Dossier Niño Fósil

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ÍNDICE

1.

Sinopsis

2.

Memoria del proyecto por Albert Tola

3.

La mirada del actor- autor por Rodrigo García Olza

4.

Equipo y currículums

5.

Contacto

6.

Niño fósil (Texto completo)

7.

Apéndice. Paisaje asociativo de textos e imágenes


Un adolescente, a cargo de su hermana, recibe abusos sexuales por parte del marido de ésta y, como consecuencia psicológica, por parte de sus compañeros de la escuela. Por vergüenza huye al bosque, dónde muere y se fosiliza. Mucho tiempo más tarde, recibe una visita o cree recibirla, pues el niño fósil es ciego, que le provoca el deseo de volver a hablar para contar su historia y salvar con ello al hijo de su hermana, o tal vez a él mismo.w

SIN O PSIS


MEM O RIA DEL PR O YECT O P o r A l b e r t To l a

Niño fósil es una pieza que plantea la cuestión sobre cómo gestionar el dolor y, en concreto, cómo lo abordamos en la sociedad contemporánea. El texto dramático parte de dos posibilidades de relación con el dolor que sentimos: el enfrentamiento con éste, que nos conduce a un fortalecimiento interior sin tener por qué pagar el precio de una insensibilización, y la evasión del dolor como forma de endurecimiento, que es representada en la obra por la metáfora de la fosilización. La denuncia de los abusos sexuales en la adolescencia por parte de los mayores, el booling en la escuela, y la insuficiente atención de esta problemática por parte del mundo adulto, así como por parte de los responsables del sistema escolar, es un caso de dolor que funciona como ejemplo comprometido socialmente y con nosotros mismos. Es a partir del compromiso con la temática del dolor en la adolescencia que el texto busca una dimensión social contemporánea. Niño fósil se inscribe en la tradición textual de las metamorfosis. El carácter antiguo de esta tradición encuentra un reflejo irónico en el hecho de que un fósil sea el ser hacía el que se transmuta su protagonista. Sin embargo, ésta es la primera vez que se explora la metamorfosis del niño en fósil como imagen simbólica de carácter artístico y, sobretodo, desde el punto de vista dramático. El texto intenta aunar en un mismo ser que trata de formar parte de una posible mitología contemporánea, las resonancias simbólicas, tanto a nivel arquetípico como a nivel asociativo del inconsciente colectivo en general, que derivan del niño, de la piedra, del fósil, del bosque y de las metamorfosis. Para buscar la convivencia entre la dimensión literaria que esperamos que posea el texto y una metáfora social contemporánea, la puesta en escena

escribirá la pieza en el espacio en yuxtaposición con la ubicación escrita originalmente en el texto. Ésta, si bien no es realista, si responde a una verosimilitud y exige una puesta en situación. Si el texto ocurre en un bosque, la puesta en escena se preguntará cuál es el lugar dónde puede fosilizarse un adolescente o incluso nosotros mismos, es decir, tratará de responder a las preguntas: ¿cuáles son los espacios en los que corremos el riesgo de fosilizarnos? ¿Qué nos conduce a fosilizarnos? Una joven se fosiliza en su habitación. La habitación de un adolescente trabajada con la proyección de su imaginario vegetal a través de imágenes audiovisuales. Frente al ordenador, entre nuestras cosas, en nuestra casa y, en el caso de un adolescente y en estos momentos de tantos adultos también, el encierro en nuestra propia habitación puede tener consecuencias imprevisibles para nosotros. Una cama que se convierte, gracias al audiovisual en un lecho de musgo, un póster a través del cual vemos el juego de luces del sol entre las copas de los árboles, una pantalla de ordenador que se convierte en un portal a través del cual percibimos la distorsión temporal que siente nuestro imposible fósil, siempre vivo y siempre muerto, suspendido entre la atemporalidad y una prisa incontenible por hablar y expresar los últimos gritos callados en lo más cavernoso de su cuerpo, por desgastarse en la confianza hacía su última opción, la última fe que le permite su cuerpo fosilizado: la palabra como acción. La palabra como humor cínico y resignado. La palabra como eco del cuerpo, como formadora del cuerpo, como matriz del cuerpo. Niño fósil es la primera pieza de Nigredo. Llevamos años trabajando juntos, y hemos decidido apostar por afianzar en un proyecto común sinergias creativas ampliamente


exploradas. Si bien Niño fósil es mi quinto texto dramático, es a su vez un monólogo cuya responsabilidad autoral recae plena y equitativamente también sobre los hombros de Rodrigo García Olza, para quién lo he escrito a medida, pero con quién he concebido la pieza en plena colaboración e intercambio de ideas desde el nacimiento mismo del texto. Si bien Niño fósil no es un material textual de creación concebido desde improvisaciones, sino una obra escrita en casa desde cero, a la vez no es tampoco un texto concebido al uso, sino más bien la cristalización de un proceso de efervescencia de imágenes, músicas, juegos teatrales y lecturas del texto que se ha desarrollado en diálogo y en paralelo y ha encontrado eco en su puesta en escena. Desde el momento de su concepción, hasta su estreno en junio en el Àtic22 de Barcelona, nuevo espacio del Teatre Nou Tantarantana, el proyecto se ha macerado en nosotros a fuego lento durante un año y medio de proceso de experimentación y creativo tanto a nivel textual, como actoral, físico y visual. Al entender Niño fósil como una pequeña pero propia mitología abierta a la experimentación, hemos intentado que el proyecto se abriera a los demás colaboradores de cara a su puesta en pié como un campo de trabajo desde las ganas y la ilusión de trabajar algún ámbito concreto de sus propias investigaciones artísticas personales en relación al texto, pero también en sí mismas. Tal vez por eso, esta pieza es el primer texto que siento la necesidad de dirigir. Por primera vez, siento que al terminar el texto no he acabado de decir. El personaje de nuestro niño fosilizado se ha convertido en un constante reto que no permite trabajar con él sino desde la entrega personal y la sinceridad.

Cualquier tono que no nazca de la sinceridad de quiénes le estamos facilitando el habla, es repelida al momento por su duro caparazón de piedra. Al entender Niño fósil como una pequeña pero propia mitología abierta a la experimentación, hemos intentado que el proyecto se abriera a los demás colaboradores de cara a su puesta en pié como un campo de trabajo desde las ganas y la ilusión de trabajar algún ámbito concreto de sus propias investigaciones artísticas personales en relación al texto, pero también en sí mismas. Sus aportaciones han sido esenciales a la hora de comprender el material que teníamos entre las manos, de enriquecerlo y de hacerlo crecer.

LA MIRADA DEL ACTOR-AUTOR Por Rodrigo García Olza


Hacia el palíndromo que formamos Albert Tola (el escritor), yo (el actor), y Albert Tola (el director), Niño fósil alargó sus brazos desde ese otro lugar hasta tocarnos con las ramas de sus dedos aquí hoy. Nuestro proceso de creación es un profundo proceso de escucha, escucha de uno mismo, del otro y del mundo. Escucha tanto de la armonía de las esferas del cosmos como del movimiento de los quarks que componen la materia a nivel subatómico. Como arriba, abajo. Escucha, incluso, de ese mito que es el silencio. Escucha de los vivos y de la memoria. De lo viejo y de lo nuevo. Nuestro proceso es una búsqueda que nos ha llevado a despejar la hojarasca en múltiples sesiones de lectura y relectura, de reflexión y de reescritura. Nos ha llevado a limpiar los materiales más arcillosos de la superficie de la piedra en una intervención delicada y respetuosa con la esencia del extraño ser que hemos encontrado y que nos ha encontrado. Y descubrimos que, para que este ser maravilloso se dejase ver y conocer, habíamos de ser absolutamente respetuosos con la naturaleza del proceso en sí. No ha sido ni la soga de los compromisos, ni el peso de las monedas sino el placer por lo que estábamos creando y el asombro ante lo que estábamos encontrando, lo que nos hizo comenzar a caminar. Y así ha sido. Del mismo modo que en unas sesiones de trabajo retirábamos lo sobrante, en otras volcábamos de nuestros bagages los aglutinantes necesarios para extraer nuestra pieza de su yacimiento y evitar que se rompiera. Así, antiguas ideas que corrían como pollo sin cabeza encontraron su testa en esta nueva propuesta encajando a la perfección. Y siempre el misterioso imaginario colectivo. Ante la creción de imágenes particulares y la utilización de símbolos no premeditados, nuestro asombro una vez más, diccionario del señor Cirlot en mano. Y los sueños y las señales. Y que si ¿te acerdas de aquella cosa que leímos? o ¿Veías aquella serie cuando eras pequeño? o que si ¿Conoces esta sinfonía? o ¿Has estado en tal montaña?

Y todo encajando y Jung sobrevolando y nosotros en esta dimensión no realista y fuertemente anclada en la realidad tomando plena conciencia del poder y la fuerza del poso, pues en este viaje iniciático hemos transitado músicas y mitologías, animales y plantas, minerales y vegetales, gestos y modos, voces y gritos, cantos y danzas, estatismo y movimiento, frío y calor, amor y miedo, y otros muchos colores y formas. Todo iba y venía y las cosas que el fósil quería fueron dejando su poso y trabajamos luego como con una fotografía: la luz ya había quemado el bromuro de plata, ahora teníamos que aplicar la emulsión adecuada para su revelado. Y los dioses (o el fósil) nos propiciaron la mejor de las ayudas y los colaboradores se fueron acercando a esta criatura del mismo modo que nosotros: quitando y poniendo, sin traicionar al propio proceso, sin espantar a este ser esquivo y caprichoso que existe y no existe, que se ve y nos ve, que se escucha y no se escucha, que está vivo y no está vivo, que está muerto y no está muerto. Autor y actor ya habíamos trabajado antes juntos, y antes aún, sin saber que lo habíamos hecho. Y es ahí donde nace a fuego lento nuestro laboratorio, Nigredo, en lo remoto, en la visión y en esta dimensión. Para hablar de todas las otras. Para materializar. Para despejar esta duda a Juan Filloy (otra vez el palíndromo): ¿Acaso hubo buhos acá? Si, los hubo.

