2 minute read

¡Bienvenido!

William Wouters, Presidente de la ASI

El cambio climático está sobre nosotros, y la evolución en la forma de elaborar el vino nunca se detiene, pero hay una constante. Es el suelo. Como nos recuerda con tanta elocuencia Alice Feiring, una de nuestras editoras invitadas de esta edición -junto con el geólogo Alex Maltman y John Szabo MS-, es la variable constante. El mundo del vino pasó por décadas de manipulación y adulteración. Aunque esos vestigios del pensamiento de “la ciencia por encima de la naturaleza” aún perduran, me complace decir que la gran mayoría de la producción de vino de alta calidad está volviendo a procesos más naturales, tanto en el viñedo como en la bodega. No es de extrañar que los sommeliers lo hayan adoptado, incorporando cada vez más vinos sostenibles, biodinámicos y naturales a sus cartas de vinos.

Con la creciente concienciación sobre el papel de la naturaleza en los vinos que servimos y disfrutamos, cada vez se habla más del suelo. Algunos sommeliers incluso identifican el suelo en sus vinos y unos pocos incluso organizan su lista en función de él. La cuestión es cómo y cuánto contribuye el suelo al carácter de un vino. Todos conocemos y amamos muchas regiones vinícolas que han apostado su reputación por sus suelos. ¿Hemos dado demasiada importancia al suelo en estas regiones? ¿Quizá no lo suficiente? ¿Estamos asignando los atributos correctos al carácter organoléptico de un vino como resultado de lo que ocurre bajo el suelo? ¿Deberíamos prestar más atención a lo que ocurre por encima de la tierra? Al fin y al cabo, el suelo no sólo nutre a las vides, sino también a toda la flora y fauna que cohabita con ellas. ¿Cómo influye esto en la ecuación? En esta edición, además de a nuestros editores invitados, hemos pedido a sommeliers como Reeze Choi, de China, Romain Iltis, de Francia, y Heather Rankin, de Canadá, que compartan sus puntos de vista sobre la conexión entre el suelo y lo que hay en la copa. Hemos pedido a otros que compartan su “amor por la tierra” identificando los vinos que les gustan y la tierra en la que se cultivaron.

Por mucho que se hable de la influencia del suelo, ¿no hay que hablar también de las raíces que transmiten los nutrientes y que quizá sean las responsables últimas de lo que hay en la copa? ¿Puede haber una influencia perceptible del suelo si las uvas no se cultivan de forma ecológica o biodinámica? ¿Pueden emitir el verdadero lenguaje de la tierra si las vides no tienen raíces propias? Entrevistamos a Francisco Figueiredo, de Adega Regional de Colares, y a Loïc Pasquet, de Liber Pater, este último cuya firme opinión sobre las vides de raíz propia es a la vez fascinante y polarizante sobre este tema.

Se trata de una edición que creemos inspirará la reflexión, incluso el debate. Como dice Joseph Joubert, el autor francés, “es mejor debatir una cuestión sin zanjarla que zanjar una cuestión sin debatirla”.

This article is from: