,
que Pelayo
y también
lo fundara,
los orígenes
ciñendo luego
de su reino, desde
la relación
de su incre-
mento y vicisitudes sucesivas a los reyes progenitores Emperador, por ambas ramas, de madre y de padre.
del
Este programa sólo en una parte exigua resulta cumplido. Quizá la
defecto
la
muerte
le
impidió rematarlo, explicando este
escasa divulgación que tuvo en lo antiguo
de suerte que
la
historia
el libro;
de Alfonso, su héroe, desde que
muerto Sancho y preso García, hermanos suyos, recibió íntegra la herencia paterna, no sólo falta en el códice príncipe, sino que aun otras historias, que sobre su relato se fraguaron
en breve plazo, ningún indicio descubren de haber sabido
más de dicho rey por
este conducto.
hecha ofrece, a su
un
vez,
corte,
Añádase que
probando que
el
la
parte
asunto se
acometió por dos lugares independientemente y que términos de enlace.
faltan
VI
El primer trozo comprende desde
muerte de Ordoño
II,
relatando, sobre todo
que aparecían como desconocidos; es narraciones de Sebastián,
lab
segundo trozo empieza con sobre copia exacta y,
al
lo
el
al final,
la
hechos
separándose de
decir,
Albeldense y Sampiro. El
texto de este último cronista,
el
parecer, completa, siguiendo luego
con amplificaciones respecto Alfonso V, tras de
principio hasta
el
de Almanzor, Bermudo
que viene
el relato
de
II
y
progenie
la
masculina del Emperador e historia del rey Fernando, su padre.
Contiénense aquí, pues, dos tratados;
bosquejo e incompleto, y
la
el principal,
coma
crónica obra de Sampiro, según
testimonio de Pelayo de Oviedo, aunque bajo redacción diferente de la que éste incluyó en su libro, sin interpolaciones
más
larga,
Como dada
puesto que llega hasta 999, reinando Alfonso
ella será
al Sr.
tema de otra publicación los otros
encomen-
especial,
dos fragmentos, parte original del
conviene observar su discrepancia respecto de
nicas, su carácter crítico
y
pujos
filosófico, sus
una palabra, su clasicismo, volviendo a ricas
V ya.
Artigas, pásase aquí por alto su estudio.
Ciñéndonos a libro,
y
las
las cró-
en
literarios;
tendencias histó-
de siglos más cultos. Merece, por tanto, reputarse de
novedad su concepción, como uno de conocidos de renacimiento
literario
los
ejemplos primeros
sobre modelos romanos
y sobre Salustio en especial, según veremos. No es la obra de un erudito, como Pelayo de Oviedo, ni la de un ingenuo y ordenado narrador, como Sampiro, sino hace obra
bella,
efecto expositivo, saje
ya de
se
recrea escribiendo
dando cabida
edificios;
acentos dramáticos,
la
la
y
se
la
literato:
él
preocupa del
a descripciones,
en ciertos episodios
como en
de un
ya de
pai-
narración toma
muerte de Sancho,
las bata-
VII
lias
de Gormaz y Atapuerca y, sobre todo,
Fernando, verdadero modelo de patética evocación; además,
de
razona
él
la
muerte
de
y, a la vez, sobria
moraliza, inquiere las causas
de un credo providencialista, conforme
los hechos, a base
con
y
la
tradición agustiniana, y, sobre la trascendencia política
de los sucesos, erige valores pasionales, que dan color y matices a sus disquisiciones históricas.
Entre
y
ello
lo
resulta diferencia en
de Pelayo, escrito algo después quizá,
que
la
obra de este último es una com-
como verdadera historia general, pero desmereciendo mucho ^s amplificaciones, así por la barbarie de estilo como por falsedades, consejas y errores pilación de crónicas enlazadas,
conocidos en
lo
que fué su especialidad:
óbitos de reyes. Sin embargo, aun
las
la historia
genealogías y Silense admite
ascendencias nada probables y registra episodios de carácter pelagiano,
como
el
de
la
cruz Angélica
y aparición de San-
tiago al peregrino, acogidos quizá sobre tradiciones vulgares.
Otro prodigio,
el
de Covadonga, pende todo de relatos más
antiguos.
Esta mezcla de dotes contradictorias, o sea desequilibrio entre un ideal histórico lo aplicaba,
dejan
riencia social vicios ello
las
condiciones personales de quien
descubierto faltas de crítica y de expe-
en nuestro autor, que no sabía reconocer sino
y virtudes personales como impulsores
históricos;
mas
solamente juzgando sucesos remotos y sobre criterio
ajeno. le
al
y
En
lo
más próximo,
si
y honrado no verdad que suele dis-
su natural recto
consintió callar culpas, también es
culpar sus móviles, mostrándose benévolo
y
ligado a las con-
veniencias sociales; no precisamente a las dinásticas, porque
aun los musulmanes
le
merecieron alguna consideración.
Por esto mismo es notable
la insistencia
con que motejó
VIII
a los francos, negando veracidad a sus crónicas sobre una
ayuda
empresa de nuestra reconquista, y tildándolos de venales, de sibaritas y aun casi de cobardes. eficaz
de
ellos
en
la
más
Cierto es, desde luego, que los analistas francos, aun los
Carlomagno conquistas en España
juiciosos, atribuyeron a
que nunca poseyó, insinuándose primero en forma algo ambigua y precisándolas a capricho luego (i), hasta dar en la explosión de falsedades, a base de un dominio de Carlos en
España, que constituyen
de nuestra
historia.
Las protestas de su autor no eran, pues,
infundadas; mas, sabiendo la corte
crónica de Turpín, casi coetánea
la
el influjo
que
lo francés alcanzó
de Alfonso VI, estos reproches tienen cierto
aire
en
de
vindicación nacionalista, quizá contra un posible espíritu de
superioridad que los cluniacenses y otros advenedizos desplegaran, a título de proteccionismo, ante nosotros.
Otra característica suya es
la
tendencia
pando conceptos extraños, según iremos viendo, de que
la
jes,
cabe reputarla degenerada en mero
usur-
al plagio,
suerte
realidad histórica, lejos de garantizarse en tales pasa-
como cuando
aplica a
Fernando
lo
que
literario,
artificio
siglos atrás venía di-
cho de Carlomagno por sus cronistas, o cuando vemos ladados gurta.
al siglo
XI
rasgos
y
episodios de Catilina
Son procedimientos que traspasan
la
tras-
y de Yu-
raya de
las apor-
(i) Dice Eginhardo, en su Vita Karoli Magni, núm. XV: «Ipse per bella memorata primo Aquitaniam et Wasconiam totumque Pyrenaei montís iugum, et usque ad Hiberum amnem, qui apud Navarros ortus et fertilissimos Hispaniae agros secans, sub Dertosae civitatis moenia Baleárico mari miscetur; deinde Italiam totam... in deditionem suscepit.» La crónica de San Benigno de Dijón, interpolando lo de Eginhardo, dice que conquistó Carlos «Pampilona, Osea, Barsilona atque Gerunda», inspirándose en esta frase de los Annales Petaviani: «Adquisivit civitatem Pampalona. Deinde accepit obsides in Hispània de civi-
tatibus Abitauri atcjue Ebilarbii,
non
et
quorum vocabulum
Gerunda.» Véase adelante, pág. XI.
est
Osca
et
Barzelona nec-
*
IX
taciones sobre que
como
el
historiador actúa; pero, en cambio, valen
indicio de su acción personal en cada pasaje del libro,
que se redactó íntegramente por una de Sampiro, contra Fuentes.
mente tes
que algunos
lo
— Historiándose
sola persona, excepto lo
críticos habían juzgado.
en este libro sucesos
relativa-
lejanos respecto del autor, conviene indagar las fuen-
donde
se beneficiase, para juzgar del crédito
que sus no-
merecen.
ticias
Las
citas
expresas redúcense a textos de
la
Sagrada Es-
critura, a santos
padres comentaristas del libro de los Reyes,
sin nombrarlos,
donde
el
ras para su trabajo (7.3) lense, respecto
arrianismo
(4.13),
dole
y
(l);
a la Chronica
de Isidoro Hispa-
de Constantino y su postrema caída en
(3.17J;
sito del martirio
autor recogió sentencias orientado-
el
a Gregorio, papa, en sus Diálogos^ a propó-
de Hermenegildo y conversión de Recaredo
a Isidoro, otra vez, pero erróneamente, atribuyén-
el libro
sobre
la
rebelión de Pablo contra
autor es Julián Toledano
Vamba, cuyo
(^6.9).
La aportación tomada de Gregorio
llega a ser literal,
como
se observa en el siguiente cotejo de textos:
Gregorio
SlLEXSE
Post cuius mortem Recharedus rex non patrem perfidum,
dus rex, non patrem perfidum
sed fratrem martyrem sequens,
sed
ab Arrianaehaereseospravitate conversus est... verae fidei prae-
quens,
dicator factus lib. III,
est.
{Dialogar,
Post cuius mortem Recarefratris martiris vestigia se-
predicator veritatis
factus, insaniam arrianorum abhorrens omnino extirpavit. (4.0)
XXXI.)
(i) Ésta y las sucesivas citas de nuestra historia, hechas en igual forma, corresponden a páginas y líneas del texto de ella publicado en el Centro de Estu<J¡os Históricos, por el Sr. Santos Coco: Madrid, 1919.
Además, aunque no pasaje relativo a
la
se declare, resulta eyidente
Narbona bajo Recaredo
rebelión de
tomó de Pablo Emeritense en
se
que
el
(4.20)
esto que sigue:
tempestate apud Galliarum eximiam urbem Narbonam huiuscemodi contra fidem catholicam diabolus excitavit seditionem... Duo denique comités inclyti licet opibus et nobiles
Ea
igitur
genere, profani tamen mentibus et ignobiles moribus, Granista
una cum ariano episcopo nomine Athamultitudinem francorum in Gallias introduxerunt, quatenus vi pravitatem arianae partis vindicarent, et si fieri potuisset regnum viro catholico Reccaredo praeriperent. Interim per idem tempus innumerabilem clericorum religiosorum et omnium catholicorum interficientes multitudinem immensam fecerunt stragem. {España sagrada^ t. XIII, pág. 381.)
videlicet et Wildigernus, locus...
Luego, concluye
la
narración
copiando, textualmente
(5-i6)
en parte, esta cláusula de Isidoro Hispalense: «Residua vero exercitus pars praeter
gum
spem
in
fugam
versa, gothis post ter-
insequentibus, usque in regni sui finibus caesa est,»
[Hist. goth.,
Pero
el
de nuestra
sub aera Ó24.)
texto que en lo sucesivo se trasluce más, a través historia, es el
publicado por
en 1910, con nombre de Seudo-Sebastián sobre tante
él
(l).
Parece que
se fraguó lo relativo a la rebelión de Pablo,
la cita
que
lo
Barrau-Dihigo
el Sr.
de Isidoro, que
se relata
de Vitiza,
allí
se consigna. Del
casi íntegro; lo el
Alfonso
así
Casto, en gran parte,
y
mismo penden:
de fovadonga, en
Católico, de Froila,
absoluto; las historias de Alfonso el
no obs-
también
las
de
de Ramiro
y Ordoño. Transcribir paralelamente ambos textos resultaría demasiado largo, y no es difícil para cualquiera comprobar la (i)
inédite du Pseudo-Sébastien de Salamanque», Revue XXIII, pág. 235. Repetido por el P. García Villada, en la Crónica
«Une rédaction
hispanique^
t.
de Alfonso /I/,
2.^
redacción, pág, 99.
41
XI
paridad de datos y locuciones que
ralmente se disminuye
yendo en
la
cotejo descubre. Gene-
cantidad de información, pero dilu-
más redondeada
frase
el
la copia; se
dan valoraciones,
se moraliza, se inducen motivos; en fin, se pinta el cuadro a
como
gusto de los ideales que eL autor acariciaba,
modernos que pasan por buenos. Algu-
tantos historiadores
nas ligerezas resultan tiza
a
tantos y
menos perdonables, como achacar a Vi-
maldades con Teodefredo que cometió Egica, confundir
Munuza con Muza, y
a Carlos el
Calvo, con Carlomagno,
relacionándolo con Muza, rey de los Benicasi.
hoy como primordial y obra de Sebastián o de Alfonso el Magno, con error que La
otra crónica, reputada hasta
aparte estudiaremos, no dejó rastro en
la
como tampoco
bien algunos datos
coinciden con
dense
la ella;
crónica de Albelda,
en cambio,
nómina
la
debió servir para ajustar
(l)
si
la
historia Silense,
Ro-
real del códice
cronología de
Froila,.
Ramiro y Ordoño. Otro pasaje,
más acreditadas
el
de Roncesvalles, proviene de
francesas, a saber: la Vita Karoli
Eginhardo, y los Ajínales, atribuidos
al
las
fuentes
Magni, por
mismo. Estas dos
obras fueron explotadas ampliamente por nuestro historiador,,
como
adelante veremos, y tuvieron virtud para caldear sus
amores nacionales, protestando contra un imperialismo de
pluma
franco, según va dicho.
justicia
en motejar
cisamente cretando
densa
(i)
los
le
al
debía
al la
Mas también hay
algo de in-
gran historiador carolingio, cuando preorientación
punto histórico,
la
y
el aire
de su
narración aludida (l6.
5 )
dos textos franceses, poniendo en términos,
Academia de
la Historia:
colección
Abad
y Lasierra,
t.
Con-
libro.
\'II.
con-
al
pa-
XII
recer, justos el alcance del hecho. Helos aquí a la letra, en
cuanto pasaron
al relato
«^Cum enim
^ |
español:
per continuos triginta tres annos
cum
siduo ac pene continuo
saxonibus bello certaretur,
^
as-
*
ve-
|
]
nit...
ad regis pr^esentiam de Hispània saracenus quidam no-
mine
Ibinalarabi,
cum alus saracenis sociis suis, dedens se ac ^ Tune quibus eum rex saracenorum praefecerat...
civitates,
|
rex persuasione praedicti saraceni spem capiendarum quarun-
dam
Hispània civitatum haud frustra concipiens, congre-
in
gato exercitu profectus
num
est;
Pyrenei iugo, primo
superatoque in regione vasco-
Pampelonem navarrorum oppidum
aggressus, in deditionem accepit. Inde Iberum trajiciens,
Caesaraugustam praecipuam illarum partium
tatem accèssit;
quosque
lonem
amnem vado
alii
civi-
acceptisque, quos Ibinalarabi et Abithaur,
quidam saraceni obtulerunt, obsidibus, Pampe-
rtvertitur. Cuius
muros, ne rebellare posset, ad solum
usqúe destruxit; ac regredi statuens, Pyrenei saltum ingressus
^
est.
Ómnibus quae
adierat oppidis atque castellis in
I
deditionem susceptis, salvo praeter
quod
parumper
in
in
et
incolumi exercitu revertitur;
ipso Pyrenaei iugo wasconicam perfidiam
redeündo contigit
experiri.
Nam cum
agmine
longo, ut loci et angustiarum situs penoittebat, porrectus iret exercitus,
wascones
in
summi montis
vértice positis insidiis,
extreman! impedimentorum partem,
et
.
eos, qui novissimi
agnimis incedentes, subsidio praecedentes tuebantur, desuper incursantes, in subjectam valíem dejiciunt; consertoque €is praelio,
usque ad
unum omnes
interficiunt;
cum
ac direptis
impedimentis, noctis beneficio, quae iam instabat, protecti,
summa cum
celeritate in diversa disperguntur... In
Eggihardus regiae palatii et
mensae
praepositus,
Rotlandus Brittannici
quo
praelio
Anselmus comes
limitis praefectus,
cum
alus
i
XIII
compluribus interficiuntur. Ñeque hoc factum ad praesens vindicare poterat; quia hostis re perpétrala
ita
dispersus est^
ne fama quidem remaneret, ubinam gentium quaeri potuis-
ut
set» (l).
Añade
el
texto Silense por cuenta propia
Abderrahman exactamente,
la
el
nombre de
acogida de los pamploneses
y
La alusión
a
llamar navarros a los protagonistas de
la batalla.
las
termas de Aquisgrán, basada en otro pasaje de Eginhar-
do
{2)y
más que calumniosa parecería
un estado de opinión suscitado por
que determinó
Más
la
ridicula
el
si
no
reflejase
desastre de Sacralias»
prohibición de los baños por Alfonso
VI
(3).
adelante (30.20)» cuando se motejan las citas de comidas
cortesanas, alúdese
al
dato, siempre consignado en
dichos
Anuales^ de los sitios donde Carlos celebraba anualmente las
pascuas de Navidad y Resurrección: tampoco era cosa de enfadarse por ello; y, desde luego,
el
apasionamiento de mala
contra Carlos no es disimulable sino ante
fe
el
estrecho y po-
bre criterio habitual de nuestro historiador.
De
fuentes para nosotros desconocidas proceden algunos
pasajes importantes. Así, sólo coincide
otro tanto se
con
el
la relación
retrato moral
árabe del Ajbar
diga de su aventura con
demás, relativo a
Los trozos
(i)
res,
t.
5,
i,
2, 3
de Julián.
la hija
y Lo
(4),
y
más amplia, y va de
y 6 corresponden a la Viia Karoli, párrafos VII y IX; "j"]^ y 778. En Bouquet. Rerum Gallicarum scripto-
a los Anuales, años
V.
(2)"
Vita Karoli, párrafo
(3)
«Perquisivit
XXII. autem rex Adefon-^us a sapientibus, quare
poterant laborem exercitus tolerare. balneis dediti, et
admodum
delicati.
milites variis exercitus insudare.» (4)
Machmua
conquista musulmana, sus móviles
la
proceso, constituye la versión norteña
los 4 y
de Rodrigo, que
sui milites non Responsumque st illi: quia eo quod erant Tune rex ferit baln'^a sui regni destrui, et •
Lucas Tudense, pág.
Edición de Lafuente Alcántara, pág.
19.
102,
5.
—
XIV
acuerdo
casi
•
toda con los textos árabes fidedignos, probando
una común fuente de origen. Los principios del reino de Pamplona (62.22), aunque relatados con cierta originalidad, resultan miserables en cuanto a nombres, puesto que,
dar
la
ascendencia paterna de Alfonso VI, no se pasa de García
II,
al
haciéndolo descendiente del duque Pedro de Cantabria, con-
suegro de Pelayo, contra todo
que sabemos. Además,
lo
dese a Sancho Garcés y a García
I,
alú-
su hijo, con fechas quizá
exactas consignadas en notas marginales (47
y
48)
(l).
Nuestro historiador no alcanzaba novedades sobre sucesos
mas
de topografía respecto dé Covadonga, y también de Oviedo, puesto que habla del Arca santa, de la asturianos;
capilla
sí
de santa Leocadia y Cámara de
rey Casto (24.17), y de
Ramiro
(29.18),
si
3 ),
muy dado
y hasta
(33-19 a 41.4) van
y pruébase que ello,
la iglesia
por cuanto Pelayo,
a prodigios, no lo incluyó en su crónica.
Los hechos de Alfonso
batalla
la
se desecha la inminencia del desenlace, tiene aspec-
de Oviedo no reconoció milagro en
historia,
de Naranco, erigidas^-gor
bajo relato quizá fidedigno
to de tradición recogida oralmente;
su obispo,
obras del
que describe perfectamente. El origen de
cruz de los Angeles (25. natural,
las iglesias
las reliquias,
Magno, García y Ordoño
el
II
tomando amplitud progresiva en nuestra
con independencia de
las
otras crónicas, hasta la
de Gormaz, faltando noticias de dos tercios del reinado
de Ordoño, en que sólo se cosecharon desastres. Parece verosímil, pues,
resada;
que
el relato
provenga de fuente coetánea e
y como precisamente
el
inte-
texto del Seudo-Sebastián
anuncia en su epígrafe que abarcaba hasta tiempos de dicho
XXXXV
(i) Los años que reinó este García deben ser para que el cómputo resulte exacto. La fecha de la pág. 63, línea 17, realmente no corresponde al texto, sino a las notas marginales aludidas, y debería leerse MXXXVIII,
XV rey, a la sazón vivo, resulta presumible
hoy perdida y
ción seguramente,
reyes
— diese materiales
de nuevo, por alusiones
Sigue
la
con
a
definitivo
de
e identidad
certidumbre,
el
adi-
mismos
al Sr.
estilo
y de comprobación
crónica de Sampiro hasta principiar
la historia
los
—
refundiese, redactándolo
él la
Almanzor
a
argumento es
Alfonso V. Débese el final
referente
final
a nuestro historiador para su relato;
mas no cabe duda sobre que plagios: este
que la parte
y de fácil.
reinado de
el
Blázquez haber vindicado por suyo
de Bermudo
elogio de este rey,
II,
según
lo
acreditan con
cuyo notario fué precisa-
mente Sampiro, y las frases copiadas de ello por Pelayo de Oviedo (58.1,2; 20 a 23)- Aquí nuestro autor no parece haber puesto mano, manteniéndose
como
Jbdavía podemos comprobar el relato
cosa ajena en su libro.
la
fuente de que proviene
amplísimo del descubrimiento y traída
a
León
del
cuerpo de san Isidoro. Su original, como actas, consérvase, escrito en letra
un códice con
mozárabe de
fines del siglo XI, a lo último
el Scintillaruvi
Biblioteca Nacional
(l),
de
Bolandos para publicarla,
cero
hubo quizá en
en 1590 con toda Sandoval
(3),
de Alvaro, que hay en
la
transcripción va por apéndice de
y su
este volumen; otro ejemplar, los
liber
de
la
Catedral de Toledo, sirvió a
y un termonasterio de Sahagún, que ardió
el
la librería,
siguiéndole
allí
si
bien incompleta
(2),
según cierto pasaje copiado por estos versos:
Hispalis Isidoro dives urbs ditata patrono, qui conspicuam doctrinis fecit et altam,
hunc Legio, sed habet,
colit et
veneratur honore.
(i) Ms. 112. f. 105 V. Lo publicó Flórez en la España Sagrada, t. ix. pág. 370, con algunas incorrecciones. Citadas y acotadas sus variantes por Flórez en el lugar arriba dicho y (2)
pág, 206. (3)
Fundaciones: Sahagtin,
f.
70.
^
—
XVI
No
solamente coincide en
nuestra historia, sino que su estilo
Olimpo se
sol
occubuerat»
(95-24)
comenta a grandes rasgos
inspiraron repetidas veces
gúese por
el
al
dicho relato con
lo sustancial
la
y dejos
— «emenso
clásicos
y aun su preámbulo, dondecalamitosa invasión agarena,
autor de la historia Silense. Juz-
siguiente cotejo:
Silense
Actas Quia (Rudericus) rex... vitiorum se dominio mancipaverat... omnis exercitus (gotorum) fe re a d internitionem usque gladio deletus est... Qui quantas cedes quantasque strages nostrorum dederint, testantur eversa castra et antiquarum
...
Suo dominio mancipave-
Omnesque... gotousque ad interemptionem gladii pervenere (15.15). Qui nimirum quantas runt
rum
(15.18)-
milites... fere
cedes
rum sa
christiano-
quantasve...
strages
fecerint...
sub ver-
menia...
(15.21)-
civitatum
urbium diruta menia. Ea tempestate omnis Yspania luxit...
Eadem vero tempestatein Yspa-
thesauros ecclesiarum direptos,
congesti
omnes
funditus direpti sunt,
Íncolas ferro flama
consumptos.
Tándem
fame
pietas
illa
que... flagellando misericorditer
corrigere...
Qualiter autem... divina ma-
nus pro nostris pugnaverit...
regnum gotice gentis, semsim
nia omnis divinus cultus periit...
dem
ecclesiarum thesauri
divina pietas...
tam Yspaniam fame attritam
ferro (15
cum
tán-
Toflamma et
(61.10).
17).
Qualiter
divina pietas, que percutit et sanat, velut ex rediviva radice
virgultum,
gentem gotorum...
atque paulatim cepit veluti virgultum ex rediviva radice puUulare
populare fecerit (17.16)- Qualiter divina virtus pro christianis dimicaverit (20.3). Auro argento
auro et gemmis librisque ornarunt
lapidibusque pretiosis ac sacre legis libris ornare (22 ig). Ex
...
Ex quorum
illustri
prosapia
emersit vir clarissimus Fredinandus Sancii regis filius
quorum
stirpe
Fredinandus
Sancii Cantabriensis regis
uxorem
ducens... (59-3)^
filius
^^^
non est nostra intentio evolvere quantam et quam crebram
est intentio... evolvere quanta
perniciem... (93.^5 a 94.31).
(86.0).
et
quam
crebra miracula...
,
XVII
El
documento en cuestión de
los maitines
pues no sólo
al
lecciones, sino
10 de
las
fiesta respectiva, esení^ialmente leonesa,
la
margen
latar aquella
ya muerto
ocho
se distribuye su contexto en
que expresa celebrarse anualmente,
kalendas de enero,
dedicación de
fué redactado para leerse en
la
conmemoración
la basílica real leonesa.
hodie^ día
del suceso
Su autor había oído
expedición a sus protagonistas,
y
lo
y
re-
consignaba
rey Fernando, «qui sceptra regni possedit», o
el
sea después de 1065.
Pudiera sospecharse que dicha narración y
la
Silense fue-
ran obra de uno mismo; mas, aparte diferencias de estilo
no aparecer en aquélla
aunque
los plagios consabidos,
gunas ideas y frases tomadas del Seudo-Sebastián
mento decisivo en contra ver que, donde tamen qui
«Hec ab la
qui audiere
illis
me
interfuere
me
illis
— «Mira
recoló audivisse» (97.14 98.7)
monio: «Stupenda loquor, ab
«Hec ab
una
la
el
tamen qui
hiis
lo-
reminiscor audisse».
Silense no pasa de alegar indirectamente
lata.»
sí al-
es argu-
autor de
el
declara que le informaron testigos presenciales quar, ab his
,
y
mismo
—
testi-
interfuere pro-
sunt nota, qui presentialiter se audisse
testati sunt.» (84.14, 85.12).
Quedan como 61.24),
partes originales: lo de
^^^ breve noticia de Bermudo
ciéndole hijo de
Ordoño
ya rechazada por Dozy Alfonso V;
lo
tre sus hijos
ÍI,
Almanzor
algq laudatoria y ha-
el
Ciego y nieto de
(l);
luego, un elogio
que sigue de Sancho
y con Bermudo
III,
el
y,
Mayor;
por
(59-6 a
F<"OÍla II,
cosa
más amplio de
las
discordias en-
fin, la histoj-ia
de Fer-
nando y Sancha. Lo primero, con pormenores interesantes respecto del gran caudillo andaluz, su esplendidez y hábitos
(i)
Recherches, 3.* edición;
I,
99.
XVIII
justicieros, lo sabía el autor
paterno relatu didicimus»
por testimonio de su padre: «ut
(60.7); lo
demás, que corresponde
XI, podría serle notorio por tradición aun más directa,
al siglo
y seguramente
por abundar en aquellos
lo redactó él todo,
Compréndese aquí
plagios que vienen a constituir su firma. el
sueño del peregrino griego, a quien Santiago revela que
marchaba sobre niveo caballo ves de
la sitiada
Fernando
a entregar a
Coímbra, primer jalón de
las lla-
leyenda caballe-
la
mismo episodio
resca del Apóstol y que, sin embargo, este
acredita de cosa vieja ya entre el vulgo (75-8)- Sobre todo ello
apenas queda más testimonio que ria;
el relato
y respecto de Sancho y Alfonso VI,
lo
de nuestra
histo-
poco que enseña
quizá sea lo único, limpio de interesadas ficciones, a que de-
bamos
atenernos.
Método. defectuoso;
mos en
—Están conformes mas quiza no
los críticos en
lo sea tanto
como
condenarlo por
parece,
si
toma-
cuenta que nuestra historia no es una crónica, ni
sucesión de hechos, a base de tiempo y lugar, fué guía
la
fijo
para su autor; sino que sigue un método restringido, llamé-
mosle, con perdón,
sobre
el
filosófico,
si
se quiere, impresionista,
hecho de que su mentalidad de
no concebía planes sostenidos llevar
o
ni
de rigor
por sus ideas del momento, por
sos que se
le
ponían delante, y
así
literato,
de
artista,
científico.
Dejábase
de
los suce-
la virtud
procedía yendo y vinien-
do, pero siempre dentro de un programa razonable o, cuando
menos, razonado.
Al comienzo, apenas hecho notar vado en España por justicia divina
hombres. institución
la
real
vacío histórico moti-
barbarie musulmana, habíanos de
y sus remedios para
Como
el
la
dirigir hacia el bien a los
aplicación de esta doctrina, enseña que la
motivó
el
culto del
hombre y
la idolatría,
XIX
echando sobre
pueblos castigos providenciales; y acredita
los
con ejemplos que
ni
antes ni después del cristianismo los re-
yes merecieron sino vituperios, hasta Recaredo. La maldad se refugia luego en los francos, enemigos del catolicismo es" pañol, triunfante los
al
cabo; pero con Vitiza
la
pecados de éste atraen sobre España a
videncia tuvo que apelar
suerte cambia,
los
moros:
la
y
Pro-
más duro de sus recursos para
al
salvarla.
Llegando aquí
exponer
el
el
que aun estaba
autor, advertiría
tema, y suspende
el
relato.
persona, estudios y deseo de historiar
sin
Declara entonces su
al
emperador Alfonso,
dechado de reyes, y entra en materia contando sus trabajos antes de alcanzar el trono. Respecto de lo posterior, cree conveniente, antes de abordarlo, relatar los orígenes del reino.
Vuelve, pues, sobre Vitiza y Rodrigo, sus pecados, vasión agarena
y desastre de
la
la in-
cristiandad española. Tropieza
luego con los francos otra vez; ellos se arrogaban méritos en la
reconquista nacional, y nuestro autor lo rebate, poniendo
en su punto
la
expedición de Carlos, que remató con el des"
calabro de Roncesvalles, nunca vengado. Relata después los principios de reconquista en Covadonga, insistiendo sobre
protección divina que. decidió la
el triunfo,
acción directiva de los godos. Alfonso
tado
y con el
él
se
la
reanuda
Católico, presen-
como descendiente de Recaredo y
ascendiente de Al-
clave del por qué
nuestro autor hizo,
fonso VI, nos da arrancar de
él
la
sus optimismos históricos; además, con Froila
y Alfonso el Casto, nos ofrece la reparación de los desafueros de Vitiza y exaltación del culto cristiano. Pero como este Alfonso no dejó sucesión, tiene que retroceder otra vez a Froila,
hermano
del primer Alfonso, con
Ramiro, nieto. Si nunca habla de
Bermudo, su
Fáfila, Silo,
hijo,
y
Mauregato
y
XX Aurelio es porque no exaltación nacional. el
Magno y Ordoño
daban materia de g^enealogía
le
de
ni
En cambio, Ramiro, Ordoño, Alfonsa consolidan
TI
excelencia de
la
la
estirpe
con sus triunfos y piedad.
¿Qué ocurrió
nuestro historiador cuando llegaba a Froila,
a
último hijo de Alfonso
Lo procedente,
obra.^
el
S'
Magno?
gún
;Falta aquí
al
eximían de inculpaciones graves. Para
unos cuantos párrafos de
que
dejara sin hacer, metiendo
pista,
a
cuando
mal advertido,
palmaba con
esto
relatar
va-
gusto de nuestro autor; mas es posible
refundidos
referencia para
II,.
crónica de Sampiro (49.7 a
la
53-22)1
lo
Ramiro
trono, y de
cuyas victorias y fund-íciones piad>sas no
rival triunfador,
lían
de
plan, era hablar de aquél,
el
sus hijos, pretendientes desgraciados
le
un trozo de su
la
llegase
el
allí
la
caso;
copió toda sin
lo anterior ni
con
crónica íntegra o su
y luego, fijarse
el
primer co-
en que no
em-
lo siguiente (4I.5 a SQ-j)- f^ié
suerte buena.
El hilo vuelve a cogerse, previa una frase de ligazón, que
como programa de
vale
lo
sucesivo. (59-4 a
Mas ahora no
e)-
eran glorias lo que procedía recalcar bien, sino un nuevo azote, el
de Almanzor, que los pecados de
provocaron, con aniquilación otra vez de
empresa de restaurar luego el
historiador, a otra
las
rama de
\o
últimos reyes
conquistado. La
reino quedaba reservada, según la
dinastía,
no contaminada por
culpas de los anteriores reyes; y presenta a
como descendiente de del
el
los
Froila
II,
B rmudo
II,
y luego a Alfonso V, abuelo
Emperador, concluyendo
así la estirpe mat-erna.
Entra después a relatar
paterna con los oríj^enes de Na-
la
varra y sus reyes, a quienes da otra rama, o sea el
el
mismo progenitor que
a
la
duque de Cantabria, Pedro, descendiente
de Recaredo. Pronto
llega
a
tratar
de Sancho
el
Mayor,
1
XXI
abuelo paterno de Alfonso, y ya el relato sigue todo encadenado hasta la muerte de Fernando, con que remata.
Tiempo
Sobre
toria?
— ¿Cuándo y dónde se escribió esta his-
y lugar. lo
primero acusa un límite máximo
cuando declara terminada ya lo
que
fué en junio
después de
1
18,
la
ella
misma,
vida mortal de Alfonso
(7-9))
de I109. Aun- quizá puede alargarse hasta
porque aludiendo a Pascual
este año, habla de su pontificado
postea effectus papa»
(ll.ig).
como de
II,
que murió en
cosa pretérita: «qui
Este indicio no es concluyente,
pero todo hace creer que alrededor de aquellas fechas se
es-
cribiría el libro.
Lo segundo
resulta
más
de
sencillo
inquirir:
Su informa-
ción moderna es bastante amplia;
el
desarrollo de los sucesos,
bastante ponderado; seguramente
el
autor estuvo en Asturias,
cuando tan buena cuenta da de aquéllo;
mún
parece que también
bra es algo singular cil
la
le
Toledo de Alma-
la
reveló interioridades; sobre Coim-
mención amplia que
hizo de su algua-
Sisnando; para Santiago hay rasgos de veneración salien-
tes;
mas con todo, León sobrepuja
lijidad
a los
de informaciones, alcanzando
daño de Sahagún.
Y
puesto que
el
demás
ellas al
sitios
en pro-
monasterio
ale-
autor trató a Urraca,
la
hermana de Alfonso VI, personalmente, hasta lograr experiencia de sus dotfs morales
León devotamente junto
(l l.i),
al
hubo de
ser viviendo ella en
sepulcro de san Isidoro, donde
murió en lioi. Téngase en cuenta sobre esto que príncipe es de origen leonés,
mente
las
la
del Tudense.
indicios: el primero,
Cirot, se
lo
códice
son precisa-
dos crónicas que nuestra historia copiaron, o sea
Miscelánea y
dos
como también
el
A igual
la
conclusión llevan otros
aducido con excesivas reservas por
da cuando, refiriéndose a León,
dice:
«huiuscemodi
regie urbis» (81.13), P^^s la primera palabra ha de tomarse en
XXII
sentido de lugar presente, ésta, en vez de huiusce que emplea la
Miscelánea, según lo connprueban los
emplea
ella se
(18.20J 36.5).
demás
pasajes en
El segundo aun es más terminan-
con decir que Fernando reconstruyó esta
te,
Isidoro--«hanc
quam
dando margen
a creer
iglesia
de san
noviter construxerat ecclesiam» (Sy.ig)-^
que no sólo se escribía
sino precisamente en la iglesia real de
Aun puede
que
San
en León,
ello
Isidro.
asegurarse que Castilla nada tiene que ver ní
con nuestro autor
ni
con su
libro.
