1. Datos biográficos: su militancia obrera.
José Sánchez Rosa nació en la localidad serrana de Grazalema (Cádiz) en 1864. Hijo de un zapatero, pudo asistir algunos años a la escuela primaria, pero pronto empezó a trabajar como peón en faenas agrícolas y a ayudar a su padre en la zapatería, lo que le valió el apodo, posteriormente, de “el Zapaterillo de Grazalema”. Pronto destacó por sus cualidades intelectuales: su gusto por la lectura y su capacidad para aprender, lo que posibilitó que ya desde los 13 años leyera la prensa obrera a sus compañeros de trabajo. También desde muy joven participó en el movimiento obrero de la época, vinculado a la Primera Internacional (Asociación Internacional de Trabajadores, AIT), que tuvo un gran arraigo en Andalucía mediante la creación de muchas sociedades obreras. El joven Sánchez Rosa, muy pronto, era ya un líder anarquista en la comarca, asociado a la sociedad obrera de Grazalema, y fue acusado de instigar los sucesos del llamado “Asalto campesino” de Jerez de 1892, rebelión de jornaleros que pretendieron tomar esa ciudad y liberar a los presos, pero que al fracasar desencadenó una feroz represión por parte de las autoridades, incluyendo condenas a muerte mediante el “garrote vil”. Sánchez Rosa fue condenado a cadena perpetua, junto con otros dirigentes anarquistas, como el conocido gaditano Fermín Salvochea. Estuvo confinado en el Penal de El Hacho, en Ceuta, y cumplió 9 años de condena, hasta que en 1901, gracias a una campaña nacional por la libertad de los presos de los sucesos de 1892, fue indultado. En este momento, Sánchez Rosa, se había convertido en uno de los líderes más importantes del anarquismo andaluz y español. Es probable, además, que (por su afinidad con Salvochea) se alineara con las tesis del anarco-comunismo de Pedro Kropotkin, frente a la corriente anarcocolectivista de Bakunin, debate que en aquella época se daba en el seno del movimiento anarquista. Una vez en libertad, se instala junto a su compañera Ana Villalobos en la localidad de Los Barrios, en el Campo de Gibraltar, llevando la escuela de las sociedades obreras, iniciando así su labor como maestro (que detallaremos más adelante). Poco después se traslada a Aznalcóllar, pueblo minero de la provincia de Sevilla, donde realiza una intensa labor de militancia obrera y educativa. En las dos primeras décadas del siglo XX destaca su labor como propagandista del anarquismo y del anarcosindicalismo, participando como conferenciante y orador en mítines de toda Andalucía. Fueron famosas también sus intervenciones en debates conjuntos con líderes republicanos y socialistas, los denominados “mítines de controversia”, en los que se presentaban las dos principales posturas que dividían al movimiento obrero de aquel entonces. En el verano de 1918 viaja por Bujalance, Montoro, Castro del Río, Baena y Priego (Códoba), intentando convencer a los trabajadores para que se unieran a la lucha revolucionaria y orientando a las organizaciones respecto a las huelgas que desarrollaban. En esta década se traslada a Sevilla, ciudad en la que asienta su escuela, y en la instala su propia editorial de orientación libertaria, la Biblioteca del Obrero. _1_
En mayo de 1918 es uno de los creadores de la Regional andaluza de la CNT (que se había fundado en Cataluña en 1910), central anarcosindicalista, que en aquel momento tomó el nombre de Federación Regional Obrera Andaluza. En el congreso fundacional de Sevilla fue nombrado para abrir y cerrar el evento. También en 1918 lidera junto con Pedro Vallina la llamada “rebelión de los inquilinos”, movimiento sevillano por la rebaja de los alquileres y en contra de los desáhucios. Así, crean la llamada Liga de Inquilinos, una organización que pretendía la rebaja a la mitad del coste de los alquleres, la supresión de la figura del caseo, la reforma de las leyes de desáhucio y la mejora de la higiene de las viviendas (los famosos corrales