Coñecendo a APIG Entrevista ASOCIM
ASOCIM conversa con la Asociación de Profesionales en Igualdad de Género (APIG) de Cantabria, una entidad que apuesta por la creación de redes entre asociaciones y profesionales del ámbito de la igualdad El estado de los servicios de atención especializada a las mujeres en la comunidad vecina, el reconocimiento de la labor que desarrollan las promotoras de igualdad, la educación exenta de sexismo y el feminismo como modo de vida son algunas de las cuestiones que se abordan en esta entrevista con Ángela Gómez Pereda, cofundadora de APIG. La Asociación de Profesionales en Igualdad de Género nace en mayo de 2019. ¿Por qué y para qué se crea APIG? La asociación la creamos una compañera del ciclo formativo Promoción de Igualdad de Género, María Pardo, y yo, juntas, para dar visibilidad a nuestra figura profesional. En Cantabria, la titulación de técnico superior en Promoción de Igualdad de Género empezó entre 2015 y 2016. Es una formación muy joven, de hecho nosotras somos la segunda promoción. Nada más terminar la formación decidimos que la única manera que teníamos de introducirnos en el mundo laboral era con el respaldo de una asociación porque de manera independiente es mucho más complicado encontrar trabajo y mediante una asociación puedes pedir subvenciones. ¿Cómo ven el reconocimiento social de la técnica promotora en igualdad? No hay reconocimiento porque no hay conocimiento. Nuestra primera labor ha sido ir a llamar a las puertas de los Ayuntamientos de los municipios de Cantabria y decir: ‘Hola, mire, somos la Asociación de Profesionales de Igualdad de Género, ¿usted sabe lo que es un técnico en igualdad y para lo
que le sirve en su ayuntamiento?’. Nadie sabe para qué sirve nuestra figura profesional. El apoyo que hemos encontrado ha sido desde la Dirección General de Igualdad y Mujer, pero a nivel municipal todavía… Es que es eso, no hay reconocimiento porque no hay conocimiento. Además de la figura de promotora en igualdad, vemos que trabajadoras e integradores sociales también forman parte de la asociación, ¿qué perfiles profesionales podemos encontrar en APIG? Principalmente, técnico superior en Promoción de Igualdad de Género. Es verdad que hay muchas de las compañeras que ya vienen a sus espaldas con otras formaciones, como integradores sociales o animadoras socioculturales, pero el nexo es la promoción de igualdad de género. ¿Es un requisito poseer formación en igualdad? Sí, porque la asociación la utilizamos como plataforma para visibilizar la figura y para ayudar a las nuevas compañeras que van saliendo del ciclo. Nos encantaría poder darle trabajo a todas y en ello estamos. La asociación es para recogernos entre nosotras. ¿Con cuántas personas socias cuentan actualmente? De momento somos quince. Todos los años vamos al instituto donde se imparte la formación y conocemos a las chicas nuevas, digo chicas porque nunca se ha matriculado ningún chico, y ahí hacemos una charla, les explicamos quiénes somos y apuntamos a nuevas socias. ¿Las redes sociales les ayudan a posicionarse? Las redes sociales nos están ayudando a conocer a otras promotoras de otras comunidades y ver en qué situación están, nos estamos encontrando que estamos todas parecidas, quitando Madrid u otras ciudades más grandes. En Galicia estos ciclos también son recientes. ¿Cuáles diría que son las ventajas de formar parte de la asociación? Formar parte de una red en la que estamos todas en comunicación, el nutrirnos de los saberes de cada una, ir aprendiendo unas con otras y la posibilidad de trabajar. Nosotras, por una parte, buscamos proyectos, pedimos subvenciones, y además, si viene una compañera y quiere