En tiempo como
aquél de
apasionada rivalidad entre leoneses y castellanos, cuando estos últimos
quedaban privados de rey por culpas de Alfonso
y de Urraca, tituyera en
execrar
la
es harto inverosímil
que un castellano
su panegirista, mientras no tenía palabras para
muerte alevosa de Sancho, su hermano,
daba de García,
el
ellos
ni se acor-
joven conde, a quien asesinaron leoneses
en provecho de Fernando,
ganada por
se cons-
ni
personaje castellano ni batalla
obtuvo mención, por ejemplo
y
Golpejar, tan críticas para Alfonso.
la
lucha que Fernando
y su cuñado
En
el
las
de Lantada
contrario, refírienda
leonés
Bermudo
sostu-
vieron, todas las simpatías del narrador, todos sus elogios son
para
el
segundo.
observaciones llévannos a
guar quién fuese
el
de su carrera,
declaró
fesó
la
de monje en
sabemos
como
si
el
autor.
Su condición, él
menos
Domus seminis
avanzó en jerarquía, naas
la inicial
ello
es
{7.2).
probable
No si,
parece, cambió de residencia; pues de lo contiario, a tal
declaración, a
parece injustificable. Desde luego, en imposible obtener
tratar
a lo
punto de averi-
mismo: siendo adolescente pro-
cenobio llamado
seguir en su monasterio,
ría
^
.
Autor. — Estas
la
el
modo de
noticia,
medio cenobítico
se-
amplitud de noticias que requería
de asuntos contemporáneos; y
si
el
monje, meditando
XXIII
en
la
soledad
y
dor, es natural
el
estudio, se creyó con vocación de historia-
que luego buscase
y especialmente
del rey, fautor
contacto de los hombres
el
y héroe de
su proyectada em-
presa.
Veamos
soluciones dadas por otros
las
más admitida creer
historiador
al
monje de
margen del códice príncipe hay una el texto,
o sea de hacia
Domingo de
la
nasterio designado
allí
en
el
a
problema: Es
la
porque
al
Silos,
que
nota, de letra igual
mitad del siglo
como da^do
Silos,
al
XV, que
dice:
entender que éste era
texto por
Domus
Santo
el
seminis.
mo-
Se ha
buscado luego, sutilizando etimología'^, establecer que esto último y Silos casi eran nombres sinónimos, lo cual, a fuerza
de buena voluntad,
sabemos
aun de
nombre
el
que un
clásica por.
la
de
hijo
una
como de
Silos
antiguo, que era monasteiio Siliense o
ya no hay
Exsiliense, símil
sería casi admisible; pero
modo de
la
presentar a nadie
casa trocase
la
el
vero-
denominación usual y
perífrasis extravagante;
inverosimilitud de que
como
y
si
a ello se aña-
autor fuese castellano, cae por
tierra la hipótesis.
Otra expuso Floranes, saber:
que
las tales
autor puso «de
como hecho
palabras eran error
Domnis
y averiguado, a de lectura, donde el
cierto
Sanctis», designación del mónasterk)
como es sabido. Que ello fuese culpa de Pellicer, mismo asegura, resulta insostenible; habría de partir
de Sahagún, según el
el
yerro del códice príncipe, cuando menos, y ya queda
aserto sin
más
el
valor que el de una conjetura plausible, pero
no problable. En
igual caso están, la
de colacionar Séminis con
Sámanos, antiguo nombre del monasterio de Samos, que se
como también un Domnis Geittinis^ inuside Cirot, qve propone leer Domus Simeonis o
nos había ocurrido, tado,
y
Xemenis,
la
1
XXIV
Ahora
bien, desechadas tales explicaciones^ sería del caso
resolver en firme la incógnita del
Domus seminis.;
pero hemos
de confesar que esta designación es absolutamente desconocida por otro conducto, cosa bien extraña, dado
nocimiento de los
la
el
amplio co-
geografía eclesiástica en aquel período que
pergaminos suministran, y tratándose, no de un monas-
terio
de poco más o menos, sino de un cenobio, es decir, de
lugar que albergaba gran
número de monjes:
alguna región inexplorada resulta
sólo respecto ^e
ello posible.
Diversa hipótesis había formulado Pellicer
que aluden a nuestra
(i),
sustentando
historia varios escritores del siglo
XVI,
cuando hablan de una que, sobre Alfonso VI, escHbió D. Pe-
Román
dro, obispo de León, o D. Diego, según
de
la
Hi-
guera. Nicolás Antonio, sin declarar fundamento, afirma que corrió ella vertida en romance; de las citas alegadas nada
puede
inferirse,
porque no son textuales; mas, desde luego,
no responden absolutamente
al
contenido de nuestra historia;
de modo que, o ésta fué más extensa, con
el
de Alfonso VI, según su autor se proponía, o diferente. Salvada esta dificultad, quedaría
reinado entero la otra
en pie
la
a D. Pedro, insigne obispo legionense, de 1087 a
D. Diego, su sobrino, que fuertes acusaciones
le
era cosa
atribución 1
12,
o a
sucedió, no sin que mediasen
de nepotismo contra
el
primero, que
la
reina Urraca hizo pagar violentamente.
Dicha hipótesis, con relación a
la historia Silense, fué des-
echada por Flórez y por Risco, alegando una contradicción que tal vez no, existe, pues al declarar nuestro autor que él
pensó o resolvió
— statui — escribir
estando en su cenobio
(i)
(7.5),
la historia
de Alfonso VI
no dice que entonces
Anuales de la monarquía de España^ pág.
173.
ni allí lo
|
XXT realizase, y,
por consecuencia, pudo hacerlo íntegramente
al
cabo de su vida, llegase o no a ser obispo. En cambio, tiene en contra también,
fuerza,
los escritos pastorales
el
cotejo de nuestra historia con
de D. Pedro, que
le
rimador en prosa,
estilo bien diverso del
pecto del sobrino,
la
cios levísimos
que
la historia
Recojamos algunos:
Un
existir,
toria,
por
lo
sin otro
misma
(l).
Res-
la
ninguno mejor que
el
que toca
desconocido para nues.
Domus país
sfminis haya po-
musulmán, cuya
his-
mozárabes, desapareció íntegra,
a los
sobre todo en lo posterior
apoyo que los indi-
suministra.
territorio
donde
tra geografía eclesiástica,
dido
de aquélla
verosimilitud es también, por todos con-
Quedamos, pues,
ceptos, exigua.
acreditan de gran
al siglo
X. Dentro de
esta suposi-
ción cabe localizar más, hacia tierra toledana o portuguesa,
pues nuestro monje andaba' ñas realizadas por
muy
corriente de las campa-
al
y en Extremadura; conocía los antecealguacil de Coímbra, Sesnando; sabía lo
allá
dentes sevillanos del
que pasaba en Toledo, mientras Alfonso, destronado, era huésped de Almamún, y uno de
los
hechos que deseaba
his-
y toma de esta ciudad por los cristianos. más firme, y quizá congruente con el ante-
toriar era el cerco
Otro indicio
nos ofrece
se
rior,
como
al
declarar que él recibió de su padre,
va dicho, noticias sobre Almanzor, bien ajenas de las
que sus enemigos, canzar;
los cristianos libres del Norte,
como que atañen
pudieran
a su actitud en cierta batalla
al-
y a su
benevolencia con los auxiliares cristianos del ejército cordobés,
ya fuesen mozárabes, ya sujetos a
Portugal. Quizá aquéllos;
(i)
el
mas no
Véase
la
padre, o
más bien
los el
abuelo, figuró entre
a título de rebelde contra
España sagrada,
t.
XXXVI,
condes aliados de
el
Rey
ni
de aven-
páginas lxxvi y lxxxiv.
XXVI
1
turero comprado, porque en estos casos parece natural que el
monje
de mentar recuerdos de familia poco
se abstuviese
honrosos. Sobre que fuese deshonra en absoluto pelear lado de lista,
tal
caudillo, sería cuestión discutible para
ya que Almanzor
un mora-
de instrumento providencial
ejercía
medicina purificadora de
al
la cristiandad
y
corrompida.
Todavía puede abrigarse alguna esperanza de tropezar con nuestro autor; porque
si él
de León, hubo de ejercer pellanes acaso,
escribía en
allí
y *$n diplomas
la iglesia
de San Isidro
cargo palatino, prior de sus cainéditos será dable ver un
bre que hipotéticamente satisficiese para resolver
Lenguaje.
—La
historia
el
Silense corresponde
problema. al
renaci-
miento románico, según va dicho. Su latinidad no es cional; su habla
no es
la
de
las
nom-
tradi-
crónicas de siglos anteriores^
cuando aun venían arrastrándose los despojos del mundo tino.
En
viva,
y
el
Xí, los romances vulgares eran ya
el latín se
única lengua
aprendía sobre modelos antiguos, erudita
artificiosamente. Por consecuencia, su estudio
cendencia para nosotros, sino en cuanto tipos clásicos,
la
la-
y por
los atisbos
pesar, dejaban entrever
no alcanza
refleja,
y
tras-
bien o mal,
de romancismo que, a su
mal asimiladas reglas gramaticales.
El autor de nuestra historia casi fué un águila en este ejercicio;
porque no sólo tuvo léxico abundante, movimiento de
construcción, a veces excesivo,
que mantiene
cierta
y rotundidad de
frase,
sino
elevación de estilo, llegando hasta evo-
car imágenes de tono épico, por confusión de géneros literarios;
mas no olvidemos, para mantener
límite,
el
elogio en su justo
que nuestro monje tampoco pasó, como
latinista,
de
una discreta medianía y de un airoso esfuerzo. En imitar es. taba su arte, siendo probable que refleje a veces textos poéti. eos, ya
que
el Sr.
Cirot echó de ver
que su
frase
«vitam pa-
XXVII riter
cum
Eneida dit.»
sanguine fudit»
«concidit, ac multo vitam
(11.532)-
He
nimbos
namque
Domum
(22.3).
leo... (40-5).
Non
Cum
cum
(76-8).
aliter
Ut famelicus
leo
resulta verosímil,
y
Velut
labentibus
primo clarum patefecerat
cum
or-
patentibus campis armento-
vidit» (/8.24).
por
tal
lo general, el aprendizaje
sobre
ellas
cual frase suena a plagio, pero tan ve-
pasajes leídos con este propósito el
monje tuviese
obras de san Isidoro.
las
que no se logra certidumbre, a
obras de Eginhardo,
ipso
libicus
(70.24).
(72-8). Interea
español, es natural que nuestro
estilo,
Ab
miserum pecudum gregem
por base de sus estudios históricos
Realmente en
Velut a sompno
primo Titan emergeretur undis
rum turbam oblatam
lado,
fu-
Christi clipeo cui famulabatur
die dominica sol
Como buen
(20.1).
illam ut sol irradiabat (25.24).
corda perterrefecerat
viso serpente
bem
impulsos
iuvenili flore (36.18).
protectus (40. 4).
astris,
cum sanguine
la
aquí otras frases poéticas suyas: «Velut densissimos
a spiraminibus boree
surgens
proviene de este verso de
(9.14)
(l).
lo
No
menos sobre
los
de
las
así respecto
cronista de Carlomagno,
como
va di-
cho, pues ellas fueron cantera de locuciones e ideas para
nuestro autor, que explotó con descaro admirable, sobre todo
cuando trataba de expediciones según avanza
He
las
la
militares, y, progresivamente,^
narración.
concordancias, y todavía son más frases cortas, asimilaciones vagas y paralelismos de cons-
aquí
las principales
trucción que pudieran alegarse:
(i) En cambio, s** nos revela Sampiro con esta important*» adaptación, sobre Ordoño II (41.19): «Terrore advent s eius per ulsi sunt. ut confestim, quasi debita iura noscentes, lemis is talis et expeditis ad precem manibjs supplices
ci colla
submitterent,
pollice ites eius
imperaretur efficerc.» Hist. Goth.: Aera
re¿no ditionique parere,
DCLÍX.
et
quidquid
XXVIII
Eginhardo
SlLENSE
gesta silentio praeterirem.
gesta silentio preteriere.
(i.b)
(Vita Karoli, prólogo.)
impositoque capiti eius diademate, imperatorem et augustum iussit appellari. (Vit. xxx.)
Vitam
et...
ut imposito sibi diademate rex appellaretur (6.2)
domini Adevitamque eiusdem car-
statui res gestas
res gestas domni...
Karoli. ...postquam scribere ani-
fonsi...
raus
ptim perscribere. (7.5) Cum enim per xxxiii anuos... beilum cum saxonibus
tulit. (Vit. prol.)
Cum
enim...-
cum saxonibus
certaretur etc. (Vit. xi.),
bello
(Véase arriba, pág. XII.)
quarum màxima
est
protraheret. etc. (16.10 etc.)
ibi
quorum máxima copia
co-
pia. (Vit. IX.)
erat.
(19.35.)
Huius
Quibus acceptis, rex graviter commotus, congregato exerci-
A. graviter commotus," collecto
ta, (x-^nnales: 798.)
exercitu. (26.18)
Sed gens
illa
quamvis
fidens,
diu
gii
impetum exercitus resustinere non valuit.
(Añ. 789.) velut opportunam de absen-
re gis
tia
nacti
occasionem.
accepto nuntio, rex
Ceterum barbarus quanquam
belli-
cosa, in sua numerositate con-
rei
sua bellicosa numerositate
in
multimoda confideret, impetum tamen regii exercitus formidans. (26.1Q.)
nactus opportunam de absentia
Ranimiri occasionem.
(28.12.)
(An. 774.)
Inde ad W. fluvium veniens... congregatam saxonum multitudinem offendit... sed frustra; nam in prima congressione pulsi
fugatique sunt. (An. 775.)
inde ad N. fluvium veniens,
congregatam armatorum...mulsibi bellum comminantem offendit, sed frustra; nam in primo ingressu ... in futitudinem
gam
Ad quos motus comprimendos cum sibi festinandum iudicaret, strenuissimum quemque suorum secum ducens raptim in
I.
proficiscitur. (An. 776.)
vertitur. (28.1;.)
Ad
cuius vesaniam et
rem
novam comprimendam, O. rex cum sibi festinandum iudicaret, strenuissimum quemque suorum militum (Secum ducens in A...
raptim proficiscitur.
(32.-).
XXIX Cuius
-
y
nuntium. (An. 778
rei
Cuius
rei
nuntium.
(33-19).
782.)
fugientium terga insecutus... revertitur. (An. 775.) Franciam in
verum fugientium
secutus... in Legionem... revertitur
prostravit, ut
tanta eos caede
(34-21.)
...prostravit;
de innumerabili eorum multitu-
cede
dine perpauci evasisse dican-
rabili-
tur.
ad locum
francorum
copiis,
ubi congregati erant
sine dilatione profectus est; con-
cum
gressusque et
prius
Caesa
est
eos... fudit,
eis,
eadem qua dimicavit.
felicitate
eorum
infinita multi-
adunatis litum copiis,
cum
eis
cavit;
...
direptis,
duxit uxorem...
natione francam, nomine
qua du as
F.,
ex
procreavit.
filias
ad locum ubi con-
est, congressusque prospero eventu dimi-
dlxxv
tria millia
cal-
spoliisque
interfecit;
captivorum quoque maenus adductus est numerus. Inde victor in.,, reversus, duxit uxorem ex regali gotice gentis natione nomine X., ... ex qua sex
(An. 783.)
mi-
fortissimorum
profectus
deorum
F.,
(34.21-)
gregati erant sine cunctatione
tudo, spoliaque direpta: capti-
reversus in
ut de innume-
eorum multitudine per-
vorum quoque magnus abductus est numerus. Inde victor...
tanta
verum...
pauci evasisse dicantur.
(An. 783.)
adunatis...
terga ni-
filios et tres filias
genuit.
Í34-=o.)
prospero
di-
congressusque cum eis prospero eventu dimicavit; namque
nam magno
eo-
commisso equestri
commisso cum praelio, felici ac
micavit eventu;
rum numero in
eis
equestri
interlecto, ceteris
diversa fugatis, victor
reversus
est.
txactuque
prelio,
...
in-
terfecit etc. (35.2.)
ad...
(An. 784.) in
huiuscemodi
Exactoque huiuscemodi
re-
negotio quod... febre valida cor-
gni negotio, ...valida febre cor-
séptimo
reptus decubuit. Séptimo vero die postquam laborare cepit,
reptus,
decubuit...
postquam decubuit
die,
sacra
c<»mmuni()nepercepta,decessit. (Vit.
communione
perrexit in pace.
XXX.)
Saxoniam
sacra
primo arcem, in qua
petiit;
statim Ímpetu S.
et
percepta...
(36.5.)
Beticam provinciam petiit. Dein... primo Ímpetu Regel ei-
XXX praesidium
S.
pugnando
erat,
vitatem, que...
videbatur, pu-
cepit. (An. 775.)
gnando
ad quos successi贸 regni divino nutu pervenerat. Franci siquidem, facto solenniter gene-
ad O... successi贸 regni divino nutu pervenit. Omnes siqui-
rali
conveniu, ambos
constituunt. (Vit.
sibi reges
iii.)
dem
cepit. (37.5.)
facto solemniter ge-
Y...,
nerali
conventu,
mando
sibi
eum
adcla-
regem constituunt
(37.24-)
remanentibus
ea transacti
in
belli reliquiis (An. 769.)
ad remanentes transacti
belli
E... reliquias... (39.5.)
Comparatis igitur ad hoc ex omni regno suo quam validissimis copiis et commeatibus...
Comparatis
quam
igitur
ex tota M.
validissimis copiis,
commeatibus
...
datis.
et...
(29.20.)-
(An. 791.)
Adiuvabat in hoc facto wascones et... et. (Vit... ix.)
commissoque prae-
occurrit, lio,
ingenti eos caede prostra-
vit. (An.. 798.)
Tota
Adiuvabat in hoc facto barbarum, et... et... (60.4).
Commissoque
occurrit. uo...
pre-
eos ingenti cede prostra-
vit. 60.19.)
in
hoc bello H. nobili-
tas periit,
tota gloria decidit,
Eadem
vero tempestate in
Y. omnis divinus cultus
periit,
omnis pecunia et congesti ex longo tempore thesauri dire-
gesti eecclesiarum thesauri fun-
pti sunt. (Vit. XIII.)
ditus direpti sunt. 61. i6.)
est
enim locus ex opacitate
silvarum. (Vit. ix.)
omnis
eh.
gloria cecidit, con-
per colles et opaca silvarum loca. (63.6.)
Neque hoc factum ad praesens vindicare poterat,
quia...
(Vit. IX.)
neque huiusmodi factum ab hostibus vindicari nusquam poterat, quia... (63.9).
ob vota solvenda Romam... commearent. (Vit. 11.)
ob
vota solvenda
commearet.
Romam
(64.18.)
Cuius contumaciam, quia nimia videbatur, animositas regis
sera videbatur, animositas G. re-
ferre nequiverat. (Vit. xi.)
gis ferre
Liberos suos
ita censuit insti-
tuendos, ut tam
filii
primo liberalibus bus
et ipse
quam
filiae
studiis, qui-
operam dabat,
eru-
Cuius contumaciam, quia mi-
filios
non sustinens.
suos et
filias ita
(65.3.)
censuit
instruere ut primo liberalibus disciplinis,
dium
quibus et ipse stu-
dederat, erudirentur; dein
XXXI
Tum
lirentur.
cum
filios,
pri-
more
norum equos
francorum equitare, armis ac
venationibus
luim
*v
aetas
patiebatur,
enationibus exerceri ias vero...
lent, ¿id
fecit. Fi-
ne per otium torpe-
operam impenderé, atque
omnem
iussit. (Vit.
honestatem erudiri
more yspa-
ubi etas patiebatur,
cit;
sed et
cursare, armis ef
exercere fene per otium
filios
filias,
omnem
ad
torperent,
brem honestatem sit.
mulie-
erudiri
ius-
a naturali
be-
(68.„.)
XIX.)
mansuetus...
a suae naturae benignitate ac
mansuetudine.
(Vit. xx.)
nignitateetsolitapietate. (68.21.)
tanta patientia simultatcs et
simultates et fratris invidiam
ut
utcumque ferre, ita quod ne ad iracundiam quidem ab eo provocari potuisset. (68.23.)
lita
invidiam eius [fratris]
tulit,
ómnibus mirum videretur quod ne ad iracundiam quidem ab eo provocari potuisset (Vit. xviii.)
Transacto veré, circa aestatis initium rex de {)r()fectus est.
W.
movens, B.
(An. 791.)
Igitur transacto hiemali tem-
pore, estatis
initio,...
movens,
G.
P.
rex de C.
profectus
est.
(71.19.)
Ceterum per omne vitae suae tempus (Vit. XXI.) non prius incoepto
desistere,
aut semel suscepto labore ce-
deré voluit,
quam
hoc,
quod
«fficeremoliebatur, perseverantia
quadam
ac iugitate perfecto
Ceterum
peromne
F. rex
sue tempus. (72.
3
vite
.)
non prius ab incepto posse desistere,
aut semel suscepto
labori cederé,
quam hoc quod
efficere conaretur perfecto fine
concluderet. (72.5).
fine concluderet. (Vit. v.)
Cuius posset,
muros, ne rebel•laré ad solum usque de-
stiuxit. (An. 778.)
Ibi
bellum prósperos felices haberet eventus.
àc
id
(An. 791.) Comparatis... ex
[castri] ne... presidia po-
nerent, ad solum usque destruxit.
supplicatio per triduum
facta, ut
que
(74-1.)
Ibique supplicatione per trifacta, ut id bellum pró-
duum
speros ac felices haberet eventus. (74.9-)
omni regno...
validissimis copiis.
(An. 791.)
comparatis
'
ox omni cegno
validissimis... copiis. (78.3,.).
XXXII
Sed
L. saniori usus consilio
(Vit. V.)
silio (79.16.)
cum primum temporis
Inde
opportunitas adesse visa
iterum S.
At barbarus saniori usus con-á
cum magno
profectus
est,
exercitu in
(An. 780.)
est.
cum primum
oppurtunitas temporis advenit... depopulatisque orientalmm saxonum
congregato
temporis advenit, exercitu in
rursus
profectus
Cum primum
opportunitas
...
depopulatisque
est;
bárbarorum
B. et L.
agris ac plerisque
incensis (80.18.)
villis
agris ac vilIisincensis.(An.784.)
Talem eum
pliando simul que ornando regno
F. in tuendo et ampliando simulque exornando regno.
fuisse Constat. (Vir. xviii.)
(87.*)
Religionem christianam, qua ab intantia tuerat imbutus, san-
Sed et religionem christianam, quam ab infantia devote amplexatus fuerat, summa cum
ctissime et coluir; ac
tuendo
in
cum summa
et
am-
pietate
propter hoc plurimae
pulchritudinis basilicam Aquis-
au roque
grani exstruxit, argento...
Eccle
adornavit...
mane
•siam
et
vespere, item
et
nocturnis horis etsacrificii remimj)igre
pore...
frequentabat.
devotione cu s^t odien s, hanc quam noviter construxerat ec-
plurime pulchritudiauro et argento lapidibus-
clesiam... nis,
que
preciosis...
mane
clesiam
decoravit. Ec-
vespere et
horis
nocturnis
item
sacrificii
tempore impigre frecuentabat... ...
Colebat prae ceteris sacris
et venerdbilibus locis
mam in
ecclesiambeati Pecri...tam
auro
ille
apud Ro-
quam im
toto
regni
quicquam
quam
sui
duxit
Roma
ut urbs
\ec tempore
argento...
sua opera
regni
veteri
ecclesia
poUeret sancti
non solum per illum
tuta
ac defensa, sed etiam suis opi-
bus esset
prae ómnibus o nata
eccl^siis
atque ditata.
(Vit. XXVI, XVII.)
toto vite
quam
auctoritate: Petii
argento
antiquius,
suoque labore et
Golebat pre ceteris sacris et venerabilibus locis ecclesiam S. S. O., quam multo auro et
suis
dotavit...
Ñeque
sue curriculo
carius duxit, sui
principales
donis
veteri
"auctoritate,
F...
quic-
quam
ut
ecclesie
pollerent
atque omnes per
non solum quiete et defense, verum etiam suis labo-
illum
ribus órnate (87.X6.)
et
ditate
forent.
"
xxxrii
cum expedita manu ad
ipse
cum expedita manu ad
C...
-axonum pagos vastandos ac villas diripiendas egressus.
rorum dir* pendas profectus
(An. 785.)
est.
pagos vastandos ac (89 ,) profectus
_
proficiscitur.
Cumqiie
ibi ali-
quandiu moraretur. (Ap. reversus
est.
Cumque
villas
mau-
Cumque
est.
ibi
771.)
diu moraretur,... nisi egritudine
ibi ali-
correptus decubuisset... in ipsa
quantiim temporis moraretur,
corporis valitudine...
aegritudine
delatus,
decubuit. In
ipsa
tamen valetudine T. delatus, apud sancti Martini memoriam
Legione apud sancti Ysidori
memoriam
confessoris Christi oravit. (89.;)
oravit. (An. 768.)
omnia quae extra munitiones
omnia que extra munitiones
erant ferro et ignedepopulatus,
erant ferro et igne depopula-
iisque ad
Cadurciam oppidum
tus,
(An. 76^.)
iccessit.
sit.
ómnibus quaeadierat oppidis
Valentiam civitatem accès(89
s)
Ómnibus tamen
C. provincie
atque castellis in deditionem
civitatibus et castillis in dedi-
susceptis.
cionem acceptis.
(\'it. IX.)
Dicen que Eginhardo imitó a Suetonio indirecto, nuestro
monje ya
(l
).
(89.10.)
Así, por
medio
se acercaba, plagiándolo, a los
mo-
delos antiguos; pero fué sobre todo en las historias de Salustio
donde
él
adquirió cierto aire de clasicismo y notoriedad que
avalora.
le
Puede también creerse que
ellas,
comentarios bíblicos, movieron su pluma, tes analogías entre la guerra
yugurtina y
al
las
más bien que descubrir fuer-
que provocaron
Mayor y de Fernando. El tono sentencioso y oratorio es salustiano puro, así como el moralizar sobre todo; la frase es mucho menos cortada y nerviosa, los
herederos de Sancho
pero en léxico y giros bles,
llegándose a
la
el
las
concordancias resultan innumera-
copia de frases que acredita
el
siguiente
cotejo:
i)
Casaubon, aludido por Fréher: Bouquet, obra citada;
\', 87.
ui
)
XXXIV .Salustio Igitur
fuit.
reges— nam
initio
nomen imperi
terris
SlLEXSE
(i)
primum
id
(Cat. 2-1.)
Verum
perii...
supèrbia in-
tate lubido atque
equitate
terris..
fusi
nentia libido
Denique
fugati-
desidia,
supèrbia,
cum
latim invasere.
3.)
Denique omnes que. (lug. 99
clarere in
Ubi pro labore
ubi pro labore desi-
vasere. (Cat. 2
primum
nomine im-
(2-10.)
dia, pro continentia et aequi-
avaritia pau-
(2-,;.)
fusis
fugatisque.
Verum dum me
patrie exitii
Res
pravosque mores realtius processistangendo gum sem, me ad inceptum rediré
5-9.)
ipsa res hortatur.
piget taedetque. nunc ad
inceptum redeo.
(lug. 4-9.)
ipsa hortari videtur. (Cat.
pigeret,
(6.24.)
A. carptim perscribere: primo
Statui res gestas domini
Statui res gestas populi ro-
mani carptim, ut quaeque me-
...
moria digna videbantur, per-
quia ipsius nobiliora facta
scribere. (Cat. 4-2
moria digna videntur...
L. Catilina, nobili genere na-
magna
tus, fuit
corporis. (Cat.
pro
pro conti-
(6-».)
3.)
Verum ego liberius altiusque processi, dum me civitatis morum
Igitur reges, qui
in
vi et
animi et
(7-5.)
Adefonsus igitur, ex illustrigotorum prosapia ortus, fuit
magna
5-1.)
me-
vi et consilio et armis.
(7-.5-)
Quorum
alterum ex providentia timorem, alterum ex audacia temeritatem adferre ple-
rumque
solet. (lug. 7.5.)
Altius, erat.
pra
quam quisquam
(lug. 11-7.) Patiens
quam cuiquam
ratus ...
su-
Namque occisionis,
alterum ex timore
atque
alterum
ex
audacia fortitudinis processisse videmus. (7.17.) Altius
quam cuiquam
credi-
bile sit ingemiscens. (9-1.)
credibile
est. (Cat. 5-3.)
Sed confecto proelio tum vero cerneres, quanta audacia quan(i)
Sed interempto
Edición Teubneriana, por A. Eussner, 1900. las cifras adjuntas a cada texto.
penden
rege,
tune
cerneres ex tanta audacia tan-
A
su numeración corres,
'
XXXV taque animi vis
(Cat.
fuisset.
taque
letitia,
6i.,) In tanta tamque corrupta
quantaque
civitate. (Cat. 14-1.)
tamque
dispersió quanta
tristitia in illo
tanto
exercitu
fue-
nobili
rit. (9.x 7.)
Veterani
pristianae
virtutis
memores...
resistunt...
memor
generis atque pristinae suae di-
Memores
sui generis ac pri-
stine virtutis armis resistendo. (9.=5-)
gnitatis. (Cat. 60.3,,.)
Terrebat
eum
natura morta-
lium ávida imperi. (lug.
£x aequo bonoque.
6-3.)
(lug. 35-;.)
Ad inertiam et voluptates corporis pessum datus est.
Humana ávida H.
natura imperitandi terrebat. (10.14-)
...
Ex bono et equo. (12-5.) Ad inertiam et voluptates carnis...
pessumdatus
esset. (12.8.)
(lug- 1.4.)
Veluti tabes invaserat. (lug. 32.,.)
Pro
Velut
tabes... libido invasit.
(I2m4.)
nihilo
habentur,
(lug-
Pro
nichilo
hábebantur.
(12..0.)
Magisque
in decoris armis...
quam in scortis atque conviviis lubidinem habebant. (Cat. 7-4.) Catilina... in prima acie vorsari,
laborantibus succurrere,
Íntegros pro sauciis arcessere.
Magis in conviviis libidinibusque exercendis, quam in laboribus. (12.24.)
Rodericum sare...
pro
in
prima acie ver-
ac suis militibus Íntegros
sauciis...
succurrere. (14.22-)
(Cat: 60.4.)
Denique omnes
fusi
que... interempti. (lug.
fugati-
99
3.)
Omnesque... fusi fugatique fere usque ad interemptionem. (l5-.5-)
Magis opere quam natura munitum erat. (lug. 57-,.) In in-
mensum
incertis
se-
Pelagius
vagabantur.
maurorum
Sagittariisque
.
.
.
qui
oppressione
incertis locis vaga-
batur. (18.4.)
(Cat. 6...) .
munita, in
non artificis opere immensum tendens.
pertingens. (lug. 48.3.)
Qui Aenea duce profugi dibus
Natura
et
funditori-
bus. (lug. 94.3.)
Paulatim consuefacit ordines
Funditoribus
sagittariisque.
(19.24.)
Ordines habere paulatim con-
XXXVI habere, signa sequi, imperium
suefacit: scilicet in bello sequi
observare. (lug. 80
signa, in regno legitimum ob-
o.)
servare imperium. (22-3.)
Ne
per otium torpescerent
manus
Ex
aut animiis. (Cat.
inproviso
16-3.)
castra
ho-
stium... invadit. (lug. ^S-i.)
At
1 1
memoratu
quantum brevi 7-r)
im-
erat. (64-8.)
Incredibile
est...
creverit. (Cat.
(29.1^.)
Eo quod materno genere par
3.)
Incredibile
animus quieverat, ne
Ex inproviso castra hostium dum aderant invadendo. (63.-.)
Quia materno genere inpar erat. (lug.
ubi...
per otium torperet.
quam
est
memoratu
formido eius
brevi...
in-
vaserit. (67.^9.)
^
Sed postquam res eorum, ciYibus moribus agris auctaf, satis prospera satisque poUens vide-
litibusque aucta, satis prospera
batur, sicuti pleraque mortalium
cuti pleraque
habentur, invidia ex opulentia
lium,
orta est. (Cat. 6-3.)
orta est invidia. (68. j^.)
Post ubi
exequeba-
Quippe
Et cum
eis
ut solus regno poti-
Strenui militis et boni imperatoris
simul peragere
officia
assueverat. (70.12.)
tur. (Cat. 60-4.)
velocissumos pe-
dites cursu tendere
...
si-
habentur mortaexistiusmodi opulentia
retur. (69. IX-)
Strenui militis et boni imperatoris officia simul
moribus mi-
satisque pollens videbatur,
Uti solus imperi Numidiae potiretur. (lug. 8-1.)
liberis,
ad Capsam
Et cum hiis balearios ad Visensium civitatem cursu tende-
et portas obsidere iubet; dein-
re
de... (lug. 91.4.)
Deinde... (73
Castra propere movit. (Cat.
et
portas
obsidere
iubet.
5.)
Inde propere amovens
ca-
stra. (73-ii-)
57-3-) /'
Vineis turribusque et machinis
omnium generum expugna-
re aggreditur. (lug. 21.3.)
In
unum omnis
convocat.
Turribus et diversorum generum machinis, eam brevi expugnavit.
(73-15.)
Omnes ville primores in unum
(Cat. 17.3.)
convocat.
Legatos ad consulem cum qui tantum modo ipsi liberisque vitam pe-
regem miserunt, qui sibi liberisque vita.m tantummodo po-
suppliciis mittit,
Legatos
(76.10.)
cum
suppliciis
ad
XXXVII
urbem
stulantes, et
omnia dederent po„ü romano (lug. 46.,). nt, alia
substantiam
...
et
omncm
regi tradiderunt
(76.34).
Quippe cuius neque consilium ne que inceptum uUum
neqiie consi-
Quippe cuius lum ne que inceptum
ulliim
frustra fuerat (77.12).
rustra erat (lug. 7.0)-
Loca
In loca Xumidiae opulentis;uma pergit, agros vastat, mul-
stellà et
:enditque, púberes interfici iu-
ditque,
incen-
interfecit,
pue-
omnem
eo-
rum substantiam militum pre-
5)-
Postquam murum
esse iubet (79.0 ... res suas de foris
Postquam
arietibus
resque suas adflictas
dent (lug.
mauros
ros et mulleres et
dam feriri
oppida temeré munita
vel sine presidio capit
omnia militum praedam
esse (lug. 54
opulentissima preoc-
cupat, agros vastat, multa ca-
a castellà et oppida temeré muinlita aut sine praesidio capit
bet, alia
...
affiictas
vi-
murumque
arietibus fe-
vident (79.0)Barbarus quamvis
riri
76.0).
locutum aliter longe ipse intellegebat et animo agitabat, tamen pro Tametsi regem
ficta
tum
ficta
locu-
intelligebat, et ipse longe
fecerant
animo gereret, tamen pro tempore ... (79 22). lusta magnificeque humari
Per amicitiam perquè sua an tea fideliter acta, ne ... (lug.
debeant (80.0). Per amicitiam perquè decus regni obsecrat, ne ... (80,22).
tempore
...
(lug. ii.,)-
lusta magnifice (lug. ii.J
-
aliter
71.3).