EQUIPO / CURRICULA


Albert Tola Es dramaturgo, narrador, y traductor de alemán e italiano. Licenciado como dramaturgo por el Instituto del Teatro de Barcelona, complementó su formación dramatúrgica en los seminarios de escritura dramática de la Sala Beckett con José Sanchís Sinisterra, en la Universidad de las Artes de Berlin, y en la Escuela de Verano de San Miniato, Italia. Por citar una parte destacada y resumida de su actividad artística, diremos que ha estrenado y publicado en catalán, castellano y francés sus obras Salento (Andrea Segura, Nou Tantarantana), El último secreto de James Dean (Roberto Romei, Nou Tantarantana) en la editorial Nova Escena, y ha visto publicadas las piezas El Desentierro y El sudor de sus manos cuando tiemblan, parte del espectáculo Mein Kapital (Cristina Yañez, Cuarta Pared), coordinado por el grupo de dramaturgos de El Astillero, de Madrid. Entre otras, ha estrenado las dramatúrgias, piezas a cuatro manos y adaptaciones de Los bajos fondos, de Maxim Gorki (Carme Portaceli, Teatro Nacional de Catalunya), Muchos recuerdos para Ivanov (Pep Tosar, Círcol Maldà), Sueños de sueños (Pep Tosar, Sala Muntaner), Michael Kohlhaas (Roberto Romei, Centro dramático de Terrassa), Edipo Rey del Pop (Marta Gil, Temporada Alta), Los accidentos del Principito (Miquel Angel Raió, Teatre Principal de Palma),

Obra de Cajal (Cecilia Ligorio, Real Academia de Medicina). Ha trabajado como dramaturgista en Alemania y Suiza junto a Irene Mattioli (Las amargas lágrimas de Petra von Kant de Reiner Werner Fassbinder, Frío de Jon Fosse. Ha dado clases y coordinado el recorrido de guión en el C.E.C.C. (Centro de Estudios Cinematográficos de Catalunya) y en Bande à part, entre otros espacios pedagócicos, dónde ha sido asistente como profesor de Abilio Estévez y Theresia Walser. Ha traducido para los escenarios a autores como Heinrich von Kleist, Heiner Müller, Deah Loher, Peter Handke, Falk Richter, entre otros. Su largometraje “Interferencias”, dirigido y coescrito con Pablo Zarezeansky, ha recibido el Premio Oficial del Jurado del Festival Cinemariche, Génova.

Inertes (Mejor Director Español, Mejor Obra Española y Mejor Actriz LesGaiCineMad); y La fiesta de Adán. Y con Cenzo A. de Haro, Javier Sanz y Ana Lambarri protagonizando sus cortometrajes Insight, Desvísteme (Mención Especial del Jurado, Premio SGAE Nueva Autoría, 45º Sitges Film Festival) y So sweet. También ha participado en distintos proyectos teatrales como Lorca embrujado, Federico sin sombrero (Vinculart, Langueux); Cocinando con Elisa (Paplani, Barcelona); Cercanos, (La3ªLlamada, Bracelona) o Pablo Neruda viene volando (Casa América Cataluña, Barcelona), diferentes series de televisión como Valientes, Gavilanes o El cor de la ciutat y videoclips como Más problemas (Dorian) o Destitute Time (Delorean). www.rodrigogarciaolza.com

Rodrigo García Olza Su curiosidad por el ser humano, los modos de relatar(se) y de mirar(se) le llevaron a formarse como actor (RESAD, Bululú, First Team, La Casona…), como historiador (UCM) y como fotógrafo (TAI). Ha tenido la fortuna de trabajar con directores como Pablo A. Zareceansky, Eusebio Pastrana, Santiago Lapeira protagonizando sus largometrajes Interferencias (Premio Especial del Jurado, 9º Cimameriche Film Festival);

MARIA DOMENECH Iluminadora (AAI) Nacida en Alicante. Licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Barcelona (1979), y en Arte Dramatico por la Escuela Superior de Arte Dramatico del Institut del Teatre de Barcelona (1980). Vicepresidenta A.A.I. (2000/2012). Profesora de iluminación en el Instituto del Teatro de Barcelona (2004), en el Instituto Europeo de Diseño (IED 2004/2009) y en laescuela de diseño Artidi (2010/2012).

Ha impartido también cursos de iluminación en Buenos Aires, San Salvador, Lima y Colombia en colaboración con el Aecid. Premios Butaca 2004 a la mejor iluminación con Barcelona mapa d’ombres, Butaca 2006 con Festen, y ADE 2009 con La casa de Bernarda Alba. Inicia su trayectoria profesional, en el campo de la iluminación, en el Teatre Lliure de Barcelona (1984-1992) y durante la temporada 93-94, se incorpora al Gran Teatre del Liceu deBarcelona. Como diseñadora de iluminación ha diversificado su trabajo en diferentes ámbitos. Colaboradora habitual del CCCB (1994-2000) ha realizado el diseño de iluminación de un gran número de exposiciones, como “El Dublín de James Joyce” (Premio FAD de Diseño Espacios Efímeros), “Art i Poder”, “Les cases de l’ànima”, “Les Lisboes de Pessoa”, “MadridBarcelona”, “El Somriure del Monstre”, “L’Islam i Catalunya” “Dias de radio”… con arquitectos como Dani Freixas, Òscar Tusquets, Fernando Marzá, Pep Cortés, Silvia Farriol, Carolina Casajuana, Carles Guri, Lluís Pau, Saeta Estudi, Joan Forgas, Josep Lluis Mateo, Julià Espinàs, Olga Tarrassó, Jose Maria Herrera, Juan Pablo Rodríguez Frade, Pep Anglí, Anna Alcubierre... y escenografos como Montse Amenós, Jon Berrondo y Quim Roy entre otros. Asimismo, ha diseñado la iluminación del Museu-Teatre Dalí en Figueres, el Museu del Cinema en Girona, el Monestir de les Santes Creus en Tarragona, la Abadía de Fontenay en Francia, la Casa-Museo Torrens Lladó en Palma de Mallorca, el Museu Picasso en Barcelona. Ha participado en diversos festivales como Itálica en Sevilla, el Festival de Otoño en Madrid,el Grec en Barcelona, el festival de Perelada en Girona, el Festival de Almagro, el Festival deMérida y en diversos teatros en España y en Sudamérica. Ha trabajado con coreógrafos como GelabertAzzopardi, Sabine Darendorf, Mercè Boronat, Angels Margarit, Ferran Carvajal, Juan Carlos Lerida... y directores como Fabià Puigserver, Lluís Pascual, Pere Planella,


Josep Montanyès, Rosa Maria Sardà, Carme Portaceli, Xicu Masó, Lluís Homar, Ariel García Valdés, Joan Ollé, Jordi Mesalles, Konrad Zschiedrich, Teresa Vilardell, Josep María Mestres, Rafel Duran, Magda Puyo, Franco di Francescantonio, Lurdes Barba, Jose Antón Gomez, Xavier Albertí, Stefano Poda, Rafel Lladó, Jaume Martorell, Angelo Gobbato, Joan Font, Josep Galindo, Ferran Madico, Rosa Mª Sardá, Pep Tosar, Ricard Salvat, Lluis Pascual. Entre sus últimos trabajos : los montajes: “Prometeo” (Teatre Grec-Teatro Valle Inclán), y “El video no el veu ningú” (Teatre Grec-Teatro Valle Inclán), dirección Carme Portaceli; “Coriolà” y “Maridos y mujeres”, dirección Alex Rigola; “La casa de Bernarda Alba” (TNC-Teatro Español-Teatro Piccolo de Milán), dirección Lluis Pascual; “Pedra de tartera” (TNC), dirección Lurdes Barba, “Parlour Song” (Teatre Goya) y “Puta, pallarina, poeta” (Teatre La Seca), dirección Magda Puyo, “Quan despertem d’entre els morts” (TNC), dirección Ferran Madico. las coreografias: “Orbitas y Derivas” (Teatro de la Zarzuela), y “Next” (Teatre Alegria Terrassa) con Angels Margarit y las exposiciones: “Exposición permanente” del Museu Picasso de Barcelona, con Anna Alcubierre y “La luz de las Imágenes. La gloria del Barroco” (Iglesias de San Juan, San Martin, San Esteban y el Almudín en Valencia), con Daniel Nebot. mariadomenec@gmail.com

Constanza Brncic Monsegur

Bueno Aires, 1974. Estudia danza, teatro y música en Barcelona y New York. Actualmente esta finalizando la licenciatura en Filosofía en la Universidad de Barcelona. Proyectos estables: En 2001 funda y dirige la Asociación Cultural La sospechosa, entidad con la que produce diversos proyectos que se relacionan con el cuerpo des de varios ámbitos: la danza, el teatro, las artes visuales, producción de pensamiento, pedagogía e improvisación. La Asociación recibe subvención del Departamento de Cultura de la Generalitat de Catalunya, del Institut de Cultura de Barcelona ICUB, del Institut Català de les Dones así como la colaboración de diversos centros y entidades como el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, Centro de Creación Ca l´Estruch de Sabadell, el Centro de Arte Contemporáneo Nau Côclea en Gerona, La Fundación de Arte Contemporáneo Rafael Tous / Metrònom de Barcelona y el Centro Cívico Can Felipa de Barcelona, entre otros. Sus trabajos se han podido ver en Francia, Argentina, Italia, España y Portugal.Como creadora Constanza Brncic ha recibido la beca KRTU de la Generalitat de Catalunya a la Joven Creatividad (2002). y la subvención para artistas visuales del Departamento de Cultura de la Generalitat de Catalunya (2003) por los proyectos de creación en arte y tecnología pa ck y derribos respectivamente. Piezas escénicas:Terpsícore (Mataró, Manlleu, Sabadell, 2013) Dirección de la pieza para gran coro (corales de Mataró, Manlleu y Sabadell) y bailarina solista. Se estrenará en el Teatre Monumental de Mataró en Julio de 2013.Si se diera un cuerpo al bullicio (Barcelona, 2013) Dúo con el músico Nuno Rebelo, estrenada en el Antic Teatre.La luz está redoblada por la noche (Barcelona/ Argentina 2011) Estrenada en el Teatro l’Estruch de Sabadell. Mujer embarazada con hoja en blanco (Barcelona, 2010) solo de danza con música de Nuno Rebelo,

pre-estrenado en el local de La Sospechosa y estrenado en la Sala Beckett el Mayo de 2010.Escrits des d’un racó (Barcelona 2007-2009) trabajo videográfico y textual que mezcla el documental y la poesia, la reflexión y la creación. Entra_Ser mirada (Barcelona, 2009). Proyecto de danza para 12 mujeres presentado en el Teatro del Centro Cultural La Bòbila, Barcelona. Las manos. Son dos (Barcelona, 2008) junto con el músico Ferran Fages, pieza de composición instantánea que se estrena en Marzo 2008 en Berlín en el marco del ciclo In Girum. Entra (Barcelona, 2007-09) Pieza creada en el barrio de Can Vidalet, l´Hospitalet, Barcelona con Núria Izquierdo (vecina de barrio y en recuperación de un ICTUS), Anna Subirana (voz), Noemí Sjöberg (video), Ferran Fages (música), que se estrenada en Mayo de 2008. La segunda parte del proyecto, con un grupo de 12 mujeres de todas las edades y condiciones físicas y sociales, se presentará en diciembre de 2009. De los márgenes, coreografiada e interpretada por Constanza Brncic y Carme Torrent. Con la música de Matt Davis y la iluminación de Oriol Blanch. Una Coproducción de Raravis/Andrés Corchero-Rosa Muñoz y La Sospechosa. Proyecto realizado en residencia en La Factoria de Artes Escénicas Can Fabra, Barcelona (2004), en el Centro de Creación ca L´Estruch, Sabadell (2005-06), y Centro de Creación l´Animal a l´Esquena, Gerona (2006). Versión de grupo, para 15 participantes, estrenada en ca l´estruch de Sabadell. Amortiguada, dúo de danza y música con coreografía e interpretación de Constanza Brncic y música de Joan Saura, coproducción de Endansa (Espai de Música y Dansa de la Generalitat de Catalunya), Rara avis/ Andrés Corchero-Rosa Muñoz y La Sospechosa, estrenada en el marco del Festival Danza y Conflicto en el Teatro de Salt, Gerona, y en el Espai de Música y Danza de la Generalitat de Catalunya (2004).