¿Cuál es el problema que yo me encuentro cuando hablo con las Oficinas de Atención e Información a las Mujeres? El dinero que dan no es suficiente como para mantenerlas abiertas todo el año presentar un proyecto por mediación de la asociación y que luego lo ejecute ella, es una plataforma que te sirve de apoyo. Como sabe, la Asociación de Profesionales de Centros de Información a la Mujer de Galicia trabaja desde 2015 por el reconocimiento social de las y los profesionales de los Centros de Información a la Mujer, la consolidación de sus puestos de trabajo dentro de la Administración Local y la calidad del servicio. En este sentido, nos gustaría conocer cuál es la situación de los centros de atención a las mujeres en Cantabria. Aquí el Centro de Atención a la Mujer está directamente vinculado a la Dirección General de Igualdad y Mujer y cuenta con la atención especializada de psicólogas y abogadas. Por el momento, no hay promotoras de igualdad. Para impulsar la creación de Oficinas de Atención e Información a las Mujeres, el Gobierno de Cantabria saca una subvención cada año. Estas subvenciones son para municipios de más de 10.000 habitantes o para mancomunidades, que dan servicio a distintos municipios que están cerca. En la actualidad, hay ocho Oficinas de Atención e Información a las Mujeres que trabajan de la mano del Centro de Atención a la Mujer. Este centro es el que gestiona los pisos tutelados, las casas de acogida para mujeres víctimas de violencia de género. Está situado en Santander y está coordinado por la Fundación Diagrama. El Gobierno de Cantabria tiene una trabajadora social que se encarga de controlar a esta empresa. En los pisos tutelados y en las casas de acogida sí que hay técnicos, de integración social sobre todo. De hecho, las promotoras estaríamos preparadas para hacer esa primera acogida con una mujer, al contar con formación en cuestiones violencia de género. ¿Cuál es el problema que yo me encuentro cuando hablo con las Oficinas de Atención e Información a las Mujeres? El dinero que dan no es suficiente como para mantenerlas abiertas todo el año. Si el ayuntamiento o la mancomunidad tiene la buena voluntad de hacerse cargo de la cantidad económica restante para que pueda mantenerse abierta todo el año, se mantiene, si no igual está abierta seis meses, lo que dé. Ese es el problema, la subvención está muy bien, pero no es suficiente.
El proyecto más grande en el que estamos trabajando es un programa de fomento para la participación de las mujeres del ámbito rural. El año pasado nos concedieron una subvención por parte de la Dirección General de Igualdad y Mujer para hacer un programa piloto en el Valle de Liébana y en el Valle del Asón ¿Los ayuntamientos están obligados a sufragar esos gastos? No, por ejemplo el año pasado la dotación económica del Pacto de Estado que tienen los municipios para destinar a las oficinas de la mujer se redujo muchísimo y muchos municipios no se lo pueden permitir. La incertidumbre por poder mantener abiertas las Oficinas de Atención e Información a las Mujeres todo el año se traducirá en una insuficiencia de personal contratado. Lo que hacen es no abrir todos los días, igual abren martes y jueves. Realmente no es rentable para una persona trabajar allí porque con dos días a la semana tiene que tener otro empleo, no le da para vivir. Los CIM gallegos también denuncian ese tipo de situaciones, poco personal y pocas horas contratadas. Las personas que puedan necesitar el servicio tienen que tener la seguridad de que les van a ayudar. Una Oficina de Atención e Información a las Mujeres, a la que puede llegar un caso complicado, una mujer en riesgo, tiene que tener la seguridad de que va a ser atendida. No puedes estar pendiente de ‘ah, es que solo abren los martes’, es que igual la urgencia es un lunes. La calidad del servicio al final con esta situación no está garantizada, ¿no? No, la gente no tira de ese servicio porque no es funcional. Desde la asociación, en relación a las oficinas de la mujer, ¿llevan en sus reivindicaciones, o trataron alguna vez, el hecho de que se les incluyera como figura profesional? La verdad es que no lo hemos tenido en cuenta. Planteamos la idea de solicitar la subvención para llevar nosotras una Oficina de Atención e Información a las Mujeres y desde APIG contratar a una psicóloga o a una jurídica a parte. Lo planteamos no para trabajar nosotras, si no para coordinarlas. Pero, de momento, no podemos asumir algo tan grande.
