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Bailar con Artritis Cheryl Crowl
from ARTERITIS
by AUCH revista
¿CÓMO LA ARTRITIS REUMATOIDE ME LLEVÓ AL SWING DANCE?
CHERYL CROWL Terapista Ocupacional y Dancer arthritis_life_cheryl/ arthritis.theenthusiasticlife.com
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Viendo mi vida en retrospectiva, una de las cosas más inesperadas que desarrollé luego de mi diagnóstico con Artritis Reumatoide, fue el amor al Jazz y el swing dance. Ahora, te pudieras preguntar: ¿Cuál es la relación entre la artritis y el swing dance? Bueno, antes de mi diagnóstico con AR a los 21 años de edad, mi pasatiempo preferido era el fútbol. Pasaba horas incontables sudando en el campo de fútbol, y ser una futbolista formó una gran parte de mi identidad. Incluso fui capitana de mi equipo en la universidad. Sin embargo, cuando tuve mi primer brote masivo de Artritis Reumatoide y me diagnosticaron entre mis años junior y senior de la universidad, tuve que dejar el equipo.
Haber perdido mi identidad como jugadora de fútbol fue difícil y aterrador, pero a la vez emocionante en otros aspectos. Me abrió los ojos a nuevas posibilidades de actividades que no había considerado antes, porque siempre estaba muy ocupada en con las prácticas y los juegos de fútbol.
Un día, la amiga de una amiga me invitó a probar una clase de “lindy hop”. El Lindy Hop es una forma de swing dance en pareja, inspirado en el movimiento de jazz en Harlem, New York en los años 1920 y 1930. Al principio estaba renuente, porque no me sentía elegante. Sin embargo, me enamoré rápidamente de los movimientos alegres y de la comunidad de bailarines que era muy unida.
Afortunadamente, el descubrimiento del baile coincidió con el comienzo de mi remisión medicada, gracias a medicamentos efectivos para la Artritis reumatoide. Durante unos años, al principio de mis 20 años, dediqué incontables horas a aprender a bailar el swing y viajé por el mundo entero a festivales de jazz y talleres de swing. ¡Incuso participé en competencias de swing dance!
El swing dance combinaba lo mejor de todas las cosas que yo amo en un sólo pasatiempo: tenía el atletismo del futbol, pero con un elemento musical (que afectaba positivamente mi estado de ánimo) y también proporcionaba una comunidad rica en interacciones sociales y amistades. Hice lazos muy fuertes con mis “compañeros de baile”, tanto dentro como fuera de la pista de baile, y navegamos juntos la transición de jóvenes a adultos. Sin embargo, entre y finales de mis 20 años, mis primeros medicamentos empezaron a perder efectividad. Mis dedos pulgares y mis pies comenzaron a doler y experimenté fatiga, lo que me dificultaba bailar a altas horas de la noche, cuando ocurrían la mayoría de los eventos de baile... (Continúa leyendo en la revista y disfruta de los otros artículos)