Ex
hibernis
acccrsi
quos idóneos habet (lug. consilium ducebat,
eorum
Omnes
iubet;
et aliorum,
62.4).
idóneos viros ex hi-
bernis accersiri iubet, consilio disponat
...
quorum
(81.,).
Sed plerumque regiae voluntates ut vehementes sic naobi-
Sed plerumque humane voluntates ut sunt vehementes ita
les (lug. 113..)-
et
mobiles
(81.22).
de plagios, que a veces comprometen alargarse con otra porla seriedad del historiador, aun puede salustianos, a ción de frases breves repetidas sobre los textos
Tan elocuente
serie
saber: Silentio preteriré (Cat. 53.6.— Silense
I. o).
Domi
militie-
—
—
—
9
—
—
XXXVIII
que
(Cat. 5.
etc.
—
4117).
pestate (Cat. 7.1
g.g).
facinoris (lug. 13.1
—
1
5 -ó)-
est (Cat. 12.3
Auro
—
Ad
— 14.16
suis auxilio foret (lug. 52.6
etc.
—
Pugnando
stulabat (lug. 52. 5-39.26
(lug.
5.7
—
25-9— 73. 13)-
—
(lug.
67.5).
53.8
—
10.9). Diffi-
—
37-8).
Regium imperium
—
Feda fuga
—
63.3).
— 69.13).
24.11).
(lug.
Ut
5-3
res po-
(Cat. 6.7
(lug. 43.1
—
Ex concubina
(lug.
Acrius instare
—
negotio (lug.
61.2). Infecto 7.5
(lug.
Opere pretium
Huiuscemodi
cepit (lug. 28.7
63.10).
Tanti
9-2o)-
in dies (Cat. 5.7
Obvius procedit
64.24).
(Cat. 7.6
habent sese
En
16.22).
32.13).
Eatem-
8.ig).
Renovato bello
73i4)-
Hostis formidolosus (Cat.
Hostem feriré Ita
y
—
Alteri alteros (lug. 42.4
58.7--61.7).
ortus
y
Seditio oriretur (lug. 6.3--60.9).
60.21).
—
(Cat. 30.6 etc.
Magis magisque
Ne
59-i6)-
hoc
corrupti (lug. 32.3
17.15).
36.5 etc.).
(lug. 14.17.
Horribili sonitu (lug. 99.2
10. 3).
cultate loci (lug. 98.5 36.1
Exul patria
(lug.
Irrumpere
— 94.6 — 21.1
nititur
67.1).
67.8).
(lug.
etc.
puede creerse que cuando nuestro monje anda con alguna libertad a través de la materia histórica, Salustio general,
de guía inspirándole giros y pensamientos, y bebiendo antes mal que bien, todo clasicism.o. Su buena memo-
le sirve
de
él,
ria le traicionó a veces,
haciéndole caer en
faltas
y solecismos
que dejan malparada su competencia lingüística, si bien algunas culpas irán a cargo de los copistas. Un texto bíblico, muy mal transcrito (20.8), prueba que, citando de memoria, ¡erró
gravemente.
Abusaba de preposiciones, lo que se explica ante nombres propios, árabes y no árabes, tomados como indeclinables; así ponía de ante Badalioz^ Castella^ Tudela y Portugale; quizá otras veces acusan romancismo, como: «In brevi (89.9). In
quo In
manu
(25.5)».
con acusativo.
La
Cum
ruina (U-is)- In sua (26.20). preposición ob va con ablativo y absque
bello (17.10, 27.3, 33.4).
XXXIX
Es frecuentísimo
el
uso del gerundio en ablativo, según
conservado nuestra lengua. Las palabras o acepciones
lo ha
abundan
bárbaras
algo,
pudiendo recordarse: Preto?
(ll.u);
coangustiati (16.21); seriatim (27.14); intronizaretur (28.4); nepo-
tem, sobrino
(28.6); spirare,
{32.16); fortia (36.18);
zelando
{40.3);
ñado
(65.13);
paramento
ammiratem
nurayca?
(85.9
(77.2);
y
etc.);
aggregariis
astrorum, desastres
(39.3);
arquero
(62.11); baleario,
parium?
(72.14);
expirar (28.11,
(62.15),
cognatum, cu-
segmentari (68.23);
[ó'J.q)',
sinaxim.í*
cementarii, mazoneros Í80.13); cortina,
87.20); presentialiter (85.13).
Dado el tiempo de transición a que corresponde este libro, no podemos saber desde luego si se escribió primero con letra
mozárabe o con francesa, pero todo por
inclina a lo segundo,
y por
m
por
especialmente viendo confundidas
c
nu por miy u por n y
mientras sólo un caso de
^t por
(Victiza)
t
al contrario,
y otro de
favorecerían lo primero,
y
s
t
e,
vi,
por r (Haunias por Haumar)
ello
pudo
ser defecto de trasmi-
sión anterior.
Respecto de ortografía, no poseyendo sino copias teriores,
pos-
todo cuanto pudiera establecerse es inseguro; mas,
ateniéndonos a el
muy
uso de
^,
lo
probable, se observa: Gran anormalidad en
que generalmente se suprima, diciendo Yspania^
ortatur, aborreo^ anelare^ odie, yemali^ asta, arca^ pulcra^ etc.; se conserva en homo^ hic^ habeo
Hulit^ Halcala, árabe;
sobra
y en
ciertas palabras,
Halmemon que no responden ^
en
habunde^
a aspiración en
trihunphuvtf hedificare^
hanelans, introhytus, cathena^ Bethica^
como
inhers^
Tarich^ etc. Elimina-
ción de alguna consonante cuando van dos o tres juntas, en santa^ aventu^ lacivia^ milia^ posposita^ adidit^ calide, adveto, costruxit, etc.; en cambio, introducción te,
de otras viciosamen-
en danpnare, calunpnia, sonpiw, hynpnis, solenpmter sub^
XL rripiierat^
didisciiiius^
marictimis^ dictioni^ occulos^
coviitti,
Uso de
vessania^ soccero^ occium, Victiza^ etc.
en medio de palabra, como en ruyna^ Geygyon; fin
de palabra,
de
e inicial,
en
smate; ci por
sciliced^
yeliid^
state^ spirare;
Liced^
sión de u tras de ^, sequtus,
— El
influjo
aun
z,
d por
en
t
inquíd; supresión
por pk en triunfum^ fanta-
f
siguiendo vocal; n por
/z,
Trasmisión.
sicud^
por
laj^
m ante p,
y m; supre-
reliqum.
equiit-,
de
vivo
b
la
historia Silense tan
sólo en otros dos libros antiguos se percibe directamente, a saber: en la crónica
de Leonesa
que
Cirot publicó bajo
el Sr.
nombre
el
y que nosotros llamamos Miscelánea, y en el Chronicon mtmdi^ de Lucas de Tuy, pasando quizá por inter-
medio de luego a
la
(í),
primera Crónica general.
La Miscelánea gados
sin
aunque poco, y desde
éste a Rodrigo Toledano,
es
un centón de textos generalmente
más adobo que
tal
cual
frase
de
alle-
fechas
ajuste,
coordinadas, algún retoque gramatical y vicios de lectura no raros. Pero esta
misma
falta
de
iniciativas del
hace valer especialmente, porque
merecen crédito de
así
ginalidad aquellos pasajes que aparecen
Su sistema
compilador
como nuevos en
la
oriella.
y párrafos sin discernicuando más, ingiriendo en un
era ensartar párrafos
miento, no refundiendo sino,
texto los complementos accesorios que hallaba en otros paralelos,
o amontonando juntas cláusulas que formaban separa-
damente dos y aun más versiones, y ello sin disimular siquiera el empalme. Hay también pasajes abreviados, pero no
muchos y de dudosa confección.
De
nuestra historia insertóse
Rodrigo, «Is
(t)
Bulli't'ai
ubi...
subripuerat.»
Hispanique,
t.
XIII (191
1),
allí
lo siguiente:
(1 3.18
Reinado de
a 14.7) en ellib.
páginas 381 en adelante, y
t.
I,
§
XI, p.
1
3
259'..
XLI
de
la
«Taric strabonem,
edición de Cirot, y luego las frases
filiorum V^itizani et comitis luliani» (14.9
y
10);
la
expedición
de Carlomagno, abreviada y con algún retoque (16.8 a 17.18) en
el lib. II,
en
a 22.2)
la
§ 13;
el
§ 6;
mancipavit»
muerte de reinado de
el
(30.5 a
(31.3 a 33.18*,
al
I,
desde «In regnum...
«siquidem... los
principio,
subsiguiente, desde Alfonso
Ordoño
Ordoño
hasta
ig)
comprendiendo
ciones, sobre todo
los traidores, refundida (^l.2c
el
tumulus
tegit»
§§ 24 a 28, con interpola-
tomadas de otros
Magno
hasta
la
textos; lo
muerte de
4 1. 3), aunque abreviando algunos pasajes muerte del primero y principios del segundo, en
(33.19 a
II
alusivos a la
de Sampiro, §§ 39 a 46 y 59 a 73, salvo interpolaciones, algunas muy largas y que Cirot acusa
los
§§ 29 a 38. Sigue
lo
aunque entre
bien; mas,
de Oviedo,
el
éstas algunas
corresponden a Pelayo
texto fué copiado del Silense,
como
acreditan
estas variantes:
Pelayo
Miscelánea
Silense
dimicantibus
vindicaret
(falta)
confluentibus (46.15) contrairet \d csl vindicaret (47.12) regere (50.13)
uno
Ídem
Ídem
contrairet •
(54.10)
Si aparece alguna lectura
timo, saltando por la vista el
ia
común
Silense, es
entre
porque
el
la
confligentibus
regredere
primero y
el úl-
Miscelánea tuvo a
texto de Pelayo para interpolar, pudiendo utilizarlo
además para correcciones. Luego, desde donde acaba de relatarse miro
III
sobre los normandos (57-14), córtase
Sampiro para entran lo Silense
la victoria
éste,
el relato
de
con una amplia refundición en que
sustituirlo
demás de
de Ra-
mucho de
y una porción de
Pelayo, grandes trozos del
amplificaciones y episodios nunca
XLII
leídos antes, pero
sí
glosados después, y de carácter roman-
sobre Castilla principalmente; más bien traiciones y vergüenzas que glorias, pero relatadas con insensibilidad pas-
<;esco,
mosa. Todo esto parece obra de un ingenio superior a la
compilación de
la
lo
que
crónica Miscelánea revela, pudiendo re-
putarse de continuación a Sampiro, redactada por un laico en •el
trascurso del siglo XII; y, en efecto,
el intercalar
Miscelánea párrafos de Pelayo, literalmente
con
lo
además
la
contradictorios
y
demás, refuerza dicha hipótesis, haciendo creer que
dichos fragmentos son un primer testimonio de trasmisión de
Prosigue así hasta donde se habla de los
la historia Silense.
de Fernando, acercándose más y más a esta última, y concluyendo por coincidir con ella (68.8), salvo minucias, hijos
hasta su conclusión. Después, aun
la
parte de Sancho resulta
inspirada en la misma, cuando trata de su muerte fonso, su hermano, en Toledo, la
remedando alguna
de «cum uterque uno morderetur»
consignados en lato se
Miscelánea alcanzan a
la
suspende
a
la
suyos, uno hay del siglo
y
éste fué
de
XV;
159
otro del XIII, no
13).
(-);
1 7),
que
Los datos
mas su
re-
muy avanzado,
de San Isidro de León
La crónica de Lucas de Tuy
(3),
1
(2).
que acaba en 1236, fué
en esta misma casa, de
«ra canónigo regular, desde .a
1
§
como
muerte de Alfonso VI. De códices
la biblioteca
escrita precisamente
frase,
(libro III,
vale para restablecer otra Silense viciada (lO.
y de Al-
la
201 a lo menos. Por
que lo
el
autor
que toca
nuestra historia, Lucas se valió de ella en grande, pero ado-
(i)
gún su (2)
Muerte de epitafio,
Ambos
signaturas G. (3)
i
la
reina Constanza,
acaeció en
que se da como ocurrida en
11 54;
mas, se-
11 59.
existen en la biblioteca de la
Academia de
la Historia,
y A. 189.
Schot, Hispània illustrata;
t.
IIII,
páginas
i
en adelante.
bajo las
XLIII
bandola a su modo, en forma que no puede valer sino con grandes reservas su texto para depurar
el otro,
y a cada paso
se tropieza con adiciones caprichosas o legendarias.
Desde Sancho
el
principio hasta
donde
Mayor, no copió Lucas sino
el
Sancho
de
trata
la
sucesión de
de Hermenegildo.
lo
Luego,
la
sigue en todo lo de
menos
la
residencia de éste en Toledo, que aparece roman-
II,
Urraca y Alfonso VI,
cescamente amplificada. Sepárase también relatando dición de Carlomagno; suprime
Covadonga; varían, historia
la
el
comentario
descripción de
de Bermudo, partes de
la
la
expe-
milagro de
al
catedral de Oviedo,
la
de Ordoño
I
y Alfonso
la el
Magno y algo de Almanzor: en general faltan las digresiones, y a lo último se abrevia considerablemente la conquista de Coímbra y traslación del cuerpo de san Isidoro. Es de advertir que los códices de Lucas ofrecen con frecuencia variantes Schot y más ajustadas
preferibles a la edición de
texto
(I).
Después, siglos, del
la
historia vSilense desaparece, casi
tal
A
acervo historial.
adulteradas sus noticias; cido,
a nuestro
mas
texto originario era descono-
no obstante conservarse aún a
vez en
la librería
Lucas perpetuáronse
través de el
por cuatro
la
mitad del siglo
de San Isidro de León,
el
XV, y
códice original
o copia vetusta, de que se sacó traslado entonces, y es
el
có-
(i) Las refundiciones de Lucas sobre el Silense ocupan lo siguiente, en páginas y líneas de la edición referida: 49: 44 a 46. 69: 23 a 40, 44 a 47, 56 a 58. 70: I a II, 19 a 25, 28 9 >}. 71: 21 a 23, 42 a fin. 72: íntegra. 73: i a 4, 14 a 19. 30 a 33
37 a 39, 43 a 54. 74: 29 a 38. 44 a 50, 54 a fin. 75: i a 9, 11 a 14, 53 a fin. 76: i a 10 18 a 27. •¡j: 21 a 35, 51 a fin. 78: 4 a 22, 36 a 50, 52 a 58. 79: 41 a fin. 80: i a 17,40 a fin. 81: íntegra. 82: i a 46. 83: 10 a 27, 38 a fin. 84: i a 20, 27 a 53, 57 a fin. 85: I
a
a 18, 22 a 6,
1 1
a
a
4,
96:
I
fin.
99:
I
fin.
51. 86: 2
92:
i
a
a 28. 87: 7,
12 a
5
fin.
a 21, 55 a 93:
i
fin. 88: i
a
3.
a 42, 54 a fin. 94.
90: 11 a 15, 48 a 54. 91: 3 i
a 57. 95: 7 a
1
1,
17 a 36.
10 a 17, 21 a 30, 38 a 49, 54 a fin. 97: i a 36, 42 a 52. 98: 26 a 32, 52 a a 10, 45 a 53, 58 a fin. 100: i a 4. lOi: 15 a 19.
XLIV dice príncipe actual, procedente del Marqués de Montealegre,
Copia de este mismo obtuvo, hacia 1480, Felipe de Barbieri, huésped a
canónigo de
Sevilla,
quedó
sin utilizar,
arcediano de
el
Padilla,
el
Ronda y
Provienen de
cronista del
la
probablemente,
hizo,
al
montisterio de
misma
la france-
al
que nos
se obtuvieron, una copia, fiel,
y después,
(4),
parte de la biblioteca de Fe-
quien además dio noticia del mis-
mo; otra copia anónima, de
manos de
igual procedencia
que
éste (5),
Ferreras, juntamente con la de Pellicer;
sólo este erudito les puso correcciones margínales, sino
(i)
otra
El códice de Montealegre volvió a copiarse por don
(3).
José Pellicer y Tovar
fué a
pero esta co-
impresos anteriores
menos descuidada, que formó
V
l);
Emperador, Lorenzo de
hacia 1600, por calígrafo iliterato, pero
lipe
(
y desapareció cuando
ella los
de base, y sobre
sirve
mismo volumen
que pasaría con toda su biblioteca
(2).
fray-
sazón del Sr. Juan Alfonso,,
que sepamos. Otra
Fresdelval, cerca de Burgos,
sada
siracusano
para quien compuso una crónica de hom-
bres ilustres, contenida en pia
la
el
B'blicteca Nacional, ms. 8.592; antiguo, X. 190.
De
y no que
aspecto igual que su
prototipo y en tamaño también de cuartilla, pero con variación de letra, que se acerca a la italiana cursiva; la copia resulta fiel al principio, descuidándose luego
progresivamente. Nuestra historia ocupa los folios 99 al 149, añadiendo al ñn: «Deo gratias, La crónica de varones ilustres le precede, al folio 15, con letra de la misma mano, y lleva fechas de 1475 y 1480. >>
(2) (3)
de
la
Madoz, Diccionario geográfico; artículo «Fredesval». Llevan respectivamente las signaturas 51 y 1.508 entre
los manuscritos
Biblioteca Nacional.
TI. 131; tamañ© de cuartilla, y es de apuntes y obras de Pellicer. Copia autógrafa, desde el f, Gr, y correcciones marginales también suyas. Biblioteca Nacional, ms. 9.317; antiguo, Ce. 212; tamaño también de cuar(5) tilla. Nuestra historia ocupa los folios 36 a 117, muy mal copiada, en letra del siglo XVII, y lleva también foliación de por sí. Coincide con la descripción de uno de los códices de Montealegre contenidos en su Catálogo de 1677, página 112. Correcciones y epígrafes de letra de Ferreras.
(4)
el
Biblioteca Nacional, ms. 2.237; antiguo,
tomo
111
XLV sobre
fraguó un
ellas
nuevo traslado
(ii.
Después, todos
donde
estos manuscritos pasaron a la Biblioteca Nacional, hallan. Flórez ras,
no alcanzó a ver sino
corregido por
él
y
otro,
semejante
le
faltaba el principio;
el
que convienen una variante y
sería
también de Perre-
aludidos, puesto
distinto de los
al
se
que
de Felipe V, con
cierta laguna
consignadas
por Flórez.
La derivación leonesa porque en
del códice de Montealegre infiérese
cuerpo de san Isidoro se
relato de traslación del
el
margen
comienzos de
probando
indican
al
que
copia, en esta parte, debería servir para el rezo de la
la
fiesta
los
seis lecciones,
conmemorativ¿*anual que sólo en León se celebraba.
proceden de est^MMice
copias de Barbieri, de Pellicer, se-
las
gunda de MonteJHp&y de Ferreras,
es cosa evidente. Res-
pecto del otro grupo, que suponemos derivación de
de
Padilla, tiene
pio,
donde
dice:
gar de: «Sed
si
animadvertis»
como en
«Sed
si
tam sagaciter animadvertis
tan ta clades cur Yspanie acciderit |
(2-i),
que ofrece
sobre
Craso
Pelayo, ne.
(56.10),
ut: esta la
copia
si
se
una
tomó de
línea.
la
Miscelánea y Lucas; mas
Igualmente, refiriendo
la batalla
celánea y Lucas ponçiVi fe rrent^
en
lu-
sagaciter
línea justa, la exél
precisamente
la
También, hablando de San-
hay un ne corregido en
última partícula es
|
>,
códice de Montealegre; y
el
éste lo suprimido constituye
primera copia, saltando una el
la
por característica un lapso cerca del princi-
plicación sólo es razonable
cho
Que
el
códice príncipe
primitiva, el
que consignan
grupo de Padilla trae
de Gormaz
(40. f 5.), la Mis-
y también nuestro
códice, pero
(i) Biblioteca Nacional, ms. 8,395; antiguo, V. 183; tamaño de folio. Es una compilación de crónicas sueltas. Nuestra historia lleva el número 10. Letra de Ferreras y con correcciones al principio y al fin; nota latina aludiendo a la co-
pia anterior.
XLVI reescrito sobre fecerunt^ sin raer difícil
de leer aquello;
nada y en forma que resulta
así es explicable
cómo
el
tión acogió la segunda palabra, la equivocada,
grupo en cues-
más
ni
ni
me-
nos que los otros copistas modernos. Yerro del códice príncipe, reconocible
mediante
Miscelánea, es un «alteramque
la
que*, en vez de «alteram que» las tres
y en
el
mismo
copias aludidas. Por último, en ellas y en
léese dos veces
exorabat
cas sólo dan cabida a dicios al nistra
(32.13),
la
y
príncipe
Miscelánea y Lu-
la
la
ni
in-
siquiera una variante sumi-
Miscelánea, o con Pelayo en lo que
respecta a Sampiro, siguiendo siempre salvo yerros
el
segunda, rectamente. Unidos estos
de que dicho grupo
de acuerdo con
mas
(90.26);
incurren
códice príncipe,,
al
correcciones, viene a lograrse certidumbre de
que sólo representa una copia más de dicho códice. Sobre ello insistiremos
aún (Pág. XLIX).
Por consecuencia, para depurar de Montealegre,
las otras
el
no valen sino por
las
eruditas que suelen llevar, no siempre acertadas. los textos paralelos
las
las
crónicas Miscelánea
la
copia
correcciones
En cambio^ y de Lucas^
moderadamente, y fiándose con preferencia variantes en que ambos coinciden, pueden constituir un
usando de de
de
de
texto, fuera
ellos
auxiliar valioso;
mas nunca
sin algún riesgo
de
llevar al texta
primitivo correcciones ajenas.
Códice príncipe.
número
1
.
1
8
1 ,
— Existe en
la
Biblioteca Nacional, bajo
antes F. 8 1 Su tamaño es en 4.° (20 .
tímetros); consta de 155 hojas de papel,
y
X
1
el
4 cen-
lleva pasta verde,
algo posterior a 17 18 y típica de la Biblioteca Real. Contiene: la historia Silense,
hasta
el folio
LIX;
sero, hasta el 128, escrita en otra clase
especial, fin, el
y de
letra casi
igual
que
la
crónica del Despen-
la
de papel,
de
la
«Traslado de una proposición fecha
sin foliación
otra historia; por al
muy
reverendo
XLVU 'magnífico señor don
Lope de Barrientos», personaje que fué
maestro de Enrique IV y murió en
1
469, siendo obispo de
Cuenca. Este códice se describe en brería del
el
catálogo de
la
Marqués de Montealegre, hecho en 1677
«Historia antigua, que comiença desde el rey
de
li-
(i), así:
Don Pelayo
Don Fernando el primero, escrita en lengua lapor un monge benito, hijo de la casa de Santo Domingo
hasta tina
riquísima
el
rey
Silos: contiene
papel del obispo
también
historia del Despensero,
la
Don Lope de
Barrientos, sobre
si
y un
son capa-
ces de gozar prebendas eclesiásticas los descendientes de ju^ dios.
En
4.°
MS.»
Su poseedor antiguo, D. Pedro Núñez de Guzmán, do marqués de Montealegre y Presidente de su sobrina D.* María Niño de Porras
Castilla,
segun-^
casó con
y pnríquez, condesa de
Villaumbrosa y marquesa de Quintana. El descendía de los
Guzmanes de León, señores de
y su bisabuelo entró en servicio del Emperador, desempeñando oficios palatinos, como también su hijo. Así, el códice pudo venir de León por herencia de familia, lla
y luego
Pellicer.
y
Toral,
disfrutarlo en la Corte el cronista Padi-
Muerto
el
susodicho D. Pedro y deshecha
su biblioteca, es probable que lo adquiriese la Corona.
Nuestra historia va escrita en hacia
la
mitad del siglo
a 28 líneas por plana,
XV,
letra
cursiva redonda, de
bastante clara, distribuida en 24
con márgenes y formando cuadernos
de 12 hojas, provistos de reclamos y foliación en nas
al pie.
roma-
cifras
Al comienzo, cuando habla de Alfonso
(f.
5
•
Ade-
(i) «Museo o biblioteca selecta de el Excmo. Señor don Pedro Núñei de Guzmán, marqués de Montealegre y de Quintana, conde de de Villaumbrosa y de Castronuevo... por el Licenciado don Joseph Maldonado y Pardo. Año 1677.
Madrid», pág. 112.
XLVIII
y luego sobre Almanzor (f. 38 v.-: Era igitur...), quedan huecos para letras capitales que no llegaron a miniarse.
fonsus
igitur...),
También hay separación de ga
Post
Est
II:
(f.
cuius...).
vallis...),
En
lo
y
al
párrafos
al llegar lo
de Covadon
principio de lo de Sampiro
27:
(f.
\
demás, constituyen separación mayor un
punto, dos rayas verticales y letra mayúscula, aunque ésta no
siempre, descendiendo progresivamente en orden, punto y raya, punto solo y raya sola, que equivale a coma; ella falta en fin
de
sujeto la
y ante ut y cuando es largo;
línea
generalmente, y se pone tras del
et
las cifras
división de palabras se
marca
numerales van entre puntos; bien;
hay
letra
mayúscula ge-
neralmente en principio de cláusula, pero escasean en nombres propios; sus abreviaturas son
nos del
siglo
XV,
las
usuales en escritos
que apenas dé lugar a dudas su
sin
como consonante y generalmente, como inicial;
lati-
inter-
pretación; se usa la u
vocal, dentro de
palabra,
s larga,
y
la z\
pio y dentro de palabra, y
mucho en
orden
gen griego;
recorvada,
al fin;
igualmente carece de regla
fijo;
principio
j^
y
fin
de palabras, mas no en
la ç es rara: neçessario^
ni
generalmente
en
larga,
las
la j/,
las
interrogaciones;
los
la
usada
de
Atiença^ ilusceçente^
cambio, Victica por Vitiza; no se expresan oe^
i
y siempre con más frecuencia que
principio de palabra, corta, sin
la
en princi-
ori-
y en
diptongos
ae^
pone Fernandus,
Alfonsus^ Raimirus^ modernizada su forma, etc. Las equivoca-
ciones se salvaron raspando y volviendo a escribir encima, y m algunas correcciones van simplemente al margen.
El texto careció en un principio de epígrafe; hoy lleva éste,
en -et
letra del siglo
XVII: «Author innominatus sed dilucidus
verus ordinis benédictini et
vita Adelfonsi imperatoris
misma
letra,
y de
et
filius
S.^ Dnici
de
Silos.
successorum regum.» De
otra del siglo XVIII,
De la
abundan reclamos
XLIX
marginales sobre
las
materias de que habla
texto,
el
nombres
de reyes principalmente. Manuscrito de Fresdelvai.
— Queda dicho
que, según pre-
sunciones, fué de Lorenzo de Padilla, cronista oficial de Car-
V, quien, hacia 15/0,
los
por
él, la
entre
citaba,
historias consultadas
de D. Pçdro, obispo de León; y además consta que
cedió su biblioteca a dicho monasterio, fundación de sus antepasadas. Allí obtuvo su copia Berganza,
procedencia a
fiérese igual
de
otra,
in-
contenidas en los manuscritos
las
Biblioteca Nacional, 51
la
y por analogía
(l)
y
1.
508
como también
(2),
perdida ya, que fué de Perreras y tuvo Flórez a
a
falta del
comienzo. La copia del número 51 es de segunda mano, y salió
de otra con
letra
muy
como
confusa,
la notarial
según acreditan sus frecuentes yerros entre a
más de
etcétera;
Je
por
//,
eri
en cambio,
por
la
del
¡í/,
d por
número
1.
r/,
(')
Ambas
a estilo medieval.
y
por
c
a,
XVI,
o h n y
ma
«,
por nue,
508 proviene de un texto
de tipo antiguo, puesto que conserva dos
ci
e
del siglo
finales
en ns abrevia-
copias son descuidadas,
abundando en omisiones de palabras y aun de
frases
y
cláu-
y también los yerros de lectura, soson copiosos, dando formas disparatadas,
sulas, bien largas a veces;
bre todo en
que sólo
a copistas ignorantes del latín podían ocurrirse.
notorio que
(i)
alguna. las
el 5i>
ambas copias y
.Antiguo, C.
Ocupa
muchas
2;
en gran
folio,
la
de
de Berganza se obtuvieron
letra
de
Es se-
calígrafo, sin nota ni corrección
Silense desde el folio iii, bajo el número 8.**, entre de que consta; una de ellas se declara copiada en Ripoll por Jacobo la historia
en 1600, y ciertos anales alcanzan a 161 1. Su epígrafe dice: «Chronicon editum a monacho monasterii Seminis quod aestimatur monasterium Silense.» Antiguo, F. 131; en folio, a dos columnas, sin correcciones; letra del si(2) glo XVIII; encuademación típica de la biblioteca de Felipe V. La historia Silense va del folio 105 al 136, sin epígrafe inicial. Contiene también la crónica latina de Varones ilustres, por Felipe de Barbieri, copiada del ms. 8.592. Vila, presbítero,
nr
paradamente,
como que
así
mún, según acredita
todas vienen de un prototipo co-
de variantes en que coinciden,,
la serie
atribuïbles con cierta seguridad al ejemplar deFresdelval
presentativas de
modo
Ellas
él.
pueden
dÍ3tribuírse
y
y
re-
clasificarse del
siguiente:
Descuidos y yerros: tan sagaciter 2.1, creditis 3.13, et {por atque) 5-7' ^"^Q^^ 9-2> post [se] 11.13, barbarorum I4.13, interficere
14. 20?
deinde
Monninam
18.16,
Abderramen
23.15, togatos 24.24,
tis 38.5,
Legionem
que ad
46.1;,
exulando
1 5 -6)
37.26, perac-
iniquo 53-26r
dominare
59-10,
[nam]que
congregata 45.12, us-
50.6, igitur (por ^ç.ro) 51.16,
ismaelitico
55-22,
magnates
39.10, ismaelita 42.4,
hec
16.13,
59.ii,
prosa-
pia 62.21, atque {por adhuc) 70.2, ^^\.{por ex) 72.2, triplicem
operibus {por opibus) 75.ri, carnis {por carius) 88.4.
73.3,
Enmiendas y correcciones: usque ad 3.1Q, stragem 5.8, disserere 7.14, Muza 15-4, propensius 15.8, misericorditer (-bor'wisedinter) 16.6, coangustati 16.21, prelio 17.9, bello
gione 21.18, advecto
33.2^, ictu {por
Ímpetu)
34.20,.
sucessit 36.12, ac {por atque) 36.21, occidentales
diebus
hiis 42.1;, [a] christianis 43.8,
mensibus ret 58.18,
...
erant 35-2»
omnes
37-7r
ad internicionem 44.16,
59.2, recepit 62.2,
65.27, corruptibili 75-i, patefecerat 76-9,
rum
Ge-
diebus 53.21, ad ripam 56.8, audito 57-2o, frange-
adeptus est
vero 80.24,
17.10,
l'gi^GO 84.22,
87.6, erat {por est)
adventu 88.22,
fameque
62.13,
Ceiam
tuitionem 7^-18, rex
85.18, generali
conventu suo-
illucescente 90.;, et terrestria
90.19.
El manuscrito 51 añade unas pocas variantes, exclusivas su-
yas y aceptables 49.10,
coniugium
—augere
15-7,
funditoribus
52.22, idibus 57-20i
perparvum
19.24,
dicitur
77.2
— entre
multitud de disparates, a través de los cuales rastréanse for-
mas
idénticas a las del códice príncipe; otras
hay repetidas
LI
por Berganza y no menos baladíes
— fertur
(por terunt) 42.1c,
studuerat (por statuerat) 72.;, splendidissimus 76.3, Deodicate
conveniebat 90.4
— además,
omisiones de partículas y yerros hasta unos diez y ocho; pero sobre todo ello es menor 84.:«,
la
segundad de que provenga del común prototipo,
ni el di-
lucidarlo traería ventajas.
Estudiadas dichas variantes, recíbese
impresión de que
en cuanto tienen de bueno, son retoques eruditos,
ellas,
bor propia de lo
la
que
el
dicción
latinista
con pocos
códice príncipe da de
como
las
que arroja
la
aciertos,
sí,
y
ellos
la-
ceñidos a
es decir, sin novedades de
crónica Miscelánea y aun
la
de
Lucas, denunciadoras de omlsionesy yerros graves del mismo. El manuscrito
1.
508
lleva dicha característica erudita a
lí-
mites extraordinarios, mediante correcciones de estilo y de
nombres propios, que arguyen cultura ganza admitió una parte de
ellas,
histórica;
y como Ber-
parece natural que también
dimanaran del prototipo común, yendo, probablemente, conmargen. Son
signadas
al
risco las
que acogió
Enmiendas *impar
13.4,
32.14,
marcando con
las siguientes,
l^erganza:
aceptables: *Cartaginensem 6. ir,,
1
3.8,
honorem
aste-
*Munuza
38.21,
petentibus 28.2, *initoque
21.19,
populantur
*Teudefredum
43.8,
*Aragontum
48.2, tru-
cidare 49.10, *ferire 79.10» *r-emeate 82. 22» ianuarias 86.6.
Correcciones de
estilo: *aliis 2.3, '''que 2.10,
adunandum
heresis 4.23, obtemperantes (1)or obsecundantes)
5.3,
hortaba-
tur 6.26, sive f/6>r seu) 8.14, *decebat (por licebat) 9.27,
tando
10.13,
argento
LI.5,
dederunt 12.3,
circumventibus
(/>or
uxoribus
constituerunt
lO-ig»
civitatemSemurensem
pósito (por preto pósito) tradiderunt)
1
1.2;,
12.22,
*arguere
i8.(„
*Oppa
2.22»
*evi10. iq,
il.n, episcopo 11.20,
ordinandum {por ordiendum)
íS-;, *a peccatis 16.6, fecit 17.1«»
utique
l8.ir„
*imperatore
18.20,
Lli
*evoIvere {por evolare) 20.2, vellent et sigillatim (por singilatim) 25.1,
eademque
{t>or
eadem
itaque) 25.8)
unum
(por alium)
25.185 ministris (-bor magistris) 25.23» convertere (por verteré) 26.10,
*ad (por iam) 26.10, muris et turribus (por turribus)
30.11,
exorta (por extorta) 31.2, *tanti 32.15,
*domandas (por deprimendas)
Ovetum ibídem
deinde
36.11,
quaque)
37.5, villisque
latores)
37.3,
est
40.15, *veniens
(por castrametatus)
Legionem
gato 46.15, ideo ut dicunt 49.ro,
38.7,
40.7, regi cor-
41.14, *congregari 43.18,
43.23,
rebelionem (por rebel-
Oveti 45.1^, ^loco 46.5, et
et
pugnatores (porhçX-
*tantamque (por tantam namque)
armentorum (por armatorum) lum) 45.7,
undequaque (por circum-
villis) 37.5,
castramentatus
*gratias 38.18,
dubensium
(por et
33.21,
variis preciosisque 36.3,
34.13, 37.5,
Ovetum
magna
morbo
46.7, congre-
victoria 50'24, eos (por
ipsos) 52.3, congregato 53-8, venit 54-2i, perrexit in (por per-
gens) 55vi2» xit (por
Dorium
ducens)
56.7, et in ipso 56.14, disposuit 58.18»
59.5,
pugnavisse 60.23, ^^^
du-
iP^'^ nivibus) 61.5,
dimitteret (por dirimeret) 61.5, esset (por est) 61.13, *genus
(por gens) 62.1, strata (por abstrata) 62.1, supersticiossamque 62.11,
*appropinquatur 64.24, *deinde
f/í^r
deinceps) 67.12, *qui
(por quas) 67.21, corde suo 68.23, ii^vide avide) 69.13,
*regnum
(por
regum
procedat 7615,
sibi 71.16, breviter 73.15,
mundo
huic debuisset
regum
76.16, spatia (por in spacia) 76.21, frege-
runt 76-23, properarium (por per parium) 77.2, finibus 78.,,
*sicque 78.25, suadet 80.6, iuste 80.6, omnií 80.8, eloquens (por dicens) 82.2, *triduo (por hoc triduo) 82.5, sui 86.22,
nec(por necnon)
ptum quoque
ait
merita
87.12, *maritali (por mariti) 87.15, acce-
(por acceptumque) 90.20, *regi (por rexi) 90.21.