La nieve invoca, coreografiada e interpretada por Constanza Brncic, con música de dj Oriol Rossell y creación en flash en directo por el interactive developer Héctor Ayuso, estrenada en La Fundación Rafael Tous, Sala Metrònom de Barcelona (2002), y en La Casa Encendida, Madrid (2003). La trilogía del viento Los Brncic, La casa del viento y Al viento de su paso, con la música del compositor Gabriel Brncic presentadas en la Sala Beckett de Barcelona (2001), Valencia, Madrid y Buenos Aires. Blank e-motive (videodanza) coreografia e interpretación de Constanza Brncic, ganadora de la Muestra Internacional de Videodanza de Barcelona (2003) en colaboración con Rosa Sánchez y Alan Bauman de Konic Theatre.Manuelita, ¿dónde vas?, coreografía e interpretación de Constanza Brncic, dirección y dramaturgia de Victoria Szpunberg. Pre estrenada en la Sala Conservas de Barcelona, y estrenada en el marco del ciclo Endansa-Festival Internacional de Sitges 2001, y en el Espai de Música y Danza de la Generalitat de Catalunya (2001-2002). Sus primeros solos El fragmento de mi año y Morano-Calabria 1930 presentados en diversas salas alternativas de Barcelona (1996-98). Proyectos de creación comunitaria: Ha desarrollado y dirigido numerosos proyectos de creación escénica en contextos sociales diversos (hospitales, escuelas, barrios) y con colectivos diversos (adolescentes, niños, gente mayor, nobailarines de todas las edades). Trànsit 6.1. (2010-2013) Proyectos de creación con adolescentes en institutos públicos de Hospitalet de LLobregat. Las piezas resultantes se han estrenado en El Auditori de Barcelona, el Mercat de les Flores, el teatre Joventut de Hospitalet dentro de la programación regular. Este proyecto está coordinado desde el EMCA (Escola de les Arts i de la música de Hospitalet de Llobregat) y forma parte del Plà d’Entorn del Ayuntamiento de Hospitalet.


PLIC! (2012-2013) Proyecto de creación con niños y niñas en la Escuela Eduard Marquina en el barrio de la Mina de Barcelona. La fiesta en el lago (Barcelona, 2013) parte del proyecto Tantajove, en el teatro Tantarantana de Barcelona con adolescentes y gente mayor.Dirección: Constanza Brncic; Dramaturgia: Albert Tola.Vailarbolar (Barcelona, 2008-09), junto con Anna Subirana. Proyecto de danza con niños de la unidad de psiquiatría del Hospital de San Juan de Dios de Barcelona. Un proyecto interdisciplinario que reúne a antropólogos, filósofos, músicos, bailarines, psiquiatras, terapeutas, enfermeras/os, pacientes y familiares, en la creación de un trabajo coreográfico y de video documental sobre el cuerpo en el hospital y la estigmatización de la enfermedad mental. Quant temps fa que som aquí? (Barcelona, 2007) Pieza creada en residencia en el Hospital de Bellvitge de Barcelona, durante un período de nueve meses, con la participación de enfermos, familiares, personal sanitario y trabajadores de la institución hospitalaria. Este ha sido un proyecto producido por la Asociación Sudansa de Barcelona, con la Subvención del Departamento de Cultura de la Generalitat de Catalunya y la Diputación de Barcelona. Interpretación: Inicia su carrera profesional con la Pearl Lang Dance Co. en N.Y. (1992) Baila para algunas de las primeras piezas en solo de la coreógrafa Noemie Lafrance en N.Y. (1994-95) Desde 1996 forma parte y colabora de diversas maneras con la Compañía Raravis/Andrés CorcheroRosa Muñoz. Ha bailado un gran número de piezas de ambos coreógrafos como la aclamada A modo de Esperanza dirigida por Agustí Fernández y Andrés Corchero, preestrenada en el STI (Festival Internacional de Sitges), y estrenada en el Festival Grec 2001, y otras entre las que cabe destacar: Alaire (1996-98), Mist (1998), Sospirs en la boira (1998), De lado (1999), Las Coplas del Blanco Miguel (2002) entre otras.

En 2009 estranará en el Teatro Nacional de Catalunya una nueva pieza bajo la dirección de Andrés Corchero. Con Andrés Corchero trabaja como ayudante de dirección y coreografía de su último solo Despacito (2006), estrenado en el Teatre Lliure de Barcelona. También ha bailado con la compañía de danza catalana Malpelo en las piezas: Thousands of Months (2002) On a remplacée le Cocq (2003), An. el silenci (2003), El lenguaje secreto de las mujeres (2004). La flauta mágica, de W.A. Mozart, coreografía de Min Tanaka, para la Ópera de Salzburg, en el marco del Festival de Salzburg.Proyectos de improvisación: Baila con el grupo de improvisación integrado por Hisako Horikawa, Pep Ramis, Andrés Corchero, y los músicos Agustí Fernández, Joan Saura, Liba Villavecchia, Steve Noble, en el Festival Tensdansa de Terrassa, i al Centre de Creació L´Animal a l´Esquena. (2004). Desde 2000 colabora con el colectivo IBA de música y danza improvisada, bailando y organizando tres de las ediciones del Festival Improvisa, 2001-02-03 celebrado en el Espai de Música y Danza de la Generalitat de Catalunya. Colabora habitualmente en actuaciones de improvisación con músicos como Joan Saura, Liba Villavecchia, Agusti Fernandez, Matt Davis, Wade Matthews, Pablo Svarzman, Andrea Neuman, Ferran Fages, Ruth Barberan, Alfredo Costa Monteiro, Nuno Rebelo entre otros. De 2000 a 2012 forma dúo de improvisación con el pianista Agustí Fernández (premio Ciutat de Barcelona 2010). Pedagogía: Desde 1996 imparte los entrenamientos regulares de la compañía Raravis/ Andrés Corchero y Rosa Muñoz. Desde 2000 crea un grupo de trabajo estable con el que investiga y desarrolla su particular visión de la danza.2009-2011. Profesora/ artista invitada en los proyectos de creación Comunitaria del Pla d’Entorn de l’Hospitalet de Llobregat vehiculados por la Escuela de les Arts de Hospitalet de Llobregat, dirigda por Núria Sempere

.Ha desarrollado varios proyectos en los institutos públicos Margarida Xirgú, Rubió y Ors y la Escuela de primaria Lola Anglada. Profesora de la Universidad Autónoma de Bellaterra, Barcelona, España, en la diplomatura de Terapia Ocupacional impartiendo la asignatura Arte y Juego en la Terapia Corporal.Profesora invitada del Instituto del Teatro de Barcelona, España (2007/2008). Profesora la Escuela de Arte Interdisciplinar Passatges, en el Centro Cultural de la Mercè, Girona, España. (2004/2006). Imparte talleres regulares de dramaturgia y danza en l´Obrador de la Beckett, Barcelona, junto a Victoria Szpunberg.Cursos de improvisación en la Escola Superior de Música de Catalunya (ESMUC) (2008-2010) Ha impartido cursos intensivos en Barcelona, Madrid, Santiago de Compostela, Lisboa, Gerona. Ha sido invitada a Lima, Perú, en el marco del Festival Internacional de Danzas Folclóricas, impartiendo talleres al Conjunto Nacional de Danzas Folclóricas de Perú, en la Escuela Superior de Danzas Folclóricas, y en la Universidad Católica de Lima, Perú. Otros proyectos: Trabaja como a coreógrafa en la pieza teatral La dona del gos coix dirigida por Roberto Romei, estrenada en el teatro Tantarantana en el Festival Grec, Barcelona (2007). Forma parte del proyecto de investigación sobre cuerpo y representación Liquiddocs, como directora de la línea de investigación, junto con Carme Torrent, Mirar el cos: nous espais de la subjectivitat. Este proyecto esta producido por Liquidlimits, con subvención del Departamento de Cultura de la Generalitat de Catalunya. (2007) Participa en el proyecto The Journey, encuentro entre jóvenes creadores de países del Mediterráneo y Portugal, organizado por el Centro de Creación l´Animal a l´Esquena (Celrà, Gerona), Danças na Cidade-Festival Alkántara, (Lisboa), Carovanna (Alguero, Sardenya) (2004). constanzabrncic@gmail.com

Pablo Zareceansky Realizador con más de quince años de experiencia multidisciplinar en el sector audiovisual. Ha trabajado en formatos tan variados como cine, documental, en TV en programas de ficción o humor, publicidad, videoclips o videoarte. Ha desempeñado trabajos como realizador, productor, director de fotografía, dirección artística o montador. En 2007 funda junto a otros profesionales la ONG audiovisual Quepo, productora que trabaja la comunicación estratégica desde el audiovisual para la transformación social, realizando proyectos para ONGs, movimientos sociales o plataformas ciudadanas. En Quepo desempeña labores de Productor Ejecutivo y Dirección de proyectos trabajando múltiples formatos que van desde spots o cortometrajes documentales a largometrajes de ficción o documentales. En su primera etapa profesional se implica con la televisión local, interesado en su aspecto de medio de comunicación cercano a la ciudadanía. Desde 1996 hasta el 2001 desempeño tareas de realización, cámara y edición. Esta actividad la desarrolla desde BTV y Clot RTV, donde trabajó en proyectos audiovisuales de contenido social y experimentando sistemas de trabajo en red aplicados a la producción audiovisual.


En el año 2000, empieza su relación con el mundo del cine, trabajando como Ayudante de Dirección para numerosos cortometrajes del ESCAC y del European Film Centre, donde se graduó en el ciclo superior de Guión y Dirección Cinematográfica. Amplía esta experiencia profesional con más de una veintena de cortometrajes, videoclips, publicidad, desempeñando cargos de producción, dirección artística y ayudante de dirección. Aparte de los trabajos como realizador la experiencia adquirida en otros equipos, como dirección artística, le ha llevado a participar en un amplio abanico de proyectos (Nines Rusas, Amb el 10 a la esquena, Art heist, HomoZapping, Divinos, Buenafuente, entre otros). EXPERIENCIA PROFESIONAL DESTACADA: 2011 Director, Guionista y Productor Ejecutivo de “Interferencies” Largometraje de ficción, 73’ – Fundación Quepo 2010 Productor Ejecutivo “Janadesh, peoples verdict” Documental 55’ – Fundació Quepo 2008 Productor Ejecutivo “Endeudados, sobre la telaraña” Documental, 65’ - Fundació Quepo 2007 Director “El proceso de lo Posible” 63’ - Fundació Quepo. 2006 Realizador de tres videos para exposición CCCB “Trafic06 Experiencia Fotográfica” 2004 Realizador del concierto de Soul Divos 2002 Realizador “Voces de una costa abatida” sobre el hundimiento del Prestige. 16’ - Plataforma Nunca Mais 2000 Realizador de la serie de reportajes “Close To Europe, Close To Youth”. Coproducción 25’ - ClotRTV 1999 Realizador y montador del reportaje “Mercateatre 99” ClotRTV 1999 Realizador de la pieza Viena del la serie documental “A young look to Europe” 25’ – ClotRTV.

