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Zapatillas Rotas
from ARTERITIS
by AUCH revista
Zapatillas Rotas
MARGLUCIO Bailarina de Ballet Clásico @marglucio
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Bailé ballet clásico por 22 años. Mi mamá me obligó a ir a mis primeras clases de niña junto con mi hermana, nos inscribió un mes para “probar” y luego ni mi hermana ni yo quisimos dejarlo. Años después empecé a bailar ballet folclórico y seguí bailando por 15 años. El ballet clásico para mí ha sido un motor, Me enseñó disciplina, trabajo en equipo, a ser constante y a sonreír incluso cuando hay dolor. Pasé muchas horas de mi vida entrenándome para mis presentaciones, ensayando, se me cayeron uñas por usar puntas, tuve cientos de ampollas en los pies, dejé de ir a muchas reuniones familiares o amigos y no me arrepiento. Tengo un cajón lleno de mayas, leotardos enredados, infinidad de pasadores reciclados y muchas zapatillas rotas. También tuve frustración por lograr pasos de ballet que no logré, el ballet es perfeccionista, y a veces exige que el cuerpo dé más de lo que debería, incluso al grado de lastimarlo (eso me lo dijo un médico en alguna de mis consultas por un desgarre).
Definitivamente pienso que mi cuerpo se fue adaptando al estilo del ballet, de niña tuve pie plano y después de años de ballet tengo demasiado arco, por dar un ejemplo. Pero en general no pienso que mi cuerpo sería como es hoy si no hubiera bailado por tantos años. Mi ballet favorito es Giselle, es muy trágico, triste, pero extremadamente ordenado y bonito. También me gusta el clásico Lago de los cisnes y Cascanueces, que bailé muchas veces.
Dejé el ballet hace 2 años porque pensé que terminaba esa etapa, estudié química farmacéutica y me dedico a investigación. Hace un año me diagnosticaron artritis reumatoide. Tengo 3 familiares con esta enfermedad, pero aún así, no dejo de preguntarme cuáles fueron los motivos para que me pasara a mí, ya que siempre he hecho ejercicio y, aunque nunca había hecho dietas, siempre cuidé mi alimentación. A veces me pregunto si dejar el ballet pudo influir en mi diagnóstico, pero ya que lo escribo sí suena bastante ilógico. Tampoco puedo asociarlo a estrés, supongo fue azar. (Continúa leyendo este y otros artículos en la revista)