Supresiones:
A
nos unas treinta y
más de
las arriba indicadas,
échanse de me-
siete palabras respecto del códice príncipe,
y también cuatro períodos
algo largos;
^no de
estos últimos,
Lili
por
injustificadamente, pasó a Berganza («verum
demás
lo
etiam suis laboribus órnate» suelta (reservatis: justificada
i
deben provenir de
sería el códice
una
1. 13,
54.22» materiali 75.5
—
de copia, careciendo de
faltas
Parecerá excesivo
y asimismo una palabra
sólo en tres casos parece la omisión
6.2:!,}\
— hunc
88.7),
el análisis
demás
las
valor.
hecho en averiguación de cómo
de Fresdelval; mas precisaba justificar
estimación en que merece ser relegado para
ciones anteriores, conviene saber de
des-
la
texto de
fijar el
nuestra historia; y, por otra parte, pendiendo de
rros
,
él
las edi-
dónde provenían sus ye-
sus correcciones.
y
Críticos.
— Don José Maldonado y
Pardo, en 1677, dio
como obra de un
primer noticia impresa de nuestra
historia,
monje de
biblioteca del
Silos, al catalogar,
en
la
la
Marqués de
Montealegre, los dos manuscritos arriba descritos (páginas
XLIV
y XLVI) que
Don
la
contienen.
José Pellicer y Tovar publicó luego, en
Annales^ donde alude a tealegre,
juzgando ser
nica de Alfonso
y repite que
Don
el
VI
la
ella
también sobre
el
1
681, sus
códice de
Mon-
misma que alegó Sandoval, como
escrita
cró-
por D. Pedro, obispo de León,
autor fué antes monje de Silos.
Nicolás Antonio, en su Bibliotheca vetus^ editada en
1696, libro VII, cap.
repite lo
III,
mismo, con más
las otras
referencias a dicha crónica del Obispo, consignadas por Pa-
y Román de la Higuera; dice que ella se vertió en romance, pero que no había logrado verla, y da como equiva-
dilla
lentes
Domus
Seminis y
Silos.
Fray Francisco de Berganza, en sus Aníigiieiiades de España^ 1/21^ tomo
I,
pág.
1
06, dice que
otra copia de la historia del
tomo
II,
pág. 521, publicó
Monje de
él la
suya,
el
Dr. Perreras tenía
Silos;
tomada
y luego, en
el
del manuscrito
1
Ll\'
de Fresdelval, con un breve prólogo en que alude a Nicolás Antonio, sobre
la
concordancia de Seminis y
Tam-
Silos.
bién da preferencia a su texto de Sampiro, respecto del publicado por Sandoval.
Fray Enrique Flórez, en su Espaiia Sagrada, tomo XVI, que es de 1763, desde
la
página 264 analiza
el
contenido del
que llama «Chronicon del monge Silense», denunciando sus de método y divergencias con Pelayo de Oviedo. La da como escrita bajo Urraca o en los primeros años de Alfaltas
fonso
VIL Se hace cargo de
añadiendo
la cita
mus Seminis y y
como
Silos;
pero contradice
arriba se dijo.
XXXV
en
obispo D. Pedro,
si
el
lo
1,
insiste
mismas
las
ambas
cotejo de
de Do-
identidad del obispo
la
con-
lo
edita de nuevo.
misma España
la
(1786), página 15
que,
la
A continuación
de su predecesor, repitiendo
y concluye
al
no probada, y antes probable
Fray Manuel Risco,
tomo
atribución
de Pedro Mexía (1542), y repite
del monje, por cosa
trario,
la
Sagrada,
en dicha negación
citas
y argumentos,
historias probase su
identidad, habría que reconocer por autor no a D. Pedro,
sino a D. Diego, sucesor suyo,
como creyó Román de
la
Hi-
guera.
Don
Rafael de Floranes ^1743
(Gallardo: Ensayo de
gura que
la
una
— l8oi)
en nota manuscrita
biblioteca española,
atribución de nuestra historia
al
III,
IÍO7), ase-
monje de
fué una de las travesuras del ingenio de Pellicer,
Silos
quien leyó
«Domus Seminis» donde el texto decía «apud coenobium quod De Domnis Sanctis nu'ncupatur», aludiendo a Sahagún; rechaza lo de Silos por arbitrario e inverosímil, y dice que se escribió hacia
1
10.
M. R. Dozy, en su^ Recherches 441;
3.''
edic, 1881,
t.
I,
pgs. 19
(i.^^edic, 1849, págs.
y
84)
expone
el
220 y
mismo
pro-
LV
blema que Flórez y Risco, adhiriéndose a la incompatibilidad •entre el monje y el obispo. Hace observaciones sobre la cronología de Fernando
y cree
historia
lo alusivo a
Don
la
critica' el
providencialismo de nuestra
de crónica perdida y copiado fielmente
resto
Alfonso
III
y Ordoño
II.
José A. de los Ríos, en su Historia critica de
tomo
ratura española^ tro
I,
la Lite-
página 163 (1862), cree a nues-
I,
monje más docto, sano de
juicio
y esmerado en
el
uso de
lengua que Pelayo. Analiza su libro con elogie y benevo-
lencia constantes; le atribuye el mérito
de haber estudiado
la
antigüedad, restableciendo los modelos clásicos y adoptando
un tono y les,
sazón inusitados, con sentencias mora-
estilo a la
datos de geografía clásica, rasgos eruditos y providencia-
lismo.
Don Antonio tomo
Blázquez, en
la
Revista d£ Archivos (1908»,
XII, página 187, se alza contra el criterio del Sr.
Echa en cara
y en defensa de Pelayo y
su obra.
ignorancia, sus descuidos
y su desorden;
de que no
y,
al
sobr?
hizo sino copiar cuantas crónicas tuvo a
Ríos
monje su el
criterio
mano,
re-
gravemente y mutilarlos con omisiones. Considera que en este libro, aparte el prólogo, no hay procha su alterar
original del
los textos
monje sino
autor desconocido
la
lo relativo a
parte que abarca de Vitiza a Pelayo; de
Sebastián, lo que sigue hasta piro,
con mutilaciones,
lo
Ordoño
II, al
parecer; de
Sam-
ya sabido, pero comprendiendo
la
y atribuye a otro autor desconocido restante hasta concluir. Da a conocer por vez primera la
historia lo
de Bermudo
Alfonso VI. Cree de un
Crónica Miscelánea,
II,
como obra coetánea de
de Pelayo, mas no copiada de
ellos,
nuestro monje y
donde
se aprecian las
mutilaciones que aquél infirió a textos que dicha crónica
incluye íntegros, sobre Almanzor y Castilla especialmente.
LVI
Don A. tomo
II
Huici, en sus Crónicas latvias de la Reconqiiistay
(191
3),
estudia
progreso
el
que nuestra
literario
toria revela sobre las anteriores, juzgándola
como
más
la
his-
no-
table de la Reconquista antes del siglo XIII. Analiza sus atis-
bos de
envueltos en reminicencias e imi-
filosofía histórica,
taciones de Salustio; sus descripciones topográficas, nuevas
en nuestras crónicas; su colorido poético y epifonemas de tipo salustiano. Declara su amplitud de vocabulario taxis, la
construcción en períodos y miembros a
mayor uso de
participios
y de
modo
sin-
clásico,
del infinitivo de fu-
y gerundios,
turo, del pretérito en ere^ del verbo siun
con dos dativos y
concordancias de relativo en dativo con participio, acreditándolo todo con ejemplos.
M. G.
XVI, que
BuUetin Hispanique^ tomos XI,
Cirot, en el
XVII,
p. 15;
p.
I
y XVIII,
p.
p. 259,
141 (1909 a 1916), opina
Seminis» es corrupción por «Simeonis» o «Semenis»,.
«
creyéndolo monasterio fundado por algún personaje de este
nombre, acaso
el
que era obispo de Burgos hacia IO77. Da no-
de sus códices, excepto
de 1600 y los de Pellicer y Perreras (B. N. n.s 51, 2.237 Y 9-3 1/)- Contradice que se escribiera en Silos, por las ideas desfavorables a Alfonso VI
ticia
que (o
allí
se abrigaron.
Leonesa,
san
como
Isidoro,
La compara con
él la
cuyo
el
llama),
original
y con
la
las actas
de Fernando
doño nea,
II
lo
de Almanzor y
que a su
juicio
no depende de
de Alfonso
lo
la Silense,
ambas de un prototipo común,
y opina salido cense. Sobre nota del II;
la Silense.
son textos ajenos, conservados puros en
anterior, sino
cho
I,
de traslación de
no conoce, admitiéndolas coma
prototipo del pasaje similar contenido en lo
crónica Miscelánea
lo
de Fernando
Sr. Morel-Fatio,
I
Cree que III
la
aunque
y Or-
Misceláésta sea
salvo lo de San-
de un medio clunia-
da noticia de
los
dos
LMI códices silenses de Montealegre, pero sin identificarlos cor> los conservados.
— La de Berganza, hecha sobre un
Ediciones crito,
el
de Fresdelval, en
Huici, constituye la
solo
manus-
72 1, y copiada por F'lórez y única autoridad sobre nuestra historia que 1
de público se disfrutaba. El códice príncipe y sus derivados mejores parece que nadie los tuvo en cuenta para depurar eí texto de Berganza, aunque Ewald, en 1881, dio cuenta de ellos
en su Reise nach Spanien (Nenes Archh\
y 31 1), y luego Cirot describió algunos. La edición de Berganza, como todo su
camente
muy
\"I,
308
págs.
libro, es tipográfi-
descuidada, abundando en erratas; además, e)
manuscrito de que se valió tenía deficiencias de lectura gra-
y correcciones inoportunas, como va demostrado. Sobre esta base, natural era obtener un texto muy deficiente, dado
.ves
que arrastraba
yerros de original tan defectuoso, más-
los
parte de sus correcciones, arriba consignadas arbitrarias,
excepto unas 30 exactas; y a
como
ello se
viciosas o
añaden buen
golpe de erratas graves y un centenar de variantes nuevas, no
menos deplorables, pues contamos como
tales la supresión
de 23 palabras o partículas y añadidura de descuido todo
ello,
y unas 70 correcciones, entre
merecen aprobación
las siguientes: suo, 3.2G;
Rainerio, ll.i^; spatarius, Tyrsi,
24.20;
iugo, 59.18;
aberat,
18.4;
33.20;
Haumar,
por
siete,
mera
que sólo
las
seditionem,
5. ir
23.11; celsiori, 24.19;
autumant, 49.9;
inivit,
55-23;-
Onniae, 80. s. La ortografía, puntuación y apar-
tado en párrafos y capítulos ofrecen también muchísimo de reprochable.
La edición de Flórez corrige fía,
fos,
la
puntuación y
la
ortogra-
salvando erratas; establece nueva distribución, de párra-
no siempre con
acierto,
y pone epígrafes con
los
nom-
LVIIÍ
hres de los reyes, que acentúan gravemente Jos desórdenes
Aun
del texto.
adolece de unas 14 erratas graves propias y
casi de otras tantas correcciones malas; además,
como
nas se hizo cotejo de manuscritos, mantiene
cúmulo de
yerros y arbitrariedades de
la
el
ape-
edición anterior, salvo unas 30
correcciones, que restituyen formas del códice príncipe, y otras 10 que lo mejoran, siguiendo a Perreras veces. textos,
Realmente Plórez se esmeró poco en si
bien
la prisa
que
se
la
y
Pellicer a
depuración de
daba en publicar tomos no
le
consentiría detenerse en minucias.
La edición mente
el
del Sr. Huici limítase a copiar escrupulosa-
texto de Plórez, sin cotejarlo siquiera con
ganza para salvar sus yerros.
En
literal,
la
de Ber-
notas acoge unas 60 correc-
ciones exactas; y no es completa, ya que omite
Sampiro. Respecto de
el
la
parte de
traducción adjunta, interlineada y
son habituales sus descuidos; mas tampoco se podían
hacer muchas gracias con un texto así de viciado e incorrecto,
muchos
resultando, no sólo ilegible, sino ininteligible en
lu-
gares.
La edición dada
al Sr.
del Centro de Estudios Históricos,
Santos Coco, se basa en
dos sus yerros mediante
más
la
de Pelayo en
a las correcciones
lo
las
el
encomenr
códice príncipe, salva-
y de Lucas,
crónicas Miscelánea
que respecta a Sampiro, y atendiendo
de copistas, eruditos y editores; pero
sin
ingerir cosa alguna en el texto por cuenta propia, salvo minucias. Las diferencias respecto de dicho códice van acotadas
modo de No se hace
como
correspondencia de
al pie, a
variantes, así
folios.
mérito, sin embargo, de las
otra vocal; ni de n^ ante palabra,
b,
m y p\
ni
la
de
que constituyen regla general en
-de las s ^
i
largas,
que no guardan
ii
el
regla,
por
ci
por
r,
ti,
ante
dentro de
códice; tampoco,
como igualmente
LIX
íay, cuya presencia se anota en los nombres propios. restablecen en
el
texto los diptongos (U\
códice, ni generalmente en
el
la
oe,
forma uncial
nunca usados en
z',
a uso clásico, o siempre «,
como
vocal y
remedando
se optó por diferenciarlas,
y, cursiva,
cuidada en
lo
la
ortografía clásica, no abolida,
si
la
según
el
En
lo
uso moderno, aplicado a excelentes ediciones latinas.
demás guárdase
se
Edad Media, partiendo de
nuestra epigrafía goda. Entre usar siempre
como consonante,
No
bien des-
medieval, dejando, sin embargo, rasgos pecu-
como el uso de la // inicial, a veces, y desaparición de como letra griega. Las abreviaturas se han resuelto sin
liares,
laj/
advertencia alguna, salvo algún caso dudoso, entre las va-
Se restituyen
riantes. les
a su
forma antigua nombres persona-
modernizados, como Fernando^ Alfonso y Ramiro. Se
conserva generalmente
la
indicación de párrafos y puntuación
del códice, excepto algunas
comas incompatibles con que han parecido
tructura gramatical, añadiendo otras
la
ex-
indis-
pensables. Finalmente, van en castellano advertencias anejas
porque, caída ya
a las variantes,
todo en eintiguos
latín, resulta
costumbre de
escribirlo
innecesario mantener este rastro de los
métodos.
Respecto de dar a
la
las notas,
la fijación
contienen
lo
indispensable para ayu-
del texto, sobre criterio de desconfianza, para
no achacarle retoques que pudieran ser ajenos, y colocando al
lector en condiciones
derse entre al
el
de juzgar y mejorar
lo
hecho, sin per-
fárrago de inutilidades eruditas. Incorporadas
texto van aquellas adiciones o correcciones abonadas por
testimonios concordantes o por
cuyas
citas se
consignan
al pie.
es menor, confíase a las notas
correcciones posibles, por
si
la
autoridad de los críticos,
Cuando
mismas
el
el
grado de garantía presentarlas
como
se las cree buenas o para idear
LX otras.
nea,
No
da valor definitivo a
se
y mucho menos
las variantes
de
la
Miscelá-
a las de Lucas, siendo notorio que
am-
bos textos aparecen retocados; mas cuando dan una forma concordante, su testimonio es de gran autoridad, porque, no estando copiado uno de otro, una discrepancia provenir de
la
común debe
fuente originaria.
Van por apéndice
de traslación del cuerpo de
las actas
san Isidoro, que tan ligadas están con nuestra historia, pues resultaban deficientes las ediciones de los Bolandos y de Fló^ rez.
Se ha conservado aquí escrupulosamente
la ortografia- deJ
códice antiguo, y aun se indican, suplidas en letra bastardilla, sus abreviaciones, pudiéndose formar idea por ello del as-
pecto que ofrecería
En
la
primitiva redacción Silense.
índice se registran, por orden alfabético, los
nombres
y geográficos del texto, con sus datos aclaratorios propios, más otros añadidos que van entre paréntesis; y teda personales
ello
puede
servir
de ilustración
al lector,
como
guía para dis-
cernir entre tantos Alfonsos, Garcías, Ordoños, etc., citados
en sus páginas. Recapitulación.
— La
por un monje de origen
gundo decenio
del
incierto, acaso
siglo
bre, en su iglesia real
principalmente. litet|iria
la
es en
clásico,
León
mozárabe, hacia y, casi
el se-
con certidum-
Isidro.
vida entera de Alfonso VI; pero
los principios,
No
de corte
XII, en
de San
Había de comprender
quedó reducida a
que estudiamos se escribió
historia
modo
con relato de su ascendencia
alguno una crónica, sino pieza
tomando
la
idea
y calcando
frases
de Salustio y de Eginhardo.
Su fuente
principal de información es la crónica asturiana
del Seudo-Sebastián, con
una adición, hoy perdida, que
ba hasta tiempos de Ordoño
II.
Lo sucesivo
del siglo
llega-
X falta, y
LXI
en su lugar se incluye desligada
la
crónica de Sampiro, ínte-
y pura. En lo posterior el monje tomó dre y reprodujo las actas de traslación
gra
noticias
de su pa-
del cuerpo de san
Isidoro.
Faltan indicios para creer que esta historia llegase a ser
más extensa. Parece que se por un narrador
explotó en
la
mismo
el
siglo
XII
de sucesos castellanos principalmente.
laico,
También y con seguridad entró gran parte de su contexto en la crónica leonesa, que llamamos Miscelánea; y a princiLucas, canónigo de dicha iglesia y
pios del XIII la refundió
más tarde obispo tudense. En pasó inadvertida, y no se el
lo sucesivo, hasta el siglo
hizo valer de nuevo sino en
la
XVIII.
Un
solo códice,
y
éste leonés,
parecer, ha conservado
al
su texto; data de la primera mitad del siglo al
XVI,
Marqués de Montealegre. Todos
conocidos dimanan de lo copió,
él
los
con seguridad. En
XV y
perteneció
demás ejemplares el siglo
XVI
quizá
con lapsos de trascripción, y corrigió ampliamente
el cronista
Lorenzo de
cuyo
Padilla,
sería el
ejemplar de
la
biblioteca de Fresdelval, divulgado por las ediciones de Ber-
ganza y Flórez. Separadamente, Pellicer y Perreras obtuvieron otras copias directas, enmendándolas con más parsimo-
pero no llegaron a utilizarse de público.
nia;
manuscritos conocidos se guardan en
la
Hoy
todos sus
Biblioteca Nacional
.
Finalmente, es una realidad definitiva por hoy, que nuestros
hombres cultos no saben
dos en materias mente,
al
históricas;
y
el
como tampoco los ocupa-
hecho se acentúa progresiva-
paso que se consolidan métodos abstrusos e ingra-
tos para su enseñanza: tal vez
tura
latín,
que éste en nuestra
no haya signo mayor de
patria.
Fuera de
incul-
los filólogos,
que
LXII
también evolucfonan desdeñándolo todo menos los
demás no estamos capacitados para
diccionario, un texto clásico,
y muchos
la
gramática^
de
sin golpes
leer,
aun
lo intentan, sa-
tisfechos con mascujar lenguas norteñas, para
mal imponerse
ni
en una cultura que sólo a base de clasicismo pudo fraguarse: así, los
arque 51ogos se refugian en
la
prehistoria
riadores no andan a gusto sino con lo lante.
Deseando, pues, remover
el
y los historomanceado por de-
obstáculo, para hacer legi-
ble nuestra historia, decidimos verter en
ya que
la
suerte nos deparó trabajar sobre
más pretensiones que originarios,
la
de conservar
el
ella;
la Silense,.
y aquí va
espíritu
sin
y sentido
juntamente con cierto paralelismo de composi-
ción. Si algo otros,
romance
deseamos un buen éxito para
mejor preparados, toman sobre
zación medieval
sí
el
ensayo es por
si
esta faena de vulgari-
(í).
(i) El docto catedrático D. V. García de Diego, accediendo una parte de nuestra versión, ha enmendado algunos pasajes.
a
compulsar
I i
i
VERSIÓN CASTELLANA
(i)
^•En otro tiempo, cuando España florecía fecundamente
en todas
las disciplinas liberales,
ber consagrábanse en al
ella
y
los
que sentían sed de
por doquiera a estudios
sa-
literarios,.
invadirla fuertes bárbaros, desvanecióse de raíz el estudio
junto con
la
enseñanza. Por lo que, llegada esta penuria,
taron escritores
y
las
fal-
hazañas de los españoles se pasaron
en.
silencio. -
Mas
si
meditas sagazmente porqué sobreviniese tan gran^
calamidad a España, de cierto se viene a las vías del
la
memoria que todas
Señor son misericordia y verdad. En
efecto:
a
unos, enredados en diversas maldades, irremisiblemente destina El a ritos
penas eternas, mientras otros son invitados, por mé-
de buena vida, a
a algunos, afectos
las floridas sillas
en parte a
uno y
lo
de
la patria celestial;
a lo otro,
una vez pur-
gados con loción de transitorio fuego, también llama a Ni es de preterir
golpea corporalmente, aunque en
se corrigen,
que
el
y
así resulta,
vueltos en su confusión
(O
vida^
aquel golpearlos
para los que en
na
modo alguno inicia su-
el
Salmógrafo canta: «Sean en-
como en
diploide», pues doble manto-
que
alto corresponden a la paginación def nueva edición del Centro de Estudios Históricos.
Los números intercalados en la
lo futuro
golpeo de los precedentes azotes
cesivos tormentos, por lo
texto latino, según
la
caso de muchos otros a quienes asimisma
el
valga de remedio;
y
LXIV
figuradamente visten los que a pena temporal y eterna son
condenados.
nombre de mando sabemos,
Así, los reyes (que con este
por antiguo
poco
a
relato,
haber brillado primero en tierras donde
poco invadieron desidia por
trabajo, soberbia
por
equidad y liviandad con avaricia por continencia) empezaron a adorar a en olvido
al
quienes
Creador de
el
antes que
criatura
la
Creador, echando
al
verdadero Dios y sus mandatos. entre los
las cosas,
cediera generosamente rostros vistosos
Y
aquellos a
demás animales con-
y levantados para mi-
rar las cosas celestiales, entenebrecidos por sombría niebla,
encorvados y postrados, adoraron a los demonios, bajo falsas imágenes de madera, piedra y metal. ^ Por lo demás, dejados estos reyes, para quienes aun no había resplandecido la luz salutífera,
y
debemos apresurarnos
acciones, a los renovados en
Pues
si
Cristo,
la
a censurar, según su posición
fuente del sacro bautismo.
según creemos, tomada nuestra mortalidad,
predicó un bautismo y una
ciertamente Constantino, em-
fe,
perador romano, en punto de
la
aparece reprensible. El
fe
cual Augusto, de gran excelsitud por ventura, fué purificado
primero como católico, por
memoria, en
y
el
el
baño del sacro bautismo, precediendo señales
prodigios, por cuyo hecho consta entenderse patente que
las señales
no se hicieron ostensibles respecto de
sino en favor de los infieles,
misma, diciendo: «Si no réis.»
como
así lo
vieseis señales
Pues dicho Emperador, cercano
ducido
y.
miserablemente en
rando en
la iglesia
la herejía arriana;
tal error, salió
como
iiifiel
los fieles,
pregona
la
Verdad
y prodigios, no
el fin
de sus
rebautizado por cierto falseador de
llamado Eusebio, obispo de .
papa Silvestre de reverenda
la
fe
cree-
días, se-
católica
de Nicomedia, incurrió
de
modo
que, perseve-
de esta vida. Lo que se
LXV con lucidez en
<ieclara
y
obispo de
desde
la
crónica que Isidoro, siervo de Cristo
iglesia Hispalense, escribió
mundo
principio del
el
la
en compendio,
hasta tiempo de Heraclio, em-
perador romano, y de Sisebuto, religiosísimo príncipe de
los
españoles. Pero también de entre sus sucesores, aunque no en tal
forma ¿•Y
qué
quienes •dos,
con pareja insensatez,
sí
relataré
muy
ya de
per.eció la
mayor
parte.
los jefes vándalos
pocos católicos se hallan?
y suevos, entre También los reyes go-
sometidas a su dominio por todas partes naciones y ven-
cedores en tierra y mar, pero ejercitando su crueldad contra
de Cristo
la fortaleza
dores de
la virtud,
dogmas de
los
vigildo,
con doble saña, expulsados
*
los cultiva-
para colmo de su condenación recibieron
los arríanos.
debe traerse a
la
Uno de
los cuales,
memoria por
la
llamado Leo-
magnitud de su
cri-
men. El cual Leovigildo, verdaderamente encendido en celo por
la herejía arriana,
a Hermenegildo, su hijo,
comulgar con nefandos tormentos y
al fin
ritos,
que
resistía
primero atenazado con diversos
puesto en prisiones,
mandó matar con
cruel hacha.
Después de cuya muerte,
el
rey Recaredo, no siguiendo
pérfido padre, sino las huellas del
«n
la
hermano
mártir,
al
empapado
doctrina de Leandro, venerable obispo Hispalense, he-
cho predicador de
la
verdad y aborreciendo
la
saña de los
arríanos, la extirpó en absoluto. Esto lo escribe Gregorio, papa,
en
el libro
de los Diálogos^ que, sobre vidas y virtudes de
santos padres,
compuso eruditamente.
Y
así ocurrió,
que
los los
reyes godos sucesores suyos, secundando los mandatos imperiales del
paz
y en
mismo, cultivaron devotamente
guerra. Pero entre lo
los francos,
empeñados en
versidad de los mismos.
la
fe católica
demás sea notorio
el
en
furor de
destruir el culto divino, y
la
per-
1 LXVI
En
dos condes de Recaredo, príncipe, que uno se
efecto,
llamaba Granista y
por su
y
linaje
Porque de
nos.
bienes;
mas por costumbres
cierto los había
que movido de
arrianos,
corrompido en
un
la herejía
Narbona,
instinto diabólico, en
ciudad, excitó gran sedición contra
^
e índole, profa-
de nombre Atalogo, sin duda instrumento de los
obispo,
mia
otro Vildigerio, sin duda eran nobles
el
exi-
Estos
la fe católica.
condes, secundando por ventura los consejos de dicho Atalogo, introdujeron multitud grandísima
vincia Xarbonense,
de francos en
la
pro-
el
par-
dando por seguro que mantendrían
tido de los arrianos con la protección de tantos militares; a ser posible, hasta privarían del reino a
simo príncipe. Entre tanto, vagando acá y
Recaredo, sereníallá,
Recaredo
lo
supo,
manda
a Claudio, valentísimo
ciudad de Mérida, que se apresure a vengar cente. real,
hicieron gran
Cuando
vertiendo sangre de los siervos de Cristo.
estrago,
la
Dicho Claudio, pues, cumpliendo en breve
con gran ímpetu acomete a
duque de
mandato
el
peleando
atrozmente, castiga con espada casi a sesenta mil de
daban asaltos contra dieron a
la
la fe católica
par ambas vidas. Por
el
la
sangre ino-
los francos; luego,
cabo, los francos, turbados por
y,^
ellos; al
castigo divino, mientras
con arrogante fin,
cerviz, per-
echando a huir
la
parte |
que había podido escapar de manos del enemigo, y siguiendo tras ellos los
godos hasta
los
confinas de su reino, fué des-
trozada.
No
menos, en tiempo de Bamba, gloriosísimo rey,
rocidad de los francos reconócese postrada. Pues Pablo, a quien
Bamba,
provincia Xarbonense,
como
el
fe-
cierto
rey, había confiado la dirección de la ^
creciese en soberbia con deseo
mandar, en forma que, siéndole impuesta diadema, sen rey, confiado en
la
le
de
llama-
auxilio de los francos, se rebeló
en
LXVII
Nimes. Por consiguiente, llevando esta injuria con impacienrey español, avanza cuanto antes sobre Nimes con
cia el
caballería escogida
con que estaba en una expedición;
al
cabo,
dispersos y fugitivos los francos, pone sitio a
la
tomada
mas aún
la
destruyó, en parte, hasta
vando preso
al
mismo
el
suelo;
la
ciudad,
y
lle-
Pablo, una vez sometida a su dominio
provincia Narbonense, alegre vuelve a Toledo. Escritas se
la
hallan estas cosas en el libro del bienaventurado Isidoro, que,
entre otros catorce dados a luz por vándalos, suevos
También de
río
él
sobre
las
hazañas de
y godos, diligentemente compuso.
los reyes hispanos,
desde
mar que separa
los galos, hasta el
Ródano, máximo
el
a
Europa de
gobernaron católicamente, a saber
seis provincias
África,
Narbo-
:
nense, Tarraconense, Bética, Lusitania, Cartaginense y Cale-
sometieron además bajo su dominio
cía;
gitania, sita la
la
provincia de Tin-
en los últimos confines de África. Por
cuando
fin,
divina providencia, viendo que Vitiza, rey de los godos, se
agazapaba largo tiempo entre los cristícolas ovejas, para
que todo
tiguo revolcadero,
como
que,
el
al
linaje
como
lobo entre
no se manchase otra vez en
modo que en tiempos de Noé,
el
an-
permitió
diluvio la tierra, gentes bárbaras ocupasen toda
España, preservados pocos cristianos. Pero después de con-
dolerme por
la
ruina de
la patria,
y como hubiese
ido dema-
siado lejos tocando depravadas costumbres de reyes,
mismo incítame "
Así, pues, yo, desde
el
asunto
a volver al principio.
cuello en razón del
en
el
mi
yugo de
cenobio que llaman
florida
juventud
,
sometiendo
Cristo, recibí el hábito
«Domus
el
monacal
Seminis», donde vagando
largo tiempo ensimismado, mientras revolvía diversas sentencias
de
libros
los santos
de
los
padres católicos, aclarativas de los sagrados
Reyes, decidí escribir selectamente
las
hazañas
Lxvin
de don Alfonso, ortodoxo emperador de España, y su
vida;
primero, porque los más nobles hechos suyos parecen dig-
nos de recuerdo; segundo, porque [salvado] ya en 'tiempo todo
el
el
frágil
trascurso de su vida, resulta celebérrimo so-
bre todos los reyes que gobernaron católicamente
la
Iglesia
de Cristo. Mas antes de dar comienzo a esta narración, plugo
exponer brevemente con cuántas dificultades y cuántos querellosos obstáculos llegó a poseer el reino.
Alfonso, pues, oriundo de
la ilustre
prosapia de los go-
dos, tuvo gran fuerza en designios y en armas, lo que entre
mortales apenas se encuentra; en efecto, vemos que uno sale adelante por temor a morir, y otro por atrevimiento de fortaleza.
Pero cuánto ánimo hubo en éste para ampliar
y hacer guerra
los españoles
a una
las provincias
a los bárbaros,
el
reino de
enumerando una
arrancadas de sus sacrilegas manos y de-
vueltas a la fe de Cristo, lo diré de paso, conforme la habilidad
de mi ingenio ^
lo consienta.
Luego, pues, que Fernando, rey de buena memoria, cum-
de hijos
plió su día último, sobreviviéndole
Sancho, las
'
el
referido Alfonso
hermanas Urraca y
diera equitativamente
y García
Elvira, el
el
el
primogénito
menor, juntamente con
aunque en vida
el
padre
divi- i
reino entre ellos, todavía durante
ocho años seguidos hiciéronse guerra
interior irreparable-
mente, aniquilada no pequeña parte de militares en dos grandes batallas. ¡Entre hermano» fué tan gran discordia! Porque, ^•quién ignora tales, sino el
ocuparse en las gestas
de
que desde un principio
así ocurriera entre
mor-
que, obsesionado con otros negocios, no puede el
estudio de las lecturas? Escudriñad, en efecto,
los reyes,
porque entre copartícipes del reino
más hubo paz duradera. Ciertamente
ja-
dícese que los reyes de
LXIX
España fueron de
tal
ferocidad, porque desde
que algún régulo de su estirpe tomaba adulta, preparábase a
las
el
momento en
armas en edad
contender por fuerza, ya entre herma-
nos ya contra los padres,
si
aun estuviesen vivos, para conse-
guir la regia autoridad él solo.
Así, pues, a este Alfonso, privado del reino paterno, le
hermano Sancho
obligó su
que
se realizó
a irse a Toledo;
rrado de su patria, gozase de fe,
y como la
vueltas por
sea
hospitalidad barbárica salva
la
máximo como a tan ya también como familia-
se le distinguiese en grado
sociedad rnora paseando de acá para
allá
Toledo a discreción, lamentándose más de
dado creer
a cualquiera, recapacitó en lo íntimo
cho por qué lugares y con qué
tiempo espejo de carse de
necesidad cual deste-
la
gran rey por los mismos sarracenos, rísimo de
esto creemos
por disposición próvida de Dios. Porque como
durante nueve meses, impelido por
su
mas
manos de
artificios aquella
^
diese
que
lo
de su pe-
ciudad, en otro
de toda España, podría
los cristianos
sa-
Pero más adelante indicaré
los paganos.
de qué manera fué conquistada por Entre tanto, reunido un ejército,
él
peleando atrozmente.
rey Sancho
el
Za-
sitió a
mora, que en tiempos primitivos se llamaba Numancia, por-
qué
zamoramos en aquel trance permanecieron inconmo-
los
vibles.
Los
del rey
cuales, en verdad, robustecidos
Alfonso y no conllevando
con
sitiaba.
mente
vida
al
lo hirió,
par con su sangre.
al
rey Sancho
Quien, por ventura, traspa-
sado desde atrás inopinadamente por jie sí la
protección
repulsa de su señor,
la
enviado un militar de gran audacia, mataron
con engaño mientras los
la
él
Mas
con una
lanza,
echó
aquel que tan audaz-
según estaba concertado, tras rapidísima ca-
rrera a caballo, abiertas las puertas fué recibido incólume los
k
ciudadanos. Pero matado
el
rey, entonces habrías
por
de ver,
LXX de tanta audacia y tanto regocijo, cuánta dispersión y cuánta tristeza hubo en aquel tan grande y tan noble ejército. tras
Porque, según todos los soldados coadyuvaban los
campamentos, aturdidos por
dejado casi todo
el
el
al
asedio ante
horrible vocerío, locos y
bagaje, emprendieron la fuga.
no ordenadamente como suele conducirse un
A lo último,
ejército robus-
¡•j
tecido en batallas y velas, sino fatigándose noche
en pelotones se recogen a su
de fortísimos militares de
patria» Sin
y
embargo,
día, la
que
^^
como
era debido,
el
el
cenobio de
Oña
dieron
le
sepultura con gran honor, según cumplía.
Cuando
la noticia
de fechoría
tal llegó
en Toledo a oídos
del rey Alfonso, despidiéndose del susodicho rey bárbaro
Halmemón, para estar
dice que pronto se había de volver a su patria
le
al
socorro de los suyos. Por lo demás,
manera alguna baro,
le notificase la
aconseja
como en
muerte de su hermano,
compadecido primero por
el
el
bár-
arrojo del noble varón,
le
que no quiera caer otra vez en manos enemigas:
sobre esto
le
hace saber que está bien enterado de
tuna y valor del hermano; por
fin,
rroga en privado sobre muerte del
la for-
ante su resistencia,
como
moro le intehermano. Mas en esta du-
aquella gente agudiza con natural ingenio,
el
dosa precisión, mientras a cada uno remordía su propia herida, el
uno, precaviendo insidias barbáricas, retraíase de indicar
otro la cosa
tal
como
al
era: ciertamente, su apacible naturaleza,
ávida por imperar, sentía terror grandísimo hacia
Halmemón
El rey toledano, revolviendo estas cosas dentro de
sí
nmucho
tiempo, se cuenta que pensaba en prender a nuestro rey; por eso,
cuando Alfonso,
1
honrosa- f
cuerpo exánime de su señor, hasta
rodeado de regia pompa, en
.,
cohorte >
conscientes de su linaje y
Castillaj
originario valor, resistiendo en batalla se llevaron
mente,
todos
rey, lo descubrió por indicios, según era
LXXI
de prudente en designios como valentísimo en armas, rodeado de sus militares fuese virilmente a
Donde, tratando de asegurar
mada ellos
la
la
ciudad de Zamora.
gobernación del reino,
lla-
hermana Urraca y otros ilustrísimos varones, con tuvo secreto coloquio. La cual Urraca, en verdad, había su
querido a Alfonso desde su niñez entrañablemente y con ternal
amor sobre
mayor en edad,
los
demás hermanos; pues, como
lo criaba
y
vestía haciendo veces
fra-
fuese
la
de madre.
Efectivamente, descollaba en prudencia y probidad
'^,
según
que aprendimos, antes bien por experiencia que por fama:
lo
despreciadas carnales uniones y los perecederos vestidos maritales,
por fuera bajo hábito
laical,
mas por dentro con
ob-
servancia monástica, toftió por esposo verdadero a Cristo,
en todo
el
tiempo de su vida practicó su deseado
de adornar los sacros altares y oro, plata
y
ejercicio
las vestiduras sacerdotales
con
y piedras preciosas.
Así, pues, aceptado su consejo, Alfonso, inquieto por esta precisión, a saber: la de
que otra vez no
ya con su muerte alevosamente, ya con a García, su
hermano menor;
tributado todo
órdenes.
En
el
honor
efecto,
reinar después
que
hermano, cogió
regio,
excepto
la
libertad para dar
Alfonso consideraba que éste había de él,
muerte, interviniendo,
A
del
la
a quien, puesto en cadenas, era
asegurada paz entre tanto; mas
perante naturaleza, que señaló le
al
hombre
sobrecogió
misma cárcel. cuyo funeral ambas hermanas,
de fiebres en.
se estragase el reino,
inevitable
la
im-
meta de
mucho después atacado
la
Urraca y Elvira, acudiendo según práctica regia, y ofreciendo a Dios por su alma la hostia saludable Rainerio, legado de la Iglesia romana, a saber.
hecho papa después, pero que entonces
un
dirigía,
casualmente
concilio sinodal en León, con Bernardo, arzobispo tole-
LXXII
daño, y otros obispos comprovinciales y abades, dieron sepultura a su cuerpo en
Por tes
la
misma
ciudad, junto a sus padres..
demás, confirmado Alfonso en
lo
que lleguemos a
la serie
el
reino paterno, an-
de sus batallas y toma de ciuda-
des, a fin
de que más lúcidamente sea notorio a
cómo
mismo gobernase
él
cuánto
lo
los venideros
reino de los españoles
el
^^
y
ampliase paulatinamente de mínimo que era, de-
bemos comenzar de más
atrás descubriendo
el
origen del
mismo.
Pues en tiempo de
más
arriba, tras
este Vitiza
bueno y
justo,
con que
el
freno de
el
la
y
la
y
Españas. Así,
armas militares y
a los apetitos carnales, des-
desvergüenza, toda
vez, relajada la disciplina, lascivia
las
las
reino se previene liberalmente,
se hubiese rendido a la pereza
atado
muchas nefandas y ho-
malamente abusase de
otras buenas artes
y
lo
rey de los godos, a quien recordé
maldades se multiplicaron otra vez en
rribles
como
de
Vitiza,
comenzó
la
gente goda, a su
a torcer el
ánimo hacia
soberbia. Efectivamente; depuesta toda religión
divina, despreciadas las medicinas del alma, el antojo
dir prósperos bienes ajenos, robarlos
dió
la
como epidemia
el
ejército
y
de inva-
traerlos a casa
de los godos.
Aun
inva-
los obis-
pos y demás honradores de Dios eran menospreciados; los oficios de la sacrosanta Iglesia, cerradas las puertas, en nada se tenían; los concilios sinodales se disolvieron; los
cánones se celaron bajo roso,
cuanto parece deco-
moderado, honesto se recibía en aquellos tiempos con
ludibrio. tra él
sello; a la postre,
sagrados
Y lo
que parece lastimoso de
no se alzase
la
relatar:
para que con-
santa Iglesia por tanto crimen,
lascivo rey a los obispos, presbíteros, diáconos
todos del sacro
altar
mandó
el'
y ministros
que tuviesen esposas carnales. Pues-
LXXIII
desde que, con ejercitarse más bien en festines y liviandades
que en trabajos y estudio para extirpar éstos males del reinor se excitó el
ánimo
demás eran
lo
del rey
de
fastidios para
él.
aquella verídica sentencia de
caído
el
godos, fuera de
los
Y esto la
impío, menospreciará
ociosidad,
para que se recuerde
«Como
Sabiduría:
hubiese
abismo».
el
aquí añadió
El rey español
'^
la
iniquidad
sobre iniquidad,
cuando, encendido en malicioso celo, prendió con engaño a
Gaudefredo, duque cordobés, y privado de la luz de ambos ojos le hizo andar a tientas miserablemente. Pues había nacido Gaudefredo de
la
estirpe real de los godos;
hombres suceden casos
los rior
mas como
que
diversos, Vitiza,
le
era infe-
por ambas ramas de ascendencia, casualmente subió a
gobernación del reino. Por de éste no fuese en contra
él
lo
lo
mismo,
de que
a fin
a
la
origen
el
venidero temible a su descendencia,,
provocó miserablemente dicha molestia. Pero Dios,
aborreciendo tanto delito y tanta malicia de los hombres, ño quiso curar
festa
insanable llaga sino con ruina.
Así, pues, luego
que murió
el
rey Vitiza, Rodrigo, hijo de
Gaudefredo, en consejo de magnates de bía sucedido en el reino.
la
gente goda,
le
ha-
Varón guerreador y duro y bastante
expedito en desempeñar todo negocio; pero en vida y cos-
tumbres no desemejante de premacía
real,
cuando alcanzó
Vitiza. El,
apresurándose a vengar
la injuria
apartó de las Españas a dos hijos de Vitiza,
mia la
los arrojó del reino paterno.
Mas
de su padre»
y con suma
ellos,
provincia Tingitana, se reunieron con
el
más
íntimo,
y lamentándose
allí
de
las
conde
Julián, a
la
perdición.
•"*
como
ofensas recibidas,
dispusieron que, introduciendo a los moros, ellos
de toda España fuesen a
infa-
trasladándose a
quien Vitiza, rey, había considerado entre sus vasallos el
la su-
Además
y
el
reina
incitaba a Ju-
LXXIV lian para realizar esta fechoría el furor e\
rey Rodrigo
de
la
violada hija, que
había tomado arteramente, no para esposa,
le
porque
le
parecía bella, para concubina.
Luego, en
el
año 709, Hulit, poderosísimo rey de
sino,
baros de toda África, bajo los hijos
de
los jefes
de su
Vitiza, envió a las
comprobada con
el
la
ejército,
dirección del conde Julián
Españas a Táric,
dudosa de
En
efecto, aterraban al bárbaro rey
suerte que, a no haber atacado
si
acaso aparecieran; de
mismo
él
los
los confines españo-
habría considerado fatalmente dañoso, por irreductible
que como enemigo
No
uno de
empezase guerra
Julián,
ardides falaces del conde tingitano,
les, lo
el bizco,
y de
con 25.OOO peones de lucha para que,
la fidelidad
rey español.
los bár-
era,
dada
obstante, cuando se
un poderosísimo rrito entra el
la dificultad del sitio-
oye que venía
enemigo, reunido
el
de godos, Rodrigo,
ejército
primero en
batalla,
de suerte que peleando
tigablemente siete días seguidos rriataron
peones de Táric. Pero Julián y la
primera
moverse, animar,
res^^ sustituyendo
dos con
con sanos a
los cristianos,
Julián, dirígese a
con
renovada
la
tras otras
en
6.000 de los
dos hijos de Vitiza, que
dirigir
y socorrer
a sus milita-
los heridos, entonces, entremeti-
África se publica
España Muza, príncipe del
la
fidelidad de
ejército del rey
multitud de caballeros y peones. Luego, batalla, el bárbaro empezó a añadir tropas unas infinita
la pelea;
tumbre, atento a herir en los
1
corroboran ante los bárbaros sus fuerzas.
Mas después que por toda africano,
los
a
infa-
guarnición mora, luego que ven a Rodrigo en
estaban con fila
fiero e imperté-
la
pues
pelea,
el
rey español, siguiendo su cos-
empezó
a instar
más fieramente y
enemigos con empeño. Por último, cuando,
insis-
tiendo los bárbaros, empezaron a desfallecer los soldados
pañoles y, fatigados por
lo largo
de
la pelea, a
es-
ceder cada uno
LXXV terreno
al
enemigo, Rodrigo, como no viese auxilio alguno
ya para
sí,
previniendo
días,
la
murió peleando. Ciertamente,
desviado de España por fin
fuga poco a poco durante algunos
de que no
la
la
mano
del
Señor se había
inveterada malicia de sus reyes, a
la
protegiese
al
tiempo de esta ruina.
V
luego,
todos los militares godos, dispersos y fugitivos, llegaron al
casi
exterminio con espada.
Después de
esto, los
moros, no impidiéndoselo fuerza
guna, sometieron a su dominio toda hierro, fuego
y hambre. Pues ¿qué
España, consumida a
la
se opondría a ellos, los
que
«n abierta guerra habían derrotado toda muchedumbre de Españas con potencia
al-
las
Quienes por ventura exhiben,
triunfal.'*
abundantemente y sobre todo testimonio, cuantas matanzas y «stragos hicieron con horrible espada en los cristianos: pro*^'
muros de ciudades,
vincias desiertas, arruinados truidas, en lugar
de
las cuales
dase culto
al
iglesias des-
nombre de Ma-
homa. Por
lo
demás, contra tanta ruina, fuera de Dios Padre, que
acude insistente a
de gentes
los
pecados de
forasteras se sabe
los
hombres con
que favoreciese
vara, nadie
a España. Ni aun
Carlos, de quien los francos aseguran falsamente que arrebató
algunas ciudades de rineos. Pues
mano de
como durante
los
veinte
paganos bajo
y
los
montes
Pi-
años sostuviese guerra
tres
contra los sajones, según se contiene en sus gestas, vino a cierto
moro, por nombre Hibinalarabí,
a
él
quien Abderrahman,
gran rey de los moros, había dado a gobernar
el
reino Zara-
gozano, ofreciéndole que habría de poner bajo su señorío su
persona y toda
la
provincia.
Entonces
el
rey Carlos, según
persuasión de dicho moro, concibiendo en su mente ranza de tomar ciudades en España, congregado los francos
y emprendiendo
el
camino por
el
la
espe-
ejército
las desiertas
de
mon-
LXXVI tañas pirenaicas, llegó Carlos incólume hasta
pamploneses, a quien alegría,
bia
ellos,
cuando
la
ciudad de los
reciben con gran
lo ven,
porque estaban estrechados de todas partes por
de los moros. Desde
allí,
como
la ra-
de Za-
llegase a la ciudad
ragoza, corrompido con oro, según costumbre de los francos, sin esfuerzo
alguno por libertar
la
santa Iglesia de
ción de los bárbaros, se vuelve a los suyos;
domina-
la
como que
la
gue-
rreadora España se conmueve, no con togados, sino con duros
Anhelaba, en efecto,
militares.
'^
Carlos bañarse prontamente
en aquellas termas que para este
fin
había construido en
Aquisgrán deliciosamente. Por cierto que, intentando de regreso destruir plona, ciudad de moros, fizo
grandes penas en
fuese
el ejército
e\
la
mayor
las alturas,
atacan a
la
an-
la
última tropa que protegía a las prece-
dentes y, trabado combate con
del
como
propio monte Pirineo. Pues
permitía, los navarros, sobreviniendo desde
sitio
En
parte de su ejército satis-
extendido en larga formación, según
gostura del
todos.
Pam-
a
ellos,
matan hasta
el
esta guerra cayeron Egihardo, preboste
último, a
de
mesa
la
rey Carlos; Anselmo, conde palatino, y Rolando, gober-
nador de Britania, con otros muchos, cuyo hecho permaneció
impune hasta mente de de la
las
el
día
de hoy.
Carlos, vuelvo a lo
Españas,
el
Como
ya quede dicho esto breve-
empezado; pues,
tras tanta ruina
mérito de mi trabajo está en referir
piedad divina que hiere y sana hiciera crecer,
de revivida
Hay en sobre
el
raíz, a la
cómo
como retoño
gente goda, recobradas sus fuerzas.
Asturias un valle que tiene por nombre Cangas,
que surge dominante
el
gran monte Aseuva, en cuya
base cierta roca, naturalmente y no por obra de tegida, extendiéndose sobre el vacío cierra
artífice
una cueva,
pro^^
en
Lxxvir
inexpugnable contra toda maquinación
absoluto
como
que, siendo por en medio cóncava, caben
enemiga;
allí
casi mil
hombres, para cuya protección no se necesita de [arbitrio]
En
alguno. la
do
que Pelayo, escudero del rey Rodrigo, que bajo
la
opresión de los moros vagaba por lugares inciertos, cuan-
en
llegó, fiado
promesa
la
Señor para expugnar dos; a-
más de
lo que,
divina, fué robustecido por el
a los bárbaros
unidos en
con algunos militares go-
común todos
los asturianos,
constituyen príncipe sobre ellos a Pelayo.
Por
demás, cuando trasciende
lo
de aquel bárbaros
sitio,
y más a
las claras
rumor de
el
suena en
la fortaleza
de
los oídos
haciéndose público, Táric, conmovido
los
de furor,
reúne por todas partes inmenso ejército de ismaelitas, y constituyendo jefe sobre
también con
ellos a
él
Oppa, obispo toledano, que ya se había
-entregado a los bárbaros, a
mente,
Oppa
sejos de
él
Halcaman su compañero, envía
a
de prender a Pelayo. Efectiva-
fin
era hijo del rey Vitiza; por esto, siguiendo con-
y experimentada
la
fidelidad de sus dos hermanos,
se le enviaba por el rey bárbaro
a Pelayo.
En
efecto, el bárbaro
consejo del gobernante: que
der a
las
si
como seductor
para engañar
Halcaman había recibido
Pelayo no quisiera condescen-
admoniciones del obispo toledano, cogido en
cio del combate se
le
llevase
este
hasta
la
lo re-
ciudad de Córdoba
preso con cadenas.
Viniendo
así
Halcaman y Oppa con
187.CXX) caballeros
y
peones y honderos, avanzan por Asturias. Mas luego que hucueva y por todas partes se plantaron espesas tiendas de bárbaros *^, Oppa primeramente, como bieron llegado a
la feliz
velando sobre
infortunio de los cristianos, adelántase para
el
tentar engañosamente a Pelayo con palabras de paz, a
que, pospuesto
el
empeño de recuperar
la patria, él,
fin
de
de toda
LXXVIII
como Dios permite
áu voluntad
hacerlo, se entregase a la
potestad de los caldeos: sobre esto, fuera de sazón, si
le
dice
que
presta asenso a sus admoniciones habrá de ser elevado a
grandes honores. Mas Pelayo, repugnando apartar su ánimo
buen propósito, conmovido por
del
el
excesivo dolor en
ira,
cuéntase qué respondió en tales términos: «Tú, dijo, y tus her-
manos con
Julián, ministro
reino de
gente goda; mas nosotros, teniendo por abogado a
la
de Satanás, decretasteis arruinar
el
nuestro Señor Jesucristo junto a Dios Padre, despreciamos a esta multitud
de paganos cuya dirección muestras; pero tam-
bién por intercesión de
mismo Señor nuestro,, creemos que, como mieses
Madre
la
que es madre de misericordias,
del
numerosísimas de un grano de mostaza, ha de germinar, naciendo de pocos,
la
gente goda.» Pues Pelayo y los que con
él
estaban, aterrados con tanto enemigo, impetrando sufragios a la bienaventurada María, que se adora hasta
aquella cueva, instaban día
día de
el
y noche en su ruego por
hoy en la res-
tauración de los cristianos.
Lo que oyendo Oppa,
vuelto al ejército, dijo: «Acercaos
cueva y pelead, porque según reconocí por sus palabras» a no ser mediante espada, no podemos tener paz con él.»
a la
Halcamdn
punto mandó a
honderos y flecheros, cuyos vibrantes dardos eran en gran número, tirar a la puerta de la al
los
cueva. Entonces habrías de ver piedras revueltas dos,
como densísimas nubes impulsadas por
el
^^
con dar-
soplo boreal,
volar contra la desgraciada cueva. Pero en este turbión de
piedras
y dardos has de considerar sutilmente cómo
divino luchara en favor de los cristianos; pues ni la fragilidad podría resistir a la venganza divina, vista el
diese
el
ejemplo del bienaventurado Job,
si
el
poder
humana
poniendo a
la
a aliviarla no acu-
piadoso gobierno de Aquel que hiere y sana; testigo
LXXIX
también
autoridad apostólica: «Fiel es Dios, que no con-
la
sentirá seáis tentados
templación con
Mas
lo
más
allá
que podéis
de
lo
que podáis: tendrá con-
resistir.»
me
ruégote, ¡oh, quienquiera que leas! que no
gues charlatán o hablador inconsiderado en todo fiero. Si lo
juzgas normal, no a mí, sino
lo
juz-
que pro-
que es admirable
al
en todas sus obras desacreditas. Pues no creas que en otro
tiempo se hiciese de diferente para destruir piedras
y
modo
la
confusión de lenguas
que aquí
fábrica de la ilícita torre,
la
flechas contra aquellos
para obtener venganza. estos dos milagros en
Mas
si
modo
mismos que
las
el
volverse
arrojaban
ahora, negándolo, aseguras que
alguno tengan mérito
igual,
con-
téstame a esta pregunta: Roíste en algún lugar que una lanza arrojada por su dueño, bien que no contra
contra ni
él vuelta, sin
en David
ni
en
embargo herida mortal
las victorias del
pueblo
el
enemigo, sino
hiciese?
israelita,
De
cierto,
en que re-
muchos con pocos,
petidas veces Dios concedió triunfo sobre
leímos haberse hecho. ^^
Así, los bárbaros, cuando ven que no sólo nada se ade-
lanta en el logro
de su negocio, sino antes derribada con sus
muy
propios dardos
gran parte de los suyos, confusos y tur-
bados, retrocediendo desisten de atacar lleno
de gracia de Dios y
fortaleza,
guidos a los enemigos por lo protegía,
más
supervivientes, 1
y
allí al
emprendían fuga por los
Mas
vencedora mano de Aquel que
huecos de
las
los de-
punto fué cogido Oppa y muerto
la
la
Pelayo,
mientras contempla extin-
24.000 caldeos. Pero
tantes pudieron evadirse a
ban por
cueva.
espada en mano acomete con los suyos a
Halcaman con tras
la
la
ni
aun
los
63.000
res-
venganza del Señor; pues mien-
cima del monte Aseuva y
llega-
peñas y lugares desviados hasta
la
Liévana, cierta saliente del monte, cayendo desde sus cimien-
LXXX tos mientras pasaban adelante junto
^n
el río
mismo por voluntad
al río
de
divina;
Deva, los aplastó
modo que cuando
dicho río rebasa su propio álveo con inundación de
muchas
lluvias,
señales de ellos se muestran evidentes hasta el día
de hoy. Era durante aquella tempestad gobernador en Gijón,
dad marítima de Asturias,
cierto
moro llamado Muza,
.según va dicho, después de Táric había hecho guerra
de
los
godos Rodrigo. Este, luego que oye
bárbaros, dejada
la
el
que,
al
rey
estrago de los
ciudad, prepara su fuga; mas, sorprendido
por los asturianos, fué muerto con
cuyo nombre es
tal
ciu-
Olalles.
suyos en cierta aldea,
los
Por cierto que
el
rey de los moros,
cuando, frustrada su esperanza, oyera que habían sido muertos ios que envió para combatir a Pelayo
traidoramente en
hecho
^^,
juzgando cómplices
conde Julián y a
los
dos hijos
gente de los godos, surgiendo
como de
el
al
•de Vitiza, les hizo cortar la cabeza.
Por
lo
un sueño,
demás,
la
se habituó paulatinamente a organizarse; es decir, a
seguir banderas en •el
reino, restaurar
la
guerra, acatar una potestad legítima en
en paz devotamonte
namentos; por último, alabar con todo
y sus orafectp de su mente
las iglesias el
a Dios, que con poquísimos había dado victoria sobre
la
mul-
titud de sus enemigos.
Entre tanto, Alfonso los Cántabros,
el
tomó en matrimonio
a Hermesinda, hija de
Pelayo. Efectivamente, había nacido Pedro de
Recaredo, serenísimo príncipe de los godos; el
débito de
fonso
y
la
Fruela.
duque de
Católico, hijo de Pedro,
la
estirpe de
el cual,
pagando
carne, dejó dos hijos, a saber, el susodicho Al-
Mas Alfonso,
de Pelayo, cuando, muerto
el
el
que había desposado
a la hija
suegro, fué hecho rey, llevando
repetidas veces un ejército con Fruela, su hermano,
tomó gue-
1
XX.\1
rreando muchísimas ciudades oprimidas por los bárbaros; hizo consagrar en
nombre de
Cristo sus iglesias, arrojado
el
nefando nombre de Mahoma, y se aplicó devotamente a poner obispos en cada una y adornarlas con oro, plata y piedras preciosas y libros de la ley sagrada. Por lo que al tiempo de su tránsito se
oyó por algunos de
voz profètica: «He aquí considera; se
le
su sepultura.» cristiano
cómo
los presentes
resulta
con gozo
la
aquella
y nadie
lo
iniquidad y será en paz
no ser dudoso para todo
que su alma, arrebatada a
tus malignos, la llevasen
el aire
es llevado el justo
ha quitado de ante
De donde
en
la
potestad de los espíri-
los ángeles a la eterna'man-
sión del palacio celestial. Murió, pues, en
el
año décimo oc-
tavo de su reinado, en cuyo lugar reinó su hijo Fruela.
Este puso término a aquella perniciosa maldad que tiza,
rey, había
sembrado miserablemente entfe
-^
Vi-
los cristícolas
ministros del altar sacrosanto, a saber: que los sacerdotes de Cristo no tuvieran en adelante uniones carnales,
por cuyo
hecho, aunque fuese áspero de condición en otros asuntos, sin
embargo, por haber en esto realizado un servicio grande
a Dios, el
poder divino, mientras mereció
vivir, le
dio victoria
sobre sus enemigos.
Pues como los confines
de
el la
rey bárbaro cordobés pretendiese devastar provincia de Galicia, avanzó a su encuentro
con tropa de militares pertrechados, y trabada a 54000 amorreos; además, cogiendo vivo a su
Haumar, en capital.
el
al
rebelados contra
él,
ella
mató
llamado
sentencia
pueblo traidor de Galicia, que proyec-
taba sinrazones contra su reino;
dre,,
jefe,
momento mismo mandó imponerle
Venció aún
Muña, tuvo de
batalla
domó también a
los navarros
de donde tomando esposa por nombre
un
hijo, a
quien puso
el
nombre de su
Alfonso. VI
pa-
LXXXII El cual Alfonso, en verdad casto y piadoso varón, luego
que apareció sucediéndole en solio,
afirmó en Oviedo su
el reino,
decorado con fuerte y bella obra. Pues
al
año tercera
de su reinado entró en Asturias un ejército de caldeos, que, sorprendido en
el
lugar que dicen Lutos por los militares
de
dicho piísimo rey, fueron rendidos 70-000 de ellos con su
llamado
jefe,
Por
]\Iugait.
demás,
lo
el
rey Alfonso,
como
tuviese nimia castidad
de alma y de cuerpo, mereció obtener del Señor una arca conteniendo diversas reliquias de santos. La cual arca, amenazando, por ventura, fué trasportada en
de los
el terror
un navio desde Jerusalén;
por espacio de algún tiempo en años, en Toledo.
ya nadie se mente, él al
Como
Sevilla,
y
y por
sitios
en ^^
lo
antiguo
permaneció
luego, durante cien
otra vez oprimiesen los
les resistía, los cristianos
arca de Dios,
el
gentiles,
moros cuando
arrebataron secreta"
excusados llegaron hasta
mar, y puesta allí en una nave, guiándolos D40S abordaron puerto de Asturias, cuyo nombre es Subsalas, por aquello
de tener cerca y encima
Mas
el
la regia
ciudad de Gijón.
rey Alfonso, luego que se vio divinamente enri-
quecido con tan gran dádiva, en lugar de decretó fabricar una sede para
la
una
día,
perdida Toledo,
venerable arca. Para realizar
éste plan, dejadas las otras atenciones
cada
la
y ansiándolo más y más
desde entonces por espacio de treinta años fabricó
iglesia
en Oviedo de admirable obra, en honor de san Sal-
vador, y en
ella,
a los lados derecho e izquierdo del altar
ma-
yor, construyó dos grupos de a seis altares dedicados a los
doce Apóstoles.
No menos
llevó a efecto
un santuario de
bienaventurada madre de Dios y virgen María, con pareja tructura
y
tres cabeceras.
Eulalia, cubierta
la
es-
Hizo también una basílica de santa
con obra de bóveda, sobre
la
qu? se hiciese
LXXXIII
una cámara, donde en lugar más excelso fuese adorada por los fieles el arca santa.
iglesia del
Y
además fundó con
de san Salvador, un templo de
lisa,
el
mismo
un estadio de
la igle-
bienaventurado mártir de Crjsto Tirso en
recinto. Edificó también, a distancia de sia
obra una
bella
los santos Julián
y Basi-
adjuntándole a uno y otro lado capillas dispuestas en ad-
mirable composición. 2^
Por cierto que
si
enumerar uno por uno
llegase a
ornamentos de dicha cámara, disertación tan ría
desviado harto lejos de lo que empecé. Mas por
tud del milagro,
me
prolija
la
lleva-
magni-
angélica cruz sea sacada a plaza. Pues
la
los
como
cierto día el susodicho Alfonso, rey casto
y piadoso, tuviese por acaso en la mano cantidad de esplendidísimo oro y algunas piedras preciosas, comenzó a pensar cómo podría ser hecha una cruz con ello para servicio del
estando en este santo propósito, después de del cuerpo
y sangre de
zaba sus pasos hacia llevando
el
oro en
la
el
Cristo,
Señor. Así,
altar del la
participación
según costumbre, ya endere-
palacio real por causa de
la
mano, cuando he aquí que se
comida, le
apare-
cieron dos ángeles en figura de peregrinos, fingiendo ser artífices;
quien
al
momento
les
entregó
el
oro y
las piedras, se-
ñalándoles mansión donde sin impedimento de hombres pudiesen trabajar.
Lo demás parece cosa maravillosa
e inusi-
tada, después de los Apóstoles hasta nuestros tiempos; por-
que vuelto sobre
sí
el
rey en
la
misma
comida, inquiere a qué personas diera
menzó
a enviar
un agente
tras otro para
hacían los desconocidos artífices.
caban a
la
casa del
resplandecer
taller,
el interior
no fábrica humana, sino
el
Ya
corta espera de la oro,
y
al
punto co-
que observasen qué
los servidores se acer-
cuando de improviso tanta
de toda
la casa,
la salida
luz hizo
que, por decirlo
así,
del sol parecía por la extre-
LXXXIV
mada
claridad. Pero
mirando hacia adentro por una ventana
que habían sido enviados, [vieron que] idos los angélicos maestros, la cruz sola,. llevada a cabo y puesta en medio, irra-
í
los
diaba
como un
sol
en aquella casa; por donde abiertamente
hecha por divina y no humana aplicación. Lo que oyendo el devotísimo rey, dejado paso, ^6 y dando el servicio de mesa, corrió con incansable
consta entenderse que
ella
fué
himnos por tan gran
gracias a Dios con loores e
beneficio,
según cumplía, puso reverentemente dicha venerable cruz bre
el altar
so^
de San Salvador.
año trigésimo- de su reinado, como se divulgase fama de ^u entre cristianos y bárbaros de todos los países la. gran bondad, vino a él cierto moro, ciudadano emeritense, '
Mas en
el
armas por nombre Mahamut, que, tomadas tiránicamente mismo contra su rey, no sólo hizo presas con frecuencia al
Abderrahman, máximo rey de poner en fuga
isu
ejército.
los
moros, sino que se atrevió a
Y como ya no pudiese habitar en su
rogadores, patria por. excesivas fechorías, dirigióse, mediante
compaa nuestro rey Alfonso, a quien, por tener tan excesiva sión el señor rey acogiéndolo benigno, le
mandó
habitar con
de toda su comitiva en los confines de Galicia. Donde, después presumió conspirar siete años, el moro desatado en soberbia, contra
el
Rey y
su reino,
y
allegadas fortísimas tropas de
moros, propúsose devastar toda
la
provincia hostilmente. Reci-
rey Alfonso, conmovido fuertemente y bárbaro, reunido un ejército, había llegado a .Galicia ya; pero el bida noticia de esto,
el
aunque confiase en su multiforme táctica guerrera, sin emcon los bargo, temiendo el ímpetu del ejército real, se retrajo apresurándose suyos en cierto castillo. Efectivamente, el Rey, soldados, que al tras de él, rodeó el castillo con muchos punto, asaltadas sus murallas, en
el
primer ímpetu matan
al
LXXXV propio
Mahamut
y llevan su cortada cabeza a presencia del Rey; pero aun echándose sobre los demás, hicieron aquel día ^'
^ran matanza de ismaelitas.
En cuya mas
recibieron castigo con espada;
guerra 50.000 bárbaros
el
Rey, con gran número
de cautivos y riquezas, vuelve a Oviedo. El cual Alfonso
Casto, llevando durante cincuenta
el
y
dos años una vida casta, púdica y sobria, en buena vejez entregó a Dios su santísimo espíritu, año 843,
sepultado egregiamente en
la iglesia
turada María. Después de*cuya
Bermudo, príncipe, tomó
el
feliz
cetro de
y su cuerpo
Ovetense de
la
fué
bienaven-
muerte, Ramiro, hijo de la
gobernación del reino.
Mas porque me propuse urdir en serie la genealogía del ortodoxo Emperador de las Españas Alfonso, vuelvo atrás para escribir lo concerniente a su origen.
Así, Fruela, generosa prole de Pedro, noble
Cántabros, con Alfonso •y socio
en
el
Católico,
tomando
el reino,
las
duque de
los
hermano suyo de sangre
armas a menudo contra
los
mismas costas marítimas de Asturias y Galicia hasta el río Duero, todas las ciudades y castillos que se contienen dentro arrebató al dominio sacrilego de aquéllos, bárbaros, desde las
y extinguiendo además con su espada
a
todos los ismaelitas,
entregó sus posesiones a juro de cristianos. El cual, en
duodécimo de su reinado, dos,
pagando
el
débito de
seis la
el
año
meses y veinte días
trascurri-
carne, dejó a su hijo
Bermudo-
Este, desde sus años pueriles dedicado por orden del pa-
dre a estudios literarios, 'lien
deseó para
como le
a petición
sí el
de
-'^
cuando
llegó a la adolescencia
reino celestial que
les
el terrestre.
magnates reunidos de todo
entronizase contra su voluntad en
de andados tres años, cumpliendo
el
el
más
Así, pues, el
reino se
solio paterno,
después
deseado voto y depuesta
LXXXVI la
diadema, constituyó rey en lugar suyo a su sobrino Alfonso,
el
Casto. Después, pasando amigablemente con
tiempo y dejado
al
Ramiro,
hijo
él
muchísimo de este
salió felizmente
siglo.
Por
lo
demás, como Ramiro ya en edad adulta fuese a
tre tanto expirase
D. Alfonso
el
tomar esposa, y enCasto, cierto Nepociano, conde
palatino, hallando
oportuna
la
ocasión por ausencia de Ra-
Bardulia, que ahora se llama Castilla, para
miro, invadió tiránicamente fué notorio a Ramiro,
moso un
ejército en la
Cuyo hecho luego que
el reino.
yendo
a tierras de Galicia, reúne ani-
ciudad patricia de Lugo; después, pa-
sado algún tiempo, acomete con guerra a Asturias;
niendo
al río
vi-
allí,
Narcea, encuentra amenazándole con guerra a
la
muchedumbre reunida de equipados caballeros y peones de Nepociano; mas inútilmente, porque en el primer avance, desamparado Nepociano por
los suyos, dase a la fuga.
A
quien
persiguiendo dos condes, a saber, Escipión y Sonna, cogido junto ojos;
al
pero
mandó
^9
de ambos
Ramiro, movido por entrañas de misericordia,
al
mismo tiempo una
a nuestras costas:
lo
flota de^
normandos arribó
gente cruelísima, no conocida antes en
nuestros confines, contra
la
cual alzándose D. Ramiro, hecho
ya rey, con ordenada tropa, abatió al
la luz
a gobernar bajo condición monástica mientras vivió.
También
junto
con
Pionia, le pagaron su merecido
faro Bregantino,
la
mayor
y entregadas
al
parte de aquélla
fuego 6o naves,
cólume y cargado de botín vuelve a los suyos. Ciertamente, provocado segunda vez en guerras
in-
civiles el
benignísimo rey, dos proceres de entre sus magnates conspiraron contra
él;
mas descubierta locura
cuyo nombre era Alvito, mandó al otro,
el
tanta, a
uno de
ellos,
rey vaciarle los ojos; pero
de nombre Piñolo, condenado por su traición según
I
Lxxxvir sentencia canónica,
mandó que
sufriera sentencia capital
con
sus siete hijos.
Sin embargo, cuando hubo descansado su ánimo de perturbación interior, para no entorpecerse con
el
la
ocio cons-
truyó muchos edificios, distantes dos millas de Oviedo, con
mármol en obra abovedada. Así, pues, en monte Naranco fabricó tan hermosa iglesia, con
piedra arenisca y la
ladera del
título del arcángel Miguel,
que cuantos
haber visto jamás otra semejante a
ella
la
ven atestiguan no
en hermosura;
la cual
bien conviene a Miguel, victorioso arcángel que, por voluntad
Ramiro sobre
divina, en todas partes dio triunfo al príncipe
sus enemigos. Hizo también, a distancia de 6o pasos de
un palacio
iglesia,
vedado abajo y en pués y
madera, de admirable
sin
lo alto, el cual fué
de Dios. Por
lo
demás,
y abo-
convertido en iglesia des-
madre
rey Ramiro, después de siete años
el
de reinado, ocho meses y el
fábrica
se adora a la bienaventurada virgen María,
allí
expiró;
^^
la
diez
y ocho
atacado de fiebre
días,
cual está sepultado en Oviedo, en el cementerio de
los reyes.