1998 Realizador del vídeo-arte “La destrucción del proletariado” seleccionado para el premio Mercé99 4’ ClotRTV. 1998 Realizador del reportaje “Els Altres Artistes del Poblenou” 30’ ClotRTV. 1998 Realizador y montador del reportaje “Fàbriques al Poblenou” 60’ ClotRTV. pablo@quepo.org

el Palau de la Musica de Valencia, el Teatro Principale de Salerno, el Teatro de la Zarzuela de Madrid. Es artista colaboradora de IfHuman Company (colectivo internacional de teatro y danza con sede en Les Halles, Bruxelles) con el cual presenta en 2013 Fear and Desire en el festival Equilibrio de Roma Así mismo colabora como trainer con Benedetto Sicca de Ludwig –officina di linguuaggi contemporanei – compañía con sede en MIlan con la cual han ganado el Fringe festival 2012 con el proyecto Idiot’s Lab (en colaboración con la compañía franco-portuguesa Looking for Michele ) mail@cecilialigorio.it

Cecilia Ligorio Se licencia en interpretación en la Academia Nacional de Arte Dramático “ de Roma. Ganadora la beca Vittorio Gassman amplia sus estudios en Madrid y Barcelona (Institut de Teatre). Una vez acabada Sus intereses de dividen entre la interpretación y la dirección de escena. En teatro colabora con directores del calibre de D. Walckott (premio Nobel a la literatura) , A. Rigola , Julie Stanzak (Tanzertheatre), L. Salveti , G. Lavia, A. Segura, P. Tosar, R. Simó,, T. Mancini entre otros. En ambito operístico a dirigido Passio de A. Part, Maria de Buenos Aires de A. Piazzolla y Don Pasquale di G. Donizetti, La Bruja de R. Chapí, La Historia de Porgy and Bess basado la obra de G. Gershwin, Don Giovanni de W. A. Mozart Assassinio nella Cattedrale de I. Pizzetti (del cual se ha publicado un dvd editado por Sony), Otello de G. Verdi en teatros como La Fenice de Venezia,

Ana Yael Encargos y Colaboraciones Portadas de libro: Clientes: Editorial Salto de Página, Herder Editorial, Random House Mondadori, Editorial el Desván de la Memoria. Ilustración de prensa: Clientes: El Magazine de La Vanguardia, IESE Insight Business Knowledge, Barcelona Metrópolis Mediterránea, revista Cáñamo, revista Naif. Audiovisual: Stop Motion para Desenfoque de Género, Decorados para la película Interferencias, Decorados para la película Copito de Nieve. Libros Publicados Une femme et un homme, Editorial Le Poisson Soluble, Francia, mayo 2014.

Un éléphant au paradis, Editorial Møtus, Francia 2011. Empezar con un adiós para terminar antes, El Cangrejo Pistolero, España 2010.Signos. Estudio Pixel. España 2009.Recuerdos. Estudio Pixel. España 2008. Proyectos Autoeditados Fotomemorizador. Memory de Barcelona. www.guiacuriosa.com Only Yardbirds. Colección de 9 serigrafías sobre madera. My name is Pol. Colección de 4 serigrafías 50x70cm. Formación y Residencias: 2º, 3º, 4º y 5º Seminario Internacional de Ilustración y Diseño Gráfico, Albarracín. (2009-2012). Beca. Residencia Artística Atelier Visarte, Neuchâtel, Suiza. 2009. 6 meses. Graduado Universitario en Arte y Diseño, Escuela Massana. Barcelona. 2008. www.anayael.net anayaelz@gmail.com


Nigredo Albert Tola: 649 317 217 alberttola@clyma.org Rodrigo GarcĂ­a Olza: 619 886 090 rodrigo_azul@hotmail.com

C O N TA C T O


Niño fósil Albert Tola

NIÑ O FÓ SIL ( Te x t o c o m p l e t o )


“Afuera hay sol. Yo me visto de cenizas.” Alejandra Pizarnik, La jaula

A Rodrigo García Olza, con quién hemos concebido conjuntamente este monólogo.


El fósil se desfosiliza y se fosiliza. Para hablar, tiene que romper primero su boca. Balbucea y no balbucea. Alarga las palabras o las repite. Un tiempo. Un gemido. Un tiempo. Otro gemido más intenso. Un tiempo. Otro gemido desgarra el silencio. Un tiempo. ¿Me ves ahora? Respira. Espera. Descansa. Cuesta mucho hablar. Un gemido intenso.

Un tiempo. Poco a poco. Un tiempo. Hace mucho que nadie pasa por aquí. Un tiempo. Demasiado. Un tiempo. Mírame. Quédate. Dime. Un tiempo. Mírame. Abajo. Un tiempo. Por fin hablar.

Hay que romper la boca.

Un tiempo.

Un tiempo.

Todo huele a humedad. Yo huelo a humedad. No huelo a piedra. Huelo a humedad. No te huelo bien. Huele más intenso o menos. Perdona que te hable. Perdona que te hable sin saber. Perdona. Ya no aguanto la humedad. Ya no aguanto. Esta humedad se lo come todo. ¿Tú sabes por qué vine aquí?

¿Me esperas? Un tiempo. Un gemido largo, menos desgarrado. Un tiempo. Por fin, con grumos en la voz.

Un tiempo. ¿Y tú?

Ya.

Un tiempo.

El fósil respira. ¿Eres...?

No pasa nada. Acostumbrado silencio. Yo he callado mucho. También. Pero ya no puedo. No puedo no decir. No me engañes. Eres mi hermana. Tu silencio te delata. Perdón. No te vayas aunque no seas mi hermana.

Un gemido.

Un tiempo.

Perdona si no eres mi hermana.

Siempre hablo callado. Hoy tengo a quién hablarle. Si hay otro es mejor, ¿no? Aquí, tengo muchas horas para mí. ¿No serás...Marc? No te vayas, por favor. Escúchame hasta el final.

Respira. Paciencia. Por favor.


El fósil se desfosiliza y se fosiliza. Para hablar, tiene que romper primero su boca. Balbucea y no balbucea. Alarga las palabras o las repite. Un tiempo. Un gemido. Un tiempo. Otro gemido más intenso. Un tiempo. Otro gemido desgarra el silencio. Un tiempo. ¿Me ves ahora? Respira. Espera. Descansa. Cuesta mucho hablar. Un gemido intenso.

Un tiempo. Poco a poco. Un tiempo. Hace mucho que nadie pasa por aquí. Un tiempo. Demasiado. Un tiempo. Mírame. Quédate. Dime. Un tiempo. Mírame. Abajo. Un tiempo. Por fin hablar.

Hay que romper la boca.

Un tiempo.

Un tiempo.

Todo huele a humedad. Yo huelo a humedad. No huelo a piedra. Huelo a humedad. No te huelo bien. Huele más intenso o menos. Perdona que te hable. Perdona que te hable sin saber. Perdona. Ya no aguanto la humedad. Ya no aguanto. Esta humedad se lo come todo. ¿Tú sabes por qué vine aquí?

¿Me esperas? Un tiempo. Un gemido largo, menos desgarrado. Un tiempo. Por fin, con grumos en la voz.

Un tiempo. ¿Y tú?

Ya.

Un tiempo.

El fósil respira. ¿Eres...?

No pasa nada. Acostumbrado silencio. Yo he callado mucho. También. Pero ya no puedo. No puedo no decir. No me engañes. Eres mi hermana. Tu silencio te delata. Perdón. No te vayas aunque no seas mi hermana.

Un gemido.

Un tiempo.

Perdona si no eres mi hermana.

Siempre hablo callado. Hoy tengo a quién hablarle. Si hay otro es mejor, ¿no? Aquí, tengo muchas horas para mí. ¿No serás...Marc? No te vayas, por favor. Escúchame hasta el final.

Respira. Paciencia. Por favor.


Un tiempo.

Tose.

¿Enrique?

A medida que se hace oscuro, callo por dentro y los ruidos del bosque toman voz. Todo se escucha más fuerte. Hay noches, en que el ruido es me duele en los oídos.

Un tiempo. Sí, soy lo que ves: un puto fósil. Ni siquiera huelo a piedra: huelo a humedad. Calambre.

Tose. El río tiene el zumbido del agua que corre por su superficie, pero de noche se oye un segundo zumbar, más grave, como si un segundo río se acercara y fuera a precipitarse sobre el primero.

¡No! ¡Putos calambres! Huelo a armario cerrado demasiado tiempo. A pote de mermelada mal cerrado. No levantes la mirada. Para hablar conmigo ahora hay que acostumbrarse a mirar hacia abajo: bajas la mirada, luego existo. No todo el mundo puede decir eso. Casi nadie necesita ser mirado de manera especial.

Tose.

Un tiempo.

Respira.

Casi no duermo.

Hay veces en las que no sé si me he dormido o no: siempre el viento zumbando y zumbando. El viento, o el río. El viento a veces se apaga, el río nunca calla.

Calambre. Duele cada hueso. Escupe. ¡Mierda de larvas! Escupe. Lo peor de hablar es que la boca se llena de bichos. Escupe. Ya lo dicen: en boca cerrada no entran moscas. Calladito estás más guapo. Por la boca muere el pez. Un tiempo. Y el río siempre ahí, zumbando, zumbando. No hay paz, no hay descanso, no hay silencio. El río me traga. Me arrastra hacía las pesadillas. Lo peor: me calcifica. Respira. No puedo dormir. Viento y río, zumbando, zumbando. Cuando oscurece, la luz se concentra en las copas de los árboles: la claridad es su follaje. El ramaje se enmaraña en una masa opaca, las ramas se vuelven raíces. Habitadas por movimientos invisibles a la luz del día. Seguro que es mentira. Queda el cielo. También se va apagando. Aumenta la humedad y con ella el frío. El frío se puede oler. Cuando lo huelo, mierda de dolor en la nariz.

Las hojas crujen. Las escarcha crepita mientras se forma. La oscuridad reverbera. Graznidos sueltos de pájaros son gritos repentinos.