de vecinos de Sevilla). Parece ser que esta lucha “inquilinal” tuvo bastante éxito, aunque tuvo como repercusión que Sánchez Rosa y Vallina fuesen deportados a la llamada Siberia extremeña. Dentro de la CNT se situó en el sector más anarquista, que estaba enfrentado a la corriente más puramente sindicalista que lideraba Salvador Seguí. A raíz de este enfrentamiento, el sector más sindicalista consigue expulsar a Sánchez Rosa a finales de 1919, aunque en 1931 se reintegra en la CNT. También en estos años publica los periódicos anarquistas El Productor y La Anarquía. Es famosa la anécdota de que, empujado por sus ideas de libertad, en el mercado de animales de la Alfalfa, en Sevilla, compraba pájaros para soltarlos después en los Jardines de Murillo, pues no soportaba la prisión ni para los pájaros (Grupo de Investigación José Sánchez Rosa, 1995). En los últimos años de su vida tuvo poca implicación en las actividades del movimiento libertario, dedicándose más a su labor educativa y editora. Tuvo una relación estrecha con la familia Urales (conocida familia anarquista de Cataluña), acogiendo a Federica Montseny en su viaje a Andalucía en 1932. De todos modos, aunque su protagonismo en el seno del anarquismo andaluz había pasado a un segundo plano, fueron frecuentes las detenciones y encarcelamientos del grazalemeño hasta el fin de sus días. Durante la Dictadura de Primo de Rivera, hacia 1925, fue encarcelado durante siete meses en Murcia El 31 de Julio de 1936, días después del golpe militar de Franco, fue fusilado cerca del cementerio de Sevilla, a la edad de 72 años. La proyección nacional e internacional de la figura de este ácrata andaluz está fuera de toda duda, como atestiguan las referencias a su persona en la prensa _2_
conservada en el Instituto de Historial Social de Amsterdam, o en la obra de la profesora norteamerica Temma Kaplan sobre los orígenes sociales del anarquismo en Andalucía.
2. Su concepción de la educación. Para comprender la evolución del pensamiento pedagógico de Sánchez Rosa es necesario entender que éste es fruto directo de las concepciones que sobre la educación tenía el movimiento obrero de la época, que fueron evolucionando desde posiciones obreristas y emancipatorias en sentido amplio (la “instrucción obrera” como necesidad urgente para el avance de las clases trabajadoras) hasta posturas más perfiladas de educación anarquista, con el modelo de enseñanza racionalista netamente definido y propagado. Sánchez Rosa construye sus ideas pedagógicas a partir de su experiencia personal: es un obrero autodidacta, ese “Zapaterillo de Grazalema” con una escolarización básica, pero que mediante el esfuerzo y el desarrollo de su inteligencia consigue ser una persona culta que escribe textos y propaga ideas; pero también decide consagrar su vida a ser un “maestro del pueblo”, un maestro sin título oficial pero con el reconocimiento de las clases populares, que empezó leyendo la prensa obrera a sus compañeros, siguió enseñando la lectoescritura y acabó creando escuelas que enseñaban a pensar y a ser autónomos. Su talento le permite ver que un maestro de la clase obrera debe no sólo enseñar a leer y a escribir, sino que mediante la enseñanza el educando “se hará un ser pensante, dueño de sí mismo y entrará en posesión de la libertad”1. Aunque hay escasas referencias a su primera etapa de maestro “obrerista” (su primer texto sobre cuestiones educativas lo escribe en 1912, tres años después del fusilamiento de Ferrer y Guardia, y cuando ya se decantaba claramente por la enseñanza racionalista), su participación y protagonismo en el movimiento obrero andaluz del siglo XIX nos señalan esa primera posición apegada a las tesis educativas de la Primera Internacional (Asociación Internacional de Trabajadores, AIT). Fue Trinidad Soriano quien en 1872 en el II Congreso 1 Sánchez Rosa, José (1912): “Diálogo sobre la escuela racionalista. Los dos niños de la Escuela”, en Gutiérrez Molina, J.L. (2005): La tiza, la tinta y la palabra. José Sánchez Rosa, maestro y anarquista andaluz (1864-1936). Editorial Tréveris, p.221. _3_