Muerto
Varón
él,
su hijo
Ordoño
apareció por sucesor en
fué éste discreto en todos los negocios
y
el reino.
sufrido.
con muros antiguas ciudades destruidas, a saber: en
Ciñó
las partes
marítimas de Galicia, Tuy; en los confines legionenses del reino, Astorga, la tas hizo
misma León y Amaya
rodear de altas torres que
Ciertamente,
al
patricia,
las fortifican
principio de su reinado,
provincia de Vasconia tratase de rebelarse,
armas, se apresurase a imponer lla,
he aquí que desde
la
fin
a
la
cuyas puer-
en torno.
como
y
él,
la
pérfida
tomadas
las
trasgresión de aqué-
otra parte, según creo por consejo
de los traidores vascones, una multitud armada de moros
acude en daño del rey Ordoño. Por
lo
demás,
el
valentísimo
LXXXVIII
Rey
hizo .huir a los bárbaros con
muchas
bajas,
y además
so-
metió a los vascones a su propio dominio.
En verdad que
quienes perseveran en describir
las
man-
siones de ciertos reyes francos, adviertan que, en vez de las
comidas de Navidad y de Pascua, que aseguran haber ellos consumido en diversos lugares, nosotros describimos trabajos del ejército de los reyes españoles, para librar a la santa Igle-
de los ritos paganos, y
sia
vicios
fatigas,
no convites y delicados
de mesa. Examinen, a propósito de esto, que
con que Carlos había mitigado
los
para redimir de cautivos sus sus
manos por
victoria del
^^
el
ser-
los rega-
furor de los bárbaros
confines, fueron quitados de
Rey
español.
Pues había en aquel tiempo cierto varón magnánimo, godo de nacimiento; pero, como algunos son enredados en los varios errores del demonio, atraído persticiosa secta
él
por Abderrahman a
mahometana con toda
por imposición Muza, dejando
la
la su-
su familia, se le llamó
mas no
doctrina de Cristo,
perdiendo su grandeza originaria de ánimo; pues era entre todos los bárbaros
de más excelente parentela y en todas
el
las artes militares el
más
fuerte.
Apoyado así con ellas, tomando armas contra Abderrahman le quitó casi una mitad de su reino: primero invadió la ciudad de Zaragoza con todos sus castillos y ciudades adyacentes; después,
Toledo con todo
el
reino sometido a
parte valiéndose de espada, en parte con engaño;
niendo
de
al
ella,
en
mas po-
frente del reino toledano a su hijo Lope, a la vuelta
allá fabricó
para
sí
una nueva residencia construida con
fuerte obra, e
imponiéndole
sometió a
todo
sí
el
el
nombre pomposo de Albelda,
reino zaragozano. Por
fin,
volviendo
sus armas contra los francos, acumuló en su casa gran nú-
mero de cautivos y despojos de
ellos,
entre los que a dos gran-
LXXXIX des duques del rey Carlos, a saber, Sancho y Adablo, apri-
sionados con hierros echó en
que ya se consumía de
los,
Kijo,
como también
Lotario,
A
la cárcel.
viejo,
no ser porque Car-
y después Ludovico,
su nieto, se apresuraron
su
^a
a
ablandarlo en sus exigencias con regalos, proyectaba devastar a hierro
y fuego toda
la
España
citerior hasta el río
Ró-
dano. Así, en razón de los felices éxitos de tan gran victoria,
Muza ordenó que por de
los
suyos
él fuese
apellidado tercer rey
los españoles.
Para reprimir su locura e innovaciones,
como
el
rey Ordoño
juzgase que debía darse prisa, llevando consigo a los
de
lientes
s^is
militares, sale a
escondidas hacia
la
más
moderna
ciudad de Albelda; y, puestos por doquiera campamentos, sitió.
A
la
cuya nueva, conmovido Muza y reunidas fortísimas
tropas de moros, sin dilación se apresura a
titud, dividió
Mas el rey mayor pron-
la pelea.
Ordoño, considerando sobre este hecho con
tiara la
va-
la
todo su ejército en dos secciones, una que
ciudad y
la otra
que luchase contra
el
si-
bárbaro para
que no fuese en defensa de los suyos; y trabada contienda, los
bárbaros fueron arrollados con tan gran matanza, que, sa-
cados
los caballerizos auxiliares entre
quienes
sangre fué sin cuento, lO.OOO magnates,
al
los
tres veces
y,
Además, herido
con espada, semivivo escapó de manos de
enemigos a uña de caballo.
Mas cito
efusión de
par que un yerno
del bárbaro, llamado García, fueron muertos.
Muza
la
*'',
el
rey Ordoño, acercando animoso a
entró en
tomada,
la
ella
la
ciudad su ejér-
después de siete días ea son de guerra,
destruyó hasta los cimientos; aniquilando tam-
bién con espada a todos los guerreros bárbaros, redujo a cau-
y de madres. En cuya guerra multitud de armas y caballos, así como
tividad gran turba de niños
Muza perdió toda
la
— los
xe
despojos recogidos en diversas victorias y también los
signes regalos que le enviara Carlos, en
tal
in-
cuantía que jamás
en adelante logró éxito victorioso alguno. Lo que oído por
Lope, a quien Muza, su padre, encargó ledo,
cuando
el
el
gobierno de To"
rey Ordoño regresaba vencedor a los suyos,
encuentro amedrentado con vergonzoso temblor, y sometió a sus leyes no solamente su propia persona inerme, salióle al
sino
además todo
mente
el
reino toledano.
Guardando
indisoluble-
bárbaro este vasallaje, no sólo fué tributario del
el
Rey mientras
vivió, sino
que con
él
sostuvo muchos combates
contra los caldeos.
Pero Ordoño, cumplidos diez y
meses y un y en Oviedo
seis años, tres
día de reinado, desde su cuerpo emigró
al cielo,
cubre sus miembros un túmulo.
Al anuncio de cuyo suceso, cuando
lo recibió
Alfonso
Magno, que por casualidad estaba ausente de palacio rir
al
el
mo-
su padre, vino a Oviedo con gran premura. Pues Alfonso
era hijo único del rey D. Ordoño, a quien su noble padre
cuidadosamente había educado en toda cosa bernación del reino. Llegado
él
^'',
reino en junta, con gran acuerdo
cesor de su padre. Así, en
los
útil
el
al
la
go-
magnates de todo
y dignación,
el
lo hicieron su-
año decimotercero de su edad,
el
ungido rey, comenzó a ordenar diligentemente ción aneja
para
la
administra-
recibido reino. Por lo demás, desde su infancia,
gran piño Alfonso había aprendido a temer a Dios y amarlo;
y cuanto
tenía sobre
sí
en
la
casa paterna, en
nombre de Dios
e ignorantes de ello los tutores, que hasta un tiempo prefi-
jado por
el
distribuirlo
padre velaban sobre su niñez, tenía costumbre de
devotamente
a los pobres. Así,
Dios tan gran devoción en
él,
por último, viendo
no de otro modo que en
tiguo a Matatías dio por hijos a Judas
lo an-
y sus hermanos para
XCI
vengar de enemigos la
descendencia para
mir a
pueblo
al
fortificar el reino
godos y depri-
muy
grandes fueron
gentes bárbaras.
las
tratados en justicia por el
los
de
Pero entre los negocios del reino, que
desde
en éste multiplicó
israelita, así
él,
y entre
guerras que
las frecuentes
primer año de su aprendizaje ejercitó valiente,
chazó en
feliz
lucha a los moros que, avanzando desde
el
re-
reino
toledano, devastaban sus confines a lo largo del río Duero.
Porque invadiéndolos como valiente ciso aprendiz, postró a
mas siguiendo
tras
de
416 de
ellos
no como inde-
militar^
en
la
primera arremetida;
los fugitivos, los deshizo
durante un día
entero con tan gran matanza, que de su innumerable mul-
pocos se dice que escaparan. Realizada esta
titud
vuélvese a
V como
León
el
en
mismo año
blar a Castilla
el
victoria,
rey Alfonso. intentaran los bárbaros
con hierro y fuego,
el
despo-
rey Alfonso, juntadas
tropas de fortísimos soldados, salió sin tardanza
al sitio
donde
estaban reunidos, y chocando con ellos peleó con
feliz
porque trabada batalla ecuestre mató
caldeos,
a
3.575
^^
éxito,
y
arrancados despojos llevóse también gran número de cautivos.
esposa de estirpe real de en
el
jos
y
la
allá a los
año vigésimoprimero de su edad, de
la
que tuvo
seis hi-
tres hijas.
Pues como Alfonso del reino severo el
Campos góticos, tomó gente goda, por nombre Jimena,
Regresando vencedor de
y en
deseo de agradar
al
el
el
Magno
ejercicio
sumo
fuese en
la
administración
de guerrear próvido,
asf
en
hacedor, Dios, era grandemente
preclaro. Hizo, en efecto, sobre el cuerpo del bienaventurado
Santiago,
la
iglesia
de Compostela, enriquecida con grandes
honores y sacras vestiduras de oro y seda, destruida por los bárbaros.
No menos,
la
que después fué
sobre los atletas de
XCII
Cristo, a saber,
Facundo y
Primitivo, construyó
una
basílica,
con suma devoción, en Cea: también ésta los moros,
al
mismo
tiempo que
y
destru-
Mas
yeron.
la
a
santiaguesa^ fin
invadieron hostilmente
la
de que ningún religioso lugar pareciese des-
provisto de dones suyos, para defensa de
vador Ovetense fabricó
la
ciudad de Gozón en
rítimas de Asturias, con admirable
que
bién edificó dentro de
ella,
Sal-
las partes
ma-
fuerte obra, pues temía
enemigos abordasen, navegando,
los
iglesia
y
de san
la iglesia
al
Tam-
santo lugar.
en honor de san Salvador, una
decorada con preciosísimos mármoles, que hizo consa-
grar honoríficamente por tres obispos: Sesnando Jácobense,
Nausto Conimbriense y Recaredo
'^^
Lucense. Sobre esto, en-
tre los
demás áureos ornamentos que dio devotamente
iglesia
de Oviedo, ofreció
a la
venerable lugar una eximia cruz
al
de oro puro con varias y preciosas gemas. Y perfeccionada la gobernación de este reino, como se acercase
el fin
mido por
de su vida, cayó en
violenta fiebre;
mas
al
la
ciudad de Zamora consu-
séptimo
día,
desde que empe-
zó a atacarle, recibida la sagrada comunión, a la media noche del 20 de diciembre pasó en paz, a los cincuenta
en
el
910. Cuyos
miembros
y ocho
años,
corporales, primero en Astorga,
después trasladados a Oviedo, una urna guarda.
Muerto el
humano
él,
débito a los tres años, cayó bajo
muerte. Así
Ordoño
su hijo García le sucedió. Por lo demás, pagando
como
él
la
potestad de
bajara de la presente vida, su
adquirió, según cumplía,
tamente que este Ordoño, insigne
el
la
hermano
cuidado del reino. Cier-
militar, viviendo el
magno
y glorioso rey Alfonso, padre suyo, había gobernado la provincia de Galicia; porque desde su misma florida juventud, siguiendo los valerosos hechos paternos y postrados a menudo valentísimos bárbaros de toda España en guerra abierta, hizo
X'C^III
ributarias suyas todas las ciudades
y prudentísimo en toda
)róvido
de aquéllos. Porque era
guerra, justo
y misericordio-
ísimo con los ciudadanos, en las necesidades de míseros
extremadamente
•obres
y
compasivo, lleno de entrañas de
^'
misericordia y piadosísimo, preclaro
por su
honradez en
cuanto era gobernaciím del reino. Así, mientras vivía su padre
y
gos, reunido un ejército en toda
él
dominaba sobre
la
provincia se dirigió a
los galle-
campos
provincia Bética; luego, devastados en contorno los
y quemadas la
las aldeas,
en
el
primer ímpetu guerreando tomó
ciudad de Regel, que entre todas
los
bárbaros parecía
la
más
la
fuerte
las
urbes occidentales de
y opulenta,
y,
acabando a
espada con todos los guardadores caldeos, regresó vencedor, con grandísimo número de cautivos y despojos, a
la
ciudad
de Viseo.
Mas
fallecido
Ordoño
cía,
el
ya
el
padre y sucediéndole su hermano Gar-
Guerreador, movilizando otra vez
el
ejército,
salió hacia Elbora,
ciudad del reino toledano que ahora se
llama Talavera;
que
la
sitió
ella
A
la
que no fueron de provecho
robustez de sus muros
ni
una fuerte tropa de comba-
campamentos alrededor. ni la
en llegando, puestos sobre
tientes,
para dejar de rendirse
al
punto
a la victoria
de Or-
doño, fortísimo guerrero. Así, dado pronto un asalto, no sólo
tomó a
la
ciudad, sino que
combate con su
los
mató
jefe Suit,
a todos los
que habían salido
y arrancados despojos de todos
ciudadanos, con gran turba de cautivos alegre vuelve a
los suyos.
Por
lo
última en
demás, después que la
presente vida,
la
el
rey (jarcia cumplió su hora
sucesión del reino vino, por per-
misión divina, a Ordoño, guerreador de Cristo. Porque todos los
magnates, obispos, abades, condes y primates de Elspaña,
XC1\
junta general solemnemente, lo erigieron rey suyo
^^
celebrada
por aclamación, e impuesta pos fué ungido en
Luego, en cansar de
la
el
como
más
los
encontró
la
A
con
rey de
el
provin-
Alhange, y matados cuantos bárbaros
arrebató para
quien saliendo la
la
de Colubre, que ahora es nom-
al
todas sus mujeres
la patria
ños, con inmensa cantidad de oro seda.
ciudad de Mérida; pero
devastase con horrible ímpetu
los caldeos
allí,
obis-
moros, prevenidas reservas
de
allá
cia toda, invadió el castillo
brado por
diadema por 12
ano cuarto de su reinado, no soportando des-
expugnación de
ya,
la
en León.
el solio real
sale hostilmente hasta
acampado
mismo
al
plata
y
y
ni-
y ornamentos de
encuentro todos los emeritenses
ciudad de Badajoz
,
y pidiendo humildes
la
paz encorvados y postrados, le ofrecieron innumerables regalos; así, él, vencedor y cargado de botín, vuelve a la provincia
de
los
Campos
góticos.
Pero cuando hubo llegado a León, dando innumerables gracias por tantas victorias a Dios, lacio se convirtiera en iglesia
virgen María, instituyendo antes se circuía fuera del
mandó que
de su Madre,
en
ella
muro de
la la
la
su propio pa-
bienaventurada
cátedra episcopal que
ciudad en honor de san
Pedro, príncipe de los apóstoles, adornada con pequeñísima diócesis. Esta sede pontifical,
bre de
la
pues, en reverencia del
bienaventurada María
^^.
nom-
nuevamente sancionada,
la
enriqueció católicamente por autoridad real legítima con ma-
yor diócesis y grandes honores. Mas el rey Ordoño, no sabiendo ceder en
de que no pareciera enervado
casi
por
el
el trabajo, a fin
ocio o que distraía
tomadas otra vez provisiones y acercándose a devastar los restos de la ciudad de Elbora quedados
tiempo del
en
la
pelear,
guerra anterior, hizo presa en todos los arrabales de
la
-
-
xcv
misma ciudad abrasados por cierto emir, jefe cordobés,
mado en defensa de León preso con
los
el
que
le
fuego; también cogiendo a
amenazaba con guerra,
suyos por siniestros hados,
ar'
lo llevó a
hierros.
Alborotados, pues, los bárbaros de toda
la j;norería, gri-
tando con lúgubre pregón, por necesidad envían una embajada
rey cordobés diciéndole, que no podían
al
tiempo
al
ímpetu de
gando su ánimo
moros
salir a
el
los cristianos.
manda
bárbaro,
A
a
campaña con todas sus que
dición, a saber:
cuya
más
gritería, doble-
todos los reyes de los tropas, bajo esta con-
alguno transgrediese
si
resistir
lo
mandado,
al
rey ofendería. Sobre esto, para expeler a tan gran enemigo, suplicando
el
moro
de
auxilios
los tingitanos, reunió
número de moabitas. Aprestadas, pues, de toda
la
inmenso morería
tropas en extremo fortísimas, y dadas provisiones a todos por el
gran rey bárbaro, dirígese innumerable multitud de ismaea combatir las fronteras de los cristianos.
litas
cuya expedición había puesto
nombre
jefes: el
nizuz;
mas
camino
^^,
los bárbaros,
el
Por
según
y
requería
la
llegaron a orillas del río Duero,
y
lo
el
del otro, Ve-
cosa,
tomado
fijadas
el
innume-
San Esteban de Gormaz, amenazaban
reino de los cristianos con ruina. fin, el
rey Ordoño, protegido con
a quien servía,
de otra manera jas,
frente de
rey cordobés a dos magnánimos
del uno, Hulit Abulhabaz,
rables tiendas junto a
todo
el
Al
que
el
ordenada Su el líbico
belicoso rey a
dad que
escudo de Cristo,
milicia, les sale al encuentro.
la
turba de moros; pues tan gran essi
algún investigador de
computar tantos miles de moros, en
a la multitud
mero. Porque desde
la
No
león acomete a mísera grey de ove-
trago cuéntase que hizo en ellos, que desastres intentase
el
ver-
de cadáveres poco excedería su nú-
misma
orilla
del Duero,
donde
los
XCVl
bárbaros acamparon, hasta
el castillo
de Atienza y Paracue-
todo monte y collado, selvas y campos cubrían miembros exánimes de amorreos, de suerte que poquísimos se li-
llos,
braron de manos de sus perseguidores que llevasen
la noticia
rey cordobés. Donde, entre otros muchísimos reyes ismae-
al
litas,
dos nobles cayeron, cuyos nombres eran Abulmutarraf
e Ibenmantel, sitio,
y también
Ulit
Abulhabaz murió en
cuya cabeza, con otra de
jabalí,
mismo
el
por señal célebre de su
nombre, Ordoño, victoriosísimo rey, mandó suspender sobre los
muros de
bre de
ciudad, que había venido a combatir en
la
nom-
Mahoma.
Finalmente, tras de
acercándose
término de
el
glorioso rey, pagó
el
muchas
las
la
preclaras victorias suyas,
muerte, Ordoño, piadoso y
débito de
la
^^
carne en el año octavo de
su reinado con dos meses; las cenizas de cuyos miembros encierra el sepulcro.
Después de cuya muerte...
(Sigue
la crónica
de Sarnpiro, tratando de Alfonso III.)
Alfonso, hijo de D. Ordoño, sucedió en belicoso,
y en todos
trada en
el reino,
los
el reino.
empleos bien ejercitado.
Este fué
A
su en-
teniendo catorce años de edad, un hijo de
perdición, ciertamente, Fruela Jemúndez, desde las comarcas
de Galicia vino a pretender
Mas de la
el
el reino,
que no
le
rey Alfonso, en oyendo esto, retiróse a
los alaveses.
Mas
el
correspondía. las
comarcas
propio nefando Fruela fué muerto por
nobleza ovetense. Esto oyendo
el
rey, volvió a los suyos
y
gustosamente fué recibido.
Desde
vino a León
y pobló a Sollanzo, que ahora por el pueblo es llamada Sublancia, y a Cea, ciudad admirable. Mas estando ocupado el mismo en estas obras, un emiallí
xcvir
«ario vino de los alaveses, por motivo de que habían infla-
mado
su corazón contra
puso
ir
allá.
Con
el
Mas
rey.
el rey,
oyendo
esto, dis-
terror por su venida se redujeron,
y de
pronto, reconociendo los juramentos debidos, suplicantes so-
metieron a reino
y
al
él
sus cuellos, prometiendo mantenerse fieles
señorío de
ganada Álava,
conde de
recía
la
él
y hacer
subyugó
ellos,
lo
que se mandase.
a su imperio.
Mas
*-
a Eilón,
V
al
así,
que pa-
preso con hierro trajo consigo a Oviedo.
Entre tanto, en los mismos días una hueste ismaelita atentó contra
y
allí
la
urbe leonesa, con dos
muchos miles perdidos,
No mucho
el
Imundar y Alcatenatel, otro ejército huyendo se libró. jeíes,
después, asocia a
sí la
Galia entera junta con
Pamplona, por causa de parentesco, tomando esposa de
la
nombre Jimena, consobrina del rey Carlos. Pues cooperando el trabajo del ejército, merced a victorias, muchos territorios de enemigos obtuvo. Él tomó la prosapia de ellos, por
de Deza, y consumidos por
•urbe
nuchos ciudadanos cogidos de
En
aquellos días un
ella,
hermano
según dicen intentando
la
el
fuego en una torre los
adquirió en paz a Atienza.
del rey,
por nombre Fruela,
muerte del rey, huyó a
rey D. Alfonso, ciertamente ayudado por
el
y por
Fruela,
tal
causa
lo
cegó, con éstos a
Bermudo y Odoario.
bién
El
la vez:
Castilla. El
Señor,
lo cogió,
Ñuño, tam-
mismo Bermudo, cegado,
de Oviedo fraudulentamente y vino a Astorga, y durante
salió siete
años actuó de tirano, teniendo a los árabes consigo; junta-
mente con jal.
tro,
Mas y
los
el rey*
mismos berberiscos, envió un
ejército a (ira-
Alfonso, oyendo esto, adelantóse a ^u encuen-
los *^ destrozó hasta la muerde.
Mas
el
ciego
huyó
a los
sarracenos.
Entonces domeñó tosa;
el
rey a Astorga juntamente con Ven-
también defendió a Coímbra,
sitiada
por enemigos, y VII
la
XCVIII
subyugó
simas urbes de España.
porque
la Iglesia,
y Oca
ves
también a sus armas muchí-
a su imperio. Cedieron
las
En
su tiempo también fué ampliada
ciudades de Oporto, Braga, Viseo, Cha-
se pueblan por los cristianos,
y según
decisión ca-
nónica se ordenan obispos, y se prosigue poblando hasta río Tajo.
Bajo cuyo mando, cierto jefe de España y
el
alguacil,,
de nombre Abofálit, aprisionado en guerra, fué presentado a
que redimiéndose por dinero dio en rescate
vista del rey; el
suyo lOO.OOO sueldos. Casi por el
mismo tiempo un
ciudad Leonesa y a
la
cordobés vino a
ejército
urbe Astoricense; y
el ejército
de
Toledana y otro de otras ciudades de España viniendo quiso que se
le
de Dios. Mas
juntasen
el
como uno
efecto,
dejando a
la
espalda
encuentro del siguiente
al
llos,
ciertamente, por
la
lado de
donde
La
él,
gran designio de Dios. cordobés, apresu-
el ejército
Nada temiendo aqué-
ejército.
el
al
diri-
gloriosísimo rey, avanzando
cayó sobre
la selva,
lugar de Polvorosa, junto ^-^
el
multitud de armados, vinieron
giéndose a Polvorosa. Mas el
tras
prudentísimo rey, sabiéndolo todo por ex-
róse
desde
urbe
solo para destruir la Iglesia
ploradores, pide ayuda mediante
En
la
la
río
ellos
en
el
cuyo nombre
sobredicho es
Orbigo,
cayeron muertos hasta I2.000.
otra expedición cordobesa vino
Mora. Mas persiguiendo
el
Rey, todos
muertos. Ninguno escapó de
huyendo allí
al
valle
de
con espada fueron
ellos, sino diez,
envueltos en san-
gre entre los cadáveres de los muertos. Después de esto los árabes enviaron emisarios
Pero la
el
al
rey Alfonso por razón de paz.
Rey, concertando paz con
ellos
por un
trienio,
rompió
audacia de los enemigos, y por esto alcanzó gran gloria. transcurrido el trienio, en el año 898 (fué 881) mandó
Y
poblar urbes desiertas de antiguo; éstas son: Zamora, Siman-
— cas
y Dueñas y todos
los
xeix
Campos
góticos. Pues
para poblar a su hijo García. Entre tanto, en
unido gran ejército, los árabes se
Oyendo
mora.
esto
combatiendo entre deshizo hasta llí
el sí,
año coi,
apresuraron contra
cooperando
la tierra.
dádivas de los toledanos. Vuelto de
allí
tomó
allí,
pirado sobre muerte del Rey. j hijo García,
sí,
blecillo
espada
a
el
como
rmnáó
allí
porque había consa
Zamora prendió a
la envió a Gozón.
y sujeto con hierro
efecto,
hijos,
Y viniendo
gro Muño, ciertamente, actuó
entre
Rey,
dicen Quinicialubel, una parte despedazó a es-
matar a su siervo Addanino por sus
En
el
recibió copiosas
pada, otra parte llevó consigo, y vino a Carrión, y
belión.
Za-
divina clemencia, los
la
aquellos días en que suelen marchar a guerras,
^ que
re-
serenísimo Rey^ reunido un ejército,
reunido un ejército, avanzó a Toledo, y
castillo
dio
la
matanza; aun Alkaman, que se decía profeta,
la
cayó, y se sosegó
En
el
Toro
tirano
Su
y preparó
suere-
la
todos los hijos del rey, hecha conjuración
expulsaron a su padre, que se estableció en
el
pue-
de Boiges. Pero a causa de hacer oración,
el
Rey
avanzó hasta Santiago, y vuelto de
allá
vino a Astorga, y
pi-
dió a su hijo García que ahora y por una vez persiguiese a los sarracenos.
Y
juntada
muy
gran tropa, avanzó e hizo mu-
chos estragos y volvió con gran victoria, y viniendo a Za~
mora, de enfermedad natural murió. paz, bajo el aula
renta •^
En
el
En Oviedo descansa en
de Santa María, madre de Dios. Reinó cua-
y cuatro años. Año 910. Muerto Alfonso, García, su
hijo,
sucedió en
el
reino.
primer año de su reinado reunió gran tropa, y se apre-
uró a perseguir a los árabes. Dióle
quemó y muchos
el
Señor
esclavos trajo consigo.
rey Aiolas cen espada, y cuando vino
victoria, apresó,
Además
al sitio
prendió
al
que dicen Al-
Mas
trémulo, por negligencia de sus guardas, se escapó.
Rey
reinó tres años y un mes; de enfermedad natural muriq
en Zamora.
Año
913.
Muerto García, su hermano Ordoño, viniendo de marcas de
obtuvo
Galicia,
el
al castillo
de
Mas
el
ban.
la
nombre Abulhabaz,
como
era
varón, reunido gran ejército, avanzó rápido hasta sí,
dio
Señor triunfo
el
vino
belicoso
y
allí,
pe-
católico Rey, y los
al
misma tropa cayó cabeza. También mató a
destrozó hasta los perros. Ciertamente, susodicho*alcaide, cortada su
el
co-"
de Duero, que se llama de San Este-
ribera
rey Ordoño oyendo esto,
leando entre
las
Entre tanto, una gran
reino.
tropa cordobesa, con un alcaide por
con
el
la
otro rey craso, Abulmutarraf, y volvió
el
Rey con gran
triunfo a su corte leonesa.
Después otra expedición vino
y peleando partes; rra.»
gar
*^
avisó
entre
como
sí
y promoviendo
al
batalla
cayeron de ambas
el
rey D. Ordoño para que
llones agarenos.
la
gue-
tercer año, vino tercera expedición al lu-
que llaman Mués. Mas
contraron en
que llaman Midueña,
dice David: «Varios son los sucesos de
Después,
al
al sitio
Mas
el valle
el
rey Sancho, hijo de García, le
ayudase contra
Rey avanzó con gran
y
se en-
como
suele
escolta,
que se llama Junquera.
Y
los bata-
suceder estorbando pecado, muchos de los nuestros cayeron;
aun dos obispos. Dulcidlo y Ermogio, allí fueron apresados y fueron llevados a Córdoba. Por este Ermogio, obispo, fué metido en la cárcel su sobrino san Pelayo, que después llegó martirio.
Cuyos obispos
el
susodicho
Rey
al
rescató aun vivos.
mismo rey Ordoño, pensando cómo se desquitase de esto, reunido gran ejército, manda adobar armas, y en la tierra de ellos, que dicen Sintilla, hizo muchos estragos, despobló la tierra, también tomó muchos castillos a Mas no
obstante, el
Cl
ñlo de espada; son éstos, Sarmalón, Elip, Palmacio, a
Castellón y Magnanza, así
y saqueó como también otros muchos, lo
que es largo de anotar, hasta tanto que por espacio de una ¡ornada no llegó a Córdoba. Desde triunfo a
Zamora, encontró difunta a
cuanto hubo de gozo por
muerte de
por
la
rras
de
él
Galicia,
la reina.
el triunfo
Tomó
volviendo con gran
allí,
reina D.^ Elvira,
la
tanto
**
y
gustó de tristeza
también otra esposa de
tie-
por nombre Agarunto, que después fué por
repudiada, porque no
le fué
gustosa, y después hizo por ello
penitencia digna.
El rey Ordoño,
como
era ciertamente próvido
y perfecto,
envió a Burgos por los condes que entonces parecían regir aquella tierra; éstos son
Ñuño Fernández, Abolmóndar Albo
Diego y Fernando, hijo de Ansur: vinieron a la cita del Rey en un riachuelo que se llama Carrión, lugar llamado
y su
hijo
Tebular, y el
curso de
como las
dice
el
aguas, en
agiógrafo: «el corazón de los reyes
manos
del Señor»,
y
no sabiéndolo na-
excepto los propios consejeros, los cogió, y presos y encadenados los llevó consigo a la corte real leonesa, y mandó die,
que fuesen echados en
el
calabozo de
la cárcel.
Entre tanto vinieron mensajeros de parte del rey García, para que avanzase por las
allí
nuestro rey sobredicho a combatir
urbes de los pérfidos; son éstas Nájera y Viguera. Mas
el
Rey tomó el camino con gran ejército, y expugnó y oprimió, y tomó la susodicha Nájera, que de antiguo se llamaba Trido *^. Entonces tomó a la hija de aquél por esposa, de nombre Sancha, conveniente para
sí,
y con gran
victoria vino a
y seis meses. Adelantándose desde Zamora cayó de enfermedad natural, y descansa
su corte. Reinó en paz nueve años
en
el
aula de Santa
año 924.
María virgen, de
la
sede Legionense:
—
cu
—
Muerto Ordoño, Fruela, su hermano, sucedió en Por
el reino.
brevedad de sus días ninguna victoria obtuvo, á ningún
la
enemigo inquietó, sino que, según cuentan, mandó matar culpa a los hijos de Olmundo; y, según dicen, juicio
de Dios», pronto perdió
el
reino,
sin
«por justo
porque a un obispo,
de nombre Frunimio, después de matado
hermano
el
sin cul-
y por esto se abrevió su reinado, y en y cayó de enfermedad natural. Reinó un
pa, envió al destierro,
breve acabó su vida,
año y dos meses. Año 925. Muerto Fruela, Alfonso,
hijo
de D. Ordoño, recibió
el ce-
tro paterno. Manteniéndose éste en el reino, vínole deseo de
tomar camino de penitencia, y empleándose en tales ocupaciones, envió emisarios por su hermano Ramiro á tierraà de Viseo, diciendo
cómo
quería renunciar
hermano. Vino Ramiro ciertamente a ejército
por
de sus magnates, y recibió
cierto, su
hermano
el
y cederlo a su Zamora con todo el
al
reino
reino
un monasterio, en
a
adelantándose
^^,
el lug^ar (^iie
llama de los Señores Santos (Sahagún) sobre
se
la orilla del rió
Cea. El cual Ramiro movilizó su ejército para perseguir a loS
y entrando en Zamora le vino emisario, porque su hermano Alfonso, salido del monasterio, habría recibido por
árabes,
segunda vez
de
ira,
el
mandó
reino de León.
Oyendo
esto el Rey,
conmovido
tocar las bocinas, vibrar las lanzas; Volviendo
León por segunda
y noche hasta que 16 cogió, y preso, mandó echarlo en un calabozo. Tramadas arterías ciertamente, todos los magnates asturianos enviaron veloz a
vez, lo sitió día
emisarios a Ramiro en favor del susodicho príncipe.
Mas
el,
entrado en Asturias, cogió a todos loé hijos de Fruela: Alfonso, que parecía regir
el
los llevó consigo, los ¡untó
cetro paterno,
Ordoño y Ramiro;
con su hermano,
el
susodicho Al-
I
I
—
cm
—
fonso, a quien tenía en un calabozo,
mandó
-día
siete
y
a todos juntos en un
sacar los ojos. Había reinado, ciertamente, Alfonso
años y
siete meses.
Año
931.
Ramiro, reinando seguro, tomó consejo con todos los magnates de su reino sobre
cómo
invadiría la tierra de los cal-
deos; y reunido ejército, avanzando a la ciudad
que se llama
Madrid, destrozó sus muros e hizo grandísimos estragos, ayu-
dando
la
clemencia del Señor; volvió a su casa con victoria
en paz.
Mas
residiendo en León vino emisario de Fernán
zález sobre
Lo que de
oído, movilizó
en
ellos
del
el ejército
lugar que se dice
el
el
Rey, y
salió al
Osma, e invocando
Castilla.
encuentro el
nombre
Señor mandó ordenar sus tropas, y dispuso prepararse
para ria:
grande expedición que adelantaba hacia
Gon-
^^
la
guerra a todos los varones. Dióle
mató porción de
ellos,
el
Señor gran
victo-
porción de muchos miles de cauti-
vos llevó consigo, y volvió a su propia corte con gran
vic-
toria.
Después de Por
lo
que
esto, reunido
cuello al gran rey Ramiro,
nuestro rey toda
rey nuestro, castillos
vió a
la tierra:
y subyugó bajo
la
jurisdicción de
hizo traición a su rey
Abderrahman
Rey católico con todos los suyos. El mismo como era fuerte y poderoso, subyugó todos los
que Abohahia tenía
al
avanzó a Zaragoza.
al
León con gran
engañó
ejército,
rey de los sarracenos Abohahia sometió su
el
y se entregó
un
victoria.
y se los entregó, y volMas Abohahia por segunda vez hostiles
rey Ramiro, y trató con Abderrahman de paz.
Después
el
rey cordobés Abderrahman se apresuró haata
Simancas con gran esto, dispuso
ir
.
ejército.
Nuestro católico Rey, oyendo
hasta allá con gran ejército, y aUí mismo, pe-
leando uno con otro, en lunes, estando
al
caer la fiesta de los
CIV
santos Justo
Pastor, fueron deshechos 80.000 de ellos. Aun-
y
mismo Abohahia, rey agareno, allí fué cogido por los nuestros, y llevado a León y en calobozo ^^ metido: porque traicionó a D. Ramiro fué cogido por recto juicio de Dios. Mas el
aquellos que habían quedado,
Mas
fugitivos. la
el
tomado
camino, se volvieron,
Rey, persiguiéndolos, cuando
urbe que se llama Alhandega,
guidos por los nuestros. Mas
De donde
capó semivivo.
el
pojos, a saber oro, plata
el
allí
ellos llegaron a
fueron cogidos
propio rey
y
extin-
AMerrahman
los nuestros llevaron
muchos
y vestidos preciosos. El Rey,
mente ya seguro, avanzó hacia su casa con gran
es-
des-
cierta-
victoria
en paz.
Después,
al
segundo mes, dispuso que fuese una expedi-
ción a la ribera del Tormes,
Son
y
allí
pobló ciudades desiertas-
éstas Salamanca, residencia antigua de
campamentos; Le-
desma, Ripas, Baños, Albandegua, Peña y otros muchos cas-
que
tillos,
enumerar.
sería largo
Realizado esto, Fernán González y Diego Muq^oz ejercie-
ron tiranía contra
Mas
el
el
rey D. Ramiro, y aun prepararon guerra.