Un tiempo. ¡Pero qué bien que estés aquí! Un tiempo. Estás, ¿no? Sí, sí, ahora. Por un momento dejé de olerte. Un tiempo. ¿Quién eres? Un tiempo. Se me duerme la nariz: ¿que quién eres? Un tiempo. La peste todo lo tapa. Mi peste todo lo tapa. No huelo nada. ¡Mierda de fosas! ¡Habla! ¡Dime quién eres! ¡Habla! Un tiempo. Si tu no dices nada, entiendo que eres mi hermana. Un tiempo. Tócame, si no quieres hablar. Si te da asco, no importa, pero no metas la mano en mi boca.


Escupe.

Un tiempo.

¡Mierda de musgo!

Yo no me quería quitar los calzoncillos. Sobretodo las primeras veces. La madera caliente quemaba mis piernas. Crujía con el calor. Enrique insistía en que me los quitara. “Se te van a quemar y los tendremos que tirar.”

Gime. El día pasa más rápido que la noche. Me entretengo con los juegos de luz. Con el sol, luces verdes saltan sobre mi cara. Es como estar en el cine. Soy autor de mis propias películas. No son películas: son piezas audiovisuales abstractas. Cuanto más hundido en la tierra, más integrado. Me parece que aquí nací. También es que de día hay menos ruidos. Quizás por la luz. Oigo sólo los pequeños ruidos que quedan en mi cuerpo. Algo cruje de vez en cuando. Algo fino se rompe. Cuesta mucho llegar a ser un fósil del todo. Lo bueno es que cuando el proceso está avanzado, ya ni sientes claustrofobia. El río a veces ya ni lo escucho tampoco. Y respiro. Soy poroso. El bosque entra en mí.

Un tiempo.

Gime.

Un tiempo.

Ya nada me da miedo. No, nada miedo. No me da miedo que me pises a oscuras. También estoy acostumbrado a que caigan cosas... es lo bueno de ser una piedra. Hay dos cosas esenciales en crecer y endurecerse: la indolencia y la pereza. Dos formas de evolución emocional. La pereza te salva de ti, de los excesos de la pasión. La indolencia es la solución a todo. Hago lo que sea por dormir. Paso horas contando luces antes de que oscurezca. Cuando se vuelven naranjas, la capacidad que queda en mí de tranquilizarse, cumple su función.

¿Sigues ahí?

Un tiempo. A veces sueño que venís y no sé si lo habéis hecho. Los días son monótonos y no sé qué imagino y qué pasa de verdad. En sueños oigo el bosque de noche: pasos, hojas arrastradas, gruñidos, algún silbido aquí, allá... Básicamente, eso es todo: nada. Os espero. Os espero. Os espero. Os llamo con el pensamiento, por si funciona. Pero me temo que no mucho. He dejado de creer en la telepatía... Bueno, hasta hoy al menos. Un tiempo. Debí hablar a tiempo. Lo pienso. Pero ahora no me puedo mover, ¿entiendes?, ahora no me puedo mover. Si no venís, yo no puedo decir. Pero ahora ya has llegado. ¿Estamos a tiempo para el niño? ¿Vienes por una corazonada o ya ha ocurrido algo?

Es con buena intención. Un tiempo. Él era poco cariñoso en público. Contigo todo eran méritos con el hermanito que se quedó sin padres demasiado pronto. ¿Seguís juntos? Perdón.

Un tiempo. ¡Mierda si hablo sólo! La cosa empezó en invierno. Perdona, Marc. Tengo que hacerlo. Un tiempo. Fuera del gimnasio hacía frío. Nada más entrar se notaba el calor. Enrique le echa agua a las piedras. Una nube de vaho con olor a eucaliptos inunda el cuarto. Cada vez me gusta más el olor a eucaliptos, su sudor es demasiado fuerte. Insoportable el olor en las axilas. Peor que la peste a humedad. Un tiempo. “Los buenos compañeros se relajan juntos”, dice. ¡Mírame! ¡Te estoy hablando de Enrique! No se mueven mis ojos, ¿verdad? Mírame. Un tiempo.

Aunque sea tu marido podía ser mi amigo. ¿O no?

Sus manos son grandes y sus lunas cubren casi la uña entera: a pesar de eso te casaste con él. Enrique mueve mi carne con fuerza. Cuando me toca, siempre quiere que le apriete más y más y más y más y más. Se pone cómodo. Abre mucho las piernas. El vaho de eucaliptos por todas partes y yo dejo de ver su cara, sino me acerco mucho a ella.

Un tiempo.

Un tiempo.

Enrique me llevaba a nadar... Y después, juntos a la sauna. La sauna me gustaba: olía a eucaliptos. Las primeras veces que fuimos a la sauna, ya pensé que te pondrías celosa. No sé por qué, pero sabía por qué. Intuía que algo no estaba bien. Las cosas suelen ser lo que parecen.

Cuando abre la puerta de la sauna, el aire frío me alivia. Se abren mis poros. Él vuelve y se sienta en la misma posición que antes. Ha traído una botella de plástico con aceite de oliva. La traería ya en la mochila, sino no me explico de dónde la saca.

Un tiempo.


Un tiempo.

Un tiempo.

Se unta las manos de aceite. Abre la toalla y la pone sobre el banco de madera de la sauna. Se tumba en ella y me hace una demostración. Luego me unta a mí las manos de aceite.

Dobla las toallas y las deja sobre la silla. Parece tener prisa porque se llene la bañera.

Un tiempo. ¿Oyes?, se apaga el viento... Es lo habitual a estas horas. Son las más silenciosas. Un tiempo. A esta hora, es cuando mejor se piensa. A veces, el pensamiento vuela hacía fuera, hacía las copas de los árboles. El río. La luz de la mañana. Imagino la luz mejor que si la viera. ¿Te acuerdas de cuándo veníamos al bosque? Cogíamos moras. Hacíamos mermelada. Tu cara toda manchada de lila: cara de pote de mermelada. Tu me hiciste creer que los pájaros nos decían dónde estaban las moras. Cada vez más, sentía que los entendía. Aprendía otro idioma. Traducía su trinar. Siempre acabábamos por encontrar las moras, y yo siempre creía que era yo quién daba con ellas. Eras de verdad mi hermana mayor.

Un tiempo. Entramos en ella. Un tiempo. La cruz de su cadenita de oro está torcida. Se entrelazan nuestras piernas. Me río: ¡es otra oportunidad para tocarle! Un tiempo. Al no haber vaho de eucaliptos, me invade la timidez, y las plantas de mis pies pueden jugar. Un tiempo.

Pero otras veces, el pensamiento vuela hacía dentro. Entonces me pongo a viajar por mi cuerpo.

“No vuelvas a hacer eso”, me gritas. ¿Todavía vas a la sauna? Días más tarde, te espero con la puerta de mi habitación abierta. ¿Te acuerdas o no te acuerdas? Dejo una botella de aceite a la vista sobre la mesa. Cuando la ves, me vuelves a gritar. Debe ser que el olor a eucaliptos te relaja, porque entonces no tienes problemas.

Calambre.

Un tiempo.

Joder, hermanita, entonces me meto entre sus huecos. Entre los poros que quedan abiertos. Viajo por sus galerías. Es una catedral. Rompo las telas de araña. Barro los nidos de bichos. A veces, ya sólo con el pensamiento, quiebro alguna fina pared de una célula, o hago estallar una membrana calcificada. Todo está cubierto de raíces. El corazón parece una gran raíz, un gran nudo, un gran furúnculo.

Cuando cae el sol, huelo presencias que caminan por aquí. ¿Serán paleontólogos? Pasean largo rato... claro, aquí, el tiempo cunde para el estudio... Yo tomo ejemplo de ellos: me abandono al misticismo del biólogo.

Respira.

He desarrollado un complejo sistema de análisis a través del olfato.

Hay veces en que luego no puedo salir ni de mi cuerpo. No logro sacar de él lo que pienso. Le hago esperar sentado en una cámara interior o en una gruta. Le invito a tener paciencia. Le dejo ahí. Trato de no irle a ver a menudo. Luego coge fuerzas, y logra salir de nuevo.

Escupe.

Respira.

¿No me subirías a un árbol?

Junto a la sauna hay un baño.

Respira. Se recupera.

Un tiempo.

Un tiempo. Enrique abre el grifo. El agua cae a chorro. Como cuando mea con la puerta abierta.

Tiembla.

¡Fuera bichos! ¡Están por todas partes: entran, salen, entran y salen! Escupe.


En rigor, mis análisis se configuran a partir de dos clases de observaciones: las estáticas y las mutables. Califico de estática toda observación que puedo realizar desde aquí, al olfatear todo lo que me rodea. Llamo mutable toda observación basada en cualquier olor desconocido que se me pase por delante. Es a través de un esta segunda clase de observaciones, que me he percatado de tu presencia. Es a través de ella, que huelo si te acercas o si te alejas. Ahora, por ejemplo, estás delante mío. ¡Mierda de humedad! La humedad todo lo obstruye. Yo mismo me he convertido también en mi propio objeto estático de observación: yo me huelo a mi mismo. Para eso sí que ha sido útil estar aquí, enterradito. A lo largo de este lento proceso de auto análisis, he llegado a algunas, pocas, conclusiones. Cuando un organismo muere y sus restos se descomponen éstos se disgregan rápidamente por la acción de las bacterias, otros animales, o el viento o la lluvia. Pero si ese mismo cuerpo en cambio es enterrado en poco tiempo por los sedimentos, de modo que se encuentre a salvo de la intervención de los agentes biológicos y mecánicos, crecen mucho las posibilidades de que fosilice: mi caso. Eso sí, un caso raro. El proceso de fosilización comienza a partir de la desaparición de las partes blandas más superficiales y del relleno de sus huecos por el barro. Después, paulatinamente, una serie de transformaciones químicas poco a poco van sustituyendo los compuestos orgánicos por compuestos minerales. Ese momento es fatal: te duele todo. Lo bueno de la mineralización es que se lleva a cabo tan lentamente que uno acaba por sentir únicamente un molesto hormigueo al que se termina acostumbrando. Hay días en que ese zumbido es mayor que el del río. Lo bueno de petrificarte es que ya no sientes... pero eso lo puede entender cualquiera. Cualquiera tiene que entender, qué parte de su cuerpo se ha fosilizado. Qué parte de su cuerpo es susceptible a fosilizarse primero. No todos empiezan a fosilizarse por el cráneo. Los hay que empiezan por las cartucheras, la barriga, o las manos. Es más fácil que fosilicen las partes duras como conchas y huesos que las partes blandas como los músculos y vísceras, ya que, a pesar de su enterramiento, siguen expuestas a la acción de las bacterias. Las bacterias comen y comen y comen y comen... hasta el tuétano te comen... y luego siguen... y se reproducen con la humedad... El éxito de la mineralización depende de lo hermético que sea el envoltorio protector que rodea al organismo. Claro que también hay casos excepcionales que conservan esas partes blandas, pero los afortunados somos pocos, y, por regla general, poco habladores. Un tiempo. Por eso, a pesar de lo común del caso, no se encuentren testimonios con facilidad. Respira. La fosilización es un fenómeno raro, la mayoría de los componentes de los seres vivos tienden a descomponerse rápidamente tras su muerte. Los sedimentos más favorables para convertirte en piedra son arenales, pantanos y otras zonas acuosas: este lodazal. ¿Te ha contado Marc si va con Enrique a la sauna? Un tiempo. Perdón: aquí uno pierde un poco la perspectiva de cómo relacionarse.