de la sección española de la Internacional propuso su plan para la instrucción obrera, con una tesis claramente definida: llevar a cabo una instrucción integral, que incluyera los aspectos intelectuales pero también la actividad manual, y que abarcara a sectores como los obreros, la infancia y las mujeres. Con grandes dificultades, diversas sociedades obreras pusieron en marcha escuelas que sostenían con las cuotas de los afiliados, de carácter laico y progresista. En aquellos momentos de finales del XIX la intención era extender la instrucción, que se consideraba “integral”, uniendo “mano y cerebro”, o sea, valorizando tanto las capacidades manuales propias de la clase trabajadora como las capacidades intelectuales, que solían reservarse para la clase burguesa. Sí conocemos que nuestro personaje comenzó leyendo la prensa ácrata a los trabajadores de las localidades de la provincia de Cádiz en la década de 1880, por referencia de su contemporáneo Díaz del Moral. También sabemos que en las prisiones de Ceuta y Melilla (1893-1901) enseñaba a leer y a escribir a otros presos, y que ya en 1901, después de salir de la cárcel, trabaja como maestro en la escuela del Centro de Estudios Sociales de Los Barrios, sostenida por el Centro Obrero de la localidad, lo que podríamos considerar su “debut” como docente formal de la instrucción obrera. Tengamos en cuenta que en esta época una persona que reuniese las condiciones de militante obrero y educador se exponía a un grave riesgo de sufrir represión. En los procesos de la Mano Negra en Jerez (1883-84) fue condenado a muerte un maestro no titulado, Juan Ruíz (que tenía una escuela El Alcornocalejo, San José del Valle); entre los condenados a cadena perpetua por el Asalto campesino de Jerez de 1892 también había dos maestros; y era habitual que en los momentos de persecución gubernamental hacia las sociedades obreras entre los primeros detenidos estaba siempre el maestro de la escuela obrera o laica, que veía también clausurado su centro de enseñanza. No se conoce con certeza si en 1893, cuando Sánchez Rosa cae en prisión condenado a cadena perpetua, era ya maestro, pero es probable que su fama de educador o “maestro cortijero” (lee la prensa obrera a los trabajadores y les enseña a leer y a escribir en los cortijos y gañanías), además de líder obrero, le convertían en un personaje más peligroso aún a los ojos de las autoridades. La segunda etapa, en la que se define ya claramente como maestro anarquista, con la expresión “enseñanza racionalista” que se utilizaba entonces, coincide con la difusión de la experiencia de la Escuela Moderna de Barcelona (1901-1906) de Francisco Ferrer i Guardia, que se convierte en modelo internacional de pedagogía libertaria. Durante el funcionamiento de la Escuela Moderna, Ferrer difunde sus manuales y materiales entre las escuelas de las sociedades obreras y ateneos de toda España, y tras el fusilamiento de éste y su enorme repercusión internacional, el modelo de esta Escuela barcelonesa se convierte en ideal pedagógico del movimiento anarquista. Podemos decir que a partir de ese momento, las escuelas que pone en funcionamiento José Sánchez Rosa, pasan a ser el referente de la escuela racionalista en Andalucía, con bastante continuidad en el tiempo, como fueron las escuelas que creó en Sevilla en compañía de su pareja, Ana Villalobos, y de su hija Paca. Esta familia se convierte en núcleo militante y propagandista de la propuesta educativa anarquista en Andalucía, tanto con las escuelas que fundan como con la obra escrita _4_