Rey, como era prudente y fuerte, los cogió, y uno en
León, otro en Gordón, presos con hierro,
los
echó a
la cárcel.
Ciertamente, pasado
mucho tiempo, dado juramento
salieron del calabozo.
Entonces Ordoño.,
\á hija de
Y Elvira,
ble
Rey, tomó a
Ramiro, que era rey ternísimo, dedicó a Dios a su
y
a
nombre de
Salvador, junto
sobre
Rey,,
Fernando por esposa, de nombre Urraca.
magnitud dentro
terios
hijo del
al
edifi'có la
al
ésta edificó
<ie la
hija
un monasterio de admira-
urbe leonesa,
^^
en honor de San
palacio del Rey. Ciertamente otros monas-
en nombre de San Andrés y San Cristóbal,,
ribera del rió Cea. Otro edificó sobre la ribera del
Duero en nombre de
Sarita María.
También
otro monasterio-
I
cv
en su heredad pròpia, en nombre de San Miguel Arcángel^ sobre
riachuelo llamado Ornia (Valdtierna).
el
En
año decimonoveno de su reinado, tomado consejo^
el
reunido ejército, avanzó para destruir
que ahora por guerra,
mató
pueblo es llamada Talavera, y metido en
el
a 12.000
allí
y transportó 7.000
vió a su propia tierra con victoria.
Oviedo, y
allí
ciudad de agarenos,^
la
Y
cautivos,
entonces dispuso
ir
a
y abades, grandemente exhortado
víspera de
la
Epifanía del Señor
se deshizo del propio reino,
y
dijo:
y en
ellos,
vol-
enfermó gravemente. Vuelto a León, recibió
penitencia de los obispos
por
y
la
«Desnudo
de mi madre, desnudo seré devuelto ayuda, no temeré
lo
él
mismo
salí del
útero
a ella. Señor, siendo
que haga conmigo
el
mi
hombre.» De pro-
epfermedad cayó, y descansa en un sarcófago, junto a la iglesia de San Salvador, en el atrio que construyó para su hija
pia
D.^ Elvira. Reinó diez y nueve años, dos meses y veinticinco
Año
días.
950.
Fallecido Ramiro, su hijo
Ordoño
recibió el cetro paterno.
Varón bastante prudente, y en gobernar y preparar ejércitos muy sabio. Ciertamente, su hermano, de nombre Sancho, to-
mado
consejo de acuerdo con su abuelo
por nombre Gar-
rey de los Pamploneses, y también Fernán González,
cía,
conde de
los Burgaleses,
ron a León
en
^*,
el
como
reino a su
cada uno con su ejército se acerca-
Ordoño y confirmar hermano Sancho. Oído lo cual, el rey Ordoño para arrojar del reino a
estuvo bastante activo,
y defendió sus ciudades, y vindicó
el
cetro del reino, volviéndose a sus propias tierras los susodichos.
Ciertamente,
domeñó
el
a Galicia,
mismo rey Ordoño, reunido gran
ejército,
llevó consigo
muchos-
saqueó a Lisboa y
'despojos juntamente con cautivos, y volvió a
la
corte real con
CVI
paz y victoria. Mas
el
—
susodicho Fernando, porque era su sue-
gro, queriendo o no queriendo, con gran miedo, se acercó a
su servicio.
Mas
el
Rey
de muertí^ natural en junto
al
aula de
Ramiro, rey.
reinó cinco años
meses. Cayó
siete
urbe de Zamora, y descansa en León,
la
San Salvador, junto
Año
y
al
sarcófago de su padre
955-
Fallecido Ordoño, su
hermano Sancho,
hijo
de Ramiro,
Y
cibió pacíficamente la supremacía de su reino.
primer año de su reinado, por cierto ardid del
mada
conjura, saliendo de
León
llegó a
cumplido
al
ir
el
ejército, tra-
Pamplona. Enviados
emisarios con asentimiento de su abuelo García, rey
exhortó a
re-
^^,
se le
rey cordobés Abderrahman. Mas todos
los
magnates de su reino, tomado consejo de acuerdo con Fernando, conde de los burgaleses, eligieron para
Ordoño,
hijo del rey Alfonso, el
reino
al
rey
que había sido cegado jun-
tamente con sus hermanos. Ciertamente le
el
conde Fernando
el
esposa dejada por Ordoño, hijo de Ra-
dio a su hija,
miro.
El rey Sancho, ciertamente,
gordo, los mismos agarenos
de su vientre
la
Y
gordura.
dieron una yerba y quitaron vuelto a la primitiva astucia de
tomó consejo de
ría al reino
quitado para
lido
con innumerable
cuando entró en
huyó
tierra
León por
estuviese demasiado
le
su ligereza,
sí,
como
los sarracenos sobre
cómo
llega-
que había sido arrojado. Sa-
del
ejército,
avanzando hacia León; mas
de su reino y fué oído por Ordoño,
el reino: él lo
noche y entró en Asturias y perdió perdió, Sancho lo recibió. Entrado en León, so-
metió todo
reino de sus padres.-
éste de
Pues
el
el
susodicho Ordoño, echado de Asturias, llegó a
Bur^s. También hijos,
la
expulsaron
los burgaleses, quitada su al
mismo de
Castilla
y
lo
mujer can dos
enviaron a tierra
<ie sarracenos.
cvri
Por cierto que permaneciendo
nombre Urraca, asocióse con fué vivo,
—
permaneció entre
la
misma, de
otro varón. Ordoño, mientras
los sarracenos
y pagó con
llorar
sus penas.
Mas con
el
tomó
rey Sancho
saludable consejo, de acuerdo
su hermana Elvira, para que enviase a Córdoba men-
5^
y pidiera
sajeros
cuerpo de san Pelayo, mártir, que recibió
el
martirio en los días del príncipe Ordoño, bajo
árabes Abderrahman, año 926.
paz y por
el
Y
mientras enviaron
domeñó
la
hasta
el
río
Gonzalo, que era duque allende aquel vino hasta
el
tierra
Rey,
como
le
la
orilla del
mismo
río,
reunido gran
río;
después, enviados el
ejér-
tributo de
la
que guardaba, discurriendo astutamente contra
envió posos de veneno en una manzana. La que
probase, sintió su corazón demudado; disimulando en
silencio, aprisa
mino,
por
allá
Duero. Lo que oído,
mensajeros- y hecho concierto para que pagase
misma
rey de los
cuerpo de dicho santo, salido Sancho de León,
Tino a Galicia y
cito,
el
al
empezó
a r^^gresar a
León.
En
el
tercer día, acabó su vida. Reinó doce años.
mismo
Año
ca-
967.
Fallecido Sancho, su hijo Ramiro, que tenía desde su naci-
miento cinco años, recibió al
consejo de su
tísima.
tía
Tuvo paz con
ciudad de León.
reino de su padre, ateniéndose
D.^ Elvira, consagrada a Dios y prudenlos sarracenos
cuerpo de san Pelayo y la
el
En
lo
el
y recibió de
año segundo de su reinado, cien na-
nombfe (rundéredo,
traron en las urbes de Galicia, y haciendo
alrededor de Santiago, mataron con espada
los
en-
muchos estragos al
^^
obispo de aquel
por nombre Sisinando, y saquearon toda
que llegaron a
el
sepultó con religiosos obispos en
ves de normandos con su rey, por
lugar,
ellos
Galicia, hasta
montes Pirineos del Cebrero. Mas
al
tercer
año, volviéndose ellos a su país. Dios, a quien no se escortde
CVIII
lo oculto,
recompensó con venganza. Pues
sieron en cautividad
como
pu-
ellos
pueblo cristiano y mataron a muchos
al
con espada, también
así
así ellos, antes
confines de Galicia, experimentaron
de que salieran de
muchos
los
males. Porque
el
conde Guillermo Sánchez, en nombre del Señor y honor de Santiago, cuya tierra devastaron, salió con gran ejército a su encuentro y empezó a pelear con
ellos; dióle
Dios
victoria,
y
mató con espada
a toda aquella gente junta con su rey,
y
quemó con
las
fuego
naves de
ellos,
ayudado por
clemen»
la
cia divina.
Mas
rey Ramiro,
el
casa inteligencia,
como
empezó
Galicia con hechos
y con
estuviese en la niñez
pesadumbre
a dar
y palabras. Ciertamente,
a los los
es-
condes de
mismos con-
des que aguantaban esto, deliberaron astutamente contra
él,.
nombre Bermudo, que
fué
y
erigieron sobre
proclamado en
otro rey, por
sí
sede de Santiago apóstol, a 13 de noviem
la
año 982. Lo que oído, Ramiro se apresuró desde León
bre,
a Galicia;
mas
el
rey
Bermudo
encuentro en
de Arena, y empezaron a pelear cruelmente. Por
tilla
cediendo ninguno de
Ramiro volvió el
salió a su
ellos al otro,
a León,
y
allí
separáronse a
la
Por-
fin,
no
vez. Mas-
la
de enfermedad natural cayó, en
año decimosexto de su reinado. ^^
Muerto Ramiro, Bermudo,
León, y recibió confirmó
mandó
las
el
reino pacíficamente. establecidas
leyes
publicar los cánones;
procuró reprobar
cia;
Mas en
hijo
los días
lo
amó
malo y
por la
de Ordoño, entró en
Varón muy el
príncipe
misericordia
elegir lo
de su reinado, por causa de
y un rey suyo, que .qianzor, cual no lo hubo
se
impuso
el
Bamba;,
y
la justi-
los
pecador
bueno.
del pueblo cristiano, creció ingente la multitud
nos,
prudente,,
nombre
de sarracefalso
de xW-
antes ni lo habrá de futuro, tomado-
i
CIX
.
consejo con los sarracenos de ultramar y con toda ismaelita, atravesó las fronteras
de
los cristianos
la
gente
y empezó a
devastar muchos reinos de éstos y a despedazarlos con espada; éstos son: el reino de los francos, el reino de
también
el
Pamplona,
reino de León.
Ciertamente, devastó ciudades, castillos, y despobló toda la tierra,
hasta que llegó a las comarcas marítimas occidenta-
es de España,
pultado al
el
y destruyó
la
ciudad de Galicia, en que está
se-
cuerpo de! bienaventurado Santiago, apóstol. Mas
sepulcro del apóstol, intentando acercarse para romperlo,
se volvió aterrado. Arruinó iglesias, monasterios, palacios, los
quemó con
y
fuego: año 987. El rey celestial, acordándose
de su misericordia, tomó venganza de sus enemigos:
cierta-
mente con muerte repentina y espada dicha gente de los agarenos empezó a morir y llegar de día en día a su aniquilamiento.
Mas
el
rey Bermudo, ayudado por
Reinó diez y
^^
Fallecido
V
en
el se-
expedición entregó su espíritu, en
de enfermedad natural, en confesión del
tierra del Bierzo,
ñor.
la
Señor, empezó a
de Santiago.
restaurar, mejorándolo, dicho lugar
gundo año después de
el
.Se-
siete años.
el cual,
su hijo Alfonso, teniendo desde su na-
cimiento tres años, tué recibido en
el reino.
Año
999. (Con-
luye la crónica de Sampiro).
De cuya
estirpe,
de
los cántabros
lo
venidero
tomando esposa Fernando,
Sancho, apareció
como expeledor de
el
hijo del rey
que había de reinar en
los
bárbaros.
Porque en
tiempo de Sancho, hijo del precitado rey Ramiro, por
ini-
quidad de algunos de los que habían reinado, que unos habían expulsado del reino a sus socios; otros,
como
el
padre de
éste,
ex habían sacado los ojos a sus hermanos; de igual los gentiles
por diversas maldades
al
pueblo
modo que
israelita, así la
permisión divina permitió dominar de nuevo a los moros
las
Españas.
Pues en
el
año 966, muerto
mayor de todos ras del
reino
muerto
aqu-él,
audazmente agredió
los bárbaros,
de
rey Sancho, Almanzor,
el
Ciertamente,
cristianos.
los
como en
tal
fortificaciones
más de
lo justo;
con ambición de mandar
obedecer a Ramiro
^'\
hijo del rey
oyendo
tiernos años. Así, cristianos, atravesó
las fronte-
después de
proceso acaecer suele, los condes
que regentaban provincias, unos trayendo autoridad real soportada
el
sin
a la
memoria una
otros oponiendo
yugo, rehusaban
Sancho, aun retenido en
bárbaro esta discordia de los
el
por un vado
el
río
Duero, que en aquel
tiempo se tenía por linde entre cristianos y bárbaros. Ayudaban al bárbaro en esta facción, ya su largueza de pagas, con la
que había ligado a
sí
no pocos soldados
justicia al dictar sentencias, a
cristianos;
ya su
que siempre, como aprendimos
por relato paterno, más que nadie, aun con los cristianos, es lícito decirlo, tuviera cariño.
Sobre
esto,
si
en cuarteles de
invierno se originaba cualquier sedición, para sosegar
multo,
más bien
al
bárbaro que
cristiano
al
si
imponía
el
tu-
suplicio.
Pues devastando a hierro y fuego cuanto se contiene dentro
animoso plantó su campamento sobre
de
la
lla
del río Esla, para combatir
provincia,
claro es,
entrar en
que nada la
Lo que
le sería
la
la ori-
ciudad de León, hallando,
contrario en lo sucesivo
si
pudiese
regia ciudad de los leoneses.
oído,
el
niño Ramiro, a quien su madre
la
reina
Teresa tierno aún [guardaba] en León, sale armado contra
el
enemigo con algunos condes; y trabado combate, hasta sus tiendas los abatió con ingente matanza. Pero el bárbaro,.
CXI
cuando observa que
los
indignado saltó de su
suyos se presentan en cobarde fuga, pues cuéntase que Almanzor hacía
solio,
ostensible a sus soldados esta señal de afrenta mientras peleasen mal: sentarse con afrenta en
el
suelo, quitado el casco
de oro con que habitualmente cubría su cabeza. viendo
rapado
rodean a
otros,
trocada la vez,
A
quien
soldados bárbaros, animándose unos a
por doquiera con gran alarido, y ellos, empujando por la espalda, hubiesen hecho los nuestros
mezclados a través de
irrupción si
los
**^
una ingente
lluvia
las
puertas
de
la
ciudad,
con torbellino no hubiese dirimido
la
contienda. El bárbaro, íleshecho su plan por este año con la
inminencia del invierno, se recogió a su patria.
embargo,
la vindicta
A
quien, sin
divina dio tanta licencia en lo sucesivo,
que durante doce años continuos, agrediendo otras tantas veces las fronteras de los cristianos, apoderóse de
demás ciudades, destruyó santos mártires
con otras varias ria
la
iglesia
León y de
de Santiago y
la
de
las
los
Facundo y Primitivo, como arriba indiqué, que es largo de contar; profanó con temera-
osadía cuanto hay de sagrado, y a lo último hizo tributaria
todo
el
reino,
Mas en
ya sometido a
esta
él.
tempestad todo culto divino pereció en Es-
paña; toda gloria de los cristícolas cayó; los tesoros acumulados en las iglesias fueron robados enteramente, hasta que
por
fin, la
divina piedad, compadeciéndose de tanta ruina, dig-
nóse alzar esta calamidad de
que en
el
la
cerviz de los cristianos. Por-
año decimotercero de su reinado, después de mu-
chos horribles estragos de los cristianos, sorprendido Almanzor por el
demonio que en vida
lo
grandísima ciudad, fué sepultado en ••-
Mas
la
poseyera en Medinaceli^ el infierno.
gente de los godos, por misericordia de Dios,
sacada de tan gran yugo, tomó paulatinamente fuerzas. Por-
CXII
<jue
Ordoño,
que había reinado poco
del rey Fruela,
hijo
tiempo, dejó un hijo sobreviviente, por nombre Bermudo. E^ cual
Bermudo, en verdad, luego que alcanzó
supremacía
la
como precipitado e mismo exordio de su
del reino en los confines de Galicia, no inhábil en el empleo,
sinc4
desde
el
principado empezó a expugnar a los moros con industrioso
abundoso en visceras
afán. Este engendró a Alfonso, bien <ie misericordia
con
pugnador valentísimo de -celando la ley de Dios,
los
pobres de Cristo, y ex-
los bárbaros
y de sus ciudades. Mas
y
iglesias
las
como
rechazase
la
supersticiosa secta
barbárica con gran odio, cuéntase haljer tenido encerrados a
moros con
ciertos
cuya expedición, misa de
y hambre en
el castillo
de Viseo; en
vestido, por el fuerte calor, con sola una ca-
mientras estuviese paseando a caballo cerca de
lino,
las murallas
hierro
de
la
ciudad, fué herido con flecha desde una
torre por cierto bárbaro, insigne flechero, por cuya herida
llegado a su fin
y dejando de
hijos a
-doncella, entregó su espíritu a Dios,
Por
lo
demás, hecha patente
la
Bermudo y
a Sancha,
según creemos.
prosapia materna de nues-
tro emperador Alfonso, para que también se patentice su noble origen paterno,
el
discurso vuelva atrás un poco.
Así, el reino de los cántabros,
rribado en parte por
la
aunque
lo
ocupación de los moros
«in embargo, permaneció firme, por fortaleza •de
acceso de aquellas
ble enemigo invadía
tierras.
más de
rríase hasta las ciudades tre
conocimos de-
y
Porque
si
^'^,
en parte,
y por
dificultad
alguna vez
el
formida-
lo usual, traspasada la llanura, co-
castillos situados
en valles de en-
montañas. Entonces los cántabros, sufridores en toda
forma del sidad,
y de trabajos, por razón del sitio y de la nececogidas sus más ligeras armas, arrastrándose a pie por frío
CXIII
collados y sombríos lugares de ces de improviso los
zaban invadiendo; y
perturban muchas Ve-
s.elvas,
campamentos enemigos, mientras avanni este
hecho jamás podía ser vengado
por los enemigos, porque los cántabros, ágiles y ligeros, punto, cuando lugares.
Y así
cosa
la
demandaba, retraíanse
lo
diversos
a
rabia de los moros, que para otros era for-
la
Mas
midable, se tomaba por los cántabros a burla.
que procedía del noble origen de Pedro, duque de
que
bros, después
al
los cánta-
declaró rey, no sólo atacó
se le
García,
armado
frecuentemente a los bárbaros, sino que con insistencia empezó a reprimir su ímpetu, para que no se ensañasen contra
de
las fronteras
Fallecido
el
los cristianos,
cual,
según su habitual costumbre.
Sancho, su
hijo,
subió
A
quien Dios, viéndolo devoto vengador de
el
sudor de su
ejército,
no sólo
le
al
reino paterno.
la fe
cristiana
añadió prósperos sucesos,
Porque
sino que hizo crecer su prole con múltiple generación.
desde
los
mismos montes
sacando de
la
Pirineos hasta
el castillo
que
'^^
con temor
empo
y,
de Nájera,
potestad de los paganos cuanto de tierra se
contiene dentro, hizo correr sin retroceso tiago,
con
los peregrinos torcían
a los bárbaros.
con felicidad de
quienes en vida
el
el
camino de San-
desviándose por Álava,
Mereció también disfrutar largo la
compañía de sus
padre benignamente dividió
García, primogénito, puso
al
hijos,
entre
reino;
a
frente de Tes pamploneses;
la
belicosa Castilla recibió por gobernante a
el
Fernando por
or-
den de su padre, y dio a Ramiro, a quien tuvo de una concuMna, Aragón, como partícula de su reino, separadamente; a saber, para
que no fuese
dero del reino, ya que
visto entre los
les era desigual
hermanos como herepor
linaje
materno.
Entre tanto, Fernando tomó en matrimonio a Sancha, nobilísima doncella, hija de Alfonso, rey de Galicia, asistiendo VIII
CXI\'
a las reales nupcias de la
Además,
el
niño
Bermudo
hermana su hermano Bermudo. proclamado rey a
es
padre, desde los confines de Galicia hasta
separa
fin,
de esta
Sancho
rey, en
cenobio de
el
buena
vejez,
vida, mientras su hijo García
pliendo un voto: año
en
el río
Pisuerga que
reino de los cántabros.
el
Por
muerte del
la
1
03 5.
A
cargado de
días, salió
Roma cum-
tornaba de
quien Fernando hizo enterrar
Oña con gran
honor,
como
padre co-
a tal
rrespondía.
Mas
que vuelve de Roma, cumplidos sus
García, después
votos a Dios, y sabida ya
la
como
de Pamplona,
se acercase a la provincia
muerte del padre, oye que Ramiro, su hermano,
nacido de concubina,
Porque Ramiro, de
le
ponía asechanzas tocante
^^
y
el
oscense, así
como
de los cuales más que en sobre
la
sí
el
el
rey de Tudela, en
confiado, puestos
guerra.
Cuya
rebeldía,
zarago-
ayuda
la
campamentos
ciudad de Tafalla, amenazaba indignamente
mano con
reino.
cierto, para realizar esta acción se había
coligado con ciertos reyes moros vecinos, a saber:
zano
al
no consintiendo
al
her-
tolerarla el
valor del rey García, porque resultaba infame, reunidas tropas
de fortísimos soldados pamploneses, acomete
al
campamentos enemigos. Luego, degollada
mayor
modo de
rebaño, los
la
instante los
parte a
demás que habían quedado, abandonan-
do tiendas y bagajes, emprenden inermes la fuga. Pero hasta el adulterino Ramiro, si no es porque descalzo y sobre un caballo
!
gobernado con cabestro se puso en lugar seguro, hu-
biera tenido aquel por su día último.
Entre tanto, del vínculo de unión y cariño
.
^ -
salió
entre
Fernando y Bermudo su cuñado fuerte discordia, la que desde un principio fué semilla de todos los males y turbadora imprevista
de bienes. ^Qué, pues, de admirar
si
habiendo
i
r.w
causa ejercitó aquí sus fuerzas, mientras que agigantando los
humanos
diversos impulsos de los seres
moviendo aun do
a
la
si
allá,
con-
hubo separa-
según
no
entre mortales, que aun gustan de lo
promueve guerras
esta querella,
hasta
más
criatura inmortal del concierto angélico,
parecerá cosa grande terreno,
Cuando
a espíritus dulces?
misma
lánzase
mortíferas. Verdaderamente, en
razón humana, uno y otro parecen
la
tener su motivo.
Porque Sancho,
[rey] de los Cántabros, después de
el
muerte de Alfonso, príncipe de
la
estando Bermu-
los gallegos,
do incapacitado por sus tiernos años, había sometido una parte del reino de éste bajo su dominio, a saber, desde
Pisuerga hasta
el
Cea;
adulta cuando expiró el
el
mas Bermudo, ^ siendo ya de edad rey Sancho, dispuso vindicar para
sí
reino paterno. Respecto de ello, Fernando, con quien se
había desposado
la hija
de toda razón que
crepando sobre
él
ello,
de Alfonso, creía injusto y
fuese expelido de este reino;
Fernando no podría tencia
casi fuera
y
así, dis-
nace gran alteración entre ambos. Mas,
porque eran desiguales en fuerzas
al
el río
a su
de suerte que
ímpetu de Bermudo, con
resistir al
demanda socorros
militares,
insis-
hermano García para expugnar
enemigo. Pero yo, escribiendo
la
muerte de tan gran rey,
cuando considero su excelente gobierno, soy embargado por el
dolor siempre. Porque Bermudo, noble niño constituido en
no fué
y lascivos deseos, como en aquella edad suelen embargar, sino que empezó a rey,
visto sujeto a diversos pueriles
regir las iglesias
de Cristo desde
tierno reinado, a defenderlas de
como un piadoso lo
el
mismo
principio
de su
hombres perversos y aparecer
padre, consolador de los monasterios. Por
que no es dudoso que Bermudo, sacado de este mundo,
fuese piedra llevada para colmar
el edificio
de
la
Jerusalén
ex VI
según aquello de: «Quitad del camino
celestial, ellas
son recogidas para
«He aquí como
pereció
justo
y nadie
piedras;
y en otro
el celestial edificio»,
el
las
lugar:
lo reflexiona.»
Pues Fernando y García su hermano, agregadas tropas de fortísimos soldados,
mientras se apresuran a combatir
enemigo, he aquí que Bermudo con los suyos, pasada tera de los cántabros,
mado.
Y
citos se
ya sobre
^^
adelántase
el valle
la fron-
encuentro de ellos
al
de Tamarón
los
al
dos opuestos
ar-
ejér-
observaban con sus fúlgidas armas, cuando Bermudo,
fuerte e impertérrito, aguija
yuelo, su insigne caballo,
primero con
y deseando
los acicatea a Pela-
herir
al
enemigo, en
rá-
pida carrera entre densísimos escuadrones, acomete empu-
ñando una
Mas
lanza.
la
evitar entre los mortales,
nuraica muerte, que ninguno puede
apoderándose de
él,
mientras
García y Fernando más fuertemente se echan encima, al
correr
mismo
del caballo,
y cayendo en
tierra
de sus militares cruelmente acabaron sobre se entregó a la sepultura entre los
él.
el
feroz
\
le hirió
muerto, siete
Cuyo cuerpo
demás reyes en León.
A
seguida Fernando, fenecido Bermudo, viniendo desde los con-
de Galicia, asedia a León y pasa todo el reino a su poder. En el año 1038, a 22 de junio fué consagrado don Fer-
fines
nando en
legionense de
bienaventurada María y ungido rey por Servando, de venerable memoria, obispo católico
de
la
la iglesia
misma
esposa tomó
el
iglesia.
la
El cual, desde que con Sancha su
cetro del gobierno del reino, increíble de re-
cordar es cuan en breve impusiera temor hacia vincias de bárbaros de toda España; las
biera desolado bien pronto,
si
que
al
él
en
las pro-
principio hu-
antes, para apaciguar los albo-
rotos de su reino, no hubiese proveído sagazmente a corregir los rebeldes
ánimos de algunos magnates.
amplitud de su reino había excitado
el
A
más de
esto, la
ánimo de su hermano
^-.
.1
C.VMI
y desde
García,
colmo
de
^^
la
tales razones,
la
fraternal unión le había llevado hasta el
envidia. Así, el rey Fernando, impelido por
nada llevó a cabo peleando fuera de sus lindes
contra gentes extrañas, por espacio de diez y seis años.
Entre tanto
nombre
nombre
la
reina Sancha concibió
y
parió un hijo cuyo
era Sancho; luego, embarazada, dio a luz una hija por Elvira; otra vez concibió
y parió
hijo, a
quien por
uno y otro padre plugo llamar Alfonso; por último, concebida semilla, fué procreado ca, nobilísima
menor
el
doncella en decoro
ron antes de obtener su elevación
do dispuso educar a sus
García. Respecto de Urra-
y costumbres, la engendraal reino. Mas el rey Fernande suerte que se instru-
hijos e hijas
que
yesen primero en liberales disciplinas, a
las
había prestado estudio; después, cuando
edad
hizo a los hijos correr caballos al ejercitarse
virtud.
do
modo de
en armas y cacerías; mas a
estragasen con la ociosidad,
Luego, cuando
rey, acrecentada
la^
con
la
mandó
mismo
lo consentía,
los españoles
las hijas,
instruir
él
y
para que no se
en toda mujeril
administración del reino de Fernan-
y milicias, pare;ía bastante próspera y bastante pudiente, según de ordinario se sufre por parle de los mortales, entre él y su hermano García hijos, leyes
nació, en razón de esta opulencia, la envidia.
Por
lo
demás, como Fernando se descubriese en todo
manso y humano, aborreciendo desgarrarse por
natural be-
nignidad y acostumbrada piedad suya, se había propuesto
en su interior conllevar a todo trance los fingimientos y envidia
de su hermano, en forma que
vocado siempre
mo
a ira la
por
él;
o sea,
tomando
ni
aun pudiera ser pro-
a gloria
propia vencer
envidia fraterna. Así, cuando García
en Nájera,
el
*^''
cae enfer-
rey Fernando, conmovidas sus entrañas
ternales, apresúrase a verlo;
y había ya llegado hasta
él,
fra-
cuan-
ex VIII do, puestos de acuerdo para prender
al
Rey, se arman
ase-
chanzas mutuamente; mas una vez que ello se frustró, impi-
diendo
el
temor tan gran
cosa,
Fernando rápidamente
se re-
trajo a su país.
Mas
ocurrió que, a
rey García se acercase
la inversa,
a él
enfermando Fernando,
humildemente, ya en demanda de
gracia por tan grar^ crimen o con motivo de
A
mí, sin embargo,
la
frustrada fechoría que por consolar
me
la
enfermedad.
parece que antes bien por madurar
fermedad viniese García; como que,
al
hermano en
a fin
¡así
quien luego que vio
manda cia
sí las
el
él
dado una
en absoluto de este mundo:
saliera él
juzgan dentro de
en-
la
de apoderarse
solo del reino, deseaba no solamente que le hubiese
enfermedad, mas que
el
ávidas mentes de los reyes!
rey Fernando, impelido por
la
A ira,
encarcelarlo en Cea; de donde, evadiéndose con astu-
pasados algunos días, volvió a su propia tierra con algu-
nos militares prevenidos ocultamente. García desde entonces agrio
y
furioso
empezó
a buscar abiertamente ocasiones
guerra y, sediento de
la
mente
mismo
las fronteras del
Oído desde
sangre fraterna, a devastar hostila
que podía
llegar.
rey Fernando, juntado inmenso ejército
lo cual, el
los confines
de
de Galicia, avanza a vengar
la -injuria
del
reino. Mientras tanto envía al rey García emisarios idóneos, a fin
de que, dejados sus confines, gozase de paz y no
sumiera de contender con
él
'^
pre-
con espadas mortíferas, pues
eran hermanos, y, por tanto, convendría vivir cada uno tran-
quilamente en su reino. Sobre esto sostenerse contra
Finalmente,
tal
el
campamento
predice que no podría
multitud de soldados.
rey García, feroz y animoso, oída
jada y despreciando del
le
la
la
emba-
clemencia de su hermano, manda
a los emisarios;
y
al
salir
punto, añadiendo ame-
CXIX nazas, díceles que, vencido su señor, tanto a ellos
compañeros que sobrevivieren a
como
la
como
a los
pelea arrastraría a su país
rebaños. Así confiaba García en sus fuerzas; porque en
aquel tiempo, aparte
poder
el
era tenido
real,
como
militar
insigne entre todos los militares: ciertamente, estaba hecho a
desempeñar en toda guerra a
la
vez los oficios de militar va-
y de buen general. También había ligado a sí grandísima turba de moros, que por razón de alarma había reclutado
liente
para
la batalla.
para
la
Luego, por uno y otro se designan día y lugar
desgraciada pelea.
Mas ya García
campamento en medio
tenía puesto su
de Atapuerca, cuando de noche
valle
Fernando
los militares del
se apoderan, a la parte de arriba, de
del
rey
un collado
.próximo. Por cierto que estos militares, siendo en su mayoría
de
la
parentela del rey Bermudo, cuando se percatan del
vivo deseo de su señor de coger vivo a su
hermano más bien
que muerto, según creo por instigación de anhelaban singularmente vengar por
gada
así la
mañana
'*
sí la
y como asomase
el
la
reina Sancha,
común
sangre. Lle-
primer rayo de sol
entre las ondas, ordenados los batallones, fuerte clamor se alza
dos,
por ambas partes; arrójanse de
y de cerca
se
manejan
las
lejos los
enemigos dar-
espadas mortíferas; por
fin, la
cohorte de fortísimos militares de que hablé antes, echándose
encima desde las filas lanza
rienda suelta y cortando a través de
lo alto a
en
ristre,
convergen todo su ímpetu contra
el
rey García, a quien traspasado precipitan exánime del caballo
en
tierra;
en cuyo combate dos de los grandes militares de
García son matados con
él.
Aun
los
moros que habían en-
trado en batalla, mientras intentaban ponerse en fuga, son
cautivados en gran parte.
entrega a
la
sepultura en
la
Mas
el
iglesia
cuerpo del rey de
la
Ciarcía se
bienaventurada María,
— en Xájera, que cimientos
cxx
había construido devotamente desde sus
él
y adornado pulcramente con
plata,
oro y vestidu-
ras de seda: año 1054, día primero de diciembre.
El rey Fernando, luego que, muertos
ñado, ve todo
el
cu-
reino sometido a su obediencia sin obs-
el
ya por
táculo, seguro
hermano y
el
lo
tocante
tiempo restante en rendir
dispuso emplear
al país,
a los bárbaros
y
el
afianzar las igle-
de Cristo.
sias
Con que, pasado rano, cuando por
el
tiempo invernal, a principios de
abundancia de pastos ya podía
la
a Portugal,
los bárbaros salidos
Por otra parte,
el
trasla-
Rey '^ de los Campos Góticos cuya mayor parte dominaban cruelmente
darse un ejército, partiendo
marchó
ve-
de
el
las provincias
|
de Lusitania y Bética.
rey Fernando en todo
el
tiempo de su vida
-j
con designio señorial esto había resuelto firmemente: no poderse desistir de lo comenzado ni ceder, una vez emprendido
un
trabajo, en tanto
no se concluyese con perfecto
estaba pensado realizar. Por cuya razón si
culebra viesen, tenía atemorizado
Preparada
ros.
vade
la
matados
así
toda
los bárbaros, él
enumerar
modo de
a
y de
pavor hacia
el
él,
que
como
el
castillos
primer ímpetu
in-
circunvecinos;
y
humilló a cuantos quiso con esclavitud
los suyos.
Mas porque
parecería fastidioso
inventario las aldeas
de bárbaros despoblados por
el
sólo puse cuidado en expresar los
y apiñados
casti-
invictísimo rey Fernando,
nombres de
las principales
ciudades, cuyas iglesias regentaron obispos en otro tiempo, las
que peleando virilmente arrancó de sacrilegas manos. Conquistada ya
la
--
corazón de los bárba-
soldadesca, en
ciudad de Cea con otros
en favor de
líos
la
el
fin lo
ciudad de Cea, apresúrase a combatir
la
ciudad de Viseo, con esta intención, a saber: que trocada
la
suerte de sus hazañas, los bárbaros de aquella ciudad paga-
I
CXXI sen
debida pena por m.otivo de su suegro Alfonso,
la
Porque había en
tado.
saeteros, a al
la
cuyo ímpetu,
muro con
misma ciudad una si
ma-
allí
fortísima tropa de
alguna vez soldados se acercaban
intención de combatirlo
'^,
a
no ser que sobre-
pusiesen a sus escudos tablas u otros obstáculos más fuertes,
no eran poderosos a simple escudo y
la loriga
prender
la
flecha atravesaba el
triple lizo.
Exploiados, pues,
ciudad y puestos campamentos, el escogidos militares y honderos con ellos, em-
todos los accesos de
Rev ordena
de
porque
la
resistirles,
a
la
marcha contra
la
ciudad de Viseo y ocupar sus
puertas. Luego, trabada batalla por algunos días,
con gran esfuerzo,
lease
que había matado
al
manos. Respecto de
la
tomó, y encontrado
rey Alfonso, los
mandó
como
se pe-
saetero
allí el
privarlo de
ambas
demás moros, fueron presa de
los
soldados.