Un tiempo. Sueño mucho con Enrique: deambula cerca mío. Pero cómo nunca mira al suelo, pues no me ve. No tengo nada que decirle. Ya te lo digo a ti. Ahora lo que quiero es dormir. Desaparecer. Incluso para mí. Un tiempo. Hay noches en que me parece distinguir el olor de las moras entre la frescura del musgo. Tose. Siempre sucede tarde en la noche. Tose. Los recuerdos también huelen. No siempre huelen bien, claro. Otras veces me parece distinguir el olor de papá y de mamá. Tose. ¿Te acuerdas de ellos? Seas quién seas, te acordarás de tus padres, ¿no? Seas quién seas, habrás tenido padres, ¿no? ¿O no? ¡Porque también hay quién no! Les perdimos tan pronto que... ¡No te vayas! Por favor. Un tiempo. Todo niño aprende el abecedario que le enseñan. A veces, es un abecedario casual. A veces, lo aprende mal. Yo llevaba el mío impreso en la cara. Cualquiera leía en ella mis errores. Enrique me enseñó mal el abecedario de cómo relacionarme. No aprendí a querer bien. Aprendí a que lo natural era ponerme por debajo. Con él, con cualquiera. Tal vez me hubiera tenido que enfrentar, pero esto que te quede bien clarito: yo no soy una víctima, soy un fósil. Un tiempo. Todos se mueven menos yo. Cuánto más se mueven los demás, menos me muevo yo. Cada vez más. Cada vez estoy más fuera. Tan fuera, que casi ni estoy en mí. Casi no queda movimiento, casi no queda ni el impulso del movimiento. Fuera del movimiento no chocas con nadie. Fuera del movimiento te mueves libremente por dentro. Escupe. ¡Putas larvas! Se recupera. Había emboscadas. Para esconderme de ellas, lo natural fue ponerme por debajo. Bajar a ras del suelo, falsa huida. Suerte que ya pasó. Ahora no hay golpe que me duela. Un tiempo.


Casi todas las emboscadas eran antes de entrar en la escuela o durante el patio. Eran tres los momentos peligrosos cada día: la entrada y salida de la escuela y los recreos. De hecho, eran cuatro, porque los recreos eran dos. Día sin agresión, día ganado. Qué alivio los días ganados. Un tiempo. Una vez leían mis errores en ella, a los chicos ya no les gustaba mi cara. Los espacios seguros también eran cuatro: el autobús que me llevaba y traía, porque el conductor me protegía... los lavabos, porque podía cerrar el pestillo... un rincón del patio, cerca del jardín de infancia, porque no llegaban hasta ahí... y la clase... como mínimo desde que llegaba el profesor... Claro que con el profesor delante, tampoco la clase muy segura no era. Aprendí a sentarme en la última fila, para no tener nadie detrás que me tirará pelotas de papel con saliva o me manchara de tinta con su pluma la espalda. Había días en que estaban más tranquilos. Otros días estaban con más ganas. Por mucho que intenté saber los motivos, calcular y prever, nunca lo logré. Algo se me escapaba. Respira. Nada más salir del bus corría a clase con la esperanza de que el profesor ya hubiera llegado. Caminaba siempre deprisa por los pasillos. Casi rezaba por no encontrarme con la pandilla. Que no aparecieran detrás de una esquina, o bajando todos juntos las escaleras. Pero me enfrentaba a ellos todos los días. Cada día el mismo peligro de nuevo. No se aburrían. Yo trataba de no provocarlos. Por eso escondía debajo de la ropa el libro que llevaba siempre conmigo para pasar el tiempo del patio. Lo metía en el pantalón. Por eso leía siempre libros finos, y por eso siempre fueron mis preferidos: sus esquinas pasaban más desapercibidas bajo la ropa. Cuando sonaba el timbre, comenzaba el momento más terrorífico del día: la pausa. Había dos momentos de terror al día: uno por pausa. Durante un tiempo todo esto se alivió porque hice un amigo. Si eres dos te insultan, pero no te ostian. Y luego van y le cambian de colegio. Sus padres se mudaron de ciudad. ¿Qué quieres que te diga? Volvieron a por mí. Con más ganas: recuperaron el tiempo perdido. Nada más sonar el timbre, comenzaba la persecución. Yo intentaba siempre ser el primero en salir de clase. Ya antes de que sonara, decidía en secreto la estrategia. Y siempre trataba de cambiar esa estrategia: hoy al baño, hoy al rincón del patio, hoy me intento integrar en un grupo. No siempre los podía evitar. Pero tampoco siempre me esperaban todos. A veces se apuntaban chicos nuevos. No los conocía y me sujetaban hasta que llegaban los demás. ¿De verdad no te enteraste de nada? Yo me esforzaba por ocultarlo, pero algo podrías haber observado, ¿no? Algo. Digo yo. Tu nunca preguntabas nada. Nunca preguntas nada. Siempre vuelves, siempre estás ahí, no se te puede reprochar nada. Pero no preguntas nada tampoco. Y si entonces yo callo, luego pasa lo que pasa. Y puede seguir pasando. Otra vez. Y otra vez más. ¿De verdad nunca sospechaste de Enrique?

Un tiempo. ¡Que te quedes te digo! Un tiempo. Entre el aula y los lavabos el pasillo es largo. Yo corro y corro por él. Y corro y corro. Un tiempo. Paso los recreos dentro de una de las cabinas de los lavabos. Golpean la puerta. Me gritan cosas. Quieren que les abra. Se intentan colar por debajo de la puerta. Pero la rendija es estrecha. Un tiempo. Llego tarde a clase y saco malas notas. Después del timbre, espero a que no quede ninguno de ellos para recorrer el trayecto de los lavabos hasta el aula. Un tiempo. Salgo el primero de clase y corro escaleras abajo hacía mi escondite. Espero a que pase el tiempo del recreo, a veces leo. Otras escucho música con los auriculares puestos. Un tiempo. Por suerte nunca me cogieron los walkmans: hubieran sabido que me gustaba música rara. Un tiempo. Si me atrapan, se ponen como un corro a mi alrededor. Me insultan. Me empujan. Me pellizcan en los brazos. Uno estudia el bajo. Tiene las uñas largas, largas... Un tiempo. Hay otro que me gusta: Félix. Tiene un flequillo que le cae por la frente y me encanta. Su cuerpo es delgadito. Su culo, redondo, duro. A veces se pone delante mío. A veces, detrás. Siempre se está restregando contra mí. “Juguemos a violar”, dice. No puedo negar que hay días en que espero esa frase. A su modo es simpático cuando la dice. No siempre. En una clase de física en la que, sin que nadie le vea, comienza a acariciarme los muslos debajo de la mesa. Estamos en la última fila, claro. Nadie nos ve. Nadie nos ve. Nadie. Me pongo a temblar cuando me doy cuenta de que me ha cogido la mano. Un tiempo. Ocurre al día siguiente de la clase de física. Entre la escuela y el autobús, un descampado. He congeniado un poco con un grupo de amigas y ahora recorro el camino al autobús protegido por ellas. Pero aquella última tarde cometo un error garrafal: me entretengo en la biblioteca.


Un tiempo.

Un tiempo.

Los veo nada más entrar en el descampado. Son cinco. Félix está entre ellos. Está muy serio. Me empieza a insultar desde lejos. Se ríe muy fuerte. Los otros también. No sé lo que va a ocurrir, pero sé lo que va a ocurrir.

El gótico pellizca todo mi cuerpo. Termina su actuación, y se pone a fumar.

Un tiempo.

Son cinco. Pero yo tengo la sensación de que los cinco son Félix. Que Félix lo hace todo. Tiene diez brazos, diez piernas.

Corren hacia mí. Uno de ellos lleva pantalones cortos. Polo de pijo. El del bajo lleva camisa negra, pelo largo, liso, en plan gótico. Félix lleva un chándal y una camiseta naranja. Sonríe, y se le marca un poco la pelusilla del bigote. Esa pelusilla me encanta. Los demás no sé, no me acuerdo. Llegan muy deprisa. Un tiempo. No reacciono. No grito. No hay nada qué hacer. Sólo esperar. Un tiempo. Me rodean. Un tiempo. Empiezan por lo de siempre: insultos, pellizcos, friegas. Un tiempo. Me cogen entre tres para llevarme detrás de unos arbustos. Un tiempo.

Un tiempo.

Un tiempo. Cuando terminan, me tiran al suelo. El suelo está duro. Me duele el golpe. El suelo huele a podrido. En el suelo, el hedor me impregna. Calambre. En él me olvido de mí. Quiero dormir, aunque sea en el barro. Dormir profundamente, confundirme con el suelo, las hojas, el viento que pasa. Calambre. Escuchar la música trenzada de las hojas y los pájaros sobre mi cabeza. Calambre. Traducir la lengua de los pájaros. Calambre.

Un tiempo.

Sé que a partir de un cierto momento me despierto y estoy sólo. Me duele mucho mi cuerpo, no quiero estar ahí dentro. Me levanto. Me pongo mi camiseta y las bambas. Mis tejanos no están. Se los han llevado. Empiezo a caminar. Me dirijo al autobús que me puede llevar al centro. De camino, encuentro una fuente. Me lavo el barro. La sangre de los arañazos: no es mucha. Tampoco hay para tanto.

Protegidos por el follaje, cada uno, arranca una prenda. Es una fiesta.

Un tiempo.

Un tiempo.

Por fin llega el autobús. Cuando veo al conductor respiro aliviado. Me siento en la última fila del autobús. Miro fijamente por la ventana: los árboles en las aceras, las personas que van de aquí para allá felices de poder llevar camiseta, shorts, zapatos, bambas o sandalias, el ajetreo de los coches a través de las calles, la ciudad en todo su bullicio bajo el sol. El bus entra en un túnel. Me veo en el reflejo del cristal: mis ojos, dos piedras. Dentro del autobús, hay quién me mira de reojo. Como en la parada. Pero en el autobús tampoco nadie me pregunta nada. Me giro hacía la ventana, me tapo las piernas como puedo con la mochila. Me bajo del autobús en el centro. Entro en una tienda barata y me compro unos tejanos. Qué bien que aquel día me habías dado la semanada. Y que me han dejado la mochila. Y la cartera.

Ellos creen tener que agarrarme entre tres, pero se equivocan: no ofrezco ninguna resistencia. Qué tontos.

Mi vida es una fiesta a la que no han llegado nunca los invitados. Un tiempo. Uno de los pijos se araña con una zarza. No es que no viva lo que está ocurriendo, es que vivo detrás de ello.


Un tiempo.

El río apesta.

Espero que no se me rompan los dientes.