de Sánchez Rosa que se publica en la Biblioteca del Obrero. Hasta que la actividad editora y educativa de Ferrer cesó debido a su fusilamiento, sus contactos con Sánchez Rosa fueron continuos. El grazalemeño visitó la Escuela Moderna en 1902. El ideario de estas escuelas lo expone muy bien Sánchez Rosa en su opúsculo “Por la educación racional gozaremos de los beneficios de las ciencias y la libertad”, publicado en 1913. El texto fue redactado para unas conferencias dadas en dos sociedades obreras de Dos Hermanas (Sevilla), y en él defiende que la Educación Racional “consiste sencillamente en guiar a los niños educándolos conforme a la razon y a las leyes inmutables de la Naturaleza”. En este alegato resume las ideas pedagógicas de Ferrer i Guardia (coeducación de sexos, educación higiénica, respeto de la voluntad del niño, etc), y describe el funcionamiento de la Escuela Moderna de Barcelona, mencionando a los “sabios” colaboradores de esta escuela, como Martínez Vargas y Odón de Buen. Termina el libro con una interpelación a la clase obrera: “¡Trabajadores, reflexionad sobre lo expuesto, fijaos detenidamente en vuestra situación y, comprenderéis la necesidad de establecer Escuelas Racionalistas en todas partes!”. Es evidente el fin propagandista de este opúsculo, pocos años después del fusilamiento de Ferrer, y en plena efervescencia y desarrollo del movimiento de la enseñanza racionalista. Otras de las características de la concepción de la educación que tenía Sánchez Rosa era su internacionalismo y su pacifismo. Como maestro pregonaba la hermandad entre los pueblos y el rechazo de las fronteras y las patrias, como forma artificial de dividir a los niños y a los hombres. Numerosos testimonios personales sobre Sánchez Rosa hablan de su pacifismo, de su negativa a portar armas o a ejercer violencia, incluso en la época de “Sevilla la Roja” y el pistolerismo (años 30) en que muchos anarquistas y comunistas solían tener enfrentamientos armados. Siempre predicó con su ejemplo personal el rechazo a la violencia y al militarismo. Y también sabemos que nuestro personaje aprendió el Esperanto y lo difundió, en concreto en su variante Ido (esperanto reformado), del que incluyó unas lecciones introductorias en una de sus obras, La Gramática del Obrero (en la edición de 1916 en Huelva, publicada con el seudónimo de Tomás Gómez).
3. La praxis pedagógica. Su labor educativa como lector de prensa por cortijos y centros obreros. Sánchez Rosa inicia sus primeras actividades educativas en lo que hoy denominaríamos “educación social” o “educación no formal”, a través de una figura denominada popularmente como “maestro cortijero”. A finales del siglo XIX, en el medio rural andaluz eran pocos los jornaleros que sabían leer y escribir, y por tanto, el acceso a la cultura letrada y, en general, a la información y el conocimiento científico era muy deficiente. Un/a trabajador/a que supiera leer y escribir se convertía en una “herramienta” al servicio de sus compañeros/as de trabajo: les tenía que ayudar a escribir cartas, descifrar papeles y leer la prensa o un libro. En este contexto, el _5_
grazalemeño aprovechó su nivel de instrucción para acceder a los cortijos, llevando y leyendo allí la prensa obrera y progresista. A su vez, enseñaría a leer y a escribir y a otras destrezas básicas (cálculo, comprensión de la legislación, etc.). La escena más habitual de estos “maestros” de gañanías era la de la lectura colectiva: en los momentos de descanso, o cuando se realizaban labores manuales, sentados, que así lo permitiesen, un lector, en voz alta, recorría las líneas de un periódico obrero o de una obra de orientación progresista o revolucionaria. Díaz del Moral menciona haber presenciado una lectura colectiva dirigida por Sánchez Rosa. Autoras como Lily Litvak han estudiado casos como el de la lectura colectiva en las fábricas de tabaco en Cuba, que suponían un importante vehículo de transmisión de las ideas socialistas y anarquistas, y el inicio de procesos de concienciación entre los grupos de operarios/as. En el libro Los anarquistas de Casas Viejas, Jerome Mintz recoge un testimonio