Desde gese hacia
deado
prontamente, alzados los campamentos,
allí
ciudad de Lamego, a
la
la
que, en llegando ro-
del ejército, esfuérzase por asaltar su
empeño; que,
muro con gran
bien parecía inexpugnable por
si
dirí-
la
fragosidad
embargo, torres y máquinas de diverrindió en breve, y rendida la sometió a sus
del sitio, opuestas, sin
sos géneros, leyes.
la
También
los
moros de Lamego, en parte fueron
pedazados a espada, mas en parte aherrojados con para trabajar en diversas iglesias; porque proveía siempre con industrioso cuidado, a
el
des-
grilletes
rey Fernando
fin
de que
la
me-
jor parte de los despojos de sus victorias se distribuyese en-
pobres de Cristo, en alabanza del sumo
tre las iglesias
y
los
Hacedor que
le
daba
San
victoria.
Justo, situado sobre el río
Tomó
también
el castillo
Malva, y a Tarouca, con
de ^*
otros muchísimos puestos alrededor, los cuales destruyó hasta el suelo,
para que, en adelante, los bárbaros no pusiesen guar-
CXXII
nición en ellos contra los cristianos, en razón de lo perjudi-
que eran por su molesta
diales
ellos,
para que Coímbra,
máxima ciudad de
capital
que había sido de
las otras, se
Conquistados aquella región
y
jese al culto cristiano, tas del
situación.
Rey
el
redu-
se dirigió en rogativa a las puer-
bienaventurado Santiago apóstol, cuyo cuerpo, por
di-
vina asistencia de nuestro Redentor, dícese que a España fué traído.
Y
hecha rogación durante tres días para que
allí,
viese éxitos prósperos
y
pues, hechas donaciones fiado en el
amparo
al
Por
lo
demás, a
él
ante
la
el
rey Fernando,
divino, apresúrase audaz hacia
fin
ella, la
el
Majestad divina. Así
venerando lugar,
puestos campamentos sobre ,
pedía que
felices aquella guerra,
Apóstol fuese intercesor por
tu-
Coímbra
y,
asedia.
de que se esclarezca para todos cómo
su oración devotísima fuera recibida por Dios, lo estimé digno
En
de comentar.
rey Fernando,
la
efecto, resultó
colmada, por
devoción del
firme sentencia de nuestro Salvador cuando
«En verdad os digo que cuanto
dice:
la
pidieseis al Padre en
mi
nombre, se os dará.» Pues en este caso, porque instaba para arrancar aquella ciudad de los ritos del paganismo, tuirla a la fe
sús,
de los cristianos,
y resticiertamente en nombre de Je-
que se interpreta Salvador, rogaba por su salvación a
Dios Padre. Mas porque ahora Fernando, corruptible, cia tol,
no sabía que
él
"^^
puesto en carne
era participante de la divina gra-
por méritos de su vida, imploraba los sufragios del Apósa fin de quej
interceder junto
como al
familiar
suyo notorio, consintiera en
piadosísimo Maestro. Así pelea
nando en Coímbra con
el
rey Fer-
espada material, y para lograrle victoria Santiago, militar de Cristo, no cesa de interceder junto
al
Por
la
Maestro. fin, el
triunfo concedido por
el cielo al
serenísimo rey
í
cxxrii
Fernando, de esta manera
lo dió a
conocer el bienaventurado
Apóstol de Compostela: Había venido de Jerusalén cierto peregrino griego, según creo, pobre de espíritu
permaneciendo largo tiempo en
el cual,
sia del las
riquezas,
pórtico de
la igle-
bienaventurado Santiago, instaba día y noche con ve-
y oraciones.
guaje,
el
y de
oye
a los
Y
como ya poseyese un poco nuestro lenindígenas que entraban a menudo en el santo
templo, por causa de sus necesidades, importunar los oídos del
Apóstol llamándole buen
militar;
mas
para
él,
sí,
no so-
lamente aseguraba que aquél no hubo sido caballero, sino
también que jamás hubiera subido a caballo. Empero, sobreviniendo
noche, ciérrase
la
día;
el
entonces,
como
el
pere-
grino, según costumbre, pernoctase en oración, de pronto
lle-
como
te-
vado en
éxtasis, el apóstol Santiago se le apareció
niendo en
las
manos
alegre dice: Ayer,
ciertas llaves,
que yo nunca fuera
suplicantes, creías
esto diciendo fué llevado
alzada ante la iglesia
el
el pórtit:o
y enseñando
había de entregar
mañana,
de
la
al
militar valentísimo.
cuya nivea claridad toda
las llaves, hizo
saber
al
griego, atónito con clérigos
y todos
los
tal
cosa, les dice entrar
hoy
pamento
el día,
el
convoca en junta
primates de la
anotado
visión,
la villa;
expedición, el
rey
la
rey Fernando.
al
sol saliente
orbe iluminado en día dominical,
cho nombre y de
les,
peregrino que
día siguiente, cerca de las nueve de
Entre tanto, declinando los astros, cuando el
que subiendo
las abiertas puertas, al
ciudad de Coímbra
había descubierto
Y
un esplendidísimo caballo de gran
la iglesia,
iluminaba desde
Apjóstol
y hablándole con rostro
burlándote de los piadosos deseos de los
'''•
y
todos los
ignorante de di-
explicando por orden
Femando
la
en Coímbra. Los cua-
mandan emisarios con
del invictísimo Rey, para
él,
a
el
celeridad
que andando
el
al
cam-
camino,
—
diestramente averigüen
si
—
cx-kiY
-
esta visión procedía de Dios, a fin
mundo
de que pudiera ser manifestada a este
en alabanza de
su nombre. Pero los emisarios, cuando apresurándose llega-
ron a Coímbra, encontraron que en señalado
el
mismo
día
apóstol Santiago de Compostela, y a hora de las
el
Rey entraba en la ciudad. Porque, como durante algún espacio de tiempo
nueve,
el
a los de
retuviese
Coímbra encerrados dentro de murallas, poniendo
muro de la ciudad. enviaron al Rey emisarios con
en parte
arietes alrededor, había roto
Lo que viendo súplicas, los
entregaron
los bárbaros,
que tan sólo pidiendo
al
de un socorro
Rey
la
Fernando
la
el
vida para
muy pequeño
para
el
y sus
hijos,
camino.
rabia de los moros,
la
una y otra provincia separa de
que sacó de jurisdicción de ilustre
Galicia.
rey
Pero aquellas ciudades
paganos
los
el
Mondego, que
a todos obligó a irse allende el río
Sesnando,
sí
ciudad con todos sus bastimentos, fuera
Así, expulsada de Portugal
cierto
que había
las
encomendó
por su autoridad. Porque
éste,
a
robado
en otro tiempo de Portugal con otras pregas, por Benahabet,
rey de
la
muchas dor,
provincia Bética, trabajando entre los bárbaros en
preclaras comisiones, había llegado a tan gran esplen-
que era mirado por
el
bárbaro
todos los demás del reino, porque
guna suya resultara
fallida.
Por
Benahabet, Sesnando se pasó
al
Rey con más
ni
lo
cariño que
consejo ni empresa
demás,
al-
cuando dejado
rey Fernando, mediante
las
sobredichas facultades fué insigne para nosotros y terror
grandísimo para los bárbaros hasta su día postrero. El rey Fernando en verdad, acariciando con dádivas los
umbrales del bienaventurado Apóstol por causa del sometido
enemigo, vuelve alegre a
la
ciudad de León.
Donde
cele-
brando reunión general de sus magnates, acordó agredir con
cxxv 'uerra a los bárbaros que,
desde
avanzando por
provincia Cartaginense
la
parte oriental
la
y reino Zaragozano,
habita-
fortificaciones .y apiñados castillos puestos junto al río
ba-n
Duero. Porque eran,
'^
dada
proximidad del lugar
la
fronteras de Castilla, inevitables
a las
enemigos que tomaban
allá
de súbito presas y cautivos.
Luego que volvió •nmdo
el
tiempo favorable del año,
con ejercitadas milicias
los invade
y,
rey Fer-
el
cobrado en breve
de Gormaz, llegó a Vadorrey; cuya ciudad una vez sometida a su mandato, animoso dirígese a la ciudad de Bercastillo
1
que protegía
langa,
los
demás
puestos a su alrede-
castillos
moros de dicha ciudad, por no ser presa del enemigo, agitados de excesivo terror, antes que el Rey los cogiese, perforando durante algunos días el muro por diversos dor. Pero los
sitios,
el
todas
el
las torres
lo
turba de niños y muje-
ciudad de Aguilera
de Santiúste, peleando
castillo
refugio de Santamera.
de Muermos
tillo
la
triunfo, invadió la
conquistado también
omó
dejando
la fuga,
Después de cuyo
res.
V,
previnieron
No menos,
destruyó hasta
agrediendo
el suelo.
el cas-
Derribó además
de vigías que descollaban sobre
el
monte
Parrantagón, según costumbre barbárica, y los refugios consruídos acá y allá por los
campos
-del
valle
de Bordecorés,
protección de los bueyes de labranza.
.ara
Por
lo
demás, cuando tornó seguros
tabria contra
el
los confines
de Can-
sobresalto de los bárbaros que acudían de
la
provincia de Celtiberia y del reino Toledano, preparadas por
todo
el
reino valentísimas tropas de soldados
rey Fernando proyecta expugnar
Por
lo que, salvadas
la
y honderos,
el
provincia Cartaginense.
en rapidísima marcha
las
cimas del monte
de Oña, como hambriento león cuando ve presentarse una tnrba de ganados en rasa campiña, así el rey español invade
CXXVI ansioso los predios morunos; de
modo que con
ejercitada
campo junto a la ciudad de Talamanca, ^^ apodérase de muchos lugares de bárbaros opulentísimos en ganado mayor y menor y otras apetecibles cosas, devasta los campos, toma e incendia muchos castillos. y lulevantando
milicia,
el
gares ligeramente fortificados o sin guarnición, mata a los
moros y manda que de la
los niños
y mujeres y todo patrimonio
de sus militares.
ellos sea presa
De
esta suerte llegando a
ciudad Complutense, que ahora se llama Alcalá, despobla-
dos a hierro y fuego por todas partes sus campos, rodea murallas con campamentois.
Mas
las
los bárbaros complutenses,
cuando encerrados dentro de muros ven todas sus cosas de
muro por arietes, envían con rey toledano Halmemón, a fin de que,
y golpeado
afuera destruidas
urgencia emisarios
al
ya rechazando en guerra
a
el
tan gran
enemigo o ya aplacándolo
con regalos, entienda en su propia salvación y
que de no hacerse dano
pronto, sepa que
el
bárbaro,
tomando
el
él
y
el
reino Tole-
""
perdidos en plazo breve.
irían
Pero
muy
la del reino, lo
más sano
consejo.,
amontona
inmensa riqueza de oro y plata y preciosos vestidos, y recibido seguro contra su miedo, acercándose humilde a presencia del
Rey, suplica rendido de su nobleza que, aceptados
regalos,^ desista
clara
que
aunque
el
y
él
falso,
sin
él
y
de asolar sus confines. Sobre esto además de-
su reino se confiarían a su potestad.
rey Fernando entendía que
mismo
el
tiendo de expugnar
momento aceptada la
le
fin,
bárbaro hablaba en
la
^^
ofrenda y desis-
provincia Cartaginense, cargado con
presa, recogióse a los
Campos
Entre tanto, pidiendo coloquio
Rey,
el
En
llevase sus designios bien por otro camino,
embargo, por
mucha
los
la
Góticos. reina Sancha
persuade para que se hiciera una
iglesia
en
el
al
señor
cernen-
CXXVII terio
de los reyes en León, donde también sus cuerpos deban
ser enterrados razonable
cretado lugar
y magníficamente. Porque había
de-
rey Fernando dar sepultura a su cuerpo, ya en Oña,
el
que siempre
había sido querido, ya en
le
San Pedro de Arlanza; pero
la
de
la iglesia
reina Sancha, porque en el
cementerio real de León descansaban en Cristo su padre príncipe Alfonso, de digna memoria,
el
y su hermano Bermudo,
serenísimo rey, trabajaba con todas sus fuerzas para que tam-
y su marido descansasen con aquéllos después de la muerte. Accediendo pues, el Rey a la petición de su fidelíbién ella
,
sima cónyuge, son destinados albañiles para que trabajen
asi-
duamente en labor tan dignísima. Por
demás
lo
a fronteras,
rey Fernando, ordenadas
el
cuando
llegó la
provincias de Bética
y
cosas tocante
primera oportunidad de tiempo,
reunido de nuevo un ejército, las
las
salió
en ademán hostil hacia
y despoblados
Lusitania;
los
cam-
pos de los bárbaros e incendiadas muchas granjas, acude al encuentro del mismo el rey de Sevilla Benahabet con grandes regalos,
y
le suplica,
quiera perseguir ni
según costumbre,
^'
por amistad y decoro del reino, que no a él ni su reino. Mas el rey Fernando,
compadecido de
mientras se doblega a
las súplicas del
las
humanas
angustias,
manda todos los hom-
anciano bárbaro,
hacer venir desde los cuarteles de invierno a
bres buenos, para con su consejo disponer qué conclusión
imponga
a las súplicas del rey
hubo consultado, por decreto
manda que
de
los
moros. Pero cuando
del consejo recibe los
se le entregue el cuerpo
de
la
lo
dones y
mártir bienaventu-
rada Justa, que en otro tiempo pasó a Cristo en Sevilla con corona de mártir, a fin de que fuese transportado a la ciudad
de León.
A
estos imperiales
mandatos
al
punto dando consenti-
r\'x\'iii
miento
el
bárbaro, prometió que
beatísima virgen.
él le
daría
sí
cuerpo de
la
Cuya promesa aceptada, cuando estuvo de
regreso de aquella expedición en León,
voca junto a
el
rey Fernando con-
el
a Alvito, venerable obispo de esta regia ciu-
dad, y a Ordoño, reverendo prelado astoricense, y junta-
mente
al
conde Muño, y
los envía
con tropa de soldados a
Sevilla para llevar el cuerpo de la susodicha virgen. Llegados ellos, refieren al
nes
él dijo:
Sé haber profnetido yo a vuestro señor
yo
buscáis; pero ni el
rey Benahabet los mandatos del rey, a quie-
ninguno de
ni
los
encontrado, tomadlo; yéndoos en paz. Empero,
apenas
lo
el
las
y,
una vez
con ocul-
si
bárbaro dijese esto a nuestra embajada,
descubrimos; no obstante,
de vehementes
que
míos podrá mostraros
cuerpo que deseáis; buscadlp vosotros mismos
tación o en verdad
lo
las
más
veces, según son
humanas determinaciones
también de
así
volubles. ^^
sus
Lo que oyendo
el
egregio obispo Alvito
compañeros diciéndoles
no ser que viaje,
la
así:
divina misericordia
Según vemos, hermanos, ayude
al
a
trabajo de nuestro
la
ayuda de Dios, para quien nada es
imposible, insistamos en este triduo con ayunos fin
consuela a
volveremos frustrados. Así, parece necesario, oh ama-
dísimos, que pidiendo
a
,
de que
la
y
oraciones,
divina Majestad se digne revelarnos
tesoro del santo cuerpo. Complació a todos
la
el
oculto
exhortación del
obispo sobre que empleasen en rogaciones aquel triduo; y ya en el tercer día el sol había muerto en el recorrido cielo,
cuando, sobreviniendo
la
cuarta noche,
el
venerable obispo
Alvito insistía vigilante en su oración. Entre tanto, mientras sentado, en una
silla
apenas sustentaba sus descaecidos miem'
bros y, recitando para el
sí
no sé qué salmo, era embargado por
sueño, a causa del excesivo trabajo del velar, apareciósele
|
|
CXXIX cierto varón cubierto de venerables canas, vestido
con
ínfula
y hablándole en tal forma dijo: Sé de cierto que tú y tus compañeros vinisteis expresamente para conducir con pontifical
vosotros, llevándolo
desde aquí,
cuerpo de
el
la
beatísima
virgen Justa; mas, porque no es voluntad divina que esta ciu-
desamparada con
<lad sea
el
apartamiento de esta virgen,
la
inmensa piedad de Dios, que no consiente despediros de concedido mi cuerpo, llevando
vacío, os ha
a vuestra
tierra.
A quien
sobre quién fuera
Yo
soy
Y
que
doctor de
^^ el
Isidoro.
el
como
el
el
cual regresad
reverendo varón interrogase
tales [cosas] le
encomendaba,
dijo:
Españas y obispo de esta ciudad
las
desvanecióse a vista de quien
esto diciendo
lo
miraba.
Empero, despertando <ie la visión
que
y rogar
el
empezó
obispo,
Dios con más insistencia, pidiéndole
a
esta visión era cosa de Dios por
si
lo diese a
segunda y tercera vez
conocer más cumplidamente. Orando de
se durmió de nuevo;
propio
a congratularse
traje,
y he aquí que
el
hablándole de cosas no diversas que antes, des-
alegre imploraba de Dios
un
triple aviso
de
el
obispo,
la
visión;
mientras oraba a Dios con más empeño, un tercer sueño
así,
le
modo
mismo varón en
el
vanecióse de nuevo. Despertado por segunda vez
más
tal
embarga. Entonces
como
la
el
susodicho varón, apareciéndosele
primera y segunda vez, repitió por tercera
lo
que
y golpeando el suelo de tierra tres veces vara que tenía en su mano, mostró el sitio donde se
antes había dicho,
con
la
ocultaba rás
el
santo tesoro diciendo: Aquí, aquí, aquí encontra-
mi cuerpo; y para que no
tasma, esta será para
ti
te juzgues
señal de
mi verídica
que mi cuerpo fuere sacado sobre corporal, a lo que siguiendo
el
fin
burlado por un fan-
tierra
de
plática:
luego
sentirás malestar
la vida,
despojado de IX
cxxx este mortal cuerpo, vendrás a nosotros con corona de justicia* Así, luego que puso fin a su plática, la visión se retiró.
Pues volviendo de su sueño visión,
prelado, seguro de tan gran
el
pero más alegre aún por su vocación, llegado ya
el día,
exhorta a sus compañeros diciendo: Nos conviene, oh amadísimos, adorar con rendidas mentes del Padre
sumo, que
^^
•
omnipotencia divina
la
,
se ha dignado adelantarnos en su gra-
y no ha consentido que sea fru4strada la recompensa de nuestro t-rabajo. En efecto, se nos prohibe por querer divino sacar de aquí los miembros de la bienaventurada y dedicada cia
a Dios virgen Justa; pero no llevaremos
que habremos de transportar que en esta ciudad obtuvo paña
ilustró
a conocer
el
cuerpo del beatísimo Isidoro,
la ínfula
el
Rey de
orden. Espantóse
embargo,
el
los sarracenos
bárbaro,
el
poder del Señor,
doro, ^con qué
me
y toda Es-
Y diciendo esto les dio
mandato de
oyendo y dadas inmensas gracias sencia del
del sacerdocio
con su obra y su palabra.
ordenadamente
don menor, puesto
la visión.
Lo que
a Dios, van juntos a
y
la
pre-
se lo manifiestan todo por.
y aunque
infiel,
les dijo: Y- si os
quedaré aquí? Por
lo
admirando,
sin
concedo a
Isi-
demás, no atreviéndo-
se a desdeñar a varones de autoridad tan grande, da licencia
para buscar los miembros del confesor. Cosas estupendas digo, relatadas, sin
embargo, por quienes intervinieron en
Porque mientras
se
buscaba
rado cuerpo, se halló en
de
la
vara con que
ple golpe
el
el
lugar del
el
el
mismo
ellas.
sepulcro del bienaventusuelo de tierra
el
vestigio
santo confesor había mostrado con
tri-
monumento. El que descubierto, emanó
tanta fragancia de olor que a los cabellos de cabeza
y barba
de cuantos estaban presentes trascendía, como vapor y nectareo rocío de bálsamo; pues
el
bienaventurado cuerpo estaba
encerrado dentro de un estuche, hecho de madera de ene-
^
i
CXXXI bro
Y al
^^.
punto que fué abierto,
nerable varón Alvito, obispo, y tencia, en las angélicas
al
la
enfermedad atacó
séptimo
ve-
al
día, recibida peni-
manos, según creyó
verdadera
la
fe,
entregó su espíritu.
Mas
el
obispo de Astorga, Ordoño, y todo
cibidos los restos del bienaventurado Isidoro
el ejército, re-
y
el
cuerpo del
prelado Legionense, ya se apresuraban a regresar a cia del
rey Fernando, cuando he aquí que
cenos,
el
el
Rey de
la
presen-
los sarra-
susodicho Benahabet, echó una cortina tejida con ad-
mirable labor sobre
el
sarcófago del confesor bienaventurado,
y lanzando grandes suspiros de lo hondo del pecho, dijo: Ay ¡cómo te alejas de aquí, oh Isidoro, varón venerandol Sin embargo, tú la
mismo
conociste de qué
modo
tu causa es también
mía. Estas cosas fueron notorias por aquellos
que atestigua-
ron haberlo oído en persona. Pero los embajadores, tomando dádiva concedida por regreso
el
el cielo,
el
camino con tan gran
volviéronse a su tierra.
A cuyo
gloriosísimo rey Fernando desarrolló grandes pre-
parativos; pues
aunque
le
entristecía la
muerte del obispo
Legionense, no obstante, desarrolló fastuosa magnificencia
por
la
traída
del
cuerpo colocó en tista,
que
dé, había
beatísimo confesor Isidoro. la basílica
Cuyo
santo
del bienaventurado Juan Bau-
mismo serenísimo Rey, según poco antes recorfabricado nuevamente en León. Mas el venerando
el
4
prelado Alvito', en
la iglesia
de
la
bienaventurada María, que
había regentado por permisión de Dios, tiene su sepulcro.
Luego pasados cuatrocientos [sesenta y ocho] años desde su muerte, desde
^*'
la
ciudad de Sevilla fué trasladado
el
cuerpo del beatísimo Isidoro, confesor de Cristo, y encerrado con honor digno en la ciudad de León. Congregados, en efecto,
nobles obispos y abades de todo su reino,
el
Rey
hizo
ex XX II consagrar
susodicha iglesia en honor del confesor, a 21 de
la
diciembre del año 1063 de
Además, consagróse
encarnación del Señor.
la
humildad con tanta devoción en
a la
aquella ñestá, en reverencia del santo obispo, que
hubo llegado
al
convite, depuesta la altivez real, en vez de
los criados, presentaba
uno de
jares a cada
Sancha con sus sequio a
cuanda
con sus propias manos delicados man-
los religiosos
hijos e hijas
varones.
También
reina
la
humildemente hicieron todo ob-
restante multitud, según uso de siervos.
la
Mas en aquel
lugar
donde
se
veneran por
reliquias del bienaventurado cuerpo, tantos
pueblo
el
y
tales
fiel las
milagros
nuestro Señor se dignó manifestar en honor y gloria de su nombre, que si algún sabedor los consignase en pergaminos^
no confeccionaría pequeña cantidad de
me propuse
embargo, que tan sólo hechos de
los reyes,
no es intención
libros.
Para mí, sin
escribir
los
grandes-
presente desarrollar
al
cuan grandes y frecuentes milagros por méritos del confesor,^ en los cuerpos de diversos enfermos fragios, se efectuaron
los siglos
En
de
fin,
pontífice,
por
los siglos.
después de
como
el
^^
que buscaban sus gloria
por
traída del cuerpo de Isidoro,
feliz
el
divino Artífice: a
él
Amén. la
serenísimo príncipe Fernando se detuviese
en su solio de León defendiendo y ampliando así
nando fin
el
reino, celebrado consejo general
como
exor-
de sus magnates, a
de que después de su muerte, a ser posible* llevasen vida plugo dividir
reino entre sus hijos. Así, a
pacífica entre
sí,
Alfonso, que
le
bierno de los
Campos Góticos y sometió
el
su-
el
era querido sobre todos sus hijos, dio
el
go-
a su autoridad todo
reino de los leoneses; constituyó también a Sancho, su hijo
primogénito, rey sobre joven^ puso
al
Castilla;
frente de Galicia;
y además a García,
el
aun transmitió a sus
más hijas
CXXXIII
todos fin
los monasterios
de todo su reino, en
los
que hasta
el
de su vida vivieran sin enlace marital. Pero también, guardando con devoción suma
que abrazó devotamente desde su
cristiana,
la religión
decoró
infancia,
belleza,
que había construido nueva-
mente y dedicado en honor
del santo obispo Isidoro, con
esta
de gran
iglesia
y piedras preciosas y
oro, plata
taba con diligencia
durante
las
la
iglesia
horas nocturnas y
cantando con
cortinas de seda. Frecuen-
por mañana y tarde, también
tiempo del
al
sacrificio; a veces,
entonaba reciamente en
los clérigos, se
ala-
banza de Dios. Rendía culto sobre los demás sacros y venerables lugares a la iglesia de
con mucho oro y
*^
plata.
San Salvador ovetense, que dotó
No menos
se
esmeró en exornar
la
bienaventurado Santiago apóstol con diversos do-
iglesia del
¿Qué más? Tampoco tomó cosa alguna con más cariño en
Ties.
todo
el
transcurso de su vida
el
piadoso y excelentísimo
príncipe Fernando, que encumbrar con sus dones las principales iglesias de su reino a
todas por
antigua magnificencia, y que no sólo estuviesen pacíficas y defendidas, sino
él
la
también adornadas y ricas merced a sus cuidados.
Amaba
a
pobres peregrinos, y en acogerlos ponía
los
gran solicitud. Sobre esto, dondequiera que descubría
con pobreza
cristianos, monjes, clérigos o
vivir
mujeres consagra-
das a Dios, compadeciéndose de su penuria, acostumbraba
en persona, a cuencia.
de consolarlos, o enviarles dinero con
De donde
samente a el
fin
los
fre-
a visitar misericordio-
monjes del cenobio de Sahagún, satisfecho con
orden monástico, a
humildemente
yendo
resultó que,
ir
la
la
hora de
comida. Por
del abad, sobre que también
vasos para bendecir
el
él
lo
la
refección tomase con ellos
demás, como ante
la
mesa
se recostaba, se preparasen los
vino, según costumbre, llevóse
al
Rey
CXXXIV
copa
cierta
de vino;
vitrea llena
la
que cogiendo
descuido (por mandato del abad, a vino para
la
fin
bendición) se cayó sobre
la
de que bebiese del
mesa
y,
materia, rompióse en pedazos. Entonces
frágil
como de
ansiedad
Rey con
el
como
era de
Rey, con
el
incurso en gran delito, llama con urgencia
uno de sus pajes presentes, y manda llevarle aprisa el vaso de oro en que él asiduamente bebía. El que, cuando le es
a
llevado prontamente, colocado sobre los
monjes diciendo
He
así:
la
mesa, habla ^^
aquí, señores míos,
el
Rey
a
que, en vez
del roto, este vaso restituyo a los bienaventurados mártires.
Dispuso, además, que cada año que vi\iese, para que fuera suelto de las ligaduras
de sus pecados, se diesen de su propio
erario mil sueldos de oro a los
monjes del cenobio Clunia-
cense.
Estas cosas así bien ordenadas, con tropa ligera salió a devastar las campiñas de las aldeas
de
los
la
provincia de Celtiberia
Y como allí permaneciese largo tiem-
moros.
po, despoblado a hierro
y fuego todo
fortificaciones, llegó a la
ciudad de Valencia,
acometiera das, sin tillos
de
si
lo
que estaba fuera de que en breve
la
no hubiese caído presa de enfermedad. Recibi-
embargo, por capitulación todas la
y saquear
las
ciudades y cas-
provincia de Celtiberia, llevado en
ciembre a León bajo
la
misma dolencia
el
mes de
di-
corporal, oró ante el
sepulcro de san Isidoro, confesor de Cristo.
Entró, pues, en bre, adorando, los santos,
la
ciudad día de sábado, a 24 de diciem-
según costumbre, de rodillas los cuerpos de
y pidiendo que
si
ya
la
hora terrible de
pareciera venírsele encima, interviniendo ellos los coros angélicos, su alma, libre blas, fuese
de
presentada sin daño ante
dentor suyo.
la el
.1
la
muerte
mismos con
potestad de las tinietribunal de Cristo, re-
—
«
Por
demás, en
lo
del Señor,
según
como
la
cxxxv
misma noche
célebre de la natividad
rito festivo,
presentóse ante ellos
el
señor Rey, y con
que podía empezó a cantar alegre
las fuerzas
de maitines
los clérigos cantasen el natalicio
último salmo
el
de maitines: «Viene a nosotros», que en aquel tiempo canta-
ban según
gundo
el rito
coro:
Toledano. Empero, respondiendo los del
«Aprended todos
venía entonces bien
ello
mientras
le fué
al
permitido
que juzgáis
los
no sólo gobernó
vivir,
la
la
reino ca-
el
impureza, se hizo a
el
orbe
natividad del Hijo de Dios, cuando
el
espléndido día
señor
el
Rey
que se deshacía de sus miembros, pide que se cante
y
recibida participación en
llevado en brazos
al
lecho.
el
des y religiosos varones; y
juntamente con
y puesta
la
Mas venida
la luz del sí
como confirmasen
ellos a la iglesia,
de san Juan y de
la
misa,
día siguiente^
a obispos, aba-
su
fin,
es llevado
adornado con pompa regia
corona en su cabeza. Luego, dobladas
el altar
advierte
cuerpo y sangre de Cristo, es
sabiendo lo que había de suceder, llamó a
ante
sí
instruido a fondo.
Por último, clareando para todo de
mundo»,
el
serenísimo rey Fernando, que,
tólicamente, sino que, puesto freno a
mismo
se-
los
las rodillas
santos cuerpos del bien-
aventurado Isidoro, confesor del Señor, y de san Vicente, mártir de Cristo, con voz clara dijo testad,
tuyo
el
al
Señor: Tuya es
la
po-
reino. Señor; tú estás sobre todos los reyes;
bajo tu imperio todos los reinos celestiales y terrestres se so-
meten,
y,
por tanto,
el
reino que concedido por
que recibido goberné por todo
el
ti
obtuve y
tiempo que plugo
a tu libre
voluntad, he aquí te lo devuelvo: tan sólo ruego por que mi
alma, arrancada a
en paz.
Y
la
tempestad de este mundo,
esto diciendo, se despojó de
que envolvía su cuerpo y depuso
la
la
la
recibas
clámide real con
corona alhajada que ceñía
CXXXVI su cabeza,
y,
postrado en
suelo de
el
la iglesia,
con lágrimas
imploraba perdón por sus delitos con más insistencia ñor
Entonces, recibida penitencia de los obispos, se
^*.
impone de
la
cilicio
en vez del traje
real,
y
cia, le fué
concedido por Dios
vivir
que fué martes, a hora de
celebra
la fiesta
dos
las
le
se le echa ceniza en vez
áurea diadema; a quien, permaneciendo en
te día,
Se-
al
días.
tal
Pero
peniten-
al siguien-
doce del día en que se
de san Juan Evangelista, entre
las
manos de
los obispos entregó su espíritu al cielo.
Así, en buena vejez, cargado de días
1065.
Cuyo cuerpo
turado truido en
Isidoro,
marchó en
paz:
año
fué enterrado en la iglesia del bienaven^
sumo
León desde
pontífice,
que
los cimientos,
timo de su reinado, a los
seis
en
él
mismo
había cons-
año vigésimosép-
el
meses y doce
días.
I
REYES CITADOS EN EL TEXTO
Abderrahman Abderrahman Abderrahman Alfonso
I
Alfonso
II el
Alfonso
III el
I,
pág. lxxv. págs. lxxxiv, lxxxvíit.
II,
III,
págs.
el Católico, págs.
Alfonso IV
a cvii.
ciii
lxxx, lxxxt.
Casto, págs. lxxxi a lxxxti.
Magno, págs. xc a Monje, págs.
el
Alfonso V, págs.
Bamba, págs.
cii, ciii,
xcti a xcix.
cvi.
cix, cxii a cxv, cxxi, cxxvii.
Alfonso VI, págs.
Almanzor, págs.
xcii,
lxviii a lxxii, lxxxv, cxii, cxvii, cxxxii.
cviii a cxi.
lxvi, cviii.
Benahabet, de
Sevilla, págs, cxxiv, cxxvii a cxxxi.
Bermudo Bermudo Bermudo
Gotoso, págs,
I
Diácono, pág. lxxxv.
el
II el III,
cviii, cix,
cxu.
págs. cxii, cxiv a cxvi, cxix, cxxvii.
Carlomagno, emperador, págs. lxxv, lxxvi. Carlos
Calvo, de Francia, págs. lxxxtiii a xc, xcvii.
el
Constantino, emperador, pág. lxiy.
Fernando Fruela
I,
Fruela
II,
I,
págs. lxviii, cix, cxiii a cxxviii, cxxxi a cxxxvi.
pág. lxxxi. págs. cu, cxii.
García, de Galicia, págs. García, de León, págs.
García Iñigucz, pág.
García
I,
lxviii. lxxi, cxvii, cxxxii.
xcii, xciii. xcix, c.
c.
de Navarra, págs.
ci,
cv. cvi.
CXXXVIIl García
II el
García
III el
Trépido, pág.
cxiii.
de Nájera, págs.
cxiii a cxix.
Gunderedo, de normandos, pág. cvir. Halmemón, de Toledo, págs. lxx, cxxvi. Heraclio, emperador, pág. lxv. Hulit, califa, pág. lxxiv.
Leovigildo, pág. lxv. Lotario, de Francia, pág. lxxxix.
Ludovico, de Francia, pág. lxxxix.
Muza, de Zaragoza, págs. lxxxviii a xc.
Ordoño Ordo ño Ordoño Ordoño
págs. lxxxvii a xc, xcvl
I,
págs. xcii a xcvi, c a cu,
II,
IIÍ,
cvii.
págs. civ a cvi.
IV, págs. cvi a cvii.
Pel ayo, págs. lxxvii a lxxx.
Ramiro Ramiro Ramiro
págs. lxxxv a lxxxVii.
I,
II,
págs.
cii
a cvi, cix.
págs. cvii a ex.
III,
Ramiro, de Aragón, págs.
cxiii, cxtv.
Recaredo, págs. lxv,
lxvi, lxxx.
Rodrigo, págs.
a lxxv,, lxxvii, lxxx.
i.xxiii
Sanoha. págs. cxn,
Sancho
I
Sancho
II,
Sancho
I,
el
cxiii,
cxvi a cxix, cxxvi, cxxvii, cxxxii.
Craso, págs. cv a cvu, cix, ex.
de
Castilla, págs. lxvii a lxx, cxvn,
de Navarra, pág. Sancho III el Mayor, págs.
cxxxh.
c.
cix,
cxm
a cxv.
Sisebuto, pág. lxv. Vitiza, págs. Lxvii,
Lxxu a lxxiv, lxxvu, lxxk, lxkxi.
ÍNDICE PÁGINAS
Introducción a la Historia Silense:
Concepto y carácter
V
Fuentes
IX
Método
XV'III
Tiempo y
^XI
lugcir
Autor
XXII
Lenguaje
XXVI
Trasmisión
xl
.
Códice príncipe
XLVI
Manuscrito de Fresdelval
xlix
Críticos
Li;i
Ediciones
LVII
Recapitulación
Versión de la Historia Silense
ídem de
la
Continúa
LX
.
.
.
.
Crónica de Sampiro
la Historia Silense.
Revés citados en
el
texto
.
LXIII
x'cvi
cix
CXXXVÍI
780062
f
-'^
—
-
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DP
Historia silense. Introducción a la Historia silense
137.6 •H52
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Whitehill IMS
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¡uKui-iío b^
Canadà
i.
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