Calambre.

Un tiempo.

¿No lo oyes?

Ni el dependiente de la tienda me pregunta por qué voy en calzoncillos. Camino hacía casa. O eso creo. Otro olor familiar: vaho de eucalipto. Sobre mí, un cartel de neón rosa: sauna, reza. Pago con tu famosa semanada. ¡Joder es tu semanada y es tu marido y soy tu hermano, y tu no pintas nada, mierda!

Calambre.

Un tiempo. En la sauna nadie me pregunta si tengo diez y ocho años. Me desnudo. Cierro con llave mi ropa en una taquilla. Dentro del recinto, hay hombres en toallas que deambulan de un lado a otro a la búsqueda de algo que igual sólo llegan a imaginar. Descubro unos cuartitos con una cama de plástico rojo. Entro, cierro la puerta y paso el pestillo. Me tumbo y miro al techo. Mientras me duermo, manchas de luz intermitente a través de una rejilla metálica. Por un momento dudo en volver a abrir el pestillo, para que Enrique pueda entrar. Un tiempo. Respiro hondo: el olor a eucaliptos me ayuda a dormir. Llaman un par de veces a la puerta, como tu tantas veces a la puerta de mi habitación, pero no abro: es ahora que soy más extrovertido. Horas más tarde, despierto espantado por haberme quedado encerrado dentro de la sauna. Me visto. Salgo a la calle. Pero...

Si hablo o pienso muy fuerte lo olvido. Calambre. Si pienso muy fuerte, hasta olvido el zumbido. Respira. ¿Nunca has dejado de oír algo a lo que te has acostumbrado? ¿Nunca has dejado de verlo? Mientras vivas, brilla, no sufras por nada en absoluto, la vida dura poco, y exige su tributo. Ahora no mires más hacía el pasado. Mírame. Iros. Aléjate de él. Un tiempo.

Pero así no puedo volver a casa. ¿Qué dirá él?

Entonces me levanté, salí del cuartito, me vestí, salí de la sauna, caminé y caminé, no quería volver a casa, no quería miraros a la cara, y olí el bosque, crucé la ciudad, la dejé atrás, crucé el descampado, lo dejé atrás, crucé unos chalets, los dejé atrás, y entré en el bosque, y era primavera, lo es todavía, y su olor me abrazó, y supe que tarde o temprano él vendría, y lo hizo, pasó por aquí, y también miró hacía abajo, como tú, y no se detuvo, qué va, y cómo no se detuvo no pude preguntarle si sabía el tiempo tarda un niño en morir en un bosque, en cualquier bosque, en un bosque como éste.

Un tiempo.

Oscuro.

Un tiempo.

Y no dolió, no, porque en ese momento lo tuve claro, decidí entrar en el bosque, ahí mismo, en una esquina de la ciudad y lejos también del propio bosque, ¿por qué no?, entrar en el bosque y dormirme en su suelo y hundirme en el húmedo sueño del lodo, y el alivio empezó por los dedos, tenía miedo a que se rompieran, pero el hormigueo era demasiado agradable, dejé que el hormigueo ascendiera por todo mi cuerpo, fue helando mis piernas y todo dejó de importar, poco a poco, cualquiera ha sentido el placer de que las cosas dejen de importar, no soy tan raro, el placer mineral, pero yo eso lo tuve que decidir, dejar la ciudad y volver al bosque para que las cosas dejaran de importar y quise oír mi propia música a todo volumen y tanto la escuché que dejé de oír mi respiración entrecortada mientras me ahogaba. Tengo la boca seca. ¿Puedes echarme agua? Un tiempo. Esto apesta. Un tiempo.


APÉNDICE Paisaje asociativo de textos e imágenes

Alejandra Pizarnik, La jaula:

Franz Kafka, La metamorfosis:

Afuera hay sol. No es más que un sol pero los hombres lo miran y después cantan. Yo no sé del sol. Yo sé la melodía del ángel y el sermón caliente del último viento. Sé gritar hasta el alba cuando la muerte se posa desnuda en mi sombra. Yo lloro debajo de mi nombre. Yo agito pañuelos en la noche y barcos sedientos de realidad bailan conmigo. Yo oculto clavos para escarnecer a mis sueños enfermos. Afuera hay sol. Yo me visto de cenizas.

“Cuando Gregor Samsa despertó aquella mañana luego de un agitado sueño, se encontró en su cama convertido en un insecto monstruoso. Estaba echado sobre el córneo caparazón de su espalda y al levantar un poco la cabeza, contempló la figura convexa de su oscuro vientre, surcado por encorvadas durezas, cuya prominencia apenas sí podía aguantar la colcha, visiblemente a punto de escurrirse hasta el suelo. Múltiples patas, lamentablemente escuálidas en comparación con el grosor ordinario de sus piernas, ofrecían a sus ojos el espectáculo de una agitación sin consistencia. -¿Qué ha pasado? No, no soñaba. Su habitación, aunque excesivamente pequeña, aparecía como de ordinario entre sus cuatro harto reducidas paredes. Presidiendo la mesa, sobre la cual estaba esparcido un muestrario de telas -Samsa era viajante de comercio-, colgaba una ilustración recortada poco antes de una revista que había colocado en un lindo marco dorado. Representaba a una señora tocada con un gorro de pieles, envuelta en una lona también de pieles, y que, muy erguida, esgrimía contra el espectador un amplio manguito, asimismo de piel, dentro del cual se perdía todo su antebrazo. Gregor dirigió posteriormente la mirada hacia la ventana, el tiempo nublado (se escuchaba el repiquetear de las gotas de lluvia en el cinc del alféizar) le infundió una gran melancolía. Bueno -pensó- ¿qué pasaría si yo siguiese durmiendo otro rato y me olvidase de todas las fantasías?” “Gregor nada podrá hacer por aliviar la nueva, penosa situación de sus allegados, más que desaparecer lentamente de esa escena familiar que despliega una hostilidad creciente y cada vez más angustiosa contra su persona.”


Ovidio, Las metamorfosis: “Cuando Narciso cumplió los dieciséis años, fue pretendido por muchos jóvenes y muchachas, y a todos se negó. En una ocasión en que cazaba, lo miró Tina, ninfa locuaz, que nunca habló antes que otro, ni pudo callar nunca después que otro hablara: Eco, quien aún ahora devuelve las últimas palabras que escucha. Juno había hecho que eso le ocurriera como castigo por distraerla con largas pláticas mientras Júpiter la engañaba yaciendo con las ninfas. La diosa, al caer en la cuenta de lo que ocurría, le redujo el uso de la voz a devolver los sonidos extremos de las voces oídas (339369). Vio, pues, Eco a Narciso vagando por el campo, y al instante ardió de amor y lo siguió a hurtadillas, y más lo amaba cuanto más lo seguía; pero nunca pudo hablarle primero, porque su naturaleza se lo impedía, y hubo de esperar a que él comenzara. Y esto ocurrió, porque alguna vez que se había apartado de sus compañeros, Narciso preguntó en alta voz quién estaba presente, y Eco repitió esta última palabra. Pasmado al oírla, Narciso gritó “Ven”, y ella le contestó con la misma voz. Engañado, el joven siguió hablando, y llegó a decir: ”Juntémonos.” Contestó Eco con la misma palabra, y salió de la selva dispuesta a abrazarlo. Huye Narciso, y habla: “Moriré antes que

tengas poder de nosotros”, y ella tras repetir las últimas cuatro palabras, vuelve a ocultarse en las selvas, cubre su rostro con follaje, y desde entonces habita en grutas solitarias. Más aún: dolida por el rechazo de que fue objeto, ama todavía con mayor intensidad, y su cuerpo enflaquece y pierde todo jugo, y es ya solamente huesos y voz, y luego nada más que voz; sus huesos se hicieron piedra. Un sonido, que todos pueden oír, es cuanto de ella permanece.” “En fuerzas inferior -pues quién parejo sería de Atlas a las fuerzas-: «Mas, puesto que poco para ti la estima nuestra vale, coge este regalo», dice, y de la izquierda parte, él mismo de espalda vuelto, de Medusa la macilenta cara le sacó. Cuan grande él era, un monte se hizo Atlas: pues la barba y la melena a ser bosques pasan, cimas son sus hombros y brazos, lo que cabeza antes fue, es en lo alto del monte cima, los huesos piedra se hacen; entonces, alto, hacia partes todas creció al infinito, así los dioses lo establecisteis, y todo -con tantas estrellas- el cielo, descansó en él.” “Las Propétidas se atrevieron a negar la divinidad de Venus y, encolerizándola, fueron las primeras en prostituirse. Faltos de pudor se endurecieron sus rostros, y, por medio de un cambio pequeño, se volvieron en piedra.”

James Mathew Barrie, “Peter Pan y Wendy”:

Jorge Luis Borges:

“A los niños nunca se les debería enviar a la cama, cuando despiertan son un día mayores.”

La Joven Noche Ya las lustrales aguas de la noche me absuelven de los muchos colores y de las muchas formas. Ya en el jardín las aves y los astros exaltan el regreso anhelado de las antiguas normas del sueño y de la sombra. Ya la sombra ha sellado los espejos que copian la ficción de las cosas. Mejor lo dijo Goethe: lo cercano se aleja. Esas cuatro palabras cifran todo el crepúsculo. En el jardín las rosas dejan de ser las rosas y quieren ser la Rosa. El alquimista: w Lento en el alba un joven que han gastado la larga reflexión y las avaras vigilias considera ensimismado los insomnes braseros y alquitaras. Sabe que el oro, ese Proteo, acecha bajo cualquier azar, como el destino; sabe que está en el polvo del camino, en el arco, en el brazo y en la flecha. En su oscura visión de un ser secreto que se oculta en el astro y en el lodo, late aquel otro sueño de que todo es agua, que vio Tales de Mileto. Otra visión habrá; la de un eterno Dios cuya ubicua faz es cada cosa, que explicará el geométrico Spinoza en un libro más arduo que el Averno… En los vastos confines orientales del azul palidecen los planetas, el alquimista piensa en las secretas leyes que unen planetas y metales. Y mientras cree tocar enardecido el oro aquel que matará la Muerte, Dios, que sabe de alquimia, lo convierte en polvo, en nadie, en nada y en olvido.