de un obrero, Manuel Legupín, que explica muy bien en qué consistía la labor del lector, al que se remuneraba por su actividad: “Los periódicos y los folletos eran leídos en voz alta por los más instruidos. Pagábamos una perra chica por cada lección de lectura que recibíamos por la noche. Durante el día estábamos trabajando o vigilando el ganado. Yo sabía leer un poco cuando empezó el sindicato, pero aprendí más allí. Recuerdo muy bien El botón de fuego. Pepín, que ahora tiene un camión, tenía entonces catorce o quince años, y solíamos darle libros y folletos para que nos los leyera en la plaza. Él no era anarquista, pero podía leer bien”2. La escuela del Centro de Estudios Sociales de Los Barrios. Como dijimos anteriormente, esta escuela supone el “debut” como maestro de Sánchez Rosa, cuando tenía 36 años, en 1901. Trabaja en la escuela del Centro de Estudios Sociales de Los Barrios, sostenida por el Centro Obrero de la localidad. La escuela ya funcionaba desde décadas anteriores, y sólo duró dos años, puesto que un teniente coronel la clausuró en 1903. Era un centro educativo mixto. La escuela de Aznalcóllar. En esta población minera de la provincia de Sevilla existía un importante movimiento obrero que mantenía una escuela. Sánchez Rosa encuentra allí un lugar idóneo para su compromiso de militante obrero y educador libertario, y se instala de 1905 a 1911, trabajando de maestro. Entre 1905 y 1907 funcionó la escuela con normalidad hasta su cierre por orden ministerial, y después siguió haciéndolo en forma de clases particulares. Había unos 70 alumnos y alumnas, y la Escuela Moderna de Ferrer les enviaba los libros de texto, ya que se había estrechado la colaboración entre el maestro 2
Mintz, Jeroma R. (2006): Los anarquistas de Casas Viejas. Diputación de Cádiz, p. 129. _6_
andaluz y el pedagogo catalán desde la visita del primero a Barcelona. Se conoce que en esta escuela se utilizaba como medios didácticos “la exposición oral y el teatro”. (Cándido Gutiérrez, pág. 11). Las escuelas de Sevilla. En el verano de 1911 Sánchez Rosa traslada su domicilio a Sevilla, a la calle Pagés del Corro, 32, en el barrio de Triana. Allí vivió durante dos años, funcionando también la escuela racionalista en la misma casa. En el verano de 1913 se traslada a la calle Enladrillada, también en Triana. El edificio había sido ya antes escuela laica, y funcionó con éxito de matriculaciones, estando totalmente cubiertas. Como maestra titulada figuraba Ana Villalobos, que sí tenía el título oficial, y José y su hija Paca figuraban como colaboradores. Fueron las escuelas que más continuidad tuvieron, ya que funcionaron con bastante regularidad hasta 1936, exceptuando algunos periodos en que fue clausurada alguna o detenido (o desterrado) José Sánchez Rosa. Muchos niños y niñas de Triana y de otros barrios obreros de Sevilla pasaron por la escuela de Don José, y también muchos adultos, pues solían impartirse clases nocturnas para trabajadores. Las publicaciones. El impacto de Sánchez Rosa en la clase obrera andaluza fue especialmente notable gracias a la difusión de sus folletos, que tuvieron mucho éxito entre los trabajadores. Muchos de esos obreros aprendieron a leer y a escribir, o adquirieron sus primeras nociones de cálculo, gracias a obras como La Aritmética del obrero o La Gramática del obrero. Eran folletos breves, sencillos, con un lenguaje accesible para la mayoría, escritos bien con una finalidad didáctica (La aritmética del obrero, El abogado del obrero y La gramática del obrero), o bien con un fin ideológico (La idea anarquista o varios Diálogos, que exponían el debate entre obreros y patronos o las fuerzas progresistas y conservadoras). Para difundir esos libros, el grazalemeño creó la editorial “La Biblioteca del Obrero”, que tuvo su sede en la Casa de la Vega, en la calle Albareda de Sevilla. Este sello editorial funcionó muchos años, hasta el inicio de la Guerra Civil.