Llevan a cabo iniciativas de formación, planes de igualdad, campañas de sensibilización, ¿en qué proyectos están trabajando ahora mismo? El proyecto más grande en el que estamos trabajando es un programa de fomento para la participación de las mujeres del ámbito rural. El año pasado nos concedieron una subvención por parte de la Dirección General de Igualdad y Mujer para hacer un programa piloto en el Valle de Liébana y en el Valle del Asón. Este programa consiste en hacer un diagnóstico de la situación de las mujeres de ámbito rural de Cantabria y se trabaja directamente con servicios sociales y agrupaciones asociativas de la zona. Hacemos un diagnóstico de la situación y realizamos talleres con ellas, de corresponsabilidad, de prevención de violencia de género, etc. Lo hacemos todo muy dinámico para que se diviertan y no lo vean desde un punto de vista tan teórico. Gustaron mucho los resultados y nos concedieron una subvención para realizar el resto de valles que quedan por todo Cantabria, así que estamos a tope con ese proyecto. Hemos hecho los Valles Pasiegos, ahora estamos haciendo el Valle de Saja y Nansa, nos queda la Comarca del Besaya, Comarca Campoo-Los Valles y Comarca de Trasmiera. A parte de esto, tenemos previsto realizar unos talleres de lenguaje inclusivo en un instituto, en Ramales de la Victoria, y estamos pendientes de que salgan las subvenciones para los planes de igualdad. ¿Cómo reciben las mujeres estas iniciativas? Las mujeres son una maravilla. En el ámbito rural te encuentras con que la mayoría de las mujeres que viven en los pueblos son muy mayores y al llevarle cualquier alternativa de ocio te reciben con los brazos abiertos, aire fresco es lo que les hace falta. De dónde realmente sacas experiencias y saberes es cuando estás con ellas y Cantabria es pequeñita, pero en cada valle ves unas personalidades y necesidades muy distintas. De los proyectos que llevaron a cabo, si tuviera que destacar alguno, ¿cuál sería? El Valle de Liébana es una zona muy montañosa en la que los osos están muy protegidos. Hay épocas del año en las que bajan hasta las casas y se meten en los jardines. Y era muy curioso el miedo generalizado que tenían las mujeres a encontrarse al oso, entonces una de las de las propuestas que hicimos fue que se les hiciera un taller explicativo sobre cómo tienen que actuar si se encuentran con el oso. Esas necesidades no te las encuentras en otro sitio, es cuestión de cada localidad.
Durante estos dos años que llevan en activo, ¿le gustaría destacar alguna otra iniciativa que pusieran en marcha? Me gustaría destacar que a pesar de la COVID-19 seguimos trabajando y que estoy muy feliz. Para mí esto es vocacional, montar la asociación ha sido encontrar mi camino ya en lo personal. Sé que estoy en el camino, lo hago con corazón y como lo hago con corazón pues todo sale bien. Al dedicarse a temas tan sociales es importante esa parte vocacional, que le llene. A mí me llena en todos los sentidos. El feminismo me ha ayudado a nivel personal en muchísimas ocasiones y por supuesto, a nivel profesional. No me esperaba que a los dos años de montar la asociación íbamos a tener el volumen de trabajo para que pudiéramos estar trabajando dos personas todo el año y tener una chica de prácticas. Cada día es una sorpresa, aprendemos cosas nuevas, va todo muy rápido. Las ganas y la ilusión es lo que nos representa, lo que nos mueve. ¿Ocupa el feminismo un lugar protagonista en su vida? Para mí el feminismo es un modo de vida. No es que tenga una parcelita en mi vida, sino que afecta a todas las parcelas de mi vida. Yo veo la vida de otra manera muy distinta desde que conozco el feminismo. He crecido muchísimo en lo personal, tanto que me ha llevado a querer dedicarme a ello de manera profesional. En relación a su trabajo, ¿aprecia un avance en materia de igualdad? Por un lado, en lo personal, porque al final tendemos a movernos con gente de nuestra misma ideología, nos parece como que todo va muy bien, pero cuando te sales un poco de ese círculo te asustas con las cosas que puedes ver en la televisión, ¡pero cómo puede estar así el mundo todavía! Cuando trabajamos con mujeres más mayores de ámbito rural, ahí vemos que el machismo está interiorizadísimo, lo llevan en el tuétano y eso ya es muy difícil de cambiar. Entonces, trabajamos desde la perspectiva, ya no de cambiar esas costumbres, si no de que no las perpetúen con sus nietos y nietas.
Creo que la importancia y el cambio está cuando trabajamos con niños y niñas. Educar en la igualdad es lo principal, hacer talleres de sensibilización, de prevención de violencia de género en colegios y en institutos es esencial para que la sociedad cambie. Respecto a la juventud, se habla de que el machismo está mucho más arraigado de lo que a priori nos podría parecer, como si se fueran dando pasos atrás. Los niños y niñas y adolescentes se saben la teoría, saben el discurso que tú quieres escuchar cuando vas a los talleres. El problema es que no hemos sabido gestionar como sociedad, como padres, como madres, la llegada de las redes sociales y de la tecnología a personitas tan pequeñas. No creo que sea un paso atrás, creo que son problemas nuevos. Hay que abordarlos desde otros puntos de vista. Son problemas similares, pero hay factores que influyen de manera diferente. Por ejemplo, con respecto a la pornografía, me parece súper importante hablar de sexo y de sexualidad con los jóvenes para que sepan que lo que ellos ven no es la vida real. Hay muchos problemas nuevos que siguen afectándonos negativamente a las mujeres.
El problema es que no hemos sabido gestionar como sociedad, como padres, como madres, la llegada de las redes sociales y de la tecnología a personitas tan pequeñas
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