Carl Gustav Jung: La importancia de los sueños (El hombre y sus símbolos): “Una palabra o imagen es simbólica cuando representa algo más que su significado inmediato y obvio. Tiene un aspecto “inconsciente” más amplio que nunca está definido con precisión o completamente explicado. Cuando la mente explora el símbolo se ve llevada a ideas que yacen más allá de la razón.” “Como hay innumerables cosas más allá del alcance del entendimiento humano, usamos constantemente términos simbólicos para representar conceptos que no podemos definir o comprender del todo. Esta es una de las razones por las cuales todas las religiones emplean lenguaje simbólico o imágenes.” La función de los sueños (El hombre y sus símbolos): “No podemos permitirnos ser ingenuos al tratar de los sueños. Se originan en un espíritu que no es totalmente humano sino más bien una bocanada de naturaleza, un espíritu de diosas bellas y generosas, pero también crueles. Si queremos caracterizar ese espíritu tendremos que acercarnos más a él en el ámbito de las mitologías antiguas o de las fábulas de los bosques primitivos, que en la consciencia del hombre moderno.” “Un típico motivo infantil es soñar que se crece o se disminuye infinitamente o que se transforma en otro como, por ejemplo, se lee en Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carrol.” Carl Gustav Jung, El arquetipo del Viejo Sabio (Sénex) (Arquetipos e Inconsciente Colectivo): “El mago es sinónimo del viejo sabio, que se remonta en línea directa a la figura del hechicero de la sociedad primitiva.

Es, como el Ánima, un demon inmortal, que ilumina con la luz del sentido las caóticas oscuridades de la vida pura y simple. Es el iluminador, el preceptor y maestro, un psicopompo (conductor de almas), a cuya personificación no pudo escapar ni siquiera el «destructor de las tablas», Nietzsche, puesto que declaró portador y proclamador de su propia iluminación y éxtasis «dionisíacos» a su encarnación en Zaratustra, ese espíritu superior de una era casi homérica.” “Pero como todo arquetipo incluye su polaridad, éste puede aparecer también en su forma negativa como un padre devorador, ejemplificado en la Mitología griega a través de Urano o Crono, o también puede aparecer como la típica figura de un viejo estúpido.” “Al hacer la experiencia de ese arquetipo, el hombre moderno vive la más antigua forma del pensar como una actividad autónoma, cuyo objeto es uno mismo. Otras formulaciones de la misma experiencia son Hermes Trismegisto o el Thoth de la literatura hermética, Orfeo, el Poimandres y, emparentado con éste, el Pastor de Hermas. Si no se tuviese ya un juicio previo sobre el nombre de Lucifer, ésa sería la denominación adecuada para este arquetipo. Por eso me he limitado a llamarle arquetipo del viejo sabio o del sentido. Como todos los arquetipos, éste también tiene un aspecto positivo y uno negativo.” “El arquetipo antitético del Senex es el Puer aeternud.” “El anciano sabio es visto a menudo de alguna manera como un extranjero, es decir, de una cultura, nación, u ocasionalmente incluso, de un tiempo diferente, cuya función es la de asesoramiento. En casos extremos, puede ser representado en un estado liminal, como Merlín, que era mitad humano.” “En el romance medieval caballeresco y en la fantasía moderna aparece frecuentemente como mago. En las mismas obras, puede figurar también como un ermitaño, el cual a

menudo explicaba a los caballeros -en particular aquellos que buscaban el Santo Grial- la importancia de sus encuentros.” “El «anciano sabio» aparece en sueños como mago, médico, sacerdote, maestro, profesor, abuelo o como cualquier persona dotada de autoridad. El arquetipo del espíritu en figura de hombre, de gnomo o de animal (serpiente) se presenta en situaciones en que haría falta visión de las cosas, comprensión, buen consejo, decisión, previsión, etc., pero no se puede conseguir por propios medios. El arquetipo compensa ese estado de carencia espiritual con contenidos que rellenan el espacio vacío.” Arquetipo del “Puer Aeternus”: “ Puer aeternus (en latín, eterna juventud) representaría la imagen arquetípica de aquella persona joven que se niega a madurar, la imagen del niño eterno. En su variante masculina, tras todo hombre identificado con dicha imagen se podría vislumbrar un intenso apego inconsciente a la figura materna, con la consecuente resistencia a ir más allá de la adolescencia.” “El niño es futuro en potencia. (…) En el proceso de individuación anticipa la figura que resulta de la síntesis de los elementos conscientes e inconscientes de la personalidad. Es, por eso, un símbolo que une los opuestos, un mediador, un salvador, es decir, un hacedor-de-la-totalidad. (…) A esa totalidad que trasciende la consciencia yo la he denominado “el sí-mismo”. La meta del proceso de individuación es la síntesis del sí-mismo (…) los símbolos de la totalidad se presentan con frecuencia al principio del proceso de individuación, y hasta se los puede observar en los primeros sueños de la más remota infancia. Esta observación apoya la hipótesis de que la potencialidad de la totalidad ya existe a priori.”

Juan Eduardo Cirlot, Extractos de definiciones del Diccionario de Símbolos: Niño: Símbolo del futuro, en contraposición al anciano que significa el pasado, pero también símbolo de la etapa en que el anciano se transforma y adquiere una nueva simplicidad, como predicará Nietzsche en Así habló Zaratrustra, al tratar de las “tres transformaciones”. De ahí su concepción como “centro místico” y como “fuerza juvenil que despierta”. (...) Según Jung, representan fuerzas formativas del inconsciente de carácter benéfico. Psicológicamente, el niño es el hijo del alma, el producto de la coniunctio entre el inconsciente y el consciente; se sueña con ese niño cuando una gran metamorfosis espiritual va a producirse bajo signo favorable. (...). En alquimia, el niño coronado o revestido de hábito real es el símbolo de la piedra filosofal, es decir, del logro supremo de la identificación mística con el “Dios en nosotros” y lo eterno.


Fósil: Su significado simbólico corresponde en general al de la piedra, pero integra, por su carácter, ideas ambivalentes sobre el tiempo y la eternidad, sobra la vida y la muerte, sobre la evolución de las especies y su petrificación. Piedra: La piedra es el símbolo del ser, de la cohesión y conformidad consigo mismo. (...) Las piedras caídas del cielo explican el origen de la vida. En los volcanes, el aire se transforma en fuego, éste en agua y el agua en piedra. Por eso, la piedra constituye la primera solidificación del ritmo creador. La piedra es la música petrificada de la creación. (...) En cuanto a la piedra filosofal de la alquimia, representa la unidad de los contrarios, la integración del yo consciente con su parte femenina o inconsciente (fijar lo volátil) y, en consecuencia, es símbolo de totalidad. (...) También, según Evola, símbolo del cuerpo, por ser un “fijo”, contra el carácter errante del pensamiento y de los espíritus o deseos. Pero sólo el cuerpo resucitado, en el que “dos serán uno” corresponde a la piedra filosofal. Para los alquimistas entre el nacimiento eterno, la reintegración y el descubrimiento de la piedra filosofal no hay diferencia ningunas. Metamorfosis: Las transformaciones de unos seres en otros, de unas especies en otras, corresponden en términos generales al gran simbolismo de la inversión, pero también al sentimiento esencial de la diferencia entre lo uno indistinto primigenio y el mundo de la manifestación. Todo se puede transformar en todo porque nada es realmente nada. La transmutación es otra cosa. Esa metamorfosis en sentido ascendente aparta las apariencias del movimiento de la Rueda de las Transformaciones y las dirige, por el camino del radio, hacia el “motor inmóvil” del centro in espacial e intemporal”.

Árbol: (...) El árbol representa, en el sentido más amplio, la vida del cosmos, su densidad, crecimiento, proliferación, generación y regeneración. Como vida inagotable equivale a inmortalidad. Según Mircea Elíade, como ese concepto de “vida sin muerte” se traduce ontológicamente por “realidad absoluta”, el árbol deviene dicha realidad (centro del mundo). El cristianismo le reconoce esta significación esencial de eje entre los mundos, aunque también simboliza la naturaleza humana (macrocosmo – microcosmo). Coincide el árbol con la cruz de la Redención; y en la iconografía cristiana la cruz está representada, muchas veces como árbol de la vida. (...) En la mitología nórdica, el árbol cósmico, llamado Yggdrasil, hunde sus raíces en el corazón de la tierra, donde se halla el infierno. En el paraíso había el árbol de la vida, y también el del bien y el mal, o del conocimiento, y ambos estaban en el centro del paraíso. El árbol de la vida puede conferir inmortalidad, pero no es cosa fácil llegar hasta él. Está oculto, como la hierba de inmortalidad que Gilgamés busca en el fondo del océano, o custodiado por monstruos, como lo están las manzanas de oro del jardín de las Hespérides. La existencia de dos árboles no es tan rara como pudiera parecer (árbol de la vida, árbol de la ciencia). (...) En alquimia, el árbol de la vida recibe el nombre de arbor philosophica (símbolo del proceso evolutivo, de todo crecimiento de una idea, vocación o fuerza.) Plantar el árbol de los filósofos equivale a poner en marcha la imaginación creadora. En lo que concierne al simbolismo del nivel, podemos establecer analogías en cuanto a la verticalidad. A las raíces del árbol corresponden los dragones y serpientes (fuerzas originarias, primordiales); al tronco, animales como el león, el unicornio y el ciervo, que expresan la idea de elevación, agresión y penetración. A la copa, aves y pájaros o cuerpos celestes. Las correspondencias de color son: raíces, negro; tronco, blanco; copa, rojo.

Marie – Louise von Franz, Sobre los sueños y la muerte: La vegetación: árbol, hierba, grano y flor “El bailarín de hierba aparece en muchas tradiciones europeas, de acuerdo con las cuales en primavera o Pentecostés se “mata” simbólicamente a un joven recubierto totalmente de hierba o de follaje sumergiéndolo en agua o de alguna otra manera. Frecuentemente se le llama “Rey Mayo” o “Jorge Verde”. Es un ritual mágico, en el cual se debe vencer al invierno y traer la fertilidad y suficientes lluvias para el año nuevo.”

“En su escrito El árbol filosófico Jung explica que el árbol, en la tradición alquímica, también era el símbolo del opus alchemicum. Éste simboliza psicológicamente el proceso de individuación, un crecimiento interno continuo hacía niveles más elevados de consciencia, en los cuales se nos “abren luces” nuevas. (...) Y en el paraíso islámico hay cantidad de “árboles de piedras preciosas”, pero el más frecuente es el denominado árbol Tula. “Sus raíces son de nácar y sus hojas de seda y brocado... No hay ningún espacio, ninguna cúpula ni ningún árbol en el jardín, que no haya recibido sombre de una rama del árbol Tula. De él crecen frutos cuya originalidad es codiciada en este mundo, pero los cuales ciertamente no están en este mundo. Sus raíces están en el cielo y su luz llega a cada rincón del mundo.”

“Además de la hierba y el trigo, el árbol también aparece como símbolo de la misteriosa relación de la muerte y la vida. (...) El Salvador talará los árboles de la muerte, sin embargo plantará y cuidará los árboles del bien. El árbol luminoso también se representa como árbol de piedras preciosas.” “El árbol puede ser también un signo maternal: el sueño explica así la entrega a la “Madre naturaleza”. Jung comenta de la siguiente manera el dicho germano según el cual los seres humanos provienen de árboles y volvían nuevamente a ellos: “el mundo de la consciencia cede al vegetativo. El árbol de la vida inconsciente se renueva, que dura eternamente cuando la consciencia humana se apaga.” Dossier por Jaime San Martín Fotografía de Constanza Brcnic por Ana Zaragoza


NIGRED O


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