4. Relaciones con otras experiencias y corrientes pedagógicas. Podemos decir que Sánchez Rosa se convirtió en el gran representante de la enseñanza racionalista en Andalucía. La importancia de su figura en el seno del anarquismo andaluz, al ser uno de sus principales líderes, y la continuidad en el tiempo de su compromiso educativo (que no de sus escuelas, que fueron cambiando de sitio continuamente) convierten a Sánchez Rosa en el principal referente de la educación anarquista en Andalucía durante 30 años. En la primera etapa, nuestro personaje desarrolla sus experiencias educativas en poblaciones con un fuerte movimiento obrero organizado (Los Barrios), o con posibilidades de conseguirlo (Aznalcóllar, en pleno _7_
auge de industria minera).Son intentos similares a la de otras escuelas libertarias que se implantan en zonas de ebullición obrera, como el de la Escuela anarquista de la población minera de Pueblo Nuevo el Terrible (Córdoba), dirigida por Higinio Noja. En los años inmediatamente posteriores a la muerte de Ferrer y Guardia, se observa una amplia difusión de escuelas racionalistas por todo el territorio español, que pretendían emular la hazaña pedagógica de ese “mártir laico” que fue Ferrer. No hay centro obrero, entre 1909 y 1914, que no ponga la foto de Ferrer en su tribuna, junto a la de Mijail Bakunin y a la de Anselmo Lorenzo. Muchos sindicatos locales ponen en marcha escuelas sostenidas con fondos propios, y buscan desesperadamente a un “maestro racionalista” para que funcione con los nuevos métodos de la Escuela Moderna. En Andalucía, tenemos referencias de Escuelas Racionalistas que siguen el modelo de la Escuela Moderna en Sevilla (la de Sánchez Rosa), Córdoba, Granada, Málaga y Cádiz, algunas se crearon todavía en vida de Ferrer, y otras con posterioridad a su fusilamiento3. Pero las escuelas racionalistas andaluzas no tienen los mismos recursos que la Escuela Moderna de Barcelona. La financiación es escasa y las familias de trabajadores/as que mandan a sus niños/as allí apenas pueden pagar alguna aportación y dar alguna gallina o verduras al maestro racionalista. Los locales,, normalmente alquilados, no tienen el mobiliario y la luminosidad de la escuela de Ferrer, y los materiales escolares son pobres. Mientras que la Escuela Moderna gozó de una buena financiación gracias a la herencia de la señorita Ernestine Meunié (se habla de un millón de francos franceses) y a las donaciones de miembros de burguesía progresista catalana, las escuelas racionalistas del Sur contaban solo con exiguas aportaciones de las sociedades obreras y de las humildes familias. Conocemos algún caso de algún donante adinerado en Andalucía, como del del local financiado por Elías Ahuja en El Puerto de Santa María para la Colonia Escolar Obrera Jerezana, o el de una familia adinerada de Sanlúcar de Barrameda que no dejó herederos y establecía, con un documento en el Registro de la Propiedad, que su casa solariega se cedería a una escuela laica (el edificio de la Librería Alicia, junto a la Plaza del Cabildo). Pero no era lo habitual, la clase trabajadora andaluza se vio normalmente sola en la difícil empresa de montar escuelas racionalistas independientes y autogestionadas. Tenemos referencia de una curiosa demanda municipal, en 1907, de un maestro racionalista para un pueblo de Andalucía. Ferrer y Guardia escribe, a través de Federico Urales, a Manuel Bartolomé Cossío (de la I.L.E.) pidiéndole: “El Ayuntamiento de un pueblo de Andalucía, de cuyo nombre no me acuerdo en este
momento, a escrito al señor Ferrer participándole haber acordado la fundación de una escuela racionalista, dotando al profesor en 2.000 pesetas anuales y casa, y encargando al mismo tiempo a dicho señor que le buscara un maestro con título. Como actualmente el señor Ferrer no tiene profesor disponible capaz de ponerse al frente de la futura escuela, me encargó que le visitase a VV. y les preguntase si conocían algún profesor. Caso de que ustedes conozcan alguno, hagan el favor de decirle que vaya a ver en la cárcel al señor Ferrer y él le pondrá al corriente de todo”4.
3 En Íñiguez, M. op. Cit. Voz “Escuela Moderna”, p. 542 4 Citado en Otero Urtaza, E. (1994): Manuel Bartolomé Cossío: Trayectoria vital de un educador. Madrid, CSIC, pág. 257. _8_
Las relaciones de Sánchez Rosa con otras escuelas racionalistas andaluzas fueron especialmente intensas con las iniciativas de Castro del Río y de Pueblo Nuevo El Terrible (donde trabajó el conocido Higinio Noja), proyectos colectivos donde grupos de “afinidad”, o sea, pequeños grupos anarquistas con un fuerte compromiso y amistad común, llevaron las escuelas. En la Biblioteca del Obrero se publicaron obras de estos maestros, y el intercambio de materiales didácticos y libros fue continuo entre estas escuelas. Podemos decir que la escuela de Sánchez Rosa participaba de un sueño pedagógico común, y a la vez propagandístico, con Castro del Río y Pueblo Nuevo, en un momento en que la utopía de una nueva escuela se veía realizable, la de la Escuela Racionalista, que permitiría la emancipación de las clases populares y el progreso humano en general. Otra referencia que podemos mencionar es la de un maestro racionalista en La Línea, llamado José Simón, que difundió en la provincia de Cádiz el neomalthusianismo, es decir, las ideas de control de la natalidad (en la revista Salud y Fuerza, citado en Masjuan, E. La ecología humana en el anarquismo ibérico. Barcelona, Icaria, 2000, pág. 227). En Noviembre de 1904 este maestro daba una conferencia en la Sociedad Círculo Instructivo El Progreso de La Línea, con el título “Malthusianismo burgués y malthusianismo científico”. En 1902 fue maestro racionalista en Benaoján (Málaga). (Íñiguez, Miguel (2008): Enciclopedia histórica del anarquismo español. Asoc. Isaac Puente, Vitoria, p. 1632). En algunas poblaciones cordobesas también se instalaron “equipos” de maestros racionalistas que intentaron proyectos educativos más amplios y colectivos. En 1914 Salvador Cordón Avellán, se hace cargo de la escuela obrera de Castro del Río, junto con su pareja, la argentina Isabel H. Pereira. En 1916 se pone al frente de la Escuela Racionalista de Montejaque (Málaga). En 1923 abandona el grupo Fraternidad de Pueblo Nuevo del Terrible. (Íñiguez, p. 447). Participó en excursiones de propagranda con Sánchez Rosa por la provincia de Córdoba. El otro maestro en Castro del Río, el granadino Antonio García Birlán (conocido por el seudónimo de Dionisyos), publica en 1916 en la Biblioteca del Obrero que dirigía en Sevilla José Sánchez Rosa el folleto ¡A la lucha!, lo que indica claramente las conexiones entre los distintos protagonistas de experiencias pedagógicas libertarias en Andalucía. Otros maestros racionalistas andaluces, así como de escuelas de esta orientación, de los que tenemos noticias, fueron: •
José de Tapia (Córdoba, 1896- México, 1989) cursó la carrera de Magisterio, montó una escuela particular con 19 años, y enseñó a los mineros de Pueblo Nuevo del Terrible (en compañía del mencionado Higinio Noja) en su escuela racionalista hasta 1917 en que tuvo que emigrar tras una huelga general. Después fue maestro nacional en un pueblo de Lérida. Fue un gran difusor con el inspector Herminio Almendros de las técnicas Freinet.
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Antonio Muñoz Benítez (1879-1936) había sido alumno de Sánchez Rosa, y ejerció de maestro racionalistas en pueblos de la sierra de Cádiz: Alcalá del Valle, _9_
Setenil, Torre Alháquime y Olvera. Para eludir el servicio militar se trasladó al Protectorado Francés de Marruecos, donde aprendió francés y árabe, e impartió clases en los alrededores de Casablanca. En 1914 se asienta en Dos Hermanas, imparte clases diurnas y nocturnas a niños y mayores, y la burguesía local le da el apodo de “El Laico”. Llegó a ser concejal de Instrucción Pública en Dos Hermanas tras el triunfo del Frente Popular, en febrero de 1936.(Íñiguez, Miguel (2008): Enciclopedia histórica del anarquismo español. Asoc. Isaac Puente, Vitoria, p. 1183). •
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El profesor Alejandro Tiana Ferrer, en su obra sobre la educación libertaria en las zonas donde había triunfado la revolución social en el período 1936-1939, menciona que en Huéscar (Granada) se construyó un edificio para instalar un complejo cultural y sanitario, con maternidad, hospital, asilo, escuela racionalista, cine y hospicio, contando con jardín y huerta (nov. 1936). También en la colectividad de Jódar (Jaén) funcionó una Escuela Infantil, impulsada por el anarcosindicalista Antonio Rosado, conocido dirigente campesino de Morón. El líder agrario jerezano Sebastián Oliva, en 1936 después de desavenencias internas en la CNT, solicita permiso al ayuntamiento de Jerez para poder disponer de una bicicleta y dirigirse a los cortijos a enseñar a leer y a escribir. En el pueblo sevillano de Herrera ejerció de maestro racionalista Aquilino Duque, hacia 1923, que antes había trabajado también en la escuela de Pueblo Nuevo del Terrible y en la localidad granadina de Puente Genil (junto a Paulino Díez). También fue conocido por su importante obra escrita, ya que creó su propia librería – editorial en Puente Genil (v. Íñiguez).
Conclusión. La obra de José Sánchez Rosa sigue siendo bastante desconocida en Andalucía. Sólo alguna referencia en su pueblo natal, Grazalema, y el nombre de un Centro de Educación de Personas Adultas (el de Pino Montano, en Sevilla) nos recuerdan su figura. En la difusión de los grandes pedagogos, renovadores de la enseñanza, del territorio español, siempre tienen preeminencia las figuras procedentes de Cataluña, como es el caso de Ferrer o de Rosa Sensat, pero la investigación en Andalucía sobre estas corrientes sólo han destacado algún educador de la Institución Libre de Enseñanza, vinculada al socialismo, ignorando la labor de los maestros racionalistas andaluces. El mayor experto en la educación racionalista, Pere Solá, profesor de la Universidad de Barcelona, ha afirmado en numerosas ocasiones que la labor educativa de Sánchez Rosa tuvo mayor continuidad que la de Ferrer, y que es escasamente conocida y valorada. Esperemos que en el 150 aniversario del nacimiento del grazalemeño seamos capaces de apreciar sus aportaciones.
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BIBLIOGRAFÍA • • • • • • • •
Cuevas Noa, Francisco José (2014). Anarquismo y educación. La propuesta sociopolítica de la pedagogía libertaria. Fundación de Estudios Libertarios Anselmo Lorenzo, 2ª edición. Díaz del Moral, Juan (1985): Las agitaciones campesinas del período bolchevista (1918-1920). Editoriales Andaluzas Unidas, Sevilla. Ferrer Guardia, Francisco (2009). La Escuela Moderna. Póstuma explicación y alcance de la enseñanza racionalista. Tusquets, 2ª edición. (especialmente el Prólogo de Pere Solá). Grupo de Investigación José Sánchez Rosa (1995): En busca de nuestra historia: José Sánchez Rosa, maestro de adultos. Centro de Educación de Personas Adultas “José Sánchez Rosa”, Sevilla. Gutiérrez Molina, J.L., 1996: La Anarquía según Andalucía. Texto de la ponencia sobre el comunismo libertario aprobada por la FAI de Cádiz en junio de 1936. Las siete entidades, Sevilla. Gutiérrez Molina, J.L. (2005): La tiza, la tinta y la palabra. José Sánchez Rosa, maestro y anarquista andaluz (1864-1936). Editorial Tréveris, Ubrique. Íñiguez, Miguel (2008): Enciclopedia histórica del anarquismo español. Asoc. Isaac Puente, Vitoria. Montero Pedrera, Ana Mª (2008): “Antonio Muñoz Benítez, epígono de la escuela racionalista”, en la revista Andalucía en la Historia, nº 19, Enero de 2008.
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Los campanilleros de la Libertad (1932) Por los campos de mi Andalucía los campanilleros de la libertad van luchando, gritando y cantando los campanilleros de la libertad. Y en la cárcel están sin comida anarquistas que un día a la España esclava querían libertar. Amnistía reclaman los parias para sus hermanos que sufren prisión y sus gritos se ahogan en sangre por los opresores de la situación. Pero un día será en que el pueblo se lance a la lucha y de estas mazmorras los libertará. Anarquía sublime palabra, la idea más hermosa de la Humanidad.
Letra: Francisco Jiménez Canta: Dolores Jiménez Alcántara “La Niña de la Puebla” (recogido en Gutiérrez Molina, J.L. La tiza, la tinta y la palabra. José Sánchez Rosa, maestro y anarquista andaluz (1864